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Arce Cabrera Homero – Memoria Viva

Arce Cabrera Homero

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Fecha Detención : 02-02-1977
Comuna Detención : Santiago

Fecha Asesinato : 06-02-1977
Comuna Asesinato : Santiago


Fecha Nacimiento : 07-04-1900 Edad : 77


Comuna Nacimiento : Iquique

Partido Político :
Oficio o Profesión : Poeta

Estado Civil e Hijos :
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :Fuentes de Informacion: CIPER; El Mercurio;

Categoría : Antecedentes del Caso

Homero Arce, poeta, murió en febrero de 1977, tras una brutal golpiza y nunca se supo quién fue el culpable. Según la sobrina nieta, Alejandra, Homero habría sido secuestrado por cuatro individuos de la DINA, quienes, luego de golpearlo, le abandonaron en el jardín de su casa.

Homero salió de su casa a las 10.00 del 2 de febrero de 1977. Se dirigía a la Tesorería General para dejar un formulario donde solicitaba se le descontara el 5% de las imposiciones de la Caja de Empleados Públicos. Sin embargo, no volvió a casa hasta las cuatro de la madrugada del día siguiente, despeinado, y los ojos inyectados en sangre.

En la Tesorería, se dijo después, sufrió un desvanecimiento y se llamó a un carabinero para acompañarlo a la Posta Central. No obstante, nunca constó su llegada en los registros de la posta. De cuanto llevaba, sólo desapareció su carnet de identidad. Del carabinero, no quedó registro.

Homero regresó moribundo a casa. Sólo atinaba a gritar: “¡Defiéndeme, Laurita!”. “¡Defiéndeme, Laurita!”. Murió a las ocho de la mañana, el 6 de febrero de 1977 en el Hospital Barros Luco. El médico descubrió una herida no sangrante detrás de la oreja.

 


¿Quién mató a Homero Arce, el poeta y secretario personal de Neruda, asesinado en 1977?

Fuente :CIPER 27 Octubre, 2013

Categoría : Prensa

La escritora Virginia Vidal recuerda la extraña muerte del poeta por cuya vieja máquina de escribir pasaron todos los libros de Neruda, sus Memorias y gran parte de su correspondencia. Virginia los conoció a ambos y cuenta de su amistad a toda prueba que sólo la muerte interrumpió. Su complicidad llegó al punto que el Premio Nobel incluso le perdonó el haberle quitado a Laura Arrué, una de sus primeras musas y a quien va dedicado uno de los sonetos de Veinte Poemas de Amor. Homero Arce, secretario personal de Neruda, murió en febrero de 1977, tras una brutal golpiza y nunca se supo quién fue el culpable.

Homero Arce me llamó una mañana para invitarme a tomar té a su casa. Era el verano de 1975. Me sorprendió encontrarlo muy apagado, junto a Laura Arrué, su mujer.

Tomamos once mientras conversábamos de muchas cosas. Eran muy cariñosos entre sí y disfrutaban entregando su afecto a los demás. Él la llamaba Lalita. Homero se nubló de tristeza cuando me dijo: “Matilde me trató muy mal, comenzó a hacerse la perdediza”.

Empapado en tristeza, este fino caballero sólo podía expresar afecto con suave cortesía. Se refirió a las humillaciones infligidas por Matilde. Él había entrado en la vida de Pablo mucho antes que ella, solidario, aun cómplice en todas las circunstancias. Hasta el último, Homero había recibido el dictado de esas memorias que la muerte del poeta impidió corregir.

Pero entre Matilde y Homero se había producido una desavenencia sin vuelta posible. Según Matilde, él había deseado quitar, por miedo, el último capítulo de Confieso que he vivido. Acto que consideró de extrema cobardía y por esto lo increpó. Según Homero, no fue sino un pretexto para provocar un corte definitivo, pues Matilde le tenía una inquina feroz porque lo sabía “amigo de Pablo en las buenas y en las malas”. La verdad es que Matilde, después del episodio del enamoramiento de Neruda de su sobrina Alicia Urrutia, vio a Homero como el alcahuete.

