Muñoz Alarcon Juan Rene

Rut: 4.824.557-9

Cargos:

Grado :

Rama : Civil

Organismos : Dirección Nacional de Inteligencia (DINA)


Declaración de un agente de la DINA, Juan René Muñoz Alarcón

Fuente :Vicaria de la Solidaridad, Junio 1977

Categoría : Testimonio

Me llamo Juan René Muñoz Alarcón, cédula de Identidad 4.824.557-9 Santiago. Tengo 32 años, casado, vivo en Sargento Menadier 311, Puente Alto, Población Maipo.

Soy ex dirigente del Partido Socialista, miembro del Comité Central de la Juventud, dirigente nacional de la CUT (Central Única de Trabajadores) y pertenecía la Confederación de Trabajadores del Cobre.

En el año 73 renuncie al PS. Me fui porque no estaba de acuerdo con algunas cosas. Hice luna denuncia en la prensa, en la Televisión, en la radio. Esto sucedió 4 o 5 meses antes del golpe militar, lo que significó ser perseguido por la gente del partido, acorralado. Me quemaron hasta la casa, perdí mi familia. En ese tiempo era casado y tenia 6 hijos; la gente de Derecha me recogió Para ser mas .exacto, Carlos Aston, que hoy es Cónsul general de Chile en Sudáfrica. Me escondieron, me alimentaron, porque me encontraba prácticamente en las últimas consecuencias; lo última que me faltaba era pegarme un tiro. Luego vino el pronunciamiento militar. Fui llevado al Estadio nacional (2) para reconocer gente. Lo hice voluntariamente en ese entonces porque tenía yo, un espíritu de revancha hacía los que habían sido mis antiguos compañeros por la persecución que había sido objeto por parte de ellos. Yo soy el encapuchado del Estadio Nacional. Los servicios de seguridad me encapucharon y me pasearon por las diferentes secciones en que estaban los detenidos. Reconocí a bastante gente. Muchos de ellos murieron y soy el responsable de la muerte de ellos por el solo hecho de haberlos reconocido y haberlos acusado de ser mis antiguos compañeros, ya sea como miembros del Comité Central o como miembros del aparato de seguridad del Partido.

Posterior mente se me pidió que con algunos grupos de militares salieran a la calle para reconocer gente en las plazas. Desgraciadamente me toqué con el caso de …… No lo quise reconocer. ….y por el solo hecho de mentir estuve tres meses preso. Se me dió el mismo trato que a los detenidos, o sea, no se tomo en cuenta que yo ya no pertenecía al Partido y que ya no estaba metido en ninguna cosa.

Después se me puso en libertad con condición de cooperar; se me llevó a la Colonia Dignidad, al interior de Parral, mas o menos a unos 40 kms. Ahí funciona un Centro de adiestramiento de la Inteligencia Nacional regido por alemanes pero nacionalizados chilenos. Son antiguos alemanes que arrancaron de la guerra. Llegaron aquí muy jóvenes. Son de ascendencia judía (3) y tienen un verdadero reglamento en la Colonia Dignidad, donde hay un hospital que tiene todos los adelantos que ya se quisiera cualquiera de los hospitales de Santiago, donde se cuenta con aviones ambulancia y aviones correo y con cárceles subterráneas. Ahí se me preparó para interrogar gente y hacer tareas de contrainteligencia. Me explico: se me pedía que me reincorporara a la clandestinidad del Partido para aparentar ser uno de ellos. Desgraciadamente digo afortunadamente ésto no pude hacerlo porque yo estaba muy "quemado" (4). Todo el mundo sabía que yo me habia ido, entonces no surtió efecto.

Posteriormente se me ha ocupado en tarea de cazar gente, de interrogarla, de torturarla y de matarla. El jefe directo mío en este caso era el actual Director de Asuntos Civiles de la Junta de gobierno, Alvaro Puga Cox, con el coordinador del Canal 9 de TV de la Universidad de Chile, Jorge Schilling Rojas, estudiante de Derecho de la Universidad. El otro es jefe de personal del diario El Cronista de apellido Zalaquett. El otro es el jefe de area, es el coordinador nacional de Impuestos Internos, Anibal Maturana Contreras, familiar del general Contreras de la DINA.

