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Campos Carrillo Felipe Porfirio – Memoria Viva

Campos Carrillo Felipe Porfirio

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Cementerio General Santiago
Cementerio General Santiago

uchc.cl      Concepción
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Fecha Detención :
Comuna Detención :

Fecha Asesinato : 20-09-1973
Comuna Asesinato : Concepción


Fecha Nacimiento : 25-02-1950 Edad : 19

Partido Político :
Oficio o Profesión : Estudiante Universitario

Estado Civil e Hijos : Soltero
Nacionalidad : Ecuatoriana


Relatos de Los Hechos

Fuente :Ing. Kenny Torres Villalva

Categoría : Antecedentes del Caso

RODERA:

Nacionalidad: Ecuador

Edad: 19 años de edad

Profesión: Estudiante

Estado Civil: Soltero

CHILE 1973:  Detención, tortura, muerte e incineración de los estudiantes ecuatorianos:  Jimmy Freddy Torres Villalva y Felipe Campos Carrillo . Para no olvidarlos.

¿Quién era Freddy?

Mi hermano Jimmy Freddy Torres Villalva, estudiante ecuatoriano soltero de 19 años de edad sin militancia política alguna, fue favorecido con una beca concedida por la universidad de concepción, de la república de Chile.

Cabe anotar que mi hermano el estudiante babahoyense, fue destacado en sus estudios secundarios, obtuvo las mejores calificaciones en el colegio “Adolfo María Astudillo” de la ciudad de Babahoyo, lo que se hizo acreedor al premio del mejor bachiller de dicho plantel de educación secundaria. . . del año 1972; y cursaba el primer año en la facultad de ingeniería en la Escuela Superior Politécnica del Litoral.(Ecuador).

La Universidad de Concepción, otorga cada año una beca, Profesor “Salvador Galves Rojas” al mejor estudiante latinoamericano, para que realice estudio de ingeniería, por el lapso de seis años.

Jimmy, siendo el mejor estudiante, gana dicha beca y llena de ilusiones y esperanzas parte a la República de Chile, a fines del mes de marzo de 1973.

Jimmy, seleccionadofue entre todos los estudiantes latinoamericanos en la postulación a la beca “Galves”. El mejor no solo por preparación académica, sino también por del “por que queria estudiar ingeniería” dicha porque consiste en la cancelación de todos los gastos del alumno (alojamiento, alimentación, vestuario, locomocion, ctc.)

Para Mario Olavaria, director de la escuela de ingeniería y apoderado de jimmy, su alumno, de muy modesto origen, era un muchacho introspectivo y muy estudioso; jamas se vio involucrado en asuntos políticos y solo se dedicaba a sus estudios, pues deseaba fervientemente terminar su carrera.

¿Cómo eran ellos?

Según las primeras informaciones,  Jimmy Torres , su amigo y compañero, también ecuatoriano,  Felipe Campos Carrillo  soltero de 23 años de edad, estudiante de kinesiología de la Universidad de Concepción, sin militancia política alguna. Felipe,fue bachiller del colegio Eloy Alfaro de la ciudad de Guayaquil ,sus padres Felipe Campos Robles y Ruth Carrillo de Campos provenientes de hogares muy modestos, Jimmy y Felipe , tubieron destacada actuación como estudiantes ya causa de su muerte se truncaron carreras y vidas profesionales de beneficios para los suyos, abrian sido fusilados en la ciudad de Concepción.

Felipe, fue admitido “por mérito especial de su hermano José Campos, brillante estudiante de cuarto año de medicina” por ser usted un excelente alumno, le dio esa oportunidad el Dr. Behm, y no existir escuela de kinesiología en Ecuador admitimos a su hermano Felipe, siendo apoderado Joel Salanca, Superintendente de Armco.sa.

Ambos vivieron en la residencia universitaria, nunca intervinieron en actividad alguna que no fuera estrictamente estudiantil.

El estudiante Torres Villalva, era aun adolescente ya que apenas frisaba en los 19 años, ambos estudiantes ajenos completamente a los asuntos políticos que conmovían la República de Chile. Cayeron estos magnificos e inteligentes estudiantes bajo las alevosas balas de los fusiles de los soldados chilenos, ebrios de sangre de inocentes victimas como fueron Torres Villalva y Campos Charrillo quienes su unico afan fueron superados en la universidad de Concepción de Chile donde fueron becados.

Aquellos salvajes soldados tiñeron sus manos con la sangre derramada por estas víctimas inocentes que tenían nada que ver con la convulsionada República de Chile.

Despachos de prensa, procedentes de Concepción, 515 km al sur de Santiago, señalaron que estos jóvenes, fueron aprehendidos por personal de carabineros (policia militarizada) en los días que siguieron al golpe militar. Del 11 de septiembre de 1973.

¿Que paso con ellos?

Conto Joel Salamanca:

El mismo 11 de septiembre, día del levantamiento militar, los chicos fueron al consulado a consultar su situación como extranjeros, no estaba el cónsul y su esposa les recomendó presentarse a carabineros. Así lo hicieron y la policía los felices por su actitud.

El diario “La Crónica”, de Concepción en su edición de septiembre 28 de 1973 informa que los cadáveres de dos estudiantes fueron encontrados flotando en las aguas del río Bio Bio y describe las ropas que vestían.

Salamanca se estremecio, igual vestimenta llevaba su pupilo y Jimmy.

En la morgue, el Dr. Behm, que los tenia por amigos, ya había reconocido los cadáveres, ambos presentaban heridas idénticas: perforaciones de bala en la tetilla izquierda, traumatismo múltiple en distintas partes del cuerpo, señales de haber sido torturados con colillas de cigarrillos encendidos, asi como tambien heridas de bala en la nuca y pómulos. Además se pudo observar que sus cuerpos presentaban huellas de haber sido torurados con descargas eléctricas.

La investigacion

La Universidad de Concepción, conmovida con la noticia, solicita a la autoridad militar una investigación exhaustiva. Acordo así mismo hacerse cargo de los gastos de funerales y de trámites legales. El club aéreo puso un avión a disposición de José Campos (hermano de Felipe), para la repatriación de los cadáveres; toda la ciudad volvio sus ojos hacia el drama de dos muchachos que vinieron a Concepción en busca de un futuro que fue truncado por las balas asesinas…… Jose, quiso despedirse de Concepción a traves del diario “La Crónica”, : “mi agradecimiento más profundo a toda la comunidad penquista que hizo suyo mi pesar, a la Universidad por su gesto solidario, a las autoridades los señores Von Plessing, Otarola, Ramos y Salamanca que atendieron personalmente los tramites, a los señores Olavaria que fueron padres. . mas que apoderados de los estudiantes, a la prensa y particularmente al diario “La Crónica” por su honesta información, en fin a todos los chilenos en momentos tan dramáticos como difíciles”.

El occiso Jimmy fue hijo del prestigioso dibujante profesional pintor Alfonso Torres Alarcón y de mi madre Blanca Villalva Vera, quien en acto de noble madre desesperada, que a sangre fría mataron a mi hermano sin derecho a la defensa, sin que supieran que se trataba de un niño, una criatura y por lo mismo una promesa para sus padres, su patria, todo lo cual fue truncado por las manos asesinas de sus ejecutores.

Los ejecutores de mi hermano no solo se saciaron con detenerlo, torturarlo y matarlo sino que lo incineraron, volviendo más trágica y angustiosa la vida de mis protegidos.

