Ubicación:Calle Isabel Riquelme S/N, Chillan Chillán VIII Región
Rama:Gendarmería
Geolocalización: Google Maps Link
Descripción General
Categoría : Otra Información
La Cárcel Publica de Chillán (Presidio), ubicada en Calle Isabel Riquelme S/N, jugó un rol importante en el proceso de represión en la ciudad de Chillán y sus alrededores. La Cárcel de Chillán era un edificio antiguo, de dos pisos, en el cual los presos fueron mantenidos en celdas con un alto grado de hacinamiento. Los testimonios establecieron que al llegar al recinto carcelario los prisioneros eran incomunicados.
Desde el mismo 11 de Septiembre de 1973 hasta 1989 fue el lugar de reclusión central de procesamiento de los presos-políticos de la localidad, muchos de los cuales eran trasladados al Cuartel de Investigaciones de Chillán o/y al Regimiento de Infantería de Montaña No 9 Chillán (y posteriormente a la Isla Quiriquina), donde eran interrogados y brutalmente torturados.
En el mes de noviembre de 1973 en este recinto había por lo menos 247 detenidos a disposición de las autoridades militares. Varios de los detenidos-desaparecidos de la región fueron vistos por última vez en estos recintos de detención. En los años siguientes, las detenciones disminuyeron notoriamente, con relativas fluctuaciones. La mayoría de los detenidos provenían de distintas localidades de la provincia. Durante 1973 y también en 1974, fueron trasladados desde otras cárceles locales; por ejemplo, Yungay, Quirihue y San Carlos. En la década de 1980 llegaban desde recintos de la CNI o de Investigaciones.
La situación de los presos políticos en la Cárcel de Chillán era precaria, al mismo tiempo que eran víctimas de continuos abusos físicos y verbales por parte de Gendarmería y Carabineros. Aquí se mantuvo a muchos presos políticos incomunicados por semanas en pequeños cuartos, sin luz o abrigo, en ocasiones se prolongaba durante tres o cuatro meses, sometidos a vejámenes, amenazas y presión psicológica. Durante los primeros años eran frecuentes las amenazas de fusilamiento y golpes. En los años posteriores al golpe militar la cárcel se utilizó como centro de detención de presos políticos que cumplían largas condenas de prisión impartidas por los tribunales militares.
En 1977 eran trasladados a la Fiscalía Militar. En estos lugares, dicen los prisioneros políticos, fueron sometidos a torturas e interrogatorios y regresaban al penal en condiciones físicas y anímicas muy deterioradas.
Las condiciones carcelarias variaron según los años. Como fue denunciado por los presos políticos, Gendarmería utilizaba en la década de 1980 diversas medidas de hostigamiento y presión; así en varias ocasiones los presos políticos eran mantenidos junto a la población común y varios presos fueron traslados desde Santiago como medida disciplinaria. Las condiciones de detención eran precarias. Al mismo tiempo, eran víctimas de continuos abusos físicos y verbales por parte de personal de Gendarmería y Carabineros.
Fuentes de Información Consultadas: Libros: “No hay dolor inútil”; Informe Rettigg; Informe Valech; 3ra Sesión de la Comisión Internacional de investigación de los crímenes de la Junta Militar en Chile; Memoriaviva;
San Carlos: Falleció don Mile Mavroski, uno de los sobrevivientes emblemáticos de la #ColoniaDignidad
Fuente :diarioelitihue.blogspot.com,10 de Junio 2020
Categoría : Prensa
En las últimas horas dejó de existir el ciudadano Ilustre Mile Mavrosky Mileva(1933 – 2020) , debido a una prolongada enfermedad. Esta siendo velado en calle Bilbao #236 de San Carlos.
Lo siguiente es parte de la información que había sido difundida vía WhatsApp, antes de su fallecimiento por la agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos del Maule.
