Lizama Irarrazaval Francisco Javier


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memoriales.gob.cl

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Rut : 4.115.360-1
Fecha Detención : 13-10-1973
Lugar Detención : El Patagual de Paine

Fecha Asesinato : 13-10-1973
Lugar Asesinato : Centro Detención Cerro Chena Paine


Fecha Nacimiento : 07-06-1939 Edad : 34


Lugar Nacimiento : Champa

Actividad Política : Partido Socialista (PS)
Actividad : Obrero agrícola

Estado Civil e Hijos : Casado
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :(Informe Rettig)

Categoría : Antecedentes del Caso

Francisco Javier LIZAMA IRARRAZAVAL

El 13 de octubre de 1973, fueron detenidas varias personas de los Asentamientos El Patagual y Rangui de Paine, cinco de las cuales fueron ejecutadas posteriormente:

– José Manuel DIAZ INOSTROZA; 29 años, obrero agrícola;

– Francisco Javier LIZAMA IRARRAZAVAL, 34 años, casado, militante socialista, Presidente Asentamiento El Patagual de Paine;

– Juan Manuel ORTIZ ACEVEDO, 38 años, casado, obrero agrícola, Presidente del Asentamiento Rangue;

– Luis Celerino ORTIZ ACEVEDO, 36 años, casado, obrero agrícola, Vice Presidente del Asentamiento Rangue; y

– Jorge Manuel PAVEZ HENRIQUEZ, 35 años, soltero, obrero agrícola, Vice Presidente del Asentamiento El Patagual.

En la mañana de ese día, se hizo presente un contingente militar y un efectivo de Carabineros en las bodegas del Asentamiento Rangue, quienes se movilizaban en un jeep y un camión militar. Portando una lista con nombres y datos personales, procedieron a detener a los hermanos Ortíz Acevedo, junto a otras personas que posteriormente fueron dejadas en libertad.

Efectivos militares acompañados de un civil también llegaron esa mañana hasta el Asentamiento El Patagual, deteniendo a Jorge Pavez; Francisco Lizama y José Díaz.

Desde ese momento los familiares no tuvieron noticia de los detenidos. Habiendo concurrido a diversos Recintos de Detención, no obtuvieron información alguna sobre su suerte o paradero.

Testigos presenciales relataron ante esta Comisión que el grupo de detenidos fue conducido hasta la cuesta Cepillos y de allí hasta la localidad de Pintué, donde estuvieron en una cancha llamada “La Aguachera”. En la noche del mismo día fueron trasladados al Centro de Detención Cerro Chena, donde se les sometió a torturas e interrogatorios, para finalmente ser conducidos hasta el Regimiento de Infantería de San Bernardo, donde permanecieron detenidos alrededor de una semana. Entonces, los cinco detenidos individualizados fueron sacados desde ese Recinto sin haber regresado posteriormente.

El 13 de noviembre de 1973, un campesino descubrió prendas de vestir y restos humanos en el Asentamiento Lo Arcaya de Paine. Efectivos militares enviaron los restos al Servicio Médico Legal, donde fueron reconocidos como los correspondientes a los cinco detenidos. La causa de muerte fue heridas de bala.

Considerando que las cinco personas fueron detenidas por agentes del Estado y conducidas hasta un Recinto Militar, desde donde fueron sacadas, encontrándose posteriormente sus cuerpos sin vida, a causa de las heridas de bala e inhumados ilegalmente en las cercanías, esta Comisión se formó convicción de la responsabilidad que en las muertes de cada uno de ellos le cupo a agentes del estado, quienes violaron su derecho a la vida.
 

 


Corte Suprema da fin al Caso Paine y condena a exmilitares por homicidio de 38 personas en inicios de la dictadura

Fuente :elmostrador.cl 15/6/2022

Categoría : Prensa

La Corte Suprema desestimó la aplicación de la medida de prescripción y elevó las penas para los miembros del Ejército y de Carabineros en retiro por su responsabilidad en los homicidios calificados de 38 personas –36 trabajadores agrícolas y dos empresarios– en distintos asentamientos de la comuna de Paine. Los ilícitos ocurrieron entre el 24 de septiembre y el 16 de octubre de 1973.

