López Arellano Jaime Eugenio


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Rut : 5.460.697-4

Fecha Detención : 25-12-1975
Lugar Detención : Santiago


Fecha Nacimiento : 11-07-1951 Edad : 25

Lugar Nacimiento : Limache

Actividad Política : Partido Socialista
Actividad : Estudiante universitario

Estado Civil e Hijos : Soltero
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :(Informe de la Corporación)

Categoría : Antecedentes del Caso

25 años, soltero, estudiante universitario, detenido desaparecido en diciembre de 1975 en Santiago.

Eugenio López Arellano desapareció a fines de diciembre de 1975, luego de que fuera detenido, presumiblemente, por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y permaneciera recluido en el recinto de Villa Grimaldi, donde fue visto por testigos.

De acuerdo con lo declarado por familiares y testigos, Jaime López Arellano, a la fecha Secretario General del Partido Socialista en la clandestinidad y oculto en el domicilio de conocidos, fue detenido alrededor del 25 de diciembre de 1975. Familiares señalaron, en recurso de amparo, haberse enterado de los hechos a través de un llamado telefónico anónimo. Similar información entregaron al Décimo Primero Juzgado del Crimen de Santiago. En esos días se produjo la detención de la Comisión Política que había reemplazado a la que fuera detenida y desaparecida en junio de ese mismo año. Estas personas, al recuperar su libertad, declararon haberlo visto detenido en Villa Grimaldi.

El 12 de marzo de 1976, la familia recibió una carta suya fechada en Bogotá. En ella señalaba que se encontraba bien y que recibirían noticias suyas en forma periódica. Después se estableció que el sobre había sido despachado desde Santiago. Desde entonces se perdió todo contacto con él.

Según testimoniaron otros militantes, Jaime López fue uno de los principales dirigentes de la Federación Juvenil Socialista. Después del 11 de septiembre de 1973, abandonó sus estudios de medicina y se dedicó a la actividad clandestina. Integró la Comisión Política junto a Exequiel Ponce Vicencio, Carlos Lorca Tobar, Ricardo Lagos Salinas y Ariel Mancilla Ramírez, todos ellos desaparecidos en el transcurso del año 1975, tras ser detenidos por efectivos de la DINA. Los casos de estas personas fueron consignados como víctimas de violación de derechos humanos en el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.

Considerando los antecedentes reunidos y la investigación realizada por esta Corporación, el Consejo Superior llegó a la convicción de que Jaime Eugenio López Arellano fue detenido por agentes del Estado y desapareció mientras lo mantenían en esa calidad. En tal virtud, lo declaró víctima de violación de derechos humanos.

 


El enigma Jaime López

Fuente :theclinic.cl 15/1/2015

Categoría : Prensa

Hace pocas semanas, la Presidenta Bachelet, en un programa de televisión, aludió al dirigente del PS Jaime López, con quien tuvo una relación entre los años 1973 y 1975. La actual mandataria, esa vez, dijo que desearía saber “qué pasó realmente con él, si está desaparecido, si está muerto o si está en algún otro lado”. Aunque figura como detenido desaparecido, las extrañas circunstancias en las que se perdió su rastro y las sospechas de una eventual colaboración suya con los organismos de inteligencia de la dictadura militar, hacen que su historia sea un auténtico enigma para quienes lo conocieron. Testimonios hasta hoy inéditos señalan que habría sobrevivido a los duros años 70 con otra identidad, otorgada por los servicios de seguridad. Esta es su desconocida historia.

El 15 de marzo de 1976, un comunicado enviado por Amnesty International desde Frankfurt, Alemania Federal, alertaba a las oficinas centrales del organismo humanitario, en Londres, sobre la detención en Chile, a manos de la DINA, del dirigente Jaime López Arellano, pidiendo una acción urgente por la vida del detenido. Semanas después, desde las mismas oficinas se rectificaba la información, y se solicitaba detener la campaña de presión internacional, ya que “fuentes confiables” informaban, desde Chile, que el afectado “se encontraría en libertad”.

Se trataba del entonces número uno del PS, que con apenas 25 años lideraba al socialismo en el interior del país. En enero de ese año, en el café Las Lanzas, “Pablo” –como era conocido- había entregado a un alemán federal una servilleta con un inquietante mensaje: “(…) estoy detenido desde Navidad. Nuestras últimas conversaciones han sido grabadas a través de un micrófono que llevo en el cuerpo, He debido hacer esto bajo presiones que algún día espero explicarte, No rompas el contacto conmigo”.

Sin embargo, la detención de “Pablo” (uno de los nombres con los que operaba) se remontaba hacía varios meses atrás.López nació en el seno de una familia modesta de Peñablanca, que se sustentaba gracias al trabajo de su padre, Reinaldo López Novales, un mecánico ferroviario empleado en la Maestranza Barón de Valparaíso. Jaime egresó del Liceo Eduardo de la Barra, uno de los establecimientos más tradicionales de la ciudad puerto. Jorge Guerra, antiguo compañero de curso en ese liceo, recuerda claramente la personalidad que ya entonces manifestaba su amigo: “Jaime, nos impactó a todos por su inteligencia. A pesar de no estudiar nunca y llegar siempre atrasado, mantenía un alto rendimiento escolar. Una vez llegó borracho al liceo, y tuvimos que esconderlo con otros compañeros. Era capaz de criticar, con argumentos, a toda la plana de profesores. Eso lo hacía un líder indiscutible”.

Según Guerra, López ingresó al PS a principios de 1969. De acuerdo a su ex compañero, “Jaime era medio trosko, al punto que cuando se produjo el “tacnazo” –la fallida sublevación militar del 21 de octubre de 1969, bajo la dirección del General Roberto Viaux, que se acuarteló en el Regimiento Tacna exigiendo mejoras salariales para el Ejército- dijo que no había que defender la institucionalidad burguesa, sino aprovechar el momento para impulsar una insurrección revolucionaria de masas”.

Pronto, la inteligencia y entrega de López lo hicieron granjearse el respeto de importantes dirigentes del PS de Valparaíso: Exequiel Ponce, Armando Barrientos e Isabel Cárdenas, entre ellos. Varios contribuyeron a que López, a quien veían como una joven promesa, se incorporara en 1970 al Departamento de Organización de ese partido, y a que fuera electo en 1971 como delegado por Valparaíso al XX congreso de la juventud del PS, que, con el triunfo de Allende, comenzaba a tener una progresiva visibilidad.

En aquel cónclave resultó electo como miembro del nuevo Comité Central, donde la capacidad política que demostraba hizo que destacara rápidamente. Un capital que el socialismo no estaba dispuesto a despilfarrar. Así, fue designado a formar parte de un contingente de militantes trasladados y matriculados en diversas carreras de la Universidad de Concepción. Su objetivo, hacer política y disputarle al MIR la presidencia de la federación de estudiantes de ese importante plantel.Junto a López, también fue de la partida un joven matriculado en derecho, Enrique “Chepo” Sepúlveda, quien, a la larga, se transformaría en flamante presidente de la FEC, gracias al trabajo de López y sus compañeros. Sepúlveda vivió junto a López en el hogar estudiantil de la universidad. Allí, junto con establecer férreos lazos de amistad con el dirigente, también pudo conocer de cerca sus excentricidades: “(…) Jaime era un gallo genial, sobresaliente, pero al mismo tiempo un tipo absolutamente rayado, un día podía estar resumiéndote el último debate teórico del marxismo y al otro mandarse un número de cabro chico. Era como si tuviera doble personalidad, era muy bueno para el trago, y siempre andaba metido en líos con compañeras…”

El futuro presidente de la FEC no olvidó nunca una broma que le jugó su compañero: “Un día yo estaba estudiando en la pieza cuando de repente me puso un revolver en la nuca, yo quedé helado y lo subí y bajé a puteadas. El era así, una vez se tomó todas las botellas de pisco y de vino que habían quedado de un malón universitario, y hasta que no las rompió todas no paró.”
A esas alturas, López estaba plenamente integrado a la Comisión Política de la JS, dirigida por Carlos Lorca, por quien sentía, según testigos de la época, una gran admiración. Una cercanía de la que da cuenta Mario Felmer, también dirigente de la JS: “Lorca era un tipo que cuidaba celosamente su intimidad, que compartía con muy poca gente. Jaime era uno de los que disfrutaban de ese círculo de confianza total con Carlos, aun cuando en muchas ocasiones tuvieran posiciones políticas diferentes. Jaime respetaba profundamente a Lorca, y éste, a su vez, pensaba que el “Guatón” –como le conocían- era la persona más idónea para sucederlo en el cargo.

