Fecha Detención :
Comuna Detención : Santiago
Fecha Asesinato : 19-10-1974
Comuna Asesinato : Santiago
Partido Político : Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)
Oficio o Profesión : Abogado
Estado Civil e Hijos : Casado 1 hijo
Nacionalidad : chilena
Relatos de Los Hechos
Fuente :(Informe Rettig)
Categoría : Antecedentes del Caso
El 19 de noviembre de 1974 fue muerto Fernando Abrahan VALENZUELA RIVERA, abogado, miembro del Comité Central del MIR, cuya muerte se vincula a la detención de la pareja Rodríguez-Castro. Según la versión de las autoridades, en momentos en que se desarrollaba un operativo para detenerlo en calle Santa Filomena de Santiago por parte de agentes de seguridad, extrajo una pistola entre sus ropas y les disparó a sus aprehensores, quienes replicaron causándole la muerte.
La Comisión ha llegado a la convicción de que la versión relatada es falsa. En efecto, vecinos señalaron que estando él caminando por la calle, un individuo le gritó que se detuviera, él se dio vuelta e inmediatamente le dispararon un ráfaga de metralleta que le causó la muerte, por lo que lo considera víctima de violación a los derechos humanos, consistente en su ejecución por agentes estatales al margen de todo proceso.
Corte Suprema condena a exagentes de la DINA por homicidio de abogado en Recoleta
Fuente :pjud.cl 27/12/2021
Categoría : Prensa
En fallo unánime. máximo tribunal rechazó recurso de casación y confirmó la sentencia que condenó a dos agentes de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), por su responsabilidad en el delito consumado de homicidio calificado del abogado Fernando Abraham Valenzuela Rivera. Ilícito perpetrado el 19 de noviembre 1974, en la comuna de Recoleta.
La Corte Suprema rechazó recurso de casación y confirmó la sentencia que condenó a dos agentes de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), por su responsabilidad en el delito consumado de homicidio calificado del abogado Fernando Abraham Valenzuela Rivera. Ilícito perpetrado el 19 de noviembre 1974, en la comuna de Recoleta.
En fallo unánime (causa rol 41.099-2019), la Segunda Sala del máximo tribunal –integrada por los ministros Haroldo Brito, Jorge Dahm, Leopoldo Llanos y los abogados (i) Pía Tavolari y Ricardo Abuauad– descartó error de derecho en la sentencia impugnada, dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago, que condenó a Pedro Octavio Espinoza Bravo y Miguel Krassnoff Martchenko a 10 años y un día de presidio, en calidad de autores del delito.
“Que de la lectura del recurso es posible concluir que lo que se está planteando es una discrepancia en torno a la valoración que el fallo de segunda instancia confiere a los elementos de convicción reunidos y relacionados en la sentencia conforme a los cuales se estimó acreditada la participación de Pedro Espinoza Bravo en los hechos, discordando de sus conclusiones, cuestión ajena a este recurso de naturaleza sustantiva, en razón que el raciocinio que conduce al juez a considerar probados o no tales hechos con los medios probatorios, escapa del control del tribunal de casación. En tal sentido, Manuel Egidio Ballesteros expresó: ‘nosotros fijamos reglas generales para la manera de estimar la prueba, y consignamos los casos en que debe estimarse bastante para acreditar la existencia de un hecho, pero al mismo tiempo dejamos al juez la libertad de criterio para hacer sus inducciones o deducciones’ (‘Proyecto de Código de Procedimiento Penal para la República de Chile’, Imprenta Cervantes, Santiago de Chile, año mil ochocientos noventa y siete, nota al artículo 466 [actual 456], páginas 254 y 255)”, sostiene el fallo.
“Que, de esta manera, entonces, al no haberse demostrado una aplicación errónea de la ley atingente a la causal de infracción a las leyes reguladoras de la prueba, los hechos demostrados en la sentencia, consignados en el fundamento tercero del fallo de primer grado y décimo del fallo de segunda instancia, resultan inamovibles, de los que surge con claridad la intervención de Espinoza Bravo como autor del delito de homicidio calificado, discernimiento que no merece reproche a este Tribunal, de manera que la causal sustantiva planteada será desestimada”, concluye.