Al despedirnos, Laurita insistía: “¿Cómo te hago un cariño? ¿Aceptarías algo de mi mano?”. Con un gesto tan de colchagüina, me regaló un cartucho de panes amasados por ella misma y Homero me fue a dejar al paradero de buses, reiterándome que lo llamara por teléfono en cuanto estuviera en mi casa. Lo llamé, para su tranquilidad. Después de ese episodio, no volví a verlo.

De la vieja amistad entre ambos poetas, queda el poema Llegó Homero, del conjunto Cuatro poemas escritos en Francia. Neruda invitó a su amigo a París cuando recibió el Premio Nobel.

Durante esa estadía en Francia, Neruda le solicitó a Homero la selección de los poemas que integrarían la Antología Popular de Pablo Neruda, su regalo para el pueblo de Chile por haber recibido el Premio Nobel. Esta selección poética no proporcionaría a Neruda derechos de autor. Era de gran formato, ciento veintiséis páginas, con un prólogo de Salvador Allende y una breve columna con datos de vida y bibliografía en la contratapa. Según se advierte al inicio: “Este libro no puede ser puesto en venta. Su finalidad es que llegue en forma gratuita al pueblo chileno”. También se señala: “La selección fue confiada por el autor a Homero Arce y el trabajo se realizó entre este escritor y el poeta en su casa de ‘La Manquel’, aldea de Condé-sur-Iton, de la Normandía francesa, en el mes de septiembre de 1972”.

Laurita Arrué (1907-1986) era profesora, estudió en la Escuela Normal Nº 1 y en su época juvenil se incorporó a la bohemia nerudiana. En 1924, inició un romance con Neruda. Dicen que el flechazo entre ambos fue inmediato. Según Diego Muñoz, “para nuestra rueda de amigos, Laurita era nuestra Greta Garbo propia”. Neruda la llamaba Malala y Señorita Saint-Sauver. Homero Arce, quien conoció a Laura una vez que ya estaba en una relación con Neruda, también quedó prendado, casi instantáneamente.

Cuando se fue Neruda al Asia (como cónsul en Rangún, ex Birmania) y según se habían prometido, siguieron escribiéndose cartas apasionadas, pero Laura no recibió las de Pablo. Pablo tampoco las de Laura. ¿Quién las interceptó? Homero Arce, aprovechando su condición de funcionario de Correos (fue secretario de la Dirección General de Correos y secretario del Correo Central). Su pasión no tuvo límites, por algo le decían Otelo. Ahí empezó el amor entre ambos. Muchos decían que Homero había secuestrado a Laurita. Dejó a esposa e hijos para dedicarse por entero a su amada y no se separaron en cuarenta años.

El testimonio de puño y letra de Laurita Arrué sobre la muerte de Homero, consta en su libro Ventana del recuerdo (Nascimento, 1982). También se lo entregó a la escritora Matilde Ladrón de Guevara, quien lo reprodujo en uno de sus libros.

Homero salió de su casa a las 10.00 del 2 de febrero de 1977. Se dirigía a la Tesorería General para dejar un formulario donde solicitaba se le descontara el 5% de las imposiciones de la Caja de Empleados Públicos. Sin embargo, no volvió a casa hasta las cuatro de la madrugada del día siguiente, despeinado, y los ojos inyectados en sangre.

En la Tesorería, se dijo después, sufrió un desvanecimiento y se llamó a un carabinero para acompañarlo a la Posta Central. No obstante, nunca constó su llegada en los registros de la posta. De cuanto llevaba, sólo desapareció su carnet de identidad. Del carabinero, no quedó registro.

Homero regresó moribundo a casa. Sólo atinaba a gritar: “¡Defiéndeme, Laurita!”. “¡Defiéndeme, Laurita!”. Murió a las ocho de la mañana, el 6 de febrero de 1977 en el Hospital Barros Luco. El médico descubrió una herida no sangrante detrás de la oreja.

Laura, quien no tuvo hijos con Homero, murió en 1986, también de manera muy extraña. De hecho, nunca se supo cómo ocurrió el incendio en su casa donde se quemó viva.

Homero Arce fue una de las víctimas del crimen anónimo, como lo denunció el crítico Edmundo Concha en su conferencia en la Biblioteca Nacional, en 1991, durante el ciclo nerudiano. No aparece en las listas del Informe Rettig, pero fuerzas represivas lo detuvieron, lo golpearon hasta dejarlo inconsciente y murió en el hospital Barros Luco a los pocos días.

