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Recinto DINA – «Implacate» – Memoria Viva

Recinto DINA – «Implacate»

Alias: Cuartel Bilbao

Ubicación: Santiago Región Metropolitana

Organismos :Dirección Nacional de Inteligencia (DINA)

Rama :


Descripción General

Categoría : Otra Información

Al extremo oriente de la calle Bilbao, existió una casa de detención y tortura que se llamaba “Cuartel Bilbao”. Como fachada, esta casa tenía un aviso luminoso en que se leía "Implacate". Poco se ha logrado averiguar de este centro clandestino, pero se sabe de algunos detenidos que pasaron por ahí. Se sabe que las medidas de seguridad eran más estrictas que en otros centros de detención. Esta información fue mas tarde verificada por Luz Arce, agente confeso de la DINA, quien declaró que en el año 1976 se habilitó el cuartel de la DINA, en calle Bilbao, en cuyo frontis lucía un placa con el nombre de IMPLACATE y que estuvo comandado por el oficial Nelson Edgardo Haase Mazzei.

Fuentes de Información Consultadas: Informe Rettig; Revista APSi;


La primera confesión desde el interior de la DINA

Fuente :Revista APSI, 9 de Agosto 1997

Categoría : Prensa

Habla Luz Arces militante socialista que doblegada por la tortura entregó a sus propios compañeros.

Introducción.

A pesar del terror que impregnaba el ambiente que lo rodeaba, Álvaro Barrios Duque, estudiante de Pedagogía en inglés decidió casarse un día 3 de julio de 1974. Ese día, Gabriela Zúñiga, la joven esposa, construyó una burbuja y gozó de la felicidad olvidándose que en la calle, en la universidad y en la mayoría de las casas de sus amigos, la sobrevivencia diaria era un gran desafío. Fue un día maravilloso.
Álvaro y Gabriela se olvidaron que existía un 11 de septiembre y simplemente se amaron. Pero la burbuja duro tan sólo cuarenta y dos días.

El 15 de agosto de 1974 la casa de Álvaro Barrios fue visitada por dos de sus amigos y compañeros de actividades políticas: Patricio Alvarez, estudiante de Medicina y Luz Arce Sandoval. Ante la presencia del padre y el hermano de Álvaro, este salió a conversar con sus amigos fuera de la casa. Caminó cerca de doscientos metros, donde esperaba una camioneta Chevrolet con toldo y sin patente. Ojos curiosos del vecindario lo vieron subir al vehiculo acompañado por la pareja y partir velozmente del lugar.

Cuando Gabriela regresó al hogar, no se inquietó. Supo que su marido estaba en buena compañía. Luz Arce y Patricio Alvarez eran personas que vivían desde hacia tiempo en el barrio y compartían con la joven pareja inquietudes y proyectos. Gabriela se ocupó de su casa y volvió al trabajo.

Cerca de las 20 horas Álvaro Barrios volvió apresurado y nervioso, según relataron su padre y su hermano, pero esta vez acompañado por personas desconocidas. Ante el asombro de su familia les informó que estaba detenido en una base militar. Con un nerviosismo creciente y torpes movimientos, Álvaro se puso una parka, saco a la pasada unos panes de la cocina y pidió cigarrillos, saliendo a la carrera de su casa.

Desde la puerta, su padrastro y su hermano lo vieron subir a la parte trasera de una camioneta Chevrolet con toldo que se perdió en la oscuridad. Esa sería la última vez que la familia lo vería con vida. Cuando Gabriela regresó no sabia que a partir de ese día seria una viuda sin certificado, tan sólo la mujer de un detenido-desaparecido.

Al alba del 16 de agosto Gabriela comenzó la búsqueda. Supo que otros vecinos habían sido detenidos poco después que su cónyuge y por el mismo grupo. La figura de Luz Arce se repetía en cada detención.

Sin embargo, ella también había desaparecido. Durante años la joven mujer fue buscada por las familias de varios detenidos a la espera de que les entregara la verdad de lo sucedido. Mientras los tribunales de justicia se negaban a acoger los recursos de amparo y el Ministerio del Interior insistía en que Álvaro Barrios y los otros detenidos no figuraban en las listas de prisioneros políticos, testimonios de sobrevivientes indicaban que Luz Arce había sido vista en los recintos de detención de la DINA.

Luz Arce se convirtió, a partir de ese momento, en una figura mitológica. Odiada y temida, y, sin embargo, ansiosamente esperada por aquellos que buscaban una pista, un testigo, una simple confirmación de que su familiar desaparecido estaba aun con vida. Cientos de historias se contaron en torno a ella. Con el transcurso de los días, los meses y los años, todas fueron configurando casi un cuento de misterio. No faltaron aquellos que pensaron que la mujer no existía. Lo que todos ignoraban es que en esos mismos días Luz Arce era también prisionera de la DINA.

La leyenda se hace testimonio.

Dieciséis años mas tarde, cuando en Chile se respiraban, al fin, espacios de libertad, una mujer de belleza apagada y ojos tristes, hecha un ovillo en el piso de un automóvil, con el miedo lacerando cada uno de sus músculos, sintió detener la marcha y esperó. Minutos más tarde ingresó al edificio de calle Arturo Prat, donde funcionaba la Comisión de Verdad y Reconciliación.
Con los rostros de aquellos que había visto desaparecer desde los cuarteles de la DINA golpeando intermitentemente en sus sueños y en el desvelo, Luz Arce se decidió a ponerle fin a su prisión y, haciendo acopio de toda su fuerza, se enfrentó a ese grupo de extraños y habló.

Sin duda, los que la escucharon supieron desde el primer momento que se trataba del testimonio más importante -y largamente esperado- sobre lo que sucedió al interior de los recintos de la DINA. Otra parte de la verdad comenzó a develarse.

El fin de la lucha.

Sentada en un incómodo sillón, Luz Arce retrocedió y como si fuera tan sólo ayer comenzó a recordar. Fue un día ajetreado de abril de 1972 cuando la joven de 22 años, con paso erguido y llena de energía, traspuso la puerta de La Moneda. Su interlocutor fue el intendente de Palacio, el socialista Enrique Huerta. Desde ese día, Luz Arce se convirtió en una secretaria más al servicio del gobierno de la Unidad Popular.
Su trabajo -diría- la llevó a estar cerca del GAP desde mayo a septiembre de 1972. A través de ese contacto, sus simpatías por el MIR se acrecentaron y muy pronto cambió La Moneda por el despacho de la secretaria del Director de Ferrocarriles, el socialista Alfredo Rojas Castañeda. En esos días de fines de 1972, el paro de los transportistas y la polarización política que se vivía, la fueron moldeando cada vez más critica de las posiciones del PS, lo que la llevó finalmente a renunciar a su trabajo a comienzos de 1973, en plena campaña parlamentaria.

Cambió su labor administrativa por la de activista de la campaña senatorial de Carlos Altamirano, incorporándose a la Brigada Elmo Catalán.

Luz Arce relato así aquellos días: "Ya se estaban viendo bastantes desastres sobre los cuales nosotros estábamos conscientes, como las colas y la fuga de dólares, que eran una realidad evidente. Había períodos de alerta, enfrentamientos con Patria y Libertad, y en varias ocasiones nos quedamos haciendo guardia, cuidando el local de la octava comuna. Fue un período bien difícil y critico y espontáneamente empezamos a conectarnos con gente con quien compartíamos la misma visión".

"Luego del llamado 'tanquetazo' me habían solicitado para un grupo de seguridad del partido, el grupo especial de apoyo. Eramos ocho personas que cumplíamos dos funciones, una pública de capacitación y otra encubierta de educación política y militar. Este grupo era dirigido por Wagner Salinas (de nombre Político 'Silvano'), quien murió el 11 de septiembre de 1973".

(Wagner Salinas, integrante del equipo de seguridad de Salvador Allende, fue tomado prisionero por el Ejército en las afueras de Curicó el 11 de septiembre de 1973. Trasladado a la cárcel de esa ciudad, posteriormente fue llevado a Santiago donde lo ejecutaron agentes del Estado el 5 de octubre de 1973. Del Informe Rettig).

La ausencia de Wagner Salinas el día del golpe militar dejó a Luz Arce y su grupo sin contacto con la dirección del PS. Pero eso no los desmovilizó. Llamaron esa misma mañana a La Moneda, ya sitiada, para recibir instrucciones. Al grupo se habían incorporado 25 obreros de la construcción. Tenían sólo cuatro fusiles AKA y cuatro armas cortas. La orden desde La Moneda fue tajante, relató Luz Arce: "Me dijeron que despachara a la gente y que más adelante habría que reconstituir el partido. La orden fue 'caletearse'. Los viejos no se querían ir, pero no teníamos ni palos para pasarles".

El grupo pequeño se fue al Cordón Cerrillos en tres vehículos y llegó a la industria Mademsa.

"Fue bien emotiva la situación, ya que cuando los obreros nos vieron llegar con autos, Akas y pistolas, rápidamente nos hicieron entrar. La planificación previa indicaba que Altamirano iba a estar ahí. A la hora que nosotros llegamos no estaba y nadie lo había visto. Constatamos que no había plan ni nada. Nos sentamos, alguien nos señaló que estaba hablando el Presidente. Escuchamos el discurso y decidimos que teníamos que hacer algo".

Se fueron a Villa México. Helicópteros sobrevolaban la ciudad y las casas donde llegaban estaban atestadas de gente. Junto a su hermano y otro joven, partieron en dirección a La Moneda, que era bombardeada. Sólo pudieron llegar a tres cuadras del Palacio Presidencial que ya estaba envuelto en llamas. El auto quedó abandonado en la calle mientras Luz Arce y su hermano se encerraron en su casa durante los tres días que duró el toque de queda.

"Esos días -contó Luz Arce- creo que eramos zombies. Estábamos conscientes pero era ir, ver la televisión y quedarse mirando. Apenas levantaron el toque de queda nos fuimos a mirar la sede del partido (en San Martín con Agustinas). Todo estaba quemado. Cuando levantaron el toque de queda, mi padre levantó el teléfono y me dijo: 'estoy llamando a Investigaciones para entregarlos'. Me fui. Mi hermano no siguió participando".

La clandestinidad y la prisión.

"Tomé una pieza en avenida España y luego en Catedral. Durante ese período me financiaba el partido. Yo apoyaba como enlace en actividades partidarias. De a poco se fue armando algo", continúa el testimonio.
Sin siquiera darse cuenta de cómo transcurrían los días, el 17 de marzo Luz Arce concurrió a la fuente de soda La Ruca ubicada en Independencia con Nueva de Matte, para un importante contacto con la organización de su partido. El hombre que esperaban llegó acompañado. Fue el fin de la libertad. La joven fue detenida. Poco después era llevada hasta el local de la DINA que funcionaba en Londres 38.

Los tres días que Luz Arce permaneció allí estuvo desnuda. Ella contó: "Nos sacaron la ropa y a garabato limpio me decían: "estas putas se meten las cosas en la vagina" . Escuchaba que habían más detenidos. Nos dejaron con un guardia cerca. Traté de crear una historia más o menos creíble. Fueron a comprobar el domicilio que les había dicho y rápidamente supieron que la dirección era falsa. Cuando el vehículo volvió, me preparé. Empezó el interrogatorio esa misma noche y la pregunta más repetida era ¿donde esta Miguel?, refiriendose a Miguel Enríquez".

La mujer fue llevada en vilo hasta un camastro de metal donde le aplicaron corriente. El dolor y la venda incrustada en la lengua y los labios le impedían responder a las preguntas. Luz Arce no estaba sola. El joven con que cayó detenida estaba a su lado. Luz recordó:"Escuchaba gritos viscerales… Estaban torturando a Toño, lo que fue bastante peor para mi. Todo se decía en tono grosero. Tuve la certeza que Toño estaba en la parrilla ya que en un minuto alguien empezó a decir: "Mira, el huevón sucio, se cagó" . Otro señalaba "¡Que se la coma!"; lo hicieron comer lo que había defecado. Toño vomitó. Luego me empezaron a interrogar. Preguntas, insultos, todo matizado con corriente y cosas obscenas, como 'vamos a ver si es virgen, metiéndome cosas por la vagina y golpes. Le seguían pegando a Toño. Presionaban a uno para hacer hablar al otro. Fue muy largo y no recuerdo el final… Al día siguiente, continúa la cosa de igual manera. Allí ya nos torturaron juntos. Llegó alguien que yo desconocía y dijo: 'listo, las huellas. Con el tiempo logré identificar a esta persona como Miguel Krasnoff, quien a esa fecha era teniente y entiendo estaba a cargo de uno de los grupos de la DINA".

"Al tercer día, entregué mi nombre y fueron a mi casa a registrar, pero mi hermano ya había limpiado, así que no encontraron nada. Le informaron a mi madre que estaba detenida y que me encontraba bien. Mi madre me envió un charlón… Sentí la llegada de detenidos y a nosotros nos llevaron hasta Tejas Verdes. Esto ocurría el día 19 de marzo en la tarde.

"En Tejas Verdes nos vieron las enfermeras muy conmovidas, ya que yo tenía huellas físicas de mi tortura. Al parecer en algún momento me pusieron mal la venda en la boca y me mordí la lengua. La tenia muy hinchada. Cuando la enfermera me pidió que abriera la boca, se emocionó bastante".

"Un día en Tejas Verdes (el 27 de marzo), dan una patada a la cabaña y dicen: 'Luz Arce, afuera'. Abrazos de despedida. Como había comido muy poco, me sentí mareada en el viaje, por lo que no lo hice muy consciente". Fue regresada a Londres 38.

"En Londres, como a las diez y media de la noche, mientras me interrogaban, se produjo una discusión entre los agentes: 'la interrogo, ¿o no la interrogo?' . Alguien disparó un balazo, el que me dio en un pie. Tengo la idea de que no reaccioné, sólo me acurruqué un poco más. Escuché decir: "si por lo menos se hubiera parado, es ley de fuga".

"Entre dos personas me llevaron herida al subterráneo. Creo haber estado en la sala grande que da al oriente. Lo que llamo subterráneo es un lugar cerca del baño que queda tres peldaños mas abajo que el resto del primer piso. Entre medio hubo un cambio de guardia y un suboficial de Investigaciones, al verme, me preguntó quién era y que hacía. Salió, volvió y dijo: 'yo no asumo esta responsabilidad'. Me tomaron entre dos, me subieron a una camioneta y el hombre me dijo 'tranquila, te llevo al hospital bajo mi responsabilidad'. Él me salvó la vida".

Testigo de cargo.

Luz Arce despertó en una habitación. Fue entonces que vio llegar a otro detenido. Se trataba de Gonzalo Toro Garland.
(Gonzalo, un profesor universitario de 47 años, había sido detenido el 4 de abril de 1974 frente a la Casa Central de la Universidad de Chile, por agentes de la DINA. Desde entonces, estaba desaparecido).

