Campamento de Prisioneros Puchuncaví («Melinka»)


Ubicación:Carretera cerca del pueblo de Puchuncaví (Ruta F-30) Puchuncaví V Región

Organismos:Servicio de Inteligencia Militar (SIM)

Rama:Ejército

Geolocalización: Google Maps Link


Descripción General

Categoría : Otra Información

El Campo de Concentración Puchuncaví (tambien a veces denominado "Melinka") estaba ubicado a pocos metros de la carretera cerca del pueblo de Puchuncaví, en la provincia de Valparaíso. Al igual que Ritoque,  el gobierno de Salvador Allende había construido Melinka como "balneario popular" para familias de escasos recursos. De estructura semejante a Ritoque, pertenecía a la Central Unitaria de Trabajadores, CUT.

Expropiado por militares fue utilizado como campo de concentración desde hasta 1976. En este recinto hubo detenidos entre los años 1973 y 1976, concentrándose el mayor número en los años 1974 y 1975. Inmediatamente después de abrir Melinka como campo de concentración, 58 prisioneros fueron llevados allí desde el Estadio Nacional.

En octubre de 1974, más prisioneros fueron transferidos desde Chacabuco. El campo contenía cinco instalaciones de diez cabinas cada una, con baños separados, un comedor de uso común y una enfermería. Cada cabina mantenía a siete prisioneros.  Los presos de Melinka lograron organizarse eficientemente. Además de actividades relacionadas con el campo, tales como consejos de adultos-mayores, talleres, teatro y deportes, los partidos políticos funcionaban clandestinamente y se las arreglaban para comunicarse con el mundo exterior. Como consecuencia de esto, en 1975, alrededor de cien presos organizaron una huelga de hambre para protestar por el caso de las 119 personas desaparecidas que habrían, supuestamente, muerto en el extranjero. Al escuchar las noticias los presos escribieron una carta a los guardias afirmando que no se presentarían a las comidas hasta que la situación de las 119 personas fuese aclarada. Muchos de los desaparecidos habían sido compañeros de los presos en centros de detención secretos. La guardia de turno llamó a todos los presos a formarse para amenazarlos con una fuerte represión si persistían en sus propósitos, sin embargo, 96 hombres hicieron caso omiso y continuaron con la huelga. Éstos fueron aislados del resto de los prisioneros. La huelga de hambre terminó, cuando el Cardenal Raúl Silva Henríquez prometió reunirse con el gobierno, para aclarar el asunto de la "lista de los 119". Los presos que participaron en la huelga, fueron separados más tarde y enviados a diferentes campos de concentración.

En estos campos de concentración imperaba un régimen de represión permanente y de castigos humillantes para los presos políticos. Por ejemplo, cada vez que llegaba un nuevo grupo, se organizaba en la noche, cuando los prisioneros se encontraban encerrados en sus cabañas, un montaje de amedrentamiento. Se oían ráfagas de ametralladoras y fusiles automáticos, se explotaban minas del sector que rodeaba el campo, amén de gritos y carreras. Al día siguiente se informaba a los prisioneros que un grupo de "extremistas" había intentado rescatarlos durante la noche y que habían sido eliminados por la guardia del campo. Si sucedía nuevamente -advertían- lo primero a eliminar era el peligro interno, es decir, los presos políticos.

El Campo de Concentración Melinka esta también directamente ligado con la desaparición de Silvio Vicente Pardo Rojas, el cual fue visto por ultima ves en este recinto. Casado, 1 hijo, estudiante de Derecho de la Universidad Católica de Valparaíso, militante del MIR, fue detenido por funcionarios del Servicio de Inteligencia de la Armada. Los hechos ocurrieron el 4 de abril de 1974, en la vía pública, entre las 19:00 y 22:00 horas, en la ciudad de Valparaíso. Alrededor de las 22:30 horas de ese mismo día, tres civiles que se identificaron como miembros del Servicio de Inteligencia de la Armada, allanaron su domicilio, llevándose una caja con libros, un saco de dormir y una frazada, e informaron a María Elena Zamora Lobos que su esposo se encontraba detenido, sin indicar el lugar. En los días siguientes del arresto, María Elena Zamora se puso en contacto con la Cruz Roja Internacional con el propósito de obtener alguna noticia acerca del paradero de su marido. A través de este organismo se enteró que Silvio Vicente Pardo estaba recluido en una repartición de la Armada denominada "Orden y Seguridad" ubicada en el Cuartel Silva Palma. A partir de ese momento, María Elena Zamora logró tomar contacto con el afectado por medio de tarjetas que ambos se intercambiaban a través de la Cruz Roja Internacional. La situación se mantuvo así hasta el 29 de abril de 1974, fecha en que el citado organismo informa a la esposa de Silvio Vicente que éste ha sido trasladado al Campamento de Detenidos de Melinka (Puchuncaví); en este lugar habría estado sólo hasta el 3 de mayo. A mediados de mayo, la Cruz Roja le entregó a María Elena Zamora la última tarjeta de su esposo, la que tenía fecha 1° de mayo. Fue también a mediados de mayo de 1974, cuando María Elena Zamora concurrió a la Primera Zona Naval, en donde se le dijo que él estaba "en declaración" y que después de terminar ésta, saldría nuevamente en listas y se podría conocer su paradero. A mediados de junio del mismo año, la Cruz Roja Internacional le entregó a María Elena Zamora un cinturón perteneciente al afectado y le informó que había perdido contacto con Silvio Vicente Pardo con fecha 3 de mayo de 1974 cuando él fue sacado del Campamento Melinka. Se ignoraba a dónde podía haber sido conducido, agregando que si hubiese salido en libertad a la Cruz Roja se le hubiese avisado. Desde entonces Vicente Pardo Rojas permanece en calidad de detenido-desaparecido

 

Criminales y Cómplices:

Coronel Pedro Espinoza (Jefe del SENDE), Teniente Guillermo Moreno y el Suboficial de Mar GonzalezCabo Soto (Infantería de Marina); Cabo Bustos (Infantería de Marina); Suboficial Aguayo; (Infantería de Marina); Teniente Primero Juan González (Infantería de Marina); Morera

 

Fuentes de Información Consultadas: Informe Rettig; Revista “Análisis”; Libros: “Mis Prisiones”; “La Caída de Allende”; Informe Valech;   http://panchogancho.webcindario.com; Memoriaviva;


Testimonios

Categoría : Testimonio

Relata un sobreviviente de Melinka:

 “..cantábamos la Canción Nacional no me acuerdo cuantas veces por día.

 Un día el soldado de guardia en una de las torres grita:

-“el segundo en la tercera línea de izquierda a derecha no esta cantando”

  Era este un compañero chiquito,  flaco, con una protuberante joroba, le apodábamos el "Kurco". Era un PC de primera línea, pertenecía al gremio de los Suplementeros  y su nombre después de tantos años se me quedo en algún lugar de ese campo de concentración, pero no así la pateadura fenomenal que el lacayo oficial de mar de la Marina, Teniente 2do Gonzáles, le propino con 6 marineros (en su mayoría recién salidos de la escuela de grumetes).

 Gonzáles, le conminaba a cantar. El Kurco no respondía. La parentela del compadre salía a borbotones de la boca del fuera de si teniente Gonzáles….

  – ¡Canta huevon!… canta!- 

 El compañero seguía en silencio.

  -¡Canta, conchas de tu madre!, – decía el teniente que con incontenible ira golpeo con su puño derecho en pleno rostro del  compañero.

  -¡Canta conchas de tu madre!-

 Sangrante, y por las patadas que le llovían, se paro el Kurco.  Su rostro era una masa de sangre.

 -¡Canta conchas de tu madre!…

 Los cuatrocientos presos del campo, en formación martillo observábamos aquella grotesca escena sin poder intervenir.

  -¡Canta conchas de tu madre!…

 Recuerdo que mi pensamiento estaba con el, (y me repetía muy adentro, -¡canta Kurquito, canta, que te van a matar!-). Otro puñetazo en pleno rostro, y al suelo… los marinero lo volvieron a levantar a patadas.  El Kurco apenas se mantenía en pie…

 -¡Canta conchas de tu madre!…

  Y ante la sorpresa de todo el campo de concentración, el Kurco dijo:

  -“!No voy a cantar concha de tu madre!", "!podis  matarme si queris, pero no voy a cantar concha de tu madre!” –

 Ante tamaña insolencia Gonzáles le ordeno a la Marinería, meter al compañero en el cause de las aguas servidas, y por allí lo arrastraban a patadas, a culatazos (-"Canta kurquito canta, que te van a matar"-, rogaba yo en silencio).

Lo pararon dos marineros:

 -"!Canta huevon, canta concha de tu madre, si no cantai te mato!"- repetía el teniente Gonzáles, fuera de si, totalmente descontrolado.

 Fue allí cuando apareció el Suboficial infante de marina Covarrubia y saco al teniente fuera del campo. Nosotros agarramos al compañero, que también fuera de control lloraba y gritaba:

 – “!No voy a cantar, concha de tu madre. No voy a cantar!”-

 Meses después dejaron irse al compadre. Retomo su vida rutinaria en el kiosquito de alguna calle de Quilpue, vendiendo diarios y revista. Trabajando duro para mantener su numerosa prole (12 hijos tenia). Un día amaneció colgado dentro del kiosquito, la prensa dijo que se había suicidado….


Antonio O (sobreviviente de Melinka)

Categoría : Testimonio

 Lo llamaron ISLA MELINKA ó ISLA RIESCO, con el propósito de desinformar a la opinión pública, ya que Melinka queda al sur de Chile.

