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Hueravilo Saavedra Oscar Lautaro – Memoria Viva

Hueravilo Saavedra Oscar Lautaro


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Homenaje Baldosa en Domicilio

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Isla Cautín - Rutadelamemoria.cl

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cementerio G. Santiago memoriales.cl

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Rut : 6.293.832-3

Fecha Detención : 19-05-1977
Lugar Detención : Argentina


Fecha Nacimiento : 11-01-1954 Edad : 23

Lugar Nacimiento : Santiago

Actividad Política :
Actividad : Empleado

Estado Civil e Hijos : Casado, 1 hijo
Nacionalidad : chilena

Mirta Alonso


Relatos de Los Hechos

Fuente :(Informe Rettig)

Categoría : Antecedentes del Caso

 

Acciones contra matrimonios mixtos argentino-chilenos

El 19 de mayo de 1977 fue detenido junto a su cónyuge Oscar Lautaro HUERAVILO SAAVEDRA, de 23 años, empleado, sin militancia conocida, jóven chileno radicado en Buenos Aires, casado con una nacional argentina, Mirta Mónica ALONSO, embarazada de seis meses. Ese niño nació en cautiverio, siendo recuperado por su abuela. El matrimonio desapareció, víctimas de violación de sus derechos humanos, en el cuadro de la situación ya dicha, sin que existan elementos que indiquen la participación de agentes chilenos en los hechos.

 


Nacer en un lugar en el que todos morían

Fuente :anccom.sociales.uba.ar 6/6/2019

Categoría : Prensa

No es fácil definir qué es más impactante: si la historia que se proyecta y se narra en las paredes del hoy Museo Sitio de Memoria ESMA -ex Casino de Oficiales de la Armada- o la historia misma de esas paredes, que perciben hasta el día de la fecha marcas, golpes y rasguños de las 5.000 personas que estuvieron allí detenidas-desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar argentina. De entre las víctimas, Oscar Lautaro Hueravilo y Mirta Mónica Alonso Blanco dieron origen a un caso paradigmático. Ambos secuestrados la madrugada del 19 de mayo de 1977 son los padres de Emiliano Lautaro Hueravilo, el primer hijo de la ESMA, que 42 años después volvió a adentrarse en aquellas paredes para conducir una nueva recorrida por sus recovecos.

Usualmente, cualquier mención a la ESMA contrae significaciones que remiten a la muerte. El pasado sábado la directora del Museo, Alejandra Naftal, lo describió como “lugar en el que se puede comprobar que en la última dictadura militar se llevó a cabo un plan de exterminio, un genocidio, un plan sistemático de represión, tortura y muerte”. Siempre se asocia el lugar con la masacre, porque incluso era desde allí donde despegaban aquellos vuelos de la muerte, cuyo trágico final era el Río de la Plata. No obstante, el tercer piso del Casino fue también un lugar que dio vida, ya que funcionó como una maternidad clandestina. En este contexto, en una habitación de no más de tres metros cuadrados, nació Emiliano Lautaro Hueravilo, hijo de Oscar Hueravilo y Mirta Alonso, quien dio a luz engrillada y asistida por dos secuestradas más.

Todavía restan algunos minutos para las cinco de la tarde pero la fachada del Museo ya está repleta, con más de 200 personas que entre charlas y mates aguardan el comienzo de la visita. El último sábado de cada mes, el Museo Sitio de Memoria ESMA organiza una recorrida abierta en compañía de algún invitado especial. En cuanto Emiliano Hueravilo toma el micrófono y comienza a dilucidar su historia, el clima de fin de semana soleado se apaga. Las respiraciones, cada vez más tensas,  acompañan al sentimiento de Emiliano que, con ojos vidriados, recuerda a su madre, a su padre y por sobre todo a su abuela, Eliana Saavedra. 

