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Cárcel de Temuco – Memoria Viva

Cárcel de Temuco


Ubicación:Balmaceda 450 Temuco IX Región

Rama:Gendarmería

Geolocalización: Google Maps Link


Descripción General

Categoría : Otra Información

La Cárcel Pública de Temuco se convirtió en el centro principal de detención de esta ciudad y tuvo un rol central en la infraestructura de represión de la dictadura militar.  La Comisión Verdad y Reconciliación (Informe Rettig) estima que solo en el período de Septiembre a Diciembre de 1973, se encontraban privadas de libertad en este recinto, entre 500 y 700 personas.

Los prisioneros eran mantenidos separados de la población común. Conducidos a calabozos fríos y húmedos; hacinados, sin ventilación, sin abrigo, con prohibición de visitas. Sometidos a prolongadas incomunicaciones, en pequeñas celdas aisladas y oscuras. Algunos, y en ocasiones, eran sacados de la cárcel, durante la noche, por personal militar para interrogatorios y torturas. Eran conducidos principalmente hasta el Regimiento de Infantería No 8 Tucapel, donde funcionaba la Fiscalía Militar, que estaba ubicada dentro de la unidad militar, o al gimnasio, lugar donde se practicaban los interrogatorios a los prisioneros, con empleo de tortura y otros apremios ilegítimos.

Testimonios de algunos sobrevivientes dan cuenta de la práctica generalizada de torturas en el Regimiento Tucapel. También existen evidencias que este regimiento fueron ejecutadas varias personas incluyendo a Guido Troncoso Pérez, quien fue asesinado el 2 de Octubre de 1973. Otros presos politicos declaran haber sido conducidos hasta el recinto de la FACH en la Base Aérea Maquehue, al Cuartel de Investigaciones o a la 2ª Comisaría de Temuco. En algunos casos esta situación se repetía en varias oportunidades. Los trasladaban con ojos vendados y esposados, lo que impedía a varios de ellos identificar el recinto al que eran conducidos.

En la década de 1980, los testimonios señalaron que algunos prisioneros eran llevados al Cuartel de Investigaciones o al Cuartel de la Calle Miraflores, donde fueron torturados por la CNI. Los prisioneros de 1973 en sus testimonios consignan que en la cárcel no sufrieron torturas, pero fueron sometidos a amenazas, allanamientos, incomunicaciones masivas, angustia y tensión, aumentada por el hecho de que constantemente algunos prisioneros eran sacados, regresando en deplorables condiciones físicas como resultado de las torturas, y hubo otros de los cuales no se tuvo más conocimiento. Los sobrevivientes de estas sesiones de tortura eran regresados a la Cárcel de Temuco donde permanecían detenidos hasta la próxima vez que eran llevados devuelta la regimiento o enviados a otros centros de concentración en el norte o sur del país.

 

Fuentes de Información Consultadas: Informe Rettigg; www.australtemuco.cl; Informe Valech; Memoriaviva;


José Venturelli entrega testimonio sobre torturas vividas durante dictadura en caso Podlech

Fuente :biobiochile.cl, 14 de Enero 2010

Categoría : Prensa

El médico chileno que compartió celda de reclusión en la cárcel de Temuco con el desaparecido profesor Omar Venturelli, entregó en forma exclusiva a La Radio fragmentos de su declaración ante el tribunal italiano que juzga al ex fiscal militar Alfonso Podlech, donde narró las torturas sufridas durante la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet.

Se trata del doctor, José Venturelli Barón, quien fue detenido el 12 de septiembre de 1973 en la ciudad de Nueva Imperial donde ejercía su profesión, siendo trasladado hasta la cárcel de Temuco, recordó el facultativo que fue sometido a variadas torturas y donde era consultado con violencia por el paradero de Omar Venturelli Leonelli.

José Venturelli, en conversación exclusiva sostenida con la radio desde Roma una vez finalizada la audiencia en el juicio a Podlech Michaud, dijo que no existe una relación familiar con el desparecido profesor de la Universidad Católica de Temuco.