Tras las parlamentarias de marzo del 73, en las que la juventud del PS eligió a dos de sus principales dirigentes como diputados, Manuel Rodríguez y el propio Lorca, López reemplazó al primero en la Subsecretaría General de la JS. Con la misma vehemencia que le caracterizaba, recorrió el país desarrollando la orgánica e instruyendo políticamente a los militantes de regiones. A donde iba, deslumbraba por su firmeza y convicción.

Fue precisamente por esos días que López conoció a la actual mandataria, con quien coincidió en Antofagasta. La joven, alumna de medicina en la Universidad de Chile, formaba parte del equipo de educación política de la JS. Meses después, iniciarían una relación.

Los tiempos que corrían eran complejos. Ante la agudización de la tensión social y política durante el último año de la Unidad Popular, en un discurso ante un pleno juvenil realizado esos días, López señalaba, enérgico: “Hay que demostrar que tenemos fuerzas para avanzar, y es preciso demostrar ahora esa fuerza, utilizarla e impactar con ella a reaccionarios y vacilantes. (…) Debemos perder el miedo. La única ley que el fascismo respetará es la ley de nuestra fuerza demostrada en capacidad, disciplina, unidad y combatividad. Los fascistas lo pensarán dos veces antes de iniciar un paro insurreccional cuando vean en nosotros la disposición de darlo todo por la patria, la revolución y el socialismo (…) Ese coraje y esa decisión, empero, no pueden ser solo declaraciones líricas ni románticos editoriales semanales. (…) Hoy tenemos fuerzas para avanzar y vencer.”

Entre los dirigentes del PS no había otra opinión: López era el candidato natural para suceder a Lorca en la jefatura de la JS. Muchos, además, lo veían como una carta genuinamente revolucionaria para disputar un cupo como diputado en el Parlamento burgués –como se decía en la época- en las elecciones previstas para 1976.

En la clandestinidad 

Tras el golpe, López se integró a la dirección articulada en torno a Exequiel Ponce, el ex jefe del Frente Interno del PS. A comienzos de 1974, pasó a ser el encargado de relaciones internacionales de esa dirección. Entre sus delicadas funciones estaba la de ser el vínculo entre la cúpula clandestina que operaba en Chile y el Secretariado Exterior radicado en Berlín.

Bajo el alias de “Pablo”, López había hecho de “La Orquesta Roja” su libro de cabecera. La novela de Giles Perrault narraba las hazañas de Leopold Trepper (“El Gran Jefe”), un hábil espía que logró montar una poderosa red de espionaje soviética en la Europa controlada por el nazismo. Muchos de sus contemporáneos recuerdan que López estaba obsesionado con la novela y con su protagonista, una de cuyas fortalezas más distintivas era la capacidad que tenía para formar redes y equipos de trabajo totalmente compartimentados entre sí.

Jorge Sepúlveda, “Daniel”, fue uno de los enlaces de esa dirección. Ya en 1974 advirtió algunas particularidades de López en esos años. “(…) en ocasiones debíamos ir con Jaime a hacer contactos con diplomáticos o ir a regiones. El tenía una personalidad muy extraña, le gustaba mucho tomar: a las ocho de la mañana ya se ponía un pichuncho, mezcla de pisco con vermut. Además, siempre tenía líos con mujeres y compañeras. Una vez me presentó a una rubia, muy hermosa y sensual, Marilyn creo que era su nombre. Recuerdo que era demasiado observadora y preguntaba mucho. Un día fuimos a un contacto a Valparaíso, en un restaurante, cuando de pronto, contra todo lo planificado, llegó ella. Jaime se excusó porque debía ir a otra reunión, y quedé solo con ella. Me empezó a hacer muchas preguntas indiscretas, sobre el trabajo del partido, en un lenguaje poco normal. Yo me sentí muy incómodo y le dije que debía irme. Cuando salí, me di cuenta que me seguía… Me cagué de miedo, ya que andaba con documentos y con un montón de dólares que recién me había pasado un alemán. Para despistarla, entré a una tienda y simulé vitrinear, cuando de pronto me topé cara a cara con ella. Le dije que debía volver al restaurante, me alejé rápidamente de allí y me volví en tren a Santiago, dos horas más tarde de lo convenido con Jaime, por si acaso. Ya en la capital, lo esperé para comentarle la situación, pero él no apareció por tres días”.

El mismo “Chepo” Sepúlveda, que también trabajó con López durante los primeros meses posteriores al golpe, recuerda que éste, en una ocasión, le comentó que se iba a Valparaíso a cargo de una operación de rescate de los presos detenidos en la Esmeralda. Sorprendido, “Chepo” le preguntó si estaba bromeando, y le advirtió “que con los milicos y la Armada como dueños del puerto, cualquier idea así era una locura”. López le refutó, y le explicó que ya tenía todo el operativo coordinado. Antes de separarse, le dijo: “Mira hueón, vamos a hacer un pacto. Si yo caigo detenido, tenís 24 horas, después de eso estai cagado. Lo mismo tenís que hacer tú, ¿estamos?”.

Gira al exterior

En enero de 1975, la DINA detiene en su departamento en Las Condes a Michelle Bachelet y a su madre, Ángela Jeria, que son trasladadas a Villa Grimaldi, recinto en el cual permanecen por dos semanas. Justo en el momento en que fueron detenidas, López llamó a la casa de estas, y así logra enterarse de su captura. Según la madre de López, Marta Arellano, “a él lo afectó mucho la detención de su pareja. Por esos días vino a casa, estuvimos hasta tarde conversando. Yo trataba de consolarlo, pero él estaba desecho, se fue a su pieza y lloró como un niño. Esa fue la última vez que lo vimos”.

Por esos mismos días arreciaba la disputa política entre la Dirección Interior y la Coordinadora Nacional de Regionales, CNR, un sector escindido por la izquierda del PS oficial, que se consolidaba como mayoritario entre la militancia del interior del país. López asumió la representación de la primera en el pleno realizado a fines de abril de ese año en La Habana.
López tenía dos importantes misiones que cumplir durante el transcurso de esa gira: defender las tesis del Documento de Marzo -un motivo más de la dura disputa con la CNR- y lograr que Altamirano legitime a la Dirección Interior. Por esa vía, debía conseguir los cada vez más urgentes recursos financieros que requería la organización clandestina en Chile.

“Pablo” estaba consciente del riesgo que implicaba su misión. A mediados de abril sale de Chile por vía terrestre, portando un pasaporte argentino falsificado. En una primera escala de su viaje, en Buenos Aires, se reúne en el Cementerio de La Recoleta con el encargado local del PS en la capital trasandina. En el encuentro, preguntó insistentemente por las relaciones con la UCR y el PC argentinos, y por posibles contactos con Montoneros y el PRT/ERP. Además, insistió en acceder a contactos que pudieran aportar con pasaportes falsos. Para ello, se reúne, días después, con Klaus Dressel, representante de la Fundación Friedrich Ebert en Argentina.

