Fecha Detención :
Comuna Detención :
Fecha Asesinato : 16-10-1973
Comuna Asesinato : Santiago
Partido Político :
Oficio o Profesión :
Estado Civil e Hijos : Casado, 1 hija
Nacionalidad : Brasileña
Relatos de Los Hechos
Fuente :(Informe Rettig)
Categoría : Antecedentes del Caso
El día 16 de octubre de 1973, muere José Wannio de Mattos Santos, brasileño, 47 años.
Fuentes altamente confiables declararon a esta Comisión, que ya estaba detenido y enfermo al 13 de Octubre de 1973, en el Estadio Nacional. A esa fecha presentaba “síntomas de tifus creciente con estreñimiento y vómitos”. Las autoridades del recinto señalaron que no podía ser atendido en el Hospital de Campaña sino hasta 10 días después, porque no tenían capacidad suficiente para atendeder a todos los enfermos.
Solicitado al delegado médico en el Estadio Nacional su traslado al Hospital Militar, ésto fue denegado. A consecuencia de ello fallece el día 16 de Octubre de 1973, en el Hospital de Campaña del Estadio Nacional, a causa de una “peritonitis aguda”.
Es convicción de esta Comisión, que José Wannio de Mattos Santos, falleció por habérsele negado el auxilio médico oportuno y eficaz requerido, por parte de agentes del Estado, constituyendo una grave violación a su derecho a la integridad física y a su vida.
Mi amigo Wânio José de Mattos
Fuente :documentosrevelados.com.bra 1/2/2012
Categoría : Prensa
Un buen tipo era Wânio. Un gran soldado, compañero de los mejores, luchador entregado en todos los asuntos del activismo y un hijo ejemplar. Fue en Chile, inspirados en el sueño de la Unidad Popular, donde tuvimos una convivencia más cercana, digamos. Tantas buenas conversaciones, aguadas con un café que sólo Wânio sabía preparar. Ponía la cantidad justa de Nescafé en la taza, agregaba unas gotas de agua y luego lo licuaba con una cucharadita. Golpe, golpe, golpe. Con mucha paciencia batió hasta que la mezcla de agua y café se volvió espumosa. Luego rellénelo con agua hirviendo. Vaya, qué café. Y así lo hizo con todos los que estaban en el círculo. Serví uno por uno.
Cuando su “mamita” llegó a Chile era una fiesta. Wânio salió con ella a recorrer todos los lugares agradables del Santiago de la época. Y te brinda el Cerro São Cristóvão, el Cerro Santa Lucia, museos, plazas y parques. Por las tardes “subíamos la calefacción” en una “Casa de Té” ubicada en la Praza de Armas. A día de hoy no sé por qué debe su nombre, pero “tomar las once” era lo mismo que “té a las cinco”. Y allí fuimos yo, mi esposa Eunice, más Wânio y su madre. Era un verdadero caballero. Sacó sillas para las damas y luego de que el camarero se fue, fue él quien sirvió la segunda dosis de té.
Cuando mi cuñada Arlete estuvo en Chile visitándonos, actuó como anfitrión. Una tarde salimos a caminar y montar a caballo en la “Cidade Faroeste”. Éramos torpes y peleábamos con el caballo (los animales no obedecían nuestras órdenes) y él era un caballero, emplumado como un lord inglés cazando zorros. La gente se avergonzaba del excelente caballero. Todo esto lo extraño, usted, mi amigo, compañero y camarada Capitán Wânio de Mattos.
