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Regimiento de Artillería N° 1 “Tacna” – Memoria Viva

Regimiento de Artillería N° 1 “Tacna”


Alias:Tacna

Ubicación: Av. Blanco Encalada 155 Santiago Región Metropolitana

Organismos:Servicio de Inteligencia Militar (SIM)

Rama:Ejército

Geolocalización: Google Maps Link


Descripción General

Categoría : Otra Información

El Regimiento Tacna, ubicado a doce cuadras del Palacio de La Moneda, recibió a los detenidos de La Moneda y de muchos otros lugares. En septiembre de 1973 su Comandante era el coronel Joaquín Ramírez Pineda y el segundo al mando era el teniente coronel Oscar Escalona.  Diversos testimonios acreditan que ese día se encontraban al interior del regimiento personal militar y de civil, los que utilizaban una pechera de color naranja, el mismo color de los militares que entraron a La Moneda. De acuerdo con testimonios de presos políticos de esas época, el personal de civil “se encargaba de interrogar a los prisioneros, los que eran llevados a una oficina ubicada en el segundo piso, donde se les sometía  a apremios físicos…Entre el personal militar se ha podido identificar al mayor Enrique Cruz,  del Servicio de Inteligencia Militar, quien se encargaba de verificar las identidades de los detenidos, clasificándolos. Se identificó además al teniente Armando Fernández Larios, como una de las personas que estaba presente en los momentos en que los detenidos eran llevados a interrogatorios”.  Mas aun, según el relato del mayor Enrique Cruz,  Augusto Pinochet habría estado presente durante las torturas de los miembros del GAP  “… en el sector conocido como “los rastrillos”… vio a Pinochet presenciar las torturas a los miembros del GAP. Desde el lugar donde se instalaba, por motivos de luz no podía ser visto por los torturados y tampoco por los torturadores”.

En el Regimiento Tacna actuaban agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional, agentes del Comando Jurisdicciónal de Seguridad Interior (CAJSI), así como la propia inteligencia del Cuartel.

Los sobrvivientes declararon en el Informe Valech que en el Regimiento los recibían con una golpiza y que debían pasar por un callejón oscuro, luego los llevaban a las caballerizas. Debían permanecer allí, vendados, amarrados, privados de alimento, agua, sueño y carecían de servicio higiénico. Los interrogatorios se realizaban en el segundo piso del regimiento, donde sufrieron golpes de pies, puños y objetos contundentes; aplicación de electricidad, amenazas, colgamientos, el teléfono, quemaduras de cigarrillos, el submarino, simulacros de fusilamientos. Los obligaban a permanecer en posiciones forzadas y padecieron vejámenes y violaciones sexuales, tanto a mujeres como a hombres.

Los testimonios entregados al Comité por la Paz y posteriormente a la Vicaría de la Solidaridad, han permitido hacer una síntesis de lo que sucedió con los prisioneros en el Regimiento Tacna: “Mientras estuvieron detenidos en ese regimiento fueron obligados a arrastrarse hincados, estar tendidos, con los brazos sobre la nuca o de pie con los brazos en alto. Durante casi cuarenta y ocho horas debieron permanecer en posiciones dolorosas, en terreno áspero o de huevillo, siendo pisoteados por los militares que corrían sobre ellos y que los golpeaban con las culatas de sus armas o les proferían heridas con sus yataganes, con la permanente vigilancia de guardias armados de ametralladoras, quienes los amenazaban y solicitaban a los Oficiales ejecutarlos de inmediato Posteriormente permanecieron en un sector denominado los boxes o antiguas caballerizas; desde allí, los prisioneros eran llevados a una oficina ubicada en el segundo piso del Regimiento, donde eran torturados e interrogados por personal del Servicio de Inteligencia MilitarSIM. Posteriormente eran devueltos, en malas condiciones físicas, a reunirse con los otros prisioneros y a continuar en las posiciones dolorosas que les asignaban. Cada cambio de guardia comenzaba con una golpiza a culatazos de los prisioneros.. ". Posteriormente fueron sacados del Regimiento para finalmente ser ejecutados, presumiblemente en Peldehue.

Entre las victimas se encuentran: Jaime Barrios Meza, Daniel Escobar Cruz, Enrique Huerta Corvalan, Claudio Jimeno Grendi, Jorge Klein Pipper, Eduardo Paredes Barrientos, Enrique Paris Roa, Héctor Pincheira Nuñez,  Arsenio Poupin Ossiel, Manuel Castro Zamorano, Sergio Contreras Contreras, José Freire Medina, Daniel Gutierrez Ayala, Oscar Lagos Rios, Oscar Marambio Araya, Juan Montiglio Murua, Julio Moreno Pulgar, Jorge Orrego Gonzalez, Oscar Ramirez Barria, Luis Rodriguez Riquelme, Jaime Sotelo Ojed, Julio Tapia Martinez, Oscar Valladares  Caroca, Juan Vargas Contreras

El año 2009, el Regimiento Tacna nº 1 de Artillería  fue trasladado a San Bernardo, pasando a formar parte del Campo Militar Carlos Prats.

 

Criminales y Complices:
General Augusto Pinochet; coronel Joaquín Ramírez Pineda; coronel Oscar Escalona; mayor Enrique Cruz, teniente Armando Fernández Larios.  Basclay Humberto Zapata Reyes, suboficial de Ejército y Osvaldo Enrique Romo Mena, agente civil.

 

Fuentes de Información Consultadas:  Informe Rettig; Libros: “La pagina en Blanco”; “El Siglo”; Informe Valech; Memoriaviva;


Testimonio presentado a la Fundación Presidente Allende por Raimundo Elgueta Pinto

Fuente :londres38.cl, 20 de Febrero 2006

Categoría : Testimonio

Sobrevivientes de torturas que no figuren en el Informe Valech

1.- INDIVIDUALIZACIÓN:

 Raimundo Belarmino Elgueta Pinto

2.  – DATOS RELATIVOS A LA DETENCIÓN:

 a.- Fecha de detención

Fui detenido el 06 de mayo de1974.

b.- Lugar desde donde fue detenido (domicilio, vía pública, lugar de estudios, trabajo, señalar comuna, detallar lo más posible)

En la vía pública, en la calle Bandera – frente al cine Metro – en la comuna de Santiago, Provincia de Santiago, Región Metropolitana.

c.- Circunstancias de la detención (lo más detallado posible)

La detención ocurrió alrededor de las 09:00 hrs., cuando me dirigía desde mi domicilio hacia mi trabajo. Los agentes aprehensores fueron dos personas jóvenes, vestidas como civiles, uno de los cuales me apuntó con una pistola, mientras el otro procedió a esposarme.

d. Responsables de la detención (detallar a qué grupo pertenecían: FF.AA, DINA, CNI, u otros, participación de civiles, mostraron identificación, u orden de detención.    etc.)

Los responsables de mi detención fueron agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), integrantes del grupo Halcón 1 dirigido por el oficial de Ejército, Miguel Krassnoff Martchenko. En ningún momento mostraron identificación ni orden de detención de juez competente y/o decreto exento de autoridad administrativa, por lo que infiero que mi detención fue “legalizada” posteriormente mediante la emisión extemporánea de un Decreto Exento por parte del Ministerio del Interior.

e.- Cuántos agentes participaron de la detención, distinguir entre hombres y mujeres. Señale las identidades de los captores, si le es posible, o en caso contrario sus características.

En mi detención participaron, al menos, cuatro agentes: dos eran jóvenes y desconozco sus identidades hasta la fecha; los otros dos eran el suboficial de Ejército Basclay Humberto Zapata Reyes, (agente que conducía la camioneta en que se transportaban) y el agente civil de la DINA Osvaldo Enrique Romo Mena, (que fue la persona que me identificó).

f.- Que medios utilizaron para su detención (Armas, vehículos, sí estos eran de alguna institución o eran fiscales, etc.)

Los agentes aprehensores utilizaron pistolas automáticas, esposas metálicas y cinta adhesiva, y se transportaban en una camioneta Chevrolet Apache C-10 de color rojo sin marca o placa que pueda recordar.

g.- Testigos de la detención (Nombre completo, relación familiar o de otra naturaleza, sí es posible ubicarlo en la actualidad)

Sin testigos conocidos, aunque la detención ocurrió en la vía pública, en un lugar muy concurrido y a plena luz del día.

h.- Personas relacionadas con su detención (antes y/o durante la detención, pertenecientes a un mismo grupo, etc.)

Fui identificado en la vía pública por Osvaldo Enrique Romo Mena, civil que fungía como agente de la DINA en aquel entonces, y a quien yo había conocido en mi condición de militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) cuando el se desempeñaba como dirigente del campamento de pobladores Lulo Pinochet, en el tercer sector de la Población Lo Hermida, comuna de Ñuñoa, Provincia de Santiago, Región Metropolitana, en 1970-71.

3.  – DATOS RELATIVOS AL TRASLADO DESDE EL LUGAR DE DETENCIÓN HASTA EL CENTRO DE TORTURA

 a.- Detallar circunstancias del traslado: (Tipo de vehículo, si era fiscal, si inmediatamente fue objeto de apremios, si iba vendado(a), traslado con otros detenidos, quienes trasladaron, etc.)

Fui conducido esposado por los dos agentes jóvenes que realizaron mi detención a una camioneta Chevrolet Apache C – 10 de color rojo, sin marcas o placa que pueda recordar. En ese momento pude ver al chofer de la misma, a quién más tarde, y mediante fotografías, pude identificar como Basclay Humberto Zapata Reyes. Después que uno de los agentes aprehensores vendara mis ojos con cinta adhesiva se subió a la camioneta un cuarto sujeto, al que pude identificar de inmediato, por conocerlo con anterioridad, como Osvaldo Enrique Romo Mena, quién comenzó a golpearme y a interrogarme sobre mis “puntos de contacto”.

Durante el trayecto desde el lugar de mi detención hacia el recinto clandestino de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) situado en la calle de Londres No 38 (hoy Londres 40), comuna de Santiago, Provincia de Santiago, Región Metropolitana, fui puesto boca abajo en el piso de la camioneta en donde recibí continuos golpes de puños y pies. Ese recinto lo pude identificar por el sonido de las campanas de la vecina iglesia de San Francisco, las que se podían escuchar incluso desde el interior del mismo, así como por los azulejos blanco y negro de la entrada, los que pude distinguir a través de un resquicio inferior en la venda que cubría mis ojos.

b.- Si existió lugar de detención intermedio: Identificar el lugar, personas que pudo ver o saber que se encontraban detenidas, personas que estaban a cargo del lugar, etc.

No existió lugar de detención intermedio, fui llevado directamente y, sin más compañía que la de mis aprehensores, a Londres 38.