Luego llega a Lima y se reencuentra con Luis Lorca, hermano del Secretario General de la JS y activo colaborador de la Dirección Interior. En el Perú, Lorca ha montado una eficiente red de apoyo a los que se mantienen clandestinos en Chile. López se muestra alegre, aunque un tema parece obsesionarlo: ¿de qué forma prevenir a sus compañeros en el caso de que llegue a caer en manos del enemigo? Fiel a las lecciones de su libro de cabecera, “Pablo” apela a “La Orquesta Roja” para plantear la necesidad de un intrincado código de alerta, que sólo pueda ser conocido por contados dirigentes. En esa misma conversación, adelanta a Lorca los nombres de los “correos” que en adelante enviará desde Santiago a Lima, cada uno con distintos niveles de información, y todos ellos “compartimentados” entre sí.

Ya en La Habana, muchos testigos recuerdan que López se plantó con aplomo y firmeza ante Altamirano y el resto de los dirigentes históricos de la colectividad, que valoraron su audacia de llegar clandestino a Cuba, burlando el omnipresente acecho de la DINA. Andrés García, ex dirigente del Regional Cordillera y miembro suplente del Comité Central, presente en aquella reunión, recuerda al delegado del interior como un “joven histriónico (que) señaló que la dirigencia del PS en Chile había llegado a tal nivel de conciencia que cada uno de sus miembros portaba una pastilla de cianuro, para usarla en caso de ser capturado por el enemigo”.

Tras su participación en el Pleno de La Habana, López prosiguió su gira, trasladándose a Berlín, ciudad en la que se encontraba instalado el Secretariado Exterior del PS, y en la que también residían varios de sus compañeros de generación. Con estos precisamente se encontraría a comienzos de mayo de 1975, una fecha que coincidió con la celebración de los 30 años de la caída del Tercer Reich.

En la RDA, el joven dirigente fue recibido con honores oficiales por el gobernante Partido Socialista Unificado Alemán (PSUA) y mantuvo reuniones con los máximos dirigentes del socialismo chileno en el exilio y con altos funcionarios del régimen de Erick Honecker.

Luego de sus compromisos oficiales, López concreta por fin el encuentro con sus amigos de la JS. En la residencia de Fernando “Gato” Arraño se reúne con éste y con Mario Felmer, Rigo Quezada y Enrique “Chepo” Sepúlveda. Bromista e histriónico como siempre, López, en un momento, se tira al suelo y comienza a simular los espasmos que los detenidos tienen cuando son torturados en la parrilla. Sus compañeros quedan boquiabiertos: la broma es cualquier cosa menos divertida.

Con todo, “Pablo” es el amigo de siempre, y tras hacerle un city tour por la histórica ciudad, se lo llevan a cenar al restaurante húngaro “Budapest”, uno de los establecimientos más tradicionales de Berlín. Allí, en medio de la música de los violinistas que amenizaban la velada, nuevamente López aludió a situaciones narradas en “La Orquesta Roja”: informaciones transmitidas subrepticiamente, redes, agentes y contra-espionaje. Sus amigos querían agasajarle, pero “Pablo” insistía en especular con la idea del “doble juego” practicado por Leopold Trepper.

Algunas semanas después, López abandona la RDA y retorna al Chile hostil y peligroso de la DINA y de Pinochet. Luis Lorca, que sigue a cargo de la red limeña, recuerda que “Pablo” informó haber sido retenido en el Aeropuerto de Pudahuel y devuelto a Buenos Aires, desde donde la red limeña chequea, positivamente, que vuelve a salvo a la RDA. En Berlín, comenta, su idea es capear el temporal y retornar más tarde a Chile:

“(…) Efectivamente, López fue detenido a su regreso del Pleno de La Habana en el aeropuerto de Santiago. Había hecho la conexión La Habana-Lima-Buenos Aires-Santiago y portaba una identidad argentina. López relata, luego de su vuelta vía Buenos Aires, que en esa ocasión es detenido en Santiago por Investigaciones, que le descubren una parte de la remesa en dólares que nosotros enviábamos a Chile, y que dado lo impecable de su fachada de próspero empresario argentino, logró coimear con 16 mil dólares a los policías, evitando que estos alertaran a la DINA. Gracias a eso, habría sido deportado desde el mismo terminal aéreo hacía Buenos Aires. Algo sumamente extraño. Aún así, nosotros, saltándonos ese episodio, lo enviamos hacia Alemania. Ahí es devuelto a Chile con identidad y pasaportes falsificados en la RDA”.

A partir de ese minuto, los pasos de López entran en una nebulosa espacio-temporal.
En el intertanto –durante todo el mes de junio de 1975-la DINA ha logrado capturar a toda la Comisión Política del PS y a sus enlaces más cercanos. Todos pasan a engrosar la extensa lista de militantes desaparecidos.

La nebulosa

En el intertanto y tras la debacle que produjo el golpe represivo de la DINA, se constituye una dirección de emergencia, conformada por militantes universitarios y del frente campesino. Dada la mayor experiencia que le imputan, todos coinciden en nombrar a López -en ausencia- como el nuevo número uno. Su presencia en el recién formado colectivo afianza –sostienen- una línea de continuidad con el trabajo desarrollado por la descabezada dirección anterior.

Sin embargo, los días pasan y “Pablo” no aparece por ninguna parte. Según Patricio Martínez, un militante que tiene la misión de reconectar a López cuando éste regrese a Chile, el enigmático dirigente no concurrió a ninguno de los puntos de retoma pre-establecidos.

Cuando por fin aparece, pide reunirse con todos los equipos internos del PS: organización, informaciones, propaganda, logística y regiones. Se le sugiere mantenerse aislado, pero él se rehúsa arguyendo razones de compromiso y ética militante.

A fines de diciembre, se desata el vendaval: a partir del 26 de ese mes comienzan a caer los miembros de la nueva dirección, algunos de ellos en sus casas de seguridad, sólo conocidas por López, como en el caso de Eduardo Reyes, encargado de organización. Cuando llegan los agentes, se van directo a un envase de talco donde oculta una fuerte suma de dinero que el propio López le había pedido guardar. En tanto, cuando la DINA allana el hogar de Carlos González, los hombres de la DINA se dirigen de inmediato a un closet donde oculta documentos y una cédula de identidad falsificada que le habían confeccionado a “Pablo”.

La situación es catastrófica, cada caída da pie a otra, y en apenas dos semanas, los detenidos suman ya treinta personas.

Sin embargo, nada se sabe de la suerte corrida por el enigmático dirigente, hasta que a fines de diciembre algunos de los detenidos del PS en Villa Grimaldi logran ver a López en ese centro clandestino de detención. Sin embargo, el dirigente parece estar en condiciones distintas a las del resto: no se ve golpeado, y la DINA lo mantiene en una celda ocupada sólo por él, en la que hay una radio, periódicos y una máquina de escribir. En los interrogatorios, cada vez que entregan algún dato susceptible de ser falso, los agentes se jactan de que van a confirmar con “la computadora”, llevándose consigo el carnet de los detenidos. Cuando vuelven, lo hacen con un pormenorizado detalle de las funciones y responsabilidades de cada detenido. Gladys Cuevas, también detenida en el recinto, señala que, inequívocamente, “la computadora era él”.