Aluízio Palmar
Wânio José de Mattos fue acusado por los órganos de seguridad del régimen militar de apoyar las actividades del VPR, integrando su área de Inteligencia. Detenido por agentes de la OBAN en abril de 1970, fue expulsado del Primer Ministro y desterrado a Chile en 1971, junto con otros 69 presos políticos, a cambio del embajador suizo Giovanni Enrico Bucher. En ese país trabajó como profesor universitario. Con el golpe militar que derrocó al presidente Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, en Chile, Wânio y su esposa fueron detenidos y trasladados al Estadio Nacional, en Santiago, según testimonio de la exiliada Marijane Vieira Lisbôa. Murió el 16 de octubre de ese año, sin tratamiento médico, como consecuencia de las heridas sufridas durante su detención. El certificado de defunción emitido por el Hospital de Campaña del Estadio Nacional, sin firmas de los médicos forenses, dio como causa de la muerte “peritonitis aguda”. La familia sólo tuvo conocimiento de las circunstancias de la muerte de Wânio con la publicación del Informe Rettig, en 1991, por la Comisión Nacional de la Verdad y la Reconciliación, que inventariaba las violaciones de los Derechos Humanos durante la dictadura de Pinochet. A partir de este reconocimiento oficial asumido por el gobierno chileno, los familiares recibieron una indemnización definida por la ley de ese país. El proceso iniciado con el CEMDP fue rechazado porque prevaleció la interpretación de que no estaba probado, con la información disponible al momento de la sentencia del caso, que el Estado brasileño fuera responsable de la muerte. La reexaminación del caso fue sugerida por el periodista Lucas Figueiredo, el 15/04/2007, cuando publicó simultáneamente en el Correio Braziliense y en el Estado de Minas artículos divulgando el contenido del llamado Libro Negro del Terrorismo en Brasil, elaborado por el Ejército entre 1986 y 1988. El periodista escribe: “Otro fragmento revelador del libro se refiere a Wânio José de Mattos, miembro del VPR desaparecido en Chile en septiembre de 1973, tras el golpe militar que depuso al presidente Salvador Allende. Recién en 1992, cuando se abrieron los archivos chilenos, la familia fue informada por las autoridades de ese país que, por falta de atención médica, Wânio había muerto de peritonitis aguda en el Estadio Nacional, donde estaba recluido. Sin embargo, al menos cuatro años antes de la apertura de los archivos chilenos, el Ejército brasileño ya conocía la versión, como consta en la página 788 del libro secreto. El pasaje que dice "Wânio José de Mattos murió en Chile, en 1973, con peritonitis" es una prueba más de que, desde principios de los años 1970, las dictaduras latinoamericanas actuaron en estrecha armonía en la guerra sucia que libraron contra sus oponentes, una asociación que se conoció como Operación Cóndor”. Finalmente, el 22/07/2007, el periodista Cláudio Dantas Sequeira publicó en Correio Braziliense un artículo sobre documentos secretos de Itamarati durante el período dictatorial, reforzando la posibilidad de que las autoridades brasileñas hubieran contribuido al arresto y muerte de Wânio,como se prueba la existencia de una vigilancia permanente sobre todos los exiliados brasileños, especialmente en Chile. El informe menciona que en el Informe 656, del 31/12/1973, Itamaraty es informado formalmente de la muerte de Wânio el 16/10/1973, nueve años antes del reconocimiento oficial por parte del gobierno de Chile y 20 años antes de que los ministerios de la Armada, el Ejército y el Ministerio de Defensa de Brasil. La Fuerza Aérea informó oficialmente al ministro de Justicia, Maurício Corrêa, que no sabían de la muerte.
Más información:
VÂNIO JOSÉ DE MATOS Militante de la VANGUARDIA POPULAR REVOLUCIONARIA (VPR). Nacido el 27 de abril de 1926 en Piratuba, São Paulo, hijo de José Antônio de Mattos y Luiza Santos Mattos. Fue capitán de la Policía Militar de São Paulo. Desaparecido desde 1973, a los 47 años de edad. Detenido por la Operación Bandeirantes, a finales de 1970, fue expulsado de la Policía y desterrado a Chile, en 1971, cuando fue secuestrado el embajador de Suiza en Brasil, junto a otros 69 presos políticos. Según denuncia de la ex presa política Marijane Lisboa, Vânio fue detenido y, junto con su esposa, trasladado al Estadio Nacional, en Santiago, durante el golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende, en 1973, donde murió sin tratamiento médico, en octubre de ese año. Sólo después del Informe Rettig (1992) su familia tuvo acceso a información sobre las circunstancias de su muerte y el Estado chileno se hizo cargo de una compensación económica. Su certificado de defunción, elaborado en Santiago (Chile), en el Hospital de Campaña del Estadio Nacional, da su fallecimiento el 16 de octubre de 1973, con “peritonitis aguda” como causa de muerte. No hay firmas de los médicos forenses. Allí, como aquí, se falsificaron causas de muerte.
