Rojas Nieto Raúl Ernesto

Rut: 4801339-2

Cargos:

Grado : Coronel

Rama : Ejército

Organismos : Comando Conjunto


Asesinato de Jaime Guzmán: Oscuros secretos de la transición chilena salen a la luz

Fuente :ciper.cl, 5 de Octubre 2011

Categoría : Prensa

A Raúl Ernesto Rojas Nieto le quedaba una última carta que jugar. Una carta que rompía su lealtad al Ejército pero lo salvaba de caer en contradicciones ante la justicia. A fines de 2010, al declarar en el proceso judicial por el asesinato de Jaime Guzmán, el ex coronel y agente de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE) había reconocido que uno de sus informantes estrella le había prevenido del atentado del que sería objeto en 1991 el senador y líder de la UDI por parte del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). A ese informante lo conocía como El Noruego.

El agente Rojas Nieto no habló por iniciativa propia. Habló porque no le quedó otra opción cuando sólo días antes, el que fuera su superior y jefe máximo de la DINE, general (r) Hernán Ramírez Rurange, le contó al juez Mario Carroza que la información que hizo llegar oportunamente al general Augusto Pinochet, quien quedó de alertar al senador, le había sido proporcionada por el coronel Rojas Nieto. Este último admitió el hecho, pero en su primera declaración judicial aseguró no recordar el verdadero nombre de El Noruego. Entonces, como el juez programó un careo entre los dos militares, Rojas Nieto le mandó a decir que quería volver a declarar.

Raúl Rojas Nieto había recobrado la memoria.

En su segunda declaración judicial, el coronel (r) Rojas dijo que El Noruego, a quien también conocía por el apodo de Gustavo Benedetti, no era otro que Lenin Gilberto Guardia Basso. “Un informante de la DINE que me entregaba todos los trabajos a mí o a mi secretario personal”, detalló el ex agente DINE, quien agregó que “para tener calidad de informante se requiere de un periodo de tiempo anterior importante. Por ejemplo, yo llegué el año 1987 a la Dirección y pienso que él (Guardia) debe haber estado antes”.

Aunque Guardia negó tener calidad de informante, pues se definió como “una persona que se dedica a realizar análisis de la contingencia, todo ello de manera independiente”, sí reconoció ante el juez Carroza que “mantenía conversaciones de análisis” con personal de la DINE. Conversaciones y negocios. Todo mientras asesoraba en materias de seguridad al subsecretario de Interior del gobierno de Aylwin, Belisario Velasco.

Pero sus contactos iban todavía más lejos. En el mismo proceso judicial por la muerte de Jaime Guzmán, un alto jefe de la Central Nacional de Informaciones (CNI) aseguró que al menos desde fines de los ‘80 Lenin Guardia mantenía contactos con la comandancia del FPMR. Esos contactos plantean un escenario perturbador. Si el Ejército de la época tenía acceso a la comandancia del FPMR, bien pudo inducir algunas de las acciones subversivas de mayor impacto político.

APRECIO MUTUO

El mismo Lenin Guardia contó alguna vez que el fallecido general Herman Brady Roche, que para 1973 era comandante de la Guarnición de Santiago, intercedió a su favor para conseguir que saliera sano y salvo del país tras el Golpe de Estado. El militante del Partido Socialista, hijo de padres comunistas y con un pasado en el MIR, se estableció en Francia y más tarde en Cuba y Alemania Oriental. En Europa fue allegado a Carlos Altamirano, lo que según el asesor le generó enemistades con sus correligionarios.

En su última declaración ante el juez Carroza, Guardia recordó que en los días posteriores al retorno de la democracia, Osvaldo Puccio lo recomendó ante Enrique Krauss como asesor en seguridad. Sin embargo, su cercanía con Altamirano –afirmó- habría significado el veto de Marcelo Schilling y otros militantes socialistas que poco más tarde lideraron el combate a la subversión. “A pesar de ello soy llamado a trabajar con Belisario Velasco, lo que me vale una pugna con el resto de los socialistas que forman parte de la Oficina”, testificó a fines de 2010.

La Oficina era el nombre coloquial con que se conocía al Consejo de Seguridad Pública. Una de las personas que conoció su origen dice que las desconfianzas hacia Guardia no decían relación con su cercanía a Altamirano. Lo que generaba sospechas eran sus vínculos con los servicios de inteligencia del Ejército. En 1985, con motivo del remezón provocado por los tres profesionales comunistas degollados, el asesor coordinó un encuentro celebrado en su casa entre el general Humberto Gordon, entonces mandamás de la CNI, y dirigentes del Partido Comunista. El interés del general era descartar la participación de la CNI en los asesinatos.

