Regimiento Nº 2 de Ingenieros «Tejas Verdes»


Alias:Tejas Verdes

Ubicación: Avenida El Arrayán s/n, Población Tejas Verdes San Antonio V Región

Organismos:Dirección Nacional de Inteligencia (DINA)

Rama:Ejército

Geolocalización: Google Maps Link


Descripción General

Categoría : Otra Información

El Campo de Concentración “Tejas Verdes” funcionó en el Campo de Prisioneros Nº 2, al interior de la Escuela de Ingenieros Militares «Tejas Verdes»,ubicado en la Avenida El Arrayán s/n, Población Tejas Verdes, en la Provincia de San Antonio, y era parte de la infraestructura de represión del Ejército y fue uno de los más paradigmáticos centros de tortura, relacionado directamente con la formación y centro de operaciones de la DINA desde 1973.

En este recinto de tortura también se entrenaba a agentes de los diferentes servicios de inteligencia en métodos de tortura y represión. Entre los “profesores” se encontraba el hoy Alcalde de Providencia (Santiago) Cristian Labbe Labbe.

 De acuerdo al Informe Rettigg “Tejas Verdes” correspondía al: Campamento Nº 2 de Prisioneros de la Escuela de Ingenieros Militares "Tejas Verdes": Dicho recinto de detención, que llegó a tener más de 100 prisioneros en ciertas épocas, funcionó como tal desde el mismo 11 de septiembre de 1973, existiendo testimonios de su uso sistemático para tales efectos hasta mediados del año 1974.

Los presos políticos que estuvieron detenidos en Tejas Verdes señalan que, inmediatamente después del golpe de Estado, eran trasladados desde San Antonio y Melipilla a Tejas Verdes. Se trataba de arrestos realizados por carabineros. Luego, desde principios de 1974 y hasta el año 1976, se concentraron aquí prisioneros venidos de otros puntos del país, especialmente de otros recintos de la DINA de Santiago. Testimonios entregados por ex presos políticos señalan que en este recinto de detención se utilizó shocks eléctricos, vejaciones y violaciones como practica diariamente en los interrogatorios. Estas declaraciones también señalan que en muchas ocasiones se utilizo médicos y enfermeras para cuidar a los presos que quedaban en mal estado físico después de los interrogatorios, los cuales, después de recuperarse, eran trasladados a nuevas sesiones de torturas. Los presos políticos permanecían en el Campamento N° 2 y en la Cárcel Pública, en tanto los interrogatorios se realizaban en la escuela. Hay testimonios de que relatan que a éste lugar, desde la cárcel, eran trasladados en camiones frigoríficos pertenecientes a una empresa pesquera. Iban siempre amarrados, con los ojos vendada o encapuchados. Eran llevados a distintas dependencias de la escuela, entre las que se menciona el subterráneo del casino de oficiales y un segundo piso; en el intertanto eran mantenidos en una celda húmeda.

Numerosos testimonios entregados a la Comisión Valech señalan que transcurridas algunas horas se los llevaba a una sala en la que permanecían desnudos, atados a una silla, o a un somier metálico, se les propinaban golpes, se les aplicaba electricidad, sufrían colgamientos, quemaduras, extracción de uñas, estiramiento del cuerpo con cuerdas, simulacros de fusilamiento, vejaciones y situaciones de violencia sexual. Como efecto inmediato sufrieron fracturas y pérdida de conciencia. Después del los interrogatorios eran devueltos al campamento o la cárcel. Consta en las denuncias que otra forma de humillación y castigo fue la reclusión en una pieza de madera de aproximadamente 5 ó 6 metros cuadrados de superficie, sin ventanas, con fisuras en sus paredes, muy helada, donde permanecían hacinados, con restricciones de alimentos, agua, abrigo, sueño y sin baños. Adicionalmente se torturaba a los detenidos arrojándolos en unos contenedores, donde permanecían días incomunicados; otros eran llevados a los nichos, un pequeño espacio que inmovilizaba a la persona, ubicados bajo las torres de vigilancia, como consta en las declaraciones hechas ante la Comisión Valech. Finalmente, en muy malas condiciones, los presos políticos eran enviados a algún campo de prisioneros o a la Cárcel Pública de San Antonio. Criminales y Colaboradores:

General Manuel Contreras Sepulveda (Ejército Director de la DINA); Mayor David Miranda Monardes (Ejercito; SubDirector y Fiscal Militar);  Coronel Cristian Labbe Labbe (Ejército DINA; actual Alcalde de Providencia, Santiago); Oficial Roberto Araya Silva (Oficial de Reserva, Corresponsal de guerra, Fach); Teniente Zarevich (Ejercito); Sub Oficial Carriel (Ejercito); Capitán Mario Jara Seguel (Ejercito); Sargento Parada (Ejercito); Capitán Kosin (Ejercito); Cabo Bahamondes (Ejercito); Sub Teniente de reserva Gutiérrez (Ejercito); Soldado Luis Berríos (Ejercito);  Nano Jorquera (DINA – Agente Rocas de Santo Domingo); "Joel"; "El Coronta";  Capitán Videla (Ejercito); Teniente Luis Vargas (Carabineros); Váldes (Prefecto de Policía de Investigaciones); Cevallos; Teniente Quintana (Ejercito); Jorge Villagran (DINA – Ejército); Arturo Romero (DINA); Sub Oficial Ramon Acuña (Ejercito); Vittorio Orvieto Teplizky  (Medico); Capitan Germán Jorge Barriga Muñoz (Ejercito);  Teniente Jorge Marcelo Escobar Fuentes (Ejercito DINA); Conscripto Samuel Enrique Fuenzalida Devia alias “gato” (Ejercito DINA); Alejandro Rodríguez Fainette (Ejercito); Mayor Gerardo Urrich González  alias " Mano Negra " (Ejército DINA);  Capitán Eugenio Armando Videla Valdebenito (Ejército DINA);.

 

Fuentes de Información Consultadas: Informe Rettig; Diario “El Siglo”; Libro: “Tejas Verdes: Mis primero tres minutos”; “Tejas Verdes: Diario de un Campo de Concentración en Chile”; CODEPU;Informe Valech; La Nacion; El Mostrador; The Clinic; El Mercurio;  Memoriaviva;


Testimonios

Categoría : Testimonio

"…estuve detenida en el campo de prisioneros de Tejas Verdes, desde la primera semana de enero de 1974. Tres meses aproximadamente. Posteriormente me trasladaron a otros campos de concentración. Salí de Tres Álamos, luego de ocho o nueve meses. Nunca estuvo claro por qué me detuvieron. Trabajaba con mujeres, y estábamos convencidas del proceso de Salvador Allende y lo que significaba el gobierno de la Unidad Popular. Mi marido trabajaba en Madeco, y luego del golpe fue detenido.

Vivíamos en la Población Madeco. En enero de 1974, yo estaba tratando que a mi marido lo pudiera visitar su familia. Estaba incomunicado. Vecinos me avisaron que en mi casa había hombres de civil. En la casa estaban mis hijos y una cuñada. Cuando entré, permitieron salir a los niños. Tres civiles allanaron la casa y me llevaron en una camioneta sin patente. No tenía conciencia de lo que iba a vivir…

Me vendaron los ojos, trasladándome a Londres 38. Allí me golpearon… Después me trasladaron al Tacna, unas horas… luego a Tejas Verdes

Llegamos de noche. Iba con otra persona, sentada en el suelo y amarrado con alambre. Yo estaba vendada. No sabíamos qué lugar era, pero sentí que estaba cerca del mar y de eucaliptos…  Me encerraron en una especie de mediagua, y al día siguiente comenzaron los interrogatorios… las primeras semanas fueron las más duras. Nos trasladaban en camiones hasta el lugar de tortura, el Casino de la Escuela de Suboficiales de Tejas Verdes. En ese momento no sabía donde estaba. Nos llevaban en camiones frigoríficos, amarrados, vendados, con capuchas. Nos hacían bajar escalones y, a mí me dejaron en una celda. Los interrogatorios empezaban muy temprano… me golpearon y aplicaron todas las formas de tormento: Golpes, corriente eléctrica, quemaduras con cera, cigarrillos; en un brazo aun tengo las marcas. Les dije que estaba embarazada, pero la verdad a ellos no les importó, al contrario. Me golpeaban con una fusta en el bajo vientre, para que perdiera mi guagua. Al tercer o cuarto día, comenzaron a violarme… varias veces me violaron y aplicaron corriente en la parrilla eléctrica…

 Me hacían estar parada toda la noche. Me tiraban agua. No podía dormir. No nos daban comida ni agua. Fueron meses espantosos, horribles… Cuando volví a la caseta, al día siguiente, llegó Rebeca Espinoza [hoy detenida-desparecida]. Yo estaba en tan malas condiciones que pusieron una enfermera -también prisionera-, y le permitían que me atendiera. Me venían convulsiones musculares, producto de las sesiones de tortura… A los veinte días de ser torturada diariamente -me sacaban al sol para que las heridas cicatrizaran-, Rebeca Espinoza desapareció… la llevaron a la tortura y no volvió nunca más. Sé que desapareció porque los torturadores burlándose, cuando me venían convulsiones, me pasaron su chaleco para que me tapara…

Nunca estuve con otras compañeras. Sabía que había más detenidas. A través de las rendijas se veían. Se escuchaban voces. Vi muchos hombres y trabajadores de Madeco. Estaban desde antes que yo llegara. Supongo que mi detención tuvo que ver con el amedrentamiento a esos compañeros, para que hablaran… Luego nos hicieron firmar un papel que decía que no teníamos daños ni quejas. Yo tenía más de cinco meses de embarazo. Estaba en muy malas condiciones, mi bebé también, producto de la tortura física y psicológica. Me trasladaron a la Correccional, donde estuve unos 20 días. Allí agentes de civil nos llevaron al Estadio Chile con un tremendo despliegue… Luego a Tres Álamos desde donde salí en libertad. Mi casa siguió siendo allanada por soldados de Ingeniería de Tejas Verdes, a muchos los ubicaba…

En Tejas Verdes escuché las torturas de otras personas, gritos de hombres… Quien comandaba el campo de prisioneros era el general Manuel Contreras… recuerdo algunas caras de los soldados y torturadores… Fueron tres meses terribles. Las torturas, las primeras semanas, eran prácticamente todos los días. Después se fue espaciando, pero no dejaron de ser… No hubo momento en que no me torturaran. En el casino había pequeñas celdas… allí dejaban a los prisioneros. De vuelta del campo de tortura, me llevaban una frazada. La tomaban cuatro militares por las puntas. Nos llevaban en calidad de ovillos, en el medio de las frazadas… uno no era capaz de caminar… Luego me dejaban en una celda de cemento…

Tengo la impresión que había unas 15 mujeres, pero por ahí pasaron muchas más… en el campo hubo unos 1.500 prisioneros. Recuerdo algunas caras y cómo estaban vestidos. Nos daban té en unas pailas y un pan. Cuando uno venía de la tortura no había comida ni agua… Los mismos milicos y torturadores nos decían que 'no tomáramos agua porque nos podía dar un paro cardíaco'… Recuerdo que se hablaba de que desde allí desaparecieron unos Tupamaros. Nos mantenían vendados con la capucha y, en el campo de tortura, nos amarraban… Normalmente nos interrogaban cuatro o cinco torturadores. Nos violaban, hacían simulacros de fusilamiento, aplicaban corriente. Después uno de ellos nos decía 'habla lo que te preguntan, no seai… yo te voy a ayudar'. Había una tortura física y otra psicológica. Yo no sé cuál es la que hace más daño. Pienso la peor es la tortura psicológica, porque todo lo físico se recupera. El daño psicológico es irreparable. Por eso nuestra sociedad está enferma y dañada…

Recuerdo que había también torturadores de civil. Uno de ellos me tomó y me puso en la parrilla. Tenía un acento extranjero, uruguayo o brasileño, puede ser. Sé que había extranjeros ahí, que estaban 'formando' al resto de los torturadores, les explicaban cosas. A uno le parecía increíble. Aplicaban corriente y si te convulsionabas o te desmayabas, ellos decían: 'esto es lo que hay que hacer', eran 'instructores'… Eso lo vivieron todos los que pasaron por el campo de prisioneros… Finalmente perdí mi guagua en la Correccional… Cuando llegué a Tejas Verdes tenía dos meses de embarazo".

[Preso politico detenido en septiembre de 1973]: “…fui sometido durante mis primeras dos semanas en Tejas Verdes: choques eléctricos a las partes más sensibles del cuerpo estando yo amarrado en una silla de madera; golpes con "tontos de goma"; golpes con culatas de los fusiles; y golpes en los oídos con las dos manos al mismo tiempo [el telefono]…

[Presa politica, menor de edad, detenida en septiembre de 1973]: “…Me condujeron a una sala, al entrar sentí mucho olor a sangre […] escuchaba individuos que hablaban bajo, uno de ellos me desató las manos y me ordenó que me desnudara, les dije que por favor no lo hicieran, pero luego en forma violenta me desvistieron, dejándome sólo la capucha puesta, me pusieron en una especie de camilla amarrada de manos y pies con las piernas abiertas, sentí una luz muy potente que casi me quemaba la piel. Escuché que estos individuos se reían, luego un hombre comenzó a darme pequeños golpes con su pene sobre mi cuerpo, me preguntó de que porte me gustaba, otro hombre escribía cosas sobre mi cuerpo con un lápiz de pasta. Luego vino el interrogatorio […] en seguida ordenó que me pusieran corriente en los senos, vagina y rodillas […]. Luego de las descargas pararon un rato, mientras sentía que hablaban entre ellos. Nuevamente retomaron el interrogatorio, esta vez me dijeron que me habían conectado a la máquina de la verdad […] por cada respuesta que daba sonaba un pito de esta máquina, por cuanto me decían que yo estaba mintiendo […] el pito de ese aparato se transformó en un infierno […] vinieron nuevamente los golpes y las descargas eléctricas, cuando casi estaba inconsciente me levantaron la capucha hasta la nariz, me pusieron un vaso en la boca haciéndome ingerir un líquido, no supe qué pasó conmigo hasta el día siguiente que me devolvieron al campo de prisioneros. En el campo fui recibida por el suboficial […] el que al verme comentó que si se diera vuelta la tortilla no querría que esto le pasara a su hija, le pregunté qué me había pasado, pero enseguida llamó a las enfermeras militares […] sentía dolor en la vagina y en todo mi cuerpo […] estaba muy deteriorada sin poder defecar…”

[Presa politica, embarazada, detenida en 1974] “…Al momento de la detención me vendan los ojos […] y fui trasladada a [un recinto de la DINA]. Uno de los hombres pidió trato especial para mí porque estaba destinada para otro lugar. Ese trato fue golpes en los oídos, y aplicación de electricidad. Me llevaron a Tejas Verdes: siempre encapuchada e incomunicada en una barraca […] Para los interrogatorios éramos trasladados en un camión frigorífico, amarrados, encapuchados. Nos desnudaban y nos introducían en unas celdas a la espera. Las sesiones de tortura duraban alrededor de doce horas. Este procedimiento era a diario. Yo tenía tres meses de embarazo. Recibí golpes bajo el vientre, golpes con sacos mojados sobre las piernas, baldazos de agua estando amarrada a un poste, amarrada por horas con cuerdas que pasaban bajo mis piernas. Me hicieron simulacro de fusilamiento y violación. Me arrancaron las uñas de los dedos chicos de los pies y quemaduras en el cuerpo. Escuchaba torturas de otros presos y me hacían escuchar un casete con la grabación de quejidos de niños y me decían que eran mis hijos. Me hacían comer excrementos. En el [se omite] y producto de las torturas se me produjo un aborto espontáneo. Nunca recibí atención médica…”


Los torturadores de Tejas Verdes: La Escuela del "Mamo" Contreras

Fuente :El Siglo, 12 de Febrero 2002

Categoría : Prensa

"Desde aqui se tiene una vision conjunta de todo el campamento y de su funcionamiento. En la mañana, al mediodia y en la tarde parten los camiones con las ollas que nosotros mismos debemos lavar, al regimiento en Zapadores a buscar el desayuno y las comidas. Son los mismos camiones donde luego llevan los presos a la tortura. Nosotros debemos luego descargarlas y -cuando los soldados las han repartido en el otro patio- recalentarlas y lavar las escudillas usadas por los incomunicados y luego por nosotros. Vemos como llevan a horas nunca iguales- a los del otro patio al camion que los conducira a la tortura. Y los vemos volver, asi como yo he vuelto."
(Extracto del libro "Tejas Verdes" de Gines Rojas Gomez)

El Regimiento Nº 2 de Ingenieros "Tejas Verdes", esta ubicado al sur del puerto de San Antonio, cerca de Llo-lleo. Hasta alli fueron trasladados cerca de 1.500 prisioneros entre el 11 de septiembre de 1973 y mediados de 1974, cuando fue cerrado luego de la visita de una delegacion de la OEA.