Los presos del PS no son los únicos que lo ven. Gabriela Salinas, una joven militante del MIR que llegó a fines de diciembre a Grimaldi, en una temprana declaración ante la Vicaría de la Solidaridad (inmediatamente posterior a su liberación), señala que conversó con “un detenido alto, de pelo claro, de anteojos, oriundo de la zona de Valparaíso, y que tenía convencida a su familia de que se hallaba en Europa”. El detenido le confidenció que “llevaba seis meses detenido y controlado por la DINA”. Le dio su nombre: “Jaime López”.Mientras, la familia de López, informada de los rumores, no se quedó de brazos cruzados. Manuel, uno de sus hermanos menores, señaló que el padre interpuso una denuncia ante la Vicaria de la Solidaridad. “Por esos mismos días, llegó a la casa María Teresa Segovia –una militante muy cercana a López- quien nos dijo que venía de parte de Jaime, a decirnos que él se encontraba bien y a pedirnos, extrañamente, que no siguiéramos con el proceso por presunta desgracia y que retiráramos una foto de Jaime que papá había dejado en la Vicaría, porque según ella, todo eso perjudicaría mucho más a nuestro hermano”.La angustiada familia, pese a la desconfianza inicial, le solicitó a la joven algún documento o prueba que verificara lo que ella indicaba. La mujer se comprometió a ello. Pasado un tiempo, al hogar de los López Arellano llegó una carta, despachada supuestamente desde Bogotá -pero con timbre postal de Santiago, según observó su hermano- en cuyo interior venia una carta escrita por López. En la misiva, el joven dirigente señalaba que estaba bien y que su detención “solo eran rumores.” Manuel certifica la autenticidad del documento, porque incluía alusiones a “pinino”, la mascota del hogar, “cuyo nombre habíamos acordado como código clave por cualquier cosa”.

El doble juego
En el intertanto, en Berlín, Mario Felmer recibe un mensaje -a través de un correo vinculado a la Fundación Friedrich Ebert y a la embajada germano occidental en Santiago- en el que le piden trasladarse a la RFA. Felmer lo hace y el contacto le entrega una carta manuscrita de López, en la que “Pablo” le informa que ha sido detenido y que está engañando a la DINA, “haciendo un doble juego, una farsa de colaboración”.

Felmer se estremeció al leer la carta de su viejo compañero. Y le respondió, por la misma vía, advirtiéndole “que estaba profundamente equivocado, que la DINA era un organismo especializado, una entidad peligrosa que sabía hacer muy bien su trabajo, y que era muy difícil que él pudiera salir airoso de su doble juego”. A Felmer no le costó mucho advertir que lo que López necesitaba era una colaboración de su parte, alguna instrucción o respuesta que hiciera más sostenible y verosímil su historia ante la DINA.

La situación fue informada a funcionarios del PSUA vinculados a temas de inteligencia: entre estos no hubo espacio para la duda, y concluyeron que si López planteaba un escenario de esa naturaleza, evidentemente estaba involucrado en una colaboración, inscrita en una operación mayor.

Pero aún había más: A comienzos de enero del 76, Luis Lorca es contactado en Lima por el enlace de confianza que López y él mantienen en esa ciudad. El objetivo es que Lorca reciba a un “correo” que López envía desde Chile. Reunidos en el Hotel Bolívar, el militante “del interior” le informa sobre la captura masiva de la dirección de recambio en Chile, solicitando la reorganización del trabajo a partir de un contacto que permita ubicar a “Daniel” (Patricio Barra), el único miembro de ese equipo que no ha sido detenido y probablemente el más experimentado para articular una nueva dirección. También le pide establecer un contacto con José Weibel, dirigente clandestino del PC, para “reestablecer la coordinación de la UP en Chile”.

Sin embargo, el “correo” llegado desde Chile no le inspira confianza. Convienen un segundo encuentro, esta vez en el Cabaret Crillón, en el que Lorca disipará todas sus dudas: en medio de la conversación, le pregunta por la suerte de militantes ficticios que el “correo” afirma conocer. Lorca hace denodados esfuerzos para no exteriorizar su temor. Enfrente suyo, no cabe duda, tiene a un agente de la DINA.

Mucho tiempo después, ya en democracia, Lorca reconocerá en las noticias de los diarios y de la televisión el rostro del “contacto” con el que se reunió dos veces en Lima: Armando Fernández Larios, ex Mayor de Ejército y activo agente del Departamento Exterior de la DINA.

También en democracia -a comienzos de la década de los 90-, Leonardo Schneider (alias “El Barba”), un detenido que integró la Fuerza Central del MIR y que luego de ser capturado colaboró con los servicios de seguridad en la represión a sus ex compañeros, declaró que “a mediados del 75 se sabía había un importante miembro de la dirección del PS colaborando con la DINA. Ese era López”.
Los cercanos a López desconfiaron del rumor que ya circulaba respecto a que el dirigente se encontraba detenido, y aludieron a varios militantes que se reunieron con “Pablo” en el verano del 76. Efectivamente, a fines de enero de ese año, López apareció en Castro, Chiloé, y visitó a su amigo “Johnny” Pérez, a quien había conocido en Arica. También en Arica conoció al constructor civil Carlos López, quien declaró haberse reunido con López en enero y febrero del 76 en el restaurant “Munchen”, en Santiago, y en una fuente de soda cercana a la Vega Central.

Los organismos de derechos humanos, ya en democracia, lo declararon como detenido-desaparecido, y su familia, no volvió a verlo nunca más. Sin embargo, seguían reportándose, esporádicamente, significativos avistamientos del misterioso dirigente: En 1977, un militante lo divisó en la vereda de la entonces Clínica Santa Lucía de la DINA, conversando distendidamente con dos sujetos; un año después, David Olave, vinculado al trabajo del PS en el frente poblacional, lo divisa en un acto religioso-social de la Vicaría Oeste, dirigido por Monseñor Enrique Alvear, en la Basílica de Lourdes. A ninguno le cupo dudas y ambos informaron a sus respectivas estructuras. El dato más revelador, sin embargo, lo entregó el profesor Héctor Riffo, también militante del PS, que el 4 mayo del 78 fue detenido por la CNI y trasladado hasta la Quinta Comisaria de Conchalí y luego a un local del organismo de seguridad. Allí, reconoció al “ex dirigente socialista Jaime López” como la persona que lo interrogó.

Una nueva identidad

Años después, en un temprano informe sobre la DINA sistematizado por miembros de un equipo de inteligencia del MIR, en su capítulo referido al reclutamiento de militantes de izquierda por parte de ese organismo, se daba el ejemplo de ocho casos. Uno de ellos era “Jaime: un caso más conocido, pero que no ha sido analizado sistemáticamente. Fue dirigente universitario del Partido Socialista. A comienzos del 73 fue promovido al Comité Central de dicho partido. Con la caída del equipo de dirección del PS, asumió como Secretario General por cuestiones de orden de sucesión. En ese momento fue detenido, rápidamente se desmoralizó y ofreció su colaboración, la que fue puesta a prueba, saliendo en libertad pero viviendo en casas proporcionadas por la DINA, lo que le permitió vivir con su compañera, que también colaboraba. Se mantuvo un buen tiempo a la cabeza del PS, ubicando en conjunto con el Estado Mayor de la DINA a los distintos niveles del PS, pero el objetivo principal que se le asigno fue el control del exterior, para lo cual envió agentes en gira hacia Europa y Cuba; el mismo viajó a un pleno en el exterior y se entrevistó en calidad de secretario general del PS con altos dignatarios de países socialistas y de la socialdemocracia.
El reporte agregaba que “todo el manejo de comunicaciones lo desarrolló en conjunto con oficiales de la DINA. Su periodo de actividad comprendió más de un año en la función de secretario general. ¿Cuánto construyó? Es una pregunta sin respuesta; en todo caso, se le mantuvo alejado de su familia hasta el día de hoy, que viviría con otra identidad, pues al ser detectado pasó a funciones de análisis y asesoría”.

La alusión a una compañera “que también colaboraba” apunta a Clara Rubilar, una militante muy cercana a López, también declarada como desaparecida por los organismos de derechos humanos, pero cuya historia aparece igualmente envuelta en una gran nebulosa. El dato más estremecedor al respecto lo proporcionaría “Daniel” Sepúlveda: “(…) en la época de la Mesa de Diálogo, en 1999, me llegó la siguiente información: López estaría viviendo con otra identidad y dispuesto a hablar.

