Alias:Yucatán; Casa del Terror; Casa de las Campanas;
Ubicación:Londres 38 Santiago Región Metropolitana
Organismos:Dirección Nacional de Inteligencia (DINA)
Geolocalización: Google Maps Link
Descripción General
Categoría : Otra Información
Casa Londres No 38 (actual Londres N°40), comuna de Santiago, era un recinto secreto de detención y tortura ubicado en el centro de Santiago y llevaba el nombre “Cuartel Yucatán” en la jerga militar. En este local funcionó el personal de la DINA, desde Noviembre de 1973 y hasta el 28 de agosto de 1974. Este lugar también era conocido como Palacio de la Risa y/o Casa de las Campanas, por su proximidad con la Iglesia San Francisco, y como La Silla.
Este local había sido originalmente la sede de una dirección comunal del Partido Socialista antes ser pasar a ser uno de los principales centros de tortura de la DINA. En este recinto se daban las modalidades de tratamiento más características de la DINA durante su primera fase, muchas de las cuales permanecen más adelante: interrogatorios inmediatos y sin límites en la tortura que se aplicaba, permanente trato vejatorio y gran cantidad de detenidos. En este primer período no se había reunido todavía información suficiente sobre la actividad política clandestina que se buscaba reprimir, los métodos represivos no estaban depurados y la DINA no disponía con todos los medios con que más tarde llegó a contar.
Los prisioneros arrestados eran conducidos en furgones frigoríficos herméticos; tendidos boca abajo y vendados en el suelo de camiones de diferentes marcas y modelos, que se introducían en el garaje, donde eran fichados y registrados. A los prisioneros se les mantenía con los ojos tapados, amarrados de pies y manos y sentados en una silla día y noche. El recinto mismo consistía en una casa antigua y relativamente amplia, pero que resultó ser demasiada estrecha para albergar el gran número de detenidos que llegó a tener y para cumplir las demás funciones desempeñadas por la DINA. En su interior hasta unos 70 detenidos permanecían con la vista vendada reunidos en una amplia sala que en el día tenía sillas y por la noche colchonetas. Periódicamente se les sacaba a interrogatorio en el tercer piso de la casa, donde se les sometía a intensas torturas. No recibían alimentación y sólo excepcionalmente se les daba de beber.
La forma más habitual de tortura en Londres 38 era la aplicación de electricidad o la "parrilla". Probablemente el método de tortura que más caracterizaba a este recinto fue el de presionar a los detenidos con sus parientes cercanos, sea deteniéndolos, torturándolos e incluso sometiéndolos a vejaciones sexuales en la presencia del detenido. A pesar del rigor en el trato a los detenidos, el hacinamiento y el desorden propio de ese período permitía mucho contacto entre los detenidos y una circulación rápida de información entre ellos, lo que ha permitido identificar este recinto y algunos de los presos políticos que estuvieron en este lugar, incluyendo a Cecilia Labrín Sazo, Maurico Jorquera, Alan Bruce Catalán, Martín Elgueta, Maria Angélica Andreoli, todos desaparecidos hasta hoy en día.
En un comienzo, la permanencia en el lugar fluctuaba entre dos a diez días, al cabo de los cuales el detenido es puesto en libertad en la vía pública o trasladado a Tejas Verdes o al Estadio Chile. Posteriormente la permanencia se prolonga. La gran mayoría es trasladada a Cuatro Álamos (pabellón de incomunicados), y luego algunos aparecen en libre plática en Tres Álamos, o bien son transferidos a Chacabuco, en calidad de arrestados en virtud de las disposiciones de la Ley de Estado de Sitio.
Los testimonios jurados de presos políticos muestran que en Londres 38 los detenidos eran sometidos a continuas sesiones de torturas, mantenidos en estricta incomunicación con el exterior y en inhumanas y degradantes condiciones físicas. Una de las presas políticas declaró que fue detenida en Agosto de 1974 por agentes de la DINA entre los cuales iban Luz Arce y Osvaldo Romo Mena. Fue conducida a Londres 38 en donde había otras personas detenidas, todas las cuales eran sometidas a violentas torturas: "habíamos allí entre 70 y 90 personas, en una habitación infecta, sin aire, sin luz natural, sin alimentación, escuchando día y noche -cuando no nos torturaban a nosotros- como torturaban a las otras personas allí detenidas".
A fines de 1974 los presos políticos fueron divididos en grupos y mientras a algunos se les trasladó a otros lugares de reclusión, varios afectados desaparecieron en esa fecha. El recinto Londres 38 fue reemplazado por dos inmuebles ubicados en avenida José Domingo Cañas, esquina a la calle República de Israel. En noviembre entra a funcionar una parcela denominada Villa Grimaldi.
Es importante mencionar que la dictadura negó sistemáticamente la existencia de este recinto de detención. En Junio de 1978, Sergio Fernández Fernández (Ministro del Interior de la época) informó que ese inmueble no figuraba como dependencia de la CNI. En Enero de 1978, Juan Ignacio García Rodríguez (Subsecretario del Ministerio del Interior Subrogante de la época) señaló que Londres 38 no pertenecía a ese Ministerio ni a ningún organismo dependiente del mismo y que no existía constancia de que hubiese pertenecido a algún organismo de seguridad. En Junio de 1979, Raúl Benavides Escobar (Teniente General y Ministro de Defensa Nacional) comunicó que "la propiedad ubicada en calle Londres N° 38 no pertenece a las Fuerzas Armadas ni de Orden". Sin embargo, en Enero de 1980 Manuel Contreras Sepúlveda declaró que efectivamente Londres 38 había sido un local de la DINA, declaración que sería mas tarde corroborada por Marcelo Moren Brito.
Londres 38 estuvo a cargo de la Brigada de Inteligencia Metropolitana (BIM), cuyo comandante era el oficial de ejercito Manuel Manríquez Moyano. En este recinto de tortura operaban dos agrupaciones de la DINA: “Caupolicán” y “Tucapel”. Entre el personal de la DINA que trabajaba en Londres 38 existían mujeres que cumplían labores administrativa, escribían a maquina y consignaban los datos de los prisioneros que venían llegando. Existían también dos grupos operativos que salían a detener y luego interrogaban y torturaban: Halcón 1 y Halcón 2.
Hasta donde se ha podido establecer, 96 de esos prisioneros fueron ejecutados, hechos desaparecer o murieron posteriormente a consecuencia de las torturas. Entre ellos se cuentan 83 hombres y 13 mujeres, dos de las cuales estaban embarazadas (María Cecilia Labrín y Beatriz Elena Díaz Agüero). 63 eran miembros del MIR, 17 militaban en el Partido Comunista, 10 pertenecían al Partido Socialista y 6 de ellos carecían de militancia reconocida. En su inmensa mayoría pertenecían a una misma generación: 80 de ellos tenían menos de 30 años, de los cuales 43 aún no cumplían los 25 y 8 eran menores de 20 años. Las primeras detenciones se produjeron el 16 de octubre de 1973 y la última, el 5 de septiembre de 1974. Mas tarde funcionó allí por un tiempo el Instituto O’Higginiano.
Hoy "Londres 38" es un Museo de la Memoria.
Criminales en el cuartel de "Londres 38" (Yucatán):
Manuel Manríquez Moyano, Ricardo Lawrence, Marcelo Moren Britto, el teniente Fernando Adrian Laureani Maturana, Luz Arce.
Operaban en este lugar cuatro grupos:
Halcón: bajo el mando de Miguel Krasnoff y conformado por los agentes Osvaldo Romo Mena, Basclay Zapata Reyes, alias “el Troglo”, un agente apellidado Fuentes o “el Cara de Santo”, Sub-Oficial del Regimiento Húsares; y otro apellidado Leyton de alias “Mario”.
Tucán: al mando de Gerardo Godoy García, Teniente de Carabineros, alias el “Cachete Chico” o “Capitán Manuel” y conformado por un agente de apellido Fuentes, alias “Mario” y Teresa Osorio amante de Zapata Reyes.
Águila (o “los guatones): al mando de Roberto Lawrence Mires, apodado “Cachete grande” y conformado por Pedro Alfaro Hernández, Rosa Humilde Ramos, otro apellidado Marín y un agente con manchas de vitíligo en cara, cuello y manos.
Otros agentes que están estrechamente vinculados a este centro son: uno de apellido Concha que era chofer de Miguel Krasnoff y un guardia conocido como “Pájaro”.
Fuentes de Información Consultadas: Informe Rettig; Comisión Interamericana de derechos humanos; Libros: “La Represión Política en Chile: los hechos”; “La gran mentira”; “Todas íbamos a ser reinas”;, Sitio Londres38.cl, Memoriaviva;
Testimonio presentado a la Fundación Presidente Allende por Raimundo Elgueta Pinto
Fuente :londres38.cl, 20 de Febrero 2006
Categoría : Testimonio
Sobrevivientes de torturas que no figuren en el Informe Valech
1.- INDIVIDUALIZACIÓN:
Raimundo Belarmino Elgueta Pinto
2. – DATOS RELATIVOS A LA DETENCIÓN:
a.- Fecha de detención
Fui detenido el 06 de mayo de1974.
b.- Lugar desde donde fue detenido (domicilio, vía pública, lugar de estudios, trabajo, señalar comuna, detallar lo más posible)
En la vía pública, en la calle Bandera – frente al cine Metro – en la comuna de Santiago, Provincia de Santiago, Región Metropolitana.
c.- Circunstancias de la detención (lo más detallado posible)
La detención ocurrió alrededor de las 09:00 hrs., cuando me dirigía desde mi domicilio hacia mi trabajo. Los agentes aprehensores fueron dos personas jóvenes, vestidas como civiles, uno de los cuales me apuntó con una pistola, mientras el otro procedió a esposarme.
d. Responsables de la detención (detallar a qué grupo pertenecían: FF.AA, DINA, CNI, u otros, participación de civiles, mostraron identificación, u orden de detención. etc.)
Los responsables de mi detención fueron agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), integrantes del grupo Halcón 1 dirigido por el oficial de Ejército, Miguel Krassnoff Martchenko. En ningún momento mostraron identificación ni orden de detención de juez competente y/o decreto exento de autoridad administrativa, por lo que infiero que mi detención fue “legalizada” posteriormente mediante la emisión extemporánea de un Decreto Exento por parte del Ministerio del Interior.
e.- Cuántos agentes participaron de la detención, distinguir entre hombres y mujeres. Señale las identidades de los captores, si le es posible, o en caso contrario sus características.
