Fecha Detención : 16-09-1973
Comuna Detención : Pisagua
Fecha Asesinato : 30-10-1973
Comuna Asesinato : Pisagua
Partido Político : Partido Socialista (PS
Oficio o Profesión : Geógrafo
Estado Civil e Hijos : Casado hijos 2
Nacionalidad : chilena
Relatos de Los Hechos
Fuente :Informe Rettig
Categoría : Antecedentes del Caso
Freddy Marcelo TABERNA GALLEGOS
El día 29 de octubre se constituyó un Consejo de Guerra que decretó pena de muerte para cuatro personas, las cuales fueron ejecutadas, a las 06:00 horas del día 30 de octubre de 1973 en el Campo de Prisioneros de Pisagua.
En el diario «El Tarapacá» del día 31 de octubre de 1973, se informó la ejecución, haciendo referencia a la supuesta participación de los condenados en un plan destinado a provocar la guerra civil en Chile y la rebelión de las Fuerzas Armadas. Fueron ejecutadas así, las siguientes personas:
– Rodolfo Jacinto FUENZALIDA FERNANDEZ, 43 años, piloto civil, Secretario Regional del Partido Socialista. Detenido el 11 de septiembre de 1973, en su domicilio, trasladado al Regimiento Carampangue, luego al Regimiento de Telecomunicaciones y desde allí al Campamento de Prisioneros de Pisagua.
– Juan Antonio RUZ DIAZ, 32 años, militante del Partido Socialista, funcionario de Aduanas en Iquique. Se presentó voluntariamente al Regimiento de Telecomunicaciones.
– José Demóstenes Rosier SAMPSON OCARANZA, 33 años, Relacionador Público de la Municipalidad de Iquique, militante socialista. Se presentó voluntariamente a Carabineros de Iquique el 21 de septiembre de 1973.
– Freddy Marcelo TABERNA GALLEGOS, 30 años, Director de la Oficina Regional de Planificación (ORPLAN, actualmente MIDEPLAN) en Iquique, militante socialista. Se presentó voluntariamente el día 16 de septiembre de 1973 en el Regimiento de Telecomunicaciones.
Respecto de todos los condenados en este Consejo, a esta Comisión le asiste convicción de la falta de legalidad en la tramitación del proceso. Fundamentan esta convicción los elementos que se indican, sin perjuicio de aquellos que revisten el carácter de generales para todos los procesos:
– No hubo unanimidad de los jueces que concurrieron en el fallo. En la sentencia se deja especial constancia que el Auditor Ad hoc «estuvo por imponer a los citados reos la pena de diez años de presidio mayor en su grado medio, estimando que cabe hacer aplicación al respecto de las normas del artículo 107 de Código Penal, en grado de tentativa, y que los favorece la atenuante de su anterior conducta irreprochable». Así, en este Consejo, no se cumplió un principio básico establecido en la legislación: que la pena de muerte sólo puede aplicarse cuando concuerdan en ella la totalidad de los sentenciadores.
– Se condenó a los prisioneros por delitos que no fueron debidamente probados y que legalmente no procedía imputárseles: los cuatro procesados fueron condenados como autores del delito previsto en el Nº2 del artículo 245, en relación con el artículo 246, del Código de Justicia Militar. La primera de esas normas, a esa fecha disponía: «será castigado con la pena de presidio militar mayor en su grado máximo a muerte:… El militar que sedujere tropa chilena o que se hallare al servicio de la República para que se pase a las filas enemigas o deserte las banderas en tiempos de guerra»; El artículo 246 del mismo Código establecía que: «si en los crímenes indicados en el artículo anterior incurriere un chileno no militar o individuo de la clase de tropa la pena podrá rebajarse en uno o dos grados según las circunstancias, …»;
– Las conductas por las cuales se condenó a los procesados, de haber sido efectivas, se cometieron con anterioridad al ll de septiembre de l973, contrariando la exigencia de la conducta jurídica imputada, cual es que ocurran en tiempos de guerra;
– De haberse cometido estos hechos, ellos no fueron consumados. La propia sentencia se encarga de establecerlo en su considerando 3º: «Que estos hechos, a juicio del Consejo de Guerra, constituyen el delito referido en los artículos 245 Nº2, en relación al artículo 246 del Código de Justicia Militar, en grado de frustración»;
– El único medio de prueba que se cita en la sentencia, para acreditar la participación de los condenados en los delitos señalados, es la supuesta confesión de los procesados. Respecto de las confesiones debe tenerse presente que los antecedentes recibidos por esta Comisión, permiten afirmar que en los interrogatorios practicados en el Campo de Detenidos de Pisagua se utilizó sistemáticamente la tortura, lo cual invalida en la especie este medio de prueba.
Los cadáveres de las víctimas jamás fueron entregados a sus familiares, no obstante que resultaba moral y jurídicamente obligatorio hacerlo así. Algunos familiares de los condenados recibieron el 30 de octubre de l973 una carta de la VI división del Ejército en la cual se les comunicaba que: «… en el día de hoy se ajustició en Pisagua a…, por resolución acordada por los Tribunales Militares en Tiempo de Guerra. Se les dio cristiana sepultura en el Cementerio de Pisagua». Nunca se dijo a los deudos cuál era el lugar preciso dónde se encontraban enterrados. Hasta la fecha, sus cuerpos no han sido encontrados.
Esta Comisión tiene así la convicción que Rodolfo Fuenzalida, Freddy Taberna, Juan Ruz y José Sampson fueron ejecutados por agentes del Estado en un proceso que por no haberse ajustado a derecho, vulneró las reglas de resguardo a los derechos humanos de los procesados.