Generalmente se cree que la DINA es el único organismo que desaparece prisioneros. Esto no es efectivo. Existen 7 servicios de inteligencia operando en este país. El mas grande de ellos es la DINA indudablemente, donde está el 70 u 80 % de sus componentes, en su mayoría militares y carabineros. El otro 20 % son algunos civiles, marinos y aviadores. Estos 2 últimos participan poco, porque ellos le dan mas importancia a sus propios servicios de inteligencia. Además existen 5 servicios de contrainteligencia con aparatos clandestinos como SICAR, DINE, DIGET y el departamento de informaciones de la policia. Yo he trabajado con todos, sin excepcion. Reconozco que cuando empecé lo hice por revanchismo, con odio y con alegría de ayudar a vengarme, pero posteriormente, debido a la situación en que vivía y a lo que tuve que hacer, reaccioné y trate en reiteradas oportunidades de salirme, cosa que no
me ha sido posible, porque se entra pero no se sale. …….

Mi objeto de esta denuncia no es buscar el perdón ni la reconciliación conmigo mismo, porque lo que he hecho, sinceramente no tiene nombre; yo mismo ahora en la actualidad me desconozco; no me explico cómo pude llegar a limites tan increibles. Pero en mi descargo digo que es muy difícil cuando no tiene ningun respaldo y cuando los servicios de inteligencia lo copan a uno, liberarse de ellos.

He participado en la desaparicion de algunas personas que están en la Colonia Dignidad. Hay 112 personas en estos momentos en la Colonia Dignidad. Algunos antiguos dirigentes de los diferentes partidos de la UP. En Santiago, acá en Peñalolen en Colina está el resto. Son alrededor de 145. El resto están todos muertos. Fueron dados de baja en Peldehue por el aparato ejecutor de la DINA que lo comanda Fernando Cruzat ; tiene su cuartel general en Ahumada 312, 60 piso. Es una compraventa de oro. El 90 % de la compraventa de oro que existen en el centro de Santiago, son propiedad de la DINA

Los talleres de grabado y donde hacen llaves pertenecen a la DINA; puedo dar algunos ejemplos. Moneda 1061; Bandera 121; otros no vienen al caso porque éstos son los mas importantes Es ahí donde se detiene a un hombre en el centro.

Es ahí donde se le detiene preventivamente y después se le saca e una ambulancia con la dirección hacia Tobalaba, al campo 4, no al 4 Alamos (7) porque toda la gente conoce el Tres Alamos y el Cuatro Alamos. Existen 6 lugares de reclusión y ya le nombró algunos y lo otro mas importante, es que se usa chapa.

Cuando se detiene a tan hombre, por ejemplo cuando cae preso, por eje m lo voy `a dar mi nombre; caigo yo, Juan Muñoz Alarcón; ellos hacen una chapa; le colocan Francisco; López Aguirre, y por eso cuando se hace un recurso da amparo no se ubica nunca el nombre, pero el hombre está realmente detenido. Le queman toda su documentación la verdadera, y le colocan la chapa. En algunos casos figuran algunos saliendo fuera del país. Claro que salieron del país; han sido llevados a la Argentina y devueltos en avión. Otras veces, cuando el hombre se ha negado a colaborar, eso quiero dejarlo bien establecido porque dentro todos colaboramos, moros y cristianos, bien claro. Le hacen una chapa a un hombre de la DINA y sale con documentación oficial de ese hombre. Queda registrada oficialmente su salida del país y posteriormente se le ejecuta.

Realmente, me había estado preparando para hacer esta declaración, pero estoy un poco nervioso, porque se qué es esto para mi, yo estoy muerto por uno de los dos lados. Eso lo tengo bien en claro. Es por eso que no pido ni ayuda ni protección a nadie. Porque tanto me van a matar los que fueron más antiguos compañeros por vengarse ellos de mi, como lo va a hacer esta otra gente, porque cuando uno no sirve, mejor dejar los testigos silenciados, que no hablando Es mucho mas seguro.

En cuanto al rodaje mismo del sistema Se les captura en Santiago, se les lleva a Tobalaba, al lado de Grimaldi (8) existe era casa bastante amplia donde se les detiene. Se llama Dignidad; en Dignidad existe era radio con la que se puede conectar en segundos con cualquier lugar del mundo; es la receptora central de toda la información del aparato exterior de la DINA En este momento, en Venezuela, Colombia, Francia, Suecia, Italia, está trabajando el 50 % de la DINA; vale decir los oficiales del cuadro permanente, no personal civil. El personal civil está supliendo a esta gente en el país. Y de dónde y de quién dependen estos grupos?

