Fecha Detención : 29-10-1973
Lugar Detención : Santiago
Actividad Política : Partido Socialista (PS)
Actividad : Escolta Presidencial
Estado Civil e Hijos : Soltero
Nacionalidad : chilena
Relatos de Los Hechos
Fuente :(Informe corporación)
Categoría : Antecedentes del Caso
Luis Alberto Barraza Ruhl, soltero, empleado, ex Suboficial de Ejército, miembro de la Guardia Presidencial del Presidente Salvador Allende, fue detenido por agentes del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) el 29 de octubre de 1973, en la vía pública, cuando se dirigía a la Estación Mapocho de Santiago, para recibir a su madre que llegaba de Illapel. Barraza salió ese día a las 15:00 horas, de su trabajo en SEAM CORFO, en dirección a la Estación y en el trayecto fue detenido.
Ese mismo día, Barraza llamó telefónicamente a su tía Gullermina Rhul Parodi, quien vivía en Las Condes, informándole que había sido detenido por Militares y que se encontraba en Peldehue y le solicitó que lo fuera a buscar. Inmediatamente, Nelly Ruth Parodi y Eduardo Cortés O'Ryan, parientes de Barraza, se dirigieron a Peldehue, donde el Oficial de Guardia negó que en dicho establecimiento estuviera arrestado el afectado.
Según testimonio de su padre, presentado en el proceso, declara: "Al día siguiente concurrí personalmente, junto a mis parientes ya citados, hasta la Escuela de Paracaidistas de Peldehue (Colina), allí conversamos con la guardia, donde se nos dijo que mi hijo había sido puesto en libertad en la mañana de ese día por un lapso de 5 días, al final del cual debía volver a la Escuela."
"Seis días después llegaron hasta el domicilio de mi hijo en la calle Rioseco 0222, tres militares dos Sargentos y un Teniente y preguntaron por mi hijo, a lo cual les respondimos que el había sido detenido y pese a las respuesta que nos entregaron en la Escuela, él no había aparecido por la casa. El Sargento, que dijo llamarse Domingo Cortés, perteneciente a la Escuela de Paracaidistas, me hizo presente que conocía mucho a mi hijo por haber sido instructor de él." .."Asimismo, el Sargento aludido me repitió la historia de que mi hijo había obtenido un permiso de 5 días para que consiguiera valiosos documentos que tenía en su poder y que el plazo ya se había cumplido y el muchacho no había regresado".
"Ante lo inverosímil que me parecía esta información, se lo pregunté a los militares, haciéndole ver que nunca creí esta historia toda vez que lo normal hubiera sido que estando mi hijo detenido se le hubiera conducido custodiado al lugar en que se guardaban los 'valiosos documentos'. Ellos dijeron que harían las denuncias del caso. En dos o tres oportunidades más volvieron los militares hasta la casa de mi hijo preguntando por él."
Barraza había sido Cabo segundo en la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales del Ejército, de donde fue dado de baja por la causal "Necesidades del Servicio" el 30 de abril de 1970, según consta en Certificado de Servicios del Archivo General de Guerra del 5 de agosto de 1971.
Sin embargo, otras personas indicaron que en 1970 habían sido dados de baja David Héctor González Venegas, Javier Enrique Sobarzo Sepúlveda, Julio Antonio Martínez Lara, Enrique Alfonso Toledo Garay, Alberto Arnoldo Ampuero Angel y Jorge Vicente Piérola Piérola, acusados de ser militantes del Partido Socialista. De estas personas, están ejecutados Martínez y Ampuero. Toledo, Sobarzo, Piérola y Barraza se encuentran en calidad de detenidos desaparecidos.
Barraza fue miembro del GAP, que era el equipo de seguridad personal del Presidente de la República, don Salvador Allende Gossens.
Desde el 29 de octubre de 1973, cuando llamó a sus familiares para comunicarles que estaba detenido, Luis Alberto Barraza Ruhl ha permanecido desaparecido.
GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS
El 3 de marzo de 1974 se presentó un recurso de amparo en favor del afectado, el que ingresó en la Corte de Apelaciones de Santiago, bajo el rol 423-74.
El 25 de octubre de 1974, el recurso de amparo fue declarado sin lugar por la Primera Sala del mencionado Tribunal. Junto con esta declaración remitió los antecedentes a la Justicia del Crimen.
El 25 de marzo de 1977 se presentó Denuncia por Presunta Desgracia ante el Décimo Juzgado de Crimen, ingresando la causa con el rol N4.785?6. Este Tribunal se declaró incompetente y envió los antecedentes al Tercer Juzgado de Crimen de Mayor Cuantía, donde los antecedentes se extraviaron después de quedar registrados como causa rol 128.346?6 con fecha 25 de septiembre de 1978. La jueza respectiva ordenó realizar las diligencias solicitadas.
El 6 de octubre de 1978, el Ministro del Interior de la época, Sr. Sergio Fernández Fernández, envió el Oficio reservado 3587 en el que se declara: "…no existe ni ha existido orden o resolución alguna de este Ministerio que afecte al citado ciudadano…".
El padre y los otros parientes presentaron declaraciones ante la Jueza describiendo las características de la detención.
El Subcomisario, Luis Landeros Briones presentó un Parte al Juzgado que resume sus investigaciones consistentes en tomar declaraciones al padre y los parientes de Barraza. El Instituto Médico Legal y las cárceles entregaron información negativa, ya que no tenían registros de Barraza. Además, todas las otras averiguaciones realizadas por el Subcomisario no tuvieron resultados positivos al respecto.
El 30 de noviembre de 1978, después de reiterar la petición de antecedentes, el Teniente Coronel Hernán Saldes Irarrázabal, Director de la Escuela de Paracaídistas, informó que "…en este Instituto no existe ningún tipo de antecedentes sobre el arresto del Sr. Luis Alberto Barraza Ruhl".
El 30 de junio de 1979 se remitieron los antecedentes del proceso al Ministro en Visita, Sr. Servando Jordán López el que ordenó solicitar información a la Escuela de Paracaídistas, a SEAM CORFO (donde trabajaba el detenido desaparecido), a Extranjería, al Servicio de Registro Civil e Identificación y se notificó al padre del detenido desaparecido para que compareciese a declarar nuevamente.
La información solicitada fue puesta a disposición del Tribunal, lo que permitió verificar que el afectado no había fallecido, ni había salido del país ni se había asilado y que efectivamente existía, dada la filiación del Registro Civil e Identificación.
El Ministerio de Defensa Nacional informó que el afectado, efectivamente había sido Cabo Segundo de la Escuela de Paracaidistas del Ejército y que "en abril de 1970 fue dado de baja por efectuar actividades subversivas". Agrega que en el año 1970 figura como miembro del cuerpo de defensa personal de S.E.".
El 9 de noviembre de 1979 el Ministro cerró el sumario y envió en consulta a la Corte el sobreseimiento temporal del proceso. El 27 de noviembre de 1979 la Corte de Apelaciones aprobó el sobreseimiento de la causa.
Los antecedentes antropomórficos de Luis Alberto Barraza Ruhl fueron anexados a la causa 4449 AF del 22 Juzgado del Crimen de Santiago, por el delito de inhumación ilegal en el Patio 29 del Cementerio General, de personas no identificadas muertas entre septiembre y diciembre de 1973. El Juez Instructor de la causa ordenó la excavación de 108 tumbas en septiembre de 1991. De allí se exhumaron 125 cuerpos, los que fueron remitidos al Instituto Médico Legal. En la actualidad (fines de 1992) se está a la espera de los informes periciales de identificación.