Conocido oficialmente como Campo de Prisioneros Nº 2, el recinto contaba con cuatro torres de vigilancia y en su interior habia aproximadamente 14 cabañas. Dividido en dos patios donde estaban los incomunicados, contaba con siete construcciones (cinco para los hombres y dos para las mujeres) que podian albergar hasta 18 personas en su interior, en condiciones de absoluto hacinamiento.

Al ingresar a Tejas Verdes, los detenidos siempre eran inscritos en un libro y, acto seguido, eran encerrados en una cabaña con quince a veinte personas. Durante 25 dias se mantenian en este cautiverio, comenzando la fase de interrogatorios y tortura.

Los dias martes, jueves y viernes, los detenidos aprendieron a identificar una camioneta que llevaba el logo de la CORFO en la que se trasladaba a los prisioneros. A las seis de la mañana la guardia ordenaba la realizacion de gimnasia por un cuarto de hora. Luego habia cinco minutos de tiempo para lavarse y orinar.Acto seguido, los prisioneros volvian a las "cabañas" donde a las 09:00 horas recibian un cucharon de te o te con leche y tres panes para el dia.

A la hora de almuerzo se disponia de tres minutos para "degustar" un cucharon de porotos con tallarines, arvejas con tallarines, sopa de pescado o carbonada.

A las 16:00 horas correspondia el baño de cinco minutos y una hora despues se repartia la comida. Finalmente, a las 20:00 horas podian ir al baño nuevamente solo por cinco minutos.

Ante cualquier queja los procedimientos eran brutales: se amarraba con alambres al detenido, de pies y manos a la espalda, y luego lo exhibian en una de las torres de vigilancia. Durante diez dias y diez noches se mantenia este trato. En paralelo, quienes llegaban hasta Tejas Verdes eran interrogados puntualmente a las 9:00, 16:00 y 19:00 horas. Sin embargo, ello no era obstaculo para vulnerar el estricto orden interno y realizar un interrogatorio en un momento imprevisto.

En una celda humeda y oscura, de un metro de ancho por 1,30 de largo, los prisioneros esperaban hasta que se encendiera la luz y comenzara el dolor. A la vista de un fiscal comenzaban las preguntas, generalmente relativas al inexistente plan Zeta, y a la par se iniciaba la sesion con el "Pau de Arara". Mas tarde se desarrollaba el ahorcamiento "normal" de la persona hasta que en un gesto "de bondad" se le inducia a pedir sus tres ultimos deseos. Si en ese momento no confesaban se retiraba el taburete que los sostenia y quedaban colgando por unos segundos hasta quedar al borde de la muerte.

Otros tormentos a los que eran sometidos eran el "ulpo", amenazandolos con la ingestion de su propia orina, la ruleta rusa, el tirabuzon o la paloma, que consistia en colgarlos de los pies, con las manos atadas a la espalda y la cabeza cubierta con un capuchon, posicion en la que recibian golpes de pies y manos; la picana, practicada de preferencia a mujeres pero tambien a hombres por el ano; el ahogamiento o submarino, inmersion de la cabeza en agua o heces; aplicacion de corriente electrica en todo el cuerpo; el fusilamiento simulado; el tonel, que era la introduccion del detenido en un barril con piedras que era lanzado en una pendiente; y la vacuna, ocasion en la que se usaba la droga pentotal para inducir las respuestas a las preguntas.

Luego de un intenso periodo de torturas, los prisioneros eran dejados en paz durante diez dias de "reposicion", al cabo de los cuales eran trasladados a Santiago o bien hechos desaparecer.

LAS VICTIMAS
Reabierto el proceso por las desapariciones producidas en su interior, comienza a develarse la siniestra mision que cumplieron oficiales del Ejercito, civiles e incluso medicos, en el secuestro y tortura de cientos de ciudadanos, como tambien en la instruccion de quienes serian posteriormente la base de la DINA.

Por estos dias el juez Hernan Matus, designado por la Corte de Apelaciones de San Miguel para investigar la querella presentada en contra de Pinochet por los hechos de Tejas Verdes, continua su labor de recopilacion de antecedentes, testimonios y reconstruccion de los hechos para componer el que puede ser unode los casos centrales en el año judicial 2002. Entre los centenares de prisioneros que pasaron por la escuela de torturas de Manuel Contreras, algunos se encuentran hasta hoy desaparecidos o fueron ejecutados con la excusa de la ley de fuga.

Al menos se sabe que desde alli desaparecieron los hermanos Ernesto Salamanca Morales y Gerardo Rubilar Morales, habitantes de la poblacion Le Legua que pasaron previamente por el cuartel de Londres 38como tambien Luis Norambuena Fernandois (31 años, dirigente sindical, PS), Ceferino Santis Quijada (31 años, dirigente sindical, MIR), Gustavo Farias Vargas (23 años, MIR), Felix Vargas Fernandez (PS) y Rebeca Espinoza Sepulveda (ver recuadro testimonio).

Fueron ejecutados:

Jorge Ojeda Jara (20 años, dirigente estudiantil, PS), Florindo Vidal Hinojosa (25 años, MIR), Victor Mesina Araya (25 años, PS), cuyos cuerpos aparecieron en en el Rio Rapel. Jenaro Mendoza Villavicencio (25 años), Aquiles Jara Alvarez (30 años), Jorge Cornejo Carvajal (26 años, PS), Patricio Rojas Gonzalez (21 años, PS), Oscar Gomez Farias (31 años, MAPU), Carlos Carrasco Caceres (26 años), Raul Bacciarini Zorrilla (49 años, PS), Hector Rojo Alfaro (43 años, dirigente sindical, PC), Samuel Nuñez Gonzalez (49 años, dirigente sindical, PS), Armando Jimenez Machuca (38 años, dirigente sindical, PS), Guillermo Alvarez Cañas (49 años, dirigente sindical, PDC) y Fidel Bravo Alvarez (22 años, PS), a estos ultimos seis se les aplico la ley de fuga mientras eran trasladados desde San Antonio a Bucalemu bajo fuerte custodia militar y en deplorable estado fisico producto de las torturas.

LOS INSTRUCTORES Y TORTURADORES
Es sabido que quien se desempeñaba como jefe de Tejas Verdes era el, en ese momento, coronel Manuel Contreras Sepulveda, pero los nuevos antecedentes han permitido ir conociendo a quienes realizaron labores de instruccion y a algunos de los que resultaron "eficientes" aprendices del horror. Entre los primeros se cuentan Ingrid Olderock, Miguel Krassnoff, Marcelo Moren Brito, Cristian Labbe, Gerardo Urrich, Pedro Espinoza Bravo, Manuel Carevic y el medico Vittorio Orvieto Tiplizky. De los segundos se sabe del ex agente Samuel Fuenzalida (ver recuadro sobre Labbe)y del civil Osvaldo Romo Mena. El mayor David Miranda Monardes, Fiscal Militar, era la persona que decidia el destino de los detenidos, seguramente por ordenes de Manuel Contreras, comunicando sus decisiones al Secretario de la Fiscalia, Patricio Carranza Saavedra, quien llevaba toda la documentacion. Uno de los torturadores mas crueles era el oficial de Ejercito Mario Jara Seguel, hoy procesado en diversos casos de derechos humanos, junto al suboficial Acuña y el cabo Juan Bahamonde.

Segun el relato de Maria Flor Nuñez, sobreviviente del campo de concentracion, fue transportada primero en una camioneta de la Pesquera Chile y luego en otro vehiculo donde estaba el mayor Jara. Sin exhibir identificacion, los efectivos la acusaron de ser la secretaria y hermana del diputado socialista Matias Nuñez.

Al llegar a Tejas Verdes, Maria vio la linea de mando: Contreras y Jara ordenaban todas las actividades del recinto. Desde el 5 de diciembre de 1973 y hasta el 9 de marzo de 1974 estuvo recluida, fue fichada con fotografias y toma de huellas digitales. Las sesiones de tortura a los detenidos se llevaban a cabo en el casino de oficiales, y los jefes de este recinto eran, ademas de Contreras y Jara, el fiscal Miranda, los tenientes Carevic y Quintana, los suboficiales Ramon Carriel y Acuña, la enfermera Manriquez, el doctor Orvieto y otras tres personas.

"Fui varias veces a interrogatorios; me escupian, me sacaban la ropa a tirones, perdia el conocimiento. Al despertar no podia controlar mi cuerpo y estaba bañada en sudor de mal olor, sangre durante nueve dias y mi menstruacion se suspendio para siempre" señala. Añade que los oficiales "querian que les dijera donde estaba mi hermano, al no responder me golpeaban y me amenazaban con traerme a mis hijas para violarlas delante de mi. Me sumieron en agua con excrementos, me tiraron baldes con orina y deposiciones. Contreras me venia a sacar a las 3:00 AM y me tiraba al patio del campo, esto lo hizo el varias veces".

En el Informe Rettig se señala que "fue caracteristica del complejo (Tejas Verdes) la presencia de medicos tambien encapuchados que controlaban la
tortura (de modo que no fuese mortal) y atendian de urgencia a las victimas mas dañadas por ella", segun consta en el expediente del caso y en un sumario realizado por el Colegio Medico, Vittorio Orvieto fue reconocido dur ante las torturas asistiendo a los detenidos. Orvieto Tiplizky en la decada del 90' ocupo un cargo directivo en el Hospital Militar.

Entre quienes hicieron desaparecer a prisioneros desde este lugar, lanzandolos al mar desde helicopteros militares, figura el conocido piloto de la Carvana de la Muerte Antonio Palomo Contreras. Segun el informe de la Mesa de Dialogo, entre estos casos estarian los de Gerardo Rubilar y Ernesto Salamanca detenidos el 24 de enero de 1974, trasladados a Londres 38 y luego a Tejas Verdes, lugar donde se pierde todo rastro de su paradero.
A fines de 1973, el general Oscar Bonilla visito el centro de reclusion y constato las torturas a que eran sometidos los prisioneros en los subterraneos del casino militar, señalandoselo a Contreras. Bonilla falleceria posteriormente, luego de diversos enfrentamientos son el poderoso jefe de seguridad, en extrañas circunstancias.

EL TESTIMONIO DE LUISA STAGNO VALENZUELA: "VARIAS VECES ME VIOLARON Y APLICARON CORRIENTE EN LA PARRILLA…"
"Estuve detenida en el campo de prisioneros de Tejas Verdes, desde la primera semana enero de 1974. Tres meses aproximadamente. Posteriormente me trasladaron a otros campos de concentracion. Sali de Tres Alamos, luego de ocho o nueve meses.
Nunca estuvo claro por que me detuvieron. Trabajaba con mujeres, y estabamos convencidas del proceso de Salvador Allende y lo que significaba el
gobierno de la Unidad Popular. Mi marido trabajaba en Madeco, y luego del golpe fue detenido. Viviamos en la Poblacion Madeco. En enero de 1974, yo estaba tratando que a mi marido lo pudiera visitar su familia. Estaba incomunicado.

Vecinos me avisaron que en mi casa habian hombres de civil. En la casa estaban mis hijos y una cuñada. Cuando entre, les permitieron salir a los
niños. Tres civiles allanaron la casa y me llevaron en una camioneta sin patente. No tenia conciencia de lo que iba a vivir…
Me vendaron los ojos, trasladandome a Londres 38. Alli me golpearon…Despues me trasladaron al Tacna, unas horas… luego a Tejas Verdes…
Llegamos de noche. Iba con otra persona, sentada en el suelo y amarrado con alambre. Yo estaba vendada. No sabiamos que lugar era, pero senti que estaba cerca del mar y de eucaliptus…

Me encerraron en una especie de mediagua, y al dia siguiente comenzaron los interrogatorios… las primeras semanas fueron las mas duras. Nos trasladaban en camiones hasta el lugar de tortura, el Casino de la Escuela de Suboficiales de Tejas Verdes. En ese momento no sabia donde estaba. Nos llevaban en camiones frigorificos, amarrados, vendados, con capuchas. Nos hacian bajar escalones y a mi me dejaron en una celda. Los interrogatorios empezaban muy temprano… me golpearon y aplicaron todas las formas de tormento: Golpes, corriente electrica, quemaduras con cera, cigarrillos; en un brazo aun tengo lasmarcas. Les dije que estaba embarazada, pero la verdad a ellos no les importo, al contrario. Me golpeaban con una fusta en el bajo vientre, para que perdiera mi guagua. Al tercer o cuarto dia, comenzaron a violarme… varias veces me violaron y aplicaron corriente en la parrilla electrica…

Me hacian estar parada toda la noche. Me tiraban agua. No podia dormir. No nos daban comida ni agua. Fueron meses espantosos, horribles… Cuando volvi a la caseta, al dia siguiente, llego Rebeca Espinoza. Yo estaba en tan malas condiciones que pusieron una enfermera -tambien prisionera-, y le permitian que me atendiera. Me venian convulsiones musculares, producto de las sesiones de tortura… A los veinte dias de ser torturada diariamente -me sacaban al sol para que las heridas cicatrizaran-, Rebeca Espinoza desaparecio… la llevaron a la tortura y no volvio nunca mas. Se que desaparecio porque los torturadores burlandose, cuando me venian convulsiones, me pasaron su chaleca para que me tapara…

Nunca estuve con otras compañeras. Sabia que habian mas detenidas. A traves de las rendijas se veian. Se escuchaban voces. Vi muchos hombres y
trabajadores de Madeco. Estaban desde antes que yo llegara. Presumo que mi detencion tuvo que ver con el amedrentamiento a esos compañeros, para que hablaran… Luego nos hicieron firmar un papel que decia que no teniamos daños ni quejas. Yo tenia mas de cinco meses de embarazo. Estaba en muy malas condiciones, mi bebe tambien, producto de la tortura fisica y sicologica.
Me trasladaron a la Correccional, donde estuve unos 20 dias. Alli agentes de civil nos llevaron al Estadio Chile con un tremendo despliegue…
Luego a Tres Alamos desde donde sali en libertad. Mi casa siguio siendo allanada por soldados de Ingenieria de Tejas Verdes, a muchos los ubicaba…

En Tejas Verdes escuche las torturas de otras personas, gritos de hombres… Quien comandaba el campo de prisioneros era Manuel Contreras… recuerdo algunas caras de los soldados y torturadores… Fueron tres meses terribles.