WÂNIO JOSÉ DE MATTOS
Fuente :corporacionute-usach.cl sin fecha
Categoría : Prensa
Afiliación: Luíza Santos Mattos y José Antonio de Mattos
FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO: 27/4/1926, en Piratuba (SC)
Práctica profesional: abogado, capitán de la Fuerza Pública del Estado de São Paulo (actual Policía Militar), fotógrafo, periodista y docente
Organización política: Vanguardia Popular Revolucionaria (VPR)
Fecha y lugar de fallecimiento: 16/10/1973, Santiago, Chile
CIRCUNSTANCIAS DE LA MUERTE
Wânio fue uno de los más de cien brasileños que fueron detenidos en el Estadio Nacional de Santiago, transformado, en las semanas posteriores al golpe de Estado, en el centro de detención más notorio de la capital chilena, que, según la Cruz Roja Internacional, albergó a unos 7.000 presos a finales de septiembre y fue escenario de torturas y ejecuciones. Su hija Roberta Romaniolo informó, en una entrevista con el diario “A Notícia” de Joinville (SC) en 2003, que toda la familia fue detenida junta y luego separada – la hija fue separada arbitrariamente de su madre, hasta que la llevaron de regreso a su celda. y luego entregado a un vecino. Posteriormente, madre e hija fueron trasladadas, con la ayuda de organismos internacionales, a un refugio bajo la bandera suiza y desde allí se exiliaron en Francia. Wânio no tuvo tanta suerte.
El Estado brasileño no ha brindado asistencia a sus nacionales llevados al Estadio Nacional u otros centros de detención. Por el contrario: la investigación documental realizada por la CNV demostró que en varios casos el trabajo del Ministerio de Relaciones Exteriores impidió o dificultó soluciones que hubieran permitido una liberación más rápida para esos brasileños. i Más que eso: documentos y declaraciones de varias fuentes, brasileñas y chilenas, corroboran que un equipo de agentes brasileños estuvo en el Estadio Nacional para interrogar a detenidos brasileños y enseñar técnicas de tortura a militares chilenos. ii En el proceso judicial (por el homicidio de Wânio) en curso en Chile, hay una declaración del Mayor Sergio Manuel Fernández Carranza, en ese momento capitán, a cargo de la Sección de Extranjeros del campo de detención del Estadio Nacional, que dice textualmente que: […] «detenidos de Brasil, Argentina y Uruguay fueron interrogados por interrogadores enviados por las dictaduras de sus países» y que una vez recibió una «invitación del organismo brasileño de interrogatorios para presenciar un interrogatorio» , a lo que se habría negado, y aun cuando lo llevaron a «visitar las instalaciones de interrogadores extranjeros […], las cuales estaban equipadas con» parrilla «[cama metálica para la aplicación de descargas eléctricas] y elementos para colgar personas y tortura ‘. Según los informes, agentes brasileños llegaron al estadio alrededor del 16 de octubre. Se puede inferir de esta información y de los testimonios de los presos que convivieron con él en sus últimos momentos, que Wânio no llegó a ser sometido a sesiones de tortura por parte de estos agentes. Simplemente, las autoridades del Estadio Nacional lo dejaron morir, privándolo de la atención médica que requería en su situación.
El médico brasileño Otto Brockes, quien fue detenido con Wânio en el Estadio Nacional, dio declaraciones a la CNV y al Subcomité de Memoria, Justicia y Verdad del Senado Federal en las que informó lo sucedido: (Wânio) evolucionó en una situación difícil. Pasamos mucho tiempo sin comer. Pidió cáscara de naranja y cualquier cosa que pudiera comer para hacerla voluminosa, porque el intestino no funcionaba. Wânio comenzó con estreñimiento. […] Eso evolucionó. De repente, Wânio comenzó a sentir síntomas de dolor. Examiné e hice un diagnóstico de abdomen agudo, que tuvo que ser operado y examinado por otros medios. Otto escribió un informe e intentó entregárselo a los médicos del estadio, pero él y Wânio fueron enviados de regreso a la celda. Continuó insistiendo, incluso con la ayuda del Decano de la Facultad de Medicina, que también se encontraba en prisión, hasta que lograron llevar a Wânio nuevamente al servicio médico: […] pero con eso ya habían pasado cuatro días. Fue una cirugía de emergencia, y esos días pasaron más.