"Queremos informar una situación lamentable que involucra al @inddhh y afecta a uno de los sobrevivientes emblemáticos de la #ColoniaDignidad, Mile Mavroski, ex prisionero, víctima de tortura, testigo vivo del horror de esa organización criminal y la DINA
Mile Mavrosky nació en Macedonia y llegó a Chile en 1961. Se instaló en San Carlos en 1968 con una pompa fúnebre donde ganó gran prestigio por su generosidad. entregaba servicios gratuitos a personas humildes.
Tras el golpe de 1973, Mile Mavrosky fue detenido torturado y encarcelado por orden del fiscal militar de Chillán Mario Romero Godoy. Lo acusó de ser miembro del #MIR , ocultar armas y bombas en los ataúdes y tumbas, por supuesto sin pruebas.
Los alemanes de la #coloniadignidad lo tenían fichado dentro de su archivo de inteligencia de 46.500 documentos. Pensaban que era ruso soviético, un espía peligroso que debía ser interrogado.
En enero de 1974, Mile Mavrosky fue sacado por la DINA desde la cárcel de Chillán y llevado a la #ColoniaDignidad en Parral. Allí fue torturado durante 11 meses por los alemanes y agentes chilenos.
Un prisionero de Chillán, amigo de Mavroski relató a un periodista: "Mile ya no era una persona cuando lo trajeron; parecía un esqueleto de flaco, tenía el pelo largo y barbudo, toda la ropa mugrienta, sucio. Entre lo llevamos porque no tenía fuerza para estar de pie"
La Comisión Valech lo calificó como una de las 30 mil personas víctimas de tortura. Hace un año entregó su testimonio al archivo de historia oral que prepara la Universidd de Berlín sobre la #ColoniaDignidad
Pese a su historia dolorosa, nunca había reclamado reparación del Estado chileno y para demandar, pidió al @inddhh copia de su carpeta de la Comisión Valech. Pero hasta hoy no hay respuesta ni explicación.
Pese la pandemia el @inddhh informó que el 12 de mayo entregaría los documentos solicitados por don Mile Mavroski. Hasta hoy, no hay explicaciones ni disculpas. exigimos que Sergio Micco, director tome cartas y dé una respuesta.
El golpe de Estado en la Región del Biobío
Fuente :resumen.cl, 11 de Septiembre 2018
Categoría : Prensa
El rol significativo que tuvo la región en los procesos sociopolíticos nacionales durante el transcurso de la historia chilena, ponen de manifiesto algunos aspectos fundamentales para lograr entender el apresurado actuar de las fuerzas militares la mañana del 11 de septiembre de 1973, convirtiendo a la región del Biobío, así como el Gran Concepción, y la ciudad propiamente tal, en la segunda localidad en ser intervenida, con un alto nivel de represión y violencia. De esta manera, el rápido control y habilitación de recintos de detención dieron cuenta de la planificación anticipada del golpe cívico-militar, en los cuales fueron constantes las humillaciones, vejámenes y torturas.
La mañana del 11 de septiembre
El periodista James Whelan señaló en la misma mañana del martes 11 de septiembre de 1973, el rápido control que se llevó a efecto en la ciudad de Concepción, neutralizando a los altos dirigentes de la Unidad Popular, los cordones industriales y la Universidad de Concepción, sin disparar un solo tiro. Ante esto, cabe interrogarse ¿Por qué era tan necesario para la Junta Militar este raudo y efectivo control de la ciudad? La respuesta radica en que el Gran Concepción y la Provincia de Arauco, se habían transformado durante el transcurso del siglo XX en una importante zona de orientación política de izquierda representada por obreros y estudiantes. La izquierdización se profundizó con la llegada de la Unidad Popular al gobierno, de manera que fue primordial para la dictadura socavar toda señal de levantamiento en su contra.
Aquella mañana del 11 de septiembre se comenzaron a divisar las tanquetas, patrullas militares y muchos efectivos de Carabineros. El temor se apoderó de quienes habían participado de algún modo u otro en el gobierno de Salvador Allende. Algunos testigos relatan haber visto pasar a los camiones militares con muchos civiles en dirección al Estadio Regional.