Presentan querella contra Pinochet por desapariciones en Pisagua
Fuente :18 de Agosto 2005 El Mostrador.cl
Categoría : Prensa
Una querella criminal contra un grupo de ex uniformados, encabezados por el general (R) Augusto Pinochet Ugarte, presentaron este viernes los familiares de cuatro víctimas del campo de prisioneros de Pisagua, ubicado en la Primera Región.
La acción legal, patrocinada por el abogado Adil Brkovic, acusa el delito de encubrimiento de secuestro calificado de Michael Nach Sáez, William Millar Sanhueza, Freddy Taberna Gallegos y Humberto Lizandi Flores, todos opositores al régimen militar.
Según explicó el abogado, las víctimas fueron secuestradas y hechas desaparecer entre septiembre y diciembre de 1974. Asimismo, aseguró que los restos de estas víctimas habrían sido exhumados ilegalmente entre mayo y junio de 1979.
La querella, que debiera ser tramitada por el ministro Jorge Zepeda, que instruye el caso Pisagua, también está dirigida contra los generales (R) Odlanier Mena, el primer jefe de la disuelta Central Nacional de Informaciones (CNI), y Hugo Salas Wenzel, que también encabezó el organismo.
También figuran como responsables los ex militares Marco Lucares Robledo, Adrián Ortiz Gotmann, Parabith Saure, Lander Mickel Uriarte, Eduardo Palma Robledo, Humberto Carreño Castro, Patricio Sandoval Arancibia y Ricardo Quiroz Farías.
Barrio El Morro en Silencio (Homenaje a Freddy Taberna)
Fuente :elsoldeiquique.cl 1/11/2019
Categoría : Prensa
Hoy es un día de reflexión en El Barrio el Morro, después de 46 años de un tremendo atentado a la democracia donde un día como hoy 30 de Octubre de 1973 es asesinado Freddy Taberna Gallegos a la edad de 30 años, un tremendo profesional, Geógrafo, con un compromiso social difícilmente de encontrar dentro en los actuales políticos.
Freddy Taberna Gallegos, Geógrafo licenciado en la Universidad de Chile, un joven muy humilde que jamás su corazón le permitió olvidar su ciudad Iquique y menos su querido Barrio El Morro, al cual vuelve y comienza su sueño de ayudar a los pueblos originarios de la región, dentro de su trabajo transparente es el único que enfrenta a los poderosos algo que es más difícil de encontrar en estos momentos, quiero detenerme para rendirle la admiración a este tremendo dirigente Morrino, que debe estar retorciéndose hoy por toda la desigualdad y vulneración de derechos humanos los mismos que fueron vulnerados asesinándolo junto miles de compatriotas.
Octubre un mes de recuerdo y dolor donde El Barrio El Morro se detiene para recordar a un tremendo vecino como fue Freddy Taberna, las calles silenciosas permiten escuchar el andar y el saludo “Avísale”, confirmándonos que siempre estarás con su gente querida, tu gran familia, hermanos, hermanas, sobrinos que te recuerda y siempre te llevaran en su corazón y que siempre será un referente de conciencia social y lucha por los derechos de sus compatriotas y en especial por tu querido Barrio El Morro.
A la Memoria de Freddy Taberna Gallegos
Atte.
Christian Bilbao Céspedes
Presidente JJ.VV El Morro
Semblanza de Freddy Taberna (Opinión)
Fuente :elsoldeiquique.cl 19/5/2020
Categoría : Prensa
PROF. HAROLDO QUINTEROS
El 29 de octubre de 1973, en Pisagua, poco después de la instauración en Chile de la dictadura cívico-militar de derecha que usurpó al pueblo el poder del Estado, fueron fusilados cuatro de los nueve dirigentes del Comité Regional del Partido Socialista de Chile. El quinto, fue asesinado un mes después, y otros dos lo habían sido por Ley Fuga un mes antes. El más importante de todos esos mártires fue el Secretario General del Comité Regional, Freddy Taberna Gallegos.
Freddy había nacido en Iquique, el 30 de enero de 1943. Fue hijo natural de doña Noemí Gallegos, y por esa razón, durante toda la educación primaria y parte del liceo se llamó Freddy Gallegos. Por mediados de los años 50, su madre contrajo matrimonio con el obrero y pescador Eduardo Taberna, y desde entonces Freddy adoptó su nombre definitivo: Freddy Marcelo Taberna Gallegos.
Freddy provenía de una familia humilde de ancestrales pescadores artesanales del antiguo barrio El Morro. Fue el típico niño pobre morrino: amigo leal y de todos, bueno para el fútbol y la natación, y por añadidura, bailarín de la cofradía religiosa “Pieles Rojas.” Por supuesto, también fue colaborador activo en el trabajo de sus padres y tíos. En virtud de su natural inteligencia y tenacidad, cursó exitosamente la educación escolar, en la escuela morrina Nº 3, y en el Liceo de Hombres, del que egresó en 1960.
En 1961, Ingresó becado a la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile (el antiguo Instituto Pedagógico), en Santiago, donde siguió por dos años la carrera de Pedagogía en Historia.
Cambió de carrera cuando se abrió la carrera de Geografía. En 1965, viajó becado a Estados Unidos, y aun siendo estudiante del penúltimo año, obtuvo su primer trabajo como geógrafo. Fue una misión de gobierno a los primeros geógrafos chilenos. Se trataba de integrar el equipo que debía trazar límites definitivos de Chile con Argentina en territorios magallánicos. Freddy vadeó ventisqueros, atravesó glaciares, y finalmente trabajó en la elaboración de esas cartas geográficas, merced a las cuales, Chile consiguió ganar TODOS los laudos arbitrales de entonces.
Gracias al trabajo de ese equipo de geógrafos, en el que Freddy participó como pieza clave, esa zona es hoy parte de nuestro territorio. Sin embargo, Freddy fue acusado de «Traición a la Patria», y fusilado. Es decir, Freddy Taberna, acusado de «traición» fue asesinado por los más grandes traidores y asesinos que ha tenido Chile en toda su historia.