En la sentencia, la Segunda Sala del máximo tribunal –integrada por los ministros Jorge DahmLeopoldo Llanos, la ministra María Teresa Letelier, el abogado (i) Diego Munita y la abogada (i) Leonor Etcheberry– condenó a los miembros del Ejército en retiro Jorge Romero Campos y Arturo Fernández Rodríguez a la pena de 20 años de presidio.

La sentencia se debe a la responsabilidad de ambos en los 38 casos de homicidio calificado, ocurridos los 14 primeros entre 24 de septiembre y el 3 de octubre de 1973 en el sector de “El Escorial”, y los 24 últimos entre el 8 de octubre y el 16 de octubre de 1973 en los asentamientos de “Campo Lindo” y “24 de abril”.

En tanto los miembros del Ejército en retiro José Vásquez Silva, Carlos Lazo Santibáñez, Juan Opazo Vera, Roberto Pinto Labordarie, Jorge Saavedra Meza, Víctor Sandoval Muñoz y Carlos Durán Rodríguez fueron condenado a 10 años de presidio por su responsabilidad en los 38 delitos antes señalados.

Raúl Francisco Areyte Valdenegro deberá purgar una pena de 7 años y 6 meses de presidio por su responsabilidad en los 14 homicidios del sector “El Escorial”.

Por último, el oficial de Carabineros en retiro Nelson Iván Bravo Espinoza queda condenado a la pena de 10 años y un día de presidio por su responsabilidad en los secuestros calificados de Ramón Capetillo Mora y Mario Muñoz Peñaloza, cometido los días 8 y 10 de octubre de 1973.

El máximo tribunal acogió los recursos de casación presentado por los querellantes en contra de la sentencia de la Corte de Apelaciones de San Miguel que había aplicado la figura de la media prescripción al considerar que la figura no se debe acoger en los casos de crímenes de lesa humanidad.

En el aspecto civil, el tribunal condenó al Fisco a pagar indemnización a los familiares de las víctimas.

Parte querellante valora fallo

El abogado querellante Nelson Caucoto, quien representa a familiares de 37 víctimas, se mostró satisfecho ya que la Corte acogió todos los recursos de casación que presentaron y celebró el fallo señalando que “mañana habrá un día más luminoso para los familiares de las víctimas de Paine, ejecutadas por militares de la Escuela de Infantería de San Bernardo, un día plagado de nuevas sensaciones y esperanzas”.

Caucoto, quien lleva el caso desde sus inicios, señaló que “el máximo tribunal de la República ha dictado sentencia definitiva, en este caso, que habla de una masacre ocurrida hace 49 años en esa localidad rural. Se ha logrado vencer la impunidad, la indolencia y la barbaridad.  Lo que ha hecho la Corte Suprema es un acto de sanidad para esos familiares y para la sociedad chilena en general».

«Uno de los crímenes imperdonables de la dictadura cívico-militar ha sido resuelto por la justicia chilena de manera civilizada.  A pesar del largo tiempo transcurrido, la Justicia es posible”, sostuvo

Mencionar que en los alegatos actuaron también como querellantes el Programa De DD.HH. del Ministerio del Interior, la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC)  y el abogado Luciano Fouillioux, como apoderado del padre la abogada Pamela Pereira, Andrés Pereira Salsberng.


Javier Rebolledo por Matanza de Paine: “José Antonio Kast no puede decir que su familia no tuvo nada que ver, porque abundan los antecedentes”

Fuente :interferencia.cl 17/6/2022

Categoría : Prensa

En entrevista con Interferencia, el periodista autor de A la Sombra de Los Cuervos, repasa el cuadro completo de lo que se sabe de la participación de los Kast en la brutal represión que hubo en la localidad durante la dictadura, donde esta familia tenía su hogar y principales negocios.

Este miércoles 15 de junio la Corte Suprema, en un fallo inédito, desestimó la medida de prescripción solicitada para el caso del asesinato de 38 personas en Paine durante la dictadura, y elevó las penas para los miembros del Ejército y de Carabineros por su responsabilidad en los crímenes ocurridos durante septiembre y octubre de 1973.  Finalmente, siete militares en retiro fueron condenados a 10 años de presidio, otro ex militar fue condenado a siete años de presidio,mientras otros tres carabineros también recibieron condenas de presidio.

