Ubicación:Sofía Bermedo, Copiapó Copiapó III Región
Rama:Gendarmería
Geolocalización: Google Maps Link
Descripción General
Categoría : Otra Información
De acuerdo a los relatos, muchas personas denunciaron a la Comisión (Valech) haber estado detenidas en este recinto, que funcionó durante todo el régimen militar. Las detenciones mayormente se concentraron en el año 1973, en 1974 y en 1975, disminuyeron significativamente y posteriormente fueron escasas, pero se observó un aumento en 1988. La Cárcel de Copiapó, Avenida Copayapu s/n, lote 1, fue uno de los principales centros de detención de la región. Los prisioneros eran trasladados allí desde otros centros de detención después de los primeros interrogatorios y se les sacaba frecuentemente para nuevos interrogatorios, durante los cuales eran torturados; también en los traslados los prisioneros eran sistemáticamente torturados. Los testimonios denuncian haber recibido en este recinto mal trato y golpes, mala alimentación, permanentes amenazas y prolongadas incomunicaciones.
Fuentes de Infromación Consultadas: Informe Rettig; Informe Valech; CODEPU; Archivo Memoriaviva;
Atacama contabilizó 12 centros de tortura hasta 1990
Fuente :diarioatacama.cl, 3 de Agosto 2007
Categoría : Prensa
El ministerio de Bienes Nacionales realizó un catastro histórico de inmuebles fiscales usados como lugares de detención y tortura entre 1973 y marzo de 1990, dentro de los cuales 12 se encuentran en Atacama.
Entre los objetivos de este catastro está el hecho de transparentar y difundir el uso que se dio a inmuebles fiscales entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990, en la violación a los derechos humanos, identificando su localización y distribución territorial, su administración en el período de dictadura y en la actualidad. Todo esto, en un registro virtual, a través de Internet.
A lo largo de todo el país hubo un total de 1.132 recintos de detención, los cuales se mencionan en los testimonios recogidos en la Comisión Valech. De estos, 802 son individualizados en el informe de la Comisión y son la base para el estudio catastral y 515 de ellos eran de propiedad fiscal.
ATACAMA
De esos 515 recintos, doce están en Atacama, siendo Chañaral y Copiapó los que presentaron mayor número de ellos.
En Chañaral los recintos de propiedad fiscal utilizados como centro de detención y tortura fueron la Capitanía de Puerto, la cárcel, la comisaría de Carabineros y el cuartel de Investigaciones.
En Copiapó la cárcel, la Comisaría de Carabineros, el cuartel de Investigaciones y el Regimiento de Infantería Nº 23.
En tanto en Vallenar fue utilizada como centro de tortura la cárcel y la comisaría de Carabineros de esta ciudad, así como la Tenencia de Carabineros de Freirina y la Tenencia de Carabineros de Diego de Almagro.
Al respecto, la ministra de Bienes Nacionales, Romy Schmidt, destacó que el objetivo de este proyecto es poner a disposición de todos un registro para la memoria histórica de Chile.
"Nos anima el propósito de contribuir a que los ciudadanos recordemos siempre que la democracia es preciso cuidarla y fortalecerla, y entregar un legado a las nuevas generaciones", afirmó.
Asimismo, agregó la ministra que cuestiones tan fundamentales como los derechos humanos no pueden quedar a merced de la mirada más o menos cercana que un determinado Gobierno tenga del tema.
"Para que esa convicción se apropie de la gente es preciso mirar más allá de las normas: hay que apelar también a la memoria", sentenció la ministra.
Del mismo modo, precisó que los inmuebles que aparecen en este estudio habían sido sindicados como lugares de detención y tortura y el ministerio decidió precisar su ubicación, determinar su propiedad y su administración durante el período sindicado y en la actualidad digitalizar los datos para ponerlos a disposición de todo el mundo a través de Internet.
La idea de este catastro -explicó la ministra Schmidt- "no es estigmatizar inmuebles, sino preservar una parte dolorosa de nuestra memoria histórica".
El dirigente regional del Partido Socialista, Luis Orrego, indicó que estos recintos fueron mudos testigos de "una parte negativa de la historia de nuestro país cuando se cometieron grandes atropellos a los derechos humanos y hoy se convierten en verdaderos emplazamientos a la memoria para que nunca más en el país se vuelva a vivir este tipo de hechos".
Antecedentes del Caso: Caravana de la Muerte
Fuente :Informe Rettig, 1991
Categoría : Judicial
El 17 de octubre de 1973, en las primeras horas de la madrugada, fueron ejecutadas trece personas que se encontraban detenidas:
Winston Dwight CABELLO BRAVO, 28 años, ingeniero comercial, Jefe Provincial de la Oficina de Planificación Nacional(ODEPLAN) y militante del Partido Socialista. Fue detenido el 12 de septiembre en la Intendencia y trasladado al Regimiento de Copiapó, actual Regimiento Capitán Rafael Torreblanca.
Agapito del Carmen CARVAJAL GONZALEZ, 32 años, funcionario público y militante del Partido Socialista. Detenido en su domicilio y trasladado al Regimiento de Copiapó.
Fernando CARVAJAL GONZALEZ, 30 años, empleado, militante del Partido Socialista. Fue detenido el 22 de septiembre en su domicilio, conducido hasta el Regimiento de Copiapó y desde allí a la cárcel de esa localidad.
Manuel Roberto CORTAZAR HERNANDEZ, 20 años, estudiante secundario, dirigente estudiantil y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Se presentó ante las autoridades militares luego de ser requerido mediante un Bando, el l7 de septiembre de l973. Quedó detenido en la Cárcel de Copiapó, lugar desde el cual fue trasladado al Regimiento de esa misma localidad, el 2 de octubre del mismo año.
Alfonso Ambrosio GAMBOA FARIAS, 35 años, profesor, Director de Radio Atacama y militante del Partido Socialista. Fue detenido en su domicilio por efectivos de Carabineros el 15 de septiembre y trasladado al Presidio de Copiapó.
Raúl del Carmen GUARDIA OLIVARES, 23 años, funcionario público y militante del Partido Socialista.
Raúl Leopoldo de Jesús LARRAVIDE LOPEZ, 21 años, estudiante de Ingeniería en Minas en la Universidad Técnica del Estado, sede Copiapó y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Fue detenido el 12 de septiembre de l973 al interior de la Universidad y conducido al Regimiento de Copiapó. A fines de septiembre se le trasladó al Presidio de la misma ciudad.
Edwin Ricardo MANCILLA HESS, 21 años, estudiante de Pedagogía en la Escuela Normal, presidente del Centro de Alumnos y Secretario Regional del Movimiento de Izquieda Revolucionaria (MIR). El 15 de octubre fue detenido por efectivos de Carabineros e Investigaciones en su domicilio, conducido al Presidio de Copiapó y desde allí trasladado al Regimiento de esa ciudad.
Adolfo Mario PALLERAS NORAMBUENA, 27 años, comerciante, dirigente poblacional y militante del Movimiento de Izquieda Revolucionaria (MIR). Requerido por las autoridades a través de un Bando militar, decidió no presentarse. Fue detenido el l5 de octubre por efectivos de Carabineros, conducido al Regimiento de Copiapó y trasladado posteriormente al Presidio de esa ciudad.
Jaime Iván SIERRA CASTILLO, 27 años, locutor de radio y militante del Partido Socialista. Fue detenido el 20 de septiembre en su domicilio por efectivos de Investigaciones, llevado al Cuartel de dicha Institución y desde allí trasladado al Regimiento de Copiapó.
Atilio Ernesto UGARTE GUTIERREZ, 24 años, estudiante de Ingeniería en Minas en la Universidad Técnica del Estado, sede Copiapó y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Fue detenido el 14 de octubre en la residencial donde vivía y conducido al Regimiento de Copiapó.
Néstor Leonello VINCENTI CARTAGENA, 33 años, profesor, Secretario Regional del Partido Socialista. Fue detenido por efectivos militares y conducido al Regimiento de Copiapó.
Pedro Emilio PEREZ FLORES, 29 años, Ingeniero en Minas, profesor de la Universidad Técnica del Estado, sede Copiapó, Interventor de la planta minera "Elisa de Bordo" y dirigente del Partido Socialista. Fue detenido el 25 de septiembre de l973 en su domicilio, que luego fue allanado por funcionarios de Investigaciones, quienes lo condujeron al presidio de Copiapó.
Respecto de varias de las personas antes mencionadas, la Comisión ha podido acreditar que fueron sometidos a torturas y otros apremios ilegítimos.
A través de un comunicado oficial publicado en el diario "Atacama" del 18 de octubre de 1973, el Jefe de la Zona en Estado de Sitio informó de la muerte de las trece personas antes individualizadas, aduciendo que se había detectado un plan de fuga entre los prisioneros del Presidio de Copiapó. La Fiscalía Militar había procedido, en atención a la poca seguridad y a la sobrepoblación penal existente, a "remitir a un grupo de los procesados más peligrosos de la Justicia Militar a la Cárcel presidio de La Serena ". El comunicado oficial continuaba relatando que habían sido trasladados en un camión del Regimiento, el cual había sufrido una panne eléctrica casi al llegar a la cumbre de la cuesta Cardones. " Aprovechando que el conductor y ayudante se encontraban preocupados de solucionar el desperfecto, sorpresivamente los detenidos aprovechándose del descuido de uno de los centinelas, saltaron a tierra dándose a la fuga hacia la pampa. Pese a que los centinelas les gritaron ¡alto!, varias veces e incluso dispararon al aire para amedrentarlos, no se detuvieron. En vista de esta situación, continúa el mismo informe, procedieron a disparar en contra de los fugitivos, hiriendo a trece de ellos que fallecieron en el lugar"
La fecha y hora de sus muertes ha sido corroborada por diferentes documentos, tales como certificados de defunción y registro del cementerio. Sus salidas del presidio se encuentran también debidamente acreditadas.
Luego que se les diera muerte, sus cuerpos permanecieron al interior de un camión en el Regimiento de Copiapó, para ser luego enterrados en el Cementerio local por personal militar, en una misma fosa, entre las últimas horas del día 17 y las primeras del 18. El lugar preciso de la inhumación no se dio a conocer ni siquiera a sus familiares. Sólo el 31 de julio de 1990, en virtud de una presentación judicial hecha por la Comisión, se exhumaron los restos de estas 13 personas y tras su identificación fueron entregados a los familiares para su sepultación definitiva.
Esta Comisión rechaza la versión oficial de que se haya debido dar muerte a las personas antes individualizadas para impedir su fuga, en consideración a las siguientes circunstancias:
Las trece víctimas habrían sido seleccionadas para ser trasladadas a la Serena atendiendo su peligrosidad, según señala la misma versión oficial, lo que hace presumir que iban custodiadas por un fuerte contingente militar, en un operativo organizado previamente; todo lo cual lleva a pensar que, aún de haberse producido el desperfecto del vehículo la vigilancia resultaba suficiente para haber impedido su intento de fuga antes que empezaran a correr por la pampa;
Resulta también inverosímil a esta Comisión, que una patrulla militar fuertemente armada; haya requerido dar muerte a trece prisioneros que huían por el desierto como único medio para recapturarlos. Reafirma este punto la consideración de las condiciones físicas en que se encontraban algunos de los detenidos, después de varios días de reclusión. La Comisión conoció además de varios testimonios circunstanciados y concordantes que dan cuenta de torturas a las cuales muchos de ellos fueron sometidos;
Parece poco verosímil, que para sofocar un intento de fuga de trece prisioneros, haya sido necesario ejecutar en el acto a la totalidad de ellos;
El hecho de que sus cuerpos sin vida no hayan podido ser vistos por sus familias lleva a pensar en algún afán de ocultamiento;
El estado en que se encontraban los restos al ser exhumados, indica que estas personas fueron ejecutadas en circunstancias que se hallaban bajo el total control y a merced de los efectivos militares lo que resulta absolutamente inconsistente con la versión oficial. Los restos de varios de ellos se encontraron mutilados, sin impactos de bala y con evidentes signos de corte con arma blanca.
En atención a lo señalado, la Comisión se formó convicción que estas trece personas fueron ejecutadas por agentes del Estado al margen de toda justificación, lo que constituye una grave violación a sus derechos humanos.
La Comisión ha conocido diversos y calificados testimonios en cuanto a quien o quienes habrían participado en la planificación y ejecución de estos graves hechos, no habiéndose podido formar convicción ni siendo de su competencia el establecimiento de responsabilidades personales, respecto de las cuales, en consecuencia, no se pronuncia.
Violaciones de los Derechos Humanos en la Tercera Region
Fuente :Vicarfa de la Solidaridad, 1989
Categoría : Otra Información
Luego del golpe militar de septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas asumieron el control de las actividades vitales de la Tercera Region, especialmente las referentes a la gran minerfa, e iniciaron una sistematica represion destinada a desarticular las organizaciones sociales y polfticas que apoyaban al depuesto gobierno de la Unidad Popular. Con este objetivo fueron detenidos y procesados por Tribunales Militares los principales dirigentes polfticos y sindicales de la zona, asf como personas que desempenaban cargos publicos. Como Jefe de Zona en Estado de .Sitio fue designado el Teniente Coronel de Ejercito, Oscar Haag Blaschke, quien quedo a cargo de toda la ex provincia de Atacama, excepto los departamentos de Huasco y Freirina.
En esta region hubo recintos de interrogatorio y detencion provisoria, como el Regimiento de lnfanterfa Motorizada No.23, el Regimiento lngenieros No.1 y el Regimiento de Atacama, en los cuales se practicaron torturas a los detenidos; y recintos destinados a la reclusion de los afectados que esperaban su eventual procesamiento o puesta en libertad, como la Carcel Publica de Copiapo. Se hicieron llamados por radio y por bandos; algunas personas se presentaron voluntariamente ante las nuevas autoridades; otros fueron detenidos en sus domicilios o en la vfa publica.
En esta zona la mayorfa de las actividades represivas fueron llevadas a cabo por efectivos del Ejercito y de Carabineros, en colaboracion con los organismos de seguridad de las ramas de las Fuerzas Armadas, especialmente el Servicio de lnteligencia Militar del Ejercito {SIM); asimismo, existio coordinacion centralizada con la DINA, que se tradujo en traslado de detenidos a Santiago, nuevos arrestos, etc.
Los detenidos eran tambien puestos a disposicion de la Fiscalfa Militar de Copiapo, organismo que fue utilizado como instrumento represivo desde el ambito judicial. En los Consejos de Guerra instruidos en la zona, al igual que en todo el pafs, fue violado abiertamente el derecho a defensa de los procesados. En esta region se registran a lo menos 3 casos de detenidos desaparecidos, a cuyos familiares se les informo que los afectados habfan sido puestos en libertad o que se encontraban profugos; por otra parte, los ejecutados de que se tiene conocimiento alcanzan a 24, correspondiendo 13 de ellos a personas que fueron muertas por aplicacion de la "Ley de Fuga" durante el paso de la comitiva del general Sergio Arellano Stark por Copiapo.
En efecto, el 17 de octubre de 1973, poco despues de la 1,00 horas, fueron ejecutadas por militares las siguientes personas: 1) Fernando del Carmen Carvajal Gonzalez; 2) Agapito del Carmen Carvajal Gonzalez; 3) Winston Dwight Cabello Bravo, jefe de la Oficina Regional de Planificacion Nacional al memento de su detencion (12/9/73), la que fue practicada por el propio Jefe de Zona en Estado de Sitio, quien lo envio a la Carcel Publica de Copiapo bajo custodia de militares; 4) Manuel Roberto Cortazar Fernandez, presidente del Centro de Alumnos del Liceo Nocturne de Copiapo; 5) Alfonso Ambrosio Gamboa Farfas, periodista y director de Radio Atacama; 6) Raul del Carmen Guardia Olivares; 7) Raul Leopoldo de Jesus Larravide Lopez; 8) Edwin Ricardo Mancilla Hess, dirigente estudiantil; 9) Adolfo Mario Palleras Norambuena, comerciante, detenido por carabineros; 10) Pedro Perez Flores; 11) Jaime Ivan Sierra Castillo; 12) Atilio Ernesto Ugarte Gutierrez, estudiante de la UTE; y 13) Nestor Leonelo Vincenti Cartagena, profesor de la UTE, llamado por bando a presentarse ante las autoridades. Todos ellos se encontraban en la Carcel Publica de Copiapo (menos Agapito Carvajal, Raul Guardia y Jaime Sierra quienes se hallaban recluidos en el Regimiento lngenieros de esa ciudad) y fueron sacados de sus lugares de detencion por el Capitan de Ejercito, Patricio Dfaz Araneda, en virtud de un oficio emitido por el fiscal militar de Copiapo, mayor Carlos Enriotti Bley, a traves del cual se disponfa su traslado a la CarceI Publica de La Serena, dado que el penal de Copiap6 no habrfa tenido las mfnimas condiciones de seguridad por exceso de poblaci6n interna y a que -segun se dijo- se habfa detectado un plan de fuga masivo. Los 13 detenidos fueron subidos a un camion y ejecutados en el sector de Cuesta Cardones de la Carretera Panamericana, salida Sur de Copiap6, con armas de fuego y corvo.
En el oficio que da cuenta de estos hechos, el oficial a cargo expresa que el vehfculo en que trasladaba a los detenidos a La Serena tuvo una falla electrica y que en un memento de descuido, mientras se intentaba reparar el desperfecto, se produjo la "fuga masiva" en atencion a lo cual, "y viendo que el alto dispuesto no produjo la reacci6n de los profugos, hice un tiro de advertencia al aire y como ello tampoco diera resultado, ordene hacer fuego en contra de sus personas, produciendose la muerte de los trece por efecto de los tiros". Agrega el oficio que "el alto concepto de peligrosidad de los profugos no permitfa otra resoluci6n". Esta version fue ratificada por el Jefe de Zona en Estado de Sitio, en la edicion del dfa 18 de octubre de ese ano del Diario Atacama. Debe senalarse que a la epoca de estos sucesos la Carcel de Copiapo se encontraba resguardada por el correspondiente personal de Gendarmerf a y, ademas, por un fuerte contingente militar del Regimiento lngenieros de esa ciudad; por otra parte, contribuye a desvirtuar la version oficial el hecho de que la mayorfa de los afectados habfan estado sometidos a largas incomunicaciones, las que habfan sido levantadas solo el dfa anterior a la llegada de la comitiva de Arellano Stark. Los cadaveres de las vfctimas fueron ilegalmente inhumados en una fosa comun del cementerio local, en donde se aposto una guardia militar que mantuvo custodiado el sitio por varios anos, impidiendo el acceso a los familiares de las vfctimas.
El 21 de noviembre de 1985 se presento una querella criminal por estos hechos ante el 2o. Juzgado del Crimen de Copiapo, rol No.11.117. El 3 de diciembre del mismo ario dicho tribunal se declaro incompetente y remitio los antecedentes a la Fiscalfa Militar y de Carabineros de Copiapo, dependiente del 1er. Juzgado Militar de Antofagasta. Este ultimo acepto la competencia y resolvio que no habfa lugar a la instruccion de sumario, en virtud de lo dispuesto en el D.L. 2.191 de Amnistfa de 1978, por "encontrarse extinguida la responsabilidad penal de los inculpados". La Corte Marcial confirmo esta resolucion.
Por otra parte, el 17 de octubre de 1973 tambien fue ejecutado en Copiapo, segun se dijo por aplicacion de la "Ley de Fuga", el detenido Maguindo Antonio Castillo Andrade. El afectado habfa sido arrestado el 15 de septiembre de ese ario por militares y llevado a la Carcel Publica de Copiapo, desde donde fue sacado y muerto en similares circunstancias que el grupo anterior, por lo que se presume que esta ejecucion se habrfa producido conjuntamente con las anteriores.
Al dfa siguiente de ocurridos estos hechos, el 18 de octubre de 1973, a las 4.00 horas, fueron fusiladas dos personas que se encontraban detenidas en la Carcel Publica de Copiapo, sin que se les hubiera sometido a juicio de ningun tipo. Los afectados fueron identificados como: Ricardo Hugo Garcfa Posada, ingeniero civil, economista y ex funcionario internacional de CEPAL, quien a la fecha del golpe de estado se desemperiaba como Gerente General de la Comparifa de Cobre de El Salvador (COBRESAL); y Benito de los Santos Tapia Tapia, dirigente del Sindicato de Empleados de COBRESAL. El primero, en su calidad de maximo funcionario de la empresa, despacho a los trabajadores el 12 de septiembre de 1973 e hizo entrega de la mina al Jefe de Plaza de Potrerillos, Mayor de Carabineros, Luis Alarcon Gacitua; al mismo tiempo, renuncio a su cargo y desmintio versiones provenientes de Copiapo que lo daban por fugado a la Cordillera, con vehfculos y dinero de la empresa. Entre el
12 y el 14 de septiembre, Posada permanecio bajo arresto domiciliario, siendo trasladado luego a la Carcel de Copiapo por efectivos de Carabineros. El certificado de defuncion del profesional seriala como causa de su muerte "ejecucion militar". Segun informaciones obtenidas de militares de Copiapo, el fusilamiento fue ordenado por la comitiva del General Arellano Stark; sin embargo, la version oficial de las autoridades fue que el fusilamiento habfa sido dispuesto por un Consejo de Guerra, pero hasta ese momento no se habfa constitufdo ningun Consejo de Guerra en Copiapo.
Tambien hubo autoridades municipales, elegidas por votacion popular, que murieron en circunstancias poco claras: El Alcalde de Pueblo Hundido (hoy Diego de Almagro) y militante socialista, Florencio Asencio Vargas Diaz; el Alcalde de Vallenar, Juan Segundo Lopez Torres, comunista. El primero fue detenido por carabineros y despues se informo que se habfa "suicidado" en la Comisarfa, en tanto que en el certificado de defunci6n del segundo se seriala que muri6 "a consecuencia del pronunciamiento militar". Los cuerpos de las vfctimas fueron entregados en urnas selladas a sus familiares. Otra persona ejecutada en los dfas posteriores al golpe militar fue el director del diario "EL Andino", Dewet Bascurian Manrfquez.
Despues del golpe militar fue intervenida la Escuela de Minas de Copiapo, antecesora de la actual Universidad de Atacama, donde murio un estudiante el 5 de septiembre de 1984 durante una jornada de protesta, luego de que ingresaran al recinto militares, carabineros y agentes de la C.N.I. con el objeto de reprimir las manifestaciones. En los hechos fallecieron el universitario Guillermo Vargas Gallardo, de 21 arios de edad, y el jefe regional de la C.N.I., Teniente de Ejercito, Julio Briones, ambos por impacto de balas de guerra.
A esta zona fueron relegadas, por decision administrativa del Ministerio del Interior, una cantidad considerable de personas, especialmente durante el perfodo de las protestas sociales. Entre las localidades utilizadas para estos fines se puede mencionar Tierra Amarilla, Diego de Almagro, Alto del Carmen, Freirina y Chariaral, donde cumple actualmente su pena judicial de relegacion el dirigente de la CUT, Arturo Martfnez.
Por ultimo, a partir del descubrimiento del ingreso ilegal de armas al pafs en agosto de 1986 ("caso arsenales"), en la zona de Carrizal Bajo, se aplicaron graves torturas a los presuntos implicados en estos hechos, similares a las inflingidas a los primeros detenidos despues del golpe militar. Tambien se violaron derechos de los procesados en esta causa cuando el fiscal militar, coronel Fernando Torres Silva, dependiente del Segundo Juzgado Militar de Santiago, viajo a la zona en busca de un supuesto tercer desembarco de armas y realiz6 diligencias fuera del territorio jurisdiccional de su competencia.
PRESOS POLITICOS EN LA TERCERA REGION
En la region solo hay un preso polftico reclufdo en la Carcel local: Jose Cristian Salas Romero, quien fue detenido en Santiago el 23 de abril de 1985 por agentes de lnvestigaciones y llevado con la vista vendada a un lugar desconocido, para ser luego trasladado al Cuartel Central de esa instituci6n. Tras permanecer 13 dfas en el recinto policial fue puesto a disposicion de la Justicia Militar acusado de transporte de explosivos y de asociacion ilfcita. En la actualidad se encuentra cumpliendo una condena de 5 arios y un dfa (3 arios y un dfa por infraccion a la Ley de Control de Armas, 2 arios por infraccion a la Ley de Seguridad del Estado).
ALGUNOS CASOS PE PERSONA$ EJECUTAPAS O ASESINAPAS EN LA TERCERA REGION
VARGAS DIAZ FLORENCIO ASENCIO: Alcalde y Regidor de Pueblo Hundido, militante socialista, casado, 2 hijos, 65 arios a la fecha de su muerte. Fue detenido por efectivos de Carabineros el 24 de octubre de 1973 en la Plaza de Pueblo Hundido y trasladado a la Tenencia de Carabineros. Al dfa siguiente su hija fue a dejarle desayuno, siendo informada que su padre se habfa suicidado. Su cuerpo fue entregado a la familia y luego sepultado en el cementerio local.
BASCUNAN MANRIQUEZ DEWET: Periodista. El diario El Mercurio del 8 de noviembre de 1973 public6, bajo el titular "Encontrado cadaver de periodista pr6fugo", la noticia en que se daba cuenta que una patrulla militar habfa encontrado el cadaver de Dewet Bascurian en una zona cordillerana ubicada a doscientos veinticinco kil6metros de Copiap6. Se agreg6 en la noticia que el occiso se encontraba desaparecido de Potrerillos desde hacfa mas de cincuenta dfas y que luego del 11 de septiembre habfa hufdo hacia el desierto, junto a otros trabajadores de la Comparif a de Cobre El Salvador. El afectado era director del peri6dico "El Andino".