Apenas se graduó en 1967, Freddy volvió a su tierra natal. Volvió casado con Gini Arancibia, la joven estudiante de Biología que Freddy conoció en el Pedagógico. Por esos años, la Municipalidad de Iquique, cuyo alcalde ya era Jorge Soria, había puesto en marcha el proyecto “Plan Andino,” destinado a la investigación, conocimiento e integración internacional de los pueblos andinos.
Su primer jefe fue él médico penquista Carlos Ramos, quien dejó el cargo en 1967. La Municipalidad entregó esa responsabilidad a Freddy, quien la cumplió a cabalidad. Las primeras investigaciones de carácter verdaderamente científico sobre la cultura aymara, sobre todo en materia de ritos religiosos, fueron realizadas íntegramente por el otrora niño bailarín «piel roja,» Freddy Taberna.
En 1971, Freddy fue llamado personalmente por el Compañero Presidente Salvador Allende para integrar el Gobierno Regional. Ocupó el cargo de Jefe de la Oficina de Planificación, hasta el fin del Gobierno Popular. Luego del golpe de 1973, Gini fue arrestada sin cargo alguno y encerrada en la cárcel de mujeres de El Buen Pastor. Finalmente, Freddy fue detenido, apaleado, torturado, llevado a Pisagua junto a los demás dirigentes del Partido Socialista, y finalmente, vilmente asesinado.
El General Carlos Forestier, el nazi chileno-alemán que ofició de principal verdugo en Tarapacá, instruyó al abogado Mario Acuña para inventar una farsa judicial que justificara el fusilamiento de Freddy y sus compañeros. Acuña, era el ex – juez y delincuente exonerado del Colegio de Abogados por sus antiguas conexiones con el narco-tráfico y el contrabando. Había sido investigado hasta 1973 por el Consejo de Defensa del Estado, cuyo director era Julio Cabezas, un hombre limpio y honesto que no tenía ninguna militancia política. Acuña no sólo inventó los más descabellados cargos contra Freddy y sus compañeros, sino también contra Julio Cabezas, a quien Acuña hizo fusilar en septiembre de 1973.
En torno a la farsa judicial que llevó a la muerte a Freddy, no sólo se cometieron aquellos asesinatos, sino se violó la misma ley que usaban estos asesinos. Para decretar una pena de muerte, según «la ley de tiempos de guerra,» era preciso la unanimidad del Consejo de Guerra. Uno de sus miembros no se dejó amedrentar, el mayor de ejército Enrique Synn, que dejó constancia de su oposición a los fusilamientos. Eso bastaba para que no se pudieran cometer esos horrendos crímenes.
El único homenaje posible a Freddy Taberna sería actuar como él hubiese querido que lo hiciéramos: Recuperar el cobre que la derecha y la Concertación han entregado a las transnacionales en más de un 70%; poner fin a todos los tratados económicos y militares que nos han convertido en una colonia yanqui; recuperar el agua y la energía para el Estado chileno; poner fin al sistema binominal de elecciones y reemplazarlo totalmente por uno proporcional, que hasta hoy no existe, aunque al respecto se nos siga mintiendo; hacernos de una Constitución Política que sea expresión verdadera de la soberanía popular, a través de una Asamblea Constituyente; conquistar una educación gratuita y de calidad para todos, pensiones dignas y una salud de Estado que atienda dignamente a todo el pueblo. Eso, con la misma fuerza con Freddy gritó a sus asesinos antes de morir:
«¡TRAIDORES! ¡ NO NOS ACALLARÁN! ¡VENCEREMOS!»
Haroldo Quinteros.
Miembro del Comité Regional- Tarapacá del Partido Socialista, desde 1969 hasta septiembre de 1973.
Los dos mundos de Freddy Taberna
Fuente :razacomica.cl sin fecha
Categoría : Prensa
Niño de mar y hombre político, mariscador y académico; en la vida del ejecutado político más emblemático de la ciudad se conjugaron mundos distintos, experiencia que lo llevó a ser un iquiqueño de los amigos, autoridad gubernamental en su tiempo y figura reconocida y recordada hasta nuestros días.
A las cuatro y media de la tarde del 20 de enero de 1943, nace en el barrio El Morro de Iquique, el mismo personaje que décadas más tarde legaría su nombre a la calle donde se ubica la casa en la que se crió: Freddy Marcelo Taberna Gallegos, Pete para los amigos.
Noemí —Nena— Gallegos Gallegos, su madre, lo parió esa tarde de verano sin ser acompañada por el padre biológico, quien no reconoció al niño. Fue su posterior esposo, Eduardo Taberna, quien le heredó el apellido al menor que creció en la calle Bellavista, casa 114. Vivió junto a sus tíos y su abuela Justina Gallegos Gallegos, quien años atrás había pasado por la misma historia que su hija, cuando Mateo Rosic, conocido como “el yugoslavo errante”, tampoco reconoció a Óscar, Eduardo, José, Vicente, Maximiliano ni a Nena.
El niño se cría con su abuela Justina y sus tíos paternos en una humilde vivienda, mientras que su madre y sus tres hermanos Marjorie, María Inés y Héctor Mateo, también conocido como “pichón”, vivían junto a Eduardo y Nena. Como señala Lautaro Núñez en su libro Freddy Taberna Gallegos: Desde El Morro a la leyenda iquiqueña, pronto se suelta de la mano de su abuela Justina: “ya desde los siete años anda tras la nombrá del día, preguntando por todo el barrio, buscando a alguien, siempre con un párpado medio caído y la sonrisa juguetona, dejando una peligrosa sensación de paz, algo así como un niño quieto que rápidamente se desvirtuaba por uno de los vozarrones más retumbadores entre todos los pirihuines del Morro”; pero para eso faltarían muchos años.
