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Contreras Contreras Sergio – Memoria Viva

Contreras Contreras Sergio


derechos.org

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Rut : 2.742.226-8

Fecha Detención : 11-09-1973
Lugar Detención : Santiago


Fecha Nacimiento : 02-11-1933 Edad : 40

Lugar Nacimiento : Santiago

Actividad Política : Partido Socialista (PS)
Actividad : Periodista

Estado Civil e Hijos : Casado, 8 hijos
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :informe corporación

Categoría : Antecedentes del Caso

Rut     : 2.742.226 de Santiago
F.Nacim.: 02 02 33, 40 años de edad, a la fecha de su detención
Domicilio : Merced 471, Depto 614, Santiago
E.Civil : Casado, 8 hijos
Actividad : Periodista
C.Repres. : Secretario Jefe de Prensa de la Intendencia de Santiago. Militante del Partido Socialista
F.Detenc. : 11 de septiembre de 1973

Sergio Contreras, casado, 8 hijos, Periodista, Jefe de Prensa de la Intendencia de Santiago, militante del Partido Socialista, fue detenido el 11 de septiembre de 1973, al salir el último grupo de personas que se encontraban al interior del Palacio de La Moneda. Fue trasladado al Regimiento Tacna donde permaneció hasta el 13 de septiembre, fecha en que fue conducido en un camión militar con destino desconocido y hasta hoy permanece desaparecido. Sergio Contreras se desempeñaba como periodista de la Intendencia de Santiago registrado en el Colegio de la Orden. El 11 de septiembre se encontraba en La Moneda cumpliendo sus funciones profesionales.
Doña Ana Luisa Isla Aedo, cónyuge del afectado señala en Declaración Jurada ante Notario, que alrededor de las ocho de la manaña del once de septiembre de 1973, salió de su domicilio en compañía de Sergio Contreras, despidiéndose poco después al dirigirse su cónyuge al Palacio de La Moneda. Alrededor de las 10:45 horas doña Ana Luisa recibió en su lugar de trabajo una llamada telefónica de parte de Sergio Contreras, quien le señaló que la estaba llamando desde La Moneda y agregó "…nos van a bombardear. Nosotros vamos a estar junto al viejo (como denominaba afectuosamente al Presidente Allende), no lo vamos a abandonar, … escucha los disparos (a través del auricular doña Ana Luisa escuchó tiroteos y cañonazos) … cuida a los niños", en ese preciso momento se cortó la comunicación telefónica, nunca más volvió a tener contacto con Sergio Contreras, quedando a cargo de sus ocho hijos de corta edad.
El 11 de septiembre, el Palacio Presidencial de La Moneda, sede del Gobierno, fue asaltado por efectivos de Infantería y de tanques del Ejército, dirigidos por el General Javier Palacios, a los que se sumaron más tarde fuerzas de Carabineros. A las 11 de la mañana comenzó el bombardeo de parte de la Fuerza Aérea de Chile, que destruyó gran parte de La Moneda.
Los miembros de la Guardia Presidencial, más conocida por el calificativo de GAP, "Grupo de Amigos Personales" aludiendo a una expresión del propio Presidente de la República y otras personas, permanecieron en el Palacio hasta que recibieron la orden del Presidente Salvador Allende de salir, lo que se hizo por una puerta de calle Morandé 80 del Palacio de La Moneda. Allí fueron encañonados y golpeados por los Militares y se les ordenó tenderse en el suelo con las manos en la nuca, estando permanentemente amenazados, incluso de ser aplastados por un tanque que se dirigió hacia ese lugar.
Dos miembros de la Guardia Presidencial, Antonio Aguirre Vásquez y Osvaldo Ramos Rivera fueron hechos prisioneros en el interior de La Moneda y fueron enviados a la Posta de la Asistencia Pública porque estaban heridos, algunos días después estas dos personas fueron sacadas desde dicho centro asistencial por efectivos militares, permaneciendo desde entonces en calidad de detenidos desaparecidos. Otros miembros del GAP que venían de la residencia presidencial de El Cañaveral y Tomás Moro, no alcanzaron a ingresar en La Moneda, siendo detenidos en sus proximidades por carabineros e ingresados al edificio de la Intendencia de Santiago. Ellos eran, entre otros, Gonzalo Jorquera Leyton, Williams Osvaldo Ramírez Barría, Carlos Cruz Zavala y Domingo Blanco Tarrés, quienes formaban parte de un grupo de aproximadamente 13 personas, algunos de los cuales fueron posteriormente ejecutados, en tanto que los otros permanecen en calidad de detenidos desaparecidos. Varias otras personas murieron en el asedio a La Moneda o fueron ejecutadas después de ser tomadas como prisioneros en las proximidades de este recinto.
Las personas detenidas en La Moneda permanecieron en la calle Morandé hasta las 18 horas. A esa hora, estos prisioneros fueron conducidos en dos vehículos militares al Regimiento Tacna, ubicado a unas 12 cuadras del Palacio de La Moneda y que estaba a cargo del Coronel Joaquín Ramírez Pineda.
Los sobrevivientes de estos acontecimientos han entregado la información que permite reconstruir los hechos: los prisioneros permanecieron en el mencionado regimiento hasta el día 13 de septiembre. Mientras estuvieron detenidos en ese Regimiento fueron obligados a arrastrarse hincados, estar tendidos, con los brazos sobre la nuca o de pie con los brazos en alto. Durante casi 48 horas debieron permanecer en posiciones dolorosas, en terreno áspero o de huevillo, siendo pisoteados por los militares que corrían sobre ellos y que los golpeaban con las culatas de sus armas o les proferían heridas con sus yataganes, con la permanente vigilancia de guardias armados de ametralladoras, quienes los amenazaban y solicitaban a los Oficiales ejecutarlos de inmediato. Posteriormente permanecieron en un sector denominado los boxes o antiguas caballerizas y desde allí los prisioneros eran llevados a una oficina ubicada en el segundo piso del Regimiento, donde eran torturados e interrogados por personal del Servicio de Inteligencia Militar, SIM. Posteriormente eran devueltos, en malas condiciones físicas, a reunirse con los otros prisioneros y a continuar en las posiciones dolorosas que les asignaban. Cada cambio de guardia comenzaba con una golpiza a culatazos de los prisioneros.
El Intendente de Santiago de aquella época, señor Julio Stuardo, quien estaba en La Intendencia, ubicada frente a La Moneda, presenció cómo Sergio Contreras luego de golpear insistentemente la puerta ingresó a la sede de Gobierno. Hay numerosos testimonios fotográficos que muestran el momento en que Sergio Contreras es detenido a la salida de la puerta de La Moneda de Morandé 80, lo que es confirmado por el periodista Carlos Jorquera, quien pudo presenciar la detención de estas personas.