En primera instancia, el ministro en visita extraordinaria Mario Carroza dio por establecidos los siguientes hechos:
“1- Que la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, fue una estructura organizada, jerarquizada, con medios propios, recintos de detención, etc., a cargo de un Director General, que ejercía el mando nacional y al cual se encontraba supeditados todos sus miembros. Encargada de las Operaciones de la DINA en la Región Metropolitana estaba la Brigada de Inteligencia Metropolitana, BIM, a cargo de un alto oficial de Ejército, quien contaba con una plana mayor que lo asesoraba en labores de inteligencia. De este Jefe dependían las diferentes Brigadas, entre ellas la denominada CAUPOLICÁN, cuyo objetivo a la fecha de ocurrencia de estos hechos, apuntaba al combate del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), entidad relacionada con la victima de esta investigación, específicamente las agrupaciones Halcón y la Águila, que desarrollaban las labores operativas y estaban compuestas por miembros del Ejército, Carabineros y de la Policía de Investigaciones de Chile.
2.- Que en ese contexto de represión, en noviembre de 1974, Fernando Abraham Valenzuela Rivera, miembro del Comité Central y Jefe de Informaciones del MIR, que en ese entonces vivía en la clandestinidad, el día 19 de ese mes se dirige al sector de la calle Santa Filomena para tener un punto de contacto con otro militante, sin contar con que agentes de la agrupación Halcón, Blascay Zapata y Osvaldo Romo, ambos fallecidos, dependiente de la Brigada Caupolicán, ya se encontraban en conocimiento de esta situación y habían concurrido al punto de encuentro llevando consigo para reconocimiento a la militante del MIR María Alicia Uribe Gómez, detenida en ese entonces en Villa Grimaldi y cooperadora de la DINA.
3.- Que al llegar al sector del contacto, Fernando Valenzuela Rivera advierte la presencia de los agentes e intenta huir, pero uno de ellos –Blascay Zapata–, le dispara en dos ocasiones y le infiere dos heridas a bala, una transfixiante en el tórax y otra, cráneo encefálica sin salida de proyectil, que finalmente le ocasionan la muerte en el lugar, lo cual es confirmado porque a continuación estos agentes recogen y suben su cuerpo sin vida a la camioneta, y es identificado por María Alicia Uribe Gómez, su cadáver finalmente es encontrado por sus familiares en el Servicio Médico Legal”.
En el aspecto civil, se confirmó el fallo que condenó a los sentenciados y al fisco a pagar solidariamente una indemnización total de $260.000.000 (doscientos sesenta millones de pesos), por concepto de daño moral, a familiares de la víctima.
Corte Suprema entrega títulos póstumos a cinco egresados detenidos desaparecidos y ejecutados políticos
Fuente :uchile.cl 30/8/2023
Categoría : Prensa
En una ceremonia especial del Tribunal Pleno de la Corte Suprema, se homenajeó a los egresados de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile Litre Quiroga Carvajal, Héctor Mario Silva Iriarte, José Tohá González, Fernando Abraham Valenzuela Rivera y Guillermo Osvaldo Vallejos Ferdinand.
El presidente de la Corte Suprema, Juan Eduardo Fuentes Belmar, destacó este reconocimiento entregado por el máximo tribunal del país a quienes cursaron la totalidad de sus estudios en el Derecho y que fueron víctimas de crímenes de lesa humanidad.
Los títulos póstumos fueron entregados a los familiares de Litre Quiroga Carvajal, Héctor Silva Iriarte, José Tohá González, Fernando Valenzuela Rivera y Guillermo Vallejos Ferdinand.
La decisión de entregar estos títulos se adoptó luego de que el máximo tribunal recibiera una nueva solicitud de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y del Colegio de Abogados de Chile.
Este 29 de agosto, la Corte Suprema realizó una segunda entrega de títulos póstumos para cinco licenciados en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile que figuran en las nóminas de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos del Informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación.
En una ceremonia especial del Tribunal Pleno, en la que participaron autoridades de la Universidad de Chile y de su Facultad de Derecho, se entregaron los títulos póstumos a los familiares de Litre Quiroga Carvajal, Héctor Silva Iriarte, José Tohá González, Fernando Valenzuela Rivera y Guillermo Vallejos Ferdinand.
A la actividad asistieron la ministra de Interior, Carolina Tohá Morales; el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Luis Cordero Vega; la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), Alicia Lira; la Rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés; el Fiscal Nacional, Ángel Valencia; la presidenta del Tribunal Constitucional, Nancy Yáñez; además del decano de la Facultad de Derecho de la U. de Chile, Pablo Ruiz-Tagle, y la Secretaria de Estudios de esta unidad académica, Mónica Velozo.
En la instancia, el presidente de la Corte Suprema, Juan Eduardo Fuentes Belmar, destacó este reconocimiento entregado por el máximo tribunal del país a quienes cursaron la totalidad de sus estudios en el Derecho y que fueron víctimas de crímenes de lesa humanidad.