Los asesinatos ocurridos en Paine son casos emblemáticos entre los delitos de lesa humanidad ocurridos en dictadura, ya que dan muestra de la complicidad entre uniformados y civiles en la planificación y ejecución de estos crímenes. También, porque un testimonio clave para dilucidar estos hechos fue entregado por Alejandro Bustos, un campesino que logró sobrevivir a un fusilamiento escondiéndose entre los cuerpos de las víctimas que estaban a su lado. Su declaración fue clave para que se pudiera llegar a la verdad en estos casos.

El periodista Javier Rebolledo investigó profundamente la relación entre uniformados y civiles en las violaciones a los derechos humanos ocurridas en dictadura, y en especial los asesinatos de Paine, que implican cerca de 70 víctimas, la mayoría campesinos beneficiados con la reforma agraria aplicada durante la Unidad Popular. Uno de estos crímenes es la “Matanza de Paine”, como es conocida la ejecución donde Bustos sobrevivió. La investigación de Rebolledo se plasmó en su libro del 2015, A la Sombra de los Cuervos, Los Cómplices Civiles de la Dictadura.

 

En esta entrevista, Rebolledo comenta a Interferencia el impacto que le causó el nivel de violencia y odio de parte de civiles que participaron en estos asesinatos y desapariciones y el rol que tuvo la familia Kast, en especial, el padre y el hermano del ex candidato presidencial, José Antonio Kast, en estos crímenes.

– Es impactante el caso de los asesinatos de Paine, que usted investigó, incluso implica a una persona que sobrevivió a un fusilamiento y gracias a su testimonio se pudo saber lo que ocurrió. Usted ya ha investigado otros casos de vulneración a los derechos humanos ¿Qué cosa en particular le llamó la atención de los asesinatos de Paine? 

-A mi me llamó la atención que ésta fue una venganza de los civiles, en conjunto con uniformados, tanto con carabineros como con militares en distintas operaciones y distintos días. Te diría que los civiles en buena medida,- sin quitarle responsabilidad a los carabineros ni militares-, le proporcionaron información a los uniformados, trabajaron en conjunto con ellos con un odio impresionante, un odio pocas veces visto. El nivel de crueldad, de ensañamiento, incluso después de los crímenes, es algo que al menos yo no sé si había visto antes, con tanto ensañamiento como en estos casos. 

En el caso de Paine, como comuna, tiene la mayor cantidad de desaparecidos y ejecutados de la dictadura por densidad poblacional. Son 70 víctimas en una cantidad de población pequeña, lo cual da un porcentaje alto de quienes fueron asesinados. 

Un ejemplo de esto es que hay un lugar en Paine que se llamó “el callejón de las viudas”, y ese lugar se llamó así porque una unidad de militares fue a buscar a casi todos los hombres de esa calle, donde las mujeres prácticamente quedaron solas hasta el día de hoy. 

El caso que mencionas, donde hay un sobreviviente de fusilamiento, Alejandro Bustos, conocido como “el colorín”, es importante porque él puede ubicar a civiles que participaron en estos crímenes, y entre otros, a Christian Kast, que es el ex presidente de Cecinas Bavaria, y además hermano de José Antonio Kast y de Miguel Kast,- ideólogo de los cambios económicos de la dictadura, como lo reconoció Joaquín Lavín.

En ese caso, conocido como “la matanza de Paine”, a las víctimas, después de ejecutarlas, les sacaron los ojos y les cortaron las lenguas con corvos. Y claro, impresiona el nivel de violencia, el nivel de crueldad que tuvieron estos civiles, en conjunto con militares y carabineros, en las detenciones, las torturas, los crímenes y desapariciones forzadas que se llevaron a cabo.

– ¿Cómo participa la familia Kast en estos asesinatos y ejecuciones? ¿Cuál es el rol que tuvieron en estos crímenes?

– Está, entre varios testimonios, el de la hermana de Pedro Vargas Barrientos,- actualmente detenido desaparecido-, Silvia, quien cuenta que su hermano Pedro, junto a toda su familia, trabajaron en Cecinas Bavaria y ayudaron a generar riqueza en la empresa, cuando los Kast recién empezaron con su primera sanguchería al borde de la carretera Norte Sur, en el sector de Buin. Y este joven Pedro Vargas siguió trabajando ahí y con los años organizó un sindicato, que fue su “mayor error”, porque ahí lo pasaron a rondín, le entregaron un arma y después 

tuvo que dejar su trabajo. Pedro fue una de las primeras personas que fueron detenidas en el cuartel de Paine. 