Estos prisioneros eran 49 personas. De ellas se ordenó liberar, al día siguiente, a los 17 funcionarios de Investigaciones que integraban el equipo de protección presidencial y se separó a algunos otros. Finalmente quedaron como prisioneros un grupo de personas, de las cuales se ha identificado a 21 de ellas: diez asesores del Presidente de la República o funcionarios del gobierno, diez miembros de la Guardia Presidencial y un obrero. Los asesores del Presidente eran Jaime Barrios Meza, ingeniero comercial, asesor presidencial y Gerente General del Banco Central de Chile; Sergio Contreras, periodista de la Intendencia y periodista; Daniel Escobar Cruz, Jefe del Gabinete del Subsecretario del Interior; Enrique Huerta Corvalán, Intendente de Palacio; Claudio Jimeno Grendi, sociólogo, asesor presidencial; Georges Klein Pipper, médico, asesor presidencial; Eduardo Paredes Barrientos, médico, asesor presidencial y ex Director de Investigaciones; Enrique París Roa, médico psiquiatra, asesor presidencial y miembro de Consejo Superior de la Universidad de Chile; Héctor Ricardo Pincheira Núñez, estudiante de medicina, asesor presidencial; y Arsenio Poupin Oissel, abogado, Subsecretario General de Gobierno y asesor presidencial. Los miembros de la Guardia Presidencial, que han podido ser identificados son los siguientes: Manuel Ramón Castro Zamorano, José Freire Medina, Daniel Gutiérrez Ayala, Oscar Lagos Ríos, Juan Montiglio Murúa, Julio Hernán Moreno Pulgar, Luis Rodríguez Riquelme, Jaime Sotelo Ojeda, Julio Tapia Martínez, Oscar Valladares Caroca y Juan Vargas Contreras. Además estaba el obrero Oscar Luis Avilés Jofré, quien había concurrido a La Moneda en apoyo al Gobierno, atendidas las circunstancias. Dos periodistas, Luis Barrios y Ramiro Sepúlveda, que estaban en otros grupos de prisioneros, tuvieron la oportunidad de ver a Sergio Contreras como detenido en el Regimiento Tacna.
Alrededor de las 14:00 horas del día 13 de septiembre de 1973 los prisioneros de La Moneda, amarrados de pies y manos fueron arrojados en un camión militar, unos encima de los otros y fueron conducidos fuera del Regimiento con destino desconocido.
Sin embargo, uno de los que logró salir con vida y ha contribuido a reconstruir estos hechos, es Juan Bautista Osses Beltrán, quien fue llevado detenido al Regimiento Tacna, pero fue incorporado a otro grupo de prisioneros, lo que le permitió salir con vida después de estar en prisión en el Estadio Chile y en el Estadio Nacional.
Osses señala en su extensa declaración que un grupo de 13 miembros de la Guardia Presidencial acompañó a Allende a La Moneda y fue detenido en su interior. Posteriormente, junto con los demás prisioneros fue conducido al Regimiento Tacna y allí fueron informados que serían fusilados a las 12:00 horas de la noche, después que el fusilamiento sería a las 3:00 horas y más adelante, se señaló a las 6:00 horas. Osses ha reconocido que entre los detenidos en el Regimiento Tacna se encontraban Héctor Daniel Urrutia, Daniel Gutiérrez, Enrique Huerta, Oscar Lagos Ríos, Juan Montiglio, Julio Moreno, Eduardo paredes, Enrique París, Georges Klein, Héctor Pincheira, Arsenio Poupin, Luis Rodríguez Riquelme y Oscar Valladares.
El testigo fue sacado del Regimiento Tacna en la madrugada del día 13 de septiembre de 1973 y conducido junto a otros detenidos al Estadio Chile.
Beatriz Celsa Parrau Tejos, quien estuvo detenida en el Regimiento Tacna, ha podido brindar algunos antecedentes importantes. Ella estaba en INDUMETAL donde atendía a un herido en su calidad de enfermera. A las 18:00 horas del 11 de septiembre, esta empresa fue ocupada por Carabineros y todos los que allí estaban quedaron detenidos y fueron conducidos a una Comisaría y el mismo día, trasladados al Regimiento Tacna. Allí supo que estaban detenidos los que habían sido apresados en La Moneda y a pesar de estar separada de ese grupo, tuvo la oportunidad de verlos cuando iban al baño o cuando eran conducidos a los interrogatorios. Allí vio a varios médicos, que conocía por sus actividades profesionales y a dirigentes del gobierno. También observó a numerosos grupos de otros prisioneros que ingresaban o salían. El 13 de septiembre, a mediodía, a través de las rendijas del galpón en que estaban encerradas unas 90 mujeres, Celsa Parrau pudo ver salir un camión del Regimiento llevando bultos que parecían cuerpos humanos. Cuando las sacaron del mencionado galpón, a las 14:30 horas, observó que ya no estaban los prisioneros de La Moneda.
Por su parte, el Jefe de Investigaciones en La Moneda, el detective Juan Seoane, permaneció entre los detenidos de La Moneda hasta después del mediodía del 13 de septiembre, momento en que pudo presenciar como se llevaban a los prisioneros en un camión militar.
Según testimonios de los sobrevivientes, ellos escucharon de los militares que participaron en la operación, que los habían llevado a los campos militares de Peldehue, ubicados en Colina, donde habrían sido fusilados e inhumados.
Un soldado del Regimiento Tacna, que pudo presenciar parte de los hechos, relató que los prisioneros fueron amarrados con alambre y lanzados a un camión Pegaso del Ejército que integró un convoy que salió del cuartel a las 14:00 horas aproximadamente, mientras se ordenaba a todos los conscriptos permanecer en sus cuadras y no transitar por los patios. En la tarde regresó el contingente que había formado parte del convoy y se corrió la voz entre los militares que los prisioneros habían sido conducidos al predio que el Regimiento Tacna tiene en los campos militares de Peldehue, en Colina, allí habrían sido ultimados frente a un hoyo o fosa, de un diámetro de unos cinco a seis metros y de varios metros de profundidad, que existía a poca distancia de la vivienda empleada por el personal de guardia del predio. Los prisioneros eran colocados en grupos de cuatro al borde de la fosa y se les disparaba. Una vez ejecutados y arrojados al fondo del foso, se habrían lanzado granadas en su interior y así continuaron las ejecuciones de cuatro en cuatro. El soldado mencionado, declara que le correspondió ir al predio mencionado a fines de septiembre de 1973 y encontró la citada fosa tapada. Allí le confirmaron que se había enterrado a los ejecutados en ese lugar y que éstos eran 26 ó 27, los cuales antes de ser asesinados gritaron consignas alusivas al gobierno de la Unidad Popular.
Sin embargo, esta matanza de prisioneros, que se habían rendido y que estaban desarmados y maniatados, no ha sido jamás reconocida oficialmente ni se han entregado los cadáveres, y las personas mencionadas, entre ellas, Sergio Contreras, siguen desaparecidas desde el 13 de septiembre de 1973.

GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS
Según escrito del 3 de octubre de 1990, presentado al Quinto Juzgado del Crimen de Mayor Cuantía de Santiago, la hija del afectado, Nancy Angélica Contreras señaló que se realizaron numerosas gestiones administrativas, pero no judiciales "tanto por temor como por ignorancia."
En la querella criminal presentada en el Vigésimo Juzgado del Crimen de Mayor Cuantía por el delito de homicidio calificado en la persona del estudiante Enrique Andrés Ropert Contreras, hijo de Miria Contreras Bell, secretaria del Presidente Allende, quien fuera ejecutado en relación a los hechos de La Moneda, ese mismo 11 de septiembre, se solicitó información sobre otras personas desaparecidas o ejecutadas en esas circunstancias, entre ellas el afectado. El Inspector Emeterio Alfaro Palma, Jefe de Unidad del Centro de Detención Preventiva, CPD, Santiago Sur (Penitenciaría) informó en oficio 13.01.01?5437/87 que Contreras no registra ingreso a esa Unidad desde diciembre de 1983(sic). Similar información entregó la Cárcel Pública, con la complejidad adicional de que los nombres de Sergio Contreras y Exequiel Contreras González se mezclaron pasando a ser uno solo: Exequiel Contreras Contreras. Finalmente el 24 de julio de 1974 un nuevo oficio de Gendarmería del CPD Sur confirmó que Sergio Contreras Contreras no ingresó a ese recinto entre enero de 1973 y enero de 1984.
En efecto el 3 de octubre de 1990 se presentó una denuncia por presunta desgracia en el Quinto Juzgado del Crimen de Mayor Cuantía de Santiago, en el escrito se solicita que se oficie a autoridades administrativas y políticas para que informen sobre Sergio Contreras y se cite a los testigos.
El 13 de junio de 1991, Nancy Contreras presentó una querella criminal por el secuestro, probable homicidio y eventual inhumación ilegal de su padre. Esta querella se presentó en el Quinto Juzgado del Crimen de Mayor Cuantía de Santiago, rolando con el N 126465?6 y se solicitó, entre otras gestiones, que se oficiara a la revista "QUE PASA?", para que remita las fotos que aparecen en la edición N1002 de julio de 1990 que muestran a los detenidos el 11 de septiembre en las puerta de Morandé, de La Moneda. La causa se encuentra en tramitación (fines 1992) en estado de sumario.
Inmediatamente después de producida su detención y posterior desaparición, los familiares hicieron diversas averiguaciones y la hija de Contreras, Nancy Angélica Contreras, viajó desde Talcahuano para realizar diversas gestiones administrativas para saber el destino de su padre, visitando la Secretaría Ejecutiva Nacional de Detenidos, la Cruz Roja Internacional y otras instituciones. Sin embargo, todas estas gestiones no dieron ningún resultado positivo.