LOPEZ TORRES JUAN SEGUNDO: Alcalde de Vallenar, casado, 6 hijos, 41 arios a la fecha de su asesinato. El afectado, militante del PC, fue detenido por efectivos de Carabineros el 14 de diciembre de 1973 en la mina "La Perdida". Los policfas iban acompariados de seis civiles. El 15 de diciembre su c6nyuge concurri6 a la Comisarfa de Vallenar siendo informada que su marido estaba muerto y, tras mucha insistencia, se le notific6 que se encontraba enterrado en Huasco Bajo. Posteriormente traslad6 los restos de su marido al Cementerio de Vallenar. El certificado de defunci6n indica: "muerto en mina restauradora, a consecuencia del pronunciamiento militar".
VEGA BARRIOS JAIME NICOLAS: Conscripto. El afectado fue llamado a cumplir su Servicio Militar Obligatorio en los primeros meses de 1983 siendo destinado a Calama (era de Tierra Amarilla) y en abril de ese ario fue dado de baja por no tener salud compatible. Sin embargo, en junio de 1983 le notificaron que deberfa reconocer cuartel, lo cual efectu6. En septiembre lo dieron de franco por una semana y aprovech6 la oportunidad para desertar. Su madre, para evitar males mayores, lo entreg6 en la Tenencia de Carabineros de Tierra Amarilla, desde donde fue sacado por militares. El 6 de octubre dos soldados le comunicaron que su hijo se habfa suicidado, lanzandose a un pique cuando -acompariado de una patrulla militar fueron a recoger una mochila que habfa escondido.
VARGAS GALLARDO GUILLERMO: estudiante universitario (U. de Atacama) 21 anos. El afectado falleci6 el 5 de septiembre de 1984 en el Campus Central de la Universidad de Atacama en circunstancias que dicho recinto fue copado por efectivos de Carabineros, militares y agentes de la Central Nacional de lnformaciones, quienes ingresaron a el a petici6n del Rector Vicente Rodrfguez Bull con el fin de reprimir a los estudiantes que adherfan a una jornada de protesta. El estudiante muri6 a consecuencia de un impacto de bala en la frente. En los hechos tambien result6 muerto el Jefe Regional de la C.N.I., Teniente de Ejercito Julio Briones, quien se asom6 por sobre una saliente del cerro e intent6 detener a unos estudiantes que hufan del lugar, recibiendo el impacto de una bala de guerra que le penetr6 por su axila derecha. La explicaci6n que se dio fue que en esos momentos levantaba un arma para disparar (se encontraba sin casco amarillo, los que si portaban los otros agentes de la C.N.I.).
PERSONA$ DESAPARECIDAS EN LA TERCERA REGION
ROJAS RAMIREZ ALADIN ESTEBAN: minero, casado, 3 hijos, 30 anos a la fecha de detenci6n. El afectado, socio de la Cooperativa Minera Bateas Lta., fue detenido por efectivos del SIM el 9 de abril de 1975 en la Plaza de la ciudad de Copiap6. Fue trasladado al Regimiento de lnfanterfa Motorizada No.23 donde permaneci6 toda la noche, siendo interrogado y torturado con aplicaci6n de corriente electrica. Regres6 a su hogar en horas de la manana del dfa 10 de abril indicandole a su conviviente que habfa sido detenido por el SIM y que debfa volver ese mismo dfa -a las 20 horas- al Regimiento para firmar un documento. A la hora indicada volvi6 al recinto militar en su moto marca "Gilera". Su esposa se aperson6 a dicho establecimiento poco despues y el soldado que hacfa guardia le senal6 que lo habfa visto entrar, pero no habfa salido. Desde ese momento se encuentra desaparecido, al igual que la moto en que se movilizaba.
El Comandante del Regimiento, Teniente Coronel Arturo Alvarez Sgolia, senal6 al Juzgado de Copiap6 que el afectado fue detenido por personal de la Unidad a su mando el 9 de abril de 1975, por ser presidente de las JJ.CC. de la comuna de Tierra AmariIla y tener sospechas de estar efectuando reuniones clandestinas y que habfa quedado en libertad el 12 de abril de ese ano, por no habersele constatado culpabilidad.
ACEVEDO GALLARDO PEDRO GABRIEL: estudiante de lngenierfa de la U. Tecnica sede Copiap6, 19 anos a la fecha de detenci6n. Detenido el 28 de abril de 1975 por efectivos militares y de Carabineros en su domicilio ubicado en Tierra Amarilla, siendo trasladado a un recinto militar. El 29 de abril, mientras su familia hada averiguaciones en el Regimiento Atacama de Copiap6, su domicilio fue nuevamente allanado por los mismos aprehensores. Dos de ellos fueron identificados como pertenecientes a Carabineros y posteriormente declararon ante el Juzgado del Crimen de Copiap6 que, efectivamente, habfan formado parte de un grupo de servicio formado por Carabineros y por personal del Regimiento de la ciudad, cuya finalidad era detener personas y ponerlas a disposici6n de los Servicios Especializados del Ejercito.
El 22 de junio de 1975 el diario "La Tercera" public6 una noticia en la que se informa que los Servicios de Seguridad de las Fuerzas Armadas frustraron en la provincia de Atacama un plan de sabotaje y terrorismo que iban a iniciar elementos del PC, PS y MIR; y que el lntendente Regional, Teniente Coronel Arturo Alvarez aclar6 que todo ello ocurri6 en el mes de mayo y que los detenidos eran 17 y que el cabecilla del grupo, PEDRO ACEVEDO GALLARDO, se encontraba pr6fugo.
LAZO ROJAS ALONSO: obrero, 25 anos a la fecha de la detenci6n. El afectado y su c6nyuge, Nitza Estrella Baez Mondaca, fueron detenidos el 14 de noviembre de 1975, por civiles que se identificaron como pertenecientes a un "Servicio de Seguridad" y trasladados al Regimiento de Copiap6 en donde fueron interrogados con la vista vendada. Posteriormente, Nitza Baez fue trasladada a la capital, al Campamento de Prisioneros de "Tres Alamos" perdiendo todo contacto con su c6nyuge. Tras la detenci6n del matrimonio, el lntendente de Atacama, teniente coronel Arturo Alvarez, ofreci6 una conferencia de prensa y dio a conocer una lista de detenidos en la que apareci6 Alonso Lazo Rojas. En Santiago, el diario "La Tercera" public6 la noticia bajo el titular "Detenidos 7 extremistas en el Norte. Estudiante universitaria dirigfa celula mirista": en la cr6nica se daban los nombres de seis hombres detenidos junto a Nitza Baez, pero nose menciona a su esposo.
El 21 de noviembre el lntendente envi6 una comunicaci6n al padre del afectado en que le comunicaba el arresto de su hijo con fecha 14 de noviembre y que "el 18 de noviembre, mientras se encontraba detenido en el predio militar y se le daba su alimentaci6n, agredi6 a un centinela dandose a la fuga".
En el amparo interpuesto en favor del joven, el Ministerio del Interior inform6 al tribunal que el amparado habfa sido arrestado por Decreto Exnto. No.1793 del 9 de diciembre de 1975 en el Campamento Cuatro Alamos, siendo trasladado a Tres Alamos por Decreto Exnto. 1802 del 18 de diciembre. Posteriormente, el Ministerio indic6 que dicha informaci6n se habfa debido a un error y repiti6 la version dada por el lntendente.
Caso caravana de la muerte: ‘No fueron ejecutados, fueron torturados’
Fuente :revistatierraculta.cl, 1 de Agosto 2016
Categoría : Prensa
El 08 de julio de 2016, la Corte de Apelaciones de Santiago dictó sentencia en contra de seis miembros del Ejército en retiro como responsables de 13 delitos de homicidio calificado y tres secuestros calificados, ilícitos perpetrados el 17 de octubre de 1973, en Copiapó, en el marco del denominado caso «Caravana de la muerte».
De acuerdo a la sentencia de primera instancia, dictada por la ministra en visita Patricia González, se logró determinar que: «El día 16 de octubre de 1973, en horas de la noche, como a las 20 horas, llegaron a Copiapó en un helicóptero «Puma», un grupo de personas, pertenecientes al Ejército de Chile, comandadas por un general del mismo, quien portaba un documento en el que constaba que tenía atribuciones delegadas por el Comandante en Jefe del Ejército de entonces, para «cumplir labores de coordinación de criterios institucionales de gobierno interior y de procedimientos judiciales», como también, «para revisar y acelerar los procesos»; algunos de dichos funcionarios al mando del general a cargo, junto a un grupo de militares pertenecientes al Regimiento Atacama de Copiapó, luego de efectuar una revisión, estudio y selección de las fichas y antecedentes de los detenidos existentes, sin que conste que haya existido alguna causa o proceso en su contra, y por una parte procedieron a sustraer, a apartar en horas de la noche, a cuatro personas que se encontraban detenidas en dicha unidad militar, las hicieron subir a un camión del Ejército, y con ellas se dirigieron a la cárcel pública de Copiapó, lugar desde donde sustrajeron a otras nueve personas que se encontraban privadas de libertad en dicho recinto por orden de la autoridad jurisdiccional militar. Luego, el grupo de militares pertenecientes al Regimiento de la ciudad, transportó a los trece detenidos hacia las afueras de la ciudad, a un sector llamado Cuesta Cardones, los obligaron a descender del camión y procedieron a disparar contra ellos, utilizando para ello fusiles SIG calibre 7.62 mm, falleciendo todos en el lugar. Verificadas las muertes de las mencionadas personas, los cadáveres fueron trasladados a la unidad militar, y posteriormente desde ese lugar al cementerio de la ciudad, y luego de ser identificados, fueron sepultados en una fosa común, practicándose las correspondientes inscripciones de defunción». Fuente fallo corte de apelaciones.
Es en este punto en que la Agrupación de Familiares y Amigos de los Ejecutados Políticos de Atacama a levantado la vos para clamar porque se resalte la verdad de los hechos y no prevalezca el MONTAJE DEL EJERCITO, de que fueron fusilados en la cuesta cardones y denunciar una vez más que el Ejercito de Chile protege a los peores criminales de la historia de Chile, ya que fue la Fiscalia Militar la que perdió los expedientes donde estaban los estudios tanatológicos y no se hizo ningún sumaro al respecto, y es por ello que nos cuentan la versión que en los documentos extraviados estaba escrita.
El 17 de octubre de 1973 en la Cárcel de Copiapó, a las 00:30 horas en un camión militar pasaron a buscar a los 9 prisioneros políticos. Cuando los nueve detenidos fueron subiendo al camión cerrado con un toldo, se encontraron con los otros cuatro prisioneros que ya estaban arriba con sus manos amarradas a la espalda, a quienes los habían subido en el regimiento.
Inmediatamente después la comitiva de la Caravana de la Muerte, según testigos militares de la época, los llevaron a todos al regimiento local, y no a la Cuesta Cardones donde supuestamente los fusilaron. En la madrugada del 17 de octubre de 1973, los asesinaron a todos, en el mismo momento y en el mismo lugar al interior del Regimiento. Fuente Blog Angélica Palleras Norambuena.Exhumación Copiapó 1990-5 diario 3 decapitados
Diecisiete años más tarde, el 27 de julio de 1990 se halló la fosa clandestina donde habían sido escondidos los cuerpos de los 13 ejecutados de Copiapó, y donde no estaban los tres ejecutados de El Salvador. En los exámenes de peritaje en Instituto Médico Legal solo se encontró una bala en uno de los cuerpos, el resto eran sólo cortes de corvos, cuchillos, yataganes, quebraduras de cráneos y quemaduras de sopletes. Lo que se puede demostrar con las imágenes del momento en que los cuerpos fueron desenterrados de la fosa.
A 42 años, aun consideramos que se mantiene la impunidad en la mayoría de los casos de los ejecutados y los detenidos desaparecidos. Y aun cuando se esté dictando esta Sentencia en Segundo Grado, seguiremos en la búsqueda de los 3 compañeros de El Salvador detenidos desaparecidos por los miembros del Ejército de Chile que formaban la Caravana de la Muerte que pasó por Copiapó.
Día de LAS Jóvenes Combatientes
Fuente :resumen.cl, 29 de Marzo 2019
Categoría : Prensa
Paulina Aguirre Tobar tenía 20 años cuando la noche de aquel fatídico 29 de marzo de 1985, mismo día en que son asesinados Rafael y Eduardo Vergara Toledo. Es emboscada en una parcela donde arrendaba en el sector El Arrayán comuna de Lo Barnechea en Santiago, por agentes de la denominada Brigada Azul de la Central Nacional de Informaciones (CNI) comandados por Álvaro Corbalán. El autor material del asesinato de Paulina fue el ex mayor de carabineros Miguel Ángel Soto Duarte.
La CNI había sido advertida por la propietaria de la parcela donde vivía, la que producto del terremoto del 3 de marzo de 1985 quedó afectada. Paulina se trasladó a vivir con sus abuelos a Macul, sin embargo en una pared agrietada por el terremoto trabajadores encontraron armas y municiones. Alertados los organismos represivos esperaron su regreso. La noche del 29 de marzo de 1985 llegó hasta el Arrayán, donde fue asesinada.
A sus cortos 20 años, Paulina era un cuadro político militar del MIR y de la Resistencia Popular a la Dictadura. Ya a los 15, pidió ingresar a militar en el MIR, siendo aún estudiante secundaria del liceo Valentín Letelier, teniendo perfectamente claro lo que era vivir en dictadura. De niña vio a su padre Luis Aguirre Smith, militante del MIR detenido y torturado en Calama y posteriormente trasladado a la Penitenciaria a Santiago, desde donde es desterrado al exilio en Francia. También conoció la vivencia de sus tío Pedro, trabajador de Chuquicamata, recluido en la cárcel de Copiapó y su tío Carlos Acuña Alvarez fusilado en Antofagasta.
Exiliados su padres, Luis Aguirre en Francia y su madre, María Eugenia Tobar Andrade, en Suecia, Paulina permanece en Chile, y en 1980 pide ingresar en el MIR, luego que su padre reingresa clandestinamente al país. Pasa a la clandestinidad con el nombre político de "Luisa".
En palabras de su propio padre: «Ella quiso luchar contra los crímenes cometidos por la dictadura. Esperaba crear una sociedad más humana, justa e igualitaria». Por ello no dudó en asumir el compromiso político a cabalidad, Paulina sale de Chile y recibe instrucción militar en Cuba, para reingresar clandestina nuevamente al país.
En una carta a su padre Paulina le escribió:
«Cuando el dolor, la sangre, el odio y la muerte son necesarios, miles de manos se tienden para tomar las armas. Acuérdense ustedes de mí siempre».
Por Joaquín Pérez
Espantos nocturnales y otros
Fuente :odiseo.com.mx, 24 de Septiembre 2012
Categoría : Otra Información
De cómo se hizo desaparecer la sede de la Universidad Católica del Norte de Copiapó, por sectores de la Universidad Técnica del Estado (Ex Escuela de Minas), el 26 de mayo de 1975, en connivencia con el régimen militar dictatorial, imperante en Chile
PRELIMINARES
Motivados por una información aparecida en la prensa electrónica de Chile, hace unos días atrás, en relación con las universidades chilenas que no cumplían cabalmente como centros de educación superior, entre las que se encuentran la Universidad del Mar de Valparaíso, junto a la Universidad de Atacama dentro de tal sistema. Esta última nos sorprendió, grandemente, porque la “historia oficial” presentada, señala que a partir del régimen dictatorial en la década de 1980, “habría surgido de la Ex Escuela Normal y de la desaparecida Universidad Técnica del Estado, heredera de la Escuela de Minas”, donde fue designado como primer Rector, el docente Vicente Rodríguez Bull, quien ostentaba similar cargo en la Técnica.
Lo anterior nos impactó profundamente, porque simple y llanamente se ha “borrado de una plumada”, la presencia de la sede de la Universidad Católica del Norte de Antofagasta, la cual había reemplazado a la también antigua Escuela Normal y que funcionó normalmente entre los albores del mes de marzo de 1974 y el 26 de mayo de 1975, cuando fue intervenida por el Jefe militar de la zona regional de Atacama, Teniente Coronel Arturo Alvarez Sgolia, en connivencia con miembros masónicos copiapinos, donde destacaba relevantemente el citado Rodríguez Bull.
Dado, que fui docente-directivo, protagonista de un año, eliminado de un “plumazo” o un “sablazo”, de inmediato, me consideré como un “fantasma” al igual que todo el personal que laboró en ese ente universitario, reconocido por las autoridades de educación superior de la Junta Militar, el cual ha permanecido presente hasta el momento actual, incluyendo los cinco periodos republicanos, a partir de marzo 90, cuando se reinstaura la República.
Sobre la base de lo anterior, el objetivo de tal documento es demostrar, sobre la base de la Primera Memoria de actividades, editada en mayo 75, de la cual poseemos un ejemplar, donde se reseña la actividad de un plantel universitario, que existió realmente y que fue eliminado por la Dictadura, sin que los gobiernos democráticos hasta el presente no hayan reparado en tan malévola acción, lo cual desprestigia a la historia universitaria de nuestro lar nativo, por tan grave e intencionada omisión de un sector civil, representante de un ideario, que profesa las libertades por encima de otros aspectos como lo demuestra la participación de grandes figuras de la masonería, como lo fueron, entre otros: Francisco de Miranda, Bernardo O´Higgins, José Martí, Eugenio María de Hostos, indudablemente portadores de una mayor universalidad, dentro del continente, carente de un “aldeanismo y mediocridad”, como el que usurpó nuestra sede en tiempos opresivos para la patria terrígena.
Tal trabajo, consulta documentos de su creación, directivos de la sede y los diversos departamentos, junto a la nómina de profesores e investigadores, donde se insertan las tres funciones específicas de lo que debe ser una universidad, propiamente tal, como lo son: Docencia, Investigación y Extensión y de la exacción de los innumerables muebles e inmuebles que se adquirieron y ocuparon en tan breve periodo, especialmente textos de investigación para estudiantes y alumnos, que se incorporaron para cursar el tramo inicial en las carreras de Pedagogía Básica e Ingeniería .
Pero, quizás lo más doloroso y repudiable por los diversos sectores copiapinos, que vivían dentro de un clima de coerción, fue el asalto a la sede universitaria por militares armados, quienes por orden del Teniente Coronel Arturo Alvarez Sgolia, convertido en el criminal, en su condición de General, años después, en Santiago, de Tucapel Jiménez, el presidente del Sindicato de los Empleados Públicos de Chile .
Indudablemente, la odiosidad del sector masónico, encabezado por Rodríguez Bull, se dirigió con un objetivo esencial de no aceptar en la región atacameña un centro universitario de carácter católico, que podía poner en peligro la existencia de su plantel, dado que por esa época ya circulaban comentarios en torno a la regionalización. Además, había que “descabezar” a los directivos designados, por constituir un grupo de “afuerinos”, indudablemente con mayor desarrollo intelectual, humanista y portadores de la cruz cristiana, que se oponían al existente, un conglomerado, si bien es cierto de profesionales, pero con una visión de mundo más aldeana e intrascendente ..
Nuestro anhelo, en la actualidad, transcurridos poco más de treinta y siete años es denunciar tal atentado a la persona, por individuos antihumanos, plenos de malignidad que se sintieron sobrepasados por la acción cultural, artística, profesional y educacional, que en el día a día, durante un año proyectamos a las comunidades, las cuales empezaron a sentirse identificadas con tal quehacer permanente, que “arrinconó” en sus predios a la venerable “Escuela de Minas”, porque de ahí no pasaron como Universidad, título que se impusieron por su opacidad, portadora de escasos valores iterativos, durante casi un siglo.
Plenos de odios, tales individuos civiles y militares en “concubinato”, llegaron a promover primero y luego a concretar el objetivo de apoderarse de los bienes materiales, enviar a la cárcel a las autoridades y apropiarse de lo que no les pertenecía de una manera procaz y desconsiderada..
Con el sólo objetivo que tal aberración sea conocida por la comunidad nacional e internacional, a fin de que no vuelvan a repetirse hechos aberrantes, presididos por la barbarie castrense y sectores despreciables de la población, que canallamente actúan como seres bárbaros, ausentes de valores naturales de una sana convivencia, nos permitimos compartir con ustedes, especialmente connacionales del Chile geográfico y del Exterior, aún repartido por el mundo entero, tal ignominia a fin de que jamás vuelva a ocurrir en nuestra patria un asalto a la República, como el que se vivió entre 1973 y 1990.
INICIO
Inmediatamente de producido el Golpe Militar, el 11 de septiembre de 1973 en Chile, por sectores castrenses insubordinados ante el gobierno constitucional del presidente Salvador Allende Gossens, dentro del sector educativo, se tomaron decisiones como lo fueron:1) Eliminar las Escuelas Normales, de larga data, integrándolas a carreras pedagógicas, dentro de las Facultades de Educación de las diversas universidades existentes hasta esa época. Así, se explica que la Escuela Normal de Copiapó se incorporara a la sede que para tal efecto creó la Universidad Católica del Norte en la ciudad copiapina, disponiendo de las instalaciones de ese centro educativo, formador de docentes.
Por su parte, la antigua Escuela de Minas de la ciudad ya señalada, fue asimilada por la Universidad Técnica del Estado, la cual colindaba territorialmente con el centro educativo normalista, lo cual significó, que la Universidad del Norte de Antofagasta asumiera tales responsabilidades en Copiapó el 25 de marzo de 1974, con dependencia directa de la Facultad de Educación y Ciencias Humanas, en tanto el Ciclo Básico de Ingeniería creado, dependería de la Facultad de Ciencias e Ingeniería de la citada casa universitaria.
Las primeras autoridades educativas fueron: 1) Sede. Universidad del Norte: Coronel y Prefecto de Carabineros de Atacama, René Peri Fagestrom y 2) Universidad Técnica del Estado se ratificó como Director, al mismo de la Ex Escuela de Minas, Vicente Rodríguez Bull.
Sólo, por espacio de un mes se prolongó el periodo directivo del Coronel Peri Fagestrom, tal vez “el único humanista” del Cuerpo de Carabineros conocido, que además de notable historiador era un relevante creador poético y recientemente había organizado el Museo Histórico de Copiapó, para lo cual designó como Director al intelectual Daniel Cuadra, detenido en la Cárcel local, para quien solicitó su libertad. cuando fue informado de que era el único capaz de ponerse al frente de tal institución cultural, el cual permaneció en tales funciones, hasta el arribo del ominoso personaje castrense, al cual nos referiremos con posterioridad.
De inmediato, se nominó como Director de la nueva institución universitaria que nacía, al Profesor Luis Aguayo Badilla, quien provenía de la sede de la Universidad del Norte de Coquimbo, con quien habíamos compartido la experiencia de formar parte en el año 1973, a partir de abril, en el Post Grado organizado por la OEA y el Ministerio de Educación de Chile, integrado en un cincuenta por ciento con docentes nacionales y la otra mitad por concursantes, venidos de diversas naciones del continente, el cual con altibajos, sobre todo, con lo ocurrido el fatídico 11 de septiembre, pudo culminar en enero de 1974, ante los requerimientos de la OEA, planteados a los militares usurpadores del gobierno republicano.
En los inicios, este centro de educación superior, además de ocupar las instalaciones de la ex Escuela Normal ofreció dos Cursos Introductorios: El primero, orientado hacia la carrera de Educación Básica, con una inscripción inicial de 194 estudiantes y un Ciclo Básico de Ingeniería, con 161 inscritos, en su mayoría provenientes de la región atacameña y otro porcentaje de la zona de Coquimbo.
La mayoría de los docentes provenían en el caso de Pedagogía, de la ex Escuela Normal, quienes no habían sido encarcelados o exonerados por el nuevo régimen gubernamental. Unos cuantos, al igual que nosotros, procedíamos del reciente post grado ofrecido por la OEA, especializados en Administración y Planeamiento, en el sector de Educación Superior, Y un tercer porcentaje, lo constituían docentes, arribados de otras sedes de la U. del Norte, tanto de Coquimbo como de Antofagasta.
Durante el año académico de1974, dentro de un gobierno dictatorial, las actividades se desarrollaron en un marco de cierta normalidad, lo cual se debió a que el jefe militar de la región copiapina era el Teniente Coronel, Oscar Haag (1), quien demostró una tendencia a disminuir la coerción del hombre común y no se supo de víctimas represivas, Sabíamos que en la cárcel local aún permanecían detenidos, a partir del 11 de septiembre 73, y se mantenía el recuerdo doloroso de los ajusticiados en las cercanías desérticas de Copiapó, ordenadas por el llamado, nacionalmente, “General de la Muerte”, Sergio Arellano Stark (2) en su transitar tanto por la zona norte como la del sur, donde ordenó el fusilamiento de una lista de reos que él mismo seleccionaba para poner fin a sus vidas, dejando así una huella terrorífica y sangrienta, que por nunca jamás el pueblo chileno olvidará.
Entre marzo y diciembre del citado año, el naciente Centro Universitario con el permanente apoyo de la sede matriz antofagastina, desarrolló en profundidad las tres funciones esenciales, que configuran a una universidad propiamente tal, como lo son: Docencia, Investigación y Extensión.
Con respecto a la primera función, se llevó a cabo la facilitación de los aprendizajes con 33 profesores, en una gran proporción con post-grados y perfeccionamiento, que benefició, significativamente, a los estudiantes.
En Investigación, se orientó fundamentalmente al campo educativo, minero y agrícola con la elaboración y concreción de proyectos prominentes, vinculados con la zona. En tales funciones, además del tiempo que entregaban los docentes ordinarios, se contrataron profesionales en las áreas ya señaladas.