Su hermana fue a pedir por la vida de Pedro a Michael Kast,- quien era el papá de José Antonio, de Christian y Miguel Kast y abuelo de Felipe Kast- y Michael Kast no le prestó ninguna ayuda, le dijo que se fuera para su casa y por el contrario…En estos casos nunca se ha determinado, judicialmente, exactamente cuáles fueron los vehículos que participaron de las detenciones que terminaron en cada una de las ejecuciones y desapariciones forzadas. Pero el caso concreto es que el mismo Michael Kast reconoció que él facilitó un camión con chofer a carabineros para “efectuar su trabajo”, y el trabajo en ese tiempo era la detención de personas, aunque él no lo reconoció de esa forma. Y él murió en calidad de inculpado por la justicia, por este caso. Por eso no se pudo seguir su responsabilidad final en los hechos, porque murió. 

Existe el testimonio de un carabinero, Osvaldo Dominguez Muller, que señala que en la comisaría de Paine,- que dicho sea de paso, era el lugar desde donde desaparecían a las personas- vio el automóvil de Michael Kast estacionado ahí, los días cuando hubo asesinatos y desapariciones. 

Y está el testimonio del propio Christian Kast, quien reconoce que salió “a patrullar”, junto a otros civiles, con militares y carabineros. 

"Y Christian Kast no fue procesado porque la justicia determinó que al momento de estos crímenes era menor de edad, por eso no se persiguió su responsabilidad, por ese motivo. Y él mismo reconoció, cuando fue interrogado, que estuvo en la comisaría".

Se suma a todo esto el testimonio de Alejandro Bustos, quien cuenta que a él le dieron una pateadura en la comisaría de carabineros, y que estaba presente Christian Kast. Y cuando lo ejecutaron,- donde sobrevivió-, si bien los que dispararon eran uniformados, estaban presentes con sus vehículos varios civiles, entre ellos Christian Kast. 

Y Christian Kast no fue procesado porque la justicia determinó que al momento de estos crímenes era menor de edad, por eso no se persiguió su responsabilidad, por ese motivo. Y él mismo reconoció, cuando fue interrogado, que estuvo en la comisaría, donde se celebraban asados con carabineros y civiles, y que ahí vio detenida a una persona que le apodaban “el harina seca”, Luis Nelson Cádiz Molina, y dice que lo vio salir con el pelo rapado, pelado. Y bueno, Cádiz es un detenido desaparecido, yo me pregunto si uno 

sabe que una persona está detenida desaparecida, y Christian Kast dice que lo vió, ¿Acaso no le correspondía denunciar el hecho? Probablemente haya sido una de las últimas personas que lo vió con vida, que podía aportar una pista sobre el paradero de esta persona, y él no se acercó a la justicia para colaborar, fue al revés, tuvo que ir la justicia a buscarlo a él, muchos años después de ocurridos los hechos.

– ¿Es posible que José Antonio Kast no haya conocido estos hechos? 

– Es que yo no puedo trabajar con conjeturas. Yo sé lo que declaró Christian Kast y lo que declaró su padre Michael Kast, conozco el pasado de Michael Kast, la labor que tuvo Miguel Kast en dictadura y conozco lo que declaró Alejandro Bustos respecto de Christian Kast. Uno sabe qué postura política tiene José Antonio Kast, y yo no puedo saber si él sabía o no sabía. Lo que puedo decir es que él no puede decir “mi familia no tuvo nada que ver”, que no hicieron patrullaje, que no apoyaron la represión, ni prestaron vehículos ni que no fue identificado alguien de su familia en un fusilamiento, eso él no lo puede decir. 

Y eso es lo que él ha dicho, él ha dicho que no hay nada judicial en contra de su familia, pero no dice las razones, y una razón es que su papá se murió en calidad de inculpado, murió antes que tuviera una condena; y en segundo lugar, a su hermano Christian Kast no se le persiguió responsabilidad penal porque se determinó que era menor de edad al momento de ocurridos los delitos 

– Lo que cuenta también es relevante porque entre los condenados por crímenes de dictadura en Paine está un civil, que fue el primer civil condenado por casos contra los derechos humanos en dictadura en Chile, el empresario Francisco Luzoro, en 2017. En temas de memoria se habla de los civiles y empresas que participaron en estos delitos como “terceros actores”. ¿Cree que se pueda seguir avanzando en la justicia en estos casos que involucran a “terceros actores”?