El caso de Emiliano se puede catalogar como el inicio de un plan sistemático de robo de niños y niñas, mencionaba Naftal durante la apertura de la recorrida, no sin recordar también que al día de hoy son muchos los niños -ya adultos- que todavía no han recuperado su identidad. Emiliano nació el 11 de agosto de 1977 (según documentos de la dictadura) y pasó los primeros veintidós días en compañía de su mamá. Nada se supo sobre el paradero de la criatura hasta cuatro meses después cuando, por alguna razón que también se desconoce, fue abandonado en el Hospital de Niños de la Ciudad de Buenos Aires, la antigua Casa Cuna, y allí recuperado por sus abuelos.

Al hablar sobre sus padres, Emiliano lo hace en tiempo presente. “Mis viejos ´son´militantes”, expone al inicio de la recorrida. Al día de hoy, Oscar Hueravilo y Mirta Alonso continúan desaparecidos. De su madre menciona que tuvo la astucia en cuanto nació de hacerle una marca en la oreja izquierda, que lo acompaña hasta el día de hoy. “Era para reconocerme. Tenía la convicción de buscarme cuando saliera”, interpreta Emiliano. Pero jamás sucedió.

Un video en la entrada del Museo recuerda a su abuela, fallecida el pasado 17 de abril, y produce la primera caída masiva de lágrimas del público. “Este predio dice muchísimas cosas”, termina Hueravilo. “Hubo 30 mil, fue genocidio, hubo terrorismo de Estado” y los aplausos comenzaron a tronar.

Hoy Emiliano es médico, fundador de la agrupación HIJOS, director de Derechos Humanos de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y padre de tres hijos. Lara, su hija mayor, lo acompañó el sábado durante la recorrida, así como también varios de sus compañeros del hospital, sus colegas de ATE e incluso sobrevivientes de la dictadura que habían estado secuestrados junto a sus padres. Es la segunda vez que vuelve al lugar en el que nació. La primera, en 2004, durante la recuperación de la ESMA, que hoy está postulado como Patrimonio de la Memoria de Unesco.

Otro de los protagonistas de la visita fue Osvaldo Barros, quien estuvo detenido y obligado a realizar trabajos forzosos desde enero de 1979 hasta febrero de 1980. Durante la recorrida por la planta baja, el altillo, “La Pecera”, “Capucha” y “Capuchita” fue describiendo vivencias y anécdotas que al día de hoy mantiene intactas en la memoria. “Este es el primer lugar donde los secuestrados veníamos a parar. Bajamos esa escalera, esos 10 escalones son inolvidables, los conté varias veces” mencionó al inicio de su alocución en El Sótano. Allí se encontraba también “La Huevera”, la sala de tortura, cuyo nombre recibe porque estaba recubierta con maples de cartón para aislar el sonido de los gritos. En el pasillo que conducía hacia los cuartos de “interrogatorio” un cartel se extendía de lado a lado. Su inscripción: “Avenida de la felicidad”.

“Todos tuvimos una etapa de capucha, grilletes, golpes y tortura”, recuerda Carlos Muñoz, otro sobreviviente y hoy trabajador del Espacio Memoria y Derechos Humanos. El valor de la identidad, actualmente característico de la lucha por las búsquedas y las restituciones, recibía otra connotación en aquel entonces. “A partir de que ingresabas acá perdías hasta tu identidad mínima”, menciona. Él fue el número 4261 y según afirma, hoy tiene la misión de darle voz a quienes no pudieron salir con vida.

La recorrida estuvo signada también por el deseo de justicia y la remitencia a los juicios. Los protagonistas insistieron en la importancia de acudir a las audiencias y presionar en las causas. Hoy, a varios de los condenados se les concedió el beneficio de la prisión domiciliaria y algunos, incluso, fueron puestos en libertad, como el caso de “Pantera” Ferrari, menciona Osvaldo Barros. También estuvo presente la exigencia de preservación del lugar, que además es prueba judicial, pero también preservación de la memoria y la identidad.