El analista nunca aclaró cómo llegó a ganarse la confianza del jefe de la CNI. Lo que está fuera de dudas es que entre ambos había una relación de aprecio mutuo. En 2001, cuando Lenin Guardia cayó detenido por el caso de las cartas bombas, la policía encontró tres revólveres. Uno de ellos le había sido obsequiado por el general Gordon.

LA TARIFA

A fines de 1991, cuando Cristián Edwards aún se encontraba secuestrado por el FPMR, Lenin Guardia llegó hasta el despacho del subsecretario Velasco con una primicia. Traía el nombre de uno de los secuestradores, Ricardo Palma Salamanca, que además resultó ser uno de los dos pistoleros que disparó contra Jaime Guzmán.

“Le hice presente a Velasco que me parecía necesario que la información que le daba fuera trabajada por un organismo de investigación policial. Después de eso yo me desligué del asunto”, se lee en la declaración que el analista de inteligencia dio en 1996.

Según un funcionario del gobierno de la época que conoció este capítulo, Guardia puso precio al nombre de Ricardo Palma Salamanca: $30 millones. Un precio justo si se considera que gracias a ese dato la policía pudo resolver los dos casos que marcaron la transición política. Pero muy elevado atendiendo a que el soplo no fue fruto de un trabajo de inteligencia. Al menos no aparentemente. Se lo confidenció su pareja, la psiquiatra Consuelo Macchiavello Forni, quien tenía de paciente a la hermana de Ricardo Palma.

Dubilia María Consuelo Macchiavello Forni era parte de un equipo de profesionales de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (Fasic) que asistía a víctimas de la dictadura. Entre esas víctimas se encontraba Marcela, la hermana de Ricardo Palma.

Desde fines de los ochenta, cuando comenzó a confidenciarle secretos de su vida, Marcela Palma desconocía por completo que su psiquiatra era pareja de un analista de inteligencia de filiación socialista. Es más: ni siquiera había escuchado hablar de Lenin Guardia. Igualmente desconocía que su psiquiatra estaba emparentada con el general Herman Brady Roche por medio de la esposa de este, Inés Macchiavello.

Brady, ex ministro de Defensa de la dictadura y el único de los generales que tuteaba a Pinochet, fue el mismo oficial de Ejército a quien Lenin Guardia agradeció de haberlo salvado tras el Golpe de Estado. El mismo a quien en sus últimas declaraciones identificó como el hombre que lo vinculó al coronel Rojas Nieto y otros militares de la DINE. Y el mismo con quien se asoció en 1993 para hacer negocios en una empresa formada un año antes junto a otros militares. La sociedad tenía el nombre de Carlos Durán y Compañía Limitada y estaba especializada en seguridad.

Herman Julio Brady Roche fue procesado por la desaparición de varias de las personas detenidas el día del Golpe de Estado en La Moneda. Murió a comienzos de este año, tras pasar los últimos dos en estado vegetal.

JEFE DE JEFES

Lenin Guardia pudo haber tenido aciertos fortuitos. Datos como el de Ricardo Palma Salamanca que no le demandaron mayor esfuerzo. Pudo también haber mostrado un exceso de amateurismo, presa del nerviosismo y la ambición, como ocurrió en 2001 al ser sorprendido enviando cartas bombas para generar una sensación de inseguridad que perseguía ampliar su campo laboral. Pero también hay que reconocer que, en su mejor momento al menos, accedió a lo más alto y granado de su especialidad. Que había ahí un trabajo que demandaba esfuerzo y talento. No se explica de otra forma que sus buenos oficios llegaran tanto a la inteligencia del Ejército como a la comandancia del FPMR.

Sobre esto último hay evidencias consistentes en el testimonio judicial que entregó Krantz Bauer Donoso, comandante de la Brigada Azul de la CNI, especializada en el combate al FPMR. Bauer le contó al juez Carroza que en 1989, la CNI siguió los pasos de “un oficial de alta jerarquía en el FPMR, educado en una escuela militar en Cuba y compañero de Galvarino Apablaza”. Este alto oficial se reunió en el Tavelli de Providencia con una mujer que luego de una corta reunión partió a un segundo encuentro. “Cuatro cuadras más allá lo esperaba un auto bonito al cual se sube, y revisada la patente del vehículo su propietario resultó ser Lenin Guardia”, contó el ex jefe de la CNI.

El alto oficial del FPMR fue identificado por Bauer Donoso como Aníbal Maur Sibanik, “una persona tan importante como (Raúl) Pellegrin” dentro del FPMR y candidato a sucederlo cuando éste fue asesinado tras el asalto al cuartel Los Queñes, en 1988. Precisamente en los días posteriores a ese hecho, la CNI detectó la entrada a Chile de Maur, un ciudadano argentino nacido en 1950 a quien los servicios de inteligencia de la dictadura consideraban el cerebro en las sombras del FPMR. El jefe de jefes.

