Academia de Guerra Aérea (AGA)

aprox. 2020

Alias:AGA

Ubicación:La Cabaña 711 Las Condes Región Metropolitana

Organismos:Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA)

Rama:Fuerza Aérea

Geolocalización: Google Maps Link


Descripción General

Categoría : Otra Información

Este recinto de reclusión y tortura funcionó desde fines de 1973 hasta comienzos de 1975, formalmente a cargo de la Fiscalía de Aviación, la que en la práctica se coordinaba estrechamente con el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA). La Academia de Guerra Aérea (AGA), ubicada en la avenida Las Condes de Santiago, es sede de la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea desde 1972. A partir del mismo 11 de septiembre de 1973, se la utiliza para mantener presos políticos. Principalmente allí queda confinado el grupo de civiles, suboficiales y oficiales de la FACH que sería enjuiciado en el Proceso 1-73 contra Bachelet y otros. Este grupo permanece en este recinto durante algunas semanas, siendo trasladado a fines de año a la Cárcel Pública de Santiago. El local se convirtió más tarde en el principal centro de detención de personas incomunicadas por el SIFA, reemplazando así a la Base Aérea de Colina. Los detenidos en esta última son trasladados al AGA. A cargo de la SIFA se encontraba el Comandante Edgar Ceballo, secundado por Roberto Fuentes Morrison.

Los detenidos eran mantenidos en el subterráneo de la AGA, donde habían salas de clase y baños, que fueron  habilitados como celdas, mientras las salas en la capilla y el segundo piso fueron utilizadas como recintos de interrogatorios y tortura.  Durante 1974 se mantuvo en este local, en promedio, un total de 70 a 80 detenidos, en su gran mayoría militantes del partido comunista y del MIR. En este recinto se torturo a todos los detenidos. De acuerdo con testimonios las sesiones de torturas eran hechas con asesoría de la Fuerza Aérea del Brasil, incluyendo el uso de drogas, tales como pentotal y scopolamina. Entre las formas de tortura se encontraban golpes de todo tipo, golpes eléctricos, vejaciones y violaciones, enterrar objetos punzantes en las uñas, el colgamiento llamado "pau de arará" y la mantención del detenido encapuchado por largo tiempo, durante el cual no se les permitía dormir, comer o beber agua.. Todos los presos al momento de su detención eran asignados un numero y desde ese entonces solos se les referías a través de este.  En virtud de su condición de incomunicados, se les mantiene vendados, sentados en una silla, con las rodillas pegadas a una muralla o parados por largos periodos. Además, se sometía a los detenidos a otros malos tratos. Por ejemplo, a muchos de ellos se les colgaba un letrero manuscrito con instrucciones para sus guardias, tales como "sin comida ni agua durante 48 horas", "una comida al día" o "de pie hasta nueva orden". En el testimonio del preso No 17 describe como que después de una sesión de tortura y cuando fue llevado al baño, constato que en su chaqueta había un papel pegado a su espalda que decía: “No17: PARADO – SIN COMIDA – SIN AGUA – SIN HABLAR – SIN DORMIR”. Este era exactamente al régimen que era sometido entre las sesiones de interrogatorios y torturas.  Después de los largos procesos de incomunicación (que podían durar días o semanas) dentro del mismo recinto, los presos permanecen detenidos largo tiempo en las celdas construidas en los subterráneos de la AGA, algunos por períodos de hasta diez meses. En casos excepcionales son trasladados a campos de prisioneros o bien liberados. En 1973, el General Bachelet fue mantenido y torturado en este recinto. José Luis Baeza Cruces, actualmente desaparecido, también estuvo allí. Por este caso ha sido citado a declarar Fernando Matthei, a la fecha Director de la AGA. En declaración jurada de un testigo revela la participación directa de Matthei en la tortura de los presos políticos en este recinto: “….ahí pude comprobar que el Coronel Matthei dirigía y seleccionaba a los que tenían que ser torturados e interrogados. Él, junto a un teniente apodado "el loquillo", golpearon a dos prisioneros que estaban de pie y vendados…

 Este recinto colinda con el Hospital de la FACH, al que eran llevados los detenidos que habían sido heridos durante la detención o cuya vida peligraba a causa de las torturas. Estas provocan en 1974 la muerte del detenido Alfonso Carreño Díaz, siendo su cadáver trasladado al hospital adyacente.

Aparentemente, la AGA deja en enero de 1975 de ser ocupada para estos fines. Algunos de los detenidos son trasladados a la Base Aérea de Colina; otros, a centros secretos de detención y tortura (a Maruri No 650, y a Apoquindo No 3182). Hay también quienes fueron enviados a la Penitenciaría de Santiago (Proceso 80-74), Tres Alamos y Ritoque. Sin embargo, testimonios de algunos arrestados en 1975 aseveran que la AGA siguió siendo por ese entonces un centro de incomunicación, interrogatorio y tortura.

Criminales: El general Orlando Gutiérrez Bravo, los comandantes Fernando Matthei (Director de la AGA) Sergio LizasoaínEdgar Ceballos JonesJaime Lavín, Juan Bautista González y Humberto Velásquez Estay; el oficial Horacio Otaíza (jefe de la SIFA) los capitanes León Duffey, Juan Carlos Sandoval, Jaime Lemus, Florencio Dublé, Contreras y Fullogher (jefe de guardia permanente); los tenientes Juan Carlos Sandoval, Luis Campos, Matig y Pérez; el sargento Hugo "chuncho" Lizana, el cabo Eduardo Cartagena y el cabo 2º Gabriel Cortés (que se cambió el nombre); Leonardo Alberto Schneider Jordán, alias "El Barba" (ex-militante del MIR)

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Los torturadores del AGA: 

Orlando Gutiérrez Bravo, General
Sergio Lizosoain Mitrano, Coronel
Julio Tapia Falk, Abogado 
Cristián Rodríguez, Asesor legal
Jaime Cruzat, Asesor legal
Víctor Barahona, Asesor legal
Jaime Lavín Fariña, Comandante de grupo
León Duffey, Comandante de Escuadrilla
Edgard Ceballos Jones, Comandante de Grupo
Ramón Cáceres Jorquera, Comandante de Escuadrilla
Florencio Dublé, Capitán 
José García Huidobro, Teniente
Juan Soler Manfredini, General
Eduardo Fornet, Coronel que se desempeñaba como secretario de la FACH
Carlos Cáceres, Comandante de Escuadrilla, piloto
Gonzalo Pérez Canto, Comandante de Escuadrilla, piloto
Alvaro Gutiérrez, Capitán de Bandada, piloto
Víctor Mettig, Capitán de Bandada, piloto 
Juan Carlos Sandoval, Teniente
Franklin Bello, Teniente
Juan Norambuena, Suboficial
Hugo Lizana, Sargento de Aviación
Humberto Berg Fontecilla, Coronel médico de la FACH
Sergio Sanhueza López, Coronel, Ingeniero
Javier Lopetegui Torres, Coronel, piloto
Carlos Godoy Avendaño, Comandante de Grupo, piloto.

Fuentes de Información Consultadas: Informe Rettig; Revista Mensaje; Libros: “La Represión Política en Chile, los Hechos”; “ De academias y subterráneos”; Memoriayjusticia.cl; El Siglo; La Nacion; Archivo Memoriaviva;


Testimonios de Presos Políticos del AGA

Categoría : Testimonio

Testimonio de Sergio Lontano Trureo. Sobreviviente de la AGA. Tenía, al 11 de septiembre de 1973, el grado de Cabo 1º:      "…los torturadores del Academia de Guerra Aérea eran casi todos de la Especialidad de Aerofotogrametría, tanto oficiales como suboficiales. Pertenecían a los cursos egresados en 1967 y otros posteriores. Estaban directamente bajo el mando del Comandante Otaiza, llamado también el "pata de oso". También se encontraban interrogando los del curso de instructores militares de la Escuela De Especialidades egresados en 1968, el mismo año de mi egreso. Posteriormente, a mediados de 1974, también fui llevado a la Academia de Guerra Aérea desde la Cárcel Pública. Ahí pude comprobar que el Coronel Matthei dirigía y seleccionaba a los que tenían que ser torturados e interrogados. El, junto a un teniente apodado "el loquillo", golpearon a dos prisioneros que estaban de pie y vendados. "El loquillo" también me golpeó con la culata de un fusil. De la AGA fui llevado a la Academia Politécnica por 24 horas, en este trayecto se temía la aplicación de la llamada ley de fuga (ajusticiamiento por la espalda y abandono en algún sitio eriazo). De la APA se me trasladó de nuevo a la AGA, finalmente fui trasladado a la Cárcel Pública".

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Para que Nunca Más: (Palabras de querellantes de la FACH; 14 de septiembre de 2003)      

"..Me corresponde hablar a nombre de los prisioneros civiles que estuvimos internados en la Academia de Guerra Aérea. Quiero decir en primer lugar, que la Academia de Guerra Aérea fue el primer recinto secreto en que los prisioneros fuimos incomunicados y aislados del mundo real, desde los primeros días del golpe de Estado. Permanentemente vendados, imposibilitados de comunicarnos entre los mismos prisioneros, fuimos condenados al silencio y a una vigilancia individual severa, digna de criminales peligrosos. En este recinto se torturó más de un centenar de aviadores y más de 140 civiles. Desde aquí desaparece Alfonso Carreño Días y José Luis Baeza Cruces; también aquí se preparó el asesinato de José Bordaz Paz. Todos hombres y mujeres idealistas que no aceptábamos la implantación de la barbarie sobre el pueblo de Chile. Aquí supimos de los aviadores que nos habían antecedido y que fueron sometidos a los peores tormentos por defender la Constitución y el gobierno legítimo de Chile. Sus propios camaradas de armas se encargaron de humillarlos y vejarlos, rompiendo los códigos y la ética de los hombres de armas. No deja de sorprender cuanta villanía y cuanta bajeza puede esconder el alma humana.

Para con nosotros -los civiles- tampoco hubo consideración. La tortura sistemática de los y las prisioneras, la presión sicológica, el secuestro de las familias ara usarlas de rehenes, sin respetar edad ni estado de salud, son muestra elocuente de una ideología fascistoide que impregnaba a la oficialidad  a cargo de este centro de tortura.

Los oficiales de la Academia de Guerra AéreaOteíza, Gamarra, Ceballos Jones, Leigh Guzmán, Campos Poblete, Fuentes Morrison, López López  mancillaron para siempre el honor de la Fuerza Aérea de Chile, pues usaron su  institución como escudo para cometer todo tipo de ignominias. Otros, como el  "Barba" Schneider, Sandra Alarma o Pola Vial, se unieron a ellos en esa misión criminal.

Los "valientes" oficiales del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea no vacilaron en mantener detenido en este recinto a un niño de 12 años. Si a eso añadimos el saqueo de los bienes de las propiedades allanadas, tenemos ante nuestros ojos personas indignas, incapaces de reivindicar para sí los juramentos que proclamaron frente a nuestra bandera patria. Los hombres y mujeres que fuimos sometidos a crueles tormentos, tuvimos y tenemos nuestra frente en alto, podemos mostrarnos ante la opinión  pública sin miedo y con orgullo por habernos opuesto a la implantación de la dictadura en Chile. Ellos, en cambio, sólo pueden ocultarse. Ninguno de ellos, empezando por Pinochet, ha sido capaz de reconocer sus hechos, siempre los han negado y se han ocultado con la cobardía que es la esencia de su comportamiento indigno.

Aunque trataron de encubrir sus crímenes, la verdad se supo y hoy enfrentan ante los tribunales a sus víctimas, y sus siniestros manejos se les han devuelto cual boomerang para enjuiciarlos. Verlos hoy día en los careos frente a sus víctimas, en un espectáculo patético, balbuceando que no eran ellos, que no se acuerdan, que ellos no estuvieron. Cuanta diferencia con otra época en la que se disputaban medallas y

Grados por haber cumplido las misiones de terror que les fueron encomendadas. La historia ya los ha condenado, todos ellos forman parte de la galería de monstruos que la humanidad repudia. Se ganaron un lugar destacado  junto a Eichmann, Mengele o Beria. En la memoria de Chile serán recordados al lado del capitán San Bruno, siniestro oficial español, jefe del regimiento Los Talavera que cumplió misión idéntica a ellos, pero al servicio del rey de España y en contra de los patriotas. Nosotros, los militantes antidictatoriales, formamos parte de nuestra historia patria en otro lugar, en el lugar de la dignidad, encabezados por el presidente Salvador Allende, a quien hoy día Chile ha colocado en un sitial de privilegio de nuestra historia republicana. Su gesto patriótico de defensa de la democracia y de la dignidad del pueblo y de su cargo ya ha sido reconocido por la humanidad entera. Tan sólo unos pocos, sus enemigos, osan aún escupir sobre su cadáver, pero estos últimos tienen su lugar en la historia junto a los criminales que hemos venido a denunciar. Los Longueira, los Zaldívar, los Jarpa, se confunden con los Merino, los Pinochet o los Leigh.

Nosotros formamos parte del contingente más esclarecido de nuestro pueblo que no aceptó ni acepta compromisos en contra de las clases populares. Nosotros nos sentimos orgullosos de pertenecer a las grandes mayorías nacionales y somos, antes que nada, luchadores por una sociedad mejor, más humana, más democrática, más igualitaria, centrada en el individuo y sus potencialidades. Estamos en contra de los modelos que pretenden imponer una masa de consumidores al servicio de un mercado donde parecieran intercambiarse bienes y servicios, pero que en realidad intercambian seres humanos cual modernos esclavos al servicio del capital. Y si hoy estamos aquí es porque en esta lucha por una democracia verdadera, por una sociedad mejor, precisamos que se haga justicia y se castigue a los culpables, pues todos ellos son una amenaza para la democracia. No podemos mantener a los asesinos circulando libres por las calles de Chile, gracias a unas leyes de amarre que condicionan el tránsito a la democracia plena, tránsito que perdura desde 1989, y gracias a las cuales, los asesinos han disfrutado de la mayor impunidad.

Quiero rendir un sentido homenaje a Alamiro Guzman, fallecido hace unos días, compañero en la querella contra SIFA, quien tuvo el coraje de enfrentarse cara a cara con sus torturadores, exigiendo que el Estado reconozca la tortura como una acción masiva, planificada e institucional.

Finalmente, quiero decir que es la hora de la justicia y llamo a todos a participar en las querellas que hemos abierto en contra de los criminales y continuar nuestra lucha hasta verlos condenados a presidio perpetuo, única pena que puede aliviar mínimamente los sufrimientos que hemos padecido nosotros, nuestros seres queridos y el alma de nuestro pueblo. Para que nunca más los asesinos puedan caminar libremente por las  calles.

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Testimonio: General Sergio Poblete Garces

El general Sergio Poblete Garcés recuerda el trato que le dieron sus compañeros de arma cuando fue detenido "comenzaron las torturas que incluyeron, además de golpes, quemaduras en las manos y brazos. Me llevaron a una pieza con un sillón tipo dentista y trataron de hipnotizarme -práctica que realiza la DINA y efectuaba el médico Osvaldo Pinchetti- a lo que resistí mordiéndome el interior de las mejillas hasta sacarme pedazos. Durante los días y las noches que me torturaban me mantenían de pie con las manos amarradas a la espalda con cuerdas de paracaídas, además aprovechaban de golpearme con los puños y culatazos. Eran sesiones que duraban horas. Después de una con electricidad, en que me amarraban a un somier metálico y semi desnudo me aplicaban corriente en diversas partes del cuerpo, dientes, genitales, y lugares sensibles, me tiraron por una escalera y abajo estaba el general Gustavo Leigh, quien dispuso mantenerme de pie en el centro de una sala observándome silenciosamente durante un largo tiempo". 

La crueldad que caracterizó su permanencia en la Academia de Guerra Aérea (AGA) alcanzó tal nivel que el 8 de octubre de 1973 "fue asesinado a un metro frente de mí, y en presencia de otros prisioneros, el sargento FACH Rafael Reyes Gajardo, sólo porque en una crisis de desesperación se puso a llorar y preguntó por su familia de la cual no tenía noticias. El soldado que le disparó fue felicitado personalmente por el general (r) Orlando Gutiérrez Bravo y el comandante (r) Sergio Lizosoain Mitrano".


Comision InterAmericana de Derechos Humanos – Organizacion de Estados Americanos

Fuente :CIDH – Capitulo Vc 1974

Categoría : Testimonio

  “Detenido: Yo no fui llamado a ninguno de los bandos militares.  Por esa razón no me entregué y estuve libre desde el 11 de septiembre hasta el día 10 de octubre en que fui detenido en una casa donde yo estaba alojado.  Detenido, por cierto, sin encontrarme una sola arma, ningún antecedente que pudiera justificar ni la detención ni el trato posterior, y de allí fui conducido a la Escuela Militar, donde había otros compañeros, en la cual estaba Angel Masuli, Presidente del Partido Radical, el ex-Ministro de Obras Públicas, … (no se oye)… el ex-Senador Raúl Cuero, el Diputado Camilo Salvo, que está aquí con nosotros, Julio Stuardo, Luis Corvalán estaba allí, y en la Escuela Militar yo, personalmente, estuve 42 días incomunicado. Otros estuvieron casi 60 días incomunicados.  Luis Corvalán, por ejemplo, en el momento en que fue detenido, estuvo, y él podrá explicarlo, bastante tiempo en un baño que ha de haber tenido dos metros cuadrados, 2×2. Yo estuve personalmente 42 días incomunicado, por cierto, sin radio, sin lectura, sin diario, sin comunicación con la familia, todo el día … El aseo de la pieza era la única actividad que podíamos tener.  En la noche no se me dejaba dormir; cada media hora se me despertaba, se me preguntaba el nombre, se me hacían mostrar las muñecas, con un amedrentamiento permanente.  A la semana de estar allí, a mí se me interrogó por tres veces consecutivas, por personal del SENDET sin amedrentamiento físico en ese momento, pero con un amedrentamiento psicológico bastante fuerte. Se me amenazó, con fusilamiento, se amenazó a mi familia, y, al termino del tercer interrogatorio, se me subió con mucha violencia a la pieza donde yo estaba; se me señaló que solamente podía estar sentado en la cama y ya era tarde en la noche, alrededor de las 10 de la noche y, en ese momento, se me impidió dormir y se me impidió incluso ir al baño; no podía hacer mis necesidades mínimas.  Durante toda esa noche no pude dormir ni ir al baño y, al día siguiente, se me condujo a un lugar en que ya estaban muchos compañeros y que pueden relatar, la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea de Chile, que está en Santiago, en la Avenida de las Condes arriba.  En la Academia de Guerra, yo inicialmente no pude identificar dónde estaba, pues se me trasladó vendado y, además esposado.  Me di cuenta y yo creía más o menos que estábamos en el Hospital de la FACh.  La verdad es que eso está bastante cerca del Hospital de la FACh.  Yo no conocía este establecimiento.  Me pude dar cuenta también, posteriormente, a través de los platos de la alimentación, de que era un local de la Fuerza Aérea; allí se me condujo, se me mantuvo vendado permanentemente, de pie permanentemente, allí estuve una semana, pero el trato vejatorio y de maltrato fue solamente de unos 4 días. Se me daba golpes de manera permanente, hasta que en la tarde fui conducido a interrogatorio con electricidad.  Esa tarde se me interrogó dos veces. Cada sesión ha de haber sido de un par de horas cada una. La electricidad era colocada en el pene y en la sien.  Aquí hay varias personas que han recibido, pero daban dos vueltas al magneto.  A mí, para probarlo, dieron ocho vueltas, y para eso habré tenido unas 50 a 70 aplicaciones durante el interrogatorio. Al día siguiente se me interrogó por un señor que era Asesor Jurídico del fiscal, eso fue vendado. Luego, al final, me leyó las declaraciones que él había transcrito y se me hizo firmar con los ojos vendados. Al día siguiente cambiaron el trato y, en vez de interrogarme con electricidad se me hizo un narcoanálisis parece que dije que unos militares de mi partido de la izquierda cristiana podrían tener armas personales, como tiene mucha gente. Me dijo que tratara de recordar, y yo le dije que no tenía ninguna información sobre eso. Posteriormente, estuve allí durante 4 días más, con la luz prendida siempre y, normalmente, o sentado o de pie, sin posibilidad alguna de moverme, sin comunicación con mi familia. Incluso en mi interrogatorio la persona que me interrogaba me dijo: “Mire, aquí nosotros lo podemos tener todo el tiempo que queramos, porque ni su familia ni nadie sabe que usted está aquí”. Efectivamente, después yo supe que mi familia me había dado por perdido, no tenía ni idea dónde yo estaba. Ahora, esa Academia de Guerra está dirigida por un coronel que se llama Oteiza, Horacio Oteiza, de la Fuerza Aérea. Allí hay un oficial, también de alto grado bajo él, que se llama Barahona. Allí también hay un teniente; después ellos tuvieron la mala ocurrencia, después de Dawson, de llevarme nuevamente a la Academia de Guerra, allí mismo, con otros compañeros, y ahora, en otras condiciones y allí puede identificar, por ejemplo, a través de la voz, a ese Teniente, llamado García Huidobro. Quiero decirle que en este preciso momento, cuando nosotros estuvimos en la Academia de Guerra, dos meses y medio, justo antes de ser trasladados para acá, allí en el subterráneo mantienen permanentemente alrededor de 50 a 60 personas, entre las cuales hay varias mujeres, con los ojos vendados, haciéndoles torturas, con la luz prendida todo el día, de pie, con amedrentamiento físico, en un lugar permanente; y yo estoy absolutamente convencido de que a ustedes les va a ser muy difícil llegar hasta ese lugar. En este preciso momento, allí hay torturas permanentes, cuando nosotros incluso escuchábamos, a veces, a personas que pegaban gritos permanentes, pero ponían la radio fuerte (interrupción).

         Dr. Abranches: ¿Puede repetir el nombre del Teniente García por entero?

         Detenido: García Huidobro.

         Dr. Abranches: García Huidobro. ¿Y puede repetir todo su apellido?

         Detenido: ¿Mi apellido?

         Dr. Abranches: Sí.

         Detenido: Si quiere se lo doy, pero no me gustaría que quede grabado.

         Dr. Aréchaga: Yo los invito a que, en el orden que ustedes quieran establecer, se vayan aproximando aquí, para que nuestra grabación pueda ser lo más clara posible.

         Detenido: Muy bien, Clodomiro Almeyda. Sí, muchas gracias. Yo quiero brevemente contar la experiencia que tuve cuando, una vez trasladado a Santiago, a los 15 días fui llevado a la Academia de la Fuerza Aérea, donde tuve un tratamiento similar al indicado por la persona que antes dio su versión de lo que a él le había ocurrido. En el caso mío, estuve en ese establecimiento más o menos 40 días. Cerca de un mes estuve con los ojos vendados, día y noche, y sometido a apremios morales que llegaron hasta la amenaza de fusilamiento. Absolutamente incomunicado hasta el momento en que mi mujer logró al final de ese período quebrar esa incomunicación y, a través de autoridades de la Fuerza Aérea, me fue permitido tener una entrevista con ella. En el transcurso de todo ese período, fui permanentemente apremiado del punto de vista moral, hasta el extremo, como dije antes, de que se me amenazó con fusilárseme, pretextando la ley de la fuga o un expediente de esa naturaleza. No se me permitió, naturalmente, en las condiciones en que estaba, ni fumar, ni leer, ni mantener ningún contacto con el exterior; dormía esposado, con la luz prendida y, durante la noche, con música. A veces se hacía alta, precisamente para evitar que escuchara lo que decían en salas vecinas, a lo que se refirió la persona que habló anteriormente. Me tocó presenciar en el lugar en que estaba, porque la puerta estaba abierta, la forma como se trataba a los muchachos. Eran generalmente muchachos y muchachas. Muchas muchachas llegaban a ese establecimiento, y me remito y confirmo a ese respecto a lo que escuchamos de él antes. Este espectáculo, con razón a lo que le ocurría a los demás, era para mí, incluso, tanto más lesivo que la propia experiencia que yo sentía en ese momento.

         Dr. Aréchaga: Gracias.

         Dr. Aréchaga: Yo no sé si usted se ha de identificar al comenzar su declaración, o si desea hacerlo o no.

         Otro detenido: No sé cuál será la práctica (interrupción, y habla otro detenido).

         Detenido: Yo llegué el día 1º de febrero al Regimiento Tacna, y el 8 de febrero fui trasladado a la Academia de Guerra Aérea.  Allí permanecí hasta el 3 de abril, en que me devolvieron al Tacna.  Es decir, prácticamente durante dos meses, 3 días menos, estuve absolutamente incomunicado, la mayor parte del tiempo con la vista vendada, pero aquí la cosa es distinta a la que antecede en esta grabación. Yo fui torturado más o menos de la siguiente manera: se me desnudó totalmente, se me pusieron unas telas emplásticas, una en cada rodilla, otra en cada muñeca y otra en cada codo; enseguida se me hizo ponerme de cuclillas. Perdóneme que se lo explique prácticamente pero lo van a entender mucho mejor, o sea, sentado en este sentido, poner las manos aquí, amarradas, y enseguida por aquí me metieron un palo; entonces lo levantan a uno y lo cuelgan en dos especies de caballetes o banquetas, de tal modo que uno cuando respira un poquitito, con la pura respiración, tiende a moverse, porque se produce un desequilibrio, tiende el cuerpo a balancearse; cuando se produce esto, a raíz que uno está resistiendo todo el peso del cuerpo sobre las muñecas (a eso van las telas emplásticas, para evitar que aquí queden las huellas), se produce un fenómeno que posteriormente el médico –porque después que lo torturan a uno el médico lo va a ver inmediatamente para que está en buenas condiciones para seguir recibiendo las torturas—se produce lo que ellos me explicaron equimosis. Esto se manifestó a mí de la siguiente manera: este dedo me quedó, durante unos 20 días, después de las torturas, absolutamente inmovilizado, y hasta el día de hoy he perdido totalmente la sensibilidad en toda esta parte; no siento nada, absolutamente nada, me quedó absolutamente insensible, pero todo esto va acompañado de una conexión del magneto en el pene, en la cabeza del pene. Todavía tengo herido el pene. No creo que querrán que les haga una demostración aquí y en el recto. Entonces todo esto mientras estaba colgado, y naturalmente, las descargas eléctricas. Yo debo decirle que reconozco perfectamente, no obstante que estaba con la vista vendada, reconozco perfectamente por la voz, porque como los vi mucho, al Coronel de la Fuerza Aérea; quien me vendó es el Teniente García Huidobro; él fue el que me puso las telas emplásticas, telas emplásticas café; y los otros dos interrogadores, uno de ellos, de acuerdo a la descripción física que la tengo absolutamente clara, es un Comandante de apellido Barahona, y el otro, la verdad que el apellido no lo sé, Yo le puedo decir, y responsablemente, que en todo caso las torturas que a mí se me hicieron son bastante menores que las que se le hicieron a otras personas. Yo vi torturar, porque ni siquiera tenían cuidado en esas cosas por la misma especie del local, a un periodista extranjero, que posteriormente supe por las informaciones que leí en el “Times” que era un periodista suizo. Estuvo conversando en días pasados con la gente de la Cruz Roja. Con este periodista pasó lo siguiente: me llevaron un día a la sala donde funcionaba el “tribunal” y mientras estábamos conversando, yo con la vista sin vendar, yo sentía las pateaduras que había en la sala de al lado y los gritos de un tipo que hablaba en francés; eran muchas las tensiones. Posteriormente, cuando me sacaron del “tribunal”, este tipo que venían sacando de allí, venía muy, muy maltrecho. Posteriormente, cuando ya me trasladaron al Regimiento Tacna, donde tuve acceso a la prensa, supe lo que había pasado con un periodista suizo. Yo conversé con la gente de la Cruz Roja y me dijeron que, efectivamente, uno de ellos tuvo la oportunidad de conversar con él en Ginebra, cuando salió de Chile, y le contó esto que yo he relatado. Sin proponérmelo, yo había sido prácticamente el testigo presencial. En resumen, yo le digo que uno de los centros de torturas más increíbles, porque yo lo vi en forma personal, es precisamente la Academia de Guerra. Yo no tengo ningún inconveniente en darle mi nombre, no quiero que quede mi nombre grabado, pero tengo plena confianza en que mi nombre, denunciando esto, no va a ser conocido por las autoridades militares de este Gobierno, porque tengo una familia que ya ha sufrido bastante. Eso es todo.

         Bueno, habla Luis Corvalán: El señor Presidente de la Comisión preguntó en la reunión de la mañana, antes de retirarnos a almorzar, acerca de nombres concretos que se podrían dar de torturadores. Se han dado algunos nombres y ya se ha explicado que no se pueden dar todos, porque muchos fueron torturados con la vista vendada. Pero yo quiero agregar de que el gobierno actual, hace algunas semanas en una declaración pública, expresó que no hay torturas y que si las ha habido, son extrañas a su manera de pensar y de actuar y que correría entonces la responsabilidad de funcionarios aislados. Esto no es cierto. La responsabilidad de las torturas recae sobre el gobierno y, en primer lugar, sobre el General Pinochet, porque hay todo un dispositivo montado; todo un dispositivo y esas torturas continúan como lo han podido atestiguar los compañeros que estuvieron hasta hace ocho días en la Academia de Guerra de las FACh. Los señores miembros de la Comisión de los Derechos Humanos de la OEA, podrán, en otros campos de concentración, escuchar todavía las versiones más horrorosas, porque yo creo que los que aquí estamos, no hemos sido las peores víctimas de los apremios físicos que se han puesto en práctica. Pero se podría decir de que todo esto es un mal necesario, cosas que se han tenido que hacer frente a x situación en que se encontraba el país y es lo que afirma el gobierno. Sostiene que nosotros teníamos un plan determinado, un tal plan Z dirigido por lo menos a descabezar a las Fuerzas Armadas, a liquidar toda su oficialidad. Eso es completamente falso. No ha habido tal plan. Más aun el General Pinochet en declaraciones formuladas a la revista Ercilla, de la primera o segunda semana de marzo, nosotros tuvimos oportunidad de conocer esta entrevista a través de una transmisión radial, antes que se suprimiera el derecho que teníamos de escuchar radio en Dawson, el General Pinochet dijo en esa oportunidad, declaró que ya en mayo de 1972, un grupo de altos oficiales de las Fuerzas Armadas había llegado a la conclusión de que la situación en Chile no podía tener otra solución que la militar. De manera que esto se preparó y todo lo que se ha afirmado y que seguramente le han dicho a los señores miembros de la Comisión de los Derechos Humanos, de la Junta, en el sentido de que el gobierno anterior se había marginado de la Constitución y de la Ley es también completamente falso. El gobierno anterior actuó en los marcos de la Constitución y de la Ley. Se ha afirmado que utilizamos resquicios legales. ¿Qué son los llamados resquicios legales? El uso de determinados decretos leyes dictados, algunos en 1932, en gobiernos de excepción, de lo cual habían hecho uso muchos otros gobiernos. Se ha afirmado que nosotros no cumplimos con órdenes del Poder Judicial. Completamente falso, salvo, y salvo con cierta relatividad en lo que respecta al lanzamiento de arrendatarios, porque sobre el particular, y no quiero entrar en detalles, hay una legislación muy anacrónica y varios gobiernos, el gobierno del Presidente Frei, sin ir más lejos, cuando habían órdenes de desalojo, por lo inhumano de esas órdenes, retuvieron la aplicación de aquellas órdenes. Se ha sostenido que la Corte Suprema, la Contraloría General de la República y la Cámara de Diputados, en documentos muy conocidos, llegaron a la conclusión de que el gobierno se había marginado y así lo proclamaron en nombre de al Constitución y de la ley. Pero todo eso fueron pronunciamientos políticos, pronunciamientos que formaban parte de la creación de un clima dirigido precisamente a derivar un golpe de estado y a consumar los planes ya conseguidos en mayo de 1972, según confesión o declaración del propio General Pinochet, 72. Luego, ¿en qué situación estamos? Lo menos que se podría, lo menos que dicen es que respecto a nosotros se aplica la ley, se aplica el estado de sitio, que se aplica legislación de excepción, que según la Junta existe y es así en todos los países constituidos, en todos los países, pero con estoy voy a terminar, ocurre que la Constitución Política del Estado establece efectivamente la posibilidad de que los gobiernos recurran al estado de sitio o a la ley de facultades extraordinarias de tipo político, además de económico, pero con sanción del Parlamento. Además, el estado de sitio faculta constitucionalmente también, eso con el visto bueno del Parlamento, para determinadas cosas, que se han hecho, porque aquí no se ha censurado la prensa solamente, la prensa que existe actualmente está bajo censura, pero aquí hay diarios, cuatro, cinco diarios, cuya circulación, cuya existencia fue prohibida, fueron clausurados y para eso no hay legislación en Chile que faculte a gobierno alguno. De manera que estamos frente a un gobierno, absolutamente arbitrario, absolutamente ilegal, absolutamente inconstitucional y aún aceptando el supuesto, para los efectos de la argumentación de que nosotros en alguna medida nos hayamos apartado de los criterios, de las obligaciones constitucionales y legales, bueno, este gobierno se ha apartado absolutamente, ha liquidado el estado de derecho que existía en este país. Y el Sr. Bianchi, que es chileno, sabe perfectamente que en la historia de Chile, jamás se ha conocido una dictadura tan brutal como la tiene desgraciadamente y sufre actualmente nuestro pueblo. Muchas gracias.

         Habla otro detenido: Señor Presidente, yo he deseado intervenir hoy día, para denunciar como instrumento de terror y de opresión uno denominado de lo operativo militar que funcionaba bajo la dirección militar en investigaciones en Santiago, desconozco la situación en provincias. Cuando yo fui detenido, por este operativo militar se me llevó a investigaciones y quiero denunciar en esta oportunidad el sistema que se utilizaba por este operativo para interrogar a los detenidos, que rotando deben de haber sido aproximadamente sobre unos 100 y 120 personas las que estaban permanentemente detenidas en los calabozos de investigaciones. Se me sacó del calabozo vendado y maniatado a la espalda. Este local tiene desde los calabozos tres o cuatro peldaños que hay que bajarlos y después otros cuatro o cinco que hay que subir para llevarlo al segundo piso que era local para interrogatorio. Empezaba el quebrantamiento del detenido, dándole, al bajar los escalones vendados y maniatados, una palmada en la cara a la altura del oído que aquí en Chile llamamos un cachuzaso de manera que uno perdía el equilibrio y rodaba por las escaleras. De esta manera lo conducían hasta el segundo piso y allí empezaba entonces un tratamiento a golpes en el estómago, frente a cualquier pregunta. No interesaba la respuesta porque cualquiera que fuera la respuesta, inmediatamente entonces venía el golpe al estómago y esto se repetía hasta que uno caía varias veces al suelo y, enseguida, era conducido a otra sala y se le obligaba a desnudarse y pretextando la lentitud de los movimientos del detenido su ropa era arrancada a tirones. Una vez desnudo se procedía entonces a continuar con el tratamiento a golpes. Cada individuo que pasaba, y eso entiendo que ha sido con todos, era golpeado con los tacos de sus zapatos en los pies. Yo tuve los moretones, la marca, en los dedos de los pies, durante mucho tiempo hasta que fueron … estas hematomas producidas por los taconazos de cualquiera que pasaba al lado de uno. Allí, estando desnudo, se procedía a la aplicación de corriente y, en caso personal, no puedo decir otra cosa que en términos brutales, porque se llegó en oportunidades en que se me aplicó corriente, tal como varios de ustedes lo han escuchado, en el pene, en los testículos, en el ano, en la boca, en la nariz y en las sienes, simultáneamente. Yo recuerdo perfectamente que yo daba …., revolteaba y recorría todas las salas, porque era realmente terrible. Ahora se le impide beber al detenido. Según me han dicho, el hecho de beber y aplicar la corriente produce shock, de manera que durante los cinco días en que duró este interrogatorio, bajo el mismo sistema, varias veces al día yo perdí noción y no puedo precisas si me interrogaban unas dos o tres o cuatro veces al día porque no me daba cuenta ya si estaba de día o de noche, porque además, cuando volvía a la celda ya se había dado la comida. En consecuencia, yo no comía ni bebía agua, caía en un estado de inconsciencia y, naturalmente, no veía otra salida realmente que la muerte. Durante esos días llegué a pensar que lo mejor era morir antes de continuar sufriendo este tipo de vejamen, porque ya el dolor físico no importaba, porque unido a todo esto está el ataque moral que se practicó conmigo y que se practicaba con los detenidos. Ahora, en los días siguientes pude apreciar que todos los detenidos, que estaban en esta galería de investigaciones bajo el operativo militar, todos eran torturados y desde la ventana y el ventanuco que tiene el calabozo puede ver cómo volvían todos los individuos que salían a ser interrogados, todos volvían a rastras, en cuatro pies, tal como yo volví, los veía volver todos los días, en las mismas condiciones, golpeados y con las corrientes que se le aplicaban. Allí estaban verdaderas redadas que hacían por fábricas o industrias. Pude ver a grupos de obreros de 20 y 30 obreros que los sacaban de su industria, los llevaban allí, les aplicaban estos tipos de apremios, tormentos y algunos salían después de haber estado una o dos semanas detenidos u otros pasaban a otros lugares de detención, como vi a muchos una vez que salí yo del operativo militar y me llevaron al Estadio Chile. Allí pude ver que habían varios de los que había visto yo en investigaciones. Esta denuncia por el hecho de que este operativo militar haya terminado en la forma en que estaba funcionando, creo yo que tiene una validez permanente por lo que ya se ha escuchado respecto de la Academia de Guerra de la FACh, pero así como ese lugar donde funciona una fiscalía, que es la fiscalía de la FACh, existen en Santiago y otros lugares de Chile, lugares especialmente destinados a aplicar tormentos en estos interrogatorios.

         Dr. Aréchaga: Perdóneme. ¿Usted se refiere a la Fiscalía de la FACh en la Calle Agustinas?

         Detenido: La Fiscalía de la FACh funciona en el mismo local de la Academia de Guerra de la FACh.

         Dr. Aréchaga: Gracias.

         Detenido: He tenido informaciones que en la Calle Londres, por ejemplo, ha funcionado un local de torturas, en los términos en que he señalado. Ahora sé de otras personas que pueden decir igualmente que se instalan o trasladan los lugares. Se levantó el operativo militar de investigaciones por razones al parecer del funcionamiento policial, porque dedicados exclusivamente a nosotros, Investigaciones no podía cumplir sus funciones de velar, digamos, por el cumplimiento de las obligaciones que le imponen su cargo y esto está funcionando en otra parte y continúa hasta el día de hoy, tal como se ha dicho.

         Dr. Abranches: ¿Puede precisar las fechas en que ocurrieron los hechos en que usted ha sido parte?

         Detenido: Enero de este año.

         Detenido: Muy brevemente quiero hacer una denuncia concreta sobre gentes desaparecidas y que fueron asesinadas, en el Palacio de la Moneda, el día 11 de septiembre. Quiero precisar de que en La Moneda no hubo combate, por cuanto La Moneda fue bombardeada desde el aire, cañoneada desde distancia y personal del ejército sólo entró cuando ya la gente se había rendido. En La Moneda habrían poco más de 50 personas. Han salvado con vida no más de 14, que era un grupo que se encontraba en el Ministerio de Relaciones Exteriores, que no fue dañado, otro grupo que salió a parlamentar por instrucciones del Presidente de la República y algunos médicos que se encontraban con sus batas blancas. El resto de la gente fue muerta posteriormente. La gente de La Moneda, en La Moneda misma, no hubo heridos ni muertos, salvo el caso del ex-Presidente Allende y del periodista Augusto Olivares. Salió un grupo alrededor de 40 personas, rendidas, y esa gente fue trasladada al Regimiento Tacna y, posteriormente, nada se ha sabido de ellas. La mayor parte han aparecido muertos. Hay nombres concretos. Se encontraban en La Moneda y salieron con vida de La Moneda, el ex-Director de Investigaciones, Eduardo Paredes, el ex-Subsecretario General de Gobierno, Arsenio (no se oye), el Dr. Enrique París, que era consejero de la Universidad de Chile, los sociólogos Jorge Klein y Claudio Jimeno, el Intendente de Palacio, Carlos Huerta, el ex-Gerente del Banco Central, Jaime Barrios, el ex-Subsecretario de Tierras, Lautario Ojeda. De muchas, muchas de estas gentes, como el hecho de Lautario Ojeda, Jaime Barrios, no tenemos ninguna información qué fue de ellos. De otros hemos sabido que fueron encontrados posteriormente muertos. En todo caso, esa gente fue asesinada posteriormente de haber salido rendida de La Moneda.

         Dr. Aréchaga: ¿Usted se refirió al señor Claudio Jimeno?

         Detenido: Sí, Claudio Jimeno, sociólogo, trabajaba en un organismo que se llamaba CENOP, Centro de Estudio de Opinión Pública, que dependía de la Secretaría General de Gobierno. Con él trabajaba justamente el otro sociólogo, Jorge Kleins. En otro orden, quiero manifestar también nuestra falta de confianza en cualquier procedimiento jurídico que se nos aplique por la Justicia Militar, por la siguiente razón: el propio Jefe del Estado, en reiteradas oportunidades, y miembros de la Junta nos han acusado de delincuentes y otra serie de epítetos. ¿Cómo vamos a tener confianza en la Justicia Militar que depende de ellos?

         Dr. Aréchaga: Gracias


Declaración Jurada: Andres Antonio Valenzuela Morales

Fuente :Revista Mensaje, Enero-Febrero 1985

Categoría : Prensa

Texto integro de una de las declaraciones juradas del ex agente de la Fuerza Aerea de Chile (FACH), Andres Valenzuela Morales hechas a la Vicaria de la solidaridad a fines del año 1985.