Tres horas después, la visita terminó en El Dorado, salón signado por una muestra visual sobre los condenados, al grito de “como a los nazis, les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”. La misma canción había sido entonada tan solo un día antes, en la marcha por la masacre de Monte que tuvo lugar en La Plata. Por última vez en el día, los aplausos volvieron a tronar.


¡Hasta la victoria siempre Oscar Hueravilo, Padre de Plaza de Mayo y Militante Revolucionario!

Fuente :ctabuenosaires.org.ar 24/7/2022

Categoría : Prensa

Con profundo pesar, la CTAA Bonaerense expresa sus más sentidas condolencias a familiares, seres queridos, compañeras y compañeros de Oscar Hueravilo quién falleció en el día de ayer.

Junto a su compañera de vida Eliana Saavedra, tomaron la decisión de dejar su Chile natal para radicarse en argentina y así salvar sus vidas ante la sangrienta embestida de la dictadura de Pinochet contra las organizaciones populares. Ambos militaban en el Partido Comunista.

Oscar Lautaro Hueravilo “Taro”, siguió con la tradición de compromiso por las causas justas que expresaban Oscar y Eliana. Conoció a Mirta Mónica Alonso en la Bodega Peñaflor donde ambos trabajaban, y fruto de ese amor nació Emiliano Lautaro Hueravilo Alonso.

El 19 de mayo de 1977 de 1977 y estando embarazada de 6 meses, Mirta despedía a su abuelo en un velorio. Genocidas secuestraron a la pareja y fueron llevados al centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionaba en la ESMA. Allí nació Emiliano y permaneció 22 días con su Mamá, que le hizo una marca en la oreja con la esperanza de reconocerlo algún día, sabiendo que iban a separarlos.  

Eliana y Oscar se organizaron con otras familias en su misma situación, el los orígenes de Madres y Padres de Plaza de Mayo, para encontrar a sus hijos y nietos. En las primeras marchas encabezadas por las mujeres, los hombres debían adoptar distintas estrategias para permanecer dispersos y ocultos para no ser descubiertos por las fuerzas represivas.  

En diciembre de 1977, Emiliano fue abandonado en la puerta del Hospital Elizalde (ex Casa Cuna) con una hoja que consignaba su nombre y posible fecha de nacimiento que databa del 11 de agosto. Medios de comunicación difundieron la noticia y esto permitió que Oscar y Eliana pudieran recuperarlo. Sin embargo, no cesaron en su accionar solidario y siguieron comprometidos con la búsqueda de hijas, hijos, nietas y nietos de otras familias, sino también en la lucha para que se desarrollen los juicios de lesa humanidad y que los responsables recibieran el merecido castigo.

Aún a una edad muy avanzada, Oscar seguía participando en movilizaciones populares apoyado en su bastón junto a su nieto Emliano quién es actualemente Secretario de DDHH de la CTAA y ATE Bonaerenses, y en sus bisnietas LaraSofía y Emilia. Siempre acompañado por su hijo y su nuera en con un cartel que llevaba a cada manifestación a la que concurría.

Estando solo en su casa, tomando mate, a veces se venía el recuerdo de su nuera Mirta y su hijo “Taro” en la cocina, y se desplomaba del dolor por tanto extrañarlos. “Mirta no era mi nuera, era mi amiga”, contaba Oscar en una entrevista concedida a QM Noticias.

“Hay noches que no duermo por él, por ella, y por todos. Porque todos eran revolucionarios. A veces ella (Eliana) desea la muerte, y yo igual. Pero tengo a Emiliano, tiene tres hijas, tengo a los compañeros. Y entonces me pongo contento, muy contento”, manifestaba con emoción.

Los últimos meses Oscar los pasó en una casa tranquila, con muchos árboles, disfrutando el amor de su nieto y sus bisnietas, y las visitas. Con la tonada característica de su tierra y su Pueblo Mapuche, contaba sus experiencias de una manera tan cautivante que daba gusto escucharlo por horas.

Y plantó semilla. Plantó memoria. Plantó futuro.