El mito pudo haber tenido su origen hacia fines de los ’70 en La Habana, cuando Maur Sibanik participó junto a Jacinto Nazar y otros dirigentes del Partido Comunista (PC) chileno en una discusión que impulsó la lucha armada contra la dictadura. Era uno de los oficiales más brillantes de su generación, hijo de un matemático de origen judío polaco que llegó a la Argentina arrancando del nazismo y en 1970, atraído por el ascenso de Allende al poder, se trasladó a Chile junto a su familia. Fue en este país, mientras estudiaba Ciencias en la Universidad de Chile, que Aníbal Maur Sibanik asomó como dirigente comunista. Más tarde, en el exilio en La Habana, fue uno de los primeros militantes del PC chileno en ingresar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Desde mediados de los ’80, tras un breve paso por Nicaragua, tuvo a su cargo la estructura de apoyo del FPMR en Buenos Aires. Tenía contacto permanente con la comandancia del FPMR, y en uno de esos contactos la CNI detectó su entrada al país y descubrió el vínculo con Lenin Guardia.

Aníbal Maur no puede corroborar el hecho. En 2000, mientras conducía un Mazda Miata descapotable por una carretera argentina, perdió el control y se mató. Sin embargo, su viuda confirma hoy que el jefe del FPMR en Argentina tuvo encuentros con el analista de inteligencia. Los tuvo al igual que algunos de los comandantes de la Dirección Nacional del FPMR encabezada por Galvarino Apablaza, artillero como Aníbal y uno de los más cercanos a este.

“Para Aníbal fue una sorpresa volver a verlo tiempo después en televisión”, cuenta la viuda de Maur Sibanik. “Mira, me comentó, ese tipo es el mismo con el que nos reuníamos (en el FPMR)”.

LA OPORTUNIDAD

La información sobre Guzmán que Lenin Guardia vendió al Ejército pudo haberla obtenido de primera fuente. Pero también, como dijo él a la justicia, pudo haberla recogida del gobierno de Aylwin, que unas semanas antes del asesinato de Jaime Guzmán recibió un informe de la Dirección de Inteligencia de Carabineros alertando del hecho. El informe estaba basado en el contenido de panfletos firmados por el FPMR que amenazaban con matar a Jaime Guzmán y Manuel Contreras.

En esas fechas, el FPMR tenía otros políticos en la mira a los que también espiaba sus rutinas. Francisco Javier Cuadra era uno de ellos, y en 2010, al reabrirse la investigación por la muerte del senador, aseguró haber sido alertado por el general (r) Jorge Ballerino del peligro que corría. Ese fue el primero de varios secretos de la transición que comenzaron a salir a luz. El segundo apunta a la responsabilidad de Pinochet en el asesinato de Jaime Guzmán.

Nadie aún ha podido explicar por qué el entonces comandante en jefe del ejército nunca advirtió a Jaime Guzmán del peligro que corría, pese a que se había comprometido a ello cuando el general Ramírez Rurange, jefe de la DINE, le confidenció el dato que trajo Lenin Guardia.

El asesinato de Guzmán ocurrió a la semana siguiente, pocos días después de que el Presidente Aylwin diera a conocer el Informe sobre Verdad y Reconciliación que sentaba una verdad histórica sobre las violaciones a los derechos humanos en dictadura. Como terminarían por reconocer los propios dirigentes del FPMR, la muerte del senador UDI sólo podía favorecer a los intereses de un Ejército que demorará varios años en liberarse de la tutela de Pinochet.


Asesinato de Jaime Guzmán: Oscuros secretos de la transición chilena salen a la luz

Fuente :ciperchile.cl, 5 de Octubre 2011

Categoría : Prensa

A Raúl Ernesto Rojas Nieto le quedaba una última carta que jugar. Una carta que rompía su lealtad al Ejército pero lo salvaba de caer en contradicciones ante la justicia. A fines de 2010, al declarar en el proceso judicial por el asesinato de Jaime Guzmán, el ex coronel y agente de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE) había reconocido que uno de sus informantes estrella le había prevenido del atentado del que sería objeto en 1991 el senador y líder de la UDI por parte del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). A ese informante lo conocía como El Noruego.

El agente Rojas Nieto no habló por iniciativa propia. Habló porque no le quedó otra opción cuando sólo días antes, el que fuera su superior y jefe máximo de la DINE, general (r) Hernán Ramírez Rurange, le contó al juez Mario Carroza que la información que hizo llegar oportunamente al general Augusto Pinochet, quien quedó de alertar al senador, le había sido proporcionada por el coronel Rojas Nieto. Este último admitió el hecho, pero en su primera declaración judicial aseguró no recordar el verdadero nombre de El Noruego. Entonces, como el juez programó un careo entre los dos militares, Rojas Nieto le mandó a decir que quería volver a declarar.

