Silva Garín Patricio

Rut: 1.847.993-1

Cargos: Medico

Grado : Coronel

Rama : Ejército

Organismos : Dirección Nacional de Inteligencia (DINA)

Año Fallecimiento : 2019


Médico de la DINA y CNI operó a Eduardo Frei Montalva

Fuente :ciper, 5 de Marzo 2009

Categoría : Prensa

El 6 de diciembre de 1981 marca el camino a la muerte del ex presidente Eduardo Frei Montalva. Ese día, asume el timón de la decisiva segunda operación, el doctor Patricio Silva Garín, del Hospital Militar. Todos los profesionales a los que convoca a su equipo son militares, incluido un médico, hasta ahora omitido y que pertenecía a la CNI; y un anestesista con historia. La reconstitución de esos momentos revela que los hombres de los servicios de seguridad de Pinochet que cercaron a Frei en sus últimos días están unidos en una trama que involucra varias muertes que bien podrían aclararse en el curso de la investigación del ministro Alejandro Madrid. La de José Tohá es una de ellas.

Tan sólo unos minutos le bastan al doctor Patricio Silva Garín para decidir ese 4 de diciembre de 1981 que Eduardo Frei Montalva debe regresar de inmediato a la Clínica Santa María. Han trascurrido 17 días de la operación a la hernia al hiato a la que se sometió en la misma clínica, y hay síntomas claros de una recaída. Los primeros en ser alertados son los agentes de la CNI y de la Unidad Antiterrorista (UAT, de la Dirección de Inteligencia del Ejército, DINE). La información la reciben –entre otros- del chofer de Frei y hombre de confianza de su familia, Luis Becerra, quien desde que Frei enfermó se ha instalado y está presente a toda hora en la casa familiar ubicada en calle Hindemburg. En ese momento nadie sospecha que Becerra es agente de la CNI.

Dos días después, a las 16 horas, el ex presidente yace pálido y febril en la camilla del pabellón. Está a punto de comenzar la segunda operación. Y esta vez, en el puesto de mando se instala el doctor Patricio Silva Garín, el que acaba de relevar al cirujano Augusto Larraín Orrego, quien dirigió la primera intervención. A su lado se ubica el doctor Eduardo Wainstein, cirujano gastroenterólogo y cancerólogo, médico jefe de Cirugía del Hospital Militar.

Sólo esos dos médicos aparecían hasta ahora en esa segunda y decisiva operación al ex presidente. Inexplicablemente se omitió el nombre del tercer médico al que convocó personalmente el doctor Patricio Silva Garín (descartando a todos los facultativos que habían participado anteriormente en el equipo que atendía a Frei). Pero el equipo de policías que junto al ministro Alejandro Madrid investiga la muerte del ex presidente, lo encontró. Y este fue Rodrigo Vélez Fuenzalida, en esos momentos cirujano de urgencia del Hospital Militar, de la Clínica Santa María y también médico de la CNI.

Rodrigo Vélez, quien ingresó a la DINA en 1976 y siguió en la CNI hasta al menos 1982 y en el Ejército hasta 2004 (actualmente se desempeña en el centro Dial Médica de Providencia), participa en la operación que el 6 de diciembre de 1981 marca un antes y un después en la vida de Eduardo Frei Montalva. También en su historia clínica.

Los otros hombres de la DINE

A las 16 horas del 6 de diciembre de 1981 se inicia la segunda intervención. Todo se desarrolla bien salvo en un pequeño momento en que el doctor Silva trata de separar las asas intestinales al percibir un plastrón que comprometía varias de ellas. Pero sutura y poco después da la autorización para que el paciente sea trasladado a la habitación 401.

A la mañana siguiente, el doctor Alejandro Goic es llamado de urgencia: el doctor Carlos Zavala, de la Clínica Santa María, le informa que el ex mandatario está en shock séptico. Otro de los médicos del mismo establecimiento hospitalario, el doctor Sergio Valdés, uno de los más respetados por su experiencia en Cuidados Intensivos, diagnostica que lo más probable es que se haya provocado una infección en la cavidad abdominal.

