Leigh Guzmán Jorge Gustavo

Rut:

Cargos: Comandante en Jefe de la Fuera Aérea Miembro de la Junta Militar

Grado : Comandante en Jefe

Rama : Fuerza Aérea

Año Fallecimiento : 1999


La Junta militar chilena destituye al comandante en jefe de la fuerza aérea

Fuente :elpais.com, 24 de Julio 1978

Categoría : Prensa

La Junta Militar chilena destituyó ayer al general Gustavo Leigh de sus cargos como miembro de la Junta y como comandante en jefe de la fuerza aérea. Para reemplazarle designó al general Fernando Mathei, que ocupa el cuarto lugar en el escalafón de las fuerzas aéreas de Chile, y que juró ayer sus nuevos cargos. En la comunicación, donde la autoridad suprema de Chile notificó la sustitución de Leigh Guzmán, se alude a que la medida fue adoptada por la Junta «por faltar (Gustavo Leigh) reiteradamente a los principios y postulados que insipiraron el movimiento del 11 de septiembre de 1973», fecha en que fue derrocado y muerto Salvador Allende.

La destitución del general Leigh, uno de los cuatro miembros de la Junta MIlitar chilena, añade un punto de gravedad a la crisis política que experimenta el país andino desde que la oposición interior y exterior a la dictadura militar se recrudeciera y desde que la presión internacional sobre el general Pinochet se intensificara, fundamentalmente a partir del plebiscito mediante el cual la cabeza de la Junta pretendió lograr un respaldo popular a su política, el pasado mes de enero. A esto se opuso el general destituido.Leigh, de 58 años, ocupó la agregaduría aérea de su país en Washington, fue director de la Escuela Nacional de Aeronáutica, condecorado con la medalla militar española al Mérito Aéreo y comandante en jefe de la fuerza aérea en 1973, año en el que se incorporó al movimiento que derrocó al presidente Salvador Allende, para pasar luego a representar a la fuerza aérea en el seno de la Junta Militar. Este organismo está compuesto por Pinochet y los también generales César Mendoza, del Cuerpo de Carabineros, y el almirante José Toribio Merino.

El representante de la fuerza aérea en la Junta Militar, ahora destituido, que ha sido miembro fundador de la Liga Mundial Anticomunista, había manifestado puntos de vista enfrentados directamente a los esgrimidos por el general Pinochet, además de en temas relacionados con el plebiscito de enero, en otros relativos al propio papel de la Junta Militar.

Alejamiento progresivo

Según puso de relleve el mismo Augusto Pinochet poco después de la ceremonia de juramento del nuevo cuadrunviro, Fernando Mathei -hasta ayer ministro de Salud Pública- «el general Leigh Guzmán venía demostrando desde hace tiempo, con diversos hechos, un progresivo alejamiento de los postulados del Gobierno militar». Aunque no se citó explícitamente, las palabras de Augusto Pinochet parecen referirse, además, a una entrevista publicada el 18 de julio entre el general destituido y un periodista del diario italiano Corriere della Sera, en la cual Gustavo Leigh decía, entre otras cosas, que la Junta Militar no había marcado ningún calendario político, lo cual ponía en peligro su propia subsistencia política.En la entrevista, el general cesado señalaba que calculaba en cinco años el plazo de devolución del poder a los civiles en Chile, tras de cuyos anos serian destinados a la recomposición del censo electoral, destruído tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. En sus declaraciones, publicadas el martes de la semana pasada, Gustavo Leigh proponía un programa de cuatro puntos que incluía un estatuto de regulación de los partidos políticos, la restauración ya citada de los censos electorales, una ley general reguladora de elecciones libres y un texto constitucional a someter a referéndum y en cuya elaboración participaran personalidades civiles junto a las autoridades militares, ya que, según sus propias palabras al diario italiano, «los chilenos, que tenemos una dilatada tradición de libertades democráticas, no podemos permanecer hasta el infinito en la negación de la libertad».

Dentro de sus manifestaciones -a juicio de los observadores la gota que culminaba el vaso de la paciencia de Augusto Pinochet respecto a la estadía del general del Aire en la Junta Militar- Leigh reafirmaba su oposición al plebiscito de enero pasado y se refirió a que si averiguara que el caso Letelier responsabiliza a la Junta Militar, reconsíderaría su posición dentro de la propia Junta.


El ex miembro de la Junta chilena Leigh, herido en Santiago de cinco balazos

Fuente :elpais.cl, 21 de Marzo 1990

Categoría : Prensa

El ex comandante en jefe del Ejército del Aire chileno y antiguo miembro de la Junta, general retirado Gustavo Leigh, fue herido ayer en un atentado. Leigh se encontraba en su despacho cuando dos individuos entraron en el inmueble y le dispararon a bocajarro. El general, que recibió al menos cinco impactos de bala, fue trasladado de inmediato – al hospital militar del aire y se encuentra en estado "crítico".

Leigh fue destituido de su puesto en la junta en 1978, por desavenencias con el general Augusto Pinochet. Desde su puesto de comandante de la fuerza aérea fue quien ordenó el bombardeo del Palacio de la Moneda durante el golpe militar que derrocó al presidente Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.Los disparos le alcanzaron en la cara, los brazos y las piernas. Una portavoz del hospital militar donde se encuentra ingresado aseguró que Leigh sufre traumatismo craneal. Al parecer, una de las balas le entró por un ojo.

El también general retirado del Ejército del aire Enrique Ruiz, que se encontraba con Leigh en el momento del atentado, resultó igualmente herido por tres impactos de bala.

Una voz anónima que decía pertenecer a un miembro del izquierdista Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), reivindicó el atentado en diversas llamadas telefónicas a varios medios de comunicación. "Hoy [ayer], hemos tratado de hacer justicia matando al general Leigh, uno de los más crueles ideólogos por los miles de asesinatos cometidos durante la dictadura". Sin embargo, Francisco Escobar, portavoz del FPMR, afirmó desde la cárcel donde se encuentra recluido que su organización no tiene nada que ver con la acción terrorista.

El atentado, ocurrido a las 11.00 de la mañana (16.00, hora peninsular española) ha sumido en la consternación al reciente Gobierno democrático de Chile. El presidente Patricio Aylwin, que asumió el poder hace diez días, suspendió todos las audiencias previstas en el Palacio de la Moneda para el día de ayer.

El jefe del Alto Estado Mayor, Fernando Matthei, afirmó que el atentado "no contribuye al clima francamente positivo que tiene la transición democrática".

Todos los partidos políticos han expresado su condena y su repulsa por la acción terrorista. El ministro del Interior, Enrique Kraus, ha pedido a la policía una investigación exhaustiva de los hechos,

Grupos defensores de los derechos humanos acusaron a Leigh de ser el responsable de la desaparición de 10 dirigentes comunistas entre 1976 y 1977, mientras se encontraban encarcelados. En agosto de 1986, un juez dictó la orden de detención contra Leigh y otros 39 encausados (de los que 37 eran militares), pero la Corte Suprema dictó ese mismo octubre una resolución por la que se aplicó a los 40 acusados la ley de amnistía.


El general retirado Gustavo Leigh, uno de los autores del golpe de 1973 contra el presidente chileno Salvador Allende

Fuente :Entrevista realizada por el Clarín, Argentina, 1998

Categoría : Prensa

El general retirado Gustavo Leigh, uno de los autores del golpe de 1973 contra el presidente chileno Salvador Allende y ex integrante de la junta militar que gobernó el país durante 17 años, confirmó ayer que la oscura Dirección de Inteligencia Nacional, la policía secreta del régimen de facto, respondía directamente a las órdenes del ex dictador y hoy flamante senador de la nación, Augusto Pinochet.

Las palabras de Leigh suponen una nueva estocada contra el anciano general, de 82 años, y pasan a confirmar las acusaciones que viene repitiendo desde diciembre pasado el ex jefe de la DINA Manuel Contreras, en el sentido de que era Pinochet el verdadero jefe del organismo.

El ex dictador trató de tomar distancia ayer de las versiones que lo vinculan directamente con la DINA al indicar que sólo se reunía con Contreras para obtener información pero que no se involucraba en la forma en que se tomaba esa información.

"El servicio de Inteligencia funciona cuando uno le pide una misión, como por ejemplo, saber cuántos camiones vienen en una columna. Cómo se va a conseguir esa información es problema del jefe de Inteligencia", explicó Pinochet.

Contreras purga actualmente una condena de siete años de cárcel por su responsabilidad en el asesinato de Orlando Letelier, el ex canciller del gobierno constitucional de Allende, en 1976.

El atentado tuvo lugar en Washington y fue organizado por el agente "estrella" de la DINA, Michael Towley, quien recibió sus órdenes directamente del general Contreras, según declaró ante la Justicia de Estados Unidos.

La policía secreta de la dictadura estuvo también implicada en el atentado que costó la vida al general chileno Carlos Prats y su esposa, asesinados con una bomba en su automóvil en Buenos Aires, adonde se habían exiliado en 1974.

También está probada la responsabilidad de la DINA en el asesinato del diplomático español Carmelo Soria, atormentado hasta morir en la casa de Towley en Santiago de Chile.

Leigh se encargó ayer de reavivar la polémica acerca de quién dirigió los hilos de la hoy disuelta Dirección de Inteligencia Nacional al afirmar a un grupo de periodistas que "la DINA, según su decreto orgánico, dependía de la junta de gobierno, pero en la práctica dependía exclusivamente de Pinochet".

Durante un recorrido por una exposición de aviación, ayer en Santiago, Leigh, de 76 años, declaró que "nadie en la junta podía meterse en la DINA". Y rápidamente aclaró: "Nosotros no teníamos nada que ver" con ese organismo.

Leigh agregó que "Contreras se reunía todas las mañanas con el presidente para recibir instrucciones".

Ex comandate de la fuerza aérea, Leigh fue quien ordenó el 11 de septiembre de 1973 bombardear el Palacio de La Moneda, sede de gobierno, donde se encontraba el presidente Allende.

El militar fue obligado a renunciar el 24 de julio de 1978 por sus abiertas intenciones de disputarle el liderazgo a Pinochet. En 1990 perdió un ojo debido a un atentado de la guerrilla.

En su andanada Leigh dejó claro que no simpatiza con Contreras. Dijo que sus declaraciones desde prisión "son lamentables", y que no le gusta "esa actitud, porque trata de descargar culpas en Pinochet o en otros". Y sentenció que en todo caso, pese a la dependencia del presidente, Contreras "de hecho, mandaba en la práctica".

En un intento por lograr la revisión de su pena, el general Contreras, cuyo hijo denunció que el ejército chileno lo abandonó a su suerte, declaró en diciembre ante la Corte Suprema que él era un delegado de Pinochet, de quien recibía órdenes. El tribunal rechazó esa presentación.

Las declaraciones de Leigh suceden en momentos en que la Cámara de Diputados comenzó a tratar una acusación constitucional contra Pinochet para inhabilitarlo de su investidura como senador, bajo el cargo de haber "comprometido gravemente el honor y la seguridad de la nación", durante la transición democrática iniciada en 1990.

Sectores de derecha amenazaron esta semana con iniciar una medida similar contra el presidente Eduardo Frei, si la acción contra Pinochet prospera.

La derecha y el oficialismo también se encuentran enredados en la polémica posibilidad de llamar a un plebiscito con la intención de reformar la Constitución de 1980, dictada a gusto de Pinochet.
 


Murió Leigh, un "duro" de la junta

Fuente :lanacion.cl, 30 de Septiembre 1999

Categoría : Prensa

Gustavo Leigh Guzmán, el hombre que prometió "extirpar de raíz el marxismo" en Chile y que fue el principal instigador del golpe militar de 1973, murió ayer a los 79 años, víctima de un paro cardíaco.

De los cuatro cabecillas de la acción militar que derribó al presidente socialista Salvador Allende sólo sobrevive ahora Augusto Pinochet. Hace tres años murieron el almirante José Toribio Merino y el general de Carabineros, César Mendoza.

Leigh, que un mes antes del golpe fue designado jefe de la fuerza aérea chilena (FACH) por Allende, había sobrevivido a un atentado a comienzos de 1990, días después de la restauración de la democracia, y a varias crisis respiratorias. El ex jefe aeronáutico fue acribillado por dos integrantes de una facción del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, grupo guerrillero que en 1986 atentó también, sin éxito, contra Pinochet.

Las balas le dejaron varias secuelas, entre ellas, un impacto en la cabeza que le hizo perder un ojo.

Su deceso se produjo en el hospital de la fuerza aérea, donde había sido operado cuatro días antes de una obstrucción arterial en la pierna izquierda.

Despedido por Pinochet

Su velatorio se instaló en la escuela de oficiales de la fuerza aérea, de la cual a mediados de 1978 salió abruptamente al ser despedido por Pinochet por sus discrepancias a raíz de la pretensión del ex dictador de mantenerse en el poder en forma indefinida. Leigh quería poner fecha al término del régimen militar.

La caída de Leigh causó a Pinochet y a su régimen la primera y quizás única crisis política, con excepción de su derrota en el plebiscito de octubre de 1988, que abrió las puertas al retorno de la democracia.

En 1973, junto con el almirante José Merino, entonces el segundo en mando de la armada, puso fecha al alzamiento y conminó a sumarse a Pinochet, recién ascendido a la jefatura del ejército, que parecía leal a Allende. Fue justamente Leigh quien ordenó el bombardeo a La Moneda.

Tras el golpe, emergió como el hombre más duro e implacable del régimen militar, aunque con el correr de los años fue desplazado por Pinochet.

Leigh y Pinochet nunca se reconciliaron, aunque el recién fallecido general criticó el intento español de juzgar al ex dictador.


Entró a la historia por la puerta trasera

Fuente :jornada.com.mx, 10 de Diciembre 2006

Categoría : Prensa

 La noche del domingo 9 de septiembre de 1973, varios militares de rango importante se reunieron para hacerle una verdadera encerrona a Augusto Pinochet, comandante en jefe del ejército. Los ahora difuntos, José Toribio Merino, de la armada, y Gustavo Leigh Guzmán, de la fuerza aérea, le conminaron a pronunciarse sobre el golpe de Estado que estaba en marcha, especialmente en el cercano puerto de Valparaíso y que debía concretarse en 48 horas. Reticente hasta el último minuto, Pinochet terminó firmando su adhesión por escrito, a las nueve de la noche. Todo indica que desde ese mismo momento comenzó a tramar cómo se haría del poder absoluto.

Así, por la puerta trasera, Pinochet entró a la historia. Pocos días antes, había presentado al presidente Salvador Allende un plan de defensa del gobierno de la Unidad Popular. Pero esa no fue su única traición. A Merino, su aliado, le arrebató el poder, pese a que la armada era la dueña ideológica del golpe. A Leigh le declaró loco en 1978 y lo sacó de la Junta Militar porque pretendió regresar el poder a los civiles.

La posibilidad de un cuartelazo estaba en proceso desde el 4 de marzo de 1973, cuando la Confederación Democrática, que reunía a la derecha y al Partido Demócrata Cristiano, vio derrotada su pretensión de ganar dos tercios del Congreso y deponer constitucionalmente a Allende.

Se contaba con la bendición del gobierno del presidente de Estados Unidos, el republicano Richard Nixon y su secretario de Estado, Henry Kissinger. La Agencia Central de Intelgencia (CIA) no tomó parte en el golpe mismo, pero entregó millones de dólares por conducto de la compañía estadunidense ITT y de cupríferas que perdieron yacimientos.