Raúl Rojas Nieto había recobrado la memoria.

En su segunda declaración judicial, el coronel (r) Rojas dijo que El Noruego, a quien también conocía por el apodo de Gustavo Benedetti, no era otro que Lenin Gilberto Guardia Basso. “Un informante de la DINE que me entregaba todos los trabajos a mí o a mi secretario personal”, detalló el ex agente DINE, quien agregó que “para tener calidad de informante se requiere de un periodo de tiempo anterior importante. Por ejemplo, yo llegué el año 1987 a la Dirección y pienso que él (Guardia) debe haber estado antes”.

Aunque Guardia negó tener calidad de informante, pues se definió como “una persona que se dedica a realizar análisis de la contingencia, todo ello de manera independiente”, sí reconoció ante el juez Carroza que “mantenía conversaciones de análisis” con personal de la DINE. Conversaciones y negocios. Todo mientras asesoraba en materias de seguridad al subsecretario de Interior del gobierno de Aylwin, Belisario Velasco.

Pero sus contactos iban todavía más lejos. En el mismo proceso judicial por la muerte de Jaime Guzmán, un alto jefe de la Central Nacional de Informaciones (CNI) aseguró que al menos desde fines de los ‘80 Lenin Guardia mantenía contactos con la comandancia del FPMR. Esos contactos plantean un escenario perturbador. Si el Ejército de la época tenía acceso a la comandancia del FPMR, bien pudo inducir algunas de las acciones subversivas de mayor impacto político.

APRECIO MUTUO

El mismo Lenin Guardia contó alguna vez que el fallecido general Herman Brady Roche, que para 1973 era comandante de la Guarnición de Santiago, intercedió a su favor para conseguir que saliera sano y salvo del país tras el Golpe de Estado. El militante del Partido Socialista, hijo de padres comunistas y con un pasado en el MIR, se estableció en Francia y más tarde en Cuba y Alemania Oriental. En Europa fue allegado a Carlos Altamirano, lo que según el asesor le generó enemistades con sus correligionarios.

En su última declaración ante el juez Carroza, Guardia recordó que en los días posteriores al retorno de la democracia, Osvaldo Puccio lo recomendó ante Enrique Krauss como asesor en seguridad. Sin embargo, su cercanía con Altamirano –afirmó- habría significado el veto de Marcelo Schilling y otros militantes socialistas que poco más tarde lideraron el combate a la subversión. “A pesar de ello soy llamado a trabajar con Belisario Velasco, lo que me vale una pugna con el resto de los socialistas que forman parte de la Oficina”, testificó a fines de 2010.

La Oficina era el nombre coloquial con que se conocía al Consejo de Seguridad Pública. Una de las personas que conoció su origen dice que las desconfianzas hacia Guardia no decían relación con su cercanía a Altamirano. Lo que generaba sospechas eran sus vínculos con los servicios de inteligencia del Ejército. En 1985, con motivo del remezón provocado por los tres profesionales comunistas degollados, el asesor coordinó un encuentro celebrado en su casa entre el general Humberto Gordon, entonces mandamás de la CNI, y dirigentes del Partido Comunista. El interés del general era descartar la participación de la CNI en los asesinatos.

El analista nunca aclaró cómo llegó a ganarse la confianza del jefe de la CNI. Lo que está fuera de dudas es que entre ambos había una relación de aprecio mutuo. En 2001, cuando Lenin Guardia cayó detenido por el caso de las cartas bombas, la policía encontró tres revólveres. Uno de ellos le había sido obsequiado por el general Gordon.

LA TARIFA

A fines de 1991, cuando Cristián Edwards aún se encontraba secuestrado por el FPMR, Lenin Guardia llegó hasta el despacho del subsecretario Velasco con una primicia. Traía el nombre de uno de los secuestradores, Ricardo Palma Salamanca, que además resultó ser uno de los dos pistoleros que disparó contra Jaime Guzmán.

“Le hice presente a Velasco que me parecía necesario que la información que le daba fuera trabajada por un organismo de investigación policial. Después de eso yo me desligué del asunto”, se lee en la declaración que el analista de inteligencia dio en 1996.

Según un funcionario del gobierno de la época que conoció este capítulo, Guardia puso precio al nombre de Ricardo Palma Salamanca: $30 millones. Un precio justo si se considera que gracias a ese dato la policía pudo resolver los dos casos que marcaron la transición política. Pero muy elevado atendiendo a que el soplo no fue fruto de un trabajo de inteligencia. Al menos no aparentemente. Se lo confidenció su pareja, la psiquiatra Consuelo Macchiavello Forni, quien tenía de paciente a la hermana de Ricardo Palma.