Entonces, decidieron responder. Parece que fue un lunes, no estoy seguro de la fecha. El miércoles o jueves llegó la noticia de que iban a operar, pero todo estaba gangrenoso y Wânio murió. Fue un crimen cometido por médicos, por militares. […] Fue víctima de la falta de asistencia. Un crimen atroz, algo inexplicable. En la misma audiencia del Senado, también Vitório Sorotiuk, Ubiramar Peixoto de Oliveira y Dirceu Luiz Messias, que se encontraban con Wânio en esa etapa, declararon sobre el sufrimiento que atravesó. La CNV tuvo acceso a los antecedentes judiciales del proceso penal actualmente en curso en Chile para investigar el asesinato de Wânio de Mattos. Los documentos y declaraciones allí contenidos corroboran el relato de Otto Brockes y sus compañeros. En el informe de la visita al Estadio Nacional el 13 de octubre de 1973 por parte del Comité Internacional de la Cruz Roja, aparece que Wânio presentaba síntomas de aumento de la obstrucción intestinal con estreñimiento y vómitos, debiendo esperar diez días para ser ingresado en la enfermería, pese a reiteradas solicitudes. de tus compañeros. El delegado médico de la Cruz Roja aconsejó su traslado inmediato al Hospital Militar, lo que primero fue negado por el médico de turno, y luego determinado por el comandante de campo, coronel Espinoza. Sin embargo, Wânio no fue transferido.
El informe de la posterior visita del CICR al Estadio registra que falleció tres días después, cuando fue operado en el hospital de campaña del propio estadio. El Informe de la Comisión Nacional de la Verdad y Reconciliación de Chile (Informe Rettig) registra, en relación con el caso: El 16 de octubre de 1973 fallece José Wannio de Mattos Santos [sic], brasileño de 47 años. Fuentes de alta confiabilidad declararon a esta Comisión que ya se encontraba detenido y enfermo el 13 de octubre de 1973 en el Estadio Nacional. […] Solicitó al delegado médico en el Estadio Nacional que fuera trasladado al Hospital Militar, esto fue denegado. Como consecuencia de esto, falleció el 16 de octubre de 1973 en el Hospital Campaña del Estadio Nacional, debido a una ‘peritonitis aguda’. Esta Comisión considera que José Wanio de Mattos falleció debido a que se le había negado la asistencia médica oportuna y efectiva requerida por agentes del Estado, lo que constituye una grave violación a su derecho a la integridad física y a su vida. Según el certificado de defunción, Wânio murió a la 1:15 de la mañana del 16 de octubre, provocando una peritonitis aguda.
El informe de la autopsia está firmado por el doctor Alfredo Vargas Baeza, director del Instituto Médico-Legal de Santiago, el mismo que atestiguó la muerte de decenas de personas tras el golpe, incluido el del brasileño Nelson de Souza Kohl. Entre los documentos recabados en Chile, se encuentra una Resolución del Director de la V Zona de Salud de Santiago, de fecha 28 de noviembre de 1973, otorgando autorización al señor Samuel Nalegash, secretario general del Comité Nacional de Ayuda a Refugiados, para la cremación del cuerpo de Wânio de Mattos y la remoción y transferencia internacional de sus cenizas. También existe un poder otorgado por S. Nalegash a la trabajadora social Eliana Arias, para estos fines. Según estos documentos, el día 30 de ese mes, Eliana Arias habría asistido al Cementerio General, pagado los valores de entierro, exhumación y cremación de Wânio de Mattos y retirado sus cenizas, para enviarlas a la dirección de la madre de Wânio en Brasil. No hay más información sobre lo que se hizo con las cenizas, posiblemente entregadas a la madre de Wânio. Eliana Arias fue buscada para declarar en el proceso judicial, pero falleció. En el proceso judicial se escuchó al médico que había practicado la intervención quirúrgica en Wânio, Miguel Tapia de la Puente, cirujano militar, en ese momento mayor.
