Gallardo Moreno Catalina Ester


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villagrimaldi.cl Homenaje al MIR

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villagrimaldi.cl Homenaje a la Mujer

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Alameda - monumentos.gob.cl

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Fecha Detención : 19-11-1975
Lugar Detención : Domicilio

Fecha Asesinato : 19-11-1975
Lugar Asesinato : Santiago


Fecha Nacimiento : 03-12-1945 Edad : 29


Lugar Nacimiento : Santiago

Actividad Política : Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)
Actividad : Secretaria

Estado Civil e Hijos : Casada 1 hijo
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :(Informe Rettig)

Categoría : Antecedentes del Caso

Catalina Ester GALLARDO MORENO

Casos de las familias Gallardo y Ganga

   El 17 de noviembre de 1975 se produjo un ataque armado de miembros del MIR a un grupo de soldados del Ejército en la calle Bío Bío de Santiago, generándose un enfrentamiento a consecuencia del cual falleció el soldado Hernán Salinas Calderón y el militante del MIR Roberto Gallardo Moreno.

                                    Al día siguiente, fueron detenidos por agentes de Investigaciones los padres de Roberto Gallardo, tres de sus hermanos, su cónyuge, y dos sobrinos menores de edad.  Todos fueron conducidos al Cuartel de Investigaciones de calle General Mackenna, donde fueron interrogados y golpeados.

                                    A las 5 de la mañana del día 19, fueron liberados Ofelia Moreno, Isabel Gallardo, Guillermo Gallardo y los menores Viviana Gallardo y Alberto Rodríquez, este último de tan sólo nueve meses de edad.  En ese momento a Ofelia Moreno se le informó de la muerte de su hijo Roberto y de que todos los restantes miembros de su familia serían puestos a disposición de la DINA "porque ellos sabrían que hacer."

                                    En esa misma madrugada fue detenida Ester Torres en su domicilio junto a sus hijos Renato Mauricio y Francisco Javier, por agentes de la DINA que buscaban a su hijo Luis Andrés Ganga, quien no se encontraba en ese domicilio. Los tres detenidos fueron llevados al cuartel de Villa Grimaldi.

                                      Después de interrogar y torturar a los detenidos, los agentes se enteraron que Luis Andrés Ganga se encontraba en casa de su abuelo donde lo detuvieron llevando para ello a su madre.

                                    De vuelta en Villa Grimaldi, Ester Torres fue separada de su hijo Luis Andrés y a la mañana siguiente fue llevada a Cuatro Alamos con sus otros dos hijos detenidos.  En ese lugar se le informó que Luis Andrés Ganga había escapado y se la puso en libertad.  Sus otros dos hijos fueron liberados posteriormente, después de una larga reclusión.

                                    Diversas personas que se encontraban en Villa Grimaldi en la noche del 18 al 19 de noviembre relatan que esa noche fue la peor de todas las que se vivieron en ese lugar. Describen un gran movimiento de vehículos y personas y luego una sesión de interrogatorios en el jardín, en que se escuchan gritos y pedidos de los guardias de agua y aceite caliente seguidos de atroces gritos de los torturados.  Testigos señalan haber visto en la mañana siguiente a dos mujeres en muy mal estado y cadáveres en el suelo, entre ellos el de un anciano.

                                    En la tarde del día 19 fue difundido al país un comunicado de la Dirección Nacional de Comunicación Social (DINACOS) en donde se dió cuenta de los hechos de la calle Bío Bío y se indicó que a partir de ellos la DINA en conjunto con Investigaciones comenzaron a realizar numerosas diligencias que permitieron seguir la pista del grupo de asaltantes hasta los cerros de la Rinconada de Maipú, donde a las 12 horas se registró un violento enfrentamiento a tiros por más de 30 minutos.  En ese enfrentamiento habrían resultado muertos Catalina Ester GALLARDO MORENO, hermana de Roberto Gallardo, empleada y militante del MIR, Alberto Recaredo GALLARDO PACHECO, tornero, padre de Roberto Gallardo y de militancia Comunista, Mónica del Carmen PACHECO SANCHEZ, profesora, cónyuge de Roberto Gallardo y embarazada de tres meses, Luis Andrés GANGA TORRES, comerciante, militante del MIR, Manuel Lautaro REYES GARRIDO, obrero y Pedro BLAS CORTES JELVES, obrero, militante del Partido Comunista. En el comunicado se indicó además que uno de los extremista habría huido y que dos agentes de seguridad habrían resultado heridos.

                                    Conforme a lo narrado anteriormente existen antecedentes suficientes para descartar la versión oficial del enfrentamiento, dado que hay evidencia de que las víctimas habían sido detenidas y llevadas a Villa Grimaldi.

                                      Además debe considerarse lo relatado por un testigo, en el sentido que presenció cuando llegaron el día en cuestión a la Rinconada de Maipú varios autos grandes con civiles y uniformados armados y varios prisioneros, a los que bajaron e hicieron correr para posteriormente balearlos.

                                    Parte del fundo en donde suceden los hechos, de propiedad de la Universidad de Chile, fue usado primeramente por la DINA y luego por la CNI desde 1973 hasta 1989.  Los campesinos indicaron que era habitual el desplazamiento de agentes por todo el fundo.

                                    Por último debe agregarse que no resulta verosímil el que el grupo extremista se encontrase en esa fecha integrado por miembros del Partido Comunista y del MIR, así como el que hayan participado en una acción armada de esa naturaleza una mujer embarazada (Mónica Pacheco) y una persona de 65 años (Alberto Gallardo).

                                    Por todos estos elementos la Comisión adquirió la convicción de que todas las personas arriba indicadas fueron ejecutadas por agentes de la DINA, en violación de sus derechos humanos.

 


El montaje de Rinconada

Fuente :15 de Junio 2003 La Nacion

Categoría : Prensa

Un ex agente DINA afirmó que los seis cuerpos fueron llevados a Rinconada de Maipú ya muertos desde Villa Grimaldi, y sostiene que el montaje fue filmado en 1975 por el periodista de TVN Julio López. Sin embargo, él lo niega y “no recuerda” haber realizado ese registro.

