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Labrin Saso Maria Cecilia – Memoria Viva

Labrin Saso Maria Cecilia


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Rut : 5.922.759-1

Fecha Detención : 12-08-1974
Lugar Detención : Santiago


Fecha Nacimiento : 15-05-1949 Edad : 25

Lugar Nacimiento : Independencia – RM

Actividad Política : Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)
Actividad : Asistente Social

Estado Civil e Hijos : Casada, embarazada
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :informe corporación

Categoría : Testimonio

 

 Fecha de detencion : 12 de Agosto de 1974
Edad a la fecha de detencion : 25 anos
Cedula de Identidad: 16.885 de Providencia
Estado Civil : casada,  3 meses de embarazo
Profesion: Asistente Social

Mi hija, Maria Cecilia Labrin Lazo, nació el 15 de mayo de 1949, en Santiago. Era Asistente Social.

Sintetizando todo lo positivo y hermoso que ha sucedido en mi vida, puedo decir con toda convicción y certeza que ese todo es ella, mi querida hija. 
En una etapa triste de mi vida necesité de toda mi entereza y lucidez para enfrentar el problerna y ahi estaba ella con solo 12 años, consolándome y dándome ánimos para sobrellevar y solucionar en parte esa etapa negativa. Sólo me daba satisfacciones, en el colegio fue siempre muy buena alumna, los testimonios de sus profesores lo confirman, aún más, estando ya en la Universidad de Chile, la Directora del Colegio de Asistentes Sociales me escribió unas lindas
palabras  respecto a su quehacer dentro del Colegio, las transcribo, pues testimonio tan valioso no puede quedar sin salir a la luz: "Su curso fue uno de los que promovió el proceso de Reforma Académica y profesional de nuestra Escuela. Ella siempre  estuvo presente en las primeras filas de vanguardia enfrentando a profesores y estudiantes temerosos. Nunca transó los principios e ideales por los cuales luchaba. Su generación gestó y realizó el proceso de Reforma de la
Universidad de Chile, intentando ponerla al  servicio de las grandes mayorías nacionales".

Siempre crei  que convergieron en Cecilia cualidades que difícilmente se encuentran juntas. A su belleza, femeneidad y simpatía, se juntan su clara inteligencia y su consecuencia ideológica. Todo ello en una gran armonía y sin interferencias. Con seguridad puedo decir a quienes no la conocieron: Nunca la vi restarse a vivir plenamente. Nunca la vi despreciar sus condiciones intelectuales. Nunca la vi vacilar en la lucha por sus ideales.

Nosotros en casa, también estamos orgullosos de sus convicciones e ideología.

Vuelvo un poco atrás. Me acuerdo qué realizadas nos sentíamos mis otras hijas y yo por sus logros, llena de promesas con respecto al futuro de sus hermanas menores. Fue superando escollos y obteniendo pequeños grandes triunfos en lo personal y en lo profesional. Consiguió una Ayudantía, me parece que en el segundo ano de su carrera. ¡Cómo corrió a casa para entregarme el tesoro que había ganado!. Pensábamos comprar el mundo con ese dinero. En fin, más adelante descubrió nuevas inquietudes: comprensión y amor a los más necesitados, entonces luchaba  para  que tuvieran los derechos que les corresponden como personas. En ese tiempo me parecía un tanto incomprensible su entrega a sectores que nunca había conocido antes. No sentía miedo, siempre dijo: estoy haciendo lo correcto y toda esta
gente me necesita. La profesión que eligió ya la practicaba antes de obtener su titulo.

Nosotros, sus familiares, nos sentíamos entre temerosos y felices al ver su dedicación a gente que en ese entonces nos era extrana, felices porque confiábamos en su gran sentido.

Pero, todo lo positivo no es muy duradero cuando existen cerebros atrofiados y nefastos.

Cuando estaba viviendo la etapa más transcendental y feliz de su vida ya que esperaba su hijo, que ya tenia casi tres meses dentro de ella, fue detenida y sacada de nuestro hogar ante la triste y horrorizada vista de sus hermanas y mia. veia tranquila, cuando pedí acampanarla se negaron sus captores, y ella me dijo: "no te de pena  mamá, yo no
voy tan sola, llevo a mi hijo y él me dará fuerzas y muchos deseos de seguir luchando".