Antes, la niñez de Freddy estuvo enmarcada en uno de los barrios más antiguos de la ciudad, delimitado por la cercana playa Bellavista y el centro cívico, presidido por la hermosa Plaza Prat. En medio de este Iquique de los cincuenta, Freddy caminaba hasta la Escuela N°3, “una de las más bravas”, donde fue inscrito para estudiar junto a los hijos de pescadores como él, quienes compartimentan su infancia entre el estudio y el trabajo. Entre estos compromisos con el mundo adulto se halla el vender los mariscos recolectados: “agarrar el saco y con todas esas «cosechas» salir pregonando a grito pelado por las calles, tirando la cabeza hacia atrás a raíz de esa mata porfiada de pelo delgadísimo que se le venía encima por delante con sus primeros gestos de rebeldía”.
Pero no sólo de labores estaba compuesta la vida del por ese entonces Freddy Gallegos. Como buen iquiqueño se desenvolvía en más de una rama deportiva, como recuerda un viejo amigo de la ciudad, Haroldo Quinteros, con quien se volvería a encontrar más adelante. Detalla: “Freddy era conocido como buen futbolista y buen nadador. Incluso salvó personas en el mar. En el fútbol, como Iquique era chico, jugó en varios equipos”. Otro espacio de la vida del Pete, el “cabeza de mango chupao”, era el Baile Moreno, institución en la que promesaba y bailaba cada julio en el pueblo de La Tirana.
Años más tarde, el pequeño Freddy se transformaría en un esbelto adolescente de aspecto “agringado” que llegó hasta las dependencias del Liceo de Hombres, ubicado en la calle Baquedano, para estudiar en las mismas salas por donde pasaron personajes ilustres como Jorge “Choro” Soria y Salvador Allende.
Fue en esos años de juventud e infancia donde empieza a emerger el futuro líder en que se convertiría durante su etapa universitaria, como cuando, por ejemplo, dirige el Club Deportivo Unión El Morro. Fue también en esta época donde forja su personalidad, cargada según Lautaro Núñez, de una “desconcertante seguridad en sí mismo, capaz de vender, gritar y reírse a la vez”, sin importarle, por ejemplo, que su padre, que él conocía a lo lejos, lo viera haciendo trabajos para ganarse unos pesitos, o más bien, ganarse la vida, sin extenderle reconocimiento alguno.
Como señala su amigo de la etapa universitaria, Ariel Dorfman —quien el año 2002 realizó un viaje al norte de Chile para, entre otras cosas, encontrarse con la vida de Freddy—, si desde esta etapa “no hubiera sentido la necesidad (…) de leer todos los libros que pudiera agenciarse», Freddy «habría sufrido el destino, como la mayoría de los niños pobres que lo rodeaban en las calles de Iquique, de pasarse la vida sacando mariscos del mar”. Labor que, a pesar de las mejorías en las condiciones de su vida, nunca dejó de hacer.
Freddy entonces comienza a manifestarse como un ser multifacético, capaz de moverse en dos mundos diferentes (y, para algunos, opuestos). Estos dos mundos de Freddy son destacados tanto por Dorfman como por Núñez, señalando el último de ellos que “este joven alto y de aspecto más bien exótico, de ancestros iquiqueño – peruano – croata, iba desplazándose entre los dos mitos que constituían su esencia, entre Hércules y Wiracocha, tironeándose ambos dentro de su propio ser”.
“Esos eran los mundos que siempre lo acompañaban: por un lado, el ámbito pendenciero de las luchas callejeras y los improperios y el no saber de dónde vendría la comida al día siguiente; y, por el otro, el reino elevado del intelecto y la revolución. Dos mundos que Freddy nunca tuvo problemas en reconciliar, o, por lo menos, yuxtaponer, desde que era niño”, agrega Dorfman.
Terminado el Bachillerato en 1960, Freddy fue parte de los casi sesenta estudiantes que rindieron el examen de selección para la universidad. Freddy Taberna Gallegos: “estas eran las palabras que él buscaba en la lista publicada en ese verano del año 1961, con el corazón apretado como en un buceo hacia el fondo de su futuro más pleno. Leía y leía rápidamente los nombres de los veintitrés de la fama, uno por uno”, hasta que “¡allí al final apareció el número 23 con Taberna Gallegos, Freddy! el joven más desproveído de sustento pero el más lleno de fuerzas por la vida”, como relata Núñez. Por lo mismo, por este último factor, fue que los mismos vecinos de El Morro reunieron algunos fondos que complementaron lo entregado por la Sociedad Protectora de Estudiantes para que Freddy partiera a su primer año en la gran capital.
Si bien fue el último de esa lista, fue uno de los primeros niños de su barrio que logró ir a la universidad, por lo que, según recrea Dorfman en su libro Memorias del Desierto, “cada verano, cuando regresaba a su ciudad —para trabajar en oficios menores y continuar sus expediciones al mar en busca de alimento— un grupo de jóvenes esperaba siempre su tren, lo seguía a todas partes como si fuera un campeón de boxeo”, forjando así un reconocimiento, un perfil que se estaba cocinando a casi 1800 kilómetros, en los prados del Pedagógico de la Universidad de Chile en los años sesenta, en la época de la reforma universitaria y las primaveras revolucionarias en Europa.
Freddy llega a Santiago a estudiar Pedagogía en Historia, pero al año siguiente se cambia a la recién inaugurada carrera de Geografía, en 1962. En primera instancia vivió en casa de familiares, y luego en la residencia universitaria destinada a los estudiantes becados de las afueras de la capital que estaba dentro del campus. Exactamente llega a vivir al Pabellón J, en las cercanías de la copa de agua, edificio que hoy es parte de uno de los tantos departamentos de la UMCE. Pero antes en esas residencias habitaban al menos mil muchachos y muchachas, según recuerda María Eugenia Horvitz, estudiante de esos años y ex Vicedecana de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Santiago era, según ella, otra capital. “El antiguo Santiago, el de la antigua república como decimos, era más acogedor que hoy día para alguien que venía de lejos”.