Cruzat fue quien asaltó la Confederación de Empleados Fiscales (9) ANEF, con el Grupo 1 de Bandera 121. Quiero dar un dato referente a Fernando Cruzat. Es hermanastro del capitán Jorge Zuchino (10), jefe del aparato laboral del regimiento Tacna, departamento segundo , quien es quien tiene a su cargo todas los industrias del gran Santiago y sus alrededores. Dicho organismo está preparado para perseguir, desaparecer despedir y aterrorizar a todos los trabajadores en general, secundado por la jefe de personal de la industria metalúrgica ASA, Ivonne Rios Talledo, asistente social y por la gerente de personal de CINTAC, Carmen Smith ambas manejan este sistema. Este aparato laboral mantiene un verdadero ejército de soplones, lo cual permite a los servicios de inteligencia detener, interrogar, torturar y ya lo ha reiterado varias veces, matar a esta gente por cometer o demostrar descontento hacia el gobierno. Basta solamente decir una palabra en contra del gobierno para que el hombre pierda el trabajo. Lo mas imponente de todo esto y para tratar de que la justicia vuelva a este país, es decir claramente que este gobierno ha sobrepasado todos los limites de la legalidad posibles, es un gobierno totalmente ilegal.

Existe en estos momentos en este país un escuadrón de la muerte, comandado por el capitán Rolando Larenas, oficial de artillería, para que lo ubiquen posteriormente. Este hombre mantiene contacto con los servicios de inteligencia brasileros, argentinos y uruguayos, quienes actúan indiscriminadamente dentro del país. El 50 % de los vehículos con patente argentina que ingresan por los diversos pasos, ingresan como turistas, siendo ellos en realidad vehículos de la inteligencia argentina, que trabajan en equipos con los servicios de inteligencia nuestros. La labor de estos servicios es cazar al hombre en el exterior y traerlo para acá y aquí se termina, se intercambien prisioneros; todo permitido y avalado por el presidente de la Republica que es el jefe directo de todo este asunto porque el jefe de la DINA le responde directamente a el. El Ministro del Interior y el Ministro de Justicia no tienen ninguna ingerencia sobre estos servicios.

Otro hombre que se me olvidaba y que es muy importante es Daniel Galleguillos, esposo de Silvia Pinto, ambos son encargados de la CIA en este país, quien los dirige a ellos es James Jahn Bleayton, de la Embajada norteamericana y la secretaria chilena del Embajador Sheila Fortnacon. Un colaborador inmediato que es un ex socialista como yo quien cuenta con toda la confianza del PS en este momento y que es un traidor llamado Hugo Vicencio. El es el responsable de la caída de Exequiel Ponce y de todos los que han caído últimamente.

Esa es, a grandes rasgos mi denuncia. …..no importante las consecuencias, estoy dispuesto como lo declaré, en esta forma por seguridad propia porque estoy amenazado de muerte y sé que voy a morir tarde o temprano, no voy a morir de un balazo, porque no son tan tontos, pero voy a sufrir un ataque al corazón o voy a resbalar cuando esté esperando micro o me voy a caer cualquier parte, no solamente se muere de un balazo. Por medida de seguridad, repito, para que pueda ser usado en beneficio de tanta gente que está sufriendo, de la cual soy responsable, no si se quiere directo, pero responsable en el fondo y lo hago para esclarecer la verdad. Estoy dispuesto a ir a los tribunales o a donde
sea necesario para denunciar y ratificar todas estas cosas.

Todo lo anteriormente expuesto lo digo en pleno uso de mis facultades, por que nunca he sido un hombre enfermo de ninguna cosa, salvo algunos resfriados, y sin presión de ninguna especie voluntariamente, porque creo que se necesita esto en este momento. Creo que están las condiciones dadas para enfrentar al monstruo que es la DINA. Quiero también dejar constancia, jurar si es preciso, que parte de los prisioneros están vivos, en malas condiciones físicas, pero muchos de ellos al borde de la locura por el tratamiento que han pasado, muy duro. Me refiero en especial a Carlos Lorca, a Ponce, jefe del Frente interno del PS y SG al momento de su detención. Están en la Colonia Dignidad, pabellón
Segundo. También quiero referirme a Tolosa de las Juventudes Comunistas (JJCC) y del CC (Comité Central.) que ha delatado a medio mundo, pero también quiero dejar y decir en su favor que fue terrible y bárbaramente torturado.