Luz Arce, relató ante la Comisión de Verdad y Reconciliación su encuentro con Toro Garland: "Toro Garland estaba herido, tenía como cinco balazos. Lo único que yo le pregunté era si quería que yo le mojara los labios y me dijo que si. Le pregunté si podía hacer algo más por él y me dijo: 'nunca te olvides de mi nombre'. Él debe haber estado en la pieza 304, en la que yo había estado inicialmente. Cuando le pregunté al guardia por qué me habían cambiado de pieza, se me dijo que era para que estuviera en la pieza de mi compañero. Se referían a José Tohá".

Mientras Luz Arce se encontraba recluida en el Hospital Militar, recibió una importante visita. Jamas la olvidaría. "Un día sábado llegó un señor con suéter de lana blanco, me saludó y preguntó mi nombre; se sentó en una especie de sillón y me preguntó si sabía quién era él. Le dije que no. El se refirió a sí mismo como "jefe de todos los detenidos de este país". Me preguntó por qué estaba ahí y se sonrió…Me dijo: 'bueno chiquilla, si no tienes nada que ver, vas a salir pronto libre' . Me pareció un señor muy bonachón. Con el tiempo sabría que se trataba de Manuel Contreras".

La imagen que Luz Arce se forjó de Contreras se vio reforzada cuando el 7 de julio, ya recuperada, salió en libertad. Una semana mas tarde -relató la mujer- fue nuevamente detenida en las cercanías de su hogar. Era el 18 de julio de 1974. A Luz Arce le tocaría conocer ahora, Villa Grimaldi.

Esa noche la joven escuchó que dos guardias conversaban sobre un detenido. Hablaban en forma despectiva de alguien que se había tirado de La Torre. En ese momento ella no sabía que La Torre era el recinto reservado para los presos que recibían el trato más duro y el de mayor aislamiento.

En las oficinas de la Comisión Rettig, el testimonio de la joven fue interrumpido y un set de fotografías se presentó ante sus ojos. Poco después, Luz Arce continuó su testimonio.

"Reconozco su fotografía del set que se me exhibe. Se trata de Rodolfo Valentín González Pérez".

(Rodolfo González se encontraba haciendo su servicio militar obligatorio en la Fuerza Aérea de Chile y era agente de seguridad de dicho organismo a la fecha de su detención, cumpliendo labores de guardia de prisioneros en el Hospital Militar. De 19 años y soltero, fue detenido el día 24 de julio de 1974 en Santiago, en un lugar que no se ha podido precisar. Desde entonces se ignoraba su paradero. Era un detenido-desaparecido).

Luz Arce develó lo sucedido. "Él me contó la historia de su hermano. Yo pensé que era una trampa… Cuando yo decaía, él me daba ánimos, cuando me dolía mucho, el igual. Se las arreglaba con sus compañeros para estar mas días conmigo. En el hospital me habló varias veces de su hermano que estaba asilado en la Embajada de México y me preguntaba que le recomendaba yo que hiciera, con quien hablar. Eso me hizo sospechar que estaba mandado para que yo entregara información. El no tenía idea de nada. Cero capacitación, imposible que hubiese sido del MIR. Él era quien llevaba cartas a mis familiares cuando estaba en el hospital y a su vez traía cartas que la familia nos enviaba. Lo mismo hacía con Toro Garnbi "

"Estuve con Rodolfo González en La Torre de Villa Grimaldi. Tenía su pierna derecha enyesada, lo que me hace suponer que en verdad trató de escapar. Mientras estuvimos en La Torre me pedía por favor que hablara lo que ellos quisieran. Me decía: "Saben todo". Cuando fui interrogada, me preguntaban sobre lo que Rodolfo González me había dicho acerca de la DINA. La verdad es que el nunca me dijo nada".

"En un momento, el capitán Raúl Carevic, cuando ya me habían sacado la venda, estando colgada, sin ropa y con el estomago quemado, me dice: 'Pero él te contó de su hermano'… Oí permanentemente que lo iban a matar. Se referían a el como traidor… Un día se lo llevaron. No lo volví a ver nunca más. Años después, los oficiales de la FACH destinados en la DINA, me culpaban a mi de su muerte".

La tortura no había terminado para la joven. Al interior de una pieza de la casa de calle Arturo Prat ella siguió recordando, como si fuera sólo ayer.

"Mientras estuve en "La Torre" fui torturada por Gerardo Urrich… yo seguía colgada, permaneciendo doce días sin comer. A diario me preguntaban si hablaría, pero también cada día los guardias me daban agua o un pedazo de manzana" .

Un día Luz Arce fue nuevamente llevada a Londres 38. Vendría un periodo en que transitaría, a bordo de una camioneta, entre la casa conocida como "Yucatán" y Villa Grimaldi.

Una nueva víctima.

Por esos días, ante los ojos de Luz Arce desfilaron muchos detenidos. En su memoria quedó grabada una escena.
"En uno de esos viajes, viniendo de Villa Grimaldi a Londres 38, en la misma camioneta en que me trasladaban, traían a un detenido de apellido Chanfreau".

(Se trata de Alfonso Rene Chanfreau Oyarce. Profesor de Filisofía, de 23 años, casado y padre de una hija, fue detenido en su casa el 30 de julio de 1974, a las once de la noche, por miembros de la DINA. A pesar de estar consciente de lo que le esperaba, tuvo la entereza para convencer a sus captores de que no se llevaran a su esposa, Erika Hennings y a su pequeña hija, de tan sólo un año y dos meses. Antes de abandonar la casa, los agentes le cortaron la cabeza a todas las muñecas que encontraron. Su mujer después también fue detenida. En Londres 38 encontró a su marido horriblemente torturado. Lo escucha decir: "Negra, yo soy shakesperiano, no te preocupes si me escuchas gritar". Lo vio por ultima vez el 13 de agosto, antes de ser expulsada del país. El está desaparecido).

Luz Arce también lo vio después. "No sé si venía vivo, muerto o desmayado, pero desconozco si lo bajaron junto a mí o si se lo llevaron a otro lugar. Cuando se subieron los guardias, escuché decir: 'corre a ese huevona', sé que era Chanfreau porque uno de los guardias le dijo al otro, durante el trayecto, su apellido. Supe después que "la Flaca Alejandra" (se trata de Marcia Alejandra Merino) había sido compañera de Chanfreau y creo que en Londres 38 habló con él. Recuerdo también que, cuando los guardias se subieron al vehiculo, uno le contó al otro que a este detenido le habían pasado una camioneta por encima".

Pero Luz Arce no tuvo tiempo para pensar en Alfonso Chanfreau ni en nadie más. Porque al llegar a Londres 38 encontró detenido a su hermano.

La militante se quiebra.

Junto a su hermano, la mujer se sintió mucho más vulnerable. Un día irrumpió en el rincón donde se encontraba uno de los jefes operativos de la DINA, el oficial de Carabineros Ricardo Lawrence, quien los condujo a una oficina. La mujer relató el ofrecimiento que les hizo el oficial.
"Nos planteó la posibilidad de salir libres en un periodo corto, con la pena de relegación. Podíamos irnos con la familia, siempre que prestáramos colaboración. Para ello, nos dijo que bastaba con entregar una lista de compañeros. Si no la entregábamos -agregó- tendría que matarnos. Nos pidió un café nos dio un cigarrillo y nos dejó…".

No imaginaba que a partir de ese momento ya nada sería igual en su vida. Sólo tenía conciencia de algunas cosas: "Estando detenida, yo me reconcilié con el mundo. Cuando estábamos en la clandestinidad tentamos el mito de que lo único que sostiene frente a la tortura es la educación política y estudiábamos para eso. Estando presa, me di cuenta que no hay capacidad para pensar; lo único que sostiene es no querer ver a quien uno conoce".

En ese momento Luz Arce no podía mirarse en un espejo. No podía ver las huellas de la tortura, ni en su cara, ni en su cuerpo, pero si vio las que surcaban el cuerpo del hermano que tenía al frente.

"Así llegamos al acuerdo, en ese momento, de colaborar con la DINA, a cambio de vivir".

Pocos días después, Luz Arce comenzó a ver las primeras consecuencias de la lista que entregaron. Los nuevos detenidos ingresaban directo a la sala de interrogatorios. Ella fue trasladada a un nuevo centro de detención de la DINA. Se trataba de un antiguo edificio en la zona céntrica de Santiago.

"Allí se nos dio a beber un café, el que al poco rato produjo un extraño efecto, como de droga, que me hizo perder la conciencia por un tiempo no determinado. Estando en ese estado, escuchaba los gritos de un niño que yo creía era mi hijo, el que pedía que por favor no le siguieran quebrando los dedos. El niño decía: "Mamita, habla". .. Frente a mi, una persona me hace extender mis manos y apretar una llave… Cada vez que la respuesta a lo que preguntaban no los satisfacía, me aplicaban corriente en las manos. Las preguntas que me hacían eran para entregar más gente.. . Después nos devolvieron a Londres 38. El jefe de grupo que me trasladó era Juan Morales, entonces capitán de Ejercito".

A su regreso a Londres 38, Luz Arce se enteró que Álvaro Barrios Duque, su amigo, su compañero de aventuras y de proyecto, seguía detenido. Ella dijo en la Comisión de Verdad y Reconciliación:

"Álvaro Barrios Duque cayó como consecuencia de la lista que nosotros entregamos con mi hermano".

No fue el único. La misma nómina sirvió para detener a Sergio Alberto Riveros Villavicencio.

(Sergio Riveros tenía 32 años, era tipógrafo y militante del Partido Comunista. Su actividad sindical lo llevó a ser dirigente del Sindicato de Gráficos y delegado ante la CUT. Fue detenido en su casa el 15 de agosto, por agentes de la DINA, en presencia de su esposa y dos hijos. A partir de entonces, su nombre integró la lista de detenidos-desaparecidos).

El Mismo día, los agentes Osvaldo Romo, el Troglo y el Negro Paz, integrantes del grupo Aguila de la DINA, llevaron a Luz Arce al domicilio del joven estudiante secundario Rodolfo Espejo Gómez. Único hijo varón, ese día le había anunciado a su madre que posiblemente haría un viaje con un bombero de la compañía a la cual él acababa de ingresar. También le dijo que quería invitarla al cine pues pronto sería su santo. Su madre, Elena Gómez, no olvidaría jamás aquella tarde del 15 de agosto cuando tejía en compañía de sus hijas y escuchó a una de ellas decir: "Mama, a mi hermano se lo llevan en una camioneta". La señora Elena no interrumpió su tejido, no quiso perder el punto. Tranquila, pensó que se trataba del anunciado viaje. No sabia que ya nunca más vería a su hijo con vida. Durante muchos altos, no fue capaz de tomar un tejido. Sólo lo retornó cuando nació su primer nieto y sintió que se estaba sometiendo a una tortura, a la misma que durante años ha imaginado se le aplicó a su hijo.

(Rodolfo Alejandro Espejo era militante del Partido Socialista y tenia 18 años. Se encuentra en calidad de detenido-desaparecido desde el 15 de agosto de 1974).

Luz Arce describió ante los representantes de la Comisión de Verdad y Reconciliación al agente de la DINA, apodado Troglo. "Recuerdo -dijo- que usaba el pelo como Príncipe Valiente y podría haber sido cabo primero".

Le pasaron fotografías. Su gesto fue instantáneo. De inmediato lo reconoció. Era el suboficial Basclay Humberto Zapata Reyes.

Osvaldo Romo fue uno de los agentes de la DINA que se ocupó de los nombres que entregaron los hermanos Arce. Luz recuerda que en dos oportunidades fue a detener a Óscar Castro Videla. Ya parecía que el hombre buscado había eludido el cerco de la DINA cuando finalmente, Romo logró su objetivo.

(Óscar Manuel Castro tenía 40 años en 1974. Era casado y tenía nueve hijos. De profesión fotógrafo, militaba en el Partido Socialista. El 16 de agosto de 1974 fue detenido en su hogar, en presencia de testigos. Cinco días después los mismos agentes de la DINA que lo hablan detenido, retornaron con él a su casa, para allanarla. A partir de ese momento Castro se convirtió en un detenido-desaparecido).

Si bien su familia no tuvo mas noticias de Óscar Castro, Luz Arce sí supo de él. Ella relató "A Óscar Castro lo detuvo Osvaldo Romo, el Troglo y otro de su equipo. Lo sé porque a mí me llevaron a su detención, junto a mi hermano, porque nosotros lo conocíamos. Castro vivía donde actualmente está la Plaza del Mulato Gil. Al momento de su arresto, hablamos con su esposa Rosa y no lo vi hasta que Miguel Krasnoff nos careo".

"El se encontraba vivo en el local de detención de la DINA ubicada en calle José Domingo Cañas. Fue después de la Parada Militar de septiembre de 1974 cuando allí fuimos careados por Miguel Krasnoff. Me da la impresión que Óscar Castro murió ya que era una persona que de repente presumía mucho de sus contactos con fuerzas armadas. Lo vi con un pantalón clarito, color beige, estaba con las manos atrás, amarrado. En el careo, nos sacaron las vendas y nos preguntaron si nos conocíamos. Yo asentí.

Una nueva etapa.

Frente a la Comisión de Verdad y Reconciliación, Luz Arce no tuvo tiempo para contar lo que sintió cuando vio desfilar -en calidad de detenidos- a aquellos que canjeó a cambio de su vida. Pero algo exteriorizó.
"A raíz de los fracasos, yo me sentía mal físicamente. Al parecer los guardias sacaron todas las colchonetas y las pusieron sobre mí. Uno de ellos se paro sobre ellas, me hizo abrir la boca y sentí el cañón de la pistola. Presionó varias veces el gatillo sin que saliera disparo. Recuerdo que esa noche una doctora pedía atenderme. Con posterioridad, supe por la "Flaca Alejandra" que durante días y noches hablé incoherencias… Entre sensaciones entrañas escuché que mi hermano reclamaba en voz alta y que lo golpeaban. Fue la época en que a todos los detenidos se nos rompió la boca, ya que un guardia nos ofreció un día a todos café, el que había sido confeccionado con nuestra orina"

Los hermanos Arce entendieron que el trato no se estaba cumpliendo y le pidieron a Ricardo Lawrence, hablar con el jefe. Fueron llevados a Villa Grimaldi (Terranova) y depositados en la oficina del jefe: el oficial de Ejército Marcelo Moren.

Antes de enfrentarse a la mirada fría y dura de Moren Brito y escuchar su inconfundible voz ronca, Luz Arce detuvo sus ojos en un muchacho que se encontraba detenido en ese mismo cuarto. Era Joel Huaiquiñir.

