Ubicación:Calle Cam. Internacional, S/n Panguipulli X Región
Rama:Carabineros
Geolocalización: Google Maps Link
Descripción General
Categoría : Otra Información
El Retén de Carabineros de Liquiñe esta estrechamente relacionado con la detención y asesinato de 15 campesinos del Complejo Maderero y Forestal Panguipulli. El 10 de octubre de 1973 fueron detenidos Luis Alfredo Rivera Catricheo, Eliseo Maximiliano Tracanao Pincheira; Miguel José Tracanao Pincheira; Alejandro Antonio Tracanao Pincheira; Salvador Alamos Rubilar; José Héctor Bórquez Levicán; Alberto Segundo Reinante Raipán; Ernesto Reinante Raipán; Modesto Juan Reinante Raipán; Luis Armando Lagos Torres; Carlos Segundo Figueroa Zapata; Mauricio Segundo Curiñanco Reyes; Isaías José Fuentealba Calderón; Daniel Antonio Castro López; Carlos Alberto Cayumán Cayumán; y a la profesora de Puerto Fuy, de 27 años de edad, Bernarda Rosalba Vera Contardo.
Las detenciones fueron practicadas por personal uniformado quienes portaban una lista con los nombres de los detenidos. El grupo aprehensor estaba compuesto por efectivos militares que vestían uniforme de combate y que pertenecían al Grupo N°3 de Helicópteros Maquehua de la ciudad de Temuco, de la Fuerza Aérea de Chile; algunos funcionarios de Carabineros de la dotación del Retén de Liquiñe y Civiles del sector, incluyendo al empresario Luís Garcías Guzmán. Se movilizaban en vehículos de particulares, una camioneta del Servicio Agrícola y Ganadero (S.A.G.), un vehículo policial, una ambulancia del Retén de Liquiñe y contaron también con el apoyo de un helicóptero de la FACH. Los aprehensores actuaron divididos en varios grupos, que se juntaron en el cruce de Coñaripe, cercano a todos los lugares en que se practicaron las detenciones. Allí tomaron el camino a Villarrica, y alrededor de las 2:00 horas del día 11 de octubre de 1973, en el puente sobre el río Toltén procedieron a darles muerte y a arrojar sus cuerpos a las aguas
Criminales y Cómplices:
Coronel Hugo Guerra Jorquera (Encargado de la zona militar y del Complejo Maderero de Panguipulli en Septiembre de 1973); General Carlos Forestier Haengsen (Comandante en Jefe del Ejército); General Héctor Muñoz (Comandante de la IV Division de Caballeria de Valdivia); general Nilo Floody; teniente coronel Alejandro Medina Lois; mayor Carlos Parera Silva (Comando de Paracaidistas); Juan Carmach; teniente coronel Pablo Iturriaga Marchesse (Comandante del regimiento Tucapel de Temuco), general Bruno Siebert (hoy senador por la octava región);
Civil: Luis Osvaldo García Guzmán (Empresario Maderero y dueño de las Termas de Liquiñe);
Fuentes de Información Consultadas: Informe Rettig; CODEPU; Documental “La Guerra Preventiva”; Libro: Morir es la Noticia”; Memoriaviva
Nueva Querella contra Pinochet
Fuente :Primeralinea,
Categoría : Prensa
La abogada de derechos humanos, Julia Urquieta, presentó una querella contra el Senador Vitalicio y General Benemérito Augusto Pinochet y contra todas las personas que resulten responsables por la masacre de 15 campesinos en la localidad de Liquiñe, en la frontera con Argentina. El hecho ocurrió en octubre de 1973, a un mes de instalada la dictadura.
Según el libro “Morir es la Noticia”, cuyo editor fue Ernesto Carmona, las 15 víctimas detenidas vivían en el caserío Liquiñe del Complejo Maderero y Forestal Panguipulli, ubicado en las cercanías de Valdivia. Personal uniformado provisto de una lista de las víctimas practicó las detenciones entre las 9 y las 11 de la noche del 10 de octubre de 1973. La mayoría de los detenidos eran obreros del complejo maderero, varios miembros de las familias Tracanao y Reinante, Isaías José Fuentealba Calderón, jefe de área del Complejo en el fundo Trafún, y la profesora de Puerto Fuy, Bernarda Rosalba Vera Contardo. El grupo criminal estuvo integrado por militares con vestimenta de combate, efectivos FACH del Grupo Nº 3 de Helicópteros Maquehua, de Temuco, Carabineros del Retén de Liquiñe y Civiles de la zona y contó con la ayuda de Luis García, cabeza de una próspera familia radicada en la zona hasta el presente, quien facilitó los medios y las instalaciones para que las 15 personas fueran interrogadas y torturadas salvajemente hasta el cansanci
Otros grupos criminales actuaron simultáneamente en la zona, llevándose 15 a 20 personas de cada caserío. Los aprehensores se reunieron en el cruce de Coñaripe, equidistante de todos los lugares en que se practicaron detenciones, para tomar el camino a Villarrica. Cuando arribaron al puente del río Toltén, alrededor de las 2 de la madrugada del día 11 de octubre, brillaron los corvos. Dieron horrorosa muerte a todos los detenidos. Luego lanzaron sus cuerpos a las aguas.