4.  – INGRESO Y PERMANENCIA EN CENTRO DE TORTURA

 a.- Periodo de detención:

Estuve recluido en Londres 38 en dos ocasiones. La primera vez, fue desde el 06 hasta el 13 o 14 de mayo de 1974, fecha en que fui trasladado al Regimiento de Artillería Número 1 Tacna. Ahí estuve unos pocos días, quizás cuatro o cinco, y nuevamente fui trasladado, esta vez con destino al Estadio Chile, lugar en el cual permanecí hasta el 27 o 28 de mayo. En esa fecha fui retirado de ese último recinto por los mismos agentes responsables de mi detención y trasladado nuevamente a Londres 38, permaneciendo ahí hasta el 06 o 07 de junio de 1974, fecha en la que fui regresado al Estadio Chile. Cuando cerraron ese recinto de detención, fui traslado a Tres Álamos y, desde ahí, fui llevado, primero, a la Cárcel Pública de Santiago, y luego, a Melinka, Puchuncaví, lugar en el que permanecí desde el 11 de julio de 1974 hasta el 18 de noviembre de 1976. En esa fecha, que fue cuando cerraron los últimos campos de detención, fui trasladado a Tres Álamos y desde ese lugar recuperé mi libertad.

b.- Si al momento del ingreso o en un momento posterior fue fichado(a) o registrado(a), señalar cómo, cuando y por quienes

Al momento del ingreso al recinto de Londres 38 fui identificado a viva voz por el nombre con el que me había conocido Osvaldo Enrique Romo Mena durante el período que realicé actividad política en el tercer sector de Lo Hermida. La recepción consistió en una golpiza de puños y pies, acompañada por amenazas e insultos, por parte de varios individuos a los que no pude identificar por encontrarme en ese momento con la vista vendada. Posteriormente fui ingresado a una especie de oficina administrativa en donde alguien realizó el registro de mis datos personales.

c.- Personas que intervinieron en su ingreso. Personal civil, militar, quienes y si se identifican

Los agentes aprehensores me entregaron a los agentes encargados de la recepción y vigilancia de prisioneros en la planta inferior del recinto de Londres 38, lugar en el que permanecí por un momento, hasta que regresaron por mí los primeros y me condujeron a la planta superior para mi primer interrogatorio.

d.- Descripción lo más detallada posible del recinto de detención. Ubicación de celdas, sitios de tortura, oficinas administrativas, instalaciones sanitarias, puntos de guardia, patios y características. (Si le es posible confeccionar un croquis)

Durante mi estancia en Londres 38 adquirí la noción que existían dos niveles: la planta “baja” y la planta “alta”. La información, sin embargo, es imprecisa porque la mayor parte del tiempo estuve con la vista vendada.

En la planta baja se encontraba, además de la “recepción”, una sala común grande vigilada por guardias armados con fusiles AKA-47, donde permanecíamos los prisioneros, durante el día, sentados en sillas, a veces en el suelo, esposados y vendados esperando nuestro turno para ser llevados a interrogatorios, y durante la noche, tendidos en el suelo, esposados y vendados; y unas pequeñas “celdas” o cuartos, ubicadas a un costado de la sala común y pegadas al muro opuesto a la puerta de entrada, que eran utilizadas, tanto para interrogatorios como para el aislamiento de determinados prisioneros. Durante el período que permanecí en Londres 38 estuve tanto en la sala común (durante el día), como en una de las pequeñas “celdas” o cuartos (durante la noche), la que compartí todas las noches de mi segunda estancia en ese recinto, con Agustín Eduardo Reyes González, y por un breve momento, la noche del 04 al 05 de junio con Carlos Luis Cubillos Gálvez, también militantes del MIR, quienes se encuentran en la calidad de desaparecidos hasta la fecha.

En la planta alta se encontraba un pequeño sanitario utilizado por los prisioneros, y la(s) sala(s) de interrogatorios y torturas. La principal de estas salas tenía en su interior un catre metálico (conocido como la “parrilla”) sobre el cual se colocaba a los prisioneros, desnudos y esposados, para ser “parrillados”, esto es, sujetos a la aplicación de corriente eléctrica en distintas partes del cuerpo. En esa sala, o quizás en una contigua, no lo tengo claro, había también una barra metálica que era utilizada para suspender a los prisioneros desnudos, en diversas posiciones, con o sin aplicación de electricidad, como el conocido “pau de arara”. En ese lugar fui objeto, en diversas ocasiones, de interrogatorios con tortura, los que siguieron casi siempre el mismo patrón: amenazas e insultos, golpes de puños y pies, aplicación de corriente eléctrica sentado en una silla, acostado en la “parrilla” o colgado de la barra metálica.

e.- Identifica los mandos, personas a cargo del recinto de detención y torturas, la existencia de unidades o estructuras, personas de civil, etc.

La persona que dirigía el recinto era Marcelo Luis Manuel Moren Brito, oficial de Ejército. El jefe de la unidad que realizó mi detención – Halcón 1 – era Miguel Krassnoff Martchenko, oficial de Ejército. Halcón 1 estaba conformada, entre otros, por dos sujetos a los que identifiqué con absoluta precisión: Basclay Humberto Zapata Reyes, suboficial de Ejército y Osvaldo Enrique Romo Mena, agente civil.

Aunque no existía una división de funciones demasiado estricta, y con frecuencia ocurrían traspasos de funciones, el personal que “laboraba” en el recinto de Londres 38 estaba dividido en: “operativos” que realizaban las detenciones y/o los traslados; “vigilantes” que custodiaban al recinto y a los detenidos y “analistas” que interrogaban, torturaban y clasificaban a los prisioneros de acuerdo a su grado de “peligrosidad”.

f.- Personas con las que estuvo detenido

Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) detenido el 20 de mayo de 1974 (detenido desaparecido);

Jorge Arturo Grez Aburto, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) detenido el 23 de mayo de 1974 (detenido desaparecido);

Agustín Eduardo Reyes González, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) detenido el 27 de mayo de 1974 (detenido desaparecido); y

Carlos Luis Cubillos Gálvez, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y ex dirigente del campamento de pobladores Vietnam Heroico en el tercer sector de la Población Lo Hermida, detenido el 04 de junio de 1974 (detenido desaparecido).

g.- Métodos de tortura utilizados en su contra:

Tortura en Londres 38

En Londres 38 fui torturado diariamente, con excepción del domingo que en aquella época era todavía descanso obligatorio, mediante golpes de puños y pies y aplicación de corriente eléctrica sentado en una silla, acostado en la “parrilla” o colgado de una barra metálica. El método principal consistió en la aplicación de corriente eléctrica en la “parrilla”, para lo cual era obligado a desnudarme, me ataban de manos y pies al catre metálico, me conectaban cables a los dedos de las manos y de los pies y también al pene y/o testículos y dejaban un cable “volante” que aplicaban en diferentes partes del cuerpo. Las “sesiones” tuvieron duración variable, algunas muy prolongadas y otras muy breves, y generalmente eran conducidas por Reyes Zapata y Romo Mena, aunque recuerdo que en una ocasión fui interrogado y torturado directamente por Moren Brito y en otra ocasión fui interrogado, sin tortura, directamente por Krassnoff Martchenko.

El “encuentro” directo con Moren Brito ocurrió el tercer o cuarto día después de mi regreso a Londres 38 y consistió principalmente de dos golpizas de puños y pies en medio de amenazas e insultos, propinadas en dos momentos diferentes, y con las que quiso manifestar su molestia con las dos primeras versiones de una declaración escrita que me exigió redactar en el curso de ese día; a este sujeto lo pude identificar tanto por su característica e inconfundible voz ronca como por su apariencia física, ya que en ambas ocasiones me encontraba escribiendo la declaración, arriba mencionada, en una de las pequeñas “celdas” ubicadas en la planta baja y estaba, por lo tanto, con la vista descubierta.

El “encuentro” directo con Krassnoff Martchenko ocurrió la víspera de mi segunda salida de Londres 38 y consistió básicamente de un prolongado interrogatorio, con base en la tercera versión de la declaración que había escrito para Moren Brito, que por cierto era idéntica a las dos primeras, y en el cual, siempre he pensado, se decidió mi destino; a este sujeto, que presumía ser el “inteligente” del grupo y buscaba distanciarse de la brutalidad de Moren Brito, lo pude distinguir a través de la venda que cubría mi vista, la cual no estaba bien colocada, lo que me permitió identificarlo, mediante fotografías, mucho tiempo después, cuando recuperé mi libertad.

Tortura en el Regimiento de Artillería Número 1 “Tacna”

En el Regimiento de Artillería número 1 “Tacna” fui interrogado y torturado en una ocasión, por Reyes Zapata y Romo Mena, el segundo o tercer día de mi estancia en ese recinto que, en aquella época, cumplía una función similar a la que desempeñaría posteriormente Cuatro Álamos, o sea, recinto de incomunicación para prisioneros cuyo destino no estaba todavía definido. En aquella ocasión fui torturado mediante una combinación de golpes de puños y pies y de dos técnicas muy conocidas que producen asfixia: el “submarino” mojado (inmersión de la cabeza en un recipiente con agua); y el “submarino” seco (envoltura de la cabeza con una bolsa de plástico), al parecer porque carecían de los medios para aplicar corriente eléctrica en ese recinto.

Tortura en Melinka, Puchunví

En Melinka, Puchuncaví, la noche del Viernes Santo de 1975 fui objeto de violentas “agresiones corporales” por parte del comandante del campamento y un pelotón de Infantes de Marina, llevados ex profeso al campamento, con las caras pintadas, y que actuaban como drogados, que incluyeron tanto golpes de manos y pies, como culatazos, en diversas partes del cuerpo, inmersión en el tinaco del agua del campamento, colgamiento del alambrado que cercaba el perímetro del campamento y simulacro de fusilamiento mientras colgaba de dicho alambrado, en represalia por acciones realizadas en mi condición de Presidente del Consejo de Ancianos (tenía 23 años) del campamento, la organización comunitaria interna de los prisioneros.

h.- Le es posible reconocer a quienes participaron en las sesiones de tortura. Nombres, chapas, grados.

En Londres 38: Marcelo Luis Manuel Moren Brito, oficial de Ejército, Miguel Krassnoff Martchenko, oficial de Ejército, Basclay Humberto Zapata Reyes, suboficial de Ejército y Osvaldo Enrique Romo Mena, agente civil.

En el Regimiento de Artillería número 1 “Tacna” : Basclay Humberto Zapata Reyes, suboficial de Ejército y Osvaldo Enrique Romo Mena, agente civil.

En el Campamento Melinka, Puchuncaví: el teniente de la Armada de Chile qué se desempeñaba como comandante del campamento la noche del Viernes Santo de 1975.

i.- Métodos de tortura utilizados en contra de otros detenidos de los que usted fue testigo

Durante mi segunda estancia en Londres 38, la noche del 04 al 05 de junio, dos guardias arrojaron el cuerpo de un prisionero en la “celda” que compartía con Agustín Eduardo Gonzáles Reyes y que estaba situada en la planta baja del recinto, a un costado de la sala común. Cuando se retiraron los guardias, nos levantamos las vendas con las que nos cubrían la vista, y pudimos apreciar que el prisionero era Carlos Luis Cubillos Gálvez, quien había sido detenido en la mañana de ese día, y al que ambos conocíamos por ser también militante del militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Carlos Luis Cubillos Gálvez presentaba heridas cortantes y señales de quemaduras en diversas partes de su cuerpo, botaba sangre por boca y nariz, perdía y recuperaba la conciencia intermitentemente, se quejaba continuamente y parecía delirante. A ambos nos pareció que se encontraba en estado agónico, por lo que gritamos para llamar la atención de los guardias y pedir que le dieran atención médica y minutos después, los guardias retiraron de la celda el cuerpo de Carlos Luis Cubillos Gálvez. En la mañana del día siguiente, esto es 05 de junio de 1974, Carlos Luis Cubillos Gálvez ya no se encontraba en Londres 38, ni tampoco volví a escucharlo y/o verlo el resto del tiempo que permanecí en ese recinto.

j.- Si fue trasladado(a) a otro lugar de detención señalar fecha, lugar, quienes lo trasladaron, por cuanto tiempo, regreso o no al centro de tortura.

Entre el 06 de mayo y el 06 o 07 de junio de 1974 estuve en los siguientes recintos de detención: Londres 38; Regimiento de Artillería Número 1 “Tacna”; Estadio Chile y Londres 38.

Entre el 06 o 07 de junio de 1974 y el 11 de julio de 1974 estuve en los siguientes recintos de detención: Estadio Chile; Tres Álamos y Cárcel Pública de Santiago.

Entre el 11 de julio de 1974 y el 18 de noviembre de 1976 estuve en los siguientes recintos de detención: Melinka, Puchuncaví (la mayor parte del tiempo) y Tres Álamos (un día).

k.- Estuvo detenido(a) con personas que hoy se encuentran desaparecidas.

