Ubicación:Pérez Rosales 774 Valdivia X Región
Organismos:Central Nacional de Informaciones (CNI)
Geolocalización: Google Maps Link
Descripción General
Categoría : Otra Información
Este centro de detención en la ciudad de Valdivia pertenecía a la Central Nacional de Informaciones (CNI) y servia tambien como oficina para agentes civiles de las Fuerzas Armadas y Carabineros.
La existencia de este centro fue reconocida públicamente en 1984, cuando su dirección se publica en el Diario Oficial, parte del decreto del Ministerio del Interior No 594 (14 de junio de 1984). Este señala lugares de detención para los efectos que indica:
Decreto: Artículo único: Las siguientes dependencias de la Central Nacional de Informaciones serán consideradas como lugares de detención, para los efectos del cumplimiento de los arrestos que se dispongan en virtud de la disposición vigésimo cuarta transitoria de la Constitución Política de la República de Chile.
Entre los centros de detención enumerados en este decreto esta la Casa-habitación, Pérez Rosales, No 764 Valdivia. Presos políticos denunciaron haber estado en este recinto, ubicado en Pérez Rosales 764 en Valdivia, entre los años 1981 y 1988. La mayor cantidad de detenidos en este lugar se consignó en el año 1986. De acuerdo a los testimonios recibidos por la Comisión Valech se pudo establecer que, luego de ser detenidos por este organismo de seguridad, los presos eran conducidos hasta el subterráneo de este recinto, en donde fueron sometidos a interrogatorios y torturas, permanentemente vendados, amarrados y desnudos. Se encontraban incomunicados, sin comida ni agua ni condiciones higiénicas mínimas. Los presos politicos sufrieron golpes, el teléfono, aplicación de electricidad,amenazas, entre otras, de ser lanzados al mar; simulacro de fusilamiento; eran obligados a presenciar torturas de otros detenidos, soportaban inmersión en líquidos con excrementos, ahogamiento con bolsas plásticas amarrada en la cabeza; colgamiento; debían permanecer amarrados y con los ojos vendados, se les amenazaba con perros, permanecían en posiciones forzadas, recibían golpes en las plantas de los pies, amenazas de detención, y tortura o muerte a familiares. También consta que fueron conducidos luego de su detención a Recintos de la CNI en Niebla (en Noviembre de 1984), y otros a un Recinto CNI en Caleta Miramar, Pelluco, (Noviembre de 1988), en Puerto Montt. No fue posible, sin embargo, obtener más antecedentes respecto a estos lugares.
Fuentes de Información Consultadas: Dairio: “Fortín Mapocho”; Libro: “La represión política en Chile: los hechos”; Informe Valech; Poder Judicial; Memoriaviva;
Nace casa de la memoria y museo de los derechos humanos en Valdivia
Fuente :diarioelranco.cl, 16 de Febrero 2010
Categoría : Prensa
Una ceremonia cargada de emociones se realizó esta tarde cuando el Ministerio de Bienes Nacionales, representado por el Subsecretario Augusto Prado, entregó una “concesión de uso gratuito” de un inmueble a la Agrupación de Familiares de Detenidos desaparecidos y ejecutados políticos de Valdivia (AFDD-AFEP) de Valdivia.
Esta tarde la propiedad situada en Vicente Pérez Rosales N° 764, fue entregada a la Agrupación de Familiares de Detenidos desaparecidos y ejecutados políticos de Valdivia, representados por su Presidenta Ida Sepúlveda. La ceremonia presidida por el Subsecretario de Bienes Nacionales Augusto Prado, contó con la participación del Intendente (s) Francisco Mena, la Seremi de Bienes Nacionales Laura Ramírez, el Seremi Pablo Agüero y el Consejero Regional Héctor Pachecho, entre otras autoridades. También asistieron representantes e integrantes de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos de Valdivia, artistas del muralismo y la reconocida defensora de los derechos humanos Ana González.
El inmueble concesionado fue utilizado desde 1976 por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y la Central Nacional de Informaciones (CNI), para cometer apremios ilegítimos. En su discurso, el Intendente (s) Francisco Mena expresó, “ante todo el lugar donde hoy estamos es un espacio para enfrentar nuestra historia y reencontrarnos como sociedad. Para tomar aquellas enseñanzas que nos deja un período difícil y así apreciar y valorar desde otra perspectiva, nuestra vida en libertad”.
“Este lugar, si la vida ha permitido que nosotros estemos aquí, es el lugar, como dijo don Mario Benedetti, donde habrá lluvia, sol, flores que lo recuerden y mucho más que eso, niños con sonrisas, con sus juegos, con sus travesuras, nos alegrarán. Qué cosas de la vida…de la muerte luchar por la vida; del llanto, reír, gozar de todas estas cosas bellas que la vida nos ha dado. La vida es lo más hermoso compañeros”, dijo Ida Sepúlveda en su intervención.