Como pudo ser posible que un niño ecuatoriano, como era mi hermano, que salio con sus pies de una casa humilde de mis padres, llevando una sonrisa de esperanza, confiando en su capacidad, se devuelvan sus restos convertidos en cenizas.

Por este motivo mi padre Alfonso Torres, ante la pérdida tan trágica e inimaginable de nuestro hermano, hizo que en él, la angustia, el dolor comenzarán a destruirlo física y moralmente, buen padre generoso, ciudadano valioso, comienza a sentir los estragos del dolor. . y del enorme vacio que dejo la perdida de nuestro hermano.

El 6 de octubre llegaron al fin sus restos pero la pena se hizo más honda, ya que lo que recibimos fueron cenizas, para entonces era visible el agotamiento de mi padre, la desilusión y tragedia lo había vencido.

Mi padre siguió trabajando y luchando por la vida ya que éramos más hermanos por quienes vivimos pero para él las cosas comenzaron a perder sentido y sé volvio silencioso, pensativo: le parecia imposible lo que había ocurrido. Miraba al cielo y le pedia a dios que le dejara ver a su hijo, que le permitiera tocarlo, oirlo. No obstante continuo la brega esforzándose por nosotros que éramos pequeños. Mi padre se encontraba tranquilo, sereno después de una larga jornada como todos los días, sé sintio mal, su corazón estaba resentido y no pudo más.

Un infarto lo paralizo el día 24 de octubre de 1976 a los 61 años de edad, mi madre aun esta con vida tiene 75 años de edad.  

 

Recibido del hermano  de Jimmy Torres, Ing. Kenny Torres Villalva


Fuente :Informe Rettig

Categoría : Antecedentes del Caso

El 20 de septiembre de 1973 fueron encontrados en la ribera sur del río Bio-Bio los cuerpos sin vida de Felipe Porfirio CAMPOS CARRILLO, 23 años, estudiante de Kinesiología y Freddy Jimmy TORRES VILLALBA, 19 años, estudiante de Ingeniería, ambos de nacionalidad ecuatoriana.  Los cadáveres presentaban múltiples heridas de bala.  La prensa local tituló; "Hallan a dos extremistas acribillados a bala".  Un diario nacional, por su parte, señaló el 28 de septiembre de l973 que ambos jóvenes no eran "extremistas, pero que vivían con elementos que sí lo eran y que habrían sido víctimas de una venganza política".

  A través de testimonios verosímiles, esta Comisión ha podido acreditar que ambos estudiantes estuvieron recluídos en la Cuarta Comisaría de Carabineros de Concepción.

  Así, a esta Comisión le asiste la convicción que Felipe Campos y Freddy Torres fueron ejecutados por agentes del Estado, quienes violaron su derecho a la vida.  Se funda tal convicción en el hecho cierto de sus muertes por múltiples heridas a bala; en que está acreditada su reclusión en manos de Carabineros; y en el uso a nivel nacional de procedimientos similares con ciudadanos extranjeros residentes en el país y la existencia de varios hechos de la misma naturaleza en esta zona.

 


Golpe de Estado de 1973: el brutal asesinato de dos jóvenes ecuatorianos y evangélicos

Fuente :cronicadigital.cl 11 de Septiembre 2020

Categoría : Prensa

En medio de la orgía de crímenes y violencia que se desencadenó luego del golpe de Estado de septiembre de 1973, los jóvenes ecuatorianos Felipe Campos Carrillo y Jimmy Torres Villalba encontraron la muerte en tierra chilena. Eran evangélicos bautistas. Sin militancia política. El primero estudiaba Ingeniería y el segundo Kinesiología. Ambos en la Universidad de Concepción. Tenían 19 y 23 años, respectivamente.

Chilevisión y CNN Chile entregaron nuevas informaciones sobre sus asesinatos, luego que revelaran confesiones de José Florentino Fuentes Castro, sargento de Carabineros en retiro, condenado por el Caso Degollados, en una conversación con otro ex oficial.

Fuentes Castro participó en la detención de los dos estudiantes. Señaló: “Donde estaban los mástiles, a esos hueones los tuvimos toda la noche colgados ahí. Y los hueones no quisieron hablar. Y estaba el pelado que era un mayor. Ese hueón ordenó matar a esos hueones. ¿Y sabe dónde los llevamos, los llevamos? A la desembocadura”. En el diálogo se precisa que hablan de Alejandro Cárcamo: “En la Escuela le decíamos al Cárcamo el camión carnicero”.

Los jóvenes fueron llevados en una caravana a la desembocadura, donde se les dio muerte. “Si nosotros estábamos en el Sicar (Servicio de Inteligencia de Carabineros), si nosotros los llevamos para allá. Con el Manuel Alfaro Contreras”. En la investigación judicial hasta ahora el único condenado fue el jefe del Sicar, coronel Sergio Arévalos Cid, pero con esta prueba se identifican a otros involucrados y se confirma la orden de ejecutar a los detenidos.

En el audio se escuchan risas en medio del relato sobre cómo se encontraron los cuerpos de los estudiantes acribillados. Fuentes comentó: “Los pillaron unos pescadores al otro día y estaban amarrados así, en vez de esposados, estaban amarrados con unas mangas de camisa de Carabineros y los hueones en las carteras tenían un recibo de comprobante de dinero”. Y agregó: “Yo sé los que andaban. Fueron casi todos los suches. Los que le digo yo. El Arriagada, Prieto. Nosotros nunca quisimos hablar. Nunca”.

En 1997, conocí el caso de los dos estudiantes mientras colaboraba con una iniciativa de los organismos de derechos humanos en Chile y Ecuador para interponer en la Corte Suprema de ese país una demanda penal en contra de Augusto Pinochet, que viajaba a este país para participar en una reunión de jefes de los Ejércitos de América. El ex dictador aún ejercía como Comandante en Jefe.

La acción fue presentada por un grupo de 21 personalidades de Ecuador, tales como el ex Vicepresidente de la República, León Roldós Aguilera, y el pintor Oswaldo Guayasamín. La demanda, basada en cuatro casos, incluía las ejecuciones de Torres y Campos. El propósito era lograr el arresto de Pinochet. En esa oportunidad logró escapar.

En Quito, el general dijo a la prensa que los jóvenes “posiblemente estaban en algo, no sé (…) Lamentablemente, en estos casos caen justos por pecadores”…

Concluyó: “¿Qué explicación quiere que le dé? ¿Qué le pida perdón, como dicen algunos?”.

EL ENCUBRIMIENTO DEL DOBLE CRIMEN

El contexto fue la persecución desencadenada contra los extranjeros que se encontraban en Chile, bajo la imputación de que habría existido un “ejército guerrillero marxista” que era integrado por miles de personas procedentes de diferentes partes de América Latina.

Por ejemplo, un editorial de “El Mercurio” sostenía el 28 de septiembre de 1973: “A lo largo de los últimos tres años, los elementos extremistas y terroristas del continente encontraron en este país refugio, protección y ayuda para sus actividades”, las cuales abarcaban “la militancia en partidos marxistas nacionales y la consiguiente intromisión en la política interna” y “la organización y apoyo de organizaciones clandestinas en sus países de origen”. Sostenía: “Cerca de 13 mil extremistas latinoamericanos permanecían en Chile durante los últimos meses”.