Existe una revista amarilla, con mi puño y letra marqué, hay unos números y unos nombres marqué los que están vivos y los que están muertos, los que están vivos no son mas de 150 personas, dije antes el número exacto, son ciento cuarenta y tantas personas. Esta gente está prisionera con este nombre en el archivo oficial, pero el archivo que tiene la DINA ubicado en calle Vicuña Mackenna, el archivo que tiene el Estado Mayor de las FFAA (Fuerzas Armadas) figuran con chapas todos sin excepción. En el lugar mismo de detención figuran con su nombre y con las chapas. ….. . .porque acá tienen un testigo que los interrogó, los vio y tiene un testigo de su permanencia en la Colonia Dignidad, el testigo no lo voy a nombrar ahora.. pero llegado el momento si que me va a servir de algo. Esta gente hasta el momento no tiene ninguna seguridad de salir viva, creo que no van a salir vivos realmente, porque desde el momento que se desconoce su detención es porque eran hombres importantes dentro de la clandestinidad y en estos momentos se los mantiene vivos para utilizarlos, caer el resto.
Los lugares establecidos, lo repito y desde allí se debe atacar el mal, la Colonia Dignidad, Colina y Peñalolen. En ningún otro lugar van a encontrar detenidos desaparecidos. Detenidos ocasionales pueden encontrar en muchos lugares pero (los) desaparecidos (están) son esos tres lugares fijos.

Las mujeres están en San José de Maipo, donde están los enfermos del pulmón, increíble, pero excelente lugar para fondear gente. Indudablemente en estos últimos días o en estos últimos meses ha caído más gente, pero algunos de ellos están vivos, como (es) el caso de Contreras Maluje. Así como la Corte Suprema dictaminó la libertad inmediata de este señor, ………
El único servicio que fondea y les quita los presos a la DINA es el aparato de contrainteligencia de la FACH, que destruyó casi totalmente al MIR, ayudado por el famoso comandante Raúl, cuyo nombre real es Raúl Romo.

Eso seria prácticamente todo lo que tendría que decir y ratificar que estoy llano a hacerlo en forma legal, ante notario, ante los tribunales para bien y para que se termine la injusticia en este país y que cuando un ciudadano salga a la calle, salga con la tranquilidad que va caminando por un país libre y no con el miedo y el terror que lo están acechando en la cuadra o en la esquina, porque un vecino lo acusó de comunista o socialista. Estoy a disposición de ustedes, cuando quieran y en cualquier situación y si más
adelante les puedo ser útil cuenten conmigo incondicionalmente. No pido nada ni quiere nada y que nadie ponga la cara por mi, porque de lo que hacemos debemos hacernos responsables de ellos y lograr las consecuencias llegado el momento. Si hay alguna presión contra mi es por parte del gobierno. Todo esto lo he hecho voluntariamente, sin presión y quedo con la conciencia bien tranquila porque estoy diciendo la verdad.

Nota general: Las palabras colocadas entre paréntesis no figuran en la declaración y se agregaron con el objeto de aclarar algún detalle.

1) Esta declaración fue hecha aproximadamente en Junio 1977. En el mes de agosto de ese mismo año el señor Muñoz murió asesinado, hecho divulgado ampliamente por la prensa como un caso meramente policial a pesar de las evidentes huellas de tortura que presentaba el cadáver.
2) El Estadio Nacional fue el primer campo de concentración que estableció el gobierno de Pinochet en septiembre de 1973.
3) Toda la información disponible sobre la Colonia Dignidad ha sido publicada en un informe de Amnesty internacional. ,
(4) "Quemado", en este caso significa que la actividad de delator es muy conocida por los opositores de la dictadura.
7) Se refiere al campo de concentración de Cuatro Alamos.
8) Se refiere al centro de torturas denominado Villa Grimaldi.
9) Se refiere a la ANEF – Agrupación Nacional de Empleados Fiscales, cuyo local central fue asaltado por la DINA.
10) Es probable que la ortografía de este apellido sea otra.


El encapuchado del Estadio Nacional

Fuente :elporteno.cl, 31 de Diciembre 2017

Categoría : Prensa

El hombre del pasamontañas.