Consultado por La Radio, José Venturelli refirió que durante los dos días que compartió celda de reclusión con Omar Venturelli Leonelli, observó en el cuerpo del ex sacerdote las huellas de las torturas aplicadas por quienes interrogaban a los detenidos tras el golpe militar del 11 de septiembre.

José Venturelli Barón, fue liberado de la cárcel a fines de septiembre de 1973 en Temuco donde fue obligado a firmar un documento en el que se indicaba expresamente que no había sufrido ningún tipo de apremio físico.

Actualmente, el doctor chileno José Venturelli, ejerce su profesión en Canadá, país que le prestó asilo luego del golpe de estado, y desde allí se trasladó la presente semana para entregar su testimonio en el juicio al fiscal militar Alfonso Podlech, que se estima en círculos judiciales italianos deberían finalizar el mes de agosto del presente año.


Las torturas en los tiempos de Pinochet

Fuente :Pagina12, 28 de Febrero 2016

Categoría : Prensa

“Cuando Venturelli se sacó los zapatos, le miré los pies. Le habían sacado las uñas. Tenía los pies todos lastimados. Con las pocas cosas que teníamos traté de curarle las heridas y lo invité a compartir el colchón que tenía.” Página 12 (Argentina)

El proceso contra el Plan Cóndor que se está llevando a cabo en Roma desde el año pasado tuvo el jueves una nueva audiencia en la que se trataron casos chilenos y en la que un médico que pasó por la misma cárcel que uno de los desaparecidos, Omar Venturelli, contó cómo los trataban y cuándo vio a Venturelli por última vez. Este proceso Cóndor contra militares y civiles de Bolivia, Chile, Perú y Uruguay, tiene en la lista de los acusados a 11 chilenos que deben responder por la desaparición o muerte de al menos cuatro ciudadanos italochilenos. En la audiencia de ayer, la última de los casos chilenos, testimoniaron, además del médico Jorge Barudy Labrin, también Pablo Berchenko, chileno, profesor universitario que vive en Avignon, en Francia, y Mireya García, vicepresidente de la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos de Chile que trabaja actualmente en Suecia.

El relato del médico chileno Barudy –que ahora vive en Barcelona–, quien logró salvarse de la muerte pero no de las torturas de la dictadura chilena de Augusto Pinochet, fue angustiante y emocionó profundamente a más de uno en la sala de audiencias judiciales de la cárcel de Rebibbia, en las afueras de Roma, donde se está haciendo el proceso. Venturelli, militante del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) y ex sacerdote, había sido arrestado en septiembre de 1973, es decir a menos de un mes del golpe de estado del 11 de septiembre. Como sacerdote había guiado las luchas mapuches contra la ocupación de tierras en el sur de Chile, y fue por eso suspendido “ad divinis” (es decir que no podía ejercer más su sacerdocio) por el obispo local. Pero luego dejó los hábitos y se casó con Fresia Villalobos con quien tuvo una hija, María Paz, quien actualmente vive en la ciudad italiana de Bolonia.

Barudy también fue arrestado en septiembre de 1973. Fue llevado a la cárcel de Temuco –al sur de Santiago– desde Puerto Saavedra donde trabajaba en un hospital. Fue torturado y testigo de las torturas que sufrieron muchos de sus compañeros de prisión, entre ellos Venturelli, que fue sacado de esa cárcel el 4 de octubre de 1973 y nunca más se supo de él. Venturelli tenía 31 años. Barudy contó entre otras cosas que vio a Venturelli por primera vez el 17 de septiembre, lleno de hematomas y que caminaba con dificultad. Le contó que lo habían torturado con electricidad. “Cuando Venturelli se sacó los zapatos, le miré los pies. Le habían sacado las uñas. Tenía los pies todos lastimados. Con las pocas cosas que teníamos –yo había logrado hacer llegar a la cárcel algunos ansiolíticos y remedios para el dolor– traté de curarle las heridas y lo invité a compartir el colchón que tenía. Yo era el único que tenía un colchón que me había hecho llegar mi padre, que era jurista. Luego, con él organizamos un pequeño comité para ayudar a los presos, para darles apoyo psicológico, con ceremonias colectivas de plegaria y de lectura de los Evangelios. Desarrollamos una intensa amistad”, contó.