Como ha quedado demostrado en la investigación judicial y también en la investigación hecha por la autora de este reportaje, la evolución de Frei Montalva es seguida de cerca por los agentes de la Unidad C1-2 de la CNI, que en esos días tienen como misión primordial rodear la Clínica Santa María para informarse paso a paso de lo que ocurre. También cuentan con informantes privilegiados, como los doctores Sergio Virgilio Bocaz, quien trabaja simultáneamente en la Clínica London (desde 1976) de la CNI y en la Santa María; y Pedro Samuel Valdivia Soto, médico de la CNI; quien trabaja también en la Clínica Santa María.

Valdivia fue contratado para atender a los pacientes del post operatorio entre las 20:00 y las 8:00 horas. Por lo mismo, tiene acceso a cualquier hora de la noche a la habitación 401, la de Eduardo Frei.

De hecho, poco antes de que se decidiera relevar al doctor Augusto Larraín de su rol de médico jefe de Frei, el doctor Pedro Valdivia examina al paciente. Dice haber sido convocado por la enfermera María Victoria Larraechea, cuñada de Eduardo Frei hijo. Pero la hermana de Marta Larraechea niega haberlo llamado. Y luego, minutos antes de que el doctor Patricio Silva Garín asuma el rol principal entre los médicos de Frei, testigos verán a Silva y al doctor Pedro Valdivia conversando en un pasillo.

Toxinas en la cárcel y en la Santa María

El 8 de diciembre se decide volver a operar a Frei. Son horas críticas. Nuevamente el cirujano Patricio Silva da el vamos. Son las 19:30 exactas. Afuera, se siente el ritmo tranquilo de la ciudad en un día festivo. Pero en la Clínica Santa María hay angustia. En esas precisas horas, la familia del ex mandatario ignora que un clima dramático similar se apodera de los presos en la Cárcel de Santiago. Dos delincuentes comunes y cuatro integrantes del MIR también se debaten entre la vida y la muerte: Ricardo y Elizardo Aguilera; el jefe de las milicias de resistencia del MIR, Guillermo Rodríguez Morales, y Adalberto Muñoz Jara; más los reos comunes Víctor Hugo Corvalán Castillo y Héctor Pacheco Díaz.

Sólo se salvan los presos políticos. Corvalán y Pacheco fallecen por “intoxicación aguda inespecífica”. Nunca se hicieron análisis de sus restos. Más tarde se probará que fue una intoxicación con toxinas botulínicas. Las mismas que preparaba en el laboratorio de la DINA, el químico Eugenio Berríos. Y sólo en los últimos años se tendrán las pruebas de que fue una contaminación deliberada de sus comidas para asesinarlos. Una operación digitada desde la DINE para vengar a los integrantes del MIR acusados por el asesinato de su colega de la DINA y la DINE, el antiexplosivista Carlos Tapia y del coronel Roger Vergara.

Pero en ese momento nadie liga ambos hechos. Y la familia de Frei Montalva deposita la vida del dirigente democratacristiano en las manos de un equipo médico con estrechos lazos con el poder militar imperante y con sus servicios más secretos. Los mismos que luego de constatar el liderazgo del ex presidente como principal opositor al plebiscito para ratificar la Constitución de 1980, su incorporación como integrante de la Comisión Norte-Sur, el grupo de estadistas mas influyentes del mundo encabezado por Willy Brandt; y su adhesión al grupo que dirige Tucapel Jiménez y que prepara un paro nacional, lo han identificado como el principal enemigo del régimen a eliminar.

La historia oculta de Patricio Silva

El jefe del equipo médico ahora es Patricio Silva Garín, integrante de la plana mayor del Hospital Militar, concuñado y amigo de Patricio Rojas, el fiel ex ministro de Frei. Su presencia en el escalafón militar desde 1956 no es nominal. En 1966 participó en dos cursos en la Escuela de las Américas de Panamá, oscuro centro de entrenamiento de los represores de Latinoamérica.

A Silva le gustaban los cursos militares. En 1974, siguió el curso “Informaciones para oficiales de los servicios” en la Academia de Guerra, donde tuvo varios compañeros notables. Entre ellos, el doctor Eduardo Arriagada Rehren, quien después de asumir el mando de la Clínica London de la DINA fue director de Sanidad del Ejército y director del Instituto Bacteriológico de la misma institución hasta que en 1990 se lo encuentra en el subterráneo de la Brigada de Inteligencia del Ejército (BIE), en calle García Reyes. También figuran en el mismo curso el doctor Sergio Rosende Oyarzo, del mismo Laboratorio Bacteriológico del Ejército y los doctores Horacio Taricco Lavín y Vitorio Orvietto, ambos directores de la Clínica London de la DINA; además del dentista Sergio Muñoz Bontá, del mismo establecimiento.