Días después, algunos cadáveres emergieron a la superficie, aunque los cuerpos estaban metidos en sacos con piedras. Rápidamente aparecieron carabineros en el sitio del hallazgo macabro para …empujar los cuerpos a la corriente del río. Todas las víctimas de la zona (Neltume, Chihuío, Liquiñe y otros caseríos) fueron asesinadas por uniformados sin ninguna parodia de proceso, ni siquiera el manido consejo de guerra. Ocultaron sus cuerpos para impedir que se conociera la noticia y privar a sus familiares de darles honrosa sepultura. Todos son detenidos desaparecidos.
La cineasta francesa Agnes Denis realizó un documental -"La Guerra Preventiva"- sobre las matanzas del Complejo Panguipulli, en colaboración con los chilenos Patricio Paniagua, realizador, y Paco Peña, guionista. Según la investigación de los productores del film, la operación exterminio estuvo a cargo del teniente coronel Pablo Iturriaga Marchesse (fallecido), comandante del regimiento Tucapel de Temuco, bajo la supervisión del general Bruno Siebert, hoy senador por la octava región. En Liquiñe, "la confianza básica para una sana comunicación se ha transformado en una multifacética y permanente desconfianza", afirma el segundo volumen de Persona, Estado, Poder (Estudios sobre salud mental), publicado por el Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEPU). Los parientes de las víctimas son renuentes a recibir a los investigadores que hurgan el pasado.
Puelche conversó con Carlos Barró, egresado de Derecho y procurador en la causa que investiga el juez Guzmán, él nos habló respecto al procesamiento de Luis García en el caso de los ejecutados de Liquiñe:
"El juez Guzmán lo procesó por el testimonio de Luis Armando Lagos y por su participación directa en el hecho, facilitando los medios y manejando los vehículos de su propiedad para los carabineros que posteriormente ejecutaron estos hechos. A García se le dio el beneficio de la libertad provisional en la Quinta Sala de Apelaciones de la Corte de Santiago, pero se le mantiene procesado".
Barro también nos explicó que el modo de operar en Liquiñe se repitió en varias otras localidades del sur de Chile: "Este modus operandi es similar con los casos de Osorno, Río Negro en que muchos dueños de tierras facilitaban los medios y personalmente manejaban los vehículos y transportaban a Carabineros para ir a detener a las personas, en algunos casos ejecutarlas y en otros hacerlas desaparecer"
Las familias que perdieron a sus seres queridos en Liquiñe conviven con los victimarios. Además, sufren la segregación social de lugareños tan modestos como ellos: "Si mataron a tu marido, por algo sería", "Por culpa de ellos fue que pasaron tantas cosas", son los reproches más frecuentes que deben soportar. No son proclives a hablar sobre su tragedia. A pesar de esto Julián Fuentealba, 38 años, hijo de Isaías José Fuentealba Calderón, jefe de área del Complejo en el fundo Trafún nos hablo que significa para él, el procesamiento de Luis García por parte del Juez Guzmán:
"Esto es significativo, ya que una de las personas que está involucrada en la desaparición de todas estas personas (incluido mi padre) este siendo procesado. Son muchos los sentimientos encontrados en nuestro corazón y gracias a las investigaciones que se han realizado podemos sentir alegría. Porque para nosotros el desaparecimiento de nuestro padre fue una pena muy grande y el poder desarrollarnos después de esto como familia fue muy duro y albergamos en nuestro corazón el deseo que la gente que cometió estos actos, que son aberrantes contra la humanidad, deben ser tarde o temprano juzgados. Para mí especialmente es una alegría entre comillas que gente como Luis García, este siendo procesada"
Cabe destacar que el número total de ejecutados políticos y detenidos en la comuna de Panguipulli es de aproximadamente 66 personas tomando en cuenta los fusilados en el Cuartel Llancahue de Valdivia, en Chihuío, Liquiñe y otros sectores rurales de la comuna en 1973; así como durante la represión realizada en las inmediaciones de Neltume contra un grupo de militantes del MIR que conformaban el Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro.
