Campamento de Prisioneros «Isla Riesco»/Melinka»/»Operación X»


Ubicación:Interior de un fundo en el llano Lliu Lliu, valle de Colliguay Quilpué V Región

Organismos:Servicio de Inteligencia Naval (SIN)

Rama:Armada

Geolocalización: Google Maps Link


Descripción General

Categoría : Otra Información

El Campo de Concentración denominado indistintamente "Isla Riesco", "Melinka" u "Operación X"estaba ubicado al centro de un predio agrícola,fundo de propiedad de la familia Matte, en una zona montañosa, cercano al cerro La Campana. Tenía aproximadamente 1.500 metros de largo por 1.000 de ancho y funcionó bajo el control del Servicio de Inteligencia Naval (SIN).

Se trataba de un campo de concentración construido por la Infantería de Marina con el trabajo forzado de un grupo de presos políticos sacado del Buque Lebu, en octubre de 1973. Los prisioneros tuvieron que cercar con dobles alambradas de púas el lugar y levantar las barracas en que habitaban. Eran vigilados desde una torre con reflectores y el terreno alrededor fue minado con explosivos.

Por el Campo de Concentración Isla Riesco pasaron cientos de prisioneros. Testimonio de sobrevivientes describieron lo que allí vivieron, mencionando muertes y desaparecimientos ocurridos desde ese lugar. Uno de los declarantes señala que en el mes de diciembre de 1973 allí había 250 hombres recluidos. Los detenidos permanecían en celdas cavadas al interior de profundos pozos.

Isla Riesco, así llamaba en 1973 la Armada de Chile a este campo de concentración, el cual llegó a cobijar sobre 600 presos políticos. Su nombre y las medidas adoptadas para el traslado de prisioneros impidieron conocer su existencia, pero la búsqueda de Jaime Aldoney (detenido-desaparecido) reveló a la justicia su ubicación: A 950 metros sobre el nivel del mar y en una zona de difícil acceso, ubicada al interior de un fundo en el llano Lliu Lliu, valle de Colliguay, está Isla Riesco, el campo de concentración que dos testigos que han declarado ante la jueza Gabriela Corti identifican como el lugar donde se encontrarían los restos del desaparecido ex interventor de la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU), Jaime Aldoney. La existencia de ese recinto de crímenes y torturas no había podido ser comprobada debido a que las personas que estuvieron detenidas allí siempre fueron conducidas con la vista vendada y trasladadas en su gran mayoría en helicóptero. La denominación que se le dio en la Armada contribuyó también a ocultar su rastro, al igual que el hecho que se trató de un centro de tortura y reclusión de tránsito. 

La jueza Corti posee actualmente antecedentes que prueban que desde octubre de 1973 y hasta abril de 1974 este campo de concentración funcionó bajo la dirección de agentes del SIN, los mismos que ordenaban las torturas y asesinatos en la Base Aeronaval el “El Belloto” y en el Sanatorio Naval. Además, los testimonios de un ex integrante de la Armada y de un civil que estuvieron en este sitio, cuyas identidades permanecen en reserva por razones de seguridad, han permitido establecer que en ese período estuvieron recluidas ahí 600 personas en una primera etapa, para luego descender rápidamente a 200.

 Un equipo especializado de detectives del Departamento Quinto de la Policía de Investigaciones revisó recientemente los restos de este campo de concentración, desmantelado a fines de 1974 debido a la inestabilidad del terreno, el difícil acceso de vehículos y las inundaciones en períodos invernales. Actualmente hoy sólo se encuentran en el lugar montículos de tierra y pozos de profundidades de seis y doce metros, señalando un evidente testimonio de la práctica habitual de tortura en ese recinto: los detenidos eran enterrados allí y luego podían volver a respirar el aire en la superficie, cuando uno de los infantes de marina se apiadaba de ellos. 

Las cuatro perforaciones en el suelo, con dimensiones que permiten cobijar varios cuerpos en su interior, provocaron inquietud entre la policía civil, que de inmediato alertó a la ministra Corti de la necesidad de realizar cuanto antes la inspección de este terreno, propiedad de la familia Matte. Sin embargo, la diligencia no se ha podido concretar después de tres intentos fallidos por la carencia de recursos para efectuarla dadas las enormes dificultades de acceso que presenta. 

En el extremo norte del recinto existe evidencia de remoción de tierras con al menos cuatro montículos sobresalientes producto de excavaciones recientes. Si a ello se suma la presencia de bloques de cemento de al menos dos metros de diámetro, el escenario revela indicios que indican que algo se ocultó en el lugar. 

Frecuente era -relatan los lugareños- escuchar durante gran parte del día, pero especialmente en la noche, helicópteros que trasladaban extraños bultos que jamás supieron a qué correspondían.

En un comienzo muchos de los prisioneros que estuvieron en las minúsculas celdas de la Isla, bajo la vigilancia de infantes de marinas, señalaban que habían permanecido en una isla. Lo cierto es que los antecedentes demuestran que se ubicaban en un sitio en extremo húmedo con minas a su alrededor y que estaba bajo la tutela del SIN

Hasta diciembre de 1973 los infantes de marina protagonizaron -según relatan los habitantes de la zona- violentos altercados. Era común escuchar simulacros de fusilamientos y habitualmente se veía en el cielo una densa humareda, en extremo sospechosa. Pero tal vez lo que más alerto a los vecinos fue el ir y venir de helicópteros que abandonaban cargas y tomaban otras con rumbo desconocido. Incluso los arrieros aseguran que vieron cómo cientos de personas deambulaban en el patio interior del recinto bajo la atenta vigilancia de las metralletas de los marinos. Luego, cuando los conscriptos de la Armada tomaron el control de la Isla en enero de 1974, hubo una notoria disminución de ruidos de armas. Ya no pasaban tan seguidos los helicópteros y se vislumbraba -aseguran los lugareños- que los prisioneros eran menos. Estos informes y los recuerdos de prisioneros que estuvieron en el lugar, han contribuido a dilucidar el modus operandi de la Armada en la zona y la preponderancia del Servicio de Inteligencia Naval en las actividades represivas coordinadas con Carabineros Investigaciones.

Aunque eran escasas las posibilidades de salir con vida de Isla Riesco, hubo sobrevivientes que han relatado a la jueza Corti su accidentada permanencia en el lugar; otros en cambio, fueron traslados hacia el Buque Lebú y conducidos hasta Pisagua

Las investigaciones judiciales aún no personifican la estructura jerárquica de mando en la Isla, pero testigos señalan que muchos de los responsables de el “El Belloto visitaban frecuentemente este centro y ejercían roles de jefatura. Entre otros, mencionan a Patricio Villalobos Lobos, quien se desempeñó como jefe de inteligencia de aviación naval y es reconocido en el “El Belloto como uno de los más violentos interrogadores. También destaca quien ocupara el puesto de comandante de esta base aeronaval, Sergio Iván Mendoza Rojas, quien asumió como jefe de plaza de Limache y Olmué. Por último, se indica que el oficial Pedro Pablo Arancibia, alias el "Colorín", participó en las torturas de la Isla Riesco

Las investigaciones que realiza la ministra Gabriela Corti en Valparaíso han establecido que la detención de Aldoney en la Tercera Comisaría de Limache -donde estuvo sólo durante horas- fue realizada por efectivos de la policía civil y uniformada respaldados por un grupo de civiles miembros de Patria y Libertad de Limache. Luego, durante su paso por la base aeronaval de  “El Belloto sufrió torturas aplicadas por miembros de la Armada vinculados al SIN. No obstante, es al salir de  “El Belloto” cuando Aldoney pasa a manos del SIN, entidad que lo traslada clandestinamente a la Isla Riesco. De los 89 casos de desaparecidos que existen en la Quinta Región, sólo la de Aldoney ha permitido lograr mayores antecedentes sobre la represión criminal desatada por la Armada y en especial sobre la realizada por el SIN.

Criminales y Cómplices:

La lista de nombres que lideraban este organismo incluye al comandante de fragata Julio Vergara (Jefe Servicio de Inteligencia Naval, Primera Zona Naval); al comandante Santa Cruz IM del Cuartel Silva Palma; teniente Federico Stigman (SIN); Hernán Quezada Moncada (SIN); Patricio Villalobos Lobos (“El Belloto”); Hugo Cabezas Videla (jefe Estado Mayor de la Armada). Sin embargo, en los testimonios de los sobrevivientes del campo de concentración de Isla Riesco se menciona también al Teniente primero Juan González (Infantería de Marina); al suboficial Aguayo (Infantería de Marina); al cabo Soto (Infantería de Marina), al cabo Bustos (Infantería de Marina); Morera

 

Fuentes de Información Consultadas: Informe Rettigg; Revista PuntoFinal; PrimeraLinea.cl; Libro: "Testimonios de Tortura en Chile"; www.telia.com; CODEPU; Informe Valech; Memoriaviva;


Las Cuentas de la Armada

Fuente :Revista puntofinal.cl, 29 de Octubre 1999

Categoría : Prensa

El almirante sigue mintiendo. Sus palabras se pierden entre los cerros y el viento de Valparaíso. Pero la memoria de los porteños víctimas de la represión de la Armada es obstinada y certera. Nadie ni nada podrán borrar jamás el horror entronizado a las orillas del Pacífico, entre la garúa nocturna, los arreboles del atardecer y los sempiternos pelícanos de la bahía. Es que el 11 de septiembre de 1973, junto a los barcos de guerra estadounidenses participantes en los denominados ejercicios UNITAS, la escuadra retornó a puerto a fin de vincularse a las unidades en tierra para dar comienzo al golpe militar contra el gobierno de Salvador Allende. El temprano copamiento de la ciudad transformó a ésta en un gigantesco campo de concentración donde se enseñorearon el miedo, la tortura y la crueldad. La Armada, con inusitada ira y profundo desprecio clasista, reprimió a los porteños y, para tal efecto, desplegó todos sus efectivos, incluidos cadetes de la Escuela Naval. Habilitó, también, varios lugares de reclusión como la Academia de Guerra Naval, el cuartel Silva Palma, y los buques Maipo, Lebu y Esmeralda donde se torturó a miles de aterrorizados habitantes de Valparaíso.