Las torturas, las primeras semanas, eran practicamente todos los dias. Despues se fue espaciando, pero no dejaron de ser… No hubo momento en que no me torturaran. En el casino habia pequeñas celdas… alli dejaban a los prisioneros. De vuelta del campo de tortura, me llevaban una frazada. La tomaban cuatro militares por las puntas. Nos llevaban en calidad de ovillos, en el medio de las frazadas… uno no era capaz de caminar… Luego me dejaban en una celda de cemento…

Tengo la impresion que habia unas 15 mujeres, pero por ahi pasaron muchas mas… en el campo hubo unos 1.500 prisioneros. Recuerdo algunas caras y  como estaba vestidos. Nos daban te en unas pailas y un pan. Cuando uno venia de la tortura no habia comida ni agua… Los mismos milicos y torturadores nos decian que 'no tomaramos agua porque nos podia dar un paro cardiaco'…

Recuerdo que se hablaba de que desde alli desaparecieron unos Tupamaros. Nos mantenian vendados con la capucha y, en el campo de tortura, nos
amarraban… Normalmente nos interrogaban cuatro o cinco torturadores. Nos violaban, hacian simulacros de fusilamiento, aplicaban corriente.

Despues uno de ellos nos decia 'habla lo que te preguntan, no seai… yo te voy a ayudar'. Habia una tortura fisica y otra sicologica. Yo no se cual es la que hace mas daño. Pienso, la peor es la tortura sicologica, porque todo lo fisico se recupera. El daño sicologico es irreparable, por eso nuestra sociedad esta enferma y dañada…

Recuerdo que habia tambien torturadores de civil. Uno de ellos me tomo y me puso en la parrilla. Tenia un acento extranjero, uruguayo o brasileño, puede ser. Se que habian extranjeros ahi, que estaban 'formando' al resto de los torturadores, les explicaban cosas. A uno le parecia increible. Aplicaban corriente y si te convulsionabas o te desmayabas, ellos decian: 'esto es lo que hay que hacer', eran 'instructores'… Eso lo vivieron todos los que pasaron por el campo de prisioneros… Finalmente perdi mi guagua en la Correccional… Cuando llegue a Tejas Verdes tenia dos meses de embarazo…".

LOS VINCULOS DEL ALCALDE LABBE
Hasta antes de conocer los testimonios de ex agentes y sobrevivientes de Tejas Verdes que lo inculpan, el Alcalde de Providencia solo reconocia su pertenencia a la DINA en calidad de encargado de la seguridad personal del "su" general Pinochet.  El ex agente del organismo represivo Samuel Fuenzalida Devia, en sus declaraciones judiciales por la desaparicion de Alfonso Chanfreau, señala recordar como instructores de tortura en dicho recinto militar a Miguel Krassnoff y Cristian Labbe.

En este escrito, anexado en el caso Tejas Verdes que tramita el ministro de fuero Hernan Matus de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Fuenzalida detalla su estadia en el Regimiento de Ingenieros y sus dos años como operativo en Villa Grimaldi y Londres 38. El ex agente declara que fue llamado al servicio militar en marzo de 1973, "siendo destinado al Regimiento Reforzado Motorizado numero 15 de Calama.

Alli me encontraba al momento de producirse el Golpe de Estado cuando, aproximadamente en diciembre de ese año, el comandante de la compañia,
mayor Langer, indico que debido a mis meritos yo habia sido premiado con una estadia en la costa de la zona central". Luego le entregaron un documento, que parecia una circular a nivel nacional que tambien recibieron otros miembros del Ejercito, donde se reiteraba que debido a su calidad eran asignados al Regimiento Nº 2 de Ingenieros de Tejas Verdes.

"De alli fuimos trasladados a las Rocas de Santo Domingo, a un sitio donde habia unas casas de veraneo. En este lugar tuvimos una visita del coronel Manuel Contreras, a quien lo acompañaban dos personas. El nos pregunto si conociamos a que veniamos y acerca del documento que habiamos firmado, aclarandonos que la verdad era que a partir de ese momento pasabamos a integrar la naciente DINA y que debiamos estar orgullosos de ello, ya que se debia a nuestros meritos personales", continua el agente.

Fuenzalida añade que "la instruccion en este lugar duro un lapso relativamente corto, no recuerdo extension precisa. Se nos enseño educacion fisica, combate cuerpo a cuerpo, guerrillas, contrainteligencia, inteligencia, por parte de profesores dentro de los cuales recuerdo a la funcionaria de Carabineros Ingrid Olderock, Miguel Krassnoff, Cristian Labbe, Gerardo Urrich y Manuel Carevic".

APLICANDO LO APRENDIDO
Fuenzalida
 reconoce haber sido agente operativo del Grupo Caupolican, perteneciente a la Brigada de Inteligencia Metropolitana de la DINA, desde fines de enero de 1974 cuando fue destinado a labores en la Rinconada de Maipu, fundo de experimentacion de la Universidad de Chile. Asegura que cerca de 600 efectivos aprendieron las nuevas tacticas y fueron distribuidos en la BIM y la Brigada de Inteligencia Provincial, entre ellos miembros de las tres ramas castrenses y de Carabineros.

Bajo el mando del teniente coronel de Ejercito Manuel Manriquez y con una plana mayor a cargo de los suboficiales Matamala, Caballero, Barrales y los soldados Avalos de la FACH y Letelier del EjercitoFuenzalida fue trasladado hasta Londres 38. Alli, admite que presencio torturas y convivio con los prisioneros.

"Los detenidos permanecian con la vista vendada, sin condiciones de aseo, alimentacion suficiente, sin camas para dormir y eran sometidos a
interrogatorios en los cuales le aplicaban corriente, especialmente en los organos genitales y senos, en el caso de las mujeres. Tambien eran quemados con cigarrillos y golpeados" relata.

Agrega que "en el primer piso, en el pasillo y bajo una de las escalas, habia un pequeño cubiculo donde se mantenia a los prisioneros. Otros estaban en los salones de la planta baja, a la que se accedia bajando un par de peldaños. En el segundo piso funcionaban las diferentes brigadas, la Caupolican ocupaba la sala del area norte, que daba al hotel Princesa. En otras salas funcionaban las brigadas o grupos Puma, Tigre, Lautaro, Aguila, Puren y Tucan".

Durante su permanencia en el lugar, la jefatura rotaba de acuerdo a la brigada que estaba de turno, "dentro de estos jefes recuerdo a Urrich, Marcelo Moren Brito, el teniente Ricardo Lawrence, Ciro Torres, Manuel Castillo y Miguel Krassnoff, entre otros".

Grabado tiene el caso de una mujer, que conocio solo con el nombre de Valeria,y que se encontraba sobre una mesa quirurgica acompañada de Ciro Torres y el "doctor Mortis", Osvaldo Pincetti. "Torres dirigia la accion de unos tres o cuatro agentes que le aplicaban corriente en el cuerpo, ella gritaba y le preguntaban por un tal Antonio o Marco Antonio. Pincetti le habia aplicado una inyeccion de pentotal, segun comentaron otros agentes cuando volvi a verla en una de las dependencias donde se torturaba. Ella estaba muy mal fisicamente, muy maltratada e inconsciente, no hablaba. Ahi supe que estaba a poco de morir", señala.

Los detenidos "eran entregados a los camiones de la Pesquera Arauco por el comandante de guardia en esos momentos en Londres 38. Eran trasladados con la vista vendada y los pies libres. Los destinos de los cuales se hablaba eran: "Puerto Montt", que despues supe significa muerte en tierra, y Moneda, muerte en mar".

EL SILENCIO DE LABBE
El alcalde de Providencia Cristian Labbe reconoce su participacion en la DINA entre 1973 y 1975. Dice que "no es ninguna novedad que yo haya sido el principal encargado de la seguridad del general Augusto Pinochet y esa funcion la tenia que desempeñar un miembro de la DINA". Pero, tras su vinculacion a los cursos de Tejas Verdes, el coronel (r) y secretario general de la presidencia de los ultimos años de la dictadura ha guardado cauteloso silencio en torno a su participacion como instructor de muchos de aquellos agentes que por estos  dias son procesados por las graves violaciones a los derechos humanos que cometieron.


Manuel Contreras: gloria y ocaso del ex jefe de la Dina

Fuente :latercera.cl, 7 de Agosto 2015

Categoría : Prensa

De tener línea directa con Augusto Pinochet, a estar sedado con morfina en el Hospital Militar cumpliendo condena de 526 años por delitos de lesa humanidad. Un repaso por los principales hitos del temido jefe de la inteligencia del régimen millitar.

En su época de mayor poderío, Manuel Contreras comenzaba su jornada matinal con una habitual rutina. El entonces jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), pasaba a buscar al ex General Augusto Pinochet a su residencia. Juntos, se trasladaban hasta el edificio Diego Portales -sede de gobierno del régimen militar entre 1973 y 1980, actual Centro Cultural Gabriela Mistral- y allí desayunaban. Revisaban la situación del país y, por cierto, Contreras le informaba de las actuaciones del organismo que lideraba. Terminado el encuentro, Contreras se trasladaba hasta el cuartel central de la DINA, Belgrado -actual sede de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile- y se encerraba en su oficina, donde destacaban un televisor con conexión directa al despacho de Pinochet, con quien podía comunicarse en línea si las circunstancias lo ameritaban.

Así fueron las mañanas de Contreras, desde la creación de la Dina en 1974, hasta su disolución en 1977, luego de la presión ejercida por EE.UU., tras el asesinato al ex Canciller Orlando Letelier en Washington, un año antes, en la ciudad de Washington. Era la cúspide de su carrera militar iniciada poco más de tres décadas atrás.

QUILLOTA, PANAMÁ, TEJAS VERDES
Luego de una crianza en la ciudad de Osorno, Manuel Contreras ingresa a la Escuela Militar en 1944, egresando de ella tres años después. Llega a la ciudad de Quillota como Alferez del Regimiento N 2 de Aconcagua, para ser ascendido a Teniente en 1952. Un año después, ocurre un hito esencial para su futuro; ingresa a la Academia de Guerra para realizar el curso de Oficial del Estado Mayor. A la vez que es su primer contacto con la inteligencia militar -volvería en 1966 como profesor de inteligencia- es en la academia que conoce al entonces subdirector y profesor de Estrategia, Capitan Augusto Pinochet.

Contreras se especializa en inteligencia. Fue así que en 1967 parte a Panamá a realizar un post grado en la Escuela de las Américas, dirigido por el Ejército de EE.UU. con el objeto de formar a militares latinoamericanos en métodos de contrainsurgencia. En 1969 volvería a Chile a impartir clases en la Escuela de Ingenieros Tejas Verdes. Allí lo encontraría el Golpe de Estado del 11 de Septiembre de 1973, en calidad de director de esta unidad y con grado de Mayor.

DECRETO 521
Tras derrocar al gobierno de Salvador Allende, el régimen militar comienza a articular sus servicios de inteligencia. Centraliza los servicios de cada rama de las Fuerzas Armadas bajo un órgano superior. Fue el 14 de Junio de 1974 que el régimen emite el decreto 521 que formaliza a la Dirección de Inteligencia Nacional. Su misión: "Reunir toda la información a nivel nacional proveniente de los diferentes campos de acción, con el propósito de producir la inteligencia que se requiera para la formulación de políticas y planificación". 

Producto de su línea directa con Pinochet, el nivel de influencia de Contreras produce malestar en el resto del gobierno. Con los años, también fue conocido su quiebre con otro civil influyente en el gobierrno castrense, el abogado gremialista Jaime Guzmán.

Tras la disolución de la Dina, Contreras crea una empresa de seguridad. Vive en una aparente calma hasta que comenzaron las investigaciones sobre violaciones a los derechos humanos tras el retorno a la democracia.

"YO NO VOY A NINGUNA CÁRCEL"
Fue en 1995 que se dicta la primera condena contra Manuel Contreras: siete años de presidio por el asesinador al ex ministro Orlando Letelier. Desde su fundo "Viejo Roble", ubicado en la localidad de Fresia X región, declaraba en televisión: "Yo no voy a ir a ninguna cárcel, mientras no haya una justicia real". Mientras, un destacamento de un centenar de efectivos militares se apostaban en su terreno y en el interior del regimiento Sangra -unidad militar cercana su propiedad- la prensa de la época registraba un intenso movimiento de personal y pertrechos. Finalmente, tras un "brindis de apoyo" en el fuerte Justo Arteaga, Contreras se entregaba a cumplir su pena en Punta Peuco. En junio del 2004, en tanto, obtendría la libertad bajo fianza tras el pago de 18 millones de peso.

Permanece libre unos meses y da algunas entrevistas, como la que conceía a TVN minutos antes de volver a ser detenido. "No voy a ir a ninguna parte, si quieren me sacan muerto de aquí", alcanza a decir frente a las cámaras. Vuelve a la cárcel, ahora al Penal Cordillera.

Con los años, sería trasladado hasta el penal Punta Peuco. Para la conmemoración de los 40 años del Golpe Militar, Contreras concede una entrevista a CNN, donde asegura desconocer las violaciones a los derechos humanos.

Sus últimos días los pasó en el Hospital Militar con una situación de salud casi terminal; dejó de recibir su tratamiento diálisis, al que estaba sometido hace años, sedado bajo los efectos de la morfina. Cumple 526 años por delitos de lesa humanidad.