En mi detención participaron, al menos, cuatro agentes: dos eran jóvenes y desconozco sus identidades hasta la fecha; los otros dos eran el suboficial de Ejército Basclay Humberto Zapata Reyes, (agente que conducía la camioneta en que se transportaban) y el agente civil de la DINA Osvaldo Enrique Romo Mena, (que fue la persona que me identificó).
f.- Que medios utilizaron para su detención (Armas, vehículos, sí estos eran de alguna institución o eran fiscales, etc.)
Los agentes aprehensores utilizaron pistolas automáticas, esposas metálicas y cinta adhesiva, y se transportaban en una camioneta Chevrolet Apache C-10 de color rojo sin marca o placa que pueda recordar.
g.- Testigos de la detención (Nombre completo, relación familiar o de otra naturaleza, sí es posible ubicarlo en la actualidad)
Sin testigos conocidos, aunque la detención ocurrió en la vía pública, en un lugar muy concurrido y a plena luz del día.
h.- Personas relacionadas con su detención (antes y/o durante la detención, pertenecientes a un mismo grupo, etc.)
Fui identificado en la vía pública por Osvaldo Enrique Romo Mena, civil que fungía como agente de la DINA en aquel entonces, y a quien yo había conocido en mi condición de militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) cuando el se desempeñaba como dirigente del campamento de pobladores Lulo Pinochet, en el tercer sector de la Población Lo Hermida, comuna de Ñuñoa, Provincia de Santiago, Región Metropolitana, en 1970-71.
3. – DATOS RELATIVOS AL TRASLADO DESDE EL LUGAR DE DETENCIÓN HASTA EL CENTRO DE TORTURA
a.- Detallar circunstancias del traslado: (Tipo de vehículo, si era fiscal, si inmediatamente fue objeto de apremios, si iba vendado(a), traslado con otros detenidos, quienes trasladaron, etc.)
Fui conducido esposado por los dos agentes jóvenes que realizaron mi detención a una camioneta Chevrolet Apache C – 10 de color rojo, sin marcas o placa que pueda recordar. En ese momento pude ver al chofer de la misma, a quién más tarde, y mediante fotografías, pude identificar como Basclay Humberto Zapata Reyes. Después que uno de los agentes aprehensores vendara mis ojos con cinta adhesiva se subió a la camioneta un cuarto sujeto, al que pude identificar de inmediato, por conocerlo con anterioridad, como Osvaldo Enrique Romo Mena, quién comenzó a golpearme y a interrogarme sobre mis “puntos de contacto”.
Durante el trayecto desde el lugar de mi detención hacia el recinto clandestino de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) situado en la calle de Londres No 38 (hoy Londres 40), comuna de Santiago, Provincia de Santiago, Región Metropolitana, fui puesto boca abajo en el piso de la camioneta en donde recibí continuos golpes de puños y pies. Ese recinto lo pude identificar por el sonido de las campanas de la vecina iglesia de San Francisco, las que se podían escuchar incluso desde el interior del mismo, así como por los azulejos blanco y negro de la entrada, los que pude distinguir a través de un resquicio inferior en la venda que cubría mis ojos.
b.- Si existió lugar de detención intermedio: Identificar el lugar, personas que pudo ver o saber que se encontraban detenidas, personas que estaban a cargo del lugar, etc.
No existió lugar de detención intermedio, fui llevado directamente y, sin más compañía que la de mis aprehensores, a Londres 38.
4. – INGRESO Y PERMANENCIA EN CENTRO DE TORTURA
a.- Periodo de detención:
Estuve recluido en Londres 38 en dos ocasiones. La primera vez, fue desde el 06 hasta el 13 o 14 de mayo de 1974, fecha en que fui trasladado al Regimiento de Artillería Número 1 Tacna. Ahí estuve unos pocos días, quizás cuatro o cinco, y nuevamente fui trasladado, esta vez con destino al Estadio Chile, lugar en el cual permanecí hasta el 27 o 28 de mayo. En esa fecha fui retirado de ese último recinto por los mismos agentes responsables de mi detención y trasladado nuevamente a Londres 38, permaneciendo ahí hasta el 06 o 07 de junio de 1974, fecha en la que fui regresado al Estadio Chile. Cuando cerraron ese recinto de detención, fui traslado a Tres Álamos y, desde ahí, fui llevado, primero, a la Cárcel Pública de Santiago, y luego, a Melinka, Puchuncaví, lugar en el que permanecí desde el 11 de julio de 1974 hasta el 18 de noviembre de 1976. En esa fecha, que fue cuando cerraron los últimos campos de detención, fui trasladado a Tres Álamos y desde ese lugar recuperé mi libertad.
b.- Si al momento del ingreso o en un momento posterior fue fichado(a) o registrado(a), señalar cómo, cuando y por quienes
Al momento del ingreso al recinto de Londres 38 fui identificado a viva voz por el nombre con el que me había conocido Osvaldo Enrique Romo Mena durante el período que realicé actividad política en el tercer sector de Lo Hermida. La recepción consistió en una golpiza de puños y pies, acompañada por amenazas e insultos, por parte de varios individuos a los que no pude identificar por encontrarme en ese momento con la vista vendada. Posteriormente fui ingresado a una especie de oficina administrativa en donde alguien realizó el registro de mis datos personales.
c.- Personas que intervinieron en su ingreso. Personal civil, militar, quienes y si se identifican
Los agentes aprehensores me entregaron a los agentes encargados de la recepción y vigilancia de prisioneros en la planta inferior del recinto de Londres 38, lugar en el que permanecí por un momento, hasta que regresaron por mí los primeros y me condujeron a la planta superior para mi primer interrogatorio.
d.- Descripción lo más detallada posible del recinto de detención. Ubicación de celdas, sitios de tortura, oficinas administrativas, instalaciones sanitarias, puntos de guardia, patios y características. (Si le es posible confeccionar un croquis)
Durante mi estancia en Londres 38 adquirí la noción que existían dos niveles: la planta “baja” y la planta “alta”. La información, sin embargo, es imprecisa porque la mayor parte del tiempo estuve con la vista vendada.
En la planta baja se encontraba, además de la “recepción”, una sala común grande vigilada por guardias armados con fusiles AKA-47, donde permanecíamos los prisioneros, durante el día, sentados en sillas, a veces en el suelo, esposados y vendados esperando nuestro turno para ser llevados a interrogatorios, y durante la noche, tendidos en el suelo, esposados y vendados; y unas pequeñas “celdas” o cuartos, ubicadas a un costado de la sala común y pegadas al muro opuesto a la puerta de entrada, que eran utilizadas, tanto para interrogatorios como para el aislamiento de determinados prisioneros. Durante el período que permanecí en Londres 38 estuve tanto en la sala común (durante el día), como en una de las pequeñas “celdas” o cuartos (durante la noche), la que compartí todas las noches de mi segunda estancia en ese recinto, con Agustín Eduardo Reyes González, y por un breve momento, la noche del 04 al 05 de junio con Carlos Luis Cubillos Gálvez, también militantes del MIR, quienes se encuentran en la calidad de desaparecidos hasta la fecha.
En la planta alta se encontraba un pequeño sanitario utilizado por los prisioneros, y la(s) sala(s) de interrogatorios y torturas. La principal de estas salas tenía en su interior un catre metálico (conocido como la “parrilla”) sobre el cual se colocaba a los prisioneros, desnudos y esposados, para ser “parrillados”, esto es, sujetos a la aplicación de corriente eléctrica en distintas partes del cuerpo. En esa sala, o quizás en una contigua, no lo tengo claro, había también una barra metálica que era utilizada para suspender a los prisioneros desnudos, en diversas posiciones, con o sin aplicación de electricidad, como el conocido “pau de arara”. En ese lugar fui objeto, en diversas ocasiones, de interrogatorios con tortura, los que siguieron casi siempre el mismo patrón: amenazas e insultos, golpes de puños y pies, aplicación de corriente eléctrica sentado en una silla, acostado en la “parrilla” o colgado de la barra metálica.
e.- Identifica los mandos, personas a cargo del recinto de detención y torturas, la existencia de unidades o estructuras, personas de civil, etc.
La persona que dirigía el recinto era Marcelo Luis Manuel Moren Brito, oficial de Ejército. El jefe de la unidad que realizó mi detención – Halcón 1 – era Miguel Krassnoff Martchenko, oficial de Ejército. Halcón 1 estaba conformada, entre otros, por dos sujetos a los que identifiqué con absoluta precisión: Basclay Humberto Zapata Reyes, suboficial de Ejército y Osvaldo Enrique Romo Mena, agente civil.
Aunque no existía una división de funciones demasiado estricta, y con frecuencia ocurrían traspasos de funciones, el personal que “laboraba” en el recinto de Londres 38 estaba dividido en: “operativos” que realizaban las detenciones y/o los traslados; “vigilantes” que custodiaban al recinto y a los detenidos y “analistas” que interrogaban, torturaban y clasificaban a los prisioneros de acuerdo a su grado de “peligrosidad”.
f.- Personas con las que estuvo detenido
Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) detenido el 20 de mayo de 1974 (detenido desaparecido);
Jorge Arturo Grez Aburto, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) detenido el 23 de mayo de 1974 (detenido desaparecido);
Agustín Eduardo Reyes González, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) detenido el 27 de mayo de 1974 (detenido desaparecido); y
Carlos Luis Cubillos Gálvez, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y ex dirigente del campamento de pobladores Vietnam Heroico en el tercer sector de la Población Lo Hermida, detenido el 04 de junio de 1974 (detenido desaparecido).
g.- Métodos de tortura utilizados en su contra:
Tortura en Londres 38
En Londres 38 fui torturado diariamente, con excepción del domingo que en aquella época era todavía descanso obligatorio, mediante golpes de puños y pies y aplicación de corriente eléctrica sentado en una silla, acostado en la “parrilla” o colgado de una barra metálica. El método principal consistió en la aplicación de corriente eléctrica en la “parrilla”, para lo cual era obligado a desnudarme, me ataban de manos y pies al catre metálico, me conectaban cables a los dedos de las manos y de los pies y también al pene y/o testículos y dejaban un cable “volante” que aplicaban en diferentes partes del cuerpo. Las “sesiones” tuvieron duración variable, algunas muy prolongadas y otras muy breves, y generalmente eran conducidas por Reyes Zapata y Romo Mena, aunque recuerdo que en una ocasión fui interrogado y torturado directamente por Moren Brito y en otra ocasión fui interrogado, sin tortura, directamente por Krassnoff Martchenko.
