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Fuentes Alarcón Jorge Isaac – Memoria Viva

Fuentes Alarcón Jorge Isaac


Universidad de Concepción

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Muro Villa Grimaldi

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homenaje villagrimaldi

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Rut : 5.453.067-6

Fecha Detención : 17-05-1975
Lugar Detención : Paraguay


Fecha Nacimiento : 05-02-1947 Edad : 28

Lugar Nacimiento : Cisternas – RM

Actividad Política : Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR
Actividad : Sociólogo

Estado Civil e Hijos : Casado, 1 hijo
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :Vicarìa de la Solidaridad

Categoría : Antecedentes del Caso

JORGE ISAAC FUENTES ALARCON

Rut : 153.953 San Bernardo 

F.Nacim. : 05 02 47, 28 años a la fecha de la detención 

Domicilio : Sergio Ceppi 680, La Cisterna E.Civil : Casado, un hijo Actividad : Sociólogo 

C.Repres. : Ex presidente de la Federación de Estudiantes de la U. de Concepción, miembro del Comité Central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR 

F.Detenc. : 17 de mayo de 1975 

Jorge Isaac Fuentes Alarcón, casado, un hijo, sociólogo, ex dirigente estudiantil, miembro del Comité Central del MIR, fue detenido por efectivos de seguridad del Paraguay el 17 de mayo de 1975, junto al ciudadano argentino Amílcar Santucho, hermano del dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores, Mario Roberto Santucho. El arresto se verificó en Enramada, en momentos que ingresaban al Paraguay, siendo conducidos al Departamento de Investigaciones de ese país. Jorge Fuentes, quien portaba documentación a nombre de Ariel Monarde Ledesma, permaneció detenido en Paraguay hasta mediados de septiembre de 1975, fecha en que fue entregado a agentes de la DINA e ingresado clandestinamente a Chile. Una vez en el país, fue recluido en 4 Alamos y a fines de septiembre fue trasladado a Villa Grimaldi en donde se le vio por última vez a fines de la primera quincena de enero de 1976. Al momento de ser traído desde el Paraguay, Jorge Fuentes sufría diversas infecciones, entre ellas sarna y piojos. Don Amílcar Santucho, 4 años y medio después de su arresto, ya en libertad, manifestó en entrevista que le hiciera la revista norteamericana "Denuncia", del mes de noviembre de 1979, que con él fue detenido el chileno Jorge Fuentes Alarcón, "a quien Ceballos se llevó a Chile" (se refiere a Edgardo Ceballos Jones), sin ningún requisito legal.
Don Héctor Hernán González Osorio, ex detenido de la DINA y de Villa Grimaldi, cuenta en su testimonio haber sido detenido el 6 de diciembre de 1974 y que, encontrándose en ese recinto, se enteró por comentarios de agentes de la DINA, que había caído un contacto internacional del MIR y que se le estaba tendiendo una trampa en el exterior al "Trosko" Fuentes, en conjunto con los servicios de represión argentinos.
Acerca del paso de Jorge Fuentes Alarcón por los recintos de la DINA de 4 Alamos y Villa Grimaldi, dan cuenta los numerosos testimonios de ex prisioneros de ese organismo de seguridad. La gran mayoría de estos testimonios fueron prestados judicialmente en el respectivo proceso que investigó su desaparecimiento. Doña Georgina Ocaranza Muñoz, expresa en su testimonio judicial prestado en febrero de 1976, fecha en que aún se encontraba recluida en Tres Alamos, haber sido detenida el 9 de septiembre de 1975, trasladándola primero a 4 Alamos donde estuvo incomunicada por 45 días. En ese recinto, en la celda contigua había un prisionero al que oía cantar. Posteriormente empezaron a comunicarse, enterándose que su nombre era Jorge Fuentes Alarcón y que había sido detenido en Paraguay con el hermano de Santucho. Posteriormente lo vio en el baño, estaba rapado, vio que lo abofetearon y escuchó que le decían "contesta bien huevón", le decían "Trosko"; entre los guardias hablaban de que ése era el famoso " Trosko" Fuentes. A los días después se lo llevaron y por otros detenidos que llegaron se enteró que se encontraba en Villa Grimaldi; estaba con sarna, rapado y lo tenían en la casucha de un perro y le llamaban el "pichicho". Doña Lidia de las Mercedes Bravo Riffo, expresa en su testimonio haber sido detenida el 12 de septiembre de 1975 y trasladada a Villa Grimaldi en donde permaneció hasta el día 28 de ese mes, fecha en que fue llevada a 4 Alamos. En este último recinto y en ese mismo día, escuchó en la habitación contigua a la suya, a un detenido que su compañera de celda, Gina Ocaranza, le manifestó que se trataba de Jorge Fuentes Alarcón. Sólo lo sintió ese día, posteriormente se enteró que lo habían trasladado a Villa Grimaldi. Don Roberto Gómez Donoso, expone en declaración jurada haber sido detenido el 11 de septiembre de 1975, siendo trasladado a Villa Grimaldi en donde fue brutalmente torturado. El 17 de septiembre fue cambiado de recinto, siendo conducido a 4 Alamos luego que un agente llamado "El brujo" pretendió hipnotizarlo, tratando que olvidara su permanencia en Villa Grimaldi. En 4 Alamos, a fines de septiembre, escuchó a un prisionero que gritaba "yo soy Jorge Fuentes Alarcón, militante del MIR", narró a viva voz haber sido detenido en Paraguay y haber sido trasladado a Bolivia, de allí a Arica y de allí a Santiago, a 4 Alamos. Luego de esto se sintió que abrieron su celda y fue sacado del lugar. No volvió a escucharlo.
Doña Delia Susana Veraguas Segura, expone en su testimonio judicial haber sido detenida el 22 de septiembre de 1975, siendo trasladada a Villa Grimaldi. El día 29, vio en ese recinto a un prisionero alto, moreno, con la cabeza rasurada y con sarna; gritaba que era Jorge Fuentes Alarcón, alias "El Trosko", sociólogo de Concepción, miembro del MIR, y que avisaran a sus familiares que estaba vivo, porque temía que lo hicieran desaparecer. Posteriormente, el 19 de octubre, el guardia de turno le ordenó que le llevara el almuerzo al "Trosko Fuentes", quien se encontraba sentado en una pieza, semejante a un cajón de madera, con las piernas dobladas, vendado y con los pies encadenados, cuya cadena se le enredaba en los tobillos; se encontraba pálido, muy delgado y aspecto deprimente. En esta ocasión de nuevo le contó su historia, percatándose que estaba infectado con sarna en todo el cuerpo y le hacían tratamiento con gamexano. Los guardias le habían puesto el sobrenombre de "Pichichus", en comparación al perro de la televisión, lo vio por última vez el 22 de octubre, fecha en que fue trasladada a 4 Alamos. Doña Gladys Angélica Ledezma Maturana, expresa en su testimonio haber estado detenida en Villa Grimaldi desde el 3 al 18 de octubre. Todos los días vio al detenido Jorge Fuentes, de quien los agentes se mofaban llamándolo "Bicho", pasaba siempre al baño dando saltos, pues tenía los pies engrillados. Todos los días cantaba en el baño y pedía Linol para la sarna. Doña Carmen Lucía Elvira Vergara Morales, expresa en su testimonio haber sido detenida en dos oportunidades en septiembre de 1975. En la segunda vez, ocurrida el 22 de septiembre, fue trasladada a Villa Grimaldi en donde fue torturada por Osvaldo Romo y Marcelo Moren Brito. Durante su permanencia de alrededor de un mes en ese recinto, vio periódicamente a Jorge Fuentes Alarcón, quien permanecía aislado del resto de los prisioneros, encerrado en una casucha en el patio y que era torturado en forma constante; gritaba permanentemente, por lo que todos los detenidos de Grimaldi sabían de su presencia. Doña Lelia Matilde Pérez Valdés, fue detenida por la DINA el 24 de octubre de 1975 y trasladada por sus captores a Villa Grimaldi, en donde fue intensamente interrogada y torturada al igual que su cónyuge Víctor Hugo Miranda, detenido ese mismo día. Durante su permanencia en ese lugar, pudo hablar en varias oportunidades con el prisionero Jorge Fuentes Alarcón, quien le contó haber sido detenido en Paraguay. La noche del 18 a 19 de noviembre, se escucharon largos interrogatorios y quejidos de personas que estaban siendo torturadas; se escuchaban los nombres de Ganga, Catalina, Mónica, Roberto, a una de las mujeres que era interrogada le decían que su marido se había ido "pata de laucha", lo que significaba que estaba muerto en la jerga usada por los agentes; reconoció la voz de Marcelo Moren que gritaba y daba órdenes solicitando agua hirviendo y aceite. Al día siguiente, pudo ver por la ventana de su celda varios cuerpos tendidos en el suelo cubiertos con telas sucias. El mismo 19 de noviembre, en la noche, los agentes estaban eufóricos leyendo casi al unísono con el lector de las noticias de un canal de televisión, los hechos y los nombres de las personas que habían muerto en la Rinconada de Maipú en un supuesto enfrentamiento. El 20 de noviembre, Jorge Fuentes le aseguró haber visto a varias de estas personas que fueron torturadas y muertas en Villa Grimaldi. El 28 de noviembre la testigo fue trasladada a 4 Alamos. Don Dagoberto Trincado Olivera, sobreviviente de la DINA, cuenta en su testimonio haber permanecido en Villa Grimaldi desde el 4 de noviembre al 30 de diciembre de 1975, siendo brutalmente torturado con electricidad, a consecuencia de lo cual sufrió 3 paros cardíacos, debiendo ser llevado por sus captores a la Clínica Santa Lucía en donde permaneció 4 días para luego volver a Grimaldi al régimen de tortura. Durante toda su estadía en Grimaldi pudo ver y alternar con Jorge Fuentes Alarcón, quien le contó las circunstancias de su arresto. Don Martín Humberto Hernández Vásquez, fue detenido el 2 de noviembre de 1975, permaneciendo recluido en Villa Grimaldi hasta el 18 de ese mes. Durante 3 días permaneció en una misma celda con el "Trosko Fuentes", quien le relató su historia represiva originada en Uruguay. Don Sergio Ruiz Lazo, da cuenta en su testimonio que encontrándose detenido en Grimaldi, el 17 de noviembre, se produjo un desperfecto en un candado de la puerta de un lugar especial, donde se mantenían prisioneros de cierta importancia; el guardia respectivo le pidió ayuda y al realizar esa tarea, se percató de la presencia de dos detenidos, uno de ellos dijo llamarse "Trosko Fuentes" y con él estaba Martín Hernández, ambos estaban engrillados.
Don Oscar Patricio Orellana Figueroa, expresa en su testimonio haber sido detenido el 28 de noviembre de 1975 y trasladado por la Dina a Villa Grimaldi. Allí, desde los primeros días pudo tener contacto con otro prisionero llamado Jorge Fuentes Alarcón, quien le manifestó y aconsejó que tuviera cuidado con los detenidos, puesto que colaboraban con la DINA; le dio información sobre el funcionamiento de Villa Grimaldi y sobre la gente que allí trabajaba. Era característico de él ayudar a los otros detenidos dando ánimo; tenía una alegría y una moral muy alta. Los agentes lo llamaban "el Bicho". Don Cristián Esteban Van Yurick Altamirano, expresa en su testimonio haber sido detenido el 12 de julio de 1974, permaneciendo recluido en varios recintos de la DINA. Cerca de Pascua de 1975, se encontraba en Villa Grimaldi, en un sector denominado "Casas Chile"; allí en un cajón frente a la salida de un baño estaba el "Trosko Fuentes". Entre los agentes que lo interrogan, están "Moren", "Max", "Troglo", "El cachete", " Lawrence". Don Renán Gregorio Castillo Urtubia, expresa en su testimonio haber sido detenido el 26 de noviembre de 1975, permaneciendo recluido en 3 oportunidades en Villa Grimaldi, siendo la última vez del 26 de diciembre al 13 de enero de 1976. Durante las 3 oportunidades pudo ver y conversar con Jorge Fuentes Alarcón. En una de estas conversaciones le manifestó que tratara de hacer algo porque a él lo iban a matar; el Trosko se encontraba muy íntegro pese al trato a que era sometido, ya que se encontraba castigado debiendo permanecer en una casucha de perro. Los otros prisioneros comentaban que había tenido sarna. Cuando el testigo lo vio, ya estaba mejorado de esa infección. Don Juan Ernesto Segura Aguilar, expone en su testimonio que tras su arresto ocurrido el 5 de diciembre de 1975, fue trasladado a Villa Grimaldi, en donde vio a Jorge Fuentes hasta el día 6 de enero de 1976. Don Raúl Fernando Villouta Rattoli, da cuenta en su testimonio haber sido detenido por la DINA el 3 de diciembre de 1975 y trasladado a Villa Grimaldi en donde fue violentamente torturado con electricidad en un sector del recinto denominado "La Torre". Tras la primera sesión de tortura se le asignó el número 1.123; este número era asignado en forma correlativa a los detenidos conforme iban llegando a ese lugar. El 6 de diciembre, después de oscurecer, dos o tres guardias sacaron a los prisioneros de sus celdas y los hicieron sentar en un semicírculo en el suelo. Los guardias se colocaron detrás de los detenidos y los obligaron a salir de a uno a un escenario imaginario para hacer "gracias", contar chistes o cantar para entretenerlos. A esa "velada" fue llevado un prisionero desde otro lugar del recinto y lo hicieron actuar; a este prisionero lo llamaban "Trosko" y se trataba de Jorge Fuentes Alarcón, quien era mantenido encadenado en una especie de cajón grande de madera, ubicado cerca de los baños. Jorge Fuentes contó uno o dos chistes y le llamó la atención que lo hiciera con bastante soltura y buen estado de ánimo. En una ocasión, pudo conocer la construcción de madera donde era mantenido el "Trosko" Fuentes; se trataba de un cajón de madera sin pintar, de 1.70 de alto por 2 mts. de largo y unos 60 cms. de ancho. Era una especie de caja de fósforos puesta de costado, más larga que alta; no tenía ventana, sólo un portillito en uno de sus extremos. En otra oportunidad, que lo mandaron a barrer, se topó con unos guardias sentados en unas sillas en el patio, cerca del baño, quienes conversaban con Fuentes; no participó en la plática, pero pudo oírla; versaba sobre la DINA.
Don Carlos Raúl González Anjari, expone en su testimonio haber sido detenido por la DINA el 26 de diciembre de 1975, siendo trasladado a Villa Grimaldi. En ese recinto, el 6 de enero de 1976, vio a Jorge Fuentes alrededor de las 06:00 de la mañana barriendo el patio de Grimaldi. Don Sergio Requena Rivera, fue detenido por la DINA el 12 de diciembre en la oficina de su jefe en Ferrocarriles del Estado en donde trabajaba, tras su arresto fue trasladado a Villa Grimaldi en donde fue interrogado por Miguel Krassnoff Martchenko. El 19 de diciembre fue trasladado a 4 Alamos y el 2 de enero de 1976 nuevamente fue llevado a Grimaldi, en donde permaneció hasta el 19 de enero. En esta 2 estadía en ese recinto, se percató de la presencia de Jorge Fuentes Alarcón, quien se encontraba recluido en una casucha y a quien los guardias se referían a él como "El bicho". Lo vio hasta el 12 de enero, fecha en que Fuentes Alarcón fue sacado de Villa Grimaldi en una camioneta junto a otros detenidos.
Renato Arias Rozas, Silva Mazella Muñoz, Raúl Ismael Garrido Cantillana y su hijo Raúl Garrido, Carlos Ortiz Gajardo, José Miguel Moya Raurich, Selva Hidalgo Fuentes, Edwin Bustos Streeter y Guillermina Ester Ibarra Donoso son otros sobrevivientes de la DINA en cuyos testimonios exponen haber visto a Jorge Fuentes Alarcón recluido en Villa Grimaldi. Finalmente, luz Arce ex prisionera de la DINA y que, luego de ser sometida a brutales torturas, colaborara con ese organismo, da cuenta en su testimonio prestado en la Comisión Verdad y Reconciliación, y que fuera publicado por la prensa, que con respecto al detenido conocido con el apodo de "Trosko Fuentes", a quien también le decían "El pichicho", que había sido "pelado al rape" y estaba en muy malas condiciones físicas, contagiado con diversas enfermedades, que en Villa Grimaldi el responsable de él era Marcelo Moren Brito, como jefe del cuartel. En otra oportunidad, escuchó que a un detenido se le eliminó inyectándole virus de la rabia, la testigo cree que ese detenido podría haber sido el "Trosko Fuentes".
Su familia realizó numerosas gestiones con el fin de lograr que las autoridades reconocieran su detención en un recinto de la DINA, pero al igual que las gestiones de organismos internacionales, ellos resultaron infructuosas y aún desconocen la suerte que corrió en manos de la DINA. Se le vio por última vez el 12 de enero de 1976 en el recinto de Villa Grimaldi.

GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS
El 6 de octubre de 1975 se presentó recurso de amparo en su favor ante la Corte de Apelaciones de Santiago, rol 1281?75, en el cual se ofició a 4 Alamos, Ministerio del Interior y DINA, recibiéndose informes negativos de las respectivas autoridades. Con el mérito de estos antecedentes, el 18 de octubre se rechazó el recurso remitiéndose los antecedentes al 1er. Juzgado del Crimen de Mayor Cuantía del Departamento Presidente Aguirre Cerda, iniciándose el proceso 42.942 del cual no se tienen antecedentes de su tramitación.
El 11 de diciembre de 1975, su madre doña Elba Rosa Alarcón Muñoz, presentó ante el 11 Juzgado del Crimen de Santiago una denuncia por arresto ilegal, rol 4.648 9. Durante su larga tramitación, se acumularon los testimonios de testigos que vieron a la víctima en los recintos de 4 Alamos y, principalmente, en Villa Grimaldi. Es así, que declararon sucesivamente y se acompañaron las declaraciones juradas de, Delia Susana Verguas Segura, Georgina Ocaranza Muñoz, Lelia Matilde Pérez Valdés, Guillermina Ester Ibarra Donoso, Silvia Evelina Mazzella Muñoz, Gladys Angélica Ledezma Maturana, Raúl Ismael Garrido, Martín Humberto Hernández Vásquez, Raúl Israel Garrido Cantillana, Renán Gregorio Castillo Urtubia, Juan Ernesto Segura Aguilar, Carlos Raúl González Anjari, Fernando Villouta Dattoli, Alfonso Stephens Freire, es decir, 14 testimonios de personas que afirman haber estado detenidos junto a Jorge Fuentes Alarcón luego que éste fuera traído a Chile por la DINA desde Paraguay en donde se verificó su detención. Además, se acompañó al Tribunal la entrevista de prensa del ciudadano argentino Mario Roberto Santucho, quien fuera detenido junto a la víctima en Paraguay.
Por otra parte, el Ministro del Interior subrogante, General Enrique Montero Marx, señaló el 12 de febrero de 1976 que el afectado no se encontraba detenido por orden de ese Ministerio, pero que existen antecedentes de que habría sido detenido en mayo de 1975 en Paraguay, portando pasaporte costarricense bajo el nombre de Ariel Monarde Ledesma. El 17 de marzo de 1976, el Sr. Montero reitera que Fuentes Alarcón tampoco está detenido en el país bajo el nombre de Ariel Monarde Ledesma. Los antecedentes a que se refiere el Sr. Ministro, le fueron aportados por la Policía de Investigaciones. La causa fue sobreseída temporalmente por primera vez el 26 de agosto de 1977, resolución que fue aprobada por la Corte de Apelaciones a pesar de encontrarse diligencias pendientes, como la constitución del Tribunal en Villa Grimaldi.
A principios de 1978 se presenta ante el mismo Tribunal una Querella Criminal que es acumulada al proceso, reponiéndose la causa a estado de sumario, dejándose sin efecto el auto de sobreseimiento. Sin embargo, en noviembre de ese año el proceso es sobreseído definitivamente, resolución que fue rechazada por la Corte de Apelaciones, acogiendo así un recurso de apelación en contra del auto de sobreseimiento.
En mayo de 1979 la causa fue remitida al Sr. Ministro en Visita Servando Jordán López, quien se encontraba investigando los casos de personas detenidas desaparecidas del Departamento de Santiago. El Sr. Ministro, a poco de haber recibido los antecedentes, sobresee temporalmente la causa. Posteriormente, la parte ofendida solicita al Sr. Ministro reapertura del sumario, lo que fue denegado; presentándose entonces un recurso de apelación ante la Corte de Apelaciones, Tribunal que en definitiva acoge el recurso, ordena la reapertura del sumario y solicita que se emita orden de detención en contra de Osvaldo Romo Mena, quien no es habido. Luego de agregarse nuevos testimonios al proceso, en julio de 1983 el Sr. Ministro Jordán nuevamente sobresee la causa. En noviembre de ese año la Corte acoge un recurso de apelación en contra del auto de sobreseimiento y ordena la reapertura del sumario, a la vez que solicita se cite a comparecer a Edgardo Ceballos Jones y la constitución del Tribunal en las oficinas del Interpol. Al comparecer, el General Ceballos niega toda participación en los hechos. De mayor relevancia, fue la constitución del Tribunal en Interpol, en donde consta la carta enviada por el agregado de Estados Unidos en Buenos Aires, Sr. Robert W. Schener, al Director de Investigaciones, de Chile, General Ernesto Baeza, en la que confirma la detención del ofendido el 17 de mayo de 1975, en Asunción; agregando que según información suministrada "por el sujeto durante varios interrogatorios por parte de la Policía de la capital en Asunción, admitió que es miembro de la Junta coordinadora y estuvo actuando como correo para dicha agrupación". (Movimiento de Izquierda de la región). Agrega el Sr. Schener en su carta, que en el libro de direcciones, Fuentes Alarcón tenía direcciones de tres personas en EE.UU. y que "el FBI inició una investigación en los Estados Unidos concernientes a las personas y direcciones mencionadas".
Con fecha 18 de marzo de 1991 ante el 11? Juzgado del Crimen de Santiago se presentó una nueva querella por detención ilegal, torturas y desaparecimiento de Jorge Isaac Fuentes Alarcón. Dicha causa ingresó a tramitación con el rol Nro. 59046 5 y a diciembre de 1992 se encontraba en estado de sumario con diligencias pendientes.


Careos entre víctimas y ex DINA de Villa Grimaldi.

Fuente :Primera Linea,22 de Agosto 2001

Categoría : Prensa

Ex prisioneros que fueron torturados en los centros de reclusión de la disuelta Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) se enfrentaron a sus agresores: Osvaldo Romo Mena, Basclay Zapata y Miguel Krassnoff Martchenko. La diligencia efectuada por la ministra Gabriela Pérez mientras subrogó al juez instructor Juan Guzmán, aportó testimonios cruciales para la investigación de las violaciones a los derechos humanos cometidas en Villa Grimaldi.
"Yo presencié las torturas de Patricio Bustos y me consta que lo hizo Marcelo Moren Brito, Miguel Krassnoff, Basclay Zapata y Tulio Pereira", señala en un escalofriante careo el ex agente de la Dina, Osvaldo Romo Mena (el Guatón Romo) al ex prisionero de Villa Grimaldi, Edwin Patricio Bustos Streeter.
El ex detenido Patricio Bustos precisa a foja 4.014 del proceso: "Reconozco a Osvaldo Romo quien me detuvo en la vía pública, trasladándome a Villa Grimaldi. Me llevaron a la casa en la Villa y a La Torre (lugar donde se aplicaban las torturas más violentas). Me torturaron Krassnoff, Zapata, Tulio Pereira, Moren Brito y Romo. Estando al interior de La Torre me desnudaron y me aplicaron el "Paud Arara" que consistía en colocarnos desnudos con las piernas y brazos amarrados y encogidas para luego poner una cañería entre ellos, y así, totalmente inmovilizados e indefensos, nos aplicaban electricidad".
Al respecto Romo confirma: "Yo formaba parte del equipo que detuvo a Bustos. Este grupo era comandando por Basclay Zapata" y añade: "Yo presencié las torturas de Patricio Bustos y me consta que lo hizo Moren Brito, Krassnoff, Zapata y Pereira".
Pero el ex prisionero refuta los dichos, señalando: "No sé la división del trabajo anterior de la DINA, lo que si me consta es que había una mezcla de funciones porque yo ví agentes que decidían las detenciones, pero a la vez también torturaban. No era tan efectiva la división de funciones de que hablan ellos. Este señor no sólo presenciaba, sino que además torturaba. Era el único torturador que le gustaba que lo vieran, incluso él me levantó la venda y me dijo si lo reconocía". La declaración de Patricio Bustos puntualiza que en una oportunidad "llegó hasta el recinto Manuel Contreras a inspeccionar el funcionamiento del centro".
Bustos indica a foja 4.016 del proceso de Guzmán: "Conozco al señor Miguel Krassnoff Martchenko. Lo he visto en dos oportunidades, una en Villa Grimaldi y otra en un careo de la ex ministra Olivares. Lo conocí cuando me torturó en Villa Grimaldi, lugar donde también torturó a mi esposa Cecilia Bottai y a Susana Beragua, Nelson Fernández, Sergio Cortés, Georgina Ocaranza, Mauricio Galaz, María Sartori, Cecilia Mazzela, entre otros". Él era parte del equipo que torturó a Guillermo González de Asis, detenido en septiembre de 1975, actualmente desaparecido.
Asimismo -agrega- integraba el equipo de responsable de Jorge Fuentes Alarcón, detenido en el marco de la Operación Cóndor en Paraguay y trasladado a Villa Grimaldi donde desapareció. También participó en las torturas del profesor Ignacio Ossa Galdames, quien murió en Villa Grimaldi y cuyo cuerpo fue abandonado en la vía pública simulando un accidente de tránsito".
Pero de acuerdo a Krassnoff los hechos son falsos "jamás tuve responsabilidades relacionadas con el detalle que menciona esta persona", y aún frente al grito desesperado de Bustos que precisa: "Usted fue el primero que me torturó. Estando presente Marcelo Moren Brito. Usted me golpeó en los oídos y por primera vez conocí lo que era la tortura". Y la respuesta del acusado es sólo un escueto "rechazo categóricamente lo expuesto por esta persona".
Patricio Bustos al repetir los mismos cargos y denuncias contra Basclay Zapata, alias El Troglo, debe conformarse con una respuesta evasiva que sólo señala: "Insisto no es efectivo lo que dice, yo nunca torturé ni detuve a nadie".
El testimonio de la esposa de Chanfreau
El repentino olvido también se registra en el careo que sostiene Erika Cecilia Hennings Cepeda, esposa del desaparecido dirigente del MIR Alfonso Chanfreau, con Romo Mena.
La ex detenida relata que fue sometida a sesiones de tortura por parte de Romo "recuerdo que me golpeó en los oídos conocido como el 'teléfono' además de tocar mi cuerpo".
"La señora miente, porque en esa época yo me dedicaba a la ubicación de casas de los altos dirigentes del MIR. Recuerdo que detuvieron a esta señora, Moren Brito, Krassnoff, Gerardo Godoy, Lawrence, entre otros", sentencia el procesado, quien en todo caso confirma que su labor era algo más que ubicar personas, ya que señala: "Yo solamente la llevaba cuando la pedían los jefes".
Al comparecer Erika Hennings con Krassnoff explica que él ordenó su detención después de la aprehensión de su esposo. Durante su período en manos de las fuerzas represivas, la víctima señala que estuvo el Londres 38 -otro recinto de detención de la DINA- donde fue sometida en presencia de su cónyuge a múltiples agresiones.
Para Krassnoff la realidad es distinta, pues asegura que sólo ejerció labores como analista de inteligencia y, por ello, cualquier actividad "operativa" era incompatible con su trabajo.
En el caso del careo de Katia Alexandra Reszczynski Padilla con Krassnoff se registra un notable avance en los recuerdos del acusado, quien sostiene que "efectivamente conversé con varias personas detenidas en Londres 38 identificándome con mi nombre. Mi función no tuvo nada que ver con torturas e interrogatorios. Eran una suerte de indagatoria para obtener información sobre el MIR".
El procesado enfatiza que "estuve en la Dina en mi calidad de teniente y comienzo de mi grado de capitán. Jamás escuché o recibí una orden o disposición relacionada con exterminios, muertes, torturas u otros similares".
Contradicciones internas: habla ex agente
Dentro del mismo careo participó un ex agente que sin titubear entrega datos sobre la participación de Basclay Zapata en los centros de detención de la DINA.
Samuel Enrique Fuenzalida Devia precisa que "conozco a Zapata desde la época que me trajeron desde Calama a las Rocas de Santo Domingo, a un curso de inteligencia. Lo volví a encontrar en Londres 38 y Rinconada de Maipú. En el primer lugar ambos éramos operativos. Ambos hacíamos guardia y vigilabamos a los detenidos.
En el cuartel de Villa Grimaldi realizaba funciones de guardia, ornato y a veces se me encomendaba vigilar a los detenidos".
El testimonio añade que "en Villa Grimaldi tuvimos varios jefes y el último fue Moren Brito. Basclay Zapata formaba parte del grupo que comandaba Krassnoff y además integraba Romo Mena. Era una agrupación operativa. Cuando estaba de guardia a Basclay Zapata lo veía conducir el vehículo que trasladaba a Krassnoff y a Romo. Estos eran operativos".
La respuesta de Zapata confirma en parte, pero en lo sustancial, lo dicho el ex agente: "Yo conozco a este señor y recuerdo que hacía guardia en Villa Grimaldi. Yo no hacía guardia en ese lugar. Efectivamente trasladé a Krassnoff y Romo durante mi desempeño en la Dina, pero sólo para aprovechar el vehículo y nada más. Yo no detuve, ni torturé".
Insiste en que nunca formó parte de brigadas especiales de la Dina, como Halcón, y afirma que "conocí a Krassnoff y Moren Brito como oficiales del Ejército, nada más (…) Reconozco haber estado en la DINA y en Villa Grimaldi, pero no era un operativo".

 


Carean a agente de la DINA que supo de muerte de pareja de Michelle Bachelet

Fuente :El Mostrador,19 de Julio 2006

Categoría : Prensa

En el marco de la investigación por la desaparición del miembro del MIR Jorge Fuentes Alarcón, más conocido como el ''Trosko Fuentes'', el juez Víctor Montiglio careó a una ex agente de la DINA, con un militante socialista que sobrevivió a las torturas en Villa Grimaldi. Éste afirma que la mujer también le informó de la muerte de Jaime López Arellano, un dirigente del PS que fue pareja de la actual Mandataria.
El juez Víctor Montiglio realizó este lunes un careo entre una ex agente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), María Gabriela Ordenes Montesinos, y el militante socialista Dagoberto Trincado, en el marco de la investigación por la desaparición del miembro del Comité Central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Jorge Isaac Fuentes Alarcón, más conocido como el “Trosko Fuentes”, quien fue secuestrado en Paraguay en el marco de la Operación Cóndor, trasladado a Argentina y finalmente traído a Chile por agentes de seguridad de la dictadura.
Trincado y Fuentes estuvieron juntos en Villa Grimaldi, centro de detención ilegal de la DINA, lugar donde Ordenes Montesinos era la encargada de interrogar y torturar especialmente a miembros del Partido Comunista (PC).
Fue esta mujer la que le informó a Trincado que el “Trosko” estaba “pata e'laucha”, frase utilizada comúnmente por los agentes de inteligencia para señalar que un “preso” había muerto. Y de igual forma le comunicó que el militante socialista Jaime Eugenio López Arellano, miembro de la directiva del Partido Socialista en la clandestinidad y pareja de la actual Presidenta Michelle Bachelet al momento del golpe de Estado se encontraba en la misma condición.
López fue capturado por el organismo represivo luego de un viaje a Europa, en el que incluso vio a la actual Mandataria en la ex República Democrática Alemana (RDA). En esa ocasión le manifestó tanto a ella como a otros de sus compañeros de militancia que no sabía si podría enfrentar la tortura en caso de caer en manos de la DINA. Testimonios posteriores indican que enfrentado a esa situación extrema, López habría entregado información a sus captores.
La "culo de pistola"
A la fecha de la desaparición de ambos, Fuentes y López, en el año 1975, Ordenes, efectivo de la Armada, no tenía más de 20 años y era conocida por los detenidos como la “culo de pistola”, porque siempre portaba un arma de grueso calibre en su parte trasera.
“Ella torturaba a la gente del Partido Comunista, se destacaba por ser una mujer absolutamente desquiciada, que aplicaba en forma especial torturas sexuales. Se escuchaba en toda la Villa Grimaldi cuando ella torturaba, gritaba como desaforada, era una bestia humana realmente”, afirma Trincado, quien fue agregado agrícola en China durante los gobiernos de la Concertación.
Trincado cuenta que tuvo la “suerte” de conocerla, ya que había estudiado en su mismo colegio, en Buin, por lo que la agente tuvo ciertas “consideraciones” con él; hecho que en todo caso, asegura, no borra el daño que causó a los opositores al régimen militar. De hecho, relata que el encuentro con ella en las oficinas de Montiglio fue “terrible”: “Esta mujer estaba absolutamente nerviosa, lloraba y negaba todo”, recuerda.
"Señor, a usted no lo conozco"
-¿Qué le decía usted?
-Le decía ''libérate, libérate, a mí no me interesa destruirte, no tengo interés en hacerte daño, ni a ti ni tu familia. Me interesa que me digas dónde están mis compañeros o quiénes fueron los asesinos, en qué lugar están para que sus familias vayan a rescatar los restos de una persona tan querida, por ejemplo, como el 'Trosko' Fuentes…''
-¿Qué contestaba ella?
-Me decía “señor, si a usted no lo conozco…”, pero ¿cómo? decía yo, si estudiaste en Buin, yo también, cuando era dirigente estudiantil. Eso lo reconocía, pero insistía en que la estaba confundiendo… Ella flaqueó en un momento, sin embargo, volvía al disco rayado que tienen estos agentes.
-¿En todo caso reconoció ser miembro de la DINA?
-Sí, reconoce que trabajó en la DINA, que estuvo en la Villa Grimaldi, pero que trabajaba en la oficina. Pero qué oficina, digo yo, si ahí sólo habían cuartuchos para los agentes y el resto era un centro de tortura.