En junio de 1977 se presentó en la Vicaría de la Solidaridad de Santiago de Chile un joven que quería, dijo, hacer una confesión: y quería que fuese grabada, como testimonio para el futuro. La Vicaría de la Solidaridad fue creada por el arzobispo para socorrer a las víctimas del golpe de Estado y a sus familias: mal tolerada, pues, por la Junta de Gobierno. Se sospecha de que aquel hombre fuese el instrumento de una provocación era más que legítima. Fue por consiguiente rechazado. Se volvió a presentar y fue de nuevo rechazado. Cuando volvió por tercera vez, quizás considerando que un verdadero provocador no habría insistido tan desesperadamente, se aceptó grabar su confesión. Tuvo así identidad –nombre, historia y, muy poco después, destino– la más espantosa figura de los días del golpe de Estado y de la represión: parecía una evocación de los tiempos de la Inquisición: atroz alucinación, atroz símbolo. El hombre del rostro oculto, el hombre del pasamontañas. Aquel que sin decir una palabra, solo con el gesto de la mano, escogía de entre los prisioneros hacinados en el estadio nacional al que mandar a la tortura y a la muerte. Uno de los liberados recuerda: «El siniestro personaje, escoltado por militares, pasaba revista a millares de prisioneros. A pesar de su estatura insignificante, su ropa nueva y cursi y su paso inseguro, el hombre del pasamontañas se imponía a todos como una fantasmagórica presencia e imponía en los graderíos un silencio lleno de pánico… Nosotros lo mirábamos con ansiedad… Algunos volvían la cabeza para no ser identificados o trataban de escabullirse hacia los retretes. Cualquiera de nosotros podía encontrarse ante el índice del hombre del pasamontañas: en una tensión que llegaba al paroxismo, encontraba expresión el drama de un pueblo prisionero frente a la tortura y la traición. Esta delación nos daba una especie de vértigo. ¿Se trataba de un traidor o de uno que siempre había sido enemigo nuestro? ¿De qué partido era, de qué condición social había salido, cómo había logrado estar entre nosotros sin que lo descubriéramos? El hombre se acercaba, se detenía, continuaba la búsqueda: a veces volvía atrás para reconocer mejor a alguno. Sus ojos, aquellas oquedades orladas de negro del pasamontañas, se cruzaban con miradas aterrorizadas, miradas interrogantes, miradas intrépidas. Él caminaba lentamente y lentamente escogía las víctimas: bastaba un gesto de su mano…»

Bastaba un gesto de su mano –o al menos así lo había creído, como lo habían creído los prisioneros hacinados en el Estadio Nacional– para dar tortura y muerte; y helo aquí ahora, ya sin aquel poder, intentando ponerse, miserable, innoblemente, de parte de las víctimas: delante de una grabadora y, presumiblemente, delante de un cura.

Estadio Nacional de Santiago

«Me llamo Juan René Muñoz Alarcón, carnet de identidad 4824557/9. Tengo treinta y dos años, estoy casado y vivo en el 331 de la calle Sargento Menadier, en Puente Alto, Población Malpo. Soy un ex dirigente del Partido Socialista, ex miembro del comité central de la Juventud Socialista, ex dirigente nacional de la CUT (Central Única de Trabajadores). Pertenecí a la confederación de trabajadores del cobre… El hombre del pasamontañas del Estadio Nacional soy yo». Así comienza la confesión. Pero cae súbitamente en la reticencia en cuanto a las razones que lo habían decidido a dejar el Partido Socialista, cuatro o cinco meses antes del golpe de Estado militar: «no estaba de acuerdo en ciertas cosas»; y, sin más, es ambiguo al hablar de las persecuciones de que fue objeto por parte del Partido Socialista. Dice: «quemaron mi casa, he perdido a mi familia». Si lo entendemos literalmente, parece que su familia (mujer y seis hijos) murió en el incendio de la casa. Pero poco antes ha dicho que era casado y no viudo: da la sensación de que hablaba figurada, metafóricamente, de una ruina económica que ocasionó la disgregación familiar (en Sicilia, por ejemplo, la expresión «bruciare la casa», quemar la casa, quiere decir también ruina económica: no es infrecuente el sobrenombre de «ardicasa», quemacasa, a quien por excesiva prodigalidad destruye la propia familia). Y, por otra parte, si de verdad hubiese vivido tanta tragedia –la casa quemada, la familia muerta–, se habría detenido en contarla con más detalles y más obsesivamente.

Aceptamos que sus ex-compañeros lo persiguieron; pero no es creíble que la persecución se desencadenara por no estar de acuerdo sobre «ciertas cosas» y por su alejamiento del partido. En cambio, es posible que hubieran sospechado o hubieran descubierto que era confidente de la derecha o lo hubieran acusado –acaso injustamente– de alguna irregularidad o malversación. Sea como fuere, de la persecución encontró protección en la derecha. «Hombres de derechas», dice «me escondieron y alimentaron». Y tenía que pagar sus deudas. Pero las pagó con alegría, poco después del pronunciamiento. Una alegría no apagada del todo en el momento de la confesión: «No fueron pocas las personas que reconocí. Y de las muchas que ya están muertas, yo soy el responsable de su muerte, por el solo hecho de haberlas reconocido». Y sería aventurado, quizás incluso injusto. descubrir en esta frase un no sé qué de agrado, de satisfacción, si en el contexto de la confesión otros detalles no nos hubieran hecho pensar que Muñoz Alarcón no había hecho una verdadera y sincera confesión, sino una vez más un gesto de venganza: como ayer contra sus ex-compañeros, hoy contra sus ex-protectores. Una confesión implica un radical arrepentimiento, una radical repugnancia hacia las acciones cometidas, hacia el pasado, hacia uno mismo en el pasado: y Muñoz Alarcón no ve en aquel pasado más que incidentes, hechos que fortuitamente se rebelan para turbar su carrera de delator. Es, en suma, un «arrepentido» tal y como hoy en Italia se acostumbra a llamar al que rompe una criminal solidaridad y da nombres de cómplices y jefes. Pero vayamos por orden.