Cuando al doctor Patricio Silva le han preguntado por los colegas que participaban en los servicios de seguridad, su respuesta es que desconoce todo en esa área. Tampoco identifica en ese grupo al doctor Rodrigo Vélez. Y prefiere no incluir a Vélez entre los facultativos presentes en la operación decisiva a Frei Montalva. Tampoco sabe de la autopsia que se le hizo al ex mandatario y de la cual fue informado por el propio doctor que la practicó: el doctor Helmar Rosenberg. Silva insiste en que ni siquiera conoce a Rosenberg.

Lo cierto es que el doctor Silva, el mismo que estuvo en “comisión extrainstitucional al comando en jefe del Ejército” desde abril de 1980 hasta julio de 1982, se hace cargo de decidir lo que se hará con el paciente Eduardo Frei Montalva en diciembre de 1981, teniendo ya a su haber un rol importante en la hasta ahora no aclarada muerte del general Augusto Lutz, ex director de Inteligencia del Ejército, en 1974.

Fue el propio Silva quien atendió a Lutz cuando éste enfermó súbitamente en Punta Arenas, lugar al que fue relegado por Pinochet en 1974, zanjando así la disputa que mantenía Lutz con Manuel Contreras por los abusos de poder del jefe de la DINA. Silva le diagnosticó una úlcera gástrica y lo acompañó en el avión que lo trajo al Hospital Militar, donde lo operó. El anestesista de esa operación fue el doctor Pedro Cubillos, quien cumplirá la misma función en dos intervenciones al ex presidente Eduardo Frei Montalva bajo la conducción de Silva Garín.

Poco después de la intervención, el 28 de noviembre de 1974, falleció en extrañas cirunstancias el ex director de Inteligencia Augusto Lutz. “¡Sáquenme de aquí!”, fue la última frase que alcanzó a escribir en una hoja de papel que le hizo llegar a una de sus hijas antes de morir. Tenía 52 años.

Pero Silva ya era en diciembre de 1981 protagonista de otro episodio oscuro hasta ahora desconocido y descubierto por el equipo de policías que secunda al ministro Alejandro Madrid. Fue el mismo doctor Silva el que operó en 1975 al ex ministro del Interior y Defensa de Salvador Allende, José Tohá, cuando lo interrogaban los mandos de la DINA Raúl Eduardo Iturriaga Neumann y Marcelo Moren Brito, en el Hospital Militar. La operación se materializa poco antes de que Tohá muera en un suicidio que podría en los próximos meses ser caratulado como homicidio.

Los hombres del cerco a Frei

Los hombres que han cercado a Frei en sus últimos días de vida comparten un pasado oscuro. Es el caso de Luis Becerra, su chófer; de Raúl Lillo, uno de los jefes del seguimiento a Frei desde la CNI y la DINE; del doctor Rodrigo Vélez Fuenzalida, el médico que lo opera y también el doctor Pedro Valdivia, quien circula en el mismo piso donde está hospitalizado el ex mandatario. Los dos últimos atienden a los prisioneros torturados en el cuartel Borgoño de la CNI y ambos saben de otro asesinato en la Clínica London de la DINA. Tanto así, que Valdivia será procesado en 2007 como encubridor del crimen del cabo de la DINA, Manuel Leyton, a quien se le aplicó el mortal gas sarín -fabricado por Eugenio Berríos- para que no revelara a un juez que lo interrogaría que habían lanzado al mar los cuerpos de detenidos desaparecidos.

Pero en esos días de diciembre de 1981 los doctores Vélez y Valdivia, con sus impecables y albos delantales, transitan sin problemas desde la supervisión a la tortura y la sutura a mujeres violadas, al delicado cuidado de los pacientes de la entonces exclusiva Clínica Santa María.

Eduardo Frei muere el 22 de enero de 1982. Un mes después es asesinado el dirigente sindical Tucapel Jiménez. Los dos principales líderes de la oposición y organizadores del paro nacional con el que se pensaba acelerar el fin de la dictadura, han desaparecido del escenario.