El ex agente de la DINA asomó la cabeza por una ventana del patio y con cara extrañada dijo “¡ya voy!”. Dos jeans raídos cuelgan de un cordel al sol. En pantuflas, short y con la boca casi sin dientes y chueca por una parálisis facial que también le achicó un ojo, salió al patio y abrió el portón. Ningún perro ladró en la humilde casa.

-Así es, a ellos los mataron en Villa Grimaldi y muertos los sacaron al falso enfrentamiento. Si eso lo filmó el periodista López Blanco, oiga, pregúntele a él que siempre sabía todo. Eso ocurrió en Rinconada de Maipú en 1975-, fue su respuesta.

Cuando el juez le preguntó el 1º de agosto de 1992 a López por su filmación, éste le respondió “por el tiempo transcurrido no me acuerdo haber efectuado reportajes en ese lugar (…) al pasar del tiempo uno se olvida”.

Pero la cinta existía y el juez Lientur Escobar -hoy fuera del Poder Judicial- lo sabía porque así se lo había asegurado en un oficio el 17 de diciembre de 1991 el director ejecutivo de TVN, Jorge Navarrete: “La nota sobre los hechos se registra y tiene una duración de 2 minutos 50 segundos”, respondió Navarrete al juez del Séptimo Juzgado del Crimen de Santiago, quien instruía un proceso por querellas interpuestas por familiares de las víctimas de Rinconada, o de Villa Grimaldi.

El juez, de hecho, vio la cinta y transcribió su contenido. Según consta en el proceso, el relato del “enfrentamiento” lo hizo Julio López Blanco desde el lugar de los hechos.

Cuando conversamos con el periodista Julio López Blanco, éste mantuvo sus dichos: “No, yo no me acuerdo de esas cosas, han pasado treinta años, de hecho me han llamado un par de veces a declarar, no, no me acuerdo (…) yo era el conductor del noticiario y casi no salía a reportear, muy poco”.

La cinta, en tanto, no pudo ser ubicada por La Nación Domingo en los archivos de la red pública, pese a que el juez la vio en Televisión Nacional en 1992.

Crimen encubierto

En hora clara del 19 de noviembre de 1975, seis cuerpos fueron sacados desde el recinto clandestino de la DINA Villa Grimaldi en avenida Arrieta, y trasladados hasta los cerros de Rinconada de Maipú al sur de Santiago. En el lugar funcionaba a la fecha la Escuela Nacional de Inteligencia de la DINA y su Brigada de Inteligencia Metropolitana (BIM), terreno que hoy pertenece a la Universidad de Chile.

El crimen masivo fue encubierto, según el ex agente, como “un enfrentamiento”, como lo informó oficialmente el mismo día la Dirección de Informaciones del régimen en un comunicado difundido al día siguiente en la prensa escrita.

Parte de las aseveraciones que el ex agente hizo a La Nación Domingo aparecen corroboradas en un informe sobre los hechos del 16 de abril de 1991, dirigido al juez Escobar, firmado por el entonces jefe del Departamento Jurídico de la Vicaría de la Solidaridad, Héctor Contreras. “Testigos señalan haber visto en la mañana del 19 de noviembre varios cadáveres en Villa Grimaldi, entre ellos los de dos mujeres”.

El ex agente, un suboficial retirado, es hoy un hombre abatido por la vida, pobre y en malas condiciones físicas, como muchos de aquellos que entonces no tenían grado y obedecían a ciegas.

Su chapa era “Hernán Galleguillos” y operaba en uno de los múltiples grupos “con nombre de pájaro”, como él dice, que trabajaban para la DINA. Su nombre real nos lo reservamos, exclusivamente, porque algunos como él, que hoy están colaborando con la justicia, son amenazados y hostigados por quienes tienen interés en que no rompan el juramento del silencio.

El relato del juez

De acuerdo con los antecedentes que existen hasta ahora en la investigación judicial, sobre el hecho sólo se realizó la filmación de López Blanco para televisión nacional.

Una de las víctimas previamente asesinadas en Villa Grimaldi donde mandaba “El Ronco” Moren Brito, jefe del lugar y hombre fiero y cruel según múltiples testimonios de sobrevivientes, estaba embarazada de tres meses según la autopsia. Era la profesora Mónica del Carmen Pacheco Sánchez, de 26 años.

El 15 de diciembre de 1992, el juez llegó a TVN a buscar una copia de la filmación. En su informe sobre el contenido expresó: “La filmación fue transmitida en aquella época por el periodista Julio López Blanco (…) La filmación se hizo en Rinconada de Maipú en noviembre de 1975”.

“Se ve un pastizal, el cordón del micrófono de TVN. El periodista está de terno, es día de sol. El periodista recoge vainillas del suelo. Dice: “aquí en el suelo están los testimonios del violento enfrentamiento´. El periodista señala la ‘exterminación de grupúsculos cercados por agentes de la DINA’. Pide un contacto con el móvil 2 del canal”, continúa el informe del juez sobre el contenido de la filmación.

El juez hace una afirmación en su escrito: “en el lugar no se ven huellas de un enfrentamiento”, y sigue con su descripción: “El periodista muestra una caja con municiones y unas piedras donde dice que ‘cayó un extremista’. Dice que los extremistas desbaratados ‘son terroristas subversivos del MIR’. Roberto Araya en el móvil Nº2, aparece sorpresivamente en la imagen”, agrega la descripción del magistrado.

El juez continúa mencionando que el periodista, a quien identifica como Julio López, “lee los nombres de los muertos y dice que dentro de los próximos días caerán otros grupúsculos”.

Respaldo judicial

Cuando López negó al juez su participación ese día de noviembre de 1975 en el lugar del montaje, Lientur Escobar le insistió en que, sin embargo, la cinta existía porque así lo había admitido el canal en un oficio y él iría a revisarla.