Interior del Estadio

A sus protectores, convertidos en amos, no les bastó con que desarrollara una funesta tarea en el estadio nacional: «Me mandaron después salir por las calles, con patrullas de militares, a fin de reconocer personas. Desgraciadamente, me encontré con Miguel Plaza. Gracias a mí, él está vivo aún: no quise reconocerlo. Pero, por desgracia, ellos tenían una fotografía en la que él y yo estábamos juntos…» Desgraciadamente, por desgracia: sin aquel incidente, si por lo menos le hubieran perdonado el único pecado de haber querido dejar vivo a su amigo Miguel Plaza, no estaría ahora Muñoz Alarcón en la Vicaría acusando a la Junta Militar. Pero no se lo perdonaron: «por el hecho de haber mentido, me tuvieron durante tres meses en prisión, tratándome como a los otros detenidos: es decir, no tuvieron en cuenta que ya no pertenecía al Partido (socialista) y que no estaba mezclado en nada». En nada, es decir, que no era de los vencidos, torturados, asesinados.

Lo liberaron a condición de que volviese a colaborar. Aceptó. Lo condujeron a Colonia Dignidad, donde había un eficientísimo centro de adiestramiento, dirigido por alemanes, para la policía digamos política: todo lo moderno que pueda imaginarse, incluidas cárceles subterráneas. Y aquí Muñoz Alarcón cae en una significativa confusión: hablando de los alemanes instructores, los llama hebreos refugiados en Chile durante la guerra. Sin duda debido a ignorancia; pero es una confusión en la que da simbólica proyección de sí mismo, perseguidor y perseguido, verdugo y víctima.

En Colonia Dignidad le enseñaron cómo interrogar a los prisioneros, así como el arte de infiltrarse en los grupos clandestinos contrarios al régimen. Solo que Muñoz Alarcón no pudo poner en práctica este arte: «Desgraciadamente… No, quiero decir: afortunadamente, esto no podía hacerlo… Todos sabían que había dejado el Partido». Por primera vez se percata de que un hombre verdaderamente arrepentido no puede llamar desgracia a lo que le ha llevado al arrepentimiento, a la confesión. «Más tarde», continúa, «me asignaron la tarea de dar caza a personas, interrogarlas, torturarlas, asesinarlas». Tarea que cumplió, hay que creerlo, con suficientes escrúpulos: sin desgraciados incidentes como el de no reconocer al amigo y sin suscitar desconfianza en sus amos, si bien por tres veces entró y salió de la Vicaría. Si lo hubieran vigilado, no habría sobrevivido a la primera visita. Así como no sobrevivió a la tercera. Si en un momento determinado tuvo revelación de la propia miseria, de la propia culpa, de la necesidad de confesarlas y expiarlas, puede que lo advirtieran sus víctimas, pero en absoluto sus amos.

La confesión continúa con precisas y detalladas acusaciones a las cinco policías secretas del régimen, a sus jefes. Revela la técnica mediante la cual resultan expatriadas, huidas hacia el exilio, personas que por el contrario han sido asesinadas en las cárceles (agentes de policía realizan viajes al extranjero con los documentos de los muertos, vuelven a Chile con los propios). Describe, en resumen, todo el aparato y el funcionamiento de un sistema en el que de la tortura se pasa, irremediablemente, a la abyección o a la muerte. «Quiero», dice en un momento, «que quede claro esto: allí dentro todos, sin excepción, colaboran»; y cuenta el caso de uno de la Juventud Comunista, del comité central, que reveló un buen número de cosas y nombres: «pero hay que decir que fue espantosa y salvajemente torturado».