En 1990, recuperada la democracia, el ministro Adolfo Bañados toma en sus manos el juicio por el asesinato de Orlando Letelier y también decide investigar a fondo las operaciones de la DINA. Es entonces que se pone en acción el círculo de seguridad en torno a Pinochet y que sigue una línea continua desde la Brigada Mulchén de la DINA, la que pasa a denominarse en 1978 Unidad Antiterrorista (UAT), y luego se convierte en Brigada de Inteligencia (BIE). Pero siempre bajo la dependencia de la DINE.

Miguel Hernández y Raúl Lillo, protagonistas de los seguimientos a Frei y Tucapel Jimènez desde la UAT y la CNI, tienen un nuevo jefe: Arturo Silva Valdés. Será Silva Valdés y Francisco Ferrer Lima, condenado por el asesinato de Tucapel Jiménez, quienes se encargarán de sacar de Chile hacia Uruguay a Carlos Herrera Jiménez, autor del crimen de Tucapel Jiménez y a Eugenio Berríos, el químico que fabricó las toxinas y sustancias letales con que se eliminó a enemigos como Eduardo Frei Montalva.

Otros hombres de la ex Brigada Mulchén, como el brigadier Jaime Lepe, escolta de Pinochet y más tarde secretario general del Ejército, se encargarán de bloquear a la justicia para que las secretas operaciones de esa unidad de elite, como el asesinato de Carmelo Soria, queden en la impunidad.

También se protegerá al suboficial José Roa Vera, de la misma unidad secreta de la DINE antes mencionada, quien fue el responsable de llevar las toxinas botulínicas hasta la Cárcel Publica en diciembre de 1981, con las que se intentó asesinar a cuatro integrantes del MIR en la misma fecha que Frei también agonizaba.

El doctor Rodrigo Vélez (61 años) seguirá durante muchos años su carrera sin perturbaciones. Pero hay un dato, un pequeño eslabón que lo une a la trama oculta donde los servicios de seguridad decidían sobre la vida y la muerte de los opositores al régimen militar. El hecho ocurre en enero de 1993, el mismo año en que Eugenio Berríos fue asesinado en Uruguay, cuando este cirujano de urgencia fue destinado a la Dirección de Inteligencia del Ejército.

En cuanto al doctor Patricio Silva Garín, su carrera ha ido en continuo ascenso. En democracia fue vicepresidente ejecutivo de la Caja de Previsión de la Defensa Nacional (Capredena) y hoy es uno de los más importantes asesores del nuevo Hospital Militar. Su concuñado y amigo, Patricio Rojas, no puede decir lo mismo. Mientras la atención se concentra en la figura del ex ministro del Interior de Frei Montalva, vuelve a cobrar importancia el emplazamiento que le hiciera desde el Congreso la hija del ex presidente, Carmen Frei: “¿A quién protege Patricio Rojas?”.

por : Mónica González 


Exclusivo: Crimen de Frei Montalva, los vínculos del presidente del Tribunal Constitucional y de un médico acusado en el magnicidio

Fuente :cambio21.cl, 8 noviembre 2018

Categoría : Prensa

Un antecedente que hasta el momento no se había develado, es el que une al presidente del Tribunal Constitucional, Iván Aróstica y a uno de los acusados que adhirió al recurso de inaplicabilidad que ese organismo debe resolver, Patricio Silva Garín.

El actual mandamás del TC, fue en su calidad de Fiscal de la institución, subordinado del médico acusado del crimen de Frei Montalva en Capredena, quien era Vicepresidente Ejecutivo. Es más, por ley le correspondía subrogarlo y además eran ambos partes del Consejo de la Caja de Previsión de la Defensa Nacional.

Cinco años trabajaron juntos, día a día. El ministro, debe fallar en una causa en que puede estar legalmente implicado y no ha puesto los antecedentes en conocimiento de sus pares. Si bien en ese tribunal no están reguladas las implicancias y recusaciones que tiene todo juez de la República, por transparencia debiera excluirse.

A punto de fallarse por el Tribunal Constitucional, se encuentra el recurso de inaplicabilidad que presentara el médico Pedro Valdivia Soto, uno de los acusados de ser cómplice del asesinato del Presidente Eduardo Frei Montalva y al cual se adhirieron además otros acusados, entre ellos el también médico Patricio Silva Garín.

La causa que se encuentra en Tabla para este jueves y será conocida por el Pleno del TC y busca resolver si determinados artículos del Código de Procedimiento Penal son o no inaplicables y, en caso de serlo, cómo ello influiría en la causa 7981-B del actual 34° Juzgado del Crimen de Santiago, y que tramita el Ministro en Visita Extraordinaria Alejandro Madrid, por el asesinato del Presidente Frei Montalva, ocurrido en 1982, oportunidad en que no regía el actual sistema procesal penal.