Dubilia María Consuelo Macchiavello Forni era parte de un equipo de profesionales de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (Fasic) que asistía a víctimas de la dictadura. Entre esas víctimas se encontraba Marcela, la hermana de Ricardo Palma.

Desde fines de los ochenta, cuando comenzó a confidenciarle secretos de su vida, Marcela Palma desconocía por completo que su psiquiatra era pareja de un analista de inteligencia de filiación socialista. Es más: ni siquiera había escuchado hablar de Lenin Guardia. Igualmente desconocía que su psiquiatra estaba emparentada con el general Herman Brady Roche por medio de la esposa de este, Inés Macchiavello.

Brady, ex ministro de Defensa de la dictadura y el único de los generales que tuteaba a Pinochet, fue el mismo oficial de Ejército a quien Lenin Guardia agradeció de haberlo salvado tras el Golpe de Estado. El mismo a quien en sus últimas declaraciones identificó como el hombre que lo vinculó al coronel Rojas Nieto y otros militares de la DINE. Y el mismo con quien se asoció en 1993 para hacer negocios en una empresa formada un año antes junto a otros militares. La sociedad tenía el nombre de Carlos Durán y Compañía Limitada y estaba especializada en seguridad.

Herman Julio Brady Roche fue procesado por la desaparición de varias de las personas detenidas el día del Golpe de Estado en La Moneda. Murió a comienzos de este año, tras pasar los últimos dos en estado vegetal.

JEFE DE JEFES

Lenin Guardia pudo haber tenido aciertos fortuitos. Datos como el de Ricardo Palma Salamanca que no le demandaron mayor esfuerzo. Pudo también haber mostrado un exceso de amateurismo, presa del nerviosismo y la ambición, como ocurrió en 2001 al ser sorprendido enviando cartas bombas para generar una sensación de inseguridad que perseguía ampliar su campo laboral. Pero también hay que reconocer que, en su mejor momento al menos, accedió a lo más alto y granado de su especialidad. Que había ahí un trabajo que demandaba esfuerzo y talento. No se explica de otra forma que sus buenos oficios llegaran tanto a la inteligencia del Ejército como a la comandancia del FPMR.

Sobre esto último hay evidencias consistentes en el testimonio judicial que entregó Krantz Bauer Donoso, comandante de la Brigada Azul de la CNI, especializada en el combate al FPMR. Bauer le contó al juez Carroza que en 1989, la CNI siguió los pasos de “un oficial de alta jerarquía en el FPMR, educado en una escuela militar en Cuba y compañero de Galvarino Apablaza”. Este alto oficial se reunió en el Tavelli de Providencia con una mujer que luego de una corta reunión partió a un segundo encuentro. “Cuatro cuadras más allá lo esperaba un auto bonito al cual se sube, y revisada la patente del vehículo su propietario resultó ser Lenin Guardia”, contó el ex jefe de la CNI.

El alto oficial del FPMR fue identificado por Bauer Donoso como Aníbal Maur Sibanik, “una persona tan importante como (Raúl) Pellegrin” dentro del FPMR y candidato a sucederlo cuando éste fue asesinado tras el asalto al cuartel Los Queñes, en 1988. Precisamente en los días posteriores a ese hecho, la CNI detectó la entrada a Chile de Maur, un ciudadano argentino nacido en 1950 a quien los servicios de inteligencia de la dictadura consideraban el cerebro en las sombras del FPMR. El jefe de jefes.

El mito pudo haber tenido su origen hacia fines de los ’70 en La Habana, cuando Maur Sibanik participó junto a Jacinto Nazar y otros dirigentes del Partido Comunista (PC) chileno en una discusión que impulsó la lucha armada contra la dictadura. Era uno de los oficiales más brillantes de su generación, hijo de un matemático de origen judío polaco que llegó a la Argentina arrancando del nazismo y en 1970, atraído por el ascenso de Allende al poder, se trasladó a Chile junto a su familia. Fue en este país, mientras estudiaba Ciencias en la Universidad de Chile, que Aníbal Maur Sibanik asomó como dirigente comunista. Más tarde, en el exilio en La Habana, fue uno de los primeros militantes del PC chileno en ingresar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Desde mediados de los ’80, tras un breve paso por Nicaragua, tuvo a su cargo la estructura de apoyo del FPMR en Buenos Aires. Tenía contacto permanente con la comandancia del FPMR, y en uno de esos contactos la CNI detectó su entrada al país y descubrió el vínculo con Lenin Guardia.

Aníbal Maur no puede corroborar el hecho. En 2000, mientras conducía un Mazda Miata descapotable por una carretera argentina, perdió el control y se mató. Sin embargo, su viuda confirma hoy que el jefe del FPMR en Argentina tuvo encuentros con el analista de inteligencia. Los tuvo al igual que algunos de los comandantes de la Dirección Nacional del FPMR encabezada por Galvarino Apablaza, artillero como Aníbal y uno de los más cercanos a este.