El próximo 14 de octubre se realizará un acto en el cual se colocará una placa con los nombres de todos los ejecutados políticos y detenidos desaparecidos de la zona, con el fin de realizar un acto de humilde justicia con aquellos que sufrieron la brutal represión durante la época temprana de la Dictadura Militar encabezada por el General Augusto Pinochet.
Centros de detención y tortura en la Dictadura: Cuáles fueron y qué ocurrió en ellos en la Región Los Ríos
Fuente :rioenlinea.cl, 11 de Septiembre 2019
Categoría : Prensa
Al menos 34 fueron los recintos que funcionaron como centros de detención y tortura en la Región de Los Ríos, los que comenzaron a instalarse en el año 1973, cuando ocurrió el Golpe Militar en el país. Algunos lugares han sido recuperados como inmuebles patrimoniales, mientras que otros continúan funcionando a cargo de Carabineros y Militares.
Según el informe de la Comisión Valech, tras el Golpe de Estado del 11 de Septiembre de 1973 con el que se derrocó al Gobierno de Salvador Allende, a nivel local, se designó a través de un decreto de ley a un un general de brigada como Jefe de Zona en Estado de Emergencia en la provincia de Valdivia, mientras que las detenciones fueron realizadas principalmente por efectivos del Ejército y Carabineros.
El mismo documento describe que en Valdivia se habilitó un centro de prisioneros en un recito deportivo (actual Gimnasio CENDYR), bajo la custodia y responsabilidad de personal del Ejército. En dicho lugar las personas apresadas fueron interrogadas y torturadas.
En el Complejo Maderero Panguipulli (declarado recientemente como Monumento Nacional), en donde se instaló un campamento militar en el año 1974, allí se detuvo a campesinos y trabajadores que denunciaron haber sido sometidos a torturas.
De acuerdo a lo constatado por la Comisión Valech, en la mayoría de los recintos de Carabineros de la región hubo prisioneros que fueron maltratados y torturados. Los detenidos eran trasladados desde los retenes de la precordillera a los pueblos y luego a las ciudades, hasta los distintos centros de interrogación de la región.
Cabe destacar, que el documento afirma que fue en La Provincia de Valdivia en donde se concentró la mayor cantidad de cárceles entre 1973 y 1975. En RioenLinea, hicimos un recuento de estos lugares.
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Centros de detención en Los Ríos
Regimiento de Telecomunicaciones Nº 4 Membrillar / Fiscalía Militar, Valdivia.
Se trata de un recinto que concentraba cuatro regimientos ubicados en la ciudad de Valdivia. Muchos de los prisioneros, hombres y mujeres, fueron trasladados desde recintos como la cárcel o comisarías de Valdivia y otras ciudades.
Los declarantes afirmaron que llegaban en camiones, hacinados y en muy malas condiciones físicas. Se les mantuvo al interior del regimiento en el gimnasio, en galpones y en las caballerizas, incomunicados, encapuchados durante varios días, privados de alimento y agua. Hay víctimas que denunciaron haber sido rapadas al ingresar.
Ex presos políticos denunciaron haber sido golpeados con varillas de mimbre; aplicación de electricidad; simulacros de fusilamiento; el submarino en agua con inmundicias; extracción de uñas; quemaduras con cigarrillos, entre otros.
Actualmente el lugar funciona como base militar, ubicado en Coronel Santiago Bueras #1679.
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Palacio de la Risa, Valdivia
Con funcionamiento entre los años 1973 y 1975, a este lugar llegaban detenidos desde Valdivia y comunas de la provincia. Los testimonios dieron cuenta de torturas físicas y psicológicas como golpes, aplicación de electricidad, amenazas, simulacros de fusilamiento, colgamientos y el submarino.
Actualmente en el lugar funciona Policía de Investigaciones en Av. Ramón Picarte Nº 1451.
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Campo de Prisioneros de Valdivia / Gimnasio Banco del Estado
Durante su permanencia los detenidos eran mantenidos en una sala del gimnasio de 36 x 26 metros, con camarotes o camas de campaña, y dormían en las graderías. No se les permitía salir al aire libre y en cuanto ingresaban se les asignaba un número, a modo de identificación.
Los declarantes denunciaron golpes, simulacros de fusilamiento y aplicación de electricidad.
Actualmente el recinto funciona como Gimnasio Deportivo y lleva por nombre “CENDYR”.
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Comisaría de Carabineros N° 1, Valdivia
Fue en el año 1973 cuando se concentró la mayor cantidad de detenciones, las cuales los mismos declarantes comentaron que se trataba de un recinto de reclusión transitorio. En otras dependencias del mismo lugar funcionó el Servicio de Inteligencia de Carabineros (SICAR), que también mantuvo detenidos.