Los Archivos del Horror del Operativo Cóndor

Fuente :PiensaChile,7 de Enero 2014

Categoría : Prensa

La periodista argentina Stella Calloni es editora en El Día Latinoamericano (Ciudad de México) y corresponsal en América del Sur para La Jornada (Ciudad de México). Ha escrito numerosos trabajos sobre política latinoamericana y actualmente está preparando un libro de relatos. Cuando los documentos mencionados fueron consultados por la autora en Asunción, Paraguay, aún no estaban catalogados y clasificados. Sin embargo, a mediados de 1994 se publicó una selección de los archivos en Boccia Paz, Myriam Angélica González y Rosa Palau Aguilar ediciones, Es mi informe: Los archivos secretos de la Policía de Stroessner (Asunción: Centro de Documentación y Estudios, 1994). Los documentos mencionados en este artículo que han sido catalogados por Boccia Paz, et al, utilizarán las clasificaciones CDE.

Los esqueletos en los armarios de los dictadores de derecha, que gobernaron América Latina durante los años setenta, son literalmente reales. Cuando en Paraguay salieron a la luz los enormes archivos secretos de la policía, resultó evidente la existencia de una campaña de terror coordinada internacionalmente. Ahora, los EE.UU., que apoyaron a los dictadores, estarían ayudando a quienes están intentando depurar los registros documentales de unas 50.000 personas asesinadas, 30.000 desaparecidos y 400.000 encarcelados.
Una mañana de diciembre de 1992, el juez paraguayo José Fernández y el profesor y ex prisionero político Martín Almada, entraron a la estación de policía de Lambaré, suburbio de Asunción, a buscar los archivos policiales de Almada. Lo que encontraron en su lugar fueron décadas de historia documental sobre la represión en Paraguay y otros países. También encontraron registros de la cooperación de la inteligencia estadounidense con las dictaduras de la región, incluida la paraguaya.
Los “Archivos del Horror”, tal como fueron conocidos desde entonces, se han convertido en una clave para descifrar la historia reciente de América Latina. Los archivos detallan el destino de cientos, quizá miles, de latinoamericanos secretamente secuestrados, torturados y asesinados por los regímenes derechistas de los años setenta. También ofrecen una pista en papel que confirma la existencia de una conspiración escurridiza y sanguinaria entre los servicios de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay para rastrear y eliminar a los adversarios políticos con independencia de las fronteras nacionales. Ahora es posible completar el esbozo del “Operativo Cóndor”, tal como se conocía a esta red ilícita.

Pero debido a que los archivos plantean una amenaza a los hombres que organizaron y llevaron a cabo la represión hemisférica, se están realizando esfuerzos para eliminarlos o depositarlos en manos “seguras”. Algunos de los documentos ya han desaparecido y existen sutiles maniobras para sustraer a los restantes del control legal y periodístico.
Cuando Fernández y Almada entraron en la comisaría de Lambaré, desenterraron una montaña desordenada de amarillentos y deteriorados papeles, archivos, cartas y registros que describían las actividades de la policía y la inteligencia militar durante la recientemente derrocada dictadura de Stroessner. Una búsqueda similar, realizada pocos días después en el cuartel general de la Policía Técnica paraguaya (contraparte del FBI estadounidense), sacó, a la luz más documentos reveladores. En total, se han rescatado unas cuatro toneladas de documentación.
Algunas fotografías y registros incluían el país de origen de los prisioneros. Muchos eran de Argentina, Brasil o Chile. Los periodistas autorizados a buscar entre los caóticos archivos se apresuraron a fotocopiar cartas y documentos. Los primeros datos confirmaban el arresto y asesinato de políticos paraguayos cuya “desaparición” había sido continuamente negada por la dictadura, además de la entrega e intercambio de prisioneros con otros países, particularmente Argentina, Chile y Uruguay.

La justicia tardía llega al Paraguay.
Paraguay, un país de cuatro millones de habitantes situado en el centro de América del Sur, tiene una larga tradición de aislamiento introspectivo con extravagantes y veleidosos dictadores. El General Alfredo Stroessner, que tomó el poder con un golpe en 1954, impuso una estructura social feudal y represiva y ofreció su hospitalidad a nazis sin residencia fija y traficantes de drogas bien conectados.
El despiadado aparato represivo del dictador controló con eficiencia a una población mayormente atemorizada. Pero en febrero de 1989, la era de 35 años de Stroessner llegó a su fin. El General fue derrocado por su amigo, pariente político y segundo al mando, General Andrés Rodríguez, y huyó al Brasil como exiliado.
Martín Almada, un conocido profesor y figura política, se puso bajo la mira de la policía secreta de Stroessner en 1974, cuando publicó un discurso doctoral crítico sobre la educación en Paraguay. Fue arrestado y acusado de “terrorismo” y vinculación con los comunistas paraguayos. Fue torturado antes de pasar los siguientes tres años en el conocido campo de concentración Emboscada. Su esposa de 33 años murió de un ataque al corazón tras recibir una llamada telefónica en la que los torturadores reproducían sus gritos. |1| Tras su liberación en 1977, se marchó al exilio pero después de la caída de Stroessner, Almada inició los procedimientos legales contra sus perseguidores.
Mediante una provisión de la nueva Constitución paraguaya post-Stroessner, Almada presentó un mandato dehabeas data, que permite que las personas accedan a sus registros policiales. A través de sus propias investigaciones privadas y una carta anónima, Almada se enteró que algunos documentos relacionados con su caso podían encontrarse en la comisaría de Lambaré |2|. Actuando con discreción y cuidado, Almada pasó esta información al juez Fernández, que ordenó el registro.
Los documentos se convirtieron en un acontecimiento político y generaron órdenes de detención contra primeras figuras del régimen de Stroessner, además de oficiales militares de Argentina y Uruguay. La temida cabeza de los detectives de Stroessner, Pastor Coronel, está actualmente encarcelado en Paraguay, al igual que el jefe de estado mayor y titular de la inteligencia militar de Stroessner, General Benito Guanes Serrano. El jefe de la Policía Técnica, Antonio Campos Alum, se reunió con el dictador en el exilio; ambos están actualmente citados por los tribunales paraguayos como “acusados en rebeldía” y “fugitivos de la justicia paraguaya” |3|.

El caso Inzaurralde-Santana.
Un informe de Pastor Coronel a Stroessner, fechado el 16 de mayo de 1977, ha demostrado ser crucial para la producción de un extraordinario caso legal. En 1973, Gustavo Edison Inzaurralde huyó a Paraguay tras ser arrestado y torturado por su pertenencia a una organización combativa uruguaya antigubernamental. Cuando fue arrestado en Paraguay, el 28 de marzo de 1977, se estaba preparando para exiliarse en Suecia y reunirse con su esposa, embarazada de siete meses. En cambio, el “desapareció” después de ser apresado por militares argentinos.
El informe revela que las autoridades paraguayas entregaron a Inzaurralde, a su compatriota Nelson Rodolfo Santana y a tres argentinos, a un capitán de la armada argentina y todos oficiales de inteligencia argentinos. El Coronel informó a Stroessner de la “gratitud” de los militares argentinos y uruguayos por haber permitido que dos agentes de los servicios de inteligencia argentina (SIDE) y un oficial uruguayo interrogaran [torturaran] a los prisioneros en Asunción |4| .

Con esta información en la mano, las familias de Santana e Inzaurralde iniciaron los procedimientos legales en Paraguay. En junio de 1993, el juez Arnulfo Arias inculpó en el caso al jefe de la inteligencia militar, Guanes Serrano, y al jefe de la Policía Técnica, Campos Alum. Guanes Serrano admitió ante el tribunal los intercambios extrajudiciales de presos políticos entre Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay durante los años setenta. Campos Alum testificó que “el intercambio de prisioneros era frecuente en la región” e identificó como principales colaboradores a los oficiales argentinos y uruguayos mencionados en el informe de Coronel |5|.
EN un paso sin precedentes, el juez Arias decidió entonces someter a juicio también a oficiales militares extranjeros. En marzo de 1994 comenzó un juicio singular. Doce agentes de seguridad militares –cinco paraguayos, seis argentinos y un uruguayo– fueron acusados por “abuso de autoridad, privación ilegal de la libertad, tortura y secuestro” |6|.

Almada y los dos uruguayos desaparecidos forman parte de los miles de perseguidos por los regímenes militares derechistas del Cono Sur (Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay) durante los años setenta. Mientras que muchos de los crímenes fueron estrictamente asuntos internos, otros implicaron la cooperación de oficiales de inteligencia y militares más allá de las fronteras nacionales. Con el nombre en clave del Operativo Cóndor, los dictadores del Cono Sur se embarcaron en una empresa de alcance hemisférico para neutralizar o eliminar a los adversarios detectados. Y al llevar a cabo su tarea, no diferenciaron entre oposición violenta y disenso pacífico.

El Cono Sur durante los años setenta.
Alfredo Stroessner ya había estado en el poder durante una década cuando los generales derechistas brasileños interrumpieron la democracia de dicho país en 1964. Se aseguró el cargo en su feudo sin salida al mar, a medida que el resto del Cono Sur descendía hacia un torbellino de inestabilidad política y terror de Estado.
El resultado del golpe y contragolpe de Bolivia desembocó en la dictadura derechista de Hugo Bánzer en 1971. El golpe de Pinochet de 1973 en Chile interrumpió el experimento socialista de Salvador Allende. Ese mismo año, la prolongada democracia de Uruguay finalizó cuando el presidente Juan María Bordaberry clausuró el Parlamento y encaminó al país hacia la dictadura. La violencia política tras el retorno y la muerte de Juan Perón desembocó en la perversa dictadura militar derechista argentina en 1976.
Los crecientes niveles de represión dejaron a la región plagada de refugiados y exiliados políticos. Unos cuatro millones de personas huyeron de sus hogares buscando un refugio seguro, mayormente en los países vecinos |7| . Tras los golpes de Chile y Uruguay, millares buscaron asilo en Argentina, reuniéndose con los cientos de miles de paraguayos que ya estaban allí. Mientras tanto, los argentinos buscaban seguridad en Bolivia y Paraguay. La región era el escenario de un frenético ir y venir de refugiados. Pero, a medida que se fue expandiendo la ola de dictaduras militares, quedaron de lado las viejas tradiciones de santuarios para los exiliados políticos. El tributo generado por la represión en el Cono Sur fue de unos 50.000 asesinatos, 30.000 desaparecidos –la mayoría en Argentina– y 400.000 encarcelados. Entre los asesinados y los desaparecidos se cuentan unos 3.000 niños |8| . No obstante, estas cantidades sólo aluden a la espeluznante realidad de los estados ilegales.

Descenso a la brutalidad
La caída del Cono Sur en el salvajismo se originó en la crisis política y geopolítica y en la ideología común compartida por los regímenes militares de la región. Estados Unidos desempeñó un papel crítico en todas estas causas. La Guerra Fría proporcionaba el contexto global para un anticomunismo patológico y Estados Unidos ofreció formación ideológica y militar a sus aliados latinoamericanos. Las fuerzas armadas de la región se mostraron muy receptivas. De hecho, desarrollaron una visión mundial abiertamente totalitaria con consecuencias mortales.
El entonces Ministro de Relaciones Exteriores argentino, almirante César Augusto Guzzetti manifestó sin reservas esta perspectiva en una entrevista de 1976: “No existe una subversión de derecha o terrorismo de ese tipo. El cuerpo de la sociedad está afectado por una enfermedad que corroe las entrañas y forma anticuerpos. Estos anticuerpos no pueden considerarse del mismo modo que el microbio. La acción del anticuerpo desaparecerá cuando el Gobierno controle y destruya a la guerrilla” |9|.
Los países del Cono Sur se enfrentaron de hecho a desafíos armados provenientes de la izquierda. En Uruguay, los Tupamaros asestaron unos golpes políticos espectaculares. En Argentina, el marxista Ejército Revolucionario del Pueblo y los peronistas de izquierda Montoneros se implicaron en una lucha despiadada contra las fuerzas de seguridad y los escuadrones de la muerte de la derecha peronista. En Bolivia, Hugo Bánzer pudo hacerse con el poder sólo tras un sangriento enfrentamiento con los populistas de izquierda alineados con su predecesor, el general Juan Torres |10|.

Los militares brasileños aplastaron un alzamiento armado de la izquierda hacia finales de los años sesenta. Su situación recordaba la de Chile; en ambos casos, los movimientos de guerrilla no surgieron hasta después de que un gobierno militar represivo se hiciera con el poder.
Sin embargo, la respuesta de las fuerzas de seguridad en todos estos países fue mucho más allá que derrotar a las guerrillas. Estaban implicados en una guerra santa contra la izquierda, que para ellos incluía a cualquiera que desafiara el statu quo, estuviera armado o no. En consecuencia, enfermeras, profesores, estudiantes, trabajadores, artistas, actores, periodistas e incluso políticos de la oposición democrática pasaron a ser vistos como los “microbios” de Guzzetti.
Estados Unidos proporcionó la inspiración, el financiamiento y la asistencia técnica para la represión y puede haber plantado la semilla que desembocaría en el Operativo Cóndor. La CIA facilitó una mayor coordinación entre los servicios de inteligencia de la región. Un historiador atribuye a un operativo de la CIA el haber acordado los primeros encuentros entre oficiales de seguridad argentinos y uruguayos para discutir la vigilancia de los exiliados políticos. La CIA también organizó encuentros entre líderes de los escuadrones de la muerte brasileños con argentinos y uruguayos |11|.

Estados Unidos hizo algo más que simplemente organizar encuentros. La división de Servicios Técnicos de la CIA suministró equipo eléctrico de tortura a brasileños y uruguayos y ofreció información sobre cuánta descarga podría soportar un cuerpo humano |12|. Los agentes de seguridad latinoamericanos también recibieron formación para la fabricación de bombas, de parte de la CIA, en las instalaciones de la Agencia de Seguridad Pública (OPS) del Departamento de Estado, en Texas |13|.
El asesoramiento y la ayuda de Estados Unidos facilitaron la coordinación entre los servicios de inteligencia regionales. Esta cooperación hizo posible el intercambio de información y prisioneros e incluso asesinatos conjuntos. Un exiliado político podía ser mantenido como rehén o secuestrado y llevado a través de las fronteras, torturado y desaparecido, sin ninguna autorización judicial.
Paradójicamente, la moderación aplicada en la CIA tras su descubrimiento parcial en los informes del comité Church and Pike, de 1974-75, podrían haber favorecido la creación del Operativo Cóndor. La administración Carter se opuso a la postura de la CIA “anulando todas las solicitudes de inteligencia presentes en América Latina. La cooperación de la CIA ha sido muy valiosa para todas las dictaduras militares desde el final de la Segunda Guerra Mundial, pero el Gobierno estadounidense comenzó a tener reservas acerca de solicitudes de colaboración tras varios escándalos, principalmente provocados por Chile” |14| .

Si la administración de Carter no estaba dispuesta a ayudar a las dictaduras, éstas lo estaban y podían ayudarse a sí mismas.

Primeros avistamientos del Cóndor
Aunque en 1976 el Cono Sur ya estaba inundado con la sangre de miles de víctimas del terrorismo de Estado, tres asesinatos de alto nivel provocaron los primeros rumores sobre una conspiración internacional contra la izquierda. En todos los casos, las víctimas eran prominentes exiliados chilenos. En septiembre de 1974, el Ministro de Defensa de Salvador Allende, general Carlos Prats, y su esposa, fueron asesinados en Buenos Aires cuando explotó una bomba bajo su coche. Las autoridades argentinas no investigaron el caso |15| . En octubre de 1975, el vicepresidente de Allende y líder de los demócratas cristianos chilenos, Bernardo Leighton, y su esposa, sobrevivieron milagrosamente a un intento de asesinato en Roma. Los investigadores italianos comenzaron a seguir el hilo de una red internacional que vinculaba a los servicios de seguridad del Cono Sur con neofascistas de su país |16| .

A mediados de 1976, estos intentos de asesinato de alto nivel, así como los relatos horrendos que provenían del Cono Sur, comenzaron a generar la atención de la prensa mundial. El periodista británico Richard Gott, que había investigado las denuncias de familiares de víctimas, llamó a la represión como “algo parecido a la Operación Fénix [en Vietnam]. las personas con capacidad de inspirar y unir a la nación en una campaña para resistir a las fuerzas de ocupación, son quitados del medio uno a uno”, escribió. Gott culpó a Washington, declarando que el entonces Secretario de Estado, Henry Kissinger “debía conocer [quién era responsable]” |17|.