-Bien, sobre ese oficio que me menciona del director Navarrete, entonces eso será cierto porque ahí hay archivos de las notas que yo hice entre 1974 y 1989, cuando me fui del canal nacional-, le contestó el periodista, añadiéndole que “ahora me desempeño en Megavisión”.

Las afirmaciones de “Hernán Galleguillos” están respaldadas, bajo su firma, en una declaración prestada en un tribunal en un proceso distinto al de Rinconada, y que se encuentra con sumario concluido y en etapa de plenario.

-¿Cómo cree que llegó Julio López a filmar ese falso enfrentamiento?, preguntamos a “Galleguillos”.

-Porque el siempre sabía.

-¿Participó usted en el montaje de ese día?

Guarda silencio un momento y dice -Ya pues, ya le estoy diciendo que se terminó esta cuestión y no me pregunte más porque ahora me va a dar amnesia-, responde, mostrando el portón y haciendo un gesto poco amable para dar por terminada la conversación.

Sus ojos revelan que el hombre sabe más de Rinconada y otros episodios, porque en la DINA estuvo al menos dos años operativo en Villa Grimaldi y además haciendo el trabajo de la calle, según su declaración procesal.

 “Les dieron muerte en Villa Grimaldi, utilizando sus cadáveres en una recreación que se hizo para la televisión, que fue transmitida en directo y que consistió en un gran despliegue de personal de la DINA que utilizaban armas de fuego”, dijo “Galleguillos” en su declaración judicial.

 “Cuando terminó este enfrentamiento televisivo, mostraron las imágenes de las personas muertas, lo que fue un montaje, puesto que, como dije, ellas salieron muertas de Villa Grimaldi. Quien transmitió ese reportaje para la televisión fue el periodista de apellidos López Blanco”, agregó el ex agente al tribunal.

Informe oficial

El comunicado de la Dirección de Informaciones de la dictadura dijo: “Hoy 19 de noviembre (1975), a las 12:00 horas, en los cerros de Rinconada de Maipú, se registró un violento enfrentamiento a tiros de más de 30 minutos de duración, entre las fuerzas de DINA e Investigaciones, y un grupo de extremistas que se parapetó fuertemente armado en esos cerros. Resultaron muertos seis extremistas, huyendo uno de ellos”.

El texto continuó, expresando que “al mismo tiempo, fueron heridos dos funcionarios de los servicios de Inteligencia y Seguridad, con diagnóstico grave uno, y el otro menos grave”. Nunca se conoció quiénes fueron los dos heridos, ni tampoco lo registró la filmación de televisión.

En ese falso enfrentamiento fueron presentados como muertos en combate, además de Mónica Pacheco: Catalina Ester Gallardo Moreno, Manuel Reyes Garrido, Alberto Gallardo Pacheco, (comunista), Luis Andrés Ganga Torres y Pedro Blas Cortés Jeldres (comunista). Las otras cuatro víctimas fueron sindicadas como integrantes del MIR.

Una información publicada en la edición del 27 de noviembre de 1975 de la revista Qué Pasa, dijo: “El testimonio de Rodolfo Pavez, de 8 años, es elocuente: ¡yo los vi! Por los faldeos de esos cerros que le son tan familiares, Rodolfo vio bajar a siete extraños. ‘Entre ellos había dos mujeres y los hombres las ayudaban a saltar el canal que ese día venía con agua. Iban corriendo’”, relata a Qué Pasa con aplomo.

De acuerdo al referido informe de la Vicaría de la Solidaridad, las personas acribilladas en Villa Grimaldi, cuyas autopsias registran impactos de bala, habían sido detenidas el día 18 de noviembre de 1975 y en la madrugada del día 19 por efectivos de la Policía de Investigaciones, acusadas de participar en asaltos. Fueron conducidos al cuartel general de esta policía en calle General Mackenna en Santiago, y desde allí llevados a Villa Grimaldi.

La grabación

Vanos fueron los intentos de nuestro diario para llegar a la grabación descrita por el juez Escobar en su informe de la inspección a TVN. En el canal buscaron dos veces la filmación original (el juez dice que se llevó sólo una copia), pero ya no existe.

Aunque la jefa del centro de documentación de TVN, Amira Arratia Fernández, recuerda perfectamente cuando se le hizo la copia al juez Escobar, porque estaba presente, al igual que el asesor jurídico del canal, Angel Lara Elías. Ambos son mencionados por el juez en su informe de la inspección. Amira Arratia explica que en aquel tiempo se filmaba en película, y al juez se le hizo una copia en cinta para VHS. La copia debería permanecer aún en el Séptimo Juzgado del Crimen de Santiago.

 


Catalina Ester Gallardo Moreno

Fuente :latidosdelamemoria.cl 11/2014

Categoría : Prensa

Microbiografía de Catalina  Ester Gallardo Moreno

Mi tía Catalina nació en Santiago, el 3 de diciembre de 1945, coqueta y alegre fue la segunda de cuatro hijos que tuvo Ofelia y Alberto, mis abuelos.

Cuando tenía 12 años se fue con toda la familia a Buenos Aires. Mi abuelo, que era obrero tornero y comunista había sido exonerado de ferrocarriles en el tiempo de González Videla. Gran parte de su juventud la pasó allá y fue una experiencia muy importante para todos nosotros. En Argentina mi tía, formó parte de la comunidad católica y trabajó con niños.

Cuando volvieron a Chile, entró a estudiar secretariado en el Manpower y formó parte de las Juventudes Obreras Católicas. Era una mujer crítica, solidaria y justa, preocupada por los demás, tal vez por eso entró a militar al MIR.

Atesoro de mi infancia ver a mi tía Cati, en su tocador lleno de perfumes y cosas, me decía ¡cuidadito eh!. Le gustaba disfrutar de la vida: ¡bailaba como pirinola! Con ella aprendí a bailar cumbia y rock –n – roll, a ser ordenada, y comprendí qué significaba ser una mujer independiente. En ese tiempo ella jugaba conmigo y se preocupaba mucho de mí.