– Debería ser así. Pero sabemos que ha pasado mucho tiempo, se están muriendo los denunciantes, los familiares, los victimarios, y este caso se ha dejado estar… Yo no tengo tanta esperanza, sinceramente, lo veo difícil, creo que lo de Luzoro es un ejemplo aislado, hay un par más de civiles condenados, pero no veo que el camino vaya para allá.

Siempre que sale una condena al menos es un poco de justicia. En este caso son condenas, quizás no son las condenas más altas, como uno podría esperar, pero es un poco de justicia. Uno celebra que haya algo de justicia, pero por otro lado, también hay crítica, porque uno espera que se haga más. Uno ve un lado positivo y otro negativo, ya que la condena es baja y uno piensa en cómo se lo toman los familiares y la sociedad en general.

 


Testimonio de Mónica Lizama Acevedo

Fuente :germina.cl 2014 AFDD PAINE

Categoría : Otra Información

Yo soy Mónica del Rosario Lizama Acevedo, hija de Fresia Acevedo Rodríguez y Francisco Lizama Irarrázabal, tengo seis hermanos, cinco que vivían con nosotros: Francisco, Alejandro, que se suicidó a los 32 años y era el más chico, Elena y Gloria. Yo tenía nueve años cuando se llevaron detenido a mi padre. En ese momento, yo era la mayor de las tres mujeres y mi herma – no Francisco que tenía 13 años era el mayor de todos. En la actualidad tengo 55 años y tres hijos: Constanza, María Francisca, José Augusto. Mi mamá era de El Escorial de Los Hornos y mi papá era de Rangue. Nosotros, sus hijos, nacimos en Los Hornos y vivíamos en una pieza aparte en la casa de los abuelos maternos, Carmen Rodríguez y Armando Acevedo. Éramos muy pobres. En aquellos años la gente en general era muy pobre. Mi mamá al igual que mi abuelita hacía fuego en fogones para cocinar. La cocina estaba atrás del dormitorio donde nosotros vivíamos, y los ocho vivíamos en una pura pieza. Mi papá contaba que él había sido criado con unos tíos, hermanos de su padre, y había teni – do una infancia de mucho sufrimiento porque su mamá murió cuando tuvo a su hermana. Eran dos hermanos y del padre no sé mucho, pero debe haber sido muy, muy triste para mi papá. No tuvimos ningún apego con ese abuelo ya que no era para nada agradable, no así con mis abuelos maternos que después, cuando no estaba mi papá, pasaron a ser como nuestros papás. Mi papá contaba que a él le gustaba ir al colegio, pero los tíos con los que vivía lo tenían para llevar a pastar las ovejas, porque en ese tiempo toda la gente tenía muchas ovejas y animales. Siempre nos contaba que él había sufrido mucho en su infancia, que pasaba mucho frío y que no lo dejaban ir al colegio, aunque le gustaba mucho ir a estudiar. Yo sé que él sabía escribir y leer porque lo veía de repente leer diarios y cosas así.

Él siempre se sentaba alrededor de la cama cuando nosotros estábamos acostados, sobre todo cuando llegaba con un poquito de trago, porque tomaba, no harto, pero tomaba, y nos aconsejaba mucho. Él quería que nosotros fuéramos otras personas, que estudiáramos porque él no quería que nosotros fuéramos de campo y menos que sus hijos fueran ojotados como él, por lo de las ojotas que se usan en el trabajo del campo. Mi papá trabajaba en agricultura. No tenía un oficio específico, lo que hacía era trabajar en el campo, trabajar y trabajar: era muy trabajador. Como entretención le gustaba mucho escuchar fútbol. Era colocolino, pero no sé si jugaba a la pelota. Los sábados y domingos se sentaba en la puerta porque antes las casas tenían un radier alto y ahí se ponía a escuchar los partidos, y si era el Colo-Colo el que jugaba se comía todas las uñas si iba perdiendo. Era una persona alegre y cuando estaba con traguitos nos tomaba a nosotros y empezaba a bailar.