Un destino que Contreras aseguró no temer. Consultado por si sentía miedo a la muerte, "El Mamo" declaró a The Clinic: "La muerte viene cuando quiere. Ya tengo 22 atentados en mi contra. Qué le voy a tener miedo a la muerte".


“Submarino de excremento”: la sádica práctica de tortura que le imputan a Cristián Labbé en un nuevo procesamiento

Fuente :elmostrador.cl, 12 de Octubre 2018

Categoría : Prensa

El coronel en retiro del Ejército y ex alcalde de Providencia sumó otro procesamiento en causas de violaciones a los derechos humanos. Esta vez fue encausado por la aplicación de tormentos contra Anatolio Zárate Oyarzún, un ex marino mercante que estuvo detenido en Tejas Verdes tras el golpe militar.

La ministra en visita extraordinaria de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes, dictó procesamiento contra el coronel en retiro del Ejército y ex alcalde de Providencia Cristián Labbé, esta vez por la aplicación de tormentos en Tejas Verdes.

La víctima es Anatolio Zárate Oyarzún, quien era oficial de la Marina Mercante y jefe de flota de la Pesquera Arauco, y estuvo detenido en el campo de prisioneros de la Escuela de Ingenieros Militares, centro de detención clandestino de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).

La resolución establece que en ese período Anatolio Zárate fue trasladado en reiteradas oportunidades al subterráneo del casino de oficiales donde fue interrogado y sometido a malos tratos físicos y psicológicos por parte de funcionarios del Ejército, entre ellos Labbé Galilea.

Luego, el procesamiento describe los salvajes tormentos a los que fue sometido Zárate. “Entre los vejámenes sufridos por la víctima se cuentan descargas eléctricas en distintas partes del cuerpo, colgamientos, golpes con objetos contundentes, simulacros de y otras formas de apremio como el submarino de excremento –que consiste en una inmersión en un tambor con heces”, añade el texto.

Zárate fue trasladado el 30 de octubre de 1973 al Hospital Claudio Vicuña de San Antonio, lugar donde estuvo hospitalizado hasta el día 7 de diciembre de 1973, fecha en la que fue conducido a la cárcel pública de Santiago. En una entrevista a Soy San Antonio, la víctima reveló recientemente que Labbé “estaba involucrado en las torturas era sin duda él. Él era profesor de tortura.

Actualmente, Labbé se encuentra en libertad bajo fianza  y se mantendrá en esa condición. Este procesamiento se suma a otras causas de violaciones de los derechos humanos en los que ha estado involucrado el ex alcalde de Providencia, cometidos durante la dictadura tanto en Panguipulli (Región de La Araucanía) como en el centro de entrenamiento para la tortura de Tejas Verdes. Por este último caso incluso estuvo detenido en el marco de la investigación por una asociación ilícita.


Tejas Verdes: la cuna de la DINA

Fuente :theclinic.cl, 22 de Agosto 2013

Categoría : Judicial

En estos días, el periodista Javier Rebolledo presentará El despertar de los cuervos (Ceibo), un libro en el que ahonda en la historia del Regimiento Tejas Verdes, cuna de los experimentos de tortura en Chile, y que recoge testimonios que sitúan allí a Cristián Labbé y al diputado Rosauro Martínez. Además, recoge las denuncias de guaguas robadas y entregadas en adopción.

En 2005, mientras reporteaba temas vinculados con el abuso infantil en organismos del Estado, el periodista Javier Rebolledo se topó con el hallazgo de cinco cédulas de identidad abandonadas en un centro del Servicio Nacional de Menores (Sename). Las habían encontrado en un clóset del centro El Arrayán, en la comuna de San Joaquín y no se sabía más que los documentos databan de los años setenta. La casona colonial había sido el centro de detención Tres Álamos de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).

Las cédulas fueron entregadas al Ministerio del Interior y al mismo tiempo Rebolledo comenzó a rastrear su origen. Aunque no encontró las identidades de ese olvido de la dictadura, una de ellas correspondía a un torturado. Sin embargo, ese hallazgo lo acercó a organizaciones de derechos humanos vinculadas a la tortura en Chile, y a sus peores silencios.

Rebolledo tuvo acceso a las declaraciones sumarias de Tejas Verdes y a la barbarie de la dictadura: quemados con cera hirviendo, ratones y arañas en los genitales, mordeduras de perro en la vagina, ingestión de sus propios excrementos, violaciones y embarazos.

“Conejillos de Indias, eso pensaban también ellos”, dice, “nunca había leído tormentos tan rebuscados y crueles como los que se dieron en Tejas Verdes. Con los años y la experiencia nada se comparó en intensidad. Esta brutalidad fue la que me llevó a querer escribir sobre este tema pasado tanto tiempo. Siempre me he preguntado si es que la gente que justifica la tortura o morigera su daño, realmente sabe qué es”.

Tejas Verdes era, en rigor, el Regimiento Escuela de Ingenieros Militares Tejas Verdes del Ejército de Chile, ubicado en San Antonio, a unos metros de la playa; base de soldados, escuela de formación de oficiales y suboficiales. Fue el primer centro de experimentación y tortura, el primer centro de formación de agentes, el primer campo de concentración. El sueño hecho realidad del teniente coronel Manuel “Mamo” Contreras, director del regimiento en ese momento: la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).

Ocho años después de conocer los testimonios de Tejas Verdes, el periodista Javier Rebolledo, autor de “La danza de los cuervos” (Ceibo Ediciones, 2012) -investigación que sacó a la luz la escabrosa existencia del cuartel Simón Bolívar, único centro de exterminio conocido- lanzará “El despertar de los cuervos” (Ceibo Ediciones), el sábado 31 de agosto a las 18 horas en el Club Providencia.

El libro, que funciona como precuela de su ópera prima, será presentado por el ex ministro de la Corte de Apelaciones, Alejandro Solís, la premio nacional de periodismo Faride Zerán y el periodista Jorge “Gato” Escalante. El lugar elegido no fue una coincidencia. Ahí, en 2011 lanzó su libro el militar condenado por violaciones a los derechos humanos, Miguel Krassnoff, con la anuencia del ex alcalde y agente de la DINA, Cristián Labbé.

“En Tejas Verdes está la semilla de Simón Bolívar, de Villa Grimaldi, de la Venda Sexy, de toda la represión en Chile, de todos los detenidos desaparecidos, de todas las torturas. En Tejas Verdes se ensayaron los tormentos por primera vez. De ahí su importancia histórica y mostrarlo a través de la voz de sus víctimas o sobrevivientes”, explica.

A través del testimonio de dos mujeres del MIR, Ana Becerra y Olga Letelier, del dirigente socialista Anatolio Zárate y del trabajador Feliciano Cerda, todos detenidos en Tejas Verdes, junto a la narración de Héctor Salvo Pereira, un joven militar destinado en Tejas Verdes para el 11 de septiembre, el libro entrelaza sus historias y la de este centro de torturas y exterminio, mostrando así cómo se fue encendiendo el infierno en Chile. Infierno que además está documentado en decenas de declaraciones judiciales, algunas aún en sumario, y a las que tuvo acceso.

“Por eso se incluí las adopciones de niños por la DINA, el verdadero rol de Cristián Labbé y el del diputado Rosauro Martínez Labbé, como también el papel de profesionales de la salud, confesos judicialmente de haber enterrado gente dentro de sus predios y participado del fraude electoral de 1980”, explica Rebolledo.

LAS GUAGUAS ADOPTADAS DE LA DICTADURA
Una de las hebras que sigue el libro desde Tejas Verdes hasta el apogeo de la DINA, es el rol de doctores, enfermeras y violaciones que desembocaron en embarazos, desapariciones y abortos en la clandestinidad. Tempranamente, Rebolledo confirmó que en Chile no existe un registro de los niños nacidos en cautiverio, ya sea porque sus madres fueron detenidas estando embarazadas o porque nacieron de las violaciones de sus verdugos. Recién en 2009, el ministro Solís abrió un cuaderno reservado dentro de la causa Villa Grimaldi, para investigar posibles adopciones ilegales por parte de agentes de Estado.

El periodista tuvo acceso a la información y en el libro revela que varios hombres y mujeres que hoy bordean los cuarenta años, se han acercado al tribunal para que se investiguen sus casos. Sus muestras de ADN se han contrastado solo con material genético de familiares de diez mujeres, hoy desaparecidas, pero embarazadas al momento de su detención en Villa Grimaldi. Sin embargo los resultados han sido negativos y algunos otros están en estudio aún.

En su libro, Rebolledo revela que un agente de la DINA, brazo derecho de Contreras, adoptó a por lo menos dos bebés entre 1975 y 1976, los años duros de la dictadura. Lo hizo amparado en la estructura legal de la DINA, que le sirvió de testigo y aval, documentos que se detallan al interior de la narración. Uno de los bebés, una mujer, posteriormente fue entregada por el agente de la DINA a una funcionaria del hospital militar, quien la adoptó de manera definitiva.

Ella es Ana María Luna Barrios. Llegó al tribunal en 2010, luego que su madre le confesara que no era su progenitora. Su certificado de nacimiento indicaba que había nacido en 1976, pero la habían inscrito recién en 1979.

Interrogada por funcionarios de la Dirección de Inteligencia de Carabineros, su madre adoptiva, Marta Adriana Barrios Barrios, una antigua auxiliar de enfermería del Hospital Militar, dijo que la niña había llegado al recinto en estado de desnutrición y que al darla de alta llamaron a su abuelo y éste les dijo que la llevaran al Sename. Luego ella, encariñada, inició los trámites de adopción. Lo que no contó es que había perdido a su hijo: Agustín Luna Barrios, cabo de Ejército, murió el 11 de septiembre de 1973 en los enfrentamientos cuando intentaban sitiar La Moneda.

La justicia logró dar con la identidad del militar que había entregado a Ana María a sus actuales padres adoptivos: Hernán Valle Zapata, teniente de Ejército, fallecido. También se encontró su expediente de adopción, donde se da cuenta que originalmente Valle Zapata la inscribió solo, sin la madre. En el casillero que debe indicar su nombre señala: “no compareciente”. El documento, donde figuran como testigos la dactilógrafa Sylvia Pérez Ortúzar y el abogado Hernán Blanche Sepúlveda, ambos del área jurídica de la DINA, es parte del material inédito del libro.

También se revela la hoja de vida de Valle Zapata en la DINA, donde indica que fue parte del círculo íntimo de Manuel Contreras entre 1975 y 1977. Además se relata que Valle Zapata también “se hizo” padre de Carmen Gloria Valle Valle, nacida según el documento el 8 de marzo de 1975, de “madre NN, chilena, soltera, sin antecedentes penales”. Actualmente ella está viva.

Por su parte la hoja del abogado Hernán Blanche, quien firmaba los documentos, señala que luego, en 1979 fue “director jurídico” de la CNI. Actualmente tiene una notaría ubicada en la comuna de Pudahuel, que entre otras cosas, sirve de aval en programas de televisión, como fue el caso de Rojo Vip, hace unos años.

Junto al caso de Ana María Luna, “El despertar de los cuervos” también detalla cuatro casos más, algunos desechados por la justicia y otros actualmente en investigación. El que más llama la atención es el de Juan Ramón Painepe Melivilu, nacido dos veces: el 13 de enero según su acta de nacimiento y el 23 de abril de 1974 según el Registro Civil. Según la declaración policial su propia madre adoptiva, Marta Melivilu Ancavil, la visitadora social que vio su adopción le dijo que había nacido en el Hospital Félix Bulnes y que su madre había sido llevada por militares.

El problema para encontrar a sus padres es, según Rebolledo, que el sistema antiguo no permite que se investigue fuera de una causa, en este caso, Villa Grimaldi que es donde hay denuncia. “La única solución es que se tomara una decisión nacional con las personas detenidas desaparecidas, torturadas, y ejecutadas, de hacer un banco nacional de ADN para que se puedan contrastar con familiares de todas las mujeres que pasaron por centros de inteligencia”.

LA ESCUELITA
Para el 11 de septiembre de 1973, el Regimiento de Ingenieros Tejas Verdes estaba dotado de unos 550 soldados divididos en cinco compañías. La máxima autoridad ahí era el teniente coronel Manuel Contreras Sepúlveda. Bajo él, una plana mayor dispuesta a poner en marcha el plan de formar la DINA que el mismo Pinochet le había encomendado. Esto se detalla en el libro paso por paso, incluida la influencia de Estados Unidos a través de la Escuela de las Américas y también el “aporte” “Escuela Francesa”, en rebuscados tormentos que los comandos germanos aprendieron en Argelia y luego enseñaron en América Latina.

Los conejillos de Indias comenzaron a ser utilizados por los agentes de la DINA, recién comenzada la dictadura, según las propias confesiones judiciales que se repiten en el libro. Uno de los casos de tortura más escalofriante es el de Feliciano Cerda. Feliciano era portero de Vía Sur, la empresa de buses que la UP había hecho estatal, no tenía militancia política, pero lo culparon de que el día 11 de septiembre mató un grupo de carabineros en la población La Legua. Se le sumó el tener un hermano mirista.

La primera sesión de torturas en Tejas Verdes, fue sobre una cama mojada y partió con golpes con lo que, cree, era un machete envuelto con ropas, subió con manotazos en la ingle, luego el estómago y el esófago, hasta dejarlo sin respiración. El epílogo fue un golpe de culata en el rostro que le quebró dos piezas dentales. No confesó nada porque no sabía nada.

Su segunda salida a la sala de torturas en Tejas Verdes, ubicada en el subterráneo del casino de oficiales, acondicionado ya con las famosas parrillas y otros adminículos del infierno, fue como una regresión a la Edad Media. Los militares esta vez lo amarraron con correas de una muñeca y un tobillo. Y lo estiraron hasta suplicar por su muerte.

De vuelta a la cabaña, con sus compañeros de Vía Sur también detenidos, torturados y amenazados con la violación de sus hijas. Eran ya las sombras de unos seres humanos que se iban apagando en el reflejo del compañero destruido. Y vuelta a la sala de torturas, electricidad, heridas en las plantas de los pies abiertas con cucharas y cauterizadas con una plancha.

El olor a mierda era una señal de que aún quedaba un hilo de vida dentro del regimiento. Los detenidos comenzaban a enterarse del destino final de los recluidos en Tejas Verdes: varios fueron lanzados al mar dentro de cajas en el puerto de San Antonio, otros lanzados desde helicópteros, como declara un agente en el libro.

Las ganas de vivir se apagaban con esas palabras y el cuerpo de Feliciano era un gran moretón hinchado. Según su testimonio, los tormentos no acabaron el día que lo llamaron por altoparlante para dejarlo en libertad. Cuando se dispuso a firmar el documento que lo dejaba en libertad, casi ciego, recibió el peor de todos sus martirios. Le bajaron los pantalones, lo acostaron sobre el escritorio y comenzaron a violarlo. Luego le introdujeron un palo en el ano, se lo hicieron girar dentro y se lo pasaron por el rostro.