En relación con la Extensión, tal quehacer tuvo una proyección extraordinaria, porque se trataba de atraer y adentrarse en la comunidad copiapina, lo cual se logró en plenitud con una programación permanente, que contemplaba: Conferencias, charlas, presentaciones artísticas, vinculadas especialmente con el folclore, el teatro, la pintura, expresión coral con las respectivas agrupaciones creadas en la sede universitaria y en el caso de la Literatura e Historia con el apoyo irrestricto del Círculo Literario “Jotabeche”, en los primeros meses, presidido por el poeta, académico de la Historia y Cronista de la región copiapina, el gran colaborador, Oriel Alvarez Gómez,(3) al cual sucederíamos durante los primeros meses de 1975, en tal representativa institución cultural atacameña.
Confrontación ideológica de la Universidad Católica del Norte y la Universidad Técnica del Estado (UTE)
Es indudable, que la recepción de la Universidad Católica del Norte en Copiapó, por parte de la vecina UTE no fue nada de auspiciosa. Pensamos, que se debió, especialmente a su pensamiento y configuración ideológica, vinculados con el ideario masónico y laico.
La UTE, heredera de la antigua Escuela de Minas, fundada a comienzos del siglo XX se consideraba como la principal de la región por sus años de funcionamiento, en la cual desde sus orígenes predominó una ideología vinculada con la logia masónica de Copiapó, la cual creemos se venía perpetuando desde el siglo XIX, época de los Matta y de los Gallo, fundadores del Partido Radical, de inspiración laica. En tanto, la Universidad Católica del Norte, cuyo símbolo era la cruz cristiana, había sido fundada en Antofagasta, durante el siglo XX, por la Congregación de los Jesuitas.
Quizás, a lo anterior, a ese rechazo de las autoridades universitarias locales se agregó la idea, que a partir de la instalación de la Junta Militar de Gobierno, en 1973, se tendía a promover la regionalización de los centros de educación superior, lo cual significaba que en una ciudad, como Copiapó, debía permanecer una sola .Ya en esos años, 1974-1975, tal proyecto dictatorial rondaba en el ambiente.
El primer año de funcionamiento de la Universidad Católica en Copiapó, 1974, se laboró normalmente, dado que las autoridades militares, como era el Jefe de Zona, Teniente Coronel, Oscar Haag y el Prefecto de Carabineros, Coronel René Peri Fagestrom, indudablemente estaban situados en el sector castrense de las “palomas” (4), Por su accionar más humano, promovieron y apoyaron la creación y funcionamiento de la nueva sede universitaria, lo cual durante el decurso del citado año de 1974 se llevó a cabo una intensa actividad, sobre todo de proyección que alcanzó profundamente a la población, no solamente la copiapina, sino a toda la región atacameña, con el apoyo permanente de las autoridades universitarias antofagastinas, donde se relevó la figura egregia de Gerardo Claps Gallo, Vicerrector de Extensión y Comunicaciones. Esto significó que la UTE se arrinconara en sus espacios, colindantes con este nuevo y bullente Centro de Educación Superior, lo cual indudablemente los llevó a la “maquinación”, especialmente del sector más cercano e íntimo de su Director, Vicente Rodríguez Bull, donde excluimos a don Hugo Garrido, encargado de la Extensión, con quien en algunas ocasiones compartimos, destacándose siempre por su bonhomía, amplitud y caballerosidad.
El arribo del “carnicero” Teniente –Coronel Arturo Alvarez Sgolia, como Jefe de Zona
La oportunidad del “arrase” les llegó a los desalmados directivos de la UTE, en los inicios del año 1975, con la designación de un nuevo jefe de Zona, como lo fue el Teniente-Coronel, Arturo Alvarez Sgolia, (5) ubicado en el sector de los “halcones”, con funestos antecedentes, durante el año 1973, como comandante del Regimiento “Pudeto” de Punta Arenas.
En la primera intervención, que tuvo en enero 1975, en una conferencia de prensa con los medios de comunicación, acreditados en la región atacameña, Alvarez Sgolia “amenazó” a los sectores que según él persistían en sus afanes de insurrección, a pesar del centenar de presos políticos, que aún permanecían recluidos en el centro penitenciario copiapino. Inclusive, como una velada amenaza a miembros de nuestra universidad, donde nos encontrábamos, precisando:“Sobre todo aquéllos, que están detrás de los ya sancionados, de ideología marxista” (6).
Estimamos que a partir de este momento, a los directivos de la UTE, comandados por Rodríguez Bull les llegó el tiempo para incorporarse a los círculos más íntimos del nuevo Teniente-Coronel, sobre todo a través de civiles, admiradores del gobierno castrense “de facto” y altos sectores económicos de la ciudad, como lo era uno de los directivos más acaudalados del “Centro Libanés”, quien intimó tanto con tal individuo, que incluso se comentaba que le había ofrecido un departamento, que poseía en Santiago para que se hospedara, en los viajes que realizaba para informar de sus actos luctuosos a su “Capitán General”. (7)
En los dos primeros meses, el nuevo Teniente –Coronel, se dedicó a organizar el propio Golpe que él deseaba llevar a cabo. En relación con nuestro Centro Universitario, que continuaba realizando una actividad siempre ascendente, se limitó a designar a otro Teniente-Coronel, segundo jefe del regimiento a su cargo, como delegado y observador de nuestra sede universitaria. Si mal no recordamos era de apellido Sánchez. Lo primero que hizo, fue entrevistarnos primeramente a los directivos y docentes, que se habían incorporados y que procedíamos de otras zonas del país. Al comienzo, concurría diariamente por algunas horas, más bien en plan de “veedor”, sin que nunca nos imagináramos, lo cual supimos mucho tiempo después- que habían infiltrado a tres jóvenes oficiales militares, como estudiantes-sobre todo en el Ciclo Básico de Ingeniería- donde predominaban los varones.
De esta época, data la resolución que durante todo el periodo dictatorial, supongo, se impuso para que el lunes de cada mañana se realizara un acto patriótico, como ocurría en los planteles iniciales y medios de educación, donde se le tributaba honores a las “impolutas y sagradas autoridades militares que gobernaban el país”. Por supuesto, estuve presente en todas por obligación y para tranquilizar a mi conciencia libertaria y republicana, junto con la entonación del himno nacional, donde obligaban a cantar esa estrofa, en la cual se incluían aquellos versos: “Vuestros nombres valientes soldados/ que habéis sido de Chile el sostén/nuestros pechos los llevan grabados / lo sabrán nuestros hijos también” .Por supuesto, en mi caso, los entonaba con gran emoción, pero siempre pensando en nuestros ilustres héroes republicanos: O´Higgins, los hermanos Carrera y Manuel Rodríguez.
En una oportunidad, me correspondió hacer la alocución semanal e indudablemente me referí al único y auténtico Capitán- General de Chile, como lo fue Bernardo O´Higgins Riquelme. Luego, vino la presentación del conjunto folclórico, el cual interpretó una cueca y una de las integrantes de la agrupación me invitó a bailar, a las 8 A.M. y para defenderme, a esa hora tempranera, me acordé de mis abuelos y de mi pueblo nativo de Hualqui, cuando salíamos a la pista en las ramadas, alternando las cuecas con el rocanrol de Elvis, que causaba furor en nuestras mocedades (8)
Es indudable, que en tal periodo, los directivos de la UTE con infamias de diversa índole, fueron haciendo una campaña en contra de nuestra universidad para adentrarse en el círculo íntimo de Alvarez Sgolia. Indirectamente, tuvimos un aviso y un alerta de lo que sobrevendría, con muy buena intención del informante, pero que rechazamos de plano por algunas condiciones que nos imponían (9).
Sorpresivamente, el Teniente Coronel Delegado, Sánchez dejó de concurrir a la sede universitaria, lo cual lo interpretamos, cómo que se preparaba algo indigno. En la primera quincena del mes de mayo 75, nos llegó una orden del Jefe de Zona, en el sentido que era obligatoria nuestra presencia, como participantes en el desfile con motivo de la rememoración de la gesta naval del 21 de mayo de 1879, lo cual lo hicimos, obligadamente, pero con mucha gallardía, recordándonos de nuestras mocedades y pensando solamente en esos héroes, militares navales como Arturo Prat, que nos enorgullecerán por siempre jamás, sobre todo, cuando nos desplazamos frente a una tribuna que presidía el facineroso militar Alvarez Sgolia, remedo de gloriosas figuras castrenses, esencialmente republicanas.
De modo paralelo, intuyendo que estábamos cerca de nuestro fin por esos días. culminamos como Universidad en su vinculación con la comunidad copiapina ya configurada con una gran muestra marina, que designamos como EXPOMAR, en las instalaciones del centro Universitario de tal calidad, con el apoyo de los vecinos de la ciudad y autoridades navales del puerto cercano de Caldera, que nos facilitaron objetos y creaciones artísticas marinas para llevar a cabo esta actividad postrera, abierta por varios días, la cual fue visitada por cientos de estudiantes e integrantes de la población de la zona.(10).
Premoniciones ante la tumba de José Joaquín Vallejo (JOTABECHE)
Tal vez, sería por el pleno conocimiento que hasta por esos días, justo desde un año atrás logrado del estudio permanente y profundo, que hicimos de José Joaquín Vallejo (Jotabeche), gran figura de la Literatura Chilena del siglo XIX, discípulo de Don Andrés Bello y oriundo de la ciudad copiapina, donde había nacido y residido durante parte de su existencia y de la significativa identificación que logramos con su creación artística, especialmente en la perspectiva costumbrista, lo cierto es que el día domingo 25 de abril de 1975, después de acudir a misa con mis tres hijos, solíamos disfrutar de la hermosa plaza local, donde nos encontrábamos con amigos como Oriel Alvarez y a veces con Carlos Sepúlveda, Director del Diario “Atacama”, quien siempre andaba provisto de su máquina fotográfica, el cual nos abrió las puertas en su rotativo en la sección de “Literatura y Opinión”. En tal oportunidad, acuciado por los comentarios que ya circulaban de que algo iba a ocurrir en la incipiente Universidad, decidimos con los infantes dirigirnos con nuestro vehículo al Cementerio. Algo nos atraía, por estar junto a la tumba que habíamos remodelado de Jotabeche. Recuerdo que cercano a mediodía, nos instalamos junto al lugar del sueño eterno y mientras los muchachos se entretenían, mirando mausoleos antiguos, nosotros oramos profundamente en tal lugar sagrado. Era como una despedida y creo que la respuesta de su espíritu, la recibimos a través de una tranquilidad interior y una fuerza que se apoderaron de nosotros, ante las malignidades de otros seres civiles mal nacidos y militares desnaturalizados, cuando con seguridad a esa misma hora planificaban la acción maléfica, que desencadenarían los siguientes días del lunes 26 y martes 27 de mayo 1975.
Asalto y vejamen al Centro de la Universidad del Norte de Copiapó
Exactamente, un día después de tal reencuentro espiritual ,el lunes 26 de mayo de 1975, como a las 11 hrs. de la mañana, mientras el Centro Universitario se encontraba en bullente actividad, de improviso, aparecieron en la oficina del Director Luis Aguayo Badilla, integrantes de una patrulla con órdenes del “Jefe Supremo” militar de Copiapó, el desgraciado personaje al cual hemos aludido anteriormente, con la orden de apresar de inmediato al propio Director, que los recibió; al Director Académico Leonel Tapia González, quien se había incorporado, a la Universidad, dos meses atrás y el profesor de Historia, Juan Torres Rojas. Furiosamente, les advirtieron que cualquier movimiento extraño que hicieran: “serían castigados, utilizando el armamento del cual estaban provistos”, Ante la presencia del personal obrero, administrativo y docente, fueron conducidos a un automóvil, estacionado en las instalaciones de la Universidad. Inmediatamente de ocurrido tan maléfico acto, la Secretaria del Director, subió al segundo piso, donde se encontraba mi unidad de Extensión y Comunicaciones -y con llanto en los ojos- me comunicó sobre tal luctuoso acontecer. Muchos miembros de la comunidad universitaria no se dieron cuenta, pero poco a poco, tanto alumnos docentes, personal administrativo y trabajador se enteraron y se iniciaron los comentarios, sin poseer mayor información. De inmediato, surgieron diversas especulaciones y particularmente en el caso mío, que siempre en mi vida me he caracterizado por ser intuitivo, me asaltó de inmediato la idea, que yo sería unas de las próximas víctimas de tal ultraje anti-republicano.
Nuestros compañeros “desaparecieron” hasta que en la noche fueron ubicados en las instalaciones del Regimiento local, por un familiar del Director, dado que los otros mantenían a sus familias en La Serena y Valparaíso sin poderse contactar, porque se encontraban incomunicados. De esta suerte, de inmediato se estableció comunicación con ellos, informándoles de la situación a sus seres queridos.
Al retornar a mi residencia en la véspera, reuní a mis hijos menores con los cuales vivía en una pensión cercana a la sede universitaria, Luis, Iván y Patricio, de 11, 9 y 7 años respectivamente, a quienes les expliqué lo ocurrido y les plantée que a mi me podía ocurrir lo mismo en el siguiente día. Revisamos los teléfonos de los abuelos radicados en la localidad nativa de Hualqui (VIII Región) y otras conexiones relevantes. Mi presentimiento era tan intenso que elegí una indumentaria, que ya no usaba con unos fuertes zapatos (bototos) y después de desayunar me llevé la citroneta y la dejé estacionada, visiblemente, en los espacios universitarios. Iniciamos el trabajo con nuestro secretario, un ex sacerdote, casado, fiel y excelente colaborador,* quien el día anterior había recibido impreso un centenar de ejemplares, de la Memoria y Cuenta de nuestro accionar durante 1974 y parte de 1975, que él mismo había coordinado en su elaboración, remesa de la cual yo había retirado un ejemplar, que es el que ahora me sirve, para patentizar este centro de educación superior, borrado indignamente de la historia universitaria oficial del país y que felizmente he conservado hasta estos días, imaginándome que en un gran porcentaje fue incinerado, como ocurrió con los libros, que según el barbero y otro vecino de La Mancha, habían enloquecido al sabio “Don Quijote”.
Alrededor del mediodía, apareció en la Oficina un individuo desconocido, vestido de civil, preguntando por mí. Por el aspecto, de inmediato, percibí que se trataba de un esbirro del infame Teniente Coronel, quien me manifestó que con urgencia, junto a él, me dirigiera a las dependencias del Director de Investigación, Ernesto Torres Rojas, porque necesitaba hablar conmigo, al cual encontré instalado en su escritorio acompañado de dos oficiales, con su indumentaria militar. De los tres, me dirigió la palabra el de mayor grado, tal vez, un capitán o un mayor del “degradado” Ejército de Chile, quien con un tono amenazante manifestó: “Que a partir desde ese instante y por orden del Jefe de Zona militar, Teniente-Coronel Arturo Alvarez Sgolia, quedaba detenido, recomendándome que no podía hacer ningún intento de evasión, a fin de no lamentar trágicas consecuencias”. En seguida, con Miguel Peña, Director del Grupo de Teatro de mi dependencia, igualmente privado de su libertad, descendimos desde el segundo piso hacia el exterior, rumbo a las instalaciones del Regimiento local, con un par de soldados fuertemente armados Al bajar, nos encontramos con la presencia de una gran cantidad de alumnos, que informados de nuestras aprehensiones nos esperaban angustiados, la mayoría sin palabras y entre sollozos, sobre todo nuestras alumnas y personal femenino de la institución, aunque igualmente visualizamos a un par de docentes con cara de satisfacción, admiradores del régimen coercitivo, como lo eran la profesora de Folclore, Aída Alarcón Figueroa y Eduardo Serrano Villarroel, profesor de Física, de igual condición, que recientemente había sido contratado.
Visualización de una imagen siniestra en plena acción depredadora
Pero…esa profunda y breve mirada abarcadora me llevó, en una situación límite a visualizar, nítidamente en el edificio del frente, donde se encontraban las oficinas y dependencias de la Biblioteca, nada más y nada menos, que al Director de la Universidad Técnica del Estado y miembro relevante de la Masonería copiapina, Vicente Rodríguez Bull, (11) similar a un “ave de rapiña”, junto a un grupo facineroso de expoliadores, “saqueando” en afanes de exacción y vandalismo. Nunca se imaginó tal individuo que nuestra mirada, como una máquina fotográfica, lo retrataría en el minuto exacto, lo cual lo delató, como integrante de la civilidad, cómplice de esta acción siniestra en connivencia con el “halcón” Teniente Coronel Arturo Alvarez Sgolia, responsables ante la comunidad copiapina, ante su insigne figura literaria, como lo fue Jotabeche en el siglo XIX y ante el pueblo copiapino de bien, de tal acción ominosa, con la cual pretendieron “matar” a una institución, la cual no se consigna en el relato histórico universitario y que las autoridades actuales del Consejo de Universidades de Chile están obligadas a reparar por lo menos en este nivel para graficar que entre 1974 y parte de 1975 no fuimos “fantasmas”, sino seres de carne y hueso y por supuesto portadores de un gran espíritu, representado por la cruz de nuestra universidad, abatida por la malignidad de algunos seres indudablemente, inacabados como personas humanas.
Traslado a dependencias militares del Regimiento de Copiapó
Permanecimos con nuestro Director de Teatro, Miguel Peña, incomunicados durante el primer día y noche en las instalaciones de la guardia militar del Cuartel. Creo que esa misma noche nos ubicaron nuestros familiares y amigos, quienes fueron autorizados para hacernos llegar algunos elementos de abrigo. Ahí, solamente nos hicimos señas, lo cual nos tranquilizaba dentro de una situación angustiosa en la cual nos encontrábamos.
Pasamos esa primera instancia nocturnal, sentados y un tanto abrigados con las prendas recibidas. Al siguiente día, 28 de mayo 75, fue incorporado un nuevo detenido que no conocíamos, un hombre joven, de unos 18 ó 19 años de edad. En cuanto pudo, empezó a hablar con nosotros con mucha locuacidad y curiosamente la guardia no puso reparos en un insólito diálogo, que pretendió llevar a cabo. Contó una historia de persecución y arresto, tratando de hacerse el simpático y grato con nosotros, como dándonos confianza para que le refiriéramos datos sobre nuestra procedencia y de las actividades que habíamos realizado, que ocasionaron tal arresto. Había así transcurrido cierto tiempo, cuando de repente se nos ilumina el entendimiento al captar que era un agente militar, disfrazado de obrero. Desde ese mismo instante, intercambiamos opiniones con nuestro camarada de reclusión y decidimos solamente escucharlo, respondiéndole con monosílabos. No había transcurrido un par de horas de tal situación, cuando fue “ dejado en libertad” y en la tarde del mismo día, mientras nos trasladaban a los interrogatorios, observamos a este personaje muy alegre, realizando ejercicios con sus compañeros reclutas, como si nada.
Al concluir la tarde del segundo día, nos trasladaron a otras instalaciones para interrogarnos, ante la presencia de dos militares y un carabinero, con los grados de oficial y capitán. El primero en ingresar fue Miguel, a quien lo mantuvieron durante una hora, mientras yo esperaba mi turno en el pasillo, vigilado por una guardia armada. Cuando salió Miguel, fue algo terrible e impactante: Prácticamente, no podía caminar y con la vista extraviada se tendió en el frío pasillo, en calidad de agonizante, a pesar de su espigada figura y fuerte musculatura. Debo confesar, que aterrorizado ante tal cuadro, ingresé en la sala de los interrogadores: Ahí, por primera vez conocí al teniente del Ejército, de apellido Valderrama, a quien lo acompañaba un “hombrón”, de cabello rubio, casi cobrizo, igualmente teniente, pero de Carabineros, que había divisado en actos oficiales en alguna actividad a la cual concurrí,durante mi estadía copiapina y un tercer integrante, que permaneció en silencio.
Valderrama, quien se convertiría en un personaje y custodio permanente, supimos que con su indumentaria juvenil, jeans y camisa, se había infiltrado desde hacía tiempo, como estudiante del Ciclo Básico de Ingeniería de nuestra Universidad, quien en realidad comandaba a uno de tales grupos, destinados a los diversos sectores de la vida copiapina, los cuales constituían el “ejército otro” muy singular a los cuales habíamos visto en formación, temprano en la mañana, antes de salir a acometer sus misiones de espionajes y de control entre los distintos grupos de la ciudadanía: Ofrecían el aspecto de: Obreros, estudiantes, empleados, vendedores ambulantes y con seguridad, de mineros en Potrerillos y estibadores en Caldera y Chañaral. Así, el régimen militar y dictatorial de Pinochet, trataba de controlar a todo el país con estos tipos de observadores, verdaderos “soplones” de la comunidad civil, que en escasísima proporción. descubrió la patria aherrojada.
Tal esbirro nos acusó, igualmente, de una variedad de cargos ficticios y el “hombrón” policía, nos tildó de “demagogos”, justo en esos días, cuando el presidente Frei a nivel nacional, a raíz de alguna declaraciones fue tildado con ese epíteto por el vil general de la Fuerza Aérea, Gustavo Leigh, el cual fue puesto de moda por la prensa de aquellos años controlada y dirigida. Rápidamente, para mí, terminó el interrogatorio, porque se hacía tarde y tenían que entregar la información, a un superior castrense. Al salir, encontré a Peña, reponiéndose de la tortura a la que fue sometido con energía eléctrica, en las partes más sensibles de su cuerpo. En seguida, nos instalaron en la parte trasera de una camioneta Aún, Peña, seguía tendido, y nos condujeron por las calles principales de la ciudad, especialmente por aquélla, donde habíamos dado unas clases a un quinto año de humanidades, en el centenario y tradicional Liceo de Hombres de Copiapó. La intención fue exponernos al escarnio público y mostrarse como agentes del gobierno militar, héroes de alguna vieja película, tal vez de los tiempos hitlerianos, exhibidos de vez en cuando por el cine de la ciudad.
El transporte se dirigió, luego, a un sector que no había conocido durante mi estadía copiapina: Una granja, situada al otro lado del escuálido río Copiapó. Previamente, nos internamos por un camino solitario hasta llegar a un lugar, donde se encontraba un grupo de militares armados, lo cual nos impactó hondamente, porque pensábamos que nos iban a ajusticiar. Cuando descendimos del vehículo y miramos con mayor detenimiento, de pronto, descubrimos a nuestros tres ex compañeros, Aguayo, Tapia y Torres, que nos hacían señas apaciguadoras, porque captaron de inmediato lo que sentíamos. Ahí, nos tranquilizamos, porque luego supimos que esos militares aguardaban a un vehículo que iba a pasar por ellos, por cuanto esa granja era dedicada al entrenamiento castrense. Respiramos, profundamente. Nos abrazamos con nuestros colegas y quedamos a disposición de un cabo, quien junto a su familia residía en el sector, el que nos ubicó y nos encerró en un local antiguo para que pernoctáramos, el cual había sido anteriormente una “chanchera o cochinera”.Dispusieron de una guardia permanente de dos reclutas, a fin de impedir nuestro escape, justo en el lugar en que se iniciaba una pampa árida y desértica.
Felizmente, nuestros familiares y amigos, cuando permanecíamos en el Cuartel nos habían llevado prendas de ropa, entre las cuales se encontraban sábanas, frazadas y almohadas. Nos encerraron, poniéndole un hermético candado a la puerta vetusta, ex residencia de puercos, con la presencia durante las veinticuatro horas del día de los referidos soldados armados, que se turnaban cada seis u ocho horas. Recordamos con nitidez dos aconteceres que nos impactaron. Primero, cuando le solicité a los guardianes la autorización para dirigirme a un baño o cosa parecida: Para tal efecto, me asignaron un recluta armado para que me condujeran a una poceta aérea, que estaba situada, en el centro de un puente colgante del histórico y vecino río Copayapu. En tal transitar, observé que el conscripto me observaba con conmiseración y trataba de no dirigir el arma hacia mí, lo cual me motivó a preguntarle que de cual lugar de la ciudad copiapina procedía: Me indicó el barrio, a lo cual añadió.”Usted, no se acuerda de mí, Yo era su alumno en el curso del Liceo Nocturno, donde dictaba clases dos veces a la semana”.Tal aseveración me emocionó y le respondí, afectuosamente: “Soldado, cumpla con su deber, aunque le duela, tener a su profesor de prisionero. De no hacerlo, podría peligrar también su propia vida”.
Debemos mencionar, en estas circunstancias dolorosas de nuestra existencia, la presencia permanente en estos días de incomunicación de tres personajes siniestros, que iban y venía del cuartel militar, seguramente para informar y recibir instrucciones del maléfico jefe de zona, Alvarez Sgolia, quien cobardemente nos negó su presencia, sobre todo en una ocasión que comprobamos, estando en el Regimiento, observamos que nos cambiaban de lugar permanentemente a los cinco compañeros. De pronto, captamos el motivo: Trataban de alejarnos lo más posible, del criminal Alvarez Sgolia, que alguna aprehensión le sobrevendría, para no vernos Siempre, solamente, aparecían los esbirros en una camioneta de color oscuro que llegaron a producir desesperación en el más joven de los cinco recluidos, como era el torturado Miguel Peña. Solamente, cuando sentía que tal vehículo venía empezaba a temblar intensamente: El jefe del grupo era el ya conocido teniente Valderrama, inexpresivo e irónico, quien con escasas palabras y respondiendo con monosílabos se dirigía a nosotros: “En marcha” “Suban”.Nunca indicaron el destino, donde nos llevaban. Los otros eran, a uno que ya hemos mencionado y que lo identificamos como el “Julio Iglesias” y Lapostol, el menor, sobrino de Ariosto, el jefe militar de la zona de Coquimbo y quien había sido trasladado desde Calama, poco después del paso de Arellano Stark, en el “Pájaro de la Muerte”, donde, también ordenó varios fusilamientos, lo que fue reseñado años después en una obra descriptiva de una destacada periodista chilena, (12) en la cual proyecta el maléfico viaje de tal individuo, que no recibió mayor condena por parte de los tribunales de su propia institución.
