Fecha Detención : 17-09-1973
Comuna Detención : Paine
Fecha Asesinato : 18-09-1973
Comuna Asesinato : Paine
Partido Político :
Oficio o Profesión : Obrero agrícola
Estado Civil e Hijos : Casado
Nacionalidad : chilena
Relatos de Los Hechos
Fuente :(Informe Rettig)
Categoría : Antecedentes del Caso
CHAVEZ REYES Carlos
El 17 de septiembre de 1973, se produjo la ejecución de cuatro personas que se presentaron voluntariamente a la Sub Comisaría de Carabineros de Paine. Se trata de:
– Orlando Enrique PEREIRA CANCINO, 32 años, casado, agricultor, sin militancia política;
– Raúl del Carmen LAZO QUINTEROS, 38 años, agricultor;
– Pedro Luis RAMIREZ TORRES, 34 años, agricultor;
– Carlos CHAVEZ REYES, casado, agricultor, sin militancia política.
Se presentaron al cuartel indicado a raiz de una citación practicada por Carabineros a través del Presidente del Asentamiento Paula Jaraquemada, ex- fundo San Francisco de Paine. En ese recinto quedaron detenidos.
De acuerdo a testimonios verosímiles recibidos, los detenidos fueron sacados en la madrugada del 18 de septiembre, por un grupo de Carabineros y civiles, y llevados en un vehículo tipo furgón escoltado por varios vehículos particulares hasta el cerro Collipeumu, donde los hicieron bajar con las manos en alto, procediendo a disparar sobre ellos. Los cuerpos fueron lanzados al río del mismo nombre.
Los cadáveres, que fueron hallados en el río, presentaban numerosos impactos de bala en el cuerpo. Algunos de ellos habían sufrido mutilaciones en partes del cuerpo y no tenían ojos.
Con fecha 20 de septiembre de 1973 se practicó la autopsia de los cuerpos y en cada caso se concluyó que la causa de la muerte fueron las heridas de balas.
Todo lo anterior permite a esta Comisión formarse convicción que los detenidos fueron ejecutados por agentes del Estado, acompañados de civiles, violando así sus derechos humanos.
Relato de Clemencia Chavez Silva (extracto)
Fuente :germina.cl 2014 AFDD PAINE
Categoría : Prensa
Clemencia Chávez Silva, hija de Carlos. Este testimonio se basa en conversaciones sostenidas entre Clemencia y las investigadoras de Germina, conocimiento para la acción. Participó de la conversación Rosa Chávez Silva.
Testimonio de Clemencia Chávez Silva Mi papá, Carlos Chavéz fue nacido y criado en Paine. Mi mamá, Carmen Silva, Carmela, de muy niña vivía en San Vicente de Tagua-Tagua. Nunca he sabido a qué edad llegó con su fami – lia a Paine. Lo que sé es que siempre fueron de Paine, del sector San Miguel. En el fundo San Francisco trabajaba mi papá. Era mediero con los señores Tagle, ellos traba – jaban mucho tiempo. Mi papá no trabajaba en el fundo de ellos, no era trabajador, era como arrendatario, un mediero. Mis papás se casaron siendo grandes, de unos 35 años. Mi mamá vivía en el fundo San Miguel y mi papá en el fundo San Francisco. Entre sus familias se conocían, en generaciones antiguas eras compadres. Ellos siempre vivieron en el sector de San Miguel, hasta que se fueron al asentamiento Paula Jaraquemada 1 . Mi papá era mediero, le pagaba a una persona, que vivía con nosotros, para que cumpliera la obligación de estar en el fundo. Nosotros fuimos cuatro hermanos, dos que es – tamos vivas y dos hermanitos que fallecieron. El mayor falleció casi a los dos años, tuvo un accidente, después vine yo, después mi herma – na y el guaguito que murió después del parto. Mi papá no perteneció a ninguna directiva del asentamiento. No pertenecía a nada por – que nunca le gustó, además que escasamente aprendió a escribir su nombre cuando nosotras comenzamos la escuela. Y así firmaba, pues no sabía leer ni escribir. A él le gustaban mucho las carreras, iba el día domingo a Santiago y siempre me pedía a mí que le comprara el diario y le viera las carreras. Era muy reservado, muy reservado, era poco lo que le podíamos escuchar decir. Quizás con sus amistades comentaba algo sobre lo que estaba ocurriendo en los asentamientos con la Reforma Agraria. No era muy sociable, pero con las personas que le caían bien podía entablar una conversación. Siempre venía una prima con su marido desde Santiago y con él le gustaba mucho conversar. Tenía su amigo de Curacaví, Carlos Pinto, con él salían y se perdían dos o tres días.