En el momento no aquilatamos la magnitud de la detención, no sabiamos del desquiciamiento de que eran capaces los hombres del régimen. Desde entonces empezó el peregrinaje en su búsqueda.

Debo confesar que ahora siento un poco de temor cuando recuerdo todos lugares a que entré, recintos que por lo tétricos deben de haber sido cárceles o lugares de tortura. En algunos de estos lugares me escucharon o aparentemente lo hacían y decían comprender mi angustia, en otros, sencillamente como no tenían una respuesta honorable que
dar, me cerraban la puerta en las narices, como me ocurrió en los subterráneos del Ministerio de Defensa.

A pesar de toda esta tragedia y con la impotencia de no poder saber de Cecilia, la familia sigue aún viva porque nos anima la esperanza de saber de su suerte y de su hijita, de cuya existencia me enteré durante el transcurso de las averiguaciones que hacía por saber del paradero de mi hija, aunque a ambas todavía  no puedo estrechar entre
mis brazos.

Hemos aprendido a querer y considerar como nuestra a cualquiera criatura que sufre y se desampara

Hija, dejaste cuando te llevaron una senda trazada, al principio no la vislumbramos, pero a medida que ha pasado el tiempo, tenemos la seguridad que los desvelos de todos los que están Detenidos y Desaparecidos no han sido en vano. Toda la gente que gira alrededor de esta huella, es como una lumbre que ilumina y con su luz guia y alienta a mucha más gente a unirse, tengan plena certeza que cada día somos muchos más.

 


TODAS  IBAMOS A SER REINAS  (libro) Extracto

Fuente :CODEPU  - 1990

Categoría : Otra Información

 

Estudio sobre nueve mujeres embarazadas que fueron detenidas y desaparecidas en Chile  – Serie Verdad y Justicia – Volumen 1 – CODEPU  – 1990

CECILIA LABRIN SAZO

 

Tenía 25 años el 12 de Agosto de 1974, fecha de su detención y desaparecimiento; se encontraba embarazada de tres meses. Cecilia era la mayor de tres hermanos y tenía 12 años cuando sus padres se separan, quedando la familia en pésimas condiciones econó­micas.

 

La recuerdan bajita, de grandes ojos sonrientes. Alegre, vivaz, Co­queta. Llena de amigos, conversadora y extraordinariamente generosa. Quiso estudiar Servicio Social por su vocación de ayudar a los más po­bres, pobreza que ella había conocido muy duramente en la niñez.

 

Madura y serena para enfrentar los problemas, al quedar sola su madre, ella se transforma en su apoyo, su confidente, su guía: cumple el papel de pilar de la familia al separarse sus padres y más tarde, cuando hay que internar a un hermano que desarrolla un cuadro de esquizofrenia.

 

Muy buena alumna en la secundaria y en la Universidad. Su gran compromiso social y político la lleva a participar activamente en la re­forma universitaria. Más tarde ingresaría al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, militancia que su familia ignoraba hasta después de su detención.

 

Una compañera de estudios que la recuerda años más tarde, cuando Cecilia ya estaba desaparecida, se expresa así: “Tenía una clara inteligencia Nunca la vi restarse a vivir plenamente. Nunca la vi vacilar en la defensa de sus ideales. Todo en ella tenía una gran armonía”.

 

Era responsable y trabajadora, al momento de ser detenida Ce­cilia tenía una ayudantía en su escuela y trabajaba en la fábrica Hucke. El golpe de estado la habla afectado profundamente. No tomó sin em­bargo ninguna precaución, a pesar de que día a día comentaba a su ma­dre y hermana, lo que estaba sucediendo con amigos de ella.

 

El día 12 de Agosto de 1974 fue detenida y sacada de su hogar an­te la presencia de su madre y hermana: “se veía tranquila. Dijo: No  te deprimas mama, yo no voy sola; llevo a mi hijo y él me dará  fuerzas y muchos deseos de seguir luchandot1.