Sin embargo, tras ocurrido el golpe existió una minoría que pensó en resistir a la acción militar. Testigos indican que hubo un tiroteo en el centro de la ciudad detrás de la tienda Falabella, generándose enfrentamientos entre los pocos que quedaron de la UP y militares, contradiciendo de esta manera lo expuesto por el periodista Whelan quien, como ya habíamos mencionado, argumentaba que el control rápido de Concepción se había efectuado sin disparar un tiro. No obstante, otros testigos plantearon que todo eran rumores debido a que los medios estaban intervenidos, haciendo creer que la izquierda poseía armas para efectuar enfrentamientos y resistir a la insurrección militar.
A continuación, la Universidad de Concepción, pasada las 8 de la mañana fue rodeada por efectivos del Ejército, quienes automáticamente instalaron ametralladoras en algunos de los cerros aledaños. Se ocuparon las escuelas de Periodismo, Sociología, los hogares universitarios y Radio Universidad de Concepción, posteriormente utilizada como radio de las Fuerzas Armadas hasta diciembre de 1974. Por otra parte, no se encontraron armas. Tampoco hubo resistencia armada de parte de estudiantes y funcionarios. Las delaciones fueron recurrentes. En el recinto universitario, personal de la institución participó en la construcción y confección de las listas de empleados que debían ser arrestados. Existieron denuncias de funcionarios en contra de otros. Todo académico y funcionario que tuvo militancia en la Unidad Popular o en el MIR fue separado/desvinculado de la institución.
Control represivo
En consecuencia, con el objetivo de eliminar toda expresión marxista y sus diversas manifestaciones y expresiones, cientos de detenidos de la ciudad y alrededores, fueron trasladados a distintos centros de detención. Algunos de estos lugares y cifras de detenidos fueron anunciados por la cruz roja, quienes indicaron que en: El Estadio Regional, en el mes de octubre de 1973 poseía una cantidad de 589 detenidos; isla Quiriquina, en la misma fecha reunía a 552 personas entre las cuales se cuentan mujeres y extranjeros; Cárcel Publica de Concepción, con 73 detenidos, divididos en 43 a disposición del Ejercito, 17 de la Armada y 13 condenados por Consejos de Guerra; y Base Naval de Talcahuano en noviembre del mismo año, mantenía recluido a 158 detenidos. Otros recintos fueron: Cárcel de Bulnes; Cárcel de Chillán; Comisaría de Carabineros de Arauco; Liceo Alemán del Verbo Divino, de Los Ángeles; Liceo de Hombres de Los Ángeles; entre otros.
En estos recintos mencionados eran constantes las humillaciones y vejámenes hacia los detenidos. Muchos de los cuales fueron obligados a ingerir desechos orgánicos -excrementos, orina y vómitos, de humanos o animales-, además de líquidos pestilentes; a arrastrarse por el suelo en medio de burlas y golpes; obligados a entonar himnos o consignas políticas en medio de burlas; a correr con la vista vendada en rutas con obstáculos, tropezando y cayendo al suelo; entre otras cosas.
Un detenido en Estadio Regional dio cuentas de la violencia ejercida. Les tapaban la vista, golpeaban con manos y pies, a él lo sentaron en una silla como de circo con los ojos vendados, para posteriormente quitarle el objeto de un puntapié dejándolo caer, le pedían que se volviese a sentar, pero con la vista vendada no lograba encontrar la silla, por tal motivo era golpeado. Manifiesta que prácticamente habían jugado un partido con él en el suelo. En Quiriquina el trato fue similar, los detenidos tuvieron que construir el Fuerte Rondizzoni, utilizado como centro de detención. Los reclusos al momento de llegar no tenían donde dormir, por lo que tuvieron que hacerlo en el suelo y amontonados. Después de dos semanas recibieron una colchoneta. Después de un mes les pasaron un poco de tapas. Los interrogatorios efectuados en el Fuerte Borgoño ubicado en Talcahuano, se llevaban a efecto con mecanismos de tortura. En este último punto, se puede dar cuenta de algunos mecanismos como: El Submarino en agua y excremento; La Campana, donde un tarro cubre la cabeza del detenido, el que luego es golpeado produciendo un intenso ruido; colgarlos desnudo desde un árbol con las manos amarradas durante varias horas, mientras se les golpeaba con una varilla; aplicación de corriente; abusos sexuales a mujeres; entre otras.
