Lucero Lobos Manuel Ernesto

Rut:

Cargos:

Grado : Suboficial

Rama : Ejército

Organismos : Dirección Nacional de Inteligencia (DINA)


Romo, desde las tinieblas

Fuente :lanacion.cl, 26 de Febrero 2006

Categoría : Prensa

Un cuaderno de cien páginas es la primera parte de lo que el ex agente DINA Osvaldo Romo quiere que sean sus memorias. Enfermo, sabe que no vivirá mucho. Relata hechos dramáticos, busca el perdón sin arrepentirse y trata de "canalla" a quien fue uno de sus jefes.

Osvaldo Romo Mena, el "Guatón Romo", escribe a mano y sin reglas sus memorias.

"A mis amables lectores, debo de dar inicio a este escrito con bastante cariño y devoción (…) Hoy yo llego a empañar los cristales de mi lente, que son los que ayudan mi visión, esto es porque llego a las lagrimas, de un hombre duro, pero que tengo a pesar de que me las quiera dar de lo que muchos me dijeron de mi que era duro pero hoy me pongo en posición de poder yo recordar".

Escritura y ortografía endiablada, sin puntuación, en un primer cuaderno de matemáticas de cien páginas, preparando otros dos o tres. Redacción laberíntica que da vueltas y vueltas, pero que llega adonde quiere ir, aunque a veces no arriba, tal vez porque no quiere.

"Pero yo ahora estando mucho mas calmado, pero tambien mucho mas tranquilo puedo decir que quizás mucho mas calmado y bastante reposado me e sentado frente a la mesa y me e puesto en posicion de combate…".

A Romo, el agitador de izquierda, el líder poblacional que enfrentó al "reformista" Presidente Salvador Allende, convertido en agente DINA a partir del golpe militar, le ronda la muerte. Sabe que no vivirá mucho, aquejado de varias enfermedades y con posibilidades de perder una pierna. Está casi inválido en la cárcel de Punta Peuco.

No pide, pero busca el perdón de los desaparecidos, a quienes habla a veces en primera persona evocándolos, invocando su compresión y alabando su compromiso militante. También pretende el perdón de los sobrevivientes del MIR, cuya estructura clandestina dice haber llegado a conocer a la perfección para la DINA.

"Trabajando calmado a la manera que yo siempre trabajaba, esto todo con banderitas de colores tambien con mapas en los sectores localizados (…) Declaro que mi trabajo fue de poder ubicar y catalogar el cargo de cada uno de los que conocí de nombre y fisicamente esto en mi trabajo que fue limpio sin odio sin rabia".

APASIONADA DEFENSA

"La verdad que no quieren escuchar los juezes de los Tribunales, Lo que yo no puedo olvidar, y lo que los otros olvidaron".

Así titula las dos últimas páginas de su manuscrito: su autodefensa.

"La verdad es que hoy e querido volver un poco atrás y del tiempo para poder por medio de este papel y poder desir algo de la epoca ya pasada, que ustedes imbentan con aumento esto para poder recibir los dineros que les paga los diferentes organismos del gobierno de Turno para que vallan y Los Tribunales ellos escuchan y digan que fueron detenidos por mi persona, quiero desir que yo no tenía atribuciones para detener, pero como informante yo podía en el momento identificar el que era militante del Mir yo ubicaba a los extremista reales, hoy quiero desir algo que no es un imbento , sino que es la pura real verdad esto porque yo estoy cansado de escuchar estupidez y tonteras que es imbento". (Hasta aquí los párrafos originales).

Continúa sus descargos: "Uno tiene que escuchar a todos los ahogados del mundo que alguna vez estuvieron detenidos aunque pueden haberlos trabajado, pero eso de violarlos, eso no por favor, no caigan en la noticia de hacer creer que fueron al Vietnam. Luego, también pienso que ustedes solamente están denigrando a las personas y están cayendo muy bajo (…) Ahora, por lo menos, yo no tengo los derechos humanos que ustedes tienen para que me defiendan, esto todo por haber sido honesto con mis principios y no haberme subido al Tren de la Victoria de Allende, porque yo lo combatí de frente por los errores, que fueron muchos".

No explica Romo a quién o quiénes se refiere y, en un desliz profesional, cita a los torturados como "trabajados".