Mientras que refiriéndose a algunas medidas reparadoras que los Gobiernos de la Concertación han implementado, el Subsecretario de Bienes Nacionales Augusto Prado indicó que “yo creo que hemos ido dando pasos agigantados, hemos ido saldando deudas con los derechos humanos en nuestro país. Y tenemos que ser garantes y tenemos que ser vigilantes no sólo para que los derechos humanos no se vuelvan a vulnerar en Chile, si no que de verdad se cumpla con lo que todavía está pendiente”.
En cuanto al inmueble situado en Pérez Rosales, que el Ministerio de Bienes Nacionales entregó en calidad de “Concesión de Uso Gratuito” a la Agrupación de Familiares de Detenidos desaparecidos y ejecutados políticos de Valdivia, se destinará al funcionamiento de Casa de la Memoria y Museo de Los Derechos Humanos, con el objetivo de rescatar la memoria simbólica e histórica y fomentar, especialmente en las nuevas generaciones de chilenos y chilenas, el conocimiento de la historia.
Al respecto, Ida Sepúlveda indicó que serán asesorados por la Dirección Museológica de la UACh para su implementación y funcionamiento. Por ahora se dispusieron algunas dependencias, como la sala de Biblioteca Lago Ranco, la Sala de Exposición Neltume y la Sala de Museología Maiquillahue. El acto finalizó con el despliegue de un lienzo alusivo a la AFDD-AFEP en el frontis de la Casa de la Memoria.
Represion en el Sur: Conversaciones con una "Familia CNI"
Fuente :repositorio.uchile.cl Noviembre 2016
Categoría : Otra Información
7.- EL INCENDIO ABRIÓ LAS PUERTAS DEL CUARTEL DE LA CNI
(Testimonio de la esposa del agente CNI; Madardo Wetzel Gareis)
La vida para Elizabeth (Wetzel Cabrera) no cambió mucho al llegar a Las Ánimas. “Nos vinimos a Valdivia con el Alex pequeño y me quedé sola con el niño. Mi mamá me vino a acompañar. Estuve poco tiempo y me tuve que devolver a Panguipulli porque El Gringo nuevamente salió fuera de la ciudad por varios meses”, afirma la mujer.
Medardo regresó a la ciudad, pero Elizabeth ya no sentía lo mismo. “Yo pienso que la vida normal de familia es si trabajábamos, en la tarde nos juntamos con los hijos a compartir la once o el almuerzo. Pero eso para nosotros fue escaso. La ausencia del padre fue muy notoria", señala
Después vino el nacimiento de Rony y el reintegro de Elizabeth a su trabajo como auxiliar paramédico en el consultorio de Valdivia, donde trabaja hasta hoy. La vida siguió su curso, tratando de funcionar como una familia normal, hasta que un incendio terminó llevándolos a un lugar que nunca más pudieron olvidar.
La esposa de Wetzel se encontraba esperando al médico por un resfrío cuando sintió el ruido de las sirenas. Era junio de 1981. “El médico me dijo váyase a hacer su reposo a la casa y cuando voy entrando veo que mi casa era la que se quemaba”, recuerda.
La nana no se encontraba en la vivienda, pero los vecinos lograron sacar a Rony y Alex desde el interior. Choqueados, sin entender mucho, pero con la sensación de que quizás había algo más que sólo un accidente, la familia pasó las siguientes noches en la casa del padrino de Rony. Pero serían pocos días en esa situación. Los jefes de Medardo Wetzel se reunieron para decidir cómo “ayudar” a la familia y optaron por ofrecerles una pieza en el subterráneo de la casa ubicada en el número 764 de Pérez Rosales, que funcionaba como sede de la CNI y oficina para agentes civiles de las Fuerzas Armadas y de Orden.
Elizabeth no sopesó el hecho y estaba contenta. Al fin podrían estar más tiempo con el jefe de familia. “Dije ‘que rico voy a estar más cerca de él’. Yo suponía que él estaba en la oficina siempre trabajando. Pero la verdad es que no era así”, sostiene.
La sensación de alegría se disolvió prontamente. Si bien nunca fue marcadamente amistosa, su llegada al subterráneo de la sede de la CNI hizo más habitual su silencio. “Era una vida de 26 perros para mí. Yo tenía que salir en la mañana antes de las ocho y pasar a dejar a mi hijo Rony al jardín y de ahí pasaba a mi trabajo. Después tenía que llegar de las siete de la tarde en adelante”. Para hacer hora, Elizabeth y Rony paseaban por el centro de Valdivia.