“Si las violaciones a los mujeres hasta ahora son un tema invisibilizado por la justicia chilena, que no ha recogido el pañuelo, las violaciones a los hombres no existen como tema. Por el asunto social, son muy pocos los que lo han denunciado. Pero sucedió muchas veces. Ese es el límite real que se cruzó en este país”, apunta Rebolledo.

En el libro se detalla que las violaciones por parte de los agentes durante los interrogatorios fue sistemática y tuvo su marcha blanca en Tejas Verdes. Incluyó botellas de Coca-Cola en el ano, fierros, palos, instrumental médico, ratones en la vagina, electricidad en todos los puntos sensibles del cuerpo, especialmente los genitales. A través del testimonio de Ana Becerra (17) y Olga Letelier (16), personajes del libro, se da cuenta de ello. Ana estaba embarazada y Olga era virgen. A ambas las torturaron con herramientas ginecológicas y les aplicaron corriente en la vagina.

“A lo que llegué también es que la tortura funciona parecido a la doctrina interna que el Ejército aplica a sus soldados. Cuando un capitán le dice a un soldado que vale menos que la suela de sus zapatos, lo está bajando al mínimo para que obedezca, para que no tenga iniciativa propia. Cuando un soldado viola a una niña o a un hombre, está intentando hacer lo mismo, que colabore. Es horrible, pero técnico”, sostiene Rebolledo.
Tan técnico, que supervisando todo se encontraba un equipo con doctores, hipnotizadores, y enfermeras encargadas que los detenidos no “se fueran” en medio de una sesión de tormentos y tuvieran que transformarlos en “paquetes”, lanzados al mar.

CRÍMENES MÉDICOS
“El despertar de los cuervos” se centra en mostrar la importancia de las matrices y de los procesos embrionarios asociados a ellas, pues, según el autor, los criminales de la DINA, pueden ser analizados y vistos de mejor forma a través de los orígenes. “Si te fijas, todo lo que pasó acá, luego se replicó en el resto de Chile. Eso es en cuanto a los centros de tortura y métodos. Pero también sucedió algo dentro de las cabezas de los soldados, de los agentes, que se permitieron llegar a esto, y que también se expandió como enfermedad en el resto de Chile”, apunta el autor.

De ahí que la narración de Patricio Salvo, aspirante a oficial de reserva para el 11 de septiembre, sea fundamental como contrapunto de lo vivido por las víctimas. El mismo experimentó la alienación, presenciando torturas y justificándolas. Hoy puede dar fe de lo que sucedió. Salvo escuchó cuando uno de los doctores de Tejas Verdes, el psiquiatra Roberto Emilio Lailhacar Chávez, explicaba a los mandos del lugar que comenzaría aplicar hipnosis debido a que los detenidos “se estaban yendo muy luego”, producto del grado de brutalidad de agentes impacientes.

Los agentes de Tejas Verdes pronto comenzaron a llamarlo “El hipnotizador”, debido a sus estrafalarios métodos de tortura. Recién en 2013, este desconocido doctor confesó judicialmente y de forma inédita, que seis cadáveres fueron lanzados por carabineros de la zona al interior de un pozo de unos treinta metros de profundidad en su fundo, ubicado en las afueras de Curacaví.

La declaración se enmarca en la investigación por la ejecución de tres campesinos de Curacaví en 1973 que lleva la ministra de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Sylvia Pizarro y actualmente la Policía de Investigaciones y el Servicio Médico Legal se encuentran excavando al interior de su predio, buscando el pozo que habría recubierto con cemento, restos de animales y medicamentos en descomposición.

Pero las funciones de los médicos de los servicios secretos tocaron también lo político. El libro revela la confesión policial del dentista Pablo César Oyanguren Plaza, profesor de la Universidad Mayor, quien dice que en 1980 participó del fraude electoral que terminó promulgando la Constitución Política que hoy se intenta derogar. “La CNI me entregó la cédula falsa, con mi chapa, para que votara dos veces, lo que yo hice. Luego de esto me arrepentí”, señaló para el libro. En “La Danza de los Cuervos”, Jorgelino Vergara reconoce que cientos de agentes de la CNI sufragaron en reiteradas ocasiones para el plebiscito que validó la Constitución.

“Al poner a doctores, dentistas, abogados y, en general civiles, mi idea fue visibilizar la participación de ellos, algo que hasta hoy, a cuarenta años del golpe, la sociedad chilena no ha hecho. Culpar exclusivamente a los militares es tapar el sol con un dedo, pero sobre todo es una mentira”, explica Rebolledo.

El libro también se encarga de mostrar cómo los doctores que luego participaron de crímenes, partieron en Tejas Verdes, aplicando por primera vez el juramento de Hipócrates en sentido inverso. Todas las víctimas que prestan testimonio en el libro, cuentan que fueron torturados en presencia de facultativos y enfermeras encargados de determinar hasta qué punto les podían seguir aplicando electricidad, y luego de prodigarles cuidados, con el fin de recuperarlos para una nueva sesión.

EL PROFESOR LABBÉ
Hace unos meses el ex alcalde de Providencia Cristián Labbé llegó a impartir el ramo Evolución del Pensamiento político en Chile, a los alumnos de Derecho de la Universidad Finis Terrae. Esta vez se encontró con una funa de los estudiantes. En su defensa, el ex coronel de Ejército, ex guardia de Pinochet y ex alcalde de Providencia, ha dicho que su paso por el cuartel Rocas de Santo Domingo fue para hacer clases de educación física.

En el libro se le inculpa directamente en la enseñanza de prácticas de torturas y la ejecución de éstas. Uno de los nombres claves es el mismo Anatolio Zárate, detenido en Tejas Verdes y separado de su familia el mismo 11 de septiembre de 1973. En medio de una sesión de torturas, su capucha se soltó y pudo ver a su alrededor a Manuel “Mamo” Contreras, al detective encargado de la comisaría de San Antonio, subcomisario Nelson Patricio Valdés Cornejo, al doctor Vittorio Orvieto y al teniente Cristián Labbé. También había una enfermera que no conocía.

Al teniente Labbé lo había visto pasear por el campo de detenidos, en visitas de inspección, vistiendo un buzo verde y una camiseta con la palabra “Brasil”. Por cierto ese día de octubre en que vio a Labbé coincide con los relatos de agentes de la DINA que lo tuvieron como instructor en las cabañas de Rocas de Santo Domingo. Anatolio nunca olvidó el rostro de Labbé ni de ninguno de los presentes. Ese día quedó discapacitado, lo que dentro de todo ese infierno, por lo menos sirvió para que no lo volvieran a torturar.

Hasta ahora, el único que había reconocido judicialmente a Labbé en el centro de torturas, era Zárate. Pero en el libro se revela un segundo testimonio. El denunciante es el aspirante a oficial de reserva Patricio Salvo. Ahí fue testigo de la presencia de Labbé en el subterráneo de tortura y que luego judicializó en una causa que se investiga en la Corte de Apelaciones de San Miguel, referida a los crímenes de Tejas Verdes.

“Es la primera vez que un agente, un hombre del propio lado del ex alcalde, lo reconoce en el centro de torturas, en el lugar donde exclusivamente se aplicaban tormentos y nada más. Salvo declaró esto judicialmente este año, lo cual hoy está en plena investigación”, señaló Rebolledo.


Corte de San Miguel eleva penas a cinco ex agente de la DINA por secuestro, torturas y violencia sexual contra prisionera política

Fuente :elclarin.cl, 8 de Noviembre 2021

Categoría : Prensa

La Sexta Sala de la Corte de Apelaciones de San Miguel dictó sentencia definitiva de segunda instancia y elevó las penas a cinco ex agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) por secuestro calificado, torturas y apremios ilegítimos de carácter sexual cometidos en perjuicio de Luz de las Nieves Ayress Moreno, a partir del 30 de enero de 1974.

Los ministros Carolina Vásquez y Diego Gonzalo Simpertigue, y el abogado integrante Francisco Ferrada, confirmaron la sentencia de primera instancia dictada en mayo pasado por la ministra con dedicación exclusiva para causas de DD.HH. Marianela Cifuentes Alarcón, elevando de 6 a 10 años y 1 día de presidio la pena impuesta al ex general del Ejército César Manríquez Bravo; al Coronel de Carabineros Ciro Torré Sáez y a los coroneles del Ejército Klaudio Erich Kosiel Hornig, Raúl Pablo Quintana Salazar y Vittorio Orvieto Tiplitzky, como coautores del delito consumado de secuestro calificado.

Del mismo modo, la Corte aumentó de 3 a 5 años de presidio la pena que se impuso a los mismos agentes, como coautores del delito de apremios ilegítimos, en carácter de reiterados de la misma víctima..

El abogado Francisco Ugás Tapia, del Estudio Jurídico Caucoto Abogados, expresó su satisfacción por la decisión pronunciada por la Corte de Apelaciones de San Miguel, destacando y relevando “una línea jurisprudencial que se está asentando en nuestra judicatura, en cuanto a reconocer la existencia de los vejámenes de orden sexual cometidos por agentes del Estado, en perjuicio de las víctimas de la dictadura, y sancionándolos, cuestión que, hasta hace poco tiempo atrás, esto no se observaba en las sentencias”.

Agregó que “la aplicación del enfoque de género a procesos por crímenes de lesa humanidad resulta trascendental al momento de juzgar debidamente hechos de esta naturaleza”.

De acuerdo a la investigación encabezada por la ministra Marianela Cifuentes se pudo establecer que el 30 de enero de 1974, agentes de la DINA, detuvieron a Luz de las Nieves Ayress Moreno, militante del Partido Socialista, en la comuna de San Joaquín, junto a su padre Carlos Orlando Ayress Soto y su hermano Carlos de 15 años de edad, para luego trasladarla al centro de detención clandestino “Londres 38”, cuyo recinto estaba a cargo del oficial del Ejército César Manríquez Bravo, y en el que cumplía funciones en esa época su par Sergio Castillo González.

Posteriormente, y aún permaneciendo en dicho lugar, fue interrogada y sometida a tormentos físicos y psicológicos por parte de los agentes, los cuales consistían en electrochoques en distintas partes del cuerpo, específicamente en zonas sensibles como el ano, senos y vagina; le aplicaban “El submarino”, procedimiento en donde le sumergían la cabeza en un balde con excrementos; y, violencia sexual, entre otros vejámenes, según pudo establecer la magistrada en su investigación.

En febrero de 1974, Luz Ayress Moreno fue trasladada al centro de detención Tejas Verdes, dirigido por Manuel “Mamo” Contreras, oficial de Ejército, actualmente fallecido y donde también cumplían funciones los agentes Klaudio Erich Kossiel Horning, Raúl Pablo Quintana Salazar y Vittorio Orvieto Tiplitzki.

Luz Ayress Moreno pasó, también, por el recinto de “Tres Álamos”, y en marzo del mismo año fue derivada al Centro de Orientación Femenino de Santiago. Desde diciembre de 1976 se encuentra viviendo en el exilio.


Un día como hoy 12 de septiembre hace 40 año

Fuente :resumen.cl, 12 de Septiembre 2013

Categoría : Prensa

El día 12 de septiembre de 1973, es detenido en la vía publica y en el Retén de Carabineros de Huambalí de Chillán donde es asesinado a golpes Iván Armando Contreras Flores, profesor de Educación Básica y poeta, militante del MIR, lo buscaban ante la negativa de reincorporarse al contingente militar.

El 12 de septiembre de 1973 fue detenido al interior de la Universidad, Raúl Leopoldo de Jesús Larravide López, militante del MIR, estudiante de Ingeniería en Minas en la UTE, sede Copiapó y militante del MIR. Conducido al Regimiento de Copiapó es ejecutado el 17 de Octubre.

El 12 de septiembre de 1973, es detenido en casa de amigos, por efectivos de la Marina de Valparaíso, Jactong Orlando Juantock Guzmán, egresado de Arquitectura de la U. de Chile, militante del MIR. Es detenido desaparecido.

El 12 de septiembre de 1973 fue detenido y después desaparecido, Ceferino del Carmen Santis Quijada casado, 2 hijos, Presidente del Sindicato de Obreros de Industrias Rayonhil, militante del MIR, alrededor de las 21.30 horas, en su domicilio de Llo'Lleo, en presencia de su esposa e hijos pequeños, por una patrulla militar que se movilizaba en un camión. En el vehículo iban también, en calidad de detenidos: Juan Antonio Betancourt, Jacob Tapia Román y una persona de apellido Farías.

En primer lugar fue llevado al Regimiento Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes, cuyo Comandante era el entonces Coronel de Ejército Manuel Contreras Sepúlveda. Después fue conducido a la Comisaría de Carabineros del sector Barrancas de San Antonio y, desde este recinto policial fue trasladado a la Cárcel Pública, en donde permaneció hasta el 4 de octubre de 1973, siendo sacado en distintas oportunidades a interrogatorios a Tejas Verdes. En una oportunidad también fue llevado al Cuartel de Investigaciones de San Antonio.

Por último, el afectado es desaparecido el 5 de octubre de 1973 desde el Regimiento de Tejas Verdes, junto a otros cinco detenidos:

Víctor Fernando Mesina Araya (PS), Jorge Luis Ojeda Jara (ps), Luis Norambuena Fernandois (PS), Gustavo Farías Vargas (MIR) y Florindo Alex Vidal Hinojosa (MIR).

El cadáver de este último fue encontrado en la desembocadura del río Rapel y fue el único reconocido y entregado a sus familiares. También se encontraron en el río Rapel, los cuerpos de Víctor Mesina y Jorge Luis Ojeda, los que fueron sepultados en el Cementerio Parroquial de San Antonio por orden judicial y sin conocimiento de sus respectivas familias. A diciembre de 1991, los restos de los dos nombrados aún no habían sido exhumados. En cuanto al afectado, se comentó que había sido lanzado al mar. Ceferino Santis fue visto en distintos recintos de reclusión por numerosos testigos, los que dejaron sus testimonios y concurrieron a declarar al Tribunal. (Fuente: Vicaría de la solidaridad)

El 12 de septiembre de 1973, fue detenido en Quillota Ángel Mario Díaz Castro, Chileno, 41 años, obrero agrícola, militante del MIR, llevado al Buque Lebu y luego a la Cárcel de Quillota, desde donde lo sacan efectivos de la Escuela de Ingenieros de San Antonio, presentando su ejecución como un enfrentamiento.