 A fines de Octubre de 1973 o primera semana de Noviembre, un grupo de presos del LEBU, especialmente marinos constitucionalistas del grupo que había sido tomado prisionero en Agosto del 73, algunos cabros jóvenes y trabajadores de la Construcción, fueron llevados a Colliguay a terrenos particulares ubicados mas allá del LLano del Totoral. Una versión dice que esos terrenos eran de Renzo Arata. La otra es que eran de Matte y que incluso hoy son de su propiedad. Allí todas estas personas tuvieron que construir este campamento como trabajo forzado, en base a mediaguas donde albergaban a 8 o12 prisioneros por cada una de ellas. Hubo aproximadamente 260 personas y estuvo a cargo del Teniente GUILLERMO MORERA y el Suboficial de Mar GONZALEZ.

 El Centro estaba a cargo de los Infantes de Marina y en una oportunidad estuvo allí el Coronel Pedro Espinoza como Jefe del SENDE. Una vez también fue visitado por la Cruz Roja Internacional. Las condiciones de vida eran malas, estuvieron incomunicados de sus familiares todo el tiempo que estuvieron en ese lugar (4 a 5 meses).

 La primera organización que se dieron fue en términos de recreación, pequeños shows, algunas clases, atención de salud, y tenían turnos de lavado, comidas, etc. Un lolo secundario como de 17 años, que estaba con uniforme de Liceo, se intentó suicidar.

 A mediados de Enero 74, fueron trasladados 21 compañeros condenados, hacia Chacabuco y el No. 22 condenado, por razones de enfermedad no atendida, quedó en el Silva Palma (úlcera córnea ojo izquierdo, producto de golpes; úlcera gangrenosa en pierna izquierda, producto quemaduras en pantorrillas).

 A mediados de Marzo se cerró el campamento y los prisioneros que lo habitaban fueron trasladados a Puchuncaví, otros a Isla Dawson, a Cuatro Alamos, al Silva Palma y a la Academia de Guerra.


Testimonio de Luis Vega (MIS PRISIONES: Experiencia personal en La Esmeralda, Isla Dawson, Melinka, Ritoque, Tres Alamos y Policía Internaciona; LA

Categoría : Testimonio

…Este campo de concentración pertenecía a la armada. Extrañamente y contra todo lo que temíamos, el trato fue más humano. Nos ayudaron a bajar con cuidado del vehículo, nos quitaron las esposas y vendas, nos examinó esa misma noche un médico y un dentista. El comandante nos dio su nombre, apellido y grado; y nos informó que no éramos prisioneros de guerra sino que "retenidos", y que si algún trabajo deseábamos hacer, éste sería voluntario. Podríamos leer, escribir, recibir libros, radios, televisores, y en un tiempo más, visitas. Pedimos palas y herramientas; arreglamos el piso para que el agua escurriera y evitar así la experiencia de Isla Dawson. Constatamos que estábamos, al igual que en la isla, tapados de la vista de los otros prisioneros por tablas. Oímos cantar a unos jóvenes: "Aquí en Melinka todo el mundo se divierte/ la comida es abundante / para los simpatizantes que han venido a descansar / …¡No vuelvan más!"

Y realmente la comida fue excelente y abundante. El trato con los oficiales, suboficiales y tropa fue correcto. Elegimos de delegado a Sergio Bitar y jamás tuvimos problemas de disciplina. Me autorizaron a traer una máquina de escribir e iniciar un ensayo sobre "Derecho y Cibernética". Después de nueve meses pude ver a Raquel, mi mujer. Estaba muy delgada; había sufrido con la falsa noticia de mi fusilamiento y la detención de nuestras tres hijas que ella no me informó; me informaron algunos oficiales. A ellas la fiscalía les presentó el dilema: o cinco años de cárcel o el exilio.

El 19.6.1974 fui llevado a la fiscalía naval. Conocía al auditor general y al fiscal, y ahí vi a los nuevos fiscales de cuyos nombramientos estaba enterado por un D.L. que habíamos recibido en la isla. Declaré en un juicio sobre la CORDVAC (Corporación de Desarrollo de Valparaíso y Aconcagua), el que tenía su origen en un atraso y errores en la contabilidad. Respecto a mi sección, la fiscalía no tenía problemas ya que el trabajo estaba preparado hasta abril de 1974. En las irresponsables acusaciones en mi contra existía el supuesto apropiamiento de un millón de escudos, que era el primer aporte de la CORDVAC a la Sociedad de Industria y Maquinaria Médica Valparaíso Ltda., con la cual se abrió la cuenta corriente en el Banco O'Higgins (ex-Londres), de dicha sociedad. Todo eso había sido aclarado por mi abogado, Jorge Guarelo y por el gerente del banco, Sr. Oscar Bustos, así como por las escrituras extendidas ante el notario Atilio Ramírez. Sin embargo, el almirante Quintilio Rivera, vicepresidente de la CORDVAC, nombrado por la junta, dijo: "El fiscal de la CORDVAC, abogado Luis Vega, se robó 20 millones de escudos". La verdad es que dicho almirante vendió en 110 mil escudos la propiedad de la Sociedad de Industria Médica de 16 mil metros cuadrados con más de 2 mil metros edificados, con sus hornos y crisoles, con la materia prima, así como 325 riñones artificiales armados de un valor de 1.500 dólares cada uno. Y aportó los fondos de la CORDVAC a una sociedad con el Banco Hipotecario de Valparaíso que tenía un cliente, formando así el Banco de Fomento Regional que quebró en octubre de 1981, y cuyo patrimonio pasó a los "pirañas", el grupo B.H.C. de J. Vial.

Puede resultar extraño que un prisionero diga que en un campo de concentración no sufrió, pero es así. Todo dependió de la condición profesional de la oficialidad y suboficiales. Las fuerzas armadas son institutos, pero están formadas por hombres y éstos tienen distintas condiciones. Y en Puchuncaví estimo que nos correspondieron mejores. Jamás hubo entre ellos y nosotros otro contacto que el que correspondía. Jamás un desatino y jamás se relajó la disciplina. Y cuando uno viene del sub-mundo de los psicópatas reunidos en la Isla Dawson, cansado de recibir vejaciones, humillaciones, provocaciones, y de enfrentar diariamente la muerte, sabe apreciar y sabe distinguir. Esto da una esperanza para el mañana de Chile, en relación a la oficialidad. Este campo de concentración de Puchuncaví era una colonia creada por la UP para el veraneo de obreros y sus familias.


La Tortura en Carne Propia

Fuente :puntofinal.cl, 26 de Noviembre 2004

Categoría : Prensa

(Extracto del testimonio que Manuel Cabieses Donoso entregó a la Comisión Internacional Investigadora de los Crímenes de la Junta Militar Chilena, Ciudad de México, febrero de 1975. A esa Comisión pertenecían los escritores Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, el pintor Roberto Matta, y muchas otras personalidades europeas y latinoamericanas. Al momento de su detención, Cabieses dirigía la revista Punto Final, era redactor del vespertino Noticias de Ultima Hora, presidente del sindicato de trabajadores de ese diario, consejero regional del Colegio de Periodistas, dirigente del cordón sindical Santiago-Centro y militante del MIR. Detenido en la calle el 13 de septiembre de 1973, fue llevado a una comisaría de Carabineros y luego al Ministerio de Defensa Nacional, Estadio Chile, Estadio Nacional, Campamento de Chacabuco (provincia de Antofagasta), Campamento Melinka, en Puchuncaví, provincia de Valparaíso, y Campamento de Tres Alamos, en Santiago. Fue expulsado del país -junto con su familia- el 16 de enero de 1975 y acogido en Cuba. Con su esposa, Flora Martínez, también militante del MIR, regresaron clandestinamente en 1979, permaneciendo en Chile hasta el final de la dictadura).

Fui detenido en la tarde del 13 de septiembre, cuando me trasladaba a otro escondite más seguro. Yo aparecía en el primer bando que emitieron los militares golpistas exigiendo que numerosos dirigentes políticos se entregaran a las nuevas autoridades. Naturalmente, no acaté ese bando.

Me trasladaba en un auto con el periodista José Carrasco y el sociólogo argentino Patricio Biedma(*), cuando nos obligó a detenernos una barrera policial en la calle Santa Lucía. Cuando ya nos retirábamos, luego que carabineros revisaron el vehículo y nuestros documentos, al parecer alguien me denunció porque fuimos detenidos. Junto con mis compañeros -con las manos en la nuca y apuntados por fusiles- fuimos conducidos a una comisaría cercana, donde había muchos otros detenidos.

A mí me aislaron y un oficial comprobó mi identidad en el mencionado bando de la junta militar publicado en El Mercurio. De inmediato, comenzó el maltrato: golpes de puño, culatazos, patadas e insultos. Me sacaron los documentos de identificación, el dinero, el reloj, los anteojos. El oficial de guardia hizo llamar al comisario, quien, a su vez, telefoneó al Ministerio de Defensa informando de mi captura. Me dijeron que una patrulla militar vendría a buscarme. Entretanto, mis compañeros fueron puestos en libertad.

En eso, llegó un oficial de la Fach que traía detenido, apuntándole con una pistola, a un joven de unos 20 años. Dijo a los carabineros que su prisionero era un cubano que vivía en su edificio. Los carabineros se abalanzaron sobre el muchacho, golpeándolo con inusitado salvajismo. El joven gritaba que no era cubano sino un estudiante panameño becado en Chile. Pero siguieron golpeándolo y lo arrastraron a otra dependencia de la comisaría.

Poco después, llegó a buscarme un subteniente de ejército con dos soldados. Conversó con el comisario, examinó mi carnet de identidad y dijo que tenía instrucciones de llevarme al Ministerio de Defensa. Quiso hacerlo de inmediato, pero el oficial de guardia en la comisaría insistió en redactar un parte que consignaba mi arresto. Terminado el procedimiento, el subteniente me notificó: “A partir de este momento, cualquier gesto raro que usted haga, es hombre muerto”. Con las manos en la nuca me hizo subir a un jeep descapotado y sentar junto al chofer. El oficial se instaló apuntándome su fusil a la cabeza.