¿Quiénes?

Álvaro Modesto Vallejos Villagran, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), detenido el 20 de mayo de 1974 (detenido desaparecido);

Jorge Arturo Grez Aburto, ex militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), detenido el 23 de mayo de 1974 (detenido desaparecido);

Agustín Eduardo Reyes González, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), detenido el 27 de mayo de 1974 (detenido desaparecido); y

Carlos Luis Cubillos Gálvez, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y ex dirigente del campamento de pobladores Vietnam Heroico en el tercer sector de la Población Lo Hermida, detenido el 04 de junio de 1974.

l.- Estuvo detenido(a) con personas que son ejecutados políticos. ¿Quiénes?

En Londres 38, no. En Melinka, Puchuncaví, si.

Eduardo Charme Barros, militante del Partido Socialista (PS), asesinado el 14 de septiembre de 1976.

Juan Carlos Roberto Gómez Iturra, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), asesinado el 21 de junio de 1979.

Carlos René Díaz Cáceres, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, asesinado el 01 de octubre de 1982.

Dagoberto Cortéz Guajardo, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), asesinado el 28 de noviembre de 1982.

José Humberto Carrasco Tapia, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), asesinado el 08 de septiembre de 1986.

m.- Circunstancias en que termina su período de permanencia en él o los centros de tortura. Si es dejado(a) en libertad: dónde, por quienes, etc

Alrededor del 06 o 07 de junio de 1974 fui trasladado por agentes de la DINA desde Londres 38 hacia el Estadio Chile. Del grupo de cuatro prisioneros desaparecidos con los que estuve Londres puedo decir que: Jorge Arturo Grez Aburto salió en la misma fecha con destino al Estadio Chile, lugar del cual fue secuestrado una semana mas tarde por agentes de la DINA y regresado a Londres 38, desde donde desapareció posteriormente; en el recinto quedaron Agustín Eduardo Reyes González y Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, de los que se perdió todo rastro poco tiempo después (en el caso de Reyes González, a fines de junio y, en el caso de Vallejos Villagrán a fines de julio); Carlos Luis Cubillos Gálvez, ya no se encontraba en ese recinto y no hay testimonio de qué haya regresado a el, después que desapareció en estado agónico, desde ese lugar, la noche del 04 al 05 de junio.

n.- Si fue trasladado(a) a una cárcel u otro recinto de detención oficial señalar lugar, fecha que permaneció detenido(a), condena o sobreseimiento, si se le aplicó Consejo de Guerra, expulsión del país, pérdida de derechos civiles y/o políticos, etc.

Entre el 04 y el 11 de de julio de 1974 estuve en la Cárcel Publica de Santiago, en tránsito al campamento Melinka, situado en Puchuncaví, en la Provincia de Valparaíso, en la V Región.

Nunca fui acusado de un delito, ni mucho menos, sometido a proceso. Siempre estuve detenido en virtud de las “Facultades Constitucionales del Estado de Sitio”.

o.- Detallar si recibió atención jurídica u otra, qué institución y/o profesional le atendió, y qué acciones se desarrollaron (Recursos de Amparo, de Protección, Querella por Tortura, u otras)

Recibí atención jurídica del Comité pro Paz y de la Vicaría de la Solidaridad, cuyos abogados presentaron diversos recursos de amparo en mi favor durante el período que permanecí detenido. El último de estos recursos, presentado por la Vicaría de la Solidaridad el 12 de julio de 1976, llegó a la Corte Suprema, donde finalmente fue rechazado.

p.- Señalar si recibió atención médica de algunos organismos nacional o internacional, especialmente si fue visitado en su lugar de reclusión por la Cruz Roja Internacional. (En caso de haber sido trasladado a un recinto hospitalario desde su lugar de reclusión, señalarlo).

No

5.  – SECUELAS DE LA TORTURA Y EL SECUESTRO

a.- Dolencias físicas actuales atribuibles a la tortura.

Algunas de las que aparecen especificadas en el Capítulo V del “Manual on the Effective Investigation and Documentation of Torture and Other Cruel, Inhuman or Degrading Treatment or Punishment”, conocido también como Protocolo de Estambul, presentado al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos el 09 de agosto de 1999.

b.- Dolencias psicológicas actuales atribuibles a la tortura.

Algunas de las que aparecen especificadas en el Capítulo VI del “Manual on the Effective Investigation and Documentation of Torture and Other Cruel, Inhuman or Degrading Treatment or Punishment”, conocido también como Protocolo de Estambul, presentado al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos el 09 de agosto de 1999.

6.  – MEDIOS DE PRUEBA QUE PUEDE APORTAR

Recortes de prensa, certificados de ingreso o de salida, de detención, recursos judiciales intentados, certificados médicos, etc.

Oficio del Departamento Confidencial del Ministerio del Interior, del 00 de septiembre de 1974, firmado por el Jefe del citado departamento, Comandante de Escuadrilla Enzo Di Nocera García, en la que informa a la señora Yolanda Pinto Miranda, madre de los afectados, que los casos de los hermanos ”Raimundo y Martín Elgueta Pinto serán revisados por los organismos pertinentes”.

Oficio del Departamento Confidencial del Ministerio del Interior, del 04 de julio de 1975, firmado por el Ministro del Interior, General de División Raúl Benavides

Escobar, denegando petición de libertad de Raimundo Belarmino Elgueta Pinto “detenido en virtud de las Facultades Constitucionales del Estado de Sitio” … “por ser inconveniente a las necesidades de la Seguridad Nacional”.

Oficio del Departamento Confidencial del Ministerio del Interior del 02 de junio de 1976, firmado por el Subsecretario del Interior, General de Brigada Aérea Enrique Montero Marx, denegando petición de libertad de Raimundo Belarmino Elgueta Pinto “por razones de Seguridad Nacional y de acuerdo con los informes y antecedentes de los Organismos pertinentes”.

Certificado con el sello de la Armada de Chile del 20 de junio de 1976, firmado por el comandante del campamento de detenidos Melinka, Puchuncavi, en el cual se señala que Raimundo Belarmino Elgueta Pinto “permanece detenido en este campo desde el 11 de julio de 1974”.

7.  – CONSECUENCIAS ECONOMICAS DERIVADAS DE LA ILEGITIMA PRIVACION DE LIBERTAD

Robo de diversos objetos personales durante el allanamiento de mi domicilio y de mi persona.

Despido injustificado del trabajo.

Pérdida de ingresos por más de dos años y medio, que fue el período que permanecí detenido.

8.  – OBSERVACIONES PARA DECLARAR ALGO IMPORTANTE NO CONSULTADO

Quisiera finalizar mi testimonio haciendo las siguientes observaciones:

Que aunque permanecí prisionero del régimen de terrorismo de Estado, instaurado en Chile el 11 de septiembre de 1973, por un período equivalente a más de cinco veces el promedio calculado por la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (Comisión Valech), para los 27153 ex prisioneros que integran su listado original, que fue estimado por la citada Comisión en 180.1 días, y que fui torturado en diversas ocasiones en tres recintos distintos, por agentes de la DINA, en Londres 38 y en el Regimiento de Artillería Número 1 “Tacna”, y por infantes de marina, en Melinka, Puchuncaví, no formo parte del listado elaborado por esa Comisión porque decidí no declarar ante ella.

2.    Que esa decisión la tomé en protesta por los términos de referencia arbitrarios fijados por el Presidente de la República, Ricardo Lagos Escobar, para el trabajo de la Comisión, y que excluyeron del ámbito de competencia de la misma a más de 3000 personas que sufrieron, primero, “prisión política y tortura” y que posteriormente integraron la larga lista de “desaparecidos, ejecutados, y torturados con resultado de muerte”, generada durante la dictadura de Augusto Pinochet Ugarte, y que representaban más del 11% del listado elaborado por la citada Comisión.

3.    Que entre estas más de 3000 personas “desaparecidos, ejecutados, y torturados con resultado de muerte”, se encuentra mi hermano, Martín Elgueta Pinto, detenido el 15 de julio de 1974 y llevado también al recinto de Londres 38, lugar desde el cual desapareció posteriormente, quien, como la mayor parte de esas personas que murieron resistiendo a la dictadura, formaba parte de una generación de jóvenes, que de haber sobrevivido a la represión, podrían haber hecho una diferencia en la reconquistada pero aún excluyente, y por lo tanto incompleta, democracia chilena.

4.    Que esa postura del Presidente, aceptada por la Comisión, a pesar de que ella tenía la capacidad para flexibilizar los términos de referencia de su trabajo, como está establecido en la convención internacional pertinente, el Protocolo de Estambul, resultó, no solo en la exclusión del listado Valech de miles de casos emblemáticos de “prisión política y tortura”, como lo son la mayor parte de los detenidos “desaparecidos, ejecutados y torturados con resultado de muerte”, sino también en la inclusión, paradójicamente, de por lo menos un ex agente de esa organización delictiva del Estado chileno conocida como DINA.

5.  Que cuando esa postura insensata (porque obviamente, la mayor parte, sino todos, los “desaparecidos, ejecutados y torturados con resultado de muerte” habían sido previamente objeto de “prisión política y tortura”) y pusilánime (porque la principal, sino única razón argumentada fue de carácter presupuestal ya que esas personas, o más bien sus familiares, ya habían recibido una “reparación”) del Presidente de la República, congruente con la política de sucesivos gobiernos de la Concertación de Partidos por la Democracia de “verdad y justicia en la medida de lo posible” y “reparaciones austeras y simbólicas”, fue rectificada por el Congreso Nacional ya era demasiado tarde para declarar, por haber vencido el plazo para rendir testimonio ante esa Comisión.

6.    Que no obstante lo anterior, y al igual que muchos otros detenidos sobrevivientes, nunca he negado mi testimonio por los detenidos desaparecidos con los que compartí infortunio durante el período que permanecí en Londres 38. Lo hice, desde la prisión, al participar en la huelga de hambre realizada por 95 prisioneros de Melinka, Puchuncaví, entre el 31 de julio y el 07 de agosto de 1975, para denunciar la publicación de la infame lista de los “119”, asociada con la llamada Operación Colombo, y lo he hecho, después de recuperar mi libertad, al testificar ante los organismos jurisdiccionales competentes en todos los causas abiertas que involucran a los cuatro detenidos desaparecidos con los que estuve en Londres 38.

7.    Que los diversos hechos constitutivos de delitos ocurridos en el recinto clandestino de Londres 38, de los que fui testigo presencial, y de los que he dado cuenta en este testimonio, se pueden inscribir en el marco de la campaña represiva realizada por la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) en contra del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), en la Región Metropolitana, entre mayo de 1974 y febrero de 1975, la que tuvo por objetivo declarado la aniquilación física de esa organización política de resistencia a la dictadura y que resultó en la desaparición y/o ejecución de alrededor de doscientos de sus militantes durante ese período.

8.    Que los métodos utilizados por la DINA durante esta campaña en contra del MIR (arrestos ilegales, reclusiones en recintos secretos, torturas sin límites y desapariciones y/o ejecuciones extrajudiciales) reflejaron la adopción, por parte de esta organización delictiva del Estado chileno, de los métodos de la “guerra contrainsurgente”, aplicados por el ejercito francés en contra del Frente de Liberación Nacional en Argel en 1957, teorizados por el coronel Roger Trinquier, y ejecutados por el coronel Paul Aussaresses, el último de los cuales, desde su posición de Agregado Militar de la Embajada de Francia en Brasil, instruyó personalmente a elementos de la DINA en Manaos, Brasil, según lo ha declarado el primer y único Director de la DINA, el entonces coronel Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda.