El “encuentro” directo con Moren Brito ocurrió el tercer o cuarto día después de mi regreso a Londres 38 y consistió principalmente de dos golpizas de puños y pies en medio de amenazas e insultos, propinadas en dos momentos diferentes, y con las que quiso manifestar su molestia con las dos primeras versiones de una declaración escrita que me exigió redactar en el curso de ese día; a este sujeto lo pude identificar tanto por su característica e inconfundible voz ronca como por su apariencia física, ya que en ambas ocasiones me encontraba escribiendo la declaración, arriba mencionada, en una de las pequeñas “celdas” ubicadas en la planta baja y estaba, por lo tanto, con la vista descubierta.
El “encuentro” directo con Krassnoff Martchenko ocurrió la víspera de mi segunda salida de Londres 38 y consistió básicamente de un prolongado interrogatorio, con base en la tercera versión de la declaración que había escrito para Moren Brito, que por cierto era idéntica a las dos primeras, y en el cual, siempre he pensado, se decidió mi destino; a este sujeto, que presumía ser el “inteligente” del grupo y buscaba distanciarse de la brutalidad de Moren Brito, lo pude distinguir a través de la venda que cubría mi vista, la cual no estaba bien colocada, lo que me permitió identificarlo, mediante fotografías, mucho tiempo después, cuando recuperé mi libertad.
Tortura en el Regimiento de Artillería Número 1 “Tacna”
En el Regimiento de Artillería número 1 “Tacna” fui interrogado y torturado en una ocasión, por Reyes Zapata y Romo Mena, el segundo o tercer día de mi estancia en ese recinto que, en aquella época, cumplía una función similar a la que desempeñaría posteriormente Cuatro Álamos, o sea, recinto de incomunicación para prisioneros cuyo destino no estaba todavía definido. En aquella ocasión fui torturado mediante una combinación de golpes de puños y pies y de dos técnicas muy conocidas que producen asfixia: el “submarino” mojado (inmersión de la cabeza en un recipiente con agua); y el “submarino” seco (envoltura de la cabeza con una bolsa de plástico), al parecer porque carecían de los medios para aplicar corriente eléctrica en ese recinto.
Tortura en Melinka, Puchunví
En Melinka, Puchuncaví, la noche del Viernes Santo de 1975 fui objeto de violentas “agresiones corporales” por parte del comandante del campamento y un pelotón de Infantes de Marina, llevados ex profeso al campamento, con las caras pintadas, y que actuaban como drogados, que incluyeron tanto golpes de manos y pies, como culatazos, en diversas partes del cuerpo, inmersión en el tinaco del agua del campamento, colgamiento del alambrado que cercaba el perímetro del campamento y simulacro de fusilamiento mientras colgaba de dicho alambrado, en represalia por acciones realizadas en mi condición de Presidente del Consejo de Ancianos (tenía 23 años) del campamento, la organización comunitaria interna de los prisioneros.
h.- Le es posible reconocer a quienes participaron en las sesiones de tortura. Nombres, chapas, grados.
En Londres 38: Marcelo Luis Manuel Moren Brito, oficial de Ejército, Miguel Krassnoff Martchenko, oficial de Ejército, Basclay Humberto Zapata Reyes, suboficial de Ejército y Osvaldo Enrique Romo Mena, agente civil.
En el Regimiento de Artillería número 1 “Tacna” : Basclay Humberto Zapata Reyes, suboficial de Ejército y Osvaldo Enrique Romo Mena, agente civil.
En el Campamento Melinka, Puchuncaví: el teniente de la Armada de Chile qué se desempeñaba como comandante del campamento la noche del Viernes Santo de 1975.
i.- Métodos de tortura utilizados en contra de otros detenidos de los que usted fue testigo
Durante mi segunda estancia en Londres 38, la noche del 04 al 05 de junio, dos guardias arrojaron el cuerpo de un prisionero en la “celda” que compartía con Agustín Eduardo Gonzáles Reyes y que estaba situada en la planta baja del recinto, a un costado de la sala común. Cuando se retiraron los guardias, nos levantamos las vendas con las que nos cubrían la vista, y pudimos apreciar que el prisionero era Carlos Luis Cubillos Gálvez, quien había sido detenido en la mañana de ese día, y al que ambos conocíamos por ser también militante del militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Carlos Luis Cubillos Gálvez presentaba heridas cortantes y señales de quemaduras en diversas partes de su cuerpo, botaba sangre por boca y nariz, perdía y recuperaba la conciencia intermitentemente, se quejaba continuamente y parecía delirante. A ambos nos pareció que se encontraba en estado agónico, por lo que gritamos para llamar la atención de los guardias y pedir que le dieran atención médica y minutos después, los guardias retiraron de la celda el cuerpo de Carlos Luis Cubillos Gálvez. En la mañana del día siguiente, esto es 05 de junio de 1974, Carlos Luis Cubillos Gálvez ya no se encontraba en Londres 38, ni tampoco volví a escucharlo y/o verlo el resto del tiempo que permanecí en ese recinto.
j.- Si fue trasladado(a) a otro lugar de detención señalar fecha, lugar, quienes lo trasladaron, por cuanto tiempo, regreso o no al centro de tortura.
Entre el 06 de mayo y el 06 o 07 de junio de 1974 estuve en los siguientes recintos de detención: Londres 38; Regimiento de Artillería Número 1 “Tacna”; Estadio Chile y Londres 38.
Entre el 06 o 07 de junio de 1974 y el 11 de julio de 1974 estuve en los siguientes recintos de detención: Estadio Chile; Tres Álamos y Cárcel Pública de Santiago.
Entre el 11 de julio de 1974 y el 18 de noviembre de 1976 estuve en los siguientes recintos de detención: Melinka, Puchuncaví (la mayor parte del tiempo) y Tres Álamos (un día).
k.- Estuvo detenido(a) con personas que hoy se encuentran desaparecidas.
¿Quiénes?
Álvaro Modesto Vallejos Villagran, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), detenido el 20 de mayo de 1974 (detenido desaparecido);
Jorge Arturo Grez Aburto, ex militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), detenido el 23 de mayo de 1974 (detenido desaparecido);
Agustín Eduardo Reyes González, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), detenido el 27 de mayo de 1974 (detenido desaparecido); y
Carlos Luis Cubillos Gálvez, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y ex dirigente del campamento de pobladores Vietnam Heroico en el tercer sector de la Población Lo Hermida, detenido el 04 de junio de 1974.
l.- Estuvo detenido(a) con personas que son ejecutados políticos. ¿Quiénes?
En Londres 38, no. En Melinka, Puchuncaví, si.
Eduardo Charme Barros, militante del Partido Socialista (PS), asesinado el 14 de septiembre de 1976.
Juan Carlos Roberto Gómez Iturra, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), asesinado el 21 de junio de 1979.
Carlos René Díaz Cáceres, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, asesinado el 01 de octubre de 1982.
Dagoberto Cortéz Guajardo, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), asesinado el 28 de noviembre de 1982.
José Humberto Carrasco Tapia, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), asesinado el 08 de septiembre de 1986.
m.- Circunstancias en que termina su período de permanencia en él o los centros de tortura. Si es dejado(a) en libertad: dónde, por quienes, etc
Alrededor del 06 o 07 de junio de 1974 fui trasladado por agentes de la DINA desde Londres 38 hacia el Estadio Chile. Del grupo de cuatro prisioneros desaparecidos con los que estuve Londres puedo decir que: Jorge Arturo Grez Aburto salió en la misma fecha con destino al Estadio Chile, lugar del cual fue secuestrado una semana mas tarde por agentes de la DINA y regresado a Londres 38, desde donde desapareció posteriormente; en el recinto quedaron Agustín Eduardo Reyes González y Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, de los que se perdió todo rastro poco tiempo después (en el caso de Reyes González, a fines de junio y, en el caso de Vallejos Villagrán a fines de julio); Carlos Luis Cubillos Gálvez, ya no se encontraba en ese recinto y no hay testimonio de qué haya regresado a el, después que desapareció en estado agónico, desde ese lugar, la noche del 04 al 05 de junio.
n.- Si fue trasladado(a) a una cárcel u otro recinto de detención oficial señalar lugar, fecha que permaneció detenido(a), condena o sobreseimiento, si se le aplicó Consejo de Guerra, expulsión del país, pérdida de derechos civiles y/o políticos, etc.
Entre el 04 y el 11 de de julio de 1974 estuve en la Cárcel Publica de Santiago, en tránsito al campamento Melinka, situado en Puchuncaví, en la Provincia de Valparaíso, en la V Región.
Nunca fui acusado de un delito, ni mucho menos, sometido a proceso. Siempre estuve detenido en virtud de las “Facultades Constitucionales del Estado de Sitio”.
o.- Detallar si recibió atención jurídica u otra, qué institución y/o profesional le atendió, y qué acciones se desarrollaron (Recursos de Amparo, de Protección, Querella por Tortura, u otras)
Recibí atención jurídica del Comité pro Paz y de la Vicaría de la Solidaridad, cuyos abogados presentaron diversos recursos de amparo en mi favor durante el período que permanecí detenido. El último de estos recursos, presentado por la Vicaría de la Solidaridad el 12 de julio de 1976, llegó a la Corte Suprema, donde finalmente fue rechazado.
p.- Señalar si recibió atención médica de algunos organismos nacional o internacional, especialmente si fue visitado en su lugar de reclusión por la Cruz Roja Internacional. (En caso de haber sido trasladado a un recinto hospitalario desde su lugar de reclusión, señalarlo).
No
5. – SECUELAS DE LA TORTURA Y EL SECUESTRO
a.- Dolencias físicas actuales atribuibles a la tortura.
Algunas de las que aparecen especificadas en el Capítulo V del “Manual on the Effective Investigation and Documentation of Torture and Other Cruel, Inhuman or Degrading Treatment or Punishment”, conocido también como Protocolo de Estambul, presentado al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos el 09 de agosto de 1999.
b.- Dolencias psicológicas actuales atribuibles a la tortura.