Comparece: Andres Antonio Valenzuela Morales. Carnet de Identidad 5.443.690-4 de Renca, nacido el 30 de Noviembre de 1956 en Papudo, domiciliado en el Pasaje Barranquilla 2044 de la Poblacion Juanita Aguirre de Conchali, casado, quien bajo la Fe de Juramento expone:

Entré al Servicio Militar en Abril de 1974, en el Regimiento de Artillería Antiaérea de Colina, donde estuve 3 meses, para ser destinado a la Academia de Guerra Aérea, ubicada en la Comuna de Las Condes de Santiago.

Llegué a esta repartición junto a un grupo aproximado de 60 conscriptos, de los cuales 15 pasamos a depender de la Fiscalía de Aviación y el resto quedó como personal de la AGA, haciendo labores de vigilancia y otras que son de rutina.

Quien dirigía todo nuestro grupo era un oficial de nombre (NN) (1), el cual unificaba los trabajos de inteligencia contra la subversión, que en ese período estaban dirigidos fundamentalmente contra el MIR Es muy poco lo que puedo señalar sobre lo ocurrido en ese recinto, puesto que sólo me tocó hacer labor de vigilancia (2)

Después del trabajo en la Academia de Guerra nos trasladamos, todo el grupo, a una casa ubicada en la Avenida Apoquindo, inmueble que ya no existe, puesto que allí se construyó un Banco. Al trasladarnos, nos fuimos con unos 15 detenidos del MIR. Puedo recordar que había un mirista de apellido Pérez que salió al extranjero, el cual era visitado por su mujer en el recinto de detención. Recuerdo también a una militante del MIR que le decían "la Negra': era alta, pelo corto. No sé qué destino tuvo.

En este recinto de Apoquindo, estuvimos unos 3 meses mas o menos. Hacíamos allanamientos y detenciones. Yo participaba en la Fuerza de 'Reacción", es decir resguardando, a quienes realizaban los operativos, de algún posible ataque en los alrededores. Las personas detenidas salían libres o iban a dar a la Cárcel. También en este recinto el grupo era dirigido por (NN) y uno de sus subalternos mas cercanos era (NN) a quien apodaban el "Wally". [3]

Muy poco tiempo después nos fuimos quedando sin detenidos, ya que la represión al MIR pasó a estar a cargo de la DINA, por lo que nos trasla-damos al edificio de Santa Rosa con Alameda, donde queda la "Comunidad de Inteligencia", es decir todos los servicios institucionales, excepto la DINA.

En este lugar nuestro equipo se disuelve, quedando cada uno en oficinas diferentes. El miembro de la FACH Guillermo Bratti Cornejo, que venía trabajando en mi grupo, se fue a El Bosque, ya que esa era su Unidad; a él lo apodaban "el pelao Lito".

Había otros funcionarios de la FACH apodados "Patricio, "Chirola", todos de la Unidad de El Bosque.

Cuando empieza el año 1975, se reúne nuevamente el grupo, con (NN), Bratti y los otros, excepto de la Base El Bosque, y nos vamos a operar a un pequeño hangar que queda en el aeropuerto de Cerrillos, entrando por la puerta principal, inmediatamente por la mano derecha, en dirección a la costa, ubicándose actualmente casi frente a un gran letrero que dice "40 KMS. VEL. MAX."

A nuestro grupo se agregó (NN) que era "Patria y Libertad" (aclaro no sé si su nombre era Luis o Cesar o ambos, pero estoy seguro de sus dos apellidos).

Este individuo llega con un equipo de civiles: "Luti", "Yerko", "Patén" y otros. Este (NN) había sido condenado por la muerte del Edecán Naval de Salvador Allende y, al parecer, su equipo también había actuado en el hecho. Era un equipo que actuaba muy profesionalmente. Debo reiterar que (NN) también estaba integrado a este equipo y era uno de sus jefes.

Nuestro tarea era trabajar la represión en el Regional Sur del Partido Comunista. Me recuerdo que en una noche se hizo una pesquisa, en la cual no participé, donde cayeron unos 12 militantes mas o menos.

Aparece en escena en esta época – principios del tercer trimestre del año – el "Juanca", que era Carol Fedor Flores Castillo, quien había sido militante del Partido Comunista y yo lo había visto detenido en el año 1974, en la AGA. El apodo "Juanca" derivaba de su nombre de guerra, Juan Carlos. En todo caso, en esta época él participaba en los interro-gatorios de los detenidos aportando la mayor cantidad de datos, puesto que conocía a un inmenso número de militantes. El era un agente mas, e incluso se le facilitó una casa, que había sido requisada al MIR y que quedaba ubicada en la comuna de La Florida. Usaba arma, intercomunicador, iba a nuestras practicas de tiro y entraba a las reparticiones de la Institución como cualquiera de nosotros.

Por este período, probablemente en septiembre del 75, cae detenido el "Quila Leo", que había sido ex-grumete de la Armada; no recuerdo exactamente si era militante de las juventudes comunistas o del Partido Comunista, y lo identifico inequívocamente por la foto que se exhibe, como Miguel Angel Rodríguez Gallardo. Con él conversé muchas veces, ya que estuvo largo tiempo detenido.

Por la falta de comodidad de este lugar (ni siquiera había agua) nos vamos a una casa ubicada en Santa Teresa 037, a la altura del Paradero 20 de la Gran Avenida, conocida como "NIDO 20".

Esta era una casa en que el vecindario notoriamente se podía percatar lo que pasaba adentro ya que entraban y salían personas, había 2 vigilantes externos de uniformes, siempre apostados afuera, los que tenían prohibición de ingresar al interior de la casa y eran siempre alumnos de la Escuela de Especialidades. Esta casa tenía una chimenea en el living y tres dormitorios. Llegamos allí con unos 20 detenidos mas o menos, los que estaban hacinados, a tal punto que se usaban los closets como celdas de castigo: el "Quila Leo" estaba allí encerrado, para permitir la incomunicación.

Desde aquí se empezó a sacar detenidos para interrogarlos en otro lugar, que también conocí. Se encuentra ubicado en el Paradero 18 de Vicuña Mackenna, en la calle Perú No. 9053, a la cual se llegaba entrando por Rojas Magallanes y doblando a la derecha por la calle que he señalado. Este lugar era conocido como "NIDO 18". La propiedad había sido requisada a un militante del MIR, de apellido Sotomayor.
En este recinto se torturaba e interrogaba.

Cuando empiezan a ser usados los recintos "NIDO 20" y "NIDO 18", actuábamos en un comando conjunto con miembros de los servicios institucionales de Carabineros y la Marina. Por Carabineros tenía el mando un teniente apodado "El Lolo", de apellido (NN), hoy capitán de Carabineros y Jefe del Grupo Operativo Represivo de Carabineros que ha comandado la represión en Pudahuel en los últimos meses.

Por la Marina participaba también al mando un teniente (hoy en retiro) (NN) (hoy trabaja en importaciones de elementos de seguridad y negocios de armas Winchester y tiene oficina en Bulnes).

Puedo recordar, sin determinar exactamente las fechas, que en el NIDO 20 fallecieron dos personas; una, recuerdo le decían Yuri, llegó enfermo, era bajo, crespo, pelo castaño, corto, trabajaba en la Municipalidad de La Granja o Cisterna y había sido detenido en su lugar de trabajo. Murió por una bronconeumonía fulminante, ya que lo tenían colgado en el baño.

Además llevaron del NIDO 18 al 20 a un detenido a quien le decían "Chino", o "Camarada", era bajo, de unos 50 año, fornido. Venía muy torturado desde el NIDO 18, estuvo como unos 15 días con nosotros. Al final llegó un grupo de civiles en la noche, que no sé si eran de Patria y Libertad o de la DINA (esto lo dudo, porque había gran rivalidad con ese Servicio, a tal punto que a veces buscábamos personas que ellos ya tenían detenidas o viceversa, sin que lo supiéramos). Bueno, a este señor lo golpeaban haciendo un ruedo, tirándoselo y pegándole entre unos y otros. Yo estaba de vigilante y nos enervaba que le pegaran sin sentido, ya que casi no le preguntaban nada. Al final lo dejaron tirado en el piso, al lado de la chimenea, y se fueron. A la salida se encontraron con (NN) que venía llegando, el que no participó en esa acción. Ese detenido pasó muy mala noche y en la mañana el centinela interno se dio cuenta que estaba muerto.

Al mediodía volvió (NN) con ropa (estoy casi seguro que era del propio detenido) y una máquina de afeitar. Lo afeitan y le cambian ropa al cadáver y después lo sacan en un vehículo, según decían para entregárselo a la familia. Nunca más supe de él.

Ahora me recuerdo que a Yuri, como también fallecido, lo llevaron muerto al NIDO 18 y desde allí lo hicieron desaparecer, según me comentó un agente de la Marina, tirándolo al mar. También recuerdo ahora, que en la casa del NIDO 18 aún sigue funcionando un grupo de la Marina y también sé que han modificado el frontis del sitio.

Existió también un detenido que era calvo, que contaba haber sido campeón de box y era taxista Vivía en la Gran Avenida1 estuvo cerca de dos meses y entregó una persona que trabajaba en Madeco, el cual nos condujo a un arsenal de metralletas AKA, las cuales se las llevó la DINA. En realidad nunca supe si era militante del MIR o del PC, pero me extrañó que después de esto saliera libre impunemente. En el NIDO 18 cayeron 2 hermanos detenidos, como, calculo, de unos 38 a 40 años. Uno de ellos vestía chaqueta de cuero café y se ahorcó en la celda de aislamiento. El otro hermano salió al parecer en libertad.

Miguel Angel Rodríguez Gallardo o "el Quila Leo", seguía detenido en estos recintos. En el NIDO 18, recuerdo, hubo una persona que intentó suicidarse, subiéndose a una escala de tijeras y sólo logró quebrarse un brazo. Según las fotos que he visto de los desaparecidos del año 75, podría parecerse muy cercanamente a Humberto Fuentes Rodríguez y creo recordar que le llamaban "el viejo Fuentes". [4])

Estamos en este relato ubicándonos aproximadamente en el mes de noviembre de 1975, época en la cual nos trasladamos, con varios detenidos, al Regimiento de Artillería Antiaérea de la FACH. En el interior de ese Regimiento hay una cárcel, llamada La Prevención, que hoy en día no se usa, sino para guardar equipos.

Llegarnos con unos 20 detenidos provenientes de los NIDOS 18 y 20; estaba el Quila Leo, el calvo del brazo enyesado y otros que no recuerdo.

Como a los dos días de llegados a ese recinto, se monta un operativo por el sector norte de Santiago y cae detenido Ricardo Weibel en el barrio El Salto, cerca del Regimiento Buin

Se le sacó de su casa, lo reconozco ahora inequívocamente por la foto que se me exhibe de él; es una de las personas con la cual mas converse. También fue detenido en ese sector un joven que era muy buen caricaturista (hacía dibujos de casi todos nosotros); cayó detenido Bezoa de nombre René; y caen detenidos los dos "Fanta", el menor, es detenido con su novia, y no les recuerdo sus nombres. La novia era delgada, bajita y morena.

A todos estos se les interrogaba, y seguían cayendo muchos mas detenidos.

Cuando estábamos en Colina ingresó a nuestra agrupación personal del Ejército, al mando de un Oficial que rotaba seguido. Estuvieron poco tiempo trabajando.

Este personal de Ejército interrogó en una oportunidad a uno de los detenidos, quien, a causa de la electricidad aplicada de 200 voltios directos, fallece por paro cardíaco. El detenido era de unos 50 anos, tenía placa dental casi completa. Permaneció muerto casi toda la noche en su celda y fue sacado por el mismo equipo del Ejército que lo pone en un portamaletas de un auto Chevy Nova y se lo llevan.
Después de este incidente el Ejército se separo del Comando Unido.

Estando detenido Ricardo Weibel por primera vez, llegó un helicóptero, que no recuerdo exactamente si era de la FACH o del Ejército y tampoco recuerdo si era tipo UH o PUMA. Se llevaron unos 10 o 15 detenidos en el aparato para tirarlos al mar. Participó en esta operación el agente (NN) alias el "Pifo" por la FACH, y había personal de las otras instituciones. Se fueron, según recuerdo, los siguientes detenidos: el calvo del brazo fracturado y enyesado; un ex regidor de Renca del Partido Comunista, que era cojo, usaba zapatos ortopédicos, tenía una edad madura de unos 50 anos mas o menos; también iba el caricaturista. Esto afectó mucho a Ricardo Weibel ya que conversaba mucho con este último detenido por ser de celdas vecinas; cada vez que Weibel sentía ruido de helicóptero tiritaba intensamente.

El agente (NN) dijo que los tiraron al mar a la cuadra de San Antonio. A raíz de que explicó que el detenido calvo con el brazo quebrado y a quien decían "el viejo Fuentes" despertó cuando iban a lanzarlo al mar, deseo aclarar que los detenidos iban drogados. (NN) comentó que uno de los agentes del Ejército a sangre fría le pegó un fierrazo en la cabeza al detenido que tenía la fractura en el brazo y lo lanzó abajo, por este motivo sé que los lanzaron al mar.

Después de este hecho liberaron a varias personas entre ellos el Fanta chico y su novia, Ricardo Weibel y otros que no recuerdo.

Bezoa y el Fanta grande cumplían ya en estos instantes tareas de informantes. Esto lo supe porque los sacaban de las celdas a un lugar, les retiraban las vendas y las esposas y tenían un trato muy preferencial; aclaro que al hacer los interrogatorios, el Fanta grande escribía las declaraciones; detrás del interrogado que estaba vendado, Bezoa afirmaba o negaba con señas según lo que hablaba el detenido. Según creo el Fanta chico nunca colaboró.

Ricardo Weibel lo fueron a detener pocos días después por segunda vez, el agente (NN) fue a dejarlo y a buscarlo nuevamente a la casa, diciéndole a la esposa que seria un interrogatorio de pocos días y que no tendría problemas lo llevaron a Colina nuevamente. En este recinto, él sospechó que lo iban a matar, porque no lo interrogaban, no lo vendaban y lo dejaban circular. Efectivamente, pocos días, más de una semana, durante los cuales vio actuar a Carol Flores como un agente cualquiera y a Bezoa y el Fanta colaborar y servirse con nosotros café y otros alimentos, etc. (reitero que Bezoa y el Fanta estaban siempre como detenidos colaborando, mientras que el Carol Flores era un agente más).

En esta oportunidad aparece un vehículo, que era una citroneta Furgón. Allí echan a varios detenidos entre los cuales está el Quila Leo y Ricardo Weibel. Iba también un detenido flaco, de unos 28 años a 30 años, que ya había intentado suicidarse en su celda cortándose las venas con un pasador metálico del pantalón que afiló en el cemento hasta convertirlo en un arma cortante; en esa ocasión lo condujeron al Hospital de la FACH, donde se recuperó y ahora igual lo llevaban para matarlo.

En el vehículo colocaron chuzos, palas y un bidón con combustible. Como agentes en esta operación participaban Bratti, Flores, (NN) y otros agentes de las otras instituciones, que iban en otro vehículo. Volvieron el mismo día, después de unas 4 horas, sin los detenidos. Estoy absolutamente seguro, porque me lo dijo uno de los agentes, que fueron asesinados en los terrenos militares de Peldehue; además deseo resaltar que, como yo no participé en el opera-tivo, antes de irse me pasaron los carnets de identidad de los detenidos, sus cédulas de conducir, relojes, anteojos, billeteras (la de Weibel tenía muchas fotos); yo debí quemar y enterrar esas cosas.

No recuerdo más hechos y datos importantes por ahora que ocurrieran en Colina en relación a los detenidos. Una circunstancia de excepción y que conmovió a todos fue cuando caen detenidos Guillermo Bratti y Carol Flores y (NN) (que venía también de la AGA y era un Patria y Libertad); según (NN) los detuvieron porque habían pasado información al Partido Comunista y al MIR, pero esa explicación no nos satisfizo ya que era normal que quien caía en desgracia era desprestigiado para que lo odiaran; estos agentes detenidos quedaron vendados y en celdas. Otra versión que conocimos de su detención, era que habían entregado información, que poseíamos, a la DINA, la que efectué operaciones perjudicando a nuestra agrupación; la DINA, según ellos, les había ofrecido más dinero, vehículo y casa. Esto lo declaró Bratti y yo lo escuché en una cinta grabada de su interrogatorio años después. A ellos los alejaron de nosotros y en ese momento se decidió que Bratti fuera dado de bajo y los otros marginados de la institución

En el verano de 1976 terminamos de operar en el recinto de Colina, lo que ocurrió seguramente a principios del mes de marzo; nos trasladamos a un recinto que le decían "la Firma", que- queda ubicado casi frente donde esté el SIAl. Y era un edificio del Diario El Clarín, ubicado en la calle Dieciocho de Santiago. Hoy ocupa ese lugar el DICOMCAR, y allí trabaja "el Lolo", que ya he dicho que es un capitán de Carabineros de apellido (NN), y en ese lugar se han efectuado los interrogatorios a la gente detenida en Pudahuel en las últimas semanas. Esto lo conozco porque, para un operativo en que se detuvo a alrededor de 200 personas en una noche, el "Lolo" pidió apoyo a mis servicios y allí me pude enterar de que aquel recinto que yo conocí como "la Firma" es usado por DICOMCAR.

Volviendo al relato del año 1976, puedo señalar que recién llegado a este recinto en marzo del 76, se montó un operativo para detener a José Weibel Navarrete, hermano del anterior, lo que fue ejecutado por un grupo de Patria y Libertad que operaba con (NN). Nosotros apoyamos a este grupo de la siguiente manera: a mí me correspondió ir con otros agentes en el bus en que viajaba el "Checho Weibel" con su señora e hijo; yo iba sentado atrás. Y no tentamos claro cómo íbamos a bajar al hombre. En un instante se produjo un lanzazo efectivo (no fue inventado). Un chico de unos 14 o 15 años le robé a una señora la cartera. En ese minuto uno de los agentes de la Marina señaló a Weibel diciéndole "ése lo hizo" y le pidió al chofer que parara la micro para bajarlo; se le subió inmediatamente a un vehículo y yo me retiré en otro vehículo, terminando el Operativo, todos nos fuimos a "la Firma". Apenas llegamos lo interrogaron, pero no muy largo. Días después a raíz de una inspección que se creía que iba a ocurrir por parte de un grupo de derechos humanos , se trasladó a Weibel, a el Fanta, a Bezoa, a una casa de tres pisos que queda en calle Bellavista, casi frente a las canchas de tenis (aún existe) y que era la casa donde dormíamos los solteros.

Allí estuvieron los detenidos por espacio de una semana. Una noche que yo estaba de franca, sacaron a Weibel y lo hicieron desaparecer. Estoy seguro que lo mataron, porque (NN) señaló que había sido tirado en el interior del Cajón del Maipo, lo cual tenía un significado inequívoco para mí, por lo que voy a relatar. Antes quiero decir que Bezoa y el Fanta fueron dejados en libertad en esa época.

Paso a relatar ahora la experiencia mía en relación al Cajón del Maipo. Pocas semanas después de lo ocurrido con Weibel se armó un operativo en el cual debí participar. Me pasó a buscar (NN) a la casa de Bellavista y me dijo que debía acompañarlo. Iba en su auto Tormo. Me causo extrañeza el hecho que de la tropa iba yo solo. Fuimos al recinto 'la Firma", donde estaba "el Lolo", (NN), (NN) y otros agentes de Patria y Libertad. Había una mesa con cosas, como para un cóctel. Me serví, aun cuando no entendía nada de lo que pasaba; al terminar le dijeron al centinela que trajera el paquete (se trataba de un detenido). Para mi sorpresa trajeron a Bratti esposado, vendado y drogado. Entonces le empiezan a decir que había metido las patas por traicionar la causa y otras cosas parecidas. Lo metieron en el portamaletas de un auto y partimos en dos vehículos. Yo iba en el que conducía (NN), enfilando hacia el Cajón del Maipo. Al momento de salir me dieron una pastilla, la que también tomaron algunos agentes. (NN) hizo el trayecto con mucha seguridad, y pasado un puente por donde atraviesa el río de izquierda a derecha dobló a la izquierda por un camino que queda en la ladera oriente en ese sector, se detuvo en un lugar que quedaba como 7 km. adentro y a unos 40 metros de unos acantilados. Bajaron a Bratti, vendado, y (NN) lo coloco cerca de una piedra y le dijo: "¿Cómo querís morir?", además quiso hacer un juego macabro con él, ya que le decía "si querís, arrancai, y te persigo". Estaba medio curado. Bratti le dijo "sácame las esposas y la venda". Yo se las tuve que sacar, e inmediatamente me mandó al vehículo a buscar cordeles y alambres, cuando llegué al auto y comenzaba a sacar las cosas de la maleta, sentí una ráfaga de metralleta con silenciador. Al regresar al lugar vi que (NN) lo remataba. No vi disparar al resto. Me pidieron que lo amarrara por los pies y en las manos, pero no recuerdo si estaban a la espalda o adelante. Se le puso piedras de lastre, me señalaron que lo empujara por el acantilado, pero como había unos arbustos había que sacar el cuerpo hacia el vacío, alguien me sujetó de la mano y quedé colgando, llegando a pensar en algún momento que también me iban a matar, pero al final él cayó al agua y todos regresamos.

Carol Flores sé que lo mataron también, pero no puedo recordarme si fue días antes o días después que a Bratti. (NN) hizo una alusión que era el mismo lugar o sector.

Después de esto seguimos trabajando en "la Firma", apareciendo Bezoa y el Fanta como colaboradores del Servicio.

Se inicio una represión contra más militantes del PC. Fue detenido "José" quien después entregó el punto donde se iba a reunir con Contreras Maluje; también es detenido el "Macaco" que era el encargado de finanzas del Partido Comunista, de la Juventud (el "Macaco" tenía un departamento chico en el centro); fue detenido alguien a quien le decían "el Vicario" y otro que componía relojes; eran unas ocho o nueve personas.

Cuando José señaló que tenía que reunirse en una casa en el sector de la Gran Avenida, con Contreras Maluje, se montó la operación siendo detenido Contreras Maluje después que salió José. Contreras Maluje estaba acompañado de dos niñas y, al vernos, huyó varias cuadras por lo que debieron seguirlo y reducirlo entre diez, ya que era muy fornido., se le subió a una camioneta Kleinbus Volkswagen, que era de la Marina. El chofer estaba tan nervioso que, en el trayecto por Gran Avenida, atropelló a un peatón.

Llegamos a "la Firma", donde interrogaron a Contreras Maluje en relación a "José", con el objeto de encubrirlo para que no se diera cuenta que por él había sido detenido. Contreras Maluje no decía nada. En un momento, cuando le aplicaban electricidad, lo levantaron y le hicieron sacarse la venda, viendo sentados al frente de él, mirándolo, a sus compañeros detenidos. En la pared de esa sala había un organigrama de la Juventud, donde los nombres de los detenidos estaban marcados con rojo. No recuerdo que estuvieran más detenidos que el "José", el "Vicario", el "Macaco", el "relojero" y otros a quienes no identifico.

Contreras inventó un punto para el día siguiente, en el sector de calle Nataniel. Se montó el operativo y Contreras caminó por Nataniel en dirección a Avda. Matta (en ese entonces el tránsito venía hacia el norte. En un momento, se escuchó por radio en mi vehículo que yo andaba nos fuimos al sector pensando en el accidente, llegamos casi junto al vehículo en que iba (NN) y un jeep de Carabineros que casualmente pasó por ahí. Nos dimos cuenta que Contreras se había tirado a las ruedas de la micro, y tratando de incorporarse gritaba; "Soy comunista y no es ningún pecado, avisen a la Farmacia Maluje de Concepción". Gritaba su nombre y el cargo en el Partido. Le pedía ayuda a Carabineros para que por favor no le dejaran en nuestras manos, diciéndoles "Son de la DINA, mostrando a (NN) les decía: "Ese es el jefe", "miren como me torturaron" y mostraba sus muñecas amoratadas por las esposas. Se juntó mucha gente; Carabineros se paralogizó, no pidió ninguna identificación, fue muy difícil subirlo al auto, ya que se resistió y sólo con la ayuda de unos detectives que pasaron en una patrullera, se le incorporó al vehículo Fiat 125 color celeste, con patente de la Dirección de Inteligencia de la institución, todas las cuales se encontraban a nombre del Representante Legal del Director general Ruiz.

Volvimos con él al recinto "la Firma" donde los jefes lo golpearon mucho en una celda, a pesar de que iba herido, con el brazo fracturado, la cabeza rota y sangraba por la boca. Los jefes le decían: "Te pusiste la soga al cuello", después de esto quedó solo, botado y sin atención médica. José al ver esto, estuvo muy deprimido durante mucho tiempo, pues se sentía culpable; ese día yo me fui de franco quedando un equipo de guardia; al entrar el día siguiente, me contaron que en la tarde lo habían llevado a un lugar de la cuesta Barriga que yo conocía.
Para terminar, paso a explicar como conocí ese lugar.

A unos diez días que esto ocurriera – lo de Contreras Maluje – me mandaron con un marino en una Renoleta a hacer una fosa grande en un lugar que yo no conocía. Subimos por la cuesta Barriga un trecho y nos internamos a pie por una quebrada pequeña, unos 70 metros o más allí, con dos agentes de la Marina, "el Alex" y "el Chico", estuvimos trabajando unas tres horas haciendo una fosa para dos personas. Ese día me pude dar cuenta de que había allí otros cadáveres ocultados, ya que sin querer me paré sobre una fosa y un marino me lo representó; creo que habían por lo menos unos 6 cadáveres.

Al día siguiente, volví al lugar en una Renoleta con varios agentes que también iban en otro vehículo. Llevamos 2 detenidos, iban vendados y sólo recuerdo a uno, al cual tuve que ayudar a subir por la quebrada. Caminaban semi inconscientes porque los drogaban. Al que recuerdo me había dicho que era profesor, era alto, delgado, ojos claros, pelo casi rubio, vestía una parka o un cortavientos. Me costó mucho subirlo. Se dio cuenta que lo iban a matar, ya que en voz baja me dijo que él no había hecho nada malo. Del otro detenido, no tengo memoria. Cuando ya estaban en el lugar del martirio, (NN) me mandó hacia abajo, hacia la carretera para ver que no ingresaran por la huella otros vehículos o personas que anduvieran cazando; estando abajo, sentía como (NN) se burlaba de ellos mientras les disparaba ráfagas con silenciador (el sonido es seco y corto). Después bajaron con (NN) y (NN) que era un tipo sádico, todavía se burlaba.

Estoy seguro que en ese lugar hay más cadáveres de los que yo tengo noticias y tampoco puedo asegurar que, cuando se decía que alguna persona salía en libertad, realmente así ocurría.

Cuando ocurrió el escándalo de Contreras Maluje hubo una orden de la superioridad de replegarnos de inmediato a la institución y volvimos a hacer labor institucional. [5]

Por ahora, es esto lo que puedo declarar en relación al caso de los Detenidos – Desaparecidos. No volvimos a actuar directamente en la subversión hasta mucho después, y sólo como apoyo a la C.N.I. (por ejemplo, en los enfrentamientos más o menos irreales de Fuente Ovejuna y Janequeo en el año 83).

Leída que fue por el compareciente, la ratifica firmando.
Santiago, 28 de agosto de 1984.

NOTAS:

[1]Por razones de prudencia y respeto, Mensaje se reserva los nombres de los otros agentes involucrados, detallados en la declaracion  ante la justicia (N. de la R.)

[2] Las siguientes notas están tomadas textualmente de una segunda y larga declaración jurada que el mismo ex-agente hizo ante la Vicaría de la Solidaridad, para ampliar y completar su relato anterior. Entre los detenidos, que recuerdo hubo en AGA, puedo mencionar al ex- Capitán Ferrada y al cabo Figueroa, ambos de la FACH; a Victor Toro, "el Reta", "el Pelao" Moreno, "el loco Mario", que ahí intentó suicidarse, a Villavela, a uno que le decían "el Kila" (ex-Quilapayún); al diputado o senador Montes con su esposa y dos hijas. El señor Montes siempre estuvo en el pasillo del segundo piso de la AGA. El segundo piso de la Academia tenía dos o tres salas grandes, las que fueron acondicionadas como departamentos. En esos departamentos habían algunos presos de cierta confianza de la jefatura".

[3] "Entre los trabajos que recuerdo haber realizado, como prestando protección a los allanamientos, está el efectuado a un parvulario en el sector de Plaza Egaña, donde descubrimos un laboratorio fotográfico del MIR. Recuerdo también el de La Reina Alta, para sector de Peñialolén, con unos miristas. Después supe que éste había sido un simulacro para proteger a un informante de la organización, que vivía en la AGA y a quien le decían "Barba" o señor Velasco. Debo agregar que tiempo después y siendo yo su vigilante lo secuestró la DINA cuando transitábamos por Alameda a unos metros de la calle Nataniel, exactamente donde ahora está la salida del Metro, estación Moneda. Allí nos encartonaron unos agentes de la DINA y se lo llevaron.

También recuerdo que me tocó operar en la Avenida Kennedy, donde se iba a detener al "coño Molina" del MIR; en esa oportunidad el mirista se dio cuenta de nuestra trampa y escapó seguido por uno de nuestros vehículos. Se le dio alcance en una luz roja y allí fue rafagueado por (NN) cuando Molina intentó sacar un arma para defenderse, el mirista murió casi instantáneamente. Cuando estábamos tratando de manejar esta situación apareció un Peugeot de color rojo que no quiso obedecer nuestra orden de alto, y tirando el auto sobre uno de nuestros agentes se dio a la fuga, siendo seguido por una camioneta C-10 donde yo iba junto a dos agentes y un oficial. El fugitivo tomó por Kennedy hacia el centro y nosotros abrimos fuego sobre el vehículo faltando aproximadamente dos cuadras para llegar al paso bajo nivel que está al terminar el Club de Golf; como le reventáramos un neumático, ese auto se estrelló contra un poste y se volcó y además uno de los impactos le dio en la espalda al sujeto causándole la muerte. Al revisar sus pertenencias nos dimos cuenta que se trataba de un teniente de Ejército y que el auto había pertenecido al hijo del general Pinochet. Supimos después que desde ese entonces el oficial sufría delirio de persecución y había hecho la maniobra contra nosotros por ese motivo".

[4] "Deseo agregar también que tanto los lugares denominados Nido 20 y Nido 18 como en el lugar de Colina al cual me referí en la declaración anterior, iba con cierta regularidad cada vez que era requerido un médico llamado (NN) "hijo", el que hoy es cardiólogo en el hospital de la FACH y en ese entonces era médico interno. Este médico atendió a una persona que detuvimos el año 76 de apellido Guerrero, el que fue herido por casualidad al momento de detenerlo, por un agente que era marino y fue llevado para recuperarse al hospital de Carabineros. (…)

El médico que mencioné también enyesó al "viejo Fuentes Rodríguez", cuando, al intentar suicidarse, se quebró el brazo en el Nido 18. También trataba médicamente dándole pastillas al Quila Leo, ya que era ulceroso. También ponía inyecciones a los detenidos cuando éstos eran drogados

[5] "Sin embargo, el año pasado (1983), después de ocurrida la muerte de Carol Urzúa y como dos días antes del 7 de septiembre, supimos a través de (NN) que la C.N.I. pedía a nuestro grupo la apoyáramos para capturar, en un día que nos señalarían, al grupo subversivo que había matado a Carol Urzua. 21 día en La mañana nos reunieron a un pequeño grupo y en una camioneta llegamos a Borgoño, lugar donde la C.N.I. tiene un recinto. Sólo (NN) se bajó a hablar con los oficiales de la C.N.I. y nosotros tuvimos una larga espera de horas dentro de la camioneta, que quedó ubicada en el patio de ese recinto. Poco después del mediodía, se nos dijo que nos ubicáramos en el sector de Plaza Egaña y hacia allá partimos. Por radio, ya que estábamos conectados en la misma frecuencia, empezamos a oír algunos antecedentes aislados de lo que estaba pasando. Estando detenidos en el patio de Borgoño, escuchamos que habían empezado a seguir al No 1 (que era Palma) y a quien supimos posteriormente, que interceptaron por Avda. Kennedy en un auto. También supimos que detuvieron en un paradero a otro del grupo de los tres que están en el Consejo de Guerra y que cerca de donde está ubicado el centro de detención conocido como Capuchinos, detuvieron al tercero. Cuando ya había oscurecido, se nos señaló por radio que nos moviéramos hacia el sector de la calle Arrieta, al Oriente de la circunvalación Américo Vespucio antes de llegar a una subestación eléctrica, porque se nos dijo que allí debíamos esperar órdenes para liquidar un objetivo, esto quería decir matar a una persona que vivía en ese sector; incluso me recuerdo que nosotros cometimos un error, puesto que nos paramos en un pasaje, cuyo nombre no recuerdo ,y nos retaron diciéndonos que nos moviéramos, porque estábamos precisamente frente a la casa de nuestro objetivo y todavía no había llegado el resto de las fuerzas y se estaba evaluando las condiciones del lugar. En definitiva, decidieron no proceder en esa casa, puesto que había mucha gente en las casas vecinas (creo que había una fiesta) y la operación podría tener un costo demasiado alto en vidas. Entonces se nos ordenó irnos hacia Avda. Colón, donde hay un supermercado que está en la esquina sur-oriente, en relación a una rotunda donde también desemboca la calle Tomás Moro. Allí estuvimos un rato, mientras se daban las instrucciones para actuar en una casa de calle Fuente Ovejuna, donde se había detectado que había tres personas. A ese estacionamiento llegó un Jeep de la C.N.I. (tienen dos de ese tipo), que tiene el techo corredizo y en el cual se instala una ametralladora Punto 50, sobre un sistema hidráulico que permite subirla sobre el nivel del techo y operarla por dos hombres, uno que dispara y otro que va pasando la cinta de municiones. Después de un momento, nos dirigimos todos frente a la casa de Fuente Ovejuna. Exactamente sobre la parte delantera, había un pasaje y allí se instaló el Jeep; yo recuerdo que quedé detrás de un poste y, en definitiva, todo el resto del personal tenía absolutamente rodeada la casa. Se preguntó por el oficial al mando: "¿Lista la base de fuego?", y, ante la respuesta afirmativa se dio la orden de hacer fuego, accionándose el techo del Jeep, saliendo la ametralladora y empezó a disparar por espacio de un minuto, yo creo. Debo dejar constancia que esa arma dispara 1.000 tiros por minuto. Terminada esta operación, en que sólo participó la base de fuego, volvió el silencio y por alto parlante se le pidió a las personas adentro que se rindieran. Desde la casa se dijo "nos vamos a rendir". Entonces salió uno de los moradores, con las manos en alto, puestas en la nuca; me recuerdo que era de tez blanca y delgado. Cuando se aproximaba a la reja del antejardín, se adelantaron 2 agentes de la C.N.I. y lo rafaguearon a casi un metro de distancia; doblándose hacia adelante, cayó al suelo.

En ese instante la mujer, desde dentro, tiró una ráfaga hacia afuera. Esto provoco una nueva orden de disparar, lo que hicimos todos, junto a la base de fuego. No sé cuánto duró eso, pero obviamente no deben haber sido más de tres o cuatro minutos. Fue en este momento en que se lanzó una bengala dentro de la casa, la que provocó el incendio. A mi me tocó arrastrar hacia la calle, posteriormente, al primero que murió y a la mujer después. Penetramos en la casa y en el pasillo se encontraba tirada la mujer, la cual también ayudé a arrastrar hacia la calle y en otro lugar que no recuerdo, estaba (NN). Unos cinco minutos después, se acercó la Brigada de Homicidios, para hacerse cargo de la parte legal. Nosotros recibimos la orden de dirigirnos hacia el sector poniente de la ciudad a la calle Janequeo, que quedaba cerca de la Plaza Garín, la que nos costó mucho ubicar. Cuando ya estuvimos cerca de nuestro objetivo, nos dijeron que nos agacháramos pues venia corriendo una de las personas que debía ser eliminada y que pasó por el costado de nuestra camioneta. Cuando llegó a un sector donde hay una pared, fue rafagueado por unos agentes de la C.N.I. e inmediatamente la base de fuego, que también estaba en el lugar, empezó a disparar sobre una casa junto a otros agentes.

Ahora me vienen a la memoria detalles de esta acción. Se dijo que uno de los agentes de la C.N.I. había sido herido. Lo cierto es que no lo fue por "José", sino que él trató de meter una granada "Cardoen" por la ventana. Para eso, cruzo corriendo por el costado de una ventana y la lanzó, con tan mala suerte que la granada rebotó en los barrotes de la ventana y volvió a la vereda. Explotó y las esquirlas le hirieron las nalgas y parte trasera de las piernas. En el tórax no le pasó nada, porque iba con chaleco antibala. También recuerdo que apenas cayó asesinado el que iba corriendo por la calle, se acercó un agente de la C.N.I. que tenía una mano con guante, y le pasó por la mano un arma y la dejó botada cerca de ella pero iba desarmado.

Me impresionó mucho esa vez la rapidez que tuvo el C.N.I. en ese detalle, para cubrirse de esa muerte.

En un minuto se hizo la calma, entramos a la casa y en el patio trasero encontramos muerto a "José". La gente del vecindario nos gritaba que allí había un niño, el cual al. principio pensamos estaba tirado sobre una cama, pero se trataba de una almohada ensangrentada. Después supimos que el niño había saltado por el patio y había ido a dar donde una señora, pero no nos preocupamos más de él. Después de ocurridos estos hechos volvimos a la Central de Operaciones en Borgoño y allí fuimos liberados, dirigiéndonos hacia nuestra oficina y a la base. Quiero dejar expresamente claro que la intención y la orden en ambos hechos que he relatado, era simplemente liquidar a los moradores, puesto que ya se sabía que los autores directos de la muerte de Carol Urzúa estaban detenidos y podían ser mostrados en la prensa


Los secretos de la Fach

Fuente :puntofinal.cl, Octubre 2002

Categoría : Prensa

Inútiles han resultado los esfuerzos de la Fach por desligarse de los crímenes cometidos durante la dictadura militar. Una consecuencia directa de los reportajes de denuncia del periodista Víctor Gutiérrez publicados en el diario “La Nación”, fue la dimisión del quinto hombre en la línea de mando institucional, general Patricio Campos Montecinos, ex jefe de la Dirección General de Aeronáutica Civil y enlace de la institución durante la mesa de diálogo. Su esposa, Viviana Lucinda Ugarte Sandoval (“la Pochi”), desempeñó un activo rol en el siniestro Comando Conjunto, según las declaraciones formuladas a “La Nación” por el ex agente “Colmillo Blanco”, a quien el diario “El Mercurio” identificó como el coronel en retiro de la Fach Otto Trujillo, actualmente procesado y recluido en la ex Penitenciaría.

El Comando se habría reorganizado con el objetivo de tergiversar la información entregada por la Fach a la mesa de diálogo y entorpecer las investigaciones judiciales que comprometen a miembros de la Fuerza Aérea, con ayuda de abogados civiles financiados por la institución. El informante de “La Nación” mencionó también al coronel Roberto Serón Cárdenas, comandante Juan Luis López López y al civil Alejandro Figari Verdugo (ex militante de Patria y Libertad), como agentes de la represión que se mantienen activos. La mayoría fueron procesados por el ministro en visita Carlos Cerda en 1986 y luego sobreseídos por la Corte Suprema. Pese a la trascendencia de las denuncias, la Corte de Apelaciones rechazó la designación de un ministro extraordinario y la investigación judicial quedó en manos del juez del Tercer Juzgado del Crimen de Santiago, Mario Carroza, quien acumula la mayoría de los procesos de víctimas del Comando Conjunto. Pero también el presidente Ricardo Lagos solicitó al alto mando una investigación en el interior de la Fuerza Aérea y no faltaron quienes pidieron la salida del comandante en jefe, general Patricio Ríos.

Esta es la segunda gran crisis que estremece a la Fach bajo la comandancia del general Ríos. El año pasado debió pasar a retiro su mano derecha, el general Hernán Gabrielli, jefe del estado mayor y segunda antigüedad institucional. Este se perfilaba como futuro comandante en jefe hasta que cinco querellas por tortura frustraron sus planes.

Independientemente de que se haya reorganizado o no el Comando Conjunto, los ex uniformados de la Fuerza Aérea que están enfrentando en los tribunales a quienes los torturaron en los primeros tiempos de la dictadura militar no dudan que se ha urdido una trama para obstruir la justicia.

Uno de ellos es Jaime Donoso Parra, ingeniero aeronáutico y capitán en retiro de la Fach, quien formó parte del grupo de oficiales constitucionalistas contrarios al golpe de Estado. “He declarado en muchos juicios y participado en varios careos, y lo único que ellos hacen es negar lo que hicieron -dice-. Luego, uno sale del careo y en los pasillos del juzgado ve cómo el tipo que acaba de declarar le cuenta a sus abogados todo lo que dijo al juez. Eso permite instruir al siguiente requerido por el tribunal sobre lo que tiene que decir para no entrar en contradicciones. Estoy convencido que esconden información sobre los detenidos desaparecidos. Esto no puede ignorarlo el comandante en jefe Patricio Ríos y es muy probable que exista una interacción entre las cuatro instituciones, lo que me parece un error porque a mi juicio los responsables de los crímenes son personas y no las instituciones en sí”.
El testimonio que entrega el ex capitán Jaime Donoso corresponde a la represión ejercida por la Fach contra alrededor de 60 hombres de sus filas en los primeros años del régimen militar, específicamente en la Academia de Guerra Aérea (Aga), verdadera escuela para quienes formaron en 1975 el Comando Conjunto. Uno de los más brutales torturadores de la Aga fue el jefe del naciente Comando Conjunto, Edgar Ceballos Jones (“Comandante Cabezas”).