Sin embargo, el almirante Jorge Arancibia, jefe de la Armada, continúa sosteniendo que en aquellos lugares de detención "jamás se torturó a nadie", que tan sólo constituyeron instancias de tránsito para albergar a prisioneros producto de las circunstancias extraordinarias que se vivían. Pero, miente el almirante y miente conscientemente, pues es imposible que no haya estado en conocimiento de lo sucedido en los recintos de la Armada. Son millares los testimonios de víctimas que experimentaron en carne viva la violencia y el odio de oficiales y clases de la aparentemente flemática marina chilena. Tal es el caso de María Eliana Comené, estudiante de castellano de la hacia adentro. Ellos estaban pegados en todas las paredes, yo conté ocho infantes de marina, algunos encapuchados y otros con las caras pintadas de negro. Me dicen que me desnude. Yo empecé a desnudarme y me dejé puesta mi parte de abajo, porque tenía puesto el apósito de la menstruación. Entonces, cuando me obligaron incluso a sacarme el calzón yo dije que no podía, porque estaba indispuesta. Me obligaron a hacerlo y ahí ya viene toda la rebeldía femenina, la rebeldía del luchador, por mucho que nos quisieran hacer sentir como animales llegaba el momento en que la dignidad del ser humano se rebelaba contra todo eso. Y fue tal mi ira, la indignación, que me saqué los calzones, tomé el apósito con sangre y se lo puse en el rostro al teniente que estaba dirigiendo el grupo. Luego de eso, todavía desnuda, por orden del teniente, dos infantes de marina por detrás, me tomaron los glúteos y se agacharon para mirar por el ano". Tal era la calidad moral de los marinos del almirante, los mismos que no trepidaron en violar mujeres para demostrar su poder y su lastimosa hombría, cubriendo sus rostros con pasamontañas y ocultando sus grados. En la Esmeralda, recuerda María Eliana, "había violencia las 24 horas del día, sacaban a los compañeros, los golpeaban, los torturaban, volvían morados y vomitando sangre. Cuando me trasladaron al Lebu estábamos separados de los compañeros quienes se encontraban en las bodegas. Nosotras estábamos en los camarotes y éramos tantas que no podíamos respirar, teníamos que dormir sentadas en el suelo. Nos daban de comer una sola vez al día, a las 9 de la mañana. Eran unos porotos que hasta gusanos tenían, una vez que reclamamos nos dijeron burlándose que para qué nos quejábamos si nos daban 'carne'". Pero la alimentación no era lo que más preocupaba a las prisioneras políticas, sino que el trato inhumano y cruel por parte de sus aprehensores, la mayoría jóvenes marinos. Aunque también las torturaban civiles y, como en el caso de María Eliana, carabineros. Ella había tenido el infortunio de haber sido detenida con ocasión de la retoma de la Universidad Católica en el puerto en los meses previos al golpe. Fue agredida por carabineros al mando de un teniente de apellido Pérez, sin embargo, logró defenderse y golpear a sus agresores.

Obviamente jamás pensó que el devenir político le enfrentaría una vez más al sádico teniente, esta vez a bordo de la motonave Lebu. Pero así fue, en una oportunidad -relata María Eliana- "me llevaron a un camarote que había sido habilitado como sala de interrogatorios y allí estaba este teniente que me comienza a manosear y a gritar diciendo: ¡defiéndete ahora, pos, huevona! Me corrió mano de una manera espantosa, fue más de una hora de sólo eso. Estaba vendada y humillada por lo que estaban haciendo, impotente ante lo que estaba pasando, ante los gritos espantosos que se escuchaban". Pero no era sólo en el barco que se torturaba y degradaba a centenares de porteños. También sucedía en otros centros de tortura de la Armada. Por la Academia de Guerra Naval, en el cerro Playa Ancha, pasó también María Eliana. "Allí estuve como cuatro semanas, me sacaban todas las noches para interrogarme, me golpeaban los oídos con las manos, me ponían corriente en la lengua, en la vagina. Nos sacaban para divertirse con nosotros, para abusar sexualmente. Fueron violaciones masivas. Al final una se desconecta, trata de subliminar lo que está pasando, pero es imposible de olvidar, de hecho, cuando ya me encontraba en la cárcel, hice una seria infección, con vómitos y fiebre. Me enviaron al Hospital Naval y ahí dijeron que era sólo un ataque de vesícula y me enviaron de vuelta a la cárcel. No obstante, era algo mucho más serio. Era gonorrea, y era imposible saber cómo y dónde la había contraído, ¿en la Esmeralda, en el Lebu, en la Academia? Lo único claro es que quedé con el endometrio total y absolutamente destruido".

 

ACADEMIA DE GUERRA NAVAL: CASA DEL HORROR

 

Y fueron millares las vidas destruidas física y sicológicamente en las casas del horror de la Armada en Valparaíso, El Belloto, Colliguay, Puchuncaví y Talcahuano. Por tales centros de detención y tortura pasó Humberto Arancibia, presidente del sindicato de trabajadores de Enadi, ex Compañía de Gas de Valparaíso. Fue detenido en Villa Alemana el 3 de octubre de 1973 en la noche. Fue trasladado por los infantes de marina que le detuvieron al cuartel Silva Palma en el puerto. Llegamos, recuerda Humberto, " a una sala grande repleta de gente, hombres y mujeres tirados en el suelo, muchos con el pelo cortado a bayonetazos. Un infante me preguntó por qué me encontraba ahí. Le respondí que no sabía, que simplemente era dirigente sindical. Exactamente, me dijo para preguntarme por otros dirigentes, para ver si habían robado o no". Los marinos, los militares, sabían perfectamente bien que nadie había robado nada, del mismo modo que sabían que nadie iba a atentar contra la integridad física de los miembros de las Fuerzas Armadas y sus familias como pretendieron hacer creer a través de la difusión de un absurdo Plan Zeta. Simplemente intentaban justificar lo injustificable: la represión, las masacres, la tortura, las violaciones.

Por ello, "alrededor de una hora después de haber llegado, continúa Humberto, me vendan, me ponen sobre la cabeza una capucha negra, me amarran las manos a la espalda y me sacan de la pieza. ¡Así que tú eres Carlos Nicolás! (administrador de la Compañía de Gas), me dicen mientras me dan un golpe en la boca del estómago. Perdí la respiración, me dan palos en la espalda, en las costillas, todo esto camino al interrogatorio. Siento que llegamos a una pieza, tomo aire: no, yo me llamo Humberto Arancibia alcanzo a decir. ¡Por qué no dijiste eso antes conche tu madre! Me gritan. Ahí me di cuenta lo que me esperaba, como iba a ser el tratamiento. En la sala de torturas me pegan con las manos abiertas en los oídos (teléfono), combos en el estómago, palos en las costillas. Todo el tiempo tenía las manos y los pies amarrados con alambre. En un momento pensé que me iban a colgar, pero en realidad lo que hicieron fue ponerme corriente. Esto se repitió muchas veces en medio de todo tipo de insultos".

Luego de una interminable noche de tormentos Arancibia fue trasladado al buque Lebu. "Parecía un barco pirata -señala Humberto- con hombres hacinados en las bodegas del barco. Estaban barbones, algunos con el pelo cortado a cuchillo, con abrigos, frazadas, sucios y hambrientos. A veces nos tiraban pedazos de pan y lo compartíamos entre todos. Lo mismo hacíamos cuando, por milagro, aparecía una naranja. La comíamos entre seis, hasta la cáscara nos comíamos. Más adelante nos daban fideos, masas de fideos más bien. También porotos llenos de gorgojos. Cada comida era vigilada por marinos armados. No todos comían sí, había un compañero de apellido Villarroel a quien mantenían en una jaula desnudo y nunca le daban de comer.

Los marinos nos obligaban a levantarnos a las seis o siete de la mañana. Subíamos a la plataforma del buque y nos manguereaban desnudos en el frío de la mañana. Está claro que no teníamos dónde hacer nuestras necesidades y, en algún momento, pusieron mitades de tambores de aceite -que llamaban 'chutes'- donde comenzamos a orinar y defecar".

En el Lebu se denigraba a la gente, se intentaba deshumanizar al supuesto enemigo, hombres y mujeres, sin importar la edad. También se interrogaba y torturaba. Los interrogatorios selectivos y más brutales se llevaban a efecto en la Academia de Guerra Naval. Allí fue llevado nuevamente Humberto. "Me dijeron que me había reído de ellos la primera vez, me pusieron un paño en la boca y me tiraron contra la muralla y comenzaron a golpearme. Perdí la noción del tiempo, del espacio, pensé que me iban a matar. El estar ahí, aunque no te torturan era igual, porque se sentían gritos, golpes, lamentos desgarradores de gente que se moría. Siempre se estaba en un estado emocional tenso, sabías que después te iba a tocar a ti, ibas a pasar por el mismo proceso. No se tenía ninguna esperanza, no sabías si ibas a salir vivo. Eran varios los que se habían intentado suicidar lanzándose por alguna de las ventanas del cuarto piso de la Academia o golpeándose contra unos pilares que había en la sala grande".

Llegaba a tal punto el pánico, la desesperación, la violencia contra gente indefensa, que no fueron pocos los que prefirieron morir a continuar soportando el horror de la tortura. Sin embargo, el almirante Arancibia insiste en que en los recintos navales jamás se torturó. Incluso en aquellos lugares donde no se interrogaba, imperaba un régimen de represión permanente y de castigos humillantes para los presos políticos. Tal es el caso del campo de concentración de Isla Riesco o Melinka, ubicado en Colligüay al interior de Valparaíso. Allí, cada vez que llegaba un nuevo grupo, se organizaba en la noche, cuando los prisioneros se encontraban encerrados en sus cabañas, un montaje de amedrentamiento. Se oían ráfagas de ametralladoras y fusiles automáticos, se explotaban minas del sector que rodeaba el campo, amén de gritos y carreras. Al día siguiente se informaba a los prisioneros que un grupo de "extremistas" había intentado rescatarlos durante la noche y que habían sido eliminados por la guardia del campo. Si sucedía nuevamente -advertían- lo primero a eliminar era el peligro interno, es decir, los presos.

 

TORTURAS A MARINOS DEMOCRÁTICOS

Además, se castigaba a muchos sumergiéndolos en pozos de excrementos y orina, a culatazos, hundiéndoseles en la basura u obligándoles a correr a latigazos. Eran los infantes de marina los que torturaban de esta manera. Y tenían experiencia, pues fueron los que iniciaron la práctica masiva y sistemática de la tortura en agosto de 1973 al detener y flagelar a un grupo de marinos constitucionalistas que denunciaron los intentos golpistas de la Armada. Antonio Ruiz, cabo segundo, mecánico electrónico con mención en control de fuego, fue uno de ellos. Antonio Ruiz recuerda vívidamente el día en que fue detenido, "fue el 7 de agosto de 1973 en Talcahuano. Oficiales de inteligencia me sacaron de la unidad para trasladarme al Fuerte Borgoño. Allí había un escuadrón de al menos doce cosacos esperándonos. Me obligaron a sacarme la ropa y comenzaron los golpes, comenzó el tratamiento de guerra. Pasamos a ser el enemigo. Para los infantes de marina era una práctica en vivo, fuimos sus conejillos de indias. El oficial que nos interrogaba, para que no se notaran los golpes, usaba guantes mojados. Nos metían en tambores de excrementos y orina; dos cosacos nos sujetaban de las piernas y nos hundían en los tambores hasta que no podíamos respirar. Era tal la desesperación ante la tortura y las amenazas que al final uno se rebelaba y encaraba al oficial gritándole: ¡mátame conche tu madre! A ellos no les importaba lo que uno decía o sentía; al contrario, perfeccionaban las técnicas de tortura día a día. Al poco tiempo ya no te sujetaban por las piernas, sino que habían instalado una roldana desde donde te lanzaban al tambor con excrementos. Nos tenían amarrados de pies y manos, nos amenazaban de muerte y hubo muchos simulacros de fusilamiento. Eramos como 50 los detenidos, pero finalmente quedamos menos de la mitad. Había gente de filiación azul (Asmar) y de filiación blanca, tanto de la dotación Escuela como de la Escuadra. Posteriormente fuimos derivados a la cárcel de Talcahuano en tránsito y, finalmente, a la cárcel de Concepción. Allí nos pilló el golpe, nos despertamos con los disparos, presentimos la muerte, Carabineros se hizo cargo del presidio y nos amenazó con que tendríamos que pagar. Se hizo un simulacro de fusilamiento y toda mi vida pasó delante de mí, muy rápido. Esperaba con los ojos cerrados la muerte. Afortunadamente no sucedió nada y, eventualmente, fuimos traslados a Valparaíso, pasando por el campo de concentración de Isla Riesco o Melinka, cuartel Silva Palma y la cárcel pública del puerto. Otros marinos democráticos fueron detenidos y torturados en el Fuerte Miller de la Infantería de Marina en Las Salinas, y en la Escuela de Ingeniería de Viña del Mar.