Corresponden a detenidos desaparecidos de La Moneda

Fuente :Primera Linea 4 de Abril 2002

Categoría : Prensa

La ministra en visita Amanda Valdovinos, a cargo de verificar información de la Mesa de Diálogo sobre la ubicación de los restos de unos 20 detenidos desaparecidos al interior del Regimiento Justo Arteaga, de Colina, descubrió el lugar exacto donde fueron inhumados clandestinamente los cuerpos tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973. Una fuente exclusiva confirmó a La Voz que los restos están en un pozo de 15 metros de profundidad.
En enero pasado, los trabajos de excavación en el terreno -que fue donado por la Iglesia Católica al Ejército para prácticas de guerra antes del golpe militar- se concentraron en una fosa de 15 por 13 metros, desde donde se han extraído, hasta la fecha, más de 400 fragmentos óseos esparcidos en una profundidad de cerca de tres metros.
Sin embargo, los estudios del suelo realizados por un botánico y por el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) permitieron precisar que los fragmentos corresponden a los restos dejados por la remoción de las osamentas a finales de la década del '70. La precisión de los especialistas es tal, que se determinó que, por su ubicación fueron arrastrados desde uno de los extremos del sitio de excavación mediante el uso de una máquina retroexcavadora, cuyas características, (marca, modelo y propiedad) están acreditadas en el proceso.