El año 1973 se casó con mi tío Rolando en una ceremonia en la casa y tuvieron un hijo, mi primo Beto, a quien no alcanzó a ver crecer, porque el 18 de noviembre de 1975, nos detuvieron junto a otros 7 familiares, desde nuestra casa en la calle Herrera. No los volvimos a ver.

Ella era Catalina Gallardo Moreno, ejecutada el 19 de noviembre de 1975, y Yo soy Viviana Gallardo Magallán y recuerdo a mi tía, recuérdala tú, recuérdasela a otr@s.

Ficha Técnica:

Para realizar esta microbiografía, se entrevistó a Viviana Gallardo, quien grabó esta cápsula radial en noviembre de 2014 en los estudios de Radio Juan Gómez Millas, de la escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, donde posteriormente fue mezclada. Se emitió a través de Radio Universidad de Chile.


Mi hermana Catalina

Fuente :archivochile.com sin fecha

Categoría : Prensa

Era una chica joven Lo más cercano a mi madre que he conocido. Tenía una mirada honda y penetrante, ojos hermosos, pardo/oscuro; ¡brillantes! como la uva fresca. Su pelo negro corto, algo escaso era un elemento importante en su personalidad. Me duele recordarla me duele que la hayan asesinado Lo más lindo que tenía eran sus ojos negros, vivaces, achinados y su personalidad era recia, le gustaba "tomarse las cosas en serio". Tal vez por eso, nunca engordaba sólo lo hizo cuando tuvo al Beto. Para mí era como mi madre, mi maestra: exigente y cariñosa, estricta pero regalona. Cómo serían sus ojos llamativos, cómo sería de hermosa su mirada que los esbirros se quedaron con ellos, le arrancaron los ojos, le destrozaron hasta el alma. Cuánto habrán gozado, los chacales, viendo sus ojos desangrarse, en medio de la agonía, y del miedo en medio de los gritos y los espantos.Sus ojos eran un estorbo para ellos. Eran como llamas que los quemaba Llamas que señalan el camino A los desamparados. Ojos que denuncian la injusticia Ojos que reclaman no olvidarlos, Ojos que te dicen la verdad. No puedo dejar de recordarla dándonos siempre ejemplares consejos O escribiendo trabajos con su máquina, hablando de lo bueno y de lo nuestro o sea, haciendo su militancia. ¿Cuándo pensamos que acabarías así ..?. ¿Cuándo tomaste la decisión de morir.? Juntas soñábamos envejecer, Juntas pensábamos en progresar. Yo no quiero olvidarte, hermana mía, Tú eras como mi madre, No puedo recordarte con paciencia Y no puedo recordarte sin violencia. Yo quiero que tu nombre y otros nombres adornen los cielos infinitos del Mundo para que todos sepan quien tu fuiste y por qué me dejaron sin tus ojos.


Los ojos de Catalina. La historia detrás del montaje en Rinconada de Maipú

Fuente :repositorio.cultura.cl 11/2017

Categoría : Prensa

Autor:Cerón Blau, NickyMiranda Chávez, EstebanRodriguez Sapiain, Matías

El 19 de noviembre de 1975 fueron detenidos en su casa y llevados a Villa Grimaldi, donde fueron torturados y asesinados por la DINA. Este libro es la historia de sus vidas, y cómo han logrado mantenerse en nuestra memoria, pagando la deuda con rebeldía. Alberto Gallardo Pacheco, tornero, 62 años; Catalina Gallardo Moreno, secretaria, 29 años, Roberto Gallardo Moreno, vendedor viajero, 26 años; Mónica Pacheco Sánchez, profesora, 25 años, embarazada de 3 meses y Rolando Rodríguez Cordero, cartero, 31 años.


Homicidios calificados. Ministro Llanos dictó acusación por ilícitos perpetrados en Rinconada de Maipú.

Fuente :diarioconstitucional.cl 31/7/2014

Categoría : Prensa

El Ministro en visita extraordinaria de la Corte de Apelaciones de Santiago, Leopoldo Llanos, dictó acusación en la causa por los homicidios calificados de Alberto Recaredo Gallardo Pacheco, Catalina Ester Gallardo Moreno, Mónica del Carmen Pacheco Sánchez, Luis Andrés Gangas, Manuel Lautaro Reyes Garrido y Pedro Blas Cortés Jelves, delitos acaecidos en noviembre de 1975, en el sector de Rinconada de Maipú.

En virtud de los antecedentes recopilados en la investigación, se logró acreditar que: «Manuel Lautaro Reyes Garrido, militante del Mir, ejecutado por agentes del Estado el 19 de noviembre de 1975, Pedro Blas Cortés Jelves, militante del partido comunista, ejecutado el 19 de noviembre de 1975, fueron detenidos y trasladados hasta el centro de detención de «Villa Grimaldi» en las siguientes circunstancias: el 17 de noviembre de 1975, se produjo un enfrentamiento en calle Bío Bío en el cual resultó muerto un militar y el militante del MIR Roberto Gallardo Moreno. El 18 de noviembre fueron detenidos en sus domicilios todos los integrantes de la familia Gallardo y conducidos hasta el Cuartel de Investigaciones de calle General Mackenna donde fueron interrogados y torturados. En la madrugada del 19 de noviembre fueron liberados algunos de los miembros de la familia, a excepción de Alberto Recaredo Gallardo Pacheco, Catalina Ester Gallardo Moreno y Mónica del Carmen Pacheco Sánchez, quienes fueron puestos a disposición de la DINA y trasladados hasta el recinto de «Villa Grimaldi».