El diario El Mercurio, quebrado para entonces, fue rescatado como parte del plan. En 1971 fue ofrecido en venta al Partido Socialista en un millón, pero Allende se opuso a la adquisición, diciendo que eso serviría para decir que había "muerto la libertad" de prensa.

Dos paros de actividades en el sector privado y una serie de asesinatos, bloqueo de caminos y acaparamiento de artículos de primera necesidad, enrarecieron el ambiente. Allende nombró al jefe del ejército, Carlos Prats, como ministro del Interior, y a cargo de las tropas quedó su entonces fiel amigo, Pinochet.

Nacido en el cercano puerto de Valparaíso, el 25 de noviembre de 1915, Pinochet ocupó primero la presidencia de la Junta Militar de Gobierno (1973-1981), pero el 27 de junio de 1974, adoptó el título de Jefe Supremo de la Nación. El 16 de diciembre del mismo año se declaró presidente de la República. El cargo de comandante en jefe del ejército lo dejó hasta el 10 de marzo de 1998.

Para aplicar una nueva política económica, Pinochet se rodeó de un grupo de economistas egresados de la Universidad de Chicago, pero en 1982 Chile vivió su peor crisis económica desde los años 30, con una excesiva dependencia de sus relaciones con los mercados exteriores. Tras conjurar lo peor de la situación económica, el dictador perdió el plebiscito de octubre de 1988 y el 11 de marzo de 1990 tuvo que irse de La Moneda.

Poco después de su derrota en la urnas apareció el primer escándalo. En 1988 se realizó una transacción comercial entre Proyectos Integrados de Producción y el ejército, por medio del Comando de Industria Militar e Ingeniería, que poseía 49 por ciento de las acciones, pero la sociedad era una empresa de papel.

La transacción comercial consistió en la compra de 51 por ciento restante de las acciones de parte del ejército, por un valor cercano a los tres millones de dólares. Se pagaron en cheques nominativos a nombre del hijo del dictador, Augusto Pinochet Hiriart. Por estos motivos este suceso se conoció popularmente con el nombre de los pinocheques.

En 1998 la dirigente comunista Gladis Marín ­ahora fallecida­ presentó la primera querella en su contra, y en octubre de ese año, el juez español Baltasar Garzón, logró su detención en Londres, para ser extraditado a España, donde sería procesado por la muerte de una ciudadana española en los años 70. Permaneció en prisión domiciliaria durante 503 días hasta que el gobierno británico le liberó por "razones humanitarias", el 2 de marzo de 2000, cuando ya tenía 84 años.

Poco después de volver a Chile, el 31 de enero de 2001 fue arrestado para ser procesado por los crímenes de la caravana de la muerte. Sus abogados lograron que la Corte Suprema archivara el caso, tras considerar que el militar retirado padecía "demencia" moderada.

El senador vitalicio fue desaforado por ese y otros juicios que fueron abiertos posteriormente. Pero fue una investigación de senadores estadunidenses la que puso punto final a la idea de austeridad que siempre defendió Pinochet, cuando pusieron al descubierto que durante años mantuvo cuentas secretas en el banco Riggs de Washington, con una suma de alrededor de 8 millones de dólares.

En la madrugada del 2 de diciembre, un infarto cardiaco marcó el principio del final hasta que este domingo falleció en la impunidad, sin que ninguno de los asuntos judiciales haya concluido con una sentencia.


Los 100 rostros de la dictadura

Fuente :theclinic.cl, 3 de Septiembre 2013

Categoría : Prensa

Hay pinochetistas que nunca se han arrepentido de haberle rendido pleitesía al dictador -como Hermógenes Pérez de Arce o Patricia Maldonado-, otros que están pagando con cárcel el haber ejecutado los crímenes de la dictadura, unos cuantos políticos que juran que pasan piola y varios empresarios que se enriquecieron. Son muchos más que cien, pero esta es la lista de selección de The Clinic Online.

La junta: Luego de que la CIA gastara 8 millones de dólares en desestabilizar el gobierno de Salvador Allende -según confesó William Colby, jefe del organismo en ese entonces- los cuatro generales malulos de las Fuerzas Armadas se juntaron el 12 de septiembre a ordenar el gallinero. Sergio Rillón, capitán de navío, fue el encargado de redactar la primera acta de Constitución de la Junta. Según relata “La historia oculta del régimen militar” el documento incluía un artículo único por el cual los comandantes en jefe se constituían como junta para asumir el Mando Supremo de la Nación (“el poder total”, fue la instrucción que recibió Rillón), con el compromiso de “restaurar la chilenidad, la justicia y la institucionalidad quebrantadas”. 1. Augusto Pinochet ¿Qué se puede escribir de Pinochet que no se haya escrito antes? Casi nada. Que se le conoce como el mayor traidor desde Bruto. Primero porque fue el mismo Carlos Prats el que lo recomendó para ser su sucesor como Comandante en Jefe del Ejército. Segundo, porque Pinochet siempre fue cercano a Allende y se mostró como un férreo opositor a los de pensamiento golpista. De hecho, fue uno de los que repelió el intento de Golpe de junio de 1973 conocido como “el Tanquetazo”, comandando refuerzos del Regimiento de Infantería N°1 de Buín que llegaron a apoyar al General Prats, en ese entonces comandante en Jefe del Ejército. Tanto así, que se dice que el 11 Allende, al no poder comunicarse con Pinochet dijo: “Pobre Pinochet, debe estar preso”.Sin embargo el 23 de agosto Pinochet asume como cabeza del Ejército y todos los principios y buena onda quedaron olvidados. El 12 de septiembre, cuando los representantes de cada rama de las Fuerzas Armadas se reúnen para armar el acta de Constitución de la Junta se definieron ministros y funciones. Según relata Ascanio Cavallo “allí se habló, también, de que la presidencia de la Junta podría ser rotativa. Pero Pinochet pidió que de ello no quedara constancia. Eso -dijo- puede ser un acuerdo de caballeros, cuando más”. El acuerdo de “caballeros” nunca se cumplió, según cita el libro porque “los comandantes en jefe habrían visto mermada su autoridad al pasar de una posición a otra” y por las diferencias de estilos, caracteres y mandos. Así Pinochet se convirtió en el gran dictador bajo cuyo mando fueron asesinados y torturados miles de personas. Al final nunca se le sentenció por ningún caso. 2. Gustavo Leigh Guzmán Fue el que más deseaba eliminar el cáncer marxista y esas cosas. Se opuso tajantemente a que Pinochet fuera nombrado Presidente en 1974 aduciendo argumentos como la concentración del poder y la falta de legitimidad. Al final, lo arrinconaron cuando los otros tres miembros de la Junta firmaron el decreto y aunque al principio se negó, terminó por firmar de mala gana cuando Pinochet le gritó: “¡Eres un ambicioso! ¡Tienes ambición de poder, eso es lo que pasa!¡Eres un obcecado, un egocéntrico, un… un… un político!”, según se cuenta en La Historia Oculta del Régimen Militar. A eso le siguieron continuos desacuerdos con Pinochet en el nombramiento de ministros, decretos de leyes y varias otras decisiones de la Junta. 3. José Toribio Merino: Otro que se las ponía difícil al tata con la lucha de egos y poder. Casi siempre apoyaba a Leigh para contradecir las decisiones de Pinochet. Gabriel Valdés relató en su libro de 2009 “Sueños y memorias” que en 1964, mientras era Ministro de Relaciones Exteriores, Merino llegó a su oficina como Jefe del Estado Mayor de las FF.AA., intentando convencerlo de destruir la flota argentina porque se encontraba debilitada, iniciando una guerra. Obviamente nadie lo pescó.Merino era el favorito de los periodistas: hablaba con la prensa los días martes -famosos todavía como “los martes de Merino”- en los que aparecía con cara de curado hablando cosas de curado. Decir cosas como “auquénidos metamorfoseados”, por los bolivianos, “humanoides”, por ya sabemos quienes; o explicar que los rusos podían ser comunistas porque eran hombres de tierra, no como los chilenos que somos de mar; terminó siendo una inteligencia de su parte. Bueno, qué más puede esperarse de un tipo que el 12 de septiembre del '73 llegó a reunirse con la Junta nada más y nada menos que arriba de una tanqueta Mowag de la Armada. 4. César Mendoza Durán El paco. El más ceroaporte de los cuatro. Mendoza tenía la sexta antigüedad cuando se hizo el golpe de Estado y por eso cuando le propusieron que pusiera a otro paco en el Ministerio del Interior, no supo qué hacer y perdió como en la guerra. En 1985 tuvo que renunciar luego de que se supiera de la responsabilidad de la Dirección de Comunicación de Carabineros en el caso Degollados. El organismo respondía a Mendoza como director de la institución y él había mantenido la tesis de que todo había sido un “ajuste de cuentas entre comunistas”. Pero eso no fue impedimento para que dos años después fundara la Universidad Las Condes, que luego fue absorbida por la Universidad del Desarrollo. 5. Rodolfo Stange Entró a la Junta por Carabineros después de la renuncia de Mendoza. Fue acusado pero absuelto por el caso Degollados (por incumplimiento de deberes militares y obstrucción a la justicia). El mismo 11, siendo prefecto, fue personalmente a buscar al regidor por Valparaíso Maximiliano Marholz a su casa y lo llevó a la Esmeralda donde lo golpearon, le dieron descargas eléctricas, duchas frías y otros tipos de tortura. Siguió a la cabeza de Carabineros después de que le pidieran la renuncia y se negara. Se fue de la institución el '96 sólo para ser elegido senador por la X Región como independiente apoyado por la UDI. 6. Fernando MattheiPara el Golpe estaba en Inglaterra donde Evelyn -su hija- se dedicaba a tocar el piano, pero se puso rapidito al día cuando llegó a Chile uniéndose a la Junta en reemplazo de Leigh. Dos veces se pidió su procesamiento ante la justicia por la muerte del general Bachelet en la Academia de Guerra mientras él la dirigía pero no pasó nada. Fue el primer general en reconocer el triunfo del No, pero igual se ha hecho el leso diciendo que no sabe quiénes fueron los pilotos que bombardearon la moneda el 11. Mula. 7. César Benavides (1981-1985) Fue ministro del Interior entre 1974 y 1978 y de Defensa entre ese año y 1980, con directa participación, según analistas e historiadores, en la toma de decisiones para actuar en la represión contra los opositores del régimen. En 1980 asumió como miembro de la Junta Militar de Gobierno y Pinochet le inventó el grado de Teniente general, mientras para él mismo creaba el de Capitán General. Después de la dictadura fue clasificado como extraditable por Baltasar Garzón, por crímenes de lesa humanidad. 8. Julio Canessa Robert (1985-1986) Otro que llegó a la Junta como cuerpo legislativo después del '80 cuando Pinochet asumiera como Presidente después del plebiscito más mula de la historia donde unos tres mil agentes votaron varias veces durante el día. Siguiendo al jefe, en 1998 llegó al Senado designado por el Consejo de Seguridad Nacional hasta 2006. 9. Humberto Gordon (1986-1988) Malo, malo, malo. Llegó a la Junta como cuerpo legislativo después de que Pinochet se hiciera presidente. Peor que eso es que fue nombrado jefe de la CNI en 1980. Enfrentó 130 querellas criminales, entre ellos las muertes del periodista Pepe Carrasco. 10. Santiago Sinclair (1988-1989) El general en retiro Sinclair era la mano derecha de Augusto Pinochet y fue vicecomandante en jefe del Ejército desde el 85 al 89. Según Matthei, cuando Pinochet perdió el plebiscito, le aseguró que las fuerzas armadas estaban listas por si decidía desconocer los resultados. En democracia fue senador designado por ocho años y está procesado por el juez Mario Carroza por haber participado en una reunión donde se decidió que cinco frentistas fueran lanzados al mar en 1987. 