Pozo equivalente a seis pisos
Los fragmentos, entre los que se cuentan cráneos, falanges, vértebras, dientes y arcadas, provienen de un pozo de unos cinco metros de diámetro y unos 15 metros de profundidad -equivalente a un edificio de seis pisos- donde fueron arrojados los cuerpos, una vez fusilados los detenidos y dinamitados (mediante granadas) en su interior. En los próximos días, las excavaciones se concentrarán en ese lugar y no se descarta que se verifiquen hallazgos de gran magnitud de osamentas.
Hasta el momento, con las recolecciones efectuadas, el Servicio Médico Legal ha podido aproximar en una decena las personas cuyos restos estaban en el lugar. Sin embargo, con las piezas dentales y los antecedentes con que cuenta el proceso se han podido confirmar cinco identidades, que sólo serán oficializadas una vez agotadas las diligencias.
Los familiares de las presuntas víctimas han sido informadas periódicamente por la jueza Valdovinos El último informe entregado por la ministra a la Corte Suprema confirma, además, los errores en el informe entregado por el Ejército a la Mesa de Diálogo, ya que el lugar ha sido localizado gracias a testimonios de lugareños y ex uniformados que se han acercado voluntariamente al tribunal. Todos los antecedentes reunidos por la ministra Amanda Valdovinos serán derivados a los tribunales del Crimen o militares que correspondan para determinar a los responsables de los homicidios y las inhumaciones y exhumaciones ilegales acreditadas en la investigación.

¿Quiénes son?
Según el Informe Rettig, 21 fueron los detenidos de La Moneda que terminaron trágicamente en Colina. Los asesores del Presidente Allende Eduardo Paredes Barrientos, ex director de Investigaciones; Enrique París Roa, Jaime Barrios Meza, gerente general del Banco Central; Sergio Contreras, Daniel Escobar Cruz, Enrique Huerta Corvalán, Claudio Jimeno Grendi, doctor Georges Klein Pipper, Héctor Pincheira Núñez y Arsenio Poupin Oissel, subsecretario General de Gobierno. Los miembros del GAP José Freire Medina, Daniel Gutiérrez Ayala, Oscar Lagos Ríos, Juan Montiglio Murúa, Julio Moreno Pulgar, Luis Rodríguez Riquelme, Jaime Sotelo Ojeda, Julio Tapia Martínez, Héctor Urrutia Molina, Oscar Valladares Caroca, Juan Vargas Contreras y Oscar Luis Avilés Jofré.
 


Sergio Contreras: El sacrificio del Garrafa

Fuente :derechos.org 9/11/2001

Categoría : Prensa

 

Nombre
Sergio Contreras

Lugar y fecha de nacimiento
Santiago, 2 de Febrero de 1933

Especialidad
Periodista de radio y RR.PP.

Lugar y fecha de muerte
Detenido en La Moneda, el 11 de Septiembre de 1973, probablemente fue asesinado en Peldehue el día 13.

Actividades
Trabajó en radios Almirante Latorre (Talcahuano), Simón Bolívar (Concepción), Portales, Agricultura, Corporación, Del Pacífico y Sargento Candelaria, Ferrocarriles del Estado e Intendencia de Santiago. Socialista, se autocalificaba como 'agitador'.

Situación judicial (1996)
Causa radicada en el Quinto Juzgado del Crimen de Santiago, Rol 126465-6. Se encuentra en estado de sumario.

El 11 de septiembre, Sergio Contreras golpeó una y otra vez las puertas de Morando 80 hasta que le permitieron el ingreso a La Moneda, donde quería estar junto al Presidente Salvador Allende. inclaudicable socialista desde joven, no fue un intelectual sino un hombre de acción, que entregó su vida cuando tenía apenas 40 años.

Garrafa Contreras no tuvo una infancia normal, con una madre para evocar, ni el calor del pan compartido con hermanos y primos de interminable jugar, con «palomilladas» que terminan siendo aceptadas. Esa realidad lo marcó como adulto y lo proyectó a un torbellino de vivencias. Renunció temprano a la soltería, pero jamás a las delicias de la bohemia, en una época en que miles de chilenos soñaban con cambiar el mundo.

Su mundo afectivo

Sergio Contreras fue un hijo no deseado. Su madre–soltera–, Susana, lo entregó a un matrimonio emparentado con el padre, un peruano de apellido Chacana que nunca lo legitimó. Julio Peñaloza y su esposa Felisa, gente sencilla de La Cisterna, de edad como para ser abuelos del niño, se ganaban la vida con un kiosco de diarios ubicado en Moneda y Morandé. Siempre lo llevaron al trabajo a las 5 de la mañana, para evitar que callejeara con "malas juntas». Por eso, no tuvo estudios regulares, situación que impediría después su colegiatura. Sólo consiguió una autorización para ejercer el periodismo.