BACHELET Y LOS OTROS

El capitán Donoso, con dos años de antigüedad al momento del golpe de Estado, tuvo una temprana evidencia de lo que preparaban los altos mandos. Entre mayo y junio de 1973 le correspondió desempeñarse como oficial de ronda de la Guarnición de Santiago y en una oportunidad le ordenaron inspeccionar la Academia de Guerra Aérea a las dos de la mañana. “Al identificarme ante el suboficial de guardia, quien me conocía porque yo era alumno de la Academia, pretendió impedirme la entrada. Eso me pareció sumamente sospechoso, así que saqué mi pistola y lo detuve por impedir que el oficial de ronda, máxima autoridad de la guarnición, ingresara a la base. Entonces me explicó que el general Gustavo Leigh, quien estaba en el interior, le había pedido que no dejara entrar a nadie”, relata el ex uniformado. Decidió llevarlo encañonado hasta adonde estuviera el general Leigh, que en esa época era jefe del estado mayor y segunda jerarquía después del comandante en jefe, César Ruiz Danyau. Al ingresar a la base vio que estaban estacionados los autos de casi todos los generales. En la sala de conferencias había luz, pero la puerta estaba cerrada. “La abrí de una patada, con la pistola en la mano y el suboficial al lado. La sala quedó sumida en un silencio espectral. Normalmente, cuando un capitán patea una puerta lo menos que hace un general es arrestarlo. Pero todos se quedaron calladitos. Lo que me quedó inmediatamente graficado en la mente fue el plano de Santiago, donde habían colocado aviones diseñando circuitos para atacar La Moneda, la casa del presidente en Tomás Moro y las estaciones de radio. No me cupo la menor duda que se estaba planificando un golpe de Estado. El general Leigh me pidió que lo disculpara, me dio todas las explicaciones posibles, dijo que estaban haciendo un juego de guerra… ¡Claro, a las dos de la mañana! Me imagino las puteadas que debe haber recibido el general que me envió a efectuar la ronda”.
¿Qué hizo usted luego de tener esa evidencia?
“Fue una luz de alerta para los cinco o seis capitanes que éramos constitucionalistas. Habíamos estado en la universidad, la mayoría éramos ingenieros y teníamos una relación con la sociedad diferente a la del militar neto. No estábamos por el golpe de Estado y sentimos que nuestra misión era denunciar lo que se preparaba. Decidimos agruparnos en forma más estrecha y buscar vías políticas para entregar esa información al presidente de la República. Nos reunimos con los senadores Eric Schnake (PS) y Anselmo Sule (PR), y con Carlos Lazo, presidente del Banco del Estado. Ellos consiguieron una entrevista de algunos miembros del grupo con el presidente Salvador Allende, pero él no les creyó. Dijo que estaba convencido que los militares jamás darían un golpe de Estado, porque le habían jurado lealtad. Pienso que Allende era muy orgulloso. Estaba convencido que podía manejar políticamente la situación y que no sería avasallado”.
¿Ustedes simpatizaban con algún partido político?
“No, ni siquiera estábamos de acuerdo con el gobierno de Allende, que a esas alturas no era bueno, aunque yo había votado por él, porque me gustó su programa. Pero teníamos la convicción que debíamos respetar la Constitución y la ley, de acuerdo con lo que habíamos juramentado. Para nosotros, el jefe máximo era el presidente de la República y no el comandante en jefe. Por eso, hasta el último momento seguimos insistiendo en entregar la información que teníamos. Cuando ocurrió el golpe de Estado nos detuvieron a todos, junto con los generales Alberto Bachelet y Sergio Poblete, y el coronel Ernesto Galaz. Les atribuyeron vinculaciones marxistas, pero sólo cumplían con su deber”.
¿Los mantuvieron en la Aga?
“Sí, y la agresión contra nosotros fue brutal, porque nos consideraban traidores… a ellos. Cuando conversábamos, les decíamos que eran ellos los que estaban traicionando la Constitución y la patria. Nos golpeaban, nos hacían simulacros de fusilamiento, nos ponían electricidad en las partes más sensibles -incluso en heridas abiertas- y nos quemaban con cigarrillos. También empleaban drogas e hipnosis. A algunos los colgaban de unos ganchos, como en una carnicería, y los azotaban. La Academia de Guerra Aérea era un centro de torturas atroz. Los generales eran pateados en el suelo por los pelados. Buscaban la degradación máxima de nuestra personalidad. Había presos a los que les sacaron las uñas. A otros los destrozaban, los cortaban igual como un carnicero corta un chancho”.
¿Quién estaba al mando?
“Ahí estaba comprometido Leigh. Lo vi dando instrucciones precisas de lo que había que hacer. Yo había sido instructor de vuelo del general Orlando Gutiérrez, y después él fue mi torturador. Era el jefe, lo presenciaba todo. También estuvo presente Leigh cuando torturaron al general Poblete. Me lo contó en una carta que me escribió, y que está en el juicio. A él lo quemaron en el pecho y en las manos. En la Fuerza Aérea, en 1973, se estableció la tortura como un procedimiento normal para interrogar a prisioneros. No se preguntaba qué había que hacer con un preso, derechamente se le torturaba y se le decía ‘esto es lo que tienes que confesar’. Era un procedimiento estándar”.
¿Usted fue procesado?
“Después de las torturas nos hicieron el famoso sumario en tiempo de guerra llamado ‘Fach contra Bachelet y otros’, que ahora estamos impugnando ante la Corte de Apelaciones. Desgraciadamente ésta señaló que el caso debía pasar a la justicia militar, lo que es una aberración. Vamos a seguir insistiendo, porque queremos que se reconozca que no se cumplió con el debido proceso y que nos entreguen la documentación que nos corresponde. Tras el sumario, se nos hizo un juicio en el cual no teníamos defensa, no se permitió que nuestros abogados argumentaran tortura. A mí, que había denunciado el golpe, me acusaron de ‘incitación a la sedición’, ‘traición a la patria’, ‘creador del Plan Zeta’ y del ‘Plan Fuga’. Nada de eso existía. Nos condenaron en diciembre de 1973, cinco a la pena de muerte y otros a presidio. Mi condena era a 20 años. Posteriormente me la rebajaron a 15 años, y a los condenados a muerte, a 30 años de presidio. Estuve dos años preso en distintos centros militares y al final nos llevaron a la cárcel pública de General Mackenna. En 1975 aplicaron el DL 504 que nos permitió partir al exilio”.
¿En algún momento se encontró con el general Alberto Bachelet?
“Estuvimos juntos en la cárcel. El general Bachelet tenía un problema al corazón perfectamente tratable, pero si le ponían corriente, la cosa se complicaba. Fue lo que ocurrió. Un día lo sacaron para llevarlo a la Academia de Guerra. Volvió con quemaduras de cigarrillos, marcas de electrodos y con una violenta taquicardia. El doctor Alvaro Yáñez, que era uno de los presos, dijo que estaba muy mal, que necesitaba cuidados especiales. Poco después murió. En una ocasión, Leigh dijo que cómo se podía pensar que la Fuerza Aérea podía hacer esas cosas. El cinismo de los torturadores era increíble”.
¿Ha tenido oportunidad de enfrentar a sus torturadores?
“He sido careado con quienes fueron mis torturadores directos, en diferentes procesos a cargo de los jueces Juan Guzmán, Mario Carroza y Rubén Ballesteros. He declarado contra Hernán Gabrielli, el general Orlando Gutiérrez y toda una lista de torturadores. En los careos he comprobado la pequeñez de estos hombres que cuando torturaban y tenían todo el poder sobrepasaban la racionalidad humana. En la Academia mataron a un sargento de un balazo y el general Gutiérrez felicitó al soldado que le disparó. Y ahora veo a algunos seriamente dañados, como Edgar Ceballos Jones; los comandantes Ramón Cáceres y Sergio Ulises Swain; el general Orlando Gutiérrez. En esa época se paseaban por la Academia como verdaderos pavos reales, ahora los veo escondidos y cabizbajos en los juzgados. Uno les dice ‘cobarde, maldito cobarde, cómo no puedes reconocer lo que hiciste’. Bajan la cabeza y responden ‘no me acuerdo’”.
¿No muestran arrepentimiento?
“Creo que no, pero sí vergüenza, porque no se atreven a mirar de frente. Y nunca dan sus direcciones. Son unos malditos cobardes, no se puede decir otra cosa. Felizmente, han caído en contradicciones. La gran diferencia con ellos es que nosotros andamos con la cabeza en alto, nos mostramos en cualquier parte y vamos a los juzgados abiertamente, sin ningún temor, porque tenemos la conciencia limpia”.

EL CAPITULO GABRIELLI

Los ex presos de la Fach vivieron el exilio en distintos países, pero siempre mantuvieron entre ellos lazos de amistad. Jaime Donoso Parra se fue a Inglaterra, donde estudió aeronaútica superior e hizo un doctorado en aerodinámica y mecánica de fluidos en la Universidad de Londres. Se convirtió en un investigador científico de alta calificación y desarrolló una exitosa carrera profesional en la empresa privada. Inventó cuatro métodos de alta tecnología para solucionar problemas matemáticos complejos, que fueron debidamente patentados. Con uno ganó en 1997 un Premio Nacional de Ciencia y Tecnología otorgado por el Ministerio de Defensa. Sus últimos años de exilio los vivió en Suiza.
¿Cuándo iniciaron acciones ante la justicia?
“Los ex presos de la Fach sólo pudimos volver a Chile a comienzos de la década del 90, cuando era imposible hacer un juicio contra las Fuerzas Armadas porque los poderes fácticos tenían intacto su poder. Pero pensamos que algo teníamos que hacer y participamos activamente en el proceso de gestación de la ley de exonerados. Finalmente algunas personas decidieron enjuiciar por daños físicos y perjuicios. Hay ex presos dementes en Inglaterra, recluidos en hospitales siquiátricos. Otros tienen daños en los oídos, algún miembro de su cuerpo inmovilizado, enfermedades óseas por los golpes y la electricidad, o no les funcionan bien algunas partes del cerebro y se olvidan de cosas. Así nos encontramos con el Codepu, que nos ha asesorado en los juicios, y con el problema del general Hernán Gabrielli. En febrero del 2001, Carlos Bau Aedo, ex ejecutivo de la Industria Nacional de Cemento S.A. (Inacesa), denunció que Gabrielli lo había torturado a él y a otros prisioneros en 1973 en la base aérea de Cerro Moreno, de Antofagasta, entonces a cargo del comandante Marcial Vargas del Campo. A sus denuncias se sumaron los ex detenidos Juan Ruz, doctor en pedagogía y actual funcionario del Ministerio de Educación, y Héctor Vera, doctor en comunicaciones y vicerrector de la Universidad de Antofagasta. Los tres fueron víctima de tormentos físicos y psicológicos, y presenciaron cómo el entonces subteniente Gabrielli torturó salvajemente a Eugenio Ruiz-Tagle Orrego, gerente de Inacesa, que junto al gerente de Corfo, Mario Silva Iriarte, fue ametrallado el 19 de octubre por la Caravana de la Muerte. Los afectados iniciaron un proceso por torturas en contra de Hernán Gabrielli, en el que los ex presos de la Fach han participado como testigos. Según declaraciones de uno de ellos, el entonces subteniente de aviación Ricardo Navarro Valdivia, Hernán Gabrielli no sólo lo torturó a él, sino también a un niño de 14 años a quien le causó secuelas que acabaron con su vida en el hospital de Antofagasta. Navarro declaró desde España en una entrevista a Televisión Nacional: “Toda la Fuerza Aérea sabía y sabe que Gabrielli es un torturador”. Otros testigos de la Fach que fueron víctimas o presenciaron torturas ejecutadas por quien llegó a ser jefe del estado mayor de esa institución son el capitán Juan Muñoz y el subteniente Oscar Navarro, oficiales de la rama de finanzas de la Fach en Antofagasta, y los cabos segundos Luis Gabriel Torres Valeria y Antonio Jara Castro.
¿Usted conoció al ex general Gabrielli?
“Nos conocimos en la Escuela de Aviación, fuimos amigos y le tuve mucha estimación. Cuando estábamos en la cárcel comenzaron a llegar presos de Antofagasta, como Carlos Bau y algunos suboficiales, que describían a Gabrielli como uno de sus torturadores. No cabía la menor duda. Yo le escribí dos cartas entre 1999 y 2000, antes de los juicios, para que viera la forma de que se compensara a quienes éramos de la Fuerza Aérea. Primero, en el aspecto moral, que es lo que más nos interesa, y luego material, porque a nosotros nos cortaron la vida a los 30 años. Nunca contestó esas cartas. La querella que Gabrielli presentó contra Carlos Bau, Juan Ruz y Héctor Vera por difamación, injurias y calumnias fue cerrada a los tres meses por el juez Ballesteros, quedando en evidencia que Gabrielli torturó, aunque esto sigue siendo la declaración de una persona contra otra. El continúa negando, pero van a seguir declarando todos los que lo vieron y sufrieron las torturas. De acuerdo con lo legalmente establecido, tendremos a estas personas en primera línea hasta que en algún momento tengan que reventar. ¡Ya aparecerá un piloto o suboficial que cuente cómo les cortaban la guata a los prisioneros y los tiraban al mar! Nosotros tenemos que ir buscando los mecanismos para acorralarlos”.
¿Qué clase de torturador era Gabrielli?
“Existían los torturadores ‘profesionales’, como los de la Academia de Guerra Aérea, y otros ocasionales, que eran los que estaban en las guardias. En este último grupo se ubicaba Gabrielli, que en esa época era un teniente de 24 ó 25 años. Los torturadores ‘oficiales’ de la base de Cerro Moreno, como el comandante Gonzalo Pérez Canto, les decían a los tenientes jóvenes que ‘ablandaran’ a los presos antes de entrar a la interrogación. Y aunque podían evitarlo, porque no era su obligación, los agarraban a golpes y patadas. Yo los llamo ‘torturadores torpes’. Esto ocurrió en todas las bases, incluida la de Quintero, donde estaba el general Patricio Ríos, actual comandante en jefe. Todos los tenientes y subtenientes de esa época, si estaban en servicio, deben haber tenido contacto con prisioneros. También los alférez y subalférez, que hoy son los generales que están bajo Ríos, deben haber participado cuando menos en las ‘operaciones rastrillo’, donde también se torturó. Que unos pegaban más y otros menos, lo tendrá que determinar la historia. Para eso estamos haciendo estos procesos. Vamos a escarbar hasta encontrar testigos que se atrevan a declarar, porque la verdad es que muchos de la Fuerza Aérea aún no dan ese paso. En los años 96-97 algunos me pidieron que por favor no los nombrara, porque ellos y sus familias habían sido amenazados. Pero ahora tenemos una ley de prensa que nos permite hablar. Por eso estoy escribiendo un libro con mis memorias donde voy a decir lo que yo vi de la historia, desde el lugar en que ésta me puso. Y me puso a este lado, porque yo tenía principios distintos a los de ellos, tan simple como eso”.
¿Alguna vez lo han amenazado a usted?
“En forma indirecta, me enviaron amenazas por teléfono cuando puse un recurso de amparo contra el general Fernando Rojas Vender, en la época en que era comandante en jefe. Pero nunca tuve miedo, estoy haciendo lo que corresponde”.
¿Por qué ese recurso de amparo?
“Se relaciona con otro problema que tenemos. Cuando jubilamos o nos dan de baja, nos tienen que entregar un documento que diga que uno es un oficial de la Fuerza Aérea dado de baja, jubilado, exonerado o lo que sea. A nosotros no nos han entregado ese documento, y por eso no nos permiten entrar a algunos lugares de la Fach. A mí incluso me han obstaculizado el paso en el Ministerio de Defensa. ¡A qué nivel llega el enclaustramiento en que están los uniformados que ni siquiera permiten a la ministra de Defensa que intervenga en esto! Debería bastar que la ministra Michelle Bachelet le dijera al comandante en jefe que nos entregue la documentación, porque es lo que corresponde legalmente. En este momento se está tratando de llegar a un acuerdo, pero si no lo hay me voy a querellar contra la comandancia en jefe de la Fuerza Aérea. Anteriormente presenté un recurso de amparo contra el general Rojas Vender y Jaime Lavados, rector de la Universidad de Chile. Sucedió que ambas instituciones convocaron a un diplomado en Derecho Aeronáutico y del Espacio, y postulé como un ciudadano cualquiera. Las clases se daban en la Academia de Guerra Aérea. El rector de la Universidad de Chile consultó a la Fach y le enviaron una carta firmada por Rojas Vender diciendo que yo no podía ingresar. Torpemente, él me remitió esa carta. Y con ella en mano, presenté el recurso. Fernando Rojas dilató todo lo que pudo la tramitación del recurso y al final mandó una carta a la Corte Suprema diciendo que yo no tenía ninguna prohibición para ingresar a la Academia. La presentó el 28 de agosto y el curso terminaba el 1 de septiembre. ¡Esa es la mentalidad sucia que tiene esta gente! Pero nada puede extrañar de alguien como Fernando Rojas Vender, que se llevaba muebles para su casa como pertrechos de guerra. El tiene una historia tenebrosa dentro de la Fach, porque siempre fue de mala calaña. Claro que todos los generales que viajaban al extranjero en esa época traían motos de agua y muebles como pertrechos de guerra, en circunstancias que la ley les permite, igual que a los diplomáticos, traer bienes de hasta 15 mil o 20 mil dólares sin impuestos. ¡Pero ellos traían mucho más!”.
¿Se ha enfrentado alguna vez con Hernán Gabrielli?
“Se ha negado a conversar conmigo. El día que teníamos un careo ante el magistrado Mario Carroza se fue a Estados Unidos y nos dejó al juez y a mí plantados. Tampoco se presentó a otro careo ante el juez Ballesteros. No me cabe la menor duda que torturó, tenemos testigos torturados por él y otros que presenciaron esas torturas. Eso es lo que he declarado en tres juzgados. El juez Carroza me va a volver a llamar, porque le pedí que quiero ver a Gabrielli y enfrentarlo. El general León Duffey, un hombre bruto que se sabía esconder muy bien, torturó con Gabrielli en Antofagasta y después pasó a la Academia de Guerra. Se dejaba ver muy poco en la Academia, igual que Florencio Dublé, quien llegó a ser jefe del estado mayor cuando Fernando Rojas Vender era comandante en jefe. Pero nosotros los identificábamos bien. Todos están siendo enjuiciados y tendrán que declarar. Hay que juzgarlos, pero no con el objetivo de que los castiguen. Lo único que me interesa es que reconozcan lo que nos hicieron y que queden claramente establecidas sus culpas”

Torturadores de la Fach

Los siguientes oficiales, suboficiales y personal civil de la Fuerza Aérea, principalmente de la Academia de Guerra Aérea, participaron, practicaron o dirigieron las sesiones de tortura a que fueron sometidos los acusados en el proceso “Fach contra Bachelet y otros”, según una lista confeccionada por el capitán en retiro Jaime Donoso:
– General ingeniero Orlando Gutiérrez Bravo, jefe operativo y fiscal acusador en el proceso.
– Comandante de grupo piloto Sergio Lizosain Mitrano, presumiblemente segundo en la línea de mando de los torturadores.
– Comandantes de escuadrilla Edgar Ceballos Jones (ingeniero), Ramón Cáceres Jorquera y González Pérez Canto (pilotos). Este último operaba en la base Cerro Moreno y fue muy conocido por su sadismo.
– Comandante de escuadrilla piloto Jaime Lavín Fariña (después fue ascendido a general y se le prohibió ingresar a EE.UU. por su participación en actos de tortura).
– Capitanes de bandada pilotos Alvaro Gutiérrez (también reconocido por su agresividad y sadismo), Víctor Mettig, León Duffey (operó en Antofagasta y Aga, posteriormente ascendido a general) y Florencio Dublé (también ascendido a general).
– Tenientes Juan Carlos Sandoval (ingeniero), Hernán Gabrielli Rojas (piloto, operó en Antofagasta y fue ascendido a general), Franklin Bello y otro de apellido Dumont.
– Suboficial Juan Norambuena, sargento de aviación Hugo Lizana y cabo de aviación Gabriel Cortés.
– Asesores jurídicos Víctor Barahona, Jaime Cruzat y Cristián Rodríguez.

El general en retiro Sergio Poblete y otros ex presos de la Fach identificaron a los tenientes José García Huidobro, Alberto Waschtendorf y John Ramírez -la mayoría con títulos de inteligencia militar obtenidos en Panamá, Brasil y Estados Unidos- como también al coronel abogado Julio Tapia Falk, que fue auditor en el consejo de guerra que condenó a los procesados. Presidió ese consejo el general de brigada Juan Soler Manfredini y lo integraron los coroneles Eduardo Fornet Fernández (después ascendido a general), Humberto Berg Fontecilla (médico), Sergio Sanhueza López (ingeniero), Javier Lopetegui Torres y el comandante de grupo piloto Carlos Godoy Avendaño


Reportaje Comando Conjunto-Chile: El terrorismo desde la Fuerza Armada Chilena

Fuente :elsiglo.cl, 31 de Enero 2002

Categoría : Prensa

El denominado Comando Conjunto (CC) fue una agrupación de inteligencia que operó aproximadamente entre fines de 1975 y el término del año 1976, y cuyo objetivo principal fue la represión al Partido y las Juventudes Comunistas. Durante este período, según el Informe Rettig, fue responsable de la desaparición de cerca de 30 personas. Otras fuentes hablan de más de 70.

El CC estaba formado principalmente por agentes pertenecientes a la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea (DIFA) y contó más tarde con una participación importante de efectivos de la Dirección de Inteligencia de Carabineros (DICAR). Contó también, en menor medida, con la participación de agentes del Servicio de Inteligencia Naval (SIN) y con algunos efectivos de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE). Además, colaboraron en ese Comando miembros de la Policía de Investigaciones de Chile y civiles provenientes de Patria y Libertad.

Cuarteles del horror

Entre los primeros recintos de tortura, aún antes de denominarse Comando Conjunto, aparece la Academia de Guerra Aérea (AGA) que funcionó desde fines de 1973 hasta fines de 1974, formalmente a cargo de la Fiscalía de Aviación, la que en la práctica se coordinaba estrechamente con el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA). El General Bachelet y muchos oficiales de la FACH fueron torturados en sus subterráneo. José Luis Baeza Cruces, miembro del Comité Central del PC actualmente desaparecido, también estuvo allí. Por este caso ha sido citado a declarar Fernando Matthei, a la fecha Director de la AGA.

En enero de 1975, cuando el SIFA desocupó el AGA, traslada a los detenidos a una casa de Santiago, ubicada en el sector de Apoquindo, a unas dos cuadras de la Municipalidad de Las Condes. Este inmueble fue utilizado como recinto secreto de detención hasta el mes de marzo de 1975 y estaba a cargo de agentes de la recientemente creada DIFA. Después de esa fecha, las oficinas de la DIFA se trasladaron a Juan Antonio Ríos N° 6, mientras los detenidos son repartidos entre el Regimiento de Artillería Antiaérea de Colina ("Remo Cero") y un hangar al interior del aeropuerto Cerrillos.

Otro centro clandestino de tortura es el conocido como "Nido 20", ubicado en la calle Santa Teresa 037, cerca del paradero 20 de la Gran Avenida, en Santiago. Producto de las torturas en su interior, falleció Alonso Gahona Chávez, hoy detenidos desaparecido. También aquí fue muerto a golpes Humberto Castro Hurtado. Hoy la casa alberga a la Corporación Nacional de Laringectomizados (operados de cáncer a la laringe).

El recinto denominado "Nido 18" fue empleado exclusivamente para practicar la tortura. Se trata un local ubicado en la calle Perú 9053, comuna de La Florida en Santiago, cercano al paradero 18 de Vicuña Mackenna. En este centro, según testigos, se quitó la vida Arsenio Leal Pereira, bajo la presión de las torturas a que estaba siendo sometido.

En "Remo Cero", junto a los agentes de la FACH, operan miembros del Servicio de Inteligencia Naval y algunos agentes de Ejército. La dotación de la Dirección de Inteligencia de Carabineros era más numerosa. También aquí actúan los civiles provenientes de Patria y Libertad. Desde allí habrían sido sacados en helicóptero para ser arrojados al mar varios detenidos, entre ellos Humberto Fuentes Rodríguez y Luis Moraga Cruz. También hay testigos que afirman que fueron sacados desde aquí, para ser asesinados y enterrados en los terrenos militares del Peldehue Ricardo Weibel Navarrete, Ignacio González Espinoza, Miguel Rodríguez Gallardo y Nicomedes Toro Bravo. En este recinto fallecieron algunos detenidos a consecuencia de torturas, entre ellos José Sagredo Pacheco.

Este local fue visitado frecuentemente por un médico que atendió a varios detenidos y supervisaba las torturas.

Un recinto ubicado en calle Dieciocho N° 229, que había sido ocupado por el diario El Clarín y pasó a poder de Carabineros fue conocido como "La Firma". Allí se instaló la Escuela de Inteligencia de Carabineros, algunos de cuyos profesores eran miembros no sólo de DICAR sino también del Comando Conjunto. Colindante a este edificio existe otro inmueble comunicado con él, en cuya parte posterior funcionó el Comando Conjunto. En este segundo inmueble se mantuvo detenidos, en secreto, a distintos presos del PC, entre ellos Carlos Contreras Maluje, Juan René Orellana, Luis Emilio Maturana, Juan Antonio Gianelli, quienes fueron sacados de ese lugar para ser asesinados y enterrados clandestinamente en la Cuesta Barriga, y José Weibel Navarrete, quien posteriormente fue asesinado en el sector del Cajón del Maipo. En 1985 sería ocupado para secuestrar a una decena de profesores y a los tres profesionales comunistas que luego aparecerían degollados en un camino rural de Quilicura.

Otros inmuebles usados por el SIFA o por el Comando Conjunto, donde se mantuvo transitoriamente detenidos, fueron un inmueble del Barrio Bellavista, donde vivían miembros solteros del CC, así como la Comisaría Las Tranqueras, usada mientras se efectuaba la visita de una delegación de derechos humanos de las Naciones Unidas, a fin de que tales detenidos no pudieran ser ubicados en los lugares de detención más conocidos.

AGA: El antecesor

Testigos que sobrevivieron a las torturas de la Academia de Guerra Aérea recuerdan como sus captores y torturadores, entre otros, al general Orlando Gutiérrez Bravo, los comandantes Sergio Lizasoaín, Edgar Ceballos Jones, Jaime Lavín, Juan Bautista González y Humberto Velásquez Estay; los capitanes León Duffey, Juan Carlos Sandoval, Jaime Lemus, Florencio Dublé, Contreras y Fullogher (jefe de guardia permanente); los tenientes Juan Carlos Sandoval, Luis Campos, Matig y Pérez; el Sargento Hugo "chuncho" Lizana, el cabo Eduardo Cartagena y el Cabo 2º Gabriel Cortés (que se cambió el nombre).

"Los torturadores del Academia de Guerra Aérea eran casi todos de la Especialidad de Aerofotogrametría, tanto oficiales como suboficiales. Pertenecían a los cursos egresados en 1967 y otros posteriores. Estaban directamente bajo el mando del Comandante Otaiza, llamado también el "pata de oso". También se encontraban interrogando los del curso de instructores militares de la Escuela De Especialidades egresados en 1968, el mismo año de mi egreso. Posteriormente, a mediados de 1974, también fui llevado a la Academia de Guerra Aérea desde la Cárcel Pública. Ahí pude comprobar que el Coronel Matthei dirigía y seleccionaba a los que tenían que ser torturados e interrogados. El, junto a un teniente apodado "el loquillo", golpearon a dos prisioneros que estaban de pie y vendados. "El loquillo" también me golpeó con la culata de un fusil. De la AGA fui llevado a la Academia Politécnica por 24 horas, en este trayecto se temía la aplicación de la llamada ley de fuga (ajusticiamiento por la espalda y abandono en algún sitio eriazo). De la APA se me trasladó de nuevo a la AGA, finalmente fui trasladado a la Cárcel Pública".

(Sergio Lontano Trureo. 51 años. C.I.57.88167-4. Domiciliado en 290 South Lambeth Road, London SWB.1 JUG. Inglaterra. Ejecutivo Legal. Tenía al 11 de septiembre de 1973 el grado de Cabo 1º).

Procesados y responsables

Los mandos y agentes involucrados en el actuar del Comando Conjunto son:

Manuel Barra Von Kretschmann (C.I. 1.614.559-9), jefe del Servicio de Inteligencia Naval en la Comunidad de Inteligencia (José Antonio Ríos 6). Capitán de fragata al momento del golpe de Estado, parte de la dirección de la DINA en 1974 y subdirector en 1975. En 1976 pasa a formar parte de la CNI. Fue procesado como cómplice de la asociación ilícita criminal y del secuestro de Edrás Pinto y Reinalda Pereira por el ministro Cerda.

Luis Rolando Pacheco Valdés, coronel (r) de la FACH. Jefe de la Base Aérea de Colina al momento de funcionar en su interior el centro de torturas "Remo Cero". Procesado por el ministro Cerda como autor de asociación ilícita criminal.

Rubén Samuel Romero Gormaz, general (r) de Carabineros, jefe de la DICAR en J.A.R. 6. Procesado por Carlos Cerda como autor de la asociación ilícita y cómplice del secuestro de Edrás Pinto y Reinalda Pereira.

Freddy Enrique Ruiz Bunger, general (r) de la FACH. Jefe de la DIFA en J.A.R. 6. Procesado como autor de la asociación ilícita criminal y cómplice del secuestro de Edrás Pinto y Reinalda Pereira. Actualmente es procesado por el titular del 25º Juzgado del Crimen de Santiago por el secuestro de Víctor Vega.

Mario H. Vivero Avila, general (r) de la FACH, juez de Aviación y comandante de la guarnición de Santiago en 1976. Procesado como autor de asociación ilícita criminal por Carlos Cerda. Actualmente el juez Hazbún del 25º Juzgado del Crimen lo procesa como encubridor de la asociación ilícita y de la desaparición de Víctor Vega.

Edgar Benjamín Ceballos Jones, coronel (r) de la FACH. Director de la DIFA y luego de la SIFA, torturador en la Academia de Guerra Aérea y jefe de Roberto Fuentes Morrison en el CC. Alias "Inspector Cabezas". Procesado por Carlos Cerda como autor de la asociación ilícita criminal y cómplice del secuestro de Edrás Pinto y Reinalda Pereira.

Carlos Arturo Madrid Hayden, comandante (r) de la FACH. Vicecomandante del Regimiento de Artillería Antiaérea de Colina en el que funcionó el centro de tortura "Remo Cero". Procesado por Cerda como autor de asociación ilícita criminal, mientras que el juez Hazbún lo considera cómplice del secuestro de Víctor Vega.

Germán Alfredo Esquivel Caballero, teniente coronel (r) de Carabineros, encargado de contrainteligencia en DICAR. Procesado como autor de la asociación ilícita criminal y cómplice del secuestro de Edrás Pinto y Reinalda Pereira.

Daniel Luis Enrique Guimpert Corvalán, teniente (r) de la Armada (C.I. 4.638.149-1). Procesado como autor de la asociación ilícita criminal y cómplice del secuestro de Edrás Pinto y Reinalda Pereira. Actualmente es procesado por el juez Carlos Hazbún por el secuestro de Víctor Vega.

Jorge Rodrigo Cobos Manríquez, teniete de reserva FACH. Alias "Kiko" o "Elefantito" (C.I. 5.890.505-4). Procesado por el ministro Cerda como autor autor de la asociación ilícita criminal y cómplice del secuestro de Edrás Pinto y Reinalda Pereira. El juez Hazbún lo sometió a proceso por la desaparición de Víctor Vega.

Jorge Arnoldo Barraza Riveros, Comisario (r) de la Policía de Investigaciones. Alias "El Zambra". Procesado como cómplice de la asociación ilícita criminal.

Pedro Ernesto Caamaño Medina, Suboficial (r) de la FACH. Alias "Peter" (C.I. 7.024.319-9). Agente operativo en el centro de torturas "La Firma". Procesado por el juez Carlos Hazbún por el secuestro de Víctor Vega.

Germán Enrique Pimentel Ceballos, comandante (r) de la FACH. Procesado por el ministro Cerda como autor autor de la asociación ilícita criminal y cómplice del secuestro de Edrás Pinto y Reinalda Pereira.

Luis Enrique Campos Poblete, comandante (r) de la FACH. Procesado por Carlos Cerda como autor de asociación ilícita criminal Manuel Agustín Muñoz Gamboa, Mayor (r) de Carabineros. Alias "El Lolo". Destacó por su crueldad en el CC, donde participa en decenas de secuestros, torturas y desapariciones, retornando con el grado de capitán a Carabineros para continuar ligado a los aparatos represivos. En la DICOMCAR comparte labores con su "colega" del CC Miguel Estay Reino. En este organismo aparece involucrado en el asesinato de Juan Antonio Aguirre Ballesteros en 1984.

Fue procesado por el ministro Cerda, posteriormente fue condenado a 5 años y un día por su participación en el asesinato de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino. Hoy aparece procesado por el secuestro y desaparición de Alonso Gahona, en el 4º Juzgado del Crimen de San Miguel, y en el caso que lleva el juez Hazbún por el secuestro y desaparición de Víctor Vega.

Eduardo Enrique Cartagena Maldonado Alias "Lalo". C.I. 5.083.760. Suboficial (r) de la Fach . Agente del CC desde 1975, participando en secuestros, torturas y desapariciones de numerosos dirigentes comunistas entre ese año y 1976. Tras la disolución de este organismo pasó a integrar el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA).

Está siendo procesado en el 4º Juzgado del Crimen de San Miguel por el secuestro y torturas que causaron la muerte de Alonso Gahona Chávez, desaparecido desde el 8 de septiembre de 1975. También aparece encausado en el proceso abierto por el juez con dedicación preferente Carlos Hazbún, titular del 25º Juzgado del Crimen, referido al secuestro y desaparición de Víctor Vega Riquelme ocurrido el 3 de enero de 1976.

Su último domicilio conocido es Del Rey 394, Maipú.

Miguel Arturo Estay Reyno. Alias "El Fanta". Ex militante comunista, pasó de delator a agente tras ser detenido en 1975 por miembros del Comando Conjunto. Conocedor de las estructuras internas de las Juventudes Comunistas y el PC fue pieza vital en la conformación de los organigramas que llevaron a la detención de sus principales dirigentes, entre los que figuraban Carlos Contreras Maluje, José Weibel, Fernando Ortiz y Waldo Pizarro. Participó en el secuestro de su ex compañero Manuel Guerrero, quien fue uno de los pocos que logró escapar de las garras del CC, pero en 1985 vuelve a secuestrarlo, esta vez con los agentes de la DICOMCAR, para finalmente degollarlo junto a José Manuel Parada y Santiago Nattino.

Procesado por el ministro Cerda y amnistiado por Silva Ibáñez, hoy cumple su condena a cadena perpetua en Colina por el asesinato de los tres profesionales comunistas y es procesado por la desaparición de Víctor Vega.

César Luis Palma Ramírez. Alias "El Fifo". C.I. 6.387.372-1. Como militante de Patria y Libertad participa en numerosos atentados terroristas contra el gobierno de la UP, fue detenido en agosto de 1973 por su participación en el homicidio del edecán presidencial Arturo Araya, amnistiado después del golpe de Estado por el Almirante Adolfo Waulbaum.

Amigo de Fuentes Morrison, quien lo lleva al CC, pasa a ser su mano derecha en la ejecución de las tareas represivas. Según el desertor del CC Andrés Valenzuela, "El Fifo" participa directamente en los asesinatos de José Weibel Navarrete, Miguel Rodríguez Gallardo, Humberto Fuentes Rodríguez, los agentes del mismo organismo Carol Flores y Guillermo Bratti, todos desaparecidos hasta la fecha. También se le nombra entre quienes ejecutan en Cuesta Barriga a los dirigentes comunistas Lincoyan Berríos, Fernando Navarro, Fernando Ortiz, Waldo Pizarro, Luis Lazo, Juan Gianelly, Horacio Cepeda, Héctor Véliz y Reinalda Pereira, quien se encontraba en avanzado estado de embarazo.

Procesado por el ministro Cerda, aparece hoy en los casos de Alonso Gahona y Víctor Vega.

Su última dirección conocida es El Quilo 5535, Quinta Normal, donde funciona la fábrica de equipos refrigerantes FRIGOMET LTDA., en la que aseguran que no lo conocen, sin embargo continúa su fono-fax 7738010 a nombre de Palma Ramírez.

Roberto Alfonso Flores Cisterna. Alias "El Huaso". C.I. 7.767.975-8. Soldado (R) de la Fach . El 11 de septiembre de 1973, como soldado de la FACH en la Base Aérea El Bosque, participa en interrogatorios y torturas a detenidos. Por su "capacidad" es enviado a continuar su labor en la Academia de Guerra Aérea bajo el mando de Edgard Ceballos. En 1975 pasa a formar parte del CC, siendo responsable del secuestro, tortura y desaparición de decenas de militantes comunistas. Hasta mediados de los '90 continuaba en servicio activo en la SIFA, hoy aparece desempeñándose en el rubro del comercio.

Su último domicilio conocido es Villa Tantauco, Block 10282, depto. 31, San Bernardo.

Alejandro Jorge Forero Alvarez. Cardiólogo. Registro Colegio Médico 9580-K. Comandante de Escuadrilla y médico que se desempeñaba al momento del golpe de Estado en el Hospital de la FACH. En 1976 prestó servicios como soldado segundo en la Base Aérea de El Bosque y en el Regimiento de Artillería Antiaérea de Colina. En este lugar participa del CC, supervisando las torturas y drogando a los prisioneros que eran sacados para hacerlos desaparecer.

Fue sometido a proceso por el juez Carlos Cerda en plena dictadura y hoy vuelve a ser requerido por el juez Hazbún en el caso de Víctor Vega. Fue el primer funado en Chile, el 1º de octubre de 1999, en su consulta en la Clínica INDISA. Es socio, entre otros organismos, de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva, donde figura con la dirección de la INDISA, y de la Sociedad Chilena de Cardiología en la que aparece con su consulta particular: Av. Apoquindo 6275, oficina 116, y el correo electrónico forero@entelchile.net.

Su última dirección conocida es Camino La Brisa 14.199-2, Lo Barnechea, teléfono 2161253.

Juan Francisco Saavedra Loyola. Alias "Jano". C.I. 4.124.917-K. Oficial (r) de la Fach. El 11 de septiembre de 1973 se desempeñaba como comandante de grupo de la Academia de Guerra Aérea, donde estuvo a cargo de los interrogatorios y tortura de sus compañeros de armas leales al gobierno constitucional, entre ellos Alberto Bachelet. En 1976 es nombrado Director de la Base Aérea de Colina y se integra al CC reemplazando en el cargo a Edgard Ceballos. En 1977 se traslada a la Comunidad de Inteligencia que funcionó en Juan Antonio Ríos 6 (Alameda con Santa Rosa). Hasta principios de los '90 estaba activo en la FACH con el grado de coronel.

Fue procesado por el ministro Carlos Cerda y hoy lo requiere el juez Hazbún en el caso de la desaparición de Víctor Vega.

Otto Silvio Trujillo Miranda. Agente civil. Militante DC en su juventud, luego se incorporó a Patria y Libertad donde conoce al "Wally", quien lo llevaría al CC y le salvaría la vida en una disputa entre este organismo y la DINA cuando, junto a Carol Flores y Guillermo Bratti, entregaron información a los hombres de Contreras.

Desde antes del golpe de Estado pertenecía al Servicio de Inteligencia Militar (SIM), luego fue llamado por Fuentes Morrison para que formara parte del equipo de seguridad del Ministerio de Agricultura y del CC .

Participa en el secuestro, tortura y desaparición de decenas de militantes de izquierda hasta su expulsión por el incidente con la DINA. Sus "contactos" le permitieron hacerse cargo de una empresa de seguridad en el sur de Chile, tras lo cual se vio envuelto en numerosos procesos por giro doloso de cheques.

Está en la nómina de los procesados por Carlos Cerda y en los procesos abiertos por la desaparición de Alonso Gahona y Víctor Vega.

Guillermo Antonio Urra Carrasco. Alias "Willy". C.I. 6.687.227-0. Cabo segundo (R) de la Fach. Agente operativo del CC desde su formalización en 1975. Fue procesado por el juez Carlos Cerda por su participación en el secuestro, torturas y desaparición de decenas de militantes de izquierda. Según testigos directos es responsable de la ejecución de prisioneros en el Cajón del Maipo (entre ellos José Weibel y los agentes Carol Flores y Guillermo Bratti), en Cuesta Barriga (entre otros Horacio Cepeda, Fernando Ortiz y Reinalda Pereira) y en el lanzamiento al mar de otros, frente a las costas de Quintero.

Hoy vuelve a ser procesado, esta vez por el caso de Víctor Vega.

Su última dirección conocida es Santa Blanca 1990, Las Condes.

Roberto Fuentes Morrison. Alias "Wally". Durante la Unidad Popular se destacó en los grupos paramilitares de Patria y Libertad, donde conoce a varios de los que posteriormente llevaría al CC. Como Comandante de Escuadrilla de la FACH se incorpora a esta asociación ilícita criminal, pasando a ser uno de los jefes operativos reconocido como uno de los más crueles torturadores.

Fur procesado por Carlos Cerda debido a su participación en decenas de secuestros, torturas, ejecuciones y desapariciones de militantes del MIR y el PC. A mediados de 1989 fue acribillado a la salida de su casa.