"FUE MUY MALO"

Romo es un ser contradictorio, complejo. "Con él hay que tener mucho cuidado, porque es una persona muy inteligente y manipuladora, tiene rasgos sicopáticos, un día dice una cosa y al otro día otra", afirma la ex prisionera política del MIR, Erika Hennings, quien tuvo a Romo al frente en el centro de tortura de calle Londres 38.

Cuando le comentamos sus escritos y su negación de la tortura, dice que "si él se quiere ir en paz de este mundo y quiere el perdón, tiene que irse reconociendo todo lo bueno y lo malo que hizo, porque él fue muy malo. Jugó al bueno y al malo, aunque siempre obedeció órdenes de sus jefes".

No niega que un día Romo la sacó de una sala en Londres 38 para que se despidiera de su esposo, Alfonso Chanfreau, también del MIR, detenido desaparecido.

El ex agente regresó a Chile en 1992, tras su arresto en Brasil, donde se había instalado desde el 16 de octubre de 1975. En una entrevista de televisión afirmó que había renunciado a la DINA y abandonado el país. Ante la pregunta de ¿volvería a hacerlo?, respondió desafiante: "Lo haría igual y peor aún. Y no dejaría periquito vivo. Todo el mundo pa' la jaula. Ese fue un error de la DINA, yo se lo discutí hasta última hora a mi general: ¡No deje a estas personas vivas!".

Y sobre el epitafio en su lápida mortuoria dijo: "Podría decir… un torturador. Para mí eso es una cosa buena. Yo creo que lo que hice lo volvería a hacer".

Quién sabe si Romo abrirá en los próximos cuadernos su corazón también para reconocer sus crímenes. Al menos, en este primero no lo hace, pero algo de eso transpira.

LOS GESTORES

En los últimos años, Romo ha colaborado con jueces que instruyen procesos por delitos de lesa humanidad. Coincidente con ello, el Ejército le cortó un aporte de 200 mil pesos mensuales, suma que en gran parte él enviaba a su familia en Brasil.

La Brigada de Asuntos Especiales y Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones, que dirige el subcomisario Sandro Gaete, junto al segundo hombre, el subcomisario Abel Lizama, bajo la tuición del prefecto inspector y jefe de la Jefatura Nacional contra el Crimen Organizado y Asuntos Especiales, Rafael Castillo, ha realizado una eficaz tarea para que Romo colabore con los jueces. Pero también lo ha hecho con un gran número de ex agentes represores, logrando valiosas confesiones para las investigaciones judiciales. Ello, a pesar de fuertes presiones recibidas en el último tiempo, desde una institución castrense, para favorecer a altos oficiales activos y en retiro.

EL NANO Y LA ANITA MARÍA

En sus "memorias", Romo relata un hecho macabro ocurrido el 3 de diciembre de 1974 en el centro clandestino de Villa Grimaldi: el de los miristas Alejandro de la Barra Villarroel ("el Nano", para Romo, a quien dice haber conocido desde 1965) y su esposa, Ana María Puga Rojas.

"Hoy quiero yo quedar en paz con la madre y familia del Nano, pero también con el Nano y Anita María, que era su mujer, y con el hijo de ellos. Saben, esto lo hago sin que nadie me lo pidiera (…) De verdad, lo hago con bastante cariño y mucha pena y dolor".

Relata que ambos miristas viajaban ese día en un auto por la plaza Pedro de Valdivia en Santiago para recoger a su hijo desde un "parvulario", cuando agentes del grupo Águila de la DINA los emboscaron y acribillaron en el mismo auto. Luego, dice que llegaron con los cuerpos a Villa Grimaldi, en Peñalolén.

"Ese día vi al suboficial de Carabineros Valdebenito que venía conduciendo el auto. Entró al cuartel y venía sentado en la humanidad del cadáver del Nano, que venía encorvado gorgoteando sangre de su cuerpo mutilado (…) Los tiraron del auto al suelo y les sacaron la ropa para tirarles agua con una manguera y los dejaron completamente desnudos".