9.    Que en Londres 38, escenario de una de las etapas mas intensas y masivas de exterminio desatadas por la dictadura en contra de las organizaciones de la

 

resistencia, específicamente en contra del MIR, y en donde se aplicaron por primera vez, entre el 20 de mayo y el 05 de septiembre de 1974, los citados métodos de la “guerra contrainsurgente”, ocurrieron graves, flagrantes, masivas y sistemáticas violaciones a los derechos fundamentales, que incluyeron el secuestro y tortura de un número aún no determinado de personas, y la ejecución y/o desaparición de al menos 81 de ellos, incluyendo a 12 mujeres, dos de las cuales estaban embarazadas.

1   Que en dicho marco el 4 de julio del 2005 presenté ante el Consejo de Monumentos Nacionales, junto con Gloria Raquel Elgueta Pinto y Erika Cecilia Henning Zepeda, en representación del Colectivo de Detenidos Sobrevivientes y Familiares y Compañeros de Detenidos Desparecidos de Londres 38, y con el copatrocinio del Senador por la V Región Cordillera, Carlos Ominami Pascual, una denuncia por la que se solicitaba que ese Consejo declarara “Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico” el inmueble situado en Londres 38 y otorgara la autorización necesaria para erigir en dicho lugar un “Monumento Público de carácter conmemorativo” que preserve la memoria de los mártires de Londres 38.

1   Que en su sesión del 4 de agosto pasado, el Consejo de Monumentos Nacionales aprobó por unanimidad la declaratoria de “Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico” para el inmueble situado en Londres 38 y acordó, además, restituir al inmueble su antigua numeración, por lo que el Ministro de Educación, Sergio Bitar emitió el decreto correspondiente el 11 de octubre último, y en fecha próxima, una vez que obtengamos la autorización solicitada al Consejo de Monumentos Nacionales, procederemos a instalar ese “Monumento Público de carácter conmemorativo”, que consistirá en una intervención en la fachada del inmueble y en una zona de la calle Londres.

1   Que esa declaratoria de “Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico”, del recinto situado en Londres 38, se realizó con la oposición del actual propietario del inmueble – Instituto O´Higginiano – al cual el dictador Augusto Pinochet Ugarte le transfirió gratuitamente la propiedad del edificio en 1978, y cuyo Presidente Ejecutivo es el general (r) Washington Carrasco Fernández, militar golpista y traidor a su juramento Constitucional, ex Ministro de Defensa del régimen de terrorismo de estado, y por tanto, cómplice de los crímenes cometidos en el interior de ese recinto, además de responsable de diversos crímenes realizados durante el período que ejerció el control militar de las provincias de Concepción y Arauco.


Ejército dedica al general Prats un cuartel que fue centro de torturas.

Fuente :El Mostrador, 22 de Mayo 2009

Categoría : Prensa

Defensores de derechos humanos consideran un agravio vincular el Regimiento de Artillería Tacna con la figura del general, debido a que el día del golpe de estado, el 11 de septiembre de 1973, 25 asesores y miembros de la guardia personal de Allende fueron llevados a ese cuartel, donde los torturaron y luego asesinaron.
Casi veinte años después del fin de la dictadura, el Ejército de Chile realizará el mayor acto de homenaje al general Carlos Prats, su comandante en jefe durante el gobierno de Salvador Allende y asesinado junto a su esposa por la policía política de Augusto Pinochet.

Pero la forma en que se hará este reconocimiento ha provocado el malestar de los familiares de las víctimas de la dictadura y los activistas de derechos humanos.

El próximo 5 de junio la Presidenta Michelle Bachelet, encabezará la ceremonia de homenaje, a la que también están invitadas las hijas de Carlos Prats y Sofía Cuthbert, asesinados por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) el 30 de septiembre de 1974 en el barrio bonaerense de Palermo.
En ese acto se inaugurará el Campo Militar de San Bernardo, que albergará en un mismo espacio al Regimiento de Artillería Tacna y al Regimiento de Granaderos.

El Ejército bautizará las instalaciones con el nombre del general leal a Salvador Allende y que fue vicepresidente de la República durante el gobierno socialista de la Unidad Popular. Según el proceso judicial desarrollado en Argentina y Chile, por el cual ya han sido condenadas nueve personas, el doble crimen se cometió con el beneplácito del dictador Augusto Pinochet, quien murió en diciembre de 2006 sin ser juzgado por este crimen.

Las sentencias han sido recurridas ante la Corte Suprema de Chile, que en julio próximo decidirá sobre su ratificación.
Pero las víctimas de la represión y los abogados defensores de derechos humanos consideran un agravio vincular el Regimiento de Artillería Tacna con la figura del general Prats.

El motivo es que el día del golpe de estado, el 11 de septiembre de 1973, 25 asesores y miembros de la guardia personal de Allende fueron llevados a ese cuartel, donde los torturaron.
Dos días después, los militares los sacaron de allí, los ametrallaron y escondieron sus cuerpos en una fosa clandestina en Peldehue, al norte de Santiago.

En 1978, sus cuerpos fueron desenterrados, metidos en sacos junto a trozos de raíles ferroviarios y subidos a helicópteros militares, desde donde fueron arrojados al mar.Fue el inicio de la llamada “Operación Retiro de Televisores”, durante la cual fueron exhumados y arrojados al océano Pacífico los cuerpos de los detenidos desaparecidos que permanecían escondidos en tumbas secretas diseminadas por todo el país.

Pero además, el Regimiento de Artillería Tacna fue el lugar desde donde el día del golpe militar el comandante del Grupo de Artillería, el mayor Enrique Cruz Laugier, y sus hombres sacaron las piezas de artillería con las que atacaron La Moneda, donde Allende se resistía momentos antes de que los aviones Hawker Hunter bombardearan el palacio presidencial. El propio mayor Cruz lo reconoció en una declaración firmada con motivo de la investigación judicial que se sigue por los desaparecidos de La Moneda.

“Me parece un honor muy merecido por el general Prats, pero es un grave error vincular su nombre al del Regimiento Tacna, el cuartel donde se cometió la mayor cantidad de crímenes en Santiago después del golpe militar”, comentó a EFE el abogado Nelson Caucoto.

Caucoto, uno de los abogados que representa a los familiares de los desaparecidos de La Moneda, afirma que “el Tacna tiene una historia negra en la represión que los chilenos no olvidan”.
Para el diputado Tucapel Jiménez, hijo del líder sindical del mismo nombre asesinado en 1982, el gesto del Ejército “es muy positivo porque el general Prats se lo merece”.

“Prefiero quedarme con ese lado de la decisión militar, pero si esto se hizo para tratar de blanquear los crímenes ocurridos en el Tacna, creo que es gran error”, agregó el parlamentario miembro de la Comisión de Derechos Humanos.
Por su parte, el diputado socialista Sergio Aguiló, que también pertenece a esta comisión, declaró a EFE que “el general Prats se merece éste y más honores como figura de la historia democrática de Chile”.
“Pero el Ejército sigue en deuda con el país, porque no ha pedido perdón por los crímenes ni ha colaborado con la justicia”, denunció Aguiló.

Para Hernán Medina, ex miembro del Grupo de Amigos del Presidente (GAP) y coordinador de los familiares de las víctimas, “reactivar el Tacna es una falta de respeto a las 25 víctimas y a sus familiares”.
“Vincular su nombre con ese cuartel es un escupitajo a la memoria del general Prats”, dice.

También la vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Mireya García, considera que “reactivar el Tacna es reabrir un episodio horroroso de la historia y ponerle el nombre de Carlos Prats es ensuciar su imagen”, asegura.


Allí estuvo el regimiento Tacna: La mala memoria del nuevo edificio Ejército Bicentenario

Fuente :lemondediplomatique.cl, 17 de Junio 2012

Categoría : Prensa

A la memoria del cabo 2º Carlos Carrasco Matus

Hace pocos días, el presidente Sebastián Piñera junto al Comandante en Jefe del Ejército general Juan Miguel Fuentes-Alba y otras altas autoridades, inauguraron el Edificio Ejército Bicentenario EBE. En total son 56 mil metros cuadrados- 31 mil de construcción nueva y 20 mil de restauración- con un costo cercano a 50 millones de dólares y una capacidad para 1200 personas. La moderna edificación Incluye helipuerto, 350 estacionamientos, wifi, gimnasios, muros especiales para disipar el calor e incluso paneles solares. El coronel Mauricio Heine jefe del proyecto ha destacado que “por primera vez en la historia habrá un edificio institucional que concentrará a la Comandancia en Jefe y al Ejercito”.

Pero la tecnología de punta no es el único y esencial valor del EBE. El mismo coronel Heine ha dicho a los periodistas “acá dialoga el pasado con el presente y por qué no, el futuro”, seguramente en referencia a los denominados Arsenales de Guerra monumento nacional hoy remodelado que data de 1896 y donde trabajaron más de un centenar de artesanos que restauraron el pino oregón y los ladrillos que constituyen ese edificio patrimonial. En la misma lógica Piñera manifestó en la oportunidad “…este edificio no se queda en las nostalgias, los recuerdos, las glorias o las gestas del pasado, se proyecta hacia el futuro…”

Hasta aquí estamos en el presente-presente, ahora quisiera retroceder en el tiempo a los años sesenta. A la Plaza Alonso de Ercilla, los arsenales de guerra, las calles Dieciocho y Ejército que fueron sitios habituales de mi infancia junto con mi hermano. En esos lugares, y de la mano de nuestro padre, un arquitecto de la Fuerza Aérea, nos disputábamos el turno para ascender sobre sus hombros y así admirar las tropas desfilando de ida y de vuelta cada 18 de septiembre.

Era una mirada inocente, que admiraba a los soldados, mientras en el Liceo de Aplicación nos enseñaban en la asignatura de música los himnos Pasan los viejos estandartes o Adiós al Séptimo de Línea. Transcurrieron los años y volveríamos al Regimiento Tacna nº 1, siendo estudiantes secundarios de 14 años. Un general golpista llamado Roberto Viaux se acuartelaba en las postrimerías del gobierno de Frei Montalva un 21 de octubre del 69, por supuestas reivindicaciones económicas. Tiempo después el mismo alto oficial sería parte de la conspiración que le costaría la vida al comandante del Ejército René Schneider. Era inaudita esa sublevación que seria conocida como el Tacnazo, porque en Chile los militares no eran golpistas y si lo eran, se lo callaban y no requerían tomarse cuarteles ni amenazar a civiles con sus fusiles Máuser o FAL.

El día de ese alzamiento llegamos por Tupper frente al Tacna como jóvenes curiosos a ver qué era eso de tomarse cuarteles y sacar tanques a la calle. Apenas tres o cuatro años más tarde todo cambiaría. Ese mismo Regimiento Tacna sería una de las principales fuerzas que asaltaría el palacio de La Moneda situado a no más de veinte cuadras.

El 11 de septiembre, al mando del coronel Luis Joaquín Ramírez Pineda, tropas del regimiento Tacna serían protagonistas de la Batalla de Santiago como denominaría Pinochet, en su texto El día decisivo, al enfrentamiento entre focos de resistencia en el Palacio de La Moneda, y algunos ministerios y poblaciones, frente a los dispositivos que por aire y tierra fueron dispuestos para controlar militarmente el gran Santiago.

Ese martes 11, tropas comandadas por Ramírez Pineda tomarán prisioneros a una cincuentena de hombres y los llevaron al Tacna. En aquellos tiempos tenia muros de mediana altura y altas rejas, al interior había galpones y caballerizas y el piso era adoquinado. A ese lugar llegarían los integrantes de la escolta del presidente Allende, además de detectives y otros asesores apresados en un efectivo aunque muy desigual combate. En ese sitio serían golpeados y humillados y escucharían de bruces a un Ramírez Pineda descontrolado queriendo matarlos de inmediato. De todo lo ocurrido en esas horas son testigos-sobrevivientes un puñado de hombres dignos y valientes: el detective Juan Seoane, y los escoltas Pablo Zepeda, Hugo García y Juan Osses.