Fernando Patricio Zuñiga Canales. Alias "Chirola". Suboficial (R) de la FACH. Como soldado de la Base Aérea de El Bosque, el 11 de septiembre de 1973, participa en la tortura de sus camaradas de armas. Luego es trasladado a la Academia de Guerra Aérea para cumplir las mismas funciones y de allí pasa a formar parte de la DIFA. En 1975 se incorpora al CC, en el que participa en el secuestro, tortura y desaparición de decenas de militantes de izquierda, entre ellos Víctor Cárdenas, Carlos Durán, Luis Maturana, Humberto Castro y Davíd Urrutia.

También está presente en la ejecución de Bratti y Flores.

Perteneció al Servicio de Inteligencia de la FACH (SIFA) al menos hasta principios de los '90. Fue procesado por el ministro Cerda y hoy aparece en los casos de Alonso Gahona y Víctor Vega.

Su última dirección conocida es Pasaje Simón Bolivar 1298, San Bernardo.

Alex Damián Carrasco Olivos, Funcionario de la FACH, escolta de Leigh, Fernando Matthei y Ramón Vega. Alias "Loco Alex" (C.I. 6.243.426-7). Agente operativo del Comando Conjunto.

Juan Arturo Chavez Sandoval, cabo (r) de la FACH. Alias "Peque", "Rucio" o "Pol. Torturador en el AGA y operativo del CC. Procesado por el secuestro de Víctor Vega.

Marco Alejandro Cortes Figueroa, inspector (r) de la Policía de Investigaciones. Alias "Yoyopulus". Procesado como cómplice de la asociación ilícita criminal en el caso de Cerda.

Raúl Horacio González Fernández, funcionario (r) de la FACH. Alias "Rodrigo"o "Wally Chico". Testigos afirman que participó en la detención de José Weibel. Procesado como cómplice de la detención ilegal de Amanda Velasco Pedersen en el 25º Juzgado del Crimen.

Viviana Lucinda Ugarte Sandoval, soldado (r) de la FACH, con destinación a la DIFA y al Comando Conjunto. Alias "La Pochi". Procesada por el ministro Cerda como autora de asociación ilícita criminal y cómplice de la desaparición de Reinalda Pereira y Edrás Pinto.

Pablo Arturo Navarrete Arriagada, coronel (r) de Carabineros con destinación en DICAR.

Procesado como cómplice de asociación ilícita criminal por el ministro Cerda.

Antonio Benedicto Quiros Reyes, coronel (r) de la FACH y jefe del Departamento de Contrainteligencia en los años del CC. Procesado por Carlos Cerda como autor de asociación ilícita criminal.

Andrés Pablo Potin Lailhacar, agente civil del CC. Alias "Yerko". Militante de Patria y Libertad detenido en agosto de 1973 por su participación en el homicidio del edecán presidencial Arturo Araya. Procesado por el juez Hazbún como participante del secuestro de Víctor Vega. Hoy figura como empresario en el rubro computacional con una oficina en Américo Vespucio Norte 2506.

Manuel Antonio Salvatierra Rojas, subprefecto (r) de la Policía de Investigaciones. Alias "Negro" (C.I. 6.195.828-2). Procesado por el ministro Cerda como autor de asociación ilícita criminal.

Robinson Alfonso Suazo Jaque, soldado (r) de la FACH. Alias "Jonathan". Torturador en la AGA. Procesado en el 25º Juzgado del Crimen por el secuestro y desaparición de Víctor Vega.

Humberto Villegas, sargento segundo (r) de Carabineros. Alias "Don Beto". Procesado por Carlos Cerda como autor de asociación ilícita criminal y cómplice de la desaparición de Reinalda Pereira y Edrás Pinto.

Pedro Juan Zambrano Uribe, funcionario de la Fach. Alias "Chino". Procesado por el ministro Hazbún como autor del secuestro de Víctor Vega.

Otros procesados por el ministro Carlos Cerda fueron Gustavo Leigh y Julio Benimelli Ruiz, fallecidos en diversas circunstancias. Encausados como cómplice del CC aparecen los coroneles (r) de Carabineros Italo Astete Sermini, Gonzalo Jiménez Huerta, Raúl Enrique Montt Carvajal y federico Luis Smith Ibarra. También los tenientes coroneles Graciano Bernales Pérez, Juan Bezzemberger Schwarz y Luis Humberto Villagra Rebeco. Como encubridores de los secuestros de Reinalda Pereira y Edrás Pinto fueron encausados el subcomisario de Investigaciones Federico Infante Lillo y el oficial Jorge Mondaca González, ambos en retiro. En el proceso abierto por Carlos Hazbún son sometidos a proceso Carlos Pascua Riquelme, Juan Chávez Sandoval y Alejandro Sáez Mardones (cumpliendo presidio perpetuo por caso degollados).


Comando Conjunto, Quiénes son y dónde están: la confesión de ''El Barba'', de mirista a traidor

Fuente :elsiglo.cl, 2002

Categoría : Judicial

Hay ocasiones en que una entrevista puede convertirse en una tarea muy dura de realizar. Especialmente cuando en ella comienzan a develarse situaciones dolorosas, recuerdos de etapas muy duras en las que reaparecen una y otra vez los rostros sonrientes de amigos, o conocidos que hoy forman parte de la larga lista de detenidos desaparecidos o ejecutados en la etapa más negra de nuestra historia y que dieron la vida por sus convicciones.

Hay quienes los sobrevivieron y optaron por otro camino.

Leonardo Schneider, a quien sus antiguos compañeros del MIR en la Brigada Secundaria, de la que fue dirigente o de los equipos militares cuando ya era mayor de edad conocen como "El Barba" optó, como él declara con absoluta frialdad, por convertirse en un "traidor" y en un "criminal".

Es como si al recordar su historia y referirse a hechos tan traumáticos como son entregar a los aparatos represivos a personas que confiaron en él, su alma se hubiera vaciado, dando paso a una indiferencia profunda respecto a todo lo que dice o hace.

Esta es la primera vez que da una entrevista a un medio en Chile. Su versión dice que resolvió dar un vuelco a su vida en el momento en que descolgó el teléfono de la casa de sus padres, secuestrados por la SIFA y marcó el número que Edgard Ceballos Jones le había dejado. Convinieron una cita y se ofreció como colaborador. Agrega que todo lo que se ha inventado respecto a que su vinculación con la FACh es mucho más antigua, forma parte de la leyenda. Pero hay muchos que no le creen y él lo sabe.

Quizás eso explica el resentimiento que le aflora al referirse a ciertas prácticas y normas por las que se regía el MIR, organización a la que ingresó a los 16 años y de la que no quiso retirarse a pesar de que, según reconoce, ya estaba "quebrado". Paradojalmente algo cambia en ese tono de voz, monótono y desapasionado, cuando se refiere a los oficiales que aceptaron su oferta de ser un colaborador, le asignaron algunas tareas y lo integraron a sus equipos operativos. Con un matiz de arrogancia, recuerda su apodo en el equipo de Ceballos: allí dejó de ser "El Barba" y se convirtió en el "Teniente Velasco". También pareciera que se siente reconocido por las misiones que le encargó el coronel Oteíza, superior de Ceballos.

Sin embargo, son chispazos. La impresión que se mantiene es de alguien muy frío, sin inflexiones, ni siquiera cuando se enfrenta a los aspectos más duros de su historia. Hay algo de descuido en su aspecto personal y también en la casa-oficina donde funciona. A pesar de estar bien ubicada, la maleza terminó definitivamente con el jardín, y el orden no es precisamente lo que prima en la sala donde se realiza la entrevista.

Schneider de 51 años, está separado de su segunda pareja y tiene cuatro hijos. El menor vive y trabaja junto a él y entre los dos hablan en hebreo. No tuvo ningún problema en acceder a esta entrevista, cuyo contenido es casi idéntico a las declaraciones, versión que, subraya, ha entregado a los tribunales, cada vez que han solicitado su presencia.

La versión de Schneider

¿Al momento del golpe, estaba en la universidad?
Estaba inscrito primero en Ingeniería y luego en Sociología para tener alguna vinculación con la universidad, pero pertenecía a la fuerza central del MIR y funcionaba en la casa de la Comisión Política.

¿Lo detuvieron?
Sí, debe haber sido por septiembre, comienzos de octubre. Yo estaba junto con mi hermano y otro mirista cuya "chapa" era "Aquiles". Nos detuvieron los carabineros y después de interrogarnos por cuatro días nos enviaron al Regimiento Chacabuco. Se dieron cuenta de que no éramos los trabajadores que decíamos ser. A mi hermano y a mí nos enviaron a la cárcel. Nunca supe lo que pasó con "Aquiles", aunque creo que lo fusilaron.

¿Coincidió en la cárcel con el general Bachelet?
Sí, pero ellos estaban en otra galería. Estuve ahí como hasta marzo. Había más miristas, pero finalmente nos acusaron de activistas estudiantiles, no nos probaron nada y salimos en libertad. Yo me reconecté con el MIR y seguí trabajando como antes.

¿Cuándo lo detuvieron por segunda vez?
Yo me entregué, producto de que detuvieron a mis padres más o menos a fines de septiembre. Supe que había sido el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea, SIFA. En ese tiempo ya se conocía la existencia del equipo de Ceballos. Yo podía entrar a la casa de mis viejos por un local comercial que estaba a los pies. Cuando fui ese día, estaba sólo la empleada, ella me informó que unos uniformados de la FACh se habían llevado a los viejos. Ceballos me dejó un papel con un teléfono. Lo llamé y le dije que quería entregarme.

¿Le propuso un canje: usted por sus padres?
No. En ese tiempo, el jefe de la SIFA era el coronel Oteíza. Nunca tuve claro cuál era la relación SIFA-AGA. La primera realizaba labores de inteligencia más institucional. El AGA era un lugar de detención y allí funcionaba Ceballos. Hasta donde yo sé, dos días antes del Golpe, por orden directa de Gustavo Leigh, él se fue a ese recinto y ahí me imagino que se quedó, pero no me consta porque en esa época yo no sabía de él.

¿Tampoco supo nunca que formó parte del equipo que interrogó y torturó al general Bachelet, de quien fue subordinado, y a otros oficiales de su generación?
No. En esa época yo no estaba en el AGA.

¿A usted lo torturó?
No. Quizás si me hubiesen presionado de esa forma, a lo mejor me habría convertido en un segundo "Guatón Romo". He pensado en ello.

¿Cuál es la diferencia entre ambos?
En torno a mí se ha construido una leyenda, pero yo no torturé, ni interrogué, ni repasé declaraciones de los presos que en ese momento estaban en el AGA.

¿En qué época tuvo su primer encuentro con Ceballos?
Conversé con él y con Oteíza. Me parece que fue por los días en que él intentaba sostener una negociación con Miguel Enríquez que consistía en canjear a los presos que había en ese momento en el AGA a cambio de que el MIR entregara las armas. El puente de esta conversación se hizo a través de Laura Allende y Monseñor Carlos Camus. Pero no resultó. Bueno, concretamente en esa primera conversación, yo me ofrecí a colaborar con ellos.

¿En qué consistía su trabajo?
Me arrendaron una casa en la calle Tomás Moro, muy cerca de la de Allende que fue bombardeada el 11. El coronel Oteíza quería utilizarme en tareas de inteligencia. Tenía unas ideas locas, como infiltrarme en Cuba.

¿Y usted dividía su tiempo entre su trabajo en el AGA y en el MIR?
Sí. Era ayudante del "Coño Molina" (José Bordaz Paz) que era de la Comisión Política del MIR.

¿Cuándo lo conoció?
Antes del Golpe. Yo era dirigente secundario y él formaba parte del Comité Regional y teníamos actividades juntos. Después de mi primera detención fui su ayudante. El me eligió para esa tarea.

¿Y en ese momento usted ya trabajaba con Ceballos?
No. Mi vinculación con la SIFA fue evaluada por Oteíza y Ceballos como un triunfo político. Si bien es cierto, ya existían en la DINA algunos colaboradores, no tenían a alguien vinculado al aparato militar del MIR. Por eso su objetivo era mantenerme lo más compartimentado posible. Yo no podía ir al AGA y participé en algunos operativos de detención de otros miristas. Oteíza quería emplearme en otras tareas. Cada vez que ellos me requerían, nos juntábamos en la casa de Tomás Moro. Ahí conocí también a Wally (Fuentes Morrison) y a otros que funcionaban esporádicamente en los equipos operativos.

¿Cómo llegó él a formar parte del equipo del AGA?
Hay mucha fantasía alrededor de cómo funcionaban estos equipos. No tenían la estructura ni de la CIA, ni de la KGB ni del Mossad. Había un grupo de civiles, militantes de Patria y Libertad que tenían algunos contactos con oficiales de la FACH y se acercaban para participar en algunas acciones. Pero era algo inorgánico. El Wally era un civil, bombero, y participaba en entrenamientos de salvataje y de allí tenía sus contactos. Pero yo diría que, siendo un civil, era el más militar de todos. No sólo por su contextura, sino por su disposición a estar como en combate permanente. Era duro.

A ver, resulta bastante inverosímil que el objetivo de la SIFA al mantenerlo infilitrado en el MIR no fuera recoger toda la información a la que usted podía tener acceso por la función que desempeñaba.
Sí, pero yo no manejaba toda la información que otros creen que conocía. Para tomar una decisión tan brutal como la mía, yo estaba quebrado mucho antes de haberme entregado.

El asesinato del "Coño Molina"

¿A cuántos de sus compañeros entregó?
Participé en algunos operativos que terminaron en detenciones. Uno de ellos ocurrió el 30 de octubre del 74, donde incluso uno resultó herido en una balacera.

Hay dos testimonios, uno de Ignacio Puelma y otro de Patricio Flores que lo reconocieron como uno de los miembros del equipo de Ceballos que los detuvo en aquella ocasión.
Eso es efectivo y lo declaré ante el juez. A ambos los conocía. El Pato para mí es "Márquez". Cuando supe que se había dado la orden de operar, ya había partido el equipo que lo detendría. Yo iba en un vehículo MG con otros dos, a uno lo vi y me da la impresión de que forma parte del Comando Conjunto. (Se trata de Fifo Palma). Pero llegamos tarde y quedamos botados en un lugar, así que no participé directamente. Pero personalmente detuve a Puelma creyendo que me había identificado. El tenía una militancia muy tangencial, pero no era muy orgánico.

¿O sea que el único delito de esa persona que permaneció presa durante muchos meses en uno de los campos de detenidos fue porque usted creyó que lo habían descubierto?
Debe haber sido más bien por una cuestión administrativa que no se condescendía con la supuesta implicancia que tenía.

¿En que otro operativo participó?
Directamente en el que se montó para detener a José Bordaz y en el que cayó herido de muerte. La decisión de detenerlo se tomó después de que cayó una persona, alguien ligado al teatro. Descubrieron un papel del "Coño Molina" con un plan cuyo objetivo era poner unos "guatapiques" en el Diego Portales para hacer ruido, pero el fin era atentar contra Oteíza. Entonces se toma la decisión de neutralizarlo y se monta el operativo en el que yo me integro como parte del equipo de la SIFA.

¿Qué sintió en el momento en que conversó por última vez con Molina sabiendo que lo estaba engañando para entregarlo?
Me sentí un traidor. Es lo que soy, ¿no?

Efectivamente, ese es un acto de traición. ¿Puede contar cómo fue ese operativo?
Le di un punto para encontrarnos. Alonso de Córdoba y Vitacura. Iban varios vehículos al operativo y yo dirigía los movimientos por un radio. El apareció por otro lado y le dio un topón a una camioneta. Yo estaba en un auto con Wally y un suboficial que era el chofer, esperando. Entonces el suboficial se bajó y le disparó. El Wally hizo lo mismo y las balas atravesaron su asiento. Desde donde estaba vi cuando lo sacaron muy malherido del auto y se lo llevaron al hospital de la FACh rápidamente. En ese momento se produjo otro incidente ya que otro vehículo manejado por un civil atravesó en medio de la balacera y no se detuvo, sino que corrió a toda velocidad. También le dispararon al chofer el que chocó metros más allá, echándose un poste y murió. A los pocos segundos llegó la DINA al lugar. Ahí supimos que se trataba de un médico del ejército y que el auto era propiedad de Augusto Pinochet hijo. A la DINA le quedó la sospecha que el operativo contra el Coño había sido una pantalla para atentar contra el hijo de Pinochet.

Volvamos al asesinato de José Bordaz. ¿Después de eso, usted siguió vinculado al MIR?
Todavía quedé contactado con el MIR por un corto tiempo.

Pero, ¿qué pasaba por su conciencia? O simplemente, ¿le dio lo mismo?
Decidí abrirme y comencé a ir al AGA donde había presos que podían reconocerme. Pero ya no me importaba. Creo que fue mi reacción a la caída del Coño. Fue una acción criminal en la que yo participé. Por lo tanto, soy un criminal. Eso ya lo tengo asumido y procesado. Fui yo solito el que tomó las opciones que tomó y no me gusta andar de víctima por la vida. Simplemente tomé un camino y lo asumo, pero tengo que seguir viviendo y en eso he estado todos estos años.

¿Antes de morir, José Bordaz supo que usted lo había entregado?
Me parece que estuvo inconsciente los dos días que duró en el hospital.

El teniente "Velasco"

¿En qué momento el MIR tiene la certeza de que el "Inspector Velasco" -tal como aparece mencionado en algunos procesos- y usted era la misma persona?
A mí, dentro del AGA nunca me dijeron inspector. Yo era el teniente Velasco, así me trataban los suboficiales y el resto del personal. Me parece que fue en el mes de enero del 75 cuando se supo que yo colaboraba.

¿Usaba uniforme?
Sí.

¿Fue testigo de torturas a los prisioneros -antiguos compañeros suyos- presos en el AGA?
No. Además quiero plantear algo. No se puede comparar lo que ocurrió en la DINA a lo sucedido en el AGA. Ceballos no es Marcelo Moren. No los coloco en el mismo plano y no es que yo sea el portavoz de Ceballos, simplemente constato hechos. La DINA aniquiló a la mayoría de los miristas que cayeron en sus manos. La SIFA neutralizó a la dirección del MIR. La mayoría de los detenidos desaparecidos son obra de la DINA, que actuó con una brutalidad que no tuvo la SIFA con sus detenidos.

Creo entender que ese es el cuento que necesariamente se tuvo que construir y contar desde esa época para seguir parado en la vida hasta ahora. Pero para mí la tortura, quienes la aplican, llámense Ceballos o Moren, y sus equipos son igualmente despreciables. La tortura es un crimen contra la humanidad y quienes la ejecutan son criminales.
Mi cuento, como usted dice, tiene para mí cierta validez y por eso enfrento la vida con la cara descubierta. Usted es demasiado absoluta para mirar las cosas. Hay muchos matices para observar estas situaciones.

No se trata de ser absoluta. Se trata de tener una escala de valores y una ética que me permite tener serenidad en el alma y sentirlo todas las mañanas, cuando me miro al espejo. La tortura no tiene matices, es una aberración.
En la SIFA hubo un solo muerto: el Coño Molina. Falleció en el hospital y no fue torturado.

Usted formó parte del equipo de Ceballos y le reitero: es su cuento. En todo caso no es la opinión del juez que sustancia las causas de dos militantes comunistas muertos en el AGA y por el que está procesado Ceballos Jones. Por otra parte, ¿cómo se explica que sea justamente ese grupo de personas el que dio origen al Comando Conjunto?
En algún momento, cuando se termina el funcionamiento de este equipo en el AGA, Wally les hace un discurso donde les dice que combatir al MIR había sido una cosa de fairplay. Pero que ahora comenzaba la guerra de verdad con el enemigo principal que era el partido comunista, donde no había muchachitos, sino hombres maduros, obreros, convencidos de su doctrina.

La represión al MIR es la prolongación a la de los uniformados de la FACH. Cuando llegan a conocerlo, detienen a dirigentes de su Comisión Política, especialmente los de su aparato militar y tratan de neutralizarlo. Ese era el objetivo que buscaban. Pero tengo la impresión que con la caída del Coño se les acabó el objetivo. Esto es a fines del año 74 en los momentos en que había una guerra soterrada entre Gustavo Leigh y Pinochet. La lectura de este último era que la FACH no podía generar una unidad en su interior que tuviera el mismo o similar poder represor que la DINA que dependía directamente de él. Hay que recordar que Manuel Contreras conversaba todas las mañanas con Pinochet cuando éste viajaba desde su casa al Diego Portales. Entonces se toma la decisión de terminar con este equipo del AGA y sus integrantes se quedan sin pega.

Pero en la realidad eso no fue así, allí Ceballos se integró a la Comunidad de Inteligencia.
Es en ese momento en que comienzan a crear otras estructuras, la DIFA, y otros nombres y delegan sus funciones a estos otros organismos. Es la génesis del Comando Conjunto. En una ocasión, en los primeros días de enero, Ceballos debía realizar una operación de allanamiento y pidió ayuda a Carabineros. Le delegaron personal de inteligencia y algunos del grupo móvil. Creo que a partir de esa operación, inició una colaboración con algunos hombres de inteligencia de esa institución. En ese momento, tenía ya en su cabeza que el enemigo principal al que había que desintegrar era el Partido Comunista.

¿Y usted también formó parte de ese equipo?
En ese momento mis padres que estuvieron presos en el AGA son liberados y yo quería irme del país. Volviendo al origen del Comando. Creo que su diseño estuvo en la cabeza de Ceballos. El se orienta para la represión. Pero yo en ese momento cumplía una función que me asignó Oteiza en Perú a donde viajé con otros dos oficiales.

¿Qué tipo de tarea?
Típicamente militar de contrainteligencia. Viajamos con pasaportes falsos. Al regresar, Oteíza me preguntó si quería adscribirme a la FACH y cuando le dije que lo que quería era salir del país, me ayudó a preparar mi salida. Incluso me dice que tomaría medidas para que no me detenga la DINA. En esos días yo seguía viviendo en la casa de Tomás Moro y fui a verlo a una oficina que tenían en la calle Nataniel, en el sexto piso de un edificio ubicado en el vértice de la Alameda. Era un departamento grande donde vi mucho uniformado que antes no había visto en el AGA. Algunos civiles y otros con uniformes de la FACH. Allí revisaban fichas internas de los integrantes de esa rama y Oteíza trabajaba en la Policía Interna. Me envió a Punta Arenas a sacar el pasaporte. Estábamos en eso cuando muere producto del accidente aéreo.

¿Fue un accidente o un atentado?
Accidente. Estaban lanzándose paracaidistas y murieron bastantes milicos. Uno de los paracaídas se enredó en la cola del avión y éste cayó. Había familiares y mucha gente observando.

La estadía en Villa Grimaldi

¿A quién recurrió entonces?
Fui a hablar con Ceballos como unos diez días después. Estaba a punto de viajar a China en una misión institucional. Pero nada de lo que planifiqué resultó porque nuevamente detuvieron a mi hermano y a mí me secuestró la DINA antes de viajar. Era el momento más duro de la pugna entre ambos bandos.

¿Dónde estuvo?
Me llevaron a la Villa Grimaldi directamente y me condujeron donde Marcelo Moren, quien estaba a cargo de ese recinto. Es un tipo torpe, poco inteligente, burdo. De inmediato me pasaron un cuestionario ridículo con varias preguntas para que informara de las conspiraciones de la SIFA contra la DINA.

¿Vio a más detenidos?
En ese momento solo estaba Lautaro Videla y "Joel" (Iribarren). Después llegaron más detenidos, estoy hablando de mediados del 75. Ahí estuve hasta fines del 76.

¿Y su antiguo jefe no hizo ninguna gestión por ayudarlo, ni tampoco pudo tomar contacto con alguno de ellos?
Pero si yo en la Villa Grimaldi estuve preso. A mí nunca me movieron. Si el cuento que, como usted dice, yo me cuento, tiene alguna validez, fue en ese tiempo, donde no tuve nada que hacer, que reflexioné sobre la cagada en que convertí mi vida. Ni Ceballos ni otros hicieron nada y menos mal que fue así porque de lo contrario habrían dado argumentos a Krasnoff que en los primeros interrogatorios, sin apremios, quería saber cuándo yo había ingresado a la FACH. Su prueba era que yo tenía una TIFA. Pero no estaba a nombre de Leonardo Schneider.

¿Vio a algún detenido desaparecido durante su permanencia en ese lugar?
Sí, a Jorge Fuentes, el "Trosko", mirista detenido en Paraguay y posteriormente traído a Chile. A él lo tenían en un lugar apartado porque llegó con sarna. Estuvo muy mal, pero no lo interrogaron mucho. Una mañana, después que en la noche habíamos visto que el guardia conversaba con él, observamos que este mismo tipo estaba quemando la ropa y la colchoneta donde dormía el Trosko. Yo lo miré y él levantó los hombros y me dijo "que le vamos a hacer, así son las cosas". Es decir, esa noche lo mataron. También vi a Víctor Díaz, el dirigente comunista, y sucedió la misma situación. Una noche estaba conversando y a la mañana siguiente ya no estuvo más.

¿Tiene los nombres de esos guardias?
No me acuerdo. Pero sí que esa noche en que mataron al Trosko hubo más silencio que nunca. Con los guardias existía una relación en que a veces nos convidaban cigarros y algo conversábamos, pero siempre me dio la sensación que pensaban que a nosotros también nos matarían. Esto yo lo declaré en los tribunales.

¿Quién estaba a cargo de la Villa en ese tiempo?
Cuando yo llegué era Marcelo Moren, pero después el oficial de más alto rango que se aparecía era Krasnoff.

¿La SIFA no volvió a tomar contacto con usted?
Más bien, yo lo hice, cuando salí de la Villa, en diciembre de 1976. Fui a la casa de los padres del Wally y lo esperé hasta que apareció. Le pedí cuentas de por qué no habían hecho nada por mí y me enteré de que Ceballos no estaba en Chile. Ellos, cuando se enteraron de que estaba en manos de la DINA, "limpiaron" la casa para que no encontraran nada si es que allanaban. Allí le reiteré que mi intención era irme de Chile, lo que hice tiempo después. Viajé a Israel.

Los referentes

Muchos de sus antiguos conocidos están hoy en las páginas de los diarios debido a las confesiones del ex agente Otto Trujillo y una vez más, reaparecen aquellos rostros de los presos que nunca más aparecieron. ¿Ha concurrido a los tribunales a entregar la información que posee?
Sí, he ido al Noveno Juzgado donde hay una querella en contra del equipo que estuvo a cargo del AGA y también fui citado por el juez Carroza. He tenido careos con algunos antiguos miristas y también uno con Ceballos a quien no veía hace mucho tiempo. Hay testimonios que no tienen que ver con la realidad, al menos es lo que me recuerdo y otros que son coherentes con lo que ya he mencionado en esta entrevista.

¿Por qué lo citó Carroza?
Ellos pensaban que yo había pasado junto con Ceballos y compañía limitada al Comando Conjunto, pero a la fecha de lo que necesitaban saber del segundo semestre del 75 se dieron cuenta que yo estaba detenido en la DINA. Mi conocimiento sobre el Comando dice relación con la gente que yo conocí. En el tribunal me encontré con Otto Trujillo, que esperaba en el pasillo, y vi a otros que me parecieron conocidos. Me dio la sensación que estaban ahí para firmar y después salieron todos juntos.

¿Conocía a Trujillo?
Sí, en el AGA. El era una suerte de ayudante que tenía el Wally, circulaba por ahí. También lo hacía, Yerko, el Fifo Palma y otro que era de la Armada. Eran los civiles, tenían una relación de antes, desde Patria y Libertad. Era el lote del Wally y me parece que es a ellos a quienes convocó
cuando se dio la partida a la represión al PC.

¿Y usted, a quién reconocía como jefe a Oteíza o a Ceballos?
Yo trabajaba con Oteíza y Ceballos, en ese orden. Pero no existía una orgánica en el AGA. Yo conozco más gente alrededor de diciembre del 74. De hecho fui a la casa de uno de ellos.

¿De quién?
Puede haber sido Yerko, pero no conozco su nombre. Ya en ese tiempo existía una cierta informalidad, además yo había decidido quemarme porque el MIR sabía que era un colaborador.

Al escucharlo hablar de sus jefes en el AGA o de la FACH pareciera ser que ahí están sus referentes. Estableció un vínculo personal que se le nota cuando los menciona.
Es cierto. Lo que voy a decir de Ceballos hoy puede parecer brutal. Me pareció en aquel entonces un leal enemigo del MIR que positivamente cumplía de manera estricta su diseño que no era aplicar una represión indiscriminada y brutal como la DINA. El cumplió además su palabra mientras estuvo a cargo del AGA. Generaba respeto intelectual, no era un patán. Creo que es en su cabeza donde se diseñó el Comando Conjunto. Pero cuando comenzó a operar, hubo un cambio de mano. Fue el Wally quien lo relevó y de este modo me explico que este organismo haya utilizado las mismas prácticas de exterminio de la DINA. O quizás peores.

¿Ha vuelto a conversar con él?
Sólo después del careo que tuvimos en el noveno juzgado hace un tiempo. Salimos caminando juntos y conversamos hasta que llegó a su auto.

¿Siente que formó parte de ese grupo?
No, tenía claro el papel que jugaba. Pero relaciones personales con ellos, salir juntos a tomar cerveza, no. Nuestra relación estaba marcada por la desconfianza. El trato de Wally para conmigo era de suspicacia absoluta. Ceballos tampoco confiaba, pero era lo suficientemente hábil para no hacérmelo notar. Oteíza sí confiaba.

¿Y el resto?
Eran rascas. Puede sonar clasista, pero es así.

Vivió fuera de Chile más de 20 años. ¿Por qué volvió?
Tenía que cerrar un círculo. Y lo hice.

Usted tenía valiosa información para algunos familiares de detenidos desaparecidos, ¿por qué no tomó contacto con ellos en el curso de estas dos décadas?
Fuera de las personas que ya le mencioné, no tuve más información y en la medida que tomaron contacto conmigo, colaboré con información. Pero hay muchas cosas que he entregado que los jueces no dan pelota. Están centrados en las cabezas de la DINA, y no han buscado, por ejemplo a los guardias que eran los que sacaban a los presos de sus celdas y los entregaban, o los eliminaban. Y hay algunos que seguramente tienen mucho que contar.

¿Tiene alguna reflexión respecto de su propia historia?
La hice cuando estuve en la Grimaldi. Tenía mucho tiempo y pocas cosas que hacer. Trato de emplear las categorías correctas y no me asustan las palabras de traidor o criminal. Hay hechos que cometí y siempre he estado claro en lo que hice. Es mi historia y me tomo como lo que soy.


La Fach torturó a sus propios oficiales

Fuente :puntofinal.cl, Octubre 2002

Categoría : Prensa

Curiosamente el azar unio la publicación de "Disparen a la bandada" de Fernando Villagran (Planeta) con las "turbulencias" en la Fach y las revelaciones sobre el Comando Conjunto. La aparición del libro estaba planificada desde marzo y corresponde a un trabajo iniciado en los primeros meses del 2001. Se refiere a lo ocurrido en la Fuerza Aerea antes y durante el golpe militar, en los dias siguientes y hasta el proceso caratulado "Contra Bachelet y otros", hito en la represion.

Una explicacion aclara la aparente coincidencia. Mucho de lo ocurrido en estos dias tiene raices antiguas. Desde antes de septiembre de 1973, se desarrollo en la Fach un fascismo sui generis, de extrema peligrosidad. El anticomunismo y la ambicion de poder del general Gustavo Leigh y sus incondicionales fueron determinantes.

Se pretendio marcar camino al nuevo regimen con decision y hegemonia doctrinaria, apoyada en una represion irrestricta tanto a los civiles como a los militares dudosos o claramente opuestos al golpe.Se proyecto realizar un gran proceso a los antiguos gobernantes, los llamados "jerarcas de la UP", presos en isla Dawson, para lo cual serviria de antecedente un Consejo de Guerra en la Fach para castigar supuesta infiltracion de Izquierda y el mitologico Plan Z. De la Fach surgio despues el Comando Conjunto, cuyas actividades clandestinas han dado que hablar en estos dias. Criminales y torturadores ascendieron y ocuparon altas posiciones de mando, hasta hoy. Ninguna institucion ha sido mas renuente que la Fach a individualizar a los responsables de crimenes y a rehabilitar a uniformados torturados, encarcelados y exonerados deshonrosamente.

Desde los primeros dias, la Fach fue implacable. Cerca de 700 militares y civiles, casi un 10% de la dotacion institucional, fueron investigados, bajo tortura y detencion en condiciones terribles. Generales, coroneles, comandantes, capitanes, tenientes, suboficiales y clases fueron sometidos a Consejo de Guerra. Un general, Alberto Bachelet, murio a consecuencia de la tortura. Dos soldados fueron asesinados y otro enloquecio. Tambien fueron procesados varios civiles, entre ellos Carlos Lazo, presidente del Banco del Estado y el senador socialista Erich Schnacke, acusados de infiltracion y actividades subversivas. El origen de "Disparen a la bandada" se relaciona con la polimica que se produjo cuando el cientista politico Felipe Aguero denuncio como torturador al acadamico Emilio Meneses, de la Universidad Catolica. Aguero reconocio a Meneses como uno de los oficiales reservistas de la Armada que lo torturaron en el Estadio Nacional. En ese lugar tambien estaba preso, Fernando Villagrán, amigo de Aguero y, como el, militante del Mapu-OC. En medio del escandalo que siguio a la denuncia, Aguero recibio una comunicacion de un ex oficial de la Fach residente en Inglaterra, en que este hacia recuerdos de su destinatario y de Villagran, a quienes habia salvado la vida cuando estaban prisioneros. Era el capitan de bandada Jorge Silva, encausado en el proceso Fach luego de sufrir brutales torturas, y posteriormente expulsado del pais. Silva habia visto a los jovenes en la Carcel Publica, pero se habia mostrado reticente, preocupado por su seguridad. El contacto con el capitan Silva hizo que Fernando Villagran sintiera que se estaba cerrando una historia que debia contar. Se ligan de este modo dos relatos: uno, el de Villagran y Aguero, y el otro que es multiple, el de la gente de la Fach, en el cual el capitan Silva juega un rol vinculante. En los dias que siguieron al golpe, Aguero y Villagran fueron detenidos mientras realizaban actividades clandestinas para organizar alguna resistencia a la arremetida militar. "El golpe de Estado en Chile ha sido casi perfecto", escribio Patrick Ryan, agregado naval de Estados Unidos en Chile. Detenidos y golpeados en la calle, los jovenes fueron llevados a la base aerea de El Bosque. Fueron objeto de torturas y tratamientos inhumanos. Despues de algunos dias aislados, fueron destinados a la muerte como supieron despues. Compadecido, el capitan Jorge Silva dispuso para salvarlos que fueran llevados al Estadio Nacional. Alli sufrieron nuevos tormentos hasta ser enviados a la Carcel Publica. En ese lugar vieron llegar al capitan Silva, desde la Academia de Guerra Aerea (AGA) Paso a paso, el autor, con la colaboraciónn de Marcelo Mendoza, reconstruye la historia. Documentos, prensa, libros, entrevistas y la memoria del proceso Fach fueron las fuentes. Con meses de anticipación, pequeños grupos de oficiales y suboficiales de la Fach advirtieron las maniobras conspirativas del alto mando. El golpe estaba en marcha. Los grupos eran diversos: habia constitucionalistas, otros eran hombres de Izquierda que se ligaron al MIR y a otros partidos, no faltaban los profesionales ciento por ciento. Todos alertaron una y otra vez al gobierno. Sus avisos no fueron escuchados. Hubo uniformados que tomaron conciencia de lo ocurrido el mismo dia del golpe y se negaron a colaborar. Victimas y torturadores son personas de carne y hueso, no simples nombres. El general Sergio Poblete, los coroneles Carlos Ominami Daza y Rolando Miranda, los comandantes Alamiro Castillo, que se asiló a los pocos dias facilitando que los detenidos lo "cargaran" con responsabilidades imaginarias, y Ernesto Galaz, los capitanes Silva, Donoso, Carbacho, Aycinena, los suboficiales Constanzo, Figueroa, Gonzalez y muchos otros aparecen sometidos a extrema presion y casi siempre resisten. Casi todos fueron dignos y consecuentes entonces, y siguen siendolo. Destacan tambien las figuras de Angela Jeria viuda de Bachelet y de su hija Michelle, colaborando con la resistencia, detenidas y recluidas en Villa Grimaldi meses después de la muerte del general. Aunque no son caricaturas, los verdugos -Gustavo Leigh, Orlando Gutiurrez, Edgar Ceballos, Caceres, Otaiza, Jahn, Lavin, Cruzat. Lizazoain y los demas- aparecen como personas coherentes en su ideología, crueldad y falta de escrupulos. En el libro hay hechos poco conocidos como la participacion de Mario Jahn, oficial de inteligencia, en una conspiraciónn para matar a Salvador Allende, o la verdadera situación de Leigh dentro de la Fach, donde era resistido por muchos oficiales a pesar de lo cual fue nombrado comandante en jefe. Aparecen tambien las reuniones clandestinas en que se planificó el golpe y el bombardeo a La Moneda (denunciadas sin mayor eco). Es importante la relacion del proceso publico, "el proceso de la Fach", que terminó en sonado fracaso. Se realizó en la Academia de Guerra Aerea en los primeros meses de 1974 y estuvo plagado de aberraciones juridicas. Entre otras, la violación de la irretroactividad de la ley penal, las confesiones autoinculpatorias obtenidas bajo tortura, la falta de garantías para los abogados defensores y otras infracciones a las normas del "debido proceso". El juicio se vio como una farsa, e indudablemente lo fue. Los abogados defensores fueron amenazados directamente. Roberto Garreton fue notificado por Jaime Cruzat, abogado de la Fach que participó directamente en torturas: "Tengo orden de denunciarte a la Fiscalia de Aviación por haber dicho que aquí se ha torturado". Tambien los testigos fueron intimidados y hasta detenidos, como ocurrio al periodista Sergio Campos, por negarse a testimoniar contra Erich Schnacke. Incomunicado en los subterraneos de la AGA, estuvo vendado y amarrado un par de dias antes de ser llevado al Ministerio de Defensa. La maquinaria montada por los generales Gustavo Leigh, Orlando Gutierrez, el coronel Horacio Otarza y el abogado Julio Tapia Falk, termino volviendose contra ellos. El impacto del "proceso Fach" fue tan negativo para la Junta Militar que no hubo otros juicios y mucho menos proceso publico contra los ex ministros del presidente Salvador Allende. Las sentencias del proceso Fach fueron muy duras. Las suavizo el general Jose Berdichevsky que actuo como juez de Aviacion. Conmuto las condenas a muerte, pero la gran mayoria de los condenados estuvo mucho tiempo en la carcel. Los ultimos salieron al exilio en 1978. "Disparen a la bandada" es un libro escrito sin grandilocuencia, como "desde adentro", desde las vicisitudes y vivencias personales que se van entrelazando para entregar una apasionante vision panoramica. En esta obra notable, Fernando Villagran muestra habilidad narrativa y rigor conceptual. Al mismo tiempo, un neto compromiso con una verdad abrumadora negada hasta hoy


Caso AGA: SML confirma daño sicológico como consecuencia de las torturas

Fuente :Primera Linea, 8 de Marzo 2002

Categoría : Prensa

En un paso mayor dentro de las investigaciones de derechos humanos, el Servicio Médico Legal (SML) determinó que los apremios ilegítimos aplicados a un grupo de detenidos en la Academia de Guerra Aérea (AGA) dejaron una secuela sicológica imborrable que los acompañará siempre y que condicionará su vida.

El concluyente informe que sale a luz, luego de la querella interpuesta por el Codepu en representación de 21 sobrevivientes de las torturas de la AGA, fue tomado a la gran mayoría de los ex prisioneros y en la totalidad de los casos determina "que se originó daño sicológico" producto de la violencia que enfrentaron durante su cautiverio.

Los análisis del SML abren una nueva fase dentro de las investigaciones de derechos humanos ya que permiten por vez primera impulsar los procesos de víctimas que pudieron vivir luego de los apremios recibidos.

Anteriores antecedentes de esta comprobación médica constituye el caso de Carmen Gloria Quintana, quien luego de un largo juicio fue indemnizada por el perjuicio sicológico sufrido al ser quemada viva, ello junto a la sanción al oficial involucrado en el delito que fue visto por la justicia criminal.

Cobra además mayor relevancia el informe considerando que las evaluaciones médicas se efectuaron a fines del año pasado, luego de ser presentada la querella criminal que tramita la jueza con dedicación exclusiva Raquel Lermanda, titular del Noveno Juzgado del Crimen de Santiago.

Con estos antecedentes en mano, sendos careos en los que los acusados han negado cualquier hecho y en que las víctimas han reiterado que las vejaciones sufridas y una serie de interrogatorios a todos los involucrados en el proceso, los querellantes afinan los detalles para solicitar el auto de procesamiento.

Auto de procesamiento

De hecho, la próxima semana el escrito llegará a manos de la magistrada, quien deberá determinar sí el general Edgar Ceballos Jones, Juan Luis Fernando López López y Leonardo Schneider, formaron una asociación ilícita y aplicaron tormentos contra 21 personas.

Aunque originalmente la presentación del Codepu abarcó a toda la cúpula del desaparecido Comando Conjunto, los antecedentes recabados hasta el momento -según fuentes ligadas a la causa- inculpan más a estas tres personas que al resto.

Leonardo Schneider era conocido como el Barba y era un ex integrante del MIR que decidió comenzar a colaborar con Ceballos. Este último, se encuentra encargado reo por la misma jueza Lermanda por un caso de un detenido desaparecido y un ejecutado político. Bajo los delitos de asociación ilícita, secuestro y homicidio calificado, Ceballos enfrenta a los tribunales por su actuación mientras se desempeñaba como coronel de la Fach a cargo primero de la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea, y luego de la sucesora de esta la SIFA.