Sigue su relato: "La peor de las bajezas viene ahora porque yo lo vi, al igual que todos los guardias del cuartel que presenciaron gratuitamente el nudismo. Vimos cómo el mayor Marcelo Moren Brito comenzó a darle puntapiés en las nalgas a la Ana María Puga Rojas, pero también al Nano de la Barra Villarroel (…) Pateaban en el suelo a dos cadáveres, pienso que esto no es bueno; menos, hecho por un militar de escuela. Él era un hombre con grado de jefatura del campo de la Villa Grimaldi. (…) Ese día me quedé más tiempo en el cuartel; digo, no podía irme a mi casa, de pena, de rabia. Este fue otro día que llevé el dolor a mi casa. Ese día lloré como un niño, pero luego después al mirar alrededor todo el predio de Villa Grimaldi y ver en la distancia y la imaginación a mi niño muerto, me quedé paralizado, vi al Nano en el suelo botado como un perro, masacrado y baleado. Pensé en la familia del Nano, en su padre y su madre, la señora de la casa de calle Salvador, que era una casa muy acogedora. También pensé en el Leonardo [hermano de Nano]".

En el epílogo de este dramático episodio, Romo dice, mencionando además a otros militantes del MIR hoy desaparecidos: "Deben estar juntos en la otra vida. El Nano, en honor a la verdad, debe estar mirando la luna, debe mirar a la Anita María, pensando que está dormida, linda como una diosa".

EL MAURO Y EL CANALLA

Uno de los hechos que Romo dice le ayudaron a dejar la DINA e irse a Brasil, fue la crueldad contra el soldado Juan Carlos Carrasco Matus, "el conocido Mauro". Guardia en Villa Grimaldi que, según Romo, trabajó un tiempo con grupos operativos. En un allanamiento a una casa del MIR, dice que hallaron decenas de pasaportes y cédulas de identidad, algunos en blanco. "Entre los documentos listos para viajar al extranjero estaba el de Carrasco Matus".

Explica que este soldado hacía el servicio militar y tenía un hermano exiliado, y ayudó a los presos como pudo.

"El día 14 de marzo de 1975, a las 13 horas, llegó a Villa Grimaldi el mayor de Ejército Marcelo Moren Brito. Traía amarrado al Mauro de pies y manos (…) Sentí de repente, cuando estaba trabajando en la sala de mi trabajo, gritos de alguna persona que eran desgarradores de lamento que me daba un frío en el estómago, un dolor en mi pecho. Vi cómo el mayor Moren Brito lo estaba castigando con una correa que hacía el papel de chicote, en la cara, la cabeza y el cuerpo del Mauro amarrado".

Dirigiéndose directamente a Moren Brito, dice: "Esto fue gratuito y usted no lo podía hacer con un soldado indefenso, todos saben de que usted fue en verdad un canalla que dejó muy mal puesto al Ejército de Chile".

Tello

Otro episodio dramático ocurrió en Villa Grimaldi el 22 de agosto de 1974, con el funcionario de Investigaciones Teobaldo Tello Garrido, que colaboraba con el MIR, según Romo, en el Departamento de Documentación e Información Centralizada.

"Hoy me acuerdo el día en que usted, mayor Moren, cometió una gran cagada dentro de su vida en el cuartel de la DINA, el caso patético que vivió Teobaldo Tello Garrido. Apareció en el patio de Villa Grimaldi; ese día venía andando con bastante dificultad y dolor, con la vista vendada y los brazos atados. De repente, el mayor se abalanzó y lo botó al suelo, después se subió a una camioneta C-10 y le pasó las ruedas por encima de sus piernas, una y más veces, de ida y de vuelta. Esto fue una locura, Moren estaba acompañado del militar Manuel Lucero Lobos".

CINCO MALETAS DE PLATA

"Hoy yo quiero de verdad poder dialogar con todos ustedes, mis queridos y amables lectores".

Así presenta Romo el episodio del día 5 de octubre de 1974, cuando fue descubierto y abatido el líder del MIR, Miguel Enríquez. Tras contar detalles ya conocidos del enfrentamiento, aporta sin embargo "algo que hoy traigo al tapete". Romo dice que "me topé de repente [en la casa de la refriega] con una cantidad de, al menos, cinco maletas con dinero del MIR que venían desde el exterior y habían llegado el día anterior". Afirma Romo que estaban repletas de dólares y marcos alemanes. Dice que le pareció extraño ver esas maletas después en la oficina de Moren Brito en el cuartel de la DINA de calle José Domingo Cañas, aunque cree que el "conducto que tomaron ese día las maletas con dinero fue el Cuartel General [DINA] en la calle Belgrado".