Se oían disparos aislados en la ciudad. Al bajar del jeep, vi salir muy sonriente del Ministerio de Defensa a León Vilarín, presidente de los camioneros. En un ascensor me llevaron al sexto piso. Recorrimos un pasillo y me hicieron detener, mirar a la pared y me vendaron los ojos con mi propia bufanda. A golpes me hicieron caminar en círculos, subir y bajar escaleras y finalmente, me arrojaron al suelo, obligándome a abrir piernas y brazos en cruz. Empezaron a golpearme: culatazos, patadas, caminaban sobre mí, me pisoteaban las manos. No hacían preguntas, pero amenazaban con matarme. Finalmente, me hicieron poner de pie y caminar hasta lo que creo era un patio. Alguien me dijo: “Te vamos a fusilar aquí mismo”. Me puso una pistola en la sien y agregó: “No te preocupes, si quedas vivo te doy el tiro de gracia”. Oí que pasaban bala y se hizo un silencio de eternidad. Sentí que hablaban en voz baja y la misma voz anterior me dijo que se suspendía el fusilamiento “porque a mi general le molestan los disparos… Pero te vamos a tirar por el hoyo del ascensor”.

Me llevaron a otro lugar, donde me hicieron pisar el vacío y luego, agarrándome de la ropa, me empujaban simulando que me iban a lanzar. Después me ataron una cuerda a los pies, dijeron que me harían “tomar aire” y me colgaron de una ventana cabeza abajo. Así estuve unos minutos. Enseguida me alzaron y repitieron el simulacro de fusilamiento. Siempre vendado me sacaron a la calle y me subieron de nuevo a un jeep. Me llevaron a un lugar que me pareció un basural. Allí me hicieron un tercer simulacro de fusilamiento. Esta vez pensé que iba en serio, porque se sabía que el ejército estaba usando basurales para ejecutar prisioneros.

En cambio, me llevaron a un lugar abrigado, donde se oían muchas voces. Me quitaron la venda y me encontré frente a un grupo de oficiales de ejército que charlaban, fumaban y bebían café y refrescos. Un teniente coronel presidía el grupo. Me informó que estábamos en el Estadio Chile, convertido en campo de “prisioneros de guerra”. Luego de identificarme ante sus oficiales como director de Punto Final -una revista “castro-comunista”, dijo- me planteó un insólito diálogo sobre socialismo, capitalismo y justicia social. Su tono era autoritario pero no amenazante. Sus oficiales lo escuchaban y hacían gestos de aprobación. Me invitó a opinar y así lo hice, defendiendo mis ideales y mi dignidad personal en el debate más espinudo que me ha tocado en la vida. Cuando mi interlocutor estimó que ya era suficiente, ordenó a un teniente con la boina roja de las unidades blindadas que me llevara a mi calabozo.
Este oficial continuó el diálogo que había iniciado su superior. Me enteré que era de origen alemán, de una familia de agricultores, que conocía y admiraba la RDA y que en junio del 73 había tomado parte en el “tanquetazo”. Caminamos por los corredores interiores del Estadio Chile donde había muchos compañeros con los ojos vendados y las manos en la nuca o atadas a la espalda. Soldados y civiles de Patria y Libertad los golpeaban con fusiles, laques y manoplas. Pasamos junto al cuerpo exánime de un hombre corpulento al que unos civiles pateaban en el suelo. Era Littré Quiroga, ex director del Servicio de Prisiones. El teniente, imperturbable, seguía hablándome, indiferente al paisaje de horror que nos rodeaba.
Llegamos a un camarín en el que se encontraba -golpeado y con un corte en la cabeza- el ex ministro del Trabajo, Jorge Godoy. Fue mi compañero de celda durante dos o tres días -no estoy seguro- en que compartimos un pedazo de pan duro como único alimento. Una noche trajeron a otros prisioneros, entre ellos algunos ex subsecretarios como Laureano León (Trabajo), Augusto Jiménez (Previsión Social) y Waldo Suárez (Educación). Horas después, nos sacaron en fila india. Al salir del Estadio Chile pasamos junto a Víctor Jara. Lo habían dejado a un lado y una luz le daba en el rostro. Le vi una sonrisa desafiante.

Nos metieron en camiones frigoríficos, de pescado. Eramos tantos que se nos hizo difícil respirar. Algunos se desmayaron. Finalmente llegamos al Estadio Nacional. A nuestro grupo lo llevaron a los subterráneos y nos asignaron uno de los camarines por celda. Al día siguiente, nos dieron un tazón de tallarines, nuestra primera comida en cuatro días. No teníamos colchonetas ni mantas, aunque después nos dieron algunas.

El 18 de septiembre nos hicieron formar en el pasillo, y vimos que se aproximaba un grupo de militares acompañando a un civil encapuchado. Este señalaba, de vez en cuando, a alguno de los prisioneros alineados frente a los camarines. De inmediato, éste era separado del resto. El grupo marchaba con lentitud, para que el encapuchado observara bien a los presos. Supe de antemano que el encapuchado me indicaría. Y así fue.

Nos hicieron arrodillarnos con las manos en la nuca y caminar así por ese interminable pasillo del Estadio Nacional. Eramos unos 80 a 100 compañeros. Nos dejaron en esa posición durante horas, esperando no sabíamos qué, y finalmente nos metieron en un baño. Al día siguiente, nos devolvieron a un camarín. Ahora conformábamos un nuevo grupo. Esa misma noche fui llamado a un interrogatorio. Lo hizo un oficial de la Armada, que se había instalado con una mesita en un recodo del subterráneo. Fueron preguntas superficiales, que revelaban un importante grado de ignorancia sobre la Izquierda. Insistió en preguntarme por el paradero de Carlos Altamirano, secretario general del PS. No hubo tortura. El marino habló más que yo. El golpe, dijo, instauraría un gobierno nacionalista “a la peruana”. A él escuché por primera vez lo del Plan Z y esa candorosa historia para instaurar la “dictadura del proletariado” en Chile.

Al camarín en que nos apretujábamos estas más de 80 personas, llegaron varios extranjeros. Entre ellos, unos sacerdotes a los que prohibieron oficiar misa. La comida era mala y escasa. Los médicos prisioneros atendían como podían a los enfermos y torturados. Aparecieron las señoras de la Cruz Roja, con un cargamento de aspirinas y luego armadas con baldes y brochas para bañarnos con lindano y combatir la sarna y los piojos. El hacinamiento era horrible y obligaba a planificar el espacio, organizar el uso y limpieza de las letrinas y fomentar la solidaridad para compartir los pocos recursos de que disponíamos.

Casi todas las noches, regresaban compañeros desfalleciendo por los golpes y descargas de electricidad que recibían en los interrogatorios. Sin embargo, la moral de los prisioneros era excelente. Surgieron las primeras formas de organización, que más tarde se perfeccionarían a través de los Consejos de Ancianos de los campos de concentración. En el camarín, donde fui elegido jefe, comencé mi “carrera” de dirigente de prisioneros. Pienso que aquel fue el honor más grande que he recibido en mi vida. En la prisión se construyó una nueva relación, fraternal y despojada de sectarismo, humana y leal, entre quienes habíamos discrepado duramente en el pasado. Una lección de unidad comenzaba a alumbrar en las conciencias.
Volví a ser interrogado una vez más. Esta vez por un oficial de Carabineros. No me golpearon pero el oficial empuñó unas grandes tijeras y amenazó cortarme las orejas, aunque se conformó con unos mechones de cabello. Volví al camarín convertido en el último de los mohicanos.

El 7 de noviembre de 1973, a los últimos prisioneros del Estadio Nacional nos sacaron en buses custodiados por carabineros. Partieron rumbo a Valparaíso. Allí, descendimos a las tinieblas de las bodegas del Andalién, un buque salitrero a cargo de la Armada. Aunque creíamos que nos iban a fondear en el mar, llegamos a Antofagasta donde nos esperaba un tren del ejército que nos llevó hasta Chacabuco. Allí permanecí un año.

En julio de 1974 recibí una carta de Miguel Enríquez, comunicándome mi incorporación al comité central del MIR. A fines de octubre, nos trasladaron a la base aérea de Cerro Moreno. Nos embarcaron, esposados, en un transporte Hércules C-130, que voló hasta la base de la Fach en Quintero. Ese viaje terminó en el campo de prisioneros de Puchuncaví, a cargo de la Infantería de Marina que aplicaba un régimen de prisión sumamente duro. Un castigo frecuente era el “picadero”: correr, hacer flexiones, revolcarse en el suelo, pararse, volver a correr hasta la extenuación. Algunos suboficiales decían haber recibido entrenamiento en Panamá -incluyendo administración de campos de prisioneros- de veteranos norteamericanos de las guerras de Corea y Vietnam.

Meses después me trasladaron a Santiago, al campo de prisioneros de Tres Alamos, a cargo de Carabineros. Había un pabellón que dependía directamente de la Dina para incomunicados que estaban siendo interrogados y torturados.

Esta fue la última etapa de mi viaje por las prisiones de la dictadura

(*) Biedma fue detenido en Buenos Aires, en julio de 1976, por agentes chilenos de la Dina que lo hicieron desaparecer. Es una víctima de la Operación Cóndor.
Carrasco fue asesinado por la CNI el 8 de septiembre de 1986, en Santiago.