En cuanto a López López se valía de la chapa de Pantera y es un ex funcionario de la FACH.

Adicionalmente los querellantes indagan la responsabilidad en estos ilícitos de los oficiales en retiro Sergio Leigh Guzmán; Fernando Zuñiga, alias el Chirola; Eduardo Cartagena; el soldado (r) Guillermo Bratti Cornejo; los detectives Jorge Arnaldo Barraza Riveros, alias Zambra o el Negro; Manuel Salvatierra Rojas, alias Negro; Marcos Cortés alias Yoyopulus y Werther Contreras.

Además, se investiga la participación de César Luis Palma Ramírez, que utilizaba la chapa de Fifo; Juan Chávez Samdoval, alias Peque; Roberto Flores Cisterna, alias Huaso; y Robinson Suazo, alias Jonathan.

Los querellantes afirman que un nuevo antecedente vital a la investigación se producirá la próxima semana cuando sea careado con cinco sobrevivientes López López. Claro que esta diligencia, como todas las pendientes de los jueces exclusivos, dependerá del Pleno de ministros de la Corte Suprema.

En la reunión habitual de los viernes los magistrados deberán evaluar el informe del juez exclusivo y del ministro visitador de cada tribunal para determinar si corresponde seguir adelante con su misión. También jugará en este nuevo aplazamiento el número de procesos que revise cada juez, algunos de los cuales han disminuido o aumentado sus causas en los últimos meses a petición de la Corte de Apelaciones correspondiente a su jurisdicción.

Pero luego de la eventual confirmación de la jueza Lermanda como exclusiva, la magistrada podrá conocer el resultado del interrogatorio de los peritos del Departamento Quinto de la Policía de Investigaciones que viajaron la semana pasada a Francia para entrevistar al agente Comando Andrés Antonio Valenzuela Morales, conocido como El Papudo a petición del titular del Primer Juzgado del Crimen, Joaquín Billard.

Mientras el escrito llega, las víctimas esperan una respuesta de los tribunales. Sus relatos hablan de horrores, pero pese a ello siguen adelante con las gestiones judiciales y dan la cara y sus nombres para exigir justicia. Se trata de Renato Alvaro Enrique Moreau Carrasco, Renato Vital Arias Rozas, Patricio Hernán Rivas Herrera, María Emilia Honoria Marchi Badilla; Sergio Santos Señoret, Bernardo Francisco Pizarro Meniconi, Oscar Humberto Espinoza Cerón, Alamiro Guzmán Ordenes, Gastón Lorenzo Muñoz Briones, Ignacio Abdon Puelma Olave, María Iris Elisa Padilla Contreras, Orlando Germán Masón Zenteno, Liliana Mireya Masón Padilla, Sergio Gustavo Castillo Ibarra, Ricardo Alfonso Parvex Alfaro, Cecilia Teresa de Jesús Olmos Cortez, Carmen Gloria Díaz Rodríguez, Patricio Manuel Jorquera Encina, Margarita Iglesias Saldaña, Cristián Andrés Castillo Echeverríay Margarita Marchi Badilla.

Los sobrevivientes de las torturas unidos en la causa de aclarar sus crímenes también relatan parte de las agresiones físicas o sicológicas que vivieron durante su cautiverio.

A modo de ejemplo, está el caso de Masón Zenteno quien indicó que "fui colgado de las muñecas, apenas tocando el piso con los dedos de los pies por varios días. Se me negaba el derecho de ir al baño durante días. En estas sesiones de tortura se me obligaban a escuchar las torturas que infligían a mi hija".

Algo similar padeció Moreau Carrasco, quien relata: "Durante las sesiones de tortura se producía un desorden generalizado del ritmo biológico y la supresión de funciones vitales como la alimentación. Considero que permanecer desnudo y que te apliquen corriente en las zonas genitales debe ser considerada una forma de agresión sexual. Constantemente me amenazaban de muerte, de que si no cooperaba me iban a matar. También en dos oportunidades me colocaron una pistola en la boca y me dijeron que si no hablaba me matarían, luego la disparaban, el arma no estaba cargada".

Y los relatos suman y siguen, con tónicas similares como la violencia desatada y los nombres de oficiales que hoy son investigados por los tribunales.


Extracto Libro: "Nosotros, Los Sobrevivientes Acusamos"

Fuente :Diciembre 2004

Categoría : Otra Información

Sandra Alarma Zunino

Ex-miembro del MIR se convierte en torturadora de la Academia de Guerra de la FACH. Participó en torturas inflingidas a los prisioneros políticos. Entre estos se encontraba un niño de 12 años. Durante su estadía en la Academia de Guerra, Sandra Alarma se vinculó sentimentalmente (para luego casarse y tener un hijo) a Cristián García Huidobro, Teniente en retiro de la FACH apodado el "Peludo", el cuál es señalado por el General en retiro Sergio Poblete Garcés, en la causa rol 1058, del 9º Juzgado del Crimen a cargo de la Jueza Raquel Lermanda, como uno de los torturadores más crueles en la Academia de Guerra Aérea y también por todos lo sobrevivientes.

Sandra Alarma, fue responsable de la detención y desaparecimiento de varios de sus compañeros pertenecientes a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile.


Juez Zepeda procesó a dos coroneles (R) por torturas contra ex ministro Tohá

Fuente :elmostrador.cl, 21 de Abril 2005

Categoría : Prensa

El juez de fuero Jorge Zepeda sometió a proceso a dos coroneles (R) de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) por el delito de aplicación de tormentos reiterados contra el ex ministro de Defensa y militante socialista José Tohá.

Se trata de los ex uniformados Sergio Contreras y Ramón Cáceres, otrora asistentes del fallecido ex fiscal de la FACH Horacio Otaíza.

Ambos fueron notificados este jueves por el magistrado, para posteriormente ser trasladados a un recinto de la rama de las Fuerzas Armadas, presumiblemente en la base aérea de Colina.

El abogado de la familia Tohá, diputado Juan Bustos (PS), manifestó su plena satisfacción por el nuevo rumbo que toma la causa y previó que los próximos meses vendrán más encausamientos.

Según estimó el representante, las imputaciones del magistrado Zepeda apuntarán a los autores materiales y cómplices de lo que calificó como el "homicidio" del ex titular de Defensa.

Junto con resaltar la virtual retipificación de la causa de muerte de Tohá, explicó que éste mal podría haberse suicidado, considerando que su deteriorada condición física (47 kilos de peso y una estatura de 1,90 metros) se lo impedía.

Según los antecedentes que proporciona el denominado Informe Rettig, el secretario de Estado del gobierno de Salvador Allende murió el 15 de marzo de 1974 en el Hospital Militar de Santiago.

El día 11 de septiembre de 1973, Tohá fue detenido en el Palacio de la Moneda junto a un grupo de autoridades y colaboradores del gobierno depuesto.

Posteriormente, fue trasladado junto a ellos a la Escuela Militar, desde donde pasó a la isla Dawson, lugar donde fue sometido a malos tratos reiterados y apremios ilegítimos por parte del personal militar que estaba a cargo del recinto.

Con un estado de desnutrición crítico y una condición psicológica bastante deteriorada, el ex ministro acabó suicidándose en su habitación del hospital castrense, según argumentaron las autoridades de ese entonces a la familia.

Los motivos de Zepeda

En uno de los considerandos, en el cual Zepeda da cuenta de los antecedentes para procesar a los ex uniformados, establece que en la investigación no se encuentra acreditado el hecho de que Tohá se haya suicidado.

Esto, porque el sumario a cargo de la Segunda Fiscalía de Ejército y Carabineros respectiva no fue adjuntada a este proceso, pues fue imposible encontrarla.

Sin embargo, el magistrado sí estableció que Tohá estuvo privado de su libertad durante más de seis meses, sin que en ese prolongado período se haya instruido un juicio o se hayan formulado cargos en su contra. Junto con ello, determinó que durante su cautiverio fue objeto –por parte de agentes del servicio de inteligencia de la FACH- de actos “crueles y degradantes”, con el propósito de perjudicar su integridad psíquica y física.

Indirectamente, establece en su documento el magistrado, los tormentos reiterados pretendían infundir temor a un sector de la población. Por otro lado, Zepeda confirmó que el ex ministro fue trasladado secretamente desde el Hospital Militar hasta el recinto de la Academia de Guerra Aérea para ser cruelmente interrogado, ya que se le consideraba “una fuente de información”.

Estos apremios ilegítimos también se le aplicaron en el mismo recinto asistencial, “como lo comprueban los manuscritos descubiertos en la presente investigación, encontrados en la habitación donde Tohá murió”.

Tales documentos habían sido confeccionador por el propio colaborador del Presidente Allende y por el agente que lo apremiaba y formulaba las preguntas por escrito.


Procesan a 2 ex miembros de la FACH por torturas en la AGA

Fuente :elmostrador.cl, 29 de Abril 2005

Categoría : Prensa

La titular del 9° Juzgado del Crimen de Santiago, Raquel Lermanda, dictó los dos primeros procesamientos en el marco de la querella por torturas interpuesta por cerca de 40 ex presos políticos que estuvieron recluidos en la Academia de Guerra Área (AGA) de la Fuerza Aérea durante el régimen militar.

Así lo informó la abogada patrocinante de la acción judicial, Alejandra Arriaza, precisando que las encargatorias de reo afectaron al oficial (r) Edgar Cevallos Jones (alias "comandante Cabezas"), y al suboficial (r) de esa rama castrense, Ramón Cáceres Jorquera, por el delito de aplicación de tormentos reiterados.

Estos ex uniformados serían sólo una parte de los imputados en estos hechos, que afectaron a cerca de 40 opositores al gobierno de facto, quienes estuvieron recluidos en el AGA entre 1973 y 1975.

Esta acción judicial fue interpuesta en 2001 y es la primera que tuvo por objeto perseguir los delitos de tortura, como recordó Arriaza, quien indicó que los hechos están plenamente acreditados.

En tanto, otras personas requeridas por el Codepu son Luis Enrique Campos Poblete, Sergio Contreras Mejía, César Palma Ramírez, Luis Fernando López López, Sergio Lizasoin Mitrano, Franklin Bello Calderón y el civil Leonardo Schneider Jordán, conocido como el “Barba Schneider”.

La profesional explicó que si bien el otrora comandante en jefe de la FACH Fernando Matthei fue director de la Academia de Guerra, no se encuentra acreditada su participación en los hechos que denuncian cerca de medio centenar de ex oficiales y suboficiales de la institución.

19 de Diciembre 2006 El Mostrador

Procesan a nueve oficiales (r) FACh por asociación ilícita genocídica

Corte de Apelaciones de Santiago revocó la decisión adoptada por el ministro Juan Eduardo Fuentes, quien desestimó la petición de encausar a los ex uniformados. Además, el tribunal de alzada procesó a tres de ellos por un secuestro calificado.

La Sexta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago acogió la petición de someter a proceso a nueve oficiales (r) de la Fuerza Aérea (FACh) bajo la figura de asociación ilícita genocídica, debido a los antecedentes que los sindican como autores de detenciones ilegales, torturas y desapariciones al interior de la Academia de Guerra Aérea, AGA, luego del golpe de Estado de 1973.

Con el voto en contra de la ministra Rosa María Maggi, el ministro Carlos Cerda y la abogada integrante Andrea Muñoz estuvieron por revocar la decisión de primera instancia, adoptada por el ministro Juan Eduardo Fuentes, quien no dio lugar a estos encausamientos.

De esta forma, el tribunal de alzada procesó a Ramón Pedro Cáceres Jorquera, Sergio Fernando Contreras Mejías, Juan Bautista González Figueroa, Orlando Gutiérrez Bravo, Omar Arturo Insunza Melo, Juan Luis Fernando López López, Víctor Manuel Mattig Guzmán, Roberto Francisco Serón Cárdenas y Luis Campos Poblete, en calidad de autores del delito de asociación ilícita genocídica.

"Se encuentra justificado que en el año 1974, un grupo de individuos se organizó para trabajar coordinadamente en la persecución de personas que pudieren sustentar ideología marxista o activismo de izquierda extrapartidaria, con el objeto de exterminar a estos grupos sociales, atentando criminalmente en contra de sus miembros o seguidores", sostiene el fallo.

Con este fin, "procedieron a la detención de los mismos sin previa orden impartida por autoridad legítima, para luego recluirlos en la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea de Chile, ubicada en la comuna de Las Condes de esta ciudad, donde se los mantuvo incomunicados por prolongados períodos y se los sometió a tratamientos crueles y degradantes y otras variadas formas de tortura física y psicológica", añadió.

Asimismo, la Sexta Sala ordenó dictar órdenes de detención en contra de todos estos uniformados, dado que la gravedad del delito imputado hacen necesaria su detención preventiva.

Secuestro calificado

Por otra parte, el tribunal de alzada encausó a Sergio Fernando Contreras Mejías, Juan Bautista González Figueroa y Víctor Manuel Mattig Guzmán, en calidad de coautores del delito de ilegítima privación de libertad de José Luis Baeza Cruces.

Según se consignó en la resolución, los antecedentes del proceso son también suficientes para justificar la existencia de la ilegítima privación de libertad de la mencionada vícitma, ilícito que a la época de su perpetración se encontraba descrito y sancionado en el artículo 141 inciso tercero del Código Penal.

José Luis Baeza Cruces, casado, 2 hijos, dirigente de la Central Unica de Trabajadores (CUT) y del Partido Comunista, fue detenido el 9 de julio de 1974 por efectivos de seguridad pertenecientes a la FACH, presumiblemente en la vivienda ubicada en El Mirador 1868, Santiago. Tras su captura fue trasladado a la AGA, donde se le ve hasta el 29 de agosto de ese mismo año, en muy mal estado físico producto de las torturas a que era sometido. (Fuente: memoriaviva.com)


Suprema condena en libertad para torturadores de la AGA

Fuente :lanacion.cl, 26 de Septiembre 2009

Categoría : Prensa

Libertad vigilada por tres años y un día. Esa es la sentencia que la Corte Suprema aplicó a los dos oficiales superiores de la Academia de Guerra Aérea de la FACh como responsables de las torturas de 17 personas, tras el golpe militar en 1973.

Se trata de del comandante (R) de la FACh Edgar Cevallos Jones y al comandante de escuadrilla (R) Ramón Cáceres Jorquera.

La Corte Suprema, en todo caso, reconoce por primera vez que las torturas son un crimen de “lesa humanidad” y rechazó aplicar la prescripción, por tres votos contra dos.

Cevallos Jones, además, deberá pagar a cada una de las víctimas 10 millones de pesos como indemnización a las víctimas


Suprema libera a torturadores de la Academia de Guerra

Fuente :lanacion.cl, 25 de Octubre 2009

Categoría : Prensa

La Academia de Guerra Aérea (AGA) fue uno de los primeros centros de tortura establecidos tras el golpe militar de 1973 y la cuna del Comando Conjunto, organismo encargado de exterminar al Partido Comunista. En las dependencias de Las Condes se realizaron consejos de guerra en contra de aviadores leales a la Constitución y al Presidente Allende. Las numerosas condenas incluyeron la cadena perpetua y la muerte. Una parte importante de ellas luego fueron conmutadas por extrañamiento.

El actual subsecretario de Aviación, Raúl Vergara, y el general Alberto Bachelet pasaron por la AGA. En ese tiempo, el padre de la Presidenta de la República tenía 51 años y tres hijos. Bastó su rol de secretario de la Dirección Nacional de Abastecimiento y Comercialización durante la Unidad Popular para justificar su detención, marcada por la brutal tortura ejercida por sus ex alumnos. Debido a su pésima condición de salud, derivada de los tormentos, el general fue trasladado al Hospital de la FACh. Murió el 12 de marzo de 1974 en la Cárcel Pública.

Aunque por la AGA circularon más de 700 detenidos, la mayor parte miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), el recinto no desarrolló la triste celebridad de instalaciones similares a cargo de la DINA. Sin embargo, sendas querellas interpuestas en 2001 y 2002 por ex miembros del MIR y aviadores detenidos en la AGA, a las que se sumó una demanda civil indemnizatoria, acaban de construir un hito en materia de derechos humanos. Hace casi un mes, la Corte Suprema reconoció estas torturas como crímenes de lesa humanidad y obligó a pagar 10 millones de pesos por víctima a uno de los condenados.

Pese al carácter histórico de la decisión del máximo tribunal, el fallo no dejó completamente conformes a los querellantes. Se logró la indemnización económica, pero la condena penal fue baja y favoreció sólo a 17 víctimas, de un total de 46 denunciantes originales. Además, sólo dos funcionarios que operaron en la AGA fueron encontrados responsables: los coroneles (R) Edgar Cevallos Jones y Ramón Cáceres Jorquera.

Duro trámite

Fue un proceso complejo. La causa llegó a manos del ministro Eduardo Fuentes Belmar en junio de 2005. El 9 de septiembre de ese mismo año se declaró incompetente, aduciendo que, como los delitos fueron cometidos por personal y dentro de un recinto militar, le correspondía investigar a la justicia militar. La parte querellante apeló a la decisión del tribunal civil, al estimar que esta instancia no daba garantías de independencia e imparcialidad. De todas formas el ministro traspasó la causa el 22 de septiembre a la justicia castrense. Sin embargo, el 28 de ese mes, esta instancia se declaró igualmente incompetente, generando un conflicto que fue dirimido por la Corte Suprema, que resolvió que la causa siguiera en manos de Fuentes.

Los testimonios de los detenidos, recogidos en la investigación, dan cuenta de la brutalidad con que operaron los funcionarios de la AGA, repartición que poco tiempo después se organizaría como Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea y luego derivaría en el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), principal integrante del Comando Conjunto.

Según las declaraciones de los detenidos en la AGA entre 1973 y 1975, tanto Cevallos como Cáceres eran parte fundamental de un grupo bestial de torturadores. El entonces coronel de Aviación, Augusto Galaz Guzmán, declaró que el 14 de septiembre de 1973 fue detenido desde su oficina en el Ministerio de Defensa junto al actual subsecretario de Aviación, Raúl Vergara, el general Bachelet y el coronel Rolando Miranda. Luego de llevarlos a la Fiscalía de Aviación y a la Base Aérea de Colina, donde fueron interrogados, los trasladaron en conjunto a la AGA. En el proceso, Galaz señaló que se les mantenía con capucha “durante el interrogatorio, levantándonos con cordeles colocados entre las piernas, aplicando agujas en el nacimiento de las uñas de las manos y dándonos golpes de puño en el rostro”. Galaz agregó que Cevallos y Cáceres estaban a cargo de los maltratos. No fue difícil reconocerlos: ambos habían sido alumnos suyos en la Escuela de Aviación.

De acuerdo a la condena en primera instancia, dictada en 2006 por el ministro Fuentes, tanto miembros de las Fuerzas Armadas como sujetos pertenecientes a grupos de izquierda, contrarios al régimen militar, fueron detenidos en la AGA. Eran mantenidos con la vista vendada en un subterráneo e interrogados por miembros de la FACh.

“Y en ocasiones eran sometidos a diversos apremios sicológicos o físicos, consistentes estos últimos en mantenerlos constantemente con la vista vendada, con piernas o brazos flectados; pasándoles un palo entre sus extremidades y dejándolos suspendidos en el aire (pau de arara); aplicándoles descargas de corriente eléctrica en partes sensibles del cuerpo, tales como lengua, órganos genitales, sienes; obligándolos a permanecer de pie durante muchas horas o días sin suministro de agua o comida; sometiéndolos a simulacros de fusilamiento”, señala la condena de primera instancia.

Fuentes dictaminó, tanto para Cevallos como para Cáceres, una pena de 541 días con presidio remitido. No consideró que los delitos cometidos fueran de lesa humanidad, sino que los enmarcó dentro del artículo 150 del Código Penal, que describe los apremios ilegítimos. El ministro aplicó al máximo las atenuantes esgrimidas por los culpables.

El argumento del ministro para aplicar este castigo fue la irreprochable conducta anterior de los imputados, sin anotaciones penales. Respecto de Cevallos Jones, la condena señala que “dicha atenuante será considerada como muy calificada, toda vez que en su comportamiento pretérito se dan especiales connotaciones, como lo son su calificada preparación profesional, espíritu laboral y ejemplar comportamiento social. En efecto, de los antecedentes del proceso aparece que el encausado es titulado como ingeniero aeronáutico y cumplió satisfactoriamente toda su carrera en la Fuerza Aérea”.

En cuanto a Cáceres Jorquera, el ministro Fuentes consideró una atenuante muy calificada su permanencia en la Aviación durante treinta años y que haya cursado un magíster en ciencias políticas y un postítulo en Economía de Guerra, todo sumado a sus “armoniosas relaciones familiares”.

El coordinador del Grupo de Prisioneros de Guerra FACh y torturado en la AGA, Mario González (ver entrevista), considera que el argumento de Fuentes queda en cero “desde el momento en que dan el primer golpe a un indefenso detenido, sin siquiera considerar si eran hombres o mujeres, luego aplicando electricidad. Hubo premeditación y un proceder reiterativo. Por eso, acá no corre la intachable conducta anterior en la institución ni tampoco sus estudios posteriores”, critica.

En esta misma línea, la Corte de Apelaciones, en fallo del 6 de noviembre de 2008, además de subir las condenas de ambos a tres años, aún con presidio remitido, desestimó este argumento por no encontrarse debidamente acreditado.

Con respecto al pago de indemnización en contra de las víctimas, el ministro Fuentes eximió de esta responsabilidad al Consejo de Defensa del Estado y a Ramón Cáceres, entre otros aspectos, debido a que el plazo para iniciar acciones legales por este concepto vence a los cuatro años, lo que fue confirmado por la Corte de Apelaciones y la Suprema.

Cevallos tendrá que pagar a las víctimas exclusivamente porque su defensa no contestó la demanda civil a tiempo. Si no fuera por ese error legal, nadie recibiría un peso por las consecuencias de su traumático paso por la macabra AGA de Las Condes. Según el registro de Dicom, Cevallos posee dos bienes a su nombre, avaluados fiscalmente en 200 millones de pesos.

Hace unas semanas, sin embargo, la Sala Penal de la Corte Suprema no sólo confirmó la sentencia de segunda instancia que subió las penas de Cevallos y Cáceres a tres años con presidio remitido. También agregó que “de acuerdo a los antecedentes reunidos durante la indagación, es procedente concluir que se está en presencia de lo que la conciencia jurídica ha dado en denominar delitos contra la humanidad”. De esta forma, este fallo es el primero en que el máximo tribunal reconoce las torturas como delitos de esta índole.

Federico Aguirre, secretario ejecutivo de la Corporación de Defensa de los Derechos del Pueblo (Codepu), organización querellante, destaca que esta causa sienta un precedente para otras similares, pero “consideramos que las penas impuestas no se condicen con el daño ocasionado. No son proporcionales al atentado grave a la integridad física y síquica que importa el crimen de tortura”.

A pesar de que Fuentes Belmar sólo procesó a Cevallos y Cáceres en la causa de torturas de la AGA, en el caso de la desaparición de José Luis Baeza Cruces y el crimen de Alfonso Carreño Díaz, ambos ocurridos en el recinto, la Corte de Apelaciones decidió en 2006 procesar a nueve miembros de esa repartición por el delito de asociación ilícita genocida. Esto, luego de que el ministro Fuentes, quien también lleva esta causa, se negara a hacerlo luego de la solicitud del Programa de Derechos Humanos. Actualmente, la causa está en la etapa previa a la sentencia de primera instancia.

“Resulta increíble la posición de la justicia”

Mario González, coordinador del grupo de prisioneros de Guerra FACH

-¿Quiénes estuvieron con el general Bachelet en sus últimos momentos?

-Prácticamente todo el personal de la FACh procesado en la Región Metropolitana de esa época estuvimos en la Cárcel Pública junto al general Bachelet, quien muere el 12 de marzo de 1974, después de un largo día de interrogatorio en la AGA.

-¿Le tocó a usted o a sus compañeros cuidarlo?

-La mañana en que él se sintió mal, todos nos dimos cuenta de su estado cuando se retiró a su celda a descansar. Estuvimos atentos a todo lo que sucedía. Antes de mediodía, ya se sabía por Álvaro Yáñez, nuestro médico, también preso, que el general estaba muriendo por un ataque al corazón.

-¿Qué sienten como cuerpo de ex aviadores respecto de la condena aumentada a 3 años, pero con pena remitida, igual que la de primera instancia?

-Consideramos que las penas impuestas y la confirmación de ellas por el máximo tribunal es insuficiente. Primero, por la gravedad del delito, que está tipificado como apremio ilegítimo y no como tortura. Y los tres años, que son con pena remitida. Pero estamos contentos, ya que se comprobó que hubo tortura para sacar confesiones falsas en los procesos y consejos de guerra implementados como forma de atemorizar al resto del personal de la Fuerza Aérea.

-¿Qué le parece que sólo en el caso de algunos de ustedes se hayan acreditado las torturas?

-Aquí consideramos que hubo un grave error y que es totalmente discriminatorio. El ministro buscó secuelas de tortura y no la tortura como tal. Pasados tantos años, es difícil de encontrar secuelas físicas. En muchos de nosotros no las encontró o se desentendió, en circunstancias que existen certificados médicos de la fecha en que constan los efectos de los procedimientos que usaron los torturadores.

-¿Por qué cree que se condenó sólo a dos de los autores de los delitos de tortura?

-Resulta totalmente increíble la posición de la justicia. Este personal era parte de un sistema represivo creado por la FACh para desarticular, según ellos, todo un grupo que estaría dedicado a complotar en contra del mando institucional y que contaría con agentes civiles cercanos al gobierno y partidos políticos, haciendo un trabajo de infiltración a la FACh con el fin de dar un autogolpe, Plan Z y otros más con ese objetivo.

-Ustedes, como aviadores, tienen una acción judicial ante la Corte Interamericana de DDHH, ¿en qué está?

-Como Grupo Prisioneros de Guerra FACh tenemos una presentación en la CIDH desde 2003, acusando al Estado de Chile por denegación de justicia, por el rechazo de la Corte Suprema a nuestra solicitud de revisión del consejo de guerra en contra de Bachelet y otros. Esta presentación fue admitida y estuve como coordinador en Washington en una audiencia concedida por dicha comisión. Se llamó a las partes para llegar a una solución amistosa en octubre de 2007, pero no ha sido posible llegar a buen puerto por la falta de interés del gobierno para resolver nuestra solicitud de reparación por el daño causado


El “Mamo” sigue en la Academia de Guerra

Fuente :elmostrador, 15 de Julio 2010

Categoría : Prensa

La semana que pasó nos informamos de una de las declaraciones más contundentes del Ejército en materia de derechos humanos desde el consistente proceso de apertura que vivió dicha institución posterior al retiro del general Pinochet en el año 1998.

En la declaración se “repudia a todos los partícipes en este cobarde asesinato, especialmente a los militares que lo consumaron, más aún que su acto criminal tuvo como víctimas a un ex Comandante en Jefe, y también a su esposa. Con su extrema crueldad violaron trágicamente, además, los principios que constituyen el acervo moral de la institución”.

Agregan que la bicentenaria historia del Ejército no debiera sufrir detrimento “por la infamia de aquellos que no adhirieron al tradicional código de honor y de conducta institucionales, que con su acción demostraron despreciar”.  Concluye la nota indicando que confía que con dicha sentencia judicial, se contribuya al avance para el reencuentro nacional y la mitigación del dolor a los deudos.

 

No puede ignorarse que el Ejército es la institución que más pasos simbólicos y concretos ha dado en repudio de los crímenes cometidos bajo el régimen de Pinochet.

 

La pregunta que surge es si el Ejército de Chile debiese tomar nuevas  acciones simbólicas y materiales para abordar la temática de los Derechos Humanos, o bien, basta con la sentencia judicial para cerrar el tema. De hecho, esta institución hizo algunos gestos muy positivos al renombrar un regimiento en memoria del general Prats y destacar su figura en el hall central de la Escuela Militar.

Lo que parece faltar son los gestos de repudio hacia quienes violaron el código de honor militar cometiendo actos considerados por la propia institución castrense como “infames”. Por estar relacionado con los estudios militares, me ha tocado concurrir en reiteradas ocasiones a la Academia de Guerra del Ejército.  Y siempre me ha perturbado ver al entonces coronel Manuel Contreras en la lista de Directores en la entrada a dicho recinto, en su galería de retratos de ex Directores y en la galería oficial de su página web.

Tan flagrante violación al código de honor debiese estar acompañado por actos públicos donde la institución castrense deshonre a quienes abusaron de su poder violando el honor militar. Un oficial que se asoció ilícitamente para asesinar ya sea a un civil o militar no merece estar entre quienes son honrados día a día por las instituciones armadas.   Lo propio debiese ocurrir con todos quienes podrían llegar a ser condenados por la justicia y respecto del ex general Pinochet, quien tuvo el control directo de la DINA. Asimismo, de existir beneficios institucionales hacia estos oficiales en retiro, también debiesen ser eliminados para aquellos que rompan con dicho código de honor.

Dicho esto, no puede ignorarse que el Ejército es la institución que más pasos simbólicos y concretos ha dado en repudio de los crímenes cometidos bajo el régimen de Pinochet. Esto no hace sino destacar el contraste con las figuras civiles del régimen que siguen aparentando ignorancia de esos hechos. Lo anterior es inaceptable, y el fallo de la Corte Suprema debiera haber sido ocasión para que finalmente dieran el paso que nunca han tenido la valentía de dar.

En evidente contraste, el Ejército de Chile ha manifestado un cada vez más profundo compromiso con la defensa de los Derechos Humanos dando pasos efectivos en esa senda.   Gestos como los indicados contribuirían en forma significativa a proteger los principios del acervo moral de dicha institución. Así, el “Mamo” Contreras debiese ser retirado de la galería de directores de la institución que forma a los futuros oficiales de este país.


Caen los torturadores de Alberto Bachelet

Fuente :Pagina12, 18 de Julio 2012

Categoría : Judicial

Según estableció el Servicio Médico Legal, el padre de la ex presidenta socialista falleció producto de los apremios que sufrió cuando estuvo recluido en la Academia de Guerra Aérea. La familia presentó querellas por tortura con resultado de muerte contra dos militares.

El 11 de septiembre de 1973, el día que fue perpetrado el golpe de Estado encabezado por el dictador Augusto Pinochet, los militares, Ramón Cáceres Jorquera y Edgar Ceballos Jones estaban a cargo de la Academia de Guerra Aérea (AGA). Con el correr de los días, hasta ese lugar llegaron diversos detenidos, pero había uno especial: el general Alberto Bachelet –padre de Michelle, la ex presidenta de Chile– que en esa época dirigía la unidad de abastecimiento y precios del gobierno socialista de Salvador Allende. Una tarea clave, pues los enseres básicos escaseaban a raíz del bloqueo de Estados Unidos al país. Bachelet se mantuvo firme en su cargo, lo que le costó caro.

Según estableció el Servicio Médico Legal (SML), hace unas semanas, el padre de la ex presidenta socialista falleció producto de las torturas que sufrió mientras estuvo recluido en la Academia de Guerra Aérea. Dichas torturas le provocaron un paro cardiorrespiratorio que finalmente le causó la muerte, en marzo de 1974.

Por esta razón, ayer el ministro especial Mario Carroza decidió someter a proceso a los dos coroneles retirados de la Fuerza Aérea (FACH) como responsables de los apremios que acabaron con la vida de Alberto Bachelet acusado de “traición a la patria”.

Según el dictamen, “existe una directa relación entre la muerte de la víctima y su último interrogatorio, toda vez que ello es lo que produce una descompensación de su patología cardíaca, secundaria a un estado de estrés físico y mental previos”. Tanto Cáceres y Ceballos, los hermanos de armas de Bachelet, fueron detenidos y trasladados a un centro de detención de la Fuerza Aérea, donde quedaron en prisión preventiva.

La investigación del caso indica que el 11 de marzo de 1974 el general Bachelet fue sacado desde la Cárcel Pública por una patrulla liderada por un oficial y dos conscriptos de la Fiscalía de Aviación. Luego fue trasladado a la Academia de Guerra donde fue “interrogado”. Más tarde fue devuelto a la Cárcel Pública en estado de abatimiento.

“Al día siguiente, en horas de la mañana, y producto de una dilatación cardíaca aguda, la víctima fallece en dependencias de la Cárcel Pública sin recibir los cuidados que requería dada la complejidad de su cuadro y la falta de medios para asistirlo”, añade el informe.

Los testigos han dicho que el general había advertido que no estaba bien de salud, situación que era conocida en la institución castrense. Sin embargo, igual fue sometido a torturas y maltrato físico y psicológico.

“Me quebraron por dentro, en un momento, me anduvieron reventando moralmente –nunca supe odiar a nadie–, siempre he pensado que el ser humano es lo más maravilloso de esta creación y debe ser respetado como tal, pero me encontré con camaradas de la FACH a los que he conocido por 20 años, alumnos míos, que me trataron como un delincuente o como a un perro”, escribió el general Bachelet desde la prisión a su familia.

Michelle Bachelet y su madre se fueron exiliadas a Alemania. Al volver al país comenzó una metódica carrera política que en el año 2006 la convirtió en la primera presidenta de Chile. Antes fue ministra de Defensa, puesto en el que se cruzó más de una vez con quienes ordenaron torturar a su padre. A todos les dio la mano.

El abogado de familia Bachelet Jeria, Isidro Solís, dijo que espera más procesamientos por la muerte del general de la Fuerza Aérea Alberto Bachelet en los próximos días o semanas. “Esperamos que en los próximos días o semanas haya más personas que sean sometidas a proceso”, afirmó Solís, quien explicó que el juez ubicó a casi la totalidad de las personas que pasaron por dicho recinto de tortura.

La esposa del general Bachelet y madre de la ex presidenta, Angela Jeria, anunció querellas por torturas con resultado de muerte contra Ceballos Johns y Cáceres y contra quienes resulten responsables de la muerte de su esposo.


Señora Matthei el genera Bachelet murió por las torturas que sufrió en la AGA

Fuente :Le Monde Diplomatique,1 de Junio 2013

Categoría : Prensa

l acercarse las elecciones a parlamentarios y para presidente de la república, el itinerario de la política chilena empieza a reordenarse, pero en el más nocivo de los espacios construido en esta sociedad neoliberal y que en lo domestico heredamos de la dictadura, el individualismo. Es un momento en el cual todos los actores, partidos y personas se ordenan en departamentos estancos, en busca de sus objetivos particulares.

Con esto no hay limites para traspasar la barrera de lo moral y ético, porque todo es negociable en beneficio de un objetivo con envoltura de bien común, pero que en realidad sigue siendo parte del recorrido individual. En este camino encontramos, entre otros, el ridículo acto circense del Sr. Piñera, sentándose en el Sillón presidencial del presidente de los Estados Unidos y el escándalo artificial montado con el tema de los exonerados.

Pero lo que colmó la paciencia de muchos fueron las ultimas declaraciones de la ministra Matthei, refiriéndose a la reapertura de la investigación por el asesinato del General Bachelet en 1974, en la cual está directamente involucrado el ex General de la Fuerza Aérea Fernando Matthei, integrante de la Junta Militar que encabezó Augusto Pinochet. En el mismo tono cínico con que afirmo que la ley de exonerados fue hecha para defraudar al país, ahora dice que la reapertura del caso Bachelet tiene que ver con el rol protagónico que ella ha jugado en las denuncias de supuestos casos de corrupción en el tema de los exonerados políticos. Lo que le puedo decir a esta señora arrogante, es que el General Mathei fue nombrado como Director de la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea en Enero de 1974 y que tanto el General Alberto Bachelet, como todos nosotros, Oficiales y Suboficiales de la Fuerza Aérea, fuimos victimas de tratos crueles, inhumanos y degradantes, junto a centenares de chilenos y chilenas allí recluidos, entre Septiembre de 1973 y Marzo de 1975.

Para su información, le vamos a recordar a esta señora, que es un hecho comprobado el que la Academia de Guerra Aérea (AGA) fue un importante centro de detención y torturas. Que funcionó como tal hasta los comienzos del año 1975, coordinando sus acciones con el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA) y con la Fiscalía de Aviación. Yo no fui testigo directo de las torturas ni de los vejámenes a los que fue sometido el General Bachelet, pero como victima de las mismas, si puedo asegurar que la tortura fue un sistema brutal que se uso en la AGA para causar dolor, daño físico y psicológico a las personas que estábamos allí recluidos. Puedo afirmar también que no se trató de operaciones aisladas, sino que de una secuencia planificada de procedimientos institucionalizados, utilizando instrumentos de todo tipo para provocar el ablandamiento físico o el quebrantamiento moral, atrocidades que en muchos casos terminaron con la muerte de personas.

Junto a nuestros testimonios hay muchos otros que confirman lo que allí sucedió, que todos los que pasamos por ese lugar, incluido el General Bachelet, fuimos mantenidos en los subterráneos específicamente en las salas de clases habilitadas como celdas, maniatados y con una capucha en la cabeza por largos periodos de tiempo, durante el cual no se nos permitía dormir, comer o beber agua. En la condición de incomunicados, también se nos mantenía sentados en una silla, con las rodillas pegadas a una muralla o parados, esperando el “turno“ para ser llevados a empujones con los ojos vendados al segundo piso donde se nos torturaba.

Entonces, puede alguien poner en duda, que sometido a esos interrogatorios, a ese trato inhumano Alberto Bachelet, un General de la República, que vio como sus subalternos lo increpaban o lo insultaban, que esa experiencia vivida no agravó su enfermedad coronaria que finalmente le causo la muerte?. Lo que yo puedo decir es que sometidos a la brutalidad y al abuso de poder de los torturadores durante los largos interrogatorios, no había una ley, un limite que impidiera las atrocidades que se cometían, solo nosotros las victimas sabemos lo que eso significó en el momento preciso que lo vivimos.

No creo que sea posible para quienes no han vivido esto, imaginarse siquiera por un momento, en esas condiciones y situaciones que nos toco vivir, ver, o escuchar al torturador dirigiéndose a un ser humano indefenso, golpeándolo sin miramientos, convirtiéndolo en un guiñapo, desnudo, colgado y muchas veces rebozado en sus propios excrementos. Eso no cabe en la imaginación de las personas, pero fue, sucedió en la Academia de Guerra Aérea, es la brutalidad que recorrió por largos periodos de tiempos nuestros cuerpos y el de miles de chilenos y chilenas, por pensar distinto o actuar en razón de su conciencia.

En el mes de Octubre (o Noviembre) del año 1973 vi al General Bachelet en el Hospital de la Fuerza Aérea, lugar donde ambos de forma separada fuimos llevados después de haber sido torturados en la Academia de Guerra Aérea. Permanecí en ese lugar al menos cuarenta días recuperándome de una hemiparesia, que en mi caso no llego a parálisis, pero fue una disminución de la fuerza en media cara, el brazo y la pierna del lado izquierdo de mi cuerpo, ocasionada por los golpes y por haber sido lanzado amarrado por una escalera.

Fueron las enfermeras y los guardias que me cuidaban, algunos de ellos ex compañeros, quienes me dijeron que había llegado hasta el hospital el General Bachelet, por un problema al corazón. Hasta ese entonces yo no lo conocía, tampoco sabía que estaba preso, hasta esa fecha estábamos incomunicados, a el solo lo había visto en fotografías en los periódicos, por su cargo en el gobierno de Allende. Fue en una de las idas a las salas de radiografías del hospital de la Fach que nos cruzamos, lo vi recostado en una camilla y con un guardia dentro de la habitación. Su aspecto era como el de todos después de largos días encerrados, pálido y demacrado, solo cruzamos las miradas, las que me quedaron grabadas como uno de los tantos registros imborrables de esa época.

Posteriormente en enero de 1974 llegue a la Cárcel Pública, allí fue cuando me entere que el hombre alto demacrado que vi en el hospital de la Fuerza Aérea era el General Bachelet, pero el si se acordaba de ese episodio. Fue un abrazo el que sello ese encuentro en la galería doce de la cárcel. Así conocí a un hombre grande, que inspiraba confianza y tranquilidad en esos días de tanta incertidumbre que vivimos en la cárcel y así viví también la tristeza, el día que murió en el mismo lugar que nos encontramos y compartimos como prisioneros políticos.

En nada se puede comparar ese General digno con quien hoy niega el haber sido el Oficial a cargo de la AGA en 1974, hace unos días la hija del Señor General Mathei, afirmó que a “él (General Matthei) lo tenían que nombrar director de la Academia (de Guerra) porque era el único cargo abierto, pero que nunca ejerció como director. No podía ni siquiera acercarse, (a la AGA) no podía entrar”.

Por su parte el propio General Fernando Matthei ha reconocido que a partir de enero de 1974 asumió como director de la AGA, pero que nunca alcanzó a desempeñar mando en dicha instancia, debido a que el recinto militar estaba bajo la dirección de una fiscalía y del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA). En otras de sus declaraciones, Matthei sostuvo que “mientras fui director de la AGA y, como ésta estaba en receso y transformadas sus dependencias en un campo de concentración, mis actividades allí eran mínimas. Puede alguien siquiera pensar que un Oficial de la Fuerza Aérea con el grado de Coronel, pueda asumir el mando de una unidad militar sin tener acceso a ella?. Para nosotros que fuimos parte de la institución simplemente decimos, eso es falso, menos en esos años, cuando los cargos de dirección no pasaban solo por la meritocracia sino por la confianza que los mandos, en este caso, Gustavo Leigh y la Junta Militar tenían sobre él como Oficial superior.