Emiliano fue uno de los fundadores de HIJOS, y Lara, su bisnieta mayor, de la Agrupación Nietes, donde pibas y pibes dan continuidad a la lucha de sus madres, padres, abuelas y abuelos.

Al despedirlo físicamente, Emiliano le dedicó unas sentidas palabras de agradecimiento, y lo último que hizo fue destacar la condición de trabajador revolucionario. Su bisnieta Lara, lo despidió junto a quienes acompañaron a la familia reivindicando a los y las 30 mil compañeras y compañeros detenidos desaparecidos, PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE.  

La historia y el legado de Oscar y Eliana, iluminan el camino que transitaron antes otros, que recorrieron ellos, y que tiene a miles de militantes populares tomando la posta en la lucha hacia un mundo donde a ninguna familia le falte el pan en su mesa, las pibas y los pibes puedan estudiar y jugar, con trabajadoras y trabajadores con salarios y condiciones de trabajo digno, y donde adultas y adultos mayores puedan transitar su jubilación tras años de sacrificio con felicidad. 

Por la lucha, por el compromiso, por las enseñanzas, y por “defender la alegría como una trinchera”…

¡GRACIAS OSCAR!

¡HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE!

¡VENCEREMOS!

  


Mirta Alonso y Oscar Lautaro Hueravilo

Fuente :memoriapalermo.org.ar 16/3/2013

Categoría : Prensa

Militantes populares detenidos desaparecidos por el Terrorismo de Estado el 19 de mayo de 1977

Mirta y Oscar tenían 24 y 23 años respectivamente, trabajaban en las Bodegas Peñaflor y cursaban estudios universitarios, ambos eran militantes del PC, ella además era docente.
Secuestrados el 19/05/77, intentaron capturarlos en el velorio del abuelo de Mirta, solo estaba ella, más tarde fueron por Oscar al domicilio del matrimonio en Fitz Roy 2294. Allí fue colocada el 16/03/13 la baldosa que nos recuerda el compromiso de lucha y la entrega de ambos y simultáneamente mantiene vivo el reclamo por Verdad y Justicia.

Oscar y Eliana Saavedra, padres de Oscar, que años antes habían buscado refugio en la Argentina huyendo de la Chile de Pinochet, honraron la memoria de su hijo y de su nuera militando en Padres (1) ,(2) y Madres de Plaza de Mayo (3) respectivamente. Ella falleció el 16/04/19. Mirta dio a luz el 11/08/77 en lo que era el Casino de Oficiales de la ESMA. Antes de que arrancaran al niño de su lado lo marcó en una oreja, seguramente para reconocerlo en un reencuentro que sus verdugos le negaron a ambos. Batalló para amamantar a su hijo, logró hacerlo durante 3 semanas. Luego “el traslado”. Tanto amor tuvo su premio: Emiliano Lautaro (4), su hijo, fue abandonado en Casa Cuna, desde donde sus abuelos lograron recuperarlo el 14/12/77, -“La Pequeña lo tomó en sus brazos y lo abrazó fuertemente. El bebé no la largó nunca más”-, cuenta el abuelo Oscar, la Pequeña es la abuela Eliana. Aquel bebé es hoy uno de los fundadores de la agrupación HIJOS y actual Secretario de Derechos Humanos de la Asociación Trabajadores del Estado de la Provincia de Buenos Aires (ATE) (4).
A Mirta, madre de Emiliano, además se la recuerda enlazada junto a 14 compañeras también asesinadas o desaparecidas por el terrorismo de estado en 4 baldosas, colocadas el 27/03/19 en Güemes 3859 sede de la Escuela Superior Normal 6, donde cursaron estudios. Huellas para visibilizar 15 historias de vida y de lucha.

“La memoria suele recorrer caminos curiosos. Muchas veces los recuerdos permanecen agazapados y, repentinamente, nos golpean para arrancarnos una sonrisa o dolorosas lágrimas. Aparecen imágenes como fotos, gestos, voces, miradas, que lograron burlarse del paso del tiempo y permanecer allí, rotundas, plenas, indestructibles. Están aquí, están en nosotros porque forman parte de nuestra propia historia. Son piezas del rompecabezas que conforma nuestra identidad”.
(Fragmento de la reflexión de su hermana, Graciela Alonso el día de la colocación de la baldosa).