A 26 años del golpe de Estado iniciado en Valparaíso, el almirante Jorge Arancibia sigue negando que la Armada violó masivamente los derechos humanos. Entonces ¿por qué habría que creer en sus supuestas buenas intenciones al impulsar junto al gobierno una "mesa de diálogo" destinada -también supuestamente- a poner término al problema de los derechos humanos?

Ningún aparente gesto conciliatorio puede ocultar el hecho irrefutable de que el sacerdote obrero Michael Woodward fue asesinado en la Esmeralda, su Esmeralda, señor almirante

 

 

RESPONSABLES DE TORTURAS DE LA ARMADA

Vicealmirante. Adolfo Walbaum Wieber, Cdte. I Zona Naval

Vicealmirante. Pablo Weber Munnich, Cdte. en Jefe de la Escuadra

Contraalmirante Hugo Cabezas Videla, Jefe E.M. de la Armada

Capitán de Navío (CN) Sergio Huidobro Justiniano,

Cdte. Cuerpo Infantería de Marina (IM) C.N.

Guillermo Aldoney Hansen, Jefe EM. I Zona Naval

C.N. Marcos Ortiz Guttmann, subjefe EM.Armada

C.N. Carlos Borrowman Sanhueza, director Escuela Naval Arturo Prat

C.N. Raúl López Silva, director Academia de Guerra Naval

C.N. Homero Salinas Núñez, director Escuela de Ingeniería Naval

C.N. Arnt Arentsen Pettersen director Escuela del Cuerpo de IM

C.N. Jorge Sabugo Silva, Cdte. Buque Escuela Esmeralda

C.N. Hernán Sepúlveda Gore, Cdte. Destacamento IM "Miller" de Viña del Mar

C.N. Cristián Sloraker Pozo, Jefe EM de la Escuadra

C.N. Oscar Horlscher, Director Hospital Naval Almirante Nef

Capitán de Fragata (CF) Jorge Davanzo Cintolesi, Director Escuela de Armamentos

CF.Víctor Valverde Steinlen, director Escuela de Operaciones Navales

CF. Hernán Soto-Aguilar Cornejo, subdirector Escuela Cuerpo IM

CF. Jorge Valdés Romo, subdirector Escuela Naval Arturo Prat

CF. Patricio Villalobos, Cdte. Base Aeronaval de El Belloto

CF. Ernesto Huber Von Appen, Cdte.Aviación Naval

CF. Julio Vergara, Jefe Servicio de Inteligencia Naval, I Zona Naval

Cte. Santa Cruz IM, Cuartel Silva Palma, Valparaíso

Cap. Bunster, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Cap. Jaeger, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Cap. Koeller, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Cap. Acuña IM, Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Federico Stigman Servicio Inteligencia Naval

Tte. Luna, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Tapia, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Maldonado, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Alarcón, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Letelier, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Boetsch, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Schuster, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Luis Rebolledo IM, Motonave Lebu

Tte. Guillermo Morera IM (r) Motonave Lebu

Tte. Rafael Yussef ( r) Motonave Lebu

Tte. Rodriguez IM, Buque Escuela Esmeralda

Tte. Juan Gonzalez IM, Campo de Concentración de Isla Riesco

Suboficial Aguayo IM, Campo de Concentración de Isla Riesco

Cabo Soto IM, Campo de Concentración de Isla Riesco

Cabo Bustos IM, Campo de Concentración de Isla Riesco


Ministro Jaime Arancibia Pinto se constituye en ex campo de prisioneros de Colliguay en causa por detención ilegal, secuestro y aplicación de tormento

Fuente :diarioconstitucional.cl, 21 de Diciembre 2018

Categoría : Prensa

Tras la revisión en terreno, la comitiva compuesta por aproximadamente 25 personas ubicó algunos elementos que pudieron dar cuenta del lugar donde funcionó el mencionado campo de prisioneros.

El ministro en visita extraordinaria en causas de Derechos Humanos de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, Jaime Arancibia Pinto, se constituyó en el fundo "El Llano", ubicado al interior de Colliguay, como parte de las diligencias en torno a la investigación sobre los delitos de detención ilegal, secuestro y aplicación de tormentos denunciados por 15 personas que, entre octubre de 1973 y junio de 1974, permanecieron en un campo de prisioneros de la Armada que funcionó en el sector.

Para realizar las pericias, el ministro Arancibia Pinto llegó al lugar acompañado de los actuarios Daniela Delgado, Carla Chapa y Marcelo Campos, así como de la abogada y apoderado del Programa de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, peritos del Laboratorio de Criminalística Valparaíso de la PDI, funcionarios de la Brigada de Derechos Humanos de la PDI y aproximadamente 12 víctimas que estuvieron detenidas en el Campo de prisioneros denominado indistintamente "Isla Riesco", "Melinka" u "Operación X".

Tras la revisión en terreno, la comitiva compuesta por aproximadamente 25 personas ubicó algunos elementos que pudieron dar cuenta del lugar donde funcionó el mencionado campo de prisioneros.

 


Exposición “Nunca Más” se inauguró en Centro Cultural de Los Andes

Fuente :pdn.uv.cl, 12 de Julio 2016

Categoría : Otra Información

Tras un exitoso pasó por la Facultad de Derecho de la UV, permanecerá abierta hasta el 31 de agosto en esta ciudad.

De los campamentos de prisioneros de Melinka (Puchuncaví), Isla Riesco (Colliguay) y Ritoque, junto a la cárcel de Valparaíso y San Felipe, proviene la mayor parte de la artesanía carcelaria que integra la exposición “Nunca Más”, que se inauguró en el Centro Cultural de Los Andes. De esta manera, tienen un rol fundamental los diferentes recintos de detención y tortura que se utilizaron durante la dictadura en la Región de Valparaíso.

La exposición “Nunca Más” es fruto de un esfuerzo en conjunto de la Universidad de Valparaíso, el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, el Consejo Regional de la Cultura y las Artes, y la Municipalidad de Los Andes, a través de su Centro Cultural.

Esta muestra corresponde al programa de itinerancia regional que realiza el museo todos los años y cuyo propósito es llevar a las distintas ciudades del país los contenidos de la muestra permanente del museo.

Los visitantes que lleguen hasta el Centro Cultural de Los Andes podrán apreciar, entre otros objetos, una cigarrera tejida en telar por el periodista José “Pepe” Carrasco, quien fuera asesinado el 8 de septiembre de 1986; un repujado en cobre de Leopoldo Montenegro o un colgante confeccionado por Miguel Lawner.

La muestra consta de trece módulos explicativos que abordan, entre otros temas, las comisiones de verdad en Chile, el Golpe de Estado, las demandas de verdad y justicia, información sobre consejos de guerra de la región, episodios de represión y tortura, e imágenes del plebiscito de 1988.

Por primera vez en Los Andes, la exposición se enmarca en la celebración de los 225 años de la ciudad y permanecerá abierta hasta el 31 de agosto.

Cabe recordar que, anteriormente, tuvo un exitoso paso por la Facultad de Derecho de la Universidad de Valparaíso, durante todo el mes junio.

El director de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Valparaíso, David Carrillo, destacó la posibilidad de extender la presencia del Museo de la Memoria en la región. “Significa traer esta exposición a otra personas que sin nuestro esfuerzo no habrían tenido la oportunidad de conocerla”, dijo.

Un aspecto que también destacó el alcalde de Los Andes, Mauricio Navarro, quien aseguró que, sin duda, es una exposición con un enorme significado cultural, humano y de solidaridad. “Esta muestra será visitada no sólo por adultos, sino que también por estudiantes, lo que les permitirá reconocer la historia”, comentó.

El director ejecutivo del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Francisco Estévez, recordó que el rol de esta exposición es contribuir a la educación del nunca más, “que implica reconocer nuestra memoria y el valor de los derechos humanos”

Para la directora del Consejo Regional de la Cultura y las Artes de Valparaíso, Nélida Pozo, se trata de una línea del trabajo que se está fortaleciendo. “Tenemos este año una línea para financiar sitios de memoria y también un proyecto denominado ‘La ruta de la memoria’, el que permitirá a las personas conocer estos lugares”.

La muestra estará abierta hasta el 31 de agosto, de lunes a viernes de 10:00 a 13:00 horas y de 15:00 a 20:00 horas y los sábados de 10:00 a 14:00 horas en el Centro Cultural de Los Andes, ubicado en calle Maipú 475.


AFEP y AFDD Valparaíso sobre nuevo “Programa de Formación Ciudadana”: “La Armada no es la institución idónea moral y éticamente para desarrollar un pr

Fuente :diariolaquinta.c,l, 22 de Marzo 2021

Categoría : Prensa

Este lunes 15 de marzo se realizó en Viña del Mar el lanzamiento del “Programa de Formación Ciudadana”, un proyecto escolar patrocinado por el Ministerio de Educación enmarcado en un convenio firmado a comienzos de 2021 entre la Armada de Chile y E-ChileDigital que, según indican, tiene por objetivo “difundir a la comunidad, y en especial a niños y adolescentes, el quehacer y las funciones de los organismos del Estado utilizando programas educativos interactivos para tal objetivo”.

En su primera etapa, que concluyó el viernes 19 bajo una modalidad online desde la página e-chiledigital.cl/armada/, se abordó, «el quehacer de la Marina en el presente con los ejes prioritarios y visión del comandante en jefe de la Armada 2018-2021; el pasado con su historia, valores y tradiciones; y el futuro en el que destacan las conferencias del Encuentro de Innovación Pública Innovapolinav y el Desafío Avante 2020 que potencian el desarrollo tecnológico de la Defensa Nacional contribuyendo a la formación de personas que trabajen de manera colaborativa en la resolución de problemas para Chile», según indica la página web.

Las reacciones no tardaron en llegar y, desde diversas organizaciones sociales, de docentes y de defensa de los derechos humanos han surgido duras críticas a una iniciativa que, aseguran, es una intromisión de la Armada en la formación de jóvenes, niñas y niños.

A continuación, el texto íntegro de la declaración pública de la Agrupación de Familiares de Ejecutadas y Ejecutados Políticos y de Detenidas y Detenidos Desaparecidos de la Región de Valparaíso.

LA ARMADA NO ES IDÓNEA PARA DESARROLLAR PROGRAMA DE FORMACIÓN CIUDADANA PARA ALUMNOS DE ENSEÑANZA BÁSICA Y MEDIA

La información de la propia Armada nos golpea duramente. Nos parece increíble que tenga la desfachatez de anunciar que llevará a cabo y, de hecho, así lo ha consumado, un “Programa de Formación Ciudadana” para estudiantes de la Enseñanza Básica y Media, lo que es muy lamentable.