En tanto, en «la madrugada del 19 de noviembre, fue detenida Ester Torres junto a tres de sus hijos, Renato, Mauricio y Francisco Javier Ganga, por agentes de la DINA que buscaban a su hijo mayor Luis Andrés Ganga y fueron llevados a «Villa Grimaldi»; después de ser torturados e interrogados se obtuvo el dato del paradero de Luis Andrés, quien fue aprehendido momentos más tarde y conducido a ese recinto, donde fue torturado. Testigos que se encontraban detenidos en «Villa Grimaldi» declaran que esa fue la peor de todas las noches, describen un gran movimiento de autos, escucharon a los agentes pidiendo agua y aceite caliente y gritos de lamento de los torturados. Al otro día se observó en el patio, tirados en el suelo, varios cadáveres y en una pieza a dos mujeres, Catalina y Mónica, en muy malas condiciones físicas».

Ese mismo día, los cadáveres de Mónica Pacheco Sánchez, Catalina Gallardo Moreno, Alberto Gallardo Pacheco, Luis Andrés Gangas Torres, Pedro Blas Cortés Jelves y Manuel Lautaro Reyes Garrido, fueron trasladados desde Villa Grimaldi -por personal de la DINA al mando del capitán de Ejército Germán Barriga Muñoz y del capitán de Carabineros Ricardo Lawrence Mires- hasta el recinto denominado Rinconada de Maipú, con la finalidad de aparentar un enfrentamiento entre estos detenidos y personal de la DINA.

En razón de lo anterior, el Magistrado responsabilizó, en calidad de autores de los delitos, a los ex agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA): Manuel Contreras Sepúlveda, Marcelo Moren Brito, Miguel Krassnoff Martchenko, Rolf Wenderoth Pozo, Basclay Zapata Reyes y Maximiliano Ferrer Lima. Así también, acusó a Ricardo Lawrence Mires, en calidad de encubridor de los homicidios de Reyes Garrido y Cortés Jelves.

 


Familia Gallardo exterminada en Villa Grimaldi conmemora 40 años de los hechos con una exposición

Fuente :infogate.cl 18/11/2015

Categoría : Prensa

La familia Gallardo lleva décadas luchando por verdad y justicia, la cual lograron parcialmente en julio a casi 39 años de los hechos, cuando el ministro Leopoldo Llanos dictó sentencia contra la cúpula de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) y condenó a su cúpula a 20 años de cárcel.

Su lucha ha sido múltiple, establecer realmente qué sucedió con sus parientes, justicia y castigo a los culpables y reivindicar la verdad frente a un montaje comunicacional que intentó hacerlos aparecer como violentistas y terroristas según el lenguaje de la dictadura, a quienes eran opositores.

La exposición que retrata a la familia Gallardo, la cual ya había sido víctima de persecuciones durante la llamada “Ley Maldita” o de Defensa Permanente de la Democracia, durante el gobierno de Gabriel González Videla que proscribió al Partido Comunista. Debido a ello, la familia Gallardo debió exiliarse en Argentina.

Se trata de un relato íntimo de sus vidas, de sus luchas, de sus esperanzas, acompañados de documentos visuales de distintas etapas de sus vidas y de sus luchas.

La investigación dirigida por el ministro de la Corte de Apelacines Leopoldo Llanos, condenó a los autores de estos crímenes contra la humanidad a 20 años de cárcel a fines de julio de este año. Fue la última condena que recibió Manuel Contreras.

El ministro llanos acreditó que Manuel Lautaro Reyes Garrido, militante del MIR, y Pedro Blas Cortés Jeldres, militante del Partido Comunista, fueron detenidos y trasladados hasta Villa Grimaldi, donde fueron ejecutados.

El 18 de noviembre de 1975, se produjo un enfrentamiento en calle Bío Bío en el cual resultó muerto un militar y el militante del MIR Roberto Gallardo Moreno. En horas posteriores al hecho anterior, ese mismo día, fueron detenidos en sus domicilios todos los integrantes de la familia Gallardo y conducidos hasta el Cuartel de Investigaciones de calle General Mackenna donde fueron interrogados y torturados. En la madrugada del 19 de noviembre fueron liberados algunos de los miembros de la familia, a excepción de Alberto Recaredo Gallardo Pacheco, Catalina Ester Gallardo Moreno y Mónica del Carmen Pacheco Sánchez, quienes fueron puestos a disposición de la DINA y trasladados hasta el recinto de Villa Grimaldi”, consigna el fallo.Todas las acciones judiciales y administrativas fueron encabezadas por Ofelia Aida Moreno, madre de Isabel y Catalina, la abuela Ofelia. Esa historia y esa lucha de décadas será expuesta entre el viernes 20 de noviembre, a partir de las 17 horas, cuando se inaugure a las 17 horas y hasta el lunes 30, de 10 a 18 horas.

Parque por la Paz Villa Grimaldi, Avenida José Arrieta 8401, Peñalolén. Cómo llegar: Metro Plaza Egaña, buses D09 y 513 hacia el oriente.

 


SOY OFELIA MORENO VIUDA DE GALLARDO

Fuente :imagenesparamemoriar.com 5/8/2015

Categoría : Prensa

Me llamo Ofelia Moreno, tengo 82 años.

 

Desde el año 1980 llegué a vivir a un lugar rural de Renca -hoy ya casi no queda nada de rural; este fue un cambio muy fuerte en mi vida, por las condiciones económicas y emocionales que tuve que enfrentar.

Me crié en el barrio del sector Brasil; me casé muy joven con Alberto Gallardo; de ésta unión nacieron cuatro hijos. En el mes de Noviembre de 1975 cambió mi vida radicalmente, como a continuación les paso a narrar.