Implicado

Uno de los ministros del Tribunal Constitucional, Cristián Letelier, ex diputado de la UDI, optó por inhabilitarse de conocer y fallar el recurso, por encontrarse afecto a una causal de implicancia -haber sido abogado de Luis Becerra Arancibia, el chofer que traicionó a Frei Montalva-. La implicancia voluntaria y obvia, fue acogida por el tribunal.

Sin embargo, otro ministro del Tribunal Constitucional, también aparece relacionado con uno de los acusados en este caso y hasta el cierre de esta edición, no se ha inhabilitado. Se trata nada menos que del propio presidente del Tribunal, el abogado Iván Aróstica, quien fue designado en 2010 por el entonces Presidente Sebastián Piñera.

Aróstica se desempeñó como Fiscal titular y Director subrogante, en la Caja de previsión de la Defensa Nacional (Capredena) entre 1984 y hasta 1995. Ello es relevante, pues en parte de ese periodo (5 años) se desempeñaba como Vicepresidente Ejecutivo de la misma Caja, Patricio Silva Garín, acusado del crimen de Frei y quien se hizo parte en el requerimiento ante el Tribunal Constitucional con fecha 7 de septiembre recién pasado.

Busca fallar la causa de su ex jefe
Aróstica participaba además n y para él. Así lo establece el artículo 14 del Reglamento de Capredena que coloca al fiscal, en este caso Aróstica, inmediatamente en la jerarquía siguiente a la del Vice Presidente, en este caso Silva Garín.

Las implicancias y recusaciones, son causales de inhabilidad que la ley establece a fin de que un juez o funcionario judicial abandone el conocimiento de un determinado caso judicial, en razón de carecer de la imparcialidad necesaria para intervenir en él. Los artículos 194 y siguientes del Código Orgánico de Tribunales y 113 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, regulan la materia en el país.

Entre las causales para estar implicado o ser recusado, se encuentran el haber el juez recibido de alguna de las partes un beneficio de importancia, que haga presumir empeñada su gratitud; Tener el juez con alguna de las partes amistad que se manifieste por actos de estrecha familiaridad; ser alguna de las partes sirviente, paniaguado o dependiente asalariado del juez, o viceversa; entre otras.

Patricio Silva Garín, es quien decide que Eduardo Frei Montalva debe ingresar a la Clínica Santa María. Pocos días después, Frei agravará su estado febril por la infección a que había sido expuesto e ingresa al pabellón. Él mismo Silva Garín asume la segunda operación, reemplazando al cirujano Augusto Larraín Orrego, quien dirigió la primera intervención.

El juez Alejandro Madrid pudo desentrañar parte importante de la trama que precedió al asesinato de Eduardo Frei Montalva. Logró conformar el delito de homicidio por envenenamiento y procesar a seis personas, incluido desde luego Silva Garín, quien fuera integrante de la plana mayor del Hospital Militar. En 1966 participó en dos cursos en la Escuela de las Américas de Panamá, oscuro centro de entrenamiento de los represores de Latinoamérica.

Silva Garín, llevó a la operación a médicos del Hospital Militar, entre ellos al doctor Eduardo Wainstein, cirujano gastroenterólogo y cancerólogo, médico jefe de Cirugía del Hospital Militar. No es el único, también un tercer médico, Rodrigo Vélez Fuenzalida, quien en esa época era cirujano de urgencia del Hospital Militar, de la Clínica Santa María y también médico de la CNI.

Capredena, el vínculo
Dada su amistad -además son concuñados- con el entonces ministro de Defensa Patricio Rojas, Silva Garín llega a Capredena el 9 de abril de 1990. Nadie conocía su participación en el crimen de Frei. Allí se relacionó con el actual ministro del TC Aróstica, con quien debía trabajar mancomunadamente.

Silva Garín, según quienes le conocen, es un cuestionado personaje, que se encontraba ligado al servicio de sanidad del Ejército, desde 1955 y pasó a retiro recién en 1985 con el grado de Coronel de Sanidad. En materia de DDHH se le ha imputado ser quien evaluaba a los prisioneros en el Estadio Nacional y determinaba quienes podían resistir para seguirlos interrogando.