“La época que conocí Freddy, a principios de los años sesenta, eran tiempos de militancia, cuando soñábamos con un orden social más equitativo y una verdadera independencia económica y cultural para nuestro país y nuestro continente”, describe Ariel Dorfman, destacando el rol de los jóvenes en el debate, en la configuración de discursos y en las manifestaciones en las que “la temeridad de Freddy en las incesantes escaramuzas y confrontaciones con la policía, me había llamado la atención”.
Y no sólo esa faceta era llamativa en Freddy. Su aspecto también lo era, según recuerda Dorfman, quien al rememorar a Taberna lo primero que recuerda eran sus clásicas alpargatas que usaba todos los días y que según él nunca cambió por otro tipo de calzado. Horvitz complementa este retrato, señalando que uno de los rasgos más destacables de su físico era su altura y “sus movimientos ágiles, siempre muy sonriente y para la estatura de la época bastante alto. Andaba con jeans siempre, con alguna camisa afuera, ya que se usaban menos poleras porque en ese tiempo eran muy caras”.
Es en este contexto en donde se genera esa amistad con Dorfman y otros estudiantes, se reencuentra con viejos amigos como Haroldo Quinteros, y se hace amigo de otros, como Manuel Fernández Canque, que venía del interior de Arica; todo acordonado por la ideología compartida y debatida, pero que congregaba a ambas personalidades en sus “fervientes planes para la liberación de todos los oprimidos del mundo”. Compartían, según recuerda Dorfman, “el mismo sentido del humor, la manía de bailar rock and roll y una obsesión por la cultura latinoamericana reciente, pero quizá lo que más nos atraía del otro era el hecho de que proveníamos de extremos opuestos del espectro social”, por lo que Freddy “sin lastimarme se burlara del hecho de que yo intentara todo el tiempo ocultar lo que yo era, de donde venía”.
Es ahí, en los prados del Peda donde Jinny Arancibia se interesa por aquel personaje que ya resonaba y se hacía conocido por la comunidad universitaria. “No teníamos mucho en común, pero me fascinaba, así que me empecé a fijar en él. Me costó muchísimo que me diera pelota, pero a finales del 64 me invitó al cine por primera vez, pero parece que no le gusté mucho o me halló «niñita bien», como latera, así que no pasó nada. Después ninguno de los dos se acordaba de cómo al tiempo empezamos a pololear”, recuerda hoy su esposa.
Pero no sólo geografía aprende Freddy en su etapa universitaria, sino que también se integra y participa en el mundo de la política, a la Brigada Universitaria Socialista, instancia por la que irá como candidato a presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Educación el año 1965, acumulando un montón de anécdotas en el ámbito. Todo, en un contexto político en el que las elecciones habían sido ganadas anteriormente, según Haroldo Quinteros, por los «beatos» o «demo cristianos», militantes de la DC, con la excepción de un año en que ganaron los comunistas por pacto.
El periodo de campaña estuvo asesorado por compañeros de distintas carreras, entre ellos Haroldo Quinteros y Ariel Dorfman. Este último relata que “Yo mismo lo vi, en la época de nuestras exitosas campañas del Centro de Estudiantes, atacar a sus adversarios con las más flagrantes vulgaridades y de pronto pasar a los más sofisticados argumentos filosóficos marxistas”.
Horvitz, quien recuerda haber sido ayudante de Freddy en el ramo de Historia, cuenta que “era una persona con gran espíritu de organización y gran llegada a los demás por su capacidad, entre otras cosas, de conversación democrática”, factor que fue crucial en las urnas en aquellas elecciones, considerando que, como relata Lautaro Núñez, fue necesaria una creativa y rústica campaña “para hacerle el peso a la aplastante abundancia de recursos del candidato de la Democracia Cristiana con sus enormes e impecables lienzos”.
Fueron el ingenio, la creatividad y los slogans los que hicieron lo suyo. Seguramente fueron pensados por el equipo en más de una salida a Il Bosco, centro bohemio de reunión de esos años al que asistían personas de diferentes espectros de la ciudad, tanto del mundo político y cultural.
“Fue maravilloso, esa campaña fue fantástica. Nosotros haciendo afiches y dibujos a mano; todo era artesanal. Lo pasamos bien poniendo slogans divertidos, además que fue una instancia muy simbólica. En esa época el Pedagógico era el centro de la actividad política universitaria por lo que la gente de todas las escuelas llegaba a los pastos a las discusiones y las conversaciones eternas, entonces esta campaña fue muy apoyada con mucho entusiasmo”, agrega Jinny emocionada.
Sigue Núñez: “Su discurso era inédito en el Pedagógico: «Mi nombre es Freddy Taberna Gallegos, hijo ilegítimo de familia de pescadores del glorioso barrio el Morro de Iquique. Estudio Geografía en esta carrera recién abierta, porque quiero conocer bien a mi patria y el pueblo que la habita. No me pregunten cuál es mi pensamiento político sobre lo que sucede en Vietnam, simplemente no acepto las agresiones imperialistas… Pregúntenme sobre la tragedia del carbón, el fin inevitable de las salitreras, el hambre en las ciudades, la marginación radical de los pueblos indígenas, el alza del costo de la vida que aflige a los pobres de nuestra patria y la necesidad imperiosa de democratizar la universidad… ¡y el que no crea en las reformas, que se vaya a la mierda!»”.