El 18 de noviembre de 1975, encontrándome en reunión del colegio como apoderado de mi nieta Viviana, llegó mi marido para avisarme que debía retirarme porque en casa había problemas; cuando salí del establecimiento me doy cuenta que iban dos personas siguiéndonos quienes nos hicieron subir a un auto -cosa que me sorprendió mucho porque el colegio quedaba a cuadra y media de mi domicilio; cuando iba a entrar a mi hogar me detienen otros hombres, que me mostraban unas fotos familiares que yo tenía guardadas y me di cuenta que habían hurgado entre mis cosas más personales de donde escogieron las fotos. A la vez preguntaban cuál de ellos era mi hijo Roberto; la misma pregunta le hicieron a mi esposo y a mi otro hijo: Guillermo y su niñita (Viviana); como Roberto no aparecía en ninguna de esas fotos, se molestaron y comentaban en voz alta “allá van a hablar”. Enseguida nos hicieron subir al vehículo que usaban, llevándonos al Cuartel Central de Investigaciones; allí fuimos separados en el pasillo; interrogados por separado; a mí me interrogó un funcionario que llevaba una ametralladora en la mano -según decía, estaba dispuesto a todo y por lo tanto –me conminaba- debía contestarle con la verdad a sus preguntas; entre otras preguntas que me hizo, recuerdo, que preguntó por el color político que tenían. Yo le pregunté ¿qué hizo Roberto; porqué lo buscan…? El funcionario se negó a contestarme, diciéndome: “Yo, hago las preguntas”.

 

Para aclarar un poco más debo decir que Roberto, para el año ‘73, necesitando para un trabajo, su licencia del servicio militar cumplido, se presentó a solicitarla y fue obligado a integrarse a hacerlo, porque no se le reconocieron los trámites que había hecho en su momento; ya que, para entonces, radicábamos en el extranjero. Todos creímos, que esta situación estaba solucionada, desde Argentina –lugar donde vivimos por 14 años, donde realizó trámites, por 3 años, ante las autoridades pertinentes.

Mi familia en el momento de éstos desagradables hechos estaba compuesta por:
Alberto Gallardo, mi esposo, 63 años; profesión Tornero Mecánico.
Guillermo Gallardo, mi hijo mayor, 32 años. Limitado por enfermedad, y su hija, Viviana, 9 años de edad.
Catalina Gallardo, hija. 29 años. Profesión: Secretaria Ejecutiva de Manpower. Casada con Rolando Rodríguez Cordero. 29 años. Empleado de Correos y Telégrafos. Juntos tuvieron un hijo: Alberto, 6 meses de edad.
Roberto Gallardo, hijo. 26 años. Empleado Particular. Casado con Mónica Pacheco Sánchez –embarazada de 3 meses. 26 años. Profesora básica de Idioma en una escuela de Quilicura.
Isabel Gallardo, hija menor. 18 años. Estudiante nocturna, 1 hijo.

Las dos parejas participaban en la Juventud Obrera Católica donde se conocieron y se casaron poco después, casi en la misma fecha, ambas parejas.
Mónica perdió a su primer hijo, estando con 8 meses de embarazo, producto de la inseguridad que se vivía, en esos meses posteriores al golpe de estado, ya que Roberto estaba haciendo el Servicio Militar Obligatorio.
Todos estábamos muy preocupados con el momento político que se estaba viviendo, me refiero al año 1973.

En Investigaciones…

Vi llegar a Investigaciones a casi toda mi familia, menos a Roberto. En ese lugar Catalina me pasó su guagüita a la que estaba amamantando; en un momento nos juntaron en una dependencia a mi hija Isabel, a Guillermo y su hijita y a mi nieto de 6 meses. Nos llevaron allí los funcionarios que estaban de turno. Como no veía a mi marido pregunté dónde estaba; uno de los guardias mentirosamente me contestó que “lo habían dejado irse a su domicilio”. Esto me tranquilizó porque él no estaba bien de salud.

Por segunda vez nos trasladaron de lugar –a los mismos que nombre antes- nos llevaban a donde tenían a la gente detenida en horas de toque de queda. En esos momentos, por el pasillo ví a mi nuera Mónica vuelta para la pared; llorando, también vi el abrigo verde –que yo misma arreglé- de mi hija Caty, en el suelo, cerca de ella.
No quiero recordar esa noche tan negra y angustiosa.

En la madrugada sentimos llamar a mi esposo; había estado en un calabozo, todo el tiempo; nosotros y él nos sorprendimos mucho, recuerdo que dijo “¿Cómo, todavía están aquí?. Esa fue la última vez que lo vimos con vida. En el lugar donde nos tenían se sentía el llanto de mi hija y de Mónica; a mi nieto lo tuvimos toda la noche sin alimento ni pañales para cambiarle; no se nos permitió –a pesar que yo pedí- que me nos dieran la atención que necesitaba la guagüa. Llegó la mañana; como a las nueve nos trasladaron al lugar por donde habíamos llegamos; allí nos esperaba el que me interrogó -después me enteré que se llama Ernesto Baeza Michelsen, en ese tiempo director de investigaciones y muy ligado a Villa Grimaldi. Recuerdo que dijo: “Quedan uds. en libertad –señalando con el dedo-. Sepa Ud. sra. que su hijo (Roberto) hace dos días que está muerto, y al resto de su familia vaya a reclamarla a la DINA”. Nos quedamos espantados con esta noticia. Atinamos sólo a salir llorando, afirmándonos unos a otros. Tomamos un taxi; fuimos a casa de mi hija Isabel -que vivía en Almirante Barroso, para retirar el bolso del niño de Caty y luego nos fuimos a mi hogar con la ilusión de encontrar allá a los que faltaban; no había nadie, nos preparamos una leche de desayuno; luego yo me quedé con los dos niños. Isabel y Guillermo salieron a buscar información de qué se podía hacer por ellos; les aconsejaron que informaran lo ocurrido en el Comité Por la Paz. Así lo hicieron; Allí se les indicó que fueran a la morgue para confirmar la muerte de Roberto; también se les indicó que era necesario hacer un recurso de amparo por los demás integrantes de la familia para confirmar los arrestos.