Ministros: Durante los primeros años de la dictadura los ministros fueron casi puros milicos que no sabían qué chucha hacer. Sin embargo, con los años se fueron abriendo puestos a los civiles en un intento por ganarse la buena onda de la gente.11. Francisco Javier Cuadra Jaime Guzmán calificaba a Cuadra como una serpiente y al parecer tenía razón. Desde el ´83 estuvo en el Gobierno. Comenzó a trabajar en la Oficina de Asuntos Especiales, donde veía la relación con la Iglesia. En 1984 asumió como secretario general de Gobierno donde estuvo hasta 1987. Distrajo al país con el vidente de Villa Alemana y el paso del cometa Halley. 12. Oscar Bonilla Fue el primer Ministro del Interior de la dictadura, pero en 1975, después de visitar Tejas Verdes, se da cuenta de que no todo era tan bonito como le habían dicho. Se muestra contrario a las torturas y las inhumanas condiciones de arresto en los campos de concentración y le hace llegar su opinión al Mamo Contreras y a Pinochet. Poco después muere en un “accidente” de helicóptero y luego también mueren los técnicos enviados por la empresa fabricante para investigar el “accidente”. Corta.13. Onofre Jarpa El fundador del partido del Presidente y ex ministro de Interior de Pinochet es otro de los 39 extraditables de la lista de Garzón. Onofre Jarpa pertenece a la clase de persona que tiene la idea de que si no hubiera llegado la salvación de Pinochet quizás qué habría pasado, de que estuvimos en una guerra y bla bla bla. Tal vez se lo creía en serio: a un día de haber asumido -el 11 de mayo del 83- sacó diez mil soldados a la calle para hacer pico la primera protesta nacional, que dejó decenas de muertos. Otros porotitos de su mandato: la CNI ejecutó a cinco miristas donde Onofre Jarpa después declararía como inculpado (la comisión Rettig consignó que los servicios de seguridad habían matado a decenas de personas). Sebastián Acevedo -el 11 de noviembre del 83- se quemó a lo bonzo para exigir que la CNI liberara a sus dos hijos que estaban siendo toturados, el año 84 la CNI asesinó a siete miristas. La revista Apsi, Hoy y Análisis fueron sus blancos. Muy al estilo de los que trabajaron en Dictadura, le dio un consejo al gobierno de Piñera en la Revista Paula: “Mientras menos mentalidad política tengan, mejor”.14. Álvaro Bardón Economista, fumador de 30 cigarros diarios, columnista de El Mercurio, Chicago Boy, presidente del Banco Central entre el 77 y el 81, subsecretario de Economía en los días en que quedó la zorra con la inflación y presidente del Banco del Estado desde el 88 al 90. En el año 2000, diría en El Mercurio: “Gústenos o no Pinochet es el chileno más importante, quizás desde O’Higgins, y, sin duda, el más conocido en el mundo. Pudo cometer arbitrariedades graves, pero lo concreto es que cambió un país basurita latinoamericano en otro de verdad”. Ah, y se nos olvidaba: quiso privatizar el Banco del Estado pero no le resultó y, en 1991, lo procesaron porque -en sus días en el banco- El Mercurio y Copesa estaban en quiebra y fueron salvados a punta de crédito. No podía ser que los diarios de Pinocho se fueran a la chucha. Murió el 2009. 15. Sergio Fernández: Este caballero, que fue senador de la UDI (para variar), fue dos veces ministro de Interior de Pinochet y promulgó el decreto ley N° 2.191 de amnistía general para todo los crímenes políticos previos al 10 de marzo de 1978. Además fue ministro de Trabajo y promotor de los Chicago Boys. Su cercanía con el dictador lo puso en contra del general Gustavo Leigh de la Junta Militar de la que finalmente éste salió.16. Carlos Cáceres: Conocido en democracia como empresario, en dictadura fue presidente del Banco Central, ministro de Hacienda pos crisis de 1982 y el último ministro de Interior de Pinochet. Fue el encargado de las finanzas en la campaña del Sí y diseñó el sistema de “los bonos de la libertad” para que los empresarios momios financiaran el proselitismo pinochetista en el plebiscito. En los ´90 fue rector de la Universidad Adolfo Ibáñez y presidente del Instituto Libertad y Desarrollo, luego estuvo en Chile Tabacos y en Enersis. 17. Mónica Madariaga Esta abogada fue designada ministra de Justicia entre 1977 y 1983, época en la que redactó el Decreto Ley 2.191, la famosa Ley de Amnistía en la que se ampararon violadores de Derechos Humanos. Madariaga se arrepintió y en 1985 le dio una entrevista a la revista Análisis donde dijo que vivió en una “micro realidad” que le impidió darse cuenta de lo que ocurría en el país y en la que aseveró haber estado influenciada por Jaime Guzmán y José Piñera.18. José Piñera Echenique: Al hermano del Presidente, le debemos dar las gracias por crear en noviembre de 1980 el sistema privado de Administradoras de Fondos de Pensiones, las AFPs, que tan prometedor futuro le dan a nuestra vejez. Además, fue Ministro del Trabajo y Previsión Social y de Minería y uno de los más férreos partidarios de la Constitución del ´80. 19. Gonzalo Vial Historiador, abogado y periodista es a quien debemos el “Libro Blanco” de la dictadura que detalló que existía un "Plan Zeta" creado por los líderes de la izquierda más dura para asesinar a medio Chile y dar un autogolpe. No se ha comprobado que existiera, pero el también ex ministro de Educación de Pinochet defendió por años haber redactado el texto sobre los comunistas comeguaguas. 20. Pedro Ewing: Este General, que fue además ministro Secretario General de la Presidencia, fue el que dio una conferencia de prensa el 10 de octubre de 1974 para entregar lo que llamó "el botín del MIR": 15 millones de pesos, que aseguró que pertenecía a Miguel Enríquez y que daban la explicación para su persecución y asesinato. Según reveló en 2000 en un tribunal trasandino el entonces encargado de comunicaciones de la Junta Militar, el periodista Federico Willoughby, Ewing además habría estado al tanto de que el ex comandante en jefe del Ejército, general Carlos Prats, iba a ser asesinado en Buenos Aires. 21. Hernán Cubillos (papá de Felipe y Marcela): En las postrimerías de la Unidad Popular fue uno de los que apoyaron el Golpe a través de "Cofradía Náutica del Pacífico Austral" en la que también participaban José Toribio Merino, Patricio Carvajal, Roberto Kelly. Supuestamente era un club de yate, pero en verdad se trataba de una fachada para operar en contra de Allende. Fue, además, muy cercano a Agustín Edwards hasta que fue despedido abruptamente del Consejo de El Mercurio en 1974, por esta razón Gustavo Leigh vetó su nombre para la Cancillería ese año, pero en 1978 asumió como ministro en esta área. Murió en 2001.22. Sergio Melnik El polémico columnista de La Segunda fue ministro de Planificación de Pinochet y trabajó en el entonces canal 11 de la Universidad de Chile. Junto con el abogado y tarotista Jaime Hales han escrito dos libros “Por qué no te callas” y “Los 100 que mandan en Chile”. 23. Miguel Ángel Poduje Cuando murió Miguel Ángel Poduje, Cardemil -a la hora de las condolencias- dijo muchas tonteras. Una de ellas fue: “Estoy seguro que nos acompañará desde el cielo”. Quién sabe dónde esté ahora pero lo cierto es que, acá en la tierra, estuvo de Ministro de Vivienda y, luego, de Secretario General de Pinochet. Otras de sus estrellitas: fue el primer vicepresidente de la AFP y miembro del directorio de la Universidad Andrés Bello, una que sabe bien lo que es el lucro. 24. Miguel Kast En su juventud fue afín a la Democracia Cristiana, eso hasta que Frei Montalva implementó la reforma agraria. Después se fue a hacer una beca a…sí, la Universidad de Chicago, se hizo amigo en la Universidad Católica de Jaime Guzmán y se puso a la cabeza de la Odeplan donde tuvo como discípulos a Cristián Larroulet, Evelyn Matthei, Patricia Matte, al jefe de la U de Chile José Yuraszeck y Joaquín Lavín, entre otros. 

LOS QUE PROFITARON, PROFITAN Y PROFITARÁN Según relata María Olivia Monckeberg en su libro “El saqueo de los grupos económicos al Estado chileno” hay varios empresarios que se hicieron millonarios gracias a las privatizaciones de Pinochet. Y aunque algunos fueron también ministros, los ponemos en esta categoría porque como Chicago Boys calzan mejor donde están las lucas. 25. Bruno Philippi Amigote de Büchi, este ingeniero civil fue secretario general de la Comisión de Energía entre mediados de los ´70 y 1984 y uno de los cerebros de las privatizaciones en el país, en particular en el sector eléctrico. Bonus: participó en la privatización y en la compra de la central hidroeléctrica Pilmaiquén. 26. Juan Hurtado Vicuña Del círculo íntimo de Büchi, la primera tarea que realizó para Pinochet fue realizar un perfil financiero de las empresas estatales para después privatizarlas. Fue parte del directorio de Soquimich, donde se hizo amigo del entonces yerno del dictador, Julio Ponce Lerou. En paralelo, desarrolló vínculos comerciales con el grupo Cruzat-Larraín y participó en la privatización de Chilquinta. Es cuñado del presidente de RN, Carlos Larraín.27. Julio Ponce Lerou La gracia de este ingeniero forestal es que estuvo casado con Verónica Pinochet y como premio fue presidente de Celulosa Constitución, presidente de la Compañía de Teléfonos y de Iansa, presidente de Soquimich y vicepresidente de Endesa. Además fue gerente de empresas de Corfo desde 1979 a 1983 cuando debió renunciar porque -y he aquí su mayor gracia- fue tan escandalosa la rapidez con que se hizo millonario que generó revuelo incluso en tiempos en que los Pinochet tenían todo permitido. Salió de la administración pública un rato, se le perdonaron todos sus malabarismos financieros y obtuvo créditos de Corfo. En 1987 participó de la privatización de Soquimich de la cual es hasta hoy controlador a través de una sociedad anónima. Es el patrón del Litio.28. José Yuraszeck: Militante de la UDI (cómo no serlo), fue amigo de Ernesto Silva Bafalluy y discípulo de Miguel Kast (fue subdirector en Odeplán en 1982). Conocido por el Caso Chispas -cuando en 1997 se vendio Enersis a Endesa y un grupo de empresarios, a los que se sumó luego el entonces senador Sebastián Piñera, vendieron sus acciones a un precio desmedido en desmedro de los accionistas minoritarios-, Yuraszeck partió a honorarios en Odeplan con una asesoría sobre requerimientos energéticos en la undécima región. En el 83 asumió como gerente general de Chilmetro -empresa eléctrica estatal- y encabezó su proceso de privatización para luego quedarse con la empresa y transformarla en Enersis. Aplausos. 29. Ernesto Silva Bafalluy El otrora rector de la Universidad del Desarrollo, que se suicidó en 2011, fue muy próximo a Miguel Kast y jefe del Departamento de Estudios y del Departamento de planes de Odeplan y vicepresidente de la Comisión Chilena del Cobre desde donde intentó privatizar Codelco. Era amigo de Joaquín Lavín y de Piñera, quien lo contrató como gerente de Ladeco en 1986. Además trabajó con Yuraszeck en Endesa.30. Hernán Büchi Es el padre fundador de todas las privatizaciones del país, incluso de la de Salud cuando fue subsecretario en 1979. Además es ideólogo del Plan Laboral y de la Reforma previsional pinochetista y desde 1985 a 1989 vendió cuanta empresa nacional pudo: dirigió la privatización del sector eléctrico, de aceros, del azucar, de los metales, etc. Luego pasó al mundo privado con los Lucksic, aunque también formó parte de directorios de empresas en áreas que había privatizado: Soquimich y Afps, por ejemplo. Fundador de Libertad y Desarrollo, impulsó la creación de las AFP, fue ministro de Hacienda de Pinocho, salió en la Franja del Sí, y no contento con eso fue candidato a Presidente el '89 con el lema macho alfa “Büchi es el hombre”. Ahora es el presidente del consejo directivo de la Universidad del Desarrollo y ama el lucro: “pretender el fin del lucro, es pelear contra un fantasma antiguo, previo a la revolución industrial, en la lógica de que lo que alguien gana lo pierde otro (…). Los mismos que abogan por eliminarlo, piden buenos sueldos para profesores, que se hagan inversiones y pagar bien a los proveedores, lo que indica que la educación no puede sino estar inmersa en la economía”, dijo este año en respuesta a las propuestas de gratuidad de Bachelet. 31. Roberto Kelly Marino, fue nombrado Ministro de Odeplan (ex Mideplan, actual Ministerio de Desarrollo social) el '73 gracias a su cercanía con Merino. El '78 pasó al Ministerio de Economía desde donde impulsó las políticas neoliberales. Muy amigui de Miguel Kast, murió en diciembre del 2012.32. Joaquín Lavín El primero en negar al padre Pinochet. Feísimo, para quien fuera decano designado de la U. de Conce por la Dictadura, uno de los 77 de Chacarillas, asesor de producción de la franja del Sí, y cercano a Büchi en el tiempo en que Chile se convertía en el paraíso del neo liberalismo que es hoy. No hace falta recordarlo pero Joaquín Lavín fue Casi casi presidente de Chile, es UDI, político caído en desgracia, ex ministro de Educación, ex ministro del Desarrollo Social ex Mideplan, suegro de Kathy Barriga, padre de noventa mil hijos y -lo dijo en una entrevista en Fibra- cuando sale una canción que le gusta en la radio, la cambia. Como buen Opus Dei, piensa que no sea cosa que vaya a sentir placer. Ex generalísimo de Pablo Longueira, actual generalísimo de Evelyn Matthei, aprendió caleta de Educación en dictadura y se lanzó de pequeño empresario en el área. Fue editor del cuerpo de Economía de El Mercurio en los tiempos en que andaba con su revolución silenciosa. 33. Pablo Baraona Este ingeniero comercial y agricultor -que desde antes del Golpe comenzó a trabajar en el modelo económico de la dictadura- , fue uno de los primeros en realizar un master de Economía en la Universidad de Chicago. Fue presidente del centro de alumnos de su facultad en el 57 y presidente de la Feuc entre el 57 y el 59. Fue primero asesor de Economía, vicepresidente y presidente del Banco Central, dos veces ministro de Economía (en esa época ya se repetían el plato). Como muchos, trabajó para el grupo Cruzat-Larraín y, como pocos, no se benefició directamente de las privatizaciones que promovió. 34. Jorge Cauas (Ministro de Hacienda 1974-77) Este no es Chicago Boys: es ingeniero civil con un master en la Universidad de Columbia y tiene un pasado DC que lo llevó incluso a ser presidente del Banco Central durante el gobierno de Frei. Luego se recicló y fue una especie de superministro de Hacienda de Pinochet desde el 74 al 76, época en que aplicó el llamado “tratamiento de shock”. En democracia, trabajó en las isapres, pero no vendiendo planes, sino en directorios. 35. Sergio de Castro (Ministro de Hacienda 1977-82) Fue en su tiempo el máximo ideólogo de los Chicago chilensis. Asesor de Pinochet desde el inicio de la dictadura, fue ministro de Economía y luego de Hacienda y el primero en encargar a sus colaboradores – Juan Hurtado y Büchi- estudios de privatizaciones. Además fue asesor en dictadura de Agustín Edwards y ya en democracia tuvo hasta el 2000 participación económica en el grupo Copesa. 