Se le acusa por “la deficiente y tardía realización de procedimientos quirúrgicos y tratamientos posteriores proporcionados al paciente”. Además, por no haber “advertido ni al paciente ni a su familia, acerca de los riesgos que podría sufrir si se sometía a una operación en Chile, dado el conocimiento previo que tenía respecto de la actuación de los servicios de seguridad del régimen”. Silva Garín mantuvo en todo momento informado a Pinochet del estado de salud del exmandatario. Él es el responsable de la aplicación de “un producto que se encontraba en fase experimental denominado ‘Transfer Factor’ (factor de transferencia), el cual se trajo desde Estados Unidos”, de manera distinta a la dispuesta por el facultativo especialista en la materia.

 

Aróstica: ¿Anarquista de derecha?
Iván Aróstica es un abogado que se define de derecha, aunque reconoce no haber militado en ningún partido de ese sector. Ingresó a la Caja de Previsión de la Defensa Nacional en plena dictadura (1984) y se mantuvo hasta 1995. En el primer gobierno de Sebastián Piñera, desempeñó distintas funciones en órganos del Estado, llegando a ser jefe de la División Jurídica del ministerio del Interior, cargo que dejó cuatro meses después, al ser nombrado por el propio Piñera como ministro en el TC.

Aróstica, ha sido designado dos veces en el TC por Piñera, la segunda vez fue en 2013 y por 9 años. Desde 2017 asumió la presidencia del TC, desde donde ha defendido férreamente el intervencionismo de ese organismo en materias valóricas, al punto de haberse transformado en una verdadera tercera Cámara, pero con derecho a vetar lo acordado por el Congreso. Recientemente fue duramente criticado por haberse izado la bandera nacional el pasado 11 de septiembre, la que no quitó y luego justificó, lo que generó molestia de algunos ministros.

Se ha declarado ferviente admirador del mentor de la UDI Jaime Guzmán, fue socio del ex Contralor Ramiro Mendoza, discípulo del llamado “anarquista de derecha” Eduardo Soto Kloss y es un coleccionista de armas, su preferida, el corvo, destacado en su libro “Por los cuchillos de Chile”, escrito en 2002. Tiene como hobbie además el tiro al blanco, que perfeccionó en su cercanía al mundo militar. También ha reconocido haber sido pinochetista y cercano a movimientos nacionalistas en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile.

Presencia combativa
En su calidad de presidente del Tribunal Constitucional, a principios de este año dio cuenta pública de las actividades 2017 del organismo que preside. En la audiencia se encontraban una parte importante de autoridades nacionales. Por tratarse de un tribunal, la cuenta debió haber sido técnica con entrega de estadísticas, tendencias y otras peticiones de usual ocurrencia en estos casos, se transformó en una cuenta política, que rompió todos los moldes históricos de este organismo y mostró los ‘nuevos tiempos’ que buscará instaurar Iván Aróstica.

Lo que más llamó la atención, es que la crítica no solo provino desde la oposición, sino que hasta el propio abogado de Sebastián Piñera, Juan Domingo Acosta, quien reclamó la pérdida de norte de la autoridad, pues el rol del presidente del TC es velar por la constitucionalidad de las leyes, en su formación y aplicación: “No tiene (Iván Aróstica) una función política ni de salvaguardia de derechos que están más allá de la Constitución. Lo que excede de aquello es algo que no le corresponde, dado que sus miembros no son personas elegidas por la comunidad, como para dar opiniones políticas, sino un tribunal puramente jurisdiccional”, dijo el jurista.

Una de las críticas más relevantes provino del Senador Álvaro Elizalde, quien dijo a Cambio21 que “Aróstica debe entender que preside un tribunal de derecho, no un tribunal de derecha”, denunciando que el presidente del Tribunal Constitucional actúa más como un operador político que como un juez de la República, denunciando que las declaraciones de Aróstica “evidencian el rol de control político del Tribunal Constitucional en contra de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos, expresada en el Congreso Nacional”.

Tampoco se ha guardado sus opiniones políticas, como la que se despachó en su cuenta pública este año, allí, Aróstica le mandó un mensaje a la oposición: “las mayorías legislativas no duran para siempre”. Para Elizalde “sus palabras son expresiones más propias de un operador político que de un juez de la República (…) el Tribunal Constitucional hoy desempeña la misma función que en el pasado realizaban los senadores designados”, dijo. Aróstica ha mostrado en sus fallos su evidente tendencia conservadora, como en el fallo de minoría en contra del aborto en sus tres causales que buscó impugnar la derecha en el Tribunal Constitucional.