(Joel Huaiquiñir Benavides era instructor de seguridad industrial en el mineral de El Salvador, hasta el golpe de Estado. Militante del Partido Socialista, a los 28 anos ya era secretario regional y miembro de su Comite Central. Casado padre de dos hijos, fue detenido el 27 de julio de 1974 por agentes de la DINA. Tiempo después el Ministerio del Interior informó el recurso de amparo

oficiando a la Corte de Apelaciones de Santiago que Huaiquiñir habría sido detenido y puesto en libertad. El régimen militar, tiempo después, a través de Sergio Diez, embajador en las Naciones Unidas, lo declaró "sin existencia legal". Hasta hoy se encuentra en calidad de detenido-desaparecido).

En presencia de Joel Huaiquiñir, los hermanos Arce Sandoval le plantearon sus quejas a Marcelo Moren, a quien le pidieron un trato distinto. Después de la conversación, los hermanos fueron nuevamente llevados a Londres 38.

Al regreso, Luz Arce vio nuevamente a la "Flaca Alejandra". Se sentaron juntas y a partir de ese momento, sin explicitarlo, intentaron que no las separaran. Desde entonces, no sólo las unía su calidad de detenidas, sino también su colaboración con la DINA.

A Londres 38, por eso días, ingresarían nuevos rostros que Luz Arce fue archivando en su memoria. Lejos estaba de imaginar que 17 años mas tarde esas fotografías en su memoria entregarían una pista importante para informar sobre el rastro perdido de varios detenidos-desaparecidos.

La cara de Máximo Gedda, y su cruz judía, Luz Arce la recordó nítidamente al interior de Londres 38.

(Máximo Antonio Gedda Ortiz era periodista y militante del MIR. Cuando tenía 27 anos fue detenido un 16 de julio de 1974 por la DINA. En 1975 su nombre figuró en una lista de 119 chilenos -publicada en el extranjero- a los que se hacia aparecer como ejecutados por sus propios compañeros. La verdad era que su rastro se perdió en un recinto de la DINA en Santiago).

En el archivo fotográfico que Luz Arce conservó también estaba el rostro de Sergio Tormen.

(Sergio Daniel Tormen Méndez integrante del seleccionado chileno de ciclismo, 25 anos, fue detenido el 20 de julio de 1974. El 5 de agosto, el jefe de Zona en Estado de Sitio informó de su detención. Así consta en la Corte de Apelaciones de Santiago. El 21 de noviembre de 1974 el diario El Mercurio informó que había quedado en libertad. Sin embargo, tiempo después, Sergio Diez declara en la ONU que ésta persona carecía de "existencia legal". Hasta hoy se encuentra en calidad de detenido-desaparecido).

A Luz Arce le tocaría después conocer el centro de detención de Cuatro Alamos. Allí la cara de Mónica Llanca no se le olvidaría.

(Mónica Chislayne Llanca Iturra era funcionaria del Gabinete de Identificación. Tenía 23 arios de edad cuando fue detenida por agentes de la DINA en su domicilio, el 6 de septiembre de 1974. Desde entonces se encontraba en calidad de detenida-desaparecida).

Luz Arce recordó la ultima vez que la vio con vida en Cuatro Alamos: "En septiembre de 1974 estuvimos en la misma pieza. Se identificó como funcionaria del Gabinete de Identificación. Tenía bastante miedo. Fue sacada de la pieza con un grupo de detenidos. Ese día sacaron a bastante gente. No regresó ya más. En ese periodo, el jefe de Cuatro Alamos era un gendarme de apellido,Manzo más conocido como "Lucero".

De Cuatro Alamos, Luz Arce se trasladó a un nuevo centro de torturas y detención de la DINA que comenzaba a funcionar: la casa de José Domingo Cañas, que había pertenecido al militante socialista Teothonio Dos Santos. En honor a su nueva situación, fue presentada ante el jefe del local, el oficial Ciro Torres. Para ese entonces ya dejan de torturarla pero aun recibe algunos golpes. Luz Arce contó que el oficial Krasnoff siempre desconfió de ella.

El 5 de octubre de 1974 Luz Arce lo recordó con nitidez ante sus interlocutores de la Comisión de Verdad y Reconciliación. Hubo mucho movimiento en José Domingo Cañas -dijo- y nos amarraron a todos".

Fue el día en que mataron a Miguel Enríquez y Luz Arce recordó que en ese operativo participaron todos los agentes. "Me dejaron sola en una pieza. La oficina de operaciones, instalada en una especie de cuarto para guardar cosas, quedó justo al frente de donde estaba, separada solo por una piscina de unos 15 metros. Escuchaba la radio y me enteraba de lo que ocurría. En esa oportunidad, escuché Aguila y Halcón, los grupos de Lawrence y Krasnoff respectivamente".

Del recuerdo de Miguel Enríquez, Luz Arce pasó de inmediato a Lumi Videla, con quien compartía celda aquella mañana del 5 de octubre de 1974.

(Lumi Videla Moya estudió filosofía y sociología en la Universidad de Chile donde se destacó como dirigente del MIR. Era casada y madre de un hijo, Dagoberto Pérez, cuando en septiembre de 1974 fue detenida por agentes de la DINA. El 4 de noviembre de 1974, poco después de la muerte de Miguel Enríquez, su cuerpo sin vida, con huellas de atroces torturas, fue lanzado al interior de la embajada de Italia en Santiago provocando conmoción entre los numerosos asilados que repletaban esa sede diplomática).

El 5 de octubre Lumi Videla aun estaba con vida, en una celda de la casa de José Domingo Cañas junto a Luz Arce.

"Ella estaba en muy malas condiciones físicas y pensaba que la iban a matar. Por eso me regaló su chaqueta de cuero, la que siempre llevaba consigo. Luego, su ropa fue repartida en el local y después supe que su cuerpo sin vida fue lanzado al interior de la embajada de Italia. Ella estaba a cargo de Miguel Krasnoff, junto con Ricardo Lawrence y Marcelo Moren Brito.

Luz Arce relató que en la misma celda de Lumi Videla se encontraba otra detenida. Una joven de cabellos rubios, de baja estatura y de ojos claros. Se veía frágil y dulce. Era María Cristina López Stewart.

(María Cristina López Stewart era estudiante de pedagogía en historia y militaba en el MIR. Tenia 21 años cuando fue detenida el 22 de septiembre de 1974 junto a Rosalía Martinez y Julio Laks, en su domicilio de calle Alonso de Camargo en la comuna de Las Condes. Rosalía, que sobrevivió diría después que pudo identificar entre los aprehensores a Osvaldo Romo. Fueron trasladadas a la casa de José Domingo Cañas y allá permanecieron juntas hasta el 5 de octubre de 1974. Rosalía testimonió: "María Cristina no se encontraba bien. Estaba enferma de anemia aguda y no se le daba ningún tratamiento. Estaba muy preocupada por su madre. El día de su cumpleaños la hicieron llamarla por teléfono pero no pudo decirle donde se encontraba. María Cristina quedó muy emocionada y triste". La madre de María Cristina tampoco olvidaría esa llamada: "Nos dijo que se encontraba bien, pero que no podía indicar el lugar donde se encontraba… Se puso a llorar…". El rastro de María Cristina se perdió allá Era una nueva detenida-desaparecida).

Luz Arce también dejó de verla ese día 5 de octubre. La casa de José Domingo Cañas sería desmantelada días después de la muerte de Lumi Videla. A mediados de noviembre, Luz Arce regresó a Villa Grimaldi junto a un cargamento de detenidos, para los cuales se habían habilitado unas enormes barracas.

Por esos días, la mujer conoció a un joven cuyo principal pecado era ser cuñado del dirigente del MIR Andrés Pascal Allende. Se trataba de Guillermo Beausire.

(Guillermo Roberto Beausire Alonso era un joven hermoso y sereno de 24 años. Tenía doble nacionalidad chileno-británica. Era ingeniero de profesión, trabajaba en la Bolsa de Comercio y estudiaba Economía. Por información de testigos fue posible confirmar su detención en el aeropuerto de Buenos Aires el 2 de noviembre de 1974. A su familia, las autoridades del régimen militar siempre le negaron su detención. Hasta hoy es un detenido-desaparecido).

Mientras ante los tribunales el Ministerio del Interior certificaba que Guillermo Beausire no estaba detenido y registraba una salida del País, Luz Arce, al interior de Villa Grimaldi, lo veía aun con vida.

"Desconozco cómo lo detienen. Supe de su hermana porque los agentes que allanaron su casa nos llevaron muchos cosméticos de regalo. Supe que se llamaba Mary Anne (la compañera de Andrés Pascal que logro escapar de Chile).

En esa época estaba a cargo de la cantina de Villa Grimaldi, que consistía en manejar los remedios. En eso me encontraba cuando alguno de la guardia me señaló: "Hay uno con problemas en el oído. No oye".

Fui a ver a la persona mencionada y le pregunté su nombre mientras le hacía un lavado de oídos. Me dijo: "Soy Bill Beausire"

Entre los detenidos que Luz Arce encontró en Villa Grimaldi también estaba Carmen Bueno.

(Carmen Cecilia Bueno Cifuentes era cineasta y tenía 24 anos de edad cuando el 29 de noviembre de 1974 partió a su trabajo a Chile Films. Fue detenida en plena vía pública y trasladada a Villa Grimaldi donde la vio María Antonieta Castro . Esta ultima declaró ante los tribunales: "Permanecí en un calabozo en Villa Grimaldi desde el 30 de noviembre hasta el 11 de diciembre junto a mi madre y Carmen Bueno. El 6 de diciembre fue trasladada a Tres Alamos. El día del traslado me encontré con Carmen en un baño y me fijé que los guardias la metieron en la pieza numero 5. Yo estaba en la numero 4. El 31 de diciembre fui trasladada a la celda numero 5, Carmen ya no estaba. En la pared encontré su nombre escrito al parecer con un alfiler. Debajo de su nombre había seis rayitas". Fue lo único que quedó de ella cuando su rastro se perdió. Después, su nombre apareció en la lista de los 119 chilenos como "exterminados por sus compañeros" en el exterior. La verdad era que había desaparecido desde un recinto de la DlNA después de interminables sesiones de tortura).

Luz Arce contó: "Los miembros del grupo Aguila de la DINA consultaban permanentemente a la "Flaca Alejandra" y a "Carola" por esta detenida. Supe que ella había caído con un varón o algo así pues la preocupación del equipo era la existencia de una vinculación internacional".

(Al margen del documento que la Comisión de Verdad y Reconciliación envió al tribunal correspondiente, se dejó constancia que de acuerdo a los antecedentes que se disponen, Carmen Bueno habría sido detenida junto a Jorge Müller Silva, por quien se hizo una gran presión internacional para obtener su libertad).

A fines de 1974 el oficial de Ejercito Rolf Wenderoth fue destinado a Villa Grimaldi. La vida de Luz Arce tendría nuevos cambios. Tanto Wenderoth como el teniente "Pablito", Laureani, la tomaron bajo su protección. Luz Arce se fue a trabajar a la oficina del primero.

En diciembre de 1974 Luz Arce grabó en su memoria un nuevo nombre: María Teresa Eltit Contreras.

(María Teresa Eltit Contreras tenía 22 años y era estudiante de secretariado en el Departamento Universitario Obrero y Campesino, DUOC. Fue detenida el 12 de diciembre de 1974 en Santiago por agentes de la DINA. Desde entonces fue una detenida-desaparecida).

Luz Arce supo de ella al interior de la Villa Grimaldi. En esos días de diciembre de 1974, Luz, la "Flaca Alejandra" y Carola, tres mujeres militantes de partidos de izquierda a las que habían llevado a la colaboración, formaban un grupo aparte, y estaban no menos prisioneras. Luz recordó que sus dos compañeras le comentaron de María Teresa Eltit en razón del pésimo estado físico en que se encontraba y por las continuas consultas que les hacían Krasnoff y sus hombres acerca de ella.

El horror continúa.

Fue por los días del Año Nuevo de 1975 cuando Luz Arce supo que un nuevo detenido se hallaba en Villa Grimaldi. Se trataba de Claudio Thauby.
(Claudio Francisco Thauby Pacheco, estudiante universitario, era militante del Partido Socialista y tenia 24 años en ese día 31 de diciembre de 1974, cuando pasó la tarde con su amigo Jaime Robotham. Tomaron once juntos y conversaron de sus proyectos truncos, de los amigos que desaparecían o se iban al exilio, de la vida que se escapaba y de como revertir la situación. También rieron y se hicieron bromas hasta que llegó el momento de despedirse. Cada uno esperaba pasar la noche con los seres más queridos. Robotham acompañó a Thauby hasta la esquina. Un auto se detuvo cerca de los jóvenes. En su interior Manuel Alejandro Cuadra, detenido poco antes por el teniente Fernando Lauriani de la DINA, lo escuchó ordenar al chofer que se detuviera pues había reconocido en Thauby a su ex compañero de la Escuela Militar. Los dos jóvenes fueron detenidos con violencia y llevados a Villa Grimaldi. Manuel Cuadra declaró haber estado tres días en la misma celda con Claudio Thauby quien había sido atrozmente torturado. Muchas personas se rieron en los tribunales de la declaración de Cuadra cuando relató que a Thauby le habían enterrado algo en el ombligo y luego lo cortaban hacia arriba y los costados. "De esa manera -testimonió- le habían hecho verdaderos dibujos en la zona abdominal". La imaginación, comentaban, no tiene límites. Nadie amparó a Claudio Thauby. Desde entonces es un detenido desaparecido).

Pero la imaginación no le había jugado una mala pasada al joven Cuadra. Luz Arce describió así su encuentro con Thauby: "Le decían El Gato y era militante socialista del Regional Cordillera. Sé que fue compañero de curso de mi hermano y del teniente Laureani en la Escuela Militar. Fue muy torturado por cuanto se le consideraba traidor a las fuerzas armadas y al Ejército. En un momento me lo mostraron para saber si yo sabía algo de él. Era interrogado por Krasnoff en primera instancia y es posible, que por su condición de socialista, se lo hayan pasado a Lawrence".

"Con un yatagán le rompieron a Thauby todo el pecho. Tenía un círculo, y al interior una cruz. Todo estaba roto. Laureani le dijo que así aprendería de cómo mueren los traidores. Laureani tenía el yatagán en las manos y hacía que Thauby levantara la cabeza con la punta del yatagán en el mentón. Lo vi sólo en una pieza, sentado en el suelo, con las manos amarradas atrás, la cabeza caída, pero vivo…".

En enero de 1975 Luz Arce se encontró con un viejo conocido en muy mal estado. Era el militante del MIR Hugo Martínez González.

(Ramón Hugo Martínez González, estudiante universitario, soltero, tenia 24 altos y era miembro del Comite Central del MIR. El 6 de enero de 1975 fue detenido y herido a bala en calle Bascuñán Guerrero por agentes de la DINA. Falleció el 13 de enero, sin que recuperara su libertad).

