Raquel CamposanoJueza La Tercera 11 de Junio de 2000 Ex ministra de la Corte de Apelaciones, quien rechazó el desafuero del senador vitalicio Raquel Camposano:"Pinochet es un estadista"
Esta jueza nunca imaginó que el general (R) estaría al borde de los tribunales. Rechaza la tesis del secuestro calificado, pues todas las partes sostienen que los desaparecidos "están muertos". Dice que los cadáveres de las víctimas deben buscarse con o sin juicio y agrega que entiende la actitud de los familiares de los desaparecidos.
"El Poder Judicial nunca se ha sentido sucio. No creo que se esté lavando nada", responde Raquel Camposano al ser consultada sobre si un posible desafuero del general (R) Pinochet estaría relacionado con "limpiar" la imagen del poder judicial, por su actuación durante el régimen militar.
-En su prevención en el fallo estimó que no existe el secuestro calificado, ¿qué habría hecho usted en estos casos si no aparecen los cuerpos?. - No sé, pero sé que hay dos hechos: que estas personas fueron fusiladas, porque todos lo dicen -los comandantes de los regimientos, los procesados y los querellantes- y están muertos, pero resulta que los cadáveres de estas 19 personas no aparecen. Estos dos hechos los juntan y no da el secuestro, porque en el Código Penal no es eso. En Derecho Penal usted nunca va a poder castigar a una persona si no es por un delito que esté tipificado en alguna ley y castigado.
-¿Y qué pasa cuando la Corte Suprema en forma unánime confirma los procesamientos por este delito?.
- Está bien, porque el auto de procesamiento es esencialmente revocable y mientras usted está procesado, aunque hay sospechas, sigue siendo inocente. El asunto es qué pasa cuando hay que dictar sentencia.
-¿Qué ocurre a su juicio con el secuestro calificado cuando se encuentren los cuerpos?.
- Dejó de ser.
-¿Piensa que procesar por este delito podría ser sólo una manera de encontrar los cuerpos?.
- Una manera de seguir buscando los cadáveres. Pienso que con o sin juicio deben seguir buscándose. Porque me parece que es lo mínimo que puede pedir una persona: que le entreguen el cadáver de sus deudos.
-Pero los familiares quieren enterrar a sus deudos y también quieren justicia, ¿cómo cree que se debe resolver ese tema?.
- No soy quien para decir qué es lo mejor que se puede hacer. Aquí hay personas que tienen el sufrimiento de un familiar que no lo han visto más, que saben que está muerto, que ni siquiera encuentran el cadáver.
¿Qué sentiría yo en el lugar de ellos?. No tengo idea y que Dios no permita que nunca tenga idea de eso. Entonces no puedo ponerme en ese lugar, que es tan lejano a mi realidad. Ni tampoco puedo juzgar la actitud que ellos tienen, porque entiendo que esa gente reclame, grite,se queje y exija venganza.
-¿Entiende venganza por justicia?.
- No es eso. En Chile tenemos lo que se llama la prescripción. Y pasado cierto lapso, usted ya no puede castigar un delito. El principio del Derecho Penal es la venganza, porque cuando usted es víctima de algún delito, lo que quiere es tomar venganza del que le hizo algo. Entonces,como no es posible que cada uno haga justicia por si mismo, el Estado toma ese papel de hacer justicia: la venganza del que ha sido herido.
-¿Se imaginó alguna vez al general (R) Pinochet al borde de pisar los tribunales?.
- Por supuesto que no. Y es que a Pinochet se lo califica de dictador y se le compara hasta con Hitler. Usted sabe que Chile no fue nunca un Estado policial. Uno opinaba lo que quería. Eso sí que Pinochet no. Nada con la izquierda ni con el comunismo. Eso está claro. Y Pinochet, este dictador tan espantoso y tan terrible -dice con ironía-, deja el cargo voluntariamente. Le va mal en una elección que todos dijeron que era arreglada y tan poco arreglada estaba que la perdió. Entrega el cargo ¿y cómo me voy a imaginar yo que van a venir a procesarlo?. ¿dónde está lo terrible del dictador espantoso?. Fíjese que no conozco otro caso igual.