Algunas de las que aparecen especificadas en el Capítulo VI del “Manual on the Effective Investigation and Documentation of Torture and Other Cruel, Inhuman or Degrading Treatment or Punishment”, conocido también como Protocolo de Estambul, presentado al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos el 09 de agosto de 1999.
6. – MEDIOS DE PRUEBA QUE PUEDE APORTAR
Recortes de prensa, certificados de ingreso o de salida, de detención, recursos judiciales intentados, certificados médicos, etc.
Oficio del Departamento Confidencial del Ministerio del Interior, del 00 de septiembre de 1974, firmado por el Jefe del citado departamento, Comandante de Escuadrilla Enzo Di Nocera García, en la que informa a la señora Yolanda Pinto Miranda, madre de los afectados, que los casos de los hermanos ”Raimundo y Martín Elgueta Pinto serán revisados por los organismos pertinentes”.
Oficio del Departamento Confidencial del Ministerio del Interior, del 04 de julio de 1975, firmado por el Ministro del Interior, General de División Raúl Benavides
Escobar, denegando petición de libertad de Raimundo Belarmino Elgueta Pinto “detenido en virtud de las Facultades Constitucionales del Estado de Sitio” … “por ser inconveniente a las necesidades de la Seguridad Nacional”.
Oficio del Departamento Confidencial del Ministerio del Interior del 02 de junio de 1976, firmado por el Subsecretario del Interior, General de Brigada Aérea Enrique Montero Marx, denegando petición de libertad de Raimundo Belarmino Elgueta Pinto “por razones de Seguridad Nacional y de acuerdo con los informes y antecedentes de los Organismos pertinentes”.
Certificado con el sello de la Armada de Chile del 20 de junio de 1976, firmado por el comandante del campamento de detenidos Melinka, Puchuncavi, en el cual se señala que Raimundo Belarmino Elgueta Pinto “permanece detenido en este campo desde el 11 de julio de 1974”.
7. – CONSECUENCIAS ECONOMICAS DERIVADAS DE LA ILEGITIMA PRIVACION DE LIBERTAD
Robo de diversos objetos personales durante el allanamiento de mi domicilio y de mi persona.
Despido injustificado del trabajo.
Pérdida de ingresos por más de dos años y medio, que fue el período que permanecí detenido.
8. – OBSERVACIONES PARA DECLARAR ALGO IMPORTANTE NO CONSULTADO
Quisiera finalizar mi testimonio haciendo las siguientes observaciones:
Que aunque permanecí prisionero del régimen de terrorismo de Estado, instaurado en Chile el 11 de septiembre de 1973, por un período equivalente a más de cinco veces el promedio calculado por la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (Comisión Valech), para los 27153 ex prisioneros que integran su listado original, que fue estimado por la citada Comisión en 180.1 días, y que fui torturado en diversas ocasiones en tres recintos distintos, por agentes de la DINA, en Londres 38 y en el Regimiento de Artillería Número 1 “Tacna”, y por infantes de marina, en Melinka, Puchuncaví, no formo parte del listado elaborado por esa Comisión porque decidí no declarar ante ella.
2. Que esa decisión la tomé en protesta por los términos de referencia arbitrarios fijados por el Presidente de la República, Ricardo Lagos Escobar, para el trabajo de la Comisión, y que excluyeron del ámbito de competencia de la misma a más de 3000 personas que sufrieron, primero, “prisión política y tortura” y que posteriormente integraron la larga lista de “desaparecidos, ejecutados, y torturados con resultado de muerte”, generada durante la dictadura de Augusto Pinochet Ugarte, y que representaban más del 11% del listado elaborado por la citada Comisión.
3. Que entre estas más de 3000 personas “desaparecidos, ejecutados, y torturados con resultado de muerte”, se encuentra mi hermano, Martín Elgueta Pinto, detenido el 15 de julio de 1974 y llevado también al recinto de Londres 38, lugar desde el cual desapareció posteriormente, quien, como la mayor parte de esas personas que murieron resistiendo a la dictadura, formaba parte de una generación de jóvenes, que de haber sobrevivido a la represión, podrían haber hecho una diferencia en la reconquistada pero aún excluyente, y por lo tanto incompleta, democracia chilena.
4. Que esa postura del Presidente, aceptada por la Comisión, a pesar de que ella tenía la capacidad para flexibilizar los términos de referencia de su trabajo, como está establecido en la convención internacional pertinente, el Protocolo de Estambul, resultó, no solo en la exclusión del listado Valech de miles de casos emblemáticos de “prisión política y tortura”, como lo son la mayor parte de los detenidos “desaparecidos, ejecutados y torturados con resultado de muerte”, sino también en la inclusión, paradójicamente, de por lo menos un ex agente de esa organización delictiva del Estado chileno conocida como DINA.
5. Que cuando esa postura insensata (porque obviamente, la mayor parte, sino todos, los “desaparecidos, ejecutados y torturados con resultado de muerte” habían sido previamente objeto de “prisión política y tortura”) y pusilánime (porque la principal, sino única razón argumentada fue de carácter presupuestal ya que esas personas, o más bien sus familiares, ya habían recibido una “reparación”) del Presidente de la República, congruente con la política de sucesivos gobiernos de la Concertación de Partidos por la Democracia de “verdad y justicia en la medida de lo posible” y “reparaciones austeras y simbólicas”, fue rectificada por el Congreso Nacional ya era demasiado tarde para declarar, por haber vencido el plazo para rendir testimonio ante esa Comisión.
6. Que no obstante lo anterior, y al igual que muchos otros detenidos sobrevivientes, nunca he negado mi testimonio por los detenidos desaparecidos con los que compartí infortunio durante el período que permanecí en Londres 38. Lo hice, desde la prisión, al participar en la huelga de hambre realizada por 95 prisioneros de Melinka, Puchuncaví, entre el 31 de julio y el 07 de agosto de 1975, para denunciar la publicación de la infame lista de los “119”, asociada con la llamada Operación Colombo, y lo he hecho, después de recuperar mi libertad, al testificar ante los organismos jurisdiccionales competentes en todos los causas abiertas que involucran a los cuatro detenidos desaparecidos con los que estuve en Londres 38.
7. Que los diversos hechos constitutivos de delitos ocurridos en el recinto clandestino de Londres 38, de los que fui testigo presencial, y de los que he dado cuenta en este testimonio, se pueden inscribir en el marco de la campaña represiva realizada por la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) en contra del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), en la Región Metropolitana, entre mayo de 1974 y febrero de 1975, la que tuvo por objetivo declarado la aniquilación física de esa organización política de resistencia a la dictadura y que resultó en la desaparición y/o ejecución de alrededor de doscientos de sus militantes durante ese período.
8. Que los métodos utilizados por la DINA durante esta campaña en contra del MIR (arrestos ilegales, reclusiones en recintos secretos, torturas sin límites y desapariciones y/o ejecuciones extrajudiciales) reflejaron la adopción, por parte de esta organización delictiva del Estado chileno, de los métodos de la “guerra contrainsurgente”, aplicados por el ejercito francés en contra del Frente de Liberación Nacional en Argel en 1957, teorizados por el coronel Roger Trinquier, y ejecutados por el coronel Paul Aussaresses, el último de los cuales, desde su posición de Agregado Militar de la Embajada de Francia en Brasil, instruyó personalmente a elementos de la DINA en Manaos, Brasil, según lo ha declarado el primer y único Director de la DINA, el entonces coronel Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda.
9. Que en Londres 38, escenario de una de las etapas mas intensas y masivas de exterminio desatadas por la dictadura en contra de las organizaciones de la
resistencia, específicamente en contra del MIR, y en donde se aplicaron por primera vez, entre el 20 de mayo y el 05 de septiembre de 1974, los citados métodos de la “guerra contrainsurgente”, ocurrieron graves, flagrantes, masivas y sistemáticas violaciones a los derechos fundamentales, que incluyeron el secuestro y tortura de un número aún no determinado de personas, y la ejecución y/o desaparición de al menos 81 de ellos, incluyendo a 12 mujeres, dos de las cuales estaban embarazadas.
1 Que en dicho marco el 4 de julio del 2005 presenté ante el Consejo de Monumentos Nacionales, junto con Gloria Raquel Elgueta Pinto y Erika Cecilia Henning Zepeda, en representación del Colectivo de Detenidos Sobrevivientes y Familiares y Compañeros de Detenidos Desparecidos de Londres 38, y con el copatrocinio del Senador por la V Región Cordillera, Carlos Ominami Pascual, una denuncia por la que se solicitaba que ese Consejo declarara “Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico” el inmueble situado en Londres 38 y otorgara la autorización necesaria para erigir en dicho lugar un “Monumento Público de carácter conmemorativo” que preserve la memoria de los mártires de Londres 38.
1 Que en su sesión del 4 de agosto pasado, el Consejo de Monumentos Nacionales aprobó por unanimidad la declaratoria de “Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico” para el inmueble situado en Londres 38 y acordó, además, restituir al inmueble su antigua numeración, por lo que el Ministro de Educación, Sergio Bitar emitió el decreto correspondiente el 11 de octubre último, y en fecha próxima, una vez que obtengamos la autorización solicitada al Consejo de Monumentos Nacionales, procederemos a instalar ese “Monumento Público de carácter conmemorativo”, que consistirá en una intervención en la fachada del inmueble y en una zona de la calle Londres.
1 Que esa declaratoria de “Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico”, del recinto situado en Londres 38, se realizó con la oposición del actual propietario del inmueble – Instituto O´Higginiano – al cual el dictador Augusto Pinochet Ugarte le transfirió gratuitamente la propiedad del edificio en 1978, y cuyo Presidente Ejecutivo es el general (r) Washington Carrasco Fernández, militar golpista y traidor a su juramento Constitucional, ex Ministro de Defensa del régimen de terrorismo de estado, y por tanto, cómplice de los crímenes cometidos en el interior de ese recinto, además de responsable de diversos crímenes realizados durante el período que ejerció el control militar de las provincias de Concepción y Arauco.
El testimonio de Nieves Ayress Moreno se levanta con la fuerza de la Verdad frente a los cobardes que niegan la tortura en Chile.
Categoría : Testimonio
Testimonio del horror: Nieves Ayress (*), ex prisionera de la Dictadura en Chile Nueva York — El relato parece extraído de las historias de horror de Edgar Allan Poe, E.T. Hoffman, Guy de Maupassant o Bram Stoker. O más, de las transcripciones de los interrogatorios brutales en los campos nazis de concentración de Dachau o Treblinka. Pero no lo es.