El día 13 de septiembre alrededor de 20 ex defensores de La Moneda fueron trasladados en dos camiones a un recinto de entrenamiento del ejército en Peldehue donde fueron asesinados por metralla frente a un pozo por el joven subteniente Jorge Herrera López, como lo testimonia una desgarradora crónica del periodista-investigador Jorge Escalante en La Nación Domingo en diciembre de 2002.

En 1978, integrantes del mismo regimiento Tacna comandados por el coronel Hernán Canales Varas desenterró los cuerpos del pozo original, los ensacó y, a bordo de helicópteros, los lanzarían al mar en la denominada operación “retiro de televisores”. Más tarde, el 2001, sería la jueza Amanda Valdovinos quién inspeccionaría el recinto de Peldehue logrando ubicar restos que finalmente serían periciados por el Servicio Médico Legal SML.

 

Por años permanecerían como detenidos desaparecidos los asesores del presidente Allende: Enrique Paris y Héctor Pincheira; y los integrantes de la escolta presidencial; Oscar Lagos, Julio Moreno, Julio Tapia, Héctor Urrutia, Juan Vargas, Oscar Avilés, Jaime Sotelo, Manuel Castro y Luis Rodríguez, hasta que a fines de enero del 2010 el SML concluyo sus definitivas identificaciones.

La trayectoria del “valiente general” continúo. Luis Ramírez Pineda se desempeñaría entre los años 1978 y 1981 como Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional. El 2002 sería detenido en Buenos Aires por un exhorto internacional emitido por la justicia francesa por la muerte del ciudadano francés Jorge Klein, uno de los médicos personales del extinto presidente. El 2003 Ramírez sería extraditado a Chile y el juez Fuentes Belmar ampliaría su persecución judicial por otros doce detenidos desaparecidos: Jaime Barrios, Daniel Escobar, Enrique Corvalán, Claudio Jimeno, Jorge Klein, Oscar Lagos, Juan Montiglio, Julio Moreno, Arsenio Poupin, Julio tapia, Oscar Valladares y Juan Vargas, todos asesores y escoltas hechos prisioneros luego de la defensa del Palacio de La Moneda.

Ramírez estuvo retenido en el regimiento de Telecomunicaciones un corto tiempo y en la actualidad, según el Observatorio de DD.HH de la Universidad Diego Portales, “se encuentra procesado y en libertad, sin medidas cautelares”. Uno de los abogados querellantes, Nelson Caucoto considera que, Ramírez debe responder por todas las víctimas que murieron y se encontraban en el Palacio de La Moneda ese día 11 de septiembre.

El año 2009, el Regimiento Tacna nº 1 de Artillería sería trasladado a San Bernardo, pasando a formar parte del Campo Militar Carlos Prats. Ese acto de reconocimiento al comandante en jefe asesinado por la DINA en Buenos Aires, simultáneamente ponía a resguardo al Tacna y su feroz historia, a la vez que buscaba despejar el terreno para construir el EBE libre de incomodas memorias. Todo un travestismo, que solo recién ahora con esta inauguración es posible entender en su conjunto.

¿Cuándo el Ejército asumirá de manera coherente, consistente y continua los crímenes de lesa humanidad cometidos por sus estructuras y personal? ¿En qué momento insertará en sus planes de estudio la formación para la democracia y el respeto a los derechos humanos de su cuadro permanente, especialmente oficiales? ¿Cuándo exorcizará aquellos sitios cargados de dolor y muerte, haciéndolos “inteligentes” también en esos aspectos?

El año pasado, y en medio de las movilizaciones estudiantiles, gran parte de los vidrios del EBE resultaron destrozados y debieron esperar está inauguración protegidos con paneles. Desconocemos si quienes apedreaban, esos cristales de la flamante construcción tenían idea que, en ese lugar hubo prisioneros de guerra a quienes no se les respetó la vida, ni tuvieron un juicio justo, aunque se llamara Consejo de guerra.

Lo cierto, es que la explanada de este recién inaugurado EBE, en ninguna parte recuerda lo acontecido allí el 11 de septiembre de 1973, mucho menos el Tacnazo de Viaux. La lustrosa loza de este “edificio inteligente” borró los adoquines y optó nuevamente por una mala o torcida memoria. Prefirió no asumir del todo ese pasado al que se refirieron Piñera y el coronel Heine, desaprovechando una oportunidad de reponer la verdad histórica del Informe Valech y Rettig, la verdad histórica de fallos judiciales que procesaron y condenaron a Ramírez Pineda y a un grupo de oficiales y suboficiales que confesaron sus crímenes en la ejecución y desaparición de esos asesores y escoltas de Salvador Allende.

En el presente es el ministro Mario Carroza quién ha vuelto sobre el Tacna y sus servicios a la Patria. Seguramente alguien deberá responder desde el EBE o San Bernardo sus oficios respecto de todas las interrogantes que permanecen abiertas de La Batalla de Santiago, particularmente el destino final de los prisioneros del Palacio de La Moneda, indicio temprano de lo que serían los 17 años que por entonces recién se iniciaban.

En el flamante EBE, se optó por desconocer la justicia, ocultar la verdad y obviar reparar. Desde ahora, allí hay otro sitio para la memoria obstinada.


El fragmento de hueso que trajo de regreso a un detenido desaparecido

Fuente :vergara240.udp.cl 11 de Septiembre 2021

Categoría : Prensa

La historia de la búsqueda de Juan José Montiglio Murúa, uno de los jefes del Grupo de Amigos Personales (GAP) del ex Presidente Salvador Allende. Pese a todos los intentos de los servicios de represión de Augusto Pinochet para borrarlo de la historia, la tierra no permitió que desapareciera y 44 años después, reveló la verdad para decirle al mundo que los crímenes no se pueden ocultar para siempre.

Las nubes no tienen intención de abrirse. Cierran de forma espesa el cielo de una fría mañana en Santiago. Es 6 de mayo de 2017 y a las afueras del Servicio Médico Legal en Avenida La Paz hay un grupo de personas esperando reencontrarse con los restos del que fuera uno de sus grandes compañeros. En una mesa de la morgue los espera un pequeño y seco fragmento óseo. Es lo que quedó de Juan José Montiglio Murúa, uno de los jefes del Grupo de Amigos Personales (GAP) del ex Presidente Salvador Allende.

Ese hueso no mide más de diez centímetros. El fragmento de un cuerpo que se negó a desaparecer, a pesar de todos los intentos de los servicios de represión de Augusto Pinochet para borrarlo de la historia. No bastaron las torturas y las humillaciones, ni que lo dinamitaran con granadas en una fosa luego de fusilarlo. La tierra no permitió que desapareciera y, 44 años después, reveló la verdad para decirle al mundo que los crímenes no se pueden ocultar para siempre.

De un joven estudiante a jefe del GAP

A comienzos de los años 70, Juan José Montiglio era un joven estudiante de Biología del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile y militante del Partido Socialista. El 23 de noviembre de 1970, a la edad de 21 años y dos días antes de que naciera su primer hijo, ingresó oficialmente al grupo de seguridad de Salvador Allende, bajo la chapa de “Aníbal Salcedo”.

Era uno de los más jóvenes entre sus compañeros del GAP. Sus cercanos recuerdan que solía ponerse un bigote para verse más viejo. “Parecía un niño chico con bigote”, dice Manuel Cortés, alias “Patán”, uno de sus compañeros del dispositivo de seguridad.

Aunque oficialmente Domingo Blanco Tarrés era el jefe máximo del GAP, la personalidad y entereza de Montiglio lo llevaron a muy corta edad a convertirse en el líder natural del aparato de seguridad. Él fue uno de los que luchó hasta el final junto al Presidente ese frío martes 11 de septiembre de 1973, mientras La Moneda era bombardeada por las Fuerzas Armadas golpistas.

“No me hago la idea de que haya estado como un súper hombre en La Moneda ese día. Debió haber tenido miedo como cualquier ser humano. Ser atacado tan brutalmente, y sin embargo aguantó el chaparrón y estuvo ahí y no se achicó”, dice su compañera Rina Belvederessi, mientras el hueso del talón que se logró identificar está sobre un mantel blanco que oculta la frialdad de la camilla del Servicio Médico Legal.

Tras la muerte de Allende, Montiglio fue tomado prisionero y llevado junto a otras 24 personas al Regimiento Tacna, a 15 cuadras del Palacio de Gobierno que aún seguía incendiándose, dejando en cenizas una de las democracias más estables de América Latina.

En el Tacna los prisioneros fueron obligados a arrastrarse hincados y tenderse boca abajo con los brazos sobre la nuca. Fueron 48 horas en que militares se turnaban para torturarlos. Dos días en que los guardias armados con ametralladoras los amenazaban, y pedían a sus superiores ejecutarlos en el acto. Cada cierto tiempo eran llevados a una oficina del segundo piso del regimiento, donde eran torturados e interrogados por personal del Servicio de Inteligencia Militar.

“Son muchos años de estar ahí aguantando el chaparrón sin haber podido tirar para afuera toda esa pena y no es solo la pena de la muerte. Es pensar lo que vivieron en La Moneda esa mañana terrible, es pensar lo que les hicieron en dos días. Mira el consuelo que tuve por años: ‘por suerte los torturaron solo dos días. Hubo otros a los que los tuvieron por meses así’. Mira el consuelo estúpido. Yo decía ‘no sufrió tanto’, pero sepa Dios qué cosas horribles les hicieron. A qué cosas horrorosas los sometieron durante los dos días”, dice Rina Belvederessi.

Juan Bautista Osses Beltrán, también del GAP, fue uno de los últimos que vio a Montiglio en el Regimiento Tacna y de los pocos sobrevivientes que ha relatado lo que ocurrió ahí.

Osses recuerda que les dijeron que los iban a fusilar ese mismo 11 a la medianoche. “Se pueden levantar de a uno, tomar café y un pan porque después los vamos a fusilar”, fue la estremecedora orden que escucharon. Fue la última vez que Osses vio a sus compañeros.

A las dos de la tarde del 13 de septiembre, algunos prisioneros, entre ellos Montiglio, fueron amarrados de pies y manos con alambres y subidos a un camión militar. De ahí los llevaron al recinto militar Fuerte Arteaga, en el sector de Peldehue, al norte de la comuna de Colina.

Allí los prisioneros fueron puestos al borde de una fosa de unos cinco metros de diámetro y fusilados en grupos de a cuatro. Luego los militares lanzaron granadas para dinamitar los cuerpos. Décadas después un soldado que estuvo esos días en Peldehue, cuenta una escena que deja en evidencia la brutalidad y la magnitud de la matanza: encontró un trozo de oreja humana incrustado entre unos pinos.

Los familiares de Montiglio y de otros 19 prisioneros tuvieron que esperar décadas para enterarse de la terrible verdad.

Lanzados al mar

El penúltimo día de noviembre de 1978 fueron encontrados los cuerpos de 11 campesinos y 4 jóvenes en los hornos de Lonquén. Este hallazgo echaba por tierra la versión oficial de la dictadura, que aseguraba que los desaparecidos se habían escapado del país y que estaban por el mundo desprestigiando al Régimen Militar.

Pinochet sabía muy bien que los detenidos desaparecidos habían sido asesinados y enterrados en fosas a lo largo de todo Chile. Por esto, dio la orden de iniciar la “Operación Retiro de Televisores”, nombre en clave que se dio al desentierro de los cadáveres de prisioneros políticos para posteriormente lanzarlos al mar. Una forma macabra de encubrir las matanzas ocurridas tras el Golpe de Estado.