Detenciones en la calle

En cuanto a sí mismo, no ve salvación: se considera muerto y la muerte puede venirle tanto de sus ex-compañeros como del régimen. Seguramente más por parte del régimen: porque, si sus ex-compañeros solo consumarían una venganza, el régimen tiene todo el interés de silenciar un testigo que no pide nada, que no quiere nada, que quiere tan solo asumir «la responsabilidad de lo que ha hecho y afrontar, cuando llegue el momento, las consecuencias». Pero aquel momento, que quizás creía cercano, ni él lo vio ni nosotros lo entrevemos todavía. El 24 de octubre, cuatro meses después de la confesión, el cadáver de Muñoz Alarcón fue hallado en La Florida, en las afueras de la capital. Había recibido diecisiete puñaladas.

La grabación de la confesión, mandada por la Vicaría a la magistratura, dio lugar –según los diarios de Pinochet– a una investigación que duró seis meses en Colonia Dignidad. Una investigación tan larga terminó, naturalmente, en un no ha lugar.

Pero lo que de este caso, de esta confesión, más nos impresiona, no es la complejidad del personaje ni la gravedad de las revelaciones: es la imagen del hombre del pasamontañas en su feroz, tremenda gratuidad. Porque el hecho es éste: así como sangrientamente gratuita, sangrientamente inútil, fue la sublevación militar –el gobierno Allende habría inevitablemente caído algunos meses después–, así también fue atrozmente gratuita, atrozmente inútil, la aparición del hombre del pasamontañas en el estadio de Santiago, en las calles. Gratuita pero atroz. Inútil pero atroz. Basta pensar un momento en ello: los hombres que se encontraban hacinados en el estadio habían sido arrestados en sus casas, conocidos por sus nombres, sus cargos, por lo que habían hecho o por lo que se temía que pudieran hacer. ¿Había necesidad de que alguien los reconociese, los señalase? Y del mismo modo los hombres en las calles: tanto es así que apenas finge Muñoz Alarcón equivocarse en uno, no reconocerlo, cae de inmediato un duro castigo sobre él. ¿Entonces?

Entonces, he aquí el hecho más espantoso, más inhumano que la cárcel, la tortura, el fusilamiento: se ha querido, con el hombre del pasamontañas, crear una indeleble, obsesiva imagen del terror. El terror de la delación sin rostro, de la traición sin nombre. Se ha querido deliberadamente y con macabra sabiduría evocar el fantasma de la Inquisición, de toda inquisición, de la eterna y cada día más refinada inquisición.

por Leonardo Sciascia


La huella del “Encapuchado del Estadio Nacional”: el hombre que delató a sus amigos para que fueran torturados

Fuente :publimetro.cl, 11 de Septiembre 2018

Categoría : Prensa

Tras el Golpe de Estado, hubo un hombre al cual obligaron a delatar a sus compañeros, usando una capucha y sembrando el terror en el Estadio Nacional. Años después confesó y sólo meses después fue asesinado. Ahora piden recordarlo como garantía del “nunca más”.

Gritar en el Estadio Nacional entre el 12 de septiembre y 9 de noviembre de 1973 no tenía nada que ver con celebrar triunfos deportivos. La mayoría de los aullidos eran de dolor y angustia: el recinto se convirtió en una prisión donde se torturó.

No se sabe con precisión cuántas personas pasaron por ahí. La mayoría militaba en un partido de izquierda, aunque también había dirigentes sindicales, líderes sociales o simplemente, familiares de alguno de los grupos anteriores. Se habla de 40 mil, pero hay quienes dicen que ese número se queda corto. Como sea, de todos, hubo un caso que hasta hoy estremece a la sociedad: el de Juan René Muñoz Alarcón, «el encapuchado del Estadio Nacional».

Historia

Ex militante del Partido Socialista (PS), Muñoz renunció unos meses antes del Golpe tanto al partido como a la dirigencia de la CUT «porque no estaba de acuerdo con algunas cosas». Sin embargo, con el Nacional convertido en un campo de concentración, los militares se acordaron de él y lo llevaron allá para delatar a sus ex compañeros.

«Los servicios de seguridad me encapucharon y me pasearon por las diferentes secciones en que estaban los detenidos. Reconocí a bastante gente. Muchos de ellos murieron y soy el responsable por el solo hecho de haberlos reconocido y haberlos acusado de ser mis antiguos compañeros», relató años después en su confesión. ¿Por qué lo hizo? Por «un espíritu de revancha», según él.

Confesión

Ya en junio de 1977 esta historia le pesaba. Se acercó a la Vicaría de la Solidaridad a entregar su versión, a reconocer su autoría en los hechos y también a denunciar que lo ponían a caminar por la calle para seguir delatando, pero él ya no podía.