Pero fue el asesinato de Orlando Letelier, ex Ministro de Defensa y de Relaciones Exteriores de Allende, en la Embassy Row de Washington, en septiembre de 1976, lo que puso al descubierto las piezas del Operativo Cóndor. Un coche bomba colocado por el ubicuo Townley y un grupo de terroristas cubanos anti-castristas, asesinó a Letelier y a su secretaria, Ronni Moffitt. El marido de Moffitt, Michael, que estaba viajando en el asiento trasero, sobrevivió, y deambulando aturdido por el lugar gritaba que “¡Fueron los fascistas chilenos! ¡Hijos de puta!” |18|.
Por supuesto, Michael Moffitt estaba en lo cierto, aunque los fiscales estadounidenses emplearían dos años antes de poder llevar el caso a los tribunales. Townley y los cubanos fueron finalmente declarados culpables de los asesinatos. También fueron procesados el general Manuel Contreras, director de la DINA, y otros dos oficiales|19|.
El asesinato de Letelier produjo un escándalo que terminó por abrir las puertas que ocultaban las operaciones encubiertas en América Latina. Ahora los rumores se confirmaban parcialmente. Uno de los primeros informes provino del agregado legal de Estados Unidos en Buenos Aires, el agente especial del FBI Robert Scherrer. Una semana después de la muerte de Letelier, Scherrer envió un cable al cuartel general del FBI dando nombre y describiendo la operación:

“El “Operativo Cóndor” es el nombre en clave para la recolección, intercambio y almacenamiento de información secreta relativa a los denominados “izquierdistas”, comunistas y marxistas, que se estableció recientemente entre los servicios de inteligencia en América del Sur, con el fin de eliminar las actividades terroristas marxistas en la región. Además, “Operativo Cóndor” tiene previstas operaciones conjuntas contra objetivos terroristas en los países miembros. Una tercera fase, y más secreta, del “Operativo Cóndor” implica la formación de grupos especiales de los países miembros, que deberán viajar por cualquier parte del mundo hacia países no-miembros, para llevar a cabo castigos incluido el asesinato contra terroristas o simpatizantes de organizaciones terroristas de los países miembros del “Operativo Cóndor”. Por ejemplo, en el caso de que un terrorista o simpatizante de una organización terrorista de un país miembro del “Operativo Cóndor” se encontrara en un país europeo, se enviaría un grupo especial del “Operativo Cóndor” para localizar y vigilar al objetivo. Cuando hubiera terminado la operación de localización y vigilancia, se enviaría un segundo grupo del “Operativo Cóndor” para llevar a cabo el castigo real contra el objetivo. Los grupos especiales serían provistos de documentación falsa de los países miembros del “Operativo Cóndor” |20| .

De acuerdo con un informe reservado del Comité de Relaciones Externas del Senado, de 1979 y basado en archivos de la CIA, “Esa operación en ‘fase tres’ fue planificada en 1974 a raíz del asesinato del Embajador boliviano en París, de un oficial chileno en Medio Oriente y de un agregado uruguayo en París. Por lo tanto, Cóndor planificó una operación destinada a asesinar a tres izquierdistas europeos bien conocidos, uno de los cuales era el notorio Carlos [el recientemente capturado Illich Ramírez Sánchez]. El plan fue desbaratado” después de que la CIA lo descubriera y “advirtiera a los Gobiernos de los países en los que probablemente tendrían lugar los asesinatos –Francia y Portugal–, que a su vez advirtieron a los posibles objetivos”. El operativo fue aparentemente suspendido y se negó su existencia |21|.

Pero ninguno de estos datos salió a la luz hasta mucho después. Aunque cada vez eran más los testimonios de una cooperación interfronteriza para el secuestro, tortura y asesinato de cientos de personas, salvo por lo difundido a partir de las investigaciones del asesinato de Letelier, las pruebas de la existencia de Cóndor eran excepcionales|22|. Hacia finales de los años setenta, el Cono Sur se encontraba en lo más profundo de la represión y sólo un reducido grupo de activistas y periodistas se atrevía a hacer frente a los regímenes militares. Y, a medida que las dictaduras titubearon y finalmente cayeron durante los años ochenta, los débiles gobiernos civiles que les sucedieron, sancionaron leyes de amnistía que pusieron en discusión toda investigación seria de esta Asesinatos S.A. Internacional |23|.
Estaba claro que se estaba desarrollando algún tipo de operación clandestina, principalmente por la acumulación de denuncias de familiares de las víctimas. Pero los testimonios se desvanecían en el laberinto de los sistemas judiciales despreocupados de los derechos humanos. La impunidad era la regla inviolable del día. Durante los años siguientes, parecía que los operativos Cóndor nunca se enfrentarían a una investigación legal.

Documentación del Operativo Cóndor
El descubrimiento de los archivos paraguayos cambió todo el panorama. Los archivos descubiertos ofrecen en cantidad una esbozo documental de los orígenes, los propósitos y la organización del Operativo Cóndor.

Durante 1975, a instancias de los chilenos, los servicios de inteligencia del Cono Sur codificaron la cooperación informal que ya existía. Los archivos contienen una carta del general Contreras de la DINA al general paraguayo Guanes Serrano, denominando “Primer Encuentro de Trabajo de Inteligencia Nacional” a lo que se convertiría en Cóndor. Contreras ofrecía las instalaciones de la DINA como el cuartel general para “la centralización de la información sobre los antecedentes de personas, organizaciones y otras actividades conectadas directa o indirectamente con la subversión. En líneas generales, sería algo similar a la Interpol instalada en París, pero dedicada a la subversión”, escribió |24|.
El encuentro convocado en la carta de Contreras tuvo lugar en el cuartel general de la DINA, en Santiago, en octubre de 1975. Los asistentes fueron los jefes de la inteligencia militar de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Un mes más tarde, Contreras recibió a Guanes Serrano y al jefe de la policía paraguaya, Francisco Brites. En esa reunión, ellos implementaron el Operativo Cóndor, configurando “un banco de datos, un centro de información y talleres”. Con el inofensivo término de “talleres” se aludía realmente a las sesiones de planificación de los grupos multilaterales de agentes encargados de vigilar, arrestar, encarcelar, torturar y “repatriar” a opositores de los diferentes regímenes |25|. Uno de los documentos más significativos que explica el método de operación de Cóndor, detallaba un encuentro secreto en Asunción, en 1978. Con Guanes Serrano como anfitrión y la presencia de oficiales argentinos y paraguayos, el “Segundo Encuentro Bilateral de Inteligencia” afinó los mecanismos para el intercambio de prisioneros e información secreta |26|. Guanes Serrano informó a Stroessner que “la primera fase era el intercambio de información sobre el enemigo [exiliados políticos]. La segunda fase correspondía a la investigación del objetivo y la tercera fase a la detención [secuestro] y traslado del objetivo a su país de origen”|27| .

Guanes Serrano destacó que los intercambios de prisioneros tendrían lugar directamente entre los servicios de inteligencia y que los agregados militares de las embajadas actuarían como enlace. Otros documentos de los archivos confirman que los agregados militares de las embajadas de los países implicados, eran realmente el conducto por el cual viajaban los informes de inteligencia |28|.

A finales de 1993, los investigadores encontraron una nota fechada en Chile en 1978. En este documento típico del trabajo cotidiano de Cóndor, “Cóndor Uno” advierte a “Cóndor Dos” para que lleve a cabo una “vigilancia de un encuentro de izquierdistas argentinos y paraguayos en la provincia norteña de Salta, Argentina, en la frontera con Bolivia” |29| . “Cóndor Uno” no era otro que Contreras y “Cóndor Dos” era el nombre en clave de Guanes Serrano |30|.

Otros documentos solicitan la captura de chilenos, bolivianos, argentinos, paraguayos y brasileños e informan sobre otras figuras políticas latinoamericanas. Uno de estos casos fue la detención en Paraguay del ciudadano chileno Jorge Fuentes Alarcón, posteriormente entregado por la policía paraguaya a un oficial chileno en mayo de 1978 |31|.

Uno de los documentos más perjudiciales incluye una entrada en un cuaderno de notas del jefe de la Policía Técnica paraguaya, Antonio Campos Alum. Este cuaderno quedó abandonado cuando Campos Alum dejó Paraguay tras ser acusado de haber torturado personalmente a prisioneros, y lista los nombres de oficiales de policía y militares argentinos, bolivianos, chilenos y uruguayos que participaron en la represión internacional |32|.

Tomado en su conjunto, loas archivos paraguayos aportan una prueba documental irrefutable de la existencia del Operativo Cóndor. También pueden proporcionar una base para el enjuiciamiento de quienes cometieron crímenes, suponiendo la existencia de los políticos.
Gente de la misma calaña

Los archivos paraguayos aportan una nueva y reveladora luz sobre la implicación de Estados Unidos con los servicios represivos del Cono Sur, especialmente –pero no sólo– el de Paraguay.

Los paraguayos siempre han acusado a Estados Unidos de ayudar a la policía secreta de Stroessner. Un grupo de oficiales militares estadounidenses enviados bajo los auspicios de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID) fiscalizó la formación de la Policía Técnica. Los ex prisioneros del régimen declararon varias veces que oficiales estadounidenses los habían interrogado en Paraguay |33|. Basado en dichos informes, el historiador paraguayo Aníbal Miranda acusa a los Estados Unidos de haber ayudado en la represión, en 1959, de un movimiento guerrillero anti-Stroessner instalado en Argentina |34|.

Ahora han aparecido pruebas concretas sobre la cooperación y formación estadounidense con la policía secreta del dictador. Una carpeta de los archivos contiene correspondencia entre ministros paraguayos y el coronel estadounidense Robert Thierry. Thierry sirvió como “asesor sobre administración pública” de la AID (entonces la Administración de Cooperación Internacional) para el Ministerio del Interior y supervisó la formación de la Policía Técnica.

Una carta del Ministro de Relaciones Exteriores solicitaba que Thierry permaneciera durante dos años más para asesora a la Policía Técnica |35|. En una de las respuestas de Thierry se mostraba la relación profesor-alumno:

Con respecto a la jefatura de Asuntos Técnicos, usted ha recibido la formación suficiente. Estoy seguro de que bajo la dirección de Antonio Campos Alum, esta pequeña pero poderosa organización continuará aportando el mismo servicio, altamente satisfactorio, que ha tenido desde su creación. Sugiero que continúe las conversaciones con el Director de la Misión de Operaciones de Estados Unidos en Paraguay, con el fin de establecer algún programa similar sobre Seguridad Pública |36|.

Otros documentos demuestran que la Policía Técnica continuó siendo el principal vínculo entre los servicios de inteligencia estadounidenses y Paraguay |37|. Dicha cooperación continuó durante el período del Operativo Cóndor. El hombre del FBI en el Cono Sur, el agente especial Robert Scherrer, que vivía en Buenos Aires, trabajó de forma regular y directa con Campos Alum. En 1974, informó a Campos Alum sobre un festival realizado en un teatro de México y listó los nombres de todos los asistentes latinoamericanos. El siguiente paso de la policía paraguaya fue dirigir las investigaciones sobre el movimiento cultural paraguayo |38|.

En otra carta escrita dos años más tarde, Scherrer solicitó a Campos Alum información sobre un Raúl Valentín Quintana porque, explicaba, el FBI creía que Quintana era un “agente cubano”. Esas solicitudes de información tenían serias consecuencias en la gente inocente. “Ahora sabemos por qué varias familias con el apellido Quintana fueron perseguidas y encarceladas”, destacó Martín Almada |39|.

También la CIA trabajó con los paraguayos. El entonces Director delegado, Vernon Walters, visitó el país a principios de 1976 para entrevistarse con el jefe de estado mayor de Stroessner, Conrado Pappalardo, y otros altos oficiales |40|. Pocas semanas de después, Pappalardo le diría al Embajador estadounidense, George Landau, que Walters había aprobado un intento frustrado por obtener pasaportes falsos para dos agentes de la DINA chilena. Pappalardo dijo que estaba actuando bajo órdenes directas de Stroessner, que a su vez estaba haciendo un favor a Pinochet. Los chilenos, Armando Fernández Larios y Michael Townley, pensaban utilizar los pasaportes falsos para viajar a Estados Unidos como parte de su misión de asesinar a Orlando Letelier |41|.

Otro ejemplo de la cooperación de la CIA con Paraguay ocurrió al año siguiente. Una advertencia firmada por Guanes Serrano y dirigida a las “naciones amigas”, describe a un venezolano de nombre Omar Rossel como un “terrorista”. Guanes cita a la “CIA (USA)” como su fuente |42|.
Incluso después de que el Operativo Cóndor hubiera golpeado en Washington y que Estados Unidos hubiera supuestamente movilizado al FBI y a la CIA para resolver los asesinatos de Letelier y Moffitt, el director del FBI, Clarence Kelley, envió una aduladora carta, con el sello del FBI, a Campos Alum: “En estas Navidades, deseo hablar en nombre de todos mis colaboradores y agradecerle de todo corazón la cooperación que ustedes, con tanta buena voluntad, han proporcionado al FBI. Deseándole lo mejor de las cosas, que merece con creces |43|.”
Cabe recordar que Campos Alum se encuentra fugitivo, acusado de graves violaciones de los derechos humanos, crímenes que cometió antes, durante y después de esta época. El FBI, gracias al agente especial Scherrer, estaba al tanto de los crímenes de Campos Alum en la época en que se escribió esta carta.

El hecho de que Estados Unidos y Paraguay fueran aliados no impidió que la inteligencia militar paraguaya espiara a políticos estadounidenses que, en su opinión, interferían los asuntos internos de Paraguay. Los archivos incluyen un informe enviado al jefe de detectives, Pastor Coronel, por un informante desde Buenos Aires. El informante había asistido e informado sobre un encuentro en Buenos Aires entre el senador Edward Kennedy (diputado por Massachusetts) y representantes del Acuerdo Nacional, una coalición que agrupaba a los grupos opositores paraguayos |44|.

Estados Unidos, por supuesto, también estaba interesado en obtener información acerca de sus propios adversarios. Una carta del agregado legal en Buenos Aires, Calvin Clegg, solicitaba la ayuda de Pastor Coronel sobre una organización “subversiva”:
Adjunto un informe reservado, enviado por la oficina del FBI en Nueva York. El informe describe la historia y antecedentes del Consejo Mundial para la Paz, una organización que sirve como instrumento político del Partido Comunista de la Unión Soviética. Le ruego que examine sus archivos buscando toda información relacionada con el Consejo Mundial para la Paz en su país que esté dirigido contra Estados Unidos o sus ciudadanos |45|.

En una entrevista reciente, el líder del partido opositor Liberal Radical Auténtico, Domingo Laino, recordó que durante una de sus muchas detenciones fue interrogado por Campos Alum, que se jactaba acerca de unas fotografías que lo mostraban con uniforme militar estadounidense |46|. Los alardes de Campos Alum tendrían, de hecho, cierta base. Los archivos incluyen el curriculum vitae de Campos Alum, que lista su formación especial sobre contrainsurgencia en bases militares estadounidenses y la asistencia a cursos de la DEA acerca de legislación sobre las drogas |47|.

Una carpeta con la faja “Confidencial” contenía un manual de Fort Gulick (base militar estadounidense en la Zona del Canal de Panamá, anteriormente sede de la Escuela de las Américas) producido para la formación de las fuerzas armadas de Estados Unidos para “interrogadores como referencia para interrogatorios de campo” |48|. La misma carpeta, en un apartado titulado “instrucción en la Escuela de las Américas”, contiene un manual que instruye a los “interrogadores” sobre cómo mantener vivas y con capacidad de respuesta a las víctimas de un shock eléctrico. El manual recomienda remojar los cuerpos y cabezas d ellas víctimas con agua de mar e incluye un boceto que muestra cómo debería llevarse a cabo este “tratamiento” |49| . Esta carpeta también incluye una carta del entonces Embajador de Estados Unidos, Timothy Towell, en la que da instrucciones a la policía paraguaya y adjunta otro manual para interrogatorios |50|.
Los paraguayos toman la iniciativa

En mayo de 1993, el profesor Almada y otros parientes de los asesinados o “desaparecidos” en Paraguay, enviaron una carta al presidente Clinton exigiendo una compensación por las víctimas de la represión en Paraguay. Ellos alegan que el régimen de Stroessner “fue asesorado por oficiales militares estadounidenses, que instruyeron a los principales torturadores, y que la persecución se incluyó dentro de la guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética, que produjo un genocidio en América del Sur” |51|.
Pero el Embajador de Estados Unidos, Jonathan Glassman, en respuesta a la carta, manifestó que Estados Unidos no tenía nada que ver con la represión en Paraguay. Meses más tarde, antes de que las pruebas de los archivos comenzaran a divulgarse poco a poco, Glassman rechazó acusaciones similares, que él atribuía a “acusaciones terroristas con el fin de justificar los ataques a oficiales estadounidenses fuera del país” |52|.
“Incluso habiendo dicho eso”, dijeron los familiares, “la Embajada de Estados Unidos nunca podría haber permanecido ignorante de lo que estaba sucediendo en el país y nosotros hemos visto documentos de funcionarios como Scherrer que conocían la existencia del Operativo Cóndor” |53|.

Actualmente, seis altos oficiales de la policía paraguaya y un general están prisión a causa de los archivos |54|. Y Francisco de Vargas, miembro de la Comisión de Derechos Humanos del parlamento paraguayo, dijo que tenía testimonios orales que acusaban a 12 generales, al ex Ministro del Interior, Sabino Montanaro, y a dos ex diputados, de ordenar el asesinato de cuatro prisioneros políticos en 1976. Las víctimas fueron asesinadas tras haber estado en prisión durante dos años.
Mientras tanto, el avance de los juicios paraguayos se ha hecho agotadoramente lento. En el caso Inzaurralde, ninguno de los oficiales extranjeros inculpados se ha preocupado por presentarse. Los intentos de obtener su extradición han sido infructuosos. Y los miembros de la familia de Inzaurralde se han quejado en una carta abierta de los numerosos obstáculos que impiden el avance de la justicia.