Agrava esta insólita intromisión en el sistema educacional del país, que se haya hecho y se siga haciendo, con pleno conocimiento y autorización del actual Gobierno, con su Ministro de Educación, que no pueden ignorar que la Armada no es la institución idónea, moral y éticamente, ni menos docente y legalmente para desarrollar un Programa de esa naturaleza.

Es más, es una nueva agresión a la limpia Conciencia (hay una sucia) y a la Dignidad de nuestro país y, especialmente, a las miles  de  víctimas y  familias que hemos sufrido de  parte de la Armada las gravísimas violaciones a  nuestros Derechos Humanos, calificadas como Crímenes de Lesa Humanidad por el Derecho Internacional Humanitario y cuyos dolorosos efectos se prologan hasta nuestros días por la obstrucción a la Justicia defendiendo y amparando a sus autores, cómplices y encubridores, normalizando y naturalizando, el Olvido, la Mentira, el Silencio, el Negacionismo y la Impunidad,

La Armada de Chile tiene antecedentes históricos antidemocráticos y violatorios de los Derechos Humanos  de antigua data  y otros que son del pasado reciente –un auténtico prontuario- propio de una Asociación ilícita para delinquir que la inhabilitan para desarrollar un Programa de Formación Ciudadana en el Sistema Educacional de Chile.

Señalamos, de manera sucinta, algunos de estos delictuales antecedentes:

1.-  En el año 1891 se  levantó en armas, en un movimiento sedicioso, en contra del Gobierno Constitucional del Presidente Manuel Balmaceda, provocando una Guerra Civil entre chilenos con más de veinte mil muertos y la muerte del Presidente Balmaceda.

2.- Es la rama de las Fuerzas Armadas, la autora principal en la  Preparación, Planificación, Organización y Financiamiento del golpe de estado en contra del Gobierno Constitucional del Presidente Salvador Allende Gossens, como lo explicita el golpista y sedicioso, José Toribio Merino, en el Plan “Cochayuyo” en el libro de su autoría “Memorias de un Almirante”.

3.- En los meses previos (julio y agosto de 1973) al golpe de estado, detienen y torturan en las diferentes unidades de la Armada a los marinos que se oponían al golpe. (De las muchas fuentes, señalamos un texto,   “Los que dijeron no” – autor Jorge Magasich).

4.- Se sigue investigando la responsabilidad de la Armada en el asesinato, a fines de julio de 1973, por la banda fascista “Patria y Libertad” del Comandante Arturo Araya Peeters, Oficial Constitucionalista que se desempeñaba como Edecán del Presidente Constitucional, Salvador Allende Gossens.

5.- Proporcionaron explosivos y logística a los grupos fascistas “Patria  y Libertad” y “Rolando Matus” para atentados terroristas, como dinamitar torres de alta tensión para desestabilizar al Gobierno. (Ver “Rebelde con Causa” de Manuel Salazar)

6.-  La Armada, de acuerdo al Plan Cochayuyo, inició el golpe de Dstado en Valparaíso, que se desarrolló y materializó en todo el país, derrocando al Gobierno Constitucional e imponiendo, junto a las otras ramas de la Defensa Nacional y de Orden, la Dictadura Fascista Cívico Militar de la Ultra Derecha.

7.- Decretan el Estado de Sitio  y el toque de queda permanente, cierran el Congreso Nacional, prohíben los partidos políticos, las organizaciones sindicales y populares, intervienen las municipalidades, nombrando  Delegados Militares que intervienen las universidades, etc., etc.

8.- La Armada es responsable, no la única, de las peores y más brutales violaciones a los Derechos Humanos, de manera sistemática y masiva, en contra del pueblo chileno, a través del terrorismo de Estado. Un auténtico delito de Genocidio.

9.- La Armada practicó el terrorismo de Estado en todos los puertos del país y ciudades donde tenía unidades. Por ahora, señalaremos algunas de las atrocidades cometidas en nuestra Región de Valparaíso:

9.a.- Contra toda la legislación internacional que prohíbe el empleo  de naves, embarcaciones, etc. como cárceles o lugares de reclusión o privación de libertad, emplearon  los barcos facilitados por la Compañía Sud Americana de Vapores (CSAV),  “Maipo”, “Andalien” y el más tenebroso, el “Lebu”, como centros de reclusión y tortura flotantes por el que pasaron y sufrieron los rigores de los tormentos, de las vejaciones, humillaciones y tratos degradantes, centenares de seres humanos. Como si fuera poco, de sus bodegas eran llevados a otros centros de torturas en tierra, más especializados y brutales, para ser devueltos a ellas en estado deplorable, con heridas y daños físicos, sicológicos y síquicos indescriptibles.

9.b.- Como si fuera poco, emplearon el Buque Escuela “Esmeralda” también como cárcel flotante y lugar de torturas, de mujeres, jóvenes y viejos. La otrora «Dama Blanca» quedó manchada para siempre con los sufrimientos de nuestros seres queridos, de nuestras y nuestros compañeros, vecinos, etc., y su sangre allí derramada. Por eso, es repudiada en Chile y en cada puerto de cualquier país donde pretende recalar en su viaje de instrucción anual y nunca más será la Embajadora de Chile.

9.c.- Es más, en la “Esmeralda” se torturó y de ella desapareció (hasta nuestros días) el sacerdote Miguel Woodward.

9.d.- La Armada, además, empleó como centro de prisión y tortura el Fuerte Miller de Recre Alto, en Viña del Mar, Región Valparaíso, hoy inexistente,

9.e- Otro centro de prisión y tortura fue el Cuartel Silva Palma de la Armada, de la Subida Taqueadero del Cerro Playa Ancha.

9.f.- Tal vez el más recordado por su salvajismo en el trato de nuestros familiares, compañeras y compañeros, etc., fue la siniestra Academia de Guerra Naval del Cerro Playa Ancha. El edificio de cuatro pisos que ocupaba  fue sorpresivamente demolido en 48 horas por la Armada, antes de que fuera declarado Sitio de Memoria.

9.g.- La magnitud del terrorismo de Estado con tantas prisioneras y prisioneros políticos los llevó a abrir un campo de concentración en Colliguay denominado por la Armada  “Isla Riesco” en la Comuna de Quilpué, Región de Valparaíso.

9.h.- Otro campo de concentración fue Ritoque, denominado por la Armada “Melinka” en la Comuna de Quintero, Región de Valparaíso.

9.i.- También, en la primera época del terrorismo de Estado, usaron diferentes establecimientos educacionales como centros de prisión, como la Universidad Técnica Federico Santa María del Cerro Placeres y el Liceo N° 2 de Niñas de Avenida Brasil de Valparaíso, entre otros.

9.j.- Para la prisión política de mujeres, empleó el recinto religioso de las monjas del Buen Pastor ubicado en el plan de Valparaíso.

Estos son algunos sitios de la ignominia, sin perjuicio de otros clandestinos que se sigue investigando y documentando sus ubicaciones. Pero, hay más…

9.k.- Otros ejemplos de la indignidad y crueldad de la Armada, son la detención ilegal y las torturas del menor Marco Contardo, en cuya querella se dictó recientemente la sentencia de primera instancia que condena a altos oficiales de la Armada;  el asesinato de Marcelo Barrios Andrade, hermano de nuestra dirigenta, Gladys Barrios, un joven estudiante de Historia e integrante de FPMR que fue masacrado en su modesta casa con explosivos y armamento de grueso calibre, en un operativo descomunal en el Cerro Yungay; el asesinato en la Base Aeronaval de El Belloto, Región Valparaíso, del dirigente del Sindicato de la Construcción, Ramón Donato Navia Martínez, y de los llevados a la muerte en el Barco «Maipo», el profesor y administrador público, jefe nacional del Departamento de Investigaciones Aduaneras (DIA), Luis Sanguinetti Fuenzalida, y en la siniestra Academia de Guerra Naval, el profesor Félix Francisco Figueras Ubach.

9.l.-La Armada, a través de su delegado militar en la Municipalidad de Valparaíso, el capitán de navío, de Infantería de Marina, Matías Valenzuela Labra, publicaba en el diario “El Mercurio” de Valparaíso, una inserción pagada, al más puro estilo nazi, titulada, “COOPERACIÓN DE LA I. MUNICIPALIDAD DE VALPARAÍSO A LA CAMPAÑA DE DEPURACIÓN NACIONAL DE LA JUNTA DE GOBIERNO” en el que llamaban a denunciar y a entregar a la Armada a dirigentes políticos nacionales y locales, a dirigentes sindicales y sociales, a profesionales, académicos, científicos, por traición a la Patria y peligro a la seguridad interior del Estado. incluidos en una lista, entre los cuales se encontraba el actual presidente de nuestra Agrupación de Familiares de Ejecutadas y Ejecutados Políticos y de Detenidas y Detenidos  Desaparecidos de la Región Valparaíso, AFEPDD Valpo.  (Ver diario El Mercurio de Valparaíso de 12 de octubre de 1973, página 15, y ediciones anteriores y posteriores a la fecha indicada del mencionado diario).

9.m.- Y, a mayor abundamiento, la Armada ha autorizado, en esta época post dictadura, al interior del Fuerte Aguayo de Infantería de Marina, ubicado en la Comuna de Concón, Región de Valparaíso, la instalación de un enclave, financiado y construido por la Agencia FEMA del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos de Norteamérica (USA Army),  para la preparación, formación y permanente entrenamiento a comandos militares y policiales en la lucha y represión antisubversiva urbana y en todo lugar y terreno.

Este enclave del Ejército norteamericano en el Fuerte Aguayo fue inaugurado durante el primer gobierno del actual presidente de Chile, Sebastián Piñera, siendo Ministro de Defensa el actual Ministro de Relaciones  Exteriores de este segundo gobierno de Sebastián Piñera, Andrés Allamand, quien no participó en esa ceremonia -no se sabe si no supo, no fue informado o no fue invitado- pero sí  estuvo presente el Embajador de Estados Unidos, que fue quien lo inauguró, seguramente porque pusieron el financiamiento, junto al jefe naval del Fuerte Aguayo, el capitán de Infantería de Marina, Pablo Zanetti. No necesitamos decir quiénes son las y los instructores de estos futuros expertos y expertas represores del enemigo interno que, según la Doctrina de la Seguridad Nacional, es la mayoría del pueblo de Chile.

Estos son algunos de los antecedentes “Académicos” y “Prácticos” de la Armada de Chile que dejan en claro, repetimos, la falta de idoneidad moral y ética para entrometerse en el sistema educacional de nuestro país con un “Programa de Formación Ciudadana”  para estudiantes de Enseñanza Básica y Media.

Nos preguntamos:

¿Pretende la Armada blanquearse ante nuestra sociedad y, de manera especial, ante las futuras generaciones de nuestro país ocultando, silenciando mintiendo, practicando el negacionismo más descarado de sus gravísimas violaciones a los Derechos Humanos?

¿Les ha dicho y dirán la verdad que nunca han cooperado con la Justicia para esclarecer los crímenes de lesa humanidad consumados por sus integrantes y miembros en el marco de su política represiva oficial extrema, sistemática y masiva de exterminio de una parte de nuestra sociedad, en la que se encuentran nuestros familiares, por el solo hecho de pensar diferente?

¿Temen no tener un reclutamiento adecuado por estos antecedentes y preparan e invitarán, sin la verdad, a estos estudiantes del mencionado Programa de “Formación Ciudadana” para reclutarlos?