«Sé que voy a morir tarde o temprano, no voy a morir de un balazo, porque no son tan tontos, pero voy a sufrir un ataque al corazón o voy a resbalar cuando esté esperando micro o me voy a caer cualquier parte», anunció.

Muerte

Y así fue. La prensa indicó que el 21 de octubre de ese año se encontró a una persona asesinada a puñaladas en La Florida y la tesis principal era una riña.

Cerca de 40 mil personas fueron llevados en calidad de prisioneros al Estadio Nacional

La visión de los medios de la época es criticada por Alberto «Gato» Gamboa, Premio Nacional de Periodismo 2018 y uno de los presos del Estadio Nacional. «No informaron nunca derechamente. Le daban poca bola» señala.

Por eso no extraña que no se dijera que la última vez que fue visto con vida fue cuando abordó un auto junto a dos personas con pinta de policías civiles. Es más, tal como a los que delató, hoy se le considera también una víctima de crímenes de Lesa Humanidad.

¿Víctima?

«Es víctima y victimario. No hay dicotomía ahí. Es una persona que no pudo resistir la tortura y por eso colaboró con los torturadores», afirma Consuelo Contreras, directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos.

«Personalmente no lo critico, porque hay que estar ahí para saber lo que a uno le pasa. Lo importante es que cuando alguien se transforma en victimario y comete crímenes de Lesa Humanidad, el camino es el arrepentimiento y pedir perdón a los familiares de las víctimas», agrega Contreras.

Punto de vista Psicológico

Para Isabel Puga, directora Nacional del Colegio de Psicólogos de Chile, no es posible hacer un análisis psicológico de esta persona en particular pero sí de la tortura psicológica a la que pudieron estar expuestos tanto él como los presos del Estadio Nacional.

«Hay distintos tipos de personas. Hay quienes no controlan el nivel de resentimiento por mucha rabia. No por un simple enojo yo voy a delatar a mis vecinos, por eso quizás hubo algo más. Algo que suele pasar en gobiernos totalitarios y que son vigilantes, de hecho, en la Alemania Oriental también ocurrió algo parecido: alemanes que acusaban a sus pares. Eso tiene que ver con las personas y con las circunstancias», precisa Puga.

De hecho, uno de los puntos que no se debe olvidar es el miedo que difundió entre los que estaban como prisioneros. «Que haya ido este encapuchado y que al azar apuntara a alguien que luego era torturado, eso difundía la política del terror: le podía tocar a cualquiera».

«La tortura psicológica busca minar el espíritu de los otros para que ellos se destruyan y así decir lo que se quería escuchar de ellos. Entre ellos se incluye, por ejemplo, intervenir en los ciclos de sueño, golpear y asustar. Es una política del terror», agrega Puga.

De hecho, así lo reconoce el mismo «Gato» Gamboa. «Recuerdo que nos interrogaban largamente. A veces tomaban decisiones que uno no tenía ni idea», señala al hacer memoria sobre tan oscura época de su vida.

Reparación

El Estadio Nacional estuvo habilitado como recinto de prisioneros hasta noviembre de 1973

Para la reparación, desde el punto de vista psicológico, Puga indica que una de las primeras cosas que se debe hacer es «el reconocimiento debe a ser a nivel institucional», reflexiona.

A su vez, desde el Indh, Contreras agrega que es necesario también que aquellos que saben algo sobre el destino de los que siguen desaparecidos, lo digan.

«Faltan personas que pidan perdón, que digan lo que saben. En este país hay mucha gente que no conoce dónde están sus familiares. Sepultar a los muertos es algo esencial en las culturas, incluso las más primitivas ya realizaban estas ceremonia, y prohibirle un funeral a las familias de las víctimas es seguir torturándolos», precisa.

Nunca más

Y por último, lo que queda es nunca olvidar. «Está probado en todo el mundo que la generación de espacios a la memoria es una garantía de la no repetición. Es algo que hace que la gravedad de los hechos cometidos se incorporen a la historia del país como hechos graves y que no pueden ser vueltos a cometer», aclara.

En esa última línea, cabe mencionar que desde las 11:45 de este 11 de septiembre el Museo de la Memoria tiene en programa varias actividades, incluyendo la emisión del último discurso del entonces Presidente Salvador Allende, la que se podrá escuchar también a través del sitio web www.sintonizaconlamemoria.cl y en la señal 690 AM de Radio Santiago.

También se realizarán proyecciones de cine, exposiciones artísticas y a las 20:00, se realizará una conmemoración a las víctimas como un ejercicio de memoria. La idea es que nunca más en Chile ocurran hechos como estos.

por Jaime Liencura