Luego de que la Mesa de Diálogo entregara una lista de 200 nombres con la supuesta ubicación de sus cuerpos, la esposa de Juan José Montiglio fue notificada de que había sido arrojado al mar, 200 millas marinas hacia el interior, frente a las costas de San Antonio. Sin embargo, a poco andar, se pudo comprobar la falsedad de la información, pues en ese listado aparecían personas que habían sido encontradas, por ejemplo, en el Patio 29 del Cementerio General de Santiago. Ese dato abrió una nueva arista en el caso. Es así que se designó a la magistrada Amanda Valdovinos como ministra en visita con dedicación exclusiva, para investigar los crímenes y desapariciones de personas en Peldehue.

En enero de 2002, casi 30 años desde ocurrida la matanza en Peldehue, la ministra Valdovinos logró localizar el lugar exacto donde se encontraba la fosa en que fueron enterrados Montiglio y otros 19 prisioneros, gracias a testimonios de lugareños y ex uniformados que colaboraron voluntariamente en la investigación. El remordimiento comenzaba a atacar las conciencias de algunos testigos de los crímenes.

Ahí quedó en evidencia que la “Operación Retiro de Televisores” no pudo ocultarlo todo. En el lugar se encontraron más de 400 fragmentos óseos esparcidos en una profundidad cercana a los tres metros. Entre ellos un fragmento de un talón.

Tras años de investigación, un análisis de ADN en un laboratorio en Austria logró determinar que ese fragmento de hueso correspondía a Juan José Montiglio, el “compañero Aníbal”.

En su búsqueda, los familiares de Aníbal fueron tras pistas que muchas veces terminaron en nada. Les dijeron que algunos prisioneros habían logrado escapar o que podía estar en una casa de personas que habían perdido la razón, en Puente Alto. Debieron esperar más de cuatro décadas para que finalmente esa fosa les devolviera los restos de su compañero, como si la tierra estuviera «gritando que no se pueden ocultar los crímenes toda una vida”, como dice con la voz entrecortada Alejandra Belvederessi, cuñada de Aníbal, mientras el hueso sobre la mesa del Servicio Médico Legal espera para poder por fin descansar en paz.

“Tengo que decir con mucha fuerza que no hemos encontrado al compañero Aníbal”, dice Lorena Pizarro Sierra, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos a los pies del Memorial del Detenido Desaparecido y del Ejecutado Político, donde se le rinde el último homenaje a Montiglio.

“La historia hay que decirla con la verdad. Estamos encontrando fragmentos óseos de nuestros familiares y le rendimos homenaje y hacemos lo que debemos hacer y lo que ellos se merecen (…) Lo que está ocurriendo es un gesto de dignidad al jefe del GAP. Lo que está ocurriendo es un gesto de amor profundo de la familia de Aníbal de despedir al compañero, al padre, al abuelo.”, dice Pizarro.

 

por Felipe Avendaño


Condenan a exoficial de Ejército por crimen de profesor en 1974

Fuente :resumen.cl, 6 de Mayo 2022

Categoría : Prensa

La ministra en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Paola Plaza González, condenó al ex coronel de Ejército, Luis Alberto Castillo González, por su responsabilidad en el delito de secuestro calificado del profesor de educación básica Javier Alberto Salinas Velásquez perpetrado a fines junio de 1974, en el centro de la ciudad de Santiago.

En el fallo (causa rol 660-2011), la ministra en visita condenó a Luis Alberto Castillo González, teniente de Ejército a la época de los hechos, a la pena de 10 años de presidio efectivo, en calidad de autor del delito.

La víctima, Javier Salinas Velásquez, según consta en las investigaciones judiciales, tenía 47 años de edad, ejercía como profesor de educación básica y no tenía militancia política. El 28 de junio de 1974, en circunstancias que, en compañía de otras personas, se encontraba al interior de una fuente de soda ubicada en calle Mac-Iver esquina Alameda (Avda. Bernardo O´Higgins) de la comuna de Santiago, fue detenido sin mediar orden judicial alguna por una patrulla militar a cargo del entonces teniente de Ejército, Luis Alberto Castillo González.

El detenido es trasladado hasta el regimiento de Artillería N°1 "Tacna", ubicado en la propia comuna de Santiago, y allí le mantuvieron en cautiverio y sometido a tratos crueles. El día 30 de junio de 1974, Salinas Velásquez fue dado por muerto en su celda de encierro, pretendiendo que se habría suicidado, como lo presenta, además, la autopsia que se habría practicado en la época. Sin embargo, en el análisis posterior de sus restos óseos puede constatarse fracturas y lesiones que, a juicio de los expertos, sugieren traumas contusos, recientes y coetáneos con su muerte, recibidas durante el período que permaneció prisionero en el mencionado regimiento. Este recinto militar fue utilizado como centro de prisión para centenas de personas que fueron detenidas por las tropas uniformadas desde el mismo día del golpe militar en adelante.


Corte de Santiago condena a agentes de la DINA por aplicación de tormentos de prisionero de Londres 38

Fuente :adprensa.cl, 14 de Septiembre 2017

Categoría : Prensa

La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó la sentencia que condenó a los exagentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) Miguel Krassnoff Martchenko y Basclay Zapata Reyes a penas efectivas de 3 años y un día de presidio, como autores del delito de aplicación de tormentos a Raimundo Elgueta Pinto. Ilícito perpetrado en mayo de 1974, en el centro de detención clandestino de Londres 38.

En fallo unánime (causa rol 900-2017), la Novena Sala del tribunal de alzada –integrada por los ministros Mario Rojas, Alejandro Rivera y la abogada (i) Paola Herrera– ratificó la sentencia dictada por el ministro en visita Mario Carroza, el 14 de marzo pasado.

En la etapa de investigación, el ministro Carroza logró establecer los siguientes hechos:
«a.- Que en el período comprendido entre principios de 1974 y el mes de septiembre del mismo año, se realizan detenciones, en diversas circunstancias, ya sea en la vía pública o en sus domicilios, por agentes pertenecientes a la Dirección Nacional de Inteligencia DINA, y que encuentran como único antecedente la pertenencia o militancia de los detenidos al Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR.

b.- Que Londres 38, aproximadamente a partir de fines de diciembre de 1973 sirvió de centro de operaciones para la denominada Brigada de Inteligencia Metropolitana (BIM), dividida en dos Agrupaciones de carácter operativo, todas pertenecientes a la Dirección Nacional de Inteligencia, DINA, a saber, las Agrupaciones Purén y Caupolicán, esta última con la específica misión de recabar información sobre los antecedentes civiles y políticos de los militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), proceder a su individualización, ubicación, detención e interrogatorio de los mismos y, en definitiva, erradicar a dicha organización y a sus miembros del espectro social y político. A su vez, la referida Agrupación Caupolicán, para el cumplimiento del objetivo antes detallado, se encontraba dividida en Grupos, entre ellos los denominados «Halcón I», «Halcón II», «Águila», «Tucán» y «Vampiro», los primeros, y para los efectos que interesan en la presente causa, a cargo del Oficial del Ejército de Chile, Miguel Krassnoff Martchenko y, entre sus filas, estaba incorporado Basclay Zapata Reyes.

c.- Que los detenidos de este movimiento de izquierda, verificada la detención, eran inmediatamente trasladados o conducidos, con su vista vendada, hasta las dependencias de lo que identifican como el recinto de calle Londres 38 o llamado también «Cuartel Yucatán», y en ese lugar se les asignaba un número a modo de identificación, y fueron sometidos a fuertes interrogatorios y torturas, tendientes a obtener información o antecedentes relacionados con el movimiento político al que pertenecían, y con la individualización y domicilio de otros de los militantes o partidarios del mismo, y toda aquella que fuera finalmente obtenida, invariablemente, mediante la utilización de diversos métodos de tortura, siendo los más recurrentes la aplicación de electricidad en diversas partes del cuerpo, incluyendo los genitales de las víctimas, encontrándose éstas desnudas, tendidas y amarradas de manos y pies a un catre metálico, en un procedimiento que aquellas denominan «La Parrilla», «El Colgamiento», descrito como la acción de izar a la víctima a gran altura, por medio de una polea, con sus manos atadas a la espalda, y manteniendo sus pies amarrados, soportando sus extremidades superiores todo el peso de su cuerpo, además de ser objeto de golpes de pies y puño, y de vejaciones de carácter sexual;

d.- Que, algunos de los detenidos de Londres 38 fueron trasladados, en distintas fechas, hasta los recintos denominados Estadio Chile o a Cuatro o a Tres Álamos, para luego, en el caso de la mayoría de las víctimas de sexo femenino, conducidas a la localidad de Pirque, y tratándose de varones a «Melinka» en Puchuncaví, desde donde fueron puestos en libertad y/o expulsados del país.

e.- Que, en el caso de Raimundo Belarmino Elgueta Pino, éste es detenido el día 06 de mayo de 1974 en la vía pública, por cuatro agentes de la DINA, entre ellos Basclay Zapata y Osvaldo Romo Mena, quienes sin mostrar identificación o en su defecto orden judicial, proceden a trasladarlo al ya aludido cuartel Londres 38, donde es interrogado mediante tortura, luego es retirado del recinto el día 15 de mayo y trasladado al Regimiento de Artillería N°1 «Tacna», a continuación al Estadio Chile y finalmente, le regresan a Londres 38 a fines del mes de mayo de 1974 y permanece en ese recinto hasta el 06 ó 07 de junio, donde vuelven a trasladarlo hasta llegar de regreso al Campo de Prisioneros Melinka en Puchuncaví, donde recupera su libertad y se va al exilio en el año 1977.

f.- Que durante su detención en el cuartel de Londres 38, Raimundo Belarmino Elgueta Pinto, fue torturado e interrogado por agentes de la DINA de los cuales, sin perjuicio de estar vendado al momento del apremio, pudo identificar más tarde a Marcelo Moren Brito y Miguel Krassnoff Martchenko».

En el aspecto civil, el fallo confirmó la decisión que condenó al Estado de Chile a pagar una indemnización de $50.000.000 (cincuenta millones de pesos) a la víctima por concepto de daño moral.


Corte de Santiago rebaja condena a ex oficial de Ejército condenado por crimen de profesor de educación básica en 1974

Fuente :resumen.cl, 16 de Mayo 2023

Categoría : Prensa

La Corte de Apelaciones de Santiago rebajó la pena de presidio que deberá cumplir el ex coronel de Ejército Luis Alberto Castillo González, teniente a la época de los hechos, condenado en calidad de autor del delito consumado de secuestro calificado del profesor de educación básica Javier Alberto Salinas Velásquez, perpetrado a fines de junio de 1974, en el centro de la ciudad de Santiago y en el Regimiento Tacna, asentado en la capital.

En fallo unánime (causa rol 3.017-2022), la Novena Sala del tribunal de alzada -integrada por la ministra Graciela Gómez, el ministro Tomás Gray y el abogado (i) Joel González- si bien confirmó la sentencia apelada, rebajó la pena de 10 años dictada por la ministra en visita Paola Plaza González, y reduce la condena impuesta a sólo 4 años de presidio efectivo, beneficiando al sentenciado por la minorante de colaboración sustancial al esclarecimientos de los hechos.

La resolución de la Novena Sala de la Corte de Santiago aplica la mencionada minorante pese a reconocer que se trata de un delito de lesa humanidad coincidiendo con la sentencia de primera instancia. Al respecto, respondiendo la alegación del condenado, señala:

"Seguidamente (..), en lo relativo a que el delito investigado es común y no de lesa humanidad, disiente esta Corte de esa apreciación, compartiendo lo razonado en el fallo de primer grado, en los considerandos quinto, sexto y séptimo, por cuanto el hecho, en síntesis, consistió en la detención ilegal de una persona en un recinto militar quien fue golpeado repetidamente durante su encierro, omitida esa circunstancia tanto en la autopsia como en el certificado de defunción, lo que configura un crimen de lesa humanidad, pues la acción dolosa de agentes del Estado se efectúa mientras mantienen retenido a un individuo contra su voluntad, en tiempo de represión de los disidentes al régimen".