El mensaje recibido señalaba que él pedía respaldo y condiciones para hablar, y solicitaba le aseguraran su seguridad y refugio en México, donde daría una conferencia de prensa. La persona que me avisó me preguntó si estaba dispuesto a trasladarme a México y conversar con él. Yo respondí que no era el indicado y reenvié lo medular del mensaje a quienes podrían estar interesados. La única respuesta fue la sugerencia de que López hablara con un cura. Como no advertí mayor interés, corté el contacto y me desentendí del tema”.

Un oficial de inteligencia, proveniente del Ejército y con formación en la Escuela de las Américas, que perteneció a la DINA y a la CNI, da pistas, por primera vez del destino del ex dirigente socialista durante todos estos años: según el ex agente, se topó con López en un país de Sudamérica, a mediados de los años 90, asesorando a un gobierno civil en la generación de un organismo centralizado de inteligencia nacional.

El ex agente recuerda haber conocido a López durante el año 73, en Arica, en casa de Odlanier Mena, comandante del Regimiento “Rancagua” de esa ciudad. Odlanier Mena, uno de los pioneros del área de inteligencia en el país, reemplazaría a Manuel Contreras en la CNI, la entidad que se creó tras el fin de la DINA.


La vida con otro nombre

Fuente :latercera.com 8/5/2021

Categoría : Prensa

Los años en la clandestinidad de los líderes socialistas chilenos durante la dictadura constituyen el foco de atención del nuevo libro de la colección “Tal Cual” de la Escuela de Periodismo de la UDP y editorial Catalonia. Cristián Pérez, integrante del Centro de Investigación y Proyectos Periodísticos de la UDP, indaga -entre otros aspectos- sobre la desaparición a manos de los servicios de inteligencia de una generación de dirigentes políticos. Aquí un adelanto…Desde el 11 de septiembre los hombres y mujeres de la primera dirección desarrollan sus actividades partidarias en completa ilegalidad. Preservar la vida se ha vuelto muy difícil, las condiciones de trabajo son precarias y los recursos muy escasos. Por motivos de seguridad y compartimentación, rara vez se encuentran, más bien intercambian informaciones a través de sus enlaces.

Del Pleno de La Habana, Pablo retorna a Chile vía Lima-Buenos Aires-Santiago, portando una identidad argentina. A su llegada, aparentemente tiene un percance con la Interpol y lo detienen, pero, gracias a su cubierta de próspero empresario argentino y a la entrega de 16.000 dólares que llevaba, logra que lo deporten y nuevamente llega a Lima. Allí le relata el episodio a Luis Lorca, encargado de la base en ese país, tildándolo de “nada grave”.

A los pocos días, sin informar a la dirección en Chile, desde Lima se dirige a la RDA, dice que para “sopesar lo ocurrido”.

También se reúne con integrantes del Secretariado Exterior y con los alemanes que apoyan las actividades del PS. Además, aprovecha de ver a su polola, Michelle Bachelet, quien ha viajado desde Australia para encontrarse con él. Están tres semanas juntos, declararía años después Bachelet en el proceso, y vuelve a Chile a fines de mayo o principios de junio, haciendo un circuito por varias capitales europeas.

Es curiosa la confianza que tiene en Jaime López la seguridad chilena, para dejarlo partir a Europa corriendo el riesgo de que pida asilo.En su periplo, no realiza denuncia alguna de la situación en que se encuentra. ¿Intenta ganarse la confianza de los agentes haciéndoles creer que colabora con ellos? ¿Actúa de ese modo para proteger a compañeros que están en manos de la agencia? No hay certeza, y no la habrá nunca porque López se esfuma para siempre en 1976. Quizás al no cumplir con los objetivos que le habían impuesto lo asesinaron y ocultaron su destino.

Pero también es posible que, al menos hasta 1980, estuviera vivo y vinculado a la Dina-CNI. Así lo cree Ricardo García, principal dirigente de la Comisión Nacional Juvenil, capturado el año 1980. Él dice que, por la precisión de las preguntas con que lo interrogaban, su origen solo podía ser López.

Para el ministro Miguel Vásquez, el juez que llevó la causa, Jaime López fue detenido por la Dina, pero no precisa ni cuándo ni dónde. La fecha aproximada es el 28 de diciembre de 1975. Hay personas que lo ven en el centro de detención de Villa Grimaldi, en mejores condiciones que los otros detenidos. También lo ven en la calle hasta marzo de 1976, y sus familiares recibieron cartas suyas hasta mayo de ese año. Luego se pierde su rastro.

De lo que sí hay seguridad es de que López Arellano fue el principal responsable de la caída de las dos primeras direcciones clandestinas socialistas, desde la segunda mitad de 1975 en adelante. (…)

El 27 de julio, agentes de la Dina detienen y llevan a Villa Grimaldi a Joel Huaico Huaiquiñir, miembro del Comité Central de la Juventud y colaborador de la dirección del partido. Tres días después, apresan al estudiante de Veterinaria Alejandro Parada, quien trabaja en el equipo de Carlos Lorca. A ambos los hacen desaparecer.

La Dina se va acercando a la cúpula del PS. Su captura es cosa de meses. (…)

En octubre o noviembre de 1974, Ariel Mancilla ve por última vez a su esposa y a su hija recién nacida. Ella viaja a la RDA a resguardarse, él se queda a continuar la 

resistencia del partido. (…)

Meses después de la salida de su esposa, el 6 o 7 de marzo de 1975, en la pensión de la calle Cumming donde viven, Mancilla y Sara Montes, del equipo de apoyo a la dirección, son detenidos por efectivos de la Dina. En el proceso judicial, “María Sara Montes Oyarzún (…) relata que (…) escuchó una conversación entre los agentes de la Dina y Mancilla, en cuanto a que él no era el principal [dirigente] y que llegaron a un acuerdo que consistía en que Mancilla los llevaría a un punto de encuentro con un dirigente del Comité Político Central del Partido Socialista y, a cambio, los agentes se comprometieron a sacarlo del país…” (…)

Jaime López (Pablo) retorna de Alemania en el segundo semestre de 1975 y continúa realizando sus actividades de conducción, vigilado por la Dina. Concurre a puntos y tiene reuniones con sus enlaces, también a través de funcionarios alemanes de organismos internacionales se comunica con Luis Lorca en Lima y le informa que está protagonizando un doble juego con la Dina, y para eso, para hacerlo creíble, necesita que le dé información sobre algunos contactos. Hay hechos y actitudes que no calzan y que hacen sospechar a otros miembros sobre sus lealtades. Además, compañeros detenidos como Juan Carvajal (Manuel) lo han visto en un recinto de la Dina y sostienen que allí dispone de algunos privilegios, como poder usar sus anteojos.

La Dina estrecha el cerco sobre Exequiel Ponce y la primera dirección.

Desde mediados de 1974, la Dina y la Fach han capturado al menos a siete miembros o cercanos de la primera dirección del PS (Luz Arce, Gustavo Ruz, Fidelia Herrera, Víctor Zérega, Alejandro Parada, Joel Huaiquiñir y Ariel Mancilla), que saben cómo ubicar a los otros integrantes.

Aunque son torturados, y Zérega asesinado, los agentes no logran dar con Exequiel Ponce, Ricardo Lagos Salinas y Carlos Lorca. La hipótesis más probable es que es la colaboración de López la que luego permite a la Dina dar con ellos, porque pocos sabían cómo ubicarlos y porque él fue el único sobreviviente del grupo.

El 20 de junio de 1975, aparentemente, Lagos Salinas (Renato) es capturado y trasladado a Villa Grimaldi. Junto a él apresan a Michelle Peña Herreros, de veintisiete años, estudiante universitaria, embarazada de ocho meses, quien vive con él y desempeña tareas de apoyo. En Villa Grimaldi se la ve en el sector de La Torre,

donde llevan a aquellos detenidos que se niegan a colaborar. Desde allí, igual que Lagos, desaparece.