¿Quién vigilará a los custodios?
Cuando AID ofreció 40 millones de dólares para microfilmar los archivos, Faustino Centurión, y otros diputados del ala disidente del Partido Colorado, declararon públicamente su desacuerdo. “No podemos aceptar que el Gobierno de Estados Unidos, que entrenó a la policía que persiguió a quienes lucharon por la democracia, ahora quiera ayudar con la microfilmación”, dijo. A pesar de las protestas, AID está asesorando al Centro de Documentación en Paraguay.

Ni se ha perdido la conciencia. Cuando, a finales de 1993, los periodistas volvieron a revisar los archivos, se habían separado archivos y carpetas con temas militares, fuera del alcance de los periodistas, porque los jueces consideraban que “era sólo un asunto de la policía”. Las pruebas documentales más importantes acerca del Operativo Cóndor han comenzado a ponerse de lado con rapidez. También están en peligro los documentos que contienen la correspondencia entre los servicios de Estados Unidos y la dictadura paraguaya.

La Comisión de Derechos Humanos paraguaya continuará investigando en forma conjunta con organizaciones semejantes de la región. Sus líderes dicen que Washington “debe realizar un acto responsable y abrir sus propios archivos, de manera que sea posible reconstruir la tragedia de miles de víctimas en América Latina”.

El jefe de estado mayor del ejército argentino y miembro de la Junta, general Roberto Viola, intentando evadir las preguntas acerca del reino del terror en el Cono Sur, dijo en 1979: “Están los muertos, los heridos, los encarcelados y los que están ausentes para siempre. No pidan explicaciones donde no las hay”. Viola estaba equivocado. Existen las explicaciones, existen las personas que son culpables y, gracias a los “Archivos del Horror”, a algunas de ellas se les ha aplicado al menos una justicia parcial.

Notas:
1. Jack Epstein, “A History of a Dirty War: Paraguay’s Secret Police ‘Horror Files’ Come to Light”, Cleveland Plain Dealer, 13 de junio de 1993, p. 1C
2. Patrick John Buffe, “Une multinationale de la Terrour sous les ailes du Condor”, Journal de Geneve et Gazette de Lausanne, 7 de julio de 1993, p. 2
3. Ximena Ortúzar, “A Common Market of Terror”, World Press Review, mayo de 1993.
4. Boccia Paz et al, op. cit., Paraguayan Archives, Libro A1, p. 131, Informe de Pastor Coronel al presidente Stroessner, 16 de mayo de 1977. Los argentinos eran el capitán de la armada José Abdala y los agentes del SIDE teniente Angel (o Luis) Spada y José Monte. El uruguayo era el capitán Carlos Calcagno.
5. Citado en Agencia France Presse, “Jefe militar de Stroessner admite que hubo intercambio de prisioneros”, La Jornada (ciudad de México), 24 de junio de 1993, p. 46
6. Los argentinos acusados son los tenientes Angel (o Luis) Spada y Juan Carlos Camicha, el capitán de marina José Abdala y los agentes del SIDE José Montenegro, Alejandro Stada y Juan Manuel Berret. Abdala y Camicha también están acusados por el Centro de Estudios Legales y Sociales argentino por participar en torturas en dicho país. El uruguayo acusado es el coronel Carlos Calcagno, que se está oponiendo a una orden de extradición paraguaya. Lucas Guagnini, “Citarán en Paraguay a militares argentinos por la represión ilegal”, Clarín (Buenos Aires), 19 de diciembre de 1993, p. 14
7. Informe de la Comisión de Derechos Humanos de Argentina (Buenos Aires, Comisión de Derechos Humanos de Argentina), febrero de 1990
8. Ibid
9. Ibid, pp. 124-42, 242. La OPS se estableció bajo la cobertura de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) del Departamento de Estado en 1962. Estaba dirigida por el oficial de la CIA, Byron Engle, y se integraba mayormente con oficiales de operativos de la CIA que tenían la cobertura de la OPS. Ibid, pp. 48-9, 58, 124-25, 233-35; y Michael Klare, War Without End: American Plannings for the Next Vietnams (Nueva York, Alfred Knopf, 1972), pp. 241-69.
10. Rogelio García Lupo, El Paraguay de Stroessner (Buenos Aires: Ediciones B, colección Reporteros, 1989), p. 149
11. No sólo las autoridades argentinas no respondieron, sino que están directamente implicadas en el asesinato. La bomba fue transportada por Michael Vernon Townley, nacido en Estados Unidos y agente de la DINA, el organismo de inteligencia chilena. Fue ayudado por miembros de Milicia, un grupo derivado de la Alianza Argentina Anticomunista (Triple A), utilizado por la inteligencia argentina (SIDE). Consultar Martin Andersen, Dossier Secreto: Argentina’s Desaparecidos and the Myth of the “Dirty War” (Boulder, Colorado: Westview, 1993), p. 119
12. El supuesto asesino de Leighton era miembro de Avanguardia Nazionale, una organización paramilitar neofascista italiana, encabezada por Stefano Della Chiaie. La organización de Della Chiaie fue contratada para el atentado por Townley. Taylor Branch y Eugene M. Propper, Labyrinth (Nueva York: Viking, 1982), pp. 305-9. Della Chiaie es conocido por su protagonismo en la violencia política derechista en Italia y en América Latina. Sobre Italia, consulte Arthur E. Rowse, “Gladio: The Secret U.S. War to Subvert Italian Democracy”, CovertAction, núm. 49, verano de 1994. Sobre Della Chiaie en Argentina, consulte Andersen, op. cit., cap. 10 y 20.
13. Richard Gott, “Shots and Plots”, The Guardian (Londres), 4 de junio de 1976, p. 17
14. Taylor y Propper, op. cit., p. 23
15. Sin embargo, el Gobierno chileno se negó a detenerlos. Tras el cambio de régimen en Chile, en 1991, Contreras y el general Pedro Espinoza fueron finalmente juzgados en Chile y condenados por los asesinatos de Letelier y Moffitt. Contreras fue sentenciado a siete años de prisión y Espinoza a seis años, pero ambos permanecen en libertad mientras apelan a la Corte Suprema chilena. El ciudadano estadounidense Townley gestionó una reducción de pena negociada y ahora está en el Programa Federal de Protección a Testigos
16. Cable del agente especial del FBI, Robert Scherrer, 28 de septiembre de 1976
17. Jack Andersen y Michael Binstein, “How the CIA Spared Carlos the Jackal”, Washington Post, 22 de agosto de 1994, p. C12. El mismo día, el Post citó a una fuente de la CIA no identificada que afirmaba que una “contribución clave de la CIA en el éxito francés” para capturar a Carlos, había consistido en seguir a Carlos a través de cuatro continentes durante 20 años y ayudar a “ir cerrando el lazo al no permitirle conseguir un refugio seguro”. (Ibid, In Brief, p.3.)
18. Consultar, por ejemplo, Cámara de Representantes de Estados Unidos, Human Rights in Uruguay and Paraguay, Audiencias ante el Subcomité de Organizaciones Internacionales del Comité de Relaciones Internacionales, 17 de junio a 4 de agosto de 1976
19. Consultar Jack Anderson, “‘Condor’: South American Assassins”, Washington Post, 2 de agosto de 1979, p. D.C.9
20. Boccia Paz, et al, op. cit., Archivos Paraguayos, Archivador 245, p. 156, Carta del comandante de la DINA, general Manuel Contreras, al jefe de estado mayo paraguayo, general Benito Guanes Serrano.
21. Ibdem.
22. Archivos Paraguayos, varios documentos sin numerar.
23. Archivos paraguayos, documento sin numerar.
24. Entrevista de la autora con oficial militar paraguayo que solicitó permanecer anónimo, Asunción, diciembre de 1993.
25. Archivos paraguayos, documento sin numerar. Tras el anuncio de la prensa del descubrimiento de los archivos en febrero de 1993, el presidente chileno Patricio Aylwin solicitó al gobierno paraguayo toda la información sobre el Operativo Cóndor y varios parlamentarios chilenos viajaron a Paraguay para comenzar unas investigaciones que todavía están desarrollándose.
26. Archivos paraguayos, Cuaderno de “Instrucciones especiales” perteneciente a Antonio Campos Alum, hallado en el cuartel general de la Policía Técnica.
27. Testimonios de ex prisioneros políticos del Movimiento por la Paz, Solidaridad, Soberanía y Libertad entre los Pueblos, Buenos Aires, 29 de mayo de 1993.
28. Entrevista de la autora con Aníbal Miranda, Asunción, diciembre de 1993.
29. Archivos paraguayos, Carta del Ministro de Relaciones Exteriores, Raúl Sapena Pastor, al coronel Robert Thierry, 30 de septiembre de 1957.
30. Archivos paraguayos, carta del coronel Robert Thierry al Ministro del Interior, Edgardo Insfran (fecha ilegible).
31. Archivos paraguayos, cartas entre Antonio Campos Alum y oficiales estadounidenses.
32. Archivos paraguayos, carta de Robert Scherrer a Antonio Campos Alum, 1974 (día y mes ilegibles).
33. Archivos paraguayos, carta de Robert Scherrer a Antonio Campos Alum, junio de 1976 (día ilegible).
34. Entrevista de la autora con Martín Almada, Asunción, 24 de febrero de 1993.
35. Branch y Propper, op.cit., pp. 6-7.
36. Ibid., pp. 1-3, 10-13; y García Lupo, op. cit., p- 150. Walters negó todo conocimiento sobre la misión en una cable enviado al Embajador Landau, con fecha 4 de agosto de 1976.
37. Citado en Epstein, op. cit.
38. Archivos paraguayos, archivo marcado “Confidencial”, carta de Clarence Kelley a Antonio Campos Alum, diciembre de 1976.
39. Archivos paraguayos, informe confidencial al general Guanes Serrano, fecha ilegible.
40. Archivos paraguayos, carta con membrete de la Embajada de Estados Unidos de Calvin Clegg a Pastor Coronel, 8 de octubre de 1979.
41. Entrevista de la autora con Domingo Laino, Asunción, 26 de febrero de 1993.
42. Archivos paraguayos, curriculum vitae de Antonio Campos Alum, archivo sin numerar. El curriculum vitae de seis páginas incluye las fechas de sus estudios en instituciones militares de Estados Unidos y las fechas de los encuentros de la Liga Mundial Anticomunista, en los que él representaba a Paraguay.
43. Archivos paraguayos, carpeta “Confidencial”, sin numerar.
44. Ib idem
45. Citado en Federico Ferber, “Paraguay: Right Activist’s Resolve Breaks Repressive Apparatus”, Inter Press Service, 26 de abril de 1993.
46. Fragmento de la carta enviada a la Embajada de Estados Unidos en Asunción por Martín Almada, mayo de 1993.
47. Conferencia de prensa de la Embajada de Estados Unidos, Asunción, 20 de febrero de 1993. Acerca del descubrimiento de las cartas en las que el consejero de Estados Unidos, Thierry, alababa a Campos Alum, Glassman declaró lo siguiente: “Es evidente que Thierry era un funcionario de un programa de ayuda política de AID; [su tarea era] precisamente profesionalizar [las fuerzas de seguridad] e impedir los abusos de los que los paraguayos estaban siendo objeto”.
48. Entrevista de la autora con un grupo de familiares de “desaparecidos” en Paraguay, Asunción, mayo de 1993.
49. Epstein, op. cit.
50. Citado en Ferber, op. cit.
51. Carta firmada por William y Alberto Inzaurralde, Montevideo, 5 de abril de 1994.
52. Citado en Stella Calloni, “Estados Unidos busca ocultar que fue cómplice de Stroessner”, La Jornada (Ciudad de México), 23 de febrero de 1993, p. 49.
53. Entrevista de la autora con familiares de “desaparecidos”, Asunción, mayo de 1993.
54. Juan de Onis, “Rights Inquiry in Argentina Finds Evidence of Violations and Reform”, New York Times, 17 de septiembre de 1979, p. A4


Carlos el Chacal y el crimen de un penquista

Fuente :articulo19.cl 3/10/2022

Categoría : Prensa

La detención del ex Presidente de la FEC Jorge Fuentes Alarcón en Asunción, en 1975, parece una trama de espionaje. A partir de ella no solo nació la llamada “Operación Cóndor”, sino que además su aprehensión daría pie a un intento por capturar en Paris a Ilich Ramírez Sánchez, más conocido como “Carlos el Chacal”. Fuentes fue posteriormente trasladado en forma clandestina a Chile y su rastro se perdió en Villa Grimaldi.

Era el 16 de mayo de 1975. Ese día, según señala la ficha del chileno Jorge Isaac Fuentes Alarcón, encontrada en los “Archivos del terror” de Paraguay, este fue detenido al interior del Hotel España, en el centro de Asunción. Otras informaciones, sin embargo, indican que fue aprehendido al interior de un bus en el paso de Itá Enramada (por donde efectivamente ingresó el 16 de mayo), junto al ciudadano argentino Amílcar Santucho.

En lo que sí hay concordancia es en que andaban juntos y que Fuentes, ex alumno de Sociología de la Universidad de Concepción y presidente de su Federación de Estudiantes (FEC) en 1970, usaba un pasaporte a nombre de Ariel Nodarse Ledesma, supuesto estudiante de sociología de Costa Rica.

Fuentes y Santucho eran dos presas codiciadas por los servicios represivos del Cono Sur. El primero era un alto dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el segundo, hermano del líder Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) argentino, Mario Roberto Santucho. Juntos estaban trabajando en la consolidación de la “Junta Coordinadora Revolucionaria” (JCR).

Sus años de estudiante 

Originario de La Cisterna (Santiago), Fuentes nació en 1947, pero llegó a inicios de los años ’60 a Concepción, con el fin de estudiar Sociología, donde se hizo conocido por el apodo del “Trotsko”, con el cual fue bautizado en su época de militante de las Juventudes Comunistas. Posteriormente, igual que los hermanos Enríquez, que Bautista van Schouwen, que Nelson Gutiérrez (con quien coindieron en la carrera de Sociología) o que Luciano Cruz, entre otros, pasaría a formar parte de las primeras camada dirigenciales del MIR, alcanzando una amplia notoriedad en el campus. Luego del golpe de Estado formó parte del Comité Central del MIR y, en tal calidad, fue uno de los principales gestores de la JCR, organización en la cual confluían organizaciones de extrema izquierda chilenas, argentinas, uruguayas  y bolivianas.

Según los documentos que obran en los “Archivos del Terror” (hoy, resguardados por el Poder Judicial paraguayo), Fuentes quedó en manos del Departamento de Investigaciones de la policía de Asunción, donde fue sometido a brutales interrogatorios, que continuaron cuando fue traspasado a manos de la Guardia de Seguridad del Ejército, junto con Santucho.

“Carlos el Chacal”

Según señala Mónica González en CiperChile, “el nombre del venezolano Ilich ‘Carlos’ Ramírez Sánchez aparece entre los documentos incautados en mayo de 1975 a dos dirigentes de la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR) detenidos en Paraguay por la policía secreta de Alfredo Stroessner: el militante del MIR chileno Jorge ‘Trosko’ Fuentes y el argentino Amilcar Santucho”.

Dicha información fue traspasada a la inteligencia francesa y ese habría sido el motivo por el cual, el 27 de junio de 1975, tres oficiales de la DST, el servicio secreto francés, llegaron hasta el departamento donde se encontraban Ramírez, en la calle Toullier, del Barrio Latino, junto a una joven.

Ramírez, en su momento el terrorista más buscado del mundo y cuya historia se puede leer aquí, hizo pasar a los agentes y una vez dentro les disparó, asesinando a dos de ellos, tras lo cual huyó del lugar, iniciándose una enorme cacería en su contra que solo dio resultados cuando lo detuvieron en Sudán, en 1994. Luego de ello, “Carlos” fue extraditado a Francia y sometido a juicio por el homicidio de los dos policías y otros delitos, siendo condenado a cadena perpetua. Antes de que ello ocurriera se incorporó a la OLP (Organización de Liberación de la Palestina

En efecto, existen tres documentos del “Archivo del Terror” (de 1976 y 1977) que señalan la conexión entre los detenidos en Paraguay y Ramírez. Los tres son análisis acerca de la subversión y en todos ellos se repite textualmente lo siguiente: “el 16 de agosto de 1975, dos jerarcas de la izquierda internacional radicalizada son sorprendidos cuando trataban de ingresar al país con documentación falsa, Amílcar Santucho del E.R.P. e Isaac Fuentes Alarcón, chileno del M.I.R.

Además, se añadía que “la documentación que se les secuestra demuestra que su estada en el Paraguay estaba vinculada a la organización del terrorismo y a los grupos de base. Más adelante, se trasladaría(n) a otros países americanos, hasta llegar a París. En París, tienen fijado una dirección para un contacto. Ponemos a conocimiento de las autoridades francesas dicha dirección. Policías franceses allanan, y mueren dos oficiales en manos del famoso terrorista Carlos. La internacionalización de la subversión tiene así, un nuevo punto de certificación”.