Los organismos encargados de efectuar las detenciones y posterior traslado fueron: la Coordinadora de Inteligencia Regional (CIRE), el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), el Servicio de Inteligencia de Concepción (SIRE) aludido como el principal organismo de represión, Carabineros, Policía de Investigaciones, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y posteriormente la Central Nacional de Inteligencia (CNI) que mantuvo cuarteles donde torturó y flageló a muchas personas, uno de ellos fue el Cuartel Bahamondes, también conocido como el cuarto de la música o el cuarto de la risa, ubicado en Pedro de Valdivia N° 710 camino a Chiguayante.
Algunos casos de la región
El día 11 de septiembre de 1973 en la ciudad de Lota se habían acelerado una serie de investigaciones que estaban basadas en antecedentes que tenía alusión a la existencia de cuadros de entrenamiento en fábrica de explosivos, efectuados con el fin de ejecutar el denominado "Plan Zeta". A través de estas investigaciones las autoridades de la época anunciaban que habían dado con el paradero de algunos cajones de madera que contenían gran cantidad de granadas, todas ellas retiradas del patio de la Municipalidad de Lota donde habrían sido enterradas. Así, y mediante un consejo de guerra, fueron asesinados la mañana del 22 de octubre de 1973 en la autopista que une Concepción con Talcahuano, el Alcalde de Lota, Danilo González (39 años); el Gerente General de ENACAR, Isidoro Carrillo (46 años); el Presidente del Sindicato celulosa de Concepción, Bernabé Cabrera (39 años); y el dirigente gremial del Magisterio, Vladimir Araneda (33 años), todos militantes del Partido Comunista. Exhumadas las tumbas 17 años después del fusilamiento, sus familiares dieron con sus cuerpos y pudieron sepultarlos dignamente.
Por otra parte, el mismo mes de septiembre de 1973 ocurrió un hecho similar en las localidades de Laja y San Rosendo. Entre el 13 y el 16 de septiembre, 19 personas habían sido detenidas por personal de carabineros de dichos lugares y trasladadas a la Tenencia de Laja donde estuvieron retenidos hasta el día 17. A partir del día 18 sus rastros habían desaparecido. La gran mayoría era obrero de la papelera, otros comerciantes, estudiantes, profesores, militantes socialistas, entre otros.
A mediados de 1977, la asistente social Nelly Henríquez y la abogada Martita Worner iniciaron una investigación debido a que algunos testimonios indicaban que esas personas habían sido ejecutadas. Con el avanzar de la investigación se hacía más evidente que los detenidos habían sido ejecutados y hechos enterrar clandestinamente en algún lugar cercano a la ciudad de Laja. Las voces de muchas personas indicaban que las sepulturas clandestinas estaban en el cementerio de Yumbel. Efectivamente era cierto, y los cuerpos fueron exhumados en octubre de 1979, seis años después de sus detenciones y asesinatos.
Por último, relato brevemente el Caso Quebrada Honda, donde 4 personas tras ocurrido el golpe cívico-militar decidieron refugiarse en los cerros de Tomé. No teniendo con que sobrevivir deciden bajar a la casa de uno de ellos, siendo detenidos por la policía. En la Comisaría de Tomé fueron torturados, quedando uno de ellos gravemente herido y falleciendo días después. A los tres restantes se les acusó de delitos de porte de armas de fuego en tiempos de guerra, porte y ocultamiento de explosivos, y concentración para milicias paramilitares. Se les condenó a más de 20 años de cárcel, teniendo que cumplirlas en la ciudad de Tomé. No obstante, el 9 de octubre fueron retirados por oficiales y entregados moribundos al alcaide, este último se negó a recibirlos por el estado en el cual se encontraban. El oficial ordenó llevarlos hacia Talcahuano, pero en el camino fueron asesinados en Quebrada Honda. La versión de la Armada indicaba que habían sido emboscados y que los presos habían aprovechado para intentar escapar lo que obligó a tener que dispararles y asesinarlos. Años más tarde, la comisión Rettig concluyó que esta declaración no podía ser posible.