Cuatro días después de la caída de Renato y su ayudista, en la madrugada del 25 de junio, un numeroso grupo de agentes de la Dina llega hasta la casa pensión n° 557 de la calle Tocornal en Santiago. Allí, en una pieza del fondo, viven Exequiel Ponce (Mario) y su ayudista, la secretaria Mireya Rodríguez (Lela). La sorpresa es total, no hay intercambio de disparos ni mayor resistencia. La Dina ha capturado a su mayor presa.

Solo les falta Lorca para acabar con la primera dirección clandestina del Partido Socialista.

Carlos Lorca (Sebastián) es médico, tiene 31 años, en 1973 era diputado por Valdivia. En los días álgidos de la Unidad Popular tuvo una posición de pleno apoyo al gobierno, discrepando no pocas veces con la dirección de Altamirano. Integra la dirección del PS desde el 17 de septiembre de 1973 y ha fusionado la Juventud Socialista con el Partido. Ahora, fumador obsesivo, enfermo de úlcera, muy flaco, en la pobreza absoluta y cubierto por un viejo abrigo, era “la personificación de una lucha sin retorno dada al límite de sus fuerzas por aquellos chilenos temerarios. Se fundían en él la convicción definitiva de una decisión irrevocable y la certeza del hombre que sabe que enfrenta un destino inesquivable”, recuerda el socialista Camilo Escalona.

El mismo 25 de junio agentes de la Dina se trasladan hasta Maule n° 130, en el centro de Santiago, donde funciona una lavandería que la dirección del PS usa para realizar contactos y conseguir dinero. Allí detienen a Carlos Lorca y a Modesta Carolina Wiff, de 34 años y asistente social, quien antes del golpe había trabajado en el equipo de inteligencia del partido que dirigía Ricardo Pincheira (Máximo). Desde ese día, “desapareció Carlos Lorca con su viejo abrigo y una llama libertaria inagotable en el corazón”.

El juez Miguel Vásquez, quien investigó la desaparición de la primera dirección socialista, no explica cuál fue el destino de sus integrantes, aunque hay luces en el proceso de que pudieron ser trasladados a Colonia Dignidad (Villa Baviera), donde habrían sido asesinados y sus cuerpos sepultados clandestinamente en la montaña. Sin embargo, un informe de las Fuerzas Armadas a la Mesa de Diálogo convocada por el Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle afirma que Ponce, Lorca y Lagos fueron 

lanzados al mar frente a las costas de San Antonio. ¿Verdad o mentira? (…)

Sin embargo, otros hombres y mujeres toman el relevo y siguen manteniendo la estructura de la organización en el interior. Es la llamada “patrulla juvenil” o dirección “de pantalones cortos”, porque entre sus miembros hay varios veinteañeros. En septiembre de 1975, tres meses después de la caída de la primera dirección, se realiza una reunión en la calle Amapolas en Ñuñoa. Es la casa de la socialista Pilar Romaguera, según Ricardo Solari. Eduardo Gutiérrez detalla: “Allí nos reunimos cerca de una veintena de dirigentes cuya comunidad era provenir de los antiguos frentes universitarios y secundarios de la capital. Como resultado de ese encuentro se formó una nueva dirección de reemplazo (…) Esta a su vez cooptó (…) en el transcurso de los meses que siguieron, a otros tantos compañeros provenientes 

de los frentes sindical y campesino”.

El nuevo núcleo de dirección queda conformado, entre otros, por Iván Párvex, Gregorio Navarrete, Óscar de la Fuente, Juan Carvajal, Eduardo Negro Reyes, Carlos González Anjarí, Vicente García y Jaime López, que es el único sobreviviente de la antigua dirección y quien tiene mayor jerarquía, aunque no se halla presente en la reunión.

Prosigue así la acción de las estructuras partidarias en la clandestinidad, las que a fines de año están relativamente en actividad. (…)

El peligro, sin embargo, no ha disminuido. En cualquier momento un error o el azar son la diferencia entre la vida y la muerte. Por eso la tranquilidad, la naturalidad para engañar a las fuerzas de seguridad eran atributos importantes si querían sobrevivir y mantener la organización. 

Dice Óscar de la Fuente: “En una oportunidad Luis Jiménez [Pescado, Chico] va a la reparadora de zapatos que teníamos instalada para hacer contactos y obtener algo de dinero. Los tiras andan buscando a una persona, entran y se encuentran con el Chico trabajando. Le preguntan por un joven: ‘No lo conozco’, dice Jiménez. Le muestran una foto. ‘Es que lo conozco por Ramón’, dice. ‘¿Y tú cómo encontraste esta pega?’ [interroga el detective]. ‘Es que un día pasé y decía se necesita zapatero’. Al Chico no lo tenían registrado como persona buscada y ahí lo tuvieron un rato mientras averiguaban los antecedentes, y después lo soltaron. Y otra vez cuando me andaban buscando a mí pasó algo parecido”.

Aparte del peligro y las inmensas dificultades, estaba el tema del financiamiento, que era uno de permanente controversia entre el interior y Altamirano. “Nosotros nos financiábamos, hacíamos diferentes cosas, teníamos un dinero que nos permitió financiarnos un buen tiempo, una parte fue para los comunistas y otra parte para nosotros. Pusimos una reparadora de calzado y ahí algo nos caía. Yo vendía loza, vendía vasos, vendía platos casa por casa, y después el partido nos daba una cuota para vivir. Me acuerdo que el exterior nos apoyaba económicamente. El dicho que se usaba era ‘lo que hacen los del exterior es que le ponen la pata a la manguera’. Entonces, no fluye el líquido, en este caso el apoyo económico, ese era el tema”, relata de la Fuente.

Eduardo Gutiérrez escribe que en “los meses de septiembre y octubre [de 1975] nos informan que López ha vuelto de un viaje al exterior.

El hombre pide reunirse con todos los frentes. Se acepta. Las normas de seguridad no son estrictas. “Luego estas nos pasarán la cuenta”.

Al mediodía del sábado 27 de diciembre, suena el teléfono en la casa de don Albino Barra Villalobos. Al parecer llaman de Carabineros.

La comunicación es extraña, preguntan por alguien, ¿por su hijo Patricio?, pero no está claro. Don Albino cuelga, llama a Patricio (Aníbal), saca plata de la billetera, se la entrega y le dice que debe irse. Patricio sale apresuradamente, busca un teléfono público y llama a Raúl Díaz. Fijan un punto en Macul con Irarrázaval para esa misma tarde. Díaz recuerda: “Creo que tengo precisión absoluta de que el día 27 de diciembre del año 75 recibo en mi casa, que es la de mis viejos, una llamada de Patricio Barra en que me dice ‘estamos jodidos, hay más detenidos, hay otra gente, ándate de tu casa inmediatamente’. También fijamos un punto en Macul con Irarrázaval para vernos esa tarde. ¿Y por qué recuerdo que ese día era 27 de diciembre? Te puedo decir hasta la hora, deben haber sido las tres de la tarde. Porque era el cumpleaños de una prima, un sábado, y me aprestaba a ir a su cumpleaños en Vitacura. No concurro a la celebración, les avisé a mis viejos y comienzo a llamar por teléfono a compañeros que conocía que estaban vinculados al partido. Me junto con Patricio como a las cuatro de la tarde en Macul con Irarrázaval. Hacemos un primer arqueo y nos damos cuenta de que estábamos con problemas, aunque no habían sido detenidos Ricardo Solari, Eduardo Gutiérrez, Ricardo García, Patricio Barra y yo, y otras estructuras estaban a salvo. Lo sabíamos porque cada uno de nosotros tenía vínculos con distintas estructuras del PS. Entonces,

Patricio empieza a ser articulador junto a Solari, conmigo. Y decidimos hacer una reunión, que es esa reunión en secreto a principios de enero del 76 [más adelante se hablará de esa reunión en ‘la lomita’]. Hicimos el arqueo de los que quedábamos e hicimos un diagnóstico, porque ya el desplome de la [segunda] dirección era total”.