Hoy, Haroldo Quinteros visita el Peda después de más de cuarenta años. Se acuerda de todo, especialmente de los debates previos a las elecciones, cuando en la gran casona morada que da la bienvenida en la puerta principal de la UMCE, Freddy protagonizó una candente disputa de propuestas que lo llevó al borde de los combos, como ya había pasado anteriormente, en cada movilización y toma. Como en 1961 con la huelga del Magisterio, o en una marcha por avenida Irarrázaval, cuando un ocurrente Freddy convocó a cortar la fuente de energía de los Trolley que pasaban por esos años y fue fotografiado por la prensa, imagen que llegó hasta Iquique. Allí, “las madres de Freddy y Haroldo, veían con preocupación las gracias de sus querubines universitarios”.
Cerca del ex Pabellón J, Quinteros recuerda que a pesar de que “los beatos decían que Freddy no era de Pedagogía, ganó igual”, con la compañía de muchos que ayudaron a preparar al morrino. “Cuando Freddy ganó fue una celebración eterna”, agrega Jinny.
Son años de intensos aprendizajes que culminan en su matrimonio con su compañera el 27 de abril de 1967, quien recuerda que su pololo no era aceptado por su familia, por lo que “sólo avisé tres días antes que me casaba. Al final, cuando conocieron a Freddy todos lo quisieron montones, sólo eran los prejuicios”.
Otro hito fue la obtención de la Licenciatura en Geografía Humana, sellada con la tesis Los Andes y el Altiplano Tarapaqueños: una tentativa de evaluación geográfica, trabajo publicado en 1971 por el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, sede Iquique, inaugurando una línea de trabajo investigativo de problemáticas regionales que permanece hasta nuestros días a través de otros esfuerzos académicos. El proyecto tuvo sentido gracias al trabajo que Freddy, acompañado por Lautaro Núñez, realizó recorriendo los pueblos del interior en sus últimos veranos universitarios.
Antes de retornar a Iquique y luego de graduarse, Freddy partió a Texas a un viaje de intercambio estudiantil y Dorfman a Berkeley a continuar sus estudios. Paradójicamente, “¡ambos desembocando en la tierra a la que culpábamos de la miseria y el subdesarrollo de Chile!”.
Luego de esa etapa de formación, Freddy volvió a su tierra natal acompañado de su esposa, pero las cosas no habían cambiado mucho. Recuerda Núñez haberlo visto “cargando cajas de cervezas en la bodega del amigo Sotomayor, siendo ya Licenciado en Ciencias Geográficas”. Agrega: “De inmediato lo imaginé a cargo de un programa de desarrollo andino o, como decíamos en esos tiempos, «de los pueblos del interior»”. Y así es que Freddy fue presentado al ya por entonces alcalde “Choro” Soria.
Tras una reunión y ya hecho el papeleo, al tercer día le entrega una Jeep Land Rover para comenzar sus labores. “El geógrafo”, como recuerda su amigo, “llega a los pueblos andinos no como una visita más, efímera y burocrática. Ahora por fin arriba a las alturas «Taberna Plan Andino», como le decían los aymaras”, refiriéndose al plan de desarrollo local sustentable y de la mano de la cultura de quienes vieron nacer estas tierras, los ancestros. “Me enamoré del altiplano”, recuerda Jinny, que señala que nunca se imaginó estar en esos paisajes. “Pasábamos en el interior con Lautaro y otras personas haciendo expediciones”.
Pero ya habían pasado tres años desde que Freddy y Jinny se casaron. “Fue planificado porque teníamos tantas cosas que hacer, y con un hijo no iba a ser posible partir con Freddy a cualquier parte, y esa no era una vida para un bebé”. El 15 de abril de 1970 nace su primer hijo, Ignacio. Pasarían dos años para el nacimiento de su hija Daniela.
“Freddy fue un padre maravilloso. En esa época los hombres no solían hacerle nada a las guaguas, pero Freddy con el poco tiempo que tenía lavaba los pañales, hacía papa. Siempre fue un adelantado para todo”, rememora Jinny.
El trabajo continuaba. Salida tras salida a terreno, Taberna seguía acumulando experiencias sin que eso implicara desligarse del mundo político. Asumió la presidencia provincial del Partido Socialista, etapa en la que colaboró intensamente con la campaña de la UP. “Fue un trabajo arduo que no parábamos, que vivimos muy intensamente, no teníamos sábados ni domingos, pero contábamos con la ilusión que estábamos construyendo algo”, detalla su esposa sobre ese momento.
Tras la elección del gobierno de la Unidad Popular, fue nombrado Director Regional de la Oficina de Planificación Nacional, ODEPLAN, a los 27 años. Freddy no despidió a nadie de la unidad y continuó trabajando con funcionarios de la gestión anterior, la mayoría de ellos democratacristianos.
Un evento realizado en ese periodo fue el Primer Congreso del Hombre Andino, en el que participó como co-organizador. En la instancia “no se hizo otra cosa que recoger nuestro común «descubrimiento» de un mundo andino oculto en el sistema nacional”, recuerda Núñez.
Otro hito que le ocurre al Pete en este tiempo fue el reencuentro con un ausente. Una mañana de 1972 golpearon su puerta. Abre Jinny quien reconoce de inmediato al personaje que está frente a su casa, aquel hombre que Freddy ya le había mostrado en la calle. Fue él, su padre biológico, quien esta vez le pide asistencia al hijo, que como autoridad local podía ayudarlo. El bloqueo económico programado hacía escasear de todo, entre esto, los repuestos para máquinas, las que el progenitor de Freddy requería como transportista. Hablaron, según señala Dorfman en su libro, como dos adultos desconocidos, “sin alusiones a las numerosas ocasiones en que el padre había visto al hijo limpiar botes de pesca, encerar pisos, limpiar ventanas”. Freddy terminó la reunión diciéndole a su esposa que ayudará al hombre como lo haría con cualquier otro.