Juez Sergio Muñoz ordenaría la detención de ex boinas negras
Fuente :26 de Noviembre 2004 El Mostrador
Categoría : Prensa
El ministro Sergio Muñoz habría ordenado a última hora de ayer la detención de varios ex miembros del Ejército, en el marco de la investigación que busca dar con los responsables de la desaparición y muerte de comandos de la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales de Peldehue en septiembre de 1973.
Respecto del caso, el ministro debe investigar las desapariciones de: Enrique Toledo Garay, Javier Enrique Sobarzo Sepúlveda, Mario Ramiro Melo Pradenas y Luis Alberto Barraza Ruhl. Además de las ejecuciones de Julio Antonio Martínez Lara, Alberto Ampuero Angel y David González Venegas. Todos paracaidistas hasta 1970, año en que fueron dados de baja por sus simpatías con el partido Socialista y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
General Parera en la lista
De acuerdo a los antecedentes obtenidos por este medio, entre las detenciones se habría dictado la del ex general, Carlos Parera Silva, aunque esta información no pudo ser confirmada en fuentes oficiales.
El alto ex oficial se hizo conocido en democracia cuando rompió con el protocolo y la tradición al no solicitarle autorización al Presidente Patricio Aylwin para iniciar la Parada Militar.
El Presidente no olvidó el hecho y vetó el ascenso de Parera a fines de ese mismo año. Sin embargo, un viejo conocido suyo el general Augusto Pinochet lo designó agregado militar en Sudáfrica.
El Juez Militar
Carlos Parera el 11 de Septiembre de 1973 tenía el grado de mayor y al igual que Raúl Eduardo Iturriaga, era Segundo Comandante de boinas negras en Peldehue. Ambos ingresaron al Estado Mayor de la Dina en 1973.
Este oficial, en 1976 se desempeñó como jefe del Departamento Exterior de la Dina. En 1977, cuando se disolvió el organismo de inteligencia, no continuó en la CNI, pero se reincorporó al Ejército, y fue destinado como comandante del regimiento Dolores; director de la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales; y en 1985, agregado militar en Francia, según consta en los archivos de la Vicaría de la Solidaridad.
Posteriormente, Parera fue comandante en Jefe de la Segunda División y por tanto, juez militar de Santiago. Es en esta condición que ordenó el archivar los procesos que conocía por detenidos desaparecidos.
El 19 de Diciembre de 1988, cuando aún se celebraba el triunfo de la Concertación, este ex agente firmó en forma precipitada la aplicación de la “Ley de Amnistía” a 70 casos de detenidos desaparecidos por la DINA. De esta forma él amnistió varias causas contra Contreras y los que resultaran responsables de las desapariciones y a su vez se auto amnistió .
Memoria contra el olvido
Fuente :davidnoticias.cl,15 de mayo de 2019
Categoría : Prensa
Con un sentimiento agridulce, recibo la noticia de un muy merecido homenaje que se le hará a la memoria de Bernardo Cortés Castro, Alonso Lazo Rojas y Luis Alberto Barraza Ruhl, ex estudiantes del Liceo Domingo Ortiz de Rosas en mi natal Illapel. Hago énfasis en lo de agridulce, al considerar las dramáticas circunstancias en que estos tres luchadores por la libertad y la dignidad del ser humano, ofrendaron sus vidas en los aciagos días de la dictadura pinochetista.
A Bernardo y a Alonso, los conocí de una manera muy cercana, ya que, además de ser compañeros de estudios en el Liceo, integrábamos el grupo cultural Aquelarre, junto a Manuel Tricalloti, Mario Ramos Vicencio y otros cuyos nombres yacen hoy en las profundidades de mi memoria pasada. A todos ellos, mi primer pensamiento en este momento tan especial.
¿Cómo olvidar las memorables jornadas de aquellos años, cuando nuestra juventud emanaba fuerza y vigor en aras de construir una sociedad digna y justiciera? Imposible. Fueron días de soñar y compartir lo soñado a través de campañas de alfabetización en los campos de Choapa, de declamar poesía en recitales y programas de radio, de hacer teatro y exposiciones de arte. Recuerdo muy bien cuando subimos a escena “Revolación” en el Salón Parroquial de Illapel, una obra teatral inspirada en la Cantata Santa María de Iquique del grupo Quilapayún, con un lleno total que nos obligó a abrir nuevas funciones. También las jornadas de solidaridad y trabajo voluntario después del terremoto de 1971 y las intensas tertulias con que programábamos muchas de las actividades.
Y de repente vino el hachazo duro y homicida de la barbarie institucionalizada. El golpe artero y cobarde de los que se sintieron amenazados en sus mezquinos intereses. Bernardo cae en La Serena y Alonso en Copiapó. Hasta el día de hoy, nada se sabe ni siquiera de donde se encuentran sus cuerpos. Por eso es tan significativo y me sumo desde la distancia a este homenaje, porque en la medida en que los recordemos, ellos no habrán muerto ni mucho menos desparecido. Es nuestro deber para con nosotros mismos y las nuevas generaciones. La verdadera trascendencia del alma humana radica justamente en la defensa de valores altruistas como la justicia y la libertad, defensa que pasa obligadamente por una enconada lucha contra la amnesia histórica; donde, los mismos de siempre, aún persisten en silenciarnos con cantos de sirena y enajenación.
Boinas Negras en las calles: cuarentena a lo mister Espina
Fuente :elclarin.cl,10 Mayo, 2020
Categoría : Prensa
“Estamos tirando toda la carne a la parrilla”, dijo el Ministro de Defensa, Alberto Espina, al anunciar que los temibles boinas negras de la Brigada de Operaciones del Ejército, se encargarían de hacer cumplir el toque de queda y la cuarentena. Y con la clara intención de reforzar -ante la ciudadanía- el significado e implicancia de su declaración agregó: “son las fuerzas de elite del Ejército que están colaborando activamente en el patrullaje en la región metropolitana, junto con destacar el profesionalismo, capacidad y entrenamiento de las tropas.
Los macabros dichos de Espina, retumbaron en la memoria colectiva del país e hicieron revivir el dolor en familiares y amigos de los asesinados durante la dictadura, por miembros del Comando “Boinas Negras”.
Los prisioneros fueron llevados al Campo Militar de Peldehue. Allí, después de haber sido tirados a la parrilla y sometidos a la “operación corvo” fueron lanzados al mar, desde helicópteros. Es el caso del ex teniente de Ejército, Mario Melo Pradenas y de los ex militares -paracaidistas, Jorge Pierola Pierola y Luis Barraza Ruhl, quienes habían pertenecido a la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales del Ejército.
Quizás muchos chilenos/as que por diversas razones no conocen esta parte de la historia de Chile, se preguntarán ¿Por qué los mataron?
A fines del año 1969 y comienzos del 70, tras develarse que Mario, Jorge y Luis simpatizaban con las ideas del Partido Socialista y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), el mando militar de la institución castrense determinó expulsarlos de sus filas.
Una vez fuera de la institución, ejercieron su derecho a participar activamente en el proceso social y político que se desarrollaba en el país, a raíz de la elección del Presidente Allende. En ese contexto, optaron por ser parte de la lucha social del pueblo y por ende se vincularon a organizaciones de trabajadores, campesinos, estudiantes, entre otras.
El asesinato de los ex militares, revela que el ejército golpista los tenía en la mira.
AÑO 2020 TIEMPOS DE PANDEMIA
“Estamos tirando toda la carne a la parrilla”, dijo Espina para explicar que –ahora- en tiempos de pandemia, los infractores del toque de queda y de la cuarentena vigente en las comunas populares, se las tendrían que ver con los comandos militares de elite.