En su testimonio, reveló que Wânio ya había muerto antes de que comenzara la operación. Aun así, Tapia de la Fuente abrió su abdomen para comprobar la etiología de la obstrucción que había provocado la muerte, concluyendo que tenía su origen en un cáncer de intestino. Su superior, médico jefe residente del Hospital Militar, Patricio Silva Garín, dijo que el Hospital de Campaña del Estadio Nacional estaba preparado solo para cirugías menores y que un diagnóstico de peritonitis aguda requeriría hospitalización inmediata con instalaciones hospitalarias completas. cirugía, e indicó la apertura del abdomen de un paciente que ya estaba muerto como una falta ética grave. Los testimonios médicos recogidos en el proceso dejan en claro que la omisión de la asistencia de manera oportuna resultó en la muerte de Wânio de Mattos. La Embajada de Brasil recibió de la Cancillería de Chile, el 24 de octubre de 1973, comunicación formal de que “el ciudadano brasileño Wânio José Matus Santos (sic) falleció el 16 del mes en curso, en el Hospital de Campaña Campo de Debidos del„ Estadio Militar «, mientras era sometido a Intervención quirúrgica «. La nota verbal RIAS No. 16292 fue acompañada del certificado de defunción de Wânio y su Embajada acusó recibo formalmente mediante nota verbal No. 218 del 31 de octubre. El mismo día, el Consejero Claudio Luiz dos Santos Rocha, a cargo de la Embajada en ausencia del Embajador Câmara Canto, transmite la información por telegrama a la División de Seguridad e Información (DSI / MRE) en Brasilia, y envía el certificado de defunción original a la valija diplomática.
El 17 de noviembre, el Cónsul General Adjunto, a cargo del Consulado General de Brasil en Santiago, Luiz Loureiro Dias Costa, sé comunica por telegrama secreto al ISD que buscaba la Srta. Eliana Arias, del Comité de Atención a Refugiados, quien le solicitó, luego de presentar su certificado de defunción, cédula de identidad y documento de viaje a los extranjeros de los que era titular Wânio de Mattos, firmar una petición de cremación del cuerpo, Respondió que debe consultar con la Secretaría de Estado en Brasilia, ya que la cremación debe ser autorizada por un familiar. Por carta secreta de la misma fecha, envía a Xerox copias de los documentos que se le presentan a Brasilia. La copia de este expediente, que se encuentra en el Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, contiene varias notas manuscritas: en la primera, el Jefe de la Sección de Información del ISD registra que “el asunto ha sido registrado en el ISD para el suministro de información de su competencia” y remite el expediente al Departamento Consular y Jurídico para los fines solicitados por el Consulado. Otra nota, fechada el 20 de marzo de 1974, constata que se solicitó el envío al Ministerio de Justicia de un duplicado del certificado de defunción; otra, de 12 de noviembre de 1974, indica que “la DSI informa que desconoce la dirección de los familiares” y que se notificó al Consulado en Santiago. La información sobre la muerte de Wânio también circuló por otros medios: el 31 de diciembre de 1973, el Centro de Información Exterior (CIEX / MRE) remite al SNI, CIE, Cenimar, CISA y a las secciones 2 de los Estados Mayores de las tres Fuerzas fotocopias de la nota y acta de defunción de la Cancillería de Chile.
A su momento, DSI / MRE envía al SNI y a los Centros de Información de las tres Fuerzas y al Departamento de Policía Federal, el 8 de enero de 1974, copia del certificado de Wânio y documentos recibidos del Consulado en Santiago, y el 5 de febrero devuelve Comunicar a todos los medios de comunicación las noticias y documentos relacionados con el asunto recibidos tanto de la Embajada como del Consulado, incluyendo la gestión del Comité de Asistencia a Refugiados. La noticia de la muerte de Wânio también está contenida en un documento del Centro de Información Aeronáutica de fecha 23 de noviembre de 1973, en el que se informa al II Ejército y al DEOPS / SP que, según datos obtenidos de diferentes fuentes (se citan todas las referencias, como referencia) las agencias de inteligencia antes citadas), “habría sido asesinado en Chile durante la Revolución del 11/9/73 que tuvo lugar en ese país”, una lista de brasileños, incluido Wânio de Mattos.