 

 

CARTA A MI MUJER

En el Primer Encuentro Latinoamericano de Periodistas (Caracas, octubre de 1974) fue leída esta carta que Manuel Cabieses enviara desde Chacabuco a su esposa, Flora Martínez, el 3 de septiembre de ese año:

“Flora: poco que decir, apenas observar que en unos días más cumpliré un año preso. El tiempo ha corrido rápido. La prisión se hace menos dura cuando se piensa que uno no es el centro del problema. Lo que pasó en Chile afectó a todo un pueblo. Cada uno de nosotros sólo es una parte insignificante de un drama enorme. Despersonalizar nuestra situación nos permite comprender mejor lo que empezó a ocurrir hace un año. Nos hace más conscientes de nuestras responsabilidades y de lo importante que es mantenerse serenos y firmes. Es nuestra contribución al valor y la fe de muchos. La situación de ustedes, allá afuera, es comparativamente mucho peor que la nuestra. A nosotros nos gustaría alentarlos a ustedes -nuestras mujeres e hijos- haciéndoles saber que estamos firmes y enteros, confiados en el futuro. Tengo fe en ti y en los niños, que no se dejarán arrastrar por la desesperación ni abrumar por la adversidad. Ustedes han soportado bastante y aún tendrán que soportar mucho más. Pero estos golpes sólo endurecerán nuestro ánimo y nos darán una experiencia que a su tiempo madurará fructífera. Creo recordar el sentido de una frase de Martí: nadie muere en vano; su sacrificio en el ir y venir del tiempo, se traduce en formas más elevadas del desarrollo humano, en formas sociales más justas, en un pensamiento más avanzado que pondrá atajo a la barbarie y a la violencia de la explotación. Me parece que ésta es la experiencia que deja lo ocurrido. Lo fundamental no ha sido destruido. Sigue latiendo en el vientre del pueblo y al llegar su hora nacerá bajo formas nuevas. Es el curso que sigue la historia. Este retraso artificial va contra el sentido natural que siguen las fuerzas sociales. Por eso este período es tan anacrónico y tan brutal. Eso explica que se tenga que actuar a espaldas de la opinión mundial y esto es lo que hace inevitable su derrota. Todo lo que significa renovación y justicia ha tenido que luchar siempre para abrirse paso. ‘El que quiere nacer tiene que destruir un mundo’, ha escrito un hombre cargado de intuiciones, Hermann Hesse. No podía esperarse que el alumbramiento de una nueva sociedad estuviese aquí libre de los dolorosos espasmos del parto social. Creo que mucha gente, incluso entre aquellos que han sido utilizados para golpear tan duramente a nuestro pueblo, no comprendían lo que se jugaba cuando se dejaron arrastrar a esta vorágine de pavor. Pero la verdad comenzará a hacerse sentir, dejará al descubierto la realidad, limpiándola de la gruesa capa de falsedad, ignorancia y primitivismo que la ha recubierto. Debemos tener generosidad para tratar a los inocentes que fueron azuzados en nuestra contra. Ellos también son parte del pueblo engañado, insuficientemente informado, históricamente explotado y manipulado por una minoría.
Me gustaría conversar tantas cosas contigo, mi mujer; pero ahora es imposible. Más adelante, no lo sé. No sabemos nada de nuestro destino, sólo tenemos certeza en el futuro de nuestra patria y de nuestros hermanos. Todo lo que podamos decirles, ellos ya lo saben, lo sabrán mucho mejor en el futuro. Por eso estas reflexiones -por llamarlas de alguna manera-, fruto de sensaciones que nos afectan al cumplirse un año de esta situación, pertenecen a este diálogo poco íntimo entre tú y yo. Están sujetas a las contingencias que afectan nuestra correspondencia. Pero no puedo controlar el deseo de conversarlas contigo, mi bien más preciado, admirable compañera de las horas duras, tierna mujer de los fugaces momentos del amor. En lo substancial quiero que estés tranquila, que sigas teniendo esa fuerza moral demostrada durante estos meses, que cuides de los hijos para ese futuro luminoso que será de ellos y de los hijos de ellos, que alientes con tu firmeza a otras mujeres.
Los que más sufren en prisión son los que viven sólo para sí mismos, que no entienden otro dolor que no sea el propio y a quienes cualquier solución de su drama personal les parece bien. Su debilidad se manifiesta en actitudes que nos avergüenzan, porque rebajan la dignidad y respeto que merecen nuestros ideales.
Te quiero mucho y deseo verte, lo mismo a los hijos”.


Campo de concentracion Melinka en Puchuncavi: un nuevo eslabon en la ruta de la Memoria de la V region

Fuente :primeralineaprensa.cl, 4 de Diciembre 2018

Categoría : Prensa

Más de un centenar de ex prisioneros y prisioneras políticas, junto a compañeras, compañeros y familiares, como asimismo habitantes del sector, se dieron cita hoy sábado 01 de diciembre en la localidad de Puchuncaví  de la V Región, para asistir a la ceremonia de instalación de la séptima placa de la “Enredadera de la Memoria”.

 En forma lenta y constante se han ido sumando distintos sitios a la “Ruta de la Memoria de la V Región” durante estos últimos  años. Son siete, hasta este momento, las Placas de Memoria instaladas en distintos lugares y localidades: Liceo N°2 de Niñas de ValparaísoCampo de Concentración “Isla Riesco” de Colliguay- Memorial en Sector Las CoimasMemorial en la Playa La BallenaMemorial en Cuartel Silva PalmaMemorial en la Ex Cárcel de ValparaísoMemorial del Campo de Concentración de Melinka en  Puchuncaví.

La ceremonia, que fue organizada por la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, junto a integrantes de la Mesa Regional de Derechos Humanos, y con el apoyo del Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio, se desarrolló en el sector donde funcionó el Campo de Prisioneros y específicamente en el lugar donde se encontraba la cancha de básquetbol, que en el año 73 se ubicaba entremedio de las cabañas del Balneario Popular que funcionaba en dicho lugar, el cual fue ocupado y transformado por la Marina en un Campo de Prisioneros después del golpe de estado, con alambradas , torretas de vigilancia y campos minados a sus alrededor.

Durante el inicio de esta actividad, la conductora y el conductor del acto, Gwendy y Hugo respectivamente, recalcaron que esta reunión era para continuar el proceso de rescate de la memoria  “que organizaciones, sitios, espacios y personas de la Región de Valparaíso han venido desarrollando por años. El Memorial Melinka-Puchuncaví, no es el simple resultado del trabajo mancomunado y colaborativo de los agentes de la memoria que se han congregado hoy, sino también son un fragmento de la esperanza de todos y todas aquellas que fueron víctimas de la dictadura cívico-militar desde el 11 de septiembre de 1973 que soñaron y pensaron una sociedad más justa.                                                                                                                                                                 El trabajo en DDHH trata de dar uso y dar funcionamiento a una serie amplia de recursos para evocar, rememorar y generar reflexión sobre los hechos ocurridos y que ocurren, aportar a la discusión y debate sobre los Derechos Humanos, contribuyendo a la construcción de memorias colectivas…”

Algunos ex prisioneros del Campo de Concentración Melinka de Puchuncaví, quienes además son parte del Directorio de la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, entregaron sus testimonios, entre ellos  Rodrigo del Villar, el doctor Patricio Rojas, Francisco Ruiz, y el arquitecto Miguel Montecinos.

Rodrigo del Villar, ex Prisionero Político y actual Presidente de la Corporación, durante su intervención expresó:

“(…) Por este sitio pasaron cientos de chilenos de diversas partes del país. Mineros de lota, estudiantes, profesores, trabajadores de las más diversas áreas, artistas, músicos, pintores y escritores, entre otros. Entre los hitos importantes  aquí vividos, está la primera Huelga de Hambre realizada en el país y por Prisioneros Políticos. Su objetivo fue denunciar al mundo el asesinato de camaradas que habían sido vistos con vida en recintos de muerte y tortura como la nefasta Villa Grimaldi, y que no obstante aparecían en diarios apócrifos extranjeros como “ajusticiados” por sus propios camaradas, como “traidores”. Esta fue la tristemente llamada Operación Colombo, también conocida como el Caso de los 119. Claramente una operación montada por la DINA para encubrir la muerte y posterior desaparición de ciudadanos chilenos (…) Otro acontecimiento importante acaecido en este lugar, fue el nacimiento de una niña cuya madre fue asistida por nuestros médicos detenidos, hecho que caló muy hondo en todos los que aquí estábamos…¡El milagro de la vida surgía en este páramo represivo! (…) Después de cinco largos años de esfuerzo es para nosotros una gran satisfacción ver coronada esta primera etapa de nuestro proyecto, con la inauguración de esta placa conmemorativa. Más aún estando tan cerca de ese 29 de octubre de hace 42 años en que el Campo fue cerrado y los prisioneros liberados o enviados al exilio. En el día de hoy erigimos un monumento a la memoria de quienes ya no están, pero también un monumento para el futuro. Mantener viva la memoria colectiva como valor testimonial de un pueblo, es importante no solo como un homenaje a los caídos o a los que ya partieron, sino, por sobre todo, como salvaguarda para que las generaciones futuras nunca más vuelvan a padecer la época de horror que a nosotros nos tocó vivir…”

La música estuvo también presente en esta ceremonia y el dúo “Sankara”, formado por Fernanda Mosqueda y Felipe Valdés, provenientes del barrio Matta de Santiago, deleitaron a las y los asistentes con canciones latinoamericanas y creaciones propias.

Por último hizo uso de la palabra el arquitecto Miguel Montecinos, ex Prisionero y actual Vicepresidente de la Corporación Memoria y Cultura de Puchuncaví, el cual se refirió a las proyecciones y a los objetivos que buscan alcanzar en este Sitio de Memoria para transformarlo en un lugar lleno de vida, que recoja la historia pasada, pero que al mismo tiempo se haga cargo también de los problemas del presente, refiriéndose al grave daño ambiental y la contaminación que sufren desde hace casi cincuenta años los habitantes de Quintero y Puchuncaví.

Antes de dar por finalizada la ceremonia en el lugar en donde funcionó el Campo de Concentración Melinka, se rindió un homenaje al comunero Mapuche asesinado por Carabineros, Camilo Catrillanca.