Claudio Verdugo jugaba con el niño-canillita desde los 10 años (1945/44) en la Plaza Bulnes. Integraba su «patota» y aparentemente no estaba inscrito en el Registro Civil. Sus amigos lo llamaban "El Chacana"; porque entonces usaba el apellido de su padre.

Todavía menor de edad, partió a Talcahuano en busca de mejores horizontes. Era "pintoso", tenía un excelente timbre de voz, desplante y buena oratoria. Muy pronto, se le abrieron los micrófonos de radio Almirante Latorre como animador de Las Alegres Tardes de la Juventud. Su viuda, Ana Luisa Isla Aedo, lo conoció entonces como "todo un gentleman santiaguino, un locutor de voz impostada que se creía la muerte: Se casaron y tuvieron siete hijos.

Ana Luisa Isla Aedo: «Un día decidimos radicamos en la capital. Yo ejercía mi profesión de educadora de párvulos y él trabajaba en radio, su gran pasión Junto con el partido Socialista y los amigos de la bohemia. Alimentar y educar a tantos niños no era fácil y mucho menos, si el padre no aportaba. La plata se le escurría entre los dedos. Fuera del hogar era muy dadivoso para pagar los consumos, para ir en ayuda de terceros o para encabezar colectas en beneficio del compañero tal o cual. Y también para salir –aunque fueran las 2, 3 o 4 de la madrugada– a cualquier "toma de terreno", porque había que apoyarla moral y materialmente».

Pero antes de la boda con Ana Luisa, Contreras tuvo otros planes. Llegando a Talcahuano vivió en una pensión de calle San José. Virginia Andrade Navarrete, hija de la dueña de la residencial, fue la madre de su hija mayor, Nancy.

Virginia Andrade Navarrete:

«De entrada le tuve mala. Encontraba que como buen santiaguino era pesado. Pero, de lo malo pasamos a lo bueno y ahí nació la hija. Corría 1951, nos íbamos a casar, pero mí mamá se opuso. Al poco, se casó con Ana Luisa Isla y un mes después yo tuve a Nancy.

"Fui al Registro Civil y la inscribí sólo con mi apellido. El mandó un paquete con ropa de guagua, pero mi madre no lo recibió. Vino a verla, pero cuando supo de la inscripción se indignó, alegando que no podían dejarlo fuera porque era el padre. Habló con las autoridades y, días después, Nancy quedó inscrita con sus dos apellidos: Contreras Andrade:

Virginia Andrade siempre tuvo contacto con la "señora Susana», apelativo con que Sergio se refería a su verdadera madre, quien, en cambio, nunca se llevó bien con su nuera legal, Ana Luisa Isla.

Virginia Andrade: «Susana no era una mala mujer. No se casó con el padre de Sergio porque su madre le hizo ver que el peruano era farrero, mujeriego y bohemio incorregible. Tocaba muy bien la guitarra, pero de tanto trasnochar se enfermó del pulmón y murió joven. Un día le conté que su hijo siempre decía: «La señora Susana nunca me quiso». Me respondió que no fue así, que lo entregó en crianza por razones de trabajo, pero que se preocupó de vestirlo y de pagarle sus estudios».

Nancy Angélica del Carmen Contreras Andrade (hija de Sergio y Virginia): «Pese a estar casado "con otra", igual venía a vernos. Le gustaba preparar tallarines y cada vez que podía se dejaba caer solo o con amigos. Siempre me sacaba a pasear, aunque terminábamos discutiendo porque pagaba los consumos de sus amigos y no quedaba nada para nosotros, salvo promesas. En una oportunidad fui a verlo a Santiago a la radio Del Pacífico, en el portal de la Plaza de Armas. Me banqueteó, en el Chez' Henry, y tras recorrer varios negocios rematamos en uno de plaza Egaña donde bebían unos milicos. Dijo que le caían mal, pero terminó pagándoles las pílseners que consumieron juntos».

«En otra ocasión, para las elecciones presidenciales del '64 –él ya estaba radicado en Santiago– lo vimos megafoneando en Talcahuano desde una camioneta: "Allende, Allende, Allende sólo Allende". Nos vio, se bajó, nos llevó a un local para atendernos y, como siempre, nos formuló promesas. Mi padre era muy especial. Una vez llegó a casa con un recién conocido. Mientras preparaba. unos huevos para lucirse ante su nuevo amigo, el desconocido se robó todo lo que pudo coger. Después, con sus amigos detectives, dio con el ladrón y recuperó lo robado».

"En la Intendencia de Santiago vi personalmente cómo llegaban a solicitarle favores. Me pregunto: si en la, relación personal era tierno y cariñoso, ¿por qué no hizo lo mismo conmigo o con sus demás hijos? Me quería, tanto, que una vez me secuestró de la casa para llevarme a vivir con mis hermanos, en la esperanza de que todos nos reencontráramos».

