Fecha Detención :
Comuna Detención :
Fecha Asesinato : 30-10-1988
Comuna Asesinato : Valparaíso
Partido Político :
Oficio o Profesión : Estudiante de Enseñanza Media
Estado Civil e Hijos :
Nacionalidad : chilena
Relatos de Los Hechos
Fuente :( Informe Rettig )
Categoría : Antecedentes del Caso
Uso imprudente de la fuerza
Esta categoría comprende las muertes producidas por la negligencia grave o falta grosera de cuidado de parte de los agentes del Estado en el uso de sus armas de fuego.
Los casos de muerte por uso imprudente de la fuerza investigados fueron producidos, principalmente, por disparos al aire efectuados por agentes del Estado que alcanzaron a personas ajenas a los hechos.
Los casos particulares que se incorporan en esta clasificación son los siguientes:
DUARTE REYES, Ramón Leopoldo
MANZANO GONZALEZ, Patricio Enrique
PLAZA DIAZ, Sara Beatriz
«Gatillo fácil»: Una tragedia que se repite en San Antonio, el olvidado caso de Ramón Duarte ocurrido en octubre de 1988
Fuente :https://www.elciudadano.com/ 18/4/2023
Categoría : Prensa
La noche del sábado 29 de octubre de 1988, Ramón Duarte Reyes, conocido por sus amigos y familiares como 'Ramucho' fue asesinado vilmente con un disparo en el pecho por un Carabinero que lo detuvo sin justificar.
La noche del sábado 29 de octubre de 1988, Ramón Duarte Reyes, conocido por sus amigos y familiares como ‘Ramucho’ fue asesinado vilmente con un disparo en el pecho por un Carabinero que lo detuvo sin justificar, relata un reportaje de la época divulgado por el periódico La Era.
El lamentable e injustificado crimen sucedió cuando el joven de apenas 18 años de edad y estudiante cuarto año del Liceo Fiscal de San Antonio caminaba entre risas por las calles junto a un par de amigos más, Paolo y Víctor. Era casi la medianoche.
Cuando los tres chicos se disponían a ir a un bar, un par de Carabineros se bajaron abruptamente de un colectivo y se les acercaron de forma violenta. «¡Alto!», gritaron los policías, y de inmediato procedieron a insultarlos y a empujarlos hacia la pared. Uno de los funcionarios tomó por un brazo a Ramón y le dijo: «¡Ya camina!, negro» y le puso su metralleta apuntando al pecho. En pocos segundos, Paolo escuchó un disparo y Ramucho cayó al suelo.
En ese momento, el otro Carabinero exclamó mirando al que había disparado: «¡La cagamos, vámonos!» y salieron corriendo al colectivo que se alejó rápidamente del lugar, donde Paolo, Victor y Ramón habían sido víctimas de la brutalidad policial.
Cuando Paolo y Víctor, en medio del desasosiego y la desesperación, con las manos manchadas de sangre para intentar salvar a Ramón, buscaron auxilio y consiguieron montarse en un colectivo. Sin embargo, a mitad de camino, una patrulla de Carabineros les impidió el paso por la vía y ellos se bajaron a pedir auxilio. La respuesta de los uniformados fue que ellos no eran ambulancia ni enfermeros, y de inmediato los volvieron a revictimizar al incriminarlos como supuestos ladrones de carros.
Los carabineros se llevaron detenidos a los tres jóvenes, incluyendo el mal herido Ramón, a quien llevaron a una estación policial, lo tacharon de delincuente, no le prestaron los debidos auxilios médicos y murió. Fue uno de tantos lamentables casos de gatillo fácil del cuerpo policial, una práctica histórica que tiene sus más profundas raíces en la dictadura de Pinochet.
La familia de Ramón buscó esclarecer el crimen pero el caso se había tornado en un cangrejo y el manto de la impunidad ocultó cualquier resquicio de justicia. Los padres de Ramón solo volvieron a ver a su hijo cuando lo misma policía fue a su casa a informarles que su hijo había muerto y que el cadáver estaba en una estación policial donde habían llevado detenido a Ramucho.
Las similitudes entre aquel caso del joven Ramón y la del chico David (se refiere a David Toro, asesinado el , 35 años después, dejan claro que el poder de la metralleta y el dedo que dispara con facilidad el gatillo sigue vivo en el alma de los carabineros.
Los vicios y dictámenes de la dictadura militar, más allá de seguir inscritos en el texto constitucional también forman parte de la violencia insertada en la sociedad, no justamente por la creciente criminalidad, sino por un modelo de seguridad que requiere cambios y de unas leyes que como la recién promulgada por el Congreso, en plena era democrática y de cambios, ponen en peligro la vida de cualquier ciudadano, que sin mayores evidencias, puede ser sitiado por un enemigo que debería ser garante de su vida y su seguridad.