-¿Y a qué atribuye que el caso Pinochet llegue a los tribunales?.
- La detención en Londres desató todo lo demás. De lo contrario a nadie se la habría ocurrido. Entonces empezaron a presentar querellas aquí.
-Pero falta que la Corte Suprema se pronuncie frente a su desafuero.
- Estoy de observadora de lo que va a resolver. En todo siempre hay vuelco.
-¿Cree que resolver desaforar a Pinochet es una manera del Poder Judicial de limpiar, entre comillas, su actuación en el pasado, cuando no acogían -como critican los abogados de derechos humanos- los cientos de recursos de amparo que se presentaron?. - No. El Poder Judicial nunca se ha sentido sucio. No creo que se esté lavando nada. Creo que la gente que votó así, piensa así, y la que votó asá, piensa asá.
-¿Qué opina del rol del Poder Judicial frente a los recursos de amparo presentados en esos años?.
- Bueno, se presentaban los recursos de amparo y se tramitaban. Cuando decían que no estaban detenidos, ¿qué íbamos a hacer nosotros?.
-¿No era posible investigar?.
- ¡Pero cómo! ¿Cuándo ha visto a un juez que salga a investigar?. Si el papel del juez no es investigar, el papel de Investigaciones es investigar. Uno qué hace: de repente uno va a un hospital o una casa a ver a un herido o a un enfermo que no puede ir al juzgado a declarar. En una oportunidad fui a un lugar, no sé si era Tres o Cuatro Alamos y me constituí.
-¿Y que vio?.
- ¡Nada pues! Absolutamente nada. Por eso digo: ¿qué querían que resolviera yo en un amparo?.
-¿Cree que el hecho de haber votado en contra del desafuero podría verse a ojos de la opinión pública como partidarios de Pinochet?. - A la gente siempre le gusta catalogar. Y se mueren si uno no tiene una etiqueta. Yo estoy tranquila, porque tengo fundamentos. Y mis razones pueden o no compartirlas.
-¿Usted es pinochetista o no se ha definido?.
- Yo no me defino.
-Para usted, ¿quién es Pinochet?.
- Un estadista.
-¿Por qué separa el golpe militar de la fecha 11 de Septiembre?.
- Porque yo viví terribles esos tres años de gobierno. Y me sentí liberada cuando terminó. Tenía cinco hijos que eran niños, ¿y sabe usted lo que es tener medio kilo de pan diario y con afrecho para cinco hijos?.
Me acuerdo con espanto de las protestas todos los días y de los hijos,que generalmente estaban en la casa, porque resulta que había huelga por aquí y por allá... No era un país en marcha.
-Con todos esos recuerdos, ¿cómo lo hace un juez cuando le toca resolver sobre Pinochet?.
- Es que todo eso quedó a atrás. Ahora que usted me lo pregunta se lo digo, pero yo no vivo recordándolo. Cuando me preguntan, digo. Pero nada más.
Hace cuatro días que Raquel Camposano pasó a la categoría de ex ministra de la Corte de Apelaciones de Santiago, después de integrar durante 20 años ese tribunal y estar 50 en total en el Poder Judicial. Dejó la Corte a los 75 años y asegura que lo hace con gusto, porque siempre fue partidaria de que los jueces jubilaran. "Eso lo logramos con la Constitución del '80", dice sentada en el living de su departamento de calle Bilbao, al mismo que llegaba en micro desde el edificio del Palacio de Tribunales, cuando encabezada la investigación por el asesinato del ex senador de la UDI, Jaime Guzmán. Entonces andaba sin guardaespaldas: "¿Para qué iba a tener sin nunca me amenazaron?.". Más distendida que en la Corte, esta ex ministra se ríe también de otras cosas, como del apelativo de "jueza de hierro" que se ganó, no sabe bien por qué, aunque le echa la culpa a la prensa: "Ustedes me pusieron así".
Y es que esa dureza quedó en evidencia en su último fallo, donde votó en contra el desafuero del general (R) Pinochet y en su prevención incluyó los argumentos más contundentes para desbaratar punto por punto la tesis del secuestro calificado como delito permanente. De hecho, la defensa de Pinochet basó gran parte de su apelación a la Corte Suprema en la exposición de esta ex jueza.
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