Durante la madrugada del viernes 21 de septiembre, según la edición de “La Tercera” del día siguiente, se encontraron “dos extremistas acribillados a bala” en la zona penquista. Eran extranjeros.

La nota señalaba que “el misterioso hallazgo de dos cadáveres acribillados a bala tiene en ascuas a la policía local (sic). El descubrimiento fue hecho por efectivos de Carabineros (…) cuando efectuaban una ronda en las inmediaciones de la desembocadura del río Bío Bío (sic). Los sujetos, hasta ahora desconocidos, son jóvenes”. Sus cuerpos presentaban “varios impactos de bala en diferentes partes” de sus cuerpos. Pero, aclaró, “según la policía, de ninguna manera se trataría de orificios producidos por proyectiles militares”. Más aún, “un portavoz oficial de Carabineros no descartó que se trate de una vendetta de los extremistas de izquierda, por la forma en que se habría producido el asesinato”. Concluía: “La policía uniformada se encuentra trabajando arduamente” en el esclarecimiento de “este singular caso”.

Un detalle: la fecha y circunstancias entregadas por el diario sobre el hallazgo de los cuerpos eran inexactas: el pescador Gabriel Gaete encontró los cuerpos el 20 de septiembre.

Un poco después, el matutino se veía obligado a rectificar. “El caso (…) cambió radicalmente su cariz”, señaló el 28 de septiembre. Los jóvenes acribillados ya no eran “extremistas”, sino estudiantes de origen ecuatoriano que carecían de vinculación con política interna chilena: Felipe Porfirio Campos Carrillo y Jimmy Freddy Torres Villalva. El diario aclaró que “ninguno de estos estudiantes era militante del MIR o de algún otro grupo extremista (…) Está claro que no eran extremistas”.

Sin embargo, el diario insistió en la existencia de una conexión con extremistas, señalando que los jóvenes vivían con algunos de esos “elementos” en la Universidad y, por lo tanto, pudieron ejecutarlos “al saber que no eran adictos a sus ideas, y temiendo que hubieran oído más de lo conveniente”. Así, la nota fue titulada: “Policía busca a homicidas de dos estudiantes ecuatorianos. Habrían sido ejecutados por los extremistas”.

La razón de la “rectificación” quedaba en evidencia en la misma nota: “Los apoderados de ambos eran elementos perseguidos por los partidos de la UP”. Eran Mario Olavarría y Joel Salamanca, los cuales “refrendaron lo que ya antes había dicho el médico del Instituto Médico Legal, doctor Behm, quien los conocía”. Se referían al médico legista Francisco Behn Kun, académico de la Universidad de Concepción.

Olavarría y Salamanca contaron a “La Tercera” que ambos jóvenes “fueron el mismo 11 de septiembre a presentarse al consulado de su país, donde el representante les recomendó concurrir a Carabineros, consejo que fue oído por los estudiantes, lo que mereció la felicitación de la policía (…) Después, sólo los vieron tendidos en la fría losa de la Morgue”.

En efecto, un hecho clave para desmentir que se trataba de extremistas de izquierda fue la filiación política antisocialista de los apoderados de los jóvenes. El ingeniero Mario Olavarría Aranguren, por ejemplo, era entonces el director de la Escuela de Ingeniería y del Área de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Concepción, e integraba las filas del Partido Nacional. Luego del golpe de Estado, fue designado Vicerrector Académico por el rector delegado (designado por la dictadura), capitán de navío (r) Guillermo González Bastidas. Su hijo Mario Olavarría Rodríguez es hoy Alcalde de Colina en representación de la UDI, cargo que ejerce en forma ininterrumpida desde el año 2000, luego de una próspera carrera política que se inició en la Fundación Jaime Guzmán.

El velorio de los jóvenes en Concepción se realizó el 27 de octubre de 1973, en medio de la obvia conmoción de sus compañeros de aulas. El diario penquista “Crónica” describió: “Dos urnas, una negra y otra café, con tres niñas y otros tantos jóvenes montando guardia de honor, contienen los restos de Felipe y Jimmy. Estudiantes que llegaron desde Ecuador en busca de un destino, que fue trágicamente tronchado por autores que permanecen en el anonimato”.

Luego de agregar que los autores de doble homicidio aún se mantenían en la impunidad, el tabloide se preguntó: “¿Se podrá esclarecer el caso? ¿Cuándo? Son preguntas que, por lo menos por ahora, se mantienen sin respuesta”.

Fueron velados en el Templo de la Primera Iglesia Bautista de Concepción, en la que Campos se congregaba, acompañado ocasionalmente por su amigo y compatriota Torres. El Pastor Luis Mussiett Canales, ya fallecido, recibió amenazas para que no efectuara los oficios en el templo, pero no desistió. Campos también participaba en el Grupo Bíblico Universitario, que emitió una declaración repudiando el crimen, según recordó Josué Fonseca, hoy Pastor de la Primera Iglesia Bautista de Concepción, que fue el último que vio con vida al joven y luego trabajó intensamente en la causa de la justicia y la reparación en el caso.

El 6 de octubre, el general director de Carabineros, César Mendoza Durán, visitó la zona, mostrándose “muy conforme con la situación de calma que vive”. Señaló: “Por lo que me ha informado la institución y por lo que yo pude apreciar, realmente estoy muy contento con la situación de tranquilidad que vive esta provincia”. No obstante, advirtió que “hay un peligro de revancha latente, ya que había en Chile más de 13.000 extranjeros extremistas y gran cantidad de armamentos” (“La Tercera”, 7 de octubre de 1973).

Casi inmediatamente después, el 9 de octubre, “La Tercera” informó que el caso había sido esclarecido, luego de la captura del “secretario regional del MIR, abogado Pedro Henríquez Barra”, quien se habría ocultado en una casona del sector denominado Manquimávida, en los márgenes del río Bío Bío, “para eludir la acción policial tendiente a ubicarlo, ya que su captura estaba encargada a todas las unidades del país”. La detención se logró a raíz de la delación de un vecino. Agregaba que el arresto permitió que fueran capturados otros cinco miristas, “que estaban implicados en los tenebrosos planes que se iban a desarrollar en todo el país el 17 de septiembre”. Se refería al “Plan Zeta”, burdo invento de la emergente dictadura para intentar justificar el derrocamiento del gobierno constitucional, que sostenía que la izquierda preparaba un autogolpe a través del asesinato de todos sus opositores.

La Tercera” señalaba que ese grupo “extremista” tenía la misión de “dirigir las acciones tendientes a ultimar en el sector de la Villa San Pedro a numerosas personas”.

La nota “revelaba” que “los seis individuos confesaron su participación en el asesinato de los estudiantes ecuatorianos Freddy Torres y Felipe Campos (…) Incluso uno de ellos, José Pérez, reconoció haber percutado una ametralladora Súper Batán calibre 22, que quitó la vida de los jóvenes”. El crimen, precisaba, “se llevó a cabo en venganza por los muertos de izquierda”.

Por cierto, todo era mentira. La Comisión de Verdad y Reconciliación acreditó en 1990 que los estudiantes estuvieron recluidos en la Cuarta Comisaría de Carabineros de Concepción y que “fueron ejecutados por agentes del Estado”.