Pese a esas restricciones horarias era imposible no darse cuenta de lo que ocurría en el lugar. Gruesos muros separaban las habitaciones de la casa, pero poco demoró en notar que había personas detenidas a escasos metros de su pieza. “Escuchaba gente, escuchaba ruido, escuchaba conversa y, bueno, ahí yo escuché que había gente detenida. Ahí me entró el susto también”, dice
Recuerda además que veía a los presos “pero ellos no sabían dónde se encontraban”. No sabe si por descuido o rutina, los agentes -con el pasar de los días- ya no se restringían tanto frente a ella. “A lo mejor fue confianza hacia mí con el tiempo o se descuidaron. No sé qué pasaba por su mente, porque si yo hago un trabajo tan delicado, no lo hubiera hecho delante de otra persona ajena”, afirma.
La impresión que le dio presenciar el trato hacia los detenidos nunca más la abandonó. “No estaban vendados. Estaban con scotch y al sacarles el scotch salían las pestañas y las cejas, salía todo. Para mí fue terrible ver una cosa así. Yo tenía pañales de mi hijo y les ofrecí pañales para vendarlos y me dijeron: ‘para estos tal por cuáles, para qué’”, dice.
En una ocasión Rony se enfermó y los detenidos intentaban aconsejarla ante el llanto del niño. “A ellos los sacaron al baño y este niñito lloraba y decían ‘señora dele agüita de menta, una aspirina, el niño tiene fiebre’”. Ella no podía contestarles. Quienes sí les contestaban eran los represores, como de costumbre, con garabatos. “Ellos pensaban que yo era una detenida con hijo. Decían ‘también tienen mujeres con guaguas’”, sostiene.
Rememora que “yo tenía una radio y le subía el volumen para que ellos supieran en qué lugar se encontraban. Ponía cualquier tipo de radio que dijera nos encontramos en la radio tanto de Valdivia para que ello se ubicaran”. Ella cree que “al parecer se alegraban” con un poco de certeza en medio de la incertidumbre más absoluta.
Sobre los agentes que trabajan en el lugar sostiene que la mayoría eran fríos. Recuerda que “siempre andaban de civil, pero yo creo que había de todo, ahí había militares, había carabineros y había gente civil que contrataron para hacer ese tipo de trabajo. Había gente que sacaron de la 27 fila del servicio militar y los preparaban y se los llevaban para hacer ese tipo de trabajo. No eran como todos bien preparados, se notaba”.
Y pese a lo inusual de su situación, ella trataba de hacer una vida normal. Señala que “había dos mujeres que yo conocía por mi marido, que trabajan ahí. Ellas me visitaban abajo, se iban a reír conmigo, pasaba un ratito alegre con ellas, pero eso era lo menos”.
A más de 30 años de vivir en el cuartel de CNI, Elizabeth sostiene que las vivencias son “como retroactivas. Cuando pasó todo esto después se me iban olvidando las cosas, pero llega un tiempo en que lo recuerdas y no se te olvida más. Ahora lo llevó conmigo presente día a día y cada día es más. Es un dolor muy grande”.
Añade que “esto yo lo callé y no debería haberlo callado nunca. En el fondo, callé por miedo y todavía tengo miedo, miedo de que me pueda pasar algo, que tomen represalias contra mí, contra mis hijos. Pero a estas alturas, ya lo he vivido y si me tiene que pasar algo Dios sabrá”.
Juego de niños
El recinto de la CNI en calle Pérez Rosales hoy es la Casa de La Memoria en Valdivia, lugar que busca dar testimonio de los horribles hechos de sangre llevados adelante por la dictadura. Pese a que hoy es un lugar que acoge la memoria y la cultura, la penumbra de la luz artificial en el subterráneo sigue transmitiendo lo que allí ocurrió. “Recuerdo el frío, una sensación de frío, lamentos, gente llorando”, dice Rony en el lugar que fue su habitación a los cuatro años, tras el incendio de su hogar
“Siento impotencia, nostalgia, me cuesta estar acá, me siento ahogado, como que me aprieta”, añade el hijo menor de El Gringo. Agrega que esa “sensación me acompaña siempre” y “me lo guardo porque si lo echara afuera, quizás lo echaría de mala manera, haciendo sufrir a las personas”.