“Para Aníbal fue una sorpresa volver a verlo tiempo después en televisión”, cuenta la viuda de Maur Sibanik. “Mira, me comentó, ese tipo es el mismo con el que nos reuníamos (en el FPMR)”.

LA OPORTUNIDAD

La información sobre Guzmán que Lenin Guardia vendió al Ejército pudo haberla obtenido de primera fuente. Pero también, como dijo él a la justicia, pudo haberla recogida del gobierno de Aylwin, que unas semanas antes del asesinato de Jaime Guzmán recibió un informe de la Dirección de Inteligencia de Carabineros alertando del hecho. El informe estaba basado en el contenido de panfletos firmados por el FPMR que amenazaban con matar a Jaime Guzmán y Manuel Contreras.

En esas fechas, el FPMR tenía otros políticos en la mira a los que también espiaba sus rutinas. Francisco Javier Cuadra era uno de ellos, y en 2010, al reabrirse la investigación por la muerte del senador, aseguró haber sido alertado por el general (r) Jorge Ballerino del peligro que corría. Ese fue el primero de varios secretos de la transición que comenzaron a salir a luz. El segundo apunta a la responsabilidad de Pinochet en el asesinato de Jaime Guzmán.

Nadie aún ha podido explicar por qué el entonces comandante en jefe del ejército nunca advirtió a Jaime Guzmán del peligro que corría, pese a que se había comprometido a ello cuando el general Ramírez Rurange, jefe de la DINE, le confidenció el dato que trajo Lenin Guardia.

El asesinato de Guzmán ocurrió a la semana siguiente, pocos días después de que el Presidente Aylwin diera a conocer el Informe sobre Verdad y Reconciliación que sentaba una verdad histórica sobre las violaciones a los derechos humanos en dictadura. Como terminarían por reconocer los propios dirigentes del FPMR, la muerte del senador UDI sólo podía favorecer a los intereses de un Ejército que demorará varios años en liberarse de la tutela de Pinochet.


Condena contra 14 agentes del Comando Conjunto por secuestros en dictadura

Fuente :resumen.cl, 26 de Junio 2015

Categoría : Prensa

El ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Miguel Vázquez Plaza, dictó condena en contra de 14 ex agentes del denominado «Comando Conjunto», por su responsabilidad en los delitos de asociación ilícita y los secuestros de Víctor Humberto Vega Riquelme, Isabel Stange Espínola, Jaime Estay Reyno, Amanda Velasco Pedersen y María Eugenia Calvo Vega, ilícitos perpetrados entre 1975 y 1976.

En la resolución, el ministro Vázquez Plaza condenó a 7 años de presidio al ex general de la fuerza aérea César Freddy Enrique Ruiz Bunger, por el secuestro calificado de Vega Riquelme, y cuatro penas de 100 días de presidio por el secuestro simple de Isabel Stange Espínola, Jaime Estay Reyno, Amanda Velasco Pedersen y María Eugenia Calvo Vega; además de la pena de 5 años y un día por asociación ilícita. En la época de los hechos Ruiz Bunger era jefe del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA) y actuaba como jefe del Comando Conjunto.

El también ex oficial de la Fach Juan Francisco Saavedra Loyola, alias el "Mono Saavedra", deberá cumplir 7 años de presidio por el secuestro calificado de Vega Riquelme, y cuatro penas de 100 días de presidio por los secuestros simples de Stange Espínola, Estay Reyno, Velasco Pedersen y Calvo Vega.

El ex miembro del grupo fascista Patria y Libertad (banda armada de derecha que desarrolló acciones terroristas contra el gobierno de Allende), César Luis Adolfo Palma Ramírez, alias "El Fifo", agente civil del SIFA, deberá purgar 6 años de presidio por el secuestro calificado de Víctor Vega Riquelme, y dos penas de 100 días de presidio por los secuestros simples de Estay Reyno y Stange Espínola.

Por su parte, los ex oficiales de ejército Sergio Antonio Díaz López, Álvaro Julio Federico Corbalán Castilla y Raúl Ernesto Rojas Nieto fueron condenados a 7 años de presidio por su responsabilidad en el secuestro calificado de Víctor Vega Riquelme.

El ex miembro de Patria y Libertad (PL), Otto Silvio Trujillo Miranda, agente civil del SIFA, fue condenado a 300 días de presidio por el secuestro simple de María Eugenia Calvo Vega; Raúl Horacio González Fernández, alias "El Wally Chico", ex suboficial de la Fach y agente SIFA, deberá cumplir 60 días de presidio por su responsabilidad como cómplice del secuestro simple de Amanda Velasco Pedersen, y 541 días de presidio por asociación ilícita. En ambas condenas se le concedió el beneficio de la remisión condicional de la pena.