De este caballero quedan sus sonetos perfectos en El árbol y otras hojas, su Canto a Santiago, clavel de fuego (grabado por el sello Phillips en 1965) y un hecho que no merece ser borrado de nuestra memoria: por su vieja máquina de escribir pasaron todos los libros de Neruda y gran parte de su correspondencia. Como dijo en su momento Laurita Arrué: “En eso se le fue la mitad de la vida”.


Un arquitecto de sonetos, por Bernarda Moena (extracto)

Fuente :escritores.cl 2012 EXTRACTO

Categoría : Prensa

Homero Arce nació en Iquique en la época de oro del salitre, el 7 de Abril de 1900. Hijo de Valentín Arce y Sara Cabrera. Luego sus padres se trasladaron a Santiago donde nacieron sus tres hermanos.
Laura arrué, una de las enamoradas de Neruda, fue su compañera en la vida.

Su vida laboral, que compartió con sus afanes literarios, transcurrió en el Servicio de Correos y Telégrafos, donde se desempeñó hasta su jubilación en 1951. Entró allí por sus conocimientos del francés.
Fue secretario de la Dirección General de Correos y secretario del Correo Central.
Se sabe que prestaba las máquinas de escribir a sus amigos poetas, una vez que se habían ido los funcionarios.
Una vez jubilado, se entregó a la vida y obra de Neruda, como su secretario personal.

En los comienzos de su trabajo en el correo, Laura Arrué se juntaba con Neruda en la Plaza de Armas quien subía a las oficinas a conseguir dinero y tomar un café con ella. Neruda siempre bajaba con otro poeta, nunca con Homero. Hasta que un día que Pablo estaba fuera de Santiago, el poeta que subió a buscar dinero bajó con Homero Arce y desde ese momento nació un idilio entre ellos, que los llevó al casamiento.
Por eso -decía ella- nunca Pablo quiso presentarme a Homero.

Con los años Neruda convenció al poeta Arce que publicara sus sonetos, que fueron ilustrados por él y traducidos al portugués por Thiago de Mello.

El 2 de Febrero de 1977, salió de su casa a cobrar su jubilación en la mañana y al subir a la Caja, varios sujetos lo apresaron, lo hicieron entrar a un auto, devolviéndolo a las 16 Hrs. a su hogar con graves heridas. Murió a las 18 Hrs. del 16 de Febrero de 1977, a causa de los golpes recibidos.
Se piensa que se le persiguió, por haber sido Secretario y amigo de Pablo Neruda. Así terminó la vida de un hombre bueno, cariñoso, silencioso, a quien tuve la felicidad de conocer, porque eran tíos de mi esposo y fueron padrinos de él en nuestro matrimonio.
Recuerdo que en una ocasión me dijo: ¿Ud. le haría un poema a una taza de té?, y me recitó un hermoso soneto, que se refería a una taza de té humeante, mientras él esperaba a su amada. Así, siempre que nos veíamos, nos recitaba hermosos sonetos.

Finalmente, ante la indiferencia de Pablo, Laurita terminó casándose con Homero.
A pesar de esto los amigos acabaron poniéndose en la buena, pero ¿qué sintió Laura Arrué cuando descubrió las cartas de Pablo?
El hecho es que Homero Arce y Laura Arrué estuvieron casados cuarenta años y se adoraban; hasta esa fatídica tarde en que Arce fue secuestrado y prácticamente asesinado por agentes del Estado.
Todas las personas que estaban cerca de Pablo Neruda, como su ex chofer, fueron torturados. El Hermano de su ex chofer, desaparecido, y su chofer y carpintero, preso y torturado en Villa Grimaldi.

Homero Arce era el hombre más cercano al vate, su secretario personal, manejó su obra y cuidó sus originales.
Para Pablo Neruda era la persona más importante, según se dice en todos los escritos que se refieren a ambos. Su muerte prueba que el entorno de Neruda fue perseguido, como afirma el abogado de derechos humanos, Eduardo Contreras.