A 50 años del golpe organizaciones de víctimas piden que se conviertan en sitios de memoria

Fuente :ciper.cl, 21 de Febrero 2023

Categoría : Prensa

Inmuebles donde se torturó son ocupados por la PDI, Carabineros y Armada como centros recreacionales y de hospedaje

La actual “casa de huéspedes” que la PDI tiene en Ñuñoa perteneció a un grupo dedicado a la meditación que era integrado, entre otras personas, por el astrólogo Pedro Engel. El inmueble les fue arrebatado en marzo de 1974. La casa estaba a nombre de una persona que fue detenida y torturada, y que después le traspasó la propiedad a la PDI en 1976. En ese mismo lugar fueron torturados, en 1980, dos estudiantes de la UC. Uno de ellos, Eduardo Jara, falleció. Carabineros y la Armada también mantienen propiedades para fines recreativos o de hospedaje con antecedentes de haber sido centros de tortura: el refugio Las Melosas (San José de Maipo) y el exsanatorio naval de Los Maitenes (Limache).

La tranquilidad del barrio ñuñoíno se quiebra por los autos que transitan por José Domingo Cañas. La casa blanca, de dos pisos, se emplaza en la esquina de esa calle con Obispo Orrego. Este lunes no se detecta mucho movimiento, a pesar de que hay dos autos estacionados en su interior y algunas ventanas abiertas. En este inmueble de la Policía de Investigaciones (PDI), que se ofrece como “Casa de Huéspedes” para alojar a sus funcionarios, fueron torturados en 1980 dos estudiantes de Periodismo de la Universidad Católica, según un fallo del juez Mario Carroza que espera su ratificación en la Corte Suprema.

Carroza estableció que los estudiantes Eduardo Jara (militante del MIR) y su compañera, Cecilia Alzamora, fueron secuestrados el 23 de julio de 1980, en plena dictadura, y trasladados al cuartel central de la PDI en General Mackenna. Después, cuando un magistrado inspeccionó esa sede policial, fueron llevados a la casa de Obispo Orrego. Allí “vuelven al cautiverio y continúan los interrogatorios con apremios físicos y psicológicos”, dice el fallo de Carroza. 

Al menos hay otros dos bienes inmuebles en manos de instituciones militares o policiales, destinados a usos recreacionales o de hospedaje, con antecedentes de haber sido sitios donde se torturó. Uno pertenece a Carabineros y el segundo a la Armada. El de la policía uniformada es el refugio de montaña Las Melosas, ubicado en San José de Maipo. El de la Armada es el recinto del antiguo Sanatorio Naval de Los Maitenes, en Limache.

Para dirigentas de organizaciones de víctimas, estos sitios deberían ser destinados a recordar lo que ocurrió allí. “Tienen que ser lugares de memoria, y una memoria activa; si es de recreación, que no esté en manos de las Fuerzas Armadas, porque ellos fueron los que violaron los derechos humanos”, señala Alicia Lira, de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP). En tanto, Marta Cisterna Flores, directora ejecutiva de la Fundación 1367 Casa Memoria José Domingo Cañas, afirma que el inmueble de la calle Obispo Orrego “no debería ser de huéspedes: lo que debería ser es un sitio de memoria que dé cuenta de lo que significó ese lugar durante la dictadura”.

"DALES LA CASA, PARA QUE NOS PODAMOS IR"

La historia de la casa que la PDI ocupa como centro de hospedaje en Ñuñoa tiene, además, un controvertido episodio respecto de cómo la policía civil la adquirió. El bien raíz era de un grupo de meditación llamado Misión de la Luz Divina. La Policía de Investigaciones tomó posesión de la propiedad, de hecho, en marzo de 1974, seis meses después del golpe de Estado. La persona que tenía a su nombre la casa, Francisco Arce Araya, fue detenido y torturado. Los registros del Conservador de Bienes Raíces de Santiago indican que dos años después, Arce la vendió a la PDI. 

Personas que integraban el grupo de meditación dijeron a CIPER que la venta se hizo bajo presiones. Un decreto del 6 de marzo de 1975, firmado por Augusto Pinochet, demuestra que la PDI había ocupado la casa mucho antes de que se produjera la compra, la que se concretó en 1976. El documento indica que la policía civil había “tomado posesión material, el 27 de marzo de 1974, habiéndose habilitado en ella un Internado Femenino que alberga a las alumnas de la Escuela Técnica de ese Servicio (la Policía de Investigaciones)” (vea ese documento).

La adquisición no se materializaría sino hasta marzo de 1976, cuando dos de los principales dirigentes de la Misión de la Luz Divina ya se habían ido de Chile luego de haber sido detenidos y liberados. Mónica Izak vivía en la casa antes del golpe de Estado. Ella cuenta a CIPER que con su dinero se compró el inmueble, pero que quien compareció en la escritura fue Francisco Arce, fallecido en 1992. Arce, según el testimonio de Izak, se fue del país luego de pasar por Tejas Verdes, donde fue torturado.

–Un día alguien toca el timbre y es Francisco, pero hecho mierda. Lo llevaron unos soldados y lo botaron ahí en la casa. Se demoraron todo ese tiempo en ver que realmente había vivido en Canadá, y tenía pasaporte canadiense–, relata Mónica Izak.

La historia de la compraventa de la casa ubicada en Obispo Orrego 241 la contó en su momento, y de manera breve, el astrólogo Pedro Engel, quien formaba parte del grupo de meditación. Lo hizo en el canal La Red, en una entrevista con la ahora embajadora en México, Beatriz Sánchez. Engel dijo que su cuñada (Mónica Izak) había donado dinero para comprar este sitio que usaban como ashram (lugar de meditación), hasta que Fuerzas Armadas y policías los empezaron a perseguir e incluso los detuvieron. “Lo pasamos bastante mal, pero al final lo que quisieron era esa casa”, aseguró Engel.

Mónica Izak relata a CIPER que en Obispo Orrego “nos juntábamos a meditar, y seguíamos a una persona de la India, que andaba por todo el mundo enseñando a meditar”.

–Teníamos charlas de meditación todos los días. Algunos vivíamos ahí, otra gente venía en las tardes. Yo vivía ahí. Francisco Arce también. Éramos unas cinco o seis personas las que vivíamos –dice.

La casa la adquirieron el 8 de agosto de 1973. Quien compareció en nombre de la Misión de la Luz Divina fue Francisco Arce Araya. Un mes después vino el Golpe de Estado. Y luego la persecución en contra de la agrupación, la que quedó registrada en la prensa. Un artículo de Las Últimas Noticias, del 22 de marzo de 1974, informó que la Policía de Investigaciones había concurrido a la casa y detenido a diversas personas. “Las autoridades, considerando que la concurrencia de los fanáticos en la ‘Misión de la luz divina’ era un síntoma de desquiciamiento social y de claro escapismo a la realidad que vive el país, determinaron terminar con la secta”, se indicó en el artículo.

Notas de La Tercera, de marzo de 1974, señalaron que sobre la Misión de la Luz Divina pesaban denuncias de “atentados sexuales, robos, abandono de trabajo, de estudio y agresiones a personas de edad”, todas descartadas por las fuentes ligadas a esta agrupación que hablaron con CIPER. Uno de los artículos finalizaba identificando a “Francisco Arce director también de la secta, quien ha manifestado que su deseo es vender esa mansión y abandonar el país”.

Pero cercanos a Francisco Arce explican que él nunca quiso vender. Mónica Izak cuenta que un tiempo antes de dejar el lugar, “vinieron a buscar a Francisco. Solo a él (…). Se lo llevaron a un edificio. Todo este rato con los ojos vendados. Era un edificio en alguna parte donde lo tuvieron amarrado tres días, vendado en una silla, y él escuchaba gritos y palos. No le dieron nada de comer en tres días”.

Luego, llevaron a Arce en un vehículo hasta Tejas Verdes, cuenta Mónica Izak, quien dice que esa versión se la dio el propio detenido: “Él insistía en que vivía en Canadá, pero no les importaba (…). Me dijo que no los dejaban ir al baño en Tejas Verdes, les pegaban, los torturaban, cuando lo interrogaron le pusieron corriente y esas cuestiones (…). Él estuvo en Tejas Verdes 30 días”.

Izak y Arce se fueron de Chile a fines de marzo de 1974. Antes de partir, Arce firmó un poder en favor de Felipe Oro Pérez, entonces un joven abogado de la Misión de la Luz Divina, para vender el inmueble a la Dirección General de Investigaciones. CIPER revisó ese documento, en el que Arce dice que está de acuerdo con que la institución policial ya estuviera usando la casa de Obispo Orrego desde el 27 de marzo de 1974. Según Izak, Arce firmó “porque no quería que lo detuvieran de nuevo (…). Yo le decía ‘dales la casa, para que nos podamos ir’”.

Finalmente, la compraventa se concretó el 3 de marzo de 1976. Según el archivo notarial, comparecieron Ernesto Baeza Michaelsen –director general de Investigaciones– y Felipe Oro Pérez, a nombre de Francisco Arce Araya. 

Oro señaló a CIPER que el pago por el inmueble le llegó cerca de 1984, o algo así. No tiene muy claro el año, pero sí recuerda que cambió el dinero por US$6 mil. Respecto de si cree que esta operación fue forzada, el abogado señala: “Sí, de todas maneras. El precio que se pagó creo que no correspondía. Pero no había nada que hacer. Nadie quiso vender la casa. Llegaron los milicos, nos echaron a todos, nos metieron presos, yo lo estuve dos o tres días, fue uno de los momentos de neurosis de mi juventud”.

1980: "LUGAR DE ENCIERRO Y TORTURA"

Unos años después de la venta, en 1980, y según la investigación del ministro Mario Carroza, hasta Obispo Orrego 241 fueron trasladados los estudiantes de Periodismo de la Universidad Católica, Eduardo Jara Aravena y Cecilia Alzamora Vejares, luego de ser secuestrados unos días antes en la esquina de Eliodoro Yáñez con Los Leones, en Providencia.

Todo esto ocurrió en el marco de la investigación del asesinato del teniente coronel Roger Vergara Campos, sucedido a mediados de julio de 1980. Un grupo de policías de Investigaciones resolvió  “iniciar por cuenta propia acciones operativas reñidas con los procedimientos institucionales y al margen de la legalidad, más violentas y vulneradoras de Derechos Fundamentales, con el solo propósito de dar rápidamente con el paradero de los autores del crimen del Teniente Coronel Roger Vergara”, señala el fallo del ministro Carroza.

A Jara y Alzamora los llevaron primero al cuartel general de Investigaciones, en General Mackenna. “En ese lugar, este grupo de funcionarios del equipo operativo designado en la investigación principal, procedieron a interrogarles mediante la aplicación de tormentos y solamente lo anterior concluye cuando se informa que un Ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago concurriría al Edificio institucional de Investigaciones, situación que les lleva a modificar el lugar de encierro y tortura, trasladándolos a una casa ubicada en calle Obispo Orrego N°241 de Ñuñoa”, dice Carroza.

En Obispo Orrego, según el fallo –que está a la espera de su ratificación en la Corte Suprema–, continuaron “los interrogatorios con apremios físicos y psicológicos, para consultarles acerca de sus actividades políticas, en especial a Eduardo Jara”.

Jara y Alzamora fueron liberados en la madrugada del 2 de agosto de 1980. Los abandonaron en un sitio en La Reina, luego de 11 días de cautiverio. La declaración de Cecilia Alzamora está adjunta en el fallo del juez Carroza. En esta señaló que, al sacarse la venda de los ojos, se dio cuenta de que su compañero estaba en pésimas condiciones. Eduardo Jara murió en la Posta N°4 de Ñuñoa ese mismo día.

CIPER se comunicó con la PDI para consultar sobre las razones para dar un destino recreacional y de hospedaje a un sitio que carga con un fallo que lo apunta como recinto de torturas y que fue ocupado de hecho, contra la voluntad de sus propietarios, quienes también fueron víctimas de la dictadura. A pesar de que inicialmente, en respuesta a un requerimiento hecho por Transparencia, la PDI catalogó la casa como “centro vacacional”, desde su departamento de comunicaciones matizaron su uso: “Corresponde a una casa de acogida que es administrada por la Jefatura de Bienestar de nuestra institución, utilizada por el personal que concurre desde regiones a Santiago para realizar tratamientos médicos”.

En el sitio web Guiature.cl, plataforma de lugares recreativos del Ejército, Armada, Carabineros, Fuerza Aérea y PDI, se describe el inmueble de Ñuñoa como una “Casa de Huéspedes”, donde hay que hacer reservas y se ofrecen servicios adicionales: “El inmueble aloja a los oficiales que se encuentran de paso por la ciudad de Santiago, ofreciendo a sus huéspedes desayuno en un espacio confortable, seguro y acogedor”. En los registros de Mercado Público hay licitaciones hechas por la jefatura de Bienestar de la PDI donde también se han referido a la propiedad como “Casa de Huéspedes”.

Antes de su muerte, Francisco Arce le dejó un poder a la hermana de Mónica Izak, Nancy, respecto de cualquier derecho sobre la casa. Ella intentó recuperarla en 2004 mediante una demanda civil. “Lamentablemente, fue rechazado y de ahí no he vuelto a hacer nada. Pero, la idea es recibir una indemnización, porque esta casa fue adquirida de mala manera”, dice a CIPER.

LOS MAITENES

Pedro Hugo Arellano Carvajal, empresario radial y exiliado durante la dictadura, dice que el Centro Recreativo Los Maitenes, perteneciente a la Armada, es el antiguo Sanatorio Naval de Limache, donde fueron torturados presos políticos durante la dictadura, según diversas sentencias ya ratificadas por la Corte Suprema.

En la investigación por la desaparición de Jaime Aldoney Vargas, interventor de la Compañía Cervecerías Unidas de Limache durante el gobierno de la Unidad Popular, el ministro en visita Julio Miranda Lillo mencionó en su fallo de noviembre de 2007 al “Sanatorio Naval ‘Los Maitenes’” como un lugar donde víctimas de violaciones de derechos humanos afirman haber sido detenidos y torturados.

Arellano cuenta que fue detenido el 11 de septiembre de 1973 y que las Fuerzas Armadas derribaron la antena de la radio que, para entonces, pertenecía a su padre. Lo soltaron, pero lo detuvieron a la jornada siguiente, cuando se acercó a firmar en una tenencia de Limache. Enseguida, dice, fue enviado al Sanatorio Naval que quedaba camino a Olmué:

–Fui recibido por uno de los más bestiales tenientes de la Armada, el famoso (Pedro Pablo) Arancibia Solar. Apenas llegué me dieron pateaduras, hacían el famoso corredor de la muerte, que se ponían marinos de los dos lados, y lo hacían pasar a uno por el medio y te daban patadas, puñetes, lo que cayera (…). Nos llevaban a la oficina del impresentable Arancibia Solar, nos metían corriente, jugaban a la ruleta rusa con un revólver. Cuando nos torturaban en las noches, nos sacaban afuera y nos amontonaban a todos los que estuvimos ahí dentro –dice Arellano en entrevista con CIPER.