Tampoco es ficción de un literato dedicado a provocar estremecimientos de terror e insomnio en sus lectores. Es, simplemente, una página arrancada de la tragedia vivida en las ergástulas de las dictaduras militares de los años 70, instauradas, alegadamente, para defender la libertad y la democracia, amenazadas por la insurgencia de pueblos anhelantes de justicia social. La página siniestra vivida hace tres décadas por Luz de las Nieves Ayress Moreno, chilena, una activista comunitaria que reside desde hace 12 años en Nueva York, toma actualidad cuando una Comisión de la Verdad en Chile, acaba de entregar al presidente Ricardo Lagos un informe sobre la tortura ejercida por el régimen militar que encabezó por 17 años el general Augusto Pinochet Ugarte, quien, en una entrevista para una cadena de televisión hispana, en 2003, su autocalificó como “un ángel bueno”.
Lagos declaró sentirse “asqueado” de la lectura y el general Manuel Contreras, jefe la DINA, la policía política de Pinochet, dijo a los medios de prensa que “en la Dirección de Inteligencia Nacional no hubo ninguna política de tortura ni tampoco de detener gente para asesinarla, ni cosas por el estilo”.
Las reacciones a esta declaración fueron desde la calificación de “cínicas y perversas” hasta la de la ex ministra de Defensa, Michelle Bachelet, sobreviviente de las torturas en Villa Grimaldi, quien acusó a Contreras de ser “un cara de palo”.
Nieves Ayress tenía 23 años y era, según su relato, una joven estudiante que había sido influida, como casi todos los jóvenes de su generación, por la Revolución Cubana, el movimiento hippie, las reformas sociales, la guerra de Vietnam y los movimientos juveniles contestatarios de Francia que encabezaba Daniel Cohn Benditt o “Danny, el rojo”=. Lo que queríamos era un mundo más humano y igualitario, por eso me afilié al Ejército Nacional de Liberación en Bolivia en 1968 y trabajé con mujeres y niños en varias poblaciones pequeñas. Yo no maté a nadie, no robé, no cometí ningún delito. Mi pecado era ser joven, y apenas derrocado Allende los militares y los extremistas de derecha sospechaban de todo aquel que fuera joven” dice Nieves al inicio de su charla.
Su testimonio discurre fluido, haciendo difícil para su interlocutor conservar el pulso y la presión arterial normal al escuchar el lúgubre relato.
“El día del golpe yo estaba en casa. Sabíamos que la insurrección militar venía porque en mi familia se hacía política. Mis abuelos fueron los que junto a Recabarren fundaron los movimientos revolucionarios en Chile; mis padres, Virginia Moreno y Carlos Ayress, fundaron junto a Salvador Allende el Partido Socialista”.
“Mis cinco hermanos y yo pertenecimos siempre a movimientos sociales. El día 11 de septiembre de 1973 nos fuimos al barrio pobre de La Legua donde se produjeron enfrentamientos con los militares. Una semana después fui detenida por primera vez y llevada al Estadio Nacional. Estuve detenida por dos semanas y empecé a ser torturada. Permanecí enclaustrada en una torre, sola, y desde allí veía los golpes y las torturas a otros presos. Me pusieron en libertad sin darme ninguna explicación pero en enero de 1974 caí por segunda vez a órdenes de la DINA que dirigía el general Manuel Contreras.
Cuando me detuvieron yo estaba en la fábrica de mi padre. Me esposaron y me llevaron a la casa de nuestra familia en San Miguel y detuvieron también a mi padre, Carlos Ayress, y a mi hermano Tato. De allí me condujeron a un centro de torturas en el número 38 de la calle Londres, donde permanecí dos semanas sola e incomunicada y fui tratada salvajemente. Las torturas incluían golpes, choques eléctricos a las partes más sensibles del cuerpo como ojos, senos, ano, vagina, nariz, oídos y dedos. Un método muy común era el que ellos llamaban ‘pau de arara’, introducido por torturadores brasileños que experimentaron con nosotros. Este consistía en amarrarnos de pies y manos y colgarnos cabeza abajo. En esa posición nos aplicaban choques eléctricos en el ano. Otra forma era ‘el teléfono’. Nos golpeaban con fuerza y simultáneamente los oídos. Desnuda y encapuchada fui torturada en presencia de mi padre y hermano e intentaron que tuviera relación sexual con ellos. También me obligaban a presenciar como torturaban a mi padre y de otros amigos que se encontraban presos. En los baños de la prisión de la calle Londres fui repetidamente violada”.
“Aunque no supe quienes eran mis torturadores en ese sitio, por sus voces pude entender que eran argentinos y paraguayos quienes me convencieron que estaba en Buenos Aires. En una sesión de torturas sufrí un colapso cardíaco. Los verdugos se asustaron y pidieron unas medicinas a un sitio de la calle Arturo Pratt. Fue así como supe que estaba en Santiago”. “Calculo que fue en febrero de 1974 cuando me llevaron a otra prisión en Tejas Verdes donde estuve incomunicada. Este era otro sitio de entrenamiento de torturadores y los recuerdos que tengo son de absoluta brutalidad. Me forzaron a realizar actos sexuales con un perro que había sido especialmente preparado para este tipo de abuso. También colocaban ratas dentro de mi vagina y luego me daban choques eléctricos. Las ratas, desesperadas, hundían sus garras en mi interior. Se orinaban y defecaban en mi cuerpo. Después me inocularon el virus de la toxoplasmósis. Fui violada constantemente y forzada a tener sexo oral con mis captores. Me cortaron las capas superficiales del vientre con un cuchillo y las orejas. Luego me ponían alcohol en las heridas y me aplicaban corriente eléctrica. Todavía pueden verse las cicatrices en mi cuerpo. Me introdujeron botellas de Coca Cola por el ano y me gritaban ‘Esto es para que sientas el Imperio’”.
“El general Manuel Contreras ha declarado hace pocos días que en la DINA nunca se torturó a nadie. Yo puedo decir que en una ocasión fui torturada por el propio Manuel Contreras y una mujer alemana que estaba presa, de quien decían que nos parecíamos y debíamos ser hermanas. A Contreras lo pude ver porque la venda que cubría mis ojos estaba floja. Después lo reconocí en fotografías”. “Un ex agente. Samuel Fuenzalida Devia, declaró a un diario digital chileno que el general Manuel Contreras, quien acaba de ser condenado en su país a 12 años de prisión, supervisaba las torturas en Londres 38”.
“A las mujeres se les aplicaba corriente en los genitales y en los senos. También eran quemadas con cigarrillos”, dijo Fuenzalida y agregó que Contreras le dijo en una ocasión que “debía estar orgulloso de pertenecer a la DINA”.
“En abril de 1974, cuando había sido llevada a la Cárcel de Mujeres de la calle Vicuña Mackenna, que estaba administrada por una orden de monjas, caí en cuenta que estaba embarazada. Un doctor de apellido Mery, militar que ejercía en la Universidad Católica, me confirmó el embarazo y me dijo que yo debía estar orgullosa de tener ‘un hijo de la patria’, es decir un producto de violaciones de los militares. Mi situación causó una gran controversia internacional pues mi madre y toda mi familia había denunciado mi prisión y torturas. Fui entrevistada por la Cruz Roja Internacional, Amnistía Internacional, Comisión Kennedy, Comisión de Derechos Humanos de la OEA, el cardenal Silva Enríquez y esposas de los militares. Me ofrecieron la libertad si no denunciaba las violaciones y el embarazo. Las monjas ofrecieron ayudarme para pedir un permiso que me permitiera abortar. Tenía que elevar una solicitud al cardenal y éste elevarla al Papa. En Chile el aborto era penado por la ley y yo estaba en muy mala condición física, muy débil, así que decidí tener el hijo. Después de haber sobrevivido a tanto tiempo de detención y crueles maltratos, no iba a dar a los militares el gusto de morirme. Sin embargo en mayo tuve un aborto espontáneo pero no recibí atención médica ni medicinas”.
“De Vicuña Mackenna me llevaron a Tres Álamos, otro campo de concentración. Fui sometida nuevamente a violaciones, amenazas y hasta un simulacro de fusilamiento. En diciembre de 1976 salí expulsada de Chile junto a 17 presos políticos entre los que estaban mis compañeros Víctor Toro, Gladys Díaz, el doctor Luís Corbalán. El decreto de expulsión señalaba que no podíamos volver jamás a nuestra patria. Con la solidaridad de mucha gente conseguí quedarme a vivir en Berlín”.
“A fines de 1977 fui a Cuba. En el hospital Calixto García, sin tener que pagar un centavo, me trataron de la toxoplasmosis, me reconstruyeron la vagina y todo mi cuerpo para que pudiera engendrar, me trataron las infecciones vaginales, la descalcificación y la sordera provocada por ‘el teléfono’, me arreglaron las cicatrices del cuerpo y las orejas y me operaron los pies deformados por el maltrato. También me dieron terapia psicológica en una muestra de solidaridad de los cubanos imposible de pagar”.
“Pese a todo lo que me hicieron los sicarios de Pinochet pude sobrevivir. Tengo aún secuelas psicológicas por todo lo que me tocó vivir. Siento dolor permanente en el cuello, las manos, las rodillas y los pies; tengo marcas y cicatrices en todo mi cuerpo. Cuando veo una rata siento un dolor reflejo en la vagina. Siento ansiedad, pesadillas y depresión. He superado algunas de esas secuelas, por ejemplo el miedo al encierro surgido por las violaciones que sufrí en el baño de la prisión de la calle Londres, pero sigo siendo muy sensible emocionalmente. Mi familia fue dividida, destruida y toda mi vida cambió después del golpe militar”.
“Pero, al fin, yo estoy aquí, resucitada. Con mi esposo, Víctor Toro, preso y torturado igual que yo, tenemos una hija, Rosita, quien estudia en la Universidad de Nueva York. A los 21 años regresé a Chile con ella, y pude decir a mis torturadores militares: ¡Aquí estoy yo y aquí está mi hija. Me torturaron pero no me destruyeron, no me jodieron porque tuve una hija!”
(*) Nieves Ayress enfatiza que su testimonio no persigue ninguna compasión. Sólo consignar un ejemplo para que los sucesos de Chile, no se repitan nunca.