La investigación judicial logró acreditar que entre el 16 y el 19 de septiembre de 1973, Felipe Porfirio Campos Carrillo y Freddy Jimmy Torres Villalba fueron detenidos, “sin orden judicial ni administrativa competente”, por funcionarios de Carabineros que los condujeron hasta dependencias de la Cuarta Comisaría de Concepción. Desde allí fueron sacados la noche del 19 de septiembre por una gran caravana policial que partió desde la guardia por calle Salas, y trasladados hasta el sector de la desembocadura sur del río Bío Bío, para ser ejecutados con múltiples impactos de bala. Los cuerpos fueron encontrados en Boca Sur, partidos por la mitad y sin sangre, lo que mostraba que el homicidio había sido perpetrado en otro lugar.

¿Por qué los asesinaron? Se trataba de estudiantes universitarios, eran extranjeros e incluso parecían cubanos. Por eso fueron detenidos, torturados en la comisaría y luego en la desembocadura, donde los mantuvieron colgados toda la noche. Luego los acribillaron. Los asesinos estaban satisfechos: habían ganado una nueva batalla contra el “comunismo ateo”. Pensaban, asimismo, que las aguas ocultarían su crimen, pero sus cuerpos fueron encontrados.

El hermano de Jimmy, Kenny Torres, contó en el portal “Memoria Viva” que el joven llegó a Chile a fines de marzo de 1973, luego de obtener la “Beca Profesor Salvador Gálvez Rojas”, otorgada por la Universidad de Concepción al mejor estudiante de América Latina. Había logrado reconocimiento al mejor bachiller del Colegio Adolfo María Astudillo de Babahoyo. Al momento de partir hacia Chile, cursaba el primer año en la Facultad de Ingeniería en la Escuela Superior Politécnica del Litoral. “Para Mario Olavarría, el apoderado de Jimmy, su pupilo, de modesto origen, era un muchacho introspectivo y muy estudioso (…) Sólo se dedicaba a estudiar, pues deseaba fervientemente terminar su carrera”, comentó.

Sobre su compatriota, Felipe Campos, también sin militancia, recordó que “fue bachiller del Colegio Eloy Alfaro de la ciudad de Guayaquil. Sus padres Felipe Campos Robles y Ruth Carrillo provenían de hogares modestos”. Añadió que “fue admitido por ‘mérito especial’ de su hermano José Campos, brillante estudiante de cuarto año de Medicina. Le dio esta oportunidad el doctor Behm”. Su apoderado fue el Superintendente de la empresa Armco S.A., Joel Salamanca. También tuvo destacada labor como estudiante.

Los jóvenes vivían en una residencia universitaria, pero –subrayó– “nunca intervinieron en actividad alguna que no fuera estrictamente estudiantil (…) ajenos por completo a los asuntos políticos que conmovían la República de Chile”.

Precisando detalles ya conocidos en 1973, señaló que Salamanca le dijo que los jóvenes fueron al Consulado de Ecuador para preguntar por su situación de extranjeros. “No estaba el cónsul y su esposa les recomendó presentarse a Carabineros. Así lo hicieron”. Luego, el ejecutivo leyó una noticia sobre el hallazgo de dos cuerpos flotando en el río Bío Bío, en la cual se describían sus ropas: “Salamanca se estremeció: igual vestimenta llevaba su pupilo y Jimmy”. En la morgue, el doctor Behm constató que los cadáveres “presentaban idénticas heridas: perforaciones de bala, traumatismo múltiple en diferentes partes del cuerpo, señales de torturas con colillas de cigarrillos. Además, presentaban huellas de tormentos con descargas eléctricas”.

Pero la crueldad no reconocía límites. El 6 de octubre, los restos de los jóvenes llegaron a Ecuador. Los familiares se enteraron entonces que sólo podrían recuperar sus cenizas. “Los ejecutores de mi hermano no sólo se saciaron con detenerlo, torturarlo y matarlo, sino que lo incineraron”, denunció. La tiranía, en efecto, no permitió repatriar sus cuerpos, por lo que debieron ser incinerados para su restitución.

“Cayeron bajo las alevosas balas de fusiles (…) ebrios de sangre de inocentes víctimas”, sentenció.

 

Por Víctor Osorio. El autor es periodista y director ejecutivo de la Fundación Progresa.

 


El macabro audio de un ex carabinero que reveló detalles inéditos de violaciones a los DD.HH. cometidas en dictadura

Fuente :theclinic.cl, 1 de Septiembre 2020

Categoría : Prensa

El ex sargento de Carabineros, José Florentino Fuentes Castro, relató sin remordimiento su pasado como agente de la Sicar y los crímenes que cometió en la localidad de Netulme en los años 80 y en el "Caso Ecuatorianos" en Concepción en 1973.

Un revelador audio se dio a conocer durante la última jornada respecto a las violaciones a los derechos humanos cometidos durante la dictadura. El registro corresponde al ex sargento de Carabineros, José Florentino Fuentes Castro, condenado por el denominado Caso Degollados.

En el audio, que fue revelado por Chilevisión Noticias, se escucha a Fuentes conversando con otro oficial de Carabineros en retiro, contándole macabros detalles de su pasado como agente del Servicio de Inteligencia de Carabineros (Sicar), y dando a conocer información inédita de crímenes que cometió en la localidad de Netulme en los 80′ y en el Caso Ecuatorianos en Concepción en 1973.

Respecto al primero de estos, Fuentes relata que en ese entonces “agarramos a estos hueones. Matamos a cuanto hueón pillamos. Cuando se mataban los huevones empiezan los remordimientos. Entonces tomábamos un trago, pero yo muy poco, para curarse, para evadirse, volarse, qué se yo, cualquier huevada”.

A continuación, sobre estas matanzas realizadas, reflexiona con frialdad que “no me da remordimiento, creo que lo que hice fue justo”, agregando que “estando heridos los hueones, no tienen por qué hablar. Entonces, es fea la hueá cuando uno le dice… puta, un hueón herido y rematarlo. Esa hueá es como cobardía, pero la hueá había que hacerlo”.

Asimismo, el ex carabinero dio detalles de la operación que terminó con la vida de Felipe Campos Carrillo (19) y Jimmy Torres Villalba (23), dos estudiantes de la Universidad de Concepción de origen ecuatoriano que fueron asesinados el 17 de septiembre de 1973.

“Donde estaban los mástiles, a esos hueones los tuvimos toda la noche colgados ahí. Y los hueones no quisieron hablar. Y estaba el pelado que era un mayor. Ese hueón ordenó matar a esos hueones. ¿Y sabe dónde los llevamos, los llevamos? A la desembocadura (del Río Biobío)”, relata Fuentes sobre este caso.

El ex oficial menciona además a otros efectivos de la Sicar, como Manuel Alfaro Contreras, estarían involucrados en este crimen por el que sólo esta condenado el ex coronel, Sergio Arévalos Cid, según informa el citado medio.

Finalmente, José Florentino Fuentes cuenta que los dos estudiantes ya muertos fueron encontrados por “unos pescadores al otro día y estaban amarrados así, en vez de esposados, estaban amarrados con unas mangas de camisa de Carabineros y los hueones, en las carteras tenían un recibo de comprobante de dinero”. “Nosotros nunca quisimos hablar. Nunca”, concluye.


En libertad coronel procesado por caso de derechos humanos

Fuente :Cronica de Concepcion.31 de Diciembre 2004

Categoría : Prensa

La Tercera Sala de la Corte de Apelaciones concedió en forma unánime la libertad bajo fianza al coronel de Carabineros en retiro Fernando Pinares Carrasco, encausado por el Primer Juzgado del Crimen de Coronel por la muerte de los estudiantes ecuatorianos Jimmy Torres Villalba (19) y Felipe Campos Carrillo (23), ocurrida el 19 septiembre de 1973. Los cadáveres aparecieron en el río BioBío dos días después.