En 1987, Laurita Arrué murió quemada en un incendio en su casa. Yo supe que fue por una vela que tenía encendida en la noche, y se quedó dormida, olvidándose de apagarla. Ella había escrito un libro que quedó en manos de la familia.
La sobrina de Homero, hija de Fenelón confesó que su padre recitaba siempre el poema 20, porque ése, Neruda se lo había dedicado a su tía Lalita.


«Homero Arce era la persona más importante en la vida de Pablo Neruda» Por Mario Casasús

Fuente :rebelion.org 27/8/2012

Categoría : Prensa

En entrevista telefónica desde Brasil, Alejandra Arce (1953), poeta chilena, habla de su tío abuelo: «Las llaves de Isla Negra siempre estuvieron en las manos de Homero Arce, además de corregir los poemas de Neruda, a veces los terminaba de escribir, de ese tamaño era la importancia de Homero Arce en la vida de Neruda. 

En entrevista telefónica desde Brasil, Alejandra Arce (1953), poeta chilena, habla de su tío abuelo: «Las llaves de Isla Negra siempre estuvieron en las manos de Homero Arce, además de corregir los poemas de Neruda, a veces los terminaba de escribir, de ese tamaño era la importancia de Homero Arce en la vida de Neruda. Homero pudo sacar provecho de la amistad con Neruda y no lo hizo, llegó al punto de entregar su vida a la amistad con Neruda y él sabía que la única persona en la que podía confiar era Homero Arce; lo poco que escribió mi tío abuelo está publicado por la insistencia de Neruda». En la actualidad, Alejandra Arce escribe un libro para dar a conocer todos los detalles de la amistad entre Laura Arrué, Homero Arce, Fenelon Arce y Pablo Neruda.

MC.- ¿La sobrina de Laura Arrué era Susana Sánchez?

AA.- No, fue Eneida Arrué quien me abrió las puertas de la casa de Homero Arce, era hija de una hermana de Laura Arrué. Eneida me concedió varias entrevistas y me autorizó a buscar documentos, postales, fotografías en toda la casa, encontré cosas que usted no podría imaginar: había algunas cajas escondidas en el sótano, al abrirlas encontré un tesoro: cartas de Rosamel del Valle, de Humberto Díaz Casanueva, de Matilde Urrutia, de Neruda, documentos, postales, telegramas, fotografías, libros con dedicatorias de puño y letra, ahí se nota la intimidad de la amistad de Neruda y Homero Arce; por ejemplo, en una carta Neruda le dice a Homero que está a punto de regresar al país, le escribe pidiéndole que le preparen tal platillo, las llaves de Isla Negra siempre estuvieron en las manos de Homero Arce, además de corregir los poemas de Neruda, a veces los terminaba de escribir, de ese tamaño era la importancia de Homero Arce en la vida de Neruda.

MC.- Sí, Virginia Vidal dedicó un capítulo de su libro «Neruda memoria crepitante» (2003) a Homero Arce; Virginia fue amiga de Neruda y secretaria de Matilde Urrutia entre 1974 y 1976. ¿Qué piensas de las memorias de Matilde Urrutia en relación al despido de Homero Arce para la edición de Confieso que he vivido?

AA.- No necesito leer las memorias de Matilde Urrutia. La Chascona no permitía que los amigos de Neruda estuvieran cerca de él, en el ámbito cultural de Chile no se habla de este asunto; pero las personas que entrevisté entre 1990 y 1992 son confiables, como Jorge Teillier y varios escritores de la SECH o los vecinos de Homero Arce. Me parece que Matilde Urrutia se vengó, por los celos que le tenía a Homero y Laura; Virginia Vidal algo escribió en su libro y yo reconstruiré toda la historia, es muy serio lo que hizo Matilde Urrutia con Homero Arce, el libro Confieso que he vivido (1974) está mutilado, menciona a Homero Arce una vez y omite a Laura Arrué, estoy convencida que Matilde mutiló las memorias póstumas de Neruda.