Corte de Santiago condena a agentes de la DINA por aplicación de tormentos de prisionero de Londres 38
Fuente :adprensa.cl, 14 de Septiembre 2017
Categoría : Prensa
La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó la sentencia que condenó a los exagentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) Miguel Krassnoff Martchenko y Basclay Zapata Reyes a penas efectivas de 3 años y un día de presidio, como autores del delito de aplicación de tormentos a Raimundo Elgueta Pinto. Ilícito perpetrado en mayo de 1974, en el centro de detención clandestino de Londres 38.
En fallo unánime (causa rol 900-2017), la Novena Sala del tribunal de alzada –integrada por los ministros Mario Rojas, Alejandro Rivera y la abogada (i) Paola Herrera– ratificó la sentencia dictada por el ministro en visita Mario Carroza, el 14 de marzo pasado.
En la etapa de investigación, el ministro Carroza logró establecer los siguientes hechos:
«a.- Que en el período comprendido entre principios de 1974 y el mes de septiembre del mismo año, se realizan detenciones, en diversas circunstancias, ya sea en la vía pública o en sus domicilios, por agentes pertenecientes a la Dirección Nacional de Inteligencia DINA, y que encuentran como único antecedente la pertenencia o militancia de los detenidos al Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR.
b.- Que Londres 38, aproximadamente a partir de fines de diciembre de 1973 sirvió de centro de operaciones para la denominada Brigada de Inteligencia Metropolitana (BIM), dividida en dos Agrupaciones de carácter operativo, todas pertenecientes a la Dirección Nacional de Inteligencia, DINA, a saber, las Agrupaciones Purén y Caupolicán, esta última con la específica misión de recabar información sobre los antecedentes civiles y políticos de los militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), proceder a su individualización, ubicación, detención e interrogatorio de los mismos y, en definitiva, erradicar a dicha organización y a sus miembros del espectro social y político. A su vez, la referida Agrupación Caupolicán, para el cumplimiento del objetivo antes detallado, se encontraba dividida en Grupos, entre ellos los denominados «Halcón I», «Halcón II», «Águila», «Tucán» y «Vampiro», los primeros, y para los efectos que interesan en la presente causa, a cargo del Oficial del Ejército de Chile, Miguel Krassnoff Martchenko y, entre sus filas, estaba incorporado Basclay Zapata Reyes.
c.- Que los detenidos de este movimiento de izquierda, verificada la detención, eran inmediatamente trasladados o conducidos, con su vista vendada, hasta las dependencias de lo que identifican como el recinto de calle Londres 38 o llamado también «Cuartel Yucatán», y en ese lugar se les asignaba un número a modo de identificación, y fueron sometidos a fuertes interrogatorios y torturas, tendientes a obtener información o antecedentes relacionados con el movimiento político al que pertenecían, y con la individualización y domicilio de otros de los militantes o partidarios del mismo, y toda aquella que fuera finalmente obtenida, invariablemente, mediante la utilización de diversos métodos de tortura, siendo los más recurrentes la aplicación de electricidad en diversas partes del cuerpo, incluyendo los genitales de las víctimas, encontrándose éstas desnudas, tendidas y amarradas de manos y pies a un catre metálico, en un procedimiento que aquellas denominan «La Parrilla», «El Colgamiento», descrito como la acción de izar a la víctima a gran altura, por medio de una polea, con sus manos atadas a la espalda, y manteniendo sus pies amarrados, soportando sus extremidades superiores todo el peso de su cuerpo, además de ser objeto de golpes de pies y puño, y de vejaciones de carácter sexual;
d.- Que, algunos de los detenidos de Londres 38 fueron trasladados, en distintas fechas, hasta los recintos denominados Estadio Chile o a Cuatro o a Tres Álamos, para luego, en el caso de la mayoría de las víctimas de sexo femenino, conducidas a la localidad de Pirque, y tratándose de varones a «Melinka» en Puchuncaví, desde donde fueron puestos en libertad y/o expulsados del país.
e.- Que, en el caso de Raimundo Belarmino Elgueta Pino, éste es detenido el día 06 de mayo de 1974 en la vía pública, por cuatro agentes de la DINA, entre ellos Basclay Zapata y Osvaldo Romo Mena, quienes sin mostrar identificación o en su defecto orden judicial, proceden a trasladarlo al ya aludido cuartel Londres 38, donde es interrogado mediante tortura, luego es retirado del recinto el día 15 de mayo y trasladado al Regimiento de Artillería N°1 «Tacna», a continuación al Estadio Chile y finalmente, le regresan a Londres 38 a fines del mes de mayo de 1974 y permanece en ese recinto hasta el 06 ó 07 de junio, donde vuelven a trasladarlo hasta llegar de regreso al Campo de Prisioneros Melinka en Puchuncaví, donde recupera su libertad y se va al exilio en el año 1977.
f.- Que durante su detención en el cuartel de Londres 38, Raimundo Belarmino Elgueta Pinto, fue torturado e interrogado por agentes de la DINA de los cuales, sin perjuicio de estar vendado al momento del apremio, pudo identificar más tarde a Marcelo Moren Brito y Miguel Krassnoff Martchenko».
En el aspecto civil, el fallo confirmó la decisión que condenó al Estado de Chile a pagar una indemnización de $50.000.000 (cincuenta millones de pesos) a la víctima por concepto de daño moral.
Corte de San Miguel eleva penas a cinco ex agente de la DINA por secuestro, torturas y violencia sexual contra prisionera política
Fuente :elclarin.cl, 8 de Noviembre 2021
Categoría : Prensa
La Sexta Sala de la Corte de Apelaciones de San Miguel dictó sentencia definitiva de segunda instancia y elevó las penas a cinco ex agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) por secuestro calificado, torturas y apremios ilegítimos de carácter sexual cometidos en perjuicio de Luz de las Nieves Ayress Moreno, a partir del 30 de enero de 1974.
Los ministros Carolina Vásquez y Diego Gonzalo Simpertigue, y el abogado integrante Francisco Ferrada, confirmaron la sentencia de primera instancia dictada en mayo pasado por la ministra con dedicación exclusiva para causas de DD.HH. Marianela Cifuentes Alarcón, elevando de 6 a 10 años y 1 día de presidio la pena impuesta al ex general del Ejército César Manríquez Bravo; al Coronel de Carabineros Ciro Torré Sáez y a los coroneles del Ejército Klaudio Erich Kosiel Hornig, Raúl Pablo Quintana Salazar y Vittorio Orvieto Tiplitzky, como coautores del delito consumado de secuestro calificado.
Del mismo modo, la Corte aumentó de 3 a 5 años de presidio la pena que se impuso a los mismos agentes, como coautores del delito de apremios ilegítimos, en carácter de reiterados de la misma víctima..
El abogado Francisco Ugás Tapia, del Estudio Jurídico Caucoto Abogados, expresó su satisfacción por la decisión pronunciada por la Corte de Apelaciones de San Miguel, destacando y relevando “una línea jurisprudencial que se está asentando en nuestra judicatura, en cuanto a reconocer la existencia de los vejámenes de orden sexual cometidos por agentes del Estado, en perjuicio de las víctimas de la dictadura, y sancionándolos, cuestión que, hasta hace poco tiempo atrás, esto no se observaba en las sentencias”.
Agregó que “la aplicación del enfoque de género a procesos por crímenes de lesa humanidad resulta trascendental al momento de juzgar debidamente hechos de esta naturaleza”.
De acuerdo a la investigación encabezada por la ministra Marianela Cifuentes se pudo establecer que el 30 de enero de 1974, agentes de la DINA, detuvieron a Luz de las Nieves Ayress Moreno, militante del Partido Socialista, en la comuna de San Joaquín, junto a su padre Carlos Orlando Ayress Soto y su hermano Carlos de 15 años de edad, para luego trasladarla al centro de detención clandestino “Londres 38”, cuyo recinto estaba a cargo del oficial del Ejército César Manríquez Bravo, y en el que cumplía funciones en esa época su par Sergio Castillo González.
Posteriormente, y aún permaneciendo en dicho lugar, fue interrogada y sometida a tormentos físicos y psicológicos por parte de los agentes, los cuales consistían en electrochoques en distintas partes del cuerpo, específicamente en zonas sensibles como el ano, senos y vagina; le aplicaban “El submarino”, procedimiento en donde le sumergían la cabeza en un balde con excrementos; y, violencia sexual, entre otros vejámenes, según pudo establecer la magistrada en su investigación.
En febrero de 1974, Luz Ayress Moreno fue trasladada al centro de detención Tejas Verdes, dirigido por Manuel “Mamo” Contreras, oficial de Ejército, actualmente fallecido y donde también cumplían funciones los agentes Klaudio Erich Kossiel Horning, Raúl Pablo Quintana Salazar y Vittorio Orvieto Tiplitzki.
Luz Ayress Moreno pasó, también, por el recinto de “Tres Álamos”, y en marzo del mismo año fue derivada al Centro de Orientación Femenino de Santiago. Desde diciembre de 1976 se encuentra viviendo en el exilio.
Corte Suprema confirma condena contra ex agente de la DINA César Manríquez Bravo por desaparición de tres personas en 1974
Fuente :elciudadano.cl, 21 de Enero 2023
Categoría : Prensa
Juan Bautista Barrios Barros (27 años), Gumercindo Fabián Machuca Morales (28 años) y Eduardo Enrique Alarcón Jara (28 años), fueron secuestrados a fines de julio de 1974 e ingresados al centro de detención ilegal conocido como "Londres 38", donde se perdió su rastro.
La Corte Suprema rechazó un recurso de casación en el fondo presentado en contra de la sentencia que condenó al agente de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), César Manríquez Bravo a la pena de 10 años y un día de presidio efectivo, en calidad de autor de los delitos de secuestro calificado (desaparición) de Juan Bautista Barrios Barros, Gumercindo Fabián Machuca Morales y Eduardo Enrique Alarcón Jara (en la foto), perpetrados en Santiago de Chile, a fines de julio de 1974.
En fallo unánime (causa rol 82.388-2021), la Segunda Sala del máximo tribunal -integrada por los ministros Haroldo Brito, Manuel Antonio Valderrama, Jorge Dahm, Leopoldo Llanos y la ministra María Teresa Letelier- descartó la procedencia del recurso por «manifiesta falta de fundamento» y por formular peticiones «incompatibles entre sí».