(1) “Padres de Plaza de Mayo. Memorias de una lucha silenciosa”. Editorial Marea, 2014
(2) www.encuentro.gob.ar Video “Padres de Ia Plaza”
(3) www.ctabuenosaires.org.ar (17/04/19)
(4) www.canalabierto.com.ar “La oreja de Emiliano”

“A todos nosotros, durante estos 36 años, se nos hizo indispensable obstinarnos en buscar la memoria, la verdad y la justicia. No hace falta emplear frases altisonantes, no es necesario usar recursos efectistas para rescatar la memoria de los nuestros, de los que amamos y nos fueron arrancados impunemente con la soberbia y la brutalidad de la barbarie. Es tan fácil separar la luz de la tiniebla, la vida de la muerte, la belleza del horror, que no tenemos más alternativa que rescatar esas vidas cercenadas por la garra repugnante del terrorismo de Estado. Y para hacerlo, no hace falta ponerse solemnes, no hace falta pensar en argumentaciones difíciles, solamente es necesario reestablecer los lazos que nos unen indisolublemente con los sueños y las ideas por las que les arrebataron la vida. Recordar a Mirta, mi hermana mayor, me transporta inmediatamente a la infancia. En aquella etapa, su presencia ocupaba un lugar central. Ella amaba la vida y llevaba adelante sus proyectos con absoluta dedicación. Fue una estudiante muy responsable. Naturalmente inquieta y curiosa. Sus preocupaciones culturales hicieron de ella una amante del cine y una asidua lectora. Su mirada profunda, su sonrisa alegre y la ternura de su paciencia infinita están conjuradas en mi memoria para siempre. Si durante la infancia, mi hermana significó un referente incuestionable para mí porque era mi guía, ya que ocupaba el lugar del saber y era una persona en la que podía confiar absolutamente, puesto que era capaz de velar por mí en cualquier circunstancia; durante la adolescencia, encarnó una figura diferente. En aquellos días, ella comenzó a plantearse un compromiso solidario con su entorno, fue el tiempo de la militancia política y la preocupación social. Estosignificó para mí un desafío apasionante. Es cierto que si bien en mi casa las inquietudes políticas siempre estuvieron presentes, fundamentalmente a partir de las charlas constantes de mi padre y de mi abuelo sobre esos temas, fue especialmente con mi hermana con quien yo comencé también a cuestionarme sobre la justicia social. Tenía 24 años, estaba embarazada de seis meses cuando la secuestraron aquel 19 de mayo de 1977 del velatorio de nuestro abuelo materno, mientras su compañero también era detenido, en la misma madrugada, en este preciso lugar. La sombra negra de la dictadura militar truncó sus vidas y nos destrozó a todos. Pero su muerte, la muerte de su pareja y la de todos los compañeros desaparecidos se erigen en símbolo de lucha y resistencia contra la ignominia vergonzosa del terrorismo de Estado. La memoria suele recorrer caminos curiosos. Muchas veces los recuerdos permanecen agazapados y, repentinamente, nos golpean para arrancarnos una sonrisa o dolorosas lágrimas. Este lugar, donde estamos hoy, es especialmente conmovedor porque aquí vivieron y por eso, es más fácil para los que compartimos aquellos años, podemos encontrar las huellas que la vida cotidiana va construyendo mansamente. Aparecen imágenes como fotos, gestos, voces, miradas, que lograron burlarse del paso del tiempo y permanecen allí, rotundas, plenas, indestructibles. Están aquí, están en nosotros porque forman parte de nuestra propia historia. Son piezas del rompecabezas que conforma nuestra identidad. Los ideales por los que lucharon, compartidos por nuestros mayores, permanecen vivos, germinaron en nosotros, se multiplicaron en nuestros hijos y palpitan con más fuerza todavía en una nueva generación que quiere mirarse en el espejo que refleja el compromiso, la entrega y la lucha inclaudicable por lograr una sociedad más justa. Los crímenes de lesa humanidad colocan a sus víctimas, inevitablemente, en una dimensión heroica y así debe ser; porque el avasallamiento de un derecho tan elemental como la vida debe trascender lo individual. Sin embargo, hoy no quiero recordar a mi hermana de ese modo. Deseo que mi evocación de ella sea simple, singular, esencialmente íntima porque es así como la recuerdo siempre, porque es así como me hace falta”.