Previo pago de 200 mil pesos, el ex oficial recuperó su libertad. El tribunal de alzada dejó pendiente la apelación al auto de procesamiento de Pinares, la que debería revisarse este lunes o martes, informó la abogada de causas de derechos humanos del Ministerio del Interior, Nelly Navarro Rojas. "No nos oponemos a su libertad, pero sí estamos convencidos de su responsabilidad en este caso", señaló la profesional.


Felipe Campos, un joven evangélico asesinado el 11 de septiembre de 1973

Fuente :elblogdebernabe.com Noviembre 2013

Categoría : Prensa

Felipe Porfirio Campos Carrillo era un joven que vino becado a Chile desde Guayaquil, Ecuador, para estudiar Kinesiología en la Universidad de Concepción en Marzo 1973 proveniente de una familia de profunda raíz evangélica. Junto a su amigo Jimmy Torres murió por torturas el 20 de Septiembre de 1973 en la Cuarta (hoy Primera) Comisaría de Carabineros de Concepción, Salas esq. San Martín.

Yo estuve con él el mismo día martes 11 de Septiembre al mediodía, compartimos una manzana en la esquina del hospital regional. Me contó que escapó desde su cabina (las residencias estudiantiles) por los cerros junto a otros estudiantes, bajó a la ciudad por Agüita de la Perdiz y volvió al centro. No sabía qué hacer. Le sugerí irse a la casa de la familia Salamanca y así lo hizo.

En 1990 empezamos a poner su caso en la Comisión Rettig, la que finalmente consignó lo siguiente:

El 20 de septiembre de 1973 fueron encontrados en la ribera sur del río Bio-Bio los cuerpos sin vida de Felipe Porfirio CAMPOS CARRILLO , 23 años, estudiante de Kinesiología y Freddy Jimmy TORRES VILLALBA , 19 años, estudiante de Ingeniería, ambos de nacionalidad ecuatoriana. Los cadáveres presentaban múltiples heridas de bala. La prensa local tituló; "Hallan a dos extremistas acribillados a bala". Un diario nacional, por su parte, señaló el 28 de septiembre de l973 que ambos jóvenes no eran "extremistas, pero que vivían con elementos que sí lo eran y que habrían sido víctimas de una venganza política". A través de testimonios verosímiles, esta Comisión ha podido acreditar que ambos estudiantes estuvieron recluidos en la Cuarta Comisaría de Carabineros de Concepción.

Así, a esta Comisión le asiste la convicción que Felipe Campos y Freddy Torres fueron ejecutados por agentes del Estado, quienes violaron su derecho a la vida. Se funda tal convicción en el hecho cierto de sus muertes por múltiples heridas a bala; en que está acreditada su reclusión en manos de Carabineros; y en el uso a nivel nacional de procedimientos similares con ciudadanos extranjeros residentes en el país y la existencia de varios hechos de la misma naturaleza en esta zona”. Informe Rettig.

Nos movilizamos junto a algunos profesionales evangélicos como Abel Contreras, Asistente Social quien trabajaba en laVicaría de Concepción, y el abogado Álvaro Rodríguez. La familia Campos me dio amplios poderes legales para representarles, y exigimos justicia. El caso se llevó a la corte de Coronel. Conversamos con el Juez de Apelaciones Sr. Carlos Aldana. Los imputados fueron el Coronel de Carabineros Fernando Pinares, los capitanes Sergio Arévalo Cid y Alex Graft, y el teniente Roberto Ricotti. Todo esto se puede leer en memoriaviva.com Los nombres de Felipe y Jimmy también se leen en el Memorial del Cementerio General en Santiago. La Vicaría de la Solidaridad de Concepción, con Abel a la cabeza, hizo gran parte para que este caso ingresara a la Comisión Rettig.

La Ley de Reparación 19123 se tramitó por tres años lográndose una indemnización y pensión vitalicia para su madre, Sra Ruth Falquez vda de Campos. Conversamos con la familia Torres, pero ellos quisieron hacer la defensa por su lado. El 26 Junio de 1995 organizamos un Acto de Reparación del Buen Nombre, como dice la Ley, que se efectuó en Miguel Claro 614, Providencia con asistencia del exPresidente Patricio Aylwin, varios diputados y de David Campos, un hermano que vino del Ecuador, quien recibió los beneficios de manos de don Patricio, lo que fue registrado por la prensa. Aquel día, el pastor Guillermo Catalán hizo la oración de perdón y reconciliación.

Volviendo a los hechos. Les sugirieron a Felipe y Jimmy que se fueran a Los Ángeles, a casa de Joel Salamanca, y allí Felipe cometió un error. Volvió a su cabina para buscar ropas, sacó sus cosas y se fue, sin saber que le seguían. Ambostomaron el bus Igillaima hacia Los Ángeles, y en el control de Chaimávida los bajaron. Fueron llevados a la Cuarta Comisaría de Carabineros.

El cuerpo de Felipe fue reconocido en la morgue por su hermano José quien estudiaba cuarto año de medicina, y velado en el templo de la Primera Iglesia Bautista de Concepción, iglesia a la que Felipe pertenecía. El pastor Luis Mussiett Canales (ya fallecido) recibió amenazas para no efectuar los oficios en el templo, pero él respondió: “este joven era de los nuestros, ésta es su iglesia, y el funeral se hace aquí, no se hable más”. José su hermano, la iglesia toda, y universitarios evangélicos participamos de los servicios fúnebres con los ojos llenos de lágrimas. Testimonio gráfico del funeral se encuentra en el diario La Crónica de la época. El Diario El Sur no se quiso comprometer y no publicó el caso. Dado que Felipe era integrante del GBU, Grupo Bíblico Universitario de Concepción, los dirigentes del GBU hicimos una declaración pública repudiando este crimen porque él era un joven evangélico. La Crónica publicó la carta, El Sur otra vez se restó.

Los cuerpos de Felipe y Jimmy fueron encontrados en Boca Sur, baleados con calibre de guerra, partidos por la mitad y sin sangre, lo que daba cuenta que habían muerto en otro lado. Las balas fueron disparadas desde menos de un metro a cuerpos ya muertos para crear un falso escenario. El cuerpo de Felipe tenía huellas de quemaduras de cigarrillos, de torturas por electricidad y múltiples hematomas y balas en el cuerpo y una en la nuca.

El Embajador del Ecuador, un exmilitar, telefoneó a casa de los Campos en Guayaquil para informar de la muerte del hijo, y les hizo conocer que el gobierno militar no autorizaba la repatriación del cuerpo, sino solamente de sus cenizas. La familia de nueve hijos reunida oía las palabras del Embajador, el padre de familia, Don Felipe, se desmayó. Ellos debían decidir, o se sepulta en Chile o se incinera. La familia le pidió un momento al Embajador, se tomaron de las manos, oraron a Dios, y llorando contestaron “que lo incineren porque lo queremos tener con nosotros”. Y así se hizo, bajo la mirada cómplice del Embajador.