Los y las asistentes se dirigieron hasta el camino principal que une a Puchuncaví con Quintero y Zapallar, respectivamente, al borde del cual se instaló e inauguró la séptima placa de la “Enredadera de la Memoria”.

  A nombre de la Mesa Regional de Derechos Humanos, el ex Prisionero Político  Antonio Oyarzo  manifestó que: “Nuestra Mesa Regional se inició en el 2015 con el propósito de ir registrando Sitios de Memoria desde Santo Domingo  hasta Cabildo y Los Vilos. Hemos identificado hasta el momento siete lugares. Primero fue el Liceo N°2 de Niñas, después subimos a Colliguay, estuvimos también en Las Coimas, posteriormente en la Ex Cárcel de Valparaíso, en los Molles, en el Silva Palma, y hoy estamos acá en Puchuncaví. La memoria va con nosotros por donde vamos caminando y tenemos que seguir adelante, puesto que nuestra memoria tiene mucho valor y debemos entregársela a las nuevas generaciones.”


El creador de reyes

Fuente :news.bbc.co.uk, 6 de Septiembre 2005

Categoría : Prensa

Sergio Vesely estaba preso en el centro de prisioneros de Puchuncaví cuando comenzó a hacer canciones. Tenía 22 años y su primera inspiración fue el nacimiento de un bebé en el recinto. Fue algo inesperado, que marcó profundamente a quienes estaban detenidos allí.

Vesely siguió componiendo. Escribía sus creaciones en pequeñas hojas de papel que un compañero le regalaba. Cuando lo visitaban, sus padres escondían estos manuscritos mínimos entre la ropa que se llevaban para lavar.

Este "contrabando lírico" le permitió salvar sus canciones del olvido. Cuando llegó al exilio en Alemania -país en el que aún reside- reunió las canciones de sus días de prisionero en un disco titulado "Documento".

Las siguientes son las historias de algunas de las canciones que escribió en el campo de Puchuncaví.

El rey negro

Una noche llegó al campo una mujer embarazada que estaba teniendo un parto prematuro. Se había desplazado a pie y tenía que pasar frente al campo para llegar al pueblo de Puchuncaví donde había un practicante. Pero las fuerzas no le dieron más y golpeó las puertas del recinto.

 El bebé nació en el campo y fue algo maravilloso para los que estábamos presos

El bebé nació allí y fue algo maravilloso para los que estábamos presos. Era una niñita e hicimos una cola enorme para conocerla. Le dábamos a la madre pequeños regalos, papelitos con buenos deseos, lo que se nos ocurría.

Al día siguiente las dos se marcharon, pero para nosotros fue algo tan marcador que decidimos hacer un acto para celebrar el nacimiento. Ahí fue cuando se me ocurrió hacer una canción y para poder cantarla en el campo inventé una metáfora.

La canción habla de un rey negro que existió hace mucho tiempo, que era bueno y vivía con su pueblo y todos lo querían. Pero cuando yo me hago adulto lo pierdo, se me va, desaparece. Entonces al final le digo a esta criatura que ahora le llegó a ella la hora de ir a buscarlo y contarle que yo aún lo llevo conmigo en mi maleta, pero no lo puedo ver más.

Y que estoy triste porque no voy a volver a vivir esa experiencia íntima de la época en que uno creía en ideales. Yo fui torturado y eso me cambió la existencia.

Yo escribí durante muchos años poemas y prosa relacionados con esa historia. Hasta que se dio la oportunidad en que unos estudiantes de cinematografía alemanes se fueron conmigo a Chile porque querían filmar mi historia en los campos de concentración como cantante.

La idea de ellos era justamente ir a buscar a esta mujer. Y nos fuimos al pueblo a preguntar casa por casa, hasta que encontramos a alguien que sabía toda la historia y llegamos a ella y fue un momento mágico. Además yo no lo sabía, pero la mamá le puso el nombre de Melinka, que era como se conocía el campo, para demostrarle a los militares que ella estaba orgullosa de haber dado a luz en ese lugar. 

Canción de amor a una desaparecida

Yo escribí esta canción para Daniela, que era mi pololita, mi novia. Yo la amaba mucho. Ella desapareció después del golpe y fue algo muy trágico para su familia y para todos nosotros.

Yo tuve la gran suerte de sobrevivir a todo eso; entonces en esa canción va mezclado todo lo que ella significaba para mí como mujer con la amargura de saber que no había sobrevivido esta historia.

Y eso creo que se manifiesta en esos quiebres de la canción. Por eso la armonía es tan inestable. 

La golondrina del valle

Esta historia es muy hermosa, muy musical, porque las golondrinas eran visitantes del valle de Puchuncaví. El campo de detenidos estaba rodeado por una alambrada de púas, que era, si se quiere, para quien lo miraba a la distancia como un pentagrama.

Estas golondrinas no tenían respeto por estas construcciones de los militares y se posaban en estos alambres y cambiaban siempre de posición. Y yo que era un tipo bastante romántico a veces me sentaba y me ponía a ver cómo se desplazaba esa melodía artificial que te venían escribiendo estas golondrinas para sacarte un poco de ese mundo, para llevarte a otras dimensiones.

Entonces, esa canción está dedicada a ellas y hay un pedido para que vayan a buscar a otras compañeras porque falta otra para llenar un pedacito de acorde. 

El rey Ñaca Ñaca

Mientras estuve preso, yo escribí varias canciones infantiles. Había un día al mes en que la Vicaría de la Solidaridad traía en un bus desde Santiago a los hijos de los presos para que compartieran con sus padres.

Las canciones que Vesely compuso estando prisionero están recopiladas en un disco titulado "Documento".

Llegaban esos niños y había que hacer algo para entretenerlos. Entonces los que éramos más jóvenes y no teníamos hijos, nos dedicamos a hacerles un programa. E hicimos títeres que eran bastante representativos de la vida del recinto.

Una de esas figuras era Ñaca Ñaca, que era un rey malo y les decía cosas feas a los niños, los insultaba. Era como los militares, los que daban las órdenes, intransigente, se creía el dueño del mundo.

Hasta que un día un niño agarró una piedra y se la tiró a Ñaca Ñaca y nos cayó la piedra en la cabeza. Entonces nos dimos cuenta de que se había creado como una resistencia a ese personaje.

Al fin hicimos una obra de teatro con todas esas imágenes del mundo infantil que habíamos creado con los niños y ahí fue cuando nació esa canción al rey Ñaca Ñaca


Los campos de prisioneros en Chile

Fuente :news.bbc.co.uk/, 6 de Septiembre 2005

Categoría : Prensa

Militares y detenidos afuera del palacio presidencial en Santiago de Chile.  (Foto gentileza La Nación)

Muchos de los detenidos fueron llevados a campos de prisioneros (Foto gentileza La Nación)

Eran las 11:52 de la mañana del 11 de septiembre de 1973 cuando cayó la primera bomba sobre el palacio presidencial de La Moneda en Santiago de Chile.

Horas más tarde, el gobierno militar dirigido por el general Augusto Pinochet Ugarte habilitaría los primeros centros de detención por donde, según datos oficiales, pasarían más de 28.000 prisioneros.

De acuerdo a testimonios recogidos en el Informe sobre Prisión Política y Tortura publicado en diciembre de 2004, entre los métodos utilizados en esos recintos figuraba "la parrilla", en que la víctima recibía descargas eléctricas en los genitales y otras partes sensibles del cuerpo; "el submarino", en que la cabeza del prisionero permanecía bajo el agua o al interior de una bolsa plástica; y los colgamientos, golpizas, violaciones masivas y todo tipo de vejámenes, que a veces incluso incluían el uso de animales.

El mismo documento indica que al menos 1.132 inmuebles fueron utilizados como centros de tortura a lo largo del país, incluidos estadios, regimientos, cárceles, comisarías, barcos, edificios públicos y espacios privados.

Responsabilidades

 El Ejército de Chile tomó la dura, pero irreversible decisión de asumir las responsabilidades que como institución le cabe en todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado

General Juan Emilio Cheyre

El informe también estableció que "las violaciones a los derechos humanos fueron una práctica institucional de Estado" en las que estuvieron involucrados integrantes del ejército, la policía uniformada y civil y organismos de seguridad creados específicamente para ese fin.

"Muchos prisioneros desaparecieron desde esos lugares", precisa.

De acuerdo a las últimas investigaciones hechas por el gobierno chileno, 3.196 personas murieron como víctimas de la violencia política en Chile durante el régimen militar que se extendió desde 1973 a 1990. De ellas, 1.185 desaparecieron.

Pinochet y los altos mandos de las Fuerzas Armadas de aquella época afirman que existía una guerra civil en el país y niegan su responsabilidad ante estos abusos.

Sin embargo, el actual comandante en jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre, declaró a fines de 2004 que "el Ejército de Chile tomó la dura, pero irreversible decisión de asumir las responsabilidades que como institución le cabe en todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado".

 

Estos son algunos de los principales centros de detención y tortura establecidos durante los primeros años del régimen militar.

Estadio Nacional

El Estadio Nacional fue uno de los centros de detención más emblemáticos. (Foto gentileza La Nación)

Este recinto estuvo a cargo del Ejército y funcionó entre septiembre y noviembre de 1973 en Santiago.

La Cruz Roja Internacional llegó a contabilizar 7.000 detenidos sólo en un día. Además de chilenos, había entre 200 y 300 extranjeros de distintas nacionalidades.

Según cuentan ex prisioneros en ese recinto, en los camarines permanecían hacinados y en precarias condiciones higiénicas.

Los hombres pasaban la mayor parte del día en las graderías del estadio y las mujeres en el sector de la piscina. Hay testimonios de mujeres embarazadas que al ser torturadas, sufrieron abortos.