Luz Arce lo vio en ese lapso al interior de la Villa Grimaldi. "Lo vi en lo que se llamaban 'las casas Corvi', con una herida de bala en la mano derecha. Presioné para que me permitieran administrarle antibióticos, por cuanto la condición de su herida y la temperatura indicaban una grave infección. Se me autorizó con el argumento de que era necesario que viviera aun unos días para que continuara declarando".

"Unos días después, en medio del patio, encontré tirada una de las sandalias que él usaba, eran de tipo artesanal de un modelo que antes no había visto. Me preocupé de revisar el informe de la plana mayor de ese día y ya no aparecía como detenido en Villa Grimaldi, por lo que creo que murió".

La cacería.

Para Luz Arce ese mes de enero de 1975 fue agitado. Así lo recordó "En enero o febrero de 1975 se produjo un operativo masivo en el que participaron las Agrupaciones Caupolicán y Purén con apoyo aéreo, de helicópteros de la Aviación y del Ejercito. El objetivo era detener a Dagoberto Pérez Vargas, quien vivía en calle Venecia, junto a Nelson Gutiérrez; ambos dirigentes del MIR. La casa quedaba a la altura del 1.700 entre Freirina y Quezada Acharán. El operativo fracasó pero la DINA tomó posesión del inmueble. A mí me consta que esta casa fue utilizada posteriormente como recinto de detención. En enero o febrero de 1977 el jefe de ese cuartel era Ricardo Lawrence. Lo sé porque en una ocasión se me solicitó ir a ese recinto para analizar una documentación que cayó con unos detenidos".
"Puedo agregar que durante 1977, no puedo precisar el mes, un vecino del sector, un joven que era enfermo mental fue violado en forma reiterada por un agente de la DlNA. Se creó un escandalo que obligó a abandonar el lugar como cuartel de detención. Posteriormente, la casa fue entregada a un agente de la DINA, Mirta Espinoza Carrasco cuyo cargo formal era de secretaria, pero que en varias oportunidades viajó al extranjero, y en una de ellas a Estados Unidos, en misión oficial de la DlNA".

En ese mismo mes de febrero de 1975, Luz Arce se cruzó con otro detenido: Allan Bruce.

(Allan Roberto Bruce Catalán, estudiante de Ingeniería Civil de la Universidad Católica, tenía 24 años, era casado y tenía un hijo cuando el 13 de febrero de 1975 fue detenido por agentes de la DINA en su domicilio ubicado en la comuna de Las Condes. Desde entonces, se encontraba desaparecido).

Luz Arce lo vio al interior de Villa Grimaldi: "Vi cuando lo llevaban hacia una de las oficinas. Recuerdo que Marcelo Moren Brito estaba indignado. Bruce era su sobrino y tenía un resentimiento especial en su contra. No recuerdo que haya comentado lo que iba a hacer con él".

La operación colombo.

Luz Arce no quiso darse un respiro cuando testimonió en la Comisión de Verdad y Reconciliación. Mirando fotografías de personas detenidas a comienzos de 1975, de improviso se detuvo, observó largamente el rostro de un hombre y dijo: "Reconozco a Alfredo Rojas Castañeda, a quien conocí cuando trabaje en Ferrocarriles. Como la DINA sabia que habla sido su secretaria me llevaron en el vehiculo que fue a su casa a detenerlo. Fue muy temprano, antes que él saliera a trabajar. Iba Romo, lo que significa que fue la unidad de Krasnoff la que lo detuvo. Romo lo detuvo y Alfredo no opuso resistencia. Un agente de la DINA se fue manejando el vehículo de Rojas".
(Alfredo Rojas Castañeda fue detenido por primera vez en septiembre de 1974 y luego el 4 de marzo de 1975. Había sido director de Ferrocarriles durante la UP y era ingeniero. Tenía dos hijos pequeños y su mujer se encontraba embarazada de siete meses. Su carnet de identidad apareció en 1978 en Buenos Aires, entre las pertenencias incautadas al agente de la DINA, Enrique Arancibia Clavel. A pesar de los numerosos testigos que declararon haberlo visto vivo en Villa Grimaldi, nunca se reconoció su detención. A través de los archivos de la DINA, se supo que su nombre formaba parte del listado de la Operación Colombo).

Luz Arce lo vio y se enfrentó a su mirada. Así reconstruyó ese día: "Vi a Alfredo en el baño de Villa Grimaldi. Estaba sentado, amarrado de pies y manos y se notaba que había sido golpeado y torturado. Su rostro se veía bastante decaído. Un agente le dijo: "Bueno, vamos a empezar a colaborar". Rojas con la cabeza contestó negativamente; me miró a mí y no dijo nada. Esa fue la única vez que lo vi, aparte del momento de su detención.

"Cuando me fui de Villa Grimaldi, en julio de 1975, el auto de Alfredo Rojas aun permanecía allí en poder de alguna de las unidades 'rascas' ".

Antes de ser sacada de Villa Grimaldi, Luz Arce tuvo conocimiento de un hecho que la impactó profundamente. Un detenido fue asesinado al ser inyectado con el virus de la rabia.

En esos días, vio a Jorge Isaac Fuentes Alarcón, el Trosko.

(Jorge Fuentes, sociólogo, de 28 años, casado y padre de un hijo, miembro del Comité Central del MIR. A fines de 1973 se refugio en Argentina y el 17 de mayo de 1975 fue detenido por la policía paraguaya en Asunción. En septiembre de ese año fue trasladado clandestinamente a Chile y fue interrogado por agentes argentinos, uruguayos y chilenos, según consta en los archivos de la DINA incautados en Buenos Aires. Su rastro se perdió para siempre en Villa Grimaldi).

Luz Arce recordó haberlo visto al interior de una especie de jaula: "Habla sido pelado al rape y estaba en muy malas condiciones físicas, al ser contagiado por diversas enfermedades. El responsable de este detenido era Marcelo Moren Brito".

En la Villa Grimaldi, Luz supo que su ex compañero de partido, Ricardo Lagos Salinas, también estaba detenido. Pidió hablar con él, se le autorizó siempre y cuando ella le pidiera que colaborara con la DINA.

(Ricardo Ernesto Lagos era contador y miembro de la Comisión Política del Partido Socialista. Tenia 24 años, era casado y padre de dos hijos. En junio de 1975 aun no se reponía del dolor que le provocó la ejecución de sus padres y un hermano en Chillan. Ricardo fue detenido por agentes de la DINA y su rastro desapareció en Villa Grimaldi).

"Ricardo Lagos me Pidió dulces, yo le consegui en la cocina de Villa Grimaldi. La conversación fue en el patio. Lo recuerdo perfectamente porque lo conocía de antes. En esa oportunidad estaba vestido con un terno azul. Tengo la impresión que Lagos sabía que lo iban a matar. No se veía mal, a pesar de estar desarmado y sucio. No lo volví a ver nunca mas".

Y Luz Arce agrego: "Ricardo Lagos me indicó que también estaban detenidos Ezequiel Ponce y Carlos Lorca".

(Carlos Lorca y Ezequiel Ponce eran los máximos dirigentes del Partido Socialista en Chile en 1975. Ambos fueron detenidos por agentes de la DINA en junio de ese mismo afilo sin dejar rastro).

La protección de Wenderoth.

El último tiempo en Villa Grimaldi no fue placentero, ni para Luz Arce ni para sus dos compañeras, la "Flaca Alejandra" y "Carola". Wenderoth se fue fuera de Chite y quedo un oficial de Investigaciones en su reemplazo, Eugenio Fieldhouse.
La mujer relato: "Sufrimos una serie de malos tratos y amedrentamiento, al punto que estuve delicada de salud. Después conseguimos que se nos autorizara instalar la cerradura de la casa donde estábamos por dentro, y así poder controlar el ingreso a ella. Pero de todos modos, los agentes pateaban la Puerta, nos tiraban piedras, En realidad, Wenderoth ejercía una cierta Protección hacia nosotras".

"Cuando Wenderoth regresó le reclamamos por los apremios y el día 7 de mayo me mando a la casita, diciendome que le dijera a las niñas que se pusieran lo mejor que tenían, que se arreglaran porque ibamos a salir. Nosotros pensamos que nos iban a matar".

Pero no ocurrió asó El "paseo" fue a la sede central de la DINA en calle Belgrado Nº 11, donde las tres mujeres fueron recibidas por Manuel Contreras en persona.

"Manuel Contreras me planteo que habla decidido dejarme en libertad, hizo alusión a un papel que antes me había mostrado Wenderoth donde se decía que el MIR nos habla condenado a muerte. Luego me dijo que habla decidido contratarnos como funcionarias de la DINA y que viviríamos en la torre 12 de la Remodelación San Borja, cerca de la guardia permanente. No estoy segura pero ese departamento, al parecer, Perteneció a alguien del GAP o vinculado a la familia Letelier".

"Le pregunté a Manuel Contreras si había alternativa. El me dijo: "es sí o sí" . Luego me señalo que mi jefe directo seria Wenderoth. Termino diciendo que habla asignado una cantidad de dinero para que fuéramos a cenar con Wenderoth y Manuel Vásquez Chahuán al Caledonia, en La Reina".

"A fines de mayo de 1975, Wenderoth me mostró un ejemplar del Diario Oficial donde aparecía publicado un decreto que disponía mi libertad a partir del 5 de mayo".

Convivencia de a tres.

En julio de 1975, la "Flaca Alejandra", "Carola" y Luz Arce, comenzaron a vivir en la torre 12 de la Remodelación San Borja. Allí vivió la testigo hasta 1977, cuando Manuel Contreras fue obligado a dejar la DINA y Odlanier Mena, el nuevo director, le pidió el departamento.
Luz Arce comenzó a ser en ese mes de junio de 1975, la secretaria personal de Rolf Wenderoth. Así describió Luz Arce la rutina diaria en la torre, hasta donde llegaba a visitarlas Manuel Contreras, por lo menos una vez al mes.

"Recuerdo que primero llegaba Juan Morales y Alejandro Burgos, quienes hacían un reconocimiento previo. Después llegaba el Mamo. En una oportunidad él nos Pregunto que Pensáramos en la idea de tener una entrevista con el embajador de Estados Unidos, para señalarle que eramos de izquierda, que estábamos vivas y en buenas condiciones. El plan aborto".

"Wenderoth pasaba a buscarnos alrededor de las 7:30 de la mañanas Llegábamos a Villa Grimaldi como a las 8 y permanecíamos allí hasta las 17:30 horas, cuando nos llevaban de regreso al departamento. No nos atrevíamos ni siquiera a abrir la puerta. Menos pensábamos en arrancarnos, sobre todo, después que lleve a vivir a mi hijo conmigo".

"Esto me creó problemas con 'Carola', quien no quería que viviera un niño. Ella habló con Pedro Espinoza y finalmente la trasladaron a otro departamento, ubicado en calle Estado con Huérfanos, en los altos del cine Astor, también de propiedad de la DINA".

"En marzo de 1976, me trasladaron de Villa Grimaldi al cuartel general. A la 'Flaca Alejandra' y 'Carola' las trasladaron a fines de marzo. Carola, como secretaria de Pedro Espinoza y "La Flaca Alejandra" quedo en la misma subdirección donde estaba yo, pero después empeño a trabajar con Raúl Iturriaga Neumann".
 

Operaciones encubiertas.

En el cuartel general de la DINA Luz Arce tenía acceso a informaciones secretas y a escuchar muchas conversaciones privadas. También lo registro.
"En el año 76 llegó a mis manos un documento, por error de una funcionaria que lo dejo en mi bandeja de papeles. Se trataba de un 'comunicado vía Cóndor', que era la denominación que recibía la red de inteligencia exterior de la DINA. Específicamente era un télex proveniente de Argentina, donde se decía que el servicio de Inteligencia argentino Ponía a disposición de la DlNA-Chile al detenido extremista Edgardo Enríquez".

(Edgardo Enríquez Espinoza era ingeniero, casado y padre de dos hijos y dirigente del MIR. Fue buscado intensamente después del 11 de septiembre de 1973. Viajó a Argentina, donde fue capturado por el Ejercito argentino. Fue visto en los campos de detención argentinos El Olympo, Campo de Mayo y Escuela Mecánica de la Armada. El 15 de marzo de 1976, según consta en los archivos de la DINA incautados en Buenos Aires, se activo la alerta roja de la Operación Cóndor para la captura de Edgardo Enríquez. A cambio de un télex que la DINA instalo en los servicios de inteligencia argentinos, para la conexión directa entre ambos organismos de seguridad, se Pidió la máxima colaboración para la detención de Enríquez. Desde ese entonces, se encuentra desaparecido).

El 15 de julio, Carmelo Soria, español acogido al decreto de doble nacionalidad, casado y padre de tres hijos, funcionario internacional (Celade), yerno del escritor chileno González Vera, fue detenido por agentes de la DINA entre su oficina y su hogar. Al día siguiente, su cadáver fue encontrado junto a su automóvil en el canal El Carmen, en Santiago. En el informe Rettig se señala: "Su muerte fue producto de la acción de agentes de la DINA, quienes desbarrancaron el automóvil para hacer aparecer la muerte como accidental".

Luz Arce también sabia de aquel episodio: "Ricardo Lawrence llego un dúa a visitar a Wenderoth. Entro mofandose y diciendo: 'despachamos al compadre'. Señaló que a esa persona le hablan metido una botella entera de pisco y después 'lo metimos en el auto y lo despachamos'. Lawrence agrego que alguien se subió al lado del detenido en el auto y cuando este cobró cierta velocidad el acompañante se lanzo y el auto siguió camino hasta chocar o desbarrancar".

Para los agentes de seguridad, el ambiente ya se relajaba en 1976 y empezaban a comentar de sus operaciones, en presencia de testigos. Fue asá como Luz Arce escuchó al mayor Juan Zanzani, encargado de la DINA en Valdivia, decirle a Rolf Wenderoth que había quemado la radio La Voz de la Costa porque "estaba molestando mucho". De la misma manera se entero por Wenderoth que la DINA habla quemado una carpa de teatro de Jaime Vadell.

Luz Arce también vio llegar desde el Correo Central, cada día, un saco con correspondencia. Eran las cartas que se estimaban sospechosas, las que eran procesadas por la DINA y luego trituradas o devueltas al correo.

Hubo otras conversaciones que la impactaron mucho. "Estando en la oficina de Wenderoth en el cuartel general, llego el mayor Jara, a cargo de la unidad de la DINA en Rocas de Santo Domingo. Al ser invitado a quedarse para almorzar, declino la incitación, argumentando que cierta comisión. que no precisó haría un viaje de inspección al camping de veraneo del Personal de la DINA a esa localidad, y que por lo mismo, tenga que desenterrar 'unos fiambres' para depositarlos en otro lugar que no señaló"

El fin del túnel.