Testimonios como el de Hugo Arellano sirven como elementos de prueba en juicios que se siguen llevando a cabo en Valparaíso o que ya concluyeron. Un caso de estos fue el proceso por el homicidio de Óscar Armando Farías Urzúa, militante del Partido Socialista y quien fuera hasta antes del golpe el interventor de una industria conservera del sector.

El ministro en visita Miranda Lillo, mediante un fallo del 15 de diciembre de 2009 –confirmado por la Corte Suprema–, expuso distintos testimonios que acreditan las torturas en el Sanatorio Naval. Entre estos relatos, se encuentra el de un exfuncionario de la Armada, el que, según el fallo, “expresa que en el Sanatorio Naval se interrogaba con apremios físicos a los detenidos en una pieza que era ocupada como el Pañol de Farmacia e inflamables”. En el caso de Farías, al menos cuatro testimonios hablaron de torturas al interior del Sanatorio Naval.

CIPER se contactó el jueves 16 de febrero de 2023 con la Armada para confirmar el destino del sanatorio, pero no hubo respuesta hasta el cierre de este reportaje.

LAS MELOSAS

Camilo Salvo, diputado por la Unidad Popular hasta el Golpe de Estado de 1973, estuvo detenido en varios lugares –incluyendo Isla Dawson– antes de llegar a una helada pieza del recinto Las Melosas, en San José de Maipo, entre mayo y junio de 1974. Dice a CIPER que el frío era para “condenarse”, y que estaban allí “sujetos a la disposición del jefe del campo que se le ocurría que de repente teníamos que hacer gimnasia, y teníamos hacer gimnasia, o que de repente teníamos que repetir canciones”. Un día, le tocó vivir un episodio con distintos carabineros que le pareció “irreal”:

–Me dicen que me desnude. Yo pensé que me iban a hacer un examen médico, hasta que me llevan a una sala y en esa sala fui interrogado por tres altos mandos. No te podría decir quiénes.

Leopoldo Cáceres, uno de los hijos del exalcalde de San José de Maipo, Víctor Cáceres Riquelme (PS), cuenta que su padre, fallecido en 2018, le habló de lo ocurrido en Las Melosas: “Yo le escuché a mi papá hablar de Las Melosas y que había sido maltratado, que había sido torturado”, dice, sobre hechos ocurrido cuando él tenía solo un año.

Cáceres Riquelme era alcalde de San José de Maipo cuando fue detenido por fuerzas militares.  Estuvo cerca de tres años recluido en distintos recintos donde se torturó a personas, hasta que fue exiliado y viajó a México. A su regreso, en 1992, fue elegido nuevamente alcalde de esa comuna y en 2008 enfrentó un juicio, en el que fue absuelto, acusado de abusos sexuales.

Según registra el Centro Cultural de Derechos Humanos Salvador Allende, en su “Investigación de Derechos Humanos Provincia Cordillera”, Cáceres relató lo siguiente: “El jueves 13 de septiembre, fui enviado al regimiento de Puente Alto, y estuve detenido, torturado con electricidad y golpizas varios días. Pese a que estaba vendado en los ojos, reconocí al subteniente Varela como uno de los torturadores. Me hicieron simulacro de fusilamiento. Me daban comida con aceite de motor. Además, me llevaban a la Casa de Piedra en Lagunillas y a Las Melosas sector minero, para maltratarme”.

En Guiature.cl, el refugio de montaña Las Melosas, de Carabineros, es descrito de la siguiente manera: “Es un paradisíaco lugar que se encuentra ubicado en medio de la precordillera de la zona central, en la localidad de San José de Maipo, a 86 km. del centro de Santiago. Está abierto todos los días del año, ofreciendo a sus visitantes, previa reserva, servicios gastronómicos, de hotelería y de spa”.

Leopoldo Cáceres sabe que en el lugar donde fue torturado su padre hoy opera un lugar vacacional de Carabineros. Además, una declaración de un carabinero, en el contexto de la desaparición de ciudadanos uruguayos durante la dictadura, señaló que entonces el refugio Las Melosas estaba a cargo de la Dirección de Bienestar de la policía uniformada, la misma que lo administra hoy.

CIPER preguntó a Carabineros si el centro aludido como lugar de tortura es el sitio donde está emplazado el refugio de montaña. No respondieron esa consulta y solo indicaron que “la institución posee en la actualidad un refugio de montaña para oficiales, suboficiales mayores y personal civil, llamado Las Melosas y que depende de la Dirección de Bienestar de Carabineros, la que posee su administración y tutela. Este es un lugar de recreación y descanso”. 

Por último, desde la institución señalaron que no se referirán “a procesos que se mantengan judicializados, ello en virtud de la persecución judicial penal, civil, militar, y o administrativa que procedan en las respectivas investigaciones”.

(*) Colaboraron en esta investigación las estudiantes de la Escuela de Periodismo de la UDP, María Ignacia Ampuero y Juliette Hardy. Ellas hicieron una base de datos con antecedentes de los orígenes de los centros recreacionales de las Fuerzas Armadas y policías.


Epistolario del infierno: Nieves Ayress o la reconstrucción después de la barbarie

Fuente :eldesconcierto.cl, 11 de Septiembre 2023

Categoría : Prensa

Cuando apremia el negacionismo y hay quienes relativizan los hechos tras el golpe de Estado, el testimonio de Nieves Ayress es una bofetada moral que reivindica la memoria de las víctimas. Una mujer que tuvo que reconstruirse física y sicológicamente, para demostrarle a todo un país que su historia no es una maldita fake news.

–Tú no sabes si estás viva o muerta.

Por eso dicen que cuando se acerca el final, la vida pasa en un segundo, como una vieja película en modo forward. Eso fue lo que sintió Luz de las Nieves Ayress Moreno frente al pelotón de fusilamiento, un atardecer de febrero de 1974 camino a Tejas Verdes.

Venía en un camión frigorífico desde Santiago y la bajaron antes de ingresar al campo de concentración. Tenía los ojos vendados y le pareció estar en las faldas de un cerro. De improviso alguien gritó: ¡Posición! Y ahí, en medio de la nada, sintió el ruido metálico de los fusiles. Las balas.

–Fue terrorífico– dice. Te tocas y no tienes sangre. Y quedas así, como paralizada.

 

***

Nieves tenía 25 años cuando conoció la tortura. La fueron a buscar a la fábrica de su padre, el 30 de enero de 1974, y de ahí la trasladaron a la casa familiar en San Miguel. Los militares la tomaron presa, junto a su padre, Carlos Ayress y, Tato, su hermano menor de 15 años.

En el allanamiento participó el “comandante Esteban”, un argentino que infiltró a grupos de izquierda en La Legua, y que se había reunido con Nieves poco tiempo atrás.

Agente de inteligencia de la DINA, “el argentino” participó en el denominado Plan Leopardo, donde se presentó como falso enfrentamiento el asesinato de cinco pobladores comunistas detenidos en Londres 38. El mismo lugar donde fue a parar Nieves Ayress.

Su madre, Virginia Moreno, entregó una carta al entonces Obispo auxiliar de Santiago, Monseñor Fernando Aristía, el 3 de febrero de 1974, pidiéndole interceder ante los militares para saber el paradero de sus familiares y así garantizar un debido proceso. Nada sabía, entonces, de lo que realmente sucedía al interior de los cuarteles.

 

–Monseñor, le ruego que si en sus manos está conversar con nuestros gobernantes, lo haga para que estas afrentas a la dignidad humana cometidas por ciertas personas encargadas de allanar hogares, carentes de idoneidad por su conducta y falta de sentido humanitario más elemental, se investiguen.

Fue la primera de una serie de cartas escritas por Virginia Moreno dirigidas a distintas autoridades.

***
–¿Cómo? ¿estamos volviendo a los tiempos de Atila?– preguntó el general Óscar Bonilla sin dar crédito a lo que había escuchado.

Virginia Moreno le contó a Nieves, mucho tiempo después, que el ministro del Interior de la dictadura se tomaba la cabeza con ambas manos. Bonilla, al igual que el general Augusto Lutz, director del Servicio de Inteligencia Militar, tuvieron diferencias con Manuel Contreras, debido al trato otorgado a los prisioneros en Tejas Verdes.

El jefe de la recién inaugurada DINA, la policía secreta de Pinochet, fue reconocido por Nieves Ayress como uno de sus torturadores, tras divisarlo entre medio de las vendas que cubrían sus ojos en el recinto ubicado en San Antonio.

–Contreras estaba presente, supervisaba y participaba en las torturas–, asegura Nieves sin dobleces.

 

La presión de la Iglesia Católica, a través del Cardenal Raúl Silva Henríquez, generó divisiones al interior del gobierno. Lutz y Bonilla, hastiados de la intromisión de los curas, habrían pedido explicaciones a Pinochet. Quienes estuvieron en la reunión afirman que el dictador se enfureció y gritó golpeando la mesa: “¡Señores, la DINA soy yo!»

Poco tiempo después, ambos generales mueren en extrañas circunstancias. Bonilla, en un accidente de helicóptero. Lutz, aparentemente envenenado.

***

“Hasta donde mis conocimientos alcanzan, no he sabido jamás que alguien haya autorizado, en parte alguna, para que se degrade a un ser humano en tal forma como se ha hecho con mi hija Luz de las Nieves”.

Así parte la carta de Virginia Moreno, enviada el 14 de marzo de 1974 al general Humberto Maglioccheti, jefe de gabinete de la junta de gobierno. La mujer se había enterado hace pocos días lo que ninguna madre está dispuesta a escuchar. Menos de boca de su propia hija.

En la carta le explicó al uniformado que tras su detención, Nieves habría caído en manos de “tres o cuatro individuos desquiciados, de bajo nivel intelectual y una inmoralidad extrema”.

“Desnaturalizados”, les llamó.

Sin ningún signo de sensibilidad ante las súplicas de su hija, Virginia cuenta que la sometieron a “los vejámenes más increíbles, mientras la mantenían amarrada y con los ojos vendados”.

Productos de todas estas atrocidades –prosigue– “estaría con síntomas de embarazo… Ojalá la Divina Providencia no permita tal monstruosidad… los hijos deben ser el fruto del amor y no de una aberración sin nombre”.

Antes de finalizar la carta, ruega al general Maglioccheti que Nieves sea tratada urgentemente, “como corresponde a un ser humano que se encuentra en tan desesperada situación”, y así poder ser hospitalizada y atendida por un ginecólogo y neurólogo.

***

Luz de las Nieves Ayress Moreno nació el 5 de octubre de 1948. Tiene 75 años y vive actualmente en el Bronx. En el año 1968 ingresó al Ejército de Liberación Nacional en Bolivia, cuando tenía 23 años. El mismo año del Mayo Francés, la guerra de Vietnam y el asesinato de Martin Luther King.

Sus abuelos formaron parte de los movimientos sociales, en tiempos de Recabarren. Sus padres; socialistas. Ella y sus hermanos; revolucionarios. Militante activa en poblaciones, Nieves trabajó con mujeres y niños, estudió en el Liceo 1, luego cine en Cuba y a su regreso artes en la Universidad de Chile.

El mismo día del golpe participó junto a sus hermanos en la mítica resistencia de la población La Legua, la única comunidad urbana que se opuso a la intervención militar, donde no la conocían por su nombre sino por su “chapa” política: Valeria.

Pocos días más tarde fue detenida por primera vez, en la casa de una amiga, y trasladada a la Escuela de Suboficiales de Carabineros. Allí la golpearon, manosearon y amenazaron con apremios sexuales si es que no colaboraba.

De ahí fue enviada al Estadio Nacional, donde estuvo incomunicada en una de sus torres y fue interrogada por hombres con un pronunciado “acento brasilero”. Finalmente fue liberada, tras dos semanas de encierro, por un oficial que tuvo el descaro de ir a dejarla a su propia casa.

En ese momento, Nieves Ayress Moreno, decidió pasar a la clandestinidad.

***

Al comandante le gustaba pasearse por el recinto tomado del brazo con dos mujeres. Nieves era una de ellas y la otra era una reconocida periodista.

–Tenía una fijación perversa–, recuerda. Nos paseaba cuando venían sus amigos, como si fuéramos un zoológico humano.

El oficial elegía siempre a las más agraciadas. Tampoco le bastaba exhibirlas impúdicamente, la señal era otra asegura Nieves: “ensañarse sexualmente con ellas”.

–Todas las torturas y ese rollo sexual era porque a las mujeres en edad de procrear se les debía destruir la vagina, para que no fuéramos reproductoras de comunistas ni revolucionarios.

Era una orden de Estado, dice.

***

El médico enviado por el general Bonilla, luego de las súplicas de su madre, le confirmó a Nieves que estaba embarazada, en abril del año 1974. El doctor Mery, como lo llamaban, la auscultó delante de sus compañeras y le dijo que “debería sentirse orgullosa de llevar en su vientre a un hijo de la patria”.

Gracias a la intervención de Virginia, el caso de Nieves fue reconocido en el exterior. En la cárcel fue entrevistada por miembros de la comisión Kennedy, Amnistía Internacional, la Organización de Estados Americanos y el Alto Comisionado de Naciones Unidas.

–Estaba muy mal físicamente y si me hacía un aborto clandestino en prisión me podía morir, por tal motivo decidí tener el hijo. Después de sobrevivir meses de tortura y detención, no les iba a dar el gusto a los militares de morirme– contó en una declaración al Cónsul de Chile en Nueva York, en el año 2000.

Hasta un grupo de esposas de generales llegó a visitarla, asegurándole que si el bebé nacía quedaría en manos de un organismo secreto y que luego la ayudarían a salir del país. En mayo de ese mismo año, producto de las mismas torturas, Nieves tuvo un aborto «espontáneo».

Ni durante el embarazo ni en el proceso de pérdida, denunció después, recibió algún tipo de atención médica.

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Santiago, 14 de marzo de 1974

Sra
Raquel Lois
Visitadora Social
Secretaria Ejecutiva Nacional de Detenidos
Ministerio de Defensa Nacional

“…Con profundo dolor y asco, escuché de sus propios labios (Nieves) el relato de las salvajes y bestiales violaciones a que fue sometida…Le aplicaron corriente en los oídos, lengua y vagina. Le separaban y amarraban las piernas y al tenerla así, la violaban, le introducían palos en la vagina, le hacían andar ratas en las piernas y la golpeaban constantemente en el estómago y en la cabeza, detrás de los oídos especialmente. Se desmayaba tantas veces que, por estar con los ojos vendados, perdió totalmente la noción del tiempo.