Cuando mi mamá me regaló un ejemplar de Confieso que he vivido, dijo: «es un absurdo lo que Neruda hizo con Homero Arce», pero en ese momento mi mamá creía que el libro estaba al pie de la letra como lo dejó Neruda, ella no tenía idea que había una trama de Matilde Urrutia, es un secreto a voces, pero nadie quiere hablar. Yo tengo la obligación moral de hacer que el mundo entero conozca la verdad sobre Neruda, hay que mostrar cómo fue la historia de la eterna amistad entre Pablo Neruda, Homero Arce y Laura Arrué, era un triángulo amistoso y fraternal; algunos malintencionados en la prensa chilena y brasilera pretendieron hacer creer que era un «triángulo amoroso», eso no pasó, era un círculo de amistad, se conocían desde la década de 1920, Matilde apareció muchos años después, Homero y Neruda tenían una complicidad intelectual y de vida, Homero Arce era la persona más importante en la vida de Neruda.

MC.- Al punto que Homero Arce y Pablo Neruda prepararon la «Antología Popular 1972», y Homero sería el responsable de tramitar la personalidad jurídica de la Fundación Cantalao…

AA.- Imagínese Mario, había una persona a la que Neruda le entregaba la llave de Isla Negra, Homero Arce hacía de todo, desde comprar la comida, hasta terminar y corregir los poemas, era una amistad inquebrantable. Homero decía que no era necesario otro poeta, porque ya estaba su amigo Neruda, Homero era muy discreto y leal, Neruda lo invitaba a eventos sociales y no asistía, Homero pudo sacar provecho de la amistad con Neruda y no lo hizo, llegó al punto de entregar su vida a la amistad con Neruda y él sabía que la única persona en la que podía confiar era Homero Arce; lo poco que escribió mi tío abuelo está publicado por la insistencia de Neruda.

La Fundación que quería Neruda era para becar a los poetas jóvenes y darles alojamiento mientras escribían, pero en la actualidad la Fundación no cumple con la última voluntad de Neruda, ni a mí que soy sobrina nieta de Homero Arce quisieron apoyarme para que escribiera esta historia de amistad.

MC.- La Fundación Neruda sólo está preocupada en los negocios, en sus inversiones bursátiles y en el marketing…

AA.- La Fundación Neruda es un comercio, es una tristeza que ellos estén en otra sintonía. Yo tengo los documentos para demostrar los detalles desconocidos de la amistad de Neruda y Homero Arce, infelizmente no he recibido propuestas editoriales para dar a conocer esta historia, es un absurdo, el tema es de interés académico y literario, es de interés mundial.

MC.- ¿Conoces a los sobrinos de Neruda?

AA.- No personalmente, solía escribirle correos electrónicos a un sobrino nieto de Neruda, pero perdí el contacto.

MC.- ¿Qué opinas del juicio para esclarecer la muerte de Neruda?

AA.- No soy abogada, ni médico, pero creo que debe investigarse la denuncia, Neruda murió en circunstancias muy raras. En cambio, tengo la certeza de que Homero Arce y su esposa, Laura Arrué, fueron asesinados.

MC.- Finalmente, cuando los agentes de la dictadura asesinaron a Homero Arce, ¿dónde quedaron sus pertenencias?

AA.- Un señor -diré su nombre en mi libro- me dijo que tenía papales y cosas que le regaló Laura Arrué, no le creo porque las pertenencias de Homero Arce fueron requisadas mientras mi tío agonizaba en el hospital, se perdieron cosas como la máquina de escribir, los bolígrafos, el gabinete y carpetas con documentos, todo fue retirado mientras Homero Arce estaba internado en el hospital, saquearon la casa. Según Eneida Arrué, las personas que entraron a la casa de nuestros tíos sabían lo que buscaban y se llevaron lo que pudieron. El señor no me quiso devolver nada y yo no tenía dinero para entablar una querella, nadie me apoyó, pero esa historia la contaré en mi libro.


La sombra de Neruda

Fuente :clarin.com 8/12/2016

Categoría : Prensa

La mañana del 2 de febrero de 1977 en que Homero Arce salió de cobrar su jubilación de la Caja de Empleados Públicos de Santiago, no tuvo ningún presentimiento de que ese sería el último día de su vida. Quizás, iba pensando en su esposa y en ese atractivo que aún conservaba intacto a pesar del paso de los años. Su compañera por cuatro décadas tenía los ojos azules y la gracia de una actriz de cine.