El segundo suceso fue en esta oportunidad -de las dos que permanecimos en este lugar de reclusión en carácter de incomunicados- cuando el sábado de ese fin de semana amanecieron varios detenidos, motivados en el no respeto del “toque de queda”, capturados la noche anterior y cuál no sería nuestra sorpresa de visualizar entre ellos, nada más y nada menos que a “Jhonny White” (13) el loco del pueblo, quien entre otras acusaciones, le enrostraban que:“Dialogaba y conspiraba con los escasos pájaros de la comarca”.
Inicio de proceso militar
Cumplidos los días iniciales de incomunicación, nos condujeron ante la presencia de un Juez Militar local, pero que al parecer, dependía del Juzgado Militar de Antofagasta. Ahí, se plantearon acusaciones inocuas, sin asideros, sostenidas algunas en chismografía y de carácter irrelevante, que ni el mismo juez, íntimamente las considerara de peso y que pusieran en peligro al régimen castrense impuesto, dado que por ejemplo en mi caso y tal vez en los demás, no pasaba de haber utilizado en nuestra infancia, más allá de una honda (fonda) en mi lar nativo de Hualqui, tratando de cazar con piedrecillas zorzales o lloicas, que abundaban por aquella época. Sin embargo, el representante acusador de Alvarez Sgolia, quien era un “tenientillo” de Carabineros, adscrito a la Intendencia de Atacama, cuyo nombre no retuvimos, comenzó a vociferar como un energúmeno, aludiendo a episodios banales, vinculados con amoríos, con encuentros, donde presumiblemente complotábamos, seguramente conectadas con las reuniones que semanalmente sosteníamos, en nuestra calidad de Presidente de los escritores y poetas de la región atacameña, a través del Círculo Literario “Jotabeche” y seguramente con viajes que hacíamos frecuentemente a Antofagasta en funciones universitarias, por la dependencia que teníamos de la sede principal de la U. del Norte o el desplazamiento de dos días que con los jotabechanos hicimos hasta Vicuña y Monte Grande, lugares donde nació y duerme su sueño eterno nuestra gran Gabriela Mistral , lo cual culminó con un recital que ofrecimos en la Plaza de los Poetas de La Serena,(14) con los integrantes del Círculo poético, “Carlos Mondaca”.Creemos que contra su voluntad y ante el temor que proyectaba el criminal Alvarez Sgolia, el Juez, decidió nuestro traslado a la vieja Cárcel Pública de Copiapó.
Ingreso en la Cárcel de Copiapó
De esta suerte, al término de un día de finales de mayo de 1975, arribamos al centro penitenciario. Debemos confesar que íbamos con bastante temor, no por el furgón militar que nos conducía, sino por las historias que hasta el día de hoy se repiten en cualquier recinto carcelario, como lo es la violación física de que son objetos los presos en tales antros, sobre todo en nuestro continente por pederastas y depravados sexuales. Sin embargo, tales premoniciones no se dieron en la realidad, porque ingresamos a un gran galpón, sobre las seis de la tarde, cuando ya los reclusos se habían recogido a su gran dormitorio, que en este caso estaba constituido sólo por “presos políticos”, quienes nos esperaban, porque por los canales de información que manejaban sabían de nosotros, desde cuando habíamos sido aprehendidos. Aquí, debemos reconocer la gran solidaridad recibida, donde desaparecieron los “ismos”, que nos separaban en algunos casos en la disputa ideológica como “adversarios” y nunca “enemigos”, por nuestro carácter republicano, tal cual ya lo planteaba el pensador venezolano Simón Rodríguez y maestro de Simón Bolívar, mientras permaneció en Chile, en un artículo, publicado en “El Mercurio de Valparaíso, al final de la década de 1830
Primeramente, el “Gran Anciano”, que así se denominó por esos tiempos en todos los centros de prisioneros políticos, quien coordinaba la organización, nos recibió con ese amor humano que siempre debiera existir; Nos facilitaron elementos variados. Compartimos un taza de té, alimentos y golosinas traídos por sus familiares, artículos de aseo para que nos bañáramos y finalmente nos asignaron las literas correspondientes para descansar y dormir. (15) Así, retornábamos a ser personas humanas…
Con tanto padecer y pensando tal vez en su esposa e hijos, Leonel, el mayor de todo el grupo se anduvo “quebrando”, cuando se le asignó una litera en la parte superior. No pudo resistir y se puso a sollozar-porque “los hombres también lloramos en situaciones límites”. De inmediato, me levanté y acerqué a él y le ofrecí un cambio, a fin de que ocupara la mía, que estaba en el primer nivel. Me lo agradeció profundamente y cansados como estábamos, dormimos encerrados en el gran galpón unos 50 prisioneros políticos, que cobijaba a esta población. Al día siguiente, los gendarmes armados, nos trasladaron a otro espacio, reservado para pasar el día. Ahí, identificamos a los diversos grupos que nos acompañaban: Uno estaba integrado por miembros de las ex comunidades de la fenecida Escuela Normal y la UTE, desde el año 1973, sometidos a proceso. Otros, en similar condición procesal pertenecían a sectores públicos y privados. Ya se encontraban, ahí, los dirigentes del sindicato obrero del mineral de cobre de “Potrerillos” y curiosamente se hallaban un par de ciudadanos de origen chango, aprehendidos en el puerto de Caldera y en días posteriores a nuestro arribo, llegaron los principales dirigentes del sindicato de estibadores de Chañaral.
Difamación del Teniente- Coronel Alvarez Sgolia por la prensa regional y nacional
Completado el cuadro anterior, el malévolo Jefe de Zona Militar de la III Región el posteriormente convertido en criminal, como General años después del dirigente gremial Tucapel Jiménez, en ese entonces, Teniente Coronel, Arturo Alvarez Sgolia, convocó a todos los medios de comunicación social de la región, incluyendo a los corresponsales de los principales órganos informativos de Santiago para exponer a la nación, “cómo él había sido capaz de “desmantelar” a un grupo de facinerosos de diversos estratos, que se proponían atentar contra la ciudad copiapina y sus adyacencias con armamento, de alto poder de fuego, prácticamente para hacerla desaparecer, quienes eran asesorados por la Radio Moscú”, que por esa época trasmitía programas que clandestinamente escuchaba el pueblo. Por supuesto, que al igual que el “Plan Zeta”, lo denominó “Lobo Azul”,lo cual motivó a “El Mercurio” siempre inefable y antiguo vocero de los Edwards para publicar “un serio y meditado” editorial al respecto, en uno de los días iniciales de la primera semana de junio de 1975, con lo cual se pretendía enlodar nuestra imagen, sobre todo en nuestros familiares, amigos y conocidos de una siempre prosapia republicana, que atónitos, algunos creyeron tales falsedades y otros más profundos, jamás aceptaron tales versiones provenientes de seres desequilibrados, que por la fuerza de las armas, estamparon tal mancha en nuestra gloriosa vida civil republicana, que procedía del gobierno inicial de un verdadero capitán- general, formado dentro del iluminismo del ideario de los pensadores republicanos europeos del siglo XVIII, junto a otros próceres -Miranda y Bolívar- como lo fue Bernardo O´Higgins Riquelme.
Si mal no recordamos, tal versión apareció igualmente en el Diario “La Tercera” y otros similares de Santiago, época oscura para el periodismo nacional, censurado plenamente por la Junta Militar, encabezada por Pinochet, tiempo en que la expresión libre desapareció y era controlada no sólo por miembros del sector castrense, sino por individuos civiles, que todavía hoy se dan el lujo de aparecer en reportajes, explicándose y ufanándose de tales funciones, tanto en la dictadura pinochetista, como en el primer gobierno de transición a la democracia, que se prolongó entre 1990 y 1994, donde personajes de tal naturaleza continuaron, orondos en sus actividades, dada la salida condicionada hacia la democracia, aún no plenamente alcanzada. (16)
Ante tal embate existencial, nuestro pensamiento cristiano se profundizó aún más, lo cual se tradujo en momentos tan dolorosos buscando, refugio en la Biblia, especialmente el Nuevo Testamento, que nos reconfortó y espiritualizó, dándonos fuerzas para resistir tal martirio. Coincidencialmente, por esos días había asumido como Obispo de la Diócesis copiapina, Monseñor Fernando Ariztía, quien estuvo preocupado de nosotros y los presos políticos encarcelados, a través de un joven capellán, quien estaba autorizado para visitarnos una o dos veces a la semana, el cual, con seguridad, lo mantenía al tanto de nuestro estado. Además, personalmente, recibí la ayuda de este inolvidable prelado, quien rescató mi citroneta abandonada el día de mi aprehensión en el Centro Universitario, guardándola en las propias instalaciones del Obispado.
Durante todo el mes de junio, quedamos a la espera del proceso que se desarrollaba en el Juzgado Militar de Antofagasta. La vida, como la de todo preso, se hizo rutinaria. Ahí aprovechamos el tiempo para leer profusamente, textos que eran autorizados por las autoridades carcelarias, esperando con ansias el día domingo, cuando se autorizaba el ingreso de nuestros familiares en calidad de visitas. La primera fue impactante, porque después de unos diez días de haber perdido contacto, nos encontramos con la presencia de nuestro hijo Luis Carlos, quien se había quedado en la residencia, donde habitábamos y nos informó que en tal intertanto nuestra siempre y querida madre María Ester, hoy con 92 años a cuestas, había arribado a Copiapó desde nuestra nativa “República de Hualqui”,** para llevarse consigo a sus menores nietos Iván y Patricio y él permanecía en la ciudad, concurriendo diariamente a su centro educativo. Igualmente, recibimos a compañeras y compañeros de la Universidad más cercanos y algunos de los integrantes del Grupo Literario “Jotabeche”, extraordinariamente solidarios,(17) encabezado por nuestro siempre recordado Oriel Alvarez Gómez, minero, cronista e historiador de la III Región de Atacama.
Por supuesto, quedamos muy felices, sin embargo el diabólico Alvarez Sgolia, cuando fue informado de esta numerosa concurrencia emitió una especie de Bando, donde señalaba que los presos políticos de la Cárcel de Copiapó, sólo podían recibir visitas estrictamente de familiares consanguíneos. El malvado Teniente Coronel, por supuesto, se había informado que nuestros seres queridos residían en ciudades alejadas. Ese segundo domingo, fui llamado. porque me fue a visitar mi hijo Luis Carlos de 11 años de edad, y por obra del destino, apareció una segunda visita inesperada Se trataba de un joven universitario alumno de la UTE, quien era hijo de una prima de mi ex cónyuge, del cual yo había sabido recientemente, por la prensa, que había llegado a Copiapó, pero aún no nos habíamos visto. Se trataba de Juan Jones Araneda, cuya madre Nidia era prima de la progenitora de Luis Carlos, por el lado de las Saint-Jour. quienes eran hermanas y por lo tanto sus abuelas.
El ritmo carcelario se mantuvo inalterable, durante las tres primeras semanas de junio 75, salvo una situación que me impactó como persona humana. Un día fui seleccionado con otro compañero del penal para salir, acompañado de gendarmes armados para limpiar el frontis del vetusto edificio, que ocupaba el recinto carcelario. Empecé con ímpetu mi trabajo de barrendero, como no lo había hecho en mi vida. De improviso, el guardia se aleja con otro para dialogar, observándome desde lejos. Luego me llama, así: ¡Escoba, escoba, escoba venga para acá¡ (18).Ahí, me sentí tan minimizado y execrado, como nunca jamás me había ocurrido, al perder totalmente mi condición de persona humana.
Farsa y desobediencia de Alvarez Sgolia ante el Tribunal Militar de Antofagasta y un nuevo reencarcelamiento
Por fin, a fines del citado mes, recibimos una información a través de un camarada abogado, que nos estaba ayudando dentro de lo poco que podía hacer un civil, en relación con nuestra pronta liberación, la cual estaba por aprobar el Juzgado Militar de Antofagasta, justo en los días que vimos merodeando por la cárcel al esbirro Valderrama y uno de sus compañeros, lo cual nos provocó un mal presentimiento. Transcurrieron los días sin mayores novedades, hasta que el día 11 de junio de 1975, después del desayuno nos llamaron los guardias para conducirnos hasta el galpón-dormitorio. Nos indicaron que guardáramos todo nuestro equipaje para llevarnos a la oficina del Director, que por ese tiempo estaba a cargo de la alcaide, una señora gorda y de mediana estatura, con unos lentes muy gruesos para defenderse de una aguda miopía, que la afectaba. Muy solícita, nos hizo sentarnos a los cinco y de inmediato nos felicitó, porque tenía en sus manos la orden de libertad otorgada `por los miembros del Juzgado del Tribunal Militar antofagastino. A decir verdad, por alguna secreta intuición, no nos sentimos tan regocijados. Se despidió de nosotros, nos deseó buena suerte y los gendarmes armados nos condujeron hasta la salida de la cárcel .Y justo ahí, tuvimos la respuesta a lo que presentíamos: Nos esperaban, vestidos de civil los agentes secretos de Alvarez Sgolia, que ya conocíamos, quienes esbozando una sonrisa diabólica, nos invitaron a subir al transporte que ya conocíamos. No podíamos hablar y cada uno pensó en torno a algo incierto, que estaría por ocurrir. El vehículo se desplazó por diversas vías hasta que tomamos la que conducía hasta la granja militar, que ya conocíamos en nuestros primeros días de incomunicación en el pasado mes de abril 75. Ahí, nos dejaron sin entregarnos ninguna información al respecto.
Nuestra preocupación ahora fue de tal “libertad”, que había sido otorgada en un horario de oficina, un día cualquiera sin que tuvieran conocimiento nuestros amigos y familiares, pero he ahí que ocurre un verdadero “milagro”, del cual tenemos conciencia quienes creemos fervientemente en Dios. Sucede que no había pasado no más allá de una media hora de nuestra abrupta salida del recinto carcelario, cuando aparece mi progenitor José Villegas Jerez, miembro jubilado, hacía años, como Suboficial Mayor de la Marina de Chile, quien provenía de Hualqui a verme, después de unas 24 horas de viaje. Al entrevistarse con la “gorda” Alcaide y presentar su carnet rompe-filas, que él portaba, del cual siempre se vanagloriaba, obtenido por el grado con que había jubilado, lo atendió y engañó gratamente, la obesa y cegatona mujer. Le manifestó, que hacía poco habíamos salido de prisión y que a esa hora “ya debíamos estar disfrutando del encuentro con nuestros seres queridos”, que residían en Copiapó. Mi progenitor muy feliz, preguntando, pudo ubicar a alguno de ellos, quienes al trasmitirles la noticia a los demás, quedaron estupefactos ante tal falsedad y de inmediato se preocuparon y movilizaron para ubicarnos. Una de nuestras compañeras de trabajo, junto con el abogado que nos asistía, quienes conocían los espacios secretos de tales individuos coercitivos, pasado el mediodía, poniendo en riesgo sus existencias y con mucho valor se desplazaron en un vehículo, por el camino de tierra que conducía a la Granja. Se detuvieron al otro lado del río, frente a la casa existente y felizmente nos divisaron. Sólo bastó una seña, para saber que nos encontramos, con vida, en tal lugar.
Impelidos a renunciar a nuestros cargos universitarios en un predio militar
Otra vez volvimos a las “chancheras”, ya conocidas. Cuando quedamos solos y sin testigos empezamos a hacer un ejercicio muy “sui generis”: Nos pusimos en el caso del “bandido” Alvarez Sgolia, haciendo un esfuerzo, como si pensáramos como él: Qué salida nos tendría preparada, como jefe omnímodo de la zona militar y llegamos a estas conclusiones 1) Enviarnos fuera del país, como exiliados y 2) Trasladarnos a un centro de prisioneros políticos de Santiago y sus aledaños, como: Ritoque, Puchuncaví o la Penitenciaría santiaguina. Sin embargo, le quedaba una diligencia primera y prioritaria, la cual se dio como a las cuatro de la tarde, cuando de improviso surgió una patrulla militar armada, con uno de los esbirros conocidos. Venían con nuestras renuncias expedidas por las autoridades de la Universidad del Norte, dirigida en Antofagasta por un coronel jubilado, cuyo nombre era Hernán Danyau Quintana .
Luis Aguayo Badilla, nuestro compañero Director de la sede universitaria, cuando le pasaron el documento señalado, se rehusó en primera instancia a firmarlo, lo cual fue respondido con un encañoneo de la patrulla en posición de matar. En esas condiciones, no le quedó firmar sin más, para preservar su existencia física. Luego, con ese ejemplo y acción, los otros cuatros firmamos sin condiciones. Era el día viernes 11 de julio 75, como si fueran las cinco en punto de la tarde, como diría alguna vez el poeta español Federico García Lorca en uno de sus hermosos poemas, mucho antes de ser fusilado por los esbirros de Franco en su Granada natal, el año 1936.
Sábado y Domingo siguientes fueron días de reflexión y de nerviosa espera y sin contacto con ningún amigo o familiar, hasta el lunes 14 de julio de 1975, cuando a las 6 ó 7 de la mañana arribó a la granja una camioneta tipo station wagon con capacidad para más de cinco personas: Además del chofer, venían un teniente y tres carabineros, “armados hasta los dientes”, quienes sin decirnos donde nos trasladarían, a través de 800 kilómetros, nos advirtieron primeramente que no podíamos hablar, hacer movimientos inesperados y sospechosos, porque de lo contrario “recibiríamos todo el poder de fuego que fuera necesario”. Tampoco, podíamos hablar o comunicarnos, a través de ningún gesto entre nosotros.
Con posterioridad, reconstruiríamos lo que ocurrió en este lapso de desaparecimiento y el vejamen que recibió nuestro progenitor: Ya acompañado con nuestros colegas indagaron en las diversas instituciones militares y de carabineros, existentes en la ciudad para saber de nuestro paradero, donde les señalaban que carecían de la información al respecto. En una de estas reparticiones castrenses, mi padre presentó su carnet “rompe – filas” del cual se ufanaba, recibiendo una descortés respuesta de que habían sido suspendidos, no dándole ninguna relevancia a su trayectoria naval y militar. Creo que ese día recién, se dio cuenta que estos seres depredadores no tenían nada que ver con los miembros de las fuerzas armadas de su tiempo, eminentemente republicanas a la cual sirvió por 28 años y en la época final colaboró en un centro de comunicaciones navales de Talcahuano, con su superior, Capitán de Navío, como lo fue Ismael Huerta, quien traidoramente, en los tiempos pinochetistas integró el gabinete de la Dictadura, en su calidad de vicealmirante. Creo, que desde ese mismo día, con ese proceder de estos modernos congéneres, mi progenitor empezó a evadirse de tan cruel realidad, dentro de la enfermedad de Alzheimer que se le declaró y lo condujo a su desaparición física años después -en tiempos de la transición a la democracia- cuando por su grado lo sepultaron con honores de salva e himnos marciales, entregándole una bandera chilena a mi madre y con unos cuantos cañonazos del Regimiento de Temuco, donde por esa época residía, cuando ya la Dictadura de Pinochet había concluido, unos cinco años atrás y se reiniciaba un periodo republicano, que hasta el presente no ha llegado a un nivel de plenitud, por el condicionamiento impuesto que se manifiesta en la actualidad entre otras situaciones, de no contar con una nueva constitución promovida y ejecutada por los gobiernos electos desde 1990 al presente.
Traslado al Campamento de Detenidos de “Tres Alamos” de Santiago
La primera etapa de tal desplazamiento forzado, indudablemente para cada uno fue insufrible, sobre todo en el trayecto hasta Vallenar, donde el desierto está presente en plenitud con un camino desolado y con algunas vías menores, que se apartan hacia pequeños centros mineros y algunas viviendas escasas, tal vez cerca del mar. Posteriormente, lo comprobaríamos, que la preocupación de cada uno era que el vehículo se desviara por esas vías desoladas y en un lugar solitario, se repitiera la escena que rondaba en la población copiapina y que hicimos nuestra en el casi año y medio que permaneciéramos en la zona y que se relacionaba con el fusilamiento clandestino, realizado en los meses postreros de 1973, cuando el “General de la Muerte” ordenó tan criminal acción de un grupo de presos políticos de la propia Cárcel de donde proveníamos , justamente por esos lares, donde íbamos desplazándonos.
Respiramos, cuando arribamos a La Serena, donde ahí también hubo eliminados por el “General de la Muerte” entre los cuales se encontraba el destacado músico y director de una orquesta sinfónica infantil, Enrique Peña Hein (19). Ahí, tuvimos un pequeño percance que puso nervioso a los carabineros-esbirros. Ocurrió, justo en la parada de un semáforo. Coincidencialmente se detuvo un automóvil, conducido por un amigo de nuestro acompañante, Juan Torres Rojas, oriundo de esa ciudad, quien lo reconoció a través de las ventanas y de inmediato le hizo un gesto de amistad, lo cual perturbó a los guardianes, quienes movieron sus armas, tal vez porque pensaron que se podría tratar de un plan de escape o algo similar, surgido en sus mentes enfermizas.
Sería tal vez cerca o pasado Los Vilos, cuando el “Tenientillo” dio la orden para que nos detuviéramos en una posada para satisfacer necesidades fisiológicas que nos apremiaban, oportunidad que fuimos autorizados para tal efecto. Había entrado la noche, cuando empezábamos a acercarnos a la capital de la república. Fue así cómo nos detuvimos en un control policial, de unos de esos primeros pueblos que por el norte anuncia a Santiago. Se bajó el “Tenientillo” y solicitó un teléfono para llamar a niveles superiores de las instituciones opresivas de Pinochet. Primero, lo hizo a la “terrorífica” DINA, el servicio de inteligencia militar, que dependía directamente de Pinochet y su adláter, Manuel Contreras,jefe omnímodo de la tenebrosa organización criminal, actualmente aún vivo y preso en una cárcel-resort, para comunicarles que traía unos detenidos de Copiapó, por orden del general Arturo Alvarez Sgolia. Dicen que, para felicidad nuestra, la respuesta fue negativa. La DINA nos rechazó, porque ya habíamos sido procesados por un Tribunal Militar y ellos tenían una intensa actividad. Ahí, fue donde le sugirieron al individuo policial de marras, que nos condujera a “Tres Alamos”, lugar de residencia forzada de los detenidos políticos en la etapa final de la privación de libertades. Y fue así, como a las 10 u 11 de la noche arribamos a ese lugar, situado en la comuna La Florida.
Sería, porque los funcionarios de guardia de tal recinto se encontraban apremiados por otras solicitudes, lo cierto es que no nos reseñaron y se olvidaron de preguntarnos por nuestra posición política. Finalizadas tales actividades administrativas, pasamos directamente al recinto de la población penal, constituida en su mayoría, por ciudadanos opuestos al régimen coercitivo pinochetista. Nuevamente, al igual que en Copiapó, fuimos recibidos con tanta humanidad por estos camaradas y compañeros, que nos emocionaron. Abrazos y muestras de afecto por doquier y muy tranquilizados, porque igualmente sabían de nosotros y había mucha expectación, porque veníamos tres miembros y simpatizantes demócrata cristianos para continuar la ruta que ya había iniciado el camarada Claudio Huepe, (20) quien después de estar detenido y procesado, había salido al exilio rumbo a Inglaterra, habiendo dejado un muy grato recuerdo entre los compañeros del penal.
Primeramente nos recibió el “Gran Anciano”, junto a la directiva del recinto penal: El era un prisionero, que había alcanzado a ocupar la dirección de una última radio emisora, creada en los tiempos del presidente Allende. Nos dio una bienvenida muy fraterna y de inmediato nos asignaron las literas, donde pernoctaríamos quedando los cinco en un mismo sector, pero dentro de las actividades diarias nos distribuyeron en diversas “carretas”: A los DC, uno se integró a la del Partido Comunista, el otro a la conformada por los compañeros del PS y en el caso mío, al MIR. Fundamentalmente, tales actividades consistían en compartir la alimentación, con la entregada por el servicio del campo y las “exquisiteces” que recibiera cada uno de sus familiares en los días de visita. que se integraban un solo todo.
Por supuesto, los jóvenes del MIR y más cuando se informaron que había sido amigo desde la infancia de mi coterráneo hualquino, Maximo Neira Salas, fusilado por los tenebrosos infantes de Marina del Fuerte “Borgoño” de Talcahuano, en la primera quincena de octubre 1973. *** me recibieron con mucha complacencia y espíritu de confraternidad. A estas alturas, recuerdo de cinco, el nombre y apodo de dos: Reveco, que oficiaba de líder y un muchacho joven ex estudiante de Derecho, muy popular en el Campo, como lo era “Cupido”, apodo con el cual era conocido, siempre muy alegre. Lo único malo, al igual que yo, era que no sabía cocinar, mayormente. Y justo, integramos la dupla que una o dos veces a la semana nos correspondía “atender” a los compañeros de grupo, buscando parte del almuerzo del penal, que casi siempre era una sopa y preparar el plato de fondo por el determinado día que nos correspondía, por supuesto, elaborando el segundo plato. Por supuesto ahí “sufrieron” los compañeros, porque cuando en otros turnos les correspondía a otras parejas, “degustábamos verdaderos banquetes”.
Las visitas de los familiares eran dos a la semana, en cada tarde de los días martes y domingo. Como habíamos arribado el lunes en la noche, nos imaginamos que ninguno concurriría a vernos, porque tal vez aún no se habían enterado de nuestro destino, pero no fue así. Sólo a Leonel lo llamaron por el micrófono, anunciándole visita. Quedamos a la expectativa. Ni el mismo solicitado sabía quien podía ser. Y su sorpresa fue mayúscula, cuando se encontró con una religiosa, que era parienta de él, la cual había recibido un mensaje telefónico de nuestro destino santiaguino, y ella con mucha prontitud averiguó, cuál podía ser. El domingo venidero fue apoteósico. Además, de mi padre que se había desplazado retornando de Copiapó, se encontraba mi prima Ruth, de similar edad, con quien compartimos la existencia desde la propia infancia, en los predios de Hualqui, nacidos sólo con tres meses de diferencia. También Elizabeth, quien se convertiría, años después, en mi segunda cónyuge y Elisa vinculada, matrimonialmente, con Luis Aguayo. A Juan , lo visitó su esposa junto a sus hijos que residían en La Serena y a Miguel, su madre radicada en la misma ciudad .