Luego del punto con Patricio Barra, Raúl Díaz vuelve apresuradamente a su casa, saca un bolso con ropa, algo de dinero, pide a sus padres que se vayan por unos días donde un tío porque la situación es grave, y sale él también. Esa noche, según vecinos que posteriormente se lo comentan a la madre de Díaz, personas extrañas rondan la casa de la familia Díaz Navarro en la Villa Frei, sin entrar. Raúl se dirige a la casa de su compañero de universidad Jorge Salamanca, en la Villa Macul. Más adelante busca refugio en casa de Eugenio Szigethi en la calle Vivaceta, y a veces también se traslada a casa de Jaime Pérez Rodríguez en avenida 10 de Julio. Ellos se convertirán en sus mejores colaboradores en la clandestinidad. Pasarán varios años antes de que Díaz vuelva a su hogar.

Esa tarde o en los días siguientes, a la casa de don Albino Barra arriba Ricardo Solari, quien ha ido a un punto con un compañero que no ha llegado. Va a informarle a Patricio Barra que está cayendo más gente.

Pero la Dina tiene instalada una ratonera en la vivienda para cazar a quien llegue a establecer contactos. Toca el timbre, don Albino se asoma aceleradamente y le dice: “Ándate de aquí, cabro de mierda, que están los tiras”. Solari tiene apenas veintiún años y no parece un dirigente clandestino.

Abandona el lugar sin ser seguido: para su fortuna los autos de la Dina están algo alejados en el estrecho pasaje. “No me detuvieron porque la casa era muy angostita y no tenían los vehículos para afuera. Tenían los autos girados”, dice Solari. Gracias a la celeridad de ese antiguo dirigente los agentes de la policía secreta han dejado escapar a quien, dentro de pocas semanas y durante toda la clandestinidad, con la chapa de Javier, será uno de los dirigentes más importantes del partido. Jaime López no ha caído, se ha “salvado”. Es él quien ha delatado a sus compañeros.


Jaime Lorca y fallo por desaparición del Comité Central del PS: “En Chile se ha avanzado bastante en verdad, algo en justicia, pero no lo suficiente e

Fuente :radio.uchile.cl 1/1/2021

Categoría : Prensa

La Corte de Apelaciones de Santiago resolvió ratificar las condenas dictadas por el ministro Miguel Vásquez en primera instancia, con penas de 20 años para violadores de DD.HH como Miguel Krassnoff o Raúl Iturriaga Neumann, entre otros ex agentes de la DINA. Para el hermano del desaparecido Carlos Lorca, esta sentencia tiene una enorme relevancia en el contexto del proceso constituyente que está pronto a iniciarse.

En el último día de 2020, la Tercera Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, presidida por la ministra Jenny Book Reyes e integrada por las magistradas Verónica Sabaj Escudero y Paula Rodríguez Fondón, dio a conocer el fallo de la causa por el secuestro calificado en contra de los integrantes del comité central del Partido Socialista a manos de agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), en 1975.

La investigación de estos hechos estuvo a cargo del ministro de fuero Miguel Vásquez, quien en 2018 dictó sentencia condenatoria contra seis ex agentes: Raúl Eduardo Iturriaga Neumann, Rolf Gonzalo Wenderoth Pozo, Manuel Andrés Carevic Cubillos,Gerardo Ernesto Urrich González, Miguel Krassnoff Martchenko y Juvenal Alfonso Piña Garrido, como autores y coautores de los delitos de secuestro calificado en contra de Alfredo Rojas Castañeda, Adolfo Ariel Mancilla Ramírez, Michelle Marguerite Peña Herreros, Ricardo Ernesto Lagos Salinas, Exequiel Ponce Vicencio, Mireya Herminia Rodríguez Díaz, Carlos Enrique Lorca Tobar, Modesta Carolina Wiff Sepúlveda, Rosa Elvira Soliz Poveda, Sara de Lourdes Donoso Palacios y Jaime Eugenio López Arellano.

La sentencia emanada del Tribunal de Alzada confirmó casi todas las penas determinadas por el ministro Vásquez, sin embargo, absolvió a Urrich González de los cargos. El fallo además, en el ámbito civil, amplió las indemnizaciones para familiares de las víctimas que fueron descartadas en la sentencia de primera instancia.

Jaime Lorca, hermano de Carlos Lorca, secretario general de la Juventud Socialista y ex diputado desaparecido a manos de la DINA, conversó con nuestro medio sobre las repercusiones de este importante fallo para los familiares de las víctimas y en general, para la historia de nuestro país.

La sentencia redactada por la ministra Sabaj incluye a personas que en el fallo de primera instancia no estaban incluidas ¿Cómo reciben ustedes, como familiares, este reconocimiento?  El fallo ratifica, en lo grueso, las condenas anteriores del ministro Vásquez y ratifica las indemnizaciones a los familiares por los perjuicios causados por agentes del Estado y tiene como particularidad la inclusión de parientes que habían sido excluidos en otras causas y en las que se había fallado que no había lugar a indemnización por parte del Fisco. Me refiero específicamente a los familiares de Ricardo Lagos Salinas y de Carolina Wiff. El fallo entrega una fundamentación interesante, ya que se refiere al efecto del Derecho Internacional de DD.HH. sobre los poderes del Estado, las leyes chilenas y cómo éstas deben compatibilizarse con los tratados de derechos humanos que Chile ha ratificado, sin embargo, ha ignorado en muchas oportunidades.

Esta sentencia de la Corte de Santiago reconoce claramente esa preeminencia del Derecho Internacional de DD.HH. ¿Considera usted que ello puede servir como precedente a la hora de iniciar una discusión constitucional de modo que la llamada hoja en blanco, en realidad, debe venir escrita con ese respeto irrestricto a los derechos humanos?

Este fallo va a ser de extraordinaria relevancia en vistas al proceso constituyente. Tal como dices, acá no hay hoja en blanco, porque lo que escribamos tiene que basarse en ese reconocimiento explícito de los acuerdos que Chile ha escrito y firmado, especialmente en materia de Derechos Humanos.

Respecto de las indemnizaciones que debe pagar el Fisco, la sentencia es clara al señalar que éstas no son incompatibles con otro tipo de pensiones o prestaciones a las que tienen acceso los familiares de las víctimas. ¿Cómo analiza este razonamiento? Me parece muy justo que este fallo haga la diferencia y si bien el Consejo de Defensa del Estado siempre busca que el Fisco pague lo menos posible en materias judiciales, esta defensa de los intereses del Estado no es igual para todas las causas. Todos sabemos que cuando se trata de grupos poderosos y de los sectores que mandan en el país, la actitud es más bien generosa, hasta dadivosa de parte del Estado. Sin embargo, con los familiares de los detenidos desaparecidos, ejecutados políticos y víctimas de la represión, ha sido extremadamente mezquino y tardío. Por ejemplo, en este fallo se indemniza a mi hermano Raúl, quien ya falleció y no tuvo hijos. Fueron casi 50 años esperando, entonces creo que es un acto de justicia el que se considere que los programas de protección de salud u otras ayudas que se han dado no son suficiente reparación para el daño que se causó a esas esposas, padres o hijos de las víctimas.

El fallo de la Tercera Sala declara que lo ocurrido con los integrantes del Comité Central del PS es un crimen de lesa humanidad, por lo tanto, imprescriptible e inamnistiable . ¿Cuál es su reacción ante la contundencia y claridad con que la ministra Sabaj establece esta calificación?