Para mi papá era muy importante que estudiáramos, era lo único que nos pedía y aconsejaba. Siempre nos daba su sermón, cosa que mi mamá no hacía. Nosotros no estudiamos. Para mi mamá era suficiente que uno supiera leer y escribir. Yo llegué hasta cuarto año básico, no quise ir más al colegio y ella estuvo de acuerdo. Mi mamá nunca fue una persona que nos exigiera y luchara porque nosotros termináramos de estudiar, siendo que había familias que también les costaba mucho mantener a sus hijos y que estaban en la misma situación de mucha pobreza y sus hijos sí lograron terminar la enseñanza media. Siempre le he recriminado eso, aunque nunca se lo he dicho, pero siempre me he cuestionado por qué mi mamá fue tan poco luchadora. Bueno, ella tampoco tuvo mucho estudio, sabe leer y escribir, pero muy poco. Con nuestro padre no teníamos mucha comunicación, como era habitual en esos años, pero yo sí era muy apegada a él porque siempre quiso tener una hija mujer. Mi mamá dice que siempre fui la regalona, que siempre me protegía, porque antes los padres eran muy estrictos, y mi mamá no importaba lo que uno hiciera, ella al tiro a pegar y él me defendía, pero no recuerdo que hubiera tanta comunicación o conversación


La detención de mi papá

Fuente :germina.cl 2014 AFDD PAINE

Categoría : Otra Información

Mi papá trabajaba en el asentamiento El Patagual y por eso le dieron una casa un poco más debajo de donde vivíamos. Recuerdo que mi mamá no quería irse del lado de la abuela, aunque quedaba cerca. Él era el presidente de la directiva del asentamiento que se componía de cuatro personas y por eso le habían pasado o dado la casa. La gente que vivía ahí se había ido a Santiago y quedó esa casa y ahí nos cambiamos nosotros. Duramos muy poco en esa casa, no sé cuánto sería, tal vez un año o dos, hasta cuando se llevaron a mi papá detenido. No tengo recuerdo de la fecha ni del día en que se lo llevaron. Sólo recuerdo que él salía temprano a trabajar y después regresaba a almorzar. Como nosotros íbamos al colegio no supimos si regresó a almorzar el día que fue detenido. Parece que fue la misma gente del asentamiento la que le fue avisar a mi mamá que se lo habían llevado. Mi mamá dice que días antes él andaba medio raro, muy asustado y que parecía que presentía que algo iba a pasar. Había noches que él salía y parece que ya había escuchado que se habían llevado gente detenida del sector. Ella se puso a llorar y así nosotros nos dimos cuenta al tiro que se habían llevado a mi papá. Recuerdo que llorábamos mucho y sobretodo yo que era muy apegada a él. Cuando se habían llevado a mi papá y estaba desaparecido, los más chicos escuchábamos las conversaciones que tenían mi mamá con mi prima y mis abuelos. Así supimos que también se habían llevado al tío Anastasio Donaire , papá de la Margarita, que era padrino de matrimonio de mis padres. En ese grupo también se llevaron al Tito Pavez y a los hermanos Ortiz4. En total se llevaron a cinco personas: tres de Los Hornos y dos de Rangue. Como 13 días después que los militares se habían llevado a mi papá y había desaparecido, llegó una señora de Pintué que era prima de mi papá y que no recuerdo su nombre. Llegó a la casa, le contó a mi mamá que habían matado a mi papá y que lo fuera a ver a la morgue porque ellos, los Irarrázabal, habían escuchado que estaban todos muertos. Mi mamá comenzó a llorar. Lloraba y lloraba y así entendimos que a mi papá lo habían matado.


El entierro y duelo por mi padre

Fuente :germina.cl 2014 AFDD PAINE

Categoría : Otra Información

Un tío de mi mamá y esa prima que llegó a la casa fueron a la morgue a reconocer a mi papá. No sé por qué no fue mi mamá porque nunca lo he conversado a fondo con ella. Es este tío de mi mamá el que siempre nos cuenta que él lo reconoció y que “ya estaban sequitos”. Lo reconoció porque a mi papá le faltaba un diente que se le había caído poco tiempo atrás, era una de las paletas delanteras. También lo reconoció por las ojotas y la ropa. Cuando se lo llevaron detenido, mi papá andaba vestido con ropa de trabajo y con sus ojotitas, que en ese tiempo todos las usaban. Creo que el tío lo reconoció también porque tenía un lunar en el lado izquierdo de la cara que yo también tengo, pero más pequeño.