Felipe era un joven lleno de vitalidad que había jugado profesionalmente por el club de futbol Barcelona del Ecuador, y quería ser Kinesiólogo deportivo. Era fiel miembro de nuestra iglesia, a la cual siempre asistía acompañado de Jimmy, su compatriota. Felipe nos enseñó una canción: ‘Oh que amor, que inmenso amor, el de mi Salvador”, con una desafinación tal que nos hacía reír por lo mal que cantaba. Era estudioso, y amigo de todos. No fallaba a las reuniones de oración del GBU en el campanil al mediodía, y a las actividades cristianas universitarias y al grupo de jóvenes de la iglesia. Cuando supimos de su asesinato nos sentimos devastados, porque nosotros también teníamos 20 años.

¿Qué aprendimos? Que la crueldad y la maldad humana no tienen límite, que los hijos de Dios no estamos exentos, que no tenemos que olvidar un pasado que nunca más se puede volver a repetir, que no debemos abandonar a los nuestros, que debemos siempre defendernos unos a otros, que decir la verdad es parte de la justicia, que el mal no prevalecerá contra los hijos de Dios, y que Dios pagará a cada uno según su justicia, porque ‘el Señor conoce el camino de los justos, mas la senda de los malos perecerá”, Salmo 1:6.

Unos años atrás la Fundación Guayasamín llamó a la familia para preguntarles sobre sus sentimientos. La familia Campos contestó: “Nosotros ya perdonamos a los asesinos”. Ésta fue otra lección… que aún estamos aprendiendo.

 


“Make Chile Greater”: The Execution of My Uncle and Torture of My Father

Fuente :darlenepcampos.co, 27 de Julio 2023

Categoría : Otra Información

A New Adventure

On February 25, 1950, Felipe Porfirio Campos Carrillo was born to Felipe and Ruth Campos in Guayaquil, Ecuador. The Campos family grew larger over the decades, ending with a total of ten children by the early 1970s. Felipe was the fourth child, making him an admired big brother among his younger siblings. After Felipe graduated from Colegio Eloy Alfaro in 1972, his heart was set on continuing his education with a degree in Kinesiology. But at the time, there were not any Kinesiology programs in Ecuador, so Felipe would have to earn his degree elsewhere. Fortunately, because of his excellent academic performance, Felipe was awarded a scholarship from the University of Concepción in Concepción, Chile. Since his brother, José, was studying and working in Chile’s medical field, Felipe did not hesitate to make the move. In March 1973, Felipe said his goodbyes to his family in Ecuador and excitedly headed to Chile. However, what seemed like a new adventure would soon become the darkest nightmare.

The Campos children with their mother, early 1960s. Left to right: Felipe, David, Elías, Ruth, Marcos (the baby), Benjamín, José, Samuel. Not pictured: Felipe Campos, Sr. Two more children would be born later.

Resistance and Change

Like many countries in Latin America, Chile was conquered by the Spanish during the age of New World exploration. By the early 1800s, Chile was under the rule of Joseph Bonaparte, the brother of the infamous Napoleon Bonaparte. At this point, Chileans were fed up and after sporadic warfare, independence was declared on September 18, 1810.

The 1970 election in Chile proved to be its most significant one. One of the candidates, Salvador Allende, a member of the Chilean Socialist Party, was running for a third time. His opponents, Jorge Alessandri and Radomiro Tomic, seemed more popular at the start of the campaign period, but slowly, each of them lost support. Tomic, a Christian Democrat, often contradicted himself during his speeches, leading to confusion about what exactly he supported and opposed. Alessandri, a member of the right-leaning National Party and former president, was 74 years old and appeared to be in failing health. As a result, attention turned to Allende, who won about 37 percent of the popular vote. Alessandri and Tomic trailed at 35 and 28 percent. Since the results were so close, the Chilean Congress needed to elect the winner.

Shortly before the final decision, Commander-in-Chief René Schneider was kidnapped by General Roberto Viaux. With the support of the United States CIA, Viaux’s plan was to abduct Schneider and force him to participate in a coup if Allende was chosen as president. As an outspoken Marxist and friend of Cuban dictator Fidel Castro, Allende’s rising admiration was a threat to the United States, especially during the Cold War era. Yet Schneider vehemently believed the Chilean Army’s role was to protect the country, not to interfere with politics. Due to his resistance, Viaux shot Schneider and he died from his injuries three days later. Witnessing such corruption taking place in their government, Chileans rallied even more for Allende, who was sworn in as president on November 3, 1970.

The Coup

Allende’s presidency began with the nationalization of various industries. Rather than have industries owned by private and/or foreign companies, the Chilean government was now in charge. The United States, being owners of certain businesses in Chile, was not fond of this decision. Anaconda Copper, for example, was one of the largest copper companies in the world. Additionally, land owned by American companies was redistributed to low-income Chileans. A 2023 TruthDig interview with Peter Kornbluh, who is the director of the Chilean Documentation Project at George Washington University, examines the US government’s involvement in removing Allende from the very start of the 1970 election. Kornbluh says “[Former President Richard] Nixon calls in [CIA director] Helms and says, ‘You have to block Allende from being inaugurated. Make the economy scream. Don’t tell the embassy. $10 million more if necessary. Use the best men you have.” The motive was to make the lives of average Chileans miserable. Thus, the United States withdrew its aid to Chile, prevented trade, and blocked requests for loans from the International Monetary Fund located in Washington, D.C. Soon enough, the Chilean economy indeed “screamed.” Chileans could no longer afford necessities like groceries or electricity. Support for Allende plummeted, just as the US government desired.

Allende desperately tried to keep Chile in his grasp. With his popularity declining each day, he decided to strengthen the army for his protection. In August 1973, Allende appointed Augusto Pinochet as Commander-in-Chief. Allende had worked with Pinochet since the start of his presidency and considered Pinochet an honest companion. But on September 11, 1973, with assistance from the Chilean Army, Pinochet seized power. As Allende hid inside the presidential palace, Pinochet ordered the army to surround the building. Bombs were dropped on the roof to force Allende from his hiding place. With no other way out, Allende used an AK-47, which was a gift from Fidel Castro, to shoot himself.

A Dangerous Trip

On September 11, 1973, Felipe and his friend and classmate Freddy ‘Jimmy’ Torres Villalba found themselves in the middle of the conflict. According to a 2013 report written by Josué Fonseca Molina, a native Chilean and pastor of the First Baptist Church of Concepción, he was with Felipe and Jimmy on that day. He writes “[Felipe] told me that he escaped from his [student residency] through the hills along with other students [and] went down to the city through Agüita de la Perdiz and returned to the center. He did not know what to do. I suggested that he go to the Salamanca family's house and he did so.”

Joel and Doris Salamanca were siblings and they were close friends of Felipe and Jimmy. Since the University of Concepción was forcibly closed during the coup, Felipe and Jimmy lost access to their campus dormitory, but the Salamancas let them stay in their home. Fonseca Molina shares that around September 18, 1973, Felipe returned to his student residency to retrieve his clothes and other personal items because he and Jimmy were going to Los Ángeles, a city about eighty miles south of Concepción. Jimmy’s girlfriend, Ana López, lived there and he wanted to pay her a visit. Unbeknownst to Felipe, he was being followed by Pinochet’s men.

The Salamancas begged Felipe and Jimmy to cancel their trip. With the ongoing tension, travel was not advised unless for a dire emergency. Despite this, Felipe and Jimmy were confident the conflict would end soon.

Felipe and Jimmy boarded a bus to Los Ángeles on the morning of September 19, 1973.