Pero, en 1981 no había ese tipo de reflexiones. Como el niño que era en ese momento, lo importante era jugar. Alex, su hermano mayor, recuerda cuando Rony se entretuvo con un manojo de llaves sin dimensionar su utilidad y las introdujo en las botas de un agente. “Estaba quedando la mansa escoba por la pérdida, porque no había cómo sacar los vehículos. Eran las llaves de la instalaciones, quizás de las esposas de los presos, de los grilletes de los pies. El Rony era más chico, estaba jugando y los metió adentro de una bota militar y se olvidó. Estaban vueltos locos los agentes”.
Alex mira hacia atrás y cree que ese episodio marcó su salida del recinto CNI. “Calculo que yo aquí pasé unos dos meses viviendo porque yo era más grandecito. Si Ronald tenía cuatro yo tenía casi los siete y a mí me despacharon a Panguipulli”. Añade que le pusieron un ultimátum a su madre: “Le dijeron ‘señora, aquí puede haber un niño, no dos’. Eso pasó después del episodio de la bota. Para un niño es broma todo, pero para los adultos en el caso que estaban no era gracia”.
Así, su madre lo dejó en Panguipulli al cuidado de sus abuelos. “Igual me sentí mal, tristeza por haberme separado de mi familia, de mi papá, mi mamá, de mi hermano. Con mi hermano nos llevamos toda la vida bien, jugábamos, hacíamos maldades (…) Pienso que, a lo mejor, fue para mejor, porque mis abuelos me dieron la crianza. Estudié en Panguipulli. Estuve bien”, dijo.
En una caminata por Valdivia, Rony comenta: “No me siento chileno, yo me siento una mierda. Nadie conoce mi relato, no saben que existo, pero acá estoy”. El hijo de El Gringo, quien, entre otras cosas, se dedica al merchandising y estampado de poleras, sostiene que le “ha tocado vivir huevadas brígidas”. Añade que “no creo haber visto un tipo con la cabeza en el wáter, pero sí los escuchaba, sus quejidos”. También recuerda, con fotografías en mano, las fiestas navideñas que los agentes hacían para sus familias en la piscina del recinto de calle Pérez Rosales. No había separación: la sede de la CNI podía ser centro de torturas, dormitorio de una familia y también acoger celebraciones infantiles.
Memoria para Optar al título de Periodista: Oliver Morales Marchant
Categoría: Reportaje Periodístico
Profesor guía: Eduardo Santa Cruz Achurra
Santiago de Chile
Noviembre de 2016
Conmemoraron octavo aniversario de casa de la memoria en Valdivia
Fuente :noticiasriobueno.com, 2018
Categoría : Prensa
Con la presencia de diversas autoridades, entre ellas el Seremi de Justicia y Derechos Humanos, Alejandro Reyes y el Seremi de Bienes Nacionales, Claudia Lara, la agrupación de Familiares de Detenidos desaparecidos y ejecutados políticos de Valdivia conmemoró el octavo aniversario del inmueble que lleva como nombre “Casa de la Memoria y Museo de Los Derechos Humanos”, el cual ha buscado durante este tiempo rescatar la memoria simbólica e histórica y fomentar, especialmente en las nuevas generaciones de chilenos y chilenas, el conocimiento de la historia.
Para la Presidenta de la agrupación, Ida Sepúlveda, esta instancia es de una real importancia, “ya que es muy importante seguir dando a conocer lo que se hace aquí con la comunidad y diferentes organizaciones sociales que realizan sus reuniones en este inmueble. Creo que es un sitio que se ha consolidado como parte de una red de sitios de memoria”.
En tanto el Seremi de Justicia y Derechos Humanos, Alejandro Reyes recalcó el trabajo en materia de DD.HH. que se lleva adelante en la región, realizando actividades conjuntas con la agrupación que lidera Ida Sepúlveda, tal es el caso de la primera piedra del memorial que recordará a las víctimas del Caso Neltume, ubicado en terrenos del Complejo Penitenciario de Valdivia. “Estas acciones que estamos realizando en nuestra región, vienen a promover y potenciar la pronta creación de la Subsecretaría de Derechos Humanos y la elaboración y propuesta del Plan Nacional de Derechos Humanos, instrumento objetivo que permitirá fijar la política país en esta materia”, manifestó la autoridad.
HISTORIA
El inmueble concesionado fue utilizado desde 1976 por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y la Central Nacional de Informaciones (CNI), para cometer apremios ilegítimos. Para dar cumplimiento al Programa de Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet y del Ministro de Bienes Nacionales, durante el 2015 el Seremi de Bienes Nacionales, Claudio Lara, hizo entrega de la renovación de la Concesión de Uso Gratuito CUG a la Agrupación de Familiares, Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos de Valdivia, del inmueble fiscal “Casa de la Memoria”, ubicada calle Pérez Rosales N° 764 de Valdivia por 4 años más