Por lo tanto, el gobierno brasileño – Ministerios de Relaciones Exteriores y Justicia, Fuerzas Armadas y agencias de inteligencia – era plenamente consciente de lo sucedido con Wânio de Mattos. Aun así, los informes militares sobre los políticos desaparecidos enviados al ministro de Justicia, Maurício Corrêa, en 1993, solo indican, en el caso de la Armada, que Wânio fue expulsado del país, mientras que el informe de Aeronáutica afirma que “habría sido asesinado en el Estadio. Nacional de Santiago, según la prensa «, y el Ejército que» según Jornal do Brasil en su edición del 6 de marzo del 71 (sic), habría sido asesinado en Chile «. Por otra parte, no se tiene constancia de ninguna comunicación oficial a la familia de Wânio, antes de la inclusión del caso en el Informe Rettig, en Chile, en 1991. En junio de 2011, se inició ante la Corte de Apelaciones de Santiago, por iniciativa del Ministerio Público de Chile, a la que posteriormente se asoció la Agrupación de Familiares de Ejecutados Político y el Programa Continuación de la Ley no 19.123, el proceso penal Rol en 179-2011, distribuida al Juzgado del Crimen 34, para investigar y determinar responsabilidades en el asesinato de Wânio José de Mattos. La CNV examinó el expediente judicial y actuó como facilitador para que se tomaran las declaraciones de los brasileños que estaban con Wânio en el Estadio.
El 4 de noviembre de 2014, Vitório Sorotiuk, uno de los últimos brasileños que vio vivo a Wânio, testificó en el proceso, en Santiago. Informó sobre las condiciones de detención, los esfuerzos para obtener atención médica para Wânio, cómo fue llevado una vez para su cuidado y devuelto a la celda y cómo, junto a otras tres personas, cada una sujetando una esquina de una manta, lo condujeron adolorido hasta una de las carpas del ejército chileno instaladas en los alrededores en el Estadio, y nunca más lo volvieron a ver. Vitório Sorotiuk también prestó testimonio, el 7 de noviembre de 2014, en otro caso en el mismo Juzgado del Crimen 34 (Rol 368-2012), en el que se investigaba la presencia de policías o militares brasileños en los interrogatorios de presos brasileños en el Estadio Nacional. Chile en octubre de 1973. La CNV también remitió copia de las actas del proceso judicial de Wânio a la Fiscalía Federal, para facilitar el seguimiento, diálogo y asesoría aplicable a los responsables del proceso en Chile. Cada uno agarrándose al final de una manta, lo llevaron retorciéndose de dolor a una de las carpas del ejército chileno instaladas alrededor del Estadio, y nunca más lo volvieron a ver. Vitório Sorotiuk también prestó testimonio, el 7 de noviembre de 2014, en otro caso en el mismo Juzgado del Crimen 34 (Rol 368-2012), en el que se investigaba la presencia de policías o militares brasileños en los interrogatorios de presos brasileños en el Estadio Nacional. Chile en octubre de 1973. La CNV también remitió copia de las actas del proceso judicial de Wânio a la Fiscalía Federal, para facilitar el seguimiento, diálogo y asesoría aplicable a los responsables del proceso en Chile.
Cada uno agarrándose al final de una manta, lo llevaron retorciéndose de dolor a una de las carpas del ejército chileno instaladas alrededor del Estadio, y nunca más lo volvieron a ver. Vitório Sorotiuk también prestó testimonio, el 7 de noviembre de 2014, en otro caso en el mismo Juzgado del Crimen 34 (Rol 368-2012), en el que se investigaba la presencia de policías o militares brasileños en los interrogatorios de presos brasileños en el Estadio Nacional. Chile en octubre de 1973. La CNV también remitió copia de las actas del proceso judicial de Wânio a la Fiscalía Federal, para facilitar el seguimiento, diálogo y asesoría aplicable a los responsables del proceso en Chile. Lo llevaron retorcido de dolor a una de las carpas del ejército chileno instaladas alrededor del Estadio, y nunca más lo volvieron a ver. Vitório Sorotiuk también prestó testimonio, el 7 de noviembre de 2014, en otro caso en el mismo Juzgado del Crimen 34 (Rol 368-2012), en el que se investigaba la presencia de policías o militares brasileños en los interrogatorios de presos brasileños en el Estadio Nacional. Chile en octubre de 1973. La CNV también remitió copia de las actas del proceso judicial de Wânio a la Fiscalía Federal, para facilitar el seguimiento, diálogo y asesoría aplicable a los responsables del proceso en Chile.