 

En el Recurso de Amparo la madre de Cecilia describe el secues­tro de su hija:” el día 12 de Agosto a las 10 de la noche, llegaron hasta nuestra casa tres personas que no se identificaron. Pidieron ingresar al in­terior de la casa, por cuanto querían hablar con mi hija, doña María Ce­cilia Labrín Sao, quién en ese momento se encontraba en cama, y ante el requerimiento de estas personas se levantó a conversar con ellas; estas per­sonas ya habían venido hasta nuestra casa 10 días antes y también habían solicitado hablar con mi hija, que se encontraba en ese momento en cama debido a dificultades que tenía a raíz de un embarazo: en esa ocasión es­tas personas le pidieron que los acompañara; pero en vista de que mi hija no estaba bien de salud expresaron que volverían. Esta segunda vez estos individuos le pidieron que se vistiera para que los acompañara a hacer una consulta, según dijeron, ‘cuestión de media hora y que ellos mismos la traerían de vuelta; una vez que mi hija se vistió salieron de la casa y la su­bieron a una camioneta Chevrolet de color rojo; yo les solicité que me permitieran acompañada; sin embargo me dijeron que no podía; por cuanto en la cabina no cabina más de cuatro personas”.

 

“Como estos individuos me dijeron que la llevaban a la Comisaría 23 de Carabineros, esa misma noche me dirigía ese lugar, sin embargo allí Carabineros me informó que ellos no la habían detenido ni se encontraba en ese lugar”.

 

La madre de Cecilia nos describe así a los tres hombres que lle­garon a su casa el día 12 de Agosto de 1974: “Eran hombres jóvenes, bien vestidos, estaban de civil Uno era bajo de unos 25 años, algo gordo, ojos claros. Estaba algo bebido. Otro, era flaco, enjuto, también bajo y moreno, tendría unos 35 a 40 años. El que hacía de jefe era alto, moreno, delgado, pelo crespo… los reconocería inmediatamente si los volviera a ver.., todos muy gentiles, Cecilia los hizo pasar, no estaba asustada”. Frente a una pre­gunta dirigida de sí estaría Osvaldo Romo en el grupo, la señora Olivia responde categóricamente que no.

  ………

Erika Hening de Chanfreau C.I.No: 6495142-4, nos describe así su encuentro en casa Londres No 38, con CECILIA LABRIN SAZO‘yo estaba detenida desde el 31 de julio de 1974 en ese lugar. El día anterior habían detenido a mi esposo Alfonso Chanfreau”.

 

“El día 30 de julio como a las 11 de la noche llegan a nuestra casa unos 10 hombres vestidos de civil todos fuertemente armados. Dirigía el grupo un capitán al que llamaban Manuel. Este era de regular estatura, tal vez 1 metro 75, delgado, pelo oscuro, peinado para el lado, con bigotes, ojos oscuros, de rasgos más bien finos. De unos 30035 años, cuidado en su as­pecto y en sus modales. Hablaba fuerte dando ordenes pero con un lengua­je adecuado… a mime trataba de señora”.

 

“En el grupo iba Osvaldo Romo a quién los demás le decían Jefe Gordo. Fue Romo el que allanó en forma violenta la casa, se dirigía a mí de modo vulgar y grosero. Me tuteaba y me decía ‘tu marido es un carajo”.

 

“Luego que identifican a Alfonso lo toman entre varios para llevár­selo, igual cosa hicieron conmigo, pero ante las súplicas de Alfonso acep­taron trasladarme con mi hija  a casa de mi familia. Al día siguiente tem­prano en la mañana me fueron a buscar. No iba el capitán Manuel ni Os­valdo Romo sino un hombre de unos 40 años, de baja estatura y muy del­gado, los demás lo llamaban Jefe Flaco; era de cara hundida, de pelo ne­gro y liso, muy moreno, con piel aceituna. Iba acompañado de un hombre joven, pelo castaño, de tez blanca, bastante alto, tal vez 1 metro 80. Era el que manejaba la camioneta en que me llevan con los ojos pegados con scotch y vendados a la casa Londres, según supe por los demás prisioneros que allí se encontraban”.