Hay dos documentos previos que demuestran además que los interrogatorios y las pesquisas en torno a “Carlos” fueron constantes. De hecho, todo parece indicar que los policías paraguayos estaban convencidos de que todos ellos se conocían.

El primero, de agosto de 1975, es un oficio en que el Jefe de Inteligencia del Estado Mayor General del Ejército paraguayo, Benito Guanes Serrano, manda al Jefe del Depto. de Investigaciones, Pastor Coronel, por medio del cual le informa que le está remitiendo un regalo que le envía el general argentino Otto Paladino (el jefe de la inteligencia argentina y también miembro de la red Cóndor) y además “el envío por esta jefatura de las fotografías de Ilich Ramírez Sánchez (Carlos)”.

Al año siguiente, el 21 de abril de 1976, Guanes Serrano mandó otro oficio a Pastor Coronel con el propósito “de remitirle adjunto a la presente, antecedentes del ciudadano Ilich Ramirez Sánchez (a) ‘Carlos”.

Por cierto, según señala el periodista David Yallop, en To the ends of the earthentre las múltiples identidades falsas con que Ramírez contaba había dos chilenas: Adolfo Bernal y Carlos Martínez. Para la primera al menos contaba con un pasaporte chileno, el que utilizó para arrendar un departamento en Londres.

París, siempre París

La vinculación entre todos los revolucionarios latinoamericanos y París estaba ya en la mira desde hacía un buen tiempo. Desde 1974 que muchos miembros del MIR chileno y de otros grupos marxistas latinos se estaban reagrupando en la capital francesa.

Fuentes había pasado una larga temporada allí, lo que refrendó su viuda, Luzmila del Carmen Ortiz, al declarar en la causa judicial en que se investigó en Chile por la desaparición de su esposo. Según explicó, a fines de septiembre de 1973 supo que su marido ya no estaba en Chile y recién en el verano de 1975 tuvo noticias suyas, por medio de cartas que envió a su suegra y que esta la entregó. En las misivas, el exalumno de la UdeC pedía a su esposa que viajara a reunirse con él en París, lo que ella concretó hacia marzo o abril de ese mismo año. 

Según señaló, luego de estar quince días en Europa, ella se trasladó a Cuba y mientras se encontraba allá se enteró de que su esposo había sido detenido en Paraguay junto a Santucho, quien fue liberado en 1978.

Otro de los documentos paraguayos es una declaración de Fuentes, que se cree fue obtenida bajo tortura. Fechada el 14 de julio, la tomó en persona el coronel Pastor Coronel, y en ella se decía que en febrero de ese año el líder mirista Andrés Pascal Allende le había enviado un mensaje con un número de emergencia al cual llamar en Santiago (el 293736), en el cual entregar una serie de palabras en clave, si era descubierto.

Si llamaba allí, indica el documento, debía preguntar por “la señora Marcia” y decir “teléfono 293756, Baltazar y/o Augusto está quemado”.

Según lo que se entiende del mismo interrogatorio, Fuentes también tenía un punto de contacto (cuya dirección y país no se indica, pero todo indica que se trataba de alguien con quien debía verse en Paraguay) en el cual debía encontrarse con un hombre, un “enlace de Argentina” que portaría una revista “Monitor” en la mano derecha.

Siempre según el informe, interrogado sobre si había tráfico de armas para el MIR desde Argentina a Chile, el prisionero habría respondido que no se hicieron, pero “se había hablado al respecto, decidiéndose hacer pasar por medio de un vehículo”.

De acuerdo con los documentos paraguayos, Fuentes fue expulsado de ese país el 23 de septiembre de 1975. Hoy, por cierto, se sabe que fue trasladado a Chile y que quedó en manos de la DINA, siendo internado en Villa Grimaldi, donde fue brutalmente torturado y donde lo mantuvieron en condiciones inhumanas durante varios meses, hasta que fue hecho desaparecer, a inicios de 1976.

Nace el cóndor

Dos días después de que “El Trotsko” fuera entregado por los paraguayos, Manuel Contreras envió una elegante esquela a Pastor Coronel. En ella le agradecía “por la cooperación prestada para facilitar las gestiones relativas a la misión que debió cumplir mi personal en la hermana República de Paraguay y estoy muy cierto que esta mutua cooperación continuará en forma siempre creciente para el logro de los objetivos comunes coincidentes entre ambos servicios”.

Ese es el documento que plasma la simiente del plan “Cóndor”, el que comenzó a tomar forma definitiva con una segunda misiva de Contreras, esta vez dirigida al jefe de la policía paraguaya, el general Francisco Brites, la cual está fechada en “octubre de 1975”, en la cual lo invita “a una reunión de trabajo de inteligencia nacional que se realizará en Santiago de Chile, entre los días 25 de noviembre y 01 de diciembre de 1975”.

La reunión, decía el jefe de la DINA, “tiene carácter de estrictamente secreta” y se esperaba que “pueda ser la base de una excelente coordinación”.

Por cierto, el encuentro se concretó y allí nació la red “Cóndor”, al menos en términos oficiales, como se llamó la coordinación de los servicios de inteligencia de diversas dictaduras latinoamericanas, con el fin de ayudarse mutuamente a cometer crímenes transnacionales, como sucedió (entre muchos otros) con el homicidio de Orlando Letelier y su secretaria, Ronnie Moffit, en Washington DC, en septiembre de 1976.

POR CARLOS BASSO


Corte de Santiago eleva condena a exagentes de la DINA por su responsabilidad en secuestros y homicidios calificados de víctimas de la Operación Cóndo

Fuente :pjud.cl 25/7/2022

Categoría : Prensa

La Undécima Sala del tribunal de alzada modificó la sentencia del ministro de primera instancia y condenó a un total de 22 exagentes de la DINA por su responsabilidad en los delitos de secuestros calificados y homicidios calificados cometidos en Chile y el extranjero.

La Corte de Apelaciones de Santiago elevó las penas que deberán cumplir 22 exagentes de la Dirección de Inteligencia Nacional por los  secuestros calificados de Jorge Fuentes Alarcón, Julio Valladares Caroca, Juan Hernández Zazpe, Manuel Tamayo Martínez, Luis Muñoz Velasquéz, Alexei Jaccard Siegler, Héctor Velásquez Mardones y los homicidios calificados de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto González, Ruiter Correa Arce, ilícitos perpetrados en el marco de la denominada “Operación Cóndor”, acuerdo de cooperación entre los grupos represores de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay en la década de los 70.

En la sentencia (rol 4.545-2019) la Undécima Sala del tribunal de alzada –integrada por los ministros Jessica González, Loreto Gutiérrez y Jaime Balmaceda, modificó las condenas del tribunal de primera instancia y aumentó las sanciones penales para los ex agentes involucradas en los delitos cometidos tanto en Chile como en el extranjero.

1)       Los agentes Cristoph Willike Floel y Raúl Iturriaga Neumann deberán cumplir una pena de 20 años de presidio como autores de los secuestros calificados de  Jorge Fuentes Alarcón, Julio Valladares Caroca, Juan Hernández Zazpe, Manuel Tamayo Martínez, Luis Muñoz Velasquéz, Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones y una pena de 20 años como autores de los homicidios calificados de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto González y Ruiter Correa Arce

2)       El agente Juan Morales Salgado fue condenado a una pena de  20 años de presidio por los secuestros calificados de Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones y una pena de 20 años de presidio por los homicidios calificados de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik y Matilde Pessa Mois.

3)       En tanto el agente Pedro Espinoza Bravo deberá purgar una pena de 20 años de presidio por los secuestros calificados de Julio Valladares Caroca, Manuel Tamayo Martínez, Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones; y una pena de 20 años de presidio por los homicidios calificados de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto González y Ruiter Correa Arce.

4)       Jorge Escobar Fuentes, Federico Chaigneau Sepúlveda, Miguel Riveros Valderrama cumplirán pena de 18 años de presidio por los secuestros de Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones; y una pena de 18 años de presidio por los homicidios calificados de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto González y Ruiter Correa Arce.

5)       La agente Gladys Calderón Carreño fue sancionada con una pena de 10 años y un día de presidio por los secuestros calificados de Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones;  y 15 años y un día de presidio por los homicidios calificados de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto González y Ruiter Correa Arce.

6)       Los agentes Jaime Ojeda Obando y Eduardo Oyarce Riquelme cumplirán una pena de 5 años y un día de presidio por los secuestros calificados de Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones; y una pena de 10 años y un día de presidio por los homicidios calificados de  Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik y Matilde Pessa Mois.

7)       Miguel Krasnoff Martchenko y Gerardo Godoy Garcia cumplirán 15 años y un día de presidio por el secuestro calificado de Jorge Fuentes Alarcón.

8)       El agente Hermon Alfaro Mundaca fue condenado a 10 años de presidio por el secuestro calificado de Jorge Fuentes Alarcón. A la misma pena y por el mismo delito fueron sentenciados José Fuentes Torres, Jorge Andrade Gómez, José Aravena Ruiz, Luis Torres Méndez, María Gabriela Órdenes Montecinos, Osvaldo Pulgar Gallardo y Rodolfo Concha Rodríguez, quienes habían sido absueltos en el fallo de primera instancia.

9)       Finalmente Jerónimo Neira Méndez y Manuel Rivas Díaz deberán cumplir una pena de 3 años y un día de presidio por el secuestro calificado de Jorge Fuentes Alarcón.

La Corte compartió el criterio de primera instancia respecto de la participación de los condenados en la causa por reunirse antecedentes reales y probados respecto de su participación en los hechos, ya sea como autores inductores o autores directos de los delitos que se le atribuyeron a cada uno.

“Que respecto a las condenas y, específicamente, en relación a aquellos acusados cuya participación se calificó como coautoría, la Corte concuerda con la conclusión a que arriba el sentenciador de primer grado, en cuanto a que con los antecedentes recopilados durante la investigación es posible construir diversas presunciones judiciales que por reunir las exigencias de fundarse en hechos reales y probados, ser múltiples, graves, precisas, directas y concordantes, son bastantes para sostener con convicción que a los acusados Cristoph Georg Willeke Floel, Raúl Eduardo Iturriaga Neumann, Juan Hernán Morales Salgado, Pedro Octavio Espinoza Bravo, Jorge Marcelo Escobar Fuentes, Federico Humberto Chaigneau Sepúlveda, Miguel René Riveros Valderrama, Gladys de las Mercedes Calderón Carreño, Carlos José Leonardo López Tapia, José Alfonso Ojeda Obando, Eduardo Alejandro Oyarce Riquelme, Héctor Raúl Valdebenito Araya, Miguel Krassnoff Martchenko, Gerardo Ernesto Godoy García, Ciro Ernesto Torré Sáez y Orlando José Manzo Durán les cupo intervención en calidad de coautores, en los términos de los N° 1, 2 y 3 del artículo 15 del Código Penal, según se especifica en cada caso, de los delitos reiterados de secuestro calificado de Jorge Isaac Fuentes Alarcón, Juan Humberto Hernández Zazpe, Manuel Jesús Tamayo Martínez, Luis Gonzalo Muñoz Velásquez, Julio del Tránsito Valladares Caroca. Alexei Vladimir Jaccard Siegler y Héctor Heraldo Velásquez Mardones y de homicidio calificado de Ricardo Ignacio Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bortnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto Gálvez y Ruiter Correa Arce.”, dice el fallo.

Agrega: “Que, en efecto, en el caso de quienes formaron parte del Departamento Exterior de la Dirección de Inteligencia Nacional -Willeke Floel, Iturriaga Neumann y Espinoza Bravo- en los fundamentos Vigésimo Octavo, Vigésimo Noveno, Trigésimo Primero, Trigésimo Segundo, Trigésimo Cuarto y Trigésimo Quinto se exponen uno a uno todos los antecedentes probatorios en que se sustentan las imputaciones y se concluye acertadamente que la forma de autoría que les cabe a cada uno de ellos es la del N° 1 del artículo 15 del Código Penal al primero de los nombrados al haber tomado parte en la ejecución de los hechos de manera inmediata y directa, y del N° 2 en relación a los dos restantes, pues se demostró que forzaron o indujeron directamente a otros a ejecutarlos.

Lo mismo acontece en el caso de los agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional que formaron parte de la denominada Brigada Lautaro y que operó en el cuartel ubicado en Calle Simón Bolívar N° 8.630 de la comuna de La Reina, en relación con los secuestros calificados de las víctimas Jaccard Siegler y Velásquez Mardones y los homicidios calificados de las víctimas Ramírez Herrera, Stoulman Bortnik y Pessa Mois, esto es, los condenados Valdebenito Araya, Morales Salgado, Oyarce Riquelme y Ojeda Obando; y de los sentenciados Calderón Carreño, Riveros Valderrama, Chaigneau Sepúlveda y Escobar Fuentes en estos mismos lícitos y también en los homicidios calificados de las víctimas Soto Gálvez y Correa Arce.

Los fundamentos Trigésimo Séptimo, Trigésimo Noveno, Cuadragésimo Cuarto y Quincuagésimo Cuarto, respecto de los cuatro primeros, y los motivos Cuadragésimo Segundo, Cuadragésimo Séptimo, Quincuagésimo y Quincuagésimo Segundo, en relación a los cuatro restantes, dan cuenta detallada de los antecedentes conforme a los cuales es posible desprender con certeza que a la época de los hechos estos acusados formaban parte, como agentes operativos, de la brigada de la Dirección de Inteligencia Nacional que materializó el secuestro de militantes del Partido Comunista, entre cuyos miembros se encontraban las personas recién nombradas, de manera tal que no obstante no recordar algunos de ellos el nombre específico de éstas, resulta indiscutible concluir, tal como lo hace el a quo, que tomaron parte en su ilegítima privación de libertad, en algunos casos, y de su homicidio, en otros, sea de manera inmediata y directa, sea forzando o induciendo directamente a otros a ejecutar estos actos, en la forma que prevén los citados N°S 1 y 2 del citado artículo 15 y que, por lo mismo, son coautores punibles de estos ilícitos.

A su turno, los encausados Godoy García y Krassnoff Martchenko, agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional adscritos al denominado Cuartel Terranova o Villa Grimaldi y condenados por el secuestro calificado de la víctima Jorge Isaac Fuentes Alarcón, son también autores en los términos del N° 1 del mismo artículo 15, en tanto jefes de grupos operativos -Tucán y Halcón respectivamente- encargados de la desarticulación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria mediante el secuestro y homicidio de sus miembros, uno de los cuales fue el mencionado Fuentes Alarcón, quien, como se dijo, fue privado ilegítimamente de libertad en la localidad de Enramada en la República de Paraguay y trasladado primero a Cuatro Álamos y luego a Villa Grimaldi, lugar este último donde, de acuerdo a numerosa prueba que se reseña en el fallo de primer grado, fue interrogado y sometido a torturas para obtener información acerca de la organización en la que militaba, actividades éstas en las que evidentemente hubieron de participar los jefes de los grupos operativos antes mencionados, que además también abundante prueba indica dirigían estos interrogatorios. En estas calidades de directos interrogadores o indirectos custodios de una persona que luego de ser secuestrada era mantenida privada de libertad en Villa Grimaldi, no puede sino concluirse que, al igual que en los casos anteriores, no obstante no recordar el nombre concreto de la víctima Jorge Isaac Fuentes Alarcón, los acusados Godoy García y Krassnoff Martchenko tomaron parte en su secuestro de manera inmediata y directa en la forma que prevé el N° 1 del artículo 15 del Código Penal.

Cabe precisar que de acuerdo a esta norma, en lo que interesa, se considera autores precisamente a los que toman parte en la ejecución del hecho de manera inmediata y directa; y lo cierto es que tratándose del delito de secuestro, la ejecución de la conducta típica no se agota con el hecho de la -por decirlo de algún modo- “aprehensión” material o física del secuestrado, sino que continúa ejecutándose, y por tanto el delito en curso de consumación, mientras dure el ilegítimo encierro o la ilegítima privación de libertad. Por consiguiente, quienes realizan actos que permiten perpetuar ese estado están en rigor ejecutando la conducta descrita por el tipo, independiente del concierto previo que haya podido mediar o no con otros intervinientes. En otras palabras, sus actos no son de simple facilitación de medios para la ejecución o de mera presencia sin tomar parte directa en ella (en cuyo caso resultaría relevante la determinación del eventual concierto previo para calificar la intervención de autoría o complicidad, de acuerdo a lo que disponen los artículos 15 N° 3 y 16 del Código Penal), sino ejecutivos propios de la autoría. Por lo mismo, el que fuerza o induce a otro a ejecutar alguno de estos actos es evidentemente autor mediato en los términos del N° 2 del artículo 15 y su conducta, por consiguiente, es también punible.

En tales condiciones, se concuerda con el sentenciador de primer grado cuando concluye que a quienes se acusó como coautores ejecutores del delito de secuestro calificado o como coautores mediatos del mismo revisten efectivamente tal calidad, pues la conducta desplegada por cada uno de ellos, según resultó acreditado, satisface las exigencias del tipo del artículo 141 del Código Penal, en relación a la primera parte del N° 1 del artículo 15 del mismo cuerpo legal y del N° 2 de ese precepto.”