En 1977, siendo analista de la DINA, Luz Arce fue enviada a la Escuela de Inteligencia, cursos que se desarrollaban en el local del fundo La Rinconada de Maipú. A su regreso se produjo el terremoto: la salida de Contreras. Ella decidió capear el temporal en Arica, donde se encontraba su hijo.
Al volver a Santiago, Odlanier Mena le informo que pasaba de analista a jefa de sección.

Pero las cosas no eran igual que antes. La mujer tuvo problemas con algunos de sus jefes y recurrió al oficial de Ejercito Italo Secatore, quien la llevó a trabajar a la unidad de computación de la DINA, conocida como L-5.

En octubre de 1978, Luz Arce supo de las manifestaciones que familiares de detenidos-desaparecidos realizaron frente al Congreso. En esos días su nombre apareció por primera vez en la prensa, vinculado a la detención de algunos desaparecidos.

"Presente mi renuncia a la DINA en ese mes de octubre de 1978. No se me acepto pero me relevaron de mis funciones. Me fui a casa de mi madre a la espera de nuevas Órdenes".

"Después me llamó Italo Secatore quien me dijo que Odlanier Mena me ofrecía la libertad a cambio de tres años de trabajo en el exterior. Me ofreció irme a vivir a una casita ubicada al interior del cuartel de Borgoño y la posibilidad de recibir la instrucción que me faltaba para irme al extranjero. En definitiva, se me ofreció la posibilidad de cumplir una misión de la CNI en Argentina por tres años. Antes de instalarme en Argentina, debía previamente estar un año en Uruguay, a fin de desconectarme y eludir la acción de la Vicaría. En Uruguay tenía que procurarme infraestructura e identidad que me permitieran cumplir la misión que fue denominada Operación Celeste".

Con una nueva identidad, Mariana del Carmen Burgos Jiménez, y tres mil dólares en el bolsillo, Luz Arce viajo a Montevideo el 11 de febrero de 1979, vía Lan Chile. En esa ciudad abrió una cuenta en dolares en la que mensualmente la DINA le depositaba, a través del Banco Sudamericano de Santiago, 350 dólares.

"Las ordenes desde Chile me las daba Atalo. Recuerdo que cuando aun estaba en Borgoño me fue a ver Odlanier Mena, para transmitirme instrucciones, dándome sugerencias tales como que me convirtiera en amante de Massera en Argentina".

Dificultades en los depósitos y cambio de interlocutores, provocaron desconfianza en la mujer. El 13 de octubre de 1979 decidió regresar a Chile. En el aeropuerto la esperaban Italo Secatore Pero no era para un recibimiento oficial. Italo ya no estaba en la CNI. "Volví a plantear mi renuncia por escrito. Italo me dijo que estaba de acuerdo conmigo, aconsejandome que me fuera. Después de un mes Arturo Ureta, quien me había planteado un trabajo de espionaje muy malo, me comunico que mi renuncia se habla aceptado".

A partir de ese momento, Luz Arce inicio una nueva vida. Se emparejo y comenzó a trabajar en un instituto de computación. La tranquilidad terminó en mayo de 1982, cuando los tribunales despacharon una orden de detención en su contra en virtud de un proceso patrocinado por la Vicaria de la Solidaridad.

"Me tuve que presentar en el local de la CNI de calle República, donde el coronel Rivera me informo sobre lo ocurrido. Senté que nuevamente cala en poder de la CNI, lo que no quería por ningún motivo. A fin de evitarlo, me fui a vivir con mi pareja a una casa ubicada en calle Rondizzoni, frente al Parque O'Higgins, a la que llegue una noche, escondida, permaneciendo asó sin salir a la calle, hasta febrero o marzo de 1983", época en la cual me traslado a vivir a la calle Antonia Lope de Bello, desde donde salgo sólo a diligencias necesarias como por ejemplo a control medico por el embarazo de mi segundo hijo que nació el 16 de junio de 1983".

En 1984 nuevamente cambio de domicilio. Ese año terminó por desconectarse de todos aquellos que la ligaban con su vida anterior. Sólo Wenderoth mantiene con ella una relación personal. La visita y le escribe desde Alemania, cuando en 1987 se hizo cargo de la Agregaduría Militar en ese país.

En 1989, Rolf Wenderoth, de regreso en Chile y militar en retiro, comienza a trabajar como director de un colegio industrial, de propiedad de la Sofofa en Maipú. Luz Arce trabajó con el hasta octubre de 1989. Días después, dirigentes del Colegio de Profesores denunciaban en los diarios la presencia de ambos ex funcionarios de la DINA en cargos directivos de un establecimiento educacional.

"A esa fecha, yo aun no tenía documentos de identidad. Llame a Italo para que me ayudara a obtenerlos, el que me contacto con un mayor de Ejercito de la Brigada de Inteligencias del Ejercito. Se hizo contacto con Rodrigo Salas, alias Aníbal adscrito de la CNI en una oficina del Registro Civil y un mes mas tarde me entregaron mi cédula de identidad".

"A fines de 1989 recibí un llamado de Manuel Provis Carrasco, quien me dijo que venia llegando de Israel, siendo su nueva destinación el Ministerio de Defensa, y que uno de los primeros papeles que encontró fue el informe de la entrega de mi cedula de identidad . Me ofreció trabajo en la BIE. Lo rechacé".

"Aproximadamente en mayo o junio de 1990, me llamó Ítalo por teléfono. Me preguntó si tenía toda mi documentación en regla. Le dije que me faltaba la licencia de conducir. Me pidió que nos juntáramos a conversar en un café de Plaza Italia, cita a la que fui con mi pareja. Italo me planteó que había ascendido y que estaba en condiciones te ayudarme. Me of recio asesoría te abogados a raíz de unas publicaciones en que aparecíamos Wenderoth y yo en el Colegio te Maipú".

"Me preguntó ademas que haría si la Comisión de Verdad y Reconciliación me citara a declarar. Le señale que lo haría. El me señalo: "Como tu no sabes nada, nada podrás decir". Al despedirse dijo que conseguirla financiamiento y algunos nombres de abogados para que yo escogiera. Fue la última oportunidad en que hablé con el. Nunca mas volvió a llamarme". Luz Arce nada le dijo a Italo Secatore de lo que había descubierto. A través de un amigo se consiguió acceso a la carpeta con sus antecedentes personales en poder de la CNI, donde encontró hojas de vida, fotos de sus hijos y de cada momento de su vida en los últimos anos. En los documentos se describe la Operación Celeste y junto a su renuncia habla un of icio con la evaluación respecto de su futuro. Luz Arce leyó que allá se planteaba la posibilidad de matarla en Chile o en el extranjero, alternativa que finalmente se descarto.

Cuando una de las principales testigos de la Comisión de Verdad y Reconciliación termino su extenso relato, sólo hubo un comentario final. Con voz trémula, Luz Arce declaró "Declaro por un deber de conciencia, porque tengo una deuda y me parece necesario hacerlo si con esto contribuyo -de algún modo- a reparar mis acciones derivadas de mi colaboración con la DINA. Me importa contribuir al esclarecimiento de la verdad y a la realización de la justicia, en un contexto de reconciliación. Desde hace varios años, he experimentado un proceso de encuentro con el Señor y he vivido, profundamente, mi compromiso con la fe cristiana. Por eso, dentro de mis posibilidades, quiero ser fiel con los dictados de mi conciencia".

En algún lugar del mundo, Luz Arce intenta hoy día poder vivir como un ser humano. Difícil tarea.

Los hombres que actuaron.

Luz Arce llegó a la DINA un 17 de marzo de 1974 en calidad de detenida. Al cabo de algunos años Luz Arce llegó a adquirir de sus estracturas, modus operandi y agentes, puede ser un aporte para descifrar las claves que faltan en la búsqueda de los detenidos-desaparecidos.
En marzo de 1974 en el cuartel de Londres 30 (Yucatán) los hombres que ella vio operar fueron Miguel Krasnoff y Ricardo Lawrence. Bajo las órdenes de Krasnoff, estaban Zapata Reyes, alias el Troglo, y Osvaldo Romo.

Después Luz Arce conoció al teniente Fernando Laureani, alias "Pablo", y a "Gerardo Godoy", alias "Cachete chico" o "Marcos".

Cuando se instala el recinto de la DINA ubicado en calle José Domingo Cañas el jefe es Ciro Torres, oficial de Carabineros. Y como su adjunto habría asumido Fernando Laureani, "el teniente Pablito". Desde ese cuartel tambien Luz Arce vio actuar a Krasnoff, Lawrence y Godoy.

Aproximadamente a fines de octubre de 1974 -dice el testimonio- Torres fue destituido de la jefatura de José Domingo Cañas y en su reemplazo Contreras designó al oficial de Ejército Francisco Maximiliano Ferrer Lima, alias "Max Lenou". La casa se cerró a maediados de noviembre de 1974. Todos los detenidos fueron trasladados a Villa Grimaldi.

En Villa Grimaldi el jefe será "don Rodrigo", el comandante Pedro Espinoza Bravo, y bajo su mando actúan dos brigadas: "Purén", al mando del mayor Raúl Iturriaga Neumann, y Caupolicán, al mando de Marcelo Moren Brito. Dependiendo de la Brigada Caupolicán existían cuatro unidades operativas o agrupaciones: Aguila, a cargo de Krasnoff, Halcón a Cargo de Lawrence, Tucán, a cargo de Godoy y Vampiro, a cargo de Laureani.

En la Brigada Purén, al mando de Iturriaga Neumann, Luz Arce vio trabajar al mayor Raúl Carevic, al teniente Rolando Mosqueira, al teniente Marco Antonio Sáez, al oficial del ejército, Germán Barriga, quien se habría hecho cargo de la represión al Partido Socialista, y a la oficial de Carabineros, Ingrind Olderock. Actuando para la misma brigada y en la Brigada de Inteligencia Metropolitana, Luz Arce vio a Gerardo Urrich y al mayor Raúl Carevic.

Años más tarde -diría Luz Arce- la Brigada Purén a cargo del oficial Iturriaga, y que integraban civiles nacionalsitas, habría trabajado un estudio destinado a crear una base social de apoyo para el gobierno militar. Luz Arce se entreró de que parte de ese trabajo fue utilizado por Pinochet para su discurso en Chararillas.

La estructura de Villa Grimaldi ("Terranova") se mantuvo todo el año 75 y se modificó en 1976 cuando Pedro Espinoza fue reeemplazado por Marcelo Moren Brito. Después de un corto viaje, espinoza se instaló en el Cuartel General haciéndose cargo de la nueva Dirección de Operaciones, que coordinaba toda la acción operativa de la DINA y analizaba la situación nacional diaria.

En el cuartel general, Manuel Contreras tuvo como ayudante a Alejandro Burgos de Beer y como segundo al oficial Hugo Acevedo. Dependiendo directamtne de Manuel Contreras, estaba Telecomunicaciones, a cargo de Vianel Valdivieso, el departamento jurídico donde trabajaban los abogados Víctor Manuel Aviles Mejías, Miguel Angel Poblete, Guido Poli, Miguel Angel Parra y Víctor Gálvez Gallegos.

El tercer departamento que dependía directamente de Contreras era el Económico a cargo de Raúl Ituarriaga Neumann.

Vianel Valdivieso siempre estuvo -dice Luz Arce- en el cuartel general al lado de Manuel Contreras. Lo mismo sucedía con el oficial Saldía Stappung, a cargo de Logística, y el capitán Julio Cerda, a cargo dela unidad de seguridad del Cuartel General.

Aún más cercano a Manuel Contreras y dependiendo exclusivamente de él estaba el mayor Juan Morales, jefe de su grupo de escoltas. Su secretaria personal durante todo su período en la DINA fue Nélida Gutiérrez.

Carlos Parera Silva también trabajó siempre en el Cuartel General y a cargo de una unidad especial. El mismo secreto rodeaba la actividad del oficial Marcelo Escobar.

La subdirección de Inteligencia interior (C), a cargo de Rolf Wenderoth tenía varias secciones. Una a cargo de Augusto Diechler (C1), otra encargada de movimientos subversivos (C2), y la sección C3, dedicada a gremios y sindicatos. La sección C4 se ocupaba de la Democracia Cristiana y del MIR.

La subdirección de Inteligencia exterior estuvo a cargo un tiempo del comandante Arturo Ureta, allí trabajaba el capitán Willike, quien estuvo a cargo de la DINA en Argentina y Uruguay.

Luz Arce dijo también que en el año 1976 se habilitó otro cuartel de la DINA, en calle Bilbao, en cuyo frontis lucía un placa con el nombre de IMPLACATE y que estuvo comandado por el oficial Nelson Haase.

La jefatura de plana mayor de la DINA estaba a cargo de Rolf Wenderoth, que despendía directametne de Pedro Espinoza. De esa unidad emanaba un listado diario de detenidos. Junto a Wenderoth trabajaba Eugenio Fieldhouse, que actuaba como su mano derecha.

En el año 76 se organizó el archivo de Villa Grimaldi, mecrofilmado, el que quedó bajo la tuición (sic) de la subdiección. Posteriormente, en 1978, se creó la unidad de computación que funcionó en un departamento en la esquina de Vicuña Mackenna y Belgrado. La unidad se denominó L-5. En el departamento de computación se vanagloriban de tener a uno de los genios en la materia: el ingeniero Andrés Terrisse Castro. En ese archvio existe un listado llamado LIDES, que es el de desaparecidos.

También existía un catastro de todas las propiedades que la DINA había usurpado a partidos políticos y particulares, de los cuales se disponía para su uso o para entregarlo a gente cercana a Contreras.

Según la testimoniante la DINA también recibió regalos. Es el caso de la casa ubicada en calle Rafael Cañas 214 al 218, que fuera sede de Patria y Libertad y que Pablo Rodríguez le cediera a la DINA que la destinó para residencia de mujeres asimiladas".

También la DINA se preocupó de tener su propia atención siquiátrica. La necesidad de mantener un férreo control sobre las emociones y la lealtad de los agentes motivó la contratación del médico siquiatra Roberto Lailhacar.

La DINA también creó un departamento de Agitación y Propaganda, donde trabajan varios periodistas, encargado de difundir y reforzar las políticas de gobierno. En algunos casos -afirmó Luz Arce- se hacían actuaciones conjuntas con las unidades operativas, como por ejemplo, tirando miguelitos y panfletos falsos que se atribuían al MIR. Todo el intento de limpiar al gobierno en el caso Letelier se trabajó desde allí.

Tres mujeres en la DINA.