A Morbid Discovery

Though the bus ride to Los Ángeles would have taken anywhere from an hour and a half to two hours, Felipe and Jimmy only made it about thirty minutes outside of Concepción. Much to their confusion, they were detained at the Chaimávida checkpoint and taken to the Fourth Carabineros Police Station in Concepción. Since Felipe and Jimmy had different appearances and distinct accents which made it clear they were not native Chileans, they were suspected to be undercover agents for Fidel Castro. Rather than conduct a formal investigation, the authorities subjected Felipe and Jimmy to torture. Felipe and Jimmy were burned with cigarette butts on multiple parts of their bodies. Felipe’s brother, Esteban Timoteo, who was ten years old at the time, states, “They put him and Jimmy in sacks and severely beat them.” The authorities took the brutalization a step further and proceeded to electrocute Felipe and Jimmy. Heriberto Moisés Krumm Ahumada was at the Fourth Carabineros Police Station the day Felipe and Jimmy were brought in. Krumm Ahumada was beaten and locked in a dark, windowless room. In a 2006 testimony, Krumm Ahumada provided details about what he witnessed. After an hour of being in the windowless room, the guards opened the door and tossed in two more people. Krumm Ahumada said “They were two young people and semi-conscious. They looked like they had been badly tortured and they exclaimed and begged ‘We are students from Ecuador, please help us.’”

Krumm Ahumada stated they were given sedatives as they continued to explain their status as strictly students and not political activists or spies. Some time later, the windowless room was opened again and in came Colonel Fernando Pinares Carrasco. He set his eyes on Felipe and Jimmy and ordered, “Take out those two miristas [members of a far-left movement in Chile] because now we are going to liquidate them.” Pedro Enrique Hahn Silva, a former employee of the Fourth Carabineros Police Station, was a witness to Felipe and Jimmy’s execution. In the same 2006 testimony in which Krumm Ahumada gave his story, Hahn Silva said that at approximately 10 pm on September 19, 1973, Felipe and Jimmy were blindfolded at the shore of the Bío-Bío River and then shot numerous times.

Their bodies were discovered by fishermen on September 20th at around 4:30 in the afternoon. Sergio Gastón Torres Vega, a witness, said “[the authorities] tried to throw the bodies into the sea, since at night the sea rises water and because of the position they were in, they assumed the sea would take them away. But in the morning, the tide goes out and the bodies stayed on the shore.”

Felipe and Jimmy were relocated to a morgue, one frequented by medical students. Doris Salamanca was a nursing student and she accompanied her boyfriend, also a medical student, to the morgue because he had been unable to find his brother. When they arrived, he immediately recognized both bodies.

Doris’ boyfriend was José Campos Carrillo, Felipe’s brother and my father.

The Statistics

In the article “Historicizing Injustice: The Museum of Memory and Human Rights, Santiago, Chile” by Susan Opotow, she writes “Beginning on September 11th, the day of the coup d’etat and continuing throughout the dictatorship (1973– 1990), people alleged to be political dissidents were detained, tortured, and killed. Overseen by Chile’s secret police (DINA and CNI) under Pinochet, political violence was a dominant element of state policy.” A short documentary titled “How a Folk Singer’s Murder Forced Chile to Confront Its Past,” produced by Retro Report, gives an estimate of 27,000 people tortured under the Pinochet regime and 3,000 either executed or declared missing, but exact numbers vary from source to source. The 1991 Rettig Report, put together by the Rettig Commission under the supervision of Chilean President Patricio Aylwin Azócar and Senator Raúl Rettig, provided a total of 2,296 victims of human rights violations. But in 2004, the Valech Report, conducted under the guidance of Chilean President Ricardo Lagos and Bishop Sergio Valech, the new total was 28,459. When the Valech Report was revised in 2010 and 2011, the number rose to about 40,000. Amnesty.org states “[t]he total number of people officially recognized as missing or murdered is 3,216, while 38,254 people are recognized as survivors of political imprisonment and/or torture.”

Human rights violations under Pinochet began almost as instantly as the coup of 1973. An article by Danilo Freire et al. titled “Deaths and Disappearances in the Pinochet

Regime: A New Dataset” gives the example of Tulio Roberto Quintiliano Cardozo, a Brazilian engineer living in Chile at the time. He was a member of the Communist Party, so on September 12, 1973, he was arrested by the military and taken away for interrogation. Quintiliano Cardozo was never seen nor heard from again.

In January 1974, Jenny Barra Rosales, a 23-year-old university student, was accused of distributing pro-Communism pamphlets on campus. She was detained but subsequently released. But in 1977, she was arrested a second time and her family never saw her again. The Guardian’s 2023 article “Chile takes on ‘moral duty’ of finding the disappeared of Pinochet regime” by Charis McGowan reads “In 2001, former agents of Pinochet’s secret police revealed that Jenny Barra’s body was taken, with dozens of others, to an abandoned mine outside of Santiago, where they were incinerated.” Her sister, Susana, informed The Guardian that the only thing left from Jenny is “a small bone fragment.”

Perhaps the most famous victim is Victor Jara, sometimes called the “Bob Dylan of South America” because of his folk singing against corruption. Jara was a member of the Communist Party and was arrested in the early morning of September 12, 1973. Authorities crushed his fingers with rifles so he could never play his guitar again. The torture culminated with Jara being shot twice in the head and 44 times in the rest of his body and then dumped in the streets of Santiago.

These stories are only a few drops in a sea of thousands. Felipe, Jimmy, and my father are among them.

“Make Chile Greater”

Despite the charges of human rights violations, Pinochet had supporters during his regime and still has supporters now, even years after his death. The 2015 article “An Assessment of the Pinochet Regime in Chile” by Elizabeth Dicken evaluates the positives of Pinochet’s government. Dicken explains that while Chile’s inflation peaked at 505 percent in 1974, it was able to drop with the advice of Milton Friedman, an American economist who would be awarded the 1976 Nobel Memorial Prize for economic science. Pinochet and Friedman met in 1975 and using Friedman’s financial suggestions of increasing prices and slashing public spending, inflation began collapsing. That same year, the inflation rate was 375 percent, but by 1982, it was a mere 9.9 percent, leaving Chile’s economy in almost a full recovery. Unfortunately, this economic muscle would soon lose its strength as Chile was hit by a recession which resulted in a loss of jobs, numerous bankruptcies, and the price of copper shrinking to only 67 cents a pound.

Aside from economic benefits, Pinochet supporters might also mention reforms that were put in place. One example, according to Dicken, was changing elections to include presidential and congressional candidates at the same time. Additionally, Pinochet introduced a run-off system, meaning if none of the political candidates received a majority vote, a second election round was required. The Borgen Project, a nonprofit organization that studies and addresses poverty worldwide, explores Chile’s education system during Pinochet. In 1981, Pinochet made the controversial decision to cut the federal budget for public schools. His main reason was the possibility of government-funded public schools teaching pro-Communist ideas and inspiring students to join social justice movements. On one hand, private education has its benefits, like smaller class sizes and more individualized teaching. While those who could afford private education were not affected by this decision, those who could not had to go into debt to educate their children.