Pienso, señora visitadora, que aún suponiendo que mi hija tuviera algo de responsabilidad en referencia a lo que se le acusa, no creo y es más, estoy segura que no es así, que haya legislatura en el mundo que faculte para cometer tanta aberración y con tanto sadismo y perversión, con un ser humano…”

Virginia Moreno de Ayress
Carlos Valdovinos 1450- San Miguel

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“La violencia política efectuada contra mujeres disidentes apresadas y torturadas durante la dictadura militar, se orientó en gran mayoría a una violencia de género, que iba desde la violencia psicológica -con respecto a su condición de mujer-, hasta el uso de la violencia sexual como método de tortura inicial o reiterado…Destaca por esto, el castigo de carácter sexual y de género en sus sesiones de interrogatorio y tortura…”

(Andrea Zamora Garrao)

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Fue una de las últimas prisioneras en salir de Tres Álamos, el campo de concentración ubicado en San Joaquín, que llegó a albergar a más de 400 detenidos desde su inauguración en 1974, entre ellos alrededor de 150 mujeres.

Nieves estuvo allí más de un año, en libre plática, una modalidad que hizo más soportable el encierro y que permitió a las detenidas implementar una serie de talleres. Instancia que aprovecharon para fabricar unos pequeños muñecos, llamados soporopos, y que con el correr de los años se transformaron en símbolos de esperanza. Uno de ellos, fabricado por Nieves, se exhibe en el Museo de la Memoria.

Fueron tantas las prisioneras que llegaron al recinto que tuvieron que habilitar un nuevo espacio. “Hicieron una barraca, igual que los campos de concentración nazi, con celdas chiquititas donde habían nichos y ahí uno se metía y dormía”, cuenta Nieves.

Allí conoció a Inés Figueroa, esposa de Nemesio Antúnez, quien antes de abandonar el recinto escondió una carta que le pasó Nieves y que fue leída en junio de 1975 durante la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, organizada por la ONU en México, denunciando por primera vez al gobierno militar por las atrocidades cometidas en contra de  mujeres.

Nieves permaneció en Tres Álamos hasta el 18 de diciembre de 1976, siendo expulsada del país junto a otros 17 presos políticos, entre ellos el exsecretario general del Partido Comunista, Luis Corvalán, luego que el gobierno aceptara el canje por el disidente soviético Vladimir Bukovski. La regla entonces era clara: no podía regresar al país.

Fue el comienzo de un largo exilio.

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“¿Quién se iba a violar a esas mujeres asquerosas, sucias, orinás’, con sangre corriéndole por las piernas y llenas de mugre? […] esas mujeres estaban en una pieza donde no tenían baño, no se bañaban, se hacían de too’, de too’, o sea orinaban y cagaban en unos tarros, sí po’, en unos tarros como de pintura. En otros lugares hacían sus necesidades en el piso y ahí dormían, así que imagínate el olorcito que tenían. Sí po’, ahí no había papel confort pa’ que se limpiaran, no po’. Tú creís’ que alguien se iba a acercarse a ellas pa’ infectarse de cualquier enfermedá’”

(Romo, Confesiones de un torturador. Nancy Guzmán)

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Primero llegó a Alemania occidental y de ahí comenzó a recorrer distintos países de Europa, denunciando las violaciones a los derechos humanos en el régimen encabezado por Augusto Pinochet. Luego viajó a Cuba para someterse a una serie de operaciones. “Ahí me hicieron de nuevo”, dice.

–Me reconstruyeron la vagina, el vientre, las orejas. También me hicieron un tratamiento para eliminar el virus de la toxoplasmosis, que me transmitieron las ratas que introducían en mi vagina.

Las cirugías a la que fue sometida buscaban devolverle a su cuerpo el milagro de la maternidad. Intervenciones que le permitieron quedar embarazada poco tiempo después y luego dar a luz a su hija en Cuba. “Fue un embarazo maravilloso”, dice.

–No tuve dolor, asco, inflamación ni nada. Los doctores me decían que mi cuerpo, después de tanta violencia recibida, había despertado, y que me estaba devolviendo puras cosas positivas.

Rosa Victoria, le llamaron a la niña. Hoy tiene 43 años y vive junto a sus padres en Nueva York, en la parte sur del Bronx. “En las entrañas del monstruo”, como le gusta decir a Nieves.

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Hace 35 años atrás Nieves llegó junto a su pareja, Víctor, al distrito separado de Manhattan por el río Harlem. Un barrio pobre y marginal donde organizaron una Peña con el objeto de reactivar los vínculos solidarios con Chile y Latinoamérica.

–Lo hicimos bajo un concepto internacionalista, porque puedes ser muy chileno y hacer empanadas, pero el vecino de arriba es africano y el de abajo portorriqueño. Y el de más allá de España y el otro dominicano. Por eso trabajamos con todo el mundo, particularmente con los inmigrantes más pobres.

Hoy funcionan en distintos lugares, pero en un comienzo contaban con un espacio donde podían reunirse hasta 1500 personas. Ahí hacían trabajo comunitario con prostitutas, lesbianas, indígenas hondureños y grupos independentistas de Puerto Rico. Incluso los policías homosexuales de Nueva York realizaban sus fiestas allí.

Poco a poco se fueron ganando el respeto de las distintas comunidades. En pleno invierno del año 1987, con 20 grados bajo cero, Nieves y Víctor encabezaron la huelga de la renta en el Bronx, debido a la ausencia de calefacción en los departamentos.

–En menos de una semana, con el escándalo que armamos, nos dieron el agua caliente y la calefacción. Todos quedaron con la boca abierta y el movimiento se expandió por todo el sur del Bronx.

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Pese a la distancia, Nieves continuó su lucha también en Chile. A fines de noviembre de 2014, transcurridos más de cuatro décadas del golpe de Estado, entabló la primera querella por violencia política sexual en el país –delito que no está tipificado en el Código Penal chileno–  junto a Alejandra Holzapfel, Soledad Castillo y Nora Brito.

Hoy, cuando se cumple medio siglo del bombardeo a La Moneda, la causa se mantiene en suspenso debido a la presentación de un recurso de casación, luego que la Corte de Apelaciones de San Miguel dictara sentencia definitiva en segunda instancia en contra de cinco agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional.

Para Francisco Ugás, abogado querellante, la aplicación de un enfoque de género a crímenes de lesa humanidad ha sido un factor fundamental. “Nos ha permitido visibilizar las conductas y decir que esto, además de un secuestro calificado, es un delito de apremios, de aplicación de tormentos de índole sexual, que tienen una sanción punitiva mayor”.

Para Nieves, llegar a esta parte de la historia es casi un milagro. Una especie de resurrección después de tanta agonía. Ahora, tras reconstruirse física y mentalmente, se considera una sobreviviente por alcanzar lo que en algún momento le pareció imposible.

–Tuve una hija y esa es mi victoria.


Ministra Marianela Cifuentes condena a médico y oficial (r) del Ejército por aplicación de tormentos en Tejas Verdes

Fuente :pdju.cl, 23 de Marzo 2023

Categoría : Prensa

La ministra en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de San Miguel, Marianela Cifuentes Alarcón, condenó a oficial en retiro del Ejército y médico que se desempeñó en la rama castrense, por su responsabilidad en el delito consumado y reiterado de aplicación de tormentos a Juan Antonio Betancourt Román. Ilícito perpetrado entre el 12 de septiembre de 1973 y abril de 1974, en la Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes, comuna de San Antonio.

La ministra en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes Alarcón, condenó a oficial en retiro del Ejército y médico que se desempeñó en la rama castrense, por su responsabilidad en el delito consumado y reiterado de aplicación de tormentos a Juan Antonio Betancourt Román. Ilícito perpetrado entre el 12 de septiembre de 1973 y abril de 1974, en la Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes, comuna de San Antonio.

En el fallo (causa rol 28-2009), la ministra en visita condenó a Ricardo Fortunato Judas Tadeo Soto Jerez, teniente del Ejército en la época de los hechos y al médico Vittorio Orvieto Tiplitzky a la pena de cumplimiento efectivo de 3 años y un día de presidio, accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y la inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de las condenas; más el pago de las costas de la causa.

En la resolución, la ministra Cifuentes dio por establecidos los siguientes hechos:

1° Que el día 12 de septiembre de 1973, alrededor de las 21:00 horas, Juan Antonio Betancourt Román, militante del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) y empleado de la fábrica Rayonhil de San Antonio, fue detenido en su domicilio ubicado en El Canelo N° 910 de la localidad de Llolleo, por soldados de dotación de la Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes, quienes lo trasladaron en un camión, junto a otros detenidos, a la mencionada unidad militar, manteniéndolo por dos o tres horas afuera del casino de oficiales, hincado y con las manos en la nuca, tras lo cual lo condujeron a la Comisaría de Carabineros de San Antonio.

2° Que el día 13 de septiembre de 1973, en horas de la noche, Betancourt Román fue trasladado desde la Comisaría de Carabineros de San Antonio a la cárcel de la misma ciudad, lugar en que estuvo privado de libertad hasta el mes de mayo de 1974.

3° Que en el referido período, en reiteradas oportunidades, Juan Antonio Betancourt Román fue sacado de la cárcel de San Antonio por personal militar en un camión frigorífico y, acto seguido, conducido a la Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes (Cuartel N° 1), a una dependencia ubicada en la Secretaría de Estudios y a otra bajo el Casino de Oficiales, lugares en que fue interrogado y sometido a apremios ilegítimos, esto es, aplicación de electricidad en distintas partes del cuerpo, encierro en una cámara frigorífica de escasas dimensiones y amenazas a su integridad física, que dejaron secuelas psicológicas severas (neurosis de angustia).

4° Que la Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes en ese tiempo se encontraba bajo el mando del teniente coronel de Ejército Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, el mayor David Adolfo Miranda Monardes y el mayor Jorge Rosendo Núñez Magallanes, todos fallecidos.

5° Que, por otra parte, los interrogatorios bajo apremios ilegítimos realizados en el subterráneo del Casino de Oficiales de la Escuela de Ingenieros Militares ‘Tejas Verdes’ estaban a cargo del mayor Jorge Núñez Magallanes, el capitán Mario Alejandro Jara Seguel, el capitán Klaudio Erich Kosiel Hornig, el teniente Ricardo Fortunato Judas Tadeo Soto Jerez, el sargento segundo Ramón Acuña Acuña y el médico Vittorio Orvieto Tiplitzky”.


Ministra Marianela Cifuentes dicta acusación en contra de miembros del Ejército (r) por secuestros, homicidios calificados, aplicación de tormentos y

Fuente :pdju.cl, 11de Septiembre 2023

Categoría : Prensa

La ministra Marianela Cifuentes, dictó auto de acusación en contra de exagentes de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y de un médico, por sus responsabilidades en los delitos de secuestro, homicidio calificado, aplicación de tormentos y asociación ilícita. Ilícitos perpetrados entre septiembre de 1973 y febrero de 1974 en el campo de prisioneros de Tejas Verdes, comuna de San Antonio.

La ministra en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes, dictó auto de acusación en contra de exagentes de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA)  y  de un médico que prestó servicios en la rama castrense, por sus responsabilidades en los delitos de secuestro, homicidio calificado, aplicación de tormentos y asociación ilícita. Ilícitos perpetrados entre septiembre de 1973 y febrero de 1974 en el campo de prisioneros de Tejas Verdes, comuna de San Antonio.

En la resolución (causa rol 28-2009), la ministra Cifuentes acusó a Raúl Pablo Quintana Salazar, Vittorio Orvieto Tiplitzky y Ramón Luis Carriel en calidad de coautores de los delitos de secuestro, aplicación de tormentos y homicidio calificado de Oscar Armando Gómez Farías, Ceferino del Carmen Santis Quijada, Jorge Antonio Cornejo Carvajal, Jorge Luis Ojeda Jara, Víctor Fernando Mesina Araya, Florindo Alex Vidal Hinojosa, Carlos Aurelio Carrasco Cáceres, Carlos Alberto Galaz Vera y Miguel Ángel Moyano Santander y autores del delito de asociación ilícita.

En tanto, responsabilizó a Raúl Pablo Quintana Salazar, Vittorio Orvieto Tiplitzky y Ramón Luis Carriel Espinoza en calidad de coautores de los delitos de secuestro calificado y aplicación de tormentos en contra de Luis Fernando Norambuena Fernandois, Gustavo Manuel Farías Vargas y autores del delito de asociación ilícita.

En la causa, la ministra Cifuentes imputó a Bernardo Purto Yarcho, en calidad de autor, de los delitos de secuestro y aplicación de tormentos en contra de Jorge Luis Ojeda Jara.

La ministra también dictó acusación en contra de Carlos Óscar Gregorio Evaristo Mardones Díaz, Miguel Krassnoff Martchenko, Richter Aliro Nuche Sepúlveda y Emilio Robert de la Mahotiere González, en calidad de autores de los delitos de asociación ilícita y de secuestro calificado de Ceferino Santis Quijada, Luis Fernando Norambuena Fernandois y Gustavo Manuel Farías Vargas.

La ministra dirigió imputación a Ricardo Fortunato Judas Tadeo Soto Jerez en calidad de autor del delito de asociación ilícita y de coautor de los delitos de secuestro, aplicación de tormentos y homicidio calificado de Oscar Armando Gómez Farías,  Jorge Antonio Cornejo Carvajal,  Jorge Luis Ojeda Jara, Víctor Fernando Mesina Araya, Florindo Alex Vidal Hinojosa, Carlos Aurelio Carrasco Cáceres, Carlos Alberto Galaz Vera y de coautor de los delitos de secuestro calificado y aplicación de tormentos en contra de Luis Fernando Norambuena Fernandois, Ceferino del Carmen Santis Quijada, Gustavo Manuel Farías Vargas.

En tanto, la ministra responsabilizó a Valentín del Carmen Escobedo Azúa en calidad de coautor de los delitos de secuestro, aplicación de tormentos y homicidio calificado de Oscar Armando Gómez Farías, Jorge Antonio Cornejo Carvajal, Jorge Luis Ojeda Jara, Víctor Fernando Mesina Araya y Miguel Ángel Moyano Santander  y de coautor de los delitos de secuestro calificado y aplicación de tormentos en contra de Ceferino del Carmen Santis Quijada, Gustavo Manuel Farías Vargas y Luis Fernando Norambuena Fernandois.

En la resolución, la ministra dictó acusación en contra de Ramón Rodrigo de Jesús Capona Kurth, Manuel Jesús Zamorano Cortés y Gladys de las Mercedes Calderón Carreño en calidad de autores del delito de  asociación ilícita y de coautores de los delitos de secuestro, aplicación de tormentos y homicidio calificado de Oscar Armando Gómez Farías, Jorge Antonio Cornejo Carvajal, Jorge Luis Ojeda Jara, Víctor Fernando Mesina Araya, Florindo Alex Vidal Hinojosa, Carlos Aurelio Carrasco Cáceres, Carlos Alberto Galaz Vera y Miguel Ángel Moyano Santander y de autores de los delitos de Ceferino del Carmen Santis Quijada, Luis Fernando Norambuena Fernandois, Gustavo Manuel Farías Vargas.

Finalmente, la ministra Cifuentes dictó acusación en contra Eugenio Armando Videla Valdebenito y de Cristian Labbé Galilea en calidad de autores del delito de asociación ilícita