Reparaciones civiles

En el aspecto civil se modificaron los montos de las indemnizaciones  para algunos de los familiares de las víctimas y además se acogieron dos nuevas medidas reparatorias solicitadas por la cónyuge de Alexei Jaccard Siegler y que son: condenar al Fisco a  destinar la suma de $15.000.000 para que a través del Ministerio de Educación se adquieran libros sobre la temática de los Derechos Humanos, que deberán entregarse equitativamente a todas las escuelas públicas de la comuna de Chiguayante y se instale en un lugar visible de las bibliotecas de cada una de ellas una placa en que se informe el hecho de existir tales libros y que fueron entregados en memoria de Alexei Jaccard Siegler, víctima de violación a los Derechos Humanos durante la dictadura militar.

Además el Fisco de Chile deberá entregar $75.000.000 a la Universidad de Concepción para que ésta instituya el premio “Alexei Jaccard Siegler”, que se otorgará anualmente a un estudiante regular de esa casa de estudios que desarrolle una investigación acerca de la temática de los Derechos Humanos, en el contexto de sus estudios en la Universidad de Concepción, y que ascenderá al equivalente en pesos a 100 Unidades de Fomento, debiendo la misma Universidad reglamentar las exigencias, requisitos y condiciones del trabajo.

Los hechos

En la etapa de investigación el ministro Mario Carroza estableció:

-Que a raíz de los acontecimientos acaecidos en el país el día 11 de septiembre de 1973, el Gobierno Militar instituye de manera formal el 25 de noviembre de 1975, en reunión plasmada en la ciudad de Santiago, Chile, un plan de coordinación de acciones y mutuo apoyo entre los líderes de los servicios de inteligencia de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile, destinado a desestabilizar a los opositores a los regímenes asumidos por las Fuerzas Armadas y de Orden;

-Que éste vínculo generaba de manera estatal e inmediata una realidad que ya se había forjado en acciones concretas entre los países aludidos, esto es, seguimientos, detenciones, interrogatorios bajo tortura, traslado entre países, desaparición o ejecución de personas contrarias a los gobiernos instituidos de facto;

-El escenario anterior habría permitido que se consumaran casos como los que a continuación se indican:

-Que el día 17 de mayo de 1975, Jorge Isaac Fuentes Alarcón, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), fuera detenido en la República de Paraguay, en la localidad de Enramada, y luego trasladado a la ciudad de Asunción, donde permaneció privado de libertad hasta el 23 de septiembre de 1975, cuando se define su traslado a Chile vía aérea en forma clandestina por agentes de la DINA, los que una vez en el país le conducen a los recintos secretos de encierro y tortura que mantenía esta organización, esto es, Cuatro Álamos y Villa Grimaldi. En este último lugar, es donde Fuertes permaneció más tiempo prisionero y privado de libertad, recibió un trato cruel de parte de sus captores, se le interroga bajo tortura y se le mantiene en condiciones inhumanas, hasta probablemente el 17 de enero de 1976, cuando otros prisioneros le ven por última vez, desconociéndose su paradero hasta el día de hoy.

-Que, a su vez, el día 2 de julio de 1976, en la ciudad de La Paz, República de Bolivia, se detiene al ciudadano chileno Julio del Tránsito Valladares Caroca, militante del Partido Socialista, por la Dirección de Orden Político, organismo de seguridad de ese país en esa época. En la condición aludida, éste permaneció detenido hasta el 13 de noviembre de 1976, fecha en que fue entregado a Agentes de la DINA, en la localidad fronteriza de Charaña, quienes le trasladaron a nuestro país y le llevaron al Campamento de Prisioneros "Cuatro Álamos", que se encontraba ubicado en la calle Canadá a la altura del 3.000 de Vicuña Mackenna, quedando bajo la custodia de sus agentes, lugar en el cual de acuerdo a testigos permaneció encerrado e incomunicado, y donde se le ve con vida por última vez a fines de noviembre de 1976;

-Que por otro lado, el día 3 de abril de 1976, en la ciudad de Mendoza, República Argentina, son detenidos tres ciudadanos chilenos Juan Humberto Hernández Zazpe, Manuel Jesús Tamayo Martínez y Luis Gonzalo Muñoz Velásquez, militantes socialistas, los cuales fueron trasladados de manera clandestina vía terrestre a Chile y puestos a disposición de los agentes de la Dirección Nacional de inteligencia, quienes le llevaron al Cuartel de Villa Grimaldi, ubicado en Avenida José Arrieta N°8.200 en Santiago, como ya se ha dicho, un campo de prisioneros políticos que pertenecía a la citada organización de inteligencia, en ese lugar fueron encerrados, interrogados y torturados, y se les vio por última vez con vida a fines de abril de 1976, desconociéndose hasta la fecha sus paradero;

-Que por último, en un episodio acaecido en el año 1977, militantes del Partido Comunista, cuya dirección orgánica exterior había decidido la necesidad de canalizar ayuda financiera externa al Partido en Chile, le pide a uno de ellos viajar desde Suiza -Alexei Vladimir Jaccard Siegler-, a Chile, previa escala en Buenos Aires, para encontrarse con otro militante que debía viajar desde Rusia -Ricardo Ignacio Ramírez Herrera- y contactarse ambos además con el militante que residía en esa ciudad -Héctor Heraldo Velásquez Mardones-. Este encuentro no pudo plasmarse porque los tres son detenidos por la Policía Federal Argentina el día 16 de mayo de 1977, sin fundamento legal, y privados de libertad para ser entregados a los agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional, quienes les trasladan a Santiago de Chile, donde los encierran en el Cuartel de Simón Bolívar, ubicado en la calle del mismo nombre, N08.630, son interrogados bajo tortura y en fecha indeterminada desaparecen. La búsqueda hasta hoy se mantiene al no ser posible encontrar a las víctimas Jaccard y Velásquez, que no registran salidas o entradas comprobadas ni tampoco constan sus defunciones, pero sí se ha encontrado parte de los restos de su compañero de infortunio, Ricardo Ramírez Herrera en Chile, en el sector denominado "Cuesta Barriga", al igual que aquellos pertenecientes al matrimonio formado por Jacobo Stoulman Bortnik y Matilde Pessa Mois, quienes viajaron a Buenos Aires a concretar el despacho del dinero a nuestro país, pero antes son detenidos -el 29 de mayo de 1977- en el Aeropuerto de Ezeiza, en momentos en que bajaban del avión que los traía de Chile, perdiéndose desde ese momento todo rastro de ellos, hasta la aludida evidencia cierta de haber sido inhumados ambos en el ya citado lugar;

-En esta operación, participan a su vez, militantes del Partido Comunista que se encontraban en Chile, que servían de enlace en esta operación, pero cuando se descubre la artimaña fueron ejecutados, Hernán Soto Gálvez en fecha indeterminada, entre el día 7 de junio y el 10 de noviembre de 1977, y Ruiter Enrique Correa Arce, el día 28 de mayo de ese mismo año  

-El análisis de los antecedentes reseñados en los párrafos precedentes, patentizan la apuntada cooperación y coordinación de los servicios de inteligencia, en casos concretos, donde los agentes de inteligencia de nuestro país, en estos casos, coludidos con los de Argentina, Paraguay y Bolivia, no solo concertaron la detención de las víctimas, sino que también crearon las condiciones para encerrarlos y trasladarlos a nuestro país, con el siniestro propósito de confinarlos en recintos clandestinos para interrogarlos, torturados y luego proceder con extrema crueldad, a eliminarlos.


El canto de un preso

Fuente :pucheronews.com 18/8/2015

Categoría : Prensa

La historia cuenta de un detenido que cantaba en los centros clandestinos de Chile entre septiembre de 1975 y enero de 1976. Su canto animaba a los otros presos y sus mensajes fueron transmitidos de boca en boca hasta que no se volvió a saber de él.

Varios sobrevivientes de los centros de detención y tortura Cuatro Alamos y Villa Grimaldi coinciden en relatar sobre un detenido que cantaba todos los días.

Roberto Gómez Donoso fue trasladado a Cuatro Alamos en septiembre de 1975. Allí escuchó que un prisionero gritaba: “Yo soy Jorge Fuentes Alarcón, militante del MIR” y continuaba explicando que, después de su detención en Paraguay, había sido trasladado a Bolivia, de allí a Arica y posteriormente a Santiago. 

Delia Susana Veraguas Segura fue detenida el 29 de septiembre de ese mismo año en Villa Grimaldi. Ella también vio a Jorge Fuentes Alarcón. Pedía que avisaran a sus familiares que estaba vivo, ya que temía ser desaparecido. 

Se conoce como Pre-Cóndor la etapa de preparación para ejecutar la coordinación transnacional de los servicios de inteligencia de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Abarcó de 1974 hasta noviembre de 1975, cuando se consolidó oficialmente la Operación Cóndor.

El secuestro en Paraguay de Jorge Isaac Fuentes Alarcón y su posterior traslado a Chile es uno de los casos emblemáticos de esta fase previa. Marcó un hito en la cooperación en el intercambio de información y prisioneros entre los ejércitos argentinos, chilenos y paraguayos. La represión ya se había internacionalizado en el pre-Cóndor.

El periplo

Jorge Isaac era sociólogo, estaba casado, tenía 28 años y un hijo. Nacido en Concepción, sur de Chile, era miembro del Comité Central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile. El MIR era un grupo guerrillero de extrema izquierda fundado en 1965. Jorge abandonó su país poco tiempo después del golpe de Pinochet el 11 de septiembre de 1973.

Esa tarde Jorge estaba en Arica en el extremo norte del país. El día anterior había participado en una asamblea en la sede de la Universidad de Chile para informar sobre la última reunión del Comité Central del MIR.

Jorge Fuentes Alarcón, más conocido como el “Trosko”, era una de las personas más buscadas por los militares, quienes “habían puesto precio a su cabeza” (LINK THE CLINIC). Por lo tanto, el mismo día del golpe fue llevado por otros compañeros del MIR a una casa de seguridad en el cerro La Cruz en Santiago. Sin muchos contactos ni apoyo logístico, decidió irse del país pero su primer intento fracasó.

La noche del 28 de octubre, uno compañeros militantes lograron sacar al Trosko del país. Llegaron a Perú, donde fueron detenidos por la policía en la frontera. Una vez trasladados a Lima, el cónsul cubano los ayudó a viajar a Cuba un par de semanas después.    

A pesar de las duras críticas de la Dirección Nacional del MIR por haberse ido del país, el Trosko fue nombrado representante en Cuba. Allí los miembros del MIR recibirían instrucción militar en guerrilla urbana y rural. El plan era luego regresar clandestinamente a Chile.

Pero el MIR fue duramente golpeado por la represión de Pinochet. En consecuencia, el retorno de sus militantes se veía imposibilitado. Decidieron establecer una retro guardia en Argentina. El Trosko viajaría a este destino.

En ese entonces, el MIR tenía buenas relaciones con el Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo de Argentina (PRT-ERP). Además, desde 1974 se encontraban en este país muchos militantes del MIR y del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros de Uruguay (MLN-T). Habían huido de las dictaduras en sus países y varios se habían incorporado al PRT-ERP.

Fue así que, en febrero de 1974, se estableció la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCC) integrada por el ERP, el MLN-T, el MIR y el Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN). La JCR, con su base central clandestina en Buenos Aires, brindaría “apoyo mutuo en lo militar, logístico y económico para avanzar la revolución armada en cada uno de sus países”.

En septiembre de ese año, Fuentes partió de Cuba rumbo a Buenos Aires para preparar el ingreso de más militantes chilenos.

El secuestro  

Los militares chilenos continuaban buscando al Trosko y monitoreaban sus movimientos.

A mediados de mayo de 1975, el Trosko viajó rumbo a Paraguay junto a Amílcar Santucho -hermano del famoso dirigente del PRT-ERP muerto en un enfrentamiento.

Un ex detenido de Villa Grimaldi recuerda que, en diciembre de 1974, se enteró por comentarios de agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) que había caído un contacto internacional del MIR y que se le estaba tendiendo una trampa al Trosko en conjunto con los servicios argentinos de represión. En el país vecino, tenían conocimiento de la identidad falsa de Fuentes Alarcón e informaron a la policía paraguaya.

Según consta en un documento del Archivo del Terror en Paraguay , Amílcar Santucho es detenido el 16 de mayo al ingresar al país en la localidad fronteriza de Enramada. Santucho permaneció en cárceles paraguayas hasta septiembre de 1979, cuando fue expulsado a Suecia. No está claro si el Trosko fue detenido el día 16 o 17 en el Hotel España.

La ficha de detención 2628 en el Archivo del Terror relata como el Trosko entró a Paraguay bajo el nombre falso de Ariel Mondare Ledesma, costarricense, resultando ser en realidad “uno de los principales cabecillas del MIR, grupo guerrillero chileno que se adiestraba en la Argentina para incursionar a Chile y tratar de derrocar al gobierno de ese país”.

Su secuestro fue de sumo interés para las fuerzas de seguridad e inteligencia de los tres países que participaron de los interrogatorios a los dos detenidos en Paraguay. El agente de inteligencia argentino José Osvaldo Ribeiro -alias Rawson- envió una serie de preguntas para Santucho -alias Alicia- y Fuentes Alarcón -alias Nene- para esclarecer las actividades y fuerza de la Junta Coordinadora Revolucionaria.

Destino final desconocido

Fuentes Alarcón permaneció detenido y brutalmente torturado en Paraguay hasta septiembre de 1975. Su ficha de detención cuenta cómo “por orden superior fue puesto en libertad el 23-IX-75 y expulsado por el Aeropuerto Pdte. Stroessner.” En realidad, fue entregado a agentes de la DINA que lo trasladaron a Chile.

A dos días de la entrega del Trosko, Manuel Contreras -el jefe de la DINA- envió una nota al Jefe de Investigaciones del Paraguay con sus “más sinceros agradecimientos por la cooperación prestada para facilitar las gestiones relativas a la misión que debió cumplir el personal en la hermana República del Paraguay”.

Contreras aseguraba que “esta mutua cooperación continuaría siempre creciente para el logro de los objetivos comunes coincidentes de ambos servicios.”

Efectivamente los planes para formalizar el Cóndor ya estaban en camino y la reunión fundacional se realizaría apenas dos meses después de los hechos relatados, en noviembre de 1975.

Los detenidos que vieron a Fuentes Alarcón en Cuatro Álamos y Villa Grimaldi cuentan que estaba mal herido y sufría de varias enfermedades a raíz de las torturas, incluso tenía sarna. En Villa Grimaldi, permaneció engrillado y encerrado en una casucha de perro en medio de un patio. A pesar de todo eso, Jorge estaba íntegro de espíritu según dicen los testigos.

Otro detenido por la DINA en 1976 vio al Trosko Fuentes por última vez el 12 de enero del 76. Casi ocho meses después de su detención en Paraguay, fue sacado en una camioneta de Villa Grimaldi junto a otros prisioneros. Nunca más se supo su destino.

 


Ministro Carroza condena a 20 ex agentes de la DINA por homicidios y secuestros calificados. Caso Operación Cóndor.

Fuente :diarioconstitucional.cl 22/9/2018

Categoría : Prensa

El ministro en visita para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, condenó a veinte exmiembros de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) por su responsabilidad en los delitos de secuestro y homicidio calificado de víctimas de la acción coordinada de servicios de inteligencia sudamericanos en la década del ‘70, conocida como Operación Cóndor.

En su fallo, el Ministro de fuero condenó a los agentes Cristoph Georg Willeke Floel y Raúl Eduardo Iturriaga Neumann a 17 años de presidio efectivo, en calidad de autores del delito reiterado de secuestro calificado de: Jorge Isaac Fuentes Alarcón, Julio del Tránsito Valladares Caroca, Juan Humberto Hernández Zazpe, Manuel Jesús Tamayo Martínez, Luis Gonzalo Muñoz Velásquez, Alexei Vladimir Jaccard Siegler y Héctor Heraldo Velásquez Mardones; y como autores del delito de homicidio calificado de: Ricardo Ignacio Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bortnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto Gálvez y Ruiter Enrique Correa Arce.