Dijo también que “Omar me contó sus miedos y me dijo que él había reconocido a una persona que tenía responsabilidad en la represión de nombre Podlech. Yo no lo conocía y él me contó que Podlech pertenecía a un grupo de extrema derecha llamado Patria y Libertad. Podlech era el fiscal militar de Temuco en esa época. Fue detenido en España en 2011 y extraditado a Italia. Pero en la península, luego de varios meses, fue dejado en libertad por falta de pruebas. Ha sido acusado y en algunos casos procesado en su país por varios delitos, entre ellos por el asesinato de siete personas en el llamado “Asalto al polvorín del regimiento”, por la muerte de un médico y por la muerte de un abogado. Todos estos hechos ocurrieron en 1973.

Omar y él, contó además el médico testigo, hicieron un pacto: si uno de ellos moría, el otro habría tratado de dar una mano a la familia. Ambas familias tenían niños pequeños. “Estábamos generalmente despiertos hasta la una o dos de la mañana. Entonces apagábamos la luz seguros de que no iban a venir a buscarnos. Pero una noche, poco antes de las dos, llegaron, encendieron todas las luces y dijeron a Venturelli que agarrara todas sus casa porque se iba. Todos sabíamos que si uno salía no volvía más”, dijo Barudy embargado por la emoción pese a los más de 40 años transcurridos.

Poco después del traslado de Venturelli llegó a la cárcel de Temuco un prisionero que había estado en la base aérea de Maquehue, usada como lugar de torturas y desde donde partían las expediciones militares de la llamada Caravana de la Muerte –dirigida por el general Nelson Arellano Stark, uno de los 11 acusados en este juicio– para aniquilar opositores a lo largo de Chile. La Caravana de la Muerte asesinó a más de 100 personas en distintas localidades chilenas. El hombre contó que, mientras estaba vendado, escuchó a otro hombre que gritaba: “Soy Omar Venturelli. Estoy muy mal. Me matarán”.

Dejando de lado las emociones, María Paz Venturelli declaró a Página/12 que la del jueves le había parecido una buena audiencia. “Logramos poner juntos varios pedacitos que se necesitaban para una mayor precisión. Para el caso de los chilenos tenemos bastantes antecedentes ahora. Los testigos fueron muy claros y precisos, sobre todo los testimonios de Barudy y Mireya. El de Barudy porque fue quien estuvo junto a mi papá en la cárcel y tiene los recuerdos muy claros. El de Mireya fue muy importante parta reconstruir los cargos que tenían ciertos acusados en el momento de las desapariciones o asesinatos de los cuatro chilenos. Yo espero que podamos tener una sentencia antes del verano (europeo).”

La familia de María Paz vivió dos años de juicio en Roma, a partir de 2009, contra el ex juez militar Oscar Alfonso Podlech por la desaparición de su padre. Y todo quedó en nada. Fue dejado en libertad por falta de pruebas. La madre de María Paz y esposa de Venturelli, falleció en Bolonia poco después del fracasado juicio Podlech. Su abuelo había iniciado un proceso en Chile y otro en la década del 80, pero los dos fueron cerrados porque los culpables fueron amnistiados. “Espero que en Italia al menos los condenen”, concluyó.

Pero sigue siendo válida la pregunta que se hace el periodista italiano Paolo Brogi en su blog que publica muchas cosas sobre el juicio Cóndor: “¿Logrará este proceso restituir un mínimo de justicia a estas víctimas, condenando a personajes como Arellano Stark que viven tranquilamente en el país que una vez devastaron profundamente?


Condenan a ex carabinero por crimen de preso político en Temuco en 1975

Fuente :resumen.cl, 26 de Diciembre 2022

Categoría : Prensa

La Corte Suprema confirmó la sentencia que condenó al ex sargento de Carabineros y agente del SICAR Omar Burgos Dejean a la pena efectiva de 300 días de presidio, en calidad de encubridor del delito de aplicación de tormentos con resultado de muerte del empleado del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) Nolberto Enrique Teodoro Seiffert Dossow, cometido en agosto de 1975, en la ciudad de Temuco.