Graciela Alonso, hermana


Murió Eliana Saavedra de Hueravilo, madre de Plaza de Mayo

Fuente :fmarroyos.org.ar 17/4/2019

Categoría : Prensa

La dictadura secuestró en 1977 a su hijo, Oscar Lautaro Hueravilo y a su esposa, Mirta Alonso, embarazada. El hijo del matrimonio nació en la ESMA y fue abandonado en la Casa Cuna, con un cartel con su nombre. Tenía también la marca en la oreja que le había hecho su madre. Su caso fue usado por la defensa del almirante Emilio Massera para intentar de demostrar que no había habido un plan sistemático de apropiación de bebés durante el terrorismo de Estado.

El secuestro del matrimonio se produjo el 19 de mayo de 1977. Hueravilo y Alonso militaban en el Partido Comunista, una actividad que Hueravilo heredó de sus padres, Eliana y Oscar Eusebio. Oscar Lautaro Hueravilo fue secuestrado en Santa Fe y Fitz Roy  y luego fueron a buscar a Alonso a su domicilio con el argumento de que él había sufrido un asalto. Nunca más aparecieron.

Tras la desaparición forzada del matrimonio Oscar Eusebio y Eliana presentaron hábeas corpus y ella se incorporó a Madres de Plaza de Mayo. El 20 de agosto de 1977 el diario La Prensa publicó un edicto que consignaba el abandono de “una criatura de una semana de vida de sexo masculino vestido con un conjunto celeste, una mantilla y una frazada reducida que, como seña particular, presentaba en la oreja derecha una pequeña perforación en el lóbulo, que entre la frazada que cubría el bebé había un papel rectangular de 20 cm de largo por siete de ancho escrito con estilográfica azul con los siguientes datos: Nombre: Emiliano Lautaro Hueravilo: peso 3 kg, largo 46 cm. Nació a las 19 hs. Parto normal con episiotomía. Bebé deprimido, cordón enroscado, vacunación ninguna, alimentación S26”. 

El pequeño Emiliano pudo ser recuperado por sus abuelos paternos el 14 de diciembre de 1977. “La primera vez que vi una foto de mi nieto me puse a llorar, era igualito a mi hijo a esa edad. Me hicieron presentar en el hospital a las 8 de la mañana”, contó Eliana a este diario en 1998.  El caso tuvo visibilidad por el testimonio de los Hueravilo en la película documental La república perdida 2, estrenada en 1986. “De mi madre sé que me tuvo al lado suyo durante 22 días, que me amamantó y que me hizo una marca en la oreja para reconocerme cuando saliera”, contó un Emiliano ya veinteañero y militante de HIJOS.

Cuando, tras el indulto menemista, Massera volvió a Tribunales por la causa del robo de bebés, su defensa esgrimió que el caso Hueravilo era la prueba de que no había habido un plan sistemático de apropiación. Algo que la familia Hueravilo negó, al denunciar que Oscar Lautaro y Mirta desaparecieron en la ESMA, donde se produjo el parto. “Yo no fui ‘restituido’ por las Fuerzas Armadas. Yo fui ‘recuperado’ por la lucha de la gente de derechos humanos, y por la abogada y mis abuelos”, dijo en el mismo reportaje el joven Hueravilo.

El cuerpo de Eliana fue velado en La Plata.