Cuando terminó de recibir el dinero, tal vez lo contó y lo guardó con esos gestos cansinos que lo caracterizaban y pensó que comería en casa y que luego darían paso a sus tardes de lecturas. Laura, su Laurita, cuanto adoraba leer; y él, cuanto la amaba a ella.

Un empujón, y Homero se fue a negro y tal vez vio pasar su vida como en un microfilme, así dicen que sucede en los momentos de pavor. Tal vez fueron esos tipos de ojos ocultos tras las gafas modelo aviador –que acostumbraban llevar los agentes de la dictadura– y Arce pudo haber suplicado por su vida. Lo cierto es que lo subieron a un auto que arrancó sin que nadie pudiera hacer nada. Pasó lo que sucedía en ese tiempo. Los chilenos llevaban cuatro años aplastados a punta de desapariciones y torturas. A Homero lo golpearon hasta romperle la cabeza y hundirle el cráneo. Para sus cercanos, sus verdugos lo castigaron por ser el secretario y amigo de Neruda.A las cuatro de la tarde, Arce fue abandonado en la puerta de su casa agónico y con la frente teñida de sangre. Las profundas heridas que le hicieron fueron descubiertas por Laura mientras lo atendía y, probablemente, gritó desesperada. Homero murió cuatro días después en un humilde hospital de Santiago. Su certificado de defunción indica que falleció a las ocho y diez de la mañana. Tenía casi ochenta años y el regalo de haber conocido el universo del poeta.

Un texto de la Sociedad de Escritores Chilenos (SECH) sobre los artistas asesinados en dictadura, documenta este hecho. Se aclara que su nombre ni siquiera es parte del Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (Retigg). “Fuerzas represivas lo detuvieron en una repartición pública, lo golpearon hasta dejarlo inconsciente y murió en el Hospital Barros Luco”. Y, aun cuando la Fundación Neruda no avala la tesis del asesinato del Premio Nobel, es en la propia revista Nerudiana –a cargo de la Institución– en un texto dedicado a Laura Arrué, donde se menciona la muerte del asistente literario. “Años después, amenazado en cuanto secretario de Neruda, Homero Arce muere en febrero de 1977 víctima de extrañas y nunca aclaradas circunstancias que llevan la marca del régimen militar”.

Homero, moreno, rasgos indígenas, ojos negros y siempre vestido de impecables trajes, era reconocido por su timidez y sus sonetos precisos. Su esposa aseguró hasta el final de sus días que gran parte de la obra nerudiana lleva en sí la humanidad de Arce, su sello. “De su extraordinario amor por la poesía, de su alianza perpetua con su amigo Pablo y su obra”, confesó en una entrevista en el año 1979.

Por estos días, la historia de Arce se desempolva, justo en medio de la investigación sobre la muerte de Pablo Neruda por las declaraciones del ex chofer del poeta, Manuel Araya. Tras años de silencio, confesó que fue secuestrado y torturado en el Estadio Nacional para que el vate quedara desprotegido en la Clínica Santa María. Araya declaró, además, que allí se le habría puesto una inyección al poeta que le causó la muerte. El caso saltó a la prensa internacional y el Partido Comunista de Chile actuó con una querella que abrió la investigación en manos del juez Mario Carroza. Hoy la indagación sigue su curso.

El abogado de Derechos Humanos, Eduardo Contreras, que representa la parte querellante del caso, explica que en la muerte del poeta chileno pudo existir la participación de terceros y que una prueba de ello sería el asesinato de Arce y la cacería de brujas que se desató hacia al círculo más cercano de Neruda. Manuel Araya fue torturado y su hermano un desaparecido; Jaime Maturana, carpintero y chofer del poeta hasta 1971, estuvo en el centro de tortura Villa Grimaldi. “Homero Arce fue el hombre más cercano al vate, su secretario personal, el hombre que manejó su obra y cuidó sus originales. Su muerte prueba que el entorno de Neruda fue preso y torturado. (…) En 1973 en Chile dos personas eran las más influyentes en la opinión pública internacional, Pablo por sus méritos políticos, intelectuales y éticos. Muerto Allende, lo del Nobel fue apagar la segunda luz en el país”, esgrime para relacionar los hechos.