Ex presos políticos denunciaron haber recibido golpes, aplicación de electricidad en la parrilla y picana, colgamientos, chicotazos y quemaduras de cigarrillos en la planta de los pies, amenazas, entre otros.
En la actualidad el lugar funciona como la Primera Comisaría de Carabineros.
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Comisaria de Carabineros, Río Bueno.
Los hombres y mujeres que estuvieron detenidos en este lugar denunciaron haber sido tratados con violencia desde el mismo momento de su detención.
Los declarantes afirman haber sido golpeados frente a sus hijos pequeños y a sus mujeres. Al llegar a la comisaria eran amarrados, algunos con alambre de púas, se les vendaban los ojos y los encerraban en calabozos a los que se lanzaba agua constantemente.
Los testimonios de detenidos en este recinto en 1973, refieren torturas a sus familiares, simulacro de fusilamiento, golpes con martillos en las uñas, y fueron obligados a escuchar torturas infligidas a otros detenidos y soportaron vejación y violación sexual, entre otros.
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Comisaría de Carabineros N° 2, Los Lagos
En el trayecto hacia la comisaría, luego de ser detenidos, algunos debieron caminar más de 20 kilómetros sometidos a torturas y simulacros de fusilamiento. También les hicieron recorrer desde la comisaría hasta la ciudad de Valdivia, por caminos interiores.
Los declarantes denunciaron haber sufrido golpes, colgamientos, aplicación de electricidad en parrilla y con picana y simulacros de fusilamiento, entre otros.
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Comisaría de Carabineros, La Unión
Fue un lugar de tránsito desde donde, según los testimonios, luego de un tiempo de interrogatorios y torturas, eran trasladados a distintos centros de reclusión en Valdivia. Varios prisioneros políticos habían sido detenidos en operativos conjuntos de carabineros, militares y civiles, en sectores rurales o en poblaciones de la ciudad.
Los detenidos, hombres y mujeres, permanecían en esta comisaría incomunicados en calabozos mojados, hacinados, sin acceso a baño, sin alimento ni agua.
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Comisaría de Carabineros N° 2, Río Negro
Era un recinto de tránsito en que los detenidos fueron encapuchados, mojados y recluidos en calabozos. Los declarantes mencionaron que permanecieron un breve período en el lugar, tiempo en el que fueron interrogados y torturados en la caballerizas de la comisaría.
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Comisaría de Carabineros, Futrono
En el año 1973 las detenciones se produjeron en los asentamientos campesinos y en el Complejo Maderero Panguipulli, durante operativos militares realizados en conjunto con Carabineros y civiles, según afirmaron los declarantes.
Esta comisaría se constituyó en un recinto de tránsito, interrogatorios y torturas. De acuerdo a los testimonios, un gran número de campesinos fue traído en helicópteros desde la isla Huapi, en el Lago Ranco.
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Comisaría de Carabineros, Panguipulli
Parte de los presos, según los testimonios, provenían de retenes de la precordillera (Neltume, Futrono, Liquiñe y Choshuenco) y fueron detenidos en operativos conjuntos con el Ejército en asentamientos campesinos y en la zona del Complejo Maderero Panguipulli.
A la comisaría ingresaron en muy malas condiciones físicas, fueron desnudados, mojados y encerrados en calabozos muy húmedos. Los declarantes señalaron que permanecieron siempre incomunicados y muchos amarrados con alambre de púas.
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Retén de Carabineros, Neltume
La mayoría de los testimonios recibidos sobre el año 1973, fueron hombres del Complejo Maderero Panguipulli, detenidos en operativos conjuntos de carabineros y militares, también con la participación de algunos civiles. Según dichos testimonios, se les interrogaba en relación con el asalto del Retén de Neltume.
Ingresados al recinto, eran mantenidos en calabozos o en las pesebreras con cerdos y caballos, incomunicados, con los ojos vendados y amarrados mientras eran interrogados y torturados.
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Retén de Carabineros, Choshuenco
Según los testimonios, al igual que en el caso del Retén de Neltume, la mayoría de los hombres detenidos en 1973 provenían del Complejo Maderero Panguipulli y fueron apresados durante la ocupación militar de la zona, en operativos en los que participaban militares, civiles y carabineros de los retenes de este sector precordillerano de la provincia de Valdivia.
Los casos del año 1981 se relacionaron con detenciones de militantes del MIR, que ingresaron clandestinamente a la zona del complejo. Los detenidos, luego de haber permanecido un tiempo en este recinto, fueron conducidos a Panguipulli y a Valdivia.
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Retén de Carabineros, Llifén
Los detenidos en este lugar fueron conducidos hasta este retén amarrados o encadenados, y en la misma condición permanecieron en él encerrados en calabozos con agua sucia, muchos de ellos completamente desnudos.