Los agentes SIFA Pedro Ernesto Caamaño Medina, Robinson Alfonso Suazo Jaque, Eduardo Enrique Cartagena Maldonado, Juan Arturo Chávez Sandoval, ex suboficiales Fach, y Alejando Julio Segundo Sáez Mardones, ex carabinero, y el agente civil Andrés Pablo Potín Lailhacar, ex PL, fueron condenados a 541 días de presidio -con el beneficio de la remisión condicional- por su responsabilidad en el delito de asociación ilícita.

Asimismo, el magistrado absolvió a los agentes del SIFA Guillermo Antonio Urra Carrasco y Pedro Juan Zambrano Uribe.

Los hechos

De acuerdo a los antecedentes recopilados en la etapa de investigación, el ministro Vázquez Plaza logró acreditar la siguiente secuencia de hechos:

«a) Que un grupo de oficiales de la Fuerza Aérea de Chile, de Carabineros de Chile, de la Armada, del Ejército y civiles relacionados con miembros de la Fuerza Aérea, se unieron en el último trimestre del año 1975 y parte del primer trimestre del año 1976, formando una agrupación fuera de los marcos de la institucionalidad y legalidad, los que desarrollaron estrategias y acciones que permitieran detectar, detener y en algunos casos, eliminar o hacer desaparecer a militantes de la Juventud Comunista, para cuyo efecto realizaban seguimientos de acuerdo a los datos obtenidos en esa actividad y actuaban al margen de todo procedimiento administrativo y judicial.

b) Que en ese contexto, en la madrugada del día 22 de diciembre de 1975, en el interior del domicilio ubicado en calle Estados Unidos N° 9214, paradero 19 de Villa Kodak, comuna de La Florida, fueron detenidos dos miembros del Partido Comunista de Chile, uno de los cuales de nombre Miguel Estay Reyno, con posterioridad a su detención, comenzó a prestar colaboración para cumplir los fines propuestos por la mencionada agrupación «Comando Conjunto» y, dicho sujeto tomó contacto con Eliana Graciela Espínola Bradley, para ubicar a Isabel del Rosario Stange Espínola y, a través de ésta, a Víctor Humberto Vega Riquelme, a quien conocía por su militancia en el mismo partido, el que era requerido por la citada agrupación y fue así que, se acordó como punto de reunión el de Avenida Libertad Bernardo O’Higgins con General Velásquez, lugar al que concurrieron el 3 de enero de 1976, a las 21:30 horas, los nombrados Isabel del Rosario Stange Espínola y Víctor Humberto Vega Riquelme, conjuntamente con Jaime Eduardo Estay Reyno, quedando los dos varones a media cuadra de distancia del punto de reunión, mientras Isabel del Rosario Stange Espínola conversaba con el sujeto concertante de la reunión, el que iba acompañado de miembros operativos de la agrupación, momentos en que fueron aprehendidos, a viva fuerza, por varios de los agentes y los introdujeron en el interior de varios vehículos, uno de los cuales correspondía a un Fiat 600 de color blanco, sin que existiese orden judicial o administrativa que autorizase su detención.

c) Que, acto seguido, los tres detenidos fueron llevados hasta las dependencias de un recinto que resultó ser, a la postre, la Base del Regimiento de Artillería Antiaérea de la Fuerza Aérea de Chile, ubicado en Colina, en cuyo interior funcionaba un centro de detención clandestino, denominado «La Prevención», que también era conocido como «Remo Cero», lugar en que fueron interrogados y torturados con aplicación de corriente eléctrica en sus cuerpos y otros tormentos.

d) Que Vega Riquelme permaneció encerrado y detenido en el indicado recinto hasta que éste fue cerrado a fines del mes de enero de 1976, ocasión en que fue entregado a personal del Ejército, perteneciente a la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), que hasta esa época participaba en la agrupación, desconociéndose desde esa fecha el paradero de Víctor Vega Riquelme, así como la suerte que ha corrido su salud física, síquica e integridad personal no obstante las búsquedas realizadas, tanto por vía judicial y administrativa, manteniéndose en calidad de detenido desaparecido hasta la fecha.

e) Que, los otros dos detenidos, esto es Stange Espínola y Estay Reyno, también fueron trasladados al recinto denominado «La Prevención» o «Remo Cero» referido en la letra c) anterior, e interrogados bajo aplicación de tormentos, posteriormente la mujer Isabel del Rosario Stange Espínola y el varón Jaime Eduardo Estay Reyno fueron dejados en libertad el 29 de enero de 1976, sin que se les formulase cargo alguno».