Los hechos
En la sentencia de primera instancia, el ministro en visita Mario Carroza dio por establecidos los siguientes hechos:
«1°.- La Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, fue durante gran parte del gobierno militar un organismo represor que mantuvo durante su existencia una estructura debidamente organizada, jerarquizada, con medios propios como lo fueron diversos recintos de prisioneros que actuaron de forma clandestina.
La organización siempre estuvo a cargo de su director general, el oficial de Ejército Manuel Contreras, actualmente fallecido, al que se encontraban supeditados todos sus miembros.
En el caso particular de la Región Metropolitana, las actividades operacionales de la DINA estuvieron a cargo de la Brigada de Inteligencia Metropolitana que estaba al mando de un oficial de Ejército, y tenían con objetivo la represión de todos los militantes de movimientos y partidos políticos de izquierda, sus equipos de trabajo estaban integrados por miembros del Ejército, Carabineros y la Policía de Investigaciones, los mismos que día a día debían dar cuenta de sus labores a sus superiores, que eran quienes les impartían las directrices, objetivos y prioridades a cumplir;
2°.- Uno de los recintos que mantuvo la DINA, al inicio de sus operaciones, estuvo ubicado en la calle Londres N° 38, llamado Cuartel Yucatán, en el que se mantuvo privadas de libertad y encerradas sin orden judicial a numerosas personas, con el solo propósito que fueran interrogadas bajo tortura, se trató de la implementación de una política de Estado destinada a desarticular y exterminar a los integrantes de movimientos u organizaciones contrarias al régimen instaurado en esa época. Este local de reclusión que mantuvo sin derecho bajo encierro a numerosas personas, también se hallaba bajo el mando de un oficial de Ejército.
3°.- En estas condiciones imperantes en el país, se desarrollan los sucesos del mes de julio del año 1974, contra militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria y del Partido Socialista, por lo mismo el día 27, alrededor de las 16:00 horas, fue detenido por agentes de esa organización, el militante del MIR Juan Bautista Barrios Barros, joven de 27 años de edad, al interior de su casa ubicada en Villa Manuel Rodríguez, manzana 74, sitio 1392, de la comuna de Pudahuel, y trasladado al cuartel de Londres 38, donde es visto por última vez el día 30 de julio de 1974.
En su historial político se destacaba para estos efectos, su vinculación en tareas de propaganda y formación política con otro detenido que estuvo en dicho recinto, el militante del Partido Socialista Ofelio de la Cruz Lazo Lazo, detenido el 30 de julio de 1974 y actualmente desaparecido, también con su compañero de militancia Eduardo Enrique Alarcón Jara, que fuera detenido el mismo día 30 de ese mes y año, en su domicilio ubicado en pasaje Aycará 6126 de la población Kennedy de Las Rejas sur de Santiago, en horas de la madrugada, por agentes que le trasladaron al mismo recinto y desde donde desaparece, Alarcón Jara contaba entre sus vínculos políticos con los aludidos Ofelio de la Cruz Lazo Lazo y Juan Bautista Barrios Barros.
Pero estas actividades no se detienen, ya que el mismo día 30 de julio, en horas de la madrugada, los efectivos de la DINA, entre los que se encontraba Osvaldo Romo Mena, acompañados de Ofelio de la Cruz Lazo Lazo, detienen al obrero y militante del Partido Socialista de nombre político Gustavo, Gumercindo Fabián Machuca Morales, en su domicilio, ubicado en pasaje Antofagasta, casa 152, población El Manzanal de Peñaflor, lo suben a una camioneta y parten con él con rumbo desconocido, presumiblemente al ya referido recinto de Londres 38, ya que nunca más se le vio con vida», señala la investigación del ministro Carroza.
En el aspecto civil, se mantuvo la sentencia que condenó al fisco a pagar una indemnización total de seiscientos sesenta millones de pesos a familiares de las víctimas.
En esta causa, los agentes Ciro Ernesto Torré Sáez y Miguel Krassnoff Martchenko fueron condenados a 10 años y un día de presidio, como coautores de los delitos.
Sin embargo, el primero falleció, en septiembre de 2021, por lo que, en consecuencia, el máximo tribunal no emitió pronunciamiento respecto del recurso de casación en el fondo deducido por su defensa, ordenando la remisión de los antecedentes al juez de la instancia, quien deberá dictar la resolución que en derecho corresponda.
En tanto, la defensa de Krassnoff Martchenko no recurrió, por lo que se mantiene a firme el fallo dictado en su contra.
Epistolario del infierno: Nieves Ayress o la reconstrucción después de la barbarie
Fuente :eldesconcierto.cl, 11 de Septiembre 2023
Categoría : Prensa
Cuando apremia el negacionismo y hay quienes relativizan los hechos tras el golpe de Estado, el testimonio de Nieves Ayress es una bofetada moral que reivindica la memoria de las víctimas. Una mujer que tuvo que reconstruirse física y sicológicamente, para demostrarle a todo un país que su historia no es una maldita fake news.
–Tú no sabes si estás viva o muerta.
Por eso dicen que cuando se acerca el final, la vida pasa en un segundo, como una vieja película en modo forward. Eso fue lo que sintió Luz de las Nieves Ayress Moreno frente al pelotón de fusilamiento, un atardecer de febrero de 1974 camino a Tejas Verdes.
Venía en un camión frigorífico desde Santiago y la bajaron antes de ingresar al campo de concentración. Tenía los ojos vendados y le pareció estar en las faldas de un cerro. De improviso alguien gritó: ¡Posición! Y ahí, en medio de la nada, sintió el ruido metálico de los fusiles. Las balas.
–Fue terrorífico– dice. Te tocas y no tienes sangre. Y quedas así, como paralizada.
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Nieves tenía 25 años cuando conoció la tortura. La fueron a buscar a la fábrica de su padre, el 30 de enero de 1974, y de ahí la trasladaron a la casa familiar en San Miguel. Los militares la tomaron presa, junto a su padre, Carlos Ayress y, Tato, su hermano menor de 15 años.
En el allanamiento participó el “comandante Esteban”, un argentino que infiltró a grupos de izquierda en La Legua, y que se había reunido con Nieves poco tiempo atrás.
Agente de inteligencia de la DINA, “el argentino” participó en el denominado Plan Leopardo, donde se presentó como falso enfrentamiento el asesinato de cinco pobladores comunistas detenidos en Londres 38. El mismo lugar donde fue a parar Nieves Ayress.
Su madre, Virginia Moreno, entregó una carta al entonces Obispo auxiliar de Santiago, Monseñor Fernando Aristía, el 3 de febrero de 1974, pidiéndole interceder ante los militares para saber el paradero de sus familiares y así garantizar un debido proceso. Nada sabía, entonces, de lo que realmente sucedía al interior de los cuarteles.
–Monseñor, le ruego que si en sus manos está conversar con nuestros gobernantes, lo haga para que estas afrentas a la dignidad humana cometidas por ciertas personas encargadas de allanar hogares, carentes de idoneidad por su conducta y falta de sentido humanitario más elemental, se investiguen.
Fue la primera de una serie de cartas escritas por Virginia Moreno dirigidas a distintas autoridades.
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–¿Cómo? ¿estamos volviendo a los tiempos de Atila?– preguntó el general Óscar Bonilla sin dar crédito a lo que había escuchado.
Virginia Moreno le contó a Nieves, mucho tiempo después, que el ministro del Interior de la dictadura se tomaba la cabeza con ambas manos. Bonilla, al igual que el general Augusto Lutz, director del Servicio de Inteligencia Militar, tuvieron diferencias con Manuel Contreras, debido al trato otorgado a los prisioneros en Tejas Verdes.
El jefe de la recién inaugurada DINA, la policía secreta de Pinochet, fue reconocido por Nieves Ayress como uno de sus torturadores, tras divisarlo entre medio de las vendas que cubrían sus ojos en el recinto ubicado en San Antonio.
–Contreras estaba presente, supervisaba y participaba en las torturas–, asegura Nieves sin dobleces.
La presión de la Iglesia Católica, a través del Cardenal Raúl Silva Henríquez, generó divisiones al interior del gobierno. Lutz y Bonilla, hastiados de la intromisión de los curas, habrían pedido explicaciones a Pinochet. Quienes estuvieron en la reunión afirman que el dictador se enfureció y gritó golpeando la mesa: “¡Señores, la DINA soy yo!»
Poco tiempo después, ambos generales mueren en extrañas circunstancias. Bonilla, en un accidente de helicóptero. Lutz, aparentemente envenenado.
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“Hasta donde mis conocimientos alcanzan, no he sabido jamás que alguien haya autorizado, en parte alguna, para que se degrade a un ser humano en tal forma como se ha hecho con mi hija Luz de las Nieves”.
Así parte la carta de Virginia Moreno, enviada el 14 de marzo de 1974 al general Humberto Maglioccheti, jefe de gabinete de la junta de gobierno. La mujer se había enterado hace pocos días lo que ninguna madre está dispuesta a escuchar. Menos de boca de su propia hija.
En la carta le explicó al uniformado que tras su detención, Nieves habría caído en manos de “tres o cuatro individuos desquiciados, de bajo nivel intelectual y una inmoralidad extrema”.
“Desnaturalizados”, les llamó.
Sin ningún signo de sensibilidad ante las súplicas de su hija, Virginia cuenta que la sometieron a “los vejámenes más increíbles, mientras la mantenían amarrada y con los ojos vendados”.
Productos de todas estas atrocidades –prosigue– “estaría con síntomas de embarazo… Ojalá la Divina Providencia no permita tal monstruosidad… los hijos deben ser el fruto del amor y no de una aberración sin nombre”.
Antes de finalizar la carta, ruega al general Maglioccheti que Nieves sea tratada urgentemente, “como corresponde a un ser humano que se encuentra en tan desesperada situación”, y así poder ser hospitalizada y atendida por un ginecólogo y neurólogo.
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Luz de las Nieves Ayress Moreno nació el 5 de octubre de 1948. Tiene 75 años y vive actualmente en el Bronx. En el año 1968 ingresó al Ejército de Liberación Nacional en Bolivia, cuando tenía 23 años. El mismo año del Mayo Francés, la guerra de Vietnam y el asesinato de Martin Luther King.
Sus abuelos formaron parte de los movimientos sociales, en tiempos de Recabarren. Sus padres; socialistas. Ella y sus hermanos; revolucionarios. Militante activa en poblaciones, Nieves trabajó con mujeres y niños, estudió en el Liceo 1, luego cine en Cuba y a su regreso artes en la Universidad de Chile.