A la prima de mi papá la conocíamos muy lejanamente, pero mi papá sí tenía contacto con ella. Él tenía muy poca familia. Visitaba a un tío que lo quería mucho, que vivía en Pintué y que era hermano de este abuelo que no era muy agradable. Nunca se me ha olvidado que ese tío nos llevaba cosas. Recuerdo una bolsa trasparente donde había aceite. Tal vez nos llevaba dulces también, pero de la botella de aceite no sé por qué la tengo tan presente. En ese periodo ya estábamos pasando necesidades y hambre, porque ya eran 13 días que mi papá no estaba. Recuerdo que en el colegio lloraba mucho y también mi hermana Elena. Llorábamos por cualquier cosa y sobre todo cuando sentíamos sonar las campanas de la iglesia, seguramente porque las campanas las tocaban cuando fallecía alguien. En el colegio todos andaban muy callados, todo era silencioso. Recuerdo a la directora, la señora Carmen Reveco, ella me quería mucho, hasta me tomaba en brazos y de hecho le preguntó a mi mamá si me podía ir a vivir con ella porque caminábamos como una o dos horas para llegar de la casa al colegio. Estuve unos días con la señora Carmen, no sé cuántos, pero fue muy poco porque yo echaba de menos a mi mamá. Era una casa bien bonita, cómoda y me tenía en una pieza bien linda. Se veía que ella también sufría por nosotros. No sé si fue el mismo día que fueron a reconocerlo que le entregaron el cuerpo o después. Sólo recuerdo que mi mamá fue al cementerio. En ese tiempo yo estaba donde mi abuela y no sé dónde estaban mis hermanos. Yo no tengo mucha noción de todas las cosas de ese tiempo, lo que sí recuerdo es que fue una prima mía, Liliana Acevedo, de Abrantes la que me dijo que a mi papá lo traían al cementerio de Aculeo. Por lo que ha contado mi mamá, no fue en un ataúd en lo que lo trajeron, sino que en un cajón. Al cementerio fue ella, el tío y la prima de mi papá. Nosotros no fuimos y no creo que hubiera otras personas porque todos estaban temerosos. Recuerdo que todos andábamos con mucho miedo. Nos escondíamos si escuchábamos un helicóptero. No recuerdo cuando fue que mi mamá nos dijo que mi papá iba ser enterrado, pero nos tiene que haber dicho algo, porque supe por ella misma que a él lo tenían en un cajón sellado. No era un ataúd porque no se podía abrir, pero nunca hemos dudado que sea mi papá el que está en el cementerio, porque el tío lo reconoció. A él lo trajeron y lo sepultaron al tiro. Supongo que el hoyo debe haber estado listo para enterrarlo. Cuando niños nunca fuimos al cementerio. Empezamos a ir cuando ya estábamos grandes, tal vez para el día de Todos los Santos. Recuerdo que en esa fecha íbamos porque nos compraban dulces y ahí los íbamos a ver. A mí nunca me ha gustado el cementerio, me duele mucho la cabeza y yo creo que es por la tensión más que nada.

Nos cambió la vida… Después que se llevaron a mi papá, una asis – tente social le explicó a mi mamá que tenía que buscar un trabajador que lo reemplazara en el asentamiento y así poder conservar la casa o si no se la quitarían. Por esta razón llegó a la casa un primo que era de Rangue. Era un hombre que debe haber tenido 28 o 30 años. Este primo estuvo un tiempo con nosotros y a mí me caía mal. Recuerdo un día en que esta – ba sola en la casa, entró a la pieza a peinarse y comencé a retarlo porque se había metido a la pieza y se me tiró encima. Le pegué, pateé y ahí me soltó. Cuando llegó mi mamá le conté lo que había pasado, habló con la asistente social y lo echaron. En su reemplazo empezó a trabajar mi hermano Francisco de 13 años, que se tuvo que salir del colegio y asumir el rol del trabajador para conservar la casa. Francisco es el mayor de los hermanos, es muy bueno para estudiar y lee mucho. Los profesores no querían que mi hermano se retirara porque él era muy inteligente, muy estudioso. A él lo pasa – ban de un año a otro porque le gustaba mucho estudiar. Era el único de los hermanos que le iba bien en el colegio. A mí y a mis hermanas nos costaba mucho aprender, no sé por qué tenía – mos tan poca concentración, tal vez influyó mu – cho lo que nos había tocado vivir y pienso que también porque mi mamá nos castigaba mucho. Como mi hermano tenía sólo 13 años, le daban trabajos livianos como de mandados y ahí estu – vo yo creo hasta que se terminó el asentamien – to. Después cuando vino la parcelación, dejamos la casa y nos tuvimos que ir a la parcela que le tocó a mi mamá. Ahí quedamos aún más lejos de mi abuelita, por lo que mi mamá no quería irse. Decía que, aunque perdiera la parcela no quería irse tan lejos.