En el gobierno de Salvador Allende, Sergio Contreras trabajó como periodista en relaciones públicas de Ferrocarriles del Estado y en la Intendencia de Santiago. Sus amigos lo llamaban Garrafa Contreras, pero los más antiguos también lo conocíamos como Sergio Fernández, seudónimo que utilizó en sus primeros años de periodismo y en sus incursiones en el radioteatro de Agricultura, junto a Mireya Latorre, Emilio Gaete y Soledad de los Reyes, entre otros famosos. La viuda, Ana Luisa Isla, cuenta que cuando se casaban en el Registro Civil, en enero de 1952, vino a enterarse que su verdadero apellido era Contreras. Recibió una explicación: «es com un llevar seudónimos en el mundo del periodismo».

La viuda recuerda con simpatía ése y otros momentos de Sergio. La pátina del tiempo borra lo superficial, queda lo profundo. "Fue inteligente y sin tener mayor cultura, supo arreglárselas para salir bien parado. Cuando el Presidente nombró comandante en Jefe a Pinochet, refunfuñó: "Tiene una cara. de traidor que no se la puede". Era socialista de corazón y amaba a Salvador Allende. "No quiero morirme en la cama, quiero morir luchando", decía siempre».

Junto a Allende, el 11

Lo logró. El 11 de septiembre ya no vivía con su esposa, pero la visitaba frecuentemente para saber de ella y sus hijos. «Ironías de la vida– recuerda Ana Luisa Isla–, yo le dije que abandonara la casa porque no aportaba económicamente. Además, sabía tenía amante, una abogada llamada Alicia, a quien recurrió para solucionar un problema de un hijo nuestro y terminó enredándose con ella, compartiendo su departamento en el centro. A pesar de ser yo su mujer legal, de ser yo quien lo obligó a irse, adquirí el status de la "amante". El día del golpe alojó conmigo. A primera hora escuché noticias de movimiento de tropas, lo desperté, se vistió a la carrera y salimos Juntos de mi casa del paradero 84 de la Gran Avenida, Paulina 8726. Yo a mí trabajo y él al centro. Nunca más volví a verlo".Julio Estuardo, entonces intendente de Santiago, presenció desde su oficina, frente a La Moneda, cómo Sergio Contreras ingresó a la sede de gobierno «luego de golpear insistentemente la puerta», según documentos de la Vicaría de la Solidaridad de la Iglesia Católica. «Alrededor de las 10:45 horas, en un llamado urgente, mi marido me contó que estaba en La Moneda: "…nos van a bombardear", me dijo. "Nosotros vamos a estar junto al Viejo, no lo vamos a abandonar, …escúcha los disparos (a través del auricular oí tiroteos y cañonazos)… cuida a los niños". Se cortó la comunicación y nunca más volví a tener contacto con Sergio. Entre los cuerpos de los caídos en La Moneda identificados últimamente todavía no aparece mi marido".

El resto de la historia tiene diferentes fuentes: testigos, sobre vivientes y, sobre todo, el archivo de la Vicaría de la Solidaridad. Asaltada La Moneda por infantería y tanques del Ejército –al mando del general Javier Palacios–, tropas reforzadas luego por Carabineros, la Fuerza Aérea comenzó a las 11 el bombardeo que destruyó gran parte del palacio.

La guardia presidencial de origen civil, más conocida como GAP, «Grupo de Amigos Personales», según una expresión del propio Presidente, y otras personas que permanecieron en el Palacio, recibieron de Salvador Allende la orden de salir de La Moneda por la puerta de Morando 80. En la calle fueron encañonados y golpeados por los militares. Se les obligó a tenderse largo tiempo en el suelo, con las manos en la nuca, amenazados de ser aplastados por los tanques.

Los detenidos permanecieron en esa posición hasta las 18 horas. En dos vehículos militares, fueron conducidos al regimiento Tacna, a cargo del coronel Joaquín Ramírez Pineda. Según sobrevivientes, los presos permanecieron en el regimiento hasta el día 15 de septiembre. Siempre fueron obligados a desplazarse de rodillas y a mantenerse tendidos boca abajo, con las manos sobre la nuca o de pie con los brazos en alto. Durante dos días permanecieron en posiciones dolorosas, sobre terreno áspero o de "huesillo", pisoteados por militares que trotaban sobre sus cuerpos y los golpeaban con las culatas de sus armas. Les inferían heridas con yataganes, siempre amenazados por tropas armadas de ametralladoras que, intimidantes, solicitaban a los oficiales la orden de ejecutarlos. Traslados al sector de "los boxes", antiguas caballerizas, fueron torturados e interrogados por personal del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), en una oficina del segundo piso. Devueltos a "los boxes" en malas condiciones físicas, continuaron en las dolorosas posiciones. En cada cambio de guardia recibieron una golpiza a culatazos.