¿Les han dicho y dirán en ese Programa a los alumnos que siempre han estado del lado de los poderosos, de la burguesía dominante, de la oligarquía financiera, etc., que ha explotado, abusado y saqueado a la mayoría de nuestro pueblo y han sido su brazo armado para defender sus poder y privilegios?

¿Les han dicho y dirán a los estudiantes de ese “Programa de Formación Ciudadana” que en la Corte de Apelaciones de Valparaíso, los Ministros y la Ministra en Visita Extraordinaria con Dedicación Exclusiva o Preferencial, para las Causas de Violaciones a los Derechos Humanos, llevan más 500 (quinientas) querellas, en su inmensa mayoría contra miembros de la Armada de Chile por asociación kilícita, por detenciones y privación de libertad ilegales, por torturas, tormentos, tratos crueles, inhumanos y degradantes, por violaciones  sexuales a prisioneras, por secuestro calificado con resultado de muerte, por desaparición forzada, por homicidios, ejecuciones, etc., etc., todos delitos calificados como crímenes de lesa humanidad por Convenciones, Tratados, Pactos, Protocolos Adicionales, Resoluciones de Tribunales Internacionales y otros instrumentos que conforman el Derecho Internacional Humanitario que el Estado de Chile ha suscrito y ratificado y se obligó a respetar y no lo ha hecho?

¿Les han dicho y dirán que su institución, la Armada, contribuyó grandemente con sus graves violaciones a los derechos humanos, con sus crímenes de lesa humanidad, para que el Estado de Chile y su dictadura fueran condenados por la Asamblea General de las Naciones Unidas durante los 17 años que usurpó el Gobierno y el poder estatal? (Ver Resoluciones de la ONU).

¿Les han dicho y dirán a sus alumnos que también fueron muy buenos contribuyentes por las violaciones y crímenes de lesa humanidad que cometieron, a que se formara la “La Comisión Internacional Investigadora de los crímenes de la Junta fascista de Chile” encabezada por el parlamentario y jurista finlandés Jacob Sederman y el jurista sueco Hans Goran Frank, la que realizó varias audiencias en diferentes ciudades de Europa y el mundo con víctimas y testigos, cuyos archivos son documentos valiosos para la construcción de la Memoria Histórica de nuestra tragedia?

¿Les han dicho y dirán a esos estudiantes que pretenden darles una «formación ciudadana» que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de la ONU constituyó un Tribunal (Ad Hoc) en Ginebra para juzgar y condenar las violaciones y los crímenes de lesa humanidad en contra de las trabajadoras y los trabajadores, de sus dirigentes y organizaciones, como la CUT de la época y de todo el movimiento sindical, y que los defensores del terrorismo de Estado hicieron el ridículo negando lo evidente, tergiversando, mintiendo que en el Chile del tirano genocida se respetaban los Derechos Humanos?

Sus Actas son otros documentos indispensables de la Verdad para construir la Memoria.

Por último, nada de lo aquí escrito sucintamente es ficción o mentira. Su veracidad está respaldada por evidencias irrefutables, por las expresas y los expresos políticos sobrevivientes al terrorismo de la Armada, por nosotros, familiares de los ejecutados-asesinados y de las detenidas y detenidos desaparecidos, por las y los innumerables testigos presenciales, por los testimonios indesmentibles, por las declaraciones y careos ante la Corte de Apelaciones, por los artículos de prensa, documentales y películas, por infinidades de libros testimoniales, por las reconstrucciones en los sitios  de los sucesos de cómo ocurrieron estos crímenes de lesa humanidad, por las  visitas del Ministro de la Corte con las victimas sobrevivientes y familiares de ejecutados y desaparecidos a los diferentes sitios de la indignidad, de la tortura, de los asesinatos y los sufrimientos más atroces con que la Armada marcó para siempre a miles de seres humanos, a sus familias, a la sociedad chilena  y a la Humanidad toda.

Por estos antecedentes, aunque hay más, exigimos el término de la intromisión de la Armada en el Sistema Educacional de nuestro país.

¡Ni Perdón ni Olvido!
¡Verdad y Justicia, nada más, pero nada menos!
¡Juicio y Castigo a todos los genocidas, ahora!

Agrupación de Familiares de Ejecutadas y Ejecutados Políticos y de Detenidas y Detenidos Desaparecidos de la Región de Valparaíso
Personalidad Jurídica 217398-2015
Marzo de 2021


El día que Julio Iglesias intentó tocar en la ex cárcel pública de Valparaíso y le gritaron "¡hijo de puta!"

Fuente :elmostrador.cl, 15 de Mayo 2014

Categoría : Prensa

En 1975 se presentó en el Festival de Viña, por lo que aprovechó su estadía para hacer una presentación en el centro penitenciario. Antes de empezar, le dijo a los presos: “Los comprendo muy bien, soy un prisionero de mis compromisos, de cantar aquí y allá, de los hoteles y aviones”. Eso provocó la ira de los reclusos, pero lo que realmente afectó su presentación y lo obligó a renunciar a ella, sin ningún tipo de explicaciones, fue cuando se enteró que en el lugar había presos políticos.

A pocos días de ser elegido como el artista latino de mayor éxito de todos los tiempos por Sony Music y de agotar las entradas en sus dos últimos conciertos en el  Royal Albert Hall de Londres, es evidente que el éxito de Julio Iglesias, no mengua. Con una carrera de medio siglo y 300 millones de álbumes vendidos, el arrastre del ex futbolista continúa siendo un fenómeno inexplicable, incluso para él. “Uno no puede ni siquiera entender la causa del porqué las gentes te siguen… si tuviera el éxito alguna lógica, lo tendríamos todos”, dijo en una entrevista televisiva en 1988.

Dos de los hitos más importantes de la carrera de Iglesias ocurrieron en Santiago, según su sitio web: en 1977 congregó a más de 100.000 individuos en el Estadio Nacional, considerado “el mayor acontecimiento musical de la Historia”, y en 1991 a 170.000 personas en el Parque O’Higgins, “la mayor audiencia en Sudamérica para un evento semejante”.

Las actuaciones de Iglesias no han sido siempre recibidas con clamor. En febrero de 1975, en plena dictadura de Pinochet, el artista se presentó en un lugar radicalmente distinto a los espectaculares escenarios donde suele actuar. La presentación ocurrió en la Cárcel de hombres de Valparaíso – una elección curiosa para un cantante acostumbrado a un público predominantemente femenino – y tuvo un final inesperado.

Este episodio poco conocido de Iglesias permanece vivo en la memoria de varios ex presos políticos que se encontraban recluidos en ese recinto 39 años atrás, a quienes he entrevistado en relación a mi investigación musicológica “Sonidos de la memoria: Música y cautiverio político en el Chile de Pinochet”. En cambio, al preguntarle a Iglesias acerca del episodio en la Cárcel, el artista respondió que no conservaba ningún recuerdo de éste.

 La Cárcel de Valparaíso

Durante la dictadura de Pinochet, la Cárcel de Valparaíso (actualmente el Parque Cultural de Valparaíso) fue el principal recinto de detención de la V Región. Los presos vivían una situación de constante hacinamiento y estaban separados en tres galerías, generalmente dependiendo del delito. En la primera estaban los reos culpados de crímenes financieros, en su mayoría provenientes de clase socioeconómica entre media y alta. En el segundo piso se encontraban los condenados por delitos comunes, pertenecientes a estratos modestos. En la última galería se hallaban los presos políticos, que incluían obreros, marinos constitucionalistas, artistas, estudiantes y profesores universitarios, periodistas y abogados, entre otros profesionales.

Presos políticos en la Cárcel porteña existieron entre 1973 y 1990, particularmente en 1973-1974, y a partir de 1983, según lo constata el Informe Valech. Éstos eran discriminados del resto de la población penal y sujetos a condiciones de malos tratos. Eran frecuentemente allanados, interrogados y torturados por personal de Gendarmería, Carabineros, la Marina y los servicios secretos.

La actividad musical de los presos en la Cárcel era limitada. “Era difícil porque estaban prohibidas, pero igual tratábamos”, comenta Mauricio Redolés, músico y poeta, quien llegó a la Cárcel en abril de 1974 en un precario estado de salud, pesando 25 kilos producto del trato recibido anteriormente en la Academia de Guerra, Barco Lebu, Cuartel Silva Palma y el Campamento de Prisioneros Isla Riesco (Colliguay), y de la falta de atención médica. Completó un total de veinte meses de presidio político.

Mauricio se comunicaba con otros reclusos a través de las ventanas, cantando tangos. Otro preso político llamado Álvaro Vidal – un músico que tocaba jazz, rock y música folklórica – le prestaba la guitarra y enseñaba algunos trucos. En la Cárcel Mauricio dio su primer recital, interpretando Los momentosQué pena siente el alma Nuestro México.

Uno de los episodios que Álvaro recuerda con cariño fue haber tocado, junto con otro preso político que era concertista en guitarra, el concierto en Re Mayor de Vivaldi. “Me costó mucho aprenderlo ya que no soy guitarrista clásico.”  A pesar de la prohibición general de hacer música, presentaron la obra a todos los encarcelados, incluidos los presos comunes. “Gustó mucho”, cuenta Álvaro con orgullo. Actualmente Álvaro sufre un serio problema crónico en la columna a raíz de las torturas recibidas durante su presidio político de dos años y medio.

A pesar del régimen de terror, precarias condiciones de vida y censura, los prisioneros de la Cárcel de Valparaíso y otros de los 1.132 recintos de detención política en el Chile de Pinochet desarrollaron diversas actividades musicales. Para muchos reclusos, escribir, interpretar, enseñar o escuchar música eran formas de registrar, procesar, recordar, olvidar o trascender experiencias difíciles. La música les ayudaba a mantener un sentido de normalidad, era un medio de distracción y comunicación entre ellos y con el mundo exterior. 

 Iglesias en la Cárcel

La actuación de Iglesias fue ideada por un reo condenado por estafas. Como tenía gran influencia, consiguió que su ídolo – que se encontraba en la V Región con motivo del Festival de la Canción de Viña del Mar – aceptara hacer una presentación entre rejas. Los detalles del cómo se logró el acuerdo son inciertos. Posiblemente el preso se valió de aliados dentro y fuera de la prisión, que estaban conectados con el artista.

Se anunció la venida de Iglesias dos días antes que ocurriera. Entre los presos comunes había gran expectación. Los reos políticos tenían una postura distinta: “No estábamos ni ahí con Julio Iglesias: nos preocupaba nuestra situación, nuestra salud, la política”, comenta Mauricio.

La construcción del escenario estuvo a cargo de los presos de la segunda galería, y comenzó la noche anterior al día del evento, con tal estrépito que mantuvo despierto al resto del penal. Álvaro se sorprendió cuando vio el escenario terminado. En lugar de hallarse en un espacio amplio como por ejemplo el patio, estaba en la primera galería que era muy estrecha. El escenario era de dimensiones mínimas: aproximadamente tres metros de largo por dos de ancho. Tenía un solo micrófono, y de mala calidad. Álvaro pensó: “ahí Iglesias no va a cantar”.