Milicos, torturadores y otros

36. Manuel Contreras Es el peor de todos. El Mamo fue director de la Dina entre 1973 y 1977, época en que la organización encabezó la matanza de más de 1500 personas, en especial del PC, el PS y el MIR. Además es sindicado como el cerebro de la operación cóndor. Está preso cumpliendo cadena perpetua por, entre otro crímenes, la autoría intelectual del crimen del ex canciller Orlando Letelier. 37. Odlanier Mena En 1977 el norteamericano Michael Townley, que había participado en el asesinato de Orlando Letelier en Washington, le pilló la cola. Fue en ese minuto cuando Pinochet le dijo al Mamo Contreras que su etapa a cargo de la DINA había llegado a su fin. Así, vino otro organismo igual o peor que la DINA: la temida CNI. Tiempo después el Mamo se enteraría de que a cargo de la Central había quedado uno de sus eternos enemigos: el general en retiro Odlanier Mena, Y, obvio, era igual de malo que todos en ese tiempo.38. Cristián Labbé El Coronel. Ex alcalde de Providencia, pero antes ex DINA y ex vocero del “Gobierno” en dictadura. Obviamente militante de la UDI será recordado en Providencia por querer homenajear a Krasnoff y por querer cancerarle la matrícula a los estudiantes en paro. Gran legado. 39. Carlos Herrera Jiménez Herrera Jiménez, mayor del Ejército en retiro, se ecuentra actualmente cumpliendo condena en Punta Peuco. Fue el primero militar de aquella época que se decidió a pedir perdón por los crímenes que cometió. Entre sus múltiples “estrellas” se encuentra su participación en el homicidio del presidente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), Tucapel Jiménez. Como agente de la CNI estuvo involucrado en las sesiones de tortura que dieron muerte al transportista Mario Fernández López en Ovalle. Hoy pasa sus días en Punta Peuco compartiendo prisión con Álvaro Corbalán, alias El Faraón, Raúl Iturriaga Neumann y otros 41 presos.40. Álvaro Corbalán Mayor en retiro, Corbalán, que utilizaba la chapa de Álvaro Valenzuela mientras fue parte de la CNI, se encuentra en Punta Peuco cumpliendo condena perpetua por una serie de crímenes cometidos en dictadura. Ex jefe operativo de la CNI y máximo jefe del temido Cuartel Borgoño, arrastra un historial donde se repite un modus operandi: los montajes. Casos como la Operación Albania, el asesinato del Carpintero Juan Alegría Mundaca y del periodista José “Pepe” Carrasco es parte de su curriculum. En su declaración judicial por la Operación Albania contó que días después de la masacre se reunieron y celebraron con un asado, donde bebieron whiski que fue invitado por el general Hugo Salas Wenzel.41. Miguel Krassnoff: “Caballo Loco” Conocido también como “Capitán Miguel” o “Caballo Loco”, el brigadier en retiro Miguel Krassnoff Martchenko había pasado piola. De hecho la última vez que dijo pío fue con El Mercurio en el 2003, pero su nombre dejó la cagá cuando el ex alcalde de Providencia y boina negra Cristián Labbé cediera nada más y nada menos que el Club Providencia para realizar un homenaje. Según le dijo al diario en ese tiempo él calculaba haber declarado más de mil veces en causas de detenidos desaparecidos. Estuvo en la toma de la casa del ex presidente Salvador Allende en Tomás Moro y se llevó detenidos a los miembros del gabinete del Chicho. Actualmente está recluido en el penal Cordillera, donde está condenado a más de 100 años de cárcel. 42. Marcelo Moren Britto Este coronel en retiro del Ejército tiene un extenso prontuario. Fue parte de la comitiva que asesinó a Miguel Enríquez, participó en el interrogatorio de Lumi Videla y cuando la mujer murió producto de la tortura, arrojó, junto a otros agentes, su cuerpo a la embajada de Italia. Además fue jefe del Cuartel Terranova, conocido como Villa Grimaldi.43. Osvaldo Romo Conocido como “el guatón Romo” o el comandante Raúl fue uno de los más crueles agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Trabajó específicamente en la agrupación Halcón I de la Brigada Caupolicán -dirigida por el brigadier Krassnoff- que se encargó de eliminar al MIR. Tras ser detenido, delató a otros miembros de la DINA. Murió en julio de 2007 en absoluta soledad. 44. Sergio Arellano Stark El libro “Los Zarpazos del Puma” de la periodista Patricia Verdugo hizo pública la misión que recibió en octubre de 1973 Arellano Stark de Pinochet: ser “Delegado de la Junta Militar de Gobierno”, para “agilizar” los procesos contra prisioneros políticos. Arellano y su comitiva llevaron el mensaje de ejecutar a 72 prisioneros políticos en Cauquenes, La Serena, Copiapó, Antofagasta y Calama. 45. Enrique Arancibia Clavel Fue en abril de 2011 cuando se terminó de escribir la historia de este ex agente de la Dina que fue condenado por el asesinato del general Carlos Prats a quien espió cuando vivió con una chapa en Argentina. En Buenos Aires, donde vivía recluido en un pequeño departamento fue apuñalado por un prostituto. 46. Miguel Estay, El Fanta Ex militante comunista, El Fanta fue quien traicionó a varios miembros del PC que habían sido sus compañeros. Entre ellos, el caso más emblemático: Manuel Guerrero Cevallos, José Manuel Parada y Santiago Nattino. En ese asesinato participó Estay. No le importó haber sido amigo de Guerrero y de su familia. Hoy cumple condena en Punta Peuco y hace unos años le dijo a CiperChile que en el encierro había hecho buenas migas con el siniestro Osvaldo “Guatón” Romo. 47. Liliana Walker Mónica Luisa Lagos era el nombre de la misteriosa agente de la DINA que participó en la planificación del atentado a Orlando Letelier. La mujer, que era conocida con su chapa de Liliana Walker, se convirtió en la pesadilla del FBI, que investigó a más de seis mujeres chilenas -incluida la esposa del Mamo Contreras- sin ningún resultado. Hasta que el diario La Época la encontró un 17 de abril de 1990 y tituló así su golpe noticioso: “Yo soy Liliana Walker”.48. Michael Townley Agente norteamericano de la DINA, también involucrado en el crimen de Orlando Letelier, era hijo de un ex gerente de Ford en Chile y estudiante del colegio Saint George, el mismo establecimiento que sale retratado en la película de Andrés Wood: Machuca. Fue pareja de Mariana Callejas, la mujer que reveló -a través de una carta que escribió cuando su esposo fue expulsado de Chile el 17 de abril de 1978- la existencia del gas SARIN que se elaboraba en los laboratorios de la DINA que funcionaban en la casa de Townley en Lo Curro. 49. Raúl Iturriaga Neumann El general en retiro del Ejército Raúl Iturriaga está condenado en Italia a 18 años de cárcel por el fallido atentado contra el dirigente demócratacristiano Bernardo Leighton y su esposa, Anita Fresno, en Roma. También está involucrado en el asesinato del general Carlos Prats y su esposa Sofia Cuthbert en Buenos Aires y fue procesado por la desaparición de Víctor Olea Alegría en septiembre de 1974. Además es responsable de la Operación Colombo en que opositores políticos fueron asesinados en Argentina en supuestos enfrentamientos. Fue responsable del Departamento de Asuntos Exteriores de la DINA, luego jefe de la Brigada Purén, que operaba en Villa Grimaldi. En 1977 asumió como subdirector de inteligencia en el cuartel general de la DINA, después estuvo a cargo de recaudar los recursos para el organismo represor a través del departamento económico de la entidad. Reclutó, además, a su hermano, Jorge, como agente civil. 50. Hugo Salas Wenzel General del Ejército en retiro, fue jefe de la CNI entre octubre de 1986 y noviembre de 1988, periodo en que encabezó la Operación Albania. Esta emblemática matanza de doce personas que pertenecían al Frente Patriótico Manuel Rodríguez se produjo entre el 15 y 16 de junio de 1987 en el feriado de Corpus Christi. La versión oficial fue que murieron en “enfrentamientos con las fuerzas de seguridad”. 51. Pedro Espinoza Este brigadier en retiro era el segundo al mando después de Manuel Contreras. Fue jefe de operaciones del organismo represor y mandamás de Villa Grimaldi. Está condenado por el crimen de Letelier y por su participación en el crimen del joven periodista estadounidenses Charles Horman Lazar. 52. Carlos Forestier Fue hombre de confianza de Pinochet y ministro de Defensa en 1981. Fue sometido a proceso como autor intelectual del homicidio calificado de ocho personas en el centro de detención en Pisagua tras el 11 de septiembre de 1973. Además este general, que murió en 2005, era suegro del ex comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre.53. Ariosto Lapostol Para octubre del '73 Lapostol estaba a cargo del regimiento “Arica” de La Serena. Allí llegó Stark a odernar el fusilamiento de 15 detenidos. En una breve reunión Lapostol se opuso pero finalmente acató la orden y los detenidos murieron a manos de la Caravana de la Muerte. Lapostol nunca fue procesado por estos crímenes pero sí por los homicidios del argentino Bernardo Ledjerman y la mexicana María Ávalos, padres de Ernesto, un pequeño que el ex comandante en jefe del ejército, Juan Emilio Cheyre entregó a las monjas de La Serena diciendo que sus padres se habían suicidado “dinamitándose”. Así y todo la justicia chilena dejó a ambos libres de polvo y paja. 54. Álvaro Puga Conocido con la chapa de Alexis, fue colaborador civil de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) y cercano al Mamo Contreras. Puga fue editorialista del diario La Tercera y estuvo a cargo del sitio ultrapinochetista DespiertaChile. Según una publicación de la periodista Mónica González, Puga orquestó el festival de desinformación en la Operación Colombo, entre otras actuaciones. Los hechos quedaron constatados en un sumario del Colegio de Periodistas. En paralelo a su trabajo con el Mamo y con Pinochet escribía columnas en La Segunda y las firmaba como Alexis. Otro de los periodistas que conoció de cerca a Puga y prestó su testimonio para dicho sumario fue el profesional norteamericano John Dinges. 55. Mónica Victoria Ananías Kuncar ¿Qué secretos tendrá Mónica de Pinochet? No se sabe porque ella, que desde 1974 fue secretaria personal de Pinochet o "mi general", como ella lo llama, nunca ha revelado nada. Eso sí, dice que la familia de Pinochet ya no la pesca a pesar de que hizo una gestiones para su jefecito en el Riggs. 56. Jorge Ballerino Sandford Leal, leal, leal al patrón del mal fue jefe del comité asesor de Pinochet, de la Casa Militar de La Moneda y secretario general de la Presidencia. Ya era una pésima persona en 1972 cuando preparó en la Academia de Guerra un plan de acción del Ejército para arrebatar el poder a la UP. De ahí en adelante, siempre estuvo al servicio de Pinochet. 57. Ramón Castro Ivanovic Este caballero fue secretario privado de Pinochet entre 1990 y 1998, y además miembro de los oficiales de la Casa Militar. Fue quien abrió cuentas corrientes en Miami para manteneter a Augustito cuando éste vivía ahí. 58. Juan Ricardo Mac Lean Vergara Este tipo tiene suerte. Fue jefe de escolta de Pinochet y se salvó del atentado de 1986 en el Cajón del Maipo. Desde entonces fue uña y mugre con el dictador, tanto que también tenía su cuentita en el Riggs, En 2006 el SII le quiso cobrar más de $ 58 millones por no declarar operaciones en el extranjero, pero el caso había prescrito.59. María Lucía Hiriart Rodríguez: Dicen que lo último que dijo Pinochet antes de estirar la pata fue “Luciiiii”. Se refería a su esposa, el rostro de Cema Chile y de todo lo que uno no quisiera ser en la vida. Durante 63 fue esposa del general en retiro y, según las biografías de Pinochet era mala, metiche e hinchapelotas. Cuando se descubrieron lucas de dudosa procedencia sacó flor de discurso. Dijo que “era muy ahorrativo, ordenado”. 60. Paul Schäefer Este viejo alemán mala gente y pedófilo, que murió hace unos años, creó en los '60 un enclave en Parral y desde este centro anticomunista ayudó con instalaciones para torturas a Pinochet. En el 74, el dictador, junto a Manuel Contreras y su hijo fueron de paseo a Colonia Dignidad, qué miedo. 61. Sergio Rillón Fue uno de los principales asesores de Pinochet y quien encabezaba la oficina de asuntos especiales que según muchos era un sapeo encubierto a la Iglesia Católica. Fue quien reclutó a Cuadra y quien lo recomendó para ministro. Estuvo ligado con el dictador hasta que éste murió.(Foto: Gentileza CiperChile) 62. Eugenio Berríos Fue el químico estrella de la Dina, el que manipulaba gas sarín y otras armas biológicas junto al Michael Townley en la siniestra casa de Lo Curro donde Mariana Callejas hacía en los ´80 un taller literario y todos planeaban el crimen de Letelier. Fue sacado clandestinamente del país el 26 de octubre de 1991 con el nombre falso de Tulio Orellana, para impedir que declarara en el juicio por el homicidio del ex canciller. En Uruguay recurrió a la policía para decir que estaba secuestrado, pero había estado demasiado tiempo con asesinos y recibió un disparo en la nuca de sus ex amigos. 63. Francisco Oyarzún Sjöberg Se unió a Berríos para proveer de armas químicas a la Brigada Mulchén. Trabajó en Lo Curro con Townley a quien había conocido a inicios de los ’70. Fue esencial en el llamado proyecto Andrea, cuya vedette era el gas sarín. 64. La flaca Alejandra La de Marcia Merino es una historia fuerte. Fue una de las principales mujeres del MIR hasta el 73, luego fue detenida, advirtió que no sería capaz de soportar la tortura, pero no se le permitió asilarse. En el 74 la Dina la secuestró y la convirtió, tras torturarla brutalmente, en colaboradora de los servicios represivos. En 1992, ya en democracia, confesó cuál fue su rol y pidió perdón. 65. María Luisa Uribe Fue una de las más valientes militantes del MIR hasta que en el 74 la delató la flaca Alejandra y tras un mes de torturas, se convirtió en una vehemente colaboradora de los organismos de inteligencia y mantuvo una relación el brigadir Pedro Espinoza. A diferencia de Marcia Merino y Lucy Arce, la “chica Carola” nunca se arrepintió de ayudar a la dictadura ni colaboró con la justicia. 66. Luz Arce Fue militante socialista y se convirtió en delatora luego de ser detenida y torturada. Colaboró con la justicia y luego se retiró a vivir a México. 67. Mariana Callejas Su historia quedó reflejada en Nocturno de Chile, de Roberto Bolaño. Mariana era una promesa literaria que realizaba un taller en su casa, mientras su esposo, Michael Townley y Eugenio Berrios hacían armas químicas. Ellas misma participó en diversos atentados terroristas, entre ellos, el asesinato del general Carlos Prats y su esposa perpetrado en 1974 en Buenos Aires. 

Los jóvenes por la patria 

68. Ignacio Astete Fue uno de los personajes elegidos por la dictadura para organizar el famoso encuentro de Chacarillas, donde la UDI condecoró a 77 jóvenes en homenaje al combate de La Concepción durante la Guerra del Pacífico. Astete, líder del Frente Juvenil de Unidad Nacional, según el libro Las letras del Horror de Manuel Salazar, fue quien acarreó a los participantes de tan noble encuentro en el torreón de Chacarillas en el cerro San Cristóbal. En la cita participaron entusiastas con velita en mano Luis Cordero, Juan Antonio Coloma, entre muchos otros. Albacea de Jaime Guzmán, ex director de Dinacos -la oficina de propaganda de la dictadura-, dueño de la Radio Carolina en los días de la campaña “Pitéate un flaite” y -hoy por hoy- uno de los miembros del Tribunal Supremo de la UDI.69. Horacio Saavedra Formaba parte de las orquestas favoritas de los milicos y el gobierno. En la revista Plan B, un cercano a Corvalán dice que “el Chico” tocaba gratis y que gracias a su amistad con el ex CNI lograba estar en Viña y en los eventos importantes. 70. Carlos Bombal Uno de los fundadores de la UDI, alcalde designado por Santiago en los días de la dictadura, jovencito Chacarillas, presidente del Senado el 2003 y derrotado como senador el 2005. Por esos misterios de la vida, las viejas lo encuentran mino. 71. Los hermanos Cordero Los hermanos Cordero -Patricio y Luis- fueron Chacarillas boys y samurais de Lavín. El currículum de Patricio: ex asesor de la Municipalidad de Las Condes, ex administrador de la Municipalidad de Santiago y actual miembro de la junta directiva de la Universidad San Sebastián. Luis estuvo en el directorio de TVN, integró la primera directiva de la UDI, aconsejaba a Pinocho a la hora de designar alcaldes y quiso ser político pero no le resultó. Renunció a la UDI con el discurso de que se habían perdido los valores dados por Jaime Guzmán y bla bla bla.72. Cristián Larroulet El actual ministro de la Secretaría General de la Presidencia fue otro de los que fue a lamerle las botas a Pinocho en Chacarillas. Nacido en Temuco, economista, etc, etc. Su gran virtud: se dice que Piñera lo llama “Larroulef” cuando le toca negociar con los mapuche. 73. Andrés Chadwick Chacarillas boys designado presidente de la FEUC por la dictadura, pero de los arrepentidos. En una entrevista en TVN dijo: “Hay una situación de la que me arrepiento, que es la violación brutal a los derechos humanos y tengo un profundo arrepentimiento de haber sido parte de un gobierno donde esos hechos sucedían”. 74. Juan Antonio Coloma Presidente FEUC designado, miembro del Consejo de Estado hasta 1989, ex presidente de la UDI, Coloma tiene el honor de haber aparecido segundo en el ranking que hace el Movilh de los homofóbicos consagrados chilenos -Carlos Larraín style-. A propósito de matrimonio gay, dijo lo siguiente: “Para mí nunca el tema de la modernidad ha sido una razón suficiente para cambiar un principio. Hay que tener capacidad de entender la modernidad, pero a partir de los conceptos que uno tenga”. Ah. Y tiene ocho hijos. OCHO. 75. Juan Antonio Guzmán No es político pero tiene poder. Y puede cargar con dos grandes culpas: Ser ministro de Educación en los tiempos en que se hizo mierda a la educación en Chile. Y ser -según cuenta la Revista Qué Pasa- quien le dio el último empujoncito a Golborne para que aceptara el ministerio que le ofrecía Piñera. Socio de la Clínica Indisa, presidente de Polpaico, ex rector de la Andrés Bello -entre muchas otras cosas- fue profesor de Golborne en la Católica y desde ahí que se convirtió en su amigui, mentor, co dueño del Oliva Limón -el restorán que tienen juntos- y quién sabe en qué más podría convertirse. Ojo: está a la cabeza de la directiva de la Andrés Bello.76. Patricio Melero Presidente de la UDI, asistente a Chacarillas y alcalde designado en Pudahuel el 85. Igual que Coloma -su antecesor en el cargo- Melero habla leseras sobre el matrimonio gay: “(La UDI) No quiere eludir debates pero claramente hay prioridades más urgentes”. ¿Cuáles serían? No sabemos. 