 Erika Hening asegura que reconocería inmedia­tamente a cualquiera de sus aprehensores si pudiera verlos nuevamen­te. El relato continúa así: “a principios de agosto a cada prisionero nos pusieron un número y de allí en adelante no nos llamaron más por nues­tros nombres, sólo por el número. Además, siempre nos mantuvieron a to­dos con los ojos vendados”.

 

El día 13 de agosto de 1974, me acuerdo que fue día martes en la mañana, temprano sacan a Alfonso con otros 6 prisioneros y me permiten despedirme de él Luego me volvieron a la sala, allí me sientan al lado de una mujer que acababa de llegar y que al igual que yo estaba con los ojos vendados. En voz baja me contó que había sido detenida la noche anterior en su propia casa, me dijo que se llamaba Cecilia Labrín, que era Asisten­te Social y que trabajaba en la fábrica Hucke; recuerdo que sacó un cho­colate de su bolsillo y me dio la mitad. Hablaba con voz suave y tranquila. Le conté quien era y lo que habla sucedido con nosotros; me dijo que co­nocía a Alfonso. Me contó también que estaba embarazada. A Cecilia al igual que al resto le pusieron un número”.

 

“Un día llegó a la casa de la calle Londres un jefe que probable­mente era Marcelo Moren Britto. Su llegada fue precedida por revuelo e in­tentos de orden por parte del personal. El vino a interrogarnos y a ficharnos a todos, nos subían a una oficina al segundo piso. La voz de Moren Brito no la olvidaré jamás; ronca, fuerte, dura, autoritaria, cortante. Pre­guntaba sin detenerse como un cuchillo…nombre del padre de la madre edad estudios… y así todo. Fue un fichaje completo con todos los detalles de nuestras vidas y de nuestras familias. Cuando me interrogaron a mi; en la misma sala y simultáneamente, interrogaron a María Angélica Andreoli, quién se encuentra entre las 57 mujeres desaparecidas. A Cecilia Labrín también la interrogaron”.

 

El día 16 de agosto Erika fue trasladada a Cuatro Álamos, Ceci­lia quedó en la casa de calle Londres No 38.

“A Cuatro Álamos no llegó nunca Cecilia Labrin mientras yo es­tuve allí’.

 

No hemos encontrado ningún otro testigo que nos informe del destino de Cecilia Labrín.

…………………

 

CECILIA LABRIN, fue llevada a la casa de calle Londres No 38. No tenemos ningún testigo que nos pueda confirmar que luego fue tras­ladada a Cuatro o Tres Álamos, solamente su madre doña Olivia Delfi­na Sazo Gamboa en declaración pública afirma “Me he impuesto de la circunstancia de encontrarse mi hija en el campamento de Tres Álamos. Esta información no tiene carácter oficial, pero fue obtenida en condicio­nes tales que no cabe duda de su veracidad.  En tal virtud, teniendo SS, las mas amplias atribuciones en orden a dirigir la investigación hacia su tér­mino, sería procedente oficiar al Ministerio del Interior y a la Secretaría Ejecutiva Nacional de Detenidos SENDET-, afín de que informen de la situación de mi hija haciéndoles presente la circunstancia de existir ante­cedentes acerca de la permanencia de ella en el campamento de Tres Álamos”.

“Esta información deberá ser requerida con la mayor urgencia, pues temo fundadamente por la salud de mi hija, consta en el expediente que al momento de ser privada de libertad tenía ya 3 meses de embarazo, actual­mente debe encontrarse próxima a ser madre”.

 

El hijo de Cecilia Labrín debía haber nacido el mes de febrero de 1975.