Posteriormente llegaría la tía Elsa, esposa de mi tío Héctor y en una ocasión cuando aún mi padre se encontraba en Santiago, antes de trasladarse a Temuco, en el sector donde departíamos con las visitas, de improviso nos aparece un pariente que por años no habíamos visto: Era un primo en segundo grado de mi progenitor: Nabor Jofré, Vernos, reconocernos y darnos un profundo abrazo fue lo que hicimos de inmediato. igualmente ya jubilado de la Armada Nacional Supimos por él de esa familia que vivía en Valparaíso. De inmediato le pregunté por Alan, sobrino de él de mis misma edad con quien había compartido familiarmente por unos meses, cuando bordeábamos los 10 años de edad, por allá por Porvenir, en la punta de Playa Ancha, cuando mi padre fue trasbordado desde Talcahuano, llegando en el añoso trasporte Angamos, accionado aún por carbón. Con Alan, concurrimos durante unos meses a la misma escuela y competíamos, aprendiéndonos los poemas y hasta las lecturas históricas cuando imperaba el método mnemotécnico. Nabor nos refirió que andaba viendo a un amigo detenido de Alan, a quien ya habíamos visualizado en el acontecer diario. Y sobre Alan, nos refirió que se había ido fuera del país con una compañera uruguaya, todavía en los tiempos de Allende, por estar incursos en un presunto atentado de que lo acusaban.
La lección que nos dejó “Tres Alamos”, como el presidio de Copiapó, fue que el acto de visitar a un ser que ha perdido la libertad es lo más grande que puede haber para la persona humana. Uno, al salir en libertad, se siente muy agradado y comprometido con ella por el resto de la existencia.
El campo de prisioneros de “Tres Alamos” efectivamente era el lugar definitivo de los detenidos en su reencuentro con la libertad. Un gran porcentaje, semanalmente salían rumbo al exilio invitados por distintos países de la comunidad internacional, que ofrecían sus territorios para cobijar a tales seres que no eran aceptados en el lar original. Algunos días salían uno que otro, pero hubo oportunidades en que fueron llevados al aeropuerto en buses, donde los acompañaba el jefe de tales dependencias, un coronel de Carabineros, más conocido por su apodo: “El Patas Cortas”, pon su no muy bien desarrollado físico. Este ese día se vestía de civil y era tanta la familiaridad que había alcanzado con los presos, que en la despedida se “gastaba” más de algunas bromas. Nítidamente, rememoro el día en que partieron los integrantes de una nutrida delegación, como lo fue aquella que se embarcó para Panamá, en tiempos del presidente, Martín Torrijos, quien los acogió y con mucha alegría se despidieron de nosotros, a quienes les deseamos el reencuentro con una nueva existencia, donde recuperarían su sitial de seres humanos.
El citado coronel, cuyo apellido era Pacheco, contaba con una guardia de carabineros, que controlaba el campo de detenidos noche y día. Destacaba entre todos el ya citado “Cuervo”, de nariz aguileña, un tanto moreno con un rostro impenetrable. Tenía el grado de sargento y cada dos días le correspondía la guardia, desde la formación matinal de las seis de la mañana hasta la de la tarde, cuando se registraba la asistencia. Sólo una vez la fiereza de sus ojos y rostro fue superada por un teniente o capitán de carabineros de inteligencia, el cual imprevistamente, llegó buscando a un prisionero que no ubicaban en los registros, seguramente, dentro del sistema Felizmente, no lo encontró, junto con el “Cuervo” que ofició de acompañante. ( 21)
Lo que más molestaba a Pacheco y que se traducía en restricciones, que adoptaba para amargarnos la vida era cuando se imponía por la Radio Moscú, que escuchaba todas las noches el noticiero en español sobre Chile y aparecía mencionado, por su mal comportamiento con los presos. Entre los castigos, estaba barrer las dependencias del centro y limpiar un ante jardín. Lo último, me correspondió realizar con un compañero, justamente cuando transitaba por el recinto rumbo a “Cuatro Alamos”, centro de torturas que estaba al delincuente integrante relevante de la DINA, quien en más oportunidad se ufanaba de portar los lentes de Miguel Enríquez, cuando lo ametrallaron en su residencia y lo mataron alevemente. Justamente, en ese grupo de esbirros, se encontraba tal asesino.
Un día normal en “Tres Alamos” era levantarse, a las 6 de la mañana, para formar y registrar la asistencia. Luego, volvíamos a la cama y los compañeros de turno de la “carreta” se encargaban una hora después de llevarnos el desayuno a la cama. Durante el periodo matinal, cada uno hacía lo que le interesaba: Nosotros, leíamos muchísimo, por ejemplo entre Copiapó y Tres Alamos leímos dos veces la Biblia, textos de Administración Educacional, Literatura y Estética Literaria y obras narrativas como lo fueron gran parte las producidas por el escritor inglés, Oscar Wilde. Por supuesto, siempre tenían que contar con la autorización de los directivos del penal, quienes aprobaban o no los textos que solicitábamos a los familiares.
Una segunda actividad era el de recrearnos jugando al dominó .Una de las figuras que destacaba en este juego por la gracia y el entusiasmo que ponía, era “Cuevitas”,(22) el presidente de los obreros de la construcción, a quien no le gustaba perder , pero que se convirtió un apoyo de los compañeros de prisión, cuando cada cierto tiempo caíamos en la depresión natural, que causan estos calvarios. Siempre tenía el chiste a flor de labios para animar al otro.
La situación que nos llamó la atención en “Tres Alamos” fue que a pesar de constituir un campo exclusivo de detenidos políticos, sin embargo permanecían ahí unos tres o cuatro miembros de una a banda de asaltantes, que por esos tiempos había ocupado la primeras noticias de la crónica roja nacional, porque habían cometido un espectacular atraco en pleno centro de Santiago. Si no me equivoco, lo apodaban los “Chaquetas Negras” Eran tipos muy atléticos, que por las mañanas hacían ejercicios físicos a pleno frío, en espacio descubierto del Centro. Intimaron con algunos presos e incluso los invitaban a su “carreta”, porque siempre contaban con un buen aporte de los amigos y familiares visitantes, que eran portadores de verdaderos manjares y exquisiteces. Inexplicablemente, estos presos comunes por atracadores, integraron la delegación que salió al exilio con rumbo a Panamá.
Otra diversión esperada día a día era el programa “Música Libre” (23) que se proyectaba por televisión nacional , por ese tiempo como lo era al término de la tarde Justo a la hora, nos reuníamos en el patio donde estaba instalado el televisor y nos solazábamos con los integrantes del cuerpo de baile, muy especialmente con las “féminas” en ese tiempo quinceañeras, donde destacaba la más atractiva bailarina, como lo era Isabel.
Existía, de igual modo, una actividad semanal cultural, que se realizaba en un espacio donde se encontraban las literas, la cual se centraba sobre temas políticos contingentes nacionales e internacionales. Indudablemente, por ese entonces era la Guerra del Vietnam. Un par de expositores abordaban los temas y luego venía un debate. Para asegurarse, que los guardias no aparecieran, de improviso, se destacaba una guardia donde se iniciaba el campo colindante con el cuartel de carabineros. En más de una oportunidad el “Patas Cortas”, advertido por sus esbirros de esta velada quiso sorprendernos, sin embargo su desplazamiento se conocía de inmediato. Cuando llegaba al dormitorio en cuestión, la temática era literaria y ensoñadora, que versaba sobre Gabriela Mistral o el narrador criollista Mariano Latorre, entre otros. El comandante Pacheco escuchaba un breve tiempo, y en seguida, retornaba muy tranquilo hacia sus aposentos.
Tales actos, por supuesto, finalizaban con interpretaciones en la guitarra del “Pajarillo”, un joven preso santiaguino que interpretaba los mejores temas de Víctor Jara o del “Quilapayún”. Quizás la canción que más nos impactó y que siempre la solicitamos cuando surge un cantante conocedor de este neofolclore es que interprete el “Negro José”, que se le ofrecía a todos los presos, cuando salían en libertad, siempre que fuera dentro del horario administrativo del penal.
En “Tres Alamos” nos informamos de falacias creadas por la Junta Militar de Gobierno, como lo fue la masacre realizada con presos chilenos, los cuales sobre la base de una falsa declaración entregadas por las fuerzas castrenses chilenas, que habían sucumbido en un enfrentamiento en el interior de Argentina, Nunca olvidaremos más de una carcajada o sarcasmos de varios detenidos de “Tres Alamos”, que habían estado con ellos y sabían perfectamente, que nunca habían emigrado al vecino país. A lo anterior, se agrega, el relato realizado por el simpático “Cupido”, lo cual nos ratificaría el profesor Sergio Benavente del Instituto Comercial de Concepción, en el exilio, quien fue su compañero, mientras permanecieron en el centro de presos políticos de “Puchuncaví” donde habían sido compañeros de “carreta” por ese tiempo en el local señalado, sobre un acto bárbaro cometido por los guardias del presidio, que eran los infantes de marina,(24) quienes a medianoche hicieron un simulacro de evasión, lo cual se tradujo en invadir los dormitorios, mientras dormían, los detenidos, desnudarlos en pleno invierno, sacarlos al patio para lacerarlos. Tal hecho conmocionó a la comunidad civil chilena, dado que trascendió a través de la Iglesia, lo cual fue denunciado públicamente, sin recibir ningún castigo de los superiores.
Asimismo, nos enteramos, fehacientemente, de lo que estaba ocurriendo en la Colonia “Dignidad”,cercana a la localidad de Parral, cuando en uno de esos largos días de cautiverio, entrada la tarde, llegó a “Tres Alamos” un detenido que procedía de ese lugar igualmente siniestro por esos años, siempre dirigido por el malvado alemán Paul Schaefer. Nos narró que ahí mantenían presos políticos, provenientes de la región, a los cuales igualmente de les torturaba: Una mayor información sobre tales sucesos los hemos dejado registrado con mayor amplitud en el artículo, que se puede encontrar en Google, publicado el 09-05-06, cuyo título es: “La indignidad de la colonia Dignidad”.
En esta prisión, conocimos igualmente el significado de la palabra “porotear”, que utilizaban los miembros de la DINA, cuando torturaban a un detenido y les prometían el término angustioso de tal práctica indigna, si se comprometían a señalar posibles víctimas en un recorrido por las principales calles de Santiago, llevados en un trasporte junto a ellos, para que desde la distancia les indicaran sobre alguna persona que conocieran, con inclinaciones guerrilleras o simplemente partidarios del presidente Allende. Era tal la presión que ejercían sobre ellos, que al final sin haber reconocido a ninguno de los peatones que transitaban, diariamente por las aceras, se veían obligados a señalar a cualquiera.¿Cuántas inocentes personas habrán sido apresadas por tales aberrantes prácticas dictatoriales?
Otro acontecer, que es digo de mencionar, es cuando llegaron los representantes de Estados Unidos, para seleccionar a 200 presos para llevárselos como exiliados a USA. Ese día, todo el mundo se presentó, produciéndose unas grandes “colas”.Empezaron las entrevistas y cada candidato se identificaba como un ser “puro e incontaminado” con el alevoso acontecer político. Los norteamericanos los escuchaban, atentamente, tomaban notas y al final a muchos los rechazaban, porque lo declarado no coincidía con lo estampado en los informes de inteligencia de los cuales ellos eran portadores. De nuestro grupo, el único postulante que tuvo éxito, por esta vía, fue Juan Torres Rojas, fraterno amigo y compañero, originario de La Serena, padre de dos hijos y una esposa amada. Confidencialmente, él me había comentado, que había sido simpatizante del Partido Comunista, pero nunca militante activo. Y, efectivamente, aquí se comprobó y fue seleccionado para viajar y radicarse en una ciudad norteamericana con el grupo familiar: Primero, contaron con una beca para aprender y dominar el inglés. Posteriormente, Juan, por lo que supimos, hizo un post grado y se convirtió en un Doctor en Historia, dictando así clases en centros de educación superior.
Hubo un suceso que nos impactó en “Tres Alamos”, como lo fue la llegada de profesores, empleados y obreros de la Universidad de Chile. Su situación inicial fue muy calamitosa y nos correspondió, especialmente, a nosotros darles la bienvenida y levantarles el ánimo. Nunca olvidaré al eminente filólogo, Carrillo, a quien había conocido cuando en mi época de estudiante fue a dar una conferencia a la Universidad de Concepción, donde yo estudiaba. Quizás era el más debilitado del grupo, así es que con otros colegas nos acercamos a él, lo tranquilizamos y animamos a salir airoso de ese vejamen, Con la llegada de estos colegas, surgió una nueva “carreta”, como era la “universitaria”, en la cual nos mantuvimos hasta nuestra salida en libertad.
Nosotros, los vinculados con la DC, recibimos el apoyo pleno de los camaradas: Patricio Aylwin y Andrés Zaldívar, en las diligencias para nuestras libertades, quienes se mantuvieron a cargo de las actividades en sus respectivos oficinas jurídicas del ex Hotel Carlos V, después que la organización política fue declarada por la Junta Militar en receso. Y Miguel Peña, el más joven, logró posteriormente su libertad y se trasladó a su natal La Serena, donde continuó sobreviviendo.
Libertad y Exoneración
Cuando salimos en libertad con Luis y Leonel fue en una hora angustiosa. Aprovecharon de ficharnos, lo cual no lo habían realizado, cuando se produjo nuestro ingreso, dada la hora tardía, cercana a la medianoche del 14 de julio de 1975. Curiosamente, a cada uno de nosotros nos asignaron una filiación que no correspondía a la verdadera: A Luis Aguayo Badilla, lo identificaron como miembro del PC, a Leonel Tapia González, como adherente al Partido Socialista y a mí del Movimiento Revolucionario de Izquierda, MIR. No se les avisó a los familiares y nos abrieron las puertas para que nos dirigiéramos, transitando unas dos o tres cuadras solos hasta la Avenida cercana. Caminamos, nerviosos y muy rápidamente, porque en “Tres Alamos” nos habían referido historias de prisioneros, salidos en libertad en horas de la tarde o del mediodía y se habían encontrado en las afueras con individuos, integrantes de esos grupos de extrema derecha, como “Patria y Libertad”, los cuales los había apresado nuevamente y los habían hecho desaparecer. Y cuando los familiares, vinieron a visitarlos, al no encontrarlos, aparecían oficialmente como que habían salido libres en los registros administrativos del Campo. Dada la hora imprevista, tampoco recibimos la despedida del “Pajarillo”, entonando el “Negro José”. Lo más grato y gratificante fue haber quedado en libertad, justo el 17 de septiembre, víspera de nuestro aniversario patrio cuando nuestros antepasados iniciaron el proceso libertario, en 1810 con Mateo de Toro Zambrano y Juan Martínez de Rozas entre otros y culminar la liberación el 5 de abril de 1818, al lograr la victoria final de una campaña, donde destacaron militares pundonorosos y portadores de un pensamiento republicano, como lo fueron: El único y verdadero Capitán General, Bernardo O´Higgins Riquelme, los hermanos Carrera, Manuel Rodríguez, guerrillero inmortal y el Libertador argentino, José de San Martín.
Llegados a la calle principal con nuestros bultos, de inmediato, hicimos detener al primer taxi que se asomó y en cuanto se internó en la gran ciudad, respiramos profundamente y felices, especialmente en nuestros hogares, donde quedaron sorprendidos por nuestra inusitada liberación, De inmediato, iniciamos los trámites para recuperar la condición de persona humana, dado que fuimos exonerados del sistema educativo dictatorial, lo cual significaba que no podíamos aspirar a ningún centro educativo para laborar. Sólo nos quedaba el logro de los meses impagos desde mayo y del desahucio por parte de la Universidad del Norte, hasta el mes de julio 75, cuando como lo hemos señalado, nos hicieron firmar la renuncia por una patrulla armada del Regimiento de Copiapó.
Rumbo al Exilio
Tomamos, por fin, conciencia que nos habíamos convertido en seres marginados del campo laboral educativo, lo cual nos hizo meditar que como fuera debíamos abandonar la tierra nativa-que como diría Neruda- se nos transformó en madrastra y buscar una “mamadre” en el exterior. En tales momentos, angustiosos estuvo siempre al lado de nosotros el ex jesuita, relevante docente universitario y fundador de la U, Católica del Norte, Gerardo Claps Gallo,(25)la única autoridad que nunca dudó de nosotros, participando de nuestro dolor, muy distinto a la mayoría de la comunidad universitaria de las diversas sedes, los cuales hicieron “mutis por el foro” -y cobardemente- nunca siquiera nos hicieron llegar una nota de saludo, como ocurrió en todo el país, cuando se popularizó la expresión para quedar tranquilos con su conciencia, comentando: ”Algo, habrán hecho…”
El más urgido en partir al exterior era yo, dado que mi situación era muy precaria, con cinco hijos menores, de los cuales los tres mayores, que ya vivían conmigo en Copiapó, después de una separación matrimonial, ocurrida a fines de 1973 me acompañarían en tal éxodo y los dos menores permanecerían con su progenitora, que residía en la ciudad de Los Angeles.
En fecha posterior, se trasladarían a EE.UU Leonel Tapia y Luis Aguayo, donde permanecieron hasta los inicios de la década de 1990,cuando empezó el periodo de transición de la tan anhelada Democracia, la cual hasta el presente no se ha logrado plenamente, al no contar con una Constitución renovada y plenamente republicana
NOTAS
1.- Un militar, que venía desempeñando el cargo de comandante del Regimiento de Copiapó desde antes del 11 de septiembre de 1973, el cual asumió el cargo de Jefe de Zona y se mantuvo hasta fines de 1974.Por supuesto, que los fusilamientos de civiles en los últimos meses del primer año de nominado, fueron de responsabilidad del “General de la Muerte”,Sergio Arellano Stark, quien por donde pasó daba las órdenes a los subalternos regionales para los ajusticiamientos.
2.- Sergio Arellano Stark, General que fue procesado por sus crímenes, permaneció muy poco encarcelado y creemos que aún vive, porque no hemos sabido que haya desaparecido físicamente.
3.- Oriel Alvarez Gómez, relevante intelectual copiapino del siglo XX. Gran colaborador y promotor del Centro de la Universidad del Norte, con quien entre otros quehaceres promovimos la remodelación de la tumba de “Jotabeche”, eminente escritor nacional copiapino del siglo XIX, discípulo de Andrés Bello, en un gran acto en el Cementerio local, teniendo como invitado al distinguido narrador del Norte Grande, como lo fue el antofagastino Andrés Sabella. Ver en la Web nuestro artículo:”Recordando a Oriel Alvarez Gómez, minero y cronista de Atacama” y “El comandante de ensueños se marchó hacia el infinito”
4,- “Palomas”: Con tal denominación la población civil, aherrojada por Pinochet, denominó a los militares con una tradición republicana, que dentro de lo que pudieron, tuvieron un trato humano con los perseguidos y encarcelados.
5.- Arturo Alvarez Sgolia: Teniente-Coronel que asumió la Jefatura de Zona de Atacama, junto a la comandancia del Regimiento militar de Copiapó, en enero de 1975, para reemplazar al Teniente Coronel, Oscar Haag, trasladado a Calama.
Por esas coincidencias del destino, arribado recientemente al exilio venezolano. específicamente en Caracas, conocimos a una dama chilena, casada con un médico de la misma nacionalidad, provenientes de “Potrerillos”, el mineral de cobre, cercano a Copiapó- quien nos refirió después de informarse de nuestra procedencia copiapina, que tal fulano castrense, era primo de ella, la cual nos aseguró que tal “halcón”, cuando era esperado por su progenitora antes de que naciera, ella, se imaginó siempre que sería del sexo femenino, porque sus otros descendientes eran varones. Sin embargo, ocurrió lo opuesto, que contrarió a la madre y decidió en su primera infancia vestirlo, como si fuera una niña. Sin embargo, “Arturito” se rebeló siempre, comportándose, violentamente, con quienes lo rodeaban, especialmente otros infantes y animales domésticos, en diversas acciones cotidianas, hasta que tardíamente, la madre se convenció que su hijo no era una niña y lo empezó a vestir como le correspondía a su sexo. Sin embargo, el carácter violento lo siguió manifestando, siempre, especialmente en la Escuela Militar, cuando ingresó y convertido en alférez castigaba, intensamente, a los estudiantes menores en escalafón.
La carrera posterior de tal indigno individuo fue meteórica. Ascendió hasta culminar la carrera con el grado de General, siempre en acciones ominosas que culminaron , como jefe de Inteligencia Militar, con participación activa en el crimen de Tucapel Jiménez y otros compañeros, lo cual en el periodo de la transición a la Democracia, le significó una condena a varios años de encierro en una Cárcel-Resort, construida especialmente para tales especímenes, con condenas no muy largas, que le ha permitido existir en “Santa Paz”, como su congénere Sergio Arellano Stark, que aún viven, a pesar del daño que le causaron a sus semejantes.
6.- Las primeras declaraciones amenazantes que hizo Alvarez Sgolia fue a su arribo a Copiapó en enero de 1975: Aseguró,“que todavía existían enemigos del sistema, detrás de los marxistas”.
7,- Capitán General fue el grado que se asignó a sí mismo Pinochet, para igualarse a la única figura histórica chilena, que ha detentado tal grado,como lo ha sido nuestro Libertador Bernardo O´Higgins Riquelme.
8.- Las reminiscencias de la Cueca se encuentran en el artículo: “La cueca de mi abuelo”, escrita, en el primer año de 1974 de residenciado en Copiapó, justo en el mes de septiembre, el cual fue publicado, por primera vez, en esa fecha por el Diario “Atacama” de la ciudad copiapina, reproducido en tiempos post-modernistas en P.W. que pueden ubicar, a través de Google.com. Y del Rock, sólo nos queda el recuerdo de la instancia juvenil y su principal exponente, Elvis Presley.
9.- Ernesto Torres Rojas, docente incorporado en los inicio de 1975, además de la docencia en el Ciclo Básico de Ingeniería ocupó el cargo de Director de Investigación. Recientemente, había contraído enlace con la hija de un millonario libanés. Lo recordamos por su carácter afable. Poco antes, de que ocurriera el asalto a la Universidad por los esbirros militares de Alvarez Sgolia y mientras reemplazaba al Director del Centro, que se había desplazado a Antofagasta, me invitó a dialogar y me pidió, quizás por la empatía que se había producido entre nosotros por valorar la actividad que desarrollábamos, “que me alejara de mis amigos y compañeros, con quienes había llegado a laborar en este centro de estudios superiores, porque se producirían situaciones funestas que me podrían afectar”.Le agradecí su gesto, pero enfáticamente, le respondí “que jamás traicionaría a mis camaradas y amigos, con quienes nos conocíamos desde hacía un par de años”.
10.- EXPOMAR fue el último proyecto cultural, desarrollado en Copiapó, en los días anteriores a nuestro encarcelamiento, con el apoyo de las comunidades de Copiapó y Caldera, la cual fue visitada por cientos de visitantes en las instalaciones del Centro de la Universidad del Norte, copiapina, motivada en los productos del mar y sus proyecciones en el arte. Se organizó, en homenaje a la gesta naval de 1879 y la celebración de la Semana del Mar.
. * Examinar nuestro Discurso ante la tumba restaurada de José Joaquín Vallejo, difundido por: Memoria de la Biblioteca Nacional de Chile, incorporada en Google.com
11.- Vicente Rodríguez Bull, ex Director de la Escuela de Minas y similar cargo en la sede de la creada Universidad Técnica del Estado de Copiapó. Integrante de la Logía masónica de la ciudad fue el civil, que invadió nuestro Centro Universitario con las huestes castrenses del tenebroso de Alvarez Sgolia. Consumado tan vil acto del cual fui testigo, como lo he señalado en tal relato, retornó a la dirección de la sede regional, como Director omnímodo, reincorporando todas las instalaciones que habíamos ocupado. Con los libros, que obtuvo en esta invasión enriqueció una sola, la cual fue bautizada con su nombre. En los inicios de1980, por la información que hemos recogido en Internet y P.W. con la creación de la “presa” obtenida se creó oficialmente, por el régimen dictatorial de Pinochet, la Universidad de Atacama, cuya comunidad debe desconocer tales aconteceres de este “universitario” tan particular, que aplastando víctimas se remontó a tales niveles universitarios, los cuales son tan opuestos a tales antivalores.
Quizás, la vileza mayor cometida y que debe reparar el Consejo de Universidades y el Gobierno republicano de Chile, reiniciado en 1990, es patentizar que, durante el año 1974, hasta el 26 de mayo de 1975, desaparecida la Escuela Normal, fundada en 1905, tuvo una existencia real a través de la Universidad Católica del Norte, con todo el personal y actividades que hemos consignado, con lo cual se desmiente parte de la historia recreada por facinerosos, que textualmente se consigna: “En 1974 el gobierno militar disolvió las Escuelas Normales y la de Copiapó, fundada en 1905 pasó a depender de la sede Copiapó de la Universidad Técnica del Estado (UTE).La Escuela Normal sirvió para que la Universidad de Atacama pudiera crear carreras pedagógicas”.
Para reafirmar lo que hemos señalado, citamos la Página Web, Fénix News:El Semanario de noticias masónicas en el mundo de Enero 2011 en los 149 Años de la Respetable Logia “Orden y Libertad”, donde se indica: “Se realiza un intenso trabajo por parte de los hermanos: Vicente Rodríguez Bull, Luis Cabello, Rudecindo Silo y otros que aún viven por crear la Universidad de Atacama”.