La dura advertencia del Ministro de Defensa, reflotó su pasado político. Al parecer no se ha sacado de la mente aquel día del año 1988, cuando al estampar un SI grande, se jugó por la permanencia del dictador Pinochet.
“La gran mayoría de los chilenos no acepta dar un salto al vacío, como es la opción del No, que cada día es, en forma más nítida, dirigida por la izquierda, especialmente los sectores marxistas”, declaró en ese entonces al diario El Mercurio.
En octubre de 2018, el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, se refirió en su columna de El Mercurio, a los personeros pinochetistas que ostentan altos cargos políticos en el gobierno de Piñera.
“Quienes votaron que Sí, incluido el actual ministro de Justicia, miraron hacia atrás –vieron las torturas, las desapariciones, los abusos sangrientos y no las consideraron demasiado graves como para decir que No– escribió Peña.
Entre tanto, un afiche con la leyenda “No a los Boinas Negras en las Calles” recorre las redes sociales.
“Esto es una crisis sanitaria, no una guerra. No necesitamos armas ni represión. Requerimos mascarillas, implementos de protección para trabajadores/as de la Salud, elementos de aseo y comedores populares”, encabeza la imagen
Otro cibernauta que se firma José José Ortiz, se pregunta: “Boinas Negras en las Calles” ¿nos cuidan o nos reprimen? y bajo la imagen de Espina, inicia así su escrito: “Delirante, retrogrado, trastornado pinochetista de tomo y lomo”
Salen los miristas y el PS asume el control del GAP
Fuente :interferencia.cl, 13 de Septiembre 2020
Categoría : Prensa
A fines de 1969 se realizó el cónclave en que la coalición de izquierda Unidad Popular, que agrupaba a socialistas, comunistas, radicales y otras organizaciones menores, designó al senador Salvador Allende, de 62 años, por cuarta vez como su abanderado presidencial. Éste debía enfrentar a dos fuertes contendores: Jorge Alessandri Rodríguez, candidato del Partido Nacional, y Radomiro Tomic de la Democracia Cristiana.
La marcha de la campaña fue revelando que Allende acrecentaba sus posibilidades de alcanzar la primera magistratura. Esto acarreaba grados crecientes de polarización, que se denotaban en las concentraciones, marchas y otras actividades donde las aglomeraciones de gente y las rivalidades iban creando situaciones que ponían en riesgo la integridad física del abanderado izquierdista.
En ese momento, el candidato de la Unidad Popular tenía un automóvil Peugeot, que no era muy adecuado para trasladarse a las regiones agrarias, donde los caminos estaban en mal estado. Enrique Huerta Corvalán (“Kique”), amigo de la familia Allende, especialmente de Taty, poseía un taxi americano que no había usado, porque él había permanecido fuera de Chile. En una reunión, Taty comentó que su padre no disponía de un auto adecuado para la campaña, Enrique le dijo que él estaba dispuesto a prestar su automóvil. Allende dio su aprobación y Enrique Huerta comenzó a trabajar como su chofer.
En la mayoría de las actividades de la campaña electoral, el candidato de la Unidad Popular era acompañado por su secretario privado, Osvaldo Puccio (padre); en algunas oportunidades también iban con él, Jaime Suárez, Augusto Olivares (“Perro”), Eduardo Paredes (“Coco”). Estas personas tenían con Salvador Allende una amistad personal. Fueron ellos los que en forma artesanal comenzaron a efectuar un rudimentario servicio de protección personal.
Algunos amigos del candidato, como “Coco” Paredes y el “Perro” Olivares, eran fogueados cuadros socialistas. Manejaban las técnicas de chequeos y contra chequeos, que les permitían constatar si eran víctimas de seguimientos o de otras formas de vigilancia. Aunque las actividades electorales se realizaban con normalidad, a medida que se acrecentaban las posibilidades de una victoria allendista, en este grupo de amigos surgió el miedo a un atentado, principalmente durante los desplazamientos a provincias. La frase que constantemente repetían para mostrar su preocupación era: “Alguien tiene que cuidar a Allende que anda con el puro Enrique”.
Así, ante el temor de un ataque, surgió la necesidad de crear una organización que brindara al candidato una efectiva protección personal. Taty era la más interesada en que se materializara ese grupo, ya que en sus viajes a La Habana había comprobado la eficiencia que tenían los cubanos en esa materia.
Cuando los cercanos de Allende analizaron la situación, coincidieron en que resultaba necesario contactar a los miembros del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN-B), ya que el Partido Socialista no tenía muchos cuadros militarmente preparados. El Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN-B) fue creado por el comandante Ernesto Che Guevara en la sierra boliviana el 25 de marzo de 1967. Poco después y para colaborar en ese esfuerzo se creó la sección chilena. Su líder fue el periodista Elmo Catalán. En su mayoría estaba formado por militantes del PS. Actuaba en la práctica como una fracción del partido. Los amigos más cercanos de Allende conocían a los “elenos” (miembros del ELN-B, sección chilena) desde la época en que éstos eran estudiantes de medicina. Taty había entablado una amistad sincera con ellos y en algunas ocasiones desarrollaba actividades en la unidad de apoyo logístico de la organización.
A mediados de 1970, desde las sierras bolivianas retornó al país un grupo de chilenos que habían participado en el foco guerrillero de Teoponte. Entre ellos destacaba un joven llamado Francisco Gómez, cuyo nombre de batalla en el grupo era “Fernando”. Él había sido jefe de seguridad del oficial de Tropas Especiales del Ministerio del Interior de Cuba, Dariel Alarcón Ramírez (Benigno), uno de los sobrevivientes del grupo de guerrilleros que lucharon en Bolivia al mando de Ernesto Che Guevara. “Fernando” fue especialmente entrenado como guardaespaldas; era eximio tirador y experto en artes marciales. Junto a Benigno recorrieron Europa y Latinoamérica, realizando misiones confidenciales encargadas por la máxima dirigencia cubana, entre ellas, el traslado clandestino de ambos, hasta las sierras bolivianas, para continuar la insurgencia guerrillera del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia.
Estimamos que por la experiencia que poseía “Fernando” como escolta, fue comisionado por “Agustín”, comandante del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, sección chilena, para trabajar con Allende, con el fin de implementar el primer servicio profesional de seguridad.
Al comienzo actuaban solamente “Fernando” y “Kique” (Enrique Huerta Corvalán), ayudados por los amigos del candidato que lo acompañaban en sus presentaciones de campaña. Luego se les sumaron: 1) “Carlos Álamos” (Jaime Sotelo), ex dirigente de los trabajadores del cobre del mineral de El Salvador. En 1966, éste había sido encarcelado por su participación en los sucesos que terminaron con la muerte de varios obreros del mineral. Cuando salió de prisión se unió a los “elenos”. Posteriormente viajó a Cuba donde fue entrenado en combate rural y urbano. 2) “Luisito” (Félix Vargas Fernández), de familia minera de Copiapó, miembro del Partido Socialista y eleno, combatió en Bolivia; tuvo activa participación en el rescate de los guerrilleros cubanos que escapaban después de la muerte del Che Guevara. 3) “Bruno” (Domingo Blanco Tarres), y 4) “Manuel” (Enrique Ramos), joven obrero, socialista y eleno, fue edecán civil del Presidente Allende. Los primeros miembros del GAP son elenos, muchachos aún, algunos pertenecían al Partido Socialista. Los cerebros del GAP fueron, además de la hija del Presidente (Taty), “Coco” Paredes, “Agustín” y Rolando Calderón.
Las primeras actividades de custodia fueron los círculos para evitar que en algún tumulto Allende resultara agredido; mantener vigilancia sobre el auto en el que se movilizaban; cuando permanecía estacionado, tratar de detectar si eran objeto de seguimientos, y controlar las comidas y bebidas degustadas.