El espectáculo estaba programado para las 10 AM. Ese día, Gendarmería ignoró sus propios estatutos de disciplina: realizó la cuenta de presos sólo una vez, en lugar de tres. Este cambio de rutina nunca había ocurrido antes, ni siquiera cuando apareció el General Sergio Arellano Stark, comandante de la fatídica “Caravana de la Muerte”.

Las autoridades intentaron congregar a todos los reos frente al escenario. Los presos comunes accedieron pero los presos políticos se rebelaron y permanecieron en su galería, desde donde observaron todos los pormenores.

Iglesias apareció con mucho retraso, a las 4 PM, acompañado de una comitiva de alrededor de veinte personas. El cantante portaba una chomba chilota.

Cuando hizo su entrada el cantante, los presos comunes se alborotaron, pidiendo canciones y autógrafos. Cuando finalmente se restableció el orden, Iglesias se dirigió al público y según cuenta Redolés, el artista español se mandó un par de frases que no cayeron nada de bien.

Mauricio y Álvaro recuerdan sus palabras: “Aparentemente soy un hombre libre pero en realidad soy un prisionero de mis compromisos, de cantar aquí y allá, de los hoteles, los aviones. Las fans no me dejan en paz. Os entiendo muy bien. Os traigo un abrazo de fraternidad y espero que recuperéis la libertad lo más pronto posible.”

Las palabras del artista no fueron bien recibidas. Los presos políticos se ofendieron mucho: “Él se estaba riendo de nosotros. Comenzamos a gritarle epítetos espontáneos al unísono: ¡buena, concha de tu madre! ¡hijo de puta! y de ahí para adelante. Iglesias tenía cara de sorpresa, miraba para todos lados, estaba desconcertado”, recuerda Álvaro. Mauricio añade: “Iglesias preguntó: y vosotros allá arriba, ¿por qué estáis tan enojados? Alguien le explicó que había presos políticos.

Cuando hizo su entrada el cantante, los presos comunes se alborotaron, pidiendo canciones y autógrafos. Cuando finalmente se restableció el orden, Iglesias se dirigió al público y según cuenta el cantante Mauricio Redolés, quien era uno de los presos políticos que estaba en el lugar, el artista español se mandó un par de frases que no cayeron nada de bien.

El manager anunció que Iglesias se iría. Y se marchó sin haber cantado ni una sola canción.”

Para Álvaro, el episodio fue “el acontecimiento más absurdo que he visto en mi vida. Iglesias fue muy caradura, se fue sin decir nada”. Los presos políticos temieron que hubiera represión pero no ocurrió. “Ni siquiera los patos malos reaccionaron mal a nuestros abucheos. También se sentían ofendidos.”

¿Por qué Julio Iglesias había aceptado cantar en una lúgubre cárcel de hombres, estando acostumbrado a grandes escenarios y al clamor de un público mayoritariamente femenino? ¿Estaría motivado por curiosidad, un impulso benéfico o un deseo de publicidad? ¿Tendría en su mente al cantante de música country Johnny Cash, cuyas grabaciones de conciertos en cárceles estadounidenses “Johnny Cash at Folsom Prison” (1968) y “Johnny Cash at San Quentin” (1969) le valieron los primeros puestos en los rankings Billboard y ventas de discos superiores a las de los Beatles? ¿Y por qué Iglesias se marchó? Quizá el enterarse de la existencia de presos políticos en aquella cárcel causó su partida. Tal vez la mala acogida que tuvieron sus palabras, o las condiciones mediocres del escenario fueran el detonante.


Apuntes de un Campo de Concentracion de Prisioneros Politicos

Fuente :ojoconellente.cl, 4 de Octubre 2020

Categoría : Otra Información

La hermosa mañana del 14 de diciembre de 1973 se vio alterada con la irrupción de soldados de la infantería de marina a la cárcel de Valparaíso Chile, sorprendiendo a todos, desde los gendarmes y por supuesto a nosotros los prisioneros políticos como a los delincuentes comunes.

El gran portón interno que unía los dos patios del penal se abrió de par en par y un sargento con arrogante actitud, escoltado por un pelotón de soldados armados con fusiles automáticos, se dirigió a paso firme a través del patio en dirección al teatro del penal, procurando que los pocos delincuentes comunes que ocupaban el patio principal y cancha de futbol se desplazaran a la blanca mole que albergaba las galerías y celdas. El resto de la población penal incluidos una gran cantidad de pp (presos políticos ya en la tercera galería o piso) observaban todo el espectáculo desde las pequeñas ventanas de sus celdas.

Mi corazón dio un salto y todos mis sentidos se pusieron en máxima alerta. “Estos cosacos no nos van a dejar tranquilos” me dije, ya hacía un mes que nos habían dado de baja de la armada y por ende desde el cuartel Silva Palma trasladados a la cárcel del puerto. Ya estábamos acostumbrándonos al régimen carcelario el cual era más relajado que la cárcel de la armada. Éramos “civiles” pero la dictatorial realidad nos decía que aun estábamos bajo el arbitrio de la misma institución que nos quería muertos. Ingenuamente pensé que ya estábamos lejos del radar de ellos. Estaba muy equivocado como lo mostrarían los meses por venir y la historia contemporánea de mi país.     

Mientras los soldados rápidamente aseguraban el sector en la cancha solo quedamos ellos y nosotros. Todos los marineros prisioneros en forma automática nos replegamos frente al teatro del penal el cual hacía de nuestra residencia, se nos llamó a guardar silencio y a formar un semi-circulo alrededor del sargento que ya traía en su mano un listado. Y con voz fuerte espetó: Mientras los soldados de la infantería de marina (cosacos) terminaban de asegurar todos los rincones y recovecos de ambiente … “Por ordenen superior bla … bla … bla… Fiscalía naval de Valparaíso … Gobierno militar … prisioneros de guerra … juez naval almirante … etc… los siguientes prisioneros serán trasladadas en forma inmediata …” y acto seguido comenzó a leer una lista por orden alfabético … 

1-Alonzo Tomas           

2-Alvarado Carlos            

3 -Ayala Luis              

4-Benavente Alejandro     

5- Blaset Pedro            

6-Cardenas Juan            

7-Carbajal Bernardo       

8- Carvajal Oscar           

9- Castillo Guillermo   

10- Cifuentes Teodosio    

11-Claros Rodolfo         

12-Cordova Nelson     

13-Dotte Juan             

14 Espinoza Claudio         

15- Espinoza Jaime     

16- Fariña Bernardino     

17- Fernández Luis          

18- Flores Bernardo    

19- Fuentes Iván          

20- Fuentes Sergio

21- Gajardo Julio      

22- Gomes Gastón     

23) González Miguel       

24- Ibarra Sebastián         

25- Jara José           

26- Lagos José              

27-Lagos Pedro,             

28- Maldonado José  

29-Martinez Víctor         

30- Mendoza Mario          

31- Ojeda José         

32-Ortega Carlos          

33 -Ramírez Mariano         

34 -Retamales Alejandro 

35- Rojo Luis             

36- Roldan Juan              

37- Ruiz Antonio        

38 -Salazar Alberto        

39- Salazar Jaime             

40- Segovia Juan       

41- Ricardo Tobar        

42- Valderrama David        

43- Velásquez José

44- Vergara Guillermo

45- Zúñiga Ernesto

Todos nosotros con gran expectación escuchábamos. A todos los nombrados, se nos ordena que en cinco minutos recojamos todas nuestras pertenencias y que siguiéramos sus instrucciones. ¿Chucha que esta pasando? me pregunté cuando el cabo Mariano Ramírez, uno de nuestros compañeros más antiguo preguntó “con todo respeto mi sargento ¿Qué está pasando, adónde nos llevan?” “Se le informará cuando lleguemos,” fue la lacónica respuesta.

El teatro del penal de Valparaíso empezó a ser usado por los primeros marineros que llegaron allí una semana antes del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973. Para dicha fecha había allí 14 compañeros (existe una fotografía que salió en los diarios de la época) a los cuales se intentó secuestrar por un destacamento militar, el oficial de prisiones no quiso entregar a los prisioneros pues no se ajustaba a protocolo. Para todos nosotros fue claro que muchos oficiales deseaban crear las condiciones para asesinarnos aduciendo que nos estábamos encapando.

Gendarmería quiso tenernos separados de la población común, lo cual nos ayudó mucho a mantener nuestras reglas y orden en la vida cuartelera. Inclusive todos nosotros seguimos respetando las reglas de la camaradería y unidad que nos permitió sobrellevar los años de reclusión que seguirían.

Fuimos llevados al patio de entrada del penal apurados y picaneados por los soldados en forma abusiva y recordé que varios episodios de nuestra historia las fuerzas armadas con su tercer y cuarto ejercito han perpetrado hechos deleznables en contra de su propio pueblo. Además, sabíamos que se estaban cometiendo actos salvajes contra de los prisioneros. Y de la población civil sabíamos de la gran cantidad de cadáveres en los ríos de nuestro país.

Nuestras pertenencias fueron arrojadas a un camión abierto con altas barandas para luego ser llamados por orden alfabético: Alvarado, Alonzo, Ayala. En forma metódica los cosacos nos maniataron y vendaron los ojos mientras se nos acomodaba apretadamente dentro de dos camiones celulares parecido a los camiones de la compañía UPS que reparte paquetes en California. Cuando fui amarrado y vendado mi respiración se hizo difícil, mi corazón palpitaba más rápido, todos mis sentidos se agudizaron y empecé a hacerme muchas preguntas que nadie podía responder.  ¿Se nos aplicaría la ley de fuga? Que nos podría esperar, por cuanto tiempo duraría esta mierda que estábamos viviendo. ¿Cómo estará mi familia? A la que no había visto desde antes del golpe de estado, de eso ya más de dos meses. Me alegraba el hecho que no tenía mujer ni hijos, pero a su vez resentía el drama y preocupación de mis camaradas casados con los cuales ya habíamos estrechado amistad.

Por otro lado, aunque parezca raro el estar con mis camaradas, sentir sus movimientos, respiraciones y uno que otro murmullo me daba cierta fortaleza. Julio Gajardo, compañero cristiano acertó muy bien con su llamando a mantener la calma y tener fe en el creador lo cual tuvo un efecto positivo en la mayoría de nosotros. Otro camarada cristiano Nelson Córdova murmura una plegaria.  Aunque yo no soy creyente, sus palabras me ayudaron a mantener la calma y control.

A todo esto, nuestras familias no sabían nada, nadie había sido informado con antelación, lo cual me producía una angustia y sabor amargo; estábamos siendo sacados en forma irregular, si ya estábamos en la cárcel ¿Que nos esperaba ahora? ¿Hacia dónde nos llevan, que nos pasará?

En los años 90s y tras el retorno a la democracia en Chile supe por boca de Eliana Torrecilla, madre de Claudio Espinoza “El Gato,” que ellas se dieron cuenta del traslado y trataron de seguir el convoy, pero fueron impedidas por los soldados. Luego insistieron ante las autoridades del penal y la fiscalía de Valparaíso, pero nunca tuvieron una respuesta satisfactoria, con gran impotencia solo les quedó la denuncia ante la Iglesia Católica y organizaciones de DDHH.