No se pudo confirmar nada y los recursos no sirvieron tampoco. Esa tarde como a las seis, dieron un avance noticioso; allí se informaba de un enfrentamiento en Rinconada de Maipú, donde unos extremistas fueron abatidos y nombraban al resto de mi familia que faltaba; diciendo que se enfrentaron con organismos de seguridad; mostrando un lugar por la TV que ya era conocido porque había sido mostrado en otras ocasiones. Yo no creí tal noticia porque lo vivido desde la tarde anterior fue muy distinto; pensé que era una falsedad, para que Roberto apareciera; quedando con la preocupación de saber cual sería su falta. Transcurridos los días sin saber de ellos; los buscamos; fuimos a tribunales de justicia donde en lugar de explicación nos corrían con amenazas. Gracias a las gestiones hechas por la Sra. abogada Fabiola Letelier, quien andaba en busca de detenidos desaparecidos en la morgue, por casualidad, los encontró a ellos y exigió la entrega de sus cuerpos. El 11 de Diciembre llegaron a mi domicilio para avisarme que los
entregaban, para sepultarlos de inmediato en el Cementerio General; en urnas selladas; solamente se podían reconocer sus rostros; tarea difícil por lo desfigurados que quedaron. Eran los cuerpos de mi hijo Roberto, su esposa Mónica con un embarazo de 3 meses; mi hija Catalina y su papá Alberto Gallardo.

No sé cuanto tiempo pasó, llegaron otra vez a mi hogar cuatro jóvenes de civil armados. En esa ocasión revisaron nuevamente mi hogar y me llevaron sin rumbo; pero los hombres en el trayecto me hicieron acompañarlos primero a la casa de mi hija Isabel; ella no estaba; le revisaron todo; se llevaron varios libros; según ellos estaba prohibido tenerlos; me subieron a una camioneta y me cubrieron la vista. No sé el tiempo, cuando llegamos a un lugar, me ayudaron a bajar, me llevaron a una pieza; un hombre me interrogó; yo relaté lo que viví con mi familia; la distorsión de los medios de comunicación; preguntó por mi yerno Rolando y por otra persona; en esa ocasión me hicieron escuchar la voz de Roberto –grabada en casset- desafiándolos; pedía que lo mataran; que no lo siguieran maltratando.
Después de no sé cuánto tiempo que estuve con ese hombre, me dijo: “Sra., a su casa llegaron unos patos malos que embarraron a su familia”. Me preguntó por una persona. No lo conozco, le dije. Y me dijo que si lo veía que lo hiciera saber. Yo pregunté a donde, y me dijo a cualquier comisaría. -Lejos estaba yo de delatar a nadie; pero quise saber en qué lugar estaba. También les dijo a los agentes que estaban presentes que me devolvieran, dejándome por el camino… estos se hicieron los buenitos y me llevaron hasta mi domicilio, donde me destaparon la vista.
Pasado algún tiempo, me enteré por testigos que a mi familia los tuvieron detenidos en Villa Grimaldi; fueron vistos por otros detenidos tanto estando con vida y como también muertos; después de torturados, tirados en un patio.

Once meses después de estos hechos, fue baleado, a las 8 de la noche, mi yerno Rolando y un joven llamado Mauricio. Esto ocurrió en Macul con Los Plátanos, según las noticias por negarse a mostrar su identificación; de esto me caben serias dudas por las mentirosas versiones que publicaron los medios en la ocasión anterior.

En el año 1978, se formó la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, de la que formé parte. Eramos un montón de mujeres sufriendo y buscando nuevas alternativas; para continuar nuestra búsqueda de justicia; de los medios
de sobrevivencia; el apoyo y el poder compartir solidariamente. Todos éramos víctimas del abuso de poder de la dictadura de Pinochet.
Los casos nuevos de abusos y crímenes se sucedían a diario. Nuestro quehacer fue muy duro; acompañando, denunciando situaciones dolorosas, haciendo recordatorios de las víctimas, ayunos, testimonios. De esa manera mi caso ha sido conocido en varias partes del mundo.

En el caso de mi familia, aquí en Santiago se ha presentado una querella criminal pero no hay justicia; siguen mintiendo; en un careo que me hicieron tener con Baeza Michelsen, él negó en mi cara lo que había sucedido. Dijo no conocer mi caso, y que si yo lo hubiera buscado él me habría apoyado, siendo que él fue el causante de mi tragedia.

En el Informe Rettig están reconocidos los casos como abusos de poder ejercidos por organismos represivos del estado.

Por los míos y por todas las víctimas, tanto huérfanos, viudas, madres, hermanos; seres mutilados; etc. por todos ellos: EXIJO JUSTICIA.

 

Retomando mi historia en la llegada a Renca y motivada por lo que aquí relato, me integré de inmediato a la iglesia; recuerdo que, me tocó conocer otra realidad diferente, personas muy humildes; sufridas; llenas de necesidades; no menos tristes que nosotros; mucha pobreza; humillación; como creyente que soy, y motivada en el compromiso que mis hijos tuvieron, comencé a trabajar en la iglesia del sector, integrándome a unos talleres de formación que se daban -tanto de tipo eclesial como social, para capacitarme y solidarizar con otros. En esto me fui comprometiendo más y más hasta que pude entregar catequesis familiar y atención a enfermos; siendo un tiempo también encargada de cobrar el 1% para la Iglesia –conocido como “el cobro del Calis”.
Aprendíamos harto en los talleres. En lo social, asistí a los talleres para dirigentes poblacionales y recibí capacitación en DD.HH. También nos especializamos en artesanía; tejidos; se formaron cooperativas “Comprando Juntos”; ollas comunes; apoyamos colonias urbanas para niños, etc. En nuestros encuentros se compartían las necesidades y problemas y se combatían con dinámicas grupales; dramatización teatral; analizábamos como actuar en los casos de persecución de la que éramos objeto y que era ejercida con mucha violencia, por la dictadura militar contra nuestro pueblo. Y analizábamos porqué sucedía todo esto.