Consideraciones finales
De esta manera, una de las principales marcas de la dictadura chilena fue el empleo constante y sistemático de la violencia. Ya desde el mismo martes 11 de septiembre de 1973, las medidas de fuerzas se hicieron sentir en todo el país. Desde el ataque al palacio de la Moneda, las persecuciones, detenciones, asesinatos, allanamientos, exilios y relegaciones. El intento de eliminar todo rastro marxista y opositor, persiguió con sigilo al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, al Partido Comunista y al Partido Socialista. Se habilitaron recintos para tales objetivos. En ese contexto, varios fueron los dispositivos institucionales de represión y violencia que se hicieron presentes.
Carta de Eduardo Valenzuela a Patricio Alylwin Azócar.
Categoría : Testimonio
Sr Patricio Aylwin A, Presidente de la República de Chile, Santiago.
Respetado Señor Presidente:
Me dirijo a Usted, por mi situación actual de ser incapaz de realizar un trabajo rentable, debido a mi situación de reclusión política.
Con fecha 17 de agosto '92, me he dirigido a la Gobernación de Chillán, en busca de ayuda, donde me han pedido hacerlo en forma escrita, a lo que ellos me han dicho no poseer recursos, pero sí estudiar el caso, y mandarlo a Santiago.
Yo soy Eduardo Valenzuela Ferrada, nacido el 12 de octubre I 34, Carné Nº 3.695.519-8, Chileno, Casado con Teresa Contreras C, con Domicilio en Chillancito Quillón. 8º Region.
Señor Presidente, hasta ahora la ayuda es solamente para los detenidos políticos desaparecidos, muertos, degollados. Pero que es de nosotros, que solo nos faltó nos desaparecieran y que hoy no servirnos para nada, hemos sido marginados por 17 años, durante el Gobierno Militar Chileno.
Paso a contarle mi caso vivido, yo era presidente de un Acentarniento, de mi sector.
Fui detenido el 19 septiembre '73, por fuerzas militares, fui recluido en la Cárcel de Bulnes, donde fui duramente golpeado, maneatado y sumergido en agua, etc , pasando por todas las obligaciones, a. que debíamos ser sometidos los reos como yo.
Después, fui trasladado a la Cárcel de Chillán, donde fui juzgado en la fiscalía militar, condenado a 5 años y 1 día, que debí cumplir en la Cárcel de Bulnes.
Hoy estoy dañado psicológicamente, por lo que, no puedo laborar con responsabilidad.
Por lo que, solicito a su excelencia, del Gobierno Democrático actual, pueda atender mi caso y situación.
Ruego a Usted ayudarme, hoy sufre mi familia y yo las consecuencias de este problema, por lo que, le pido la posibilidad de ser jubilado anticipadamente, pues soy afiliado del S.Seguro Social, por 20, veinte años más o menos.
Por lo que también, adjunto copia del ultimo certificado médico.
Le escribo, con muchas esperanzas, esperar su. respuesta, pues confío en su buena voluntad.
Saluda Muy Atte.
Eduardo Valenzuela F (Afectado)
Teresa Contreras c.
Chillancito, Agosto '92
!Desde el muro" Recordando el singular poemario de Luis Contreras Jara
Fuente :wsimag.com, 19 de Junio 2019
Categoría : Otra Información
Treinta y un años transcurridos entre la primera (Ediciones Logos, octubre de 1988) y la segunda (Ediciones Liz, junio de 2019) edición de este singular poemario de Luis Contreras Jara, escrito cuando aún no cumplía los veinte años de edad (octubre de 1973), prisionero en la cárcel de Chillán, a un mes de producido el cruento y feroz golpe militar que instauró en Chile la dictadura de Augusto Pinochet. ¿Cuál fue el grave delito del joven poeta? Pertenecer y adherir a los sueños libertarios y de justicia social del gobierno legítimo del presidente socialista Salvador Allende (1970-1973).