Inclasificables 77. Pablo Longueira En 1981 fue designado presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fecech), que era la Fech de la dictadura. Colaboró como asesor del Ministerio de Vivienda y Urbanismo y desde el '83 empezó a organizar junto a Guzmán la fundacón de la UDI. En 1986 encabezó un ataque en contra del senador norteamericano Ted Kennedy porque éste vino a Chile a apoyar a los defensores de los derechos humanos. En democracia fue presidente de la UDI, senador y ministro y hasta candidato presidencial, pero le dio depresión y tuvo que abandonar la carrera por La Moneda.78. Claudio Sánchez En 2008 el Colegio de Periodistas lo sancionó por avalar el montaje en Rinconada de Maipú. Claudio Sánchez no fue a comparecer porque -dijo- en 32 años trabajando en canal 13 que no podía acordarse de todo lo que había hecho. Pero canal 13 tenía mejor memoria que Sánchez y, al dar un programa sobre las omisiones que habían hecho sobre las violaciones a los derechos humanos en la Dictadura, aparecía una de él en el Estadio Nacional -año 73- hablando de las buenas condiciones en las que estaban las personas que, entre sus privilegios, tenían un “completísimo hospital de campaña”. 79. Julio López Blanco En los días de la Dictadura, era a TVN lo que Claudio Sánchez a Canal 13. Igual que Sánchez, estuvo en Chacarillas. Igual que Sánchez, fue citado a declarar en el caso montaje de la DINA en Rinconada de Maipú, difundido en 1975 por los dos canales.80. Ricardo Claro Fue malulo desde chico: el año '56, a los 21 años acusó a una compañera a los pacos de ser comunista. La “Ley maldita” -que proscribía al PC en Chile- todavía estaba vigente. Lo echaron de la FECH por sapo y él dio estas razones: “Soy católico y, por lo tanto, forzosamente tengo que respetar la declaración del Sumo Pontífice que ha declarado al comunismo como una doctrina intrínsecamente perversa”. Los valores de quien tuvo la quinta fortuna de Chile y fue dueño de Sudamericana de Vapores, Elecmetal, Viña Santa Rita, Cristalerías Chile y Mega -entre otras- eran los propios de un católico facho: la moral del culo y la inmoralidad de los derechos humanos. Estuvo en la Dictadura como asesor del canciller Ismael Huerta y logró que la OEA no hiciera pico a Chile por la violación a los derechos humanos. Pero -justamente a la OEA- Castillo Velasco y Andrés Zaldívar le hicieron llegar documentos que denunciaban desapariciones y torturas. Al primero, lo echaron de Chile. Al segundo, no lo dejaron volver. Se podrían decir mil cosas de Claro. Basta con decir dos: El Mercurio lo nombró el hombre más temido de Chile el 2001 y Jorgelino Vergara -el mocito del Mamo- dijo hace poco que había financiado a la DINA. También se puede decir una tercera. O más bien, que la diga el mismo: lee el poema que hizo antes de conocer a la DINA acá 81. Benjamín Mackenna Tiene 78 años y ya lleva 500 mil torturándonos con los “Huasos Quincheros”, lo que podría ser un pecado no demasiado terrible si es que no hubiera asesorado a la dictadura. En El Mercurio él lo dijo de forma delicada: “(fue) una labor de extensión cultural. Nunca fui censor ni nada (…) Mi labor era desarrollar proyectos culturales en el país”. Por ejemplo, los Quincheros se ganaron un cupo artístico para representar a Chile en la inauguración de Alemania '74 y le dieron la bienvenida entre cuequitas a Kissinger en Chile, mientras artistas como Quilapayún o Isabel Parra vivían en el exilio. Ah. Y Mackenna cantó en la franja del Sí.82. Jaime Guzmán Fundador de la UDI y artífice de la Constitución ¿Qué chucha se puede decir de Guzmán que no sepamos? Que fue el creador del artículo 8 transitorio de la Constitución del '80 que sancionaba con la pérdida de derechos ciudadanos a los grupos y personas que propagasen doctrinas que atentaran contra la familia o promuevan una concepción de la sociedad fundada en la lucha de clases. Sobre su maravillosa obra legislativa dijo que “introduce las rectificaciones e innovaciones indispensables para favorecer una democracia estable al servicio de una sociedad integralmente libre, moderna y más justa”. Fue asesinado en el ´91, tras dar clases de derecho en Campus Oriente en la UC. Ah, y hace poquito un sobrino suyo, que es actor, insinuó que el fundador de uno de los partidos más conservadores del país era gay. 83. Ambrosio Rodríguez Abogado, RN, Ambrosio es un malulo: sus primeros servicios a la dictadura tuvieron que ver con hacerle sumarios a los profesores de la Escuela de Periodismo de la Chile. Como -naturalmente- consideró que enseñaban marxismo en sus clases, los echaron a casi todos. Luego fue el asesor jurídico del ministerio del Interior y, más tarde, en los días de la Operación Albania, fue Procurador general de la República. En democracia no se volvió mejor persona: defendió a Pinocho en Londres y en Santiago, al ex director de la CNI Humberto Gordon, a los procesados en el Caso Degollados y a Pinocho hijo en lo de los Pinocheques. Hoy por hoy, es presidente del Tribunal Supremo del partido de Piñera.84. Pablo Rodríguez Basta decir dos cosas para que uno cache quién es Pablo Rodríguez: abogado de Pinochet y uno de los fundadores de Patria y Libertad. Hoy tiene el cargo lógico: decano de Derecho de otra universidad favorita de los que trabajaron con Pinochet. La universidad del Desarrollo.85. Sergio Diez Sergio Diez tuvo una pega difícil en el tiempo de Pinochet: ser embajador de Chile ante la ONU donde tenía que explicar lo inexplicable: qué chucha pasaba con los detenidos desaparecidos que aparecían en las listas hechas por organismos de derechos humanos. Luego, se convertió en senador por RN, presidente del Senado, presidente del partido y presidente de la Comisión de Familia de RN, creada para contrarrestar esa cosa terrible llamada Acuerdo de Vida en Común. Sobre eso, el familiar Diez dijo en Las Últimas Noticias, hace tres años atrás: “¡Que otros se preocupen de las minorías! Por las preguntas que me hace, pareciera que es pecado defender la familia ¿Qué debería decir, que ojalá todo el mundo sea maricón y que nadie se case? No pues”86. Jovino Novoa Acá, una vista rápida al gran currículum del senador de la República por Santiago poniente (gracias al binominal todopoderoso): subsecretario de Gobierno en tiempos de Pinochet-días en los que de la Segegob dependía, entre otras cosas, tener el control de los medios de comunicación-, acusado por el hijo de Tucapel Jiménez de tener una responsabilidad indirecta en la muerte de su papá, fundador de la UDI y uno de los principales ideólogos -si la palabra ideólogos califica para esto- de la franja del Sí.87. El cura Hasbún Malo con traje de cura. Mientras la Dictadura asesinaba a los sacerdotes André Jarlán, Gerardo Poblete, Juan Alsina, Miguel Woodward y la DINA hacía desaparecer a Antonio Lidó, el cura Hasbún hablaba hueás. Hueás en canal 13, hueás en radio Agricultura, hueás en El Mercurio. Hueás, como apoyar a Pinocho y defender a Colonia Dignidad. Llegó la democracia y el Cura Hasbún siguió en la misma -hablando hueás- pero pasaría a hacerlo desde nuestro canal favorito, Mega, y sus joyitas serían cosas como que Chile tenía que estar agradecido de la DINA y que el sufrimiento de Pinocho en Londres era como el de Jesús. Seguramente sigue hablando hueás pero más en privado: lo echaron de Mega y, en una entrevista a la Tercera, dijo que ya las cosas no eran como cuando estaba don Ricardo Claro.88. Agustín Edwards Eso de que el periodismo es el quinto poder fue muy cierto en la relación de El Mercurio y la dictadura y no es demasiada novedad decirlo. Ejemplo: el encubrimiento del asesinato de Marta Ugarte haciéndolo pasar por un crimen pasional -El Mercurio tituló “Asesinada hermosa joven”- y no por lo que era: una mujer no tan joven -tenía 42 años- asesinada en Villa Grimaldi por la DINA, lanzada al mar y devuelta. Otro inolvidable: el titular de la Segunda “Exterminados como ratones”. Para qué hablar de las editoriales, inserciones -ésas en las que aparecía gente lamentándose por lo terrible que había sido la UP- y avisos del Sí que circularon el año 88. Nunca ha pedido perdón.89. Hermógenes Pérez de Arce Hermógenes, uno que no se avergüenza del pasado: salió en la franja del Sí, fue columnista de El Mercurio, es la envidia de Gonzalo Rojas (no el poeta, claro). Sobre el arrepentimiento de Chadwick de haber participado en el gobierno de Pinocho, dijo: “Darse vuelta la chaqueta es un hábito muy antiguo chileno. Particularmente frecuente en gente de derecha”. 90. Jorge Fontaine Aldunate Tío de Arturo Fontaine -director del CEP y escritor de libros y poemas con versos como “tu ostra viva”-, de Juan Andrés Fontaine -ex ministro de Economía de Piñera- y hermano de Arturo Fontaine padre -director de El Mercurio entre el 78 y el 82-, Jorge Fontaine Aldunate, es parte de Independientes por el Sí el año 88 y fue designado director ejecutivo de ProChile por Pinocho. 91. Mario Arnello Fundó el Partido Nacional, fue embajador especial ante la ONU y ante la OEA en la dictadura y, fue Director de la Dibam. Diputado por dos periodos consecutivos entre 1969 y 1973. El '75 envió un cheque por 25 mil dólares a Liebman Inc, una compañía de Marvin Liebman, consultor gringo contratado por la dictadura con el fin de conseguir aprobación de leyes gringas favorables a Chile. El plan no resultó.92. Federico Willoughby-MacDonald Este señor es muy, muy raro. Se opuso a Allende contra quien despotricó en la revista “El Campesino” y en Radio Agricultura. El día del Golpe leyó los “bandos” que se transmitieron por cadena nacional de radio y después asumió como secretario de Prensa de la Junta Militar hasta 1976, año en que se peleó con Manuel Contreras. Después de eso hizo campaña por el No. Chan. 93. Roberto Thieme Fundó Patria y Libertad, ese movimiento paramilitar de derecha que le tenía pavor a los marxistas y que quería luchar con armas para eliminar al comunismo. En los ´90 creó el Partido del Sur, y luego se casó con Lucía Pinochet. 94. Alberto Cardemil Lo único bueno de Cardemil es que nació en Chimbarongo. Lo demás, es esto: estuvo encargado de organizar la visita del Papa en la que Pinocho vio la oportunidad de ganar popularidad y sentirse redimido y será recordado por los siglos -esperemos- por haber sido subsecretario del Interior encargado de entregar los resultados el día del plebiscito y decir, en el segundo cómputo: “51,30 % para la opción Sí, 46,51% para la opción No”. Cara de raja. Después se volvió demócrata -RN- y ahora es diputado. 95. Orlando Poblete Este abogado, que ahora es rector de la Universidad de Los Andes fue entre 1979 y 1987 asesor de la Presidencia, es decir, orejero de Pinochet. En julio de 1987 fue designado como ministro secretario general de gobierno, cargo que ocupó hasta octubre del 88. 96. Armando Fernández Larios Este comandante del Ejército estuvo en el asalto a La Moneda, fue parte de la siniestra comitiva de Arellano Stark, la Caravana de la Muerte y además tomó clases en la Escuela de las Américas. Por si eso no fuera suficiente, participó en la preparación del crimen de Leteliter. Vive hoy en EEUU, protegido tras colaborar en el esclarecimiento de este asesinato. 

Los faranduleros En realidad podríamos decir que todos los que salieron en la tele y construyeron su fama en los 80 fueron parte de la dictadura, que utilizó la televisión como principal mecanismo para mantener a la población del toque de queda distraída y entretenida con programas como Sabor Latino y el culo de Maripepa Nieto. Pero más allá de eso, hay algunos que se pasaron para tener buena onda con los milicos y asistir a cuanta fiesta y ceremonia había.97. Raquel Argandoña Primera Miss Chile post Golpe. Conducía las noticias donde se disfrazaba la verdad o derechamente se evadía. Amiga del Mamo y protegida de la dictadura, según señala Plan B: “su nombre era número puesto a la hora de animar eventos para militares, autoridades o algunos shows que realzaban cualquier obra del gobierno. “Para todas las inauguraciones, los números de los artistas eran fijos. Por ejemplo, la cantante de la Nueva Ola Fresia Soto era presentada por Raquel Argandoña”, recuerda la ex vedette Mireya Smith, Wendy”. 98. Enrique Maluenda El rey de la sabrosalsa tuvo una carrera en latinoamerica y un breve paso por Chile en la UP. Retornó en 1976 para animar Dingolondango y el Festival de la Una entre 1979 y 1988 en TVN. Ese año participó en la franja electoral del plebiscito para apoyar el «Sí» de Chile, un país ganador. 99. Willy Bascuñán Aunque Pedro Messone con Los Cuatro Cuartos popularizaron “Los viejos estandartes”, la culpa es de Willy Bascuñan. Fue él quien compuso la canción y el disco “Al 7º de Línea”. Y no sólo eso: también aparece en la franja del Sí. Muy amigo, cuentan en Punta Peuco, de Álvaro Corbalán.100. Patricia Maldonado Como Hermógenes, la Maldonado no es de los arrepentidos: “Yo no soy de derecha. Soy pinochetista y voy a morir siendo pinochetista les guste o no les guste”, le dijo a Ricarte Soto hace unos años. En el matinal también dijo que se enamoró de su esposo porque se parecía a Pinochet. También cantó en la franja del Sí. 

*Fueron usados como fuentes recurrentes al elaborar este listado los libros La Historia Oculta del Régimen Militar de Ascanio Cavallo y El Saqueo de los grupos Económicos al Estado chileno de María Olivia Monckeberg.


A 40 años de la destitución del general Gustavo Leigh como miembro de la Junta Militar

Fuente :museodelamemoria.cl, 24 de Julio 2018

Categoría : Prensa

El 24 de Julio de 1978, mediante el decreto 624, la Junta Militar de Gobierno, cabeza de la dictadura, destituyó al general Gustavo Leigh de sus cargos como miembro de la Junta y como comandante en jefe de la Fuerza Aérea, dejando fuera a quien el 11 de septiembre de 1973 se instaló en el Puesto de comunicación Nº 2, en la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea, desde donde ordenó que se bombardeara con aviones Hawker Hunter La Moneda, la residencia presidencial de la calle Tomás Moro y seis radioemisoras de Santiago.

La salida de Leigh se dio tras el deterioro de su relación con el líder de la Junta, Augusto Pinochet, quien después de la ceremonia de juramento de Fernando Mathei – que asumió la jefatura de la Fuerza Aérea – manifestó: «el general Leigh Guzmán venía demostrando desde hace tiempo, con diversos hechos, un progresivo alejamiento de los postulados del Gobierno militar».

Días antes de su destitución, el 18 de julio, en una entrevista que Leigh concedió al diario italiano Corriere della Sera, dijo entre otras cosas, que la Junta Militar no había marcado ningún calendario político, lo cual ponía en peligro su propia subsistencia. En la ocasión, el general cesado señaló que calculaba en cinco años el plazo de devolución del poder a los civiles”.