Los declarantes denunciaron que sufrieron golpes, el submarino seco y el mojado y amenazas.
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Tenencia de Carabineros, Lago Ranco
Este era un recinto de tránsito, interrogación y tortura de prisioneros. Como constó en los testimonios, la mayoría eran campesinos del mismo sector de lago Ranco que, luego de ser detenidos y conducidos al retén fueron trasladados a la Comisaría de Río Bueno.
Según testimonios, en el lugar se les mantuvo incomunicados, se les interrogó y torturó. Las condiciones de vida en este cuartel eran similares a las de muchos otros: hacinamiento, frío, privación de alimento y agua, entre otros.
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Tenencia de Carabineros, Lanco
Testimonios establecen que esta tenencia fue un recinto de tránsito, donde los prisioneros eran torturados y luego conducidos a Valdivia. En 1973, testigos afirman haber presenciado la muerte de un prisionero por los golpes sufridos y otros relataron que cuatro detenidos, que eran llevados a Valdivia, fueron asesinados en el trayecto con el pretexto de la ley de fuga.
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Cuartel de Investigaciones, Valdivia
Los denunciantes relataron que los detenidos, hombres y mujeres, eran mantenidos en calabozos en el subterráneo del edificio y en una pequeña sala para aislamiento. Permanecían vendados e incomunicados durante todo el tiempo.
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Cárcel de Valdivia / Cárcel de Isla Teja
Según testimonios, se trataba de un edificio nuevo, inaugurado en 1973. Hombres y mujeres permanecían separados en el lugar. En 1973 los prisioneros políticos no tenían permiso para ver a sus familiares ni para trabajar. Con el tiempo esta situación cambió y se permitieron las visitas los días sábado y facilidades para trabajar en un taller de carpintería.
De acuerdo a los testimonios recibidos, en 1973 los detenidos eran sometidos a constantes amenazas. Relatos cuentan que los guardias hacían descargas de metralletas en la madrugada, simulando operativos de liberación; sufrieron simulacros de fusilamiento, golpes, entre otros.
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Recinto CNI, Valdivia
Testimonios de ex presos políticos dan cuenta de denuncias de haber estado en este recinto, ubicado en Pérez Rosales 764 en Valdivia, entre los años 1981 y 1988. La mayor cantidad de detenidos en este lugar se consignó en el año 1986.
De acuerdo a los testimonios recibidos, la Comisión Valech estableció que, los presos eran conducidos hasta el subterráneo del recinto, en donde eran sometidos a interrogatorios y torturas, permanentemente vendados, amarrados y desnudos. Se encontraban incomunicados, sin comida ni agua ni condiciones higiénicas mínimas.
Actualmente el lugar es Monumento Nacional y lleva por nombre la Casa de la Memoria, ubicado en Pérez Rosales 764, Valdivia.
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Otros centros de tortura en la región
Otros centros de detención fueron: Cárcel de La Unión; Cuartel de Investigaciones, La Unión; Gimnasio Municipal, Panguipulli; Retén de Carabineros José Gil de Castro, Valdivia; Comisaria de Carabineros, Mariquina; Campamento Militar, Puerto Fuy; Retén de Carabineros Las Ánimas, Valdivia; Retén de Carabineros, Liquiñe; Retén de Carabineros, Riñihue; Tenencia de Carabineros, Los Jazmines.
Además de: Retén de Carabineros, Corral; Retén de Carabineros Malalhue; Retén de Carabineros Isla Teja, Valdivia; Campamento Militar, Liquiñe; IV División del Ejército, Valdivia.
La información que se detalla en este artículo fue obtenida de, informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura.
Labbé y el asesinato de 15 campesinos en Liquiñe a manos de los boinas negras
Fuente :elmostrador.cl, 23 de Octubre 2012
Categoría : Prensa
Ni el actual alcalde ni ningún otro integrante de ese destacamento pudo ser procesado y condenado por estos crímenes de lesa humanidad, pese a estar consignada su participación en el operativo. Fuentes de tribunales y policiales coinciden en manifestar que “el pacto de secreto” que se juraron y la “nula colaboración con la justicia”, fueron dos razones para lograr eludir responsabilidades. Actuaron con vestimenta sin distinción de grados, de noche y con el rostro semicubierto según declaran testigos de las detenciones y para los habitantes de estos lugares precordilleranos “fue imposible reconocer a alguno”.