Su información difiere de la entregada en mayo de 2005 por el ex agente Ricardo Lawrence Mires, quien declaró a un juez que él entregó personalmente a Pinochet "el maletín con moneda extranjera incautado en el lugar" donde murió Miguel Enríquez. Romo sostiene que "no vale la pena" entrar hoy a discutir la cantidad de maletas, pues "han pasado tantos años".

"Ahora yo estoy tranquilo con mi persona y mi familia, y con los amigos. ¿Me entiendes tú, Chico Pérez; de verdad me entiendes tú, Tano? Ahora pienso que ustedes me entienden. Pero al mismo tiempo pienso que la gente que trabajó en la DINA no podía ir en contra, ellos estaban comprometidos de cualquier manera".


Rol 2182-1998 “Villa Grimaldi” caso Guillermo Roberto Beausire Alonso

Fuente :Poder Judicial, 14 de Junio 2013

Categoría : Judicial

21°) EN CUANTO A LOS RECINTOS DE DETENCION;

Informe N° 336 del Departamento V de Investigaciones sobre las agrupaciones,cuarteles y un listado de nombre de agentes de la DINA que prestaron servicios en los diferentes recintos de detención y tortura:”Londres 38”, “José Domingo Cañas”, “La Venda Sexy” o “La Discoteca”, “Cuartel Terranova” o “Villa Grimaldi”, “Cuatro Álamos” y “Tres Álamos”.

Jefes de Brigada de Inteligencia Metropolitana: Cesar Manríquez Bravo; Pedro Octavio Espinoza Bravo, “Don Rodrigo”; Marcelo Luis Moren Brito, “Coronta” y “Ronco”; y Carlos López Tapia. Plana Mayor; Rolf Wenderoth Pozo; Enrique Jesús Fieldhouse Chávez; Higinio Barra Vega; Jaime Rubilar Ocampo, estafeta; Iván Jofré, dactilógrafo, suboficial de Ejército.

Jefe de Cuartel (José Domingo Cañas): Ciro Ernesto Torré Sáez; Francisco Maximiliano Ferrer Lima. Jefe de Brigada Caupolicán: Marcelo Luis Moren Brito.Grupo Halcón: Miguel Krassnoff Martchenko; Jorge Claudio Andrade Gómez; Alejandro Paulino Campos Rehbein; Miguel Ángel Concha Rodríguez.

Integrantes brigada Halcón: Bascaly Humberto Zapata Reyes, “Troglo”; Osvaldo Enrique Romo Mena, “Guatón Romo” y “Comandante Raúl”; Teresa del Carmen Osorio Navarro, “Marisol”, “Tere”, “Soledad”; José Abigail Fuentes Espinoza, “Car’e Santo”; Luis René Torres Méndez, “Negro Torres”; Rodolfo Valentino Concha Rodríguez, “Concha”; Carlos Enrique Miranda Mesa; Tulio Pereira Pereira; José Abel Aravena Ruíz, “Muñeca”; José Avelino Yévenes Vergara, “Kiko”; Osvaldo Pulgar Gallardo, “Lalo” y “Pulgar”; “Gordillo”; Joven rubio pecoso; “Lucas”, conscripto de Ejército; “Mario”, conscripto de Ejército. Jefe Grupo Águila: Ricardo Lawrence Mires, “Cachete Grande”.

Integrantes grupo Águila: Miguel Eugenio Hernández Oyarzo, “Paco Hernández”; Emilio Marín Huincaleo, “Indio” y “Caballo Justiciero”; Mario Braulio Marín Castro; Rosa Humilde Ramos Hernández, “Rosa”; Emilio Hernán Troncoso Vivallos; Pedro René Alfaro Hernández; Germán Alfredo Esquivel Caballero; María Órdenes Montecinos, “Guatona Gaby”; Manuel Jesús Clavijo Vera; Eduardo Garea Guzmán; Alicia Contreras Ceballos; “Gino”, de apellido Ferrada, proveniente de San Antonio; “Vitiligo” o “Manchado”; “Fritz”; “Espinoza”; “Inostroza”; “Gato”; “Villanueva”.

Jefe Grupo Tucán: Ernesto Godoy García, “Cachete Chico”;

Integrantes Tucán: Carlo Alberto Carrasco Matus, “Mauro”. Jefe Grupo Vampiro: Nibaldo Jiménez Santibáñez; Daniel Valentín Cancino Varas, “Pájaro” o “Pájaro Loco”, conductor; “Jara” o “Mora”, Carabinero.