Villa Grimaldi

En Villa Grimaldi los detenidos permanecían incomunicados. (Foto gentileza Archivo Vicaría de la Solidaridad)

Recinto a cargo de la DINA, organismo de seguridad e inteligencia creado por el régimen militar.

Estaba ubicado en una de las comunas periféricas del gran Santiago y fue utilizado desde fines de 1974 hasta 1977, aunque el mayor número de detenidos se registró en 1975.

Los prisioneros permanecían incomunicados en espacios extremadamente reducidos.

De acuerdo a lo recogido en el Informe sobre Prisión Política y Tortura , había tres tipos de edificaciones. Por una parte, cubículos de 80 x 80 centímetros junto a la sala de interrogatorios; celdas de 2 x 1 metro donde mantenían a cinco detenidos y finalmente, la llamada "torre" de seis metros de altura formada por nichos cuyas puertas medían 60 centímetros. Aquí encerraban en aislamiento absoluto a los prisioneros que se negaban a colaborar. Los detenidos permanecían vendados y se les permitía ir al servicio higiénico en horas fijas.

El documento también registra la presencia de niños que fueron llevados hasta el recinto para presionar a sus padres mientras eran torturados.

Tres Álamos

El hacinamiento era común. (Foto gentileza Archivo Vicaría de la Solidaridad)

Ubicado en uno de los sectores más populosos de Santiago, este recinto era custodiado por Carabineros (la policía chilena), pero bajo la dirección de la DINA.

Hubo detenidos entre 1974 y 1975, aunque el mayor número se concentró en 1975.

Los prisioneros que pasaron por allí relatan que eran humillados y que vivían en condiciones de hacinamiento. Los castigaban frecuentemente con suspensión arbitraria de visitas y del ingreso de alimento y ropa.

Desde este recinto muchos detenidos salieron expulsados del país.

Cuatro Álamos

En este recinto no eran reconocidas las detenciones. (Foto gentileza Memoriaviva.com)

Era también conocido como el pabellón de incomunicación de Tres Álamos.

Quienes estuvieron presos allí afirman que llegaban habitualmente con los ojos vendados, luego de haber sido sometidos a interrogatorios y torturas en otros recintos.

Consistía en una serie de 12 pequeñas celdas y otras dependencias.

Algunos detenidos eran incomunicados y no existía una lista oficial que certificara quienes se encontraban en este lugar.

Puchuncaví (Melinka)

Melinka fue originalmente un centro de veraneo. (Foto gentileza Archivo Vicaría de la Solidaridad)

Estaba a cargo de la Armada. Ubicado a 36 kilómetros al norte de la ciudad de Valparaíso, fue originalmente un centro de veraneo.

Hubo detenidos entre 1973 y 1976, aunque el mayor número estuvo concentrado entre los años 1974 y 1975.

Apenas se abrió, 58 personas fueron trasladadas desde el Estadio Nacional. También existen antecedentes de que en octubre de 1974, más prisioneros fueron transferidos desde el centro Chacabuco.

Los primeros detenidos cuentan que fueron obligados a instalar los cercos de alambres de púas que cerrarían el campo y a levantar las torres de vigilancia.

Este recinto tenía cinco instalaciones con 10 cabinas cada una, baños y una enfermería.

Desde aquí, algunos detenidos fueron puestos en libertad, trasladados a otros campamentos de prisioneros o expulsados del país.

Chacabuco

Chacabuco fue uno de los más grandes campamentos en el país. La ex oficina salitrera Chacabuco se encuentra en el norte de Chile, a 102 kilómetros de Antofagasta, la capital regional. Ocupa una extensión de 36 hectáreas.

 

Fue uno de los campamentos de prisioneros más grandes de todo el país.

Funcionó desde 1973 hasta 1975 y era custodiado por personal del Ejército, la Fuerza Aérea y Carabineros (la policía chilena).

Desde mediados de 1974 este campo comenzó a desocuparse gradualmente, a medida que los presos políticos eran trasladados a otros lugares.

Los detenidos en este recinto afirman que al ingresar a él eran obligados a tenderse desnudos durante horas en la cancha de fútbol. Normalmente recibían golpizas y amenazas. También denunciaron graves problemas de alimentación y hostigamiento permanente.

Durante la noche, algunos eran sacados a la intemperie bajo el intenso frío del desierto y en otros momento forzados a permanecer durante el día bajo el sol.

Además, eran sometidos a intensas jornadas de ejercicios de tipo militar y a un régimen de trabajos forzados.

Los prisioneros vivían en corredores de adobe formados por 10 casas pequeñas como pabellones. Había un comedor de uso común. El sitio no tenía luz eléctrica.


Campo de concentracion Melinka en Puchuncaví: un nuevo eslabón en la ruta de la memoria de la V Región

Fuente :elclarin.cl, 2 de Diciembre 2018

Categoría : Prensa

Más de un centenar de ex prisioneros y prisioneras políticas, junto a compañeras, compañeros y familiares, como asimismo habitantes del sector, se dieron cita hoy sábado 01 de diciembre en la localidad de Puchuncaví  de la V Región, para asistir a la ceremonia de instalación de la séptima placa de la “Enredadera de la Memoria”.

 En forma lenta y constante se han ido sumando distintos sitios a la “Ruta de la Memoria de la V Región” durante estos últimos  años. Son siete, hasta este momento, las Placas de Memoria instaladas en distintos lugares y localidades: Liceo N°2 de Niñas de Valparaíso – Campo de Concentración “Isla Riesco” de Colliguay- Memorial en Sector Las Coimas – Memorial en la Playa La Ballena – Memorial en Cuartel Silva Palma – Memorial en la Ex Cárcel de Valparaíso – Memorial del Campo de Concentración de Melinka en  Puchuncaví.

La ceremonia, que fue organizada por la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, junto a integrantes de la Mesa Regional de Derechos Humanos, y con el apoyo del Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio, se desarrolló en el sector donde funcionó el Campo de Prisioneros y específicamente en el lugar donde se encontraba la cancha de básquetbol, que en el año 73 se ubicaba entremedio de las cabañas del Balneario Popular que funcionaba en dicho lugar, el cual fue ocupado y transformado por la Marina en un Campo de Prisioneros después del golpe de estado, con alambradas , torretas de vigilancia y campos minados a sus alrededor.

Durante el inicio de esta actividad, la conductora y el conductor del acto, Gwendy y Hugo respectivamente, recalcaron que esta reunión era para continuar el proceso de rescate de la memoria  “que organizaciones, sitios, espacios y personas de la Región de Valparaíso han venido desarrollando por años. El Memorial Melinka-Puchuncaví, no es el simple resultado del trabajo mancomunado y colaborativo de los agentes de la memoria que se han congregado hoy, sino también son un fragmento de la esperanza de todos y todas aquellas que fueron víctimas de la dictadura cívico-militar desde el 11 de septiembre de 1973 que soñaron y pensaron una sociedad más justa.    

El trabajo en DDHH trata de dar uso y dar funcionamiento a una serie amplia de recursos para evocar, rememorar y generar reflexión sobre los hechos ocurridos y que ocurren, aportar a la discusión y debate sobre los Derechos Humanos, contribuyendo a la construcción de memorias colectivas…”

Algunos ex prisioneros del Campo de Concentración Melinka de Puchuncaví, quienes además son parte del Directorio de la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, entregaron sus testimonios, entre ellos  Rodrigo del Villar, el doctor Patricio Rojas, Francisco Ruiz, y el arquitecto Miguel Montecinos.

Rodrigo del Villar, ex Prisionero Político y actual Presidente de la Corporación, durante su intervención expresó:

“(…) Por este sitio pasaron cientos de chilenos de diversas partes del país. Mineros de lota, estudiantes, profesores, trabajadores de las más diversas áreas, artistas, músicos, pintores y escritores, entre otros. Entre los hitos importantes  aquí vividos, está la primera Huelga de Hambre realizada en el país y por Prisioneros Políticos. Su objetivo fue denunciar al mundo el asesinato de camaradas que habían sido vistos con vida en recintos de muerte y tortura como la nefasta Villa Grimaldi, y que no obstante aparecían en diarios apócrifos extranjeros como “ajusticiados” por sus propios camaradas, como “traidores”. Esta fue la tristemente llamada Operación Colombo, también conocida como el Caso de los 119. Claramente una operación montada por la DINA para encubrir la muerte y posterior desaparición de ciudadanos chilenos (…) Otro acontecimiento importante acaecido en este lugar, fue el nacimiento de una niña cuya madre fue asistida por nuestros médicos detenidos, hecho que caló muy hondo en todos los que aquí estábamos…¡El milagro de la vida surgía en este páramo represivo! (…) Después de cinco largos años de esfuerzo es para nosotros una gran satisfacción ver coronada esta primera etapa de nuestro proyecto, con la inauguración de esta placa conmemorativa. Más aún estando tan cerca de ese 29 de octubre de hace 42 años en que el Campo fue cerrado y los prisioneros liberados o enviados al exilio. En el día de hoy erigimos un monumento a la memoria de quienes ya no están, pero también un monumento para el futuro. Mantener viva la memoria colectiva como valor testimonial de un pueblo, es importante no solo como un homenaje a los caídos o a los que ya partieron, sino, por sobre todo, como salvaguarda para que las generaciones futuras nunca más vuelvan a padecer la época de horror que a nosotros nos tocó vivir…”

La música estuvo también presente en esta ceremonia y el dúo “Sankara”, formado por Fernanda Mosqueda y Felipe Valdés, provenientes del barrio Matta de Santiago, deleitaron a las y los asistentes con canciones latinoamericanas y creaciones propias.