Debemos patentizar, que durante nuestra existencia hasta esa época, con representantes de la Masonería había sido significativa. El primer masón más cercano que conocimos fue don José Osores, casado con una de mis primas mayores: Era Rector del Liceo Coeducacional de Rengo: Un hombre íntegro y jovial, sin sectarismos y con muchos amigos. Había otro, llamado Carlos, Inspector en el Liceo diurno y Rector del Liceo Nocturno, que por esos años, era privado y estaba bajo la orientación y dirección de la logia local: Muy afable, quien motivado por nuestro profesor de Historia y Geografía, el joven de aquellos años, Mario Leyton Soto, gran camarada mucho tiempo después, quien fue un gran colaborador educativo en el gobierno del presidente Frei Montalva, juntos con él nos integramos como docentes al plantel de adultos. Ahí, fui donde me inicié con un curso al cual le daba clases de Inglés, a los dieciséis años de edad
Posteriormente, conocí a ilustres masones en la Universidad de Concepción, donde se sitúan eminencias como su Rector fundador, Enrique Molina. Luego, vendrían David Stitchkin Branover e Ignacio González Ginouves, sin olvidar a nuestros más cercanos, como el Decano René Cánovas y el Vice-Decano de la Escuela de Educación, Rodolfo Zañartu, donde realizamos los estudios de Pedagogía de Castellano, entre los años 1959 y 1963. La única excepción fue con una docente, con la cual nuestro curso tuvo problemas en los inicios de la carrera, por su bajo nivel tanto en los contenidos como la didáctica. Organizamos un movimiento de protesta para que la sustituyeran, pero fue imposible. El motivo: Era la cónyuge de un connotado masón y miembro de la Universidad. .Al final de la carrera, integró el Jurado en mi examen de grado, junto a mi tutor, el relevante exégeta literario, Jaime Giordano y en aquellos tiempos el representante de la U. de Chile y evaluador del trabajo, distinguido ensayista, Mario Rodríguez y la “señora masona” en cuestión, la cual no había olvidado nuestra acción de rechazo. Fue la única que lanzó una consulta “a matar”, tomada de los extensos programas literarios, que por gracia de Dios, coincidieron con un ensayo que había examinado, por esos días, en torno a Calderón de la Barca, que nada tenía que ver con el tema tratado, como lo era : “El Indigenismo en El mundo es ancho y ajeno” del escritor peruano, del siglo XX, Ciro Alegría”. Fue así, como obtuve la calificación máxima, con apoyo de Aquél que nunca nos ha abandonado, en los momentos más cruciales, de nuestra existencia
En el exilio venezolano, me encontré con masones cabales como, el Prof Universitario, Leopoldo De los Ríos Ibáñez, de Valparaíso, el médico Hugo Guerrero de Santiago.,Bernardo Araya Abraham, ex Director de Educación de la ciudad de Ovalle por supuesto admiradores del Presidente Allende, igualmente masón relevante. En más de una ocasión, me invitaron a algunos de sus actos, donde compartimos posteriormente en reuniones sociales y siempre predominó el respeto por las creencias de uno y del otro.
12. Un reportaje detenido realizado por la periodista chilena Patricia Verdugo, donde denuncia la gira terrorífica, del llamado “General de la Muerte”, Sergio Arellano Stark por los diversos centros de detenidos en instalaciones militares del norte y sur de Chile con instrucciones de Pinochet, de seleccionar en cada cuartel un número determinado de presos para ajusticiarlos, de inmediato.
13- “Jhonny White” era un personaje de la ciudad copiapina: Una especie de mendigo que se desplazaba por las calles y no le hacía mal a nadie, a pesar de sus extravíos mentales. Todo el mundo lo quería y reconocía. Se contaba que era descendiente de una familia libanesa. Ver en P.W.:”Jhonny White, el conspirador de los pájaros”
14.- Gira del Grupo Literario “Jotabeche” a la IV Región de Coquimbo, que culminó, en la segunda quincena de enero 1975, con un recital realizado junto a los integrantes del Círculo Literario de “Carlos Mondaca” en la Plaza de los Poetas serenense, reseñado por el Diario “El Día” en enero 1975
15- Leonel tuvo tal crisis, porque nunca en su vida había pasado por tal situación. Era extremadamente riguroso en su comportamiento y su grupo familiar. Nunca parece que había tenido la experiencia de dormir en una cama distinta a la tradicional. En cambio nosotros, cuando mozalbetes en mi Hualqui originario, salíamos en verano a amenizar las fiestas en las trillas y en varias oportunidades tuvimos que dormir, como lo hizo alguna vez Neruda. en una era, hundido en la paja y mirando hacia el cielo.
16.-Federico Willougby, justo en estos días que escribíamos este texto hizo declaraciones en La Nación de Santiago de Chile, muy orondo:”Que había sido vocero de Pinochet y que después se “cambió de ropa” y se integró al primer gobierno de la transición a la democracia, logrado en 1990”.
** “República de Hualqui”,denominación dentro de la tradición oral de nuestro lar nativo hualquino, fundado en 1757,situado a 23 kilómetros de la industrial ciudad de Concepción, en una de las riberas del igualmente histórico río Bío-Bío, que por siglos marcó el límite entre el Reino de España y el pueblo Mapuche: Nuestra formación citadina fue eminentemente republicana, a partir de los albores de 1940, década de 1950 e inicios de 1960 de representantes de organizaciones políticas de diversas agrupaciones, que dominicalmente acudían -y después de la misa- nos ofrecían sus disertaciones en un hermoso y amplio kiosco de la Plaza de Armas: Por ahí pasaron, entre muchos: Ibáñez, Allende, Neruda, Frei, Bossay, Jerez, Montes, Barra y nuestro coterráneo, Donosor Quevedo, un patriarca hualquino de una gran oratoria, cuyo sobrino Clímaco fue electo en más de una oportunidad, Alcalde de la comuna.
17.- Oriel Alvarez, Nalky Pessenti, Carlos García, Tussel Caballero, Carlos Durán, Danilo Jorqui, Julio Adrián Cortés, entre otros, conformábamos el Grupo Literario “Jotabeche” que hasta antes de caer detenido, yo presidía. Ver en P.W.: “Con Jotabeche en Jotabeche”
18.- Tal episodio que me impactó profundamente desde el punto existencial, motivó mi artículo, que años después elaboré, titulado:¿Quién es el Roto Chileno?, el cual se encuentra inserto en Google.com.
19.- Enrique Peña Hein, afamado Director de Música de la Serena, quien fue fusilado junto a otros detenidos, presos en la cárcel local, por orden del llamado “General de la Muerte” , Sergio Arellano Stark en su desplazamiento por la región, en los meses finales de 1973.
20.- Claudio Huepe, joven dirigente del Partido Demócrata Cristiano de Chile, quien fue el primero de esta organización política, que estuvo encarcelado en “Tres Alamos” en 1974, quien salió exiliado a Inglaterra y con el cual compartiríamos, posteriormente, el arduo trabajo del exilio, él en Caracas y en mi caso, en Valencia. Después de retornar a la patria nativa y en tiempos recientes, nos reencontramos, nuevamente, él, como Embajador de Chile en Venezuela y en mi caso como Cónsul en Valencia, ciudad en la cual me visitó en tal condición. Sentimos, profundamente su desaparición física, hace unos años atrás, justamente, en la capital venezolana en tránsito hacia Santiago, a raíz de un accidente cardio-vascular.
*** Buscar en Google .com: “Réquiem por dos víctimas de Pinochet”
21.- Buscar nuestro artículo “Ruiz Tagle entre la claridad y la penumbra” en Google. com, donde más detenidamente se hace alusión a este individuo policial, que visitara Tres Alamos, antes del 17de septiembre 1975, fecha de nuestra liberación.
22.- Héctor Cuevas, sindicalista , vinculado con el Partido Comunista y con el sector de la construcción., siempre muy optimista , que animaba a los detenidos angustiados y les levantaba el ánimo, sin excepción. Ver “El regreso de Cuevitas” en www.chilenosenlinea.net. Sección: Crónicas del Ayer.
23.- Programa de la TV nacional, que captábamos a través de un receptor instalado en el patio central del campo de detenidos. Era de carácter musical y de un cuerpo de bailes, donde destacaban , adolescentes bailarinas que atraían a la población en prisión., donde destacaba la bella Isabel
24.- Episodio dramático padecido por presos políticos en el recinto de Puchuncaví, cuando en las primeras horas de la madrugada de un día, los carceleros, Infantes de Marina, sin aviso previo asaltaron las habitaciones de los detenidos, como un simulacro, golpeando y destruyendo los escasos enseres con que contaban sus propios encarcelados. Tal atentado, ocultado por la Junta Militar, trascendió nacionalmente, a través de la Iglesia y Vicaría de la Solidaridad, que denunciaron tan inusual acto demencial.
25.- Don Gerardo Claps Gallo una extraordinaria persona humana, que ocupaba el cargo de Vicerrector de Comunicaciones de la Universidad del Norte de Antofagasta, de la cual fue uno de sus fundadores. Con él, trabajamos directamente desde Copiapó , organizando eventos culturales, artísticos y de reflexión universitaria.
Fue el único. tal vez. de las autoridades de la institución de educación superior , que estuvo junto a nosotros, directa o indirectamente, en momentos tan difíciles para nuestras vidas. Figura, identificada con el Bien cristiano, muy opuestas a esos individuos, representantes del Mal, que asaltaron a nuestra República, a partir del 11 de septiembre de 1973, los cuales consumaron nuestra desaparición definitivamente, hasta el extremo de no aparecer ni siquiera consignados en la historia de la universidad chilena.
ANEXOS
Antecedentes de su creación
Este Centro de Educación Superior surge en Copiapó, a raíz de las disposiciones contenidas en el Decreto N* 15 de Rectoría de la Universidad del Norte, de fecha 16 de mayo de 1974 en que se señala:
La creación del Centro Universitario, dependiente de la Rectoría de la Universidad del Norte, a contar del 25 de marzo de 1974.
El surgimiento de la carrera de Profesores de Enseñanza Básica, dependiente de la Facultad de Arte, Educación y Ciencias Humanas de la Sede Antofagasta.
Creación del Ciclo Básico, dependiente de la Facultad de Ciencias e Ingeniería de la Sede Antofagasta.
Designación de Don René Peri Fargestrom en el cargo de Director del Centro Universitario.
El primer Director nombrado por la autoridad superior universitaria para desempeñar estas funciones directivas permanece en su cargo hasta junio de 1974, fecha en que presenta su renuncia, pasando a dirigir los destinos de este nuevo Centro de Estudios Superiores, Don Luis Aguayo Badilla, a partir del 8 de julio de 1974.
Estructura del Centro Universitario
1) Dirección del Centro
2) Jefatura Administrativa
3) Encargado de Profesores de Educación Básica.
4) Encargado del Ciclo Básico de Ingeniería
5) Bienestar
6) Extensión y Comunicaciones
Autoridades del Centro Universitario de Copiapó Año 1974 hasta Mayo 1975
Rector Delegado U. del Norte Antofagasta Coronel (R) Hernán Danyau Quintana
Director del Centro Universitario de Copiapó: Luis Aguayo Badilla
Secretaria General: Marta Alvarado Agurto
Director Académico de Docencia: Leonel Tapia González
Director de Investigaciones: Ernesto Torres Rojas
Director de Extensión y Comunicaciones: Reinaldo Villegas Astudillo
Director Administrativo y de Finanzas: César Olivares Leiva
Director de Bienestar y Asuntos Estudiantiles: Elba Araya Carrero
Coordinador Carrera de Educación Básica: Mario Ardiles Valderrama
Coordinador Carrera Ciclo Básico de Ingeniería: María Eugenia Ruz Laferte
Conservador: Alberto Bichara Nacuse
Ciclo Básico de Ingeniería
Curso A: 83 alumnos
Curso B: 80 alumnos
Nómina de docentes
1) Silvia Correa Farías
2) María E. Ruz Laferte
3) María Pérez Sotomayor
4) Olga Orchard Harmer
5) Juan Garrido Zúñiga
6) Julio Mena Soto
7) Héctor Cáceres Vicencio
8) Magaly Segovia Ahumada
9) Carlos Soto Romero
10) Aldo Páez Acuña
11) Marcelino Escalera C
12) Sergio Arenas Polanco
13) Aldo Casas Fritis
14) Leonel Tapia González
15) César Olivares Leiva
16) Samuel Astudillo Rojas
17) Eduardo Serrano Villarroel
18) Mario Ibarra Maripangue
PEDAGOGÍA BÁSICA
En la primera quincena de abril de 1974 se procedió a instalar.como ya lo hemos reseñado el Centro Universitario de la Universidad del Norte en Copiapó, a raíz de haberse integrado a tal plantel superior la Ex – Escuela Normal. La primera inscripción fue de 197 educandos.
DOCENTES INICIALES EN EL AÑO 1974
1) Luis Aguayo Badilla
2) Aída Alarcón Figueroa
3) Raquel Ampuero Ampuero
4) Mario Ardiles Valderrama
5) Antonio Díaz Vergara
6) Juan Guirao Massif
7) Ana Moglia Picart
8) América Muñoz Galleguillos
9) Lucía R. Pérez Sotomayor
10) María I. Pérez Sotomayor
11) Germán Pinto Rojas
12) Eliana Romero García
13) Jesús Rojas Venegas
14) Elizabeth Ruiz Muñoz
15) Nelson Sills Aguirre
16) Juan Torres Rojas
17) Héctor Veas Veas
18) Reinaldo Villegas Astudillo
19) Gloria Basaure A.
20) Patricio Castillo
21) Rodrigo Mellado
22) José Ossandón E.
23) Magali Segovia Ahumada
24) Manuel Gutiérrez J.
25) Mónica Soto Muñoz
26) Humberto Dorador Albornoz
27) Julián Herrera
28) Hugo Riffo
29) Carlos Bravo
30) Carlos Gómez Macker
Reflexiones en torno a este personal académico
Consideramos que en un gran porcentaje los integrantes del personal académico eran de excelencia, con cierta heterogeneidad donde se situaban antiguos profesores de la Escuela Normal íntimamente vinculados con la UTE, Ex Escuela de Minas, quienes añoraban el pasado y mantenían vínculos estrechos con el siniestro Vicente Rodríguez Bull, indudablemente “hermanos” en el pensamiento e ideología. Otros, mucho más jóvenes eran más abiertos y muy calificados. Y en tercer término nos situábamos nosotros, que proveníamos de un Curso Internacional, con antecedentes en la educación media y universitaria, que nunca nos miraron bien por su mentalidad provinciana y el afecto que mantenían por un pasado secular.
Indudablemente, la Universidad del Norte era mucho más abierta, con mucha más creatividad y proyección, lo cual nos hizo ganar muchos amigos y seguidores en la población copiapina, porque nunca nos encerramos en los espacios del centro universitario. Tal acción en gran medida la asumí, además de mis horas de clases, cuando fui designado Director de Extensión y Comunicaciones y logramos la confianza de la ciudadanía, desarrollando una permanente acción cultural, que en seguida pasamos a describir.
Dirección de Extensión y Comunicaciones
Tal función como lo es la proyección de una Universidad que se considere como tal es la Extensión, la cual debe correr a pareja con la Docencia e Investigación. Si no se desarrollan estas tres áreas el centro de educación deja de ser universitario, convirtiéndose en un ente educativo escolarizado de cualquier nivel, pero nunca universitario. Así lo comprendimos, cuando nos designaron en tal calidad, en los primeros meses de 1974. El desafío era relevante y de significativas proporciones, por cuanto teníamos que proyectar a una institución nueva en una ciudad con algunos siglos de existencia con una tradición eminentemente laica, donde en el siglo XIX. muy tempranamente se había fundado una organización política como lo fue el Partido Radical, por excelsas figuras histórica como los Gallo y los Matta, dentro de cuya orientación ideológica nacieron las dos instituciones superiores educativas como lo fueron la Escuela de Minas y la Escuela Normal.
En un periodo justo de un año de funcionamiento, entre el 23 de mayo de 1974 y el 27de mayo de 1975 en que fuimos violentamente vejados por el poder militar imperante, a partir del arribo del Teniente Coronel Arturo Alvarez Sgolia, en connivencia con sectores masónicos de la existente Universidad Técnica del Estado, heredera de la antigua Escuela de Minas, logramos incorporar al pueblo copiapino en disímiles actividades que programamos, a través de una estructura administrativa , como lo es la que se señala:
Director de Extensión y Comunicaciones: Reinaldo Villegas Astudillo
Director de Teatro: Miguel Peña Carreño
Director de Coro; Humberto Mauna Rojas
Director del Grupo Folclórico: Hugo Riffo Avalos
Periodista; Luis Peñailillo Olivares
Publicista: Patricio Castillo Castillo
Director de Deportes: Humberto Dorador Albornoz
Secretario: Carlos Gómez Macker
Entre un sinnúmero de actividades desarrolladas en tal periodo, relevamos:
1974
1.- Variadas presentaciones del Coro en s distintos escenarios de la ciudad.
2.- Primera Exposición pictórica, con creadores de Copiapó y Antofagasta:19-08-74
3.- Restauración de la tumba en el Cementerio local, del eminente escritor del siglo XIX: José Joaquín Vallejo (Jotabeche), con la presencia de autoridades y del escritor más prominente del siglo XX, como lo fue Andrés Sabella. De tal evento, se registra en Google .com, sección Memoria Biblioteca Nacional nuestro Discurso ante tumba restaurada, el 26 de agosto de 1974.
4.- Permanente impulso al Grupo Literario “Jotabeche”.
5.- Presencia, entre otros, de grande figuras culturales nacionales, como Roque Esteban Scarpa y Arturo Pacheco Altamirano.
6.- Exposiciones pictóricas: Profesionales y artistas de la U.del Norte Antofagasta.Concurso Pictórico Infantil, Plaza de Armas Copiapó. Exposiciones de pintores: Jorge Ossandón y Alberto Uranga.
7.- Participación en el Segundo seminario de Comunicaciones de la U. del Norte, celebrado en la ciudad de Coquimbo.
8.- Inauguración de cinco cursos destinados a la comunidad universitaria: Castellano Instrumental, Inglés, Geografía Económica de Atacama y Coquimbo y Literatura Chilena.
1975 (Desde el 1 de enero al fatídico 27 de mayo)
1.- Promoción de la gira realizada por el Grupo Literario “JOTABECHE” de Copiapó, que presidíamos, con recitales en Vallenar, Vicuña, ante la Tumba de Gabriela Mistral en Monte Grande, para concluir con el ofrecido con los integrantes del Cículo de Poetas de La Serena “Carlos Mondaca”, en la Avenida de los Poetas”, en la ciudad de La Serena.
2.- Colaborador permanente con artículos literarios y costumbristas en el Diario “Atacama” de Copiapó.
3.- Talleres de teatro, charlas, folclore, concursos, críticas de cine,etc.
4.- Culminación de nuestro quehacer: Montaje de “EXPOMAR”, con una gran cantidad de elementos, objetos, artesanía, obras pictóricas, productos relacionados con el Mar, en homenaje a las Glorias de Iquique: Desde el 19 al 25 de mayo de 1975.
5.- Actividad interrumpida con el arrase ordenado por el Teniente Coronel Arturo Alvarez Sgolia, individuo maléfico, para destruir a este naciente centro universitario pujante y creativo, el aciago día lunes 25 de mayo de 1975.
Una Palabra Final
Estimamos que tal relato con las observaciones descritas y aconteceres incorporados, al igual que otros numerosos surgidos de las víctimas de estas instancias, que indudablemente, nos han afectado temprano y tarde nuestra siquis y el propio organismo, no hayan sido en vano. Lamentablemente, les correspondió a nuestras generaciones. Anhelamos, que por nunca jamás vuelvan a repetirse, para lo cual se hace necesario acrecentar profundamente el sentido republicano de nuestro accionar cotidiano, donde los valores sean preservados cotidianamente y nunca traspasemos los límites del adversario, sobre todo en el accionar político para que por nunca jamás nos transformemos en enemigos, donde se degrade y menoscabe a la persona humana,
FUENTES CONSULTADAS
1.- Primera Memoria Anual: Abril 1974-Abril 1975.Universidad del Norte Centro Universitario Copiapó. Impresa en el Taller de Apuntes del Centro Universitario de Copiapó, 24 de Mayo de 1975. ( 95 Paginas)
2.- Recortes del Diario “ATACAMA”: Abril 1974- Mayo 1975
3,- Diario EL DIA de La Serena, enero 1975
por Reinaldo Villegas Astudillo
Deseos
Fuente :noroeste.com.mx, 30 de Diciembre 2018
Categoría : Otra Información
Fin de año es época de deseos. Yo, como seguramente muchos de ustedes, repito mis rituales para lograr que esos deseos se cumplan. Pero más allá de comer uvas, o de usar ropa interior roja para que no me falte el amor, o amarilla para el dinero, o de dar vueltas dentro de la casa con una maleta para que el nuevo año me depare muchos viajes, hay un deseo que repito de manera obsesiva. Bueno, en realidad dos. El primero es mi mantra de cada mañana: que mi hija viva muchísimos años siendo siempre infinitamente feliz. El segundo reaparece cada 31 de diciembre: que quienes despedimos el año seamos los mismos que podamos despedirlo al año siguiente; es decir, que nunca seamos menos. Que no nos falte nadie. Que la muerte no se lleve a los nuestros. Que en el pase de lista del corazón, sigamos todos juntos, compartiendo el aire, el tiempo, la vida.
Pero la muerte ronda siempre y su zarpazo amenaza con dejarnos un poco más huérfanos, un poco más solos. Hay años en que el recuento es más doloroso que otros. Como si la parca se hubiera ensañado. Es cuando intento pensar que todo esto también es parte de la vida, que los ausentes se quedan con nosotros –como esas cenizas de los seres queridos con que en el Amazonas amasan el pan ritual que permitirá incorporarlos a la sangre y los huesos de los vivos-, que no permitiremos que nadie los arranque del recuerdo y el alma.
Como escribía Rodolfo Walsh, el verdadero cementerio es la memoria. Por eso quiero cerrar este 2018 –que ha tenido momentos felices, trabajos que he disfrutado muchísimo, amores que se han enraizado, proyectos, aprendizajes, amaneceres luminosos, gente querida y abrazos- recordando a uno de esos seres que me acompañaron amorosamente a lo largo de los años y que hoy son ya ceniza en este pan con el que cada día alimentamos el alma. ¿Me permiten hacerlo?
La historia que quiero contar es una que tiene que ver con nuestros países, con la violencia y con la solidaridad, con una época que muchos llevamos grabada a fuego en la piel, como llevamos grabado el agradecimiento y esas saudades que nos tiñen la mirada desde hace ya más de cuatro décadas.
Y empiezo con la bandera, justo yo que soy enemiga de cualquier nacionalismo, porque la bandera también puede ser cobijo y protección –ojalá lo recordáramos cada vez que un migrante llega a nuestra tierra-. La bandera mexicana lo fue para muchos de nosotros en los años setenta, y eso no lo olvida ningún exiliado. Como no lo olvidaba Lucy Baltiansky que es de quien quiero hablarles. No lo olvidaba no sólo porque durante cuarenta y cinco años México le permitió tener una vida, criar a su hija, amar a sus nietos, enamorarse y cuidarnos a muchos, sino porque la bandera, nuestra bandera, envolvió a quien era su marido, Jaime Faivovich, subsecretario de transportes en el gobierno de Salvador Allende, para que pudieran sacarlo de la Embajada de México en Chile, donde se refugiaron después del golpe de Estado de Pinochet, y llevarlo al hospital a operarlo del cáncer que lo había invadido. La bandera lo cubrió para que los militares no se atrevieran a tocarlo.
Contaba el querido Embajador Gonzalo Martínez Corbalá que ese gesto de envolver así a los perseguidos le permitió hacer entrar a muchos chilenos a la Embajada a pesar de que los carabineros no se movían de la puerta. Cualquier atentado contra el verde, blanco y rojo, sería considerado una afrenta contra México. Yo escuchaba con fascinación las historias vividas a partir del violento 11 de septiembre de 1973 que contaba Martínez Corbalá. Él, con su memoria privilegiada y su generosidad sin límites, fue de los que nos faltaron en la cuenta de los afectos de diciembre del año pasado. Este 2018, hace apenas unos días, se fue Lucy llevándose otra parte de esos recuerdos: la vida cotidiana de los alrededor de ochocientos asilados que pasaron por la sede de la Embajada en Santiago, las preguntas de Karen, su hija de doce años, el asesinato de Ricardo García, esposo de su hermana Rolly, torturado hasta la muerte en la cárcel de Copiapó, la llegada a México en enero de 1974, la difícil reconstrucción de la vida desde el dolor y la derrota.
Historias no demasiado diferentes a las de los cientos y cientos de conosureños que encontraron –que encontramos- refugio en un país que presumía ante el mundo su generosa política de acogida. Pero no se trataba sólo de una cuestión de política de Estado sino de la solidaridad de la gente. Esa misma solidaridad con que décadas antes habían recibido a los refugiados de la Guerra Civil Española. Así como me conmueve la historia de Jaime Faivovich envuelto en la bandera nacional, me pone la piel chinita la relatada por el psicoanalista uruguayo Juan Carlos Plá, quien contaba que al verse obligado a dejar su patria “escribió a varios lugares y fue recibiendo contestaciones ambivalentes”, hasta que un telegrama de un colega de la Asociación Psicoanalítica Mexicana le decía: “En México, donde comen dos, comen tres. Vente”. Y vino. Y fundó una familia. Y amó este país y a su gente, como lo amamos todos los que fuimos aquí recibidos.