Jefes de Brigada Purén: Raúl Eduardo Iturriaga Neumann; Gerardo Ernesto Urrich González.

Integrantes de Brigada Purén: Heriberto del Carmen Acevedo; Palmira Isabel Almuna Guzmán; Germán Jorge Barriga Muñoz, “Don Jaime”; Manuel Andrés Carevic Cubillos; Manuel Rolando Mosquera Jarpa; Ingrid Felicitas Olderock Bernhard; Antonio Paredes Pedraza, “Larry”: Marco Antonio Sáez Saavedra; Manuel Abraham Vásquez Chahuan; Irma Nelia Guareschi Salmerón; Manuel Jesús Leyton Robles; Verónica Águila Ubilla; Elsa del Tránsito lagos Salazar; Francisca del Carmen Cerda Galleguillos ; Claudio Pacheco Fernández, “Este niño” o “Inhumano”; Ximena San Juan; Viviana Ugarte; “Coja”; “Rucia”; “Piña”, “Pamela”, carabinero, esposa de guardia Clavería.

Grupo de Guardias: Óscar Núñez, “Chacra”, suboficial de Ejército; José Luis Venegas Silva, “Cabezón Venegas”; Samuel Enrique Fuenzalida Devia, “Gato”; Luis René Torres Méndez, “Negro Torres”; Jorge o Miguel Yañez; Manuel Delgado, “Chufinga”, cabo; Raúl Bernardo Toro Montes, “Toromonte”; “Obreque” cabo de Ejército; “Francisco”; “Montero”, Óscar de la Flor, “El Negro”, suboficial de Ejército.

Guardia Custodia detenidos; Juan Carlos Neira Hernández, Hugo Hernán Clavería Leiva; “Clavo”; Leonardo Mario Pampilioni Moccia, “Pam”; Juan Carlos Escobar Valenzuela, “Cacha”; Carlos Rogelio Soto Cubillos; Ricardo Tapia Báez, “Charles Bronson”.

Otros Guardias: “Jote”, soldado de la Fuerza Aérea; “Rucio”; “Cucharita”; “Tuberculoso”; “Diego”; “Crespo”; “Rucio de los Fierros”; “Otero”.

Otros Agentes no clasificados: Manuel Lucero Lobos, conductor; Hernán Eduardo Ávalos Muñoz; Nelson René Herrera Lagos; Julio José Hoyos Zegarra; Ana del Carmen Vilches Muñoz, “Pamela” o “Francesca”; Elías del Carmen Camuz Camuz; Viviana Aminta Pincetti Barra; “Loco Gangas”; Vallejos, “Gargal”; Contreras, chofer; Cavada, Sargento, Méndez, chofer.

Grupo que asesoraba a los interrogadores: Basaure, “psicólogo”.

Otros funcionarios de la Policía de Investigaciones: Jorge Alfonso Palma Franjola; Mario Santander González; Juan Ángel Urbina Cáceres; Jorge Lander Cabezas; Jorge Segundo Madariaga Acevedo; Luis Matías Olea Pineda; Flavio Rolando Olea Pineda; Miguel Aguilera Ruíz Francisco Aladino Caamaño Díaz; Lionel Cox Roa; Manuel Gregorio Chirinos Ramírez; Carlos René Favre Bocaz.


Los misteriosos archivos perdidos de Manuel Contreras

Fuente :elmostrador.cl, 9 de Agosto 2015

Categoría : Prensa

Documentos desclasificados, informes de prensa y declaraciones indican que el archivo de Contreras está en alguna parte, quizá en el sur de Chile.

Con su muerte, Manuel Contreras se llevó consigo la clave a una serie de enigmas que aún rodean a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y que, de un modo u otro, podrían haber servido para solucionar casos de violaciones a los Derechos Humanos que se encuentran pendientes.

Quizá el principal de esos enigmas es la ubicación de los archivos de la DINA. Además de la caja fuerte con documentación que Contreras manejaba en su oficina del cuartel Belgrano de la DINA, la ex militante del PS y luego agente de la policía secreta de Pinochet, Luz Arce, relata en su libro El Infierno que existía un archivo llamado “LIDES”, sigla en realidad muy sencilla: “LIsta de DESaparecidos”. Por cierto, hace algunos años, en la época del Informe Valech, Contreras entregó un listado con cerca de 500 nombres y las supuestas ubicaciones de los cadáveres, pero, como se comprobó, muchos de los antecedentes eran falsos.