Con nuestro propio esfuerzo y apoyadas por la Vicaría Norte y por una organización llamada Missio nos ayudábamos con la mercadería y con ropa y hacíamos beneficios para juntar dinero para comprar materiales para los talleres. Con lo poquito que nos quedaba de excedente compartíamos canastas familiares entre los integrantes del taller o se usaba el dinero para sacar de apuro en casos apremiantes. Para mí fue muy saludable, todo esto, porque me sentía útil; acogiendo todas las ideas de las integrantes, le salíamos al paso a las necesidades más apremiantes.
Así como creyente participé en talleres como “Profundizando en la Fe”, ampliados, jornadas, “Servicio al hermano”, misiones, etc.; diversos servicios de la Iglesia. En el año 1982 motivada por tantas situaciones de necesidad y violencia que veíamos, formamos un grupo de personas: El Comité de Defensa por La Vida. Este comité nació entre el quehacer de los talleres, la actividad de la iglesia, y la defensa ante los atropellos por las violaciones a los DD.HH, sobre todo por la violencia y las muertes que ocasionaban los militares contra los pobladores durante las jornadas de protesta nacional; solidarizábamos con personas perseguidas; ampliando así nuestra mirada; apoyábamos denuncias por violaciones a los DD.HH.; visitábamos a los presos políticos; acompañábamos funerales de personas caídos en las protestas; denunciábamos allanamientos; y nos movilizábamos. También hacíamos jornadas de información y formación en los Derechos Humanos –tan atropellados; las que fueron muy importantes para aprender a defender nuestros derechos y conocer lo que es la participación activa en la solución de los problemas; en la reflexión de vida y en el cuestionamiento diario de los abusos de los que éramos objetos; aprendimos a ser creativos y a hacer conciencia, por ejemplo, de la situación de la mujer -anulada por los maltratos recibidos, sometida, en lo personal; a veces sin trabajo. También sacábamos un boletín quincenal que se distribuía en el colegio de El Perejil -donde estudiaba mi nieto y donde me desempeñé en la directiva del curso y en el centro de apoderados; trabajé en el apoyo a niños en extrema pobreza y en peligro de caer en las drogas; apoyando colonias urbanas y festejos de navidad; en ocasiones facilité mi domicilio para convivencias de fin de año, ya fuera del colegio, de familiares de ejecutados políticos o de Iglesia -particularmente el año del terremoto de 1985. Trabajé en organizar los recordatorios en memoria de mi familia asesinada, tanto como en otras actividades de DD.HH. así como movilizaciones pacíficas y marchas, por ejemplo, hacia el patio 29 del Cementerio General o en los aniversarios para el Día Internacional de La Mujer en que se recordaba especialmente a las mujeres Asesinadas; y así tantos otros actos.

También recibí extranjeros en mi casa, que nos visitaban porque les interesaba conocer nuestra realidad y las crueldades que se vivían en Chile bajo la dictadura.

Quiero aprovechar estas líneas para expresar mi gratitud a todas las personas que nos acompañaron en esos momentos de sufrimiento, por las violaciones a los Derechos Humanos y continúan aún en ese caminar.
A mí me sirvió para crecer como persona, y recuperar mi dignidad. Considero que aporté en todo lo que me fue posible, y lo hice siempre en homenaje a mi familia y a todas las valiosas vidas violadas y mutiladas, que con su esfuerzo nos dieron fuerzas y empuje para continuar.
Para ellos HONOR Y GLORIA por siempre. Ellos no morirán ¡jamás!.
Gracias.
Ofelia Moreno vda. de Gallardo.


Estrenaron película sobre las víctimas del montaje de Rinconada de Maipú

Fuente :elmostrador.cl 8/9/2022

Categoría : Prensa

“La Receta de la Abuela” es un cortometraje de animación chileno que narra desde el punto de vista de los sobrevivientes, lo que realmente ocurrió en el caso ocurrido en 1975, en plena dictadura militar, en el que seis personas que apoyaban al gobierno de Allende fueron secuestradas, torturadas y asesinadas por agentes del Estado en una acción coordinada que contó con la colaboración de medios de comunicación y periodistas para validar a través de montajes, la versión de que se trató de un “enfrentamiento” con agentes de seguridad que respondieron a un ataque. Fue estrenada este miércoles en el Museo de la Memoria.

Un cortometraje centrado en el caso del montaje «Rinconada de Maipú», de noviembre de 1975, en que seis personas, varias de ellas familiares, fueron asesinadas por la DINA, y que la prensa de la época mostró como un enfrentamiento, fue estrenado este miércoles en el Museo de la Memoria.

La película “La Receta de la Abuela”, de Daniela Miranda, cuenta la historia desde el punto de vista de los sobrevivientes, y fue producido por Alberto Rodríguez, hijo de una de las víctimas del crimen.

Específicamente, pese a la crueldad, el horror y los años de impunidad del caso, la cinta aborda de manera cercana y emotiva la historia de dignidad y lucha de Ofelia Moreno Aguirre, quien perdió a su marido, a dos hijos y su nuera embarazada en estas acciones, siendo una de las fundadoras de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP).

Las víctimas fueron su esposo, Alberto Recaredo Gallardo Pacheco, de 65 años, tornero y militante del Partido Comunista de Chile; Catalina Ester Gallardo Moreno, de 30 años, militante del MIR, madre de un bebé de nueve meses, Mónica del Carmen Pacheco Sánchez, de 26 años, docente de educación primaria y militante del MIR, nuera de Alberto Gallardo Pacheco y embarazada de tres meses; Pedro Blas Cortés Jelves, obrero y militante del Partido Comunista de Chile, Manuel Lautaro Reyes Garrido, obrero y militante del PC, y Luis Andrés Ganga Torres, comerciante y militante del MIR.

Otro hijo de Alberto, Roberto, fue asesinado el 17 de noviembre de 1975 por la DINA. Posteriormente, Rolando Rodríguez Cordero, esposo de Catalina y padre de Alberto, fue asesinado el 20 de octubre de 1976. Por los hechos, la familia ha ganado dos juicios por crímenes de lesa humanidad, con cárcel efectiva para los responsables. En el juicio del caso fueron condenados el ex brigadier Miguel Krassnoff Martchenko, el ex suboficial Basclay Zapata Reyes, alias «El Troglio»  (fallecido en 2017) y el ex coronel Rolf Wenderoth Pozo, todos del Ejército de Chile.