La DINA las reunió en calidad de detenidas. La tortura las acercó y finalmente el difícil camino de la colaboración con los servicios de seguridad las enlazaría de una manera indivisible. Es la historia de Luz Arce Sandoval, Marcía Alejandra Merino Vega, más conocida como la "Flaca Alejandra" y María Alicia Uribe Gómez, "Carola".
Las tres jóvenes, militantes de izquierda, deberían en 1974 renunciar a todo su pasado para sobrevivir. Muy pocos queren recordar la energía, la fuerza y la pasión que la "Flaca Alejandra" ponía en su entrega política, menos serán los que querrán revivir las sesiones de adiestramiento militar junto a la fría y extraordinaria analista política que fue "Carola". Y otros tendrán obligadamente en estos días que pensar nuevamente en lo que fue Luz Arce, aquella que conocieron en aquellos tiempos imborrables de la brigada Elmo Catalán.

Para los agentes de la DINA Luz Arce era "Ana María Vergara", Marcía Merino es "Marta Vergara" y Marcía Uribe es "Gloria Vilches". Para Rolf Wenderoth la inteligencia de Luz Arce le permitió avanzar en su trabajo, para el oficial Raúl Eduardo Iturriaga Neumann y otros oficiales de la DINA la vitalidad de Marcia Merino era inigualable y para Pedro Espinoza, la capacidad como analista política de "Gloria" o "Carola" era insuperable.

Dos vidas contrapuestas que no se pueden conciliar. Luz Arce se decidió y optó por romper con esa esquizofrénica división. Marcia Merino deambulaba intentando alcanzar un mínimo equilibrio y Marcia Uribe, o "Gloria!", o "Carola", ¿recordará su verdadero nombre desde que en 1979 cambió su apellido?, sigue aferrada a una opción: la de la nueva lealtad.

La DINA y la Colonia Dignidad.

Luz Arce también entregó información importante en relación a la vinculación de la DINA con Colonia Dignidad.
"En enero de 1975 se produjo la detención de un grupo de dirigentes del MIR en Valparaiso, el cual fue conducido a Villa Grimaldi. Entre los detenidos recuerdo a Carabantes y Erick Zott".

(Horacio Neftalí Carabantes Olivares era vendedor de artículos de escritorio, casado y padre de tres hijos. Fue detenido el 21 de enero de 1975 por la DINA en Viña del Mar y trasladado a Villa Grimaldi, donde permaneció recluído en "La Torre" hasta el 20 de febrero, cuando fue sacado con destino desconocido. Desde esa fecha está desaparecido).

"Con posterioridad, Erick Zott fue trasladado a Colonia Dignidad (a los pocos días de su detención). La impresión que me dio es que viajaron varios oficiales, de los cuales me consta que fue Ferrer, alias "Max", porque éste me ofreció viajar a Colonia Dignidad, casi a título de vacaciones, describiéndome el lugar como paradisíaco. Como yo no quiese viajar fue la "Flaca Alejandra", quien me contró después que en ese lugar se interrogaban detenidos. Me contó que hasta allá habían llevado a Eirck Zott. Comentó que le habían preguntado antecedentes sobre Erick Zott para su interrogatorio".

"Me dio la impresión de que había algún acuerdo en términos de llevar gente a Colonia Dignidad. Yo sé que la Colonia después de lo que relato, incluso hasta el año pasado (1989), era lugar frecuente de veraneo de oficiales allegados a Manuel Contreras, entre ellos Rolf Wenderoth y Marcelo Moren Brito. Existe una versión en el sentido de que un ejemplar de las confesiones de Manuel Contreras estaría en Colonia Dignidad".

(Erick Zott sobrevivió y ha dedicado gran parte de estos años a denunciar la tortura que se practicaba en Colonia Dignidad. Su testimonio, hasta hoy, no ha sido acogido por los tribunales de justicia chileno).

Las memorias del Mamo.

Existe en Chile una verdadera leyenda sobre el poder del general (r) Manuel Contreras Sepúlveda. Se dice que habría enviado al exterior baúles con información que compromete a muchos militares, incluyendo al propio general Pinochet en actuaciones irregulares. El testimonio de Luz Arce también entrega antecedentes al respecto.
"Por Rolf Wenderoth supe que Manuel Contreras redactó sus confesiones mientras estuvo detenido en el Hospital Militar por el caso Letelier. Sé que Wenderoth tiene una copia de ellas y que alí cuenta todo, desde el día en que se empieza a gestar el golpe militar. Wenderoth me dijo que él no las había leído y que ni siquiera había sacado el papel en que está envuelto el paquete".

"De estas confesiones Wenderoth también me comentó que existían cinco copias, de las cuales hay tres en el exterior. Yo pienso que nadie en el Ejército desconoce la existencia de estas cinco copias".

"El objetivo de Contreras al hacer estas confesiones es porque se siente traicionado por el general Pinochet, quien se deja asesorar por gente que Contreras reiteradamente le ha señalado como no conveniente, como es el caso de Jaime Guzmán".

Notas, datos biográficos y militares.

Gerardo Ernesto Godoy García: integrante de la Dina y luego de la CNI. Trabajó en la Brigada Purén.
Ciro Ernesto Torres Sáez: según consta en un documento de Controloría, este oficial de Carabineros permaneció en la DINA desde abril de 1974 hasta 1977, siendo en una época jefe del local de José Domingo Cañas. El 16 de marzo de 1990 se dispuso su retiro absoluto.

Francisco Maximiliano Ferrer Lima: del arma de infantería, nombrado oficial el 1º de mayo de 1964. Se integró en la DINA en agosto de 1974, donde fue miembro de su Estado Mayor y por un tiempo jefe de Villa Grimaldi. Integrante del directorio de la Sociedad Pedro Diet Lobos en Buenos Aires. Actualmente se encuentra en servicio activo con el grado de coronel [dato de marzo91]

Pedro Octavio Espinoza Bravo: del arma de Infantería, fue nombrado oficial en 1953. En 1973 era integrante de Servicio de Inteligencia del Ejército y después del golpe se integró a la DINA. Fue jefe de Villa Grimaldi y director de Operaciones. Está vinculado al asesinato de Orlando Letelier e integró la comitiva de Sergio Arellano Stark. En 1986 fue destinado a Sudáfrica y en 1988 regresó a Chile, a disposición de la Comandancia en Jefe.

Rolando Mosqueira Jarpa: se integró a la DINA en 1974. En 1978, lo hacen aparecer como el verdadero usuario del pasaporte a nombre de Alejandro Romeral, alias del capitán Armando Fernández Larios. En 1986 era mayor y estaba en la Escuela Militar. Acutalmente es coronel y se encuentra en Servicio activo [Mar91]

Marco Antonio Sáez Saavedra: se integró a la DINA en 1974, cuñado del mayor Joaquín Molina, que murió en un incidente con el hijo del general Manuel Contreras. Actualmente es teniente coronel y está en servicio activo [Mar91].

Germán Barriga Muñoz: perteneció a la DINA entre 1974-1977. En 1982 estaba en servico en Punta Arenas; en 1985, en la Comandancia en Jefe del Ejército y en 1988 fue gobernador subrogante de la provincia de El Loa. En mayo de 1990 era coronel y comandante del regimiento de Calama.

Ingrid Felicitas Olderock Vernhard: ingresó como voluntaria a la Comisaría de Menores de Carabineros en 1962. En 1968 es teniente y estuvo en el Departamento de Policías de Menores. En 1973 es capitán y subcomisario, luego se fue a la DINA. En 1978 es capitán y subcomisario, luego se fue a la DINA. En 1978 pasó a la dirección de Inteligencia y en 1982 al Departamento de Comisiones Transitorias. Actualmente está en retiro [Mar91].

Hugo Acevedo Godoy: compañero de curso de Augusto Pinochet Hiriart en la Escuela Militar. Ingresó en la DINA desde su fundación y actualmente se encuentra en servicio activo [Mar91]

Vianel Valdivieso Cervantes: ingeniero, fundador de la DINA. Socio de Contreras en negocios particulares, fue director de Entel. Pasó a retiro en mayo de 1987.

Juan Saldías Stappung: artillero, integró la DINA y se encuentra en retiro desde 1980.

Julio Cerda Carrasco: del arma de Infantería fue nombrado oficial en 1967. Fue miembro de la DINA y actualmente es coronel y comandante del regimiento de Infantería Aysén de Coihaique.

Carlos Parera Silva: comando y paracaidista, formó parte de la DINA siendo jefe de su Departamento Exterior. Fue director de la Escuela de Paraidistas y Fuerzas Especiales en 1981 y en 1985 fue agregado militar en Francia. Ascendió a general en 1986. En 1989 asumió como comandante en jefe de la Guarnición de Santiago. En noviembre del año pasado, Aylwin vetó su ascenso a mayor general. Actualmente, se encuentra en Sudáfrica como agregado militar [Mar91]

Marcelo Escobar Fuentes: artillero, nombrado oficial en 1967. Fue jefe de Contrainteligencia de la DINA. Años después se encontraba en el Instituto Geográfico Militar. Actualmente es coronel y está en servicio activo [Mar91].

Christoper Willeke Fleent: integró la DINA desde 1974, trabajando en su departamento exterior. Fue jefe de la red DINA en Buenos Aires y contacto del terrorista italiano Stephano delle Chiaie.

Nelson Haase Mazzei: ingeniero, integrante de la DINA a cargo de una brigada fue nombrado oficial en 1967. En 1988 se encontraba en Osorno en el Regimiento Ingenieros.

Miguel Krasnoff Marchenko: siendo un joven oficial, el 11 de septiembre de 1973 participó en el asalto de Tomás Moro y fue uno de los fundadores de la DINA. Fue uno de los que dirigió el operativo contra Miguel Enríquez, secretario general del MIR. En 1988 asumió como comandante del Regimiento Tucapel en Temuco y actualmente se desempeña como jefe del Estado Mayor de la IV División del Ejército con asiento en Valdivia [Mar91]

Raúl Carevi: oficial del Ejército, uno de los fundadores de la DINA, hermano del teniente Luis Francisco Carevic, muerto el 23 de abril de 1979 cuando desactivaba una bomba en el local de Borgoño de la CNI.

Gerardo Urrich: integrante de la DINA desde 1974. En 1986, siendo coronel, fue designado agregado militar en la RFA.

Ricardo Lawrence Meires: oficial de Carabineros, durante el gobierno de la UP integró el Grupo Móvil. Uno de los fundadores de la DINA. En 1988 era comisario de la Tercera Comisaría de Santiago y en 1989 fue trasladado a Los Andes.

Juan Hernán Morales Salgado: capitán de Ejército y gobernador de Constitución en 1973. Fundador de la DINA y de la Sociedad Pedro Diet Lobos, sociedad pantalla de ésta. Fue jefe de la escolta personal del General Manuel Contreras. Artillero, fue nombrado oficial el 1º de octubre de 1963. En 1977 fueenviado a Punta Arenas y en 1979 fue trasladado a Santiago. En 1981 fue nombrado comandante del Comando Antártico del Ejército.

Basclay Zapata Reyes (a) Troglo: Cabo del Ejército, oriundo de Chillán, integró la primera dotación de la DINA. Con su característico corte de pelo al estilo Principe Valiente se hizo famoso al intrior de la DINA por su brutalidad.

Osvaldo Romo: En tiempo de la UP era un dirigente ultraizquierdista en la población Lo Hermida, donde fue conocido como el "Comandante Raúl". Al interior de la Brigada Caupolicán de la CINA fue el brazo derecho de Miguel Krasnoff. Su nombre aparece como aprehensor en numerosos casos de detenidos-desaparecidos. Su rastro se pierde en un viaje realizado a Brasil en compañia de un oficial de Ejército.

Marcelo Moren Brito alias El Ronco: en 1973 era mayor del regimiento Arica de La Serena. Se integró en la DINa y formó parte de la comitiva del general Sergio Arellano Stark, en su viaje al norte. En 1976 fue adscrito al servicio exterior y en 1977 agregado militar en Brasil. Regresó a la Comandancia en Jefe y permaneció en la Guarnición de Santiago hasta 1984 cuando fue destinado a Arica. En 1985 integró el Estado Mayor General del Ejército. En la actualidad, tiene 55 años y está en retiro [mar91]

Jorge Manzo Durán: gendarme, integrante de la DINA desde octubre del año 1973 hasta mayo de 1977, donde era conocido como "Lucero". Jefe del campo de prisioneros de Cuatro Alamos, sección incomunicados. En 1977 regresó al servicio de prisiones.

Rolf Wenderoth Pozo: ingeniero, fue nombrado oficial el 1º de octubre de 1958. Fundador de la DINA, fue jefe de su estado mayor. En 1980 fue gobernador de la provincia de Osorno. En 1986 creó la unidad especial antisubversiva del Ejército. Fue agregado militar en la República Federal Alemana (RFA) y a su regreso se acogió a retiro.

Fernando Lauriani Maturana: Nació en Washington en 1949. Ingreso en la DINA desde sus comienzos. En 1978 era capitán y en servicio en la Comandancia en Jefe del Ejército. Acutalmente está en servicio activo y tiene el grado de teniente coronel [Mar91].

Eugenio Fieldhouse: funcionario de Investigaciones, formó parte de la DINA en la que llegó a ser el segundo de Wenderoth en la división de inteligencia interior. Actualmente, es subprefecto y se desempeña como enlace entre la dirección de Investigaciones y el Ministerior de defensa [Mar91]

Manuel Vásquez Chahuán: fue nonmbrado oficial el 1º de agosto de 1967. En 1973 servía en el regimiento Tucapel de Temuco y aparece vincualdo a ejecuciones realizadas después del golpe de Estado. Se integró a la DINA, donde llegó a ser jefe de Brigada. En noviembre de 1989 era teniente coronel y comandante del Batallón Logístico Nº 3 de Concepción.

Alejandro Burgos de Beer: del arma de Caballería, fue nombrado oficial el 1º de mayo de 1964. Se integró a la DINA sirviendo como principal ayudante del general Contreras. En 1989 era coronel y fue jefe de plaza en las elecciones presidenciales, en el distrito de Peñalolén y La Reina. El 3 de julio de 1990, siendo director de la Dirección General de Fomento Equino recibió de manos del general Pinochet la medalla "Misión Cumplida".

Raúl Eduardo Iturriaga Neumann: uno de los más experimentados comandos del Ejército chileno. Luego de pasar por Fort Gulik, en Panamá, regresó allí en calidad de instructor. En 1973 era subdirector de la Escuela de Paracaídistas y se integró a la DINA, donde fue jefe de la Brigada Purén y del departamento económico. También fue jefe de departamento exterior. En 1980 fue comandante de la Guarnición de Putre; en 1983, agregado militar en Francia y en 1988, comandante de la VI División de ejército e intendente de la I Región. En 1989 ascendió a mayor general y fue director general de Movilización. En octubre pasado fue llamado a retiro [Mar91]

Italo Seccatore Gómez: ingeniero politécnico militar, con estudios de Ingeniería Nuclear en España. Fue director de la Compañía de Teléfonos, de la Compañia Chilena de Generación Eléctrica, de ECOM y Colbún-Machicura. Integró la DINA y la CNI y en 1981 fue jefe de Informática del Ejército. Subsecretario de Telecomunicaciones entre 1982 y 1985. Después asesoró al general Herman Brady en la Comisión Chilena de Energía Nuclear. En 1990 aparece como jefe de Informática y Computación del Ejército, siendo brigadier.

