González Insunza Juan Carlos

Juan Carlos González Inzunza murió ese día, en la vía pública, por una herida de bala en el cráneo, como señala el Certificado Médico de Defunción del Instituto Médico Legal.

Juan Carlos González fue detenido junto con otra persona, en la vía pública de La Calera, por un carabinero que los trasladó a pie hasta la Subcomisaría de esa ciudad. Mientras caminaban, el carabinero los mantenía asidos por la espalda y, al mismo tiempo, tenía desenfundada su arma de servicio, la que apuntaba a la cabeza de Juan Carlos González. Cuando ya habían caminado unos metros, se produjo un disparo que le provocó la muerte instantánea.

Por estos hechos se substanció un proceso en la Fiscalía Militar de Valparaíso, en contra de un oficial de Carabineros. En el parte se señala que el disparo se produjo cuando el funcionario de Carabineros fue atacado por Juan Carlos González con un arma blanca, versión que fue desmentida por el testigo presencial. Este aseguró que fue el propio policía quien, tras efectuar el disparo, se rompió su uniforme.

En definitiva, la causa fue sobreseida total y temporalmente por estimar el Juez Militar que no se encontraba completamente justificada la perpetración de algún delito.

Considerando los antecedentes reunidos y la investigación realizada por esta Corporación, el Consejo Superior llegó a la convicción de que la muerte de Juan Carlos González Inzunza se produjo por la imprudencia de su aprehensor, quien lo tenía asido por el cuello y con su arma de servicio a la altura de su cabeza y, por tal razón, lo declaró víctima de violación de derechos humanos.

Diligencia, que revive un hecho ligado a las violaciones a los Derechos Humanos, es clave para que la Justicia zanje el caso Aún pena en La Calera la muerte del joven Juan Carlos González Inzunza. Tenía 23 años, trabajaba como feriante y el 18 de enero 1986, mientras la ciudad celebraba la Fiesta de la Chaya, él estaba con un amigo en el desaparecido "Quick Lunch”, en Prat y Aldunate. Desde allí salió, hace 36 años, para encontrar una muerte que aún espera justicia. Según las crónicas de la época, González fue detenido en la vía pública, al frente de la mencionada fuente de soda por Carabineros. Uno deellos, teniente, se hizo cargo de él. Lo conducía tomado de las ropas, por la espalda, con el supuesto afán de trasladarlo ala entonces Subcomisaría de La Calera. Eljoven oficial llevaba desenfundada su pistola, con la que apuntaba a la cabeza del joven. Cuando habían caminado unos metros, se produjo un disparo que le provocó la muerte instantánea. Entonces, en plena dictadura, estos casos los llevaban la Justicia Militar, donde la causa fue sobreseída temporalmente, porque el juez estimó que no estaba justificada la perpetración de un delito. MOMENTO FATAL El parte policialindicó que el disparo se produjo cuando el teniente fue atacado por González, con unarma blanca. Sin embargo, testigos de los hechos declararon que fue el policía, quien, tras el disparo, se rompió el uniforme, para simular haber sufrido un ataque. Hubo que esperar la llegada de la democracia, y varios años más, para que la justicia ordinaria asumiera la causa. De 2018, el ministro en visita extraordinaria Jaime Arancibia dictó acusación en contra del carabinero en retiro Jaime José Cerda Alcalde, por el homicidio calificado del joven. Entonces, el ministro Jaime Altamirano dictó acusación contra el carabinero retirado. En su momento, “El Observador” le llevó la noticia asu familia, que vivía en una población ribereña. En la casa, baja y estrecha, se mantenía, en un cuadro, la fotografía de un sonriente Juan Carlos González. Su padre, enceguecido por la diabetes y la pena, solo lloró, junto a su esposa. JUEZ: "CONDENAR O ABSOLVER" La mañana del miércoles pasado, 36 años después, el ex oficial de Carabineros llegó hasta el mismo lugar donde disparó su arma contra el joven calerano. Era parte de una reconstitución de escena, dispuesta por el ministro en visita extraordinaria para causas de DD.HH., Max Cancino.
“Atendido -expresó el ministro Cancinoa lo que expresa el inculpado en orden a que él se habría defendido, y, supuestamente, se habría encontrado, en esa época, un arma blanca en el lugar de los hechos, se quieren precisar datos.
Después que informen sobre esta diligencia los peritos de la PDL, que indagan sobre el disparo, debo condenar o absolver, en primera instancia, al imputado”. AMIGO: "LO BALEÓ" En el lugar, el ex policía, rodeado de peritos de la PDI y funcionarios del Tribunal, dio cuenta de su versión de los hechos. Cubría su cabeza con un gorro de lana y su rostro con mascarilla. Tenía una pistola en su mano y, repetía, según su visión, lo que ocurrió 36 años atrás. Cerca de el ex uniformado, otras personas negaban con la cabeza. Entre ellos, Jaime Altamirano, el amigo que acompañaba a la víctima el día de los hechos. “Yo vi -dijo a “El Observador”- cuando él le dio el disparo. Yo venía abrazado con Juan Carlos, cuando él nos detuvo y lo baleó (… ) No calza lo que dice con lo que pasó. Trae testigos y cuando disparó, estaba solo.
Yo llevo años contando”. Otro testigo clave en el caso es el nochero de una tienda ubicada al frente del lugar de los hechos, que esa noche desde el local comercial vio todo lo que ocurrió. Su testimonio lo entregó a los tribunales de Justicia, ala PDI y al ministro Jaime Arancibia de la Corte de Apelaciones. Resulta extraño que ahora, tres décadas después, el ex oficial traiga nuevos testigos que antes nunca se presentaron a declarar. Lo que el amigo de Juan Carlos vivió y lo que el nochero vio, debieran ser testimonios fundamentales para el fallo. Después de la reconstitución de escena, las pericias deben resolver cómo se produjo el disparo. Para que el tribunal pronuncie una condena condenatoria o absolutoria… Después de 36 años.