Poco tiempo después aparecen en escena los militantes del MIR.
La revolución cubana en 1959 y la derrota electoral de Salvador Allende en 1964 impulsaron un proceso de radicalización de importantes sectores de la izquierda chilena.
En 1964, un grupo de jóvenes estudiantes de la Universidad de Concepción, militantes de la Federación Juvenil Socialista (FJS), se retiraron de la organización y formaron la Vanguardia Revolucionaria Marxista (VRM). Al año siguiente, los días 14 y 15 de agosto de 1965, se realizó el Congreso de Unidad Revolucionaria. Asistieron un centenar de delegados, los que aprobaron una serie de tesis políticas, eligieron un Comité Central de 21 miembros y designaron como jefe al Dr. Enrique Sepúlveda. Había surgido el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Su principal objetivo era organizarse “para ser la vanguardia marxista leninista de la clase obrera y de las masas oprimidas y explotadas de Chile, que buscan romper sus cadenas de más de 150 años, luchando por la emancipación nacional y social que las conducirá al socialismo y al comunismo”. En el punto quinto de la declaración fundacional se proponía “una audaz política revolucionaria capaz de oponer a esta cínica violencia imperialista una viril y altiva respuesta de las masas armadas…”. El nuevo movimiento era sumamente claro en sus postulados, se autodefinía como la vanguardia armada de las clases oprimidas; consecuente con ello iba a desarrollar su estrategia de enfrentamiento con la burguesía y el Estado.
En 1967, a los dos años de su fundación, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) realizó el Tercer Congreso para evaluar su desarrollo. En el evento la organización resultó depurada. El grupo que hasta ese momento tenía el control —el médico trotskista Enrique Sepúlveda como secretario general, Eugenio Cossio y Clotario Blest— fue desplazado.
Asumió la dirección un grupo de jóvenes de Concepción, encabezado por Luciano Cruz, Sergio Zorrilla, Edgardo Enríquez (“El Pollo”), Bautista von Schouwen (“Bauchi”), Jorge Fuentes Alarcón (“Trostko”), Andrés Pascal Allende (“El Pituto”), Humberto Sotomayor (“Tonio”), Nelson Gutiérrez (“El Guatón”) y Miguel Enríquez. Éste se constituyó en el dirigente más importante. Como responsable de las unidades clandestinas, asumió Arturo Villavela (“Coño Aguilar”). El control de la nueva organización por los jóvenes significó una aceleración en la implementación de la estrategia armada.
El año 1969 marcó la intensificación de la línea de enfrentamiento al gobierno democratacristiano de Eduardo Frei Montalva. Comandos de la organización realizaron asaltos a entidades bancarias, como a la sucursal del Banco del Trabajo, en el barrio de la Vega Central, a la que atacaron dos veces. El enfrentamiento se agudizó, especialmente desde la vejación que estudiantes del MIR le hicieron al periodista derechista Hernán Osses Santa María, del diario Las Últimas Noticias de la Tarde de Concepción. Este hecho permitió al gobierno iniciar una persecución contra el movimiento, el cual debió pasar a la clandestinidad.
Ese mismo año, surgen diferencias internas en la organización. Un grupo de ellos que critica la línea de acercamiento a los frentes de masas propuesta por la dirección, se retira del MIR. El grupo escindido constituye el Movimiento Manuel Rodríguez 2 (MR-2). Entre sus principales dirigentes se hallaban “El Rafa” y el periodista del diario del MIR, El Rebelde, Jorge Silva Luvecce. Después de los asaltos al Supermercado Portofino, en calle Irarrázaval, y a la Armería Italiana, esta organización es desarticulada y sus miembros encarcelados.
Poco antes de las elecciones del 4 de septiembre de 1970, mientras el MIR se encontraba en la clandestinidad, se realizó una reunión de capital importancia entre Miguel Enríquez y Salvador Allende. La reunión se efectuó en una casa de seguridad del Partido Socialista, que también usaba el MIR, ubicada en la zona oriente de Santiago. Para llegar a la residencia, Salvador Allende fue trasladado, en una operación de máxima seguridad, por diferentes autos a distintos puntos de la ciudad, pues, al parecer, temían a la reacción de la gente si se llegaba a saber que el candidato presidencial de la Unidad Popular se reunía con el jefe guerrillero más buscado por la policía chilena. Allí el candidato presidencial manifestó su molestia por las acciones armadas que realizaba el MIR, las que eran usadas por la prensa proclive a la derecha y causaban daño a su campaña. Miguel Enríquez sostuvo que ellos no hacían “recuperaciones” porque les gustaba, sino porque necesitaban el dinero para mantener la organización. Allende se comprometió a entregar al MIR 80.000 dólares (de la época), antes de finalizar el año 1970. A su vez, Allende le pidió a Miguel Enríquez que se hiciera cargo de su seguridad personal. En la Comisión Política, los miristas ya lo habían debatido y estaban de acuerdo.
Cuando el MIR llegó a reforzar el grupo de seguridad de Salvador Allende, probablemente antes de que el Congreso ratificara el triunfo obtenido en las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1970, se creó una dirección colegiada con un representante del MIR y uno del Partido Socialista. A su vez se integraron al GAP los siguientes miembros del MIR: “Ariel Fontana” (Max Marambio), quien contaba con experiencia en ese tipo de actividades y asumió como jefe del dispositivo, en reemplazo del primer encargado, “Fernando”.
Las principales razones de este hecho tienen que ver con que “Ariel Fontana”, debido a su origen, hijo de un diputado socialista, desde joven se había mezclado con una parte de la burguesía chilena, especialmente aquella vinculada a la izquierda. Eso le permitía tener un manejo de “situaciones” que la mayoría de los otro miembros no poseía. “Ariel Fontana” se las arreglaba para cumplir su misión de acompañar a Allende a todos los lugares, por ejemplo, a las guarniciones militares, la Escuela Militar o la Escuela Naval, y cuando los soldados que montaban guardia le impedían el paso, él con naturalidad y mucha autoridad los empujaba y entraba. Eso no lo podían hacer con facilidad otros miembros de la escolta presidencial.
También se incorporaron al GAP los miembros del MIR Sergio Pérez, Néstor Gallardo Agüero “Bolche”, y los ex comandos de las Fuerzas Especiales del Ejército, Mario Melo Pradenas y Luis Barraza Rhul. Probablemente también se sumaron Jorge Vicente Piérola y Julio Martínez Lara. Estimamos que con las incorporaciones al GAP de soldados paracaidistas que habían sido expulsados del Ejército por ser reconocidos marxistas, Allende daba una nítida señal de que al interior de los cuerpos armados del Estado él podía contar con significativos apoyos. Al mismo tiempo, para los oficiales antimarxistas del Ejército era una advertencia de que no les sería fácil atentar contra su persona.
Las elecciones del 4 de septiembre se realizaron con absoluta normalidad y en ellas Salvador Allende alcanzó una victoria relativa. El período siguiente fue de incertidumbre sobre el futuro, puesto que, según el ordenamiento constitucional vigente, era el Congreso en pleno el que debía decidir entre las dos primeras mayorías relativas.
Para impedir que el Congreso se pronunciara a favor de Allende, que había obtenido la primera mayoría relativa, un grupo de extremistas vinculados a la derecha y al ex general Roberto Viaux trató de secuestrar al Comandante en Jefe del Ejército, general René Schneider. Éste, al oponer resistencia e intentar sacar el revolver de servicio, fue herido de muerte por la inexperiencia de los secuestradores.
Creemos que este hecho fue determinante para la constitución del Grupo de Amigos Personales (GAP). Ciertamente, si la derecha atacaba al Comandante en Jefe del Ejército, también podía atentar contra el Presidente.