Dentro de los camiones nosotros los prisioneros, amarrados y vendados, sentados en el piso, éramos como sardinas ya que mi espalda descansaba contra el pecho y piernas abierta de Retamales, sus manos amarradas me abrazaban alrededor de mi cuello y descansaban en mis hombros; a su vez entre mis piernas abiertas y mis brazos tocaban las espaldas de Ernesto Zúñiga y mis manos alrededor de su cuello. A mis flancos tenia a Alberto Salazar por un lado y por el otro a Juan Segovia. Así en un reducido espacio habíamos como 20 prisioneros sin espacio para movernos, con un calor insoportable, lo que producía un fuerte sudor en algunos como Bernardino Fariña que parecía estar todo mojado. Además, la mayoría del tiempo en esas condiciones producen calambres por lo que alguno de nosotros pedía un poquito de espacio para estirar su pierna, los cual era imposible por lo apretujado que estábamos, el polvo del camino era una molestia constante que me sofocaba permanentemente. En esa situación de sofocamiento, calor y encierro, me sentía como una cholga en su lata; muy ordenaditas, en hilera, ocupando el espacio preciso, en su propio jugo. En la parte de la puerta de atrás se sentía la presencia de los soldados con una radio de comunicaciones de la cual se escuchaban órdenes y comentarios. En forma periódica nos insultaban y repetían que: “estábamos hediondos a pólvora y que ellos nos harían la vida imposible”. A pesar que nadie nos dijo dónde íbamos, tuvimos una cierta idea ya que gran cantidad de camaradas vivía en el área, conocían sus sonidos, recuerdo que alguien canto “Avenida Pedro Montt como tú no hay otra igual” ya que se suponía que estábamos en dicha calle de Valparaíso, tarareando una canción que todos conocíamos.

El convoy se detenía, se oían voces de mando, salimos de la ciudad, diferentes ruidos de tráfico, personas, uno que otro perro ladrando. El viaje duró unas dos horas, de lento y golpeado trajinar por caminos de tierras, cerros, arboledas y quebradas. De pronto órdenes militares, sonidos de cerrojos y cadenas, bisagras chillando, pasos de botas. Las puertas de los camiones celulares se abrieron, la polvareda había terminado, sentí en mi rostro la frescura de un nuevo aire ya sin polvo. Una luz atravesó la venda de mis ojos, la voz de un soldado de infantería de marina rompió el silencio: “ya llegamos; disfruten mientras puedan”. Los soldados desataron a los primeros y estos a la fila de atrás y así sucesivamente todos nos desatamos y quitamos las vendas de los ojos, la luz era enceguecedora cuando brincamos de los camiones. Al caer al suelo me di cuenta que eran los rastrojos de un campo de trigo o algo parecido lo cual me recordó mi niñez en Labranza, provincia de Cautín, la tierra de mis antepasados.

 ¡Atención, alinear! gritó la voz de uno de los guardias –rápidamente los más de 40 marineros encandilados por la intensa luz solar nos formamos en sección (pelotón), mientras mis ojos lentamente se acostumbraban vi que se acerca desafiante un teniente cosaco en tenida de combate de apellido González, oficial de mar, portando un fusil M16 con su cargador de 20 tiros puesto. Nos miró con desprecio, con mucho odio dijo: “Este es un campo de concentración y ustedes traidores hijos de puta son nuestros prisioneros” al tiempo que decía esto escupía hacia su lado derecho. “Si alguno trata de escapar quiero que sepan que están cercados por dos alambradas de púas, un campo minado, de una torre de vigilancia, en los cerros aledaños tenemos patrullas móviles, además de helicópteros con sensores infrarrojos, por lo tanto, si intentan escapar o bien si alguien trata de recatarlos los llenaremos de plomo, quiero que sepan que las fuerzas armadas controlan todo el país, y ustedes son traidores con los cuales no tendremos ningún miramiento. He ordenado a mis hombres que sean extremadamente duros. Y recuerden siempre … que … nosotros tenemos las armas”, levantando su fusil y exclamando “¡Esto es lo que manda, sediciosos conchas de sus madres, y nosotros las tenemos, ustedes no tienen nada!” Apuntó unos dos metros por sobre nuestras cabezas, ta-ca-ta-ca-ta, descargando sus 20 tiros, los cuales producían un repetitivo eco en el valle y los cerros que nos rodeaban al mismo tiempo que gran cantidad de pájaros volaban asustados. El teniente González limpió la saliva y un poco de espuma que salía por su boca. “Estoy ansioso que me den la orden para fusilarlos a todos.” Al principio me pareció una fanfarronada, pero luego me di cuenta que esa era la realidad dolorosa que vivíamos. Todos nosotros formados con vista al oficial, impávidos ya que no estábamos acostumbrados a este tipo de show de parte de algún oficial payaso, pero con la salvedad de que este huevas tenía un arma automática en sus manos, y mostraba un odio visceral hacia nosotros; pero debo reconocer que nunca los cosacos me cayeron bien ya que siempre han sido más cuadrados que yo.

El sol nos pegaba intensamente y parecía que hacía más calor y fue cuando el teniente González gritó: “y tú, porque te estas riendo concha de tu madre,” el marinero Carlos Ortega el cual es muy moreno se sentía incómodo con el sol en su cara lo cual lo hacía mostrar su amplia dentadura blanca que contrarrestaba con su color de piel respondió, “no me estoy riendo mi teniente lo que pasa es que el sol me pega muy fuerte en la cara y por eso parece que me estoy riendo pero no es así”… Teniente González: “Que te creéis huevón. A ver soldados denle el tratamiento que se merece y quítenle la sonrisa” y acto seguido los soldados empezaron a golpear a nuestro compañero, mientras otros soldados nos rodeaban amenazantemente, una gran impotencia me embargaba y creo que a cada uno de mis camaradas también.

Mientras todo esto sucedía notamos que a una distancia prudente había civiles en completo silencio que no se perdían detalle de lo que pasaba. Y que no habíamos notado en un principio por tener la atención al oficial y por el encandilamiento de la luz. Luego supimos que eran alrededor de 150 prisioneros políticos, mientras que el oficial nos daba la bienvenida protocolar notamos que estábamos dentro de un potrero o corral del tamaño de dos canchas de futbol, el cerro La Campana se divisaba a unos 15 o 20 – kilómetros al noreste.

¿Dónde estábamos?  Estábamos en la parte este de un valle o llano de altura de unos 4 kilómetros por unos 2 de ancho con una leve inclinación oeste-este, rodeados de cerros de unos cien metros o más, semi-árido con vegetación más copiosa en las quebradas y faldeos de los cerros, se veía una casa como a unos 500 metros de distancia hacia el oeste. Mi amigo Pedro Lagos me comentó al oído en forma muy pausada y silenciosa en susurro para que nadie más escuchara, típico de él. “Jimmy, estamos en las alturas del Lliu-Lliu,” primera vez que escuchaba ese exótico nombre. Obviamente estábamos en la cordillera de la costa, el campo de concentración había sido construido inmediatamente después del golpe de estado por la infantería de marina y trabajo forzado de prisioneros. Nuestra área media algo así como 80 metros de este a oeste por unos 150 metros de norte a sur. Las cabañas dispuestas en forma de “u” con la apertura hacia el norte: 12 cabañas por sector, cada cabaña con dos piezas de 3×3 metros, en cada cuarto 3 literas dobles, sin ventanas tan solo una puerta pequeña, techo de metal (zinc) es decir 12 internos por cabaña.

En la parte nor-este del campo estaba el comedor lo cual era la edificación más grande y alta ya que estaba sobre pilotes. Luego hacia el oeste o la parte central estaba el portón de entrada, a continuación, y fuera de la alambrada, la cocina. Más hacia el norte y en una cota más alta estaban las cabañas de los soldados.

La alambrada en si consistía en postes rollizos de unos 30 centímetros de diámetro, un pie de diámetro por 10 pies de alto por unos tres metros de alto, los alambres de púas con una separación de unos 10 centímetros (4 pulgadas) tirantes como cuerdas de piano, se notaba que habían usado una herramienta para hacerlo. (wire puller)

Nuestro lugar de encarcelamiento era un campo de concentración de la armada de Chile, el cual tenía tres nombres: “Melinka, Isla Riesco, u Operativo X.” Los prisioneros recibíamos la correspondencia a uno de los tres nombres, además debo aclarar que las dos islas mencionadas están a miles de kilómetros al sur. Melinka está en el archipiélago de Chiloé, Isla Riesco está cerca de Punta Arenas.  En concreto estábamos inubicables para nuestras familias.

Al lado este, frente a la torre de vigilancia había un callejón entre la alambrada y las cabañas de unos cinco metros que nos llevaba al basural y las letrinas los cuales quedaban en la esquina sureste del campo. Las letrinas eran una trinchera sobre lo cual se instaló una cajonera con unos agujeros en donde podían sentarse al mismo tiempo unos 15 a 20 prisioneros, sin ninguna privacidad ya que los que se sentaban allí podían ser vistos de cualquier lugar del entorno y de los cerros aledaños, era algo así como un baño romano.

Muy difícil fue para esos amigos celosos de su privacidad, viejos académicos, profesores, doctores profesionales, dejando ver sus partes privadas entre cientos de desconocidos, a la misma vez todas las letrinas podían ser vistas por la torre de vigilancia a unos 60 metros de distancia. En este lugar de fuertes olores y moscas se producían interesantes discusiones eruditas como que cuantas moscas allí había, en la que los matemáticos de las universidades discutían largamente ecuaciones en las que yo quedaba colgado, lo cierto que las moscas cubrían varios metros cuadrados parecían una frazada que cubría todo el hoyo de la basura muy cerca de las letrinas de unos 4 x 4 metros de ancho por 2 1/2 de profundidad.

En el campo se nos había quitado cualquier objeto metálico solo se nos permitió los cortaúñas, además se nos proporcionó todo el cubierto para comer de plástico. No teníamos agua potable, ni energía eléctrica, ni menos teléfono, no había contacto con nadie fuera del campo, todo era controlado por los cosacos. Nuestro esporádico contacto era una tarjeta tipo “postal” la cual podíamos escribir una cada cierto tiempo, la cual pasaba una rigurosa censura; no se podía decir nada sobre otros prisioneros, lugar y condiciones en que estábamos, en una oportunidad yo fui llamado por el oficial a cargo para que escribiera otra nota a mi familia, ya que mi tarjeta fue censurada por mencionar a nuestros custodios, y detalles del lugar. Todo esto con mal trato y muchas veces golpes.

En aquel campo de concentración éramos encerrados con candado todas las tardes para en las mañanas después de levantarnos cantar la canción nacional luego desayuno, un pan y una tasa de te, para luego quedarnos en el gran espacio abierto que no tenía ningún árbol la única sombra era la de las cabañas, el calor en el día era insoportable por lo que la mayoría de los prisioneros se quitaba la camisa y usaba pantalones cortos; muchos nos quitábamos los zapatos también. Al medio día nueva formación para ir a almorzar y casi siempre lo mismo, algo que parecía papas con mote. En las tardes tipo 6 pm formación nuevamente para ir a cenar papas con mote. Luego formación nuevamente para luego ser encerrados en las cabañas que no tenían ventanas ni luz. ¡En las noches, los soldados realizaban por lo menos unos tiroteos cada semana para decirnos en la mañana que ellos habían repelido un ataque extremista! O bien hacían explotar bajo control eléctrico alguna mina del cerco, haciendo notar a viva voz: “! Fue un conejo! o ¡fue un perro!”  En uno de estos shows una esquirla de mina cruzo la madera de una cabaña hiriendo levemente en el hombro a un prisionero de apellido Gatica.