La decisión de entregar estos títulos se adoptó luego de recibir una nueva solicitud de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y del Colegio de Abogados de Chile, en consideración de que el Tribunal Pleno decidió el 11 de enero de 2022 "otorgar, a modo de reparación y en forma extraordinaria, el título de abogado póstumo a quienes cumplan con el requisito de haber obtenido el grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales antes de su desaparición y/o ejecución, como también a quienes obtuvieron dicho grado en forma póstuma en sus respectivas universidades".
Egresados que recibieron el título de abogado de forma póstuma
- Litre Quiroga Carvajal, 33 años, Director Nacional de Prisiones. Detenido el 11 de septiembre de 1973 cuando se fue a presentar voluntariamente al regimiento Blindado N° 2, desde donde fue trasladado hasta el Estadio Chile dos días más tarde. Su cuerpo fue encontrado acribillado en las cercanías del Cementerio Metropolitano el 16 de septiembre de 1973, junto a otras cuatro personas, entre ellas, el cantante Víctor Jara.
- Héctor Mario Silva Iriarte, 38 años, gerente de la Corporación de Fomento a la Producción (Corfo) de la zona norte y ex regidor de Chañaral. Detenido el 12 de septiembre de 1973 y ejecutado el 19 de octubre de 1973 en el paso por la ciudad de Antofagasta de la comitiva militar conocida como "Caravana de la Muerte".
- José Tohá González, 47 años, ex ministro del Interior y ex ministro de Defensa del Presidente Salvador Allende. Detenido el 11 de septiembre de 1973 en el Palacio de La Moneda y retenido en la Escuela Militar. Luego fue trasladado al campo de prisioneros de Isla Dawson, en la Región de Magallanes, y llevado en febrero de 1974 en precarias condiciones de salud al Hospital Militar de Santiago, lugar donde murió el 15 de marzo de 1974.
- Fernando Abraham Valenzuela Rivera, 39 años, miembro del Comité Central del MIR. Ejecutado en la vía pública el 19 de noviembre de 1974.
- Guillermo Osvaldo Vallejos Ferdinand. Detenido el 20 de septiembre de 1973 por personal de Carabineros de la Quinta Comisaría en la empresa Airolite, lugar donde se desempeñaba como asesor jurídico del interventor de la entidad. Fue llevado al Estadio Nacional. Su cuerpo fue encontrado en la vía pública el 22 de septiembre de 1973.
Acto de Homenaje a mi padre, Fernando Valenzuela Rivera
Fuente :archivochile.com sin fecha
Categoría : Prensa
Fernando, su hijo el domingo 21 de Noviembre en el Memorial del Cementerio General
Fernando Valenzuela (Fotografía de www.memoriaviva.com)
Quiero partir agradeciéndoles el que nos estén acompañando esta mañana, para este largamente demorado homenaje a Fernando Valenzuela Rivera, quién fuera el esposo, padre, abuelo, hermano, tío, compañero, amigo y a quién varios de ustedes solo han podido conocer por lo que alguno de nosotros les haya contado de su vida. De forma muy especial quiero reconocer a mi mamá, mi hermana, mi tía y mi primo por haber tenido la muy buena idea de que hoy nos reuniéramos aquí en este simbólico lugar después de 30 años, para intentar en algo sanar las heridas, restituir los recuerdos y cerrar este capítulo inconcluso de nuestras vidas. También quiero expresar nuestros agradecimientos a todos los que se fueron sumando con alguna idea, consejo o participando activamente en este homenaje que no tiene por qué estar matizado solamente con el recuerdo triste y emotivo de cada uno de nosotros sino también por una gran esperanza, en nuestros hijos y también en nosotros mismos. Quiero contarles que tuve la tremenda suerte de poder compartir muchos gratos momentos junto a mi padre y de poder formarme de él una dimensión humana, recuerdo que de alguna forma me transmitió su gran pasión por la historia, por la música, la de Serrat, la Violeta Parra, Quilapayún, Víctor Jara, Jorge Cafrune, Carlos Puebla, por las canciones de la guerra civil española que nos cantaba a menudo, por la música cubana, la clásica, y también un poco -por qué no decirlo- me habló de Camilo, del Che, de Allende. A Fidel recuerdo que fuimos a verlo al Estadio Chile a un partido de básquetbol. Recuerdo también que me compraba el Mampato, que me echaba colonia inglesa en las mañanas, que para la época nos sacaba muchas fotos.
