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Lamich Vidal Jorge Rubén – Memoria Viva

Lamich Vidal Jorge Rubén

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sitiodememoria.cl
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buin.issu.com
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villagrimaldi.cl Homenaje al PC
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Fecha Detención : 13-08-1974
Comuna Detención : Buin

Fecha Asesinato : 13-08-1974
Comuna Asesinato : Santiago


Fecha Nacimiento : 24-05-1926 Edad : 48

Partido Político : Partido Comunista (PC)
Oficio o Profesión : Obrero de la construcción

Estado Civil e Hijos : Casado 2 hijas
Nacionalidad : Chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :(Corporacion)

Categoría : Antecedentes del Caso

El 13 de agosto de 1974 fueron muertos Héctor Victoriano GARCIA GARCIA y Jorge Rubén LAMICH VIDAL, médico y obrero respectivamente. Ellos fueron detenidos ese mismo día en Buin, donde vivían, por un grupo de civiles y militares. Lamich fue detenido en su casa en la madrugada y García lo fue en horas de la mañana, en el Hospital de Buin, del cual era médico. Se les acusó de intentar envenenar el agua y el pan de la ciudad. Fueron conducidos al Regimiento Chena de San Bernardo, en donde, según testimonios, fueron golpeados y se les aplicó corriente eléctrica. Posteriormente fueron ejecutados en presencia de la tropa.

El Gobierno informó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que Lamich había sido muerto, al igual que otras tres personas, en diferentes fechas y circunstancias, como resultado de enfrentamientos con "policías o agente de seguridad", atribuyéndoles a dichas personas "actividades delictuales, subversivas o de sabotaje". Nada se dijo oficialmente sobre las causas de la muerte del Dr. García.

Esta Comisión, a base de testimonios presenciales que recibiera, ha llegado a la convicción de que ambos fueron ejecutados por personal del Ejército, sin que haya existido enfrentamiento alguno en que estuviesen comprometidos, por lo cual son víctimas de violaciones a los derechos humanos que comprometen la responsabilidad del Estado.  

 


Proceso a militar implicado en fusilamientos en Buin

Fuente :16 de Julio 2004 La Tercera

Categoría : Prensa

La ministra de fuero María Estela Elgarrista sometió a proceso a un militar en retiro vinculado a fusilamientos ocurridos en la comuna de Buin. La magistrado dictó el encausamiento del brigadier ( r) Germán Jorge Barriga Muñoz por el delito de homicidio calificado de Jorge Rubén Lamich (PC) y del médico Héctor  Victoriano García (PS), en un hecho acontecido el 13 de agosto de 1974.

Fuentes judiciales indicaron a agencia UPI que ambos eran figuras reconocidas en la zona, ya que Lamich era presidente del sindicato de la construcción y ex candidato a regidor, mientras García atendía en el hospital local.

Los dos fueron arrestados por patrullas militares y trasladados hasta el cuartel Chena de la Escuela de Infantería de San Bernardo. En el expediente se consigna que de acuerdo al protocolo de autopsia, las víctimas fueron sometidas a brutales golpizas, fusilados delante de la tropa y derivados a la morgue.

El oficial Barriga Muñoz, asimismo, está procesado en otras causas vinculadas a violaciones a los derechos humanos que se le imputan a la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).

En las fojas del proceso se da cuenta que Lamich y García fueron acusados de envenenar el agua y el pan que se consumía en Buin.

El gobierno de la época informó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que Lamich había sido muerto, al igual que otras tres personas, en diferentes fechas y circunstancias, como resultado de enfrentamientos con "policías o agente de seguridad", atribuyéndoles a dichas personas "actividades delictuales, subversivas o de sabotaje". Nada se dijo oficialmente sobre las causas de la muerte del doctor García.

La Comisión Rettig, a base de testimonios presenciales, determinó que ambos fueron ejecutados por personal del Ejército, sin que haya existido enfrentamiento alguno en que estuviesen comprometidos.