Cae la noche en un Santiago que aún tiembla bajo las bombas de los Hawker Hunter. Los hombres del teniente coronel Alejandro Medina Lois, descansan en el regimiento de Telecomunicaciones en Peñalolén. Son “la reserva estratégica” del general Augusto Pinochet instalado allí durante los primeros días del Golpe Militar. Comandos de elite de la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales que dirige Medina. Son los boinas negras.
Luego de las primeras 48 horas del asalto al gobierno de Salvador Allende, todo está bajo control. Allende muerto. Resistencia popular armada no hay. Los principales colaboradores del Presidente están detenidos. La revolución socialista ya es recuerdo. Humeante. Pesaroso. Trágico.
Pero una estocada inquieta la seguridad de los alzados victoriosos. La madrugada aún oscura del 12 de septiembre de 1973, un grupo de campesinos y jóvenes revolucionarios del sur en la precordillera de Valdivia, se convierte en alarma. Rodean el retén policial de Neltume, y exigen a los carabineros les entreguen armamento y munición si no están dispuestos a combatir a los golpistas. Entre ellos está el militante del MIR José Liendo Vera. El mítico y temido “Comandante Pepe”.
Los policías se niegan y abren fuego. Se inicia un tiroteo. Luego de un par de horas, el grupo que actúa desde el exterior se dispersa. Vuelve el silencio. No hay muertos ni heridos de ningún bando. A partir de entonces, el Complejo Forestal y Maderero de Panguipulli se torna uno de los principales objetivos de los militares. Se presume que en la zona operan guerrilleros de peligro. Pinochet ordena su eliminación. Nace la “Operación Leopardo”.
Para ello Pinochet crea la “Brigada Especial Antiguerrilla” con los boinas negras de la Escuela de Paracaidistas de Peldehue y otros preparados hombres para el combate. Al mando del general Nilo Floody, entre 250 y 300 militares son enviados a reprimir la insurgencia. Uno de aquellos, es el joven oficial Cristián Labbé Galilea.
La mayoría son máquinas de matar. Sus especialidades: instructor militar de montaña, con cursos de paracaidistas, comandos, guerra especial, asalto, guía, y explosivos y municiones.
Días después del Golpe, la brigada inicia el viaje desde Peñalolén a bordo de camiones militares. Llevan suficiente armamento y munición liviana y pesada. Van dispuestos a la guerra y a matar guerrilleros. “La brigada se hizo porque podía existir una guerrilla rural en el Complejo Maderero Panguipulli. Había que barrer con esos focos y si se producían enfrentamientos, la orden era abrir fuego”. Es Labbé quien declara ante los tribunales en diciembre de 2003 por los crímenes de 15 campesinos de Liquiñe, 150 kilómetros al este de Valvidia, cerca de la frontera argentina. Por primera vez, Labbé destapa su bien guardado secreto: reconoce que efectivamente fue parte de ese operativo.
Desde Brasil, donde antes del 11 de septiembre de 1973 cursó diversas técnicas para convertirse en la elite de la elite, Labbé retorna a la Escuela de Paracaidistas a la Dirección de Instrucción. O sea, no sólo es un boina negra común, sino es quién los adiestra. Durante el operativo en Liquiñe y otros lugares de la precordillera valdiviana, el actual alcalde de Providencia depende directamente del jefe máximo de los boinas, el teniente coronel Alejandro Medina, quien en este largo viaje fue el comandante de Estado Mayor del general Nilo Floody. “Mi labor dependía del comandante de Estado Mayor”, sostiene Labbé en su declaración judicial. Como se sabe, con esa preparación integral, fue luego uno de los adiestradores de los agentes de la DINA y propiamente un destacado integrante de esta organización ilícita criminal.
“Primero llegamos a Valdivia pero no sabíamos muy bien a qué íbamos. Se nos dijo sólo que el objetivo era combatir una guerrilla”, recuerda un suboficial boina negra que conversó con El Mostrador, pero prefirió mantener reserva de su identidad. Un día después, el suboficial sostiene que partieron rumbo a la precordillera, a la zona del Complejo Forestal y Maderero Panguipulli y llegan a Liquiñe.
“Los boinas negras se instalaron en carpas en el patio del colegio de las monjas”, afirma en la investigación judicial Julián García, industrial dueño de las Termas de Liquiñe y la hostería. Se trata de la Escuela Misional Liquiñe.
Otro contingente militar al mando del teniente coronel Hugo Guerra Jorquera, que arriba antes desde Valdivia, instala su campamento en el amplio sitio de las mismas termas, según Julián García. Este es un reconocido anticomunista, de acuerdo a declaraciones judiciales de campesinos sobrevivientes.