En el ataque a Schneider el GAP encontró su argumento fundacional: el Presidente socialista de Chile sólo podía entregar su seguridad a un grupo formado por gente de su confianza, que le fuera absolutamente leal.
Los primeros GAP seguían al Presidente Allende a todas partes a bordo de una camioneta Volkswagen. Portaban revólveres, pistolas, escopeta y rifles Winchester, conseguidos por Osvaldo Puccio, por algunos amigos del Primer Mandatario y, las menos, por el MIR.
En una de las primeras salidas del grupo, mientras se hallaban en una población, un acucioso periodista que miraba atentamente a los jóvenes armados que no se separaban del Presidente, a los que se les notaba que no pertenecían a la Policía de Investigaciones, y que se rumoreaba eran miristas, le preguntó a Allende quiénes eran; y éste, en una de sus típicas respuestas, le contestó “son unos amigos personales”. Allí nació la denominación. Desde ese instante serían conocidos por la prensa como el Grupo de Amigos Personales (GAP). Ellos transitaban por las calles a alta velocidad, mostrando en forma amenazante los cañones de sus armas, sin los seguros, preparados a disparar a la menor sospecha de un atentado61. El secreto en que se movían, sin que se conocieran sus nombres verdaderos ni su origen, les hizo famosos, amados y odiados.
El 12 de noviembre de 1970, poco después de haber asumido la dirección de la nación, el Presidente Allende decidió desistirse en los procesos por infracción a la ley de Seguridad Interior del Estado que afectaban a 30 militantes izquierdistas, los que habían sido aprehendidos, acusados de la realización de acciones guerrilleras durante el mandato de Eduardo Frei, y que hasta ese momento permanecían detenidos. La argumentación del Primer Mandatario fue que merecían el desistimiento presidencial, pues sólo eran jóvenes idealistas. Algunos de ellos, cuando salieron de la cárcel, se integraron al Grupo de Amigos Personales. Creemos que con estas nuevas incorporaciones quedaba completa la fisonomía de la organización en su primera etapa. Entonces era una escolta pequeña formada por cuatro miristas y algunos socialistas, que en ningún caso sobrepasaba las 20 personas.
Hemos dicho que una de las personas que más se preocupaban por la seguridad del Presidente era Taty Allende. Ésta era conocida en las más altas esferas del régimen cubano, no sólo como la hija de Allende, sino también como una verdadera revolucionaria. A través de sus contactos ella pidió el apoyo cubano para el Grupo de Amigos Personales (GAP). Esta ayuda se materializó de dos formas: el envío de oficiales del Ministerio del Interior (Minit) y del Ministerio de las Fuerzas Armadas (Minfar) de Cuba, expertos en materias de protección a personalidades, para asesorar a la escolta allendista y apoyar su trabajo en terreno; y la especialización en la nación caribeña de varios contingentes del GAP.
“Preparamos alguna gente […] para la seguridad personal en la cual teníamos experiencia, porque habíamos tenido que defendernos […] de aquellos que querían liquidarnos. Y esa experiencia se la transmitimos al que pensamos que tenía enemigos, que podían tratar de atentar contra […] su vida.”. Creemos que para la administración cubana esto era importante, pues le permitía penetrar en el entorno del Presidente, acrecentando su influencia en la nueva revolución, y a la vez preparar la seguridad de la visita que realizaría Fidel Castro durante 1971. Uno de los primeros cubanos en llegar a Chile para desempeñar esa tarea se apellidaba Riveros.
En esa época un grupo de diez personas, formado entre otros por “Bruno” y “Manuel”, se embarcaron hacia Cuba para especializarse en la tarea de proteger la vida del Presidente Allende y su entorno. El curso tuvo una duración de 15 días; principalmente realizaron entrenamientos de defensa personal y algunas cuestiones relativas a la seguridad. Con posterioridad, a fines de 1972 un grupo similar viajó para tomar el mismo curso.
La práctica de enviar gente a Cuba para entrenarla en actividades paramilitares y de seguridad personal parece haber sido bastante frecuente, incluso hasta fines del gobierno. En julio de 1973, un numeroso contingente de militantes del Partido Socialista aterrizó en La Habana. Allí se les comunicó que su misión era adquirir los conocimientos necesarios para integrarse a su vuelta al Grupo de Amigos Personales. Éstos se opusieron, ya que cuando partieron les informaron que iban a recibir preparación en tácticas de guerrilla rural y urbana. Cuando se produjo el golpe de Estado aún se encontraban en La Habana.
Por motivos de seguridad, la llegada a Chile de Fidel Castro sólo fue anunciada con dos días de anticipación, sin mencionar el lugar de arribo, reflejo de la preocupación por la seguridad de éste y por la de Salvador Allende. Para esa fecha ya habían retornado de Cuba, para integrarse al dispositivo de seguridad presidencial, los jóvenes que participaron en el primer curso de instrucción.
Fidel Castro envió un numeroso contingente para encargarse de su seguridad, así como del personal diplomático cubano que prestaba servicios en el país. Al mando del grupo venía Antonio de la Guardia, acompañado de varios miembros del cuerpo de Tropas Especiales, como las conocen allí, el equivalente de los boinas verdes norteamericanos. Ellos tomaron contacto con el Grupo de Amigos Personales y en conjunto crearon un plan de contingencia que les posibilitara cumplir exitosamente su misión.
El GAP fue dividido en dos escoltas, una debía estar con Allende y a la otra se le uniría a los guardias de Fidel Castro, formando un grupo mixto.
En el trayecto que ambos mandatarios realizaron desde el aeropuerto Pudahuel, en un automóvil descubierto, constatamos que a bordo del automóvil observan atentamente “Carlos Álamos” y el oficial cubano Riveros.
Estimamos que este hecho fue uno de los aspectos más significativos de todo el decurso histórico del Grupo de Amigos Personales (GAP). Fue su prueba de fuego, una muestra de confianza en la lealtad de sus miembros y en el profesionalismo y capacidad operativa de ellos. Es difícil que en otras ocasiones se haya repetido la coyuntura de que un líder tan celoso por su integridad, como Fidel Castro, permitiera que parte importante de su protección la realizaran hombres que no eran de su escolta. Además, es un buen indicador para visualizar las estrechas relaciones existentes entre los aparatos de seguridad de Allende y Castro.
En el resto de la extensa visita del mandatario cubano, no hemos recogido hechos particulares que hayan demandado acciones especiales de parte del aparato de seguridad de Salvador Allende. En las actividades donde no participaba el Presidente chileno, el resguardo de Fidel Castro estuvo a cargo de la escolta mixta. En la visita al puerto de Valparaíso, el gobierno crea, con militantes de confianza de los partidos de la Unidad Popular, brigadas de seguridad, las que mezcladas con el público vigilaron el desarrollo de las actividades.
Al regresar a su país la escolta de Fidel, que había traído una cantidad mayor de armas que las que habitualmente transportaba, dejó una parte importante en Chile, retornando con el armamento mínimo para asegurar la integridad del comandante Castro. En el país quedaron lanzacohetes RPG-7, fusiles AKA-47, pistolas y subametralladoras, además de una gran cantidad de parque (balas).
Creemos que esta donación fue uno de los mayores aportes de armas cubanas a la izquierda chilena en el período de la Unidad Popular. Parte de ellas pasó a integrar el arsenal del GAP; otra fue incorporada al stock del aparato militar del Partido Socialista. Es posible que, debido a la oposición de Allende, no le entregaron armas al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Sin embargo, como en esa etapa los miristas controlaban el grupo de la seguridad presidencial, también indirectamente tenían acceso a ellas.