La víctima, Javier Salinas Velásquez, según consta en las investigaciones judiciales de la ministra Plaza González, tenía 47 años de edad, ejercía como profesor de educación básica y no tenía militancia política. El 28 de junio de 1974, en circunstancias que, en compañía de otras personas, se encontraba al interior de una fuente de soda ubicada en calle Mac-Iver esquina Alameda (Avda. Bernardo O´Higgins) de la comuna de Santiago, fue detenido sin mediar orden judicial alguna por una patrulla militar a cargo del entonces teniente de Ejército Luis Alberto Castillo González.

El detenido es trasladado por la patrulla uniformada hasta el regimiento de Artillería N°1 "Tacna", ubicado en la propia comuna de Santiago; allí le mantuvieron en cautiverio y sometido a interrogatorios y tratos crueles. El día 30 de junio de 1974, el detenido Salinas Velásquez fue dado por muerto en su celda de encierro, pretendiendo que se habría suicidado, como lo presenta, además, la autopsia que se habría practicado en la época.

Sin embargo, en el análisis posterior de sus restos óseos puede constatarse fracturas y lesiones que, a juicio de los expertos, sugieren traumas contusos, recientes y coetáneos con su muerte, recibidas durante el período que permaneció prisionero en el mencionado regimiento. Este recinto militar fue utilizado como centro de prisión para centenas de personas que fueron detenidas por las tropas uniformadas desde el mismo día del golpe militar en adelante. 

por Darío Núñez


Ex subdirector operativo de la PDI: "Los crímenes de Colonia Dignidad eran un tabú. En Chile no se podía tocar este tema hasta 1996"

Fuente :interferencia.cl, 16 de Junio 2023

Categoría : Prensa

A casi 50 años del golpe cívico militar, Luis Henríquez Seguel (75), Ex subdirector operativo de la PDI, explica cómo lograron investigar los crímenes de la Colonia Dignidad por primera vez en el año 1996.

Luis Henríquez Seguel (75) fue uno de los dicisiete detectives que permaneció en La Moneda el 11 de septiembre de 1973 junto a Salvador Allende, cuando las Fuerzas Armadas atacaron el palacio presidencial, dando lugar a la dictadura de Augusto Pinochet.

Henríquez entró a la Policía de Investigaciones a sus 19 años, en 1966, y permaneció durante 37 años en la institución, consiguiendo mantenerse alejado de las violaciones a los derechos humanos y las tareas de represión política. “Yo no era confiable, pues mis colegas de la PDI siempre me veían como un hombre de izquierda”, señala. 

Por el contrario, una vez terminada la dictadura, fue parte de las principales investigaciones que la policía civil tuvo a su cargo en materia de derechos humanos, como la detención de Osvaldo Romo y los crímenes relacionados con Colonia Dignidad. 

– A partir de 1996, usted dirigió las investigaciones contra la secta alemana Colonia Dignidad y desempeñó así un papel decisivo para detener finalmente el régimen de trabajos forzados, de  violaciones y abuso de Paul Schäfer allí. ¿Cómo fue su trabajo con la Policía de Investigaciones (PDI) antes de este tiempo?

– Tras el fin de la dictadura, trabajé en la PDI de Santiago en un departamento de Asuntos Internos. Nuestro trabajo consistía en luchar contra la corrupción dentro de nuestra propia institución y destituir a las personas incriminadas. Para explicarlo: la PDI es la policía criminal que investiga los delitos. Es independiente de los Carabineros que como institución participaron en el golpe, la PDI no.

Dentro de Asuntos Internos también fui jefe de la Comisión de Análisis y Coordinación de la PDI que supervisaba que se cumplieran las órdenes de investigar por violaciones de Derechos Humanos durante la dictadura en todo Chile. Teníamos pocos recursos, pero éramos un equipo con mucha voluntad, identificamos a militares y civiles que trabajaban para los órganos represivos y pudimos detener a algunos, como por ejemplo Osvaldo Romo o Miguel Estay que se habían fugado a Brasil o Paraguay. 

– ¿Por qué empezaron tan tarde las investigaciones sobre los crímenes de la Colonia Dignidad?

– A mi me daba la impresión que el Gobierno tenía la intención de investigar, pero, por favor, no muy rápido. Tenían temor porque Pinochet recién habia entregado el poder, la situación política era muy inestable.

Los crímenes de Colonia Dignidad eran un tabú. En Chile no se podía tocar este tema hasta 1996. La cúpula de la Colonia Dignidad tenía los mejores abogados y contaba con el apoyo de una red de  personas muy importantes. Se investigaban las denuncias de torturas y desapariciones de prisioneros politicos en Colonia Dignidad. Pero era imposible entrar en la propiedad privada, podíamos hacer preguntas en la entrada del asentamiento y a menudo nos rechazaban, diciendo también que los colonos no entendían español.

– De ahí viene el dicho "La Colonia siempre gana". El poder de la colonia alemana parecía invencible. ¿Cómo fue posible que a partir de 1996 pudieran emprender acciones más eficaces contra Colonia Dignidad?

– En junio de 1996 concurrió a nuestra unidad Jacqueline Pacheco, madre de un niño de 12 años que había sufrido abusos sexuales por parte del líder de la secta Paul Schäfer en el asentamiento alemán. Anteriormente, ella había tenido una actitud positiva hacia el asentamiento de Villa Baviera, como se llamaba oficialmente el asentamiento desde fines de los años 1980. Incluso formó parte de un comité de apoyo (Vigilia Permanente) de personas de los alrededores que defendían Villa Baviera y la atención supuestamente caritativa del hospital del asentamiento. Entonces  desconocían que los recursos que tenía el hospital de Villa Baviera eran proporcionados por el estado de Chile y que no tenía nada que ver con beneficencia.

– Su hijo vivió varios meses en Villa Baviera para asistir a un supuesto internado intensivo, no podía salir del asentamiento herméticamente cerrado. Consiguió enviar a escondidas a su familia el mensaje de que Schäfer le estaba violando. Pero, ¿por qué Jacqueline Pacheco fue a denunciar a su unidad en Santiago?

– Temía represalias si se sabía en Colonia Dignidad que había presentado una denuncia. No tenía confianza porque no le daba garantía la policía de Parral, San Carlos, Talca, Linares o Chillán. Ella sabía que políticos y militares, policías y jueces eran invitados a celebraciones en Colonia Dignidad, recibían regalos… y habrían pasado rápidamente la información sobre una denuncia a Colonia Dignidad. Jacqueline Pacheco vino a la Comisión Chilena de Derechos Humanos. Ahí le recomendaron ir a nuestra unidad, probablemente porque nos consideraban incorruptibles. Informamos personalmente al juez Jorge Norambuena de Parral y él mantuvo el expediente en secreto. Esto nos permitió indagar los primeros dos o tres meses sin que nadie supiera. Además, cuando recibimos la denuncia de abuso sexual, pudimos vincular esta investigación con las de tortura y desapariciones en Colonia Dignidad.

– ¿Cómo llevó a cabo su equipo estas investigaciones sobre Colonia Dignidad?

– Teníamos escasos recursos pero mucha voluntad de investigar. Formé un pequeño equipo, en su mayoría jóvenes, que tenían experiencia en el trabajo con víctimas de violencia sexual y sabían tratar a los niños traumatizados y a sus familias. Junto con Jacqueline Pacheco y el abogado Hernán Fernández, localizamos a otras familias chilenas cuyos hijos habían sufrido abusos en Villa Baviera. 

– Meses después, hubo allanamientos en el asentamiento. ¿Por qué no pudieron detener a Schäfer?

– Entramos con más personas, de 30 a 100, también con unidades de Carabineros. Era necesario, porque sabíamos que muchas personas de esta asociación supuestamente benefactora tenían armas de fuego. Sólo a nombre del médico de la secta Hartmut Hopp estaban registradas tres pistolas. A Schäfer se le filtró la información, no pudimos encontrarlo, estaba escondido en un búnker. Para detener a Schäfer tuvimos que conocer el recinto y averiguar dónde se habían torturado o asesinado a los prisioneros. Además, los habitantes de Colonia Dignidad cambiaron caminos, casas, incluso movieron la laguna.

– En 1997 Schäfer se fugó a Argentina, con algunos/as seguidores/as vivían cerca de Buenos Aires. Sólo fue descubierto y detenido en 2005, luego condenado a 20 años de prisión y murió en la cárcel de Santiago en 2010. Alemania y Chile se culparon mutuamente.

– Lo que ocurrió en las décadas de Colonia Dignidad fue horrible para la sociedad chilena, pero también para la gran cantidad de víctimas alemanas que sufrieron en la secta. Por supuesto que Chile es responsable porque estas cosas ocurrieron en territorio chileno. Pero la embajada alemana en Chile también conocía los relatos de los que escaparon del asentamiento, como Wolfgang Kneese en 1966.

Las autoridades alemanas siempre dijeron que Chile era responsable. Las autoridades chilenas dijeron que no eran responsables porque había ciudadanos alemanes implicados. 

– En los años 1990 y 2000, como subdirector operativo de la PDI y en nombre de las Naciones Unidas, usted fue formador sobre normas de derechos humanos para la policía también en otros países. Lo que usted consiguió allí tiene una larga historia. ¿Cómo llegó inicialmente a la PDI?

– Siempre quise ser policía. Así que empecé un curso de formación con la policía cuando tenía 18 años, y al tercer mes ya ganaba algo de dinero. No estudiaba, mis padres estaban en una situación económica difícil, tenía que ayudarles.  

También veía atropellos de las normas y abuso de poder en la policía y no podía hacer nada al respecto. Durante un tiempo me planteé cambiarme de trabajo y dedicarme a otra cosa. Durante una estancia en el hospital, se lo conté a un cura -aunque soy agnóstico- y él sabiamente me respondió: "Equivocado, jóven. Usted tiene que permanecer en su institución. Si algún día quiere contribuir y hacer cambios, tiene que llegar a los cargos que le permiten tomar decisiones. Así que persevere, sea un ejemplo positivo. Algún día va a tener la capacidad de poder hacer cosas buenas para esa institución.“ ¡El cura tenía razón!

– Usted era partidario del socialista Salvador Allende, que fue elegido presidente en 1970 como líder de la Unidad Popular…– 

Cuando Allende fue elegido, yo celebré. Pero sólo para mí. No podía hacerlo abiertamente, con mis colegas. La mayoría de ellos tenían otro candidato.

Más tarde ecuché Allende hablando con Miguel Enríquez, líder del MIR, y con Fidel Castro. A diferencia de lo que dice la derecha de nuestro país, Allende era un demócrata convencido que quería llegar al socialismo por la vía electoral y democrática.

– Una de sus tareas era también observar a la organización paramilitar de extrema derecha Patria y Libertad.

– Yo estaba en la Brigada Investigadora de robos de vehículos y también me agregaron al departamento de informaciones. Mi primera misión fue seguir al abogado Pablo Rodríguez Grez. Como abogado era la cara visible del frente nacionalista Patria y Libertad, y jugaba un rol de defensa jurídica para la organización a la cual llegaban también instrucciones de parte de Jaime Guzmán. Durante nuestras observaciones descubrimos que Patria y Libertad invitaba personas a varios campos de entrenamiento, uno de ellos funcionaba en Colonia Dignidad y fue organizado por Paul Schäfer y sus seguidores. Pablo Rodríguez Grez y otros dirigentes fueron allí y muchas personas participaron en los entrenamientos de Patria y Libertad y de otra organización, el Comando Rolando Matus, también. Practicaron el uso de armas, entrenaron atentados y bloqueos de carreteras y se prepararon para el Tanquetazo, el intento de golpe de Estado de los militares y Patria y Libertad que fracasó el 29 de junio de 1973. 