Arturo Ramón Ureta Bire: artillero, se integró a la DINA con el grado de coronel, donde fue director de la Escuela de Inteligencia, miembro de su estado Mayor y jefe del Departamento de Análisis Exterior.

Esta información fue publicada orginalmente en la revista APS de Santiago de Chile, en su número 380 de Marzo de 1991 y fue editada electrónicamente por el Equipo Nizkor en Madrid a 9 de agosto de 1997. 


Los estremecedores testimonios de cómo y quiénes asesinaron a Víctor Jara

Fuente :CIPER, 26 de Mayo 2009

Categoría : Prensa

A casi cuatro meses de conmemorarse 36 años de la muerte del destacado folclorista chileno, el tesón de su viuda Joan Turner y de sus hijas, logró que la investigación judicial llegara al punto que se creía imposible: individualizar al grupo de oficiales y conscriptos que perpetraron el asesinato. Las confesiones de los involucrados, entre ellos un conscripto que participó en forma directa en el crimen, permiten conocer las estremecedoras últimas horas de vida de Víctor Jara y la forma en cómo lo mataron en uno de los camarines del subterráneo del Estadio Chile. También la historia nunca antes contada de cómo se rescató su cuerpo desde la Morgue. Junto al artista, fueron acribilladas otras 15 personas, entre los que se encontraba el ex Director de Prisiones, Litre Quiroga. Los detalles del homicidio fueron recabados en la presente investigación de CIPER.

El caos, la incertidumbre y el miedo que reinaron en el país durante los primeros días tras el golpe militar de 1973 parecían, hasta ahora, haberse conjugado de manera perfecta para que el asesinato del destacado folclorista Víctor Jara siguiera siendo un enigma judicial, llevando incluso al juez que instruye el proceso, Juan Eduardo Fuentes, a cerrar el caso a mediados del año pasado, con un solo procesado como responsable del crimen: el comandante (r) César Manríquez Bravo, jefe del improvisado campo de prisioneros que se instaló en el Estadio Chile a partir del 12 de septiembre de ese año.

La decisión del magistrado fue cuestionada por los querellantes del caso, quienes incluso obtuvieron el respaldo del entonces subsecretario del Interior Felipe Harboe, para pedir la reapertura de la investigación, llamado al que se sumaron varios parlamentarios de la Concertación. La urgencia por revocar la decisión de Fuentes fue tal que incluso la autoridad gubernamental se sumó al emplazamiento público que hizo la viuda del artista, Joan Turner, para que cualquiera de las cerca de 6.000 personas que pasaron por el recinto deportivo en esa fecha (entre detenidos y uniformados), que pudiera tener antecedentes del asesinato se acercara a entregarlos, incluso, bajo la más estricta reserva.

Nelson Caucoto, abogado de la familia Jara Turner, relata que se recibieron muchas colaboraciones que podían aportar a esclarecer el homicidio, lo cual le permitió presentar un escrito solicitando más de 90 nuevas diligencias al juez. Y Juan Eduardo Fuentes reabrió el caso.

Sin embargo, ninguno de estos datos entregó pistas concretas para llegar a los responsables del crimen, cuyas identidades quedaron bajo el secreto de un grupo reducido de oficiales y conscriptos que estuvieron a cargo de interrogar a los detenidos en los camarines ubicados en los subterráneos del Estadio Chile. Fue la exhaustiva búsqueda de los conscriptos de distintos regimientos que estuvieron después del golpe en el Estadio Chile, la que terminó por dar las pistas de quienes fueron los uniformados que ultimaron con ráfagas de fusil a los cerca de 15 detenidos -entre ellos Víctor Jara- que fueron apartados de los restantes prisioneros al producirse su traslado al Estadio Nacional, entre el 16 y 17 de septiembre de 1973.

Las primeras horas del final

Victor JaraEn la madrugada del 11 de septiembre de 1973, personal de varios Regimientos militares ubicados en regiones se trasladaron a Santiago, bajo la excusa de realizar los preparativos de la Parada Militar, para conmemorar el día de las Glorias del Ejército. Así arribaron a Santiago las unidades de La Serena y el Maipo, las que se constituyeron en el Regimiento Tacna. Otros efectivos provenientes de Calama y de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes – comandada por el coronel Manuel Contreras Sepúlveda, quien a los pocos días iniciaría la organización de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA)- lo hicieron en las dependencias de Arsenales de Guerra.

Cerca de las cinco de la mañana de ese día, las tropas apostadas en esta última repartición fueron informadas del golpe de Estado, bajo la arenga del teniente Pedro Barrientos, quien los emplazó a participar en la toma del territorio capitalino bajo la premisa que en esa misión no habían rangos, que todos eran importantes en ese crucial y patriótico acontecimiento. El episodio ha sido relatado en las declaraciones judiciales de varios conscriptos de los regimientos Maipo y Tejas Verdes que llegaron desde la Quinta Región.

Tras el bombardeo a La Moneda y la muerte de Salvador Allende, cerca de 600 estudiantes y profesores se amotinaron en la Universidad Técnica del Estado (UTE, actual USACH) para resistir la ocupación militar. Sin llegar a producirse enfrentamientos, ya que casi no tenían armas, fue muy poco el tiempo durante el cual pudieron oponerse a la entrada de los uniformados.

Pasadas las dos de la tarde del 12 de septiembre comenzó el desalojo de los académicos y alumnos. Entre escenas de gran violencia y dramatismo fueron detenidos y trasladados al Estadio Chile. En ese grupo se encontraba Víctor Jara Martínez, profesor de esa casa de estudios. El procedimiento fue dirigido por el entonces capitán Marcelo Moren Brito, quien luego se transformaría en uno de los más temidos agentes operativos de la DINA. Al momento de ingresar al Estadio Chile, convertido en campo de prisioneros, a los detenidos se les quitaban sus especies de valor, se les anotaba su nombre y filiación política.

Antes de ello, durante la tarde del 11 de septiembre, después de encargarse del funeral de Salvador Allende, el comandante César Manríquez fue encomendado por el general Arturo Viveros -jefe del Comando de Apoyo Logístico y Administrativo del Ejército (CAE)- para crear el primer recinto de detención que se debía instalar en el Estadio Chile. A la mañana siguiente, Manríquez se constituyó en el recinto. Poco después comenzaron a llegar los miles de detenidos que arribaban en buses de la locomoción colectiva y camiones del Ejército.

Según las propias declaraciones de Manríquez que, hasta ahora, era el único procesado en el caso, lo ocurrido al interior del recinto deportivo –construido sólo cuatro años antes de los hechos- era un escenario “dantesco” debido a la gran cantidad de prisioneros (5.600, según sus cálculos). El ex uniformado asegura que sólo contó con personal de apoyo del CAE para custodiar el recinto, pero que en los subterráneos del edificio se constituyeron oficiales de Inteligencia de las distintas Fuerzas Armadas, cuyas identidades desconocía, ya que no habrían estado bajo su mando.

Esa es la razón con la que justificó haber montado una escena de terror para amedrentar a los detenidos. Colocó dos ametralladoras punto 50 –usadas en la Segunda Guerra Mundial- en los balcones del edificio, las que eran publicitadas por los parlantes como las “sierras de Hitler, capaz de partir a una persona en dos”. En el segundo piso también se instalaron potentes focos de luz, que permanecían encendidos día y noche, provocando que todos los que permanecieron al interior del Estadio perdieran la noción del tiempo.

Los primeros días de encierro fueron caóticos, ya que incluso se reventaron algunos alcantarillados, generando problemas de insalubridad. Tampoco tenían alimentos ni para los soldados ni menos para los prisioneros. La escasez de comida incluso provocó que los mismos militares saquearan negocios aledaños al recinto. Sólo al cuarto día, el 16 de septiembre, se recibieron algunas raciones para los soldados, según declaró el capitán David González Toro, encargado de abastecimiento del recinto.

Victor JaraSe desconoce la hora a la que ese miércoles 12 de septiembre arribaron los miembros de los servicios de Inteligencia de las Fuerzas Armadas. Lo que sí se sabe es que, tras su llegada, comenzaron a interrogar a los detenidos. Todo se anotaba en una ficha previamente confeccionada, donde se consignaba el nombre, la cédula de identidad, domicilio, filiación política, antecedentes de la detención y observaciones. En la parte inferior del documento, se añadía un pronunciamiento del interrogador en el que debía calificarlo como prisionero bajo las siguientes premisas: ley de control de armas, marxista o comunista y sobre la necesidad o no de someterlo a Consejo de Guerra.

Según diversos testigos que han declarado en el caso, previo al traslado al Estadio Nacional hubo muchos hechos de violencia en contra de los prisioneros. Se ha determinado que al menos tres personas habrían perdido la vida en las graderías del recinto. Una persona de contextura pequeña y delgada que muchos confundieron con un niño y que en un acto de desesperación se abalanzó sobre un conscripto, quien reaccionó descargando una ráfaga en su abdomen. Según testimonios, el comandante Manríquez felicitó al soldado por su “heroica labor”. Otro prisionero se lanzó del segundo piso gritando ¡Viva Allende!, mientras que un hombre joven fue muerto a golpes de culata en su cabeza por haberse negado a cumplir órdenes de los militares.

A esta cifra se suman otras 15 personas que habrían sido acribilladas junto a Víctor Jara en los subterráneos del Estadio, según la confesión del primer hombre en ser individualizado por la justicia como uno de los autores del asesinato del destacado folclorista.

Los hombres de Tejas Verdes

En sus declaraciones, todos los conscriptos que viajaron desde la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes (dirigida entonces por el coronel Manuel Contreras) a Arsenales de Guerra, en Santiago, coinciden en que las tropas venían bajo el mando del capitán Germán Montero Valenzuela, sumando un contingente de aproximadamente un centenar de soldados y una veintena de oficiales.

El 12 de septiembre, al llegar al Estadio Chile, el contingente quedó a cargo del comandante Mario Manríquez. Entre los oficiales que participaron en esta misión, los conscriptos mencionan a los tenientes Nelson Haase y Rodrigo Rodríguez Fuschloger, y a un subteniente que tendrá un papel decisivo en el asesinato de Víctor Jara.

La primera confesión que obtuvo el juez Fuentes sobre el crimen fue la del ex conscripto José Alfonso Paredes Márquez (55 años). El entonces joven de 18 años llegó a Santiago durante la madrugada del 11 de septiembre de 1973, proveniente de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, donde desde abril de ese año realizaba su servicio militar.

Durante el día en que la vida de los chilenos se partió en dos, su sección fue enviada, al mando del teniente Pedro Barrientos, a custodiar el camino Padre Hurtado. Paredes dice haber sido una suerte de guardaespaldas del teniente Barrientos.

Al mediodía del 12 de septiembre, el contingente se trasladó, primero a Arsenales de Guerra y luego a la Universidad Técnica (actual USACH). Allí, pasadas las dos de la tarde, procedieron a trasladar a los detenidos al Estadio Chile. El mencionado oficial, junto a Paredes, acompañaron a bordo de un jeep la caravana de buses de la locomoción colectiva que trasladaron a los prisioneros. Una vez la misión cumplida, regresaron a Arsenales de Guerra.

Victor JaraEl 16 de septiembre, cerca de las 18:00 horas, el escuadrón de militares llegó hasta el Estadio Chile, donde se presentaron ante un oficial de rango superior cuya identidad desconoce, quien les ordenó vigilar las casetas de transmisión del recinto. Y en el interior del Estadio, los otros conscriptos comentaban que ahí estaban detenidos el Director de Prisiones, Litre Quiroga; el cantautor Víctor Jara y el Director de Investigaciones, Eduardo “Coco” Paredes.

Siempre según la confesión de Paredes, al día siguiente fue enviado al sector del subterráneo. Y permaneció como centinela en la puerta de uno de los camarines destinados a los detenidos. En ese camarín había 5 ó 6 oficiales de otros regimientos, con tenida de combate, cuya identidad desconoce. Los vio escribir en unos papeles los datos que le respondía un detenido al que observó sentado frente a un escritorio. En otro ángulo del camarín, Paredes vio a otros prisioneros mirando hacia la pared.

Unas horas después, llegaron a la habitación el teniente Barrientos y el subteniente que bajo las órdenes de Haase y Rodríguez estaba a cargo de los conscriptos. Traían a un detenido. Fue entonces que dice haber sido llamado, junto al conscripto Francisco Quiroz Quiroz (55 años), y que se les comunicó que el detenido era Víctor Jara. El grupo lo comenzó a insultar por su condición de comunista. Paredes lo miró y lo reconoció. Víctor Jara quedó allí, en ese camarín, custodiado por Quiroz.

Más tarde, recordará el principal testigo, el teniente Barrientos lo mandó nuevamente al subterráneo, al mismo camarín. Pero esta vez Paredes no encontró a nadie: ni interrogadores ni detenidos y tampoco a Víctor Jara. Pasaron las horas hasta que Paredes vio nuevamente llegar a los oficiales interrogadores. La orden fue precisa: traer a los detenidos que figuraban en una lista que uno de los oficiales le entregó a un cabo. Y nuevamente el mismo procedimiento: interrogatorio y las anotaciones en cada una de las fichas.

Y llegó la noche. Paredes se encontraba de centinela en el mismo camarín del subterráneo cuando observó el ingresó de unos quince detenidos. Y entre ellos reconoció a Víctor Jara y también a Litre Quiroga. Ambos fueron lanzados contra la pared. Detrás de los prisioneros, Paredes vio llegar al teniente Nelson Haase y al subteniente que también estaba a cargo de los conscriptos. Y fue testigo del minuto preciso en que el mismo subteniente comenzó a jugar a la ruleta rusa con su revólver apoyado en la sien del cantautor. De allí salió el primer tiro mortal que impactó en su cráneo.

El cuerpo de Víctor Jara cayó al suelo de costado. Paredes observó cómo se convulsionaba. Y escuchó al subteniente ordenarle a él y a los otros conscriptos que descargaran ráfagas de fusiles en el cuerpo del artista. La orden se cumplió. Todo lo que ocurrió fue presenciado por Nelson Haase, quien se encontraba sentado detrás del escritorio de interrogación. Según el protocolo de autopsia, el cuerpo del cantautor tenía aproximadamente 44 impactos de bala en su cuerpo.