En abril de 1988, el poeta autor de este libro, «Desde el Muro», llega a la Casa del Escritor, sede de la Sociedad de Escritores de Chile, en calle Simpson 7, Santiago capital. Tiene treinta y cuatro años y trae consigo el manuscrito de su obra, trazado en roja caligrafía sobre las hojas de un cuadernillo de pequeñas dimensiones, como convenía para ser ocultado del ojo avizor de carceleros y «sapos», para que un cura progresista lo metiera en su sotana. Hablamos sobre su edición, convinimos un sistema de financiamiento compartido, como se estilaba por aquellos días, y publicamos el libro bajo el sello de Ediciones Logos. Por aquel entonces escribí una crónica o comentario crítico, que apareció en el periódico Fortín Mapocho, uno de los escasos y modestos medios de prensa alternativos que a veces lograban sortear la férrea censura impuesta por los esbirros uniformados y mantenerse como fantasmas impresos en medio de la falaz versión oficial.
El pasado 4 de junio del presente año, presentamos, el poeta, ensayista y crítico literario David Hevia y yo, la segunda edición, en la Casa del Escritor, ante numeroso y entusiasta público, el autor, su compañera Gloria y uno de sus hijos, y las jóvenes y pujantes editoras del sello Liz. Entre los asistentes se destacaba Eduardo Contreras, ilustre abogado y combatiente civil, el primero en atreverse a interponer una querella judicial en contra del zafio dictador que usurpara el poder durante dieciocho interminables años de oprobio, para instaurar un régimen cuyos tentáculos aún se extienden y accionan, movidos por los poderes fácticos que el dictador consagró en la espuria Constitución de 1980.
Escuchamos resonar, en el salón de actos de la SECH, los versos desolados y vibrantes del poemario «Desde el Muro», en la voz de barítono de su autor, Luis Contreras. Un canto a la porfía, a la consecuencia política y a la esperanza. Tras aquellas sílabas resonaba el eco de otros luminosos encarcelados de la Historia: Cervantes, Wilde, Hernández, Pound…
Luis Contreras contó las peripecias de aquella escritura pergeñada en la soledad desnuda de los muros carcelarios y cómo fue posible liberar esos versos esenciales por mano del capellán de la prisión, que cauteló, durante varios años, el manuscrito que hoy disfrutamos y padecemos, en esa dualidad de dolor y gozo provocado por la poesía que brota de las entrañas del ser.
A continuación, sólo porque no ha perdido vigencia ni realidad estética, replico esa crónica, escrita y publicada por mí hace treinta años, bajo el título «La libertad de la palabra», con la dedicatoria al autor, tan actual hoy como necesaria: «Con la amistad que nace de la poesía, la tierra y la sangre….».
Desde el muro escribe este poeta de Quirihue, habitante de la provincia por su origen y cotidianeidad; ciudadano del mundo por el oficio poético y los imperativos de una circunstancia disociadora y traumática que invadiera, sin ambages, los más recónditos espacios de la patria asolada…
Dentro de los muros, tras ellos, en el atroz silencio forzoso, el hombre asume la precaria desnudez esencial. Así, el verso es una iglesia/ donde rezan las cosas/ y donde el hombre ofrenda/ lo que ama.
La ceguera del Poder no discrimina. En la desbocada paranoia de su prepotencia, suelen ser los escritores víctimas de aquellas garras crispadas sobre la inteligencia crítica, o acechantes del sospechoso camino de los sueños; más aún si pretendieron encarnarlos en una fraternal utopía… Desde el muro que fluye/ desde el redil que habito/ transitado de hoscas/ horas sin nombre y mudas/ estoy de pie a la oscura/ densidad de la noche/ para hablarte en silencio.