Pinochet led Chile until 1990 after the election of President Patricio Aylwin Azócar, but this did not mean Pinochet vanished from the Chilean government. He remained involved as a lifetime senator, which was granted due to a 1981 constitutional amendment made under his own administration. This arrangement would not last long as Pinochet was arrested in 1998 while visiting London. His charge was involvement in the torture of Spanish citizens during his control. But in 2000, the British court system declared Pinochet physically unable to stand trial and set him free. He returned to Chile, thinking he would be safe there because of his criminal immunity. In 2002, the Chilean Supreme Court ruled Pinochet was not mentally competent to defend himself and two years later, Pinochet stepped down from his senator position. However, in 2005, the Chilean Supreme Court seized Pinochet’s immunity after discovering his hidden bank accounts containing roughly 30 million US dollars and his connection in the execution of 119 political prisoners whose bodies were dumped in Argentina. The Court deemed him well enough to stand trial, but he never would. Pinochet died on December 10, 2006, at the age of 91.

As with any controversial figure, Pinochet’s death produced happiness and sorrow. The 2006 article “Final Reckoning” by Isabel Vincent states “While hundreds of Chileans took to the streets to celebrate his death last weekend, others mourned the passing of a man who they say changed the course of economic history in their country…and painfully transformed what was a bankrupt state into Latin America's most prosperous economy.” A supporter named Margarita Sanchez said through her tears: “He will live forever in my memory. I love him as much as my own children.” Many supporters wept outside the hospital where Pinochet died and many opponents publicly celebrated with confetti and champagne.

Chile did not hold an official mourning process nor was Pinochet granted a presidential funeral, likely because the then-president, Michelle Bachelet, was tortured along with her family during the Pinochet era. Lucía Hiriart, Pinochet’s wife, read his final address on November 25, 2006. In it, he wrote: “I take political responsibility for everything that was done which had no other goal than making Chile greater and avoiding its disintegration.”

My Father’s Torture

*The following was extracted via personal interviews with my father. Additional information was obtained from Memoria Viva, a Chilean organization dedicated to educating the public about the Pinochet era and Los Expedientes de la Represión, a Chilean archive. Interviews were conducted in Spanish and have been transcribed by me into English. For clarity purposes, I will refer to my father by his first name. *

José, like the rest of the Campos siblings, was born in Guayaquil, Ecuador. With an enthusiasm for the medical field starting from childhood, he always knew he wanted to be a doctor. The University of Concepción offered an exceptional medical program, so José immediately jumped on the opportunity. During his time there, he also gained experience by working at a hospital in Los Ángeles. Among his professors and classmates, he was known for being a dedicated student who always sought more knowledge every day.

But on September 11, 1973, José and several other students at the University of Concepción were arrested on suspicion of being Communists. José was transported to the nearby island of Quiriquina where he would remain imprisoned until September 19, 1973.

“It was horrible,” he said. “I didn’t understand why I had been arrested. What I remember the most is the guards not letting me sleep. They would scream in my face all night long to keep me awake. They would wave their weapons around and constantly threaten to kill me and sometimes, I really thought they would.”

As part of his punishment, José was frequently blindfolded and beaten. He was also electrocuted, thrown into the freezing waters surrounding Quiriquina, and spent what felt like an eternity in a windowless dungeon. José expressed that to this day, he has no idea why he was released when so many others were not.

“Whenever I think about what happened to me on Quiriquina Island,” José said. “It gives me so much pain. Tears escape from my eyes every time I talk about it.”

After José was released, he transported Felipe’s ashes back home to Guayaquil. Upon hearing the news of Felipe’s execution, my grandfather instantly fainted. I am not sure if this event affected his health, but it is possible. My grandfather died from lingering stroke complications in 1981 and Jimmy’s father suffered an intense heart attack and eventually died in 1976.

The more I read about Quiriquina Island under Pinochet’s rule, I could not fathom the thought of my father going through such ruthless physical, mental, and emotional anguish. With each new fact I learned, I was unable to hold back my tears as I pictured my father as a young college student being callously tormented for unsubstantiated claims. I too wondered why he was released. Why were Felipe and Jimmy executed along with thousands of others? What made my father’s situation different from theirs?

“Dad,” I said. “I cannot believe you survived all of this. Why do you think you were freed? Did the guards ever give you a reason?”

Without a pause, he answered, “If I had to go through the torture all over again, I would. What I endured was terrible, but I’m so happy God let me survive because I got to meet you, my little miracle. I really love and admire you, and your siblings, of course.”

Like my father, I am not a person who cries publicly. Yet, when he told me the words above, I cried heavily in my office and I did not care if anyone heard or saw me.

Memory Eternal

Felipe left behind nine siblings, all of whom are still alive today. As their niece, I had the pleasure of speaking with a few of them. Felipe’s little brothers, Esteban Timoteo and Marcos, shared their memories. “He loved to tell jokes and make others smile,” Marcos said. “When we prayed together before dinner, the rest of us would wrap our plates with napkins because he would grab an extra piece of food from us. He was so much fun.” “Felipe was a very happy person,” Esteban Timoteo said. “He was filled with joy and good humor. He could also play soccer like a true professional. He really loved to exercise.” Rosa Suarez, Felipe’s sister-in-law, said, “He had honey-colored eyes, curly hair, and a smile that expressed affection. He was so affectionate and jovial.” My mother, who never met Felipe, but heard stories about him from my paternal grandmother said, “Your grandmother told me Felipe didn’t like to bargain with street vendors. He preferred to pay the full price because he wanted the vendors to make a living. He would never, ever ask for a discount.”

Regarding Jimmy, his younger brother Kenny remembers him in a similar manner. In a 2019 interview with El Universo, an Ecuadorian newspaper, he said “My brother was a good athlete and studious.” Jimmy graduated from high school with honors and was awarded the prestigious Galves Rojas Scholarship, which grants six years of paid tuition to the best Latin American student. Kenny is currently a university professor in Ecuador. He continues telling Jimmy’s story to keep his memory alive.

In 2014, a memorial dedicated to the victims of the Pinochet era was erected at the Bicentennial Park in Concepción. The names of Felipe, Jimmy, and several others are engraved into the stone surface. In 2015, Colonel Fernando Pinares Carrasco received a fifteen-year prison sentence for the murders of Felipe and Jimmy. Five years later, José Florentino Fuentes Castro, a retired sergeant at the police station where Felipe and Jimmy were held was recorded in conversation as he reminisced about the executions. The moment he shared details about their bullet-riddled bodies, he laughed heartily, as if telling a funny story. But as mentioned earlier, Pinochet still has staunch supporters. In fact, on December 31, 2019, the memorial at Bicentennial Park was vandalized with far-right symbols, including the words “Pinochet” and “We missed more of them.” Additionally, human waste was found at the bottom of the memorial to further disrespect the victims.

If Felipe had survived, he would be 73 years old. Knowing his personality and passions, it is easy to make guesses about what his life would have entailed. One can picture him as a personal trainer aiming to sculpt others into a fit physique or as a soccer coach training the national team of Ecuador as they play in the World Cup finals. I am nowhere near being an athlete, but I do love to exercise, just like he did. Maybe we would go on brisk walks after dinner or on a bike ride through a grassy park with lots of fresh air. But if bad weather stopped us from exercising outside, perhaps we would go to an indoor artisan market and he’d advise me to “pay the full price because this is how they feed their families.”

Uncle Felipe, your tormentors tried so hard to make you disappear forever. They made you suffer, but it wasn’t enough satisfaction for their cruel souls, so they murdered you, but that wasn’t sufficient either. They wanted you and Jimmy to be washed away like a sinking ship, deep under the water and never to be found again.

What your tormentors did not realize was that by attempting to make you vanish, they made your memory eternal.