Lo llevaron retorcido de dolor a una de las carpas del ejército chileno instaladas alrededor del Estadio, y nunca más lo volvieron a ver. Vitório Sorotiuk también prestó testimonio, el 7 de noviembre de 2014, en otro caso en el mismo Juzgado del Crimen 34 (Rol 368-2012), en el que se investigaba la presencia de policías o militares brasileños en los interrogatorios de presos brasileños en el Estadio Nacional. Chile en octubre de 1973. La CNV también remitió copia de las actas del proceso judicial de Wânio a la Fiscalía Federal, para facilitar el seguimiento, diálogo y asesoría aplicable a los responsables del proceso en Chile. Investigando la presencia de policías o militares brasileños en los interrogatorios de prisioneros brasileños en el Estadio Nacional de Chile en octubre de 1973. La CNV también remitió copia del expediente de Wânio a la Fiscalía Federal, para facilitar el seguimiento, la interlocución y el asesoramiento aplicable a los responsables del proceso en Chile. Investigando la presencia de policías o militares brasileños en los interrogatorios de prisioneros brasileños en el Estadio Nacional de Chile en octubre de 1973. La CNV también remitió copia del expediente de Wânio a la Fiscalía Federal, para facilitar el seguimiento, la interlocución y el asesoramiento aplicable a los responsables del proceso en Chile.
Finalización de CNV
A la luz de las investigaciones realizadas, se concluye que Wânio José de Mattos desapareció en un contexto de violaciones sistemáticas a los derechos humanos promovidas por la Dictadura Militar, implantada en el país a partir de abril de 1964. Se recomienda brindar la debida asistencia a la labor investigativa realizada realizadas a nivel judicial en Chile para determinar las circunstancias de la muerte de Wânio de Mattos y la identificación y sanción de los responsables. Considerar formas de reparar a la hija de Wânio de Mattos por la continua violación de los derechos humanos a la que su madre (ya fallecida) y ella fueron sometidas por el
Capítulo 6: Juramento de Hipocrate
Fuente :Libro: "Terrorismo de estadio: prisioneros de guerra en un campo de deportes" por Pascale Bonnefoy Miralles, 2005
Categoría : Otra Información
Fue poco después de la llegada de más doctoras detenidas al sector de la piscina que aparecieron voluntarias de la Cruz Roja chilena con un spray de Tanax en polvo para piojos.
Berta conocía bien a las mujeres de la Cruz Roja; ella misma había sido voluntaria antes de comenzar a estudiar enfermería años antes. En esa época, sólo veía la bondad de la institución, la abnegación de sus voluntarias, su espíritu de servicio, y le era completamente natural que las mujeres de la Cruz Roja trabajaran codo a codo con las Fuerzas Armadas en situaciones de emergencia, y que llegaran a estimarlas y respetarlas. Su visión cambió radicalmente en el Estadio Nacional.
Berta se encontró un día con una voluntaria con quien se había visto muchas veces en reuniones de la Cruz Roja. La hija, amiga suya, también pertenecía a la Cruz Roja, y su madre se enorgullecía de tener un yerno Carabinero.
Qué estás haciendo aquí? ¿Qué puedo hacer por tí?” le preguntó incrédula la voluntaria a su antigua compañera.
“Nada puedes hacer. Esta es la realidad ahora,” se resignó Berta.
Trató a Berta con deferencia y preocupación, pero nunca llegó a entender por qué su amiga estaba detenida. Y según Berta, tampoco logró comprender la arbitrariedad e injusticia de la situación. Era demasiado el abismo que las separaba.
Con escasas excepciones, los detenidos pocas veces percibieron a las mujeres de la Cruz Roja chilena como aliadas, como personas solidarias con quienes podían contar, a diferencia de los funcionarios extranjeros del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que visitaban el Estadio. Las chilenas de la Cruz Roja, en su gran mayoría, venían del otro lado de la trinchera política. Eran de la clase alta que aplaudió el golpe de Estado, y a menudo trataron a los prisioneros con desprecio y prepotencia, o, en el mejor de los casos, indiferencia. Por lo general, las damas voluntarias se concentraban en hacer su trabajo profesionalmente, con formalidad y frialdad y sin muchas muestras de compasión.
