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Grado : Oficial
Rama : Ejército
Suboficial (R) FACh lanzó al mar cuerpos de ejecutados en Calama
Fuente :La Nación, 7 de noviembre de 2005
Categoría : Prensa
Un suboficial (R) de la FACh, reconoció a La Nación que en 1975 le correspondió arrojar al mar desde su avión modelo C-47, los cuerpos ensacados de los 26 ejecutados por la Caravana de la Muerte en 1973 en Calama.
El suboficial (R) S.O.L.M. dijo estar “destrozado sicológicamente” por este recuerdo y como hasta ahora no aparece involucrado en otros delitos de lesa humanidad durante la dictadura, La Nación opta por no publica su identidad. El suboficial admitió que en agosto de este año relató su amarga experiencia en el proceso que por estas exhumaciones instruye la jueza Patricia Almazán, de la Corte de Apelaciones de Antofagasta, caso que antes tenía a su cargo el ex juez Juan Guzmán.
Es la primera vez que un integrante de la FACh reconoce que esta institución fue parte de las operaciones para arrojar al mar cadáveres desenterrados de prisioneros. Según está acreditado en varios procesos, el método se utilizó en forma sistemática en distintos lugares del país a partir de 1978, por instrucción de la comandancia en jefe del Ejército que encabezaba el dictador Augusto Pinochet.
La policía de Investigaciones de Chile se encontraba desde hacía tiempo rastreando la huella de un testigo ocular de esta operación, que confirmara lo declarado en el proceso a fines de 2004 por el suboficial (R) de inteligencia del Ejército, Manuel Aguirre Cortés.
Aguirre involucró al actual comandante de la II División de Ejército y juez militar de Santiago, general Miguel Trincado Araneda, de participar junto a él en estas exhumaciones y de comandar el traslado de los cuerpos en un camión hasta el aeródromo de Calama, donde fueron subidos a bordo del C-47.
El suboficial (R) FACh dice no conocer las identidades de los funcionarios del Ejército que se encontraban en tierra con los cuerpos. Sin embargo, declaraciones procesales de otros oficiales (R) reconociendo la operación y un informe policial, complican la situación de Trincado, precisamente cuando el Ejército está pronto a dar a conocer el nuevo alto mando.
En dos declaraciones judiciales, el general Trincado negó su participación y conocimiento de este hecho, aunque admitió que en el Regimiento Calama “estuve de agosto de 1974 hasta diciembre de 1977, como comandante de la sección y luego de la compañía de Infantería”. El Ejército ha negado cualquier relación de este general en el delito. Por su parte, la FACh hasta ahora también había negado la participación de su personal y material de vuelo en esta operación.
“No voy a hablar más porque estoy muy mal y no quiero más guerra”, dijo S.O.L.M. a La Nación, pero en su declaración en el proceso narró que “veníamos desde Cerro Moreno (base aérea de la FACh en Antofagasta) y aterrizamos en Calama con un C-47. Funcionarios uniformados del Ejército cargaron unos bultos largos similares a cadáveres envueltos en género blanco (…) Despegamos y después de unas dos horas, el piloto me ordenó lanzar todos los bultos al mar (…) No sé en qué lugar fue”, afirmó en su testimonio judicial.
Consultado por quiénes eran los dos funcionarios de Ejército que estaban en tierra, dijo “no quiero hablar más”.
A su vez, entrevistado por La Nación, el suboficial Manuel Aguirre mantuvo sus dichos en el proceso y dijo “yo me mantengo en la verdad”, por lo que expresó no tener problemas en ser careado con el general Trincado. “Yo y él cargamos los cuerpos al avión. El estaba entonces, como teniente, subrogando al jefe de la Sección de Inteligencia del Regimiento Calama”.
Informe policial implica a general Trincado
Un informe de la Policía de Investigaciones de julio de 2005, concluyó que “aunque niegue su participación en este hecho, el general Miguel Trincado Araneda no puede desconocerlo”. El documento sostiene lo mismo respecto del coronel (R) Julio Salazar Lantery, quien era el jefe de Inteligencia de la Primera División del Ejército en Antofagasta, y del coronel (R) Luis Aracena Romo, en ese momento comandante (s) del regimiento Calama, cuyo titular era el coronel Eduardo Ibáñez Tillería. En una declaración procesal de 2005, Aracena precisó que el hecho ocurrió “en el segundo semestre de 1975”.
Por su parte, Salazar Lantery negó participación en la exhumación, pero admitió en la investigación que “en 1975 hubo un acuerdo para exhumar los cuerpos (…) Los subieron a un avión de la FACh (…) solicitado por el comandante de la Primera División, general Carol Urzúa (fallecido) a la Brigada Aérea, lo que se realizó a través del mayor de apellido Pérez-Canto, del Centro de Inteligencia Regional, CIRE”.
Tanto S.O.L.M. como Aguirre, coinciden en que los cuerpos iban envueltos en “sacos blancos”. Según antecedentes del proceso, otros dos integrantes de la comitiva de Antofagasta que viajó a Calama a supervisar la exhumación, son el coronel (R) Domingo Flores Figueroa y el agente de la DINA, Luis Besamat Morales.
En la exhumación también participó el teniente coronel (R) Carlos Minoletti, quien era el jefe de la compañía de Ingenieros del regimiento Calama.
Categoría : Prensa
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