Consigo mismo habla el poeta, y al hacerlo –como nos enseñara Antonio Machado- conversará con los otros, porque ellos, sean hermanos de encuentros o desencuentros, moran en su corazón, viven en las hondas habitaciones de la memoria donde sólo el olvido podrá pronunciar las arteras sílabas de la muerte. Los propios sufrimientos no alzarán el odio ni esgrimirán el recurso fácil del anatema, porque sabe el poeta que su certeza es creadora, y la palabra afronta los riesgos de ese doble filo que poseen sus secretas armas, bruñidas en voces contradictorias que pueden traicionarnos…
Allí… donde hube nacido/ tantas veces/ la mano de la tumba/ se prolonga infinita/ llamando una a una las cosas/ ¡cuántas cosas!
Por los cauces del recuerdo intenta el poeta reconstruir su mundo escindido, a partir de esos muros que hoy, al escribir, lo cercan hasta la angustia, y que ayer fueron lejanas fronteras de un mal vaticinio, pues nada podrá parecernos sorpresivo o fortuito si aventuramos nuestros pasos a la medida de los caros anhelos. El auténtico poeta sabe que sus versos estaban ya escritos antes de pronunciar la primera palabra; él sólo aligeró aquel fluir sin tiempo con la íntima desgarradura de su canto…
Aquí/ donde los sueños son mis viajes/ se nos limita el ansia;/ aquí/ toda preciada forma/ no se toca./ Se contempla hacia arriba/ como a un Dios que no vemos.
“Versos breves, depurados en adecuada libertad formal, van configurando un solo poema, de ritmo sostenido y bien logrados acordes, merced a un oficio riguroso, sorprendente en un joven vate de diecinueve años, palpable incluso cuando las remembranzas tocan lo afectivo familiar, cuyos ámbitos suelen tendernos esas trampas de la ‘sensibilidad a flor de piel’, de las que previniera Rilke a los primerizos… Entonces, el tópico del ubi sunt dirige esos apremios al recuerdo de sus padres:
Cómo se habrán dormido/ los viejos esta noche/ y hacia qué estrella vueltos/ sus rostros impacientes/ habrán hilado el último Amén./ Dónde habrá lastimádoles/ el golpe de este día/ que, de turbio galope/ enluta tenebroso/ los manteles vacíos de la casa.
Este doble exilio interior, que constituye la cárcel civil del poeta, hará madurar su quehacer con los duros embates del cautiverio, enfrentándole a esas realidades últimas de la condición humana, de donde surge, sin disfraces, la lucidez:
Converso con el ansia/ vuelta noche/ y en el perfil del muro/ he llegado a/ encontrarme con la MUERTE.
El amor, los amigos, el paisaje, están más allá de los muros, y sus ecos percuten, dolientes, en el arcano péndulo del poeta. Pero, de algún modo, la palabra los devuelve, recreándolos, a la morada que el vate construyó para sí mismo y para los que ama, en esa victoria sobre la muerte que es el poema, ya viviendo lo suyo, liberado de quien lo pulsa, presto a agitarse como nueva creatura cada vez que pronunciamos ese cuerpo trémulo y sin nombre que se desliza en las estrofas, convocándonos a la magia de su inagotable fuego originario.
Desde el Muro, primer libro de Luis Contreras, se torna logro significativo en su pública trayectoria de poeta, la que no suele proporcionar a muchos una feliz conjunción entre editar tempranamente y trascender por obra de los méritos del oficio.
Nos alegramos, doblemente, por este amigo poeta y su bello libro, que nos invita, en los sencillos versos finales, a una convocatoria de fraternidad y esperanza:
Ven esta tarde
a estar en mi aventura
hecha de hierba…
Nos recuerda las palabras de Jorge Teillier, el querido e inolvidable poeta de Lautaro: El poeta derribado es sólo el árbol rojo que señala el comienzo del bosque.
Salud, hermanos, por la poesía, la lucha y la esperanza!