A estas alturas las historias de la vida de Freddy en ese Iquique de la pre dictadura son muchas, entre ellas los hostigamientos de sectores paramilitares de derecha que arrojaron pintura a la casa de los Taberna Arancibia y rayaron la camioneta de la familia. Hoy Jinny reflexiona sobre este periodo: “no nos preparamos, fuimos ingenuos, confiamos en la institucionalidad”.
Un montón de anécdotas han ayudado a mitificar la especial figura de Freddy, pero Dorfman ayuda con una advertencia de cuidarse de las idealizaciones de las personas luego de que éstas están muertas. Para él muchos puntos los separaban, por ejemplo, que éste estuviera “excesivamente obsesionado con la idea de que la violencia armada era la única vía para que los pobres pudieran cambiar su situación”.
A pesar de esas diferencias, “así era Freddy: popular y cerebral, gracioso y analítico, enérgico y valiente, amable con la gente modesta y cómodo en el medio académico, siempre dispuesto a luchar con los puños y también con la boca”, hasta que el 17 de septiembre tuvo que entregarse para que soltaran a su esposa Jinny. Lo llevaron a Pisagua para no dejarlo volver a casa nunca más, historia que sigue abierta hasta hoy.
Homenaje a Freddy Taberna G. Escritos sobre la sociedad Aymara del norte grande de Chile (LIBRO)
Fuente :buenasletras.cl
Categoría : Prensa
La obra trata de revelar la estampa académica del intelectual iquiqueño, fusilado en Pisagua el 30 de octubre de 1973, Freddy Marcelo Taberna Gallegos. Esta publicación tiene además otro objetivo, cual es, la de hacer visible un conjunto de publicaciones sobre el mundo andino y, que viene a representar el “eslabón perdido” que une la década de los sesena con la de los ochenta.
- Año de publicación: 1999
- ISBN: 956-7628-03-3
- Categoría: Ensayo
- Categoría: Humanidades y Ciencias Sociales
SELLO EDITORIAL: Oñate Impresores,
Auditor del Rumpy confiesa al aire ejecuciones de detenidos desaparecidos. Acá te revelamos su verdadera identidad
Fuente :Elciudadano.com 9/12/2015
Categoría : Prensa
Un hombre llamó al programa Chacotero Sentimental y dijo haber participado de ejecuciones y violaciones a los derechos humanos, en los meses posteriores al Golpe, cuando se encontraba realizando el servicio militar.
Desde que comenzó el Chacotero Sentimental que hemos podido escuchar de todo con el Rumpy. Pero lo que pasó hoy no tiene comparación y se ha sentado un precedente en cuanto a declaraciones criminales que no tienen mucha lógica. El asunto fue el siguiente.
Un sujeto, que se identificó como Alberto, de 62 años cuenta la historia de que en su juventud se había entusiasmado con una polola, que era una italiana maravillosa pero que no pudo consumar su amor, porque en el 73, de mala suerte, fue llamado a hacer el servicio militar, donde «se quedó pegado como por 3 años».Este Alberto, en el fondo, lo que quería contar era que la italiana maravillosa no lo esperó, que se casó con el regidor de la ciudad y que se enteró de ese matrimonio por las páginas sociales del diario, pero que por las casualidades de la vida, siendo milico, se encontró en la carabana que asesinó al esposo de la italiana -ya que era un regidor socialista- entre otros. (En total reconoció haber participado en unos 18 fusilamientos).El asunto es que años después se volvió a encontrar con esta mujer, que a pesar de los años y la pena, seguía siendo maravillosa y que estableció una suerte de relación amorosa con ella, sin que supiera de que él había sido el asesino de su esposo.
Ante la constante remembranza de su marido, este Alberto no aguantó más y le contó que él había participado en su ejecución y ella, que seguía siendo maravillosa porque practicaba artes marciales en la esperanza de encontrarse con los asesinos de su esposo, le sacó la cresta y media, pudiendo reaccionar conforme a todos los años de preparación física y a las ganas de venganza.
Esa es la historia que Alberto quería contar, como quien cuenta que se tiró a su prima para la fiesta de año nuevo.
Con lo que no contaba, era con que la historia que estaba saliendo al aire, más que hablar de un romance freak, hablaba en realidad de violaciones a los Derechos Humanos. Entre las declaraciones que va soltando a medida que cuenta su «romance» son completamente descarnadas y son del corte «asesinar gente era mejor que fumar marihuana».
La explicación que da a su actuar era que “…estabas obligado, o te mataban los milicos o te mataban ellos (…) Uno actuaba por maldad y después cachabas que te gustaba y te volvías loco. Luchabas contra ese sentimiento (…) Cuando eres pelado no tienes derecho a preguntar”.Entre las atrocidades que narra (les dejo el audio más abajo para no ir detallando cada cosa que dijo) señaló que publicó un libro que se llama «Desperdicio Militar Obligatorio» y más tarde, dijo que se podía buscar en google. Y así lo hicimos.Resulta que el llamado Alberto, en su libro se llama «Demián», pero en la vida real se llama Guillermo Reyes Rammsy. Es oriundo de Iquique y, efectivamente tiene 62 años.
Entre los datos que fue soltando en su narración, además señaló que el esposo de esta Italiana era «regidor de su ciudad» y el único regidor de Iquique que figura como detenido desaparecido es Juan Antonio Ruz Díaz, quien coincidentemente, estaba casado con una mujer de apellido italiano. Misma mujer que años más tarde demandó al Estado de Chile por la desaparición de su marido.En el Informe Rettig, lo que aparece de información al respecto es lo siguiente:
El día 29 de octubre se constituyó un Consejo de Guerra que decretó pena de muerte para cuatro personas, las cuales fueron ejecutadas, a las 06:00 horas del día 30 de octubre de 1973 en el Campo de Prisioneros de Pisagua.