Nace el complejo
El Complejo Forestal y Maderero Panguipulli se extendió entre los Baños de Chihuío por el sur, y Liquiñe por el norte, a unos 150 kilómetros al este de Valdivia. Llegó a contar con 360 mil hectáreas. Lo integran 22 fundos de grandes extensiones. A partir de fines de la década de los años 60, los predios son ocupados por integrantes del Movimiento Campesino Revolucionario (MCR), organización controlada por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). A 1973, trabajan allí más de 3 mil campesinos. No pocos siguen al “Comandante Pepe”, líder del MCR. Junto a Liendo Vera, a fines de los sesenta llega a la zona un puñado de estudiantes miristas para iniciar una “recuperación de tierras” junto a los campesinos.
Durante el operativo en Liquiñe y otros lugares de la precordillera valdiviana, el actual alcalde de Providencia depende directamente del jefe máximo de los boinas, el teniente coronel Alejandro Medina, quien en este largo viaje fue el comandante de Estado Mayor del general Nilo Floody. “Mi labor dependía del comandante de Estado Mayor”, sostiene Labbé en su declaración judicial. Como se sabe, con esa preparación integral, fue luego uno de los adiestradores de los agentes de la DINA y propiamente un destacado integrante de esta organización ilícita criminal.
Cuando Allende triunfa en 1970, su gobierno expropia los 22 fundos. Nace así, oficialmente, el Complejo Forestal y Maderero Panguipulli, como empresa filial de la Corporación de Fomento, Corfo. El sueño de construir el propio destino está cumplido. El complejo y el comandante Pepe se transforman en el terror de la derecha latifundista. Por ello, la venganza post golpe militar es feroz.
Luego del episodio del retén Liquiñe la madrugada del 12 de septiembre de 1973, el comandante Pepe junto a su mujer, Yolanda Ávila, y los militantes del MIR Luis Pezo y Pedro Barría, que usa muleta para caminar, se ocultan unos días y suben a la cordillera. Pero el 19 de septiembre son hallados y trasladados a la cárcel de Valdivia. La noche del 3 de octubre de 1973, Liendo Vera es ejecutado en el campo militar de Llancahue. Al día siguiente, son asesinados otros once miristas acusados de participar en el ataque al retén Neltume. Los crímenes son manejados por la Caravana de la Muerte del general Sergio Arellano, presente en Valdivia en esos días. Para ello, Arellano firma una sentencia de un falso Consejo de Guerra. Quien fuera luego segundo hombre de la DINA, Pedro Espinoza Bravo, asiste esa noche a presenciar la muerte de Liendo Vera.
Acusan a los boinas negras
La noche del 10 de octubre de 1973 jamás podrá olvidarse por los habitantes de Liquiñe. La hostería de Julián García opera como “cuartel general”. Desde allí sale la lista con los 15 campesinos que deben ser arrestados y muertos de inmediato. Según se establece en el proceso, Julián García y su hijo Luis, que esa noche visten de militar, aportan los nombres de quienes deben morir. Los boinas negras inician la redada junto a carabineros del retén Liquiñe, a cargo del suboficial Luis Anguita Castro. Ellos conocen bien a los elegidos.
De acuerdo al informe policial firmado por el subprefecto de la Policía de Investigaciones de Valvidia, Benjamín Leal Riquelme y el subcomisario Manuel Castro Contreras, en las detenciones de los campesinos del Complejo, José Miguel y Alejandro Antonio Tracanao Pincheira y su padre Eliseo Maximiliano Tracanao Valenzuela, participan “un cabo de Carabineros de apellido Quintana del retén Liquiñe y varios militares boinas negras”.
El dueño de las termas Liquiñe Julián García, declara judicialmente que “los boinas negras hacían las detenciones”.
El juez de letras de Villarrica a 1973, René García Villegas, sostiene en su libro “Soy Testigo” que uno de los cuerpos de los acribillados en el puente Toltén, permanece horas después en el río “enredado entre unas piedras, sin cabeza”.
Elcira Figueroa Arias, esposa de Salvador Alamos Rubilar, una de las 15 víctimas de Liquiñe, declaró en el proceso que, buscando a su esposo, “en la Fiscalía Militar de Temuco el capitán Ubilla me dijo que a la fecha de la desaparición de mi marido, (10 octubre 1973), se encontraba en la zona un operativo del Comando de Boinas Negras de Colina (Santiago) por lo que las autoridades militares locales ‘se lavaban las manos’ y que si mi marido cayó en manos de ellos, ‘mejor guarde luto y delo por muerto”.
Sobre el puente del Toltén
Amarrados de pies y manos, los 15 campesinos son conducidos esa noche en dos camionetas en dirección a Villarrica. Uno de los vehículos lo aporta Julián García y lo conduce su hijo Luis. El otro lo facilita el comerciante Juan Carmach y lo maneja el chofer de la ambulancia de Liquiñe, Sixto Díaz.