Trabajando estaba cuando fue el golpe militar Entré el 1 de Agosto del 72 a trabajar. Con lo que ganaba fui tomando cursos de contabilidad, de cajera. Trabajé un año y postulé a los asentamientos que se fueron formando. Primero trabajé en el asentamiento donde vivía quién más tarde fue mi suegro y otras personas conocidas. Después me fui haciendo conocida en los otros asentamientos y me hice cargo de dos cajas más. Llevaba casi un año trabajando en el asentamiento y vino el golpe de Estado. Ese día fui a trabajar a otro asentamiento, a Santa Ana, camino a Huelquén. Estaba trabajando tranquilamente cuando llegó una señora y me dice “Señorita Clemencia, no sabe lo que pasó en Santiago. Hubo un golpe militar”
Justamente ese día todos los trabajadores de los asentamientos del sector se fueron al fundo Cachantún para hacer una toma. Eran apoyados por muchos otros asentados de Acúleo y de muchos otros lugares. Muy temprano partieron para allá, algunos pasaban en colosos. Me cuenta mi suegro que ellos iban hacia el fundo cuando alguien los detuvo y les dice “Devuélvanse porque hay un golpe militar”. Esta experiencia nunca se me ha olvidado. Ordené mis cosas, tomé la bicicleta y me fui para la casa. Fue impresionante ver los vehículos, los tractores, los coches, la gente a caballo, en colosos, que volvían muy rápido a sus casas, a sus asentamientos porque lo que estaba pasando era algo muy grande, muy fuerte y sin saber todo lo que vendría. Llegué a mi casa, la luz estaba cortada, estaba mi papá, mi mamá y mi hermana y escuchábamos una radio chiquitita. Mi papá me dice “Te viniste al tiro”, no había teléfono donde yo pudiera llamar y le digo “Uy Tati lo que está pasando” -“Si pues hija, es algo grande”. Conversé con él y le pregunté “¿Qué consecuencias puede traer esto?”- “Bueno, hay que esperar lo que pase, ojalá esto no siga avanzando”. Escuchamos las noticias en la radio.
Los días después del golpe… buscando a mi papá Fueron terribles, terribles, daba susto porque si bien se podía salir a comprar, por el toque de queda había que volver muy rápido. Tengo grabado el recuerdo del día 17 de septiembre, con mi hermana decidimos ir al pueblo de Paine para comprar algo para el 18. “Vamos a ir a comprar al pueblo” y mi mamá nos dice “Ya, vayan pero vuelvan luego porque va a ser el toque de queda”. Fuimos rápidamente a comprar y siempre me acuerdo que compré una colonia que le tomé mucho rechazo pues me trae los recuerdos de mi papá yéndose hacia la comisaria. Compramos las cosas que íbamos a comprar y nos regresamos a la casa. Llegamos felices a la casa, cuando estamos entrando vemos a mi papá que va con su sombrero, con un chaleco que se lo había tejido la tía Malena y una chaqueta que se la ponía en el hombro. “Tatita para dónde va si ya es toque de queda” le digo. Entonces se para, nos mira y nos dice “Voy a dar una declaración, voy y vuelvo, quédense con su mamá y lueguito regreso”, a mí me dio una cosa extraña. Entré a la casa y mi mami estaba llorando, llorando, llorando “Pero mami ¿qué pasa?” y nos dice “Chiquillas al Tati le llegó una citación y tiene que ir a la comisaría a dar una declaración”. Mi papá prefirió presentarse en la comisaria antes que vinieran en la noche a buscarlo. Se sabía que en esos días muchas casas del sector fueron allanadas, les pegaban a la gente. Por lo mismo mi mamá nos dice “Entonces antes que vengan aquí a la noche, para que ustedes no se asusten él quiso ir mejor y dar la declaración y vuelve luego”, pero mi mami lloraba, lloraba, yo no sé qué fue lo que él le dijo pero ella lloraba mucho. Yo salí detrás de él y le dije “¿Tatito lo acompaño?” “No mocosita, quédese” y yo me quedé en la calle y lo vi hasta que él desapareció de la vista (Rosa Chávez).