El mismo día del golpe participó junto a sus hermanos en la mítica resistencia de la población La Legua, la única comunidad urbana que se opuso a la intervención militar, donde no la conocían por su nombre sino por su “chapa” política: Valeria.
Pocos días más tarde fue detenida por primera vez, en la casa de una amiga, y trasladada a la Escuela de Suboficiales de Carabineros. Allí la golpearon, manosearon y amenazaron con apremios sexuales si es que no colaboraba.
De ahí fue enviada al Estadio Nacional, donde estuvo incomunicada en una de sus torres y fue interrogada por hombres con un pronunciado “acento brasilero”. Finalmente fue liberada, tras dos semanas de encierro, por un oficial que tuvo el descaro de ir a dejarla a su propia casa.
En ese momento, Nieves Ayress Moreno, decidió pasar a la clandestinidad.
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Al comandante le gustaba pasearse por el recinto tomado del brazo con dos mujeres. Nieves era una de ellas y la otra era una reconocida periodista.
–Tenía una fijación perversa–, recuerda. Nos paseaba cuando venían sus amigos, como si fuéramos un zoológico humano.
El oficial elegía siempre a las más agraciadas. Tampoco le bastaba exhibirlas impúdicamente, la señal era otra asegura Nieves: “ensañarse sexualmente con ellas”.
–Todas las torturas y ese rollo sexual era porque a las mujeres en edad de procrear se les debía destruir la vagina, para que no fuéramos reproductoras de comunistas ni revolucionarios.
Era una orden de Estado, dice.
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El médico enviado por el general Bonilla, luego de las súplicas de su madre, le confirmó a Nieves que estaba embarazada, en abril del año 1974. El doctor Mery, como lo llamaban, la auscultó delante de sus compañeras y le dijo que “debería sentirse orgullosa de llevar en su vientre a un hijo de la patria”.
Gracias a la intervención de Virginia, el caso de Nieves fue reconocido en el exterior. En la cárcel fue entrevistada por miembros de la comisión Kennedy, Amnistía Internacional, la Organización de Estados Americanos y el Alto Comisionado de Naciones Unidas.
–Estaba muy mal físicamente y si me hacía un aborto clandestino en prisión me podía morir, por tal motivo decidí tener el hijo. Después de sobrevivir meses de tortura y detención, no les iba a dar el gusto a los militares de morirme– contó en una declaración al Cónsul de Chile en Nueva York, en el año 2000.
Hasta un grupo de esposas de generales llegó a visitarla, asegurándole que si el bebé nacía quedaría en manos de un organismo secreto y que luego la ayudarían a salir del país. En mayo de ese mismo año, producto de las mismas torturas, Nieves tuvo un aborto «espontáneo».
Ni durante el embarazo ni en el proceso de pérdida, denunció después, recibió algún tipo de atención médica.
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Santiago, 14 de marzo de 1974
Sra
Raquel Lois
Visitadora Social
Secretaria Ejecutiva Nacional de Detenidos
Ministerio de Defensa Nacional
“…Con profundo dolor y asco, escuché de sus propios labios (Nieves) el relato de las salvajes y bestiales violaciones a que fue sometida…Le aplicaron corriente en los oídos, lengua y vagina. Le separaban y amarraban las piernas y al tenerla así, la violaban, le introducían palos en la vagina, le hacían andar ratas en las piernas y la golpeaban constantemente en el estómago y en la cabeza, detrás de los oídos especialmente. Se desmayaba tantas veces que, por estar con los ojos vendados, perdió totalmente la noción del tiempo.
Pienso, señora visitadora, que aún suponiendo que mi hija tuviera algo de responsabilidad en referencia a lo que se le acusa, no creo y es más, estoy segura que no es así, que haya legislatura en el mundo que faculte para cometer tanta aberración y con tanto sadismo y perversión, con un ser humano…”
Virginia Moreno de Ayress
Carlos Valdovinos 1450- San Miguel
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“La violencia política efectuada contra mujeres disidentes apresadas y torturadas durante la dictadura militar, se orientó en gran mayoría a una violencia de género, que iba desde la violencia psicológica -con respecto a su condición de mujer-, hasta el uso de la violencia sexual como método de tortura inicial o reiterado…Destaca por esto, el castigo de carácter sexual y de género en sus sesiones de interrogatorio y tortura…”
(Andrea Zamora Garrao)
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Fue una de las últimas prisioneras en salir de Tres Álamos, el campo de concentración ubicado en San Joaquín, que llegó a albergar a más de 400 detenidos desde su inauguración en 1974, entre ellos alrededor de 150 mujeres.
Nieves estuvo allí más de un año, en libre plática, una modalidad que hizo más soportable el encierro y que permitió a las detenidas implementar una serie de talleres. Instancia que aprovecharon para fabricar unos pequeños muñecos, llamados soporopos, y que con el correr de los años se transformaron en símbolos de esperanza. Uno de ellos, fabricado por Nieves, se exhibe en el Museo de la Memoria.
Fueron tantas las prisioneras que llegaron al recinto que tuvieron que habilitar un nuevo espacio. “Hicieron una barraca, igual que los campos de concentración nazi, con celdas chiquititas donde habían nichos y ahí uno se metía y dormía”, cuenta Nieves.
Allí conoció a Inés Figueroa, esposa de Nemesio Antúnez, quien antes de abandonar el recinto escondió una carta que le pasó Nieves y que fue leída en junio de 1975 durante la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, organizada por la ONU en México, denunciando por primera vez al gobierno militar por las atrocidades cometidas en contra de mujeres.
Nieves permaneció en Tres Álamos hasta el 18 de diciembre de 1976, siendo expulsada del país junto a otros 17 presos políticos, entre ellos el exsecretario general del Partido Comunista, Luis Corvalán, luego que el gobierno aceptara el canje por el disidente soviético Vladimir Bukovski. La regla entonces era clara: no podía regresar al país.
Fue el comienzo de un largo exilio.
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“¿Quién se iba a violar a esas mujeres asquerosas, sucias, orinás’, con sangre corriéndole por las piernas y llenas de mugre? […] esas mujeres estaban en una pieza donde no tenían baño, no se bañaban, se hacían de too’, de too’, o sea orinaban y cagaban en unos tarros, sí po’, en unos tarros como de pintura. En otros lugares hacían sus necesidades en el piso y ahí dormían, así que imagínate el olorcito que tenían. Sí po’, ahí no había papel confort pa’ que se limpiaran, no po’. Tú creís’ que alguien se iba a acercarse a ellas pa’ infectarse de cualquier enfermedá’”
(Romo, Confesiones de un torturador. Nancy Guzmán)
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Primero llegó a Alemania occidental y de ahí comenzó a recorrer distintos países de Europa, denunciando las violaciones a los derechos humanos en el régimen encabezado por Augusto Pinochet. Luego viajó a Cuba para someterse a una serie de operaciones. “Ahí me hicieron de nuevo”, dice.
–Me reconstruyeron la vagina, el vientre, las orejas. También me hicieron un tratamiento para eliminar el virus de la toxoplasmosis, que me transmitieron las ratas que introducían en mi vagina.
Las cirugías a la que fue sometida buscaban devolverle a su cuerpo el milagro de la maternidad. Intervenciones que le permitieron quedar embarazada poco tiempo después y luego dar a luz a su hija en Cuba. “Fue un embarazo maravilloso”, dice.
–No tuve dolor, asco, inflamación ni nada. Los doctores me decían que mi cuerpo, después de tanta violencia recibida, había despertado, y que me estaba devolviendo puras cosas positivas.
Rosa Victoria, le llamaron a la niña. Hoy tiene 43 años y vive junto a sus padres en Nueva York, en la parte sur del Bronx. “En las entrañas del monstruo”, como le gusta decir a Nieves.
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Hace 35 años atrás Nieves llegó junto a su pareja, Víctor, al distrito separado de Manhattan por el río Harlem. Un barrio pobre y marginal donde organizaron una Peña con el objeto de reactivar los vínculos solidarios con Chile y Latinoamérica.
–Lo hicimos bajo un concepto internacionalista, porque puedes ser muy chileno y hacer empanadas, pero el vecino de arriba es africano y el de abajo portorriqueño. Y el de más allá de España y el otro dominicano. Por eso trabajamos con todo el mundo, particularmente con los inmigrantes más pobres.
Hoy funcionan en distintos lugares, pero en un comienzo contaban con un espacio donde podían reunirse hasta 1500 personas. Ahí hacían trabajo comunitario con prostitutas, lesbianas, indígenas hondureños y grupos independentistas de Puerto Rico. Incluso los policías homosexuales de Nueva York realizaban sus fiestas allí.
Poco a poco se fueron ganando el respeto de las distintas comunidades. En pleno invierno del año 1987, con 20 grados bajo cero, Nieves y Víctor encabezaron la huelga de la renta en el Bronx, debido a la ausencia de calefacción en los departamentos.
–En menos de una semana, con el escándalo que armamos, nos dieron el agua caliente y la calefacción. Todos quedaron con la boca abierta y el movimiento se expandió por todo el sur del Bronx.
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Pese a la distancia, Nieves continuó su lucha también en Chile. A fines de noviembre de 2014, transcurridos más de cuatro décadas del golpe de Estado, entabló la primera querella por violencia política sexual en el país –delito que no está tipificado en el Código Penal chileno– junto a Alejandra Holzapfel, Soledad Castillo y Nora Brito.
Hoy, cuando se cumple medio siglo del bombardeo a La Moneda, la causa se mantiene en suspenso debido a la presentación de un recurso de casación, luego que la Corte de Apelaciones de San Miguel dictara sentencia definitiva en segunda instancia en contra de cinco agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional.
Para Francisco Ugás, abogado querellante, la aplicación de un enfoque de género a crímenes de lesa humanidad ha sido un factor fundamental. “Nos ha permitido visibilizar las conductas y decir que esto, además de un secuestro calificado, es un delito de apremios, de aplicación de tormentos de índole sexual, que tienen una sanción punitiva mayor”.
Para Nieves, llegar a esta parte de la historia es casi un milagro. Una especie de resurrección después de tanta agonía. Ahora, tras reconstruirse física y mentalmente, se considera una sobreviviente por alcanzar lo que en algún momento le pareció imposible.
–Tuve una hija y esa es mi victoria.