Al fútbol no jugábamos porque la verdad es que no le pegaba mucho, me atrevería a decir, que más bien que no le pegaba nada. Se me vienen a la memoria los paseos a pata a la piscina Tupahue, el ir juntos a las clases de karate, al cerro San Cristóbal y al Parque Forestal donde íbamos también con mi hermana y mi primo. Las peregrinaciones llenos de bolsas a Las Vertientes, donde nos juntábamos con los amigos de China, las muchas veces que lo acompañé a su oficina en la CORFO, cuando me inscribió en clases de natación en el verano por allá por el 72, cuando nos bañábamos en El Quisco y en la tarde salíamos a caminar con mis primos más chicos por los roqueríos, las anheladas visitas al mercado central a comer mariscos, o cuando comíamos en casa chuletas de cordero con puré y pebre, o cuando se mandó la media cagaita y me curé por primera vez como a los 6 años para un año nuevo, o cuando lo acompañaba a ver a mi abuela Lila a Mac Iver, o cuando nos recorríamos todo el centro de Santiago -bajo la lluvia- buscando un boliche donde comprar un pedazo de zapallo para que mi mamá nos hiciera sopaipillas en pleno invierno, o las peregrinaciones a la casa de mi tía Sonia en Navidad donde nos hacían -con mi mamá- una estratagema para que no nos diéramos cuenta que entre todas las bolsas iban los regalos, hasta que un día los descubrí y me pidieron que no se lo contara a mi hermana para que no fuera a perder la magia, o cuando me llevó a la posta después de que me corté la mano, en fin, muchos recuerdos… pero también cuando me llevaba al apa a las marchas de la UP, a las colas pa´los cigarros, cuando viajó a Cuba por los setenta y ya después del Golpe recuerdo que mi mamá me habló de que recién aprendió a cambiar pañales con mi hermano menor (cosa que no hizo con nosotros) y también recuerdo que esa época difícil lo acompañé más de una vez a juntarse con algunos de sus compañeros y que fuímos a despedir a mi primo y mi tía que se tenían que ir a Suecia…
Por otro lado, este mismo Fernando Valenzuela tuvo también otra importante faceta en su vida y formó parte de una generación que tomó conciencia política en el Chile de los años 50 a los 70, que formó parte del MIR y que fue capaz de subordinar en gran medida sus intereses personales para trabajar -desde una posición crítica a la UP- por la idea de que Chile podía ser un mejor país si cada uno ponía un poco de su fuerza y de su espíritu en esa tremenda empresa, que no por casualidad, fue casi exterminada con una inusitada violencia que pocas veces antes y nunca por tanto tiempo, había registrado la historia de Chile. Ustedes que bien nos conocen, saben que no hemos vivido todos estos años junto a un ícono intocable, sino junto al recuerdo de un hombre imperfecto, que fue capaz de decidir en un momento muy crucial de su vida que es lo que tenía que hacer, aún sabiendo claramente, los grandes costos que esa empresa acarrearía para su familia y sus cercanos. Aún recuerdo perfectamente el día en que me despedí de él el 18 de noviembre de 1974, siendo muy niño y creo haber aceptado y comprendido con el paso del tiempo, qué estaba haciendo con un enorme sacrificio lo que su dignidad, su conciencia y su consecuencia le indicaban. Hoy después de 30 años todo se vuelve un poco más relativo, sin embargo, creo que hay que evaluar las acciones de los hombres en el contexto de su tiempo para poder así entender finalmente el por qué de ciertos actos, el por qué de ciertas conductas, que desprovistas de su contexto histórico pueden resultar algo inexplicables. Y sin embargo para mí, la esencia de las ideas y aspiraciones de mi padre y sus compañeros siguen vigentes y aún pendientes, aunque las fórmulas y los estilos para concebir esas ideas, sean hoy algo diferentes y el mundo que nos rodea sea también otro, más unipolar y algo menos diverso y tolerante a otras fórmulas distintas al neoliberalismo. Lo que nos obliga a ser mucho más creativos y abiertos.
No puedo dejar hoy de rendir tributo también a muchos compañeros que como mi padre cayeron en esta larga y desigual lucha. La lista es interminable a pesar de que se me vengan a la memoria de forma muy especial el recuerdo de aquellos a quienes conocí o de quiénes supe desde muy niño, el recuerdo de Miguel y Edgardo, de Luciano, de Bautista, del Comandante Pepe, de Alejandro de la Barra, del Dago Pérez, del Coño Villavela, del Pepone, de Ricardo Ruz, de Fernando Krauss, de Manuel Cantú, de mi tío Osvaldo Vallejos (la primera persona muy cercana, ejecutada por la dictadura y que me hizo tomar plena conciencia -a pesar de mis nueve años- de la crudeza del golpe), de Carlos Godoy, de Raúl Pellegrin, de Víctor Otero (amigo de infancia caído en El Salvador), de Fernando (con quién jugamos innumerables partidos de fútbol en Alamar), del Chino, y muchos tantos otros que he llevado siempre conmigo, también del Toto, ese argentino espectacular que fue un poco también nuestro padre. Hay también muchos de sus compañeros que pasaron por las cárceles, el exilio y otros que lograron salvar ilesos por razones casi fortuitas y hoy mantienen al menos una conducta digna frente a los nuevos tiempos.