Lo que se falla
Sin dudas el único sentido que tiene haber recurrido vía requerimiento ante el Tribunal Constitucional, por parte de los acusados, es lograr retrasar la dictación de la sentencia y, en la medida de lo posible, inhabilitar al Ministro en Visita Extraordinaria a cargo de la causa. La composición mayoritariamente de derecha, a pesar de inhabilitarse el ministro Letelier, ha alimentado las expectativas de violadores de DDHH a conseguir el apoyo del TC.

Bien no les partió yendo a Valdivia, Silva Garín y los otros que se han hecho parte en el requerimiento. El tribunal al discutir su admisibilidad, el pasado 27 de septiembre, desechó el recurso en su mayor parte, dejando solo para resolver tres de los artículos que los acusados buscan que se declaren inconstitucionales y dicen relación con la confesión prestada ante el juez.

Lo que realmente pretenden impugnar, es al sistema procesal penal antiguo, evitando que sea el mismo juez que ha conocido de la causa y ha acusado, el que la falle. Pero no han reparado en que la propia Constitución, en su disposición octava transitoria mantiene el principio de la existencia de dos sistemas procesales penales y la vigencia gradual del nuevo sistema, por lo que malamente se podrían declarar inconstitucionales tales normas. Es más, de acogerse el recurso, el daño generaría que miles de causas podrían verse afectadas.

En el considerando vigesimotercero de la causa 1389-09 del Tribunal Constitucional, ya ese organismo, han mantenido un criterio contrario al que pretenden los acusados del caso Frei Montalva: “Que, como puede apreciarse, la distinción introducida por el constituyente el nuevo artículo 77 inciso final, no existe en el artículo 8º transitorio. Es decir, pudiendo haber distinguido y existiendo la distinción respecto de otras materias, en relación a las normas del Ministerio Público que a su vez contienen y sustentan las otras normas relativas a la Reforma Procesal Penal, no se hizo distinción alguna”, señala la sentencia.

El mismo fallo agrega que “Luego, no puede afirmarse que el artículo 8º transitorio de la Constitución es inconstitucional por contradecir lo dispuesto en el artículo 19 Nº 3, inciso octavo, de la misma Constitución. En aquellos casos debe darse a la Constitución una interpretación armónica que permita la subsistencia de todos sus preceptos”. No es el único pronunciamiento del TC rechazando los recursos de inaplicabilidad.

La acción de inaplicabilidad interpuesta por la defensa de Pedro Samuel Valdivia Soto y a la cual han adherido otros acusados, entre ellos Silva Garín, se encuentra en condición de recibirse los alegatos este jueves 8, de ahí debiera producirse un fallo en un plazo relativamente corto, pues todo fallo debiera pronunciarse en un plazo legal de 30 días, desde que se declara admisible el recurso. De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 46 letra C inciso segundo de la Ley Orgánica Constitucional del Tribunal Constitucional, “El plazo para dictar sentencia será de treinta días, contado desde la declaración de admisibilidad, término que podrá ser prorrogado hasta por otros quince días, por resolución fundada del Tribunal”.


Caso Frei: Juez condenó a 10, 7 y 5 años a responsables del asesinato del ex Presidente en 1982

Fuente :cooperativa.cl, 30 de Enero 2019

Categoría : Prensa

La investigación del magistrado Alejandro Madrid se extendió durante 16 años.

Patricio Silva Garín fue condenado a 10 años de cárcel por el crimen del ex Mandatario.

La muerte de Eduardo Frei Montalva fue un homicidio, concluyó la indagatoria judicial

El ministro en visita Alejandro Madrid condenó a 10 años de presidio mayor en su grado mínimo al médico Patricio Silva Garín, como autor del homicidio del ex Presidente Eduardo Frei Montalva.

En sentencia de primera instancia, el juez además condenó al chofer del ex mandatario e informante de la policía de Pinochet, Luis Becerra Arancibia y al agente civil de la CNI, Raúl Lillo Gutiérrez a la pena efectiva de siete años de presidio mayor en su grado mínimo.

También fue sentenciado el médico Pedro Valdivia Soto a una pena efectiva de cinco años de presidio menor en su grado máximo por ser cómplice del crimen.