Posteriormente, cuando visitó Chile el Presidente de la República de Cuba, Osvaldo Dorticós, fue escoltado por agentes del GAP.
La expulsión del MIR
La forma en que “Ariel Fontana” trataba a los jóvenes del dispositivo fue causa de innumerables dificultades, principalmente con los militantes del Partido Socialista y con los de mayor experiencia en la función que cumplían. Los hombres dejaron de confiar en él y comenzaron a poner dificultades en el cumplimiento de las órdenes. Con la intención de superar con rapidez estas dificultades, el MIR envió a “Tonio” (Humberto Sotomayor), miembro de la Comisión Política, para que asumiera la dirección en reemplazo de “Ariel Fontana”.
La institucionalización de la guardia armada civil del Presidente Allende en la vida nacional le fue posibilitando al MIR la ejecución de una serie de actividades encubiertas, bajo la apariencia de prestar protección al Primer Mandatario y sus residencias. La organización implementó verdaderos cursos de formación paramilitar. Las clases eran impartidas con la “ayuda de oficiales cubanos”. Efectivamente, la dirección del GAP usaba las instalaciones construidas en El Cañaveral, donde tenía una pequeña cancha de entrenamientos, y los polígonos de tiro del Cuerpo de Carabineros en La Reina para impartir conocimientos guerrilleros, que incluían prácticas de tiro. Creemos que el uso de las instalaciones policiales era posible porque se trataba de la guardia del Presidente y Carabineros dependía directamente del Ministerio del Interior; además Carabineros era la institución armada más leal al Primer Mandatario. Ésta es una prueba de la ambigüedad legal en la que se desenvolvía el GAP.
Numerosos cuadros del MIR que no tenían ninguna relación con el GAP visitaron las instalaciones, recibiendo instrucciones sobre la utilización de armas y técnicas y tácticas conspirativas.
Es posible que alcanzaran a pasar por las instalaciones de El Cañaveral alrededor de 1.000 miristas. Números más, números menos, lo significativo es que quienes recibieron esa instrucción son militantes que adquieren los conocimientos básicos para dirigir e instruir a otros miembros de la organización. Lo realmente importante es que cada uno de los miristas podía formar y dirigir una célula de combate de más o menos cinco personas.
Esto indica que el GAP en ese período era no sólo un dispositivo para la seguridad de Allende, sino que a la vez una escuela de formación de combatientes. En otras palabras, el GAP pudo ser el germen de un ejército revolucionario.
Una de las premisas fundamentales para que los grupos de seguridad puedan cumplir exitosamente con su trabajo es no tener flancos débiles. Desde esa perspectiva, la acción que el MIR desarrolló en el GAP fortalecía su capacidad de combate pero aumentaba el riesgo de infiltración en el entorno de Allende. En esa etapa, algunos miembros del grupo empezaron a realizar acciones de “financiamiento privado”. Estas acciones eran asaltos cuyo dinero no ingresaba a los movimientos o partidos de izquierda, sino a los bolsillos de quienes las ejecutaban. Miembros del GAP que después se fueron de la organización sin entregar las credenciales, efectuaron esas operaciones y “cuando los pillaban aparecían como gente del GAP”.
Un suceso que ilustra las acciones del dispositivo en esa etapa fue el acontecido el Viernes Santo de 1972, en el pueblo de Curimón, departamento de San Felipe, provincia de Aconcagua. Al atardecer, una camioneta Chevrolet, conducida en estado de ebriedad por Fernando Amaya Sepúlveda, GAP, ex oficial paracaidista del Ejército, quien portaba una credencial que lo distinguía como funcionario de la Presidencia de la República (seguridad presidencial, mecánico), se estrelló con un poste del alumbrado público.
Amaya iba acompañado por Guillermo Pardo Tobar, ex comando del Ejército de Chile, Mario Pérez, de quien se desconocían mayores datos, y Óscar Delgado (“El Negro Puga”), también ex comando y paracaidista.
Luego del accidente los dos primeros fueron detenidos y en su poder se encontraron planos de instalaciones militares, una granada de ejército (de origen español), dos cargadores para fusil Garand con 15 proyectiles cada uno, dos cargadores para pistolas con ocho balas cada uno, dieciocho vainillas calibre 45 y 14 calibre 32. Mario Pérez y Óscar Delgado lograron escapar.
Creemos que participaban en la búsqueda del mayor Arturo Marshall, ex boina negra del Ejército, y, al parecer, también realizaban un estudio operativo de la zona. Marshall, según los rumores que circulaban entre los militantes de izquierda, se desempeñaba como instructor militar del frente nacionalista Patria y Libertad, y el MIR pensaba que se escondía en el regimiento Yungay de San Felipe.
Pero todo el esfuerzo fue inútil, actuaron como irresponsables, se pusieron a beber, chocaron. Fueron detenidos, descubriéndose la naturaleza de la misión. Alertaron a la inteligencia del Ejército, que ya los conocía, y dejaron mal parado al GAP, comprometiendo al Presidente Allende. Luis Guastavino, diputado comunista por Valparaíso, sostuvo que era un hecho anormal, que debía ser investigado porque “cuando una acción de ultraizquierda se desarrolla […] esa acción termina sirviendo los intereses de la Derecha”.
La crítica también se desató en la oposición, que podía comprobar cómo miembros o ex integrantes de la escolta de Allende, al “amparo” de ésta, realizaban acciones reñidas con la legislación vigente. De esa manera, se siembran dudas sobre la verdadera naturaleza y objetivos del Grupo de Amigos Personales.
En ese marco, el Partido Socialista decidió asumir el control de la guardia presidencial, ordenarla y profesionalizarla. Los principales argumentos socialistas fueron que si el Presidente era militante del partido, era lógico que ellos estuvieran a cargo de su seguridad; también se afirmaba que los miembros del GAP no podían operar en forma autónoma porque eran militantes socialistas; finalmente, se sostenía que el partido contaba con gente profesional, de absoluta confianza y de comportamiento intachable93.
Allende y su entorno aceptaron, y “Tonio”, así como la mayoría de los militantes del MIR, dejaron de formar parte del Grupo de Amigos Personales. Sin embargo, el movimiento se llevó la mitad del arsenal de la organización. Entre las especies sustraídas había dos cañones sin retroceso, algunas ametralladoras de calibre punto 30, punto 50, fusiles AKA-47 y rifles del campo capitalista FAL.
La relación de confianza política entre el MIR, la Unidad Popular y el Presidente Allende se había trizado. Este quiebre se advierte claramente en el enfrentamiento entre policías y pobladores en Lo Hermida el 5 de agosto de 1972. Miembros de la directiva mirista denunciaron que algunos detectives habrían torturado a pobladores detenidos en el hecho. La denuncia, dirigida específicamente en contra de “Coco” Paredes, Director de Investigaciones, y Carlos Toro, comunista, Subdirector de Investigaciones, causó malestar en la coalición gobernante y en el Presidente Allende.
Según Víctor Toro, sectores comunistas plantearon la necesidad de reprimir al MIR. La directiva mirista hizo presente que debían recordar que el MIR guardaba la mitad de las armas del Grupo de Amigos Personales.
Días después del enfrentamiento y de las acusaciones, el Presidente visitó la población Lo Hermida, pero algunos integrantes del MIR y de otros grupos como la USOPO, dirigidos por el comandante “Raúl” (Raúl Romo), trataron de impedir que ingresara. Un grupo del GAP penetró a la fuerza en la sede social y abrieron la puerta para que Allende entrara y hablara con los pobladores, a fin de conocer la versión que ellos tenían del suceso.