Los que definitivamente abandonaron sus ideas no tiene sentido mencionarlos y es probable que más de alguno aparezca en las páginas sociales de El Mercurio de hoy muy bien vestido junto a Bush o posando para alguna de las fotos de rigor de la APEC. Si me lo permiten, quiero hacer un breve paréntesis para recordar también hoy de manera muy especial nuestro paso por Cuba, el país que nos acogió, nos educó, nos hizo ser felices, nos enseñó a conocer el amor y nos nutrió también de muchos valores y herramientas que esta familia ha podido mantener, preservar y transmitir a los nuestros aún con el paso del tiempo. Valores y herramientas, que nos han sido además, de gran utilidad para poder movernos y mantenernos unidos en este hermoso, complejo y hasta a veces no muy grato ni muy justo país. Hoy, en el mismo Chile de mi padre, pero 30 años después, una parte significativa de su buena gente empieza lentamente a manifestar poco a poco su descontento porque ve que no se beneficia del modelo económico vigente, por mucho que se lo traten de vender muy bien adornado y porque además no logran encontrar cabida dentro de este esquema de democracia antipopular, que ha suplantado la participación de los ciudadanos, por un pacto entre cuatro paredes donde solo un grupito se reparte las bonanzas económicas y el poder político.
Creo firmemente que en este contexto vuelven a renacer nuestros mártires y alguna cuota de luz, ejemplo, experiencia e historia, le aportarán sin dudas a los tiempos que se nos vienen por delante. Con polvo del Arauco, Con piedra del azteca, Con sangre del esclavo Es la resurrección Que enciende mariposas Y las arroja al viento Que da al volcán su toca Y al trueno su canción El sol ha sido izado Por sus primeros sueños Que aúllan despertando Con la convocación El polvo con el polvo La piedra con la piedra, Se juntan como rostros Y surge la ciudad La antigua cordillera Dibuja el sortilegio Y el viento va afilado Cantando libertad Retornan los guerreros Al grito de la tierra De nuevo la leyenda Se hace realidad De polvo sin mentiras De piedras con entrañas Sabiendo que la vida Es dura como es Los muertos no equivocan Su cita con el alba: Los muertos tienen bocas Y corazón y pies Los muertos han llegado El tiempo los convoca Los muertos son estrellas Que no tienen revés Los muertos son estrellas Que no tienen revés Muchas gracias.
Condenan a 10 años de prisión a Krassnoff por homicidio de miembro de comité central del MIR
Fuente :elciudadano.com 21/9/2018
Categoría : Prensa
El ministro en visita para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, condenó al ex agente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), Miguel Krassnoff Martchenko, a la pena de 10 años y un día de presidio como autor del homicidio calificado de Fernando Abraham Valenzuela Rivera
El ministro en visita para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, condenó al ex agente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), Miguel Krassnoff Martchenko, a la pena de 10 años y un día de presidio como autor del homicidio calificado de Fernando Abraham Valenzuela Rivera.
En el fallo, el ministro Carroza decretó, además, la absolución de Pedro Espinoza Bravo de la responsabilidad en la muerte del abogado, ocurrida el 19 de noviembre de 1974 en la calle Santa Filomena. Valenzuela era miembro del Comité Central y Jefe de Informaciones del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), además de secretario de la Fiscalía de la Corporación de Fomento a la Producción (Corfo)
El ministro estableció que Fernando Valenzuela Rivera, que en ese entonces vivía en la clandestinidad, el 19 de noviembre -mientras concurría al encuentro con otro militante en calle Santa Filomena- fue interceptado por los agentes de la agrupación Halcón de la DINA Basclay Zapata y Osvaldo Romo, quienes se encontraban con la militante del MIR María Alicia Uribe, detenida en ese entonces en Villa Grimaldi y cooperadora de la DINA. Valenzuela advirtió la presencia de los agentes y al intentar huir es baleado en dos ocasiones por Zapata, ocasionándole la muerte.