Por lo tanto Matthei para ser destinado a la AGA debió ser un Oficial de confianza porque tenia que ejercer el mando sobre una cantidad de Oficiales transformados en torturadores, pero cumpliendo su “misión” como oficiales o suboficiales en la Fuerza Aérea. Como el mismo lo manifestó sabia perfectamente lo que sucedía en la Unidad a su cargo, dice que “ Era en el subterráneo dónde se mantenía a los detenidos y que “preguntaba por Bachelet, por Galaz y por Miranda (oficiales detenidos), con quienes yo había tenido buenas relaciones”,

Claro está que el General Matthei puede cobardemente esconderse de su pasado y no asumir sus responsabilidades, porque se siente arropado en su rango y en la impunidad, que ciertamente fue el precio que nos hicieron pagar a los chilenos (as) por la democracia a medias que estamos viviendo.

Pero no son solo los militares, llámense, Matthei, Oteiza, Ceballos. Cáceres, Corvalan o Krassnoff los que causaron ese dolor y establecieron los orígenes de la prepotencia y el miedo como forma de relación en nuestra sociedad. La impunidad se amplía a los políticos, al Mercurio, a los empresarios, banqueros, quienes idearon el régimen terrorista que sistemáticamente violó los derechos humanos en nuestro país, levantando la gran mentira de que con el golpe impidieron una guerra civil y que con sus acciones nos salvaron del marxismo y “nos entregaron” la libertad. El General Matthei es cómplice, de quienes por su ubicación, responsabilidades y rango planificaron y destruyeron la democracia, asesinaron al Presidente Salvador Allende, cegaron vidas y rompieron los sueños de millones de chilenos (as). Ellos para justificarse torcieron la lealtad exigida a los subordinados, transformándola en servilismo, ejerciendo de esta manera el mando, de la manera mas aberrante que se podría esperar de una autoridad, que no obstante que tiene capacidad de reflexión y raciocinio, cometió o encubrió las atrocidades que ya todos conocemos.

Nosotros desde nuestra conciencia plena de satisfacción nos sentimos orgullosos por habernos rebelado a tanta cobardía y mediocridad, de no haber aceptado las ordenes de la camarilla de Generales que representa el Sr Matthei. La lealtad a la patria no es ciega, es consciente, incluye los atributos de sinceridad, justicia, verdad, honradez, rectitud y nobleza, como valores comunes a todo militar y necesarios de asumir para servir al ejército y a su país. Finalmente, yo no se que acto de honor y de valor puede encerrar primero el hacerse cargo de un centro de tortura, y segundo aceptar que bajo su mando se torture a personas, hombres, mujeres, en casos embarazadas, indefensas, aplicando esta bajeza como procedimiento institucionalizado. Lo que a mi me enseñaron en países donde el ejercito es parte del pueblo y de sus sueños, es que el valor que rige al soldado en todos los actos del servicio, es lo que permite a este resolver y afrontar con éxito cualquier misión, pero que tiene como sustento el respeto a su pueblo, a la patria y a uno mismo, como persona. Las ultimas frases de Allende quiéranlo o no, seguirá replicando duro en sus conciencias, hasta que tengan el mínimo de valentía para reconocer su culpabilidad en las tropelías que cometieron.

“Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron… soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino que se ha auto designado, más el señor Mendoza, general rastrero… que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno, también se ha nominado director general de Carabineros”. Salvador Allende 11 de Septiembre de 1973.

La impunidad es el peor enemigo de los derechos humanos.

Dr. Enrique Villanueva M Ex Suboficial Fach Vicepresidente Centro de Estudios Exonerados Fuerza Aérea 73 CEEFA – 73


Fernando Matthei niega participación en muerte de general Bachelet durante careo con ex oficiales de la FACh

Fuente :elmostrador, 8 de Julio 2013

Categoría : Prensa

El ex comandante en jefe de la FACh Fernando Matthei fue careado esta mañana con tres oficiales (r) de la institución (Raúl Vergara, Mario González y Jaime Donoso) en el marco de la investigación por las torturas que provocaron la muerte del general Alberto Bachelet en 1974. La diligencia, que fue ordenada por el juez Mario Carroza, se extendió por cerca de una hora.

Al respecto, Jorge Balmaceda, abogado que representa a Matthei en esta instancia, señaló que él negó haber tenido conocimiento de las torturas que se daban en el subterráneo de la Academia de Guerra Aérea, en El Bosque, de la cual era director entre fines de 1973 y marzo de 1974.

"Él negó su participación absolutamente. Él fue designado, por ser director de la Academia de Guerra, en funciones que no pudo cumplir, porque la Academia de Guerra estuvo ocupada por los tribunales militares", sostuvo.

"Matthei no participó ni en calidad de cómplice ni encubridor en las torturas al padre de la ex mandataria, pues él no estaba destinado a cumplir funciones en la Academia de Guerra en la época", agregó el profesional.

"Hay una persona que dice que lo vio a fines del año 74 y no sería raro, pero es una fecha en que le correspondía al general ir a entregar el cargo para el cual había sido destinado", declaró Balmaceda.


Piden procesamiento de Fernando Matthei como presunto autor de las torturas que sufrió Alberto Bachelet

Fuente :elmostrador.cl, 26 de Julio 2013

Categoría : Prensa

Una solicitud de procesamiento en contra del general (r) Fernando Matthei presentó este viernes el abogado Eduardo Contreras al ministro en visita, Mario Carroza. La acción busca establecer la responsabilidad y autoría del ex uniformado en las torturas que sufrió el general Alberto Bachelet en la Academia de Guerra Aérea (AGA), en su calidad de director de esa unidad militar.

Según "los nuevos antecedentes aportados en el careo del general Matthei con ex oficiales, quedó más que claro que sabía lo que ocurría en la Academia de Guerra Aérea y hasta se dio el tiempo de clasificar a los prisioneros que debían ser interrogados, por lo mismo, y en el marco de sus responsabilidades establecidas en el Código de Justicia Militar y lo que señala el Código Penal él es responsable de lo que le ocurrió al general Bachelet", sostuvo el representante de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP).

En ese sentido, Contreras reparó en que si el magistrado estima que no se dan los presupuestos para considerarlo como autor, se le encargue reo como cómplice de los hechos ocurridos entre fines de 1973 y marzo de 1974.

La hija del general
La hija del general y candidata presidencial de la Alianza, Evelyn Matthei, dijo hoy al respecto: “Lo han intentado varias veces, ojalá que tampoco ahora les resulte (…) todo el mundo sabe que ellos eran amigos (con Alberto Bachelet) y que mi padre solamente ostentaba un título, pero no trabajaba en eso”, sostuvo la ex titular del Trabajo.

De igual modo, subrayó que “le pusieron el título de director de la academia de guerra, pero requería un general para eso y mi padre era coronel. Pero la academia de guerra estaba cerrada, no existía en ese momento y el trabajo que él estaba haciendo era otro”.

Las contradicciones
"A la pregunta que el Tribunal me formula acerca de si tuve conocimiento que en la Academia de Guerra Aérea (AGA) se torturaba a los detenidos, declaro que jamás lo supe". Así exponía el general (R) Fernando Matthei en diciembre de 1999, en su testimonio judicial en la causa por víctimas de la AGA que hoy lleva adelante el ministro Sergio Vásquez.

Trece años después y durante una entrevista dada a CNN en torno a los últimos resultados relativos a la investigación de la muerte del padre de la ex Presidenta Michelle Bachelet, el general Alberto Bachelet, el ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea (Fach), aseguró estar al tanto de que durante el gobierno militar hubo violaciones a los derechos humanos.

Situación que aseguró avergonzarlo, enfatizando que “no puedo decir que no sabía, por supuesto que sí sabía, pero no tenía la capacidad de arreglar eso. Porque en las FF.AA. cada uno responde de su propio sector y yo era parte de la FACh y no parte del gobierno, ni de los aparatos de inteligencia, no tenía ninguna posibilidad de ejercer tuición”.

¿Director de papel?
Matthei fue designado director de la AGA en diciembre de 1973, cargo que ocupó por dos años. Pero, según declaraba en 1999 en la causa por víctimas de la AGA —que está próxima a fallo— no asumió las funciones que le correspondían por dicho cargo y sólo se presentó en sus dependencias unas 10 veces, ya que la Academia estaba en receso desde el 11 de septiembre de 1973 y sus profesores y alumnos destinados a otras reparticiones. En la práctica el lugar funcionó como un recinto de reclusión y tortura a cargo de la Fiscalía de Aviación.

Según Matthei, la información sobre labores que se realizaban y la planificación de los programas de estudios, las requería al subdirector, José Muñoz. También relataba que conoció a algunas personas relacionadas con los detenidos en las dependencias,  como Ramón Cáceres y Edgar Cevallos Jones, ambos recientemente procesados por el ministro Mario Carroza como responsables de la muerte de Alberto Bachelet. Con ellos “conversé (…) pidiendo información general acerca de los detenidos —de la Fach— como el general Bachelet”.

El padre de la actual ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, negaba en sus declaraciones una relación jerárquica o de dependencia “a personas como Cevallos, Cáceres (…) ni otros funcionarios (…) que sólo se encontraban trabajando allí, en ese lugar físico”. Además, aseguraba,  que ni los detenidos ni el personal que los custodiaba e interrogaba dependieran del subdirector Muñoz. O de él. Su versión apuntaba a que dependían de una unidad enquistada en la AGA, argumentando que el único vínculo entre la AGA y el subterráneo, donde estaba la biblioteca y se encontraban la mayoría de los detenidos, era la obligación de la institución de proveer comida y transporte “para efectos del servicio”.

Además, expresaba “suponer” que en la AGA funcionó un servicio de inteligencia.

Matthei detallaba que en su rol como director se dedicó a cuidar la propiedad e instalaciones, donde concurría aproximadamente una vez al mes. Las dependencias del lugar, explicaba, eran un “campo de concentración”. Supo que hubo detenidos, considerados “prisioneros de guerra”, con los que no tuvo relación, quienes dependían de la Fiscalía. En su testimonio afirmaba que bajó sólo una vez al subterráneo a sacar un libro. Desde lejos divisó a varios detenidos de civil, a los que vio en buenas condiciones. “No tuve interés en saber qué sucedía con los detenidos”, aunque preguntó al fiscal (Horacio) Otaíza—a cargo de una de las dos fiscalías que operaban internamente— y a Cáceres por los prisioneros Bachelet,(Ernesto) Galaz,(Carlos) Ominami y otro”.

Su testimonio decía que conoció del maltrato a detenidos en la AGA, donde perdieron la vida seis personas, entre quienes se cuentan Bachelet y José Tohá, gracias a su mecánico de avión.

Años después, cuando ya era Comandante en Jefe, precisaba haber hablado con Edgar Cevallos, que estaba muy afectado porque en la AGA una persona “que había estado detenida a su cargo” falleció. Al ser consultado por el Tribunal debido a una entrevista en la revista Ercilla en la que habría dicho que a Cevallos se le pasó la mano con algún detenido, reconocía que lo dijo porque en los años 1976 y 1977 —dos años después de dejar el cargo de director— ello “era un comentario general en la Fuerza Aérea”.

Mientras estuvo a cargo de la AGA, paralelamente prestaba funciones en la Dirección de Operaciones de la Fach, organismo que dirigió y del cual dependía el servicio de Inteligencia Institucional, cuyos agentes cometían los crímenes de la AGA.

El militar relató que ocupaba la oficina del director del primer piso en la academia, mientras que su despacho en la Dirección de Operaciones estaba en el Ministerio de Defensa, siendo el segundo Jefe de la Dirección de Operaciones. Conforme detalló, recorría el primer y segundo piso de la AGA, siempre de riguroso uniforme, lo contrario “habría sido una falta de respeto a mi cargo”. Agregó que él no trataba con el coronel y fiscal Otaíza, con quien no tenía buenas relaciones por el “éxito profesional” de Matthei. “En mi condición de Director de la Academia de Guerra Aérea, respondo por las actuaciones del personal bajo mi mando”, sin tener relación con el personal de Fiscalía.

Según explica el abogado de Derechos Humanos que tramitó la causa por víctimas de la Academia de Guerra Aérea, Cristián Cruz, “en aquella época no existía la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea sino que el Servicio de Inteligencia de la Fach (SIFA), que dependía del Departamento de Operaciones. Por lo tanto el dominio, la posibilidad de conocer lo que allí ocurría no sólo la tenía como director del AGA, sino que también por trabajar en la Dirección de Operaciones”.

Además, sostiene Cruz, “él tenía conocimiento de inteligencia, y es tanto así que en su Hoja de Vida aparece la felicitación por un informe de inteligencia que él entrega. También el año ‘73 tiene felicitaciones por defender la obra del gobierno militar, por defender el golpe de Estado en Chile. Entonces en ese momento no puede no conocer lo que está ocurriendo en el país”.

En sus declaraciones, Matthei también negó saber de la existencia del Comando Conjunto —que se habría formado bajo el alero de la SIFA y cuyas bases principales eran los subterráneos de la AGA— salvo al asumir de Comandante en Jefe en 1978, en que supo que un grupo de civiles estaba dentro de la Fach, como el asesinado ex oficial de la Fach Roberto Fuentes Morrison. Como se le advirtió que eran peligrosos y estaban fuera de control, manifestó haber dispuesto su traslado a regiones y fuera del país y “al cabo de un tiempo fuimos desprendiéndonos de ellos dándolos de baja”.

Lo que es tajantemente rechazado por el abogado Cruz, que señala que más bien parecían actos de encubrimiento, ya que Fuentes Morrison y otros a mediados de los 80 continuaban operativos, actuando en conjunto con la Central Nacional de Informaciones (CNI).

Matthei versus Cáceres
A pesar de que en sus declaraciones Matthei se desvincula de toda responsabilidad y conocimiento de lo que realmente sucedía dentro de la AGA mientras fue su director, algunos testimonios abren serias dudas al respecto.

En la misma causa de las víctimas de la AGA, Ramón Cáceres, hoy procesado por la muerte de Alberto Bachelet y uno de los más feroces torturadores al interior de la academia, explicaba que en enero de 1973 fue designado para un curso en la AGA, egresando como Oficial del Estado Mayor en 1975. Las clases fueron suspendidas en septiembre de 1973 y en octubre fue nombrado como Fiscal Militar en Tiempo de Guerra, por lo que practicó diligencias en diversos procesos en el Ministerio de Defensa, algunos de los cuales se acumularon posteriormente a los de la Fiscalía de la AGA.

Cáceres aseguraba que por su experiencia como fiscal, Horacio Otaíza le ordenó practicar allanamientos, aunque, afirmó, dependía disciplinariamente de quien “dirigía la AGA, a saber, del Director Fernando Matthei, que no desempeñaba labores docentes, y del Subdirector Sr. Muñoz Pérez”.

El coronel (R), agregó que en 1973 fue el propio Matthei quien, a través de una carta, le informó que había sido llamado al segundo año del curso especial en la academia.

Para el abogado Cristián Cruz “si Cáceres no está en la AGA al llegar Matthei, sino que llega luego de que él lo llama y se dedica a interrogar, torturar y además lo conoce y conversan, le pregunta por detenidos y a la vez este lo reconoce como sus superior, creo que es bastante claro lo que ocurre y cuál es la simbiosis respecto a estos dos personajes”.

Otro testimonio, dado por el general Luis Campos, aseveraba tajantemente que en la AGA “toda la guardia dependía naturalmente del director”, destacando luego que la guardia de los detenidos estaba en manos de Matthei.

Por otra parte, Cáceres relataba que en varias ocasiones almorzó con Matthei y Cevallos Jones, el otro procesado por la muerte de Bachelet. En dichas oportunidades, el director inquiría por algunos prisioneros.

Según lo que se desprende de varias declaraciones, el director de la AGA visitaba periódicamente sus dependencias. Incluso con zapatillas, como lo ilustran los dichos del oficial en retiro Jaime Donoso.

Cruz concluye que, “Matthei dice que cuando baja a los subterráneos pregunta por Bachelet. Pueden estar torturando a todo el mundo y él no veía nada. Incluso menciona un lugar llamado La Capilla, donde se torturaba: estaban los magnetos y herramientas de tortura, pero extrañamente no ve nada. Baja a la biblioteca y simplemente pregunta por Bachelet. Si sabía que estaba ahí y vio esas condiciones no pudo menos que imaginar lo que acaecía. ¿Y qué hizo por él o por otros? Nada.

Por eso, considera correcta la decisión del juez Mario Carroza de investigar la eventual responsabilidad que le cupo al ex Comandante en Jefe de la Fach por las torturas que le causaron la muerte a Alberto Bachelet. Investigación que contempla dos aristas: una relativa a la entrevista dada hace unos días y otra con respecto a la nebulosa existente sobre su participación en la AGA y su cargo como director.


Condenan a exmilitares en Chile por tortura a dos diputados durante la dictadura

Fuente :americaeconomia.com, 2 de Septiembre 2014

Categoría : Prensa

La Justicia chilena dictó condenas contra exmilitares declarados responsables de torturas perpetradas en contra los diputados Guillermo Teillier y Sergio Aguiló, ocurridas cuando fueron detenidos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), informaron este martes fuentes judiciales.

En el caso del actual presidente del Partido Comunista y diputado Guillermo Teillier, el ministro en visita Miguel Vásquez condenó a los oficiales retirados de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) Edgardo Ceballos Jones y Franklin Bello, como autores de apremios ilegítimos.

Las torturas al diputado ocurrieron a fines de 1974, cuando estuvo detenido en la Academia de Guerra Aérea de la FACH, precisó el fallo.

Por estos hechos y otros delitos contra detenidos en esa unidad, el juez sentenció al coronel Ceballos Jones a 27 años de cárcel y al oficial Bello a cinco años de presidio.

En tanto, la segunda sala de la Corte de Apelaciones de Santiago ratificó las condenas por las torturas que recibió al actual diputado de izquierda Sergio Aguiló Melo, delito ocurrido en diciembre de 1981 en un cuartel de la desaparecida Central Nacional de Informaciones (CNI), la policía secreta de la dictadura.

Las penas de tres años de presidio afectan al exdirector de ese organismo el general retirado Roberto Schmied Zanzi y a los exagentes Alejandro Morel Concha, Álvaro Corbalán Castilla y Manuel Gallardo Sepúlveda.

Asimismo se ratificaron las penas de 61 días de presidio para los exagentes de la CNI Carlos Contreras Ferrada y Sergio Díaz Lara. En todas las sentencias se concedió el beneficio de la remisión condicional, lo que impide que los sancionados sean encarcelados.

Según informes oficiales más de 33.000 personas fueron torturadas durante la dictadura de Augusto Pinochet.


Los crímenes de lesa humanidad no están zanjados en Chile. Por Enrique Villanueva

Fuente :Le Monde Diplomatique, 7 de octubre de 2014

Categoría : Prensa

Las declaraciones del nuevo Jefe de la Fuerza Aérea, General de Aviación Jorge Robles ratifican que las FFAA aun no asimilan el papel que jugaron, arrastrados por los mandos de la época, en quebrantar por medio de la violencia la democracia en Chile, derrocando a un gobierno legal y democráticamente elegido por el pueblo. Sus afirmaciones no asumen la responsabilidad por el papel activo y preponderante de la Fuerza Aérea de Chile en el terrorismo de Estado, primero como institución y luego sumándose a los comandos conjuntos, con el resto de las instituciones armadas, para perseguir, torturar y hacer desaparecer a personas en nuestro país.

Hasta hoy las FFAA y la Fach han sido Incapaces de hacer un reconocimiento frente a su propia historia y de responder al justo requerimiento de los familiares de detenidos desparecidos, de entregar información que les permita conocer el destino de sus seres queridos. Por el contrario con estas declaraciones se repite el intento de lanzar un salvavidas, a los ex oficiales y suboficiales de la Fuerza Aérea probadamente involucrados en crímenes de lesa humanidad, intentando dar por zanjado el tema de los DDHH, extendiendo con ello el manto de impunidad que les protege al amparo de una mal entendida lealtad institucional.

A estas alturas, habiéndose conocido la información de los informes Retigg y Valech, así como otra información valiosa y verídica de nuestra historia reciente, ya no es tolerable la falta de decisión, de los actuales mandos militares, para aclarar la participación de miembros de sus instituciones en hechos delictivos. O de justificarlos, como se ha hecho hasta hoy, como “acciones necesarias”, “excesos”, de “defensa de la democracia y de la patria de la invasión comunista” o como respuestas a una guerra que nunca existió. Los hechos históricos sucedieron, la Fuerza Aérea al mando del General Gustavo Leigh inició el golpe de Estado el 11 de Septiembre de 1973 con el bombardeo a la Moneda, cuyo objetivo claro y explícito fue asesinar al presidente de la Republica y a sus colaborares en el palacio presidencial. Fueron oficiales pilotos de la Fach quienes bombardearon blancos y poblaciones civiles: Mario López Tobar, Fernando Rojas Vender, Ernesto Amador González Yarra, Eitel Von Mühlenbrock y Gustavo Leigh Yates, ellos son los autores de este hecho demencial y destructivo.

El general Leigh y su Estado Mayor ordenaron instalar en la Escuela de Especialidades, en la Academia Politécnica Aeronáutica y en la Academia de Guerra Aérea, centros de detención y torturas por donde pasaron y en los cuales murieron cientos de chilenos y chilenas. La AGA se constituyó en uno de los centros de tortura mas crueles a cargo de la Fiscalía de Aviación, en estrecha colaboración con el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA).

Uno de los últimos directores de la AGA fue el General Fernando Mathei y fue allí donde fue torturado el General Alberto Bachelet, junto a un centenar de Oficiales y Suboficiales de la Fuerza Aérea quienes nos opusimos al golpe cívico militar de 1973. En ese lugar actuaban impunemente los torturadores, quienes cometieron crímenes de lesa humanidad, actuando como agentes del Estado en el ataque generalizado y sistemático que realizaron en contra de la población civil desarmada.

En la AGA, se torturó, se violó a mujeres, se cometieron actos inhumanos que causaron graves sufrimientos a cientos de chilenos y chilenas, todos hechos calificados como crímenes de lesa humanidad por su naturaleza aberrante. Algunos de los culpables de estas atrocidades son Oficiales y Suboficiales de la institución Aérea entre otros, los Comandantes Sergio Lizasoaín, Edgar Ceballos Jones, Jaime Lavín, Juan Bautista González y Humberto Velásquez Estay; el Coronel Horacio Otaíza (jefe de la SIFA), los capitanes León Duffey, Juan Carlos Sandoval, Jaime Lemus, Florencio Dublé, Contreras y Fullogher; los tenientes Luis Campos, Matig y Pérez.

¡Continuar protegiendo a estos criminales terroristas, deprecia a la institución y a la carrera militar, la que se fundamenta en los sentimientos de honor y deber!

Las declaraciones del Jefe de la Fuerza Aérea denotan claramente que las FFAA no se están educando, sus oficiales y Suboficiales, en el reconocimiento de los hechos históricos sucedidos y en el respeto a los DDHH. Por el contrario estas siguen influenciadas por el lastre histórico de la Doctrina de la Seguridad Nacional, que funciona sobre la imposición de la «superioridad» militar sobre lo civil y los civiles, estableciendo una absurda predisposición beligerante en contra de la sociedad civil.

Los gobiernos democráticos post dictadura, mientras continúen pasivos al respecto, siguen abrigando en su seno a un órgano cuya conciencia colectiva “identifica el caos con el desarrollo social” y con las múltiples formas de participación y manifestación ciudadana por sus derechos. Las mismas condiciones que fueron aprovechadas e incentivadas por oficiales ambiciosos y corruptos, para involucrarlas en la comisión de crímenes de lesa humanidad.

El tema de los derechos humanos no esta zanjado, tiene que ver con las violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad cometidos. Son delitos que no prescriben y de los cuales, la Fuerza Aérea en este caso, debe hacerse cargo sin ambigüedades.

¡Quienes buscan leyes de impunidad, van a ser tan responsables como los que apretaron el gatillo en el pasado."! (Sola Sierra, Presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Chile )

Enrique Villanueva M Vicepresidente CEEFA-73 Centro Estudios Exonerados Fuerza Aérea 1973


Ernesto Galaz, militar que honró a su patria

Fuente :cooperativa.cl, 26 de Enero 2018

Categoría : Prensa

Hace unos días falleció el Comandante de Grupo ® de la Fuerza Aérea de Chile Ernesto Galaz Guzmán. Fue un privilegio haber sido su amigo, así como lo hemos sido de varios de esos oficiales y suboficiales de la Fach que, demócratas de verdad, por respetar la Constitución y la Ley y opuestos al golpe de 1973, sufrieron duros años de prisión tortura, condenas de muerte, exilio, e injusta deshonra de la que hasta hoy no acaban de recibir justa reparación más allá de algunos gestos simbólicos.

Lo afirmo fundadamente pues, al igual que varios otros abogados, continuamos impulsando procesos judiciales para que, por fin, se castigue a los torturadores de estos destacados compatriotas, entre ellos el Comandante Galaz.

Le conocí en el exilio. Su historia y la prueba de su valor y entereza son conmovedoras, como las de aquellos que fueron sus compañeros de armas y de ideas, que no aceptaron la traición a la patria cometida por Pinochet y los otros mandos de las Fuerzas Armadas de la época.

Junto a numerosos otros oficiales y suboficiales de la FACH, fue ilegalmente detenido el 14 de septiembre de 1973, torturado y sometido a un ilegítimo Consejo de Guerra y condenado con sentencia de muerte, luego modificada y tras años de prisión y tortura finalmente desterrado.

Al momento del golpe era Comandante de Grupo de la Fuerza Aérea de Chile con muchos años de servicio y se desempeñaba  en el Estado Mayor General de la institución. Era además  profesor en la Academia de Guerra Aérea en las cátedras de Geopolítica  y Logística.

Fue dado de baja el mismo día de su detención y lo mandaron al subterráneo del ministerio de Defensa donde se encontró con otros colegas, entre ellos el general Alberto Bachelet y el capitán Raúl Vergara, para ser llevados a prisión e incomunicados en Colina, sin informar nada a sus familias.

Luego los trasladaron a la Academia de Guerra de la FACH,  atados y encapuchados, sin alimentos ni agua, horas y horas de pié y comenzaron los golpes y las torturas de todo tipo, obligándolos a firmar papeles con falsas declaraciones incriminatorias,  a fuerza  de las más indecibles torturas físicas y sicológicas.

Funcionaba la doctrina del “enemigo interno” de la Escuela de las Américas impuesta por los aparatos del gobierno de los EEUU.

A fines del 73 fueron llevados a la Academia Politécnica en El Bosque, encerrados en diferentes salas, mirando hacia la pared y con un conscripto moviendo el cierre de su fusil.

Allí es donde murió un cabo de apellido Espinoza, que estaba sentado justo frente al conscripto a quien se le salió un tiro, matándolo instantáneamente. Los trasladaron luego a la Cárcel Pública y, para ir a las audiencias del ilegítimo Consejo de Guerra armado al efecto, les llevaban arrodillados en vehículos de la Fuerza Aérea, custodiados por sujetos con la cara pintada.

En junio de 1974 el Comandante Galaz y sus compañeros fueron informados que el Consejo les había condenado a la pena máxima, la de muerte, por los “delitos de traición y promoción de la sedición”. Los aislaron y les mostraron a los fusileros que estaban preparándose para su ejecución.

Tiempo más tarde un juez militar decretó que la pena de muerte se conmutaría por 30 años de presidio. Finalmente, fue el Decreto 504 de 1975 el que permitió conmutar esa pena por la de extrañamiento, siempre que un país les acogiera y diera trabajo. Recién en 1978 pudo acceder al beneficio y reunirse con su familia en Bruselas, Bélgica.

A su regreso a Chile el año 1989, quiso revalidar su cédula de identidad y no pudo hacerlo, porque “no tenía existencia en Chile”. Estos uniformados patriotas eran, en general, rechazados socialmente, ya que persistía la afirmación de la dictadura de que habían “traicionado a la patria”.

El daño causado fue brutal e irreversible. Sólo un proceso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos permitió que la sentencia de 2 de Septiembre de 2015 determinara que el Estado  debía adoptar  “las medidas  legislativas, administrativas, o de cualquier otra índole que sean adecuadas para poner a disposición de las personas condenadas por los consejos de guerra durante la dictadura militar chilena un mecanismo que sea efectivo para revisar y anular las sentencias de condena que fueron proferidas en procesos que pudieron tomar en cuenta pruebas y/o confesiones obtenidas bajo tortura”.

Finalmente se obtuvo que la sentencia del falso “Consejo de Guerra” fuera anulada por existir antecedentes que comprobaban fehacientemente que se basó en declaraciones de los  imputados obtenidas bajo tortura.

Así lo decreta el fallo de la Corte Suprema de Chile de 3 de octubre de 2016 que aclara que los oficiales y suboficiales democráticos fueron víctimas de una sentencia “manifiestamente incorrecta de manera insoportable para la idea de justicia”.

Lo positivo es que se hace extensiva además a todos los consejos de guerra que hubo en el país, todos montados burdamente para justificar asesinatos, torturas y destierros cometidos por la dictadura de Pinochet.

Nuestra amistad y trabajo en el exilio fue sin duda auspicioso. Trabajamos en Cuba y en México en la conformación de un equipo dedicado a los temas específicos de los estudios militares.

En este empeño, militares y civiles democráticos buscábamos además la unidad de los militares latinoamericanos en tiempos signados por la existencia de dictaduras en el continente, todas de la misma matriz como denuncian los informes del Senado estadounidense.

Entonces conocí a destacados militares latinoamericanos como Gerónimo Cardozo del Uruguay, Richelieu Le Voyer del Ecuador, Hugo Chávez de Venezuela.

En el caso de Chile, además del Comandante Galaz, a los oficiales Alamiro Castillo y Raúl Vergara de la Fuerza Aérea y al Comandante Efraín Jaña del Ejército, entre otros. Más tarde habría de conocer al general uruguayo Liber Seregni. 

Entre los civiles participantes recuerdo en primer lugar a Jacinto Nazal quien tuvo un destacado desempeño y a otros compatriotas como Patricio Palma y Darío Salinas. Colaboraron además estudiosos civiles y militares latinoamericanos y europeos

Al alero de Casa de Chile en México, dirigida entonces por el ex senador del Partido Radical Hugo Miranda dimos vida al “Centro de Estudios Militares General Carlos Prats” que produjo publicaciones importantes como una revista cuyo primer número data del 1 de noviembre de 1986 y, más tarde hizo posible los llamados “Cuadernos del CEMAL”, que era una publicación del Centro de Estudios Militares de América Latina, a su vez integrante de la OMIDELAC, que era la “Organización de militares por la democracia, la integración y la liberación de América Latina y el Caribe”

Estos materiales se produjeron hasta mediados de 1988 y en ellos su diagramador fue el profesor chileno Fernando Schultz quien, el pasado año 2017, hizo entrega de buena parte de todos los libros, revistas y documentos producidos por el exilio chileno en México en esa Casa de Chile, al Museo de la Memoria acá en Santiago en donde se puede consultar por esos textos.

En esas tareas colaboró igualmente con entusiasmo el Comandante Ernesto Galaz, ejemplar militar democrático que a su retorno al país se reincorporó a su organización política, el Partido Socialista y  a las filas de la Masonería chilena, institución de toda su vida. Unitario, serio en el trabajo, alegre en la amistad. Como el general Bachelet, como el comandante Alamiro Castillo, como tantos otros que ya han partido y muchos que continúan su ejemplo, don Ernesto fue un soldado que honró a su patria.

La misma que traicionaron Pinochet y quienes lo fueron o todavía son sus seguidores.


Juzgado Civil de Santiago ordena al Fisco indemnizar a detenidos torturados en la Academia de Guerra Aérea

Fuente :poderjudicial.cl, 2 de Abril 2018

Categoría : Judicial

El Décimo Séptimo Juzgado Civil de Santiago condenó al Fisco de Chile a pagar una indemnización total de $400.000.000 a cinco prisioneros políticos que fueron sometidos a torturas en la Academia de Guerra Aérea, entre 1974 y 1975.
Así, el Tribunal ordenó pagar $80.000.000 a Renato Arias Rozas; $100.000.000 a Juan Molina Manzor; $80.000.000 a Patricio Jorquera Encina; $80.000.000 a Luis Retamal Jara y $60.000.000 a Héctor Vásquez Luncumilla, víctimas de torturas 1974 y 1975, en la AGA.
La sentencia sostiene que las conductas descritas en el motivo anterior, dan cuenta de la comisión de actos ilegales y arbitrarios, que afectan lo más esencial de los seres humanos, como la vida, la libertad y dignidad y que por su extensión y alcance trascienden al propio individuo, afectando a la humanidad toda, y por tanto se encuadran en el concepto de delito de lesa humanidad.
La resolución agrega que en torno a la excepción de prescripción extintiva de la acción, incoada plateada por la demandada, huelga tener presente que el hecho que motiva esta acción, es de aquellos que la doctrina y tribunales superiores de justicia reconoce como graves crímenes de lesa humanidad, tal y como lo establece los Convenios de Ginebra del año 1949, toda vez que estos hechos y especialmente los descritos en el motivo 13° ocurrieron en un contexto de excepción a nuestra democracia, período en que se vulneraron de manera grave, sistemática y masivamente los derechos humanos de las personas oponentes al régimen de entonces o a simples civiles que no adherían a ningún movimiento político, con el único fin posible de amedrentar al resto de la población civil, todo ello cometido por agentes del Estado o por civiles amparados por éste.
A continuación, el fallo señala que se sustenta la tesis de inaplicabilidad de la norma del Código Civil antes mencionada por el artículo 2° de la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos que obliga a los Estados parte adoptar con arreglo a sus procedimientos constitucionales las medidas legislativas o de otro carácter que fueran necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades y el artículo 5° de la Constitución Política de la República que reconoce como limitación a la soberanía el respeto de los derecho esenciales que emana de la naturaleza humana y la obligación del mismo de promover dichos derechos fundamentales, ya la jurisprudencia se ha pronunciado en el sentido que la presente acción civil deriva justamente de hechos tipificados como crímenes de lesa humanidad los cuales no prescriben, por lo que resultaría incoherente entender que la acción de reparación está sujeta a normas de prescripción, puesto que ello atenta los principios del Derecho Internacional que establecen la obligación permanente del Estado de reparar a las víctimas de estos crímenes considerados de los más atroces, tal como se establece en el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, de fecha 23 de marzo de 1976, Parte III, artículo 9, numerando quinto, y la Resolución Aprobada 56/83 de la Asamblea General de Las Naciones Unidas, de fecha 28 de enero 2002, sobre Responsabilidad del Estado por hechos internacionalmente ilícitos, en especial su capítulo segundo; y teniendo presente especialmente que ambas acciones se sustentan en el mismo hecho ilícito.


El secreto peor mentido

Fuente :elmostrador.cl, 30 de Abril 2018

Categoría : Prensa

En la presentación del libro que se hizo en un diario, la viuda de Leigh afirma que su marido no supo nunca de ejecuciones ni torturas y niega que en la Academia de Guerra Aérea (AGA) se practicara algo más que un comedido apremio psicológico a los detenidos. Los numerosos testimonios sobre la AGA hacen imposible ignorar estas operaciones indecentes de lavado reputacional. Si la sociedad no es capaz de defenderse de falsedades tan graves en el espacio público, toda experiencia histórica está destinada a ser relativizada, banalizada y perdida.
 
Acaba de publicarse un libro con las grabaciones que el general Gustavo Leigh realizaba clandestinamente de sus conversaciones con Pinochet. Su viuda se adjudica la autoría del libro, aunque dice haber contratado a un ‘historiador secreto’ para llevar adelante la publicación. Presentando el libro en un diario, la señora de Leigh afirma que su marido no supo nunca de ejecuciones ni torturas y niega que en la Academia de Guerra Aérea (AGA) se practicara algo más que un comedido apremio psicológico a los detenidos. La interpretación de la viuda, las conversaciones fingidas y el escritor oculto, todo indica que la lealtad de los tránsfugas obliga y que la Fuerza Aérea todavía protege el secreto a voces de su oscuro desempeño institucional.

Los numerosos testimonios sobre la AGA hacen imposible ignorar estas operaciones indecentes de lavado reputacional. Si la sociedad no es capaz de defenderse de falsedades tan graves en el espacio público, toda experiencia histórica está destinada a ser relativizada, banalizada y perdida.

La AGA fue el primer centro de inteligencia y tortura del Gobierno militar. El recinto fue administrado por un ‘comando conjunto’ de las FF.AA. La Fuerza Aérea cumplía las labores de oficina, aseguraba la custodia y realizaba el trabajo manual en los interrogatorios. El privilegio del dueño de casa consistía en concentrar allí a la gente de su propia institución y ocuparse directamente de su quebranto.

Durante años intenté ser admitido para visitar la AGA. Lo hice discretamente y sin éxito a través de amigos que tenían amigos y de antiguos compañeros de colegio que fueron altos oficiales de la Fuerza Aérea. A veces me preguntaban, sarcásticamente, si pensaba escribir un libro. Otros respondían que sería muy comprometedor transmitir mi solicitud. Todavía hoy mantengo la esperanza de volver a recorrer a ciegas esos pasillos y subir las escaleras sin tropezarme.
Pasé por la Academia de Guerra Aérea entre mediados de octubre y fines de noviembre de 1973. Tenía 23 años y no ostentaba ni el perfil ni la relevancia del resto de los presos del lugar. Los detenidos eran principalmente aviadores y autoridades políticas relacionadas con defensa y con finanzas en el Gobierno de la UP. Fui detenido por indicación de un fiscal de la aviación de nombre Cristián Rodríguez Boullón, conocido como el Boca Rodríguez y que llegó, por sus méritos, a auditor general de la FACH. Como suplemento salarial, el Boca extorsionaba a los familiares de los presos vendiéndoles la libertad y la vida de sus parientes.

Puedo dar fe de que en ese recinto se torturaba intensa y variadamente, según la categoría de los presos. Los peor tratados eran los integrantes de la misma Fuerza Aérea. Para el resto, el trato iba desde el estándar del terror psíquico a la oscuridad de una capucha permanente, golpizas profesionales, simulaciones de fusilamiento, aplicación de drogas, descargas eléctricas y heridas que eran abiertas para ser trabajadas lentamente y en profundidad. Vi morir a hombres viejos torturados durante días; los vi apagarse en un quejido de dolor cada día más tenue hasta que dejaban de escucharse. Nunca supe los nombres de los que murieron ni los de aquellos que los mataron, pero el general Leigh no estaba en posición de ignorar ninguno de esos detalles.

Durante años, intenté ser admitido para visitar la AGA. Lo hice discretamente y sin éxito a través de amigos que tenían amigos y de antiguos compañeros de colegio que fueron altos oficiales de la Fuerza Aérea. A veces me preguntaban, sarcásticamente, si pensaba escribir un libro. Otros respondían que sería muy comprometedor transmitir mi solicitud. Todavía hoy mantengo la esperanza de volver a recorrer a ciegas esos pasillos y subir las escaleras sin tropezarme.


Academia de Guerra: El secreto peor mentido

Fuente :elmostrador.cl, 30 de Abril 2018

Categoría : Testimonio

En la presentación del libro que se hizo en un diario, la viuda de Leigh afirma que su marido no supo nunca de ejecuciones ni torturas y niega que en la Academia de Guerra Aérea (AGA) se practicara algo más que un comedido apremio psicológico a los detenidos. Los numerosos testimonios sobre la AGA hacen imposible ignorar estas operaciones indecentes de lavado reputacional. Si la sociedad no es capaz de defenderse de falsedades tan graves en el espacio público, toda experiencia histórica está destinada a ser relativizada, banalizada y perdida.

Acaba de publicarse un libro con las grabaciones que el general Gustavo Leigh realizaba clandestinamente de sus conversaciones con Pinochet. Su viuda se adjudica la autoría del libro, aunque dice haber contratado a un ‘historiador secreto’ para llevar adelante la publicación. Presentando el libro en un diario, la señora de Leigh afirma que su marido no supo nunca de ejecuciones ni torturas y niega que en la Academia de Guerra Aérea (AGA) se practicara algo más que un comedido apremio psicológico a los detenidos. La interpretación de la viuda, las conversaciones fingidas y el escritor oculto, todo indica que la lealtad de los tránsfugas obliga y que la Fuerza Aérea todavía protege el secreto a voces de su oscuro desempeño institucional.

Los numerosos testimonios sobre la AGA hacen imposible ignorar estas operaciones indecentes de lavado reputacional. Si la sociedad no es capaz de defenderse de falsedades tan graves en el espacio público, toda experiencia histórica está destinada a ser relativizada, banalizada y perdida.

La AGA fue el primer centro de inteligencia y tortura del Gobierno militar. El recinto fue administrado por un ‘comando conjunto’ de las FF.AA. La Fuerza Aérea cumplía las labores de oficina, aseguraba la custodia y realizaba el trabajo manual en los interrogatorios. El privilegio del dueño de casa consistía en concentrar allí a la gente de su propia institución y ocuparse directamente de su quebranto.

[cita tipo=»destaque»]Durante años intenté ser admitido para visitar la AGA. Lo hice discretamente y sin éxito a través de amigos que tenían amigos y de antiguos compañeros de colegio que fueron altos oficiales de la Fuerza Aérea. A veces me preguntaban, sarcásticamente, si pensaba escribir un libro. Otros respondían que sería muy comprometedor transmitir mi solicitud. Todavía hoy mantengo la esperanza de volver a recorrer a ciegas esos pasillos y subir las escaleras sin tropezarme.[/cita]

Pasé por la Academia de Guerra Aérea entre mediados de octubre y fines de noviembre de 1973. Tenía 23 años y no ostentaba ni el perfil ni la relevancia del resto de los presos del lugar. Los detenidos eran principalmente aviadores y autoridades políticas relacionadas con defensa y con finanzas en el Gobierno de la UP. Fui detenido por indicación de un fiscal de la aviación de nombre Cristián Rodríguez Boullón, conocido como el Boca Rodríguez y que llegó, por sus méritos, a auditor general de la FACH. Como suplemento salarial, el Boca extorsionaba a los familiares de los presos vendiéndoles la libertad y la vida de sus parientes.