En el diario «El Tarapacá» del día 31 de octubre de 1973, se informó la ejecución, haciendo referencia a la supuesta participación de los condenados en un plan destinado a provocar la guerra civil en Chile y la rebelión de las Fuerzas Armadas. Fueron ejecutadas así, las siguientes personas:
Rodolfo Jacinto FUENZALIDA FERNANDEZ ,Juan Antonio RUZ DIAZ,José Demóstenes Rosier SAMPSON OCARANZA,Freddy Marcelo TABERNA GALLEGOS
Consejo, a esta Comisión le asiste convicción de la falta de legalidad en la tramitación del proceso. Fundamentan esta convicción los elementos que se indican, sin perjuicio de aquellos que revisten el carácter de generales para todos los procesos:No hubo unanimidad de los jueces que concurrieron en el fallo. En la sentencia se deja especial constancia que el Auditor Ad hoc «estuvo por imponer a los citados reos la pena de diez años de presidio mayor en su grado medio, estimando que cabe hacer aplicación al respecto de las normas del artículo 107 de Código Penal, en grado de tentativa, y que los favorece la atenuante de su anterior conducta irreprochable». Así, en este Consejo, no se cumplió un principio básico establecido en la legislación: que la pena de muerte sólo puede aplicarse cuando concuerdan en ella la totalidad de los sentenciadores.
– Se condenó a los prisioneros por delitos que no fueron debidamente probados y que legalmente no procedía imputárseles: los cuatro procesados fueron condenados como autores del delito previsto en el Nº2 del artículo 245, en relación con el artículo 246, del Código de Justicia Militar. La primera de esas normas, a esa fecha disponía: «será castigado con la pena de presidio militar mayor en su grado máximo a muerte:… El militar que sedujere tropa chilena o que se hallare al servicio de la República para que se pase a las filas enemigas o deserte las banderas en tiempos de guerra»; El artículo 246 del mismo Código establecía que: «si en los crímenes indicados en el artículo anterior incurriere un chileno no militar o individuo de la clase de tropa la pena podrá rebajarse en uno o dos grados según las circunstancias, …»;
– Las conductas por las cuales se condenó a los procesados, de haber sido efectivas, se cometieron con anterioridad al ll de septiembre de l973, contrariando la exigencia de la conducta jurídica imputada, cual es que ocurran en tiempos de guerra;
– De haberse cometido estos hechos, ellos no fueron consumados. La propia sentencia se encarga de establecerlo en su considerando 3º: «Que estos hechos, a juicio del Consejo de Guerra, constituyen el delito referido en los artículos 245 Nº2, en relación al artículo 246 del Código de Justicia Militar, en grado de frustración»;
– El único medio de prueba que se cita en la sentencia, para acreditar la participación de los condenados en los delitos señalados, es la supuesta confesión de los procesados. Respecto de las confesiones debe tenerse presente que los antecedentes recibidos por esta Comisión, permiten afirmar que en los interrogatorios practicados en el Campo de Detenidos de Pisagua se utilizó sistemáticamente la tortura, lo cual invalida en la especie este medio de prueba.Los cadáveres de las víctimas jamás fueron entregados a sus familiares, no obstante que resultaba moral y jurídicamente obligatorio hacerlo así. Algunos familiares de los condenados recibieron el 30 de octubre de l973 una carta de la VI división del Ejército en la cual se les comunicaba que: «… en el día de hoy se ajustició en Pisagua a…, por resolución acordada por los Tribunales Militares en Tiempo de Guerra. Se les dio cristiana sepultura en el Cementerio de Pisagua». Nunca se dijo a los deudos cuál era el lugar preciso dónde se encontraban enterrados. Hasta la fecha, sus cuerpos no han sido encontrados.
Esta Comisión tiene así la convicción que Rodolfo Fuenzalida, Freddy Taberna, Juan Ruz y José Sampson fueron ejecutados por agentes del Estado en un proceso que por no haberse ajustado a derecho, vulneró las reglas de resguardo a los derechos humanos de los procesados.
Respecto de la italiana, sol
o vamos a aplaudir su tezón; su entrenamiento y su valentía. También sentir alegría por la oportunidad que tuvo de poder tener entre sus manos a quien asesinó a su esposo y reaccionar como muchos quisieran hacerlo, en este país en el que la justicia sólo favorece a los Novoas, Délanos, Lavines, y en general, a todos los que tiene plata, como Jhonny Herrera.
Espero que, así como Reyes Rammsy, otros que también participaron en las violaciones a los Derechos Humanos, a pesar de toda la locura y de todas las justificaciones que puedan encontrar a las aberraciones que cometieron, encuentren la forma de hacer público lo que sucedió. En este relato, se aportan datos importantes como que algunos detenidos desaparecidos fueron dinamitados y que difícilmente se van a poder encontrar esas osamentas. También reconoció haber participado en el asesinato de otras muchas personas, cuyos casos no sabemos si están o no resueltos y si se acuerda de la identidad de Ruz Díaz, puede no ser imposible que se acuerde del resto, como también de los nombres y suertes de quienes cometieron estos delitos en su compañía.
Da igual a estas alturas quién dio las ordenes. Seguirle sumando años de cana a Krassnoff o a Corbalán no tiene caso. Seguir sumándole almas al Ronco o al Mamo, que ya se están pudriendo también en cuerpo, tampoco tiene sentido; y menos seguir diciendo que Pinochet fue un maldito, porque es seguir hablando de lo mismo. Lo importante es que los familiares sepan dónde están sus seres queridos y qué pasó con ellos antes de que, como los torturadores, se vayan también muriendo, sin encontrar justicia o descanso en la búsqueda.
Por esta razón me animo a dar la identidad de este sujeto que llamó a la radio, para contarle un romance al Rumpy. Porque lo cierto, es que nunca contó un romance, sino una historia de horror, que ya venía contando hace rato en su libro, que publicó también en un blog.
Acá está el audio que es de Radio ADN