Sin embargo, Allende intentaba mantener buenas relaciones con el MIR, como lo señala un informe del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de la URSS, que afirma que “Allende, a pesar de algunas de sus declaraciones respecto al MIR, donde los amenaza con represalias, aspira más bien a poner bajo su control a esta organización más que a debilitarla o a destruirla”.
El GAP bajo el control del Partido Socialista
El sueño del PS de dirigir la organización que tenía como misión garantizar la seguridad de su Presidente, y que poseía también la mayor cantidad de armas y recursos logísticos, se cumplió. Estimamos que a mediados de 1972 Marcelo Schilling fue designado coordinador entre el partido, la Presidencia de la República y el Grupo de Amigos Personales.
Schilling, comisario político del GAP, en la nueva estructura tenía la misión de ordenar al dispositivo, darle unidad político-ideológica y entregarle la profesionalización requerida para cumplir su cometido. Debía evitar los errores del período mirista, para transformar el grupo de seguridad presidencial en una eficiente organización que garantizara totalmente la integridad del Presidente de Chile.
Nuevos miembros ingresaron al GAP, todos militantes socialistas, de absoluta confianza de la dirección partidaria y de la presidencia de la República. La dirección quedó constituida por “Bruno” como jefe máximo del dispositivo, “Carlos Álamos” se encargó de la sección Escolta Presidencial, “Mariano” (Francisco Argandoña) siguió como responsable del Grupo de Avance, “Kique” (Enrique Huerta) continuó al frente de la logística como Intendente del Palacio de La Moneda, y “Aníbal” (Juan José Montiglio Murúa) también asumió un puesto en la dirección.
Los responsables implementaron algunas medidas tendientes a reforzar la seguridad del dispositivo tales como facilitar el cambio de residencia de algunos miembros, a fin de concentrarlos en un área cercana a la casa del Presidente Allende en la calle Tomás Moro. Muchos fueron trasladados a las viviendas de un barrio modesto (conocidos como “poblaciones CORVI”), localizado sólo a algunas cuadras de la casa presidencial, hacia la montaña, en la comuna de La Reina. La reunión de los miembros del GAP en un lugar cercano permitía que la dirección tuviera un mejor control de las actividades que hacían en su tiempo libre, evitando los comportamientos peligrosos para la seguridad de la organización, licenciosos y alejados de las buenas costumbres; al mismo tiempo, la mayor cercanía les permitía acudir rápidamente a las llamadas de alarma; finalmente, se ahorraba dinero en transporte. El inconveniente principal de que estuvieran juntos fue un aumento en las posibilidades de romper la compartimentación.
Estimamos que bajo el control del Partido Socialista a través de “Bruno”, “Carlos Álamos”, “Mariano”, “Aníbal”, “Kique” y la jefatura política de “Gastón”, el Grupo de Amigos Personales adquirió su fisonomía definitiva, convirtiéndose en una organización dedicada a la custodia del Presidente de la República, su familia y las residencias. Los grados de eficiencia aumentaron, profesionalizándose sus miembros hasta convertirse en una efectiva organización paramilitar, cuyos militantes estaban capacitados para desarrollar las diversas tareas que la estrategia revolucionaria demandara.
Recibieron su entrenamiento en Chile, porque los que “viajaron a Cuba fueron pocos, no fue una cuestión masiva”. Ellos empezaron a practicar dirigidos por la gente que en esas materias sí tenía formación. Entre los instructores destacó Mario Melo, ex oficial paracaidista del Ejército chileno. También llegaron algunos cubanos para enseñarles el manejo de los autos, pero el GAP “tenía un chofer muy bueno, mejor que los caribeños”; vino otra gente que les ayudó a entrenar, pero básicamente los conocimientos los adquirieron en Chile. Lo que sabían no era mucho, pero destacaban nítidamente porque “eran súper dedicados, muy rigurosos, eran muy buenos”. La mayoría de los entrenamientos, en esta etapa, igual que en la anterior, los realizaban en la pequeña cancha de obstáculos de El Cañaveral y en los cerros cercanos.
Cada dos meses, una veintena de jóvenes venidos de todo el país intentaban vencer las trabas para ingresar al grupo: debían ser miembros del Partido Socialista, haber tenido una militancia constante, poseer claridad de ideas, reunir las condiciones físicas necesarias y tener recomendaciones de algún dirigente. La selección se realizaba en El Cañaveral, a veces con la presencia de Allende. Estimamos que la decisión final para contratar a los nuevos GAP la tomaba la jefatura del grupo, pero en ella influían significativamente el Presidente, su hija Taty y el doctor Eduardo “Coco” Paredes.
Una vez reclutados, eran enviados a una de las tres reparticiones de la organización. Los que no eran seleccionados volvían a sus bases de origen, donde podían aplicar los conocimientos paramilitares adquiridos. El Grupo de Amigos Personales (GAP) era en sí una organización revolucionaria, porque ningún presidente de Chile ha contado con un grupo de similares características y, además, no tenía reconocimiento alguno dentro de la legalidad entonces vigente. Al comienzo se discutió una iniciativa legal para que sus miembros fueran contratados como funcionarios de la Policía de Investigaciones. Esta propuesta no se materializó. La legitimidad del grupo provenía solamente del apoyo que le daba de hecho el Presidente de la República.
Durante la etapa del MIR, dependía exclusivamente de la Presidencia. Cuando el Partido Socialista tomó el control de la organización, pasó a depender del partido y de la Presidencia.
Aunque no conocemos la forma exacta en que se financiaba y la cantidad de dinero que mensualmente gastaba, creemos que obtenía los recursos necesarios de la Presidencia de la República y del Partido Socialista; también es posible que el gobierno cubano le entregara dinero en alguna oportunidad. Los GAP solamente recibían un estipendio, pues eran enviados a la organización por el Partido Socialista en comisión de servicio.
Estructura del GAP
Desde el comienzo la organización diseñó una estructura dividida en tres secciones específicas: la Escolta, el Grupo de Avance y la Guarnición. La sección Escolta Presidencial era la más numerosa e importante de las divisiones con que contaba el dispositivo. Se componía de alrededor de 20 hombres, casi la mitad de todos los miembros que tenía el GAP. Su misión específica era proteger y conducir al Presidente Allende hasta los lugares donde realizaba sus actividades.
Para transportarlo, la sección Escolta disponía de varios automóviles marca Fiat, la mayoría azules; también contaba con algunos de otros colores, además de camionetas. Todos los vehículos tenían el carburador arreglado para correr a 200 kilómetros por hora. Puesta en marcha la Escolta, generalmente estaba formada por tres autos del GAP, más algunas patrulleras de Carabineros e Investigaciones. En ocasiones ponían un cuarto auto de un color diferente, cuya misión era distraer a los posibles atacantes.
En el Fiat designado con el N° “1” viajaba el Presidente; iba acompañado por el jefe de Escolta y el edecán militar de turno; si éste no estaba, un miembro del grupo, llamado edecán civil, ocupaba su lugar. Esta persona permanecía cerca de Allende, jamás debía separarse de él; y en caso de un atentado debía interponer su cuerpo para recibir el primer impacto y posibilitar la reacción de los miembros de la seguridad. En el cumplimiento de su misión portaba una pistola y una subametralladora y no “conocía” los chalecos antibalas.
Poseían equipos de radiotransmisión y teléfonos móviles cuya batería la transportaban en la maleta del automóvil; para ese tiempo era un gran adelanto tecnológico. La central de comunicaciones estaba en Tomás Moro. Desde allí controlaban los despachos, que eran cifrados, usando números y letras. Las claves cambiaban cada cierto tiempo, para evitar que fueran conocidas por los enemigos.