Lucy y yo hablábamos mucho de estas cosas. “Tengo los huesos de los míos enterrados aquí”, decía. Jaime, Jimenita, Karen, Javi, David… las ausencias habitaban su voz. Hoy también la de ella habita la nuestra. La de la querida e imprescindible familia del exilio. Porque el exilio también es eso: la creación de lazos de amor que nos vuelven familia.
Que quienes despedimos este 2018 seamos los mismos que podamos despedir a 2019 el próximo diciembre, me repito como una plegaria. Que nunca seamos menos. Que no nos falte nadie. Que la muerte no se lleve a los nuestros. Que en el pase de lista del corazón, sigamos todos juntos, compartiendo el aire, el tiempo, la vida.
Que así sea.
Asesinados
Fuente :memoriamapu.cl, 2009
Categoría : Otra Información
La siguiente nómina de víctimas de la represión de la dictadura militar y que fueron militantes del MAPU, ha sido confeccionada gracias a un estudio minucioso de los antecedentes consignados en los Informes de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (Informe Rettig) y de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. Son, por lo tanto, antecedentes oficiales, reconocidos en numerosos procesos judiciales, en los que constan testimonios fidedignos de los hechos.
En todos los casos, se deja constancia de la intervención de agentes del Estado en sus muertes, determinando que corresponden a casos de clara violación de sus Derechos Humanos.
René Guillermo Aguilera Olivares
41 años. Muerto en tiroteo. Valparaíso, Septiembre 1973.
Militante del MAPU. El 14 de Septiembre se produjo un tiroteo en el puerto de Valparaíso. En ese episodio René Aguilera recibió dos impactos de bala que provocaron su deceso en la vía pública. Conocidos los hechos que condujeron a su muerte, la Comisión Nacional por la Verdad y la Reconciliación, se formó la convicción de que René Aguilera fue víctima de la situación de violencia política imperante en ese momento.
Hernaldo Aguilera Salas
28 años. Ejecutado. Freire. Octubre 1973.
Simpatizante del MAPU-OC. Campesino y miembro de la directiva del asentamiento El Roble. El 17 de Octubre se presentó en el asentamiento, una patrulla compuesta por cuatro carabineros, la que allanó las casas y procedió a golpear en presencia de los demás asentados, a Hernaldo Aguilera y Leomeres Monroy (Hernaldo Aguilera fue detenido junto a Leomeres Monroy Seguel de 28 años, también miembro de la directiva del asentamiento).
Acto seguido fueron amarrados al jeep en que se movilizaban los efectivos policiales y arrastrados por el camino. Aproximadamente a un kilómetro del lugar, la patrulla se detuvo y procedió a ejecutarlos. Sus cadáveres fueron conducidos a la morgue de Temuco.
Mediante Bando N° 93, la Intendencia Militar de Cautín comunicó a la ciudadanía que “el día 17 de Octubre, en circunstancias que personal de la Tenencia de Carabineros de Freire conducía detenidos hacia esa Unidad, a los activistas Leomeres Monroy y Hernaldo Aguilera Salas, para ser puestos a disposición del Cuarto Juzgado Militar de Valdivia, por estar implicados en un plan destinado al asalto de cuarteles de carabineros y asesinato de su personal, aproximadamente a 4 km al oriente de Freire, trataron de arrebatarle la carabina a un funcionario, dándose a la fuga, no obedeciendo la orden de detención, ante lo cual el personal hizo uso de sus armas de fuego, dándoles de baja”.
Carlos Enrique Alcayaga Varela
38 años. Ejecutado. La Serena, Octubre 1973.
Militante del MAPU. Casado, tenía 7 hijos, se desempeñaba como maestro albañil, Secretario Regional de la Central Única de Trabajadores (CUT), Gobernador de Vicuña. Fue detenido el 12 de Septiembre por Carabineros de Vicuña y llevado a la Comisaría de esa ciudad. Luego, fue trasladado a la Cárcel de La Serena.
Respecto de Carlos Alcayaga se señaló en un comunicado de prensa que había sido fusilado por: “sustraer explosivos a viva fuerza desde el polvorín de la mina Contador Vicuña, el 11 de Septiembre de 1973, explosivo que le fue encontrado oculto bajo tierra y listo para ser usado” y que “era instructor de manejo de explosivos en una Escuela de Guerrilleros que funcionaba en Vicuña”.
La información oficial entregada por la autoridad militar de la zona, da cuenta de la celebración de un Consejo de Guerra el día 16 de Octubre el que habría dispuesto la condena a muerte. Fue ejecutado el día 16 de Octubre de 1973, junto a otros detenidos, por agentes del Estado.
José Rufino Córdova Croxato
35 años. Ejecutado. Pisagua, Octubre 1973.
Militante del MAPU-OC. Casado, tenía dos hijas. Se desempeñaba como Administrador de la Empresa Portuaria de Chile (Emporchi), en el puerto de Iquique. En el cumplimiento de sus funciones, ejerció acciones dedicadas a controlar el contrabando y el tráfico de especies y estupefacientes.
Fue detenido en su trabajo el 11 de septiembre de 1973, y trasladado al campamento de prisioneros de Pisagua, recinto donde permaneció recluido hasta el 10 de Octubre de 1973. Ese día fue ejecutado por agentes del Estado. Su cadáver fue encontrado en la fosa clandestina de Pisagua.
Mediante el Bando N° 82, del 11 de Octubre de 1973, el Jefe de la Zona de Estado de Sitio de la Provincia de Tarapacá y Comandante en Jefe de la Sexta División del Ejército, informó de la ejecución de cinco personas en el Campamento de prisioneros de Pisagua. Señala el referido documento que en esa localidad se constituyó un Consejo de Guerra el día 10 de Octubre de 1973, con el fin de juzgar a diversos reos, condenándose a cinco de ellos a la pena de muerte.
Un nuevo Bando fue publicado en el diario El Tarapacá, del 26 de Octubre de 1973, en el que se informaba que todos ellos “fueron condenados por estar confesos y ser autores de los delitos de traición a la patria y espionaje… y por infracción a la Ley de Seguridad del Estado, al participar activamente en planes subversivos y de infiltración en las Fuerzas Armadas cumpliendo misiones que les fueron asignadas”.
Por su parte, a la Comisión Nacional por la Verdad y la Reconciliación le asisten serias dudas acerca de la realización de este Consejo de Guerra. En este caso no se proporcionó ni fue posible ubicar copia del proceso, o siquiera de la sentencia. Más aún, según la versión de personas que en ese momento estaban detenidas en el Campo de Prisioneros de Pisagua, no se llevaron a cabo en esta ocasión los procedimientos que posteriormente se observaron cada vez que se realizaba un Consejo: en general, se hacía salir a los prisioneros a la cancha que quedaba en frente del penal y se les daba a conocer el hecho de haberse constituido el Consejo, nombrándose los acusados y agrupándoseles según la pena solicitada para cada uno de ellos. Luego se les presentaba al abogado que los defendería. Ninguno de estos procedimientos ocurrió el 10 de Octubre. Además, no se ha tenido conocimiento de ninguna defensa efectuada, por algún abogado, en este supuesto Primer Consejo de Guerra.
Un testigo, también detenido en ese campo pudo observar el momento en que los cinco prisioneros fueron traídos al final del Cementerio de Pisagua, fueron ejecutados, ensacados e introducidos en una fosa. Los cuerpos de las víctimas jamás fueron entregados a sus familiares. Todos ellos fueron encontrados el año 1990 en la fosa de Pisagua.
Nelson Jorge Flores Zapata
29 años. Ejecutado. Santiago, Octubre 1973.
Militante y Dirigente comunal del MAPU. Casado, padre de dos hijos. Era empleado de INDAP.
Fue detenido el día 2 de Octubre de 1973, por carabineros y militares, durante un allanamiento practicado en su domicilio de la Villa Robert Kennedy, siendo ejecutado, en presencia de su familia, por sus captores.
De acuerdo con el relato proporcionado por testigos, fue brevemente interrogado por los agentes e inmediatamente conducido al patio posterior del inmueble, donde fue ejecutado. Presenciaron los hechos su mujer y dos hijos pequeños. Su cuerpo quedó en dicho lugar y más tarde retirado por una patrulla de uniformados.
Oscar Armando Gómez Farías
31 años. Ejecutado. Tejas Verdes, Diciembre 1973.
Militante del MAPU. Casado, tenía una hija. Se desempeñaba como Administrador del Departamento de Obras Sanitarias de Cartagena. Integraba un grupo folklórico y una comunidad cristiana. Fue detenido el 12 de Septiembre de 1973, en su lugar de trabajo, trasladado a la Cárcel de San Antonio. Desde ese lugar fue sacado por efectivos militares en dos oportunidades para ser interrogado en la Escuela de Ingenieros. La segunda, fue alrededor del día 20 de Diciembre de 1973, siendo conducido directamente al subterráneo del Casino de Oficiales, donde fue desnudado y colgado por los brazos por un lapso de más o menos tres días; se le aplicó corriente eléctrica y otras flagelaciones hasta el día de su muerte.
El 27 de Diciembre de 1973, habiendo perdido la razón a causa de las torturas de que fue objeto, Oscar Gómez Farías fue dejado en su celda con la puerta abierta, desde donde salió desnudo y gritando, siendo ejecutado en el acto por uno de los guardianes.
Roberto Darío Hernández Andrade
26 años. Ejecutado. Santiago, Septiembre 1973.
Militante del MAPU, soltero. Era funcionario de la Corporación de Fomento (CORFO). El día 16 de Septiembre fue detenido por Carabineros junto a un hermano en su domicilio de la Comuna de San Miguel, el inmueble fue allanado en la búsqueda del Secretario General del MAPU, del cual ambos hermanos habían sido choferes, luego procedieron a detener a los afectados junto a un vecino que estaba en la casa. Testigos señalan que fueron conducidos a la 2° Comisaría de Carabineros, lugar desde el cual fue puesto en libertad al día siguiente el vecino.
Las gestiones realizadas por las familias de los jóvenes para saber de su paradero resultaron infructuosas. El día 26 de Septiembre sus cuerpos fueron identificados por sus familiares en el Instituto Médico Legal, ambos habían sido encontrados en la vía pública. El certificado de defunción de Roberto Darío señala como causa de muerte “herida de bala cráneo encefálico con salida de proyectil”. Ambos tienen como fecha de muerte el 18 de Septiembre de 1973.
José Gregorio Hernández Andrade
27 años. Ejecutado. Santiago, Septiembre 1973.
Militante del MAPU, soltero. Era profesor de Estado. El día 16 de Septiembre fue detenido por Carabineros junto a un hermano en su domicilio de la Comuna de San Miguel, el inmueble fue allanado el la búsqueda del Secretario General del MAPU, del cual ambos hermanos habían sido choferes, luego procedieron a detener a los afectados junto a un vecino que estaba en la casa. Testigos señalan que fueron conducidos a la 2° Comisaría de Carabineros, lugar desde el cual fue puesto en libertad al día siguiente el vecino.
Las gestiones realizadas por las familias de los jóvenes para saber de su paradero resultaron infructuosas. El día 26 de Septiembre sus cuerpos fueron identificados por sus familiares en el Instituto Médico Legal, ambos habían sido encontrados en la vía pública. El certificado de defunción de José Gregorio señala como causa de muerte “herida de bala toraxo cervical”. Ambos tienen como fecha de muerte el 18 de Septiembre de 1973.
Lincoyán Carlos Huenul López
25 años. Ejecutado. Santiago, Septiembre 1973.
Militante del MAPU-OC, casado, sin hijos. Trabajaba como funcionario en la Oficina de Emergencia del Ministerio del Interior. Fue detenido a las 13:00 hrs. el sábado 15 de Septiembre de 1973, por efectivos de Carabineros, en su domicilio ubicado en Ricardo Cummings 1018, Santiago.
Su mujer lo vio vivo por última vez en la 7ª Comisaría de Carabineros ubicada en calle Herrera ese mismo sábado a las 15:00 hrs. Al día siguiente, Carabineros de dicha Comisaría le informaron a sus familiares que Lincoyán había sido enviado al Estadio Nacional. Sin embargo, su cadáver ingresó ese día al Instituto Médico Legal.
Jorge Andrés Lamana Abarzua
27 años. Ejecutado. Laja, Septiembre 1973.
Militante del MAPU, soltero. Era empleado de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) de Laja, delegado del Bienestar del sindicato de la empresa Cóndor y director del sindicato industrial de la CMPC.
Fue detenido al presentarse voluntariamente a la Tenencia de Carabineros de Laja, el día 15 de Septiembre de 1973. En la madrugada del 18 de Septiembre del mismo año, junto a otros 19 detenidos, fue trasladado de la Tenencia de Laja hacia el Regimiento de Los Ángeles, lugar al que nunca llegaron, pues fueron ejecutados por sus aprehensores en el fundo San Juan, ubicado en el camino entre Laja y Yumbel.
El 11 de Octubre de 1973 sus cuerpos fueron descubiertos por lugareños, enterrados en una fosa de arena en el fundo San Juan. Este hecho fue denunciado al Juzgado de Yumbel que toma conocimiento, ordena el levantamiento de los cuerpos y posteriormente su inhumación en el Cementerio Parroquial de Yumbel, lugar en el que permanecen hasta 1979.
El Arzobispado de Concepción presentó una querella en el Juzgado del Crimen de Laja el día 24 de Julio de 1979, causa rol N°2.770, en contra de Carabineros del mismo lugar, a raíz de la cual se inicia una investigación judicial y la Corte de Apelaciones de Concepción designa un Ministro en Visita.
Dicha investigación permitió identificar a las víctimas y determinar que habían sido ejecutadas por efectivos de Carabineros de Laja, el mismo día 18 de Septiembre en el lugar en que fueron encontrados sus restos.
El 18 de Marzo de 1980 el Ministro en visita se declara incompetente y los autos pasan a la Fiscalía Militar Ad-hoc de Concepción, rol N°323-80. Se sobresee la causa en forma definitiva el 9 de Junio de 1980 por el Juez del Tercer Juzgado Militar y es aprobado el sobreseimiento por la Corte Suprema el 3 de Diciembre de 1981, rol N°564-80. Se aplicó a los autores de las muertes la Amnistía del Decreto Ley 2.191 de 1978.
Pedro Meneses Brito
30 años. Ejecutado. Paine, Octubre 1973.
Militante del MAPU-OC, soltero, agricultor. Presidente del Asentamiento El Vínculo, de Paine. Es detenido en el asentamiento el día 21 de Octubre, luego de que el día anterior fueran detenidos otros agricultores de la localidad.
Desde entonces sus familiares no pudieron obtener información sobre su paradero. En el mes de noviembre de 1973, se enteraron a través del Servicio Médico Legal que había sido remitido hasta ese lugar y sepultado en el Patio 29 del Cementerio General. Sus familiares gestionaron el traslado al Cementerio de Aculeo.
En el certificado de defunción se indica como fecha de la misma el 23 de Octubre de 1973 a las 10.00 horas en el puente Maipo y como causa de ella heridas de bala.
Los antecedentes relatados permitieron a la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación llegar a la convicción de que fue ejecutado tres días después de su detención, cuando se encontraba en calidad de detenido por agentes del Estado y su cuerpo abandonados en la ladera del puente Maipo, para posteriormente ser trasladado por personal de Carabineros al Instituto Médico Legal.
Leomeres Monroy Seguel
25 años. Ejecutado. Freire, Octubre 1973.
Simpatizante del MAPU-OC, campesino y miembro de la directiva del asentamiento El Roble. El 17 de Octubre se presentó en el asentamiento, una patrulla compuesta por cuatro carabineros, la que allanó las casas y procedió a golpear en presencia de los demás asentados, a Leomeres Monroy y Hernaldo Aguilera (Leomeres Monroy Seguel fue detenido junto Hernaldo Aguilera Salas, también miembro de la directiva del asentamiento). Acto seguido fueron amarrados al jeep en que se movilizaban los efectivos policiales y arrastrados por el camino. Aproximadamente a un kilómetro del lugar, la patrulla se detuvo y procedió a ejecutarlos. Sus cadáveres fueron conducidos a la morgue de Temuco.
Mediante Bando N° 93, la Intendencia Militar de Cautín comunicó a la ciudadanía que “el día 17 de Octubre, en circunstancias que personal de la Tenencia de Carabineros de Freire conducía detenidos hacia esa Unidad, a los activistas Leomeres Monroy y Hernaldo Aguilera Salas, para ser puestos a disposición del Cuarto Juzgado Militar de Valdivia, por estar implicados en un plan destinado al asalto de cuarteles de carabineros y asesinato de su personal, aproximadamente a 4 km al oriente de Freire, trataron de arrebatarle la carabina a un funcionario, dándose a la fuga, no obedeciendo la orden de detención, ante lo cual el personal hizo uso de sus armas de fuego, dándoles de baja”.
Miguel Ángel Moyano Santander
24 años. Ejecutado. San Antonio, Febrero 1974.
Militante del MAPU, casado. Trabajaba como obrero, dirigente sindical del Sindicato General Electric. Fue detenido el 16 de Enero de 1974, en su domicilio de la comuna de Quinta Normal, por agentes del Estado que vestían de civil.
Su domicilio había sido allanado meses antes y los agentes lo habían ido a buscar primero en casa de su padre. Tras el arresto la familia lo buscó sin resultado. Días más tarde un carabinero avisó a la cónyuge que su marido está en el Cementerio General.
El certificado de defunción indica que murió en el Hospital de San Antonio, el 4 de Febrero de 1974. por “anemia aguda”, lo que hace presumir que el afectado fue conducido a algún lugar de reclusión cercano a esa ciudad. Falleció en el Hospital de San Antonio el día 4 de Febrero de 1974 como consecuencia de las torturas recibidas durante su detención.
Eugenio Ruiz-Tagle Orrego
26 años. Ejecutado. Antofagasta, Octubre 1973.
Militante del MAPU-OC, casado, tenía una hija. Ingeniero, Gerente de la Industria Nacional de Cemento – INACESA. Se presentó voluntariamente el día 12 de Septiembre de 1973 ante un requerimiento público. Desde ese lugar fue trasladado a la Base de Cerro Moreno, donde permaneció hasta el 23 de Septiembre, cuando fue trasladado a la Cárcel de Antofagasta.
El 21 de Octubre se publicó en la prensa de Antofagasta un comunicado oficial que daba cuenta de la ejecución de Mario Silva, Eugenio Ruiz-Tagle, Washington Muñoz y Miguel Manríquez, señalándose que “las ejecuciones fueron ordenadas por la Junta de Gobierno…”. Comunicados oficiales posteriores, tanto de autoridades provinciales como nacionales, hacen referencia a esas ejecuciones como si ellas fueran la consecuencia del cumplimiento de sentencias dictadas por Consejos de Guerra.
En informes entregados por el Gobierno de la época a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se señalaba que Eugenio Ruiz-Tagle y Héctor Silva entre otros, habían sido procesados en la causa 349-73 seguida ante el Primer Juzgado Militar de Antofagasta, el tribunal correspondiente le impuso la pena de muerte por fusilamiento el 19 de Octubre de 1973.
Luis Onofre Sáez Espinoza
37 años. Ejecutado. Laja, Septiembre 1973.
Militante del MAPU, casado, tenía cuatro hijos. Trabajaba como obrero especializado en la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) de Laja, dirigente del sindicato N°1 de la empresa y de la CUT Provincial.
Luego de haber sido allanado su domicilio, se presentó voluntariamente, acompañado por el párroco de Laja, en la 1ª Comisaría de Carabineros de Los Ángeles, el día 20 de Septiembre de 1973, quedando detenido en dicho recinto. Posteriormente es trasladado a la Tenencia de Carabineros de Laja.
Fue ejecutado por sus aprehensores en el Fundo San Juan, ubicado en el camino entre Laja y Yumbel. Sus ejecutores inhumaron ilegalmente su cadáver en el mismo lugar en que habían enterrado a otras 19 víctimas. Posteriormente todos los cuerpos fueron trasladados, por Carabineros de Yumbel, a una fosa común del cementerio de dicha localidad.
Eduardo Toledo Cartes
36 años. Muerto por torturas. Los Ángeles, Agosto 1974.
Militante del MAPU, casado, sastre, muerto por secuelas de torturas el 9 de Agosto de 1974 en Los Ángeles. Eduardo Toledo Cartes murió ese día a las 16:00 horas en el Hospital de Los Ángeles, por un shock hipovolémico, hemorragia digestiva, según consigna el certificado Médico de Defunción suscrito por un médico de ese recinto asistencial.
Según declaraciones de familiares y testigos, el 19 de Septiembre de 1973, alrededor de las 18:00 horas, Eduardo Toledo fue detenido por Carabineros al llegar a su domicilio, cuando regresaba del Hospital a donde había dejado a su cónyuge que estaba a punto de dar a luz. Su suegro trató de impedir la aprehensión, sin lograrlo.
Permaneció detenido en un lugar desconocido durante varias horas y después fue trasladado al Regimiento de Infantería N°17 de Los Ángeles, donde permaneció privado de libertad durante 63 días. Después fue dejado en libertad sin cargos específicos. Durante ese tiempo, fue torturado y continuamente golpeado.
En varias oportunidades fue privado de alimentación. Al menos en dos oportunidades debió atenderlo el médico del Regimiento, por su precario estado físico.
Una vez recuperada su libertad, su estado de salud era crítico por lo que debió recibir atención médica periódica. Nueve meses después falleció. Considerando los antecedentes reunidos se declaró a Eduardo Toledo Cartes víctima de violación a los derechos humanos por parte de agentes del Estado, estimando que en su muerte tuvieron decisiva influencia los golpes y torturas a que fue sometido durante su reclusión.
Jorge Manuel Vásquez Matamala.
52 años. Ejecutado. La Serena, Septiembre 1973.
Militante del MAPU, casado. Gobernador de Elqui y dirigente sindical. Días después de hacer entrega de su cargo de Gobernador, fue llamado por bando a presentarse ante las nuevas autoridades, pero no concurrió, intentó huir hacia Argentina, llegando hasta el caserío de Matancillas, en la localidad de Rivadavia, lugar en el que fue encontrado el 16 de Septiembre de 1973 por una patrulla de Carabineros de Vicuña.
Los policías ingresaron a la vivienda en que se hallaba Jorge Vásquez, numerosos testigos señalan que pudieron escuchar gritos, golpes y disparos y ver cómo era sacado del lugar. Su cuerpo fue entregado a los familiares varios días después del hecho, en urna sellada, permitiendo que fuese sepultado en forma privada y bajo custodia policial.
La versión oficial, aparecida en la prensa local, señaló que “el mapucista Jorge Vásquez fue muerto al resistir y desobedecer tres veces la intimidación que le hicieron las fuerzas del orden”.
El certificado de defunción señala como causa de la muerte “shock hipovolémico, hemoperitoneo y estallido hepático”, lo que indica que la muerte fue el resultado de golpes violentos y no de disparos, como lo señalaba la versión oficial.
Oscar Vega González.
67 años. Muerto por suicidio. Chacabuco, Noviembre 1973.
Militante del MAPU, casado, dirigente sindical campesino, muerto por suicidio el 22 de Noviembre de 1973 en el campo Militar de Detenidos de Chacabuco. Oscar Vega murió ese día a las 10:00 horas, en Chacabuco, por asfixia por ahorcamiento, suicidio, según consigna el certificado Médico del Instituto Médico Legal.
De acuerdo con declaraciones de testigos, Oscar Vega, fue un antiguo dirigente político y sindical. Tuvo cargos directivos en la Federación campesina “Waldo Parra” y fue Presidente del Consejo Campesino de la Provincia de Atacama. Anteriormente había sido trabajador y dirigente sindical en las salitreras del Norte Grande. El 19 de Septiembre de 1973 fue detenido por militares junto a otros dirigentes sindicales campesinos, mientras trabajaban en el Centro de la Reforma Agraria en el valle de Copiapó.
Fueron trasladados hasta el Regimiento Atacama de esa ciudad, luego hasta el Cuartel de la policía de Investigaciones y finalmente, a la Cárcel de Copiapó. En estos lugares de detención, de acuerdo a testigos, fue golpeado y maltratado física y psicológicamente. Durante su permanencia en la cárcel no tuvo ningún contacto con su familia, la que vivía fuera de la zona. Esta situación lo sumió en una profunda depresión que lo llevó a atentar contra su vida por primera vez mientras se encontraba recluido en el recinto carcelario.
El 10 de Noviembre de ese año, junto con otros prisioneros, fue trasladado al Campo de Prisioneros de Chacabuco. Según un testigo, su depresión aumentó, pues en ese mismo lugar, en los tiempos en que funcionaban las salitreras, había trabajado y vivido con su mujer e hijos. El testigo recordó que le había enseñado su casa familiar de entonces, la que todavía estaba en pié.
El 22 de Noviembre de 1973 fue encontrado colgado de una viga, en el interior de la vivienda que compartía con otros prisioneros del campamento. Considerando los antecedentes se llegó a la convicción de que Oscar Vega tomó la determinación de quitarse la vida impelido por los maltratos físicos y psicológicos que sufrió durante el tiempo que estuvo privado de libertad.
Gabriel Gonzalo Vergara Muñoz
22 años. Ejecutado. La Serena, Octubre 1973.
Militante del MAPU, campesino, fue detenido el 12 de Octubre de 1973 por efectivos de Carabineros de Ovalle, luego de permanecer dos días en la Comisaría de esa localidad, es trasladado al Regimiento Arica de La Serena. En ambos lugares permaneció incomunicado. Luego fue trasladado a la Cárcel de La Serena.
La Jefatura de Plaza, a través de la prensa, entregó un comunicado oficial en el cual señaló que el 16 de Octubre a las 16:00 horas fue ejecutado Gabriel Vergara Muñoz conforme a lo dispuesto por los Tribunales Militares en tiempos de guerra.