La verdadera “LIDES” no se sabe dónde está, pero su destino es bastante lógico: “Yo creo que Manuel Contreras se llevó esa información cuando entregó el mando de la CNI”, opinaba Luz Arce en su biografía, en la cual agregaría un dato clave: quien manejaba el “LIDES” para Contreras era un suboficial de su absoluta confianza, Manuel Lucero Lobos.

No obstante, es imposible saber algo más al respecto, pues en una declaración prestada en 2004 ante el ministro en visita Jorge Zepeda, Arce relata que Lucero “murió misteriosamente”, lo mismo que sucedió a varios miembros de la DINA, como el agente Miguel Ángel Becerra, quien trató de desertar de la Colonia Dignidad, donde estaba recluido, y como el cabo de la DINA Manuel Leyton, ambos asesinados con gas sarín.

Los bultos

En 1978, cuando la dictadura era objeto de una fuerte presión por parte de Estados Unidos para que extraditara a los implicados en el crimen de Orlando Letelier en Washington (partiendo por Contreras), apareció una curiosa nota en el vespertino La Segunda, dirigido en aquel entonces por Hermógenes Pérez de Arce. Según recuerda un cable desclasificado del Departamento de Estado (DE) de Estados Unidos, dicho diario informó que en abril de ese año Contreras había enviado 12 contenedores “de documentos” por barco, desde Punta Arenas. En una nota posterior, del 10 de noviembre, La Segunda informó sobre otros tres paquetes que habían sido enviados por Contreras a Europa, entre el 22 y el 25 de mayo.

De acuerdo a lo que relataba el periódico, la CIA se habría enterado de ello y habría pasado el dato al FBI, que supuestamente interceptó los paquetes en Nueva York, realizando copias de algunos de los documentos.

Luego de la publicación, prosigue el cable norteamericano, el abogado de Manuel Contreras, Sergio Miranda Carrington, salió a desmentir a La Segunda, aseverando que si bien el ex jefe de la DINA había estado en Punta Arenas en abril de 1978, sólo lo había hecho para saludar a su viejo amigo Pedro Espinoza, que por ese entonces residía allá y cuya cabeza también era exigida por la Casa Blanca.

Pese al desmentido, el periódico persistió en su versión, afirmando que sus fuentes incluso habían precisado que los documentos enviados en mayo se referían al caso Letelier. Según esta versión, los paquetes habían sido embarcados en un vuelo Branniff, con destino a Alemania y con escala en Nueva York. Siempre en función de la misma fuente, La Segunda afirmaba que los paquetes se encontraban en algún lugar de Europa.

El cable estaba firmado por George Landau, el entonces embajador de EE.UU. en Chile. Este comentaba al final que no tenía antecedentes sobre la veracidad de estas informaciones e incluso preguntaba si el Departamento de Justicia de Estados Unidos podía arrojar alguna luz al respecto. Para finalizar, decía que era conocida la amistad entre Manuel Contreras y Hermógenes Pérez de Arce (lo que este ha desmentido en los últimos días) y por lo mismo especulaba con que “puede ser que Contreras esté desperdigando estas historias para desconcertar a Pinochet y otros líderes gubernamentales”.

Al respecto, el periodista Manuel Salazar precisa en su libro Contreras, historia de un intocable que el 20 de abril de 1978 había zarpado desde Punta Arenas el buque alemán Badenstein, llevando a bordo 23 maletas con documentos de la DINA, embarcados por el general Manuel Contreras, todo lo cual tenía por destino el puerto de Hamburgo.

De acuerdo a Salazar, ello se produjo sólo 12 días después de que Michael Townley fuera abruptamente extraditado a EE.UU. por el crimen de Letelier. Precisa en el mismo libro que “otros bultos misteriosos los envió a través de Lufthansa con destino Nueva York-Frankfurt”, agregando que “versiones posteriores indicaron que la carga que iba en Lufthansa fue transferida a Braniff e interceptada en Nueva York por el FBI. Sobre su contenido, nada se ha sabido”.

Muchas veces se ha especulado con que el destino final de los archivos era Sieburg, la pequeña ciudad donde funcionaba la matriz de Colonia Dignidad en Alemania, país que Contreras había visitado ya entre 1975 y 1976 junto al traficante de armas Gerhard Mertins, un ex oficial de las SS, amigo íntimo de Paul Schäfer y creador de los “círculos de amigos de Colonia Dignidad”, el enclave neonazi que Contreras utilizó como de sus ejes en la comisión de violaciones a los Derechos Humanos.