El Grupo de Avance fue la más desconocida de las divisiones del GAP. Esta división, poco numerosa, al mando de “Mariano” (Francisco Argandoña), tenía la misión de anticiparse y tomar posesión de todos los lugares que visitaba el Presidente Salvador Allende. Debía coordinar con los servicios de Carabineros e Investigaciones todas las iniciativas que fueran necesarias para resguardar el lugar.
De las actividades del Grupo de Avance podemos relatar los hechos del 21 de mayo de 1971 en Valparaíso. En la mañana se efectuaba el tradicional desfile de homenaje a las glorias navales. Muy temprano la seguridad de la Intendencia regional fue alertada por una llamada anónima; la voz advirtió que elementos pertenecientes a Patria y Libertad habían instalado explosivos bajo el muelle Prat, los que serían detonados cuando Allende arribara al lugar. En la búsqueda de la bomba participaron miembros del Grupo de Avance del GAP y agentes de investigaciones, bajo las órdenes del Jefe de Seguridad de la Intendencia de la Provincia de Valparaíso y del almirante José Toribio Merino. La amenaza resultó ser falsa.
La tercera sección del Grupo de Amigos Personales era conocida como Guarnición. Estaba dividida en varios grupos de no más de seis personas. Cada una de las unidades tenía su propio responsable. Éste dependía directamente del mando central del dispositivo. Su misión era prestar servicios de guardia y protección a las residencias de Tomás Moro, El Cañaveral y el Palacio de la Moneda, donde vigilaban las oficinas de la Presidencia de la República. Para desarrollar sus actividades en la casa de Tomás Moro, construyeron varias casetas o garitas de vigilancia. Portaban armas de puño y en ocasiones fusiles o subametralladoras.
Punto central del dispositivo fue la compartimentación. Cuando los jóvenes ingresaban a la organización, les entregaban una credencial de la Presidencia de la República con su nueva identidad, y el seudónimo por el que serían designados en el GAP. Recibían instrucciones precisas acerca de no conocer a sus compañeros, no frecuentar sus casas, no mezclar a sus familiares. La idea era que tuvieran el menor contacto posible entre ellos, porque de esa manera ofrecían menos puntos débiles. Estas medidas funcionaron bastante bien, ya que en realidad los miembros no llegaron a conocerse.
Después del golpe de Estado, si llegaban a ser detenidos, resultaba imposible que delataran a sus compañeros. La compartimentación fue efectiva; ejemplo de ello son las dificultades que tienen los sobrevivientes, uniendo seudónimos y nombres reales, para identificar a sus camaradas.
Hacia el fin del gobierno de Allende, cuando la dotación había disminuido y las posibilidades de un golpe de Estado se acrecentaron, muchos miembros optaron por espaciar las visitas a sus familiares. Luisa Catalán, esposa de ”Pato, afirma que él iba a su casa una vez al mes, a veces cada 90 días, y le decía que no quería comprometerla en sus actividades.
Algunos miembros de la organización y sus familiares eran atendidos por los doctores de la Presidencia. Ellos realizaban los tratamientos en Tomás Moro, La Moneda o los hospitales públicos donde trabajaban. Los médicos no conocían la historia clínica ni los nombres reales de sus pacientes
Rendirán homenaje a tres exalumnos de liceo de Illapel víctimas de la dictadura Luego de más de 40 años
Fuente :WAP.DIARIOELDIA.CL 15/5/2019
Categoría : Prensa
Con motivo de su aniversario número 70, el establecimiento Domingo Ortiz de Rozas descubrirá una placa recordatoria de los estudiantes Alonso Lazo Rojas; Bernardo Cortés Castro, y Luis Barraza Ruhl, desaparecidos durante el régimen militar.
En el marco de la celebración de sus 70 años, este viernes 17 de mayo, en el Liceo Domingo Ortiz de Rozas de Illapel, se descubrirán las placas recordatorias, como una forma de homenajear a tres estudiantes del establecimiento desaparecidos durante la dictadura militar. Se trata de Alonso Lazo Rojas; Bernardo Cortés Castro, y Luis Barraza Ruhl.
“Como único recinto humanista científico que existe en la Provincia de Choapa, tenemos el deber de poner de relieve hechos históricos que han ocurrido, y que nos involucran”, Jenny Vicencio Tapia, directora del liceo.
“Mantener viva la memoria”
“Creemos que esto es una forma de mantener viva la memoria”, explica la directora del establecimiento, Jenny Vicencio Tapia, enfatizando en que “como único recinto humanista científico que existe en la Provincia de Choapa, tenemos el deber de poner de relieve hechos históricos que han ocurrido, y que nos involucran”, detalla.
En esa misma línea, Claudio Olivares, encargado cultural del liceo remarca en que la celebración del aniversario, necesariamente tiene que estar dedicada a quienes perdieron la vida durante el régimen militar, estos tres alumnos que hasta ahora “se encontraban algo olvidados”, pero que gracias a la placa podrán ser recordados por cada estudiante nuevo que se vaya incorporando a la comunidad escolar. “Creo que era una deuda pendiente que teníamos”, asegura Olivares.
¿De dónde nace la idea?
Pero, ¿de dónde nace la iniciativa? Según explica Claudio Olivares, durante la década del ’60 existió una agrupación cultural denominada “Aquelarre” que tuvo integrantes en prácticamente toda la Provincia de Choapa. Tanto Alonso Lazo, como Bernardo Cortés y Luis Barraza Ruhl, pertenecían a este colectivo que se dedicaba principalmente a difundir obras literarias y realizar un pequeño diario de nombre “Líder” de circulación interna dentro del liceo, el que eventualmente también llegaba a otros sectores de Illapel.
Tras el golpe militar, el grupo operó de manera clandestina, hasta disolverse, sin embargo sus miembros no dejaron de ser amigos y se vieron impactados cuando conocieron el destino de los tres exalumnos del Liceo Domingo Ortiz de Rozas.
Cuando retornó la democracia volvieron a juntarse, y se denominaron los “ex Aquelarre”. Fueron estos antiguos integrantes quienes lucharon por el homenaje a sus compañeros el que al fin verá la luz el día viernes.
3 son los exalumnos del liceo que serán homenajeados luego de más de 40 años
Los homenajeados
De los tres homenajeados, dos, Alonso Lazo y Luis Barraza, todavía están en calidad de desaparecidos, y en el caso de Bernardo Cortés, está categorizado como ejecutado político.
Comenzaron a escribir su historia juntos, cuando se conocieron en Illapel y conformaron la agrupación Aquelarre, pero siguieron caminos diferentes tras el golpe, y nunca volverían a verse ya que todos perdieron la vida en diferentes lugares.
Luis Alberto Barraza Ruhl tenía 27 años cuando se produjo su detención. Se desempeñaba como empleado público y militaba en el Partido Socialista. En su momento fue suboficial de Ejército, miembro de la Guardia Presidencial de Salvador Allende, pero se retiró y ya se había trasladado a vivir a la Región Metropolitana cuando agentes del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) lo arrestaron el 29 de octubre de 1973, en la vía pública, mientras se dirigía a la Estación Mapocho de Santiago.
Por su parte, Alonso Lazo, militante del MIR (Movimiento Izquierda Revolucionaria) tenía 24 años y estudiaba Pedagogía en Castellano en la Universidad de Chile, sede La Serena, cuando fue detenido el 14 de noviembre de 1975 en Copiapó, ciudad en la que tenía residencia.
Bernardo Cortés Castro, el único que está en calidad de ejecutado político, en tanto, fue muerto por efectivos del ejército el 5 de abril de 1974 en el regimiento Arica de La Serena. Su captura había producido el día anterior en Coquimbo. El cuerpo nunca fue entregado a la familia.