Tras su salida, Leigh se dirigió a los medios a través de una declaración en la que reafirmó su convicción y respaldo al golpe de estado y aprovechó de explicar sus diferencias con el resto de la junta, compuesta además de Pinochet, por el director general de Carabineros, César Mendoza y el comandante en jefe de la Armada, José Toribio Merino: “ Las resoluciones inconsultas, concebidas y tramitadas en sigilo, la ausencia de flexibilidad para enfrentar los grandes problemas nacionales, el abandono de nuestra valiosa clase media y el sistemático enfrentamiento a los sectores laborales nos van a impedir alcanzar la paz y la convivencia armónica de todos los chilenos”.

Tras casi 5 años al mando de la Fuerza Aérea, jefatura que asumió por orden del ex presidente Salvador Allende, luego de la renuncia del general César Ruiz Danyau, el 18 de agosto de 1973, 41 días antes del golpe, el general Gustavo Leigh se caracterizó por su acérrimo Anticomunismo.

Desde el primer día se hizo famoso por declarar que su misión sería “exterminar el cáncer marxista” del país, “hasta las últimas consecuencias”, haciendo llamados a la ciudadanía para que delataran a personas de izquierda. Además de la represión que desplegó por todo el país, Leigh comenzó con el depuramiento de la Fuerza Aérea. Una de las víctimas fue el general Alberto Bachelet, director de la Junta de Abastecimiento y Precios del gobierno de Allende; detenido y torturado por oficiales de su propia institución, quien falleció mientras se encontraba recluido.

Leigh, como comandante en jefe, tuvo contacto directo con el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), organismo que persiguió a los militantes de la Unidad Popular. A comienzos de 1975 cambió su nombre por Dirección de Inteligencia (DIFA) y a fines del mismo año, en colaboración con Carabineros y la Armada, formaron el “Comando Conjunto”, organismo de represión que se enfocó en la persecución, tortura y desaparición de militantes del Partido Comunista de Chile (PCCh).

En 1986, el juez Carlos Cerda encargó reos a 40 personas, incluyendo a 32 integrantes de las Fuerzas Armadas por su implicancia en la detención y desaparición de 12 dirigentes del PCCh. En la nómina estaban los nombres más importantes del llamado «Comando Conjunto», entre ellos el general Gustavo Leigh. Poco tiempo después, la Corte Suprema le ordenó sobreseer definitivamente la causa en virtud de la Ley de Amnistía.

Tras su destitución como comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Leigh abrió un negoció de corretaje de propiedades, donde compartió oficina con Enrique Ruiz Bunger, ex jefe de la DIFA y uno de los líderes del Comando Conjunto.

Luego de su quiebre con la Junta Militar, Leigh afirmó en múltiples ocasiones que Pinochet se habría mostrado vacilante los días previos a los preparativos del golpe, sin tener mayor protagonismo en los días de gestación del derrocamiento de la Unidad Popular.

En 1998, en una entrevista que concedió a la revista Caras, Leigh declaró: “Pinochet no fue el autor de la idea ni estaba en la primera posición. Incluso, él temía por su vida. Sencillamente, no quería. Pero cuando vio que la decisión era absoluta de parte de la Armada y de la Fuerza Aérea, se sumó. No quería, porque no tenía buena comunicación con todos sus generales, no tenía confianza en sus generales. Les había pedido la renuncia a todos. Cuando renunció Prats y él lo reemplazó, quería que renunciaran todos para nombrar él a sus generales, pero no lo aguantaron mayormente y hubo algunos que se negaron rotundamente. Entonces, Pinochet no estaba en una posición confortable internamente. Por eso seguramente, no quería participar del movimiento”.

En la misma intervención aprovechó de contar una anécdota de los días previos al golpe: “Justo cuando estábamos reunidos yo con Pinochet, llegó el almirante Huidobro, con un papelito de Merino, donde decía: ´Gustavo y Augusto, es el momento de actuar con rapidez. Propongo iniciar las operaciones a las seis de la mañana del martes 11`. Yo acepté inmediatamente, firmé y dije conforme. Pero Pinochet tuvo sus dudas. Primero buscaba un lápiz con qué firmar, en un escritorio lleno de desorden que tenía tapado con papales y libros. Después se demoraba en firmar con el pretexto de que necesitaba un timbre, se demoró en firmar como media hora”.

El 20 de marzo de 1990, en un atentado perpetrado en su contra, Leigh perdió uno de sus ojos y falleció el 29 de septiembre de 1999 producto de un paro cardiaco, sin dar muestras de arrepentimiento de su participación en el golpe de estado y la Junta Militar, pese a todos los hechos y violaciones a los derechos humanos que se le imputan.

En abril de este año, la viuda de Leigh publicó un libro con las memorias del ex general y anunció que liberaría una serie de audios que su esposo grabó de forma oculta en las reuniones de la Junta Militar y en otras conversaciones con Pinochet.


Viuda del general Leigh revela grabaciones ocultas que hizo el ex Cdte. FACh a Pinochet

Fuente :emol.cl, 22 de Abril 2018

Categoría : Prensa

Los registros de tensos diálogos entre ambos generales se difunden en el libro "Leigh, el general republicano" que se lanza este miércoles bajo la autoría de Gabriela García de Leigh.

Gabriela García de Leigh (75) dice que hoy disfruta de la vida tranquila, de los nietos y de estar en su casa, con sus plantas y rodeada de las hermosas antigüedades que heredó de su padre.

La viuda del ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea (FACh), Gustavo Leigh Guzmán, uno de los artífices del golpe de Estado de 1973, siempre ha cultivado un bajo perfil y admite que incluso se sintió "dichosa" el 24 de julio de 1978, cuando su marido fue destituido de la Junta de Gobierno por el general Augusto Pinochet. "Por fin se acabó esto", recuerda que se dijo, porque estaba forzada a cumplir tareas sociales.

No daba una entrevista desde 2003. Por eso, ahora dice estar "aterrada", justo a dos días del lanzamiento del libro "Leigh, el general republicano", bajo su autoría, que decidió elaborar con gran parte del material que su esposo le entregó días antes de fallecer en 1999.

Era una herencia documental, con un respaldo inédito: varios registros de audio que el propio Leigh hizo con una mini-grabadora oculta en un bolsillo de su uniforme, en reuniones privadas que sostuvo con Pinochet. Otras cintas (casetes) contienen relatos que él grabó encerrado en su escritorio una vez que dejó la Junta.

Gabriela de Leigh dice que no podía eludir esta obligación y difundir esos tensos diálogos que reflejan, según dice, la lucha del general Leigh por dar pasos hacia el retorno de la democracia.

Recuerda que el general Leigh era "hermético" en casa sobre temas de gobierno y por eso nunca estuvo al tanto de lo que ocurría entre 1973 y 1978.

"Enterarme ahora de todo lo que mi marido sufrió esos años fue difícil", dice. Y se sorprendió: "En los primeros años, yo los pensaba a todos felices, empujando el carro para el mismo lado, pero no era así".

Los registros

-Estas grabaciones estuvieron guardadas 40 años. ¿Desde cuándo grababa?

"Yo sabía que él estaba dejando sus memorias grabadas. Se contactó con una secretaria de confianza para que se las transcribiera. Están en papel y están los casetes con su voz".

-¿Cuándo las escucha por primera vez?

"Las empecé a escuchar hace un año y medio. Escuchar la voz de él me era imposible. Con su calma y contando que en tal fecha pasó esto. Sin transparentar en la voz la rabia que debió haber sentido en el momento".

-¿Y cuántas horas de grabación hay?

"Hay casetes de la Junta, pero la mayor parte son conversaciones de él con Pinochet a solas, porque llegó un momento en que él le dijo 'está bien dime lo que quieras, pero en privado' ".

-¿Con qué criterio hizo la selección de estos audios para el libro?

"No. Yo no hago ninguna selección. Yo le pasé todo el material a un escritor historiador (cuya identidad es reservada). Eso, más la documentación de 1973 a 1978 que estaba por ahí guardada".

Pasar a la historia

-¿Cómo cree usted que el general Leigh pasó a la historia?

"A él no le importaba cómo pasara a la historia. Ni yo sé cómo ha pasado, porque en todos estos años, pensaba, ya se calmará esto. Pero resulta que el odio sigue hoy día igual. Mire lo que pasó en el Congreso (con el incidente entre los diputados Urrutia y Jiles).

-¿Este libro puede cambiar en algo la versión que se tiene del papel del general Leigh en la Junta Militar?

"Por lo menos que se sepa lo que él trató de hacer y los puntos que le causaron su salida de la Junta. No fue porque él aspirara a reemplazar a Pinochet, si no que solamente por defender sus principios, sus puntos de vista, que creía que eran los correctos para Chile".

-En el mundo, el general Leigh pasó a la historia como el que ordenó el bombardeo a La Moneda

"Y de eso no se arrepintió nunca".

-¿Y cuando usted mira hacia atrás ese momento, qué piensa?

"Ojalá no lo hubieran tenido que hacer. En ese momento se planteó que era necesario. Previo a esto, hacía meses se hablaba de los cordones industriales, de las armas que tenían, de la organización que tenían y que no se hiciera nada que perjudicara el camino que el gobierno se había impuesto. El camino del gobierno de Allende estaba errado y él se lo dijo".

-¿Por qué escogieron el título con el adjetivo de republicano?

"A través de sus acciones, su espíritu era republicano. Él buscaba retornar a la democracia y recuperar la República".

-Desde otra perspectiva, algunos dirán que un general republicano no bombardea La Moneda…

"Yo conocí a Gustavo y él no iba a hacer algo por que sí. La razón era que con la amenaza de estos cordones industriales y que Allende los llamó ese día en la mañana…Van a venir a protegerlo los trabajadores con o sin armas y se va a producir una mortandad de lado y lado, que no es lo que buscamos. Lo que buscamos es un "párenle"; esto va en serio. Él (Leigh) estaba convencido de que en ese minuto era lo que había que hacer para evitar lo otro".

La relación con Pinochet

-En el libro se refleja que hubo una relación conflictiva con Pinochet cuando le plantea suspender el estado de sitio o no llevar más presos a isla Dawson. ¿Por cree que él decide grabar esto?

"Con la intención de que se publicaran algún día para que se conociera la verdad de lo que había pasado al interior de la Junta. Que él no estaba en desacuerdo con ninguna de estas medidas al principio, pero dilatarlas por años y años… No pensaba en quedarse ni 5 años, sino seguir los postulados de la Junta, estabilizar la economía y entregar el gobierno.

-¿ Tenía algún temor cuando empezó a grabar?

"No. Nunca le tuvo miedo a que atentaran contra él".

-¿Qué efecto cree que tuvo esta actitud de "díscolo", como él se define?

"Él era el único que se le oponía a Pinochet. Merino y Mendoza firmaban todo. No sirvió de nada. Sirvió para que lo echaran con 19 generales más y Pinochet tuviera el camino libre para seguir haciendo en los años restantes lo que quiso sin contrapeso".

"Eso, teniendo presente, hoy después de 40 años, que Gustavo no tenía idea de lo que hacía la DINA, porque cada vez que a él le llegaba una denuncia, él le preguntaba directamente a Pinochet, y él decía; "No, hombre, cómo se te ocurre, esto es parte de la campaña".

-Pero en este libro, él habla de las ejecuciones en una entrevista al TIME y dice que no se tocó a un político

"Por supuesto que se sabía que había terroristas que disparaban contra o que atentaban contra una patrulla o un cuartel de Carabineros o tratando de poner bombas. Ese tipo de gente, pero no un político por sus ideas".

-También dice el libro que Pinochet le pidió 300 hombres para la DINA

"Creo que fueron más en un principio y luego empezó a retirarlos".

-¿Él prestaba gente sin saber qué hacía la DINA? ¿Cree que eso era posible?

"Conociendo la institución, sí. El que mandaba era Pinochet. Si Pinochet decía que él estaba al tanto de todo, que esto era una campaña izquierdista".

-Pero algo sospecharía el general Leigh, porque en la entrevista al Corriere della Sera desliza que si el gobierno estuviera involucrado en la muerte de Letelier, él saldría de la Junta

"Eso es porque ya había recibido una carta (de Mariana Callejas) y ya sabía. O por lo menos estaba la duda… Un compañero de armas es leal siempre. Gustavo iba y le preguntaba siempre".

-Cuando él sale de la Junta, se dijo que él ambicionaba ser Presidente…

"Bonito habría sido que se rotara año a año cada uno, pero había más problemas que beneficio en eso. Él se quedó porque pensó que desde adentro podría corregir el rumbo".

-¿Cuál es el peor momento que recuerda para él en el período militar?

"Su mayor dolor fue haber firmado ese decreto en que Pinochet se nombraba como Presidente. A lo mejor para Chile lo mejor habría sido quebrar la Junta en ese momento, pero no se puede saber qué habría pasado de hacer cosas distintas 40 años atrás. Gustavo no habría enfrentado una fuerza contra otra".

-¿Una vez que salió, cómo fue la vida?

"Le grababan las llamadas, le abrían la correspondencia, pero él lo sabía".

Derechos humanos

-En sus registros no se toca el tema de los derechos humanos.

"Porque él no quiere decir: "yo no tenía idea". Los hechos se fueron confirmando de a poco con los años y ya una vez en retiro empieza la campaña más incontrarrestable, en que uno empieza a decir bueno, parece que es cierto, que no es la propaganda en el exterior".

-Por haber sido comandante en jefe él fue procesado en algunos casos.

"Claro y él dijo yo soy responsable durante mis 4 años de mando. Con o sin saber, un jefe es responsable. La ignorancia no es disculpa, entonces él no lo sabía, pero por la responsabilidad del mando, asume.

-¿Cómo fue la relación del general Leigh con el general Bachelet?

"Eran muy buenos amigos. Tanto, que cuando mi marido estaba en el extranjero en una misión, su hijo que estaba en la Escuela de Aviación tuvo como apoderado a Bachelet para que viera los temas de notas y cosas económicas".

-En este libro, él dice: "soy el responsable de la detención del general Bachelet, pero no lo soy de la causa de su muerte y dice que no hubo tortura.

"Gustavo no sabía que hubiese tortura en la Academia de Guerra, no solo de Bachelet, de nadie".

 Pero la justicia lo investigó como un caso de tortura. ¿Cree que fue torturado el general Bachelet?

"No sé. Apremios físicos no, pero para un general estar preso ya es una tortura más que suficiente, que sus subalternos lo interroguen, eso es tortura psicológica, es sufrimiento de la persona y tenía una enfermedad congénita. Hasta su muerte, Gustavo estaba seguro de que no torturaban en la Academia".

-¿Y usted prefiere creer esa versión a pesar de los procesamientos?

"Va cambiando la realidad de lo que pasó. Yo creo que la DINA hizo barbaridades que no debió haber realizado".

El general Matthei

-El libro reproduce una carta del general Atala, que habla del general Matthei como un "traidor".

"Esa era la opinión que tenían todos los 19 generales que se fueron. A ninguno lo obligaron. Los más antiguos tenían que irse. Los que continuaban fueron renunciando por su voluntad, pese a que Gustavo les dijo que no lo hicieran, que no pensaba dividir a la FACh".

-¿Se temía una intervención del Ejército en la FACh?

"Eran las amenazas de Pinochet".

-¿El general Leigh no le reconoció nada positivo a la gestión de Matthei?

"Cosas positivas hizo, indudablemente que sí, pero no le perdonó nunca el silencio en esas circunstancias. No haberle dicho que lo llamó el general Pinochet y le ha ofrecido la comandancia. Cualquier otro general lo habría hecho, en ese tiempo sí, no sé si hoy día".