 

En entrevista tenida con la madre de Cecilia, doña Olivia Sazo Gamboa, durante el curso de esta investigación, recibimos de ella la si­guiente información sobre el posible destino de Cecilia y de su hijo: “Por una hermana mía, quién vive en Valparaíso, doña Berta Sazo Gamboa ca­sada con Juan Pastene sargento de la Marina, actualmente jubilado, pu­de saber algo de mi hija y de mi nieta”. En octubre de 1975, doña Olivia viajó a Valparaíso a visitar a su madre doña Angela Gamboa que se encontraba enferma. En esa oportunidad Olivia habla con su hermana, quién le informa que su marido Juan Pastene, que pertenecía al Servi­cio de Seguridad de la Marina, había leído una lista de personas deteni­das en la cual figuraba Cecilia con todos sus antecedentes y se anotaba igualmente que esta prisionera política había dado a luz una niña el día 5 de marzo de 1975 con un peso de 3.850 Kg.

 

Un tiempo después Olivia entrega estos antecedentes a la Vica­ría de la Solidaridad. Los abogados convocan a Juan Pastene el cual acepta testimoniar para luego arrepentirse a último momento.

 

“Durante todos estos años he vivido en la incertidumbre día tras día. ¿Está viva, esta muerta?… y si la mataron, ¿cómo lo hicieron?… de a poco… a pausas… o la mataron de un balazo”.

 

“Siempre pienso que la niña nació y si fue así ¿cómo fue el parto de mi hija?… tuvo a su hija en sus brazos, la pudo acariciar como yo lo hi­ce con ella?… En verdad quisiera que estuviera viva, pero si estuviera muer­ta que me lo digan de una vez. Hasta unos meses atrás pensé que estaba viva, fuera del país, pero con esto de las osamentas, ya no sé… no sé”.

 

“Con la desaparición de Cecilia mi familia quedó destruida, su her­mana menor que tenía 12 años cuando se llevaron a Cecilia, nunca más volvió a ser la misma y ahora sufre de graves trastornos psicológicos. A su hermano lo tengo hace años internado en un Hospital Siquiatrico con el diagnóstico de esquizofrenia, ese niño que era brillante, que ese año prepa­raba su prueba de aptitud académica es ahora una sombra de un ser hu­mano.

“Si no hubiera justicia, si no se conociera la verdad, este país seda aberrante, extraño; además ¿a quién quieren que perdone?, sino sé qué fue de ella y quiénes fueron los que la tuvieron delante de ellos por última vez”.

 


María Cecilia Labrin Saso

Fuente :museodelamemoria.cl sin fecha

Categoría : Prensa

Fondo Colectivo Bordadoras por la Memoria de Valparaíso

Tapiz bordado por el Colectivo Bordadoras por la Memoria de Valparaíso en homenaje a María Cecilia Labrín Saso, detenida desaparecida desde el 12 de agosto de 1974.

Cecilia tenía 25 años, estaba casada, era asistente social y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), fue detenida a las 10 de la noche por tres agentes de civil no identificados, en su domicilio en Las Condes, mientras se encontraba con su madre y sus hermanos. Cuando su madre pide acompañarla, sus captores se negaron y Cecilia le dijo “no te de pena mamá, yo no voy tan sola, llevo a mi hijo y él me dará fuerzas y muchos deseos de seguir luchando”, Cecilia estaba embarazada de tres meses.

Una testigo se encontró con Cecilia en el centro de tortura Londres 38, ella estaba detenida allí desde el 31 de julio, pero recuerda que el 13 de agosto la sientan junto a otra mujer, ambas estaban con los ojos vendados. En voz baja le cuenta que se llamaba Cecilia Labrín, que era asistente social y trabajaba en la fábrica Hucke. Siendo este el único testimonio obtenido por la familia, desconociendo hasta el día de hoy el paradero de su hija y del bebé que llevaba en su vientre.

Parte de la colección "Grávidas Mariposas… Yo soy" que representan el rostro de 12 mujeres detenidas desaparecidas y embarazadas en Dictadura, realizados en 2017.