Según lo registra la investigación judicial, la víctima tenía 53 años de edad, casado y padre de tres hijos; era simpatizante socialista y se desempeñaba como encargado de mantención en la Estación Experimental Carillanca del INIA situada en el sector General López de la comuna de Vilcún. Luego del golpe militar, fue detenido en dos ocasiones por su afinidad con el gobierno del derrocado presidente Allende; sin embargo, en ambas había sido dejado en libertad por no encontrar motivos para mantenerle prisionero.

No obstante, fue nuevamente detenido por Carabineros el día seis de agosto de 1975 en su lugar de trabajo junto a su compañero de labores Adrián Lillo Arévalo. La detención habría ocurrido por una supuesta orden de la Fiscalía Militar de Temuco que cumplía funciones represivas sobre la población partidaria del derrocado gobierno popular o contraria a la dictadura.

Ambos detenidos fueron llevados a Temuco a una dependencia de la Segunda Comisaría de Carabineros o próxima a ésta, según lo testifica el sobreviviente Adrián Lillo. A ese recinto llegan vendados y esposados, son sometidos a variados tormentos por parte de los captores; los golpean con golpes de puño, culatazos de las armas que portaban, les aplican corrientes en todas las partes de su cuerpo, inclusive en los genitales y lengua.

Luego de esto son llevados a la cárcel de Temuco, lugar en que les indican que ingresan en calidad de incomunicados, razón por la cual el allanamiento de sus cuerpos fue más riguroso que con el resto de los presos, quitándoles, en consecuencia, las vendas de los ojos, las pertenencias tales como cordones, cinturones o cualquier elemento que pudiera ser utilizado como arma para atentar en contra de su vida, según lo establece el reglamento de Gendarmería, quedando en celdas separadas. Estas estaban ubicadas muy cercanas a las oficinas de la guardia interna; en algunas ocasiones los aprehensores pasaban directamente a éstas, sin necesidad de que la guardia interna lo supiera.

El detenido Norberto Seiffert Dossow fue sacado con los ojos vendados desde la cárcel en reiteradas ocasiones para ser interrogado bajo torturas en otro lugar, por parte de Carabineros miembros del SICAR (Servicio de Inteligencia de Carabineros). El día 8 de agosto de 1975, luego de una de estas sesiones de tortura, lo regresan a la cárcel en pésimas condiciones físicas, semiinconsciente y arrastrado por dos de los aprehensores, quienes lo llevan a su celda de incomunicación en donde lo dejan sin brindarle ningún tipo de atención médica, falleciendo horas después en este lugar.

Según lo indicado por el testigo Lillo Arévalo, quien igualmente era sacado junto a la víctima a estas sesiones de interrogatorio bajo tormentos, Norberto Seiffert murió como consecuencia inmediata de las torturas.

El nueve de agosto de 1975 la Fiscalía Militar informa que Seiffert Dossow se habría ahorcado en su celda. Sin embargo, no permitieron a la familia ver su cadáver o constatar el estado de su cuerpo; por el contrario, el cuerpo de la víctima fue entregado en una urna sellada y fue sepultado en el cementerio de la ciudad de Lautaro.

En fallo unánime (causa rol 44.103-2020), la Segunda Sala del máximo tribunal -integrada por los ministros y ministras Leopoldo Llanos Sagristá, María Teresa Letelier Ramírez, Juan Manuel Muñoz Pardo, Dobra Lusic Nadal y la abogada (i) Pía Tavolari Goycoolea- descartó yerro en la sentencia que ordenó el cumplimiento efectivo de la pena y rechazó el recurso de casación en el fondo interpuesto por la defensa del ex sargento de Carabineros.

La sentencia recurrida fue fijada por la Corte de Apelaciones de Temuco en marzo de 2020 la que, a su vez, modificó el fallo de primera instancia dictado por el ministro Álvaro Meza Latorre en octubre de 2019 que había condenado al agente represivo a 540 días de presidio.

por Darío Núñez