¿Para qué este libro?

-¿Para qué cree que va a servir este libro 40 años después de la salida de su marido de la Junta de Gobierno?

"Yo espero que contribuya para la historia de Chile, para aclarar la verdad. No todos estuvieron de acuerdo, no los cuatro, con la cantidad de años que se mantuvo la Junta en el poder. No todos estaban de acuerdo con la DINA.

La idea de Gustavo era sacar para afuera a los terroristas, pero esa idea vino cuando empezaron a acusar de tortura al gobierno afuera.

-Él no habla del trato a prisioneros, según tratados internacionales.

"En ese momento no habían pensado en tratados internacionales. Había que tratar que el país volviera a la concordia y se acabaran estas balaceras. Y en tiempos de guerra, el que dispara contra un soldado si lo pillan lo matan".

-¿Cree que en todos los casos fue así y que no hubo desaparecidos como se estableció en las investigaciones, o que los lanzaron desde el aire al mar?

"De tanta cosa, no sé. Yo hablo del conocimiento de mi marido y que él no habría autorizado eso. De repente se dispara la gente, pero eso cae en la responsabilidad del mando".

"Péndulo en la izquierda"

-En 2003, usted dijo en una entrevista que había un péndulo que estuvo en un lado, de apoyo al gobierno militar, y luego en el otro lado, a la izquierda.

"Esa era una opinión de mi marido. Ahora está en la izquierda y se mantiene ahí. Mire lo que está pasando con este gobierno. Los estudiantes vuelven a salir a la calle. Si quieren marchar que lo hagan, pero sin llegar a la violencia".

"Ahora los militares no tienen derechos humanos. Estamos llegando a lo mismo, ¿cómo no me va a desesperar?".

"La violencia está ahora del lado de la izquierda, antes era de los militares. Pero han pasado 40 años y no le pueden seguir inculcando a la gente el odio".

-¿Cerraría Punta Peuco?

"No hay nada que lo justifique. La justicia discrimina; debieran tener los mismos beneficios, ¡si son gente de más de 90 años! Yo conocí el caso de César Ruiz Bunger (ex socio de su marido, también herido en el atentado a Leigh) que murió hace dos semanas y él estaba enfermo, ya tenía 93 años, no quería más. Se declaró culpable en casos, como responsable".

-¿Cree que su marido habría corrido igual suerte?

"No me cabe duda de que si Gustavo viviera estaría allá, porque él asumió la responsabilidad del mando, lo haya sabido o no. Lo que hizo Ruiz fue eso".

-¿Cuál es su mirada del país hoy?

"De a poco se ha llegado hasta lo que estamos ahora. Ojalá todos los gobiernos hubiesen seguido con la orientación del Presidente Aylwin. Él trató de hacer lo mejor que pudo con Pinochet al lado, lo cual era muy difícil".


La crisis política que liquidó a Leigh

Fuente :cooperativa.cl, 22 de Julio 2018

Categoría : Prensa

Como en todo régimen dictatorial, hermético y brutal, aferrado al secreto para impedir el escrutinio de la sociedad y la deliberación política, en la Junta Militar detentora del poder en Chile desde 1973 a 1990, hubo hechos fundamentales que se ocultaron, o al menos, se intentaron ocultar para mantener el país alejado de su más esencial derecho político, decidir desde su autodeterminación y soberanía el régimen institucional que normara su convivencia como nación.

Uno de tales sucesos esenciales se produjo entre los Comandantes en Jefe que constituían la Junta Militar, en días previos y durante el 24 de Julio de 1978. Hace 40 años. La lucha fue entre la perpetuación del mando unipersonal de Pinochet o un esquema institucional bajo tutela militar, en un proyecto de democracia “corporativa”, con presencia orgánica de los “gremios” y el eje fundacional en las Fuerzas Armadas, según postulaba Gustavo Leigh, cuyo guía doctrinario inicial había sido Jaime Guzmán. 

El dictador concentraba el poder y Leigh advertía el peligro para el régimen, ya que solo Pinochet podía estar detrás de órdenes que exigían su total acuerdo, e incluso su expresa autorización, como el crimen de Orlando Letelier y su secretaria en Washington, de Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires y el atentado a Bernardo Leighton y señora en Roma, tales prácticas del terrorismo de Estado más allá de las fronteras acentuaban el aislamiento de Chile, en pleno litigio con Argentina. 

Así se desató una dura pugna entre Augusto Pinochet y Gustavo Leigh, marcados por la deslealtad al Presidente Allende que los había designado, estrechos coautores del golpe y luego enconados enemigos que reordenaron los servicios de inteligencia para ejecutar un terrorismo de Estado que marcó el régimen que mandaban sin contrapeso alguno.

Esa vez Pinochet se impuso por el peso del Ejército, el respaldo de Merino por la Armada y Mendoza por Carabineros, que hacían un bloque de fuerzas granítico e imponían una dictadura sin fecha de término. Al resolverse el conflicto, la derecha política y económica aplaudió al dictador que tenía el apoyo militar que les importaba, en ellos los Derechos Humanos no eran lo fundamental.

En consecuencia, Jaime Guzmán, que era un ideólogo obediente, sopesando la situación se pasó al lado del más fuerte, dejó las tesis corporativistas del dictador español Primo de Rivera, un conservador fracasado que intentó copiar a Mussolini sin éxito.

El término “gremialista”, venía de allí, con la tesis de la “fusión orgánica” de los gremios, como preeminente al gran capital, tras “el objetivo de la nación”, pero Guzmán a esas alturas entendió que en Chile el corporativismo no servía “y punto”.

En su encumbrado rol asesor, por un lado, Guzmán redactó el fundamento para la prolongación indefinida de Pinochet a la cabeza del régimen, rehaciendo la confianza del dictador, y por otro, se puso neoliberal para agradar a los entonces determinantes Chicago boys. Las fuerzas del mercado eran superiores a las tentaciones corporativistas. Así tuvo un rol clave en las jerarquías castrenses y civiles, más aún, cuando los jóvenes y ambiciosos “gremialistas” habían rendido pleitesía a Pinochet, en Chacarillas.

Por su parte, Leigh no resistió, su rebelión no tenia la fuerza ni las ramificaciones que pensó y se desplomó. Su idea de una “transición” a 5 años, que publicó el 18 de Julio, en el Corriere della Sera, enfureció a Pinochet que lo destituyó el 24 de ese mes. En la Junta Militar cabía un solo monarca, según la declaración oficial, Leigh estaba “imposibilitado de ejercer sus funciones”. 

En esos días, las unidades de las escoltas reforzadas de la cúpula castrense llenaron las instalaciones del edificio Diego Portales, con las mochilas repletas de cargadores, pero no llegaron a la refriega, entre bueyes no hubo cornadas. 

Dos años después, la versión original de la nueva Constitución hecha por el Consejo de Estado, no agradó al dictador y ordenó rehacerla. Guzmán lo hizo de acuerdo al expreso encargo de Pinochet, acomodando una “transición” de 8 años y un periodo presidencial posterior de otros 8, un total de 16, todo a gusto del dictador, cuyo plan era morir en el poder, domesticando por la fuerza al pueblo de Chile. El cronograma de Leigh fue multiplicado por 3 para garantizar la prolongación de la dictadura.

Antes de morir, Leigh dejó el encargo de blanquear su imagen, tarea imposible, ya que su vileza y brutalidad el día del Golpe y siguientes, al bombardear La Moneda y formar el “Comando conjunto”, según él, para “extirpar el cáncer marxista”, y torturar y martirizar personas por pensar distinto, incluidos altos oficiales de la FACH, fue la de un represor patológico, obsesionado con hacer daño, que hizo uso de una crueldad extrema. Mando reprimir y matar para servir el poder de Pinochet, ese fue su nefasto rol.

La crisis del 24 de Julio vino a confirmar que el camino del pueblo de Chile era unirse y luchar para reponer la democracia y la libertad en la patria.

La sumisión a la opresión, tan a la medida de Guzmán y otros, conducía a más dolores y abusos de un poder político ilegítimo y brutal.

La unidad social y política del pueblo ocurrió una década después, en el Plebiscito del 5 de octubre de 1988, entonces Pinochet fue vencido. Se cumplió esa antigua sentencia que dice, “más vale tarde que nunca”.


El quiebre interno del FPMR con el que Teillier se desliga de la figura de Palma Salamanca

Fuente :emol.cl, 14 de Noviembre 2018

Categoría : Prensa

"Cuando se alega que yo habría tenido cierta cercanía con (Ricardo) Palma Salamanca, no tiene nada que ver, en absoluto. Además, hay un error histórico garrafal, porque el crimen se lo atribuyó el frente Autónomo, no el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, respecto del cual yo habría tenido un relación".

De esta forma, el diputado y presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, anunció que no se inhabilitará de conocer y votar sobre el caso presentado en la Comisión de Ética de Cámara por la reunión de Gabriel Boric (MA) y Maite Orsini (RD) con el ex frentista Ricardo Palma Salamanca en París, condenado por la justicia chilena por el asesinato del senador Jaime Guzmán.

Así el líder comunista rechazó la solicitud realizada por parlamentarios de la UDI, quienes aseguran que sus vínculos con el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) afectarían su "imparcialidad" para referirse a la situación de los mencionados frenteamplistas. Ante ello Teillier recordó que desde antes del fin de la dictadura, el frente ya se había dividido, "corríamos por cuentas separadas", comentó. De hecho sostuvo que "nosotros condenamos el crimen (de Guzmán), entonces nadie pude decir que estábamos de parte de esa acción, porque incluso perjudica nuestra inclusión en el nuevo sistema democrático".

Nacimiento y vínculo con el PC

El Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) fue un grupo terrorista que nació con la idea de realizar una "lucha armada" en contra del gobierno de Augusto Pinochet. La organización, inicialmente, fue amparada por el Partido Comunista, actuando como el brazo armado de la colectividad. En esa época, Teillier actuaba como jefe de la comisión militar del PC y era una suerte de nexo entre el partido y el FPMR.

Según él mismo lo reconoció en una entrevista de 2013, fue quien autorizó el atentado contra Pinochet el 7 de septiembre de 1986, por ser una "decisión de partido", aunque recalcó no haber conocido el detalle del plan. En el ataque murieron cinco escoltas presidenciales, mientras que Pinochet salió ileso. El fracaso de este operativo habría sido uno de los detonantes del distanciamiento del Partido Comunista con el grupo. De hecho, la colectividad –que hoy tiene ocho diputados- cambió su estrategia apostando por la salida política del gobierno militar.

Quiebre

De esta forma, en 1987, el PC abandonó el trabajo militar y el FPMR, tal y como lo señaló el parlamentario, se quebró. Como resultado, parte de los frentistas depusieron las armas y crearon el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez bajo la dirección del mismo partido. Ex subversivos que se negaron a aquella idea dieron origen al FPMR Autónomo, realizando varias operaciones contra altos personeros de la dictadura.

Como el secuestro del coronel del Ejército Carlos Carreño, quien fue liberado luego de meses en cautiverio en Brasil entre septiembre y diciembre de 1987, o el asesinato del comandante en retiro de la escuadrilla de la FACh, Roberto Fuentes Morrison, en junio de 1989. Con el retorno a la democracia los frentistas autónomos continuaron operando durante los primeros años del Gobierno de Patricio Aylwin, ejecutando crímenes como el asesinato de Guzmán en 1991 o el secuestro de Cristián Edwards el mismo año. Hechos protagonizados por Palma Salamanca.

Otro crimen perpetrado posterior de la dictadura, además del asalto a varios bancos, fue el atentado contra el general Gustavo Leigh, ex comandante en jefe de la FACh e integrante de la junta militar que derrocó a Salvador Allende. En marzo de 1990, miembros de la organización entraron a su oficina y propinaron cinco disparos. Pese a las heridas, sobrevivió. Quien no corrió con la misma suerte fue el coronel Luis Fontaine, vinculado con el caso Degollados.

El uniformado fue asesinado en mayo de 1990 mientras abordaba un taxi en la calle Santa Isabel, momento en que dos miembros del Frente Autónomo vestidos de escolares, uno de ellos Palma Salamanca, le dispararon en 18 ocasiones.

Poco después de la muerte de Guzmán, el Gobierno organizó una unidad de inteligencia denominada como "La Oficina" que actuaba en coordinación con miembros de la Policía de Investigaciones (PDI) con el fin de combatir a grupo subversivos. Así y por medio de informantes infiltrados en el grupo terrorista, se logró la desarticulación, tomando detenidos a varios cabecillas de la organización.

El 30 de diciembre de 1996 el FPMR Autónomo organizó su última actuación conocida: El escape desde la Cárcel de Alta Seguridad a bordo de un helicóptero de cuatro internos. Además de Palma Salamanca, huyeron, Pablo Muñoz Hoffman, Mauricio Hernández Norambuena y Patricio Ortíz Montenegro.
 


Academia de Guerra: El secreto peor mentido

Fuente :elmostrador.cl, 30 de Abril 2018

Categoría : Prensa

En la presentación del libro que se hizo en un diario, la viuda de Leigh afirma que su marido no supo nunca de ejecuciones ni torturas y niega que en la Academia de Guerra Aérea (AGA) se practicara algo más que un comedido apremio psicológico a los detenidos. Los numerosos testimonios sobre la AGA hacen imposible ignorar estas operaciones indecentes de lavado reputacional. Si la sociedad no es capaz de defenderse de falsedades tan graves en el espacio público, toda experiencia histórica está destinada a ser relativizada, banalizada y perdida.

Acaba de publicarse un libro con las grabaciones que el general Gustavo Leigh realizaba clandestinamente de sus conversaciones con Pinochet. Su viuda se adjudica la autoría del libro, aunque dice haber contratado a un ‘historiador secreto’ para llevar adelante la publicación. Presentando el libro en un diario, la señora de Leigh afirma que su marido no supo nunca de ejecuciones ni torturas y niega que en la Academia de Guerra Aérea (AGA) se practicara algo más que un comedido apremio psicológico a los detenidos. La interpretación de la viuda, las conversaciones fingidas y el escritor oculto, todo indica que la lealtad de los tránsfugas obliga y que la Fuerza Aérea todavía protege el secreto a voces de su oscuro desempeño institucional.

Los numerosos testimonios sobre la AGA hacen imposible ignorar estas operaciones indecentes de lavado reputacional. Si la sociedad no es capaz de defenderse de falsedades tan graves en el espacio público, toda experiencia histórica está destinada a ser relativizada, banalizada y perdida.

La AGA fue el primer centro de inteligencia y tortura del Gobierno militar. El recinto fue administrado por un ‘comando conjunto’ de las FF.AA. La Fuerza Aérea cumplía las labores de oficina, aseguraba la custodia y realizaba el trabajo manual en los interrogatorios. El privilegio del dueño de casa consistía en concentrar allí a la gente de su propia institución y ocuparse directamente de su quebranto.