Finalmente, fueron condenados los tanatólogos Helmar Rosenberg Gómez y Sergio González Bombardiere a tres años de presidio menor en su grado medio, en calidad de encubridores y que podrán cumplir mediante remisión condicional.

El fallo, además, cuestiona el rol del actual subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo, quien cuando se desempeñaba como director médico del Hospital Clínico de la Universidad Católica supo que restos del ex Presidente estaban en dicho recinto de salud, sin embargo, no notificó a la familia de ello y sólo ordenó esperar a que ésta solicitara los restos oficial o judicialmente.

Ministro Alejandro Madrid dicta sentencia por homicidio de ex presidente Eduardo Frei Montalva 

El abogado Luciano Fouillioux, querellante en el caso Frei, explicó a Cooperativa que si bien solo han "digerido" las conclusiones de la sentencia, por su extensión que supera las 800 páginas, "es un fallo extraordinariamente importante para la Justicia y para la democracia".

El profesional añadió que el encubrimiento posterior a este magnicidio era necesario, "porque la magnitud del hecho no se midió en su mérito, como no se midió en el caso del general Prats, del canciller Letelier o del atentado de Bernardo Leighton, etcétera. Fue una cultura de hacer las cosas, de autodefenderse".

Además, resaltó que este caso configura el primer magnicidio en Chile. 

 "Constituye un hecho inédito la configuración efectivamente de un magnicidio. Hoy, para la historia del país queda asentado que Frei Montalva fue asesinado. La vuleneración del círculo íntimo del Presidente, tanto por su chofer, o como por su ex subsecretario, más la conciliación de ellos con los agentes del Estado que participaron en esta operación, otros médicos, particularmente, y agentes informantes han permitido configurar la veracidad de los hechos", añadió.

Los condenados por el crimen de Frei Montalva

 

Patricio Silva Garín, médico, sentenciado a 10 años de presidio, como autor del delito de homicidio.

 

Luis Becerra Arancibia, chofer del ex Presidente e informante de la CNI, condenado a 7 años de cárcel, como coautor del homicidio.

 

Raúl Lillo Gutiérrez, agente de la CNI, condenado a 7 años de presidio, como coautor del homicidio.

 

Pedro Valdivia Soto, médico, condenado a 5 años de cárcel como cómplice de homicidio.

 

Helmar Rosenberg Gómez, tanatólogo, sentenciado a 3 años de presidio, como encubridor.

 

Sergio González Bombardiere, tanatólogo, condenado a 3 años de cárcel, como encubridor.

 

Zaldívar: La justicia tarda pero llega

Por su parte, el senador y ex ministro de Hacienda en el gobierno de Frei Montalva, Andrés Zaldívar (DC), indicó que previo a esta sentencia "para mí era una convicción personal, pero hoy se confirma en un fallo después de 15 años de investigación que realmente la muerte de don Eduardo fue un magnicidio".

"Como dice el dicho popular, 'la justicia tarda pero llega'", afirmó el parlamentario.

El ex secretario de Estado recuerda que previo a la intervención fatal del ex mandatario le advirtió que no se la realizara en el país: "Cuando don Eduardo me dijo que se iba a operar en Chile, yo le dije 'no se opere en Chile, no puede confiarse allá'".

"Incluso me comprometí a hablar en Europa y en Estados Unidos para que se interviniera allá, pero él estaba absolutamente confiado. Nunca pensó en la magnitud de la maldad con la cual el régimen de Pinochet procedía en contra de sus oponentes", expresó Zaldívar.

Respecto al futuro de este caso en el poder judicial, el parlamentario señaló que "hay que seguir confiando en la justicia".

"Este es un fallo en primera instancia, tiene dos instancias más, seguramente apelaciones y llegará a la Corte Suprema. Es un tema que no va a quedar resuelto hoy, pero se ha dado un paso muy trascendente e importante", recalcó.

Esta tarde la sede de la DC se encuentra adornada con fotografías del ex presidente a la llegada de gran parte de personajes importantes del partido como la senadora Carolina Goic y el jefe de bancada, Matías Walker, al recinto de la Alameda.

Una delegación del Partido Socialista encabezada por la senadora Isabel Allende también hizo ingreso, mientras que se ha convocado a una velatón en el monumento de Frei Montalva en la Plaza de la Constitución.