Pocos minutos después, el mismo subteniente que le disparó en la cabeza solicitó el retiro del cuerpo. Llegaron unos enfermeros con camilla, lo levantaron y metieron al interior de una bolsa y luego lo cargaron hasta la parte trasera de un vehículo militar estacionado en el patio del recinto, al costado nororiente.

No fue fácil para José Alfonso Paredes Márquez confesar ante el juez lo que vio y protagonizó. Primero fue renuente a reconocer su real participación en los hechos. Y finalmente se quebró, empezó su relato y ya no paró. Este obrero de la construcción que fabrica casas en la zona del litoral central, reveló haber guardado el secreto durante casi 36 años, sin siquiera habérselo contado a su mujer. También hizo una aclaración ante el juez: durante los días posteriores al golpe, y como trabajaban casi 24 horas al día, la oficialidad les entregaba estimulantes para evitar el sueño y el hambre, por lo cual su relato podía no ser exacto en las fechas.

Lo que Paredes y otros conscriptos sí recordaron fue lo que pasó luego que el cuerpo de Víctor Jara desapareció del camarín. Los otros 14 detenidos que venían con el cantautor y director teatral fueron acribillados con fusiles percutados por los propios conscriptos y oficiales presentes. Entre las víctimas cayó asesinado Litre Quiroga. Sus cuerpos también fueron cargados en el mismo vehículo. Poco después y al amparo de la noche, todos ellos fueron abandonados en la vía pública.

El último vía crucis de Víctor Jara

Victor JaraDurante la reconstitución de los hechos, los testigos pudieron recrear el miedo y el caos reinante en el Estadio Chile, clima al que tampoco escapaban. Escenas que enlazadas permiten reconstruir en forma difusa las últimas horas de vida de Víctor Jara y en las que aparecen nuevamente personajes ya conocidos.

Durante sus cuatro días de cautiverio, Jara fue reconocido por un oficial de Ejército que se hacía llamar “El Príncipe”. Otros testigos señalan que ese reconocimiento lo hizo un militar que no coincide con las características del mítico personaje del Estado Chile (ver recuadro), quien fue descrito como de una estura superior a 1.80 metros, rubio, de tez blanca, cara redondeada y de contextura atlética.

En lo que sí coinciden los testimonios de los prisioneros es en que Víctor Jara fue interrogado al menos dos veces en los camarines del recinto, ubicados en la zona nororiente del subterráneo. Allí fue sometido a diversas torturas, entre ellas la fractura de sus manos a golpes de culata.

Tras la segunda de esas sesiones, Víctor Jara logró acercarse a personas que habían sido detenidas en la UTE, quienes lo limpiaron y trataron de cambiar su aspecto cubriéndolo con una chaqueta azul y cortándole su pelo negro rizado con un cortaúñas. Los últimos detenidos que lo vieron con vida han dicho que estaba muy golpeado, con la cara hinchada y sus manos fracturadas. Muchos coinciden en que durante el traslado al Estadio Nacional, que duró muchas horas, su cuerpo sin vida fue visto en el hall del recinto, junto a otros cadáveres.

Se estima que el cuerpo de Víctor Jara fue encontrado el 17 de septiembre en las afueras del Cementerio Metropolitano, por funcionarios de la Primera Comisaría de Carabineros de Renca, quienes lo trasladaron como N.N. al Instituto Médico Legal.

Un funeral sin flores y en silencio

En los últimos meses de la investigación se han rescatado reveladores testimonios inéditos que ayudan a entender por qué, a diferencia de los otros prisioneros asesinados en el Estadio Chile, el cuerpo de Víctor Jara fue encontrado por su familia y pudo ser enterrado de manera clandestina en el Cementerio General.

Después de guardar silencio durante 35 años, Héctor Herrera Olguín, ex funcionario del Registro Civil y quien actualmente reside en Francia, relató ante el ministro Juan Eduardo Fuentes lo que vivió en esos días. Herrera explicó que el 15 de septiembre de 1973, el oficial designado como director interino del Registro Civil lo envió en comisión de servicio al Instituto Médico Legal (IML), lugar en donde se le ordenó medir, tomar las características físicas y las huellas de los cuerpos apostados en el estacionamiento del recinto.

Herrera calcula que había unos 300 muertos apostados en ese lugar, entre los cuales vio niños y mujeres. Unos veinticinco estaban rapados. Todos eran jóvenes. Le dijeron que correspondían a extranjeros. Durante todo el día Herrera vio llegar camiones del Ejército con más cuerpos. Y cada vez los mismos movimientos: los conscriptos los tiraban al suelo al interior del estacionamiento y luego, con algo más de delicadeza, funcionarios del IML los recogían y los apilaban en distintas partes de ese sector.

La investigación deberá determinar la fecha exacta en que fue asesinado Víctor Jara. Pero lo cierto es que el ex funcionario del Registro Civil recordó ante el juez que el 16 de septiembre, alrededor de las 9.00 horas, una persona a la que identifica como “Kiko”, oriundo de Chiloé, le señaló que entre los cuerpos apilados parecía estar el de Víctor Jara. Y con sigilo lo llevó frente al cuerpo. Al principio Héctor Herrera dudó que se tratara del mismo famoso cantautor. Estaba muy sucio, con tierra en las heridas, el cabello apelmazado entre tierra y sangre. A simple vista se le notaban heridas profundas en ambas manos y en la cara. Y tenía sus ojos abiertos, pero con una mirada tranquila. En una de sus muñecas vio un alambre con un pedazo de cartón donde estaba anotado “Octava Comisaría”.

Para salir de la duda, Héctor Herrera a escondidas anotó su número de ficha, sus características físicas y sus huellas dactilares. Para ello tuvo que abrir sus manos. No fue fácil: las tenía empuñadas, muy rígidas. Lo hizo con la ayuda de “Kiko”, comprometiéndose ambos a no decirle a nadie lo ocurrido. Terminada la misión, dejaron el cuerpo en el mismo lugar.

A primera hora del día siguiente, Herrera se fue directo a la sección dactiloscópica del Registro Civil, en calle General Mackenna. Allí y en la más completa reserva, le pidió a la funcionaria Gelda Leyton, que le buscase la ficha de Víctor Jara. A eso del mediodía, ambos comprobaron que efectivamente habían asesinado a Víctor Jara. Volvió a revisar los registros del cantautor. Y se percató que era casado. Anotó los datos de su esposa, Joan Turner Robert, y su dirección.

Ya había amanecido cuando el 18 de septiembre, en la casa de Víctor Jara, en calle Plazencia, en Las Condes, Joan Turner escuchó que alguien llamaba a su puerta. Salió a mirar desde una ventana del segundo piso. Un hombre al que no conocía le dijo que necesitaba hablar con Joan Turner. Ella bajó y se acercó a la reja de la casa. Herrera recuerda haberla visto muy nerviosa. Se identificó como funcionario del Registro Civil y le relató lo que había vivido.

Poco después ambos partieron de la casa en la renoleta de Joan Turner en dirección al IML. Entraron juntos. Pero no encontraron el cuerpo de Víctor Jara en el lugar donde Herrera recordaba muy bien haberlo dejado la tarde anterior. Se inició la búsqueda. Y llegaron al segundo piso del edificio, sitio a donde habían llevado los cadáveres que estaban para las llamadas “autopsias económicas”. En el lugar Nº 20 estaba el folclorista. El cuerpo fue abrazado por su esposa, quien lloró en silencio tratando de no despertar sospechas. Estaba muy consciente de que no tenía autorización alguna para estar ahí.

El trámite del certificado de defunción lo realizaron en el primer piso. Para poder sacar el cuerpo en día feriado, Herrera invocó su calidad de funcionario del Registro Civil. Al ser consultado en la ventanilla por la causa de muerte y fecha de la misma, requisito indispensable para llenar el documento de defunción, Herrera sólo atino a decir que falleció por herida de bala el 14 de septiembre a las 5:00 horas. Fue el apresurado cálculo que logró hacer en esos pocos minutos al recordar que el cuerpo de Víctor Jara habría llegado al IML antes que él lo descubriera. La hora la sacó de un poema que le vino a la memoria sobre fusilados.

Como el cuerpo debía ser sacado en una urna y la esposa de Víctor no tenía dinero para comprarla, Héctor Herrera se contactó con su amigo Héctor Ibaceta Espinoza, a quien le pidió ayuda. Juntos fueron hasta calle Agustinas, en el centro de Santiago, a buscar el dinero. Pero Ibaceta decidió acompañarlos.

Alrededor del mediodía de ese 18 de septiembre, llegaron con el ataúd al IML. Sólo los dos hombres ingresaron a buscar el cuerpo de Víctor Jara. Su cadáver desnudo fue trasladado en una camilla metálica con su ropa doblada a los pies. Recogieron el cuerpo y lo pusieron dentro de la urna. La ropa fue depositada a sus pies. Lo cubrieron con un poncho nortino que traían y encima la mortaja. Cerraron la urna. El ataúd lo ubicaron en una sala que se utilizaba como velatorio.

-Nos prendieron unas cuatro ampolletas e hicimos entrar a Joan para que se quedara a solas con él, para que se despidiera de su marido. Estuvo alrededor de una hora –recordó el ex funcionario del Registro Civil.

Herrera agregó: “Posteriormente, concurrí al Cementerio General, ubicado al frente, para solicitar un carrito para trasladar el cuerpo, ya que era muy caro hacerlo en una carroza. Una señorita me indicó que no se podía hacer eso, pero al ver el nombre del occiso me dijo que para él sí se podía. Volví al IML en compañía de un funcionario del Cementerio. Entre los cuatro colocamos el ataúd en el carro y lo trasladamos al campo santo, enterrando a Víctor Jara en un modesto nicho al final del recinto donde se encuentra hasta hoy. Fue enterrado sin flores y con la sola presencia de nosotros tres”.

Héctor Herrera siguió trabajando en el Registro Civil hasta 1975. Desde 1969 y hasta el día en que se fue se desempeñó en el departamento de Carné de Identidad. Debió abandonar el país como miles de otros chilenos llevando consigo un secreto que Joan Turner también guardó para protegerlo y que hoy le pertenece a todos los chilenos que podrán cantar con nuevas esperanzas “Levántate y mírate las manos. Para crecer, estréchala a tu hermano”.

El oficial al que llamaban “Príncipe”
Nelson HaaseCasi como mito urbano, la figura de un despiadado oficial de Ejército, de contextura atlética, estatura superior a 1.80 metros, ojos claros y pelo rubio, quien habría vociferado entre los detenidos que no necesitaba micrófono para hablar porque tenía “voz de príncipe”, ha sido adjudicada a por lo menos dos ex militares que habrían estado entre los uniformados que custodiaron el Estadio Chile.

Varios de los detenidos han declarado que este fue el uniformado que más se ensañó con Víctor Jara, siendo uno de los primeros que apartó desde el grupo de detenidos de la UTE. Algunos de los testimonios apuntaron al ex agente de la DINA Miguel Krassnof Martchenko como el que actuó en contra del cantautor. Sin embargo, otros lo niegan rotundamente, ya que señalan que es más bajo de estatura (1.70 metros aproximadamente) y que su color de pelo es más oscuro que el militar que se ha tratado de identificar.

Con el correr de los años, surgió otra identidad que podía corresponder a “El Príncipe”, la del ex teniente Edwin Dimter Bianchi, quien fue uno de los militares detenidos por la sublevación del Regimiento Tacna en junio de 1973, movimiento golpista que fue desarticulado, dando origen al llamado “Tanquetazo”. En ese episodio Dimter ingresó con un tanque hasta el Ministerio de Defensa.

Efectivamente, Dimter coincide con las características del Príncipe, pero varios de los testigos que estuvieron detenidos en el Estadio Chile también han descartado que se trate de la misma persona.

Lo importante es que fue el propio Dimter, con su primera declaración judicial de 2006, quien dio luces sobre otros oficiales que también podrían corresponder a la identidad de “El Príncipe”. El ex uniformado, quien fue expulsado del Ejército en 1976 por diversos actos de indisciplina, reconoce haber custodiado a los prisioneros de ese recinto, pero asegura no haber tenido relación con las golpizas y el asesinato de Víctor Jara.

Acto seguido, señala que él no era el único oficial con esas características, y que al menos habían otros dos que podían coincidir con las señas de “El Príncipe”: los entonces tenientes Rodrigo Rodríguez Fuschloger y Nelson Edgardo Haase Mazzei, ambos de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes. Este último oficial (R) fue mencionado en la declaración del primer conscripto confeso de participar en el crimen.

Aunque Haase, al ser interrogado en el caso, negó rotundamente haber estado en el Estadio Chile, declaraciones de otros oficiales presentes en el recinto respaldan la versión de Dimter.

Haase fue uno de los hombres de confianza del ex jefe de la DINA, Manuel Contreras, y fue jefe del recinto de detención clandestino ubicado en calle Bilbao, conocido como “Cuartel Bilbao”. Diversos testimonios y documentos, entre ellos el entregado por la agente de la DINA Luz Arce, indican que el inmueble –habilitado desde 1976- tenía como fachada un aviso luminoso que decía “Implacate”.

El historial del teniente también lo registra como miembro de la Sociedad Pedro Diet Lobos, pantalla comercial de la DINA para encubrir actividades tanto en Chile como afuera del país. A lo largo de los años, quienes sobrevivieron lo han descrito como arrogante, prepotente y despiadado; de hecho se llegó a decir que se enorgullecía de llevar permanentemente en su automóvil una picota para usarla en los allanamientos.

Las pocas veces que Haase salió de su anonimato en los últimos años fue cuando –junto a otros ex uniformados- manifestó públicamente su total respaldo a la sublevación del general (r) Raúl Iturriaga Newman, quien intentó evadir la primera condena de cárcel efectiva en su contra, por el crimen del militante del MIR Dagoberto San Martín Vergara, según consta en la página del “Movimiento 10 de septiembre”.

Tras retirarse del Ejército, el ex uniformado formó en 1994 una empresa de cajas de madera para vinos de exportación, llamada Envases Haase o Envases Exportables. Desde entonces es proveedor de varias de las empresas del rubro, lo que le ha permitido codearse con ese ambiente. De hecho, el 2007 participó en el Quinto Campeonato de Golf “Copa Viñas de Chile”, en el Club de Golf Los Leones, a beneficio de la Fundación Escúchame. En el website de esta última aparece una foto del equipo de “Envases Exportables”, en la que Nelson Haase figura junto al ex vicecomandante en jefe del Ejército, general (r) Guillermo Garin, el brigadier general (r) Juan Lucar y el ex jefe del Estado Mayor del Ejército, general (r) Richard Quaas.

La esposa de Haase, María Isabel Blaña Lüttecke, recibió del Ministerio de Agricultura $ 5.595.466 en febrero y abril de este año, en virtud de un “Programa Sistema de Incentivos para la Recuperación de Suelos Degradados”, según consta en la información de transparencia activa de esa cartera.