Salimos todas y lo vimos caminar hacia el pueblo de Paine. “Pero mamita si él va, ¿va a volver?” le pregunté. Tenía que volver pues se suponía que él iba a dar esa declaración e iba a regresar. Pasaron las siete, las ocho, las nueve, empezó a oscurecer, pasaban los camiones de los milicos, carabineros con las metralletas. Nosotros salíamos corriendo a mirar y nunca regreso. Pasamos la noche solas, casi no dormimos. Desde otros sectores se sentían balazos, gritos, disparos, ¡Uy qué terrible! y mi mamá lloraba, lloraba y decía “Chiquillas no aguanto esto, tengo una angustia, tengo una angustia, voy a ir tempranito a la comisaría a ver qué pasó”. Mi mamá se arregló y salió a la comisaría. Nosotras nos quedamos en la casa y vinieron dos amigas a acompañarnos. Mi mamá llegó a la comisaría pero no pudo avanzar más allá del Estadio porque estaba todo acordonado con carabineros y uno de ellos le dice “Señora para dónde va”, ella respondió “Yo vengo a saber de mi marido porque se vino a presentar para dar una declaración con otras personas y hasta el momento no sabemos nada y yo quiero saber de él, qué pasó”. Como mi mamá insistía en pasar, el carabinero le dice “Señora váyase a su casa que puede volver hoy día o como no pueda volver nunca más”. Con esas palabras mi mamá llegó a la casa deshecha llorando. Mientras mi mamá andaba en la comisaría, llegó a la casa Mario Tagle , unos de los dueños del fundo, y preguntó si ella tenía noticias de mi papá. Dijo que iba a averiguar por mi papá pero nunca hizo nada. Siempre digo si mi papá trabajó mucho para ellos y si todos ellos andaban en esas noches, entonces si ellos sabían que él era del fundo ¿por qué no lo sacaron o averiguaron quienes estaban en la comisaría? La lista de las personas que debían ir a declarar fue hecha por otro de los Tagle y se la entregaron al presidente del asentamiento, Carlos Pacheco y él fue a avisarles que debían presentarse para una declaración. Mi mamá también fue donde Sagredo, un carabinero amigo que iba a la casa porque una tía materna le daba pensión. Él y su esposa nos conocían de muy niñas, conocían a mi papá porque les hacía trabajos en el sitio donde vivían ellos. Por lo que pudimos averiguar, Sagredo estaba en la comisaria cuando mi papá llegó a presentarse y tampoco hizo nada, por último haberle dicho “Póngase allí, después lo vamos a conversar” pero no hizo nada. Sagredo negó todo, negó que lo había visto y mía tía le dijo “¡Pero Víctor cómo dices tú que no lo has visto y yo estoy viendo algo que es de mi cuñado!”. Andaba trayendo el reloj de mi papá. Donde me decían que podía estar mi papá yo iba, una vez fui al Estadio Nacional . Aprendí a conocer Santiago, mi hermana se quedaba en la casa con mi mamá y yo me iba temprano, salía en la primera micro a Santiago, fui a la Fiscalía, donde me decían que iban a salir listas allá iba. También fui al Estadio Chile4. Por ser menor de edad no me dejaban entrar a todos lados, llevaba mi carnet de identidad, pero no me dejaban.