En el puente sobre el río Toltén, los campesinos son bajados y los boinas ordenan a ambos conductores alejarse. En pocos minutos, los detenidos forman una macabra alfombra humana tendida sobre el puente. De color rojo, como la sangre que mana a raudales de sus cuerpos acribillados por fusiles de repetición con munición de guerra. Abajo, las caudalosas aguas del río no alcanzan a aplacar el ruido de la metralla. Díaz y García la escuchan, como lo declaran luego judicialmente.
Después de Liquiñe, siempre en busca de guerrilleros, el contingente de boinas negras en que participa Labbé se dirige a otras localidades que comprenden el Complejo Maderero. Pero el suboficial con quien conversamos sostiene sonriendo irónicamente: “No encontramos a ninguno, no había nada, ni guerrilleros ni nada”. La Brigada Antiguerrilla permaneció en la zona hasta comienzos de diciembre de 1973 (…) Un par de días antes de la masacre nocturna de Liquiñe, en Chihuío, 25 kilómetros al sur de Liquiñe, son igualmente acribillados 17 integrantes del Complejo, todos campesinos que vivían en la zona con sus familias.
Uno a uno los cuerpos son lanzados al río. La lista Liquiñe está cumplida. Los ejecutantes piensan que las múltiples perforaciones de los cuerpos permitirán que se hundan y se pierdan para siempre río abajo hasta el mar.
Los boteros y la autoridad
Pero días después, boteros de la zona que ejercen la pesca descubren algunos cuerpos aferrados a ramajes de la ribera o atascados entre rocas. Dan aviso a Carabineros de Villarrica. Hasta el lugar concurre el secretario del Juzgado del Crimen de Villarrica, Osvaldo Wiegand Carrasco, con el subcomisario de la subcomisaría de Villarrica, capitán Ramón Torrealba Guzmán.
En el proceso, el secretario Wiegand dice que logra salvar un par de cuerpos. Pero los boteros lo desmienten. Estos afirman que la orden que ellos reciben tanto del secretario como del subcomisario, es liberar los cuerpos de lo que los sujetan, y echarlos a correr río abajo para que desaparezcan. Los boteros Eliseo Rosas Maldonado y José Carrasco Rodríguez, son careados con Wiegand y Torrealba. Mantienen sus dichos en cuanto a que son obligados por ambas autoridades a soltar los cuerpos y devolvernos al torrente. Lo mismo confirman los boteros Guido Mora, Leopoldo Ghisolfo y Juan Yáñez Cares.
Después de Liquiñe, siempre en busca de guerrilleros, el contingente de boinas negras en que participa Labbé se dirige a otras localidades que comprenden el Complejo Maderero. Pero el suboficial con quien conversamos sostiene sonriendo irónicamente: “No encontramos a ninguno, no había nada, ni guerrilleros ni nada”. La Brigada Antiguerrilla permaneció en la zona hasta comienzos de diciembre de 1973.
Sin embargo, en la zona por donde se desplazan los boinas bajo el mando del general Floody y Medina Lois, además de los 15 de Liquiñe, son asesinados otros 30 campesinos del Complejo Maderero. Un par de días antes de la masacre nocturna de Liquiñe, en Chihuío, 25 kilómetros al sur de Liquiñe, son igualmente acribillados 17 integrantes del Complejo, todos campesinos que vivían en la zona con sus familias. En este operativo participan también integrantes del regimiento Cazadores de Valdivia. La razzia es apoyadas por helicópteros Puma de la Fuerza Aérea, que provienen de la Base Aérea de Maquehua de Temuco.
El secreto
Algunos otros oficiales que participan en la “Operación Leopardo” son: Carlos Parera Silva, Emilio Timmermann Undurraga, Arturo Bosch González, Manuel Pérez Santillán (agente DINA) y Sergio Candia Muñoz.
¿Por qué Labbé ni ningún otro integrante de los boinas negras pudo ser procesado y condenado por estos crímenes de lesa humanidad? Fuentes de tribunales y policiales coinciden en manifestar que “el pacto de secreto” que se juraron y la “nula colaboración con la justicia”, fueron dos razones para lograr eludir responsabilidades. De acuerdo a las fuentes, a ello se agrega que, por tratarse de un contingente desconocido de Santiago, que actuó con vestimenta sin distinción de grados, de noche y con el rostro semi cubierto según declaran testigos de las detenciones, para los habitantes de estos lugares precordilleranos “fue imposible reconocer a alguno”. El ex agente DINA, coronel retirado Cristián Labbé, sortea una vez más la cárcel, mientras espera ser reelecto como alcalde el próximo 28 de octubre.