Tras el golpe del 11 de septiembre de 1973, Patria y Libertad se disolvió. Los miembros de la organización fueron incorporados posteriormente al servicio secreto de la DINA o a otros órganos de represión.

– Usted mismo vivió el golpe del 11 de septiembre de 1973 en el palacio de gobierno de La Moneda y escribió un libro acerca de los acontecimientos. ¿Cuál fue su función?– 

– En esa época yo formaba parte de la custodia policial del Presidente Salvador Allende. Éramos 17 detectives de la PDI. El 11 de septiembre estábamos todos en La Moneda y vivimos los ataques con fuego de artillería y los bombardeos desde el aire. Todo estaba empañado con gases lacrimógenos, la Moneda destruida. Cuando quedó claro que ya no teníamos ninguna posibilidad, el presidente se despidió de todos nosotros. Nos dio la mano a cada uno y dijo "gracias, compañero". Después se pegó un tiro en el salón Toesca. 

– Usted fue detenido. ¿Cómo y por qué sobrevivió?

– Algunas personas habían abandonado La Moneda durante el día. 55 personas fueron detenidas en la tarde, entre ellos ministros, consejeros políticos, médicos, miembros del GAP ("Grupo de Amigos Personales de Allende", la unidad de guardia política de Allende, miembros del Partido Socialista) y nuestra unidad. Nos tumbaron en la calle, la cara en el suelo y las manos atadas en la nuca, y luego nos llevaron al Regimiento de Artillería Tacna, donde nos interrogaron y nos maltrataron. A la mayoría los fusilaron, y durante meses no supimos qué había sido el destino de muchos de ellos. Pero nosotros, los de la PDI, los 17 detectives administrativos sin función política, fuimos liberados después de 28 horas sin comida ni agua, bajo condiciones. Nuestro jefe se exilió, el resto fuimos distribuidos a otras unidades de la PDI y mantenidos bajo vigilancia. También creo que debíamos sobrevivir porque fuimos testigos del suicidio de Allende y debíamos denunciarlo.

– ¿Qué le ha aportado esta experiencia?

– Cuando llegué a casa la noche del 12 de septiembre, apenas podía creer que hubiera sobrevivido. Desde entonces, mi filosofía de vida ha cambiado. Vivo mi vida y cada día con más intensidad.

– ¿Qué hizo durante los 17 años de dictadura hasta 1990? ¿Estuvo implicado en detenciones, tareas de represión política de la dictadura?

– Algunos de mis colegas fueron enviados a los órganos de represión (DINA, CNI) y fueron allí. Yo nunca hice nada de eso. 

Nadie me iba a dar una misión de esa naturaleza. Por una parte, porque yo no era confiable, pues mis colegas de la PDI siempre me veían como un hombre de izquierda. Por otro lado, yo siempre tuve la actitud de que hacía las cosas correctamente y todo el mundo lo sabía. Si alguien me hubiera ordenado hacer algo que no era correcto, no habría seguido trabajando en la policía. Mis superiores sabían exactamente a quién podían dar órdenes y a quién no. 

Además recordaba lo que el cura me había dicho, que debía seguir en la policía y que algún día podría tomar decisiones y hacer algo útil. Y creo humildemente haber sido útil y haber aportado mi granito de arena. No me importa que otros se llevaron los honores y son considerados los actores principales. Yo cumplí con mi deber. Hice lo que estuvo a mi alcance. Trabajé por la causa de la justicia


Corte Suprema confirma condena de militares (r) por secuestro calificado de ciudadanos uruguayos y brasileño en 1973

Fuente :pdju.cl, 25 de Octubre 2023

Categoría : Prensa

En fallo unánime, la Segunda Sala del máximo tribunal confirmó la sentencia que condenó a Jorge Luis Tapia Castillo y Rafael Francisco Ahumada Valderrama a 10 años y un día de presidio, en calidad de autores de los delitos, tras descartar error en los hechos acreditados por el tribunal de alzada y la participación criminal de los recurrentes.

La Corte Suprema rechazó los recursos de casación interpuestos por las defensas en contra de la sentencia que condenó a dos efectivos del Ejército en retiro, por su responsabilidad en el delito de secuestro calificado de los ciudadanos uruguayos Alberto Fontela Alonso y Juan Ángel Cendán Ahumada y del ciudadano brasileño Tulio Roberto Quintiliano Cardoso. Ilícitos perpetrados a partir del 12 de septiembre de 1973, en Santiago.

En fallo unánime (causa rol 22.184-2021), la Segunda Sala del máximo tribunal –integrada por los ministros Haroldo Brito, Manuel Antonio Valderrama, Jorge Dahm, Leopoldo Llanos y la abogada (i) Carolina Coppo– confirmó la sentencia impugnada, dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago, que condenó a Jorge Luis Tapia Castillo y Rafael Francisco Ahumada Valderrama a 10 años y un día de presidio, en calidad de autores de los delitos, tras descartar error en los hechos acreditados por el tribunal de alzada y la participación criminal de los recurrentes.

“Que, los hechos reseñados precedentemente, desprendidos de las piezas procesales que en cada caso se ha indicado, son reales, desde que ocurrieron en determinado lugar y tiempo y están probados, esto es, acreditados legalmente en los autos a través de los medios probatorios detallados en el motivo precedente. Son hechos reales y probados, ha explicado esta Corte Suprema, ‘los indicios de cualquier género, el dicho de un testigo hábil o de varios inhábiles, la opinión de un perito singular, la declaración extrajudicial y otras semejantes, siempre que ellas formen parte del mérito de autos’ (SCS, 14.12.1967, R., t. 65.Secc. 4ª, p. 71). En cuanto a que son múltiples esos hechos, tal requisito está al margen del cuestionamiento dado su pluralidad respecto los encartados Tapia Castillo y Ahumada Valderrama. De los hechos o indicios señalados, precisos y concordantes, pueden inferirse, mediante el ejercicio lógico valorativo a que es llamado el tribunal, presunciones judiciales de la participación de los encausados en los delitos legalmente establecidos”, sostiene el fallo.

La resolución agrega: “Que, estando satisfechos los requisitos de los numerales 1º y 2º del artículo 488 del Código de Procedimiento Penal –únicos revisables en esta sede– cabe concluir que los sentenciadores, al establecer la participación de Jorge Luis Tapia Castillo y de Rafael Francisco Ahumada Valderrama en los hechos investigados, lo que fluye claramente del mérito de los autos, no incurrieron en el yerro atribuido por sus defensas, razón por la cual la causal en estudio será desestimada respecto de los arbitrios deducidos”.

“Además, cabe recordar que en dichos arbitrios se invocó, de manera tangencial, la norma de casación establecida en el numeral 1º, del artículo 546 de compendio adjetivo, la cual resulta incompatible con la causal analizada pues, el predicamento de ambos recursos se articula sobre la petición de una sentencia absolutoria y, la causal de casación nombrada requiere, necesariamente de una decisión condenatoria, lo que no resulta coherente en un recurso de derecho estricto”, añade.

Por tanto, se resuelve que: “se rechazan los recursos de casación en el fondo interpuestos por las defensas de los sentenciados Jorge Luis Tapia Castillo y Rafael Francisco Ahumada Valderrama, contra la sentencia de ocho de febrero de dos mil veintiuno, dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago, y que obra a fojas 4.103 y siguientes, la cual no es nula”.

Regimiento Tacna
En el fallo de primer grado, el ministro en visita Mario Carroza dio por establecidos los siguientes hechos:
Que el día en que se inician los hechos descritos, 12 de septiembre de 1973, el Regimiento Tacna al mando del extinto coronel de Ejército Luis Joaquín Ramírez Pineda, mantenía para las actividades operativas a la Sección II de Seguridad e Inteligencia, un departamento encargado de recibir a los detenidos que provenían de otros lugares de Santiago, en este caso, la Escuela Militar, con el fin de interrogarlos e informarle a la Guarnición de Santiago, al mando del fallecido general Sergio Arellano Stark, cuáles eran sus antecedentes y el grado de peligrosidad que estos investían para el Gobierno Militar, entidad que era la que finalmente decidía el destino de los prisioneros, siendo sus designios fielmente cumplidos por la misma sección II.

Que en este contexto, es que ese día los ciudadanos extranjeros Fontela, Cendán y Quintiliano fueron detenidos y trasladados previamente como prisioneros a la Escuela Militar, recinto donde estaba instalado el Comando de Institutos Militares y la plana mayor de la llamada Agrupación Este, estos les registraron e interrogaron, y luego se decidió enviarles al Regimiento Tacna, que se había implementado en esos días para encerrar a todos los prisioneros políticos que eran detenidos, y desde el momento en que ingresan no se obtuvieron más indicios de lo que pudo haberles ocurrido en dicha unidad militar, a pesar de las intensas diligencias de búsquedas de sus familiares;
Lo ocurrido ese día 12 de septiembre.

1.- En cuanto al secuestro calificado de Alberto Fontela Alonso y Juan Ángel Cendán Almada:
Que ese día 12 de septiembre de 1973, en horas de la noche, sin orden de autoridad competente ni existir motivo fundado, un contingente militar fuertemente armado que se trasladaba en camiones del Ejército ingresan al inmueble ubicado en calle Espoz de la comuna de Vitacura, en el cual se encontraba la ciudadana chilena Anne Bicheno Armour, en ese entonces embarazada, junto a su pareja el ciudadano de nacionalidad uruguaya Alberto Fontela Alonso y un amigo, también de nacionalidad uruguaya, Juan Ángel Cendán Almada, ambos simpatizantes del movimiento Tupamaros, a quienes de inmediato se les solicita sus identificaciones y después de un registro a la vivienda, fueron detenidos y les suben al camión, luego les trasladan hasta la Escuela Militar, perímetro donde funcionaba el Comando de Instituto Militares y la agrupación formada con posterioridad al 11 de septiembre, para labores operativas; denominada ‘Agrupación Este’, en dicho sitio permanecieron privados de libertad y encerrados sin derechos, junto a otras personas que se encontraban en la misma situación. A continuación, personal de este Comando de Institutos Militares procedió a interrogarles e individualizarlos, luego ordenan que sean trasladados al Regimiento Tacna, con excepción de la prisionera Anne Bicheno que es llevada al Regimiento Blindados N° 2, donde recupera su libertad, no así los ciudadanos uruguayos Fontela y Cendán, de quienes finalmente nunca más se tuvo noticias, perdiéndose sus rastros en la unidad militar.

II.- En cuanto al secuestro calificado de Tulio Roberto Quintiliano Cardoso: 
Que en esa misma jornada del día 12 de septiembre de 1973, cerca de las 22:00 horas, es detenido el ciudadano brasileño Tulio Roberto Quintiliano Cardoso, miembro del Partido Comunista Revolucionario Brasileño, ingeniero civil y trabajador de la Corporación de la Reforma Agraria (CORA), junto a su cónyuge Beatriz Narcisa Verri Whitaker, cuando ambos se encontraban en su domicilio ubicado en Avenida Américo Nº 2.294, son obligados a subir a un camión militar y les llevan hasta las dependencias del Comando de Institutos Militares, que como se ha señalado se encontraba instalado en la Escuela Militar, una vez que le interrogan e individualizan, son transportados al Regimiento Tacna, pero en el camino a Beatriz Verri se le ordena bajarse del vehículo, y los agentes del Estado continúan su trayecto solo con Tulio Quintiliano, le ingresan a la unidad militar y desde ese momento no se tuvo noticias de su persona”.

En el aspecto civil, se mantiene la sentencia que condenó al fisco a pagar una indemnización total de $240.000.000 por concepto de daño moral, a familiares de las víctimas.