Es un aporte tremendo en materia de derechos humanos, porque aunque el caso del que hablamos refiere solo al Comité Central del PS, los crímenes de lesa humanidad fueron en contra de todos los que disintieron y se opusieron a una dictadura tan salvaje como la de Pinochet, particularmente en sus primeros años. Es significativo que nuevamente se exprese que este tipo de crímenes no prescriben y deben ser debidamente sancionados, no solo en atención a las víctimas y sus familiares, sino por los efectos del nunca más, de disuadir a cualquiera que pretenda a futuro cometer este tipo de actos. En Memoria y Futuro, la agrupación de quienes somos partes los parientes y amigos de los secuestrados y ejecutados políticos del Comité Central del PS, hemos analizado la situación de DD.HH. en Chile y creemos que se ha avanzado bastante en verdad, algo en justicia y reparación, pero no lo suficiente para obtener garantías de no repetición. Esto es muy importante a la luz de lo ocurrido desde el despertar social de octubre de 2019, ya que se han vuelto a cometer violaciones contra los derechos humanos y esperamos que la justicia esta vez no tarde 40 o 50 años en ser aplicada, de modo que no solo se tenga en prisión preventiva a quienes estén involucrados en hechos de desorden público, sino que castigue y sancione a aquellos agentes del Estado que se han extralimitado en sus funciones y han violado reiterada y sistemáticamente los derechos humanos, como está acreditado en los numerosos informes de organismos internacionales independientes.

Las condenas tanto de este fallo como en el del ministro Vásquez apuntan a reconocidos violadores de DD.HH como Miguel Krassnoff o Raúl Iturriaga Neumann, sin embargo, sigue habiendo dudas respecto de la posible participación de civiles en los crímenes de la dictadura…

Acá se ha sancionado solo a una parte pequeña de todos los que estuvieron involucrados en estos crímenes atroces. Hubo instigadores civiles y militares que, como ha ocurrido muchas veces en la historia, han zafado, se ha ocultado o soslayado su rol en la dictadura. Es una paradoja que hoy tengamos como ministro de Justicia y DD.HH a Hernán Larraín, quien fue un perseguidor de los que disentían de él en la Universidad Católica, que fue colaborador y justificador de la Colonia Dignidad cuando se supo de lo que allí ocurría. En esta causa que investigó al secuestro de los integrantes del Comité Central del PS, se determinó que ellos terminaron hechos cenizas que fueron lanzadas al río Perquilauquén en la Colonia Dignidad, entonces acá se ha tejido un manto de impunidad, porque aún queda por investigar el por qué se llevó a estos dirigentes socialistas desde Villa Grimaldi para hacerlos desaparecer de una manera tan cruel en ese enclave de la región del Maule.

 

Nota: Se espera que en el transcurso de la primera semana de enero, Memoria y Futuro emita un pronunciamiento oficial respecto de esta sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago.


Municipalidad de Independencia rindió homenaje a la dirección clandestina del PS

Fuente :radio.uchile.cl 24/6/2022

Categoría : Prensa

En el homenaje a la dirección del PS víctima de la DINA, el alcalde Gonzalo Durán afirmó que la comuna “da una señal de compromiso con la memoria con los derechos humanos y con la no repetición de los graves crímenes cometidos durante la dictadura”.

En el marco del 47 aniversario de la desaparición de la dirección clandestina del Partido Socialista, la municipalidad de Independencia, encabezada por su alcalde Gonzalo Durán, y organizaciones defensoras de los derechos humanos rindieron homenaje a los integrantes de la colectividad que fueron víctimas de la política de exterminio de la dictadura cívico militar.

La actividad se realizó en el patio municipal,  frente a la Farmacia Popular “Dr. Carlos Lorca”, donde se instalaron fotografías de los miembros de la dirección del PS desaparecidos el 25 de junio de 1975. Los asistentes al acto realizaron también una romería hasta la calle Carlos Lorca, ex Carlos Dumont, en las inmediaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, donde se depositó una ofrenda floral.

El alcalde Durán señaló que desde el primer día de su gestión, se ha incorporado como parte de sus responsabilidades reivindicar la memoria de los hechos que han ocurrido en la comuna y en el país. Recordó los reconocimientos que se han hecho como el Memorial del Cuartel Borgoño, el de los estudiantes detenidos desaparecidos Liceo Gabriela Mistral entre otros.

En ese contexto, precisó, “ la farmacia municipal lleva el nombre de Carlos Lorca Tobar, quien fue  vecino de la comuna, estudió medicina en Independencia y su condición de médico detenido desaparecido miembro de la dirección clandestina del Partido Socialista son razones suficientes para reivindicar su memoria.  Por eso hoy, como todos los años, en el marco de la conmemoración de lo que fue la detención y desaparición de la dirección del PS,  el 25 de junio de 1975,  hicimos un reconocimiento,  un acto de conmemoración de la figura de quienes fueron parte de su dirección y muy especialmente de Carlos Lorca”.

El alcalde afirmó que de esta manera, la comuna de Independencia, “da una señal de compromiso con la memoria con los derechos humanos y con la no repetición de los graves crímenes cometidos durante la dictadura”.

Por su parte, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Alicia Lira, señaló que “estamos acá cumpliendo con el compromiso de exigir verdad y justicia, de rescatar la memoria histórica de lo que fue Carlos Lorca y los compañeros que fueron parte de la Unidad Popular y del gobierno del presidente Salvador Allende,  que fue la razón por la que los asesinaron y escondieron sus cuerpos. Todavía a 47 años sigue siendo un detenido desaparecido y sus familiares siguen en la búsqueda, en la lucha por encontrar sus retos y darle una digna sepultura”.

Lira agregó que hoy día se debe conmemorar con mucho más fuerza a raíz de la falta de verdad y de justicia por los nuevos “crímenes que se cometieron en el gobierno Sebastián Piñera. Por eso, estos actos de memoria son más necesarios cada día, cada hora, en todo Chile para asegurar las garantías de no repetición y no estar sufriendo la muerte de personas, el encarcelamiento o las mutilaciones que sufrieron más de 450 personas”.

Al acto de conmemoración, también se sumaron Juan Azócar, biógrafo de Carlos Lorca; Paula Godoy, coordinadora nacional del Prais; Carolina Rojas, coordinadora de Prais Norte; la CORE Noemí Martínez y militantes del PS.

Las víctimas de la dictadura

De acuerdo a la investigación judicial, la DINA arremetió contra la dirección clandestina entre 1974 y 1975, logrando la detención y desaparición de varios de sus integrantes del Comité Central.

Según el auto de procesamiento del juez de la Corte de Apelaciones Santiago, Miguel Vázquez,  por el secuestro calificado de los dirigentes socialistas, el 4 de marzo de 1974 fue detenido Alfredo Rojas Castañeda por agentes de la DINA, y llevado a los centros de detención José Domingo Cañas, Villa Grimaldi y Cuatro Álamos.

Exequiel Ponce Vicencio, fue detenido el 25 de junio de 1975 por agentes de la DINA en calle Tocornal N° 557 y llevado hasta Villa Grimaldi. Además, Ricardo Ernesto Lagos Salinas fue detenido ese mismo día en la Villa Las Rejas y llevado al recinto de Villa Grimaldi.

En tanto,  JAIME EUGENIO LOPEZ ARELLANO , integrante de su comisión política, fue detenido en diciembre de 1975 y llevado a Villa Grimaldi.

En el caso de Carlos Lorca Tobar, llegó a su domicilio de Maule 130 el 25 de junio de 1975, donde lo esperaba un comando de la DINA, quien lo detuvo y lo llevó al centro de torturas de Villa Grimaldi. El paradero de Lorca y sus compañeros, se desconoce hasta el día de hoy.