Hubo, por supuesto, excepciones, como la joven voluntaria que le comunicó llorando al estudiante de la UTE, Víctor García, que sería trasladado a Chacabuco en noviembre, impactada con todo lo que ocurría y veía en el Estadio Nacional. Otras, igualmente conmovidas, no se atrevieron a ir más allá de su función oficial claramente por temor, como las dos jóvenes mujeres de la Cruz Roja que le ofrecieron al boliviano Ricardo Cauthin mandar un mensaje a su familia en Bolivia para que supieran de su detención. Sin embargo, se negaron atraerle comida, porque estaba prohibido y les “podría traer problemas”, dijeron.
El día del spray del Tanax las damas llegaron en grupo, con la orden del jefe del hospital de campaña, Dr. Manuel Antonio Amor Lillo, de “desinfectar” a las mujeres. Dijeron que era una medida “preventiva”. Tanto hombres como mujeres debieron pasar varias veces por el proceso de “desinfección” con sustancias tóxicas como el Tanax. Las mujeres ya lo habían experimentado antes, y de una manera muy humillante. En esa ocasión, los militares les ordenaron quitarse la ropa para aplicarle lindano; como se negaron, dispararon al aire, las sacaron de a una afuera, les arrancaron la ropa y les aplicaron el químico con una brocha.
Cuando llegaron las damas de la Cruz Roja con su spray, la Dra. Elia Palma se rebeló.
“Pero, ¿cómo es esto? Estoy recién bañada de mi casa, lavada de pelo. ¿Qué significa esto de ponerme tanax? Además, no existe tratamiento preventivo de piojos,” argumentó la médico.
Se armó un pequeño alboroto, y al poco rato, el Dr. Amor mandó a llamar a la Dra. Laura Elena Gálvez a la carpa del hospital, presumiendo que era ella la que lo había incitado. El médico militar no quería desperdiciar la oportunidad de humillarla. Habían sido compañeros de curso en la Facultad de Medicina y la Dra. Gálvez había egresado con el mejor puntaje del curso.
“Mire, doctora. Si usted me sigue complicando la vida, sepa que yo soy el jefe del servicio de salud aquí en el Estadio. Soy el jefe del hospital de campaña. Nadie puede dar órdenes que no sean las que doy yo. Si sigue desobedeciendo mis órdenes, la voy a dejar a pan y agua y la voy a hacer pelar,” le advirtió.
“No tengo ningún interés en complicarte la vida,” le contestó tranquilamente. La doctora no se calentaría la cabeza con el Dr. Amor, como tampoco lo haría con otro compañero de curso que también hizo turno en la jefatura del hospital de campaña, el cirujano Miguel Tapia De la Puente, quien al reconocerla no hizo gesto alguno para ayudarla.
Mirar sin ver
Una semana después del golpe de Estado, el Comité Internacional de la Cruz Roja instaló una oficina permanente en Chile, comenzando de inmediato sus actividades de protección y asistencia a los prisioneros políticos. Tres delegados suizos de la CICR visitaron el Estadio por primera vez el 22 de septiembre, horas después de que el Director de Informaciones de la Junta Militar, teniente coronel Eduardo Esquivel, llevara a periodistas chilenos y extranjeros al recinto. En conferencia de prensa dentro del mismo Estadio, Espinoza afirmó que los delegados del CICR “aparentemente se retiraron satisfechos de lo que observaron”.
La delegación del CICR visitó el Estadio Nacional una docena de veces entre septiembre y octubre de 1973, intentando entrevistarse con los detenidos sin la presencia de militares para constatar sus reales condiciones de reclusión y los tratos a que eran sometidos.
El CICR también entregó al jefe del Estadio 2.500 frazadas, 500 pocillos, 50 sacos de leche en polvo, medicamentos, y colchonetas, que por cierto alcanzaron sólo para una fracción de la gente.
El Dr. Tapia fue el médico que atendió al brasileño Wannio De Mattos Santos, quien murió en el hospital de campaña.
La CICR volvió al Estadio Nacional el 25 y el 28 de ese mes, y en nueve ocasiones durante octubre, la última de ellas el día 25, constatando en esa fecha que quedaban unos 1.800 detenidos en el Estadio Nacional.