Fallece Olivia Saso Gamboa, madre de María Cecilia Labrín, detenida desaparecida

Fuente :villagrimaldi.cl 24/6/2012

Categoría : Prensa

Olivia fue al igual que muchas otras madres, una destacada socia fundadora de la Corporación Villa Grimaldi. Fue una luchadora incansable tras verdad y justicia para su hija y todos y todas quienes desde el cuartel «Terranova» y otros centros de exterminio fueron convertidos en detenidos-desaparecidos. Hace años, Olivia escribió este texto en recuerdo de su hija. Hoy las homenajeamos y recordamos a las dos.

Mi hija, Maria Cecilia Labrín Saso, nació el 15 de mayo de 1949, en Santiago. Era Asistente Social.

Sintetizando todo lo positivo y hermoso que ha sucedido en mi vida, puedo decir con toda convicción y certeza que ese todo es ella, mi querida hija.

En una etapa triste de mi vida necesité de toda mi entereza y lucidez para enfrentar el problema y ahí estaba ella con solo 12 años, consolándome y dándome ánimos para sobrellevar y solucionar en parte esa etapa negativa. Sólo me daba satisfacciones, en el colegio fue siempre muy buena alumna, los testimonios de sus profesores lo confirman, aún más, estando ya en la Universidad de Chile, la Directora del Colegio de Asistentes Sociales me escribió unas lindas palabras respecto a su quehacer dentro del Colegio, las transcribo, pues testimonio tan valioso no puede quedar sin salir a la luz: «Su curso fue uno de los que promovió el proceso de Reforma Académica y profesional de nuestra Escuela. Ella siempre estuvo presente en las primeras filas de vanguardia enfrentando a profesores y estudiantes temerosos. Nunca transó los principios e ideales por los cuales luchaba. Su generación gestó y realizó el proceso de Reforma de la Universidad de Chile, intentando ponerla al servicio de las grandes mayorías nacionales». Cuando estaba viviendo la etapa más trascendental y feliz de su vida ya que esperaba su hijo, que ya tenia casi tres meses dentro de ella, fue detenida y sacada de nuestro hogar ante la triste y horrorizada vista de sus hermanas y mía. Se veía tranquila. Cuando pedí acampanarla se negaron sus captores, y ella me dijo: «no te de pena mamá, yo no voy tan sola, llevo a mi hijo y él me dará fuerzas y muchos deseos de seguir luchando». En el momento no aquilatamos la magnitud de la detención, no sabíamos del desquiciamiento de que eran capaces los hombres del régimen. Desde entonces empezó el peregrinaje en su búsqueda.

Debo confesar que ahora siento un poco de temor cuando recuerdo todos lugares a que entré, recintos que por lo tétricos deben de haber sido cárceles o lugares de tortura. En algunos de estos lugares me escucharon o aparentemente lo hacían y decían comprender mi angustia, en otros, sencillamente como no tenían una respuesta honorable que dar, me cerraban la puerta en las narices, como me ocurrió en los subterráneos del Ministerio de Defensa. A pesar de toda esta tragedia y con la impotencia de no poder saber de Cecilia, la familia sigue aún viva porque nos anima la esperanza de saber de su suerte y de su hijita, de cuya existencia me enteré durante el transcurso de las averiguaciones que hacía por saber del paradero de mi hija, aunque a ambas todavía no puedo estrechar entre mis brazos.

Hemos aprendido a querer y considerar como nuestra a cualquiera criatura que sufre y se desampara.

Hija, dejaste cuando te llevaron una senda trazada, al principio no la vislumbramos, pero a medida que ha pasado el tiempo, tenemos la seguridad que los desvelos de todos los que están Detenidos y Desaparecidos no han sido en vano. Toda la gente que gira alrededor de esta huella, es como una lumbre que ilumina y con su luz guía y alienta a mucha más gente a unirse, tengan plena certeza que cada día somos muchos más.

Olivia Saso


Corte ratifica condena por secuestro calificado de María Cecilia Labrín

Fuente :dario.uchile.cl 26/11/2013

Categoría : Prensa

María Cecilia tenía 25 años y dos meses de embarazo la noche en que fue sacada de su casa por tres agentes de la DINA, sin que hasta el momento se conozca su paradero. La Corte de Apelaciones de Santiago ratificó la condena contra Basclay Zapata, Manuel Contreras, Marcelo Moren Brito y Miguel Krassnoff Martchenko por su secuestro calificado.