 


“Mi hijo era un hombre bueno” 26/08/1974 Remitente: María Luisa Vidal

Fuente :theclinic.cl 16/2/2021

Categoría : Prensa

“Mi hijo Jorge Rubén Lamich Vidal fue detenido durante el Pronunciamiento Militar, el día 13 de septiembre de 1973, fue enviado al Estadio Nacional, saliendo en libertad el día 6 de noviembre pasado sin cargos en su contra, él había pertenecido al proscrito PC”, escribía esta mujer contando lo azotada que estaba por la tragedia sucedida con su hijo. No hablaba de su detención en el principal coliseo del país, sino del golpe vital que se desencadenó ese día de agosto cuando Lamich y el médico Héctor García fueron sacados desde sus domicilios en Buin para no volver más. Eran las 4 AM cuando ingresaron dos carabineros, cuatro militares y dos civiles. En la carta, su madre cuenta que alcanzó a despedirse de sus dos hijas pequeñas de 6 y 9 años, antes de que lo metieran a furgón blanco y negro.

Lamich era una figura reconocida en la zona, presidente del sindicato de la construcción y ex candidato comunista a regidor. Junto al doctor fueron sometidos a brutales torturas en el cuartel Chena de la Escuela de Infantería de San Bernardo. Oficialmente se le acusó de envenenar el agua y el pan de la comuna de Buin. “Mi hijo era un hombre sano, bueno, abominaba la violencia, era un hombre que le trabajaba a mucha gente del pueblo, era excelente maestro constructor, el mejor de los hijos, trabajó para educar a sus hermanos menores cuando mi marido murió en un accidente de tránsito hace 26 años…”, indica en la carta María Luisa.

El 4 de octubre de 1974, el comandante de Escuadrilla y jefe del departamento Confidencial del Ministerio del Interior, Enzo di Nocera, le envió una carta de respuesta a la madre de Lamich indicando que el 14 de agosto Jorge se había abalanzado contra un conscripto en medio de un careo, disparándole y causándole la muerte: “Tenga plena seguridad que los hechos narrados obedecen a la verdad”, aseguraba el oficial.

La justicia, a inicios del siglo XXI, sindicó al coronel retirado Germán Barriga Muñoz por el delito de homicidio calificado de Jorge Lamich y del médico Héctor García, entre otros muchos crímenes. “Don Jaime” o “Capitán Silvio” como era conocido cuando se convertía en torturador, decidió poner fin a su vida el 17 de enero del 2005, saltando al vacío desde el piso 18 de un edificio al costado de la Escuela Militar. A su familia le dejó una carta grabada en un CD: “He determinado tratar de irme de esta vida, porque no quiero ser un cacho viviente, lleno de dificultades y malestares sin solución en esta vengativa sociedad”.


Rubén Lamich Vidal. Relato de la hermana

Fuente :derechos.org sin fecha

Categoría : Prensa

«Mi hermano estuvo detenido durante dos meses desde el 15 de septiembre de 1973. Posteriormente lo dejaron en libertad. El 13 de agosto de 1974 lo volvieron a detener en su domicilio y lo llevan a Cerro Chena (reducto militar de la Escuela de Infantería). Fuimos a preguntar por él y nos contestaron que allí no había nadie. El día 14 a las dos de la tarde supimos que uno de los detenidos había muerto. Se trataba del doctor García. Seguimos preguntando por mi hermano, que no aparecía por ninguna parte.

»El día 15, a las ocho de la mañana, llegó a casa de mi madre un hombre y preguntó si vivía allí Rubén Lamich. Mi hermano le contestó que sí, y el hombre respondió: "Soy de las pompas fúnebres que está cerca del Instituto Médico Legal, y le vengo a ofrecer mis servicios porque como al caballero no lo han retirado…"

»Fue la única forma en que lo supimos, porque a nosotros no nos avisó nadie, ni militares ni carabineros; nadie.

»A mi hermano nos lo entregaron el día 16 de agosto. Uno de mis hermanos fue al Instituto Médico Legal y vio que Rubén tenía las manos como reventadas y quemadas. Además, se veía que había recibido un culatazo en la nariz, y tenía una bala que le atravesaba la sien. Lo llevamos a la casa y mucha gente quiso ir a verlo, pero pusieron carabineros en las esquinas de las calles que no los dejaban pasar. Estuvo como dos horas en la casa y de allí lo llevamos al cementerio.

»La respuesta del gobierno a nuestras cartas fue, primero' que Rubén le había quitado el arma a un oficial cuando lo estaba interrogando y que el centinela que lo custodiaba tuvo que disparar. Nosotros pensamos que ésa no podía ser la verdad, ya que sabíamos que Rubén no tenía balas en el cuerpo, sino una sola en la sien, tal como dice el certificado de defunción. Además, cuando los interrogaban estaban todos con las manos atadas.