[cita tipo=»destaque»]Durante años intenté ser admitido para visitar la AGA. Lo hice discretamente y sin éxito a través de amigos que tenían amigos y de antiguos compañeros de colegio que fueron altos oficiales de la Fuerza Aérea. A veces me preguntaban, sarcásticamente, si pensaba escribir un libro. Otros respondían que sería muy comprometedor transmitir mi solicitud. Todavía hoy mantengo la esperanza de volver a recorrer a ciegas esos pasillos y subir las escaleras sin tropezarme.[/cita]

Pasé por la Academia de Guerra Aérea entre mediados de octubre y fines de noviembre de 1973. Tenía 23 años y no ostentaba ni el perfil ni la relevancia del resto de los presos del lugar. Los detenidos eran principalmente aviadores y autoridades políticas relacionadas con defensa y con finanzas en el Gobierno de la UP. Fui detenido por indicación de un fiscal de la aviación de nombre Cristián Rodríguez Boullón, conocido como el Boca Rodríguez y que llegó, por sus méritos, a auditor general de la FACH. Como suplemento salarial, el Boca extorsionaba a los familiares de los presos vendiéndoles la libertad y la vida de sus parientes.

Puedo dar fe de que en ese recinto se torturaba intensa y variadamente, según la categoría de los presos. Los peor tratados eran los integrantes de la misma Fuerza Aérea. Para el resto, el trato iba desde el estándar del terror psíquico a la oscuridad de una capucha permanente, golpizas profesionales, simulaciones de fusilamiento, aplicación de drogas, descargas eléctricas y heridas que eran abiertas para ser trabajadas lentamente y en profundidad. Vi morir a hombres viejos torturados durante días; los vi apagarse en un quejido de dolor cada día más tenue hasta que dejaban de escucharse. Nunca supe los nombres de los que murieron ni los de aquellos que los mataron, pero el general Leigh no estaba en posición de ignorar ninguno de esos detalles.

Durante años, intenté ser admitido para visitar la AGA. Lo hice discretamente y sin éxito a través de amigos que tenían amigos y de antiguos compañeros de colegio que fueron altos oficiales de la Fuerza Aérea. A veces me preguntaban, sarcásticamente, si pensaba escribir un libro. Otros respondían que sería muy comprometedor transmitir mi solicitud. Todavía hoy mantengo la esperanza de volver a recorrer a ciegas esos pasillos y subir las escaleras sin tropezarme.

por Fernando Balcells Daniels


EEUU: Interpol descarta que detenido sea ex FPMR Pablo Muñoz Hoffman

Fuente :emol.cl, 2 de Enero 2019

Categoría : Prensa

La Interpol de Estados Unidos informó este miércoles a su par en Chile que tras los peritajes de rigor, se descartó que el sujeto detenido el pasado 28 de diciembre, en Washington, corresponda a Pablo Muñoz Hoffman, ex integrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y quien se encuentra prófugo de la justicia chilena desde 1996.

A las 21:45 horas de esta noche, en la Bicrim de Las Condes, el jefe de Interpol, subprefecto Ricardo Quiroz, informará más detalles con respecto a la desestimación desde EE.UU. sobre esta detención.

Muñoz Hoffman fue uno de los cuatro ex frentistas que escaparon desde la Cárcel de Alta Seguridad en 1996 en la llamada operación «Vuelo de Justicia».

Estaba recluido en dicho penal por la muerte del coronel Luis Fontaine y el atentado al general integrante de la Junta Militar de 1973, Gustavo Leigh Guzmán, ambos en 1990.


La caída del general Leigh II: “Ustedes (Pinochet, Merino y Mendoza) están locos”

Fuente :emol.cl, 23 de Julio 2019

Categoría : Prensa

Así les contestó Leigh a los miembros de la Junta Militar cuando le informaron que sería destituido. Su salida desató una tormenta en la FACH. Acá, se revelan los tensos momentos vividos ese 24 de julio de 1978.

Desde las primeras horas del 24 de julio de 1978 se vivía un clima enrarecido al interior de las unidades del Ejército, Armada y Carabineros a lo largo de todo Chile.

Nadie sabía con precisión los motivos de inusuales y tensos movimientos, que incluían vigilancia por parte de efectivos del Ejército en las proximidades de las bases aéreas.

El edificio del Ministerio de Defensa estaba con un resguardo excepcional de comandos del Ejército, además de la guardia habitual y con más de diez piquetes de Carabineros de Fuerzas Especiales diseminados en los alrededores del Ministerio y del frontis de la Dirección General de Carabineros. Era incluso posible observar a comandos del Ejército en las terrazas. Una vigilancia redoblada era apreciable también en el edificio Diego Portales.

El general del aire Gustavo Leigh Guzmán, comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile y miembro de la Junta de Gobierno, ya se había percatado del férreo control militar que se ejercía en el Ministerio desde que llegó alrededor de las 08:20 horas. Solamente se permitía el ingreso de personal militar expresamente autorizado por el Ejército o la Armada.

Ante este sorpresivo movimiento, Leigh ordenó a su ayudante que citara a reunión a todos los generales de la Fuerza Aérea a su despacho.

Cerca de las 10:15 horas subió al quinto piso al despacho de Pinochet, llevando una propuesta de un comunicado público, mediante el cual se anunciaría que la Junta entraría en un estado de sesión permanente hasta definir un itinerario político para que Chile retornara a la normalidad institucional.

Al ingresar a la oficina del general Pinochet, se encontró con que el comandante en jefe del Ejército estaba acompañado por el comandante en jefe de la Armada, almirante José Toribio Merino, y del general director de Carabineros, César Mendoza. Además, estaba el secretario del Ejército, coronel René Escauriaza.

¿Qué pasó en esa tensa reunión de la Junta de Gobierno en aquella mañana del 24 de julio de 1978?

En rigor, la última en que estuvieron reunidos los cuatro miembros que le dieron vida a la Junta de Gobierno el 11 de septiembre de 1973.

“Buenos días”, exclamó Leigh. Pinochet hizo solo una venia, Merino le respondió con un frío “hola, Gustavo” y Mendoza musitó “buenos días”.

Sin pronunciar más palabras, Pinochet concedió de inmediato la palabra a Merino, quién señaló: “Creo que el general Leigh hace rato ya que viene expresando sin ningún recato su desacuerdo con la Junta, y esto ha llegado al extremo de criticarla ante la prensa extranjera”.

“Tú has insistido, Gustavo, que te sientes molesto con la Junta, porque los objetivos trazados no se cumplen y has amenazado varias veces con mandarte a cambiar para tu casa. Tras las críticas que nos has hecho en la prensa extranjera, tu situación es muy delicada. Creo que es el momento que renuncies y te vayas para la casa como andas diciendo”.

Mendoza intervino entonces, puntualizando que “al hacer esas declaraciones tan graves a un diario extranjero (Corriere Della Sera), has puesto en peligro la seguridad y la tranquilidad del país, la unidad de Chile”.

Fue entonces cuando intervino Pinochet: “Son muchas las oportunidades en que te he dicho Gustavo que te has salido de los márgenes con posiciones diferentes a las nuestras. Yo sé que igual te vas a retirar cuando se inicie el proceso del caso Letelier, así que dejémonos de leseras y nos presentas de inmediato tu renuncia”.

“Tú sabes, Augusto, perfectamente, lo que pienso y te lo he expresado con mucha sinceridad en repetidas ocasiones. Yo no voy a presentar ninguna renuncia”, respondió secamente Leigh.

“Entonces te vamos a destituir”, replicó Pinochet.

“No sé bajo qué argucia legal me van a destituir”, dijo Leigh.

“Tenemos atribuciones para hacerlo —puntualizó Pinochet— y aquí está el Decreto Ley de tu destitución, para que lo firmes”.

Leigh respondió: “ustedes están locos si creen que voy a firmar ese decreto, guárdenselo. Hagan lo que quieran, pero yo me voy a reunir con mis generales para saber qué piensan respecto a esta infamia”.

“Ni se te ocurra —amenazó Pinochet—, ni siquiera pienses eso, porque a todos tus generales ya los tengo citados a mi despacho, para pedirles la renuncia a todos los más antiguos que Matthei”.

“No firmo nada”, dijo Leigh, ante lo cual Pinochet concluyó: “igual serás destituido. Esto se acabó”.

El documento cambiado

Leigh se puso de pie y salió de inmediato de la sala, quedando sobre la mesa el Decreto Ley N° 624 con fecha de ese mismo día. Llevaba el pie de firma de los cuatro miembros de la Junta de Gobierno. Rápidamente se reemplazó la segunda página, en la que estaban las firmas de Merino, Leigh y Mendoza, por otra en que solo quedaron los nombres del jefe de la Armada y del director de Carabineros. La firma de Pinochet estaba en la primera página.

En menos de un minuto firmaron Pinochet, Merino, Mendoza y el subsecretario del Interior, coronel de Justicia Aérea, Enrique Montero Marx. El decreto fue llevado por un oficial de Ejército a la Contraloría General de la República para su toma de razón.

Todo esto sucedía a puertas cerradas y la ciudadanía estaba hasta ese momento absolutamente ajena a esta grave crisis al interior de la Junta.

El golpe noticioso dio la vuelta al mundo horas después, cuando la Dirección Nacional de Comunicación Social (DINACOS) emitió un lacónico comunicado, entregado por su director, el mayor en retiro del Ejército Hugo Morales, informando que el general Gustavo Leigh Guzmán había sido destituido de la Comandancia en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile y de su cargo de miembro de la Junta Militar de Gobierno, decisión que se tomó al amparo del Decreto Ley N° 527 de 1974.

Con el correr de las tensas horas vividas en esa invernal mañana, la opinión pública pudo informarse que el general Leigh, uno de los gestores del 11 de septiembre, había sido marginado mediante el Decreto 624 del Ministerio del Interior, que en su parte fundamental señalaba:

“Declárese, en mérito de consideraciones consignadas en Acta de Acuerdo reservada, y en ejercicio de las facultades previstas en el Artículo 19 del Decreto Ley N° 527, de 1974, que el general del aire y comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile, don Gustavo Leigh Guzmán, se encuentra absolutamente imposibilitado para continuar ejerciendo sus funciones. La Junta de Gobierno designará al comandante en jefe institucional que deba reemplazarle”.

Posterior a la ácida reunión con Pinochet, Merino y Mendoza, el general Leigh se dirigió a su despacho en la Comandancia en Jefe de la Fuerza Aérea, donde le esperaban sus generales para entregarle su apoyo. Solo faltaban dos, la décima antigüedad, Fernando Matthei y el general Javier Lopetegui, que se encontraba a cargo de la Misión Aérea en Washington.

“No hagan nada que lleve a un enfrentamiento”

Los generales presentes estaban fuera de sí y le pidieron a Leigh autorización para acuartelarse con sus unidades hasta que se revirtiera la medida. Leigh les respondió: “por la lealtad que me tienen les doy una última orden como su comandante en jefe y espero la cumplan. Me marcho tranquilo a mi casa. No hagan nada que lleve a un enfrentamiento. Ni Pinochet ni yo valemos que se derrame una gota de sangre y prepárense, porque Pinochet los citará en un rato a su despacho para pedirles la renuncia a todos los más antiguos que Matthei”.

Se preparaban para almorzar allí —a modo de despedida— cuando comenzó una cadena nacional de radio y televisión, siendo las 12:50 horas, para transmitir desde el edificio Diego Portales la ceremonia de juramento del nuevo miembro de la Junta, Fernando Matthei.

En su discurso, Pinochet justificó tan drástica resolución. En la parte medular de ese discurso, señaló:

“Informo al país, en nombre de la Junta Militar que presido, que el señor general Gustavo Leigh, desde hace largo tiempo ha venido demostrando con diversos hechos, un progresivo alejamiento de la línea de acción y pensamiento que inspiraron el movimiento libertador del 11 de septiembre”.

“En repetidas ocasiones, en distintas instancias, se le ha representado que su posición envuelve un retorno al pasado que el país no quiere volver a sufrir, pues este gobierno no es una mera renovación de las viejas estructuras, sino que tiene por finalidad una renovación muy profunda de todo nuestro sistema social, político y económico, que permita a cada hombre y mujer de Chile, así como a sus hijos, una vida digna y en libertad”.

“Se han agotado las gestiones para convencer al señor general Leigh de su posición. En estas circunstancias, la honorable Junta de Gobierno en uso de las facultades que le confiere el decreto 527, del año 1974, ha acordado por unanimidad que la conducta del señor general Leigh tipifica la imposibilidad absoluta de continuar ejerciendo desde esta misma fecha los cargos de miembro de la honorable Junta de Gobierno y de comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile”.

En esos momentos, Leigh citó a su asesor jurídico, Julio Tapia, quien tuvo muchos inconvenientes para acceder hasta la oficina de Leigh, ya que personal de Carabineros intentó detenerlo tanto a la salida del edificio Diego Portales, como a su ingreso al Ministerio de Defensa.

Tapia, tras su breve conversación con Leigh, retornó al Diego Portales, abandonando dicho edificio una media hora más tarde, acompañado de Gabriela García de Leigh, Jorge Ovalle y la periodista Celeste Ruiz de Gamboa.

Mientras sucedían estos hechos, el ministro de Defensa, César Raúl Benavides, y el vicecomandante en jefe del Ejército, general Carlos Forestier —actuando en nombre del general Pinochet—, pidieron personalmente la renuncia a todos los generales más antiguos que Matthei.

Terminada la ceremonia de investidura y juramento, Matthei se dirigió a las dependencias del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, donde fue citando individualmente a los generales menos antiguos.

El primero en ser llamado fue su compañero de promoción el general Enrique Ruiz Bunger, a quien le comunicó con mucha cordialidad que lo había designado como su segundo en la Fuerza Aérea. Ruiz, inmutable ante la afabilidad de Matthei, le respondió lacónicamente: “Nunca estaré dispuesto a colaborar en esta farsa”.

“Eso es todo”, respondió Matthei y continuó llamando uno a uno a todos los generales, que tuvieron la misma actitud de Ruiz. Solamente aceptó seguir Lopetegui, que se encontraba en Estados Unidos.

Los generales llamados a retiro junto con Leigh, por ser más antiguos que Matthei, fueron José Martini, Nicanor Díaz, Sergio Leigh, Gerardo López, Sergio Figueroa, Raúl Vargas, Jacobo Atala y Eduardo Fornet.

De los diez menos antiguos que Matthei, a los cuales este llamó para informarles su ascenso en algunos casos y nuevas destinaciones, solamente permaneció Javier Lopetegui y todos los demás renunciaron con mucha energía, en algunos casos enrostrándole a Matthei su actitud. Estos fueron los generales Enrique Ruiz, Rodolfo Martínez, René Quezada, Julio Schnettler, Sergio Sanhueza, Guillermo Kaempfer, Alberto Spoerer, Hernán del Río, Manuel Soto y Carlos Jiménez.

Esa misma tarde se cursaron veinte decretos de ascensos. Los coroneles más antiguos, a general de aviación, sin pasar por el grado de general de brigada aérea, y los coroneles de menor antigüedad a general de brigada aérea.

Leigh permaneció hasta aproximadamente las 15:45 horas en su despacho del Ministerio de Defensa y cuando intentó salir se suscitaron muchos problemas, ya que su escolta fue bloqueada por comandos del Ejercito que por órdenes superiores habían asumido la “protección” de Leigh.

La escolta del destituido general reaccionó con absoluta lealtad hacia él, llegando al extremo de esgrimir sus armas, pasar bala y apuntar a los militares, generándose incluso pugilatos entre los agentes de la Fuerza Aérea y los comandos militares.

Finalmente, Leigh partió rumbo a su oficina en el edificio Diego Portales protegido por su escolta personal, ingresando con bastantes dificultades hasta el despacho situado en el piso 19. Se mostró abierto a hablar con la prensa, prestando declaraciones de lo realmente sucedido a periodistas de agencias, radio, diarios y televisión