Por último hizo uso de la palabra el arquitecto Miguel Montecinos, ex Prisionero y actual Vicepresidente de la Corporación Memoria y Cultura de Puchuncaví, el cual se refirió a las proyecciones y a los objetivos que buscan alcanzar en este Sitio de Memoria para transformarlo en un lugar lleno de vida, que recoja la historia pasada, pero que al mismo tiempo se haga cargo también de los problemas del presente, refiriéndose al grave daño ambiental y la contaminación que sufren desde hace casi cincuenta años los habitantes de Quintero y Puchuncaví.

Antes de dar por finalizada la ceremonia en el lugar en donde funcionó el Campo de Concentración Melinka, se rindió un homenaje al comunero Mapuche asesinado por Carabineros, Camilo Catrillanca.

Los y las asistentes se dirigieron hasta el camino principal que une a Puchuncaví con Quintero y Zapallar, respectivamente, al borde del cual se instaló e inauguró la séptima placa de la “Enredadera de la Memoria”.                                                                                                                                    

A nombre de la Mesa Regional de Derechos Humanos, el ex Prisionero Político  Antonio Oyarzo  manifestó que: “Nuestra Mesa Regional se inició en el 2015 con el propósito de ir registrando Sitios de Memoria desde Santo Domingo  hasta Cabildo y Los Vilos. Hemos identificado hasta el momento siete lugares. Primero fue el Liceo N°2 de Niñas, después subimos a Colliguay, estuvimos también en Las Coimas, posteriormente en la Ex Cárcel de Valparaíso, en los Molles, en el Silva Palma, y hoy estamos acá en Puchuncaví. La memoria va con nosotros por donde vamos caminando y tenemos que seguir adelante, puesto que nuestra memoria tiene mucho valor y debemos entregársela a las nuevas generaciones.”


AFEP y AFDD Valparaíso sobre nuevo “Programa de Formación Ciudadana”: “La Armada no es la institución idónea moral y éticamente para desarrollar un pr

Fuente :diariolaquinta.c,l, 22 de Marzo 2021

Categoría : Prensa

Este lunes 15 de marzo se realizó en Viña del Mar el lanzamiento del “Programa de Formación Ciudadana”, un proyecto escolar patrocinado por el Ministerio de Educación enmarcado en un convenio firmado a comienzos de 2021 entre la Armada de Chile y E-ChileDigital que, según indican, tiene por objetivo “difundir a la comunidad, y en especial a niños y adolescentes, el quehacer y las funciones de los organismos del Estado utilizando programas educativos interactivos para tal objetivo”.

En su primera etapa, que concluyó el viernes 19 bajo una modalidad online desde la página e-chiledigital.cl/armada/, se abordó, «el quehacer de la Marina en el presente con los ejes prioritarios y visión del comandante en jefe de la Armada 2018-2021; el pasado con su historia, valores y tradiciones; y el futuro en el que destacan las conferencias del Encuentro de Innovación Pública Innovapolinav y el Desafío Avante 2020 que potencian el desarrollo tecnológico de la Defensa Nacional contribuyendo a la formación de personas que trabajen de manera colaborativa en la resolución de problemas para Chile», según indica la página web.

Las reacciones no tardaron en llegar y, desde diversas organizaciones sociales, de docentes y de defensa de los derechos humanos han surgido duras críticas a una iniciativa que, aseguran, es una intromisión de la Armada en la formación de jóvenes, niñas y niños.

A continuación, el texto íntegro de la declaración pública de la Agrupación de Familiares de Ejecutadas y Ejecutados Políticos y de Detenidas y Detenidos Desaparecidos de la Región de Valparaíso.

LA ARMADA NO ES IDÓNEA PARA DESARROLLAR PROGRAMA DE FORMACIÓN CIUDADANA PARA ALUMNOS DE ENSEÑANZA BÁSICA Y MEDIA

La información de la propia Armada nos golpea duramente. Nos parece increíble que tenga la desfachatez de anunciar que llevará a cabo y, de hecho, así lo ha consumado, un “Programa de Formación Ciudadana” para estudiantes de la Enseñanza Básica y Media, lo que es muy lamentable.

Agrava esta insólita intromisión en el sistema educacional del país, que se haya hecho y se siga haciendo, con pleno conocimiento y autorización del actual Gobierno, con su Ministro de Educación, que no pueden ignorar que la Armada no es la institución idónea, moral y éticamente, ni menos docente y legalmente para desarrollar un Programa de esa naturaleza.

Es más, es una nueva agresión a la limpia Conciencia (hay una sucia) y a la Dignidad de nuestro país y, especialmente, a las miles  de  víctimas y  familias que hemos sufrido de  parte de la Armada las gravísimas violaciones a  nuestros Derechos Humanos, calificadas como Crímenes de Lesa Humanidad por el Derecho Internacional Humanitario y cuyos dolorosos efectos se prologan hasta nuestros días por la obstrucción a la Justicia defendiendo y amparando a sus autores, cómplices y encubridores, normalizando y naturalizando, el Olvido, la Mentira, el Silencio, el Negacionismo y la Impunidad,

La Armada de Chile tiene antecedentes históricos antidemocráticos y violatorios de los Derechos Humanos  de antigua data  y otros que son del pasado reciente –un auténtico prontuario- propio de una Asociación ilícita para delinquir que la inhabilitan para desarrollar un Programa de Formación Ciudadana en el Sistema Educacional de Chile.

Señalamos, de manera sucinta, algunos de estos delictuales antecedentes:

1.-  En el año 1891 se  levantó en armas, en un movimiento sedicioso, en contra del Gobierno Constitucional del Presidente Manuel Balmaceda, provocando una Guerra Civil entre chilenos con más de veinte mil muertos y la muerte del Presidente Balmaceda.

2.- Es la rama de las Fuerzas Armadas, la autora principal en la  Preparación, Planificación, Organización y Financiamiento del golpe de estado en contra del Gobierno Constitucional del Presidente Salvador Allende Gossens, como lo explicita el golpista y sedicioso, José Toribio Merino, en el Plan “Cochayuyo” en el libro de su autoría “Memorias de un Almirante”.

3.- En los meses previos (julio y agosto de 1973) al golpe de estado, detienen y torturan en las diferentes unidades de la Armada a los marinos que se oponían al golpe. (De las muchas fuentes, señalamos un texto,   “Los que dijeron no” – autor Jorge Magasich).

4.- Se sigue investigando la responsabilidad de la Armada en el asesinato, a fines de julio de 1973, por la banda fascista “Patria y Libertad” del Comandante Arturo Araya Peeters, Oficial Constitucionalista que se desempeñaba como Edecán del Presidente Constitucional, Salvador Allende Gossens.

5.- Proporcionaron explosivos y logística a los grupos fascistas “Patria  y Libertad” y “Rolando Matus” para atentados terroristas, como dinamitar torres de alta tensión para desestabilizar al Gobierno. (Ver “Rebelde con Causa” de Manuel Salazar)

6.-  La Armada, de acuerdo al Plan Cochayuyo, inició el golpe de Dstado en Valparaíso, que se desarrolló y materializó en todo el país, derrocando al Gobierno Constitucional e imponiendo, junto a las otras ramas de la Defensa Nacional y de Orden, la Dictadura Fascista Cívico Militar de la Ultra Derecha.

7.- Decretan el Estado de Sitio  y el toque de queda permanente, cierran el Congreso Nacional, prohíben los partidos políticos, las organizaciones sindicales y populares, intervienen las municipalidades, nombrando  Delegados Militares que intervienen las universidades, etc., etc.

8.- La Armada es responsable, no la única, de las peores y más brutales violaciones a los Derechos Humanos, de manera sistemática y masiva, en contra del pueblo chileno, a través del terrorismo de Estado. Un auténtico delito de Genocidio.

9.- La Armada practicó el terrorismo de Estado en todos los puertos del país y ciudades donde tenía unidades. Por ahora, señalaremos algunas de las atrocidades cometidas en nuestra Región de Valparaíso:

9.a.- Contra toda la legislación internacional que prohíbe el empleo  de naves, embarcaciones, etc. como cárceles o lugares de reclusión o privación de libertad, emplearon  los barcos facilitados por la Compañía Sud Americana de Vapores (CSAV),  “Maipo”, “Andalien” y el más tenebroso, el “Lebu”, como centros de reclusión y tortura flotantes por el que pasaron y sufrieron los rigores de los tormentos, de las vejaciones, humillaciones y tratos degradantes, centenares de seres humanos. Como si fuera poco, de sus bodegas eran llevados a otros centros de torturas en tierra, más especializados y brutales, para ser devueltos a ellas en estado deplorable, con heridas y daños físicos, sicológicos y síquicos indescriptibles.

9.b.- Como si fuera poco, emplearon el Buque Escuela “Esmeralda” también como cárcel flotante y lugar de torturas, de mujeres, jóvenes y viejos. La otrora «Dama Blanca» quedó manchada para siempre con los sufrimientos de nuestros seres queridos, de nuestras y nuestros compañeros, vecinos, etc., y su sangre allí derramada. Por eso, es repudiada en Chile y en cada puerto de cualquier país donde pretende recalar en su viaje de instrucción anual y nunca más será la Embajadora de Chile.

9.c.- Es más, en la “Esmeralda” se torturó y de ella desapareció (hasta nuestros días) el sacerdote Miguel Woodward.

9.d.- La Armada, además, empleó como centro de prisión y tortura el Fuerte Miller de Recre Alto, en Viña del Mar, Región Valparaíso, hoy inexistente,

9.e- Otro centro de prisión y tortura fue el Cuartel Silva Palma de la Armada, de la Subida Taqueadero del Cerro Playa Ancha.

9.f.- Tal vez el más recordado por su salvajismo en el trato de nuestros familiares, compañeras y compañeros, etc., fue la siniestra Academia de Guerra Naval del Cerro Playa Ancha. El edificio de cuatro pisos que ocupaba  fue sorpresivamente demolido en 48 horas por la Armada, antes de que fuera declarado Sitio de Memoria.