La Corte de Apelaciones de Santiago dictó sentencia de segunda instancia en la investigación por el secuestro calificado de María Cecilia Labrín Saso, ocurrido a partir del 12 de agosto de 1974 en la comuna de Las Condes, proceso que tramitó el ministro Leopoldo Llanos.

En fallo unánime, los ministros de la Tercera Sala del tribunal de alzada confirmaron el fallo de primera instancia que condenó a cuatro agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina) por su responsabilidad en los hechos.

Los magistrados, sin embargo, rebajaron la sentencia en el caso del ex agentes Basclay Zapata Reyes de 10 años y 1 día de presidio a 8 años de presidio, manteniendo la sanción de 10 años y un día para los condenados Manuel Contreras SepúlvedaMarcelo Moren Brito y Miguel Krassnoff Martchenko.

En el aspecto civil, también de manera unánime, se ratificó la sanción que condenó al Fisco y los condenados a pagar una indemnziación total de cien millones de pesos a los familiares de la victima.

De acuerdo a los antecedentes de la causa, “el inmueble de calle Londres N°38, que había sido sede del Partido Socialista, era un recinto secreto de detención y tortura de la DINA; funcionó como tal desde fines de 1973 hasta, aproximadamente, los últimos días de septiembre de 1974; llegó a contar hasta unos sesenta detenidos, los que permanecían con la vista vendada reunidos en una amplia sala, muchos en el suelo. Desde esa sala común los detenidos eran sacados continuamente a otras dependencias, incluso a una que tenía un catre de fierro en que, desnudados, les aplicaban corriente eléctrica, para obtener información de otros opositores al gobierno militar y lograr su detención”.

“El 12 de agosto de 1974, alrededor de las 22:00 horas, agentes de la DINA llegaron al domicilio de María Cecilia Labrín Saso, asistente social, militante del MIR, embarazada de poco más de dos meses, quien se encontraba en compañía de su madre y hermanas, tres sujetos de civil, los que luego de identificarse como pertenecientes al Servicio de Inteligencia de Carabineros y sin exhibir orden alguna de detención, le manifestaron que deseaban hablar con ella en relación a su trabajo en la CORVI y que no le tomaría más de media hora por lo que debían trasladarla a la 23º Comisaría de la Reina. María Cecilia accedió a levantarse de la cama en la cual estaba haciendo reposo, debido a que su embarazo presentaba dificultades y los acompañó. Como esa noche María Cecilia no regresó a su hogar su madre acudió a la citada Comisaría y le informaron que nada sabían al respecto y que no tenían detenidos en ese momento; desde aquel nunca más volvió a ver a su hija, sin que hasta la fecha ésta haya tomado contacto con sus familiares, ni realizado gestiones ante organismos del Estado, sin registrar entradas o salidas del país, sin que conste, tampoco, su defunción”.


CORTE SUPREMA Y CORTE DE SANTIAGO DICTAN CONDENAS POR SECUESTROS CALIFICADOS DE LONDRES 38

Fuente :cronicadigital.cl 9/10/2014

Categoría : Prensa

a Corte Suprema y la Corte de Apelaciones de Santiago dictaron sendas sentencias en contra de ex agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) por delitos de secuestro calificado de víctimas que pasaron por el centro de detención clandestino de Londres 38.

En el primer caso, la Segunda Sala del máximo tribunal –integrada por los ministros Milton Juica, Hugo Dolmestch, Carlos Künsemüller, Haroldo Brito y Lamberto Cisternas– rechazó el recurso de casación presentado en contra del fallo dictado por el secuestro de María Cecilia Labrín Saso, ilícito perpetrado a partir del 12 de agosto de 1974, en la comuna de Las Condes.