Testimonio de Mónica Lizama Acevedo

Fuente :germina.cl 2014 AFDD PAINE

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No sé qué hubiese sucedido sin el apoyo de mis abuelos, porque mi mamá me pegaba mucho. Cuando mi mamá se fue a vivir a la parcela, yo estaba viviendo con mi abuelita porque con mi mamá me llevaba pésimo, ya que cuando enviudó empezó luego a tener un hombre que vivía al frente de la casa, y yo no aguantaba esta situación y uno de mis hermanos tampoco. Le hacíamos la vida imposible a mi mamá y sufríamos porque para mí, nuestro papá iba a llegar aun cuando sabíamos que estaba enterrado. Y como estaba este conflicto, nunca hubo una buena comunicación con mi mamá, ni conmigo ni con mis hermanos. Así fue como nunca se habló de lo que había pasado con el papá. En casa de mi abuela éramos pobres en cosas como la camita y todo eso. Ella hacía fuego en el suelo, pero para comer nunca le faltaba. En cambio, mis hermanos que se quedaron con mi mamá sí sufrieron hambre y mucho. Cuentan que una vez no tenían qué hacer de almuerzo y sacaron pejerreyes de la laguna y tuvieron que conseguir sal y limpiar los pejerreyes y eso se comió durante todo el día. Mi mamá nunca tuvo pensión de viudez y nunca trabajó porque en ese tiempo no había donde ir a trabajar. En ese momento, yo ya tenía 14 años y me había ido a trabajar como empleada a Santiago,pero duré poco tiempo porque la casa era muy grande, así que le dije “Mamá, yo me vengo con usted con tal que usted se vaya para la parcela para que no esté tan sola”, y así nos fuimos a vivir allá. Cuando me vine a estar con mi mamá, comencé a trabajar los fines de semana en una hostería y después en la semana me iba a Santiago donde una tía, porque en este tiempo a mí me gustaba la ciudad, así que yo poco pasaba con mi mamá. Estaba más en Santiago y me venía y trabajaba los fines de semana. Era bien poco lógica la situación, porque para convencerla que se viniera a la parcela yo le había dicho que la iba a acompañar y casi no pasaba con mi mamá. Además, no me gustaba estar en la parcela porque no había luz y éramos muy pobres. Como yo era tan parada no me gustaba el campo. Cuando empecé a pololear entendí que mi mamá tenía derecho a rehacer su vida, y comencé a tenerle respeto a ese hombre, aunque nunca vi que él aportara económicamente, pero ya no lo odiaba como antes. Durante harto tiempo anduvieron como pareja, pero sin convivir. Al final se casaron, pero ahí ya tenía 17 años, me casé y me fui con mi marido.

Me casé con alguien de Rangue y con él tuve tres hijos: el mayor, José Augusto Acevedo Lizama, tiene 36 años, luego María Francisca de 32 años y después viene la Constanza Valentina que tiene 26 años. Estoy separada desde hace 11 años y no he tenido otra persona porque lo pasé súper mal en el matrimonio. Mis hermanos se mantuvieron viviendo con mi mamá y de hecho todavía están ahí cerca de ella. En el tiempo que se fueron a vivir a la par – cela, mi mamá arrendaba la tierra a medias con un hermano. Entonces comenzó a recibir un ingreso y ahí ya tenía para comer y como siempre ha sido muy ahorrativa, juntaba la plata para pagar la parcela, las contribuciones y todo eso, e igual le quedaba para comer. Dos de mis hermanos se casaron e hicieron casa ahí mismo. Después, mi mamá vendió ese lugar y se vino más afuera, pero todos viven cerca.