Puedo dar fe de que en ese recinto se torturaba intensa y variadamente, según la categoría de los presos. Los peor tratados eran los integrantes de la misma Fuerza Aérea. Para el resto, el trato iba desde el estándar del terror psíquico a la oscuridad de una capucha permanente, golpizas profesionales, simulaciones de fusilamiento, aplicación de drogas, descargas eléctricas y heridas que eran abiertas para ser trabajadas lentamente y en profundidad. Vi morir a hombres viejos torturados durante días; los vi apagarse en un quejido de dolor cada día más tenue hasta que dejaban de escucharse. Nunca supe los nombres de los que murieron ni los de aquellos que los mataron, pero el general Leigh no estaba en posición de ignorar ninguno de esos detalles.

Durante años, intenté ser admitido para visitar la AGA. Lo hice discretamente y sin éxito a través de amigos que tenían amigos y de antiguos compañeros de colegio que fueron altos oficiales de la Fuerza Aérea. A veces me preguntaban, sarcásticamente, si pensaba escribir un libro. Otros respondían que sería muy comprometedor transmitir mi solicitud. Todavía hoy mantengo la esperanza de volver a recorrer a ciegas esos pasillos y subir las escaleras sin tropezarme.

por Fernando Balcells Daniels


Los días de persecución y tortura de Ángela Jeria

Fuente :ciper.cl, 2 de Julio 2020

Categoría : Prensa

Ángela Jeria fue de ideas propias y carácter fuerte. Rompiendo el perfil de la esposa de un militar, a principios de los 70 entró a Antropología en el Pedagógico, un bastión de izquierda y en plena UP. Venía de una familia laica, con padre masón y parientes radicales, lo que influyó en su esposo, el general FACH Alberto Bachelet. Conoció a Salvador Allende, lo apoyó y estuvo de acuerdo con que su marido asumiera un cargo de alta exposición en el gobierno de la Unidad Popular. Luego del golpe, muchos en la Fuerza Aérea la culparon de la suerte que corrió el general, pese a que él falleció como preso político a manos de sus compañeros de armas. Fue detenida y torturada junto a su hija, la ex Presidenta Michelle Bachelet, en Villa Grimaldi. Hasta 1979 tuvo prohibición de ingresar al país. En los 80 se involucró en la defensa de los derechos humanos y fue el gran apoyo para que la futura gobernante mantuviera su compromiso político. Aquí, parte de su historia narrada en dos capítulos del libro Bachelet. La historia no oficial, de Andrea Insunza y Javier Ortega, investigadores del Centro de Investigación y Proyectos Periodísticos (CIP) de la Universidad Diego Portales.

EL MUNDO A PEDAZOS
Cuando el general Alberto Bachelet llega a recogerla a la Facultad de Medicina, la tarde del 12 de septiembre, Michelle tiene la sensacio´n de que su mundo se cae a pedazos. Allende esta´ muerto, la junta militar controla el pai´s y la vi´a chilena al socialismo —con la que ella tanto se identifico´— esta´ tan liquidada como suspendidas las libertades democra´ticas. (1)

Su padre, hasta ayer un general de reconocido liderazgo en la FACH, ya no es parte de la institucio´n a la que pertenecio´ desde los 16 an~os. Acusado de «allendista», es mirado ahora como un paria por las nuevas autoridades y hasta por compan~eros de armas de toda la vida. El propio Alberto Bachelet y su esposa palpan este ambiente hostil en la villa militar donde viven. De ahi´ que su idea es mudarse cuanto antes de domicilio. (2)

Al llegar a su casa de Las Condes, Michelle y su padre se encuentran con que el domicilio acaba de ser allanado por personal militar. Sin perder la calma, A´ngela les explica que todo se debio´ al enojo de efectivos de la Escuela Militar por un incidente minu´sculo. Su sobrina Carmen Neumann paseaba por el vecindario cuando fue piropeada por un grupo de cadetes a bordo de dos buses militares. La muchacha respondio´ con palabras de desprecio. So´lo eso basto´ para que detuvieran los buses e irrumpieran en la casa, saltando la reja de acceso. Los efectivos revisaron el inmueble sin escuchar las protestas de A´ngela, quien les advirtio´ que su esposo era el general Bachelet. Luego, se marcharon.

Una hora ma´s tarde el personal militar regresa para una nueva inspeccio´n. El nuevo allanamiento se realiza bajo la mirada impotente del general Bachelet y su sorprendida hija. Al jefe de familia le queda claro que su nombre ya no es un aval de seguridad para los suyos.

Una vez que la calma retorna al hogar, la familia puede reunirse en el living, para compartir sus vivencias del di´a anterior. Juntos, tratan de digerir todo lo ocurrido, de darse a´nimo y aventurar escenarios algo ma´s tranquilizadores.

En la charla se menciona el rumor de que el general Carlos Prats marcha desde el sur, al mando de una columna de efectivos leales al gobierno. La versio´n, muy extendida a esas horas entre algunos partidarios de Allende, resulta falsa: todas las ramas castrenses se han alineado con el golpe, incluyendo a Carabineros. (3) La premisa ba´sica de los planes de defensa de la UP —que algunas unidades defenderi´an al gobierno constitucional— ha probado ser un error de apreciacio´n tan grande como la derrota misma.

Perfecto ejemplo de la debacle es el PS. La colectividad de Salvador Allende ha quedado desarticulada el mismo di´a del golpe y sus ma´ximos dirigentes esta´n detenidos o son intensamente buscados. Para los militares, la presa mayor es el secretario general, Carlos Altamirano, quien desde la man~ana del 11 se oculta en una casa de seguridad, en algu´n lugar del sur de Santiago. (4) Para la confundida militancia, salvo replegarse y esperar no hay instrucciones claras sobre que´ hacer en el nuevo escenario.

Horas despue´s de que Michelle abandona el campus, soldados de la FACH irrumpen en el plantel y sacan a sus ocupantes con las manos en alto. Profesores, estudiantes y funcionarios son llevados a una cancha de fu´tbol vecina, donde un camio´n con altavoces comienza a llamar por su nombre a los dirigentes ma´s buscados. La escena se repite a lo largo del pai´s durante varios di´as. En menos de una semana, los detenidos sumara´n miles. (5)

Como diputado y uno de los dirigentes ma´s destacados de su colectividad, Carlos Lorca sabe que esta´ entre los que corren peligro. La man~ana del 11, al captar la gravedad del alzamiento, ordena desocupar la sede de la JS y, de acuerdo a un plan preestablecido, trasladarse a la Escuela de Artes Gra´ficas de San Miguel. Hasta ahi´ llegan dirigentes y amigos, como Jaime Lo´pez, Mario Felmer y Luis Lorca, adema´s de figuras ma´s jo´venes como Camilo Escalona y Ricardo Solari. Con una amarga impotencia, el grupo ve desde los techos el bombardeo a La Moneda. (6) Cuando los helico´pteros empiezan a sobrevolar la escuela, alguien da la orden de dispersarse y buscar refugio en las poblaciones del sur de Santiago. Una de ellas, La Legua, es uno de los pocos lugares del pai´s donde los partidarios de Allende ofrecen una fe´rrea resistencia antes del repliegue.

Un par de di´as despue´s, los miembros del comite´ central de la JS que au´n esta´n a salvo son convocados por Carlos Lorca a un encuentro clandestino, en un inmueble de la ce´ntrica calle San Francisco. A la cita concurren Mario Felmer, Luis Lorca y Jaime Lo´pez, entre otros. Luego de informarles que la direccio´n de Carlos Altamirano ha sido completamente desmembrada, Lorca les plantea disolver la JS e intregrarse de manera urgente a la nueva direccio´n clandestina, que e´l encabezara´ con el dirigente sindical Exequiel Ponce y el contador Ricardo Lagos Salinas. (7)

La expresidenta Michelle Bachelet junto a su madre, Ángela Jeria.

Integrar la cu´pula de relevo es en extremo arriesgado. El aparato represor de la junta militar se ha impuesto como una de sus prioridades golpear al PS, que debe implementar, a la carrera, una estructura de seguridad ba´sica para la supervivencia de su nueva directiva.

A pesar de los riesgos y de un temor de piel que casi todos se esfuerzan por disimular, los convocados aceptan. Convencerse de que ya son hombres muertos sera´, para algunos, la mejor forma de funcionar en adelante.

***

Michelle no esta´ entre los asistentes al encuentro de calle San Francisco. Si bien ha trabajado estrechamente con Lorca y su nu´cleo, no es una dirigente de primera li´nea en la JS. Adema´s, la gran inquietud de la joven es la situacio´n de su familia. En los di´as inmediatos al golpe la residencia de Las Condes es vigilada por el Eje´rcito.

El 14 de septiembre, un automo´vil se estaciona cerca de su domicilio. Al poco rato, un general vecino llega a golpear la puerta.

—Quieren hablar con Beto —le dice a A´ngela Jeria—. Vengo yo para que esto no sea tan violento.

El general Bachelet es sacado de su hogar y llevado al Ministerio de Defensa por personal de la FACH, en calidad de detenido. Su esposa decide acompan~arlo. El general esta´ seguro de que todo se trata de un malentendido y que lo ma´s probable es que podra´ regresar a su casa ese mismo di´a.

En el Ministerio de Defensa, Bachelet se informa de los cargos que se le imputan, de boca del fiscal de Aviacio´n Cristia´n Rodri´guez: reuniones de tinte conspirativas con poli´ticos de izquierda y entregar informacio´n reservada de la institucio´n. (8) Posteriormente es trasladado a la Base Ae´rea de Colina. Junto a e´l van el comandante Ernesto Galaz y el coronel Rolando Miranda, acusados de cargos similares. Ninguno regresara´ a su casa ni esa noche ni en las siguientes.

Michelle se entera de la detencio´n de su padre en la universidad, donde se han reanudado las clases. Inmediatamente, junto a su mama´ inician la tarea de saber do´nde y por que´ esta´ detenido. A´ngela peregrina por los despachos de varios generales de la FACH, algunos conocidos de la familia. Pero se enfrenta con evasivas o excusas para no ser recibida. Para las viejas amistadas del jefe de la familia, incluso entre algunos amigos de an~os, el apellido Bachelet se ha transformado en algo inco´modo y peligroso.

So´lo un consultado, el general Manuel Antonio Peralta, responde los llamados telefo´nicos de A´ngela. Sin identificarse, le dice que su marido sigue detenido, pero que se encuentra bien.

Ayudadas por Carmen Neumann, A´ngela y su hija se preocupan de «borrar» de su departamento cualquier vestigio que delate la militancia de Michelle o que pueda convertirse en excusa para comprometer a su esposo. Queman afiches alusivos a la izquierda, cancioneros, libros y otros papeles.

Michelle cambia su apariencia. Se viste ma´s formal, reemplaza los blue jeans que tanto le gustan por faldas de corte tradicional. En el fondo de un bau´l queda la camiseta verde oliva de las JS.

La joven prefiere quedarse en el departamento. Cuando su madre camina por la villa militar en la que viven siente la mirada reprobatoria de algunos vecinos y debe contenerse cuando algunos nin~os gritan que «van a matar al comunista Bachelet».

En una ocasio´n en que A´ngela va a saludar a la esposa de un militar, un pariente suyo que vive cerca, se topa en la calle con algunas vecinas.

—¿Y tu´ ya no saludas? —la detienen.

—No tengo ganas de hablar cuando en este pai´s esta´n matando gente como locos.

—Si no se hiciera esto nos matari´an a nosotros.

Una semana despue´s del golpe, Michelle y A´ngela pueden por fin cambiarse de domicilio.La nueva residencia es un departamento que la familia posee en otro condominio militar, un complejo de edificios ubicado en Ame´rico Vespucio con Apoquindo. (9)

A pesar de que su esposo au´n esta´ detenido y no hay noticias sobre su paradero, A´ngela desafi´a al alto mando de la FACH con un gesto: solicita un camio´n de la institucio´n para el traslado. Para su sorpresa, el vehi´culo llega.

Pero el recibimiento en el nuevo domicilio no es grato. Al percatarse de que hay una mudanza, una vecina pregunta quie´nes son los recie´n llegados. Cuando le responden que se trata de la familia del general Alberto Bachelet, la mujer se indigna.

—¡Ese comunista! Voy a ir a avisar… Esa gente no puede vivir aqui´.Voy a avisar altiro a la Escuela Militar.

La persecucio´n tambie´n afecta a otros miembros del ci´rculo familiar. Antes del cambio de casa, A´ngela pidio´ guardar algunos muebles en la residencia de una hermana mayor,Alicia Jeria, pues en el departamento de Ame´rico Vespucio no habi´a espacio. Alicia, viuda del historiador Francisco Galdames, vive en una casa ubicada en Pocuro con Amapolas. No tuvo problemas en recibir los enseres.

A los pocos di´as, cerca de las cinco de la tarde, cuatro militares y un civil llegan hasta la casa de Pocuro. El civil se identifica como oficial de la Dina. Tiene un brazo enyesado, pero es directo y brutalmente ejecutivo. Le dice a Alicia que en su casa hay armas, que viene a allanar, que no tiene por que´ dar mayores explicaciones. Adentro, los efectivos desordenan muebles, rajan colchones y almohadas con sus bayonetas. Una de las hijas de la duen~a de casa alcanza a decirle a un hermano adolescente que esconda un afiche de Fidel Castro que tiene pegado en su pieza.

Michelle Bachelet junto a su padre, Alberto Bachelet.

Cuando dan con el garage en que esta´n guardadas las pertenencias de los Bachelet-Jeria, Alicia discute con el agente de la Dina. Esto esta´ llegando demasiado lejos, le grita.

—¡Ca´llese, sen~ora! ¡Siga descontrolada y la detengo! —responde el civil.

Di´as ma´s tarde,Alicia Jeria es citada a declarar a la Escuela Militar, donde la interrogan por largas horas. Los militares quieren informacio´n sobre las supuestas actividades poli´ticas del general Bachelet. En un momento la amenazan: si no colabora se asegurara´n de que no siga haciendo clases como profesora de Educacio´n Ci´vica. Pero la mujer insiste en que no tiene idea de lo que le preguntan.

***

Una compan~era socialista con la que Michelle se topa en la cafeteri´a de la facultad la ve desanimada y algo pa´lida, sin la chispa que la caracteriza. La charla es extran~a, con silencios y frases sobreentendidas. En un ambiente cargado de sospechas, hay que evitar hablar de poli´tica con cualquiera y en lugares demasiado inseguros.

Algunos militantes que, por azar o simple buena suerte, no han estado expuestos a los peligros como otros, sienten esta atmo´sfera mejor que nadie: para sus amigos han pasado a ser potenciales delatores.

Tomando extremas precauciones, Michelle busca retomar los nexos con su nu´cleo partidista.Ahi´ se entera sobre la instruccio´n de Lorca de desmovilizar a la JS y pasar al partido adulto.Tambie´n se informa sobre la suerte de sus compan~eros.Varios esta´n detenidos o inubicables. Otros se han descolgado de sus tareas partidistas.

Entre estos u´ltimos esta´ Ennio Vivaldi, con quien Bachelet ya no pololea, aunque son amigos. Luego del golpe, el dirigente no oculta sus cri´ticas al PS. Para el joven estudiante, un factor central del desastre fue la radicalizacio´n irresponsable de su partido. Otros socialistas de Medicina apoyan esta visio´n. (10) Encabezados por Vivaldi, rompen con el PS. Michelle no comparte ni el me´todo ni la oportunidad de tales cri´ticas. Se produce un quiebre entre ellos.

Cuando se enteran de que el distanciamiento entre ambos tiene un trasfondo poli´tico, los amigos de Michelle no se extran~an: si debe optar, la joven siempre ha privilegiado el sentido del deber por sobre las visiones personales, especialmente en momentos difi´ciles. Esta disyuntiva, el choque entre lo que se quiere y lo que se debe hacer, marcara´ su trayectoria poli´tica.

La u´nica prensa que no ha sido clausurada es la que apoya al nuevo re´gimen. Los medios oficialistas destacan en sus titulares el proceso contra los efectivos de la FACH, acusados de conspirar contra su institucio´n, entre los que se encuentra el general Bachelet. La investigacio´n, rotulada «Contra Bachelet y otros», abarcara´ a casi un centenar de oficiales y suboficiales, en un juicio con acusaciones gene´ricas y poco fundadas, con claros tintes de persecucio´n poli´tica.

El 20 de septiembre el general Bachelet y otros tres detenidos son trasladados en un helico´ptero a la Academia de Guerra Ae´rea (AGA). Ahi´ los llevan a un subterra´neo, donde les cubren la visio´n con una capucha. Enseguida viene la tortura fi´sica y psicolo´gica. En total, son ma´s de 30 horas continuas de amarras, humillaciones y amenazas, a las que se suman la sed y el cansancio. Entre los torturadores el trato es conocido eufemi´sticamente como «ablandamiento», previo a cualquier interrogatorio. (11)

Al terminar la sesio´n, Bachelet se siente mal. Un me´dico lo examina: se le diagnostica un preinfarto, por lo que se ordena su traslado al hospital de la FACH.Ahi´ queda incomunicado y con vigilancia permanente, en un sector sin acceso al pu´blico.

Su familia sigue sin tener noticias de su paradero. A´ngela y Michelle suponen que esta´ vivo: perio´dicamente llegan al departamento efectivos de la FACH para retirar medicamentos y mudas de ropa. So´lo a fines de septiembre se enteran de que esta´ internado de gravedad. Ella y su hija llegan hasta ese centro asistencial, pero les dicen que deben irse.

Despue´s de mucho insistir, A´ngela logra visitarlo. El general se ve tranquilo. Confi´a en que pronto quedara´ libre. Ha conseguido que le lleven la´piz y papel para escribir. Redacta una breve nota para su hija, que el 29 de septiembre cumple 21 an~os: «No puedo verte, no puedo abrazarte, pero te envi´o todo mi carin~o».

Alberto Bachelet

En el centro asistencial los hostigamientos prosiguen. La comida se demora ma´s de lo usual. La habitacio´n es revisada varias veces. A ratos, el centinela en la puerta entra de sorpresa para amenazarlo con su arma. Uno de los pocos gestos de deferencia que recibe proviene del director del hospital, que se detiene frente a su habitacio´n y, sin entrar, le pregunta en voz alta: «Buenas tardes, general, ¿co´mo esta´ usted?». Cuando el facultativo se marcha, el soldado que cuida la puerta ingresa y se disculpa: «No sabi´a quie´n era usted, mi general. A mi´ me dijeron que era un delincuente». (12)

El 9 de octubre, algo ma´s repuesto, Bachelet es trasladado nuevamente al AGA. Ahi´ el general Orlando Gutie´rrez, quien ha asumido como nuevo fiscal de la causa, le informa que no hay pruebas en su contra, que probablemente su caso sera´ sobresei´do, que muy pronto podra´ marcharse a su casa, con arresto domiciliario. (13)

Pero Bachelet puede volver con su familia recie´n varios di´as ma´s tarde. Su esposa lo nota choqueado. En sus mun~ecas au´n se ven las marcas de los colgamientos.Todavi´a no puede digerir lo que le ha ocurrido. Pregunta por sus conocidos de la FACH, por si han querido saber de e´l generales amigos como Gustavo Leigh o Fernando Matthei. (14) A´ngela le responde que no, que muy pocos se han atrevido a hacerlo. Adema´s de los que tienen a´nimos revanchistas, tambie´n hay los que tienen miedo.

Bachelet, en todo caso, cree que lo peor ya paso´. Quiere dar vuelta la pa´gina, hacer planes para el futuro. Con un cun~ado, el general retirado Osvaldo Croquevielle, esta´ pensando formar una empresa. (15) Nada grande, so´lo para asegurar su futuro y el de los suyos. Incluso, baraja un nombre de origen mapuche para el negocio. A´ngela es menos optimista. Juntos, analizan la posibilidad de marcharse del pai´s, asilarse en alguna embajada. Hay una oferta concreta: su esposo tiene amigos en las Fuerzas Armadas peruanas y el re´gimen de Juan Velasco Alvarado —un dictador progresista que gobierna Peru´ desde 1968— ha ofrecido recibirlos en Lima. Pero el general Bachelet tiene dudas. Irse de Chile seri´a aceptar que es culpable. Entonces, opta por preguntarle la opinio´n a su esposa y a su hija.

—Papa´, si te vas, no vas a poder demostrar que eres inocente —le dice Michelle—. Pero tambie´n tienes que tomar en cuenta que, asi´ como esta´ el pai´s, no va a ser fa´cil que te escuchen.Tienes que decidir tu´ lo que ma´s te acomoda.

—Eso yo lo tengo claro: soy inocente y preferiri´a quedarme aqui´ para demostrarlo. Pero si me voy, quiero saber si tu´ vas conmigo.

—No, papa´, yo me quedo…Tengo cosas que hacer aca´.

—Entonces no se habla ma´s del tema. Nos quedamos, porque no te voy a dejar sola.

Michelle nunca olvidari´a esta conversacio´n. Hasta varios an~os despue´s la rondara´n las dudas sobre si debio´ haber convencido a su padre de marcharse.

Recluido en su casa, aburrido como nunca, sin poder ni siquiera visitar a sus amigos, el general Bachelet se muestra especialmente preocupado por su hija. A veces la interrumpe con bromas cuando ella estudia, pega su cara a los libros de medicina y ensaya morisquetas para llamar su atencio´n.

Dado el cara´cter tozudo de Michelle, Bachelet imagina que ella ha retomado sus contactos con la JS. Pero prefiere no preguntarle, para no estar al tanto de detalles que ma´s tarde pudieran comprometerla. Se limita a insistirle que regrese temprano, antes de que comience el toque de queda. Como militar, sabe el peligro de los estados de excepcio´n. «Por favor, cui´date mucho», le dice.

Su padre no se equivoca. A los pocos di´as del golpe su hija ha retomado el contacto con el nu´cleo de Carlos Lorca. Junto a los dirigentes Exequiel Ponce y Ricardo Lagos Salinas, el joven me´dico ha conseguido articular una directiva socialista clandestina, levantada con medidas de seguridad precarias, pero hasta el momento efectivas.

La hija del general Bachelet pasa a cumplir labores de coordinacio´n entre la directiva y abogados de derechos humanos que elaboran los primeros recursos legales a favor de algunos detenidos. Adema´s, junto a dos amigas prepara ana´lisis de coyuntura, basa´ndose en informacio´n publicada en la prensa, para apoyar a la directiva en la toma de decisiones.

El trabajo es estrictamente compartimentado, con casas de seguridad para los dirigentes ma´s expuestos y chapas o nombres falsos. Carlos Lorca es ahora «Sebastia´n». Michelle es «Claudia». (16)

En una ocasio´n se reu´ne con un conocido abogado, quien no milita en el PS, por un caso de derechos humanos. Sin saber con quie´n esta´ hablando, el profesional le cuenta una truculenta historia que ha escuchado de oi´das, a propo´sito del juicio contra efectivos de la FACH.

—Dicen que la hija del general Bachelet era amante del capita´n Vergara. (17)

—¿En serio? No me diga.

***

Su reclusio´n domiciliaria no impide al general Bachelet preocuparse por el estado de otros oficiales detenidos. Uno de ellos es su gran amigo, el coronel Carlos Ominami Daza, tambie´n acusado de conductas conspirativas por la FACH. En el juicio aparece mencionado el hijo de Ominami, el joven mirista del mismo nombre con el que Michelle discuti´a de poli´tica. Los cargos contra el muchacho hablan de un supuesto plan para asesinar al comandante en jefe, Gustavo Leigh.

Ominami hijo esta´ pro´fugo y la gravedad de la denuncia —sustentada en un simple rumor— hace que su familia tema por su vida. Mediante un contacto telefo´nico, el general Bachelet alerta sobre el caso al encargado de negocios de la embajada de Be´lgica, al que conoce. El diploma´tico se reu´ne entonces con el joven en el centro de Santiago y lo asila en su embajada.A salvo, Ominami parte al exilio.

En diciembre de 1973, el general Bachelet pide permiso al general Gutie´rrez para asistir al matrimonio de un primo enTalca. El fiscal le da el salvoconducto, pues no hay cargos en su contra, le aclara. Sin embargo, en esa misma conversacio´n Gutie´rrez agrega algo que deja a Bachelet sumamente preocupado:

—Pedire´ para ti una condena de tres an~os y un di´a, por presuncio´n.

Dos di´as despue´s de regresar de la boda, a pesar de lo que el fiscal Gutie´rrez le habi´a asegurado, Bachelet es nuevamente detenido en su casa. Ni A´ngela ni Michelle esta´n en el departamento cuando eso ocurre. Ahora el general es trasladado a la Ca´rcel Pu´blica.

La familia se convence de que esta nueva detencio´n es una suerte de escarmiento. En el matrimonio de su primo, Bachelet le conto´ a quien lo quisiera escuchar sobre el trato que recibio´ en los subterra´neos de la Academia de Guerra Ae´rea.Y varios de los concurrentes eran duen~os de fundo, reconocidamente de derecha, algunos con buenos contactos en el nuevo re´gimen.

En la ca´rcel, Bachelet vuelve a sentir la camaraderi´a que tanto extran~aba: lo recibe un numeroso contingente de oficiales y suboficiales, muchos de ellos rostros conocidos, que esta´n ahi´ por cargos muy similares al suyo y que lo ponen al tanto de la rutina carcelaria.

Algunos detenidos se oponen a que el general haga turnos para limpiar las letrinas, debido a su salud y en atencio´n a su rango. Pero Bachelet se opone: quiere cumplir los mismos deberes que el resto. (18)

Todos los martes, A´ngela y Michelle hacen cola fuera de la ca´rcel para visitar al general, durante poco ma´s de una hora. Llevan ropas, frutas y una vianda con comida.

Para matar el tiempo, el general esta´ aprendiendo a esculpir la´minas de cobre. En uno de sus trabajos dibuja dos manos aferradas a unos barrotes, acompan~adas por una frase: «Por luchar por la libertad, igualdad y fraternidad. General Bachelet, prisionero de guerra. Enero de 1974». Asimismo, continu´a la escritura de sus vivencias y reflexiones.A principios de marzo le escribe a su mujer: «Gelucha mi´a y ma´s mi´a que nunca, quiero enviarte en estas pocas letras, todo mi amor, mi recuerdo, mis deseos de verte, de estar junto a ti, mirando el horizonte infinito, libres, absolutamente libres para poder dirigir juntos nuestros pasos buscando la forma y luchando porque el hombre deje de ser lobo del hombre».

Ángela Jeria y Michelle Bachelet.

A veces, en los cuellos de las camisas sucias que la FACH le lleva a su esposa para lavar, Bachelet oculta pequen~os mensajes.

El 10 de marzo de 1974, el general Bachelet nuevamente es llevado a la Academia de Guerra Ae´rea. Lo interrogan varias horas.Su abogado,Alberto Etcheberry,le avisa a A´ngela del traslado y le dice que intentara´ verlo. Posteriormente, vuelve a llamarla, pues le han asegurado que esa misma noche volvera´ a la Ca´rcel Pu´blica.

Cuando Bachelet regresa a su lugar de detencio´n, sus compan~eros lo notan decai´do. El general se toma el pulso y dice que no se siente bien. En el paquete de la ropa sucia desliza un papel para A´ngela: «Mugre, ma´s mugre. Ahora tratan de enlodar mi nombre. Me hicieron el ablandamiento. Confi´a en mi´. No hagas nada. Espera que conversemos el martes». (19)

Al di´a siguiente, luego de un partido de ba´squetbol con otros internos, el malestar se agudiza. Cuando el doctor A´lvaro Ya´n~ez, tambie´n detenido, llega a examinarlo, Bachelet esta´ casi inconsciente: sufre un infarto. A pesar de los reclamos de Ya´n~ez y el capita´n Jorge Silva, el alcaide del penal se niega a trasladarlo a un recinto asistencial. (20) De nada sirven los masajes cardi´acos de Ya´n~ez y la respiracio´n boca a boca de Silva.

Bachelet muere en las primeras horas del 12 de marzo de 1974.

Una hermana del general Osvaldo Croquevielle que trabaja en Gendarmeri´a, le da la noticia a A´ngela, cuando ella se preparaba para visitar, como todos los martes, a su esposo. Luego de pedir autorizacio´n a la FACH para reconocer el cuerpo de su marido, que ya estaba en la morgue, A´ngela parte a buscar a su hija a la universidad.

Michelle esta´ en el Hospital Jose´ Joaqui´n Aguirre, junto a su facultad, examinando a algunos pacientes de cirugi´a.Ve aparecer a su madre en un pasillo y sabe que algo horrible acaba de ocurrir. Se abrazan.

Cuando las dos llegan al Instituto Me´dico Legal, los funcionarios retiran el cuerpo de un refrigerador y lo ponen en el suelo, para que sea reconocido. Alberto Bachelet vesti´a unos jeans desten~idos, chalas y una polera vieja que se habi´a comprado en Estados Unidos. A´ngela lo besa en las manos y en la cara. Michelle lo acaricia, lo siente muy fri´o y llora. La gelidez del cuerpo le produce una fuerte impresio´n.

El general en retiro Osvaldo Croquevielle realiza las gestiones para el entierro. Primero intenta que el cuerpo sea velado en la masoneri´a, pero en la orden a la que Bachelet pertenecio´ desde su juventud se oponen. No es el primer desaire de sus compan~eros masones al general: meses atra´s, cuando inicio´ su arresto domiciliario, lo esperaba una carta donde le adverti´an que habi´a sido expulsado por inasistencia de la logia maso´nica La Cantera, de Las Condes, a la que perteneci´a. (21)

Croquevielle acude a la capilla general castrense, pero ahi´ tampoco quieren recibir el fe´retro. Entonces, el cun~ado de A´ngela amenaza con dejar el atau´d en la vereda. La advertencia surte efecto: le permiten ingresarlo a una sala pequen~a.

El sepelio se realiza en el Cementerio General, donde los restos son cremados. A pesar de los riesgos, asisten amigos de la familia, familiares de otras vi´ctimas de violaciones a los derechos humanos y compan~eros de Michelle del PS, que cantan la cancio´n nacional con el pun~o en alto. En su discurso de despedida, A´ngela cuestiona duramente el comportamiento de la FACH y la masoneri´a. Posteriormente, amigos y conocidos acompan~an a la familia en su hogar.

El u´nico gesto que dispone la institucio´n armada es una guardia de honor de tres oficiales de finanzas, que no son bien mirados por el resto de la asistencia.Aunque esta´n ahi´ por o´rdenes superiores y ninguno ha tenido responsabilidad en los maltratos sufridos por el general, en esos momentos ellos encarnan a la FACH: las esposas de algunos presos poli´ticos detenidos en Dawson les impiden aproximarse al atau´d.

Michelle recordari´a el sepelio como una mezcla de fuertes emociones, que en todo momento intenta contener. (22)

Tiempo despue´s, A´ngela se encuentra con la esposa de un oficial de la FACH en servicio activo, quien era muy amigo de su marido. La conversacio´n no es grata.

—Beto llego´ a lo que llego´ por tu culpa, porque tu´ le metiste esas ideas —le recrimina la mujer.

LOS ROSTROS DE LA TORTURA
El 16 de marzo de 1974, cuatro di´as despue´s de la muerte del general Alberto Bachelet, A´ngela Jeria y su hija tienen un nuevo sobresalto. La esposa del ex senador radical Hugo Miranda —primo poli´tico del malogrado oficial— llama para avisarles que su casa fue visitada por efectivos de la Dina que preguntaron por Michelle Bachelet. Segu´n Cecilia Bachelet de Miranda, los hombres queri´an saber sobre las actividades poli´ticas de la muchacha.

Sin perder tiempo, las dos mujeres salen de Santiago. Primero parten a Cahuil, una remota playa ubicada al sur de Pichilemu, en la Se´ptima Regio´n. Pero no son bienvenidas en ese lugar. Las campesinas que las recibi´an desde haci´a an~os en su posada ahora tienen miedo.Viajan a Los A´ngeles, donde se quedan en el fundo de uno de los hermanos de A´ngela.

Se sienten solas, sin el hombre que con su presencia las haci´a sentir protegidas.Tienen miedo. Pero a medida que internalizan mejor su situacio´n, el temor va dejando paso a una certeza: tras la muerte del jefe de familia ya no es mucho lo que tienen que perder. Por eso, cuando perciben que el peligro inminente se disipa, deciden volver a Santiago. Tal como el general Bachelet desecho´ meses antes exiliarse en Peru´, A´ngela y su hija prefieren afrontar cualquier eventualidad juntas, en su departamento de Las Condes.

Por esos mismos di´as, la cu´pula clandestina del PS lanza su primer manifiesto pu´blico. Se trata del llamado «Documento de marzo», en el que la directiva de Carlos Lorca, Exequiel Ponce y Ricardo Lagos Salinas critica a los sectores ma´s rupturistas de la colectividad, a los que acusan de haber desestabilizado a Salvador Allende. (1)

El documento es una cri´tica a figuras como el secretario general socialista, Carlos Altamirano. En diciembre de 1973, el controvertido dirigente consiguio´ romper el cerco de los aparatos represivos. Rescatado por agentes de Alemania Oriental infiltrados en Santiago, cruzo´ la cordillera de Los Andes en un vehi´culo con doble fondo.Y el 1 de enero de 1974 reaparecio´ pu´blicamente en La Habana. (2)

En su manifiesto poli´tico, Lorca, Ponce y Lagos Salinas plantean establecer una alianza estrate´gica con el PC, que sirva de base para crear un Frente Antifascista de lucha contra la dictadura. Se trata de un punto especialmente enervante para Altamirano, quien esta´ empen~ado en separar aguas al ma´ximo con los comunistas.

El ex senador tampoco reconoce autoridad a estos tres dirigentes de rango medio para modificar los lineamientos del partido. A su juicio, la direccio´n del PS esta´ radicada en Berli´n Oriental, donde e´l se ha establecido a principios de 1974. Pero este punto tambie´n es discutido por la direccio´n clandestina, que plantea que Altamirano debe subordinarse a sus o´rdenes. (3)

Antes de viajar precipitadamente al sur con su madre, Michelle participa intensamente en la discusio´n que culmina con el «Documento de marzo», en cuya redaccio´n final colabora.Tambie´n esta´ en los preparativos del primer Pleno Nacional del PS en la clandestinidad, que se realiza a principios de ese mes en Santiago. El encuentro es una sen~al de osadi´a poli´tica, pues se realiza en medio del estado de sitio y el toque de queda, con los aparatos represivos al acecho.

A veces la joven tiene que hacer «puntos» en la calle, sirviendo como nexo entre la directiva clandestina y algunos dirigentes de base. Para evitar una detencio´n en cadena, los encuentros en las casas esta´n terminantemente prohibidos. Cuando se topa casualmente en la vi´a pu´blica con socialistas que conocen su identidad, Michelle se cin~e a las normas de la vida clandestina y finge no conocerlos.

Desde hace un tiempo pololea con Jaime Lo´pez Arellano, el encargado del a´rea internacional de la direccio´n socialista en Chile. El dirigente tiene 23 an~os, dos ma´s que Michelle, y es de los hombres de mayor confianza de Carlos Lorca y Exequiel Ponce.

12 de marzo del 2018. Ángela Jeria junto a Michelle Bachelet en el Cementerio General de Recoleta, en la conmemoración del 44 aniversario de la muerte de Alberto Bachelet.

Lo´pez crecio´ en una familia pobre de Valparai´so. Gracias a una madre abnegada, consiguio´ trasladarse a Santiago y estudiar en la Universidad de Chile.Ahi´ tomo´ contacto con el grupo de Lorca, quien al percatarse de su inteligencia y oratoria lo envio´ a la Octava Regio´n con un objetivo: colaborar con otros dirigentes socialistas para disputarle la Federacio´n de Estudiantes de la Universidad de Concepcio´n nada menos que al MIR, que teni´a su principal bastio´n en ese plantel penquista. (4)

Lo´pez confirmo´ en Concepcio´n sus innatas dotes como cuadro de elite. Pero tambie´n dejo´ en evidencia su gusto por la vida bohemia, muy diferente a la rigurosa sobriedad de Lorca y su grupo de estudiantes de Medicina. Una noche de celebraciones fue detenido por Carabineros, luego de estrellar botellas contra el escaparate de un local penquista. Sus correligionarios tuvieron que ir a rescatarlo a una comisari´a. En otra ocasio´n, organizo´ un gran asado para sus camaradas, luego de que en las cercani´as de la universidad se volcara un camio´n que transportaba ganado.

Sus compan~eros lo reprenden por su cara´cter fiestero, lo que por entonces se considera una debilidad entre la militancia de izquierda. Sin embargo, Lo´pez tambie´n es un tipo talentoso y esforzado, que ha surgido a pesar de las adversidades econo´micas. En sus tiempos de mayores apremios financieros, El Guato´n —como le dicen— vivio´ literalmente en el partido, durmiendo debajo de los escritorios en las sedes de Antofagasta y Concepcio´n. Gracias a esto, conoce casi de memoria la estructura del PS. Adema´s, es alegre y carin~oso. El dirigente Exequiel Ponce lo quiere como a un hijo. Para Carlos Lorca es casi un hermano. Sus amigos aventuran que, una vez que retorne la democracia, casi con seguridad sera´ el siguiente diputado surgido de la JS, siguiendo los pasos del propio Lorca.

Con Michelle se conocieron en enero de 1973, cuando ambos viajaron a Antofagasta, durante unos cursos de verano para militantes jo´venes de la Segunda Regio´n.Al igual que ella, Lo´pez haci´a clases de formacio´n poli´tica. Despue´s del golpe, comienzan a pololear. En su calidad de dirigente clandestino, el joven estudiante se vuelve ma´s responsable y ordenado.

Jaime Lo´pez pasa a ser el puente entre Michelle y la cu´pula socialista. Por las labores de su pololo, la joven se acerca al equipo internacional del PS. El objetivo de este nu´cleo es aglutinar fuerzas en el exterior para apoyar la lucha y canalizar las denuncias por violaciones a los derechos humanos.

Lo´pez se convierte en una figura habitual en el departamento de la familia.Ahi´ el muchacho puede descansar y relajarse, dejando de lado por un tiempo la tensio´n de la vida clandestina. Como es simpa´tico y conversador, no tarda en lograr una buena sintoni´a con A´ngela Jeria.

Al poco tiempo, por intermedio de Lo´pez, la madre de Michelle tambie´n comienza a ayudar en algunas labores poli´ticas, a pesar de que no es militante. La viuda del general Bachelet se convierte asi´ en colaboradora del equipo internacional del PS clandestino. Entre abril de 1974 y enero de 1975, A´ngela lleva y trae informacio´n entre Santiago y Lima, donde funciona uno de los puntos de enlace entre la direccio´n interna de Lorca y la externa de Altamirano. En estas delicadas tareas, la te´cnica es embutir los mensajes en frascos de productos como desodorante o champu´. (5)

Michelle y A´ngela son proactivas, reservadas y nunca pierden la calma, lo que sorprende gratamente a la dirigencia del PS. Por una norma ba´sica de compartimentacio´n, ni ella ni su hija comentan entre si´ los detalles de sus actividades. Asi´, de llegar una a ser detenida, no revelara´ informacio´n sobre las actividades de la otra, en caso de ser «quebrada» por la tortura.

Juntas visitan perio´dicamente la tumba del general Bachelet en el Cementerio General y arrojan pe´talos al caudal del Mapocho, a la altura del puente Recoleta, en sen~al de respeto por los cuerpos de varios detenidos encontrados en ese lecho, en los di´as posteriores al golpe.

Para conmemorar el primer aniversario de la muerte de Allende, el 11 de septiembre de 1974, los socialistas en Santiago realizan una serie de actividades simbo´licas, algunas casi imperceptibles para el comu´n de la gente. Una de las instrucciones es usar luto. Con una amiga, Michelle pasa todo ese di´a recorriendo calles y subie´ndose a microbuses vestidas de negro.

Presidenta electa Michelle Bachelet (2013)

Ese mismo mes, Altamirano lanza su respuesta a la direccio´n clandestina del PS. A trave´s del documento «Revisio´n cri´tica de proceso revolucionario chileno», el secretario general del PS en el exterior elude toda autocri´tica respecto de la cai´da de la UP y atribuye buena parte del fracaso a la labor desestabilizadora del imperialismo norteamericano. (6) El documento —en el que Altamirano rescata la identidad histo´rica del PS— es visto como un ataque directo a la tesis de un frente amplio contra la dictadura, el cual incluya a partidos no izquierdistas, como la DC.

Las diferencias entre los socialistas del exterior y el interior se agudizan, a pesar de los viajes a la RDA de hombres cercanos a Lorca, en busca de algu´n avenimiento. Uno de ellos es Mario Felmer, quien en mayo de 1974 sale de Chile y se establece en la RDA, como encargado de la direccio´n interior del PS. Felmer viaja con su nombre real. Para su seguridad lleva como cobertura una carta del cardenal Rau´l Silva Henri´quez dirigida al purpurado italiano Antonio Samore´. Al hacer escala en Buenos Aires, Felmer destruye la carta.

Altamirano, no obstante, se resiste au´n a apoyar a la directiva interior.

***

En diciembre de 1974, A´ngela Jeria esta´ a punto de egresar como antropo´loga de la Universidad de Chile. So´lo le resta rendir un examen en enero. Michelle ha terminado con e´xito el quinto an~o de Medicina. En adelante, las dos esperan tener ma´s tiempo para dedicarse a sus tareas poli´ticas y a favor de los derechos humanos.