Los tentáculos de Contreras

Para los norteamericanos, el asunto de los archivos secretos de Contreras era algo mucho más concreto que una supuesta maniobra de desinformación, como especulaba Landau, pues un documento secreto de ese país señala que los bultos existieron y que había dos copias de ellos, además del original.

Se trata de un cable perteneciente a la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), el órgano de inteligencia del Departamento de Defensa, que por lo general poseía información muy exacta, dadas las fuentes de información que mantenía dentro de diversos ejércitos, entre ellos el chileno. El texto, titulado “Los tentáculos de Contreras”, aparentemente constaba de seis páginas, pero tras ser desclasificado solo quedaron tres (dos y media, en realidad, pues la primera página del documento está tachada casi por completo). La fecha del texto sería el 1 de enero de 1989.

El reporte indica que “el general chileno en retiro Manuel Contreras, ex director de la DINA y figura clave en el asesinato Letelier-Moffit, ha tomado extremas precauciones para proteger al presidente Pinochet de un involucramiento directo en la decisión-concreción/proceso de autorización de ese asesinato. (Tachado). Todos los archivos gubernamentales relativos al asesinato Letelier-Moffit en Washington, en 1976, así como los del homicidio del predecesor de Pinochet como Comandante en Jefe del Ejército, Carlos Prats y su esposa, en Buenos Aires; y el atentado en contra de la vida del opositor del régimen Bernardo Leighton, en Roma, en 1975, fueron removidos por Contreras de los archivos de la DINA”.

Asimismo, el informe de la CIA afirma que “además de documentos internos de la DINA, los archivos incluyen todos los archivos/reuniones al nivel ministerial y del Consejo de Seguridad Nacional sobre los tres incidentes”.

De acuerdo al autor del informe, “Contreras hizo dos copias de cada documento, enviando una a Alemania y otra a Paraguay, para guardarlas en cajas fuertes, mientras que el material restante lo retiene almacenado bajo su control, en el sur de Chile”.

Los alemanes

¿Se referían con ello a Colonia Dignidad?  Es lo más probable, dada la cercanía de Contreras con Paul Schäfer y la gigantesca extensión del fundo principal de la colonia en Parral (17 mil hectáreas), en el cual aún no son hallados los restos de las cerca de 30 prisioneros políticos que diversos colonos reconocen que fueron asesinados allí (los cuales habrían sido cremados y lanzados al río Perquilauquén en los años 80) ni tampoco otras evidencias, pues como lo señaló el fallo por asociación ilícita dictado el año pasado en contra de Manuel Contreras y los jerarcas de Dignidad, al interior de ese recinto y “con el fin de ocultar las actividades delictivas, el superior de la villa y sus colaboradores más cercanos, procedieron a ocultar en el predio todo rastro de las víctimas, esconder las armas y a enterrar varios vehículos que desaparecieron junto con ellas”.

Cabe recordar que en el año 2005, cuando fue hallado el arsenal de Schäfer, tanto en Parral como en el recinto que poseen en Bulnes se encontraron además las cajas que contienen las 45 mil fichas que el juez Jorge Zepeda desclasificó el año pasado. Junto a esos documentos, que eran confeccionados por Gerd Seewald, jefe de inteligencia de la colonia, y compartidos con el jefe de la Brigada Regional Sur de la DINA, Fernando Gómez Segovia, se hallaron cientos de carpetas y sobres vacíos, con referencias a otras fichas que nunca han sido halladas.

Varias de ellas, según diversos testimonios, como el del ex colono Franz Bäar, fueron quemadas en la fábrica de ladrillos hacia 1997, pero es difícil que las hayan eliminado todas y, especialmente, que se hayan deshecho de la información más sensible.

Al respecto, el abogado Hernán Fernández, que comenzó a perseguir judicialmente a Schäfer en 1996, señala que es muy probable que Contreras haya dejado en manos de Dignidad todo o parte de sus archivos, pues “lo que se ha encontrado hasta ahora es una parte ínfima y muy parcial de las informaciones que Colonia Dignidad almacenó por décadas y en medio de una época en que existió una asociación extremadamente cercana entre Contreras y Schäfer”.