Michael Roy Woodward Iriberri
42 años. Muerto por torturas. Valparaíso, Septiembre 1973.
Militante del MAPU, soltero. Era Ingeniero, de nacionalidad chileno-británica. Siendo sacerdote trabajó en sectores obreros, posteriormente fue separado de su ministerio sacerdotal. Fue detenido alrededor del 16 de Septiembre de 1973 en su domicilio del Cerro Los Placeres de Valparaíso por una patrulla naval.
En el Molo de Abrigo, lugar en el cual se encontraban atracados el buque escuela Esmeralda y Lebu, recibió atención médica por las torturas aplicadas en su lugar de reclusión, falleciendo de un paro cardio respiratorio, producto del lamentable estado físico en que se encontraba, el 22 de Septiembre del mismo año en el Hospital Naval.
Sergio Adrián Maureira Lillo
46 Años. Detenido Desaparecido. Lonquén, Octubre 1973.
Militante del MAPU, casado y padre de doce hijos. Obrero agrícola, trabajaba en la administración del fundo Naguayán. Fue detenido junto a cuatro de sus hijos, en su domicilio, el 7 de Octubre de 1973 por carabineros de Isla de Maipo y conducido al cuartel policial.
Los agentes de Carabineros que tuvieron participación en la detención, declararon entregando la siguiente versión: el 8 de Octubre de 1973, alrededor de la 01:00 de la madrugada, decidieron trasladar a todos los detenidos al centro de detención del Estadio Nacional, deteniéndose en los hornos de cal de Lonquén, por cuanto uno de los detenidos habría comunicado que en una mina abandonada del área, existía armamento oculto. En ese lugar bajaron a los detenidos y mientras caminaban en dirección a los hornos, comenzó un ataque con armas de fuego contra la totalidad del grupo. Como resultado de dicha acción, habrían resultado muertos la totalidad de los detenidos, sin producirse bajas en los uniformados.
Ante el temor de las represalias por parte de los familiares de las víctimas, el Oficial a cargo de carabineros, decidió ocultar los cadáveres en los hornos abandonados.
El Fiscal Militar dictó encargatoria de reo en contra de los agentes de los carabineros que prestaban servicios en la Tenencia de Lonquén, en calidad de autores del delito de violencias innecesarias causando la muerte de todos los detenidos ya individualizados.
A raíz de las investigaciones judiciales iniciadas en 1978 sus restos fueron exhumados y sepultados en una fosa común del Cementerio de Isla de Maipo, sin conocimiento de la familia.
José Manuel Maureira Muñoz
26 Años, Detenido Desaparecido. Lonquén, Octubre 1973,
Simpatizante del MAPU, soltero, obrero agrícola. Fue detenido junto a su padre y tres de sus hermanos, en su domicilio el 7 de Octubre de 1973 por carabineros de Isla de Maipo, corriendo la misma suerte de su padre.
Los agentes de Carabineros que tuvieron participación en la detención, declararon entregando la siguiente versión: el 8 de Octubre de 1973, alrededor de la 01:00 de la madrugada, decidieron trasladar a todos los detenidos al centro de detención del Estadio Nacional, deteniéndose en los hornos de cal de Lonquén, por cuanto uno de los detenidos habría comunicado que en una mina abandonada del área, existía armamento oculto. En ese lugar bajaron a los detenidos y mientras caminaban en dirección a los hornos, comenzó un ataque con armas de fuego contra la totalidad del grupo. Como resultado de dicha acción, habrían resultado muertos la totalidad de los detenidos, sin producirse bajas en los uniformados.
Ante el temor de las represalias por parte de los familiares de las víctimas, el Oficial a cargo de carabineros, decidió ocultar los cadáveres en los hornos abandonados.
El Fiscal Militar dictó encargatoria de reo en contra de los agentes de los carabineros que prestaban servicios en la Tenencia de Lonquén, en calidad de autores del delito de violencias innecesarias causando la muerte de todos los detenidos ya individualizados.
A raíz de las investigaciones judiciales iniciadas en 1978 sus restos fueron exhumados y sepultados en una fosa común del Cementerio de Isla de Maipo, sin conocimiento de la familia.
Rodolfo Antonio Maureira Muñoz
22 Años. Detenido Desaparecido. Lonquén, Octubre 1973.
Simpatizante del MAPU, casado, obrero agrícola. Fue detenido junto a su padre y tres de sus hermanos, en su domicilio el 7 de Octubre de 1973 por carabineros de Isla de Maipo, corriendo la misma suerte de su padre
Los agentes de Carabineros que tuvieron participación en la detención, declararon entregando la siguiente versión: el 8 de Octubre de 1973, alrededor de la 01:00 de la madrugada, decidieron trasladar a todos los detenidos al centro de detención del Estadio Nacional, deteniéndose en los hornos de cal de Lonquén, por cuanto uno de los detenidos habría comunicado que en una mina abandonada del área, existía armamento oculto. En ese lugar bajaron a los detenidos y mientras caminaban en dirección a los hornos, comenzó un ataque con armas de fuego contra la totalidad del grupo. Como resultado de dicha acción, habrían resultado muertos la totalidad de los detenidos, sin producirse bajas en los uniformados.
Ante el temor de las represalias por parte de los familiares de las víctimas, el Oficial a cargo de carabineros, decidió ocultar los cadáveres en los hornos abandonados.
El Fiscal Militar dictó encargatoria de reo en contra de los agentes de los carabineros que prestaban servicios en la Tenencia de Lonquén, en calidad de autores del delito de violencias innecesarias causando la muerte de todos los detenidos ya individualizados.
A raíz de las investigaciones judiciales iniciadas en 1978 sus restos fueron exhumados y sepultados en una fosa común del Cementerio de Isla de Maipo, sin conocimiento de la familia.
Segundo Armando Maureira Muñoz
24 Años, Detenido Desaparecido. Lonquén, Octubre 1973.
Simpatizante del MAPU, soltero, obrero agrícola. Fue detenido junto a su padre y tres de sus hermanos, en su domicilio el 7 de Octubre de 1973 por carabineros de Isla de Maipo, corriendo la misma suerte de su padre.
Los agentes de Carabineros que tuvieron participación en la detención, declararon entregando la siguiente versión: el 8 de Octubre de 1973, alrededor de la 01:00 de la madrugada, decidieron trasladar a todos los detenidos al centro de detención del Estadio Nacional, deteniéndose en los hornos de cal de Lonquén, por cuanto uno de los detenidos habría comunicado que en una mina abandonada del área, existía armamento oculto. En ese lugar bajaron a los detenidos y mientras caminaban en dirección a los hornos, comenzó un ataque con armas de fuego contra la totalidad del grupo. Como resultado de dicha acción, habrían resultado muertos la totalidad de los detenidos, sin producirse bajas en los uniformados.
Ante el temor de las represalias por parte de los familiares de las víctimas, el Oficial a cargo de carabineros, decidió ocultar los cadáveres en los hornos abandonados.
El Fiscal Militar dictó encargatoria de reo en contra de los agentes de los carabineros que prestaban servicios en la Tenencia de Lonquén, en calidad de autores del delito de violencias innecesarias causando la muerte de todos los detenidos ya individualizados.
A raíz de las investigaciones judiciales iniciadas en 1978 sus restos fueron exhumados y sepultados en una fosa común del Cementerio de Isla de Maipo, sin conocimiento de la familia.
Sergio Miguel Maureira Muñoz
27 Años. Detenido Desaparecido. Lonquén, Octubre 1973.
Simpatizante del MAPU, casado, obrero agrícola. Fue detenido junto a su padre y tres de sus hermanos, en su domicilio el 7 de Octubre de 1973 por carabineros de Isla de Maipo, corriendo la misma suerte de su padre.
Los agentes de Carabineros que tuvieron participación en la detención, declararon entregando la siguiente versión: el 8 de Octubre de 1973, alrededor de la 01:00 de la madrugada, decidieron trasladar a todos los detenidos al centro de detención del Estadio Nacional, deteniéndose en los hornos de cal de Lonquén, por cuanto uno de los detenidos habría comunicado que en una mina abandonada del área, existía armamento oculto. En ese lugar bajaron a los detenidos y mientras caminaban en dirección a los hornos, comenzó un ataque con armas de fuego contra la totalidad del grupo. Como resultado de dicha acción, habrían resultado muertos la totalidad de los detenidos, sin producirse bajas en los uniformados.
Ante el temor de las represalias por parte de los familiares de las víctimas, el Oficial a cargo de carabineros, decidió ocultar los cadáveres en los hornos abandonados.
El Fiscal Militar dictó encargatoria de reo en contra de los agentes de los carabineros que prestaban servicios en la Tenencia de Lonquén, en calidad de autores del delito de violencias innecesarias causando la muerte de todos los detenidos ya individualizados.
A raíz de las investigaciones judiciales iniciadas en 1978 sus restos fueron exhumados y sepultados en una fosa común del Cementerio de Isla de Maipo, sin conocimiento de la familia.
Día del joven combatiente: Mujeres por las que construir memoria
Fuente :revistasbravas.cl, 8 de Septiembre 2020
Categoría : Prensa
El 29 de marzo es el día denominado popularmente para conmemorar a los jóvenes que lucharon contra las injusticias y crímenes de la dictadura en 1985, aquel día que terminó con 6 víctimas fatales a lo largo de Santiago. Hoy quisimos honrar a dos mujeres fundamentales para esta fecha: Luisa Toledo, a quien uniformados le quitaron a sus hijos, y a Paulina Aguirre, a quien le arrebataron la vida.
Paulina Aguirre Tobar: Presente
AGUIRRE TOBAR Paulina Alejandra
Paulina Aguirre Tobar tenía 20 años cuando fue asesinada un 29 de marzo de 1985 por la CNI.
Era estudiante de enseñanza media en el Liceo Valentín Letelier y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Aquí su nombre político era “Luisa” e ingresó con sólo 15 años, al ya tener conocimiento de los crímenes de la dictadura de forma muy cercana. Dos de sus tíos habían sufrido graves agresiones, uno de ellos recluido en la cárcel de Copiapó y el otro fusilado en Antofagasta. Además su padre, Luis Aguirre Smith, fue torturado en Calama y apresado en Santiago.
La grieta
El 3 de marzo de 1985, un terremoto azota a Santiago. Este abrió una grieta de la casa que arrendaba el MIR en El Arrayán, lugar al que Paulina asistía regularmente. Al ocurrir esto, la dueña de la propiedad contrata a maestros para arreglar el domicilio, quienes encuentran municiones al interior y notifican a la propietaria, quien informa sobre esta situación al Ministerio de Defensa los que alertaron inmediatamente a la Central Nacional de Informaciones (CNI) .
De esta manera se instala en la vivienda una unidad comandada por el oficial Álvaro Corbalán Castilla, mayor del ejército y jefe operativo de la CNI, quién se registra como el encargado del montaje del asesinato, para esperar el retorno de Paulina.
Los Asesinos
A punto de cumplirse la medianoche, Paulina regresa al domicilio a pie, aquí se ve enfrentada a un emboscamiento, donde resulta muerta luego de múltiples disparos.
En la unidad se encontraban también Krantz Johans Bauer Donoso, teniente coronel del ejército en retiro; Miguel Ángel Soto Duarte también conocido como “El Paco Aravena” y mayor de carabineros en retiro, quién fue responsable de los disparos que dieron muerte a Paulina Aguirre; Alejandro Astudillo Adonis, oficial de la Fach y Jorge Andrade Gómez, teniente coronel del ejército en retiro. Estos últimos quienes continuaron disparando al cuerpo de la víctima una vez fallecida.
Paulina Aguirre recibió dos disparos en la cabeza, uno en el cuello, tres disparos en la mano derecha y dos disparos en el antebrazo izquierdo, como señala el informe de la autopsia.
Luisa Toledo
Los hermanos Vergara Toledo
Rafael y Eduardo Vergara Toledo, son los hermanos a los que popularmente se asocia el día del joven combatiente. Ambos jóvenes fueron cruelmente asesinados el 29 de marzo de 1985 con 18 y 20 años respectivamente, por funcionarios de Carabineros de Chile en plena dictadura.
Luisa y Manuel tuvieron cuatro hijos, los que se criaron en un hogar con fuertes convicciones de resistencia y lucha. Rafael, Eduardo y su hermano mayor, Pablo, eran integrantes del MIR. Desde 1982 su casa, ya era foco de distintos allanamientos por persecución política, por lo que resuelven vivir en clandestinidad.
La noche del 29 de marzo, salen a caminar por las calles de Villa Francia en Santiago de Chile junto a otras personas, una patrulla de carabineros los interceptó por lo que intentaron escapar de ellos, sin embargo los efectivos de carabineros logran alcanzar a los jóvenes, asesinandolos.
La madre de los jóvenes combatientes
Desde la muerte de sus hijos, Luisa Toledo ha participado en una infinidad de actos conmemorativos, entrevistas y otras formas de activismo en la búsqueda de justicia para sus hijos. De esta manera se convierte en un ícono de lucha y perseverancia para quienes se ven afectados por los crímenes y asesinatos por parte de uniformados.
Luego de una incansable lucha logró respuesta por parte de la justicia resultando en: 15 años y un día de presidio como autor del homicidio calificado de Rafael Vergara y por homicidio simple de Eduardo Vergara, a Jorge Marín Jiménez; 10 años y un día de presidio como autor del homicidio simple de Rafael Vergara a Alex Ambler Hinojosa; y a 10 años y un día de prisión como autor del homicidio simple de Rafael Vergara a Francisco Toledo Fuentes. Sin embargo, en 2017 se dejó en libertad condicional a este último.
Revuelta Popular: 18 de octubre de 2019
Al hablar sobre la actualidad, en conversaciones con Nuevo Correo de los Trabajadores, Luisa indica que sintió mucho orgullo y alegría al ver a las personas reunidas y luchando:
“Estoy muy agradecida. En algún momento pensé que de verdad valió la pena la muerte de mi hijo y de tanta gente. Veo en los chiquillos jóvenes lo que se están jugando, lo que están sufriendo, la represión durísima que se está ejerciendo sobre ellos, y veo a mi hijo peleando de nuevo”
Aquí, la mujer que lleva más de 30 años de lucha, concluye con entusiasmo y esperanza el cambio de una sociedad liderada por la convicción de los más jóvenes, quienes, a pesar de sus 80 años, la siguen representando.
El asesinato de los hermanos Vergara Toledo y la creación del Día del Joven Combatiente
Fuente :interferencia.cl, 11 de Julio 2021
Categoría : Prensa
En esta semana que termina, falleció Luisa Toledo, la madre de los hermanos Vergara Toledo. Ella se transformó en un símbolo de las organizaciones de derechos humanos, que durante décadas han luchado por verdad y justicia para sus familiares.
El diario La Nación, férreamente controlado por la dictadura militar, informó el 30 de marzo de 1985: Dos antisociales mueren al enfrentar a Carabineros.
A continuación el texto de la noticia señaló:
-Un funcionario de Carabineros resultó herido y dos civiles, con antecedentes delictuales, perecieron anoche durante un enfrentamiento registrado en La Villa Ferroviarios, en el sector de Las Rejas con Cinco de Abril de esta capital. De acuerdo a lo informado por fuentes policiales, el carabinero herido es el cabo, Marcelo Muñoz Cifuentes. Los antisociales abatidos fueron identificados como Rafael Vergara Toledo de 18 años y Eduardo Arturo Vergara Toledo, de 18. Las primeras informaciones indican que alrededor de las 19.15 horas los dos delincuentes asaltaron un negocio en la Villa Kennedy, huyendo. Al ser interceptados por la policía, que los persiguió hasta Ia Villa Ferroviarios, se produjo el enfrentamiento a balazos.
Los servicios de inteligencia del gobierno del general Augusto Pinochet, y también las policías, manipulaban los asesinatos políticos tratando de ocultarlos como hechos delictuales.
Como en muchos otros casos similares, lo informado no era cierta. Los servicios de inteligencia del gobierno del general Augusto Pinochet, y también las policías, manipulaban los asesinatos políticos tratando de ocultarlos como hechos delictuales. Los organismos defensores de los derechos humanos y toda la oposición los denominó “Falsos enfrentamientos”.
Esa misma noche del 29 de marzo de 1985, en la comuna de Lo Barnechea, fue asesinada por agentes de la CNI la militante del MIR Paulina Alejandra Aguirre Tobar.
La Brigada Azul de la CNI seguía de cerca a los miristas de la Fuerza Central y a los hombres y mujeres que habían integrado las redes de apoyo a los guerrilleros de Neltume. Una de aquellas mujeres, Paulina Aguirre Tobar (“Luisa”), 21 años, arrendó a comienzos de 1985 una cabaña de madera en el interior de una parcela, en calle Pastor Fernández 16.100, en Lo Barnechea. La misma vivienda había sido alquilada antes por una mujer de unos 30 años, que dijo ser fotógrafa y a quien visitaba un hombre de la misma edad. En las noches, los vecinos sentían que martillaban, como si estuvieran realizando un trabajo de carpintería. La mujer abandonó la cabaña sorpresivamente al día siguiente de un robo en una casa vecina que motivó la presencia de personal de Investigaciones.
El terremoto del 3 de marzo agrietó la única pared de cemento de la vivienda habitada por Paulina. La dueña, quien residía en la misma parcela, le pidió a la joven que se acomodara en una pieza de su casa mientras reparaban la cabaña. Pero ella optó por trasladarse a la casa de su abuela, en la Villa Cumbres Andinas, en Macul.
El 27 de marzo, los maestros que efectuaban las reparaciones debieron derribar la pared dañada y en el interior de un tabique de madera descubrieron paquetes de municiones. Alertaron a la propietaria y ésta dio aviso al Ministerio de Defensa. Al lugar llegó un equipo de la CNI, que dejó una guardia permanente esperando el regreso de Paulina.
Según la versión entregada por la CNI, Paulina regresó el 29 de marzo, a las 23.15 horas. Cuando la joven abrió la puerta del antejardín, le habrían ordenado que se detuviera e identificara. Entonces, ella habría sacado un arma de su bolso con la que disparó a los agentes. Al repeler el ataque, éstos la habrían herido mortalmente. El informe de autopsia registró ocho entradas de bala, dos de las cuales le atravesaron la cabeza. La muchacha pereció al instante. La investigación realizada durante el proceso reveló que Paulina estaba siendo seguida con anterioridad, que iba desarmada y que la asesinaron a sangre fría.
La joven pidió ingresar al MIR a los 15 años. Había visto a su padre, Luis Aguirre Smith, torturado en Calama y después preso en la Penitenciaría de Santiago.
La primera luz para dar con los autores la proporcionó una agente de la CNI, Ema Verónica Ceballos Núñez, perteneciente a la Armada, quien declaró que el operativo en El Arrayán fue comentado en la Brigada Azul por un sujeto denominado “El Paco Aravena”, quien estudiaba Leyes y se jactaba de haber dado muerte a la joven mirista. Otro agente reveló que Paulina Aguirre era seguida desde hacía un mes. Ema Ceballos reconoció luego al “Paco Aravena” en una serie de fotografías que le mostró el juez Juan Guzmán Tapia, identificándolo como Miguel Ángel Soto Duarte. Resultó ser el agente que disparó las balas que provocaron la muerte inmediata de la muchacha. Cuando ya había caído, los agentes Alejandro Astudillo Adonis y Jorge Andrade Gómez le siguieron disparando. Álvaro Corbalán y el entonces capitán Krantz Bauer, quienes dieron las órdenes, siguieron paso a paso el “operativo” y se encargaron del montaje posterior para simular un enfrentamiento.
La joven pidió ingresar al MIR a los 15 años. Había visto a su padre, Luis Aguirre Smith, torturado en Calama y después preso en la Penitenciaría de Santiago. Su tío Pedro, trabajador de Chuquicamata, estuvo recluido en la cárcel de Copiapó y su tío Carlos Acuña Álvarez fue fusilado en Antofagasta.
El 20 de julio de 2005 el ministro en visita Jorge Zepeda dictó condenas contra cinco ex agentes de la CNI, como responsables del homicidio calificado de Paulina Aguirre Tobar. Los culpables eran el mayor (r) de Carabineros Miguel Soto Duarte (“El paco Aravena”), condenado a cinco años y un día; el suboficial (r) de la FACh, Alejandro Astudillo Adonis, a tres años y un día; el mayor (r) del Ejército Álvaro Corbalán Castilla, cinco años y un día; el teniente coronel (r) de Ejército Krantz Bauer Donoso, a cinco años y un día); y, el teniente coronel (r) Jorge Andrade Gómez, subcomandante del cuartel Borgoño.
Se aclaran los hechos
Tras la muerte de los hermanos Vergara Toledo, en los días siguientes, poco a poco, se fue conociendo la verdad de lo ocurrido en el caso de los hermanos Vergara.
El padre de los jóvenes, Manuel Vergara, relató:
-Parece que Rafael no murió inmediatamente. Parece que lo arrastraron, los juntaron y Rafael, el más chico, estaba vivo todavía y estiró la mano para tomar a su hermano y ahí murió… Para mí eso me da una gran satisfacción… como los hijos, los hermanos… es posible que se quieran tanto de dar la vida por el otro; de tratar de acercarse… eso para uno como padre realmente lo hace sentirse bien.
“No entendemos por qué ese día ellos estaban juntos. Creemos que se juntaron por algo efectivo. Estuvieron todo el día en el sector, mucha gente los vio, visitaron amigos y familias. Sabemos dónde tomaron desayuno, sabemos que Rafael jugó con algunos niños. Después supimos que la Tenencia Alessandri recibió una llamada telefónica a las siete y cuarto de la tarde sobre la presencia de sospechosos en el sector.
"Eduardo murió instantáneamente, Rafael quedó herido, fue subido al furgón y rematado ahí. Posteriormente su cuerpo fue arrojado junto al de su hermano”.
“Carabineros ordenó que se detuvieran y según algunas personas, no se detuvieron… arrancaron, el furgón los siguió pidiendo refuerzos; los acorralaron y un carabinero disparó obligándolos a huir hacia donde los estaban esperando y ahí los acribillaron. Eduardo murió instantáneamente, Rafael quedó herido, fue subido al furgón y rematado ahí. Posteriormente su cuerpo fue arrojado junto al de su hermano”.
Roberto Bolton, un prestigiado cura obrero, sacerdote diocesano, escribió más tarde un testimonio donde expresó:
-Al atardecer del día 29 de marzo de 1985, en los sectores populares de la ciudad de Santiago, donde se esparció como un reguero de pólvora la noticia: “mataron a Eduardo y Rafael Vergara!", se produjo una especie de espasmo de tragedia, de dolor, de indignación y de impotencia. Carabineros había asesinado a dos de los mejores y más queridos elementos de la juventud de la zona oeste de la capital”.
“La eucaristía que celebré al día siguiente en la Villa Francia, en el pequeño altar que situamos entre los dos cuerpos, es la más estremecedora que he celebrado en casi cuarenta años de sacerdote”.
El funeral del día 31; el traslado de los restos en hombros de sus compañeros, desde Villa Francia hasta la Iglesia de Jesús Obrero; la eucaristía que allí se concelebró por decenas de sacerdotes en medio de una muchedumbre que el vasto templo no pudo contener; la marcha, después, al cementerio entre banderas, aclamaciones, consignas y cantos, fueron actos que revistieron una mezcla de fe pública religiosa y de combatividad vibrante pocas veces vistas.
Después, todos los meses, el día 29 de marzo, hubo en la Villa Francia, hoy comuna de Estación Central, una romería, un acto o una celebración en el lugar donde vivieron y donde murieron los Vergara, siempre significativa y activamente presididas por Manuel y Luisa, sus padres. Cada vez, y poco a poco, estos actos se fueron transformando en un proceso, que -no está muy claro cómo- concluyó en el Día del Joven Combatiente ya bien transcurridos los años 90’, tras el retorno de la democracia.
Tres años más tarde, el 5 de noviembre de 1988, otro hermano Vergara Toledo, Pablo Orlando, de 25 años de edad, fue abatido en una acción de propaganda armada del MIR.
La familia Vergara Toledo era muy católica y de gran actividad en las comunidades cristianas de base de la zona poniente de Santiago. Los hijos, sin embargo, optaron por el camino revolucionario para luchar contra la dictadura militar e ingresaron al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, donde formaron parte de las milicias de aquel grupo político.
Tres años más tarde, el 5 de noviembre de 1988, otro hermano Vergara Toledo, Pablo Orlando, de 25 años de edad, fue abatido en una acción de propaganda armada del MIR en los alrededores de la ciudad de Temuco. Junto a Pablo, murió también la joven Araceli Romo Álvarez, de 26 años.
25 años después
Los carabineros que asesinaron a los hermanos Eduardo y Rafael fueron finalmente condenados en agosto del 2010 tras un fallo de la Corte Suprema que rebajó las penas que le había aplicado en primera instancia el ministro que investigó la causa.
Los policías Alex Ambler Hinojosa y Francisco Toledo Puente recibieron siete años de prisión y Jorge Marín Jiménez recibió la condena de 10 años y 1 día de presidio, pero en febrero de 2017 la misma Corte Suprema le concedió el beneficio de la libertad, es decir, ni siquiera cumplió la pena efectiva.
Nunca se aclaró si el crimen de los carabineros fue un “encargo” de alguna de las jefaturas de la CNI.
Desde el crimen de Eduardo y Rafael, la madre de los jóvenes, Luisa Toledo, luchó incansablemente para esclarecer qué había ocurrido con sus hijos y hacerles justicia. Ella se convirtió en uno de los grandes símbolos y referentes de las organizaciones defensoras de derechos humanos que no han reposado en casi 50 años en busca de verdad, justicia, reparación y memoria para sus familiares y amigos, víctimas de la dictadura militar del general Pinochet