La viuda de Alberto Bachelet siente especial inquietud por la situacio´n de los ma´s de sesenta condenados por el tribunal de guerra de la FACH, en el proceso en el que encontro´ la muerte su esposo. Se reu´ne con abogados, compila antecedentes y ayuda a canalizarlos para que el mundo se entere de lo que ocurre en Chile. Algunas de las condenas llegan a treinta an~os, pero pueden ser conmutadas por la expulsio´n del pai´s en caso de que se cumplan ciertos requisitos. (7) A´ngela tambie´n colabora con las esposas de los presos poli´ticos detenidos en isla Dawson, entre los cuales se encuentra el ex senador Hugo Miranda.

La vigilancia sobre la residencia de los Bachelet-Jeria se mantiene. Las dos mujeres saben que el tele´fono de la casa esta´ intervenido, pues suelen escuchar voces y ruidos extran~os mientras hablan.Adema´s, se hace ma´s evidente que no son personas gratas para los vecinos del condominio donde viven, por lo que se cuidan de no despertar ma´s sospechas.

En las calles, los aparatos represivos esta´n a la caza del MIR. Encabezado por su carisma´tico li´der, Miguel Enri´quez, los miristas ondean una consigna: «El MIR no se asila». En una lucha a ratos suicida, el movimiento ha decidido combatir a la dictadura frontalmente, respondiendo bala por bala.

En enero de 1975, una estudiante que integra el MIR se contacta con A´ngela. Su nombre es Mari´a Eugenia Ruiz-Tagle, tiene 25 an~os y necesita saber los nombres de los miristas que los ex efectivos de la Fuerza Ae´rea mencionan en medio de las torturas en el AGA.

A trave´s de esta muchacha, Michelle cumple una delicada misio´n encomendada por la cu´pula del PS en Chile: traspasarle al MIR ayuda financiera urgente. La situacio´n del movimiento es desesperada. Los socialistas lo saben.

A los pocos di´as, la joven es detenida por la Dina, el feroz organismo represor que comanda el coronel de Eje´rcito, Manuel Contreras. Sometida a apremios sistema´ticos, Ruiz-Tagle menciona los nombres de A´ngela y Michelle. (8)

Ángela Jeria.

A la man~ana siguiente, A´ngela llega a su casa acompan~ada de sus dos pequen~os nietos. Los nin~os son de su hijo mayor,Alberto, quien esta´ radicado en Australia y cuya esposa esta´ de visita en Santiago. Mientras les habla en ingle´s, Jeria distingue en el estacionamiento una camioneta con desconocidos en su interior. No presta mayor atencio´n al hecho y sube a su departamento. Michelle esta´ a punto de volver a casa y su madre le ha prometido esperarla con porotos granados, uno de sus platos favoritos.

Cuando su hija llega al departamento, antes del mediodi´a, desde la conserjeri´a avisan que quieren hablar con ellas unos desconocidos que se identifican como militares. Las mujeres inmediatamente presienten que se trata de agentes de la Dina. Mientras los hombres suben por el ascensor, Michelle toma el tele´fono y le avisa a su cun~ada que algo ocurre y que venga a buscar a sus hijos. A´ngela alcanza a esconder algunos papeles con los nombres de sus contactos en el mundo de los derechos humanos.

Dos tipos jo´venes golpean la puerta con vehemencia. Por su aspecto es evidente que se trata de militares vestidos de civil. Les hacen preguntas, registran el departamento. Posteriormente, al reconstruir la escena, A´ngela identificara´ a uno de ellos como el entonces teniente de Eje´rcito Armando Ferna´ndez Larios, uno de los astros emergentes de la represio´n militar chilena. (9) No es la primera vez que ella lo ve: de joven recuerda haber conocido a su madre, quien la visito´ tras el nacimiento de Michelle, llevando al futuro oficial en sus brazos. (10)

Al poco rato, la nuera de A´ngela llega a buscar a los nin~os. Michelle le ha preparado un paquete con ropa infantil, algo de dinero y una nota oculta, en la que alerta que van a ser apresadas. Cuando su cun~ada y los nin~os se marchan, los agentes les informan que debera´n acompan~arlos, pues tienen ma´s preguntas que hacerles. Acotan que, en todo caso, el procedimiento no durara´ demasiado y ese mismo di´a podra´n regresar a su casa.

En esos momentos suena el tele´fono. Es Jaime Lo´pez. A trave´s de una clave previamente acordada, Michelle le advierte a su pololo que esta´ siendo detenida:

—Mi amiga Dinamarca me invito´ a tomar te´ —le dice. (11)

Lo´pez comprende perfectamente. En poco tiempo, la cu´pula clandestina del PS se entera de que la viuda del general Bachelet y su hija han cai´do en manos de los aparatos represivos.

Antes de ser subidas a la camioneta que las espera abajo, A´ngela logra hablar con el conserje.

—Por favor, avi´sele a mi cun~ado, el general Croquevielle, que nos esta´n llevando detenidas.

En la camioneta, los agentes le preguntan por la direccio´n exacta donde vive la profesora Mari´a Eugenia Rojas, una activa simpatizante de izquierda. (12) Rojas es muy amiga de A´ngela y vive cerca de alli´. La viuda del general Bachelet escoge un departamento al azar y se los sen~ala, sin saber que esta´ desocupado. (13)

Villa Grimaldi. Fuente: www.villagrimaldi.cl

A Michelle le ponen cinta adhesiva en los ojos y unas gafas oscuras para disimular el vendaje.A A´ngela le cubren la vista con su propio pan~uelo. Ambas son trasladadas a Villa Grimaldi, uno de los centros de detencio´n y tortura ma´s temidos de la Dina.

***

Alertado de la detencio´n por vi´a de la esposa de Alberto hijo, el general en retiro Osvaldo Croquevielle toma el tele´fono y disca el despacho de Gustavo Leigh, comandante en jefe de la Fuerza Ae´rea. Croquevielle, ex director de Aerona´utica Civil, habi´a sido superior de Leigh en sus an~os como miembro activo del alto mando institucional. Sin disimular su enojo, le exige que su cun~ada y su sobrina sean liberadas y que se les de´ un buen trato.

Ni A´ngela ni Michelle saben do´nde esta´n cuando la camioneta por fin se detiene y les ordenan descender. So´lo la viuda del general Bachelet tiene alguna nocio´n del lugar donde podri´an encontrarse: a trave´s del pan~uelo ha visto que en el trayecto enfilaban por calle Eduardo Castillo Velasco hacia la cordillera. Esta´n en el sector oriente de Santiago.

En Villa Grimaldi, las dos mujeres son amarradas a las sillas donde las sientan. No pueden hablar. Asi´ permanecen cerca de diez horas.

Cuando ya es de noche, comienza el primer interrogatorio. Les preguntan por sus contactos poli´ticos, nombres de dirigentes, actividades clandestinas. A Michelle le dicen que otra detenida, luego de ser interrogada y torturada, confeso´ que sabi´a que ella era una activa militante socialista y que teni´a contacto con la cu´pula de ese partido.

Las separan. Madre e hija no volvera´n a verse en varios di´as.

Con los ojos vendados, Michelle es llevada a una pieza con varios camarotes.Viste sandalias, jeans y una blusa.Alli´ dentro hay unas siete detenidas. Una de ellas es Mari´a Eugenia Ruiz-Tagle, la mirista que entrego´ su nombre y el de su madre. La chica se lanza a sus pies y le pide perdo´n, llorando, por no haber logrado resistir la tortura. Michelle le dice que entiende las circunstancias terribles que la obligaron a delatarlas. Por boca de otra detenida se entera de que esta´n en Villa Grimaldi.

En el patio, el interrogatorio a A´ngela continu´a. Le insisten en que debe revelar sus contactos, asi´ como los nombres del nu´cleo clandestino que integra. En un momento traen a otros detenidos para carearlos con ella. Escucha voces quejumbrosas de hombres pidiendo un poco de agua. Son miristas que acaban de ser torturados con electricidad. Una voz pone fin a los ruegos:

—No les puedo dar agua porque se van cortados. (14)

Si no atiende las preguntas, A´ngela recibe un culatazo en los rin~ones. Su interrogador la manosea, le dice «abuela» para humillarla. La obliga a pasearse por el patio con la vista cubierta, le advierte que los «me´todos» utilizados en el recinto son eficientes y que terminara´ por hablar.

—¿Co´mo puede torturar a seres humanos que podri´an ser sus hijos? —le pregunta ella en un momento, refirie´ndose a los detenidos del MIR.

—Mi hija no se meteri´a en estas cosas. (15)

El interrogatorio por fin termina.Vendada, amarrada y sin comer, la madre de Michelle es empujada a uno de los cajones, llamados por los torturadores «casas Corvi». Se trata de minu´sculos habita´culos semejantes a contenedores, construidos especialmente para incomunicar a los detenidos en una bodega. Ahi´ permanecera´ durante casi toda una semana. Lo u´nico que come durante su encierro es un durazno que le da un guardia.

Al sexto di´a, un domingo, le permiten ir por primera vez al ban~o.

—Perdone, sen~ora. Usted, como mujer de uniformado, sabe que tenemos que obedecer —le dice el efectivo que la gui´a.

Sin la venda en los ojos, en la tina identifica la blusa de su hija, lo que le hace suponer que esta´ viva. En un momento en que los agentes se descuidan en medio de un interrogatorio, una detenida le confirma que Michelle esta´ bien.

—Yo estoy con Michelle. Manda decirle que no ha contado nada, que se quede tranquila —balbucea una joven que no deja de llorar.

Villa Grimaldi

Dentro del cajo´n el aire fresco es tan escaso como la luz. Una manta con un fuerte olor a orina es el u´nico abrigo.Todas las noches A´ngela puede escuchar los desgarradores quejidos de otros incomunicados, algunos de ellos heridos a bala.

Cierta vez, una voz pide desde fuera que desclaven la puerta. A trave´s de la venda, A´ngela ve que el hombre, presumiblemente un oficial, lleva el uniforme de la FACH.

—Sen~ora, co´mo la tienen aqui´… Al general Bachelet nunca lo tuvimos nosotros asi´ —le dice.

El comentario indigna a A´ngela.
—Igual lo mataron —responde.
Antes de marcharse, la voz ordena que dejen la puerta del cajo´n entreabierta, para que A´ngela pueda respirar mejor. (16)
No tan extremas, aunque igualmente inhumanas, son las condiciones en que Michelle se encuentra. Dos veces al di´a le permiten ir al ban~o, siempre con los ojos vendados. Si se quita la venda, recibe una bofetada.
En una pieza contigua a la de ella esta´n los prisioneros hombres. La joven puede escuchar sus voces y el ruido de los grilletes.

Justo enfrente esta´ la pieza con la temida «parrilla», como los torturadores llaman a la estructura meta´lica, una especie de rejilla, donde se aplican descargas ele´ctricas a los detenidos, que previamente son mojados con agua. La «parrilla» es utilizada en forma cotidiana. A toda hora Michelle puede oi´r los alaridos, acompan~ados por repentinas bajas en la potencia de las ampolletas.Varias de sus compan~eras son sacadas de la celda para sufrir el mismo tratamiento.Vuelven destrozadas fi´sica y ani´micamente. La muchacha las atiende y trata de darles consuelo. Usando colonia y trozos de tela, aplica sus conocimientos me´dicos para curarlas. (17)

Junto al temor de que llegue su turno en la «parrilla», lo que ma´s la abruma es no saber nada de su madre. En los varios interrogatorios a los que es sometida, los agentes amenazan con matar a A´ngela si no colabora. Michelle no sabe que lo mismo le dicen a su mama´.

Cuando lleva varios di´as con esa incertidumbre, una voz que se identifica como un efectivo de la FACH se le acerca para preguntarle si necesita algo. Ella le pide averiguar si su mama´ esta´ bien.

—Y si tiene puchos, convi´dele: debe estar desesperada —le pide.

La misma voz le dice ma´s tarde que ha podido ver a la viuda del general Bachelet, que se aseguro´ de que esta´ bien y que le entrego´ un par de cigarrillos.

Mientras, en la familia Bachelet-Jeria existe la vaga sospecha de que las dos mujeres podi´an estar detenidas en Villa Grimaldi. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Osvaldo Croquevielle, confirmarlo es casi imposible. Y au´n ma´s intentar visitarlas en ese tenebroso recinto.

El u´nico consuelo del retirado general es el compromiso personal de Leigh por lograr lo ma´s ra´pidamente posible su liberacio´n, presionando al coronel de Eje´rcito Manuel Contreras, en su calidad de jefe ma´ximo de la Dina.

A A´ngela vuelven a interrogarla. Si bien nunca esgrimen pruebas concretas, los interrogadores la acusan de ser parte de un complot para asesinar a cuatro generales de la FACH. De poco sirven sus catego´ricos desmentidos. En alguno de esos interrogatorios, uno de los agentes asegura que no van a cometer con ella los mismos excesos que suele usar la FACH con los detenidos de sus propias filas.

—No, aca´ a mi general Bachelet nadie lo toca —afirma otro agente.

En un arranque de sinceridad, este u´ltimo sujeto se le acerca y le levanta la venda. A´ngela puede ver los rasgos toscos de su cara surcada por el acne´. Esta´ vestido con la camisa amaranto de las Juventudes Comunistas. Es Osvaldo Romo, quien con el correr del tiempo ganari´a fama como uno de los torturadores ma´s crueles de la represio´n poli´tica. (18)

—Mi´reme, sen~ora, mi´reme. Yo fui el que hablo´ bien de su marido.

El careo con la muchacha del MIR, la misma que entrego´ su nombre bajo tortura, lo realiza un oficial que la trata en forma atenta.

Posteriormente, a trave´s de una rendija de su cajo´n de encierro, la viuda del general Bachelet ve a este mismo oficial mientras conversa en un patio con un hombre vestido de civil, frente a las barracas de los prisioneros miristas. El sujeto de civil no parece ser un militar: viste un terno gris, es gordo, bajo y tiene los cabellos tiesos. A´ngela se inclina a pensar que se trata de un funcionario de Investigaciones. Pero la manera en que habla deja de manifiesto que el hombre tiene autoridad. De hecho, el oficial a su lado lo trata como su superior.

—A la Bachelet y a la hija hay que soltarlas luego. La FACH me esta´ hueveando mucho, me tienen loco alla´ fuera —ordena el tipo rechoncho.

An~os despue´s, cuando mira unas fotografi´as publicadas en un perio´dico extranjero, A´ngela reconoce a los dos personajes. El oficial de trato deferente es el mayor de Eje´rcito Pedro Espinoza y el de terno gris, su superior: el temido coronel Manuel Contreras, jefe ma´ximo de la Dina. (19)

Pocos di´as despue´s de sucedida esa escena, A´ngela y su hija vuelven a encontrarse. Con la vista vendada son subidas a un vehi´culo y trasladadas a otro lugar. Michelle va sentada en algo que parece ser un neuma´tico. Cuando descubre que la prisionera que va al lado suyo es su madre, la toma de la mano. Conversan en voz baja. Creen que van a matarlas.

Han pasado ma´s de dos semanas desde que fueron detenidas. El siguiente destino es Cuatro A´lamos, un recinto de detencio´n de la Dina ubicado en el paradero 5 deVicun~a Mackenna. (20)

En Cuatro A´lamos vuelven a ser separadas. Las ubican en piezas contiguas. Michelle esta´ junto a cuatro detenidas. Por las noches puede conversar con su madre a trave´s de una rendija de la pared.

A los cinco di´as, Michelle es liberada. No tiene dinero y viste las mismas ropas con las que fue apresada.

Desorientada, la joven toma varios microbuses a los que sube gracias a la amabilidad de los choferes. Por fin llega a su departamento en Las Condes. Esta´ sola. Su madre sigue detenida. Una idea cruza por su mente: si se queda ahi´ nadie tendra´ pruebas de que ha sido efectivamente liberada, por lo que seri´a fa´cil que esa misma noche la vuelvan a secuestrar y la hagan desaparecer, como ocurri´a a menudo con otros perseguidos en esa e´poca.

Decide partir a la casa de su ti´a Carmen Puga, en Las Condes, para avisarle que esta´ libre. Ella es partidaria del re´gimen militar y no puede dar cre´dito al trato que Michelle ha sufrido. La joven tambie´n se comunica con Fernando Bachelet, hermanastro de su padre. Esa misma noche regresa a dormir a su departamento. Quiere estar ahi´ en caso de que su madre sea liberada.

Cuando su sobrina le avisa que A´ngela sigue detenida, el general (r) Croquevielle vuelve a llamar a Leigh. Pero el jefe ma´ximo de la FACH le dice que en este caso tiene las manos atadas.

—La tiene la Dina y no me la quieren entregar —le asegura.

Croquevielle recurre entonces al ministro del Interior, el general de Eje´rcito Ce´sar Benavides. El secretario de Estado le plantea que la u´nica alternativa es que A´ngela sea expulsada del pai´s. El problema, le confidencia, es que previo a cursar la expulsio´n debe redactar un decreto de detencio´n, el cual nunca existio´ durante los di´as en que estuvo apresada a manos de la Dina. Sin otra alternativa, Croquevielle esta´ de acuerdo.

Apenas queda en libertad, Michelle toma contacto con la Oficina de Migraciones Europeas, dependiente de Naciones Unidas, para conseguir asilo en algu´n pai´s donde su madre pueda viajar en caso de ser expulsada. Luego de desesperados esfuerzos, la joven consigue visas para ella y su madre en Be´lgica y Australia. Elige esta u´ltima opcio´n, pues ahi´ vive su hermano Alberto.

En esas gestiones esta´ Michelle cuando recibe un llamado del despacho del subsecretario de Interior, Enrique Montero Marx, quien desea saber si ella tambie´n quiere ser expulsada. Responde que no. Un decreto de expulsio´n le impediri´a reingresar al pai´s libremente.Y ella quiere volver apenas tenga oportunidad.

Su primer impulso, de hecho, es quedarse. Pero pronto cae en la cuenta de que, con ella en Santiago, su madre no podra´ trabajar desde el extranjero en pos de la denuncia de las violaciones a los derechos humanos en Chile. Pasari´a a ser una potencial rehe´n.

La joven opta por viajar con su madre.

En febrero de 1975, A´ngela Jeria es sacada de Cuatro A´lamos. En total, lleva ma´s de un mes incomunicada. La llevan al cuartel central de la polici´a de Investigaciones, en avenida General Mackenna. En ese lugar pasa su u´ltima noche antes de ser trasladada al Aeropuerto de Pudahuel.

En el departamento de Las Condes, Michelle prepara el equipaje ayudada por su ti´a, Alicia Jeria. Ella y el general (r) Croquevielle la acompan~ara´n hasta el aeropuerto. El ambiente es de impotencia y profunda tristeza.

A´ngela llega a la sala de embarque escoltada por personal de Investigaciones. El u´nico conocido que la acompan~a es un viejo amigo de ella y su esposa. Es funcionario de la polici´a civil y no oculta sus simpati´as por el re´gimen militar; no obstante, fue uno de los pocos que visito´ al general Bachelet cuando estuvo con arresto domiciliario.

Nadie espera a Michelle Bachelet cuando llega al aeropuerto. Al menos eso piensa ella. So´lo an~os ma´s tarde se enterara´ de que, confundido en el ajetreo del terminal ae´reo, Jaime Lo´pez la observa partir y se despide en silencio.

Michelle y su madre so´lo se reencuentran a bordo del avio´n de LAN Chile que las lleva a Australia. Se abrazan emocionadas. Las embargan sentimientos amalgamados: el dolor de tener que dejar el pai´s y la satisfaccio´n de volver a estar juntas. Por fin pueden hablar, contarse lo ocurrido desde que se separaron. Juntas tratan de inyectarse optimismo y no abundan en los detalles ma´s dolorosos de su paso porVilla Grimaldi.

La escala en isla de Pascua es larga. Como A´ngela ya ha estado ahi´, invita a su hija a conocerla, mientras el avio´n reposta combustible. Un funcionario aerona´utico les dice que tienen prohibido abandonar el aeropuerto. Cuando el hombre reconoce a A´ngela, la abraza. Es un ex compan~ero de la universidad. Se lamenta por tener que prohibirles salir. Michelle le dice que no importa, que quiza´s algu´n di´a vuelvan a encontrarse en una situacio´n menos trauma´tica. (21)

Luego de hacer escala en Tahiti´ y Fidji, son recibidas en Australia por Alberto Bachelet hijo, quien las acoge en su casa de Sydney. El reencuentro familiar es muy emotivo. A Beto le encantari´a que se quedaran con e´l mientras la situacio´n se arregla en Santiago. Pero madre e hija tienen otros planes. Su intencio´n es trasladarse pronto a Europa, donde se centralizan las gestiones de solidaridad para los perseguidos por la dictadura chilena.

Pocas semanas ma´s tarde, Michelle recibe un sorpresivo llamado telefo´nico de Jaime Lo´pez. Su novio muy pronto saldra´ de Chile clandestino, en una misio´n tan delicada como secreta.

—Michelle, quiero que vengas conmigo.

Ella no lo duda: decide apurar todo y seguirlo. El reencuentro sera´ tras la Cortina de Hierro, en Berli´n Oriental, la capital de la Repu´blica Democra´tica Alemana.

NOTAS DEL CAPÍTULO EL MUNDO A PEDAZOS

(1) El mismo 11 de septiembre, la junta militar decreto´ el estado de sitio en todo el pai´s a trave´s del decreto ley No 3. Este estado de excepcio´n, que suspendi´a las garanti´as individuales, seri´a renovado cada seis meses durante los an~os siguientes. Tres di´as ma´s tarde, el 14 de septiembre, mediante el decreto ley No 27, se clausura el Congreso Nacional. Un mes despue´s vendri´a la disolucio´n de los partidos poli´ticos.

(2) La noche del martes 11, luego de firmar la renuncia a su institucio´n, el general Bachelet y su esposa comenzaron a embalar sus pertenencias en la casa fiscal de Las Condes donde vivi´an, para cambiarse cuanto antes de domicilio.

(3) Por ser la institucio´n ma´s identificada con el gobierno de Allende y la de mayor raigambre popular, los cabecillas del golpe desconfiaron hasta u´ltimo minuto de la actitud que asumiri´a Carabineros el 11 de septiembre. De hecho, parte importante de las fuerzas golpistas que confluyen ese di´a hacia La Moneda tienen la misio´n de enfrentarse con la polici´a uniformada, en caso de que los carabineros que resguar- dan el centro de Santiago permanezcan leales a Allende. En Ascanio Cavallo y Margarita Serrano, Golpe: 11 de septiembre de 1973, Santiago, Aguilar, 2003, p. 128.

(4) En la man~ana del 11, Carlos Altamirano y su segundo, Adonis Sepu´l- veda, se refugian en el domicilio del militante socialista Jose´ Pedro Astaburuaga, en el sector de San Miguel. En la pra´ctica, la medida significa que el PS ha quedado descabezado au´n antes de dispararse el primer tiro sobre La Moneda. En Ascanio Cavallo y Margarita Serra- no, Golpe: 11 de septiembre de 1973, Pag 128. Editorial Aguilar, 2003.

(5) Para el 22 de septiembre de 1973, la Cruz Roja Internacional estima que so´lo en el Estadio Nacional hay ma´s de siete mil detenidos.A este recinto se suman estadios y regimientos de distintos puntos del pai´s, como centros de reclusio´n provisional, y campos de concentracio´n como el de Isla Dawson, Pisagua, Chacabuco y otros.

(6) Ricardo Solari recuerda que, a pesar de pertenecer al sector moderado del PS, e´l y dirigentes como Carlos Lorca estuvieron entre los pocos que llegaron a su lugar asignado para defender al gobierno de la UP. «Presenciar el bombardeo, con el Presidente en su interior, fue algo drama´tico. Pero ahi´ me di cuenta del drama mayor: mi partido habi´a fallado de manera rotunda. Nada de lo que se dijo se implemento´.» En Mo´nica Gonza´lez, La conjura, los mil y un di´as del golpe, Santiago, Ediciones B, 2000, p. 385.

(7) Exequiel Ponce, de oficio obrero portuario, era dirigente sindical y miembro de la comisio´n poli´tica del PS. Ricardo Lagos Salinas, con- tador, tambie´n era miembro de la comisio´n poli´tica del PS previo al golpe y no teni´a relacio´n alguna con Ricardo Lagos Escobar, el tercer Presidente de la Concertacio´n.Tanto Ponce como Lagos Sali- nas integraban el sector del PS que fue ma´s leal a Allende durante su gobierno.

(8) La denuncia contra el general Bachelet era sustentada por funcionarios del Banco del Estado, quienes denunciaron su participacio´n, previa al golpe, en reuniones poli´ticas con el vicepresidente de esa institucio´n, el socialista Carlos Lazo. Ante esto, Bachelet le relato´ al fiscal Rodri´- guez que efectivamente asistio´ a reuniones en el Banco del Estado, pero que se trato´ de encuentros te´cnicos, relativos a la distribucio´n de alimentos y con expertos cubanos, en ningu´n caso con dirigentes poli´ticos.Agrego´ que ni siquiera conoci´a a Carlos Lazo por entonces. En Fernando Villagra´n, Disparen a la bandada: una cro´nica secreta de la FACH, Santiago, Planeta, 2002, p. 78-79.

(9) El domicilio, ubicado casi enfrente de la Escuela Militar, es el mismo que hoy ocupa A´ngela Jeria. En el departamento de al lado vive su hija.

(10) Un socialista que fue testigo de lo que ocurrio´ en esa e´poca en la Bri- gada Universitaria del PS, afirma que entre los que siguieron a Vivaldi estaban Marcelo Unda, Mario Sepu´lveda y Carmen Di´az. Esta u´ltima era hija del general de la FACH Nicanor Di´az Estrada, quien apoyo´ el golpe.

(11) En una nota que escribe durante su cautiverio, Bachelet afirma que en los subterra´neos del AGA e´l y otros detenidos debieron permane- cer de pie, sin moverse ni hablar, ya que el que lo hiciera recibiri´a un balazo en las piernas.An~ade que a esto se sumo´ la tortura psicolo´gica, como descargas simuladas de fusilamiento y echar a andar las llaves del agua cuando algu´n detenido se quejaba de sed y los centinelas se negaban a ayudarlo. Las cartas son conservadas por su familia y sus extractos han sido publicados por diversos medios.

(12) En otra ocasio´n, Bachelet increpo´ a un me´dico, aludiendo al trato que le otorgaban a los prisioneros. «¿Co´mo puede ser que se torture asi´?», le pregunta. «No importa, porque ponemos frazadas en las ventanas y no se escucha», le respondio´ el facultativo.Tiempo despue´s, A´ngela Jeria denunciari´a a ese facultativo ante el Colegio Me´dico.

(13) El general Bachelet afirma en una de las cartas a su familia que, luego de que el general Gutie´rrez le informo´ que muy pronto podra´ volver a su casa, el comandante Lisosoain le hizo una curiosa sugerencia al detenido: olvidar todo lo ocurrido durante su detencio´n, haciendo cuenta de que se trataba de una pesadilla.

(14) Por entonces, el general Fernando Matthei estaba destinado en Lon- dres, como agregado ae´reo. So´lo regreso´ a Santiago en enero de 1974.

(15) El general Osvaldo Croquevielle, ex director de Aerona´utica Civil, fue exonerado de la FACH el mismo di´a del golpe.

(16) Michelle Bachelet eligio´ ese nombre por una razo´n simple: desde pequen~a le habi´a gustado.

(17) El capita´n Rau´l Vergara era uno de los principales procesados en la investigacio´n «Contra Bachelet y otros» orquestada desde la FACH.

(18) En sus reflexiones junto a sus compan~eros de celda, Bachelet comen- tari´a los efectos negativos que habi´an significado para su institucio´n la amplia barrera existente entre oficiales y suboficiales. En Fernando Villagra´n, Disparen a la bandada: una cro´nica secreta de la FACH, Santiago, Planeta, 2002, p. 93.

(19) A´ngela Jeria revelari´a posteriormente que en ese interrogatorio su es- poso fue acusado de llamar a la insurreccio´n nacional durante su arres- to domiciliario. Para que confesara, lo hicieron dar saltos abriendo y cerrando las piernas, recibio´ golpes e insultos, estaba encapuchado y le costaba respirar. En Pamela Jiles, «Las cartas ine´ditas de general Alberto Bachelet», The Clinic, 3 de marzo de 2004.

(20) Cuando el alcaide Pozo llego´ a la celda, increpo´ a Ya´n~ez y Silva por encontrarse en ese lugar. Pozo iba acompan~ado por un me´dico prac- ticante, quien dijo que le pondri´a a Bachelet unas gotas de adrenalina. Pero el doctor Ya´n~ez, identifica´ndose como me´dico, le replico´ que eso seri´a una brutalidad. En Fernando Villagra´n, Disparen a la bandada: una cro´nica secreta de la FACH, Santiago, Planeta, 2002, p. 78.

(21) La carta era firmada por el coronel de la FACH Renato Ianiszewski, maestro de su logia. Bachelet respondio´ con una ene´rgica misiva, en la que recalca que en sus momentos ma´s difi´ciles «ningu´n hermano de La Cantera trato´ de tender la mano al hermano momenta´neamente cai´do y menos a su familia. Eso se llama cobardi´a moral». En Fernando Villagra´n, Disparen a la bandada: una cro´nica secreta de la FACH, Santiago, Planeta, 2002, p. 94.

(22) An~os despue´s, Michelle hablari´a de sus sentimientos durante el funeral de su padre: «El tema de la razo´n no me cuesta nada, pero encontrar las palabras adecuadas para describir mis emociones, me cuesta. Soy un poco como mi madre.A ella le ensen~aron que no debi´a molestar a los dema´s con sus emociones. Si bien ella no me inculco´ eso directa- mente, fue el modelo que tuve. Pero, si´… fue un bello funeral aunque, pese a los 35 an~os de carrera, ninguno de sus compan~eros asistio´». En Carolina Di´az, «Michelle Bachelet: la historia no contada», revista Paula, N° 870, noviembre de 2002.

NOTAS DEL CAPÍTULO LOS ROSTROS DE LA TORTURA

(1) En uno de sus pasajes, el documento menciona «la inmensa responsabilidad que le cabe al Partido en el desarrollo y desenlace de la experiencia revolucionaria de la UP».

(2) Al menos doce agentes de inteligencia de la RDA tomaron parte en el rescate de Altamirano. Uno de ellos trabajaba en Chile bajo el nombre de Paul Ruschin, quien se encargo´ de dar asilo a decenas de militantes de la UP. Una vez que el re´gimen militar rompio´ relaciones con la RDA, Ruschin siguio´ trabajando en Santiago, bajo cobertura de la embajada de Finlandia. En Javier Ortega, «La historia ine´dita de los an~os verde olivo», La Tercera, mayo-junio, 2001.

(3) En su manifiesto, Lorca, Ponce y Lagos Salinas establecen claramente lo siguiente: «La direccio´n poli´tica del Partido se ejerce desde Chile y a la direccio´n interior de la lucha revolucionaria se subordina el trabajo del Secretariado Exterior del Partido, encabezado por el Secretario Exterior del Partido, camarada Carlos Altamirano».

(4) En 1971, Lo´pez fue enviado a estudiar a la Universidad de Concepcio´n, encabezando a un grupo de militantes socialistas en el que tambie´n estaba Manuel Rodri´guez. En enero de 1972, con Rodri´guez como presidente, lograron quitarle la Federacio´n de Estudiantes de Concepcio´n al MIR.

(5) Un consultado afirma que A´ngela Jeria evaluo´ establecerse en Lima por ese tiempo, para colaborar activamente con la directiva del PS clandestina en Chile. Pero esta versio´n es desmentida por otro testigo.

(6) Al referirse a las interrogantes que abren el fracaso de la vi´a chilena al socialismo,Altamirano afirma en su introduccio´n que «no se trata de precisar todos y cada uno de los errores que hemos cometido. Hay quienes se han dejado seducir por esta tarea, como si aquellos por si´ solos explicaran la marejada fascista».

(7) Originalmente, las condenas iban desde los tres an~os y un di´a a la pena de muerte. Luego, todas las penas fueron rebajadas, incluidas las cuatro capitales. Gracias al Decreto 504, tales condenas podi´an conmutarse con la expulsio´n del pai´s, siempre y cuando los beneficiados certificaran un trabajo y la visa de una nacio´n extranjera. En Fernando Villagra´n, Disparen a la bandada: una cro´nica secreta de la FACH, Santiago, Planeta, 2002, p. 242.

(8) Mari´a Eugenia Ruiz-Tagle fue detenida a principios de enero de 1975 junto a su esposo. Estuvo un mes y medio en Villa Grimaldi. En Fernando Villagra´n, Disparen a la bandada: una cro´nica secreta de la FACH, Santiago, Planeta, p. 99.

(9) Armando Ferna´ndez Larios estuvo entre los primeros soldados que ingreso´ a La Moneda luego del suicidio de Allende. Integro´ la llamada «Caravana de la muerte», que asesino´ a 94 presos poli´ticos en ocho ciudades del pai´s tras el golpe.Tambie´n estuvo implicado en el crimen del ex canciller Orlando Letelier. En 1987 se entrego´ a la justicia de Estados Unidos, donde en marzo de 2005 fue condenado por un tribunal civil, por su responsabilidad en uno de los casos de la «Caravana de la muerte».

(10) Durante esa visita, la madre de Ferna´ndez Larios le regalo´ a A´ngela Jeria una pequen~a vasija de plata con una piocha, que la viuda del general au´n conserva.

(11) En una entrevista concedida el 2004, Michelle Bachelet conto´ que la clave exacta fue: «Mi amiga Dinamarca me invito´ a tomar te´ y no se´ a que´ hora voy a volver». Raquel Correa, «Michelle Bachelet: soy una sobreviviente de Villa Grimaldi», El Mercurio, 14 de noviembre de 2004.

(12) Mari´a Eugenia Rojas es hija del novelista chileno Manuel Rojas. Era esposa del dirigente comunista y acade´mico de la Universidad de Chile Fernando Ortiz Letelier, hoy detenido desaparecido.

(13) Angela Jeria se enterara´ despue´s de que, por suerte, el departamento que escogio´ no teni´a moradores, por lo que los agentes que irrumpieron en e´l no captaron el engan~o.

(14) Angela Jeria ha asegurado que esa voz era la del oficial de Eje´rcito Marcelo Moren Brito. En Arnaldo Pe´rez, «Angela Jeria: Quiero que se haga justicia». El Siglo, 24 de agosto de 2001.

(15) Fernando Villagra´n, Disparen a la bandada: una cro´nica secreta de la FACH, Santiago, Planeta, p. 101.

(16) A´ngela Jeria dira´ posteriormente que esa voz pudo haber sido la de un oficial de la FACH de apellido Madrid. En Arnaldo Pe´rez, «A´ngela Jeria: quiero que se haga justicia», El Siglo, 24 de agosto de 2001.

(17) Poco antes de ser detenida, en el an~o nuevo de 1975, los guardias de Villa Grimaldi se habi´an embriagado y violaron a una de las detenidas que compartio´ con Michelle Bachelet, quien se entero´ del hecho durante su encierro. En Raquel Correa, «Michelle Bachelet: soy una sobreviviente de Villa Grimaldi», El Mercurio, 14 de noviembre de 2004.

(18) Conocido como el «comandante Rau´l», antes del golpe Romo se destaco´ como uno de los dirigentes poblacionales de izquierda ma´s ultristas de la periferia santiaguina, pero a contar del 11 de septiembre de 1973 aparecio´ con uniforme de suboficial del Eje´rcito, denunciando a todas las figuras de izquierda con las que habi´a tenido contacto. Es responsable de torturar y hacer desaparecer a varias decenas de detenidos. En 1992 fue detenido en Brasil y extraditado a Chile, donde fue condenado por varios procesos de derechos humanos.

(19) A´ngela Jeria hizo ese descubrimiento en Estados Unidos, en la segunda mitad de los 70, cuando leyo´ la informacio´n de un diario norteamericano sobre los principales sospechosos del asesinato del ex canciller Orlando Letelier. Adema´s de Contreras y Espinoza, la viuda del general Bachelet tambie´n reconocio´ la imagen de Armando Ferna´ndez Larios, uno de los oficiales que llego´ a detenerla a su departamento.

(20) Ubicado en calle Canada´, a la altura del 3.000 de Vicun~a Mackenna, Cuatro A´lamos era administrado por la Dina y estaba dentro de un recinto mayor, denominado Tres A´lamos, a cargo de Carabineros.

(21) El an~o 2001, cuando Michelle Bachelet volvio´ a isla de Pascua, como ministra de Salud del gobierno de Ricardo Lagos, el mismo funcionario estaba en el aeropuerto para recibirla.


Justicia confirma condena a miembros (r) de la FACh por torturas en Academia de Guerra

Fuente :AdPrensa.cl, 15 de Junio 2020

Categoría : Prensa

La Corte Suprema confirmó la sentencia que condenó a tres funcionarios en retiro de la Fuerza Aérea a la pena de 3 años de presidio, con el beneficio de la remisión condicional, como autores del delito de aplicación de tormentos a Beatriz Aurora Castedo Mira. Ilícito perpetrado en la Academia de Guerra Aérea, en diciembre de 1974.

En fallo dividido, la Segunda Sala del máximo tribunal –integrada por los ministros Carlos Künsemüller, Haroldo Brito, Lamberto Cisternas, Manuel Antonio Valderrama y el abogado (i) Jorge Lagos– rechazó los recursos de casación en el fondo deducidos en contra de la sentencia que condenó a Luis Enrique Campos Poblete, Sergio Contreras Mejías y Braulio Javier Wilkens Recart.

La sentencia confirmó el fallo dictado por el ministro en visita Mario Carroza, que dio por establecidos los siguientes hechos:
«a.- Que con posterioridad al 11 de septiembre de 1973, la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea se mantuvo como un Centro de Detención clandestino, que albergaba a miembros de la Institución y a civiles con ideología contraria al régimen político militar de la época, los que sin excepción fueron sometidos a intensos interrogatorios bajo tortura y apremios físicos y psicológicos, por parte de funcionarios del servicio de inteligencia de la Fuerza Aérea (SIPA), quienes les mantuvieron a su cargo por instrucciones de la Fiscalía de Aviación en Tiempo de Guerra, que servía de fachada de dichos actos deshumanizados;
b.- Que la aludida circunstancia, ocurre en virtud de los sucesos acaecidos en esa fecha, que acarrea a la Fuerza Aérea de Chile a iniciar acciones destinadas a investigar la conducta de Oficiales y Suboficiales por comisión de delitos relacionados con sus cargos y también de civiles, a los que se les atribuía haber prestado ayuda para favorecer una infiltración de sus filas;
c.- Que uno de los civiles detenidos bajo esta lógica de guerra, por estos efectivos de la Fuerza Aérea, fue la querellante Beatriz Aurora Castedo Mira, estudiante de enseñanza media a la fecha de los hechos y militante del MIR;
d.- Que en el caso particular de Beatriz Castedo, el Fiscal Militar Horacio Otaiza, ya fallecido, reunión a un grupo de agentes y funcionarios de la Fuerza Aérea, y en virtud de información que recibieran de Leonardo Alberto Schneider Jordán, ex militante del MIR y en ese momento informante de la SIFA, planificaron un operativo y se concertaron para detener tanto a la víctima Beatriz Castedo Mira como también a su contacto, José Bordaz Paz, miembro del Comité Central del MIR, el verdadero objetivo de dicha operación ilícita.
Una vez armada la maniobra, el 5 de diciembre de 1974, en los momentos en que Beatriz Castedo se dirigía al punto de encuentro, a realizarse en la intersección de las calles Avenida Vitacura con Alonso de Córdova, fue abordada por un funcionario de la fuerza Aérea e intentó detenerla, como ella se resistiera, otro funcionario se baja de uno de los vehículos que se utilizaban para el operativo, y proceden a detenerla, ellos fueron Luis Enrique Campos Poblete y Braulio Javier Wilckens Recart, quienes la introducen a uno de los vehículos que participada de aquella conspiración, pero antes de trasladarla hasta la Academia de Guerra, los agentes se enfrentaron con su contacto José Bordaz Paz, a quien uno de ellos le dispara y le hieren, debiendo llevarlo de urgencia al Hospital de la Fach;
e.- que una vez que ocurre lo de Bordaz Paz, Beatriz Castedo es trasladada al Centro de detención clandestino que la Fuerza Aérea utilizaba para los interrogatorios, la Academia de Guerra, donde la ingresa, le vendan la vista y luego la someten a intensos interrogatorios bajos diversos métodos de tortura, que detalla circunstanciadamente en su declaración en la Ciudad de México, en el mes de mayo de 2005, particularmente en un sector llamado La Capilla, para obtener con ello información acerca de sus contactos y actividades;
f.- Que parte de las torturas a las que fue sometida, consistieron fundamentalmente en golpes de puño en la cabeza y en el estómago, golpes en los oídos con las palmas abiertas, fue desnudada y sometida al método llamado Pau de Arara, que radicaba en colgar su cuerpo de un palo que ubicaban entre sus manos y los pies, los que a su vez se encuentran amarrados entre ellos, luego en ese estado procedían a aplicarle corriente en sus partes íntimas, también la privaron de alimentos y de agua y la sometieron a presión psicológica al saber que su silencio acarraría la muerte de otros militantes;
g.- Que los tormentos sufridos por la víctima, conforme a las normas del llamado Protocolo de Estambul, hacen concordante su historia de los síntomas físico con las incapacidades agudas y crónicas de sus alegaciones de abusos recibidos durante su encierro, particularmente los dolores lumbares, también las cicatrices en la muñeca derecha, atribuibles al método de tortura conocido como «el pau de arara». La víctima presenta un daño psicológico, con sintomatología angustiosa y depresiva que se relaciona con su experiencia de prisión y tortura».