Cabe señalar que Miguel Arturo Estay Reyno, alias "El Fanta", ex militante del PC, se convirtió en traidor, torturador y asesino, operando como agente SIFA en el Comando Conjunto. Este criminal fue detenido en diciembre de 1992 cuando llegaba al país luego de haber sido expulsado de Paraguay donde el dictador Stroessner brindaba refugio a los asesinos provenientes de diversas dictaduras latinoamericanas. "El Fanta" fue condenado en 1995 a cadena perpetua, más una pena de cinco años y un día, y dos de 541 días de prisión por su participación en el secuestro y degollamiento de Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino cometidos en 1985; además de su participación en diversos otros delitos criminales.


Quiénes son los dos violadores de DD.HH. que recibieron el indulto de Piñera

Fuente :eldinamo.cl, 1 de Agosto 2020

Categoría : Prensa

Víctor Mattig Guzmán estaba condenado por las torturas y desapariciones ocurridas en la Academia de Guerra Aérea, mientras que Raúl Rojas Nieto cumplía pena por su participación en el Comando Conjunto.

Este viernes se conoció que el Presidente Sebastián Piñera, a través del Ministerio de Justicia, indultó a dos internos de Punta Peuco, quienes estaban condenados por violaciones a los derechos humanos.

El abogado Raúl Meza, defensor de criminales de lesa humanidad, declaró que “nos parece que es una señal muy potente la que está dando el Gobierno de Sebastián Piñera. Creemos que llegó el tiempo de la justicia y no de la venganza”.

“Esperamos que el Presidente de la República, Sebastián Piñera, cumpla sus compromisos de su campaña presidencial hacia la familia militar y ojalá vengan muchos más indultos presidenciales”, resaltó a radio Biobío.

Por contrapartida, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Alicia Lira, cuestionó que “pasando a llevar los convenios y tratados internacionales, Sebastián Piñera los indultó, eso va contra todos los principios de la lucha que han dado los familiares de víctimas, para que haya verdad y justicia, y aquí solamente aprovechándose de la crisis sanitaria, en forma cobarde y oculta, el Presidente indulta a estos dos criminales”, declaró.

Pero, ¿quiénes fueron los dos beneficiados con el indulto?

Víctor Manuel Mattig

El comandante de escuadrilla en retiro de la Fuerza Aérea, Víctor Manuel Mattig Guzmán, de 81 años, estaba condenado a 5 años y un día por el secuestro calificado de José Luis Baeza Cruces, hecho ocurrido el 9 de julio de 1974, además de torturas cometidas en la Academia de Guerra Aérea.

Por su parte, en 2019 recibió una pena de 3 años y un día, con el beneficio de la libertad vigilada, en su calidad de cómplice de las torturas sufridas por Patricio Mario Rivera Cornejo y Ramón Daniel Pavez Casanova en la Base Aérea El Bosque.

Según el fallo de la Primera Corte de Apelaciones de Santiago, a Rivera Cornejo se “lo sometió a ‘interrogatorios con electricidad en los genitales y en la lengua, y en particular le provocaron marcas trazando el signo de la Unidad Popular en su espalda con un yatagán, además de varios simulacros de fusilamiento”.

Junto con ello, estaba procesado por asociación ilícita genocida por las detenciones ilegales, torturas y desapariciones que ocurrieron en la Academia de Guerra Aérea, consignó Memoria Viva.

“Se encuentra justificado que en el año 1974, un grupo de individuos se organizó para trabajar coordinadamente en la persecución de personas que pudieren sustentar ideología marxista o activismo de izquierda extrapartidaria, con el objeto de exterminar a estos grupos sociales, atentando criminalmente en contra de sus miembros o seguidores”, sostiene el fallo de la sexta sala del tribunal de alzada capitalino.

Matting, quien se encuentra internado en el Hospital de la FACh, recién ingresó a Punta Peuco a cumplir condena en 2018.

Raúl Rojas Nieto

El coronel en retiro del Ejército, Raúl Rojas Nieto, también conocido como “El Pichi” e integrante del Comando Conjunto, fue condenado junto a Alvaro Corbalán a una pena de 7 años de presidio por su participación en el secuestro calificado del militante comunista Víctor Vega Riquelme, de quien se perdió el rastro en el centro de tortura de Remo Cero en Colina.

El otrora oficial de 84 años además fue agente de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), donde estuvo en contacto con Lenin Guardia, que prestaba servicios de inteligencia al Gobierno de Patricio Aylwin y era informante pagado de la institución castrense, quien le señaló que el Frente Patriótico Manuel Rodríguez planeaba asesinar a Jaime Guzmán, como consigna Juan Cristóbal Peña, autor de Jóvenes Pistoleros.

Rojas Nieto está internado en el Hospital Militar y recién pisó la cárcel de Punta Peuco en 2017.