En la causa, además, el ministro Mario Carroza condenó a:

-Juan Hernán Morales Salgado a la pena de 15 años y un día de presidio, en calidad de autor mediato del delito de secuestro calificado de Alexei Vladimir Jaccard Siegler y Héctor Heraldo Velásquez Mardones; y como autor mediato del delito de homicidio calificado de Ricardo Ignacio Ramírez Herrera, Jacobo Stoulnian Bortnik y Matilde Pessa Mois;

-Pedro Octavio Espinoza Bravo a la pena de 15 años y un día de presidio, como autor de los delitos reiterados de secuestro calificado de Julio del Tránsito Valladares Caroca, Juan Humberto Hernández Zazpe, Manuel Jesús Tamayo Martínez, Luis Gonzalo Muñoz Velásquez, Alexei Vladimir Jaccard Siegler y Héctor Heraldo Velásquez Mardones; y como autor del delito de homicidio calificado de Ricardo Ignacio Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bortnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto Gálvez y Ruiter Enrique Correa Arce;

-Jorge Marcelo Escobar Fuentes, Federico Humberto Chaigneau Sepúlveda y Miguel René Riveros Valderrama deberán purgar 15 años y un día de presidio, como autores mediatos de los delitos reiterados de secuestro calificado de Alexei Vladimir Jaccard Siegler y Héctor Heraldo Velásquez Mardones; y como autores mediatos del delito de homicidio calificado de Ricardo Ignacio Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bortnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto Gálvez y Ruiter Enrique Correa Arce;

-Gladys de las Mercedes Calderón Carreño deberá cumplir 10 años y un día de presidio, en calidad de autora de los delitos reiterados de secuestro calificado de Alexei Vladimir Jaccard Siegler y Héctor Heraldo Velásquez Mardones; y como autora de los homicidios calificados de Ricardo Ignacio Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bortnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto Gálvez y Ruiter Enrique Correa Arce;

-Carlos José Leonardo López Tapia fue condenado a la pena de 10 años y un día de presidio, como autor del delito reiterado de secuestro calificado de Juan Humberto Hernández Zazpe, Manuel Jesús Tamayo Martínez y Luis Gonzalo Muñoz Velásquez;

-José Alfonso Ojeda Obando, Eduardo Alejandro Oyarce Riquelme y Héctor Raúl Valdebenito Araya deberán cumplir 7 años de presidio, como autores del delito reiterado de secuestro calificado de Alexei Vladimir Jaccard Siegler y Héctor Heraldo Velásquez Mardones; y como autor del delito de homicidio calificado de Ricardo Ignacio Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bortnik y Matilde Pessa Mois;

-Miguel Krassnoff Martchenko y Gerardo Ernesto Godoy García cumplirán 5 años y un día de presidio, como autores del delito de secuestro calificado de Jorge Isaac Fuentes Alarcón;

-Ciro Ernesto Torré Sáez y Orlando José Manzo Durán deberán purgar 5 años y un día de presidio, en calidad de autores del delito de secuestro calificado de Julio del Tránsito Valladares Caroca;

-Jerónimo del Carmen Neira Méndez, Hermón Helec Alfaro Mundaca y Juan Ángel Urbina Cáceres, fueron sentenciados a 301 de presidio, con el beneficio de la remisión condicional de la pena, como cómplices del delito de secuestro calificado de Jorge Isaac Fuentes Alarcón, y

-Manuel Rivas Díaz, a 100 días de presidio, con el beneficio de la remisión condicional de la pena, como cómplice del delito de secuestro calificado de Jorge Isaac Fuentes Alarcón.

En la causa, el ministro Carroza absolvió por falta de acreditación de participación en los hechos a otros 32 exagentes de la DINA.


ENTREVISTA A FONDO. Entrevista a Fondo a Sonia Fuentes, hermana del “trosko Fuentes”

Fuente :laizquierdadiario.com 5/4/2015

Categoría : Prensa

Presentamos a continuación la primera parte de la entrevista a Sonia Fuentes Alarcón, hermana del “Trosko Fuentes”, uno de los dirigentes del MIR detenido desaparecido durante la dictadura.

Hablar con Sonia es hablar con alguien llena de vida, de risas, también de alegría y de tristeza. Nos preguntó varias veces cómo se veía en cámara y nos pidió que esta historia, la historia del trosko Fuentes, no quede en el olvido.

Es la primera vez que Sonia habla de su hermano, la primera vez que comparte los recuerdos sobre su niñez y adolescencia, sobre sus padres y familiares. La historia que nos cuenta Sonia es la que ella vivió junto a Jorge, como se llamaba su hermano, pero a quién todos conocían como el trosko Fuentes. También es la historia de los testigos que lo vieron en diferentes campos de concentración, de quiénes escucharon sus canciones en Villa Grimaldi, también de quiénes distinguieron su cuerpo lastimado y supieron de la tortura y el ensañamiento que los militares tuvieron con él. La historia de Jorge es también la historia de los miles de detenidos desaparecidos que dejó la dictadura de Pinochet y sus colaboradores.

Presentamos en esta primera parte los recuerdos de Sonia sobre los primeros años de la vida de Jorge, quién nació en 1948, de su preocupación por los trabajadores y los pobres; “siempre tuvo la preocupación de porque en este mundo había gente tan pobre y porque los gobiernos… no se ocupaba más de ellos”, de su interés y motivación por luchar por una sociedad distinta.

Jorge militó en las Juventudes Comunistas, según recuerda Sonia y más tarde en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, al que conoció estudiando en la Universidad en Concepción, donde también fue dirigente. A Jorge se lo conoció como el “trosko Fuentes”, por su simpatía con el pensamiento de León Trotsky.

Recordemos que el MIR se fundó a partir de la fusión entre el grupo trotskista que dirigía Luis Vitale y Humberto Valenzuela (Partido Obrero Revolucionario, luego Partido Socialista Popular), con Vanguardia Revolucionaria Marxista, dirigida por Miguel Enríquez y el Movimiento 3 de Noviembre de Clotario Blest. El grupo de Valenzuela y Vitale será posteriormente expulsado del MIR, a medida que la política y la fracción de Miguel Enríquez asumían la hegemonía del MIR, que terminó actuando entre el distanciamiento y el apoyo crítico a la Unidad Popular.

El trosko Fuentes estuvo relacionado con el trabajo sindical y campesino del MIR, Sonia recuerda sus viajes a Lota, para trabajar con los mineros y también su vuelco a los Cordones Industriales, en el norte del país, lugar donde lo encontró el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

Los Cordones Industriales fueron organismos que surgieron a mediados de 1972 y se consolidaron producto del paro patronal de octubre de ese año, al que los trabajadores enfrentaron con la coordinación territorial y política entre las fábricas de diferentes sectores, dando origen a los Cordones Cerrillos Maipú, Vicuña Mackena, San Joaquín y otros. El MIR, si bien tuvo un incipiente trabajo en los Cordones Industriales, en realidad impulsaba la formación de Comandos Comunales, a los que los Cordones debían integrarse. 

El golpe de Estado y la historia de Jorge

A partir de los relatos de testigos y lo que ha podido reconstruir Sonia con relatos fragmentados, se sabe que después del golpe Jorge trató de salir del país desde Arica, en octubre de 1973, junto a tres o cuatro jóvenes militantes del MIR en esa ciudad.

Tras un primer intento fallido, finalmente logran ingresar a Perú por Tacna, junto a Mario Espinoza, Jorge Vercelotti (Jorge Machuca), Homero Tobar . Si bien, fueron detenidos en la frontera, lograron llegar a Lima y más tarde contactar al Cónsul de Cuba y partir hacia ese país; todos terminaron –en Chile u otro país- detenidos o desaparecidos. En Cuba, el trosko pasa a tener un cargo de dirección del MIR en el exterior y a organizar la tarea de preparar el retorno para luchar contra la Dictadura.

Es así como llega a Argentina, país que serviría como base de operaciones, en la segunda mitad de 1974, sin embargo, el 17 de mayo de 1975 –según consta en los archivos de la Vicaría de la Solidaridad- fue detenido en Paraguay, junto a Amilcar Santucho, militante y dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Guerrillero del Pueblo (PTR-ERP), de Argentina. Estuvo en ese país detenido durante cuatro meses, Sonia nos dice que un amigo le contó que “fueron bestiales con él”, estando en una especie de chiquero para cerdos, donde se contagió sarna y piojos, hasta que en septiembre fue trasladado a Chile, siendo el caso que daría origen a la Operación Cóndor, la “primera pieza” como dice Sonia, la coordinación entre las distintas Dictaduras latinoamericanas para ejercer el terrorismo de Estado.

Según contaría años después Amilcar, fueron torturados por militares paraguayos, uruguayos, argentinos y chilenos. Por lo que conoce de testimonios, lo habría traído la Fuerza Aérea engrillado, como dice en un homenaje Pablo Varas: “Sintió como el avión tocaba el suelo, el tiempo que pasaba, sus pasos apurados, bajadas de escaleras, el sol que estaba presente, quince peldaños, uno tras otro y rápidos, de nuevo subir, la cadena que lo hacía una cosa extraña” .

En los llamados “Archivos del Terror”, donde se reúnen documentos de la represión de Operación Cóndor y otros casos, aparece el documento que envía Manuel Contreras, el 25 de septiembre de 1975 agradeciendo “por la cooperación prestada para facilitar las gestiones relativas a la MISION que debió cumplir mi personal en la hermana República del Uruguay” y señala que esta cooperación seguirá su curso.

En otra carta de octubre del mismo año, Manuel Contreras escribe “al General de División don Francisco Brites, Jefe de la Policía de la República del Paraguay” para invitarlo “a una Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional que se realizará en Santiago de Chile, entre los días 25 de Noviembre y 01 de Diciembre de 1975”, se habla de una reunión secreta y que espera que “pueda ser la base de una excelente coordinación y un mejor accionar en beneficio de la Seguridad Nacional de nuestros respectivos Países” . La Operación Cóndor estaba en marcha.

En el caso de Jorge, el trosko Fuentes, llegó a Chile a manos de la DINA clandestinamente, donde comenzaría su paso por varios campos de detención, entre ellos el de Cuatro Álamos y Villa Grimaldi. Del resto de los militantes que se fueron junto al trosko, todos fueron asesinados. Vercelotti murió el 18 de marzo de 1976 en Ciudadela, Argentina; se cree que en su asesinato participaron agentes de seguridad de Argentina y Chile; Mario Espinoza, desapareció en Buenos Aires en julio o agosto de 1975, cuando tenía 25 años, fue visto en el centro de detención Automotores Orletti, donde estuvieron muchos militantes de distintos países y según consta en distintos testimonios, entre sus interrogadores estuvieron agentes de seguridad chilenos. De Homero Tobar, se sabe que salió de Cuba en febrero de 1976 y que llegó a Buenos Aires poco tiempo después, pero no hay registros de su desaparición.
“Me llamo Jorge Fuentes y soy del Mir”

Son muchos los testimonios que hablan del paso del trosko Fuentes por Cuatro Álamos y Villa Grimaldi, al menos hasta enero de 1976. Al parecer ya estaba con algunos problemas de salud, como sarna y piojos.

En esa misma época, su madre sabía de la detención de Jorge en Chile –aún cuando siempre los militares lo negaron-, por quiénes lo habían visto en ese recinto, entre ellos Georgina Ocaranza Muñoz quién recuerda que en febrero de 1976 escuchó a alguien cantar en una celda cercana a la suya en Cuatro Álamos, que quedaba al interior de Tres Álamos, centro de detención ubicado en la calle Canadá N° 53 (cerca de Vicuña Mackenna al 3000) y estaba en manos de Carabineros, donde había también posibilidad de visitas, distinto a Cuatro Álamos, en manos de la DINA, donde había 12 celdas pequeñas y los detenidos no eran reconocidos como tales. Incluso el 6 de octubre de 1975 se presentó un recurso de amparo en favor de Jorge, también otra por arresto ilegal . También Sonia trató de hacer algo desde Estados Unidos, donde vivía, participando en Amnesty Internacional, enviando cartas a distintos organismos para averiguar algo, ahí comenzó a recibir testimonios de quiénes lo vieron y a pesar de sus muchos reclamos “lo negaban que estaba en Chile”, pero “lo tenían en prisión y lo estaban torturando”.

A partir de conversaciones con esa persona, Georgina se enteró de que era Jorge el trosko Fuentes, una vez pudo verlo en el baño, donde observó que estaba rapado y golpeado, pocos días después fue trasladado a Villa Grimaldi. Más tarde se enteró de que en ese lugar las condiciones de Jorge habían empeorado, estaba con sarna, mientras los militares lo tenían encerrado en una casa de un perro y le decía “pichicho”. Estas eran algunas de las prácticas de los militares, que buscaban con la tortura no sólo la desarticulación de las organizaciones, sino también quebrar a los detenidos, la humillación, su destrucción como personas y también atemorizar a la población en general, en un momento donde reinaba la total impunidad y control policiaco sobre la sociedad.

Otro testimonio sobre Jorge, es el de Lelia Matilde Pérez, también detenida y trasladada a Villa Grimaldi, quien escuchó al trosko Fuentes gritar su nombre y contar su historia, también pedía que les avisaran a sus familiares. Delia Veraguas Segura recuerda que en septiembre de 1975 lo vio en este lugar, como señala su declaración: “El día 29, vio en ese recinto a un prisionero alto, moreno, con la cabeza rasurada y con sarna; gritaba que era Jorge Fuentes Alarcón, alias "El Trosko", sociólogo de Concepción, miembro del MIR, y que avisaran a sus familiares que estaba vivo, porque temía que lo hicieran desaparecer” . También relata que una vez fue obligada a llevarle almuerzo, el trosko estaba “sentado en una pieza, semejante a un cajón de madera, con las piernas dobladas, vendado y con los pies encadenados, cuya cadena se le enredaba en los tobillos; se encontraba pálido, muy delgado”. Pudo observar también que la sarna estaba avanzada. También Gladys Ledesma lo vio detenido, con los pies engrillados, recuerda que todos los días cantaba “y levantaba el espíritu de sus compañeros”, nos dice Sonia, había aprendido a cantar en la Universidad y le gustaba la música, cantaba canciones de los Charchaleros y otros temas, también le han contado que hacía bromas y reír al resto.

Son muchos otros los testimonios de la brutalidad militar con Jorge y el resto de los detenidos. Pero, también, muchos los testimonios de la solidaridad y humanidad entre los detenidos, como cuenta Oscar Orellana, detenido también a fines de noviembre en Villa Grimaldi: “Era característico de él ayudar a los otros detenidos dando ánimo; tenía una alegría y una moral muy alta. Los agentes lo llamaban ‘el Bicho’” . Renán Castillo Urtubia también señala que “el Trosko se encontraba muy íntegro pese al trato a que era sometido, ya que se encontraba castigado debiendo permanecer en una casucha de perro”.

Sergio Requena Rivera relata haber visto al trosko Fuentes en enero de 1976, cuando al parecer fue sacado de la Villa con destino desconocido, según el testimonio de Luz Arce, quien fue prisionera y luego colaboró con la DINA. Escuchó decir que a un preso se le inyectó el virus de la rabia, al parecer podría haber sido el trosko Fuentes, también según el archivo Memoria Viva, el responsable habría sido el médico colaborador de la DINA, Werner Zanghellini Martínez, a quien la Comisión Funa denunció en septiembre del año 2000. También nos dice eso Sonia, que sabe el nombre del médico que le habría inyectado la rabia, en este punto se emociona y nos cuenta los efectos que tiene ese virus de la rabia en las personas.

La historia del trosko Fuentes en Dictadura es la historia de miles que vivieron la represión política, la tortura, la represión, por la Dictadura Cívico Militar que defendió los intereses de los empresarios. Pero, también es la historia de la solidaridad, de la lucha, de la militancia, del compromiso.

En la próxima entrega, veremos la lucha de la familia de Jorge por verdad y justicia, pero también la política de los gobiernos de la Concertación que mantuvieron en la impunidad a los violadores a los derechos humanos y que fueron los mejores herederos del régimen que instaló la Dictadura.

En próximas entregas conoceremos más de la vida del trosko Fuentes, de su detención en Paraguay, siendo uno de los primeros casos de la Operación Condor, y de la lucha de su familia por verdad y justicia.

Entrevista a Fondo a Sonia Fuentes, hermana del “trosco fuentes” youtube.com (entrevista audiovisual) 


Homenaje al «Trosko» Fuentes, que repetía su nombre y cantaba

Fuente :villagrimaldi.cl 8/9/2016

Categoría : Prensa

El 12 de enero del 1976 se supo por última vez del sociólogo Jorge Fuentes Alarcón, conocido entre sus camaradas y amigos por el apodo de “Trosko”. Luz Arce, colaboradora de la DINA, menciona en uno de sus testimonios haber escuchado que ese día se habría dado muerte a un prisionero con una inyección letal y que aparentemente se trataba de Jorge.

Tras largos meses de cautiverio, torturado sistemáticamente y obligado a vivir en condiciones infra humanas, el “Trosko” se encontraba en muy malas condiciones físicas y contagiado con varias enfermedades. Pese a lo anterior, es recordado por los prisioneros que estuvieron secuestrados junto con el, como un hombre que alentaba a sus compañeros, que cantaba y era poseedor de un extraordinario sentido del humor, que lo hacía incluso bromear con su brutal cautiverio.

El sociólogo, destacado dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, fue detenido el 17 de mayo de 1975 por agentes de seguridad de Paraguay y luego, a mediados de septiembre de ese año, entregado a la DINA y trasladado clandestinamente al país. Fuentes sería el primer caso de un chileno capturado por la coordinación de los aparatos represivos de las dictaduras del Cono Sur, conocida como Operación Cóndor.

A 40 años de su desaparición desde Villa Grimaldi, sus familiares, amigos y camaradas recordaron al valeroso “Trosko”, en un acto de gran convocatoria y cargado de emoción, tras el cual se inauguró una placa con su nombre y la frase que muchos le escucharon repetir: “Yo soy Jorge Fuentes Alarcón, militante del MIR”, palabras con las cuales no solo buscaba identificarse ante sus compañeros, sino también ofrecer resistencia al intento de deshumanizarlo.

A este acto fueron enviados numerosos textos de homenaje y recuerdo de Jorge, que reproducimos a continuación, en formato PDF