9.g.- La magnitud del terrorismo de Estado con tantas prisioneras y prisioneros políticos los llevó a abrir un campo de concentración en Colliguay denominado por la Armada  “Isla Riesco” en la Comuna de Quilpué, Región de Valparaíso.

9.h.- Otro campo de concentración fue Ritoque, denominado por la Armada “Melinka” en la Comuna de Quintero, Región de Valparaíso.

9.i.- También, en la primera época del terrorismo de Estado, usaron diferentes establecimientos educacionales como centros de prisión, como la Universidad Técnica Federico Santa María del Cerro Placeres y el Liceo N° 2 de Niñas de Avenida Brasil de Valparaíso, entre otros.

9.j.- Para la prisión política de mujeres, empleó el recinto religioso de las monjas del Buen Pastor ubicado en el plan de Valparaíso.

Estos son algunos sitios de la ignominia, sin perjuicio de otros clandestinos que se sigue investigando y documentando sus ubicaciones. Pero, hay más…

9.k.- Otros ejemplos de la indignidad y crueldad de la Armada, son la detención ilegal y las torturas del menor Marco Contardo, en cuya querella se dictó recientemente la sentencia de primera instancia que condena a altos oficiales de la Armada;  el asesinato de Marcelo Barrios Andrade, hermano de nuestra dirigenta, Gladys Barrios, un joven estudiante de Historia e integrante de FPMR que fue masacrado en su modesta casa con explosivos y armamento de grueso calibre, en un operativo descomunal en el Cerro Yungay; el asesinato en la Base Aeronaval de El Belloto, Región Valparaíso, del dirigente del Sindicato de la Construcción, Ramón Donato Navia Martínez, y de los llevados a la muerte en el Barco «Maipo», el profesor y administrador público, jefe nacional del Departamento de Investigaciones Aduaneras (DIA), Luis Sanguinetti Fuenzalida, y en la siniestra Academia de Guerra Naval, el profesor Félix Francisco Figueras Ubach.

9.l.-La Armada, a través de su delegado militar en la Municipalidad de Valparaíso, el capitán de navío, de Infantería de Marina, Matías Valenzuela Labra, publicaba en el diario “El Mercurio” de Valparaíso, una inserción pagada, al más puro estilo nazi, titulada, “COOPERACIÓN DE LA I. MUNICIPALIDAD DE VALPARAÍSO A LA CAMPAÑA DE DEPURACIÓN NACIONAL DE LA JUNTA DE GOBIERNO” en el que llamaban a denunciar y a entregar a la Armada a dirigentes políticos nacionales y locales, a dirigentes sindicales y sociales, a profesionales, académicos, científicos, por traición a la Patria y peligro a la seguridad interior del Estado. incluidos en una lista, entre los cuales se encontraba el actual presidente de nuestra Agrupación de Familiares de Ejecutadas y Ejecutados Políticos y de Detenidas y Detenidos  Desaparecidos de la Región Valparaíso, AFEPDD Valpo.  (Ver diario El Mercurio de Valparaíso de 12 de octubre de 1973, página 15, y ediciones anteriores y posteriores a la fecha indicada del mencionado diario).

9.m.- Y, a mayor abundamiento, la Armada ha autorizado, en esta época post dictadura, al interior del Fuerte Aguayo de Infantería de Marina, ubicado en la Comuna de Concón, Región de Valparaíso, la instalación de un enclave, financiado y construido por la Agencia FEMA del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos de Norteamérica (USA Army),  para la preparación, formación y permanente entrenamiento a comandos militares y policiales en la lucha y represión antisubversiva urbana y en todo lugar y terreno.

Este enclave del Ejército norteamericano en el Fuerte Aguayo fue inaugurado durante el primer gobierno del actual presidente de Chile, Sebastián Piñera, siendo Ministro de Defensa el actual Ministro de Relaciones  Exteriores de este segundo gobierno de Sebastián Piñera, Andrés Allamand, quien no participó en esa ceremonia -no se sabe si no supo, no fue informado o no fue invitado- pero sí  estuvo presente el Embajador de Estados Unidos, que fue quien lo inauguró, seguramente porque pusieron el financiamiento, junto al jefe naval del Fuerte Aguayo, el capitán de Infantería de Marina, Pablo Zanetti. No necesitamos decir quiénes son las y los instructores de estos futuros expertos y expertas represores del enemigo interno que, según la Doctrina de la Seguridad Nacional, es la mayoría del pueblo de Chile.

Estos son algunos de los antecedentes “Académicos” y “Prácticos” de la Armada de Chile que dejan en claro, repetimos, la falta de idoneidad moral y ética para entrometerse en el sistema educacional de nuestro país con un “Programa de Formación Ciudadana”  para estudiantes de Enseñanza Básica y Media.

Nos preguntamos:

¿Pretende la Armada blanquearse ante nuestra sociedad y, de manera especial, ante las futuras generaciones de nuestro país ocultando, silenciando mintiendo, practicando el negacionismo más descarado de sus gravísimas violaciones a los Derechos Humanos?

¿Les ha dicho y dirán la verdad que nunca han cooperado con la Justicia para esclarecer los crímenes de lesa humanidad consumados por sus integrantes y miembros en el marco de su política represiva oficial extrema, sistemática y masiva de exterminio de una parte de nuestra sociedad, en la que se encuentran nuestros familiares, por el solo hecho de pensar diferente?

¿Temen no tener un reclutamiento adecuado por estos antecedentes y preparan e invitarán, sin la verdad, a estos estudiantes del mencionado Programa de “Formación Ciudadana” para reclutarlos?

¿Les han dicho y dirán en ese Programa a los alumnos que siempre han estado del lado de los poderosos, de la burguesía dominante, de la oligarquía financiera, etc., que ha explotado, abusado y saqueado a la mayoría de nuestro pueblo y han sido su brazo armado para defender sus poder y privilegios?

¿Les han dicho y dirán a los estudiantes de ese “Programa de Formación Ciudadana” que en la Corte de Apelaciones de Valparaíso, los Ministros y la Ministra en Visita Extraordinaria con Dedicación Exclusiva o Preferencial, para las Causas de Violaciones a los Derechos Humanos, llevan más 500 (quinientas) querellas, en su inmensa mayoría contra miembros de la Armada de Chile por asociación kilícita, por detenciones y privación de libertad ilegales, por torturas, tormentos, tratos crueles, inhumanos y degradantes, por violaciones  sexuales a prisioneras, por secuestro calificado con resultado de muerte, por desaparición forzada, por homicidios, ejecuciones, etc., etc., todos delitos calificados como crímenes de lesa humanidad por Convenciones, Tratados, Pactos, Protocolos Adicionales, Resoluciones de Tribunales Internacionales y otros instrumentos que conforman el Derecho Internacional Humanitario que el Estado de Chile ha suscrito y ratificado y se obligó a respetar y no lo ha hecho?

¿Les han dicho y dirán que su institución, la Armada, contribuyó grandemente con sus graves violaciones a los derechos humanos, con sus crímenes de lesa humanidad, para que el Estado de Chile y su dictadura fueran condenados por la Asamblea General de las Naciones Unidas durante los 17 años que usurpó el Gobierno y el poder estatal? (Ver Resoluciones de la ONU).

¿Les han dicho y dirán a sus alumnos que también fueron muy buenos contribuyentes por las violaciones y crímenes de lesa humanidad que cometieron, a que se formara la “La Comisión Internacional Investigadora de los crímenes de la Junta fascista de Chile” encabezada por el parlamentario y jurista finlandés Jacob Sederman y el jurista sueco Hans Goran Frank, la que realizó varias audiencias en diferentes ciudades de Europa y el mundo con víctimas y testigos, cuyos archivos son documentos valiosos para la construcción de la Memoria Histórica de nuestra tragedia?

¿Les han dicho y dirán a esos estudiantes que pretenden darles una «formación ciudadana» que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de la ONU constituyó un Tribunal (Ad Hoc) en Ginebra para juzgar y condenar las violaciones y los crímenes de lesa humanidad en contra de las trabajadoras y los trabajadores, de sus dirigentes y organizaciones, como la CUT de la época y de todo el movimiento sindical, y que los defensores del terrorismo de Estado hicieron el ridículo negando lo evidente, tergiversando, mintiendo que en el Chile del tirano genocida se respetaban los Derechos Humanos?

Sus Actas son otros documentos indispensables de la Verdad para construir la Memoria.

Por último, nada de lo aquí escrito sucintamente es ficción o mentira. Su veracidad está respaldada por evidencias irrefutables, por las expresas y los expresos políticos sobrevivientes al terrorismo de la Armada, por nosotros, familiares de los ejecutados-asesinados y de las detenidas y detenidos desaparecidos, por las y los innumerables testigos presenciales, por los testimonios indesmentibles, por las declaraciones y careos ante la Corte de Apelaciones, por los artículos de prensa, documentales y películas, por infinidades de libros testimoniales, por las reconstrucciones en los sitios  de los sucesos de cómo ocurrieron estos crímenes de lesa humanidad, por las  visitas del Ministro de la Corte con las victimas sobrevivientes y familiares de ejecutados y desaparecidos a los diferentes sitios de la indignidad, de la tortura, de los asesinatos y los sufrimientos más atroces con que la Armada marcó para siempre a miles de seres humanos, a sus familias, a la sociedad chilena  y a la Humanidad toda.

Por estos antecedentes, aunque hay más, exigimos el término de la intromisión de la Armada en el Sistema Educacional de nuestro país.

¡Ni Perdón ni Olvido!
¡Verdad y Justicia, nada más, pero nada menos!
¡Juicio y Castigo a todos los genocidas, ahora!

Agrupación de Familiares de Ejecutadas y Ejecutados Políticos y de Detenidas y Detenidos Desaparecidos de la Región de Valparaíso
Personalidad Jurídica 217398-2015
Marzo de 2021