Los periodistas Luis Barría y Ramiro Sepúlveda vieron a Sergio Contreras en el Tacna. Hacia las 14 horas del día 15, los prisioneros de La Moneda fueron arrojados a un camión militar, amarrados de pies y manos, tirados unos encima de otros, y conducidos a un destino desconocido. Sobrevivientes escucharon que los trasladaban a los campos militares de Peldehue, cerca de Colina, donde serían fusilados e inhumados.

Habla un testigo

Un soldado del Tacna relató a la Vicaría que los prisioneros, amarrados con alambres, fueron lanzados a un camión del Ejército, que salió del cuartel, aproximadamente a las 14 horas. Los conscriptos recibieron órdenes de permanecer en sus cuadras y de no transitar por los patios.

Cuando regresó el contingente, entre los reclutas se rumoreó que los prisioneros fueron trasladados al predio que tiene el regimiento Tacna en la zona militar de Peldehue. Allí fueron ultimados frente a una fosa de cinco metros de diámetro, preparada a poca distancia de la vivienda del personal de guardia.

Según el relato del soldado, los prisioneros fueron fusilados de a cuatro al borde de la fosa, para que los disparos lo arrojaran al fondo. A los cadáveres que se amontonaban en la huesa les lanzaron granadas, mientras continuaban las ejecuciones de cuatro en cuatro.

El informante regresó al predio a fines de septiembre de 1975, pero la fosa se encontraba tapada. Le relataron que las 26 o 27 personas enterradas gritaron consignas de la Unidad Popular al momento de su asesinato.

Investigando la vida, pasión y muerte de Garrafa, conversé sobre el tema con el periodista Ramiro Sepúlveda en dos ocasiones. Primero, estando ambos presos en el Estadio Chile, el 15 de septiembre de 1975, y por segunda vez, en mayo de 1996.

Ramiro Sepúlveda: "En la madrugada del 18 de septiembre me ingresaron a las caballerizas del regimiento, donde había aproximadamente 50 detenidos, entre otros conocidos, "Coco» Paredes, Enrique París, Arsenio Poupin, Enrique Huerta, 'Garrafa' Contreras y un grupo de detectives de La Moneda retirados después por personal de Investigaciones. El "Garrafa" se quejó que le pegaban continuamente en la espalda, igual que a «Coco» Paredes, con quien se ensañaron. Tendidos boca abajo, yertos de frío, sólo podíamos pararnos para ir al baño, pero acompañados siempre por un milico. En una oportunidad que nos permitieron trotar en el mismo lugar, le pregunté en voz baja por Allende. Recibí como respuesta un gesto de su mano derecha cercenándose el cuello. Horas después, a la medianoche del 12 para el 13, me sacaron con otros prisioneros para llevarnos al Estadio Chile".

Vehemente y sentimental

Cuando surgió el proyecto de este libro, elegí a mi amigo Sergio Garrafa Contreras porque siempre lo quise, lo conocí en profundidad, supe de sus virtudes y debilidades (¿quién no las tiene?) y en más de una acalorada discusión de bar con terceros, defendiendo incluso a golpes su pasión por el socialismo, lo escuché sincerarse, hablarme de su niñez y de sus proyectos, llamarme "hermano" y soltar lagrimones que rodaban por la redondez de sus mejillas.

Supe que, ya adulto, se hizo cargo del kiosco de diarios con su familia, por cansancio de los hermosos viejos que lo criaron. También supe cómo lo perdió por descapitalízarse, después de invitar a medio mundo a las noches interminables de El Bodegón.

Sergio tuvo alma de niño y corazón de samaritano, como lo recuerda su hija Ana Ruby Contreras Isla: "Le gustaba la bohemia. Cuando llegaba de madrugada era común que lo hiciera sin chomba o chaqueta, porque se la había regalado a un viejito que tenía frío, o que llegara acompañado de un niño de rostro famélico para convidarle un vaso de leche. Pero el domingo era de casa, leía El Mercurio, sacaba puzzles e iba a la feria. Conmigo siempre fue tierno y muy cariñoso".

Sergio Gutiérrez Patri, periodista de la Universidad de Chile, es autor del libro Todos morirán, publicado como saga en el desaparecido diario Fortín Mapocho.