En la resolución (causa rol 17037-2013), máximo tribunal confirma el fallo dictado –el 25 de abril de 2013– por el ministro de fuero Leopoldo Llanos Sagristá, que condenó como autores del delito a los ex integrantes de la DINA:Juan Manuel Guillermo Contreras SepúlvedaMiguel Krassnoff MartchenkoMarcelo Luis Moren Brito yBasclay Humberto Zapata Reyes, a  penas de 10 años y un día de presidio. Asimismo, la Sala Penal ratificó la sanción de 8 años de presidio para Basclay Zapata Reyes, por su participación en los hechos.

En el aspecto civil, se ratificó la condena que ordena al fisco pagar $100.000.000 (cien millones de pesos), por daño moral, a familiares de la víctima.

En esta investigación se logró establecer que: «El inmueble de calle Londres N°38, que había sido sede del Partido Socialista, era un recinto secreto de detención y tortura de la DINA; funcionó como tal desde fines de 1973 hasta, aproximadamente, los últimos días de septiembre de 1974; llegó a contar hasta unos sesenta detenidos, los que permanecían con la vista vendada reunidos en una amplia sala, muchos en el suelo. Desde esa sala común los detenidos eran sacados continuamente a otras dependencias, incluso a una que tenía un catre de fierro en que, desnudados, les aplicaban corriente eléctrica, para obtener información de otros opositores al gobierno militar y lograr su detención».

El 12 de agosto de 1974, alrededor de las 22 horas, continúa, «agentes de la DINA llegaron al domicilio de María Cecilia Labrín Saso, asistente social, militante del MIR, embarazada de poco más de dos meses, quien se encontraba en compañía de su madre y hermanas, tres sujetos de civil, los que luego de identificarse como pertenecientes al Servicio de Inteligencia de Carabineros y sin exhibir orden alguna de detención, le manifestaron que deseaban hablar con ella en relación a su trabajo en la CORVI y que no le tomaría más de media hora por lo que debían trasladarla a la 23º Comisaría de la Reina. María Cecilia accedió a levantarse de la cama en la cual estaba haciendo reposo, debido a que su embarazo presentaba dificultades y los acompañó. Como esa noche María Cecilia no regresó a su hogar su madre acudió a la citada Comisaría y le informaron que nada sabían al respecto y que no tenían detenidos en ese momento; desde aquel nunca más volvió a ver a su hija, sin que hasta la fecha ésta haya tomado contacto con sus familiares, ni realizado gestiones ante organismos del Estado, sin registrar entradas o salidas del país, sin que conste, tampoco, su defunción».

Secuestro de Sergio Riveros Villavicencio
En el segundo caso, la Novena Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago –integrada por las ministras María Soledad Melo, Ana Cienfuegos y el abogado Rodrigo Asenjo– dictó sentencia por el secuestro de Sergio Riveros Villavicencio, ilícito perpetrado a partir del 15 de agosto de 1974, en Santiago.

En la resolución (causa rol 3099-2011), la sala condenó por su participación en los hechos a los ex miembros de la DINA: Manuel Contreras SepúlvedaMarcelo Moren BritoMiguel Krassnoff MartchenkoBasclay Zapata Reyes Nelson Paz Bustamante, a penas de 8 años de presidio.

En el aspecto civil, se ordena al fisco pagar una indemnización de $90.000.000 (noventa millones de pesos) a familiares de la víctima.

De acuerdo a los antecedentes del proceso, «Sergio Alberto Riveros Villavicencio, de 32 años de edad, casado, tipógrafo, militante del Partido Comunista, fue detenido el 15 de agosto de 1974, alrededor de las 13.15 horas, desde su domicilio por agentes de la DINA, del denominado grupo «Halcón», quienes se encontraban acompañados por Luz Arce, la cual conocía su identidad y paradero y fue conducido hasta el referido recinto clandestino de detención de calle «Londres 38″, lugar donde fue visto por varios testigos, perdiéndose todo rastro suyo hasta la fecha, sin que el privado de libertad haya tomado contacto con sus familiares, realizado gestiones administrativas ante organismos del Estado, sin registrar entradas o salidas del país, sin que el tribunal haya podido acreditar una eventual liberación y sin que conste, tampoco, su defunción».