Los soldados y oficiales custodios del campo aprovechaban cualquier situación y/o coyuntura para enrostrarnos que estaban esperando la orden para fusilarnos, diciendo en forma repetitiva: “Uds. están hediondos a pólvora.” También en forma regular se nos abusaba con medidas arbitrarias y picaderos en que se nos hacía desnudar y correr por el campo seguido por los soldados los cuales nos latigueaban con varillas de mimbre. Lo cual recuerdo ocurrió con Nelson Córdova, José Maldonado y yo.

Diciembre de 1973, nada bueno se veía para nosotros. Los días eran todos iguales no había diferencia entre uno y otro.  La diferencia o la expectación era cuando llegaban los camiones ya que traían nuevos prisioneros, traían paquetes y cartas de nuestras familias las cuales no sabían dónde estábamos o bien podrían pensar que estábamos a miles de kilómetros en la Patagonia, para en su retorno llevarse la correspondencia y a veces a algunos prisioneros, nadie sabía a donde, tal vez a la libertad, a otro campo, o la muerte allí entre las montañas, con un gran calor en el día y frío por las noches. Allí poco a poco nosotros los marineros empezamos a compartir con los otros compañeros prisioneros y constatamos que toda la sociedad chilena estaba representada allí, ya que había dirigentes sindicales, obreros de todo tipo, pescadores, profesores, estudiantes, académicos, ingenieros y algunos doctores.

Navidad entre alambradas.

Muy malo se veía el panorama para los 200-250 presos políticos que nos encontrábamos prisioneros entre las montañas de ese lugar, nuestras familias no tenían idea en donde estábamos; para ellos estábamos inubicables pues estábamos completamente aislados del mundo.

La Navidad del año 73 fue la más triste de mi vida

El compañero Salvador Suarez ejemplo de dignidad y el más valiente.

Entre la gran cantidad de prisioneros que pasaron por el campo recuerdo al compañero Suarez al cual apodamos el “Fito” por el hecho que tenía una prominente joroba. Cada día los soldados nos hacían cantar la canción nacional a la cual le habían agregado una estrofa: “vuestros nombres valientes soldados que habéis sido de Chile el sostén”. Esta estrofa era una bofetada para nosotros y nos molestaba mucho cantarla. Y cuando lo hacíamos algunos soldados por detrás de nuestras filas nos chequeaban que cantáramos. En una oportunidad un soldado descubre que Fito no estaba cantando; “este huevón no está cantando” gritó mientras cogía al Fito por atrás, todos paramos de cantar y dirigimos las miradas al incidente, el teniente González apareció apresurado portando su M16 y grito: “canta hijo de puta.” Al mismo tiempo que varios soldados lo rodeaban y golpeaban con todo lo que tenían; patadas, golpes de puño y culatazos, otro grupo de soldados hizo que la totalidad de nosotros mantuviera una distancia prudente de suceso.  “Canta concha de tu madre” grito el teniente González.  Fito contestó muy bien y dijo: “no canto, concha de tu madre” mirando desafiante al oficial, la atención subía alarmantemente.  La totalidad de los prisioneros estábamos más que molestos, fue allí que un prisionero de lentes, Luis Ramírez, creo que era estudiante, grito a todo pulmón “la platita que se están ganando abusadores;” expresión que significa abuso o realizar una acción con ventaja. Todos nos quedamos en silencio cuando algunos soldados corrieron hacia el declamador y empezó a recibir la misma ración de patadas y golpes. A todo esto, nuestro compañero Fito estaba bañado en sangre, “mátenme conchas de su madre, no voy a cantar la canción nacional” decía nuestro compañero. Yo me sentía muy mal, yo no sabía qué hacer y creo que todos sentíamos lo mismo, IMPOTENCIA. Luego apareció un sargento tomó al oficial y lo sacó del área. Con esto la situación se empezó a enfriarse. Los soldados se empezaron a distanciar y algunos camaradas atendieron al Fito y lo llevamos a su cabaña para limpiarlo y curarles sus heridas, después de eso lo incomunicaron 3 días.

Aunque la música de nuestro himno no me molesta, desde aquella época jamás he cantado nuestro himno nacional porque me produce dolor. Solo guardo silencio y recuerdo el suplicio recibido por Fito y otros en los altos del Lliu Lliu, y que a punta de bayoneta se nos obligaba a cantarla. Creo que jamás la cantaré porque ya dejo de ser mía. Tal vez sea difícil de entender por mis compatriotas, pero es lo que yo siento. La canción nacional debe ser sentida con todo su ser, pero para mí representa el dolor, el abuso y la tortura, y de unos hombres que perdieron el real significado de lo que significa ser soldado.

El perrito Riesco

No sé porque en el campo de concentración había un perrito al que llamábamos “Riesco.” Una vez escuche que fue encontrado por un prisionero haciendo trabajo forzado en la construcción de la instalación. Este fue adoptado por todos nosotros, fue nuestra mascota. Lo alimentábamos con las sobras de la comida, paso a ser nuestra entretención, algunos prisioneros le enseñaron algunos trucos, como a sentarse, echarse, etc.  Nuestro perrito dormía cada noche en alguna cabaña, cada mañana en forma disciplinada formaba con nosotros.

Un día llego un arrogante oficial joven tal vez subteniente o teniente segundo, vistiendo un sombrero australiano y una batuta tipo oficial ingles acompañado de un perro doberman negro de aspecto fiero. Al instante que dicho oficial con lenguaje prepotente se dirigía a nosotros con un insultante discurso, nuestro “Riesco” vio al intruso doberman y lo atacó por lo cual este escapó del campo. Todos reímos por la falta de formalidad del incidente y alguien comentó “son cosas de perros.” Nuestra mascota regreso con su colita en alto, pero lo que parecía parodia o comedia se transformaría en drama. Nuestra simpática mascota pagaría con su vida la osadía de corretear al perro cosaco, fue fusilado por el sargento Aguayo que no pudo aceptar la derrota de su doberman.

El pozo

Cada cierto tiempo, la guardia del campo era cambiada. Fue así como en una oportunidad llegó el sargento Alegría conocido por alguno de nosotros ya que habíamos estado juntos en el Crucero O’Higgins el año 70 y luego en el cuartel Silva Palma.

¡Como todo personaje quiere dejar su huella, se le ocurrió que cada cabaña debía tener un jardín en frente de ella por lo cual cada grupo debía tener el mejor cuidado con sus plantas, pero luego de algunos intentos se dio cuenta que para que ello ocurra se requiere agua, y esta era muy escasa ya que se traía en camiones para que nosotros la tuviéramos, el proyecto murió de sed! Bruscamente.

Luego se le ocurrió que deberíamos hacer un pozo por lo que se nos proporcionaron picos y palas para iniciar el proyecto, así trabajamos varios días hasta que logramos hacer un forado de unos 4 o 5 metros de profundidad por unos 4 de diámetro, el agua apareció y cubrió algo así como un poco más de un metro. Este solo nos sirvió para bañarnos y fue usado por los soldados para “picaderos,” forma típica de castigar a un grupo de reclutas.

La culebra

Resultó que, un día soleado como todos los días en las alturas de Colliguay, a una despistada culebra se le ocurrió entrar por debajo de las alambradas, pero sin darse cuenta que allí estaba el negro Gómez con el Lolo Espinoza. Al verla estos pensaron en las proteínas que nos faltaban en nuestra dieta y terminó siendo complemento para nuestra comida. Fue asada en un alambre de púas y de la cual comimos además de los cazadores yo y Zúñiga. Solo me quedó en la memoria el recuerdo de un momento y sabor agradable.

Utopía

Una tarde se me acerca el “Mexicano” Ernesto Zúñiga y me dice: “Jimmy tengo que hablar algo muy delicado contigo; sé que el piriguin Ayala y tu son de los mejores tiradores que tenemos, ya que pertenecieron a los equipos de tiro al blanco, junto a otros camaradas que no puedo mencionar estamos confeccionando un plan para escapar.” Yo le dije: “explícame de que se trata.” El me respondió que cuando se tome la decisión: “un grupo de compañeros entrará sigilosamente a la cocina y desde allí coparemos los dormitorios de los soldados, los desarmaremos, todo en silencio, luego tú y Ayala con los rifles requisados correrán a patio descubierto y tomaran posición detrás de la cabaña que queda frente a la torre de control y desde allí reducirán al guardia de la torre, luego esperaremos la patrulla móvil, y así tomaremos a todos los cosacos como rehenes.” Todo me pareció muy tirado de las mechas pero no sabía si era idea del Mexi o un plan más elaborado. Pero no lo podía platicar con nadie por lo que guarde la información.  Hasta ahora, después de 45 años, no sé si era un plan bien elaborado del cual yo sabía lo mínimo, una idea loca o la utopía de prisioneros con sueños de libertad. (Nunca lo sabré)

La Cruz Roja

A todos nos sorprendió la comida de aquel día ya que por fin saboreábamos el pollo, la comida estaba muy buena, generalmente comíamos frijoles rojos mal preparados o papas con mote o algo parecido, cuando de pronto se escuchó el arribo de un helicóptero del cual descendieron unos gringos de la Cruz Roja Internacional. Estos fueron recibidos por el teniente Gonzales. Se dirigieron al comedor, fue allí en donde el oficial por primera y última vez empezó a hablarnos cordialmente como si fuéramos grandes amigos, los suizos funcionarios de la organización internacional nos platicaron además algunos prisioneros les explicaron que lo que se comía en ese momento ni el trato eran lo habitual, a lo que los funcionarios tomaron nota.  Esta situación ocurrió una o dos veces en aquel tenebroso y desolado rincón de la montaña.

La mierda verde

En una oportunidad vimos unas vacas al lado oeste de la alambrada en el sector sin minas, varias de ellas, todo esto mientras platicábamos entre nosotros. Fue en ese momento cuando Pedro Lagos espetó: “miren la tremenda mierda verde allí en la esquina de la cabaña” lo cual era cierto. Pero no nos dimos cuenta que detrás del lugar había unos soldados y por supuesto estaban vestidos de verde. Ellos no vieron quien dijo la frase, pero si distinguieron a nuestro grupo por lo tanto se armó un escándalo: “Marineros sediciosos insultan a un gallardo soldado de la patria.” Se nos llamó a formación y el teniente González con su aire altanero, frente a la formación preguntó: “quien fue el marinero sedicioso que insultó a un soldado de la infantería de marina”, que si no salía al frente todos nosotros pagaríamos. Pedro Lagos manifestó su determinación de salir al frente pero unánimemente rechazamos su idea, determinando con ello que todos estábamos dispuestos a recibir el castigo. El oficial nos trató de cobardes y maricones, pero para nosotros fue un paso más en nuestra hermandad y lealtad que se requería para pasar por esos dramáticos momentos.

La radio

Yo tenía una radio portátil de cuatro pilas grandes la cual tenía muy buen sonido y las baterías duraban bastante. Dicha radio me acompaño todo el tiempo en que fui prisionero. Con ella nos conectamos al mundo, aunque lo más importante fue escuchar las trasmisiones en onda corta de La Radio Habana, Radio Moscú, Paz y Progreso, la BBC de Londres y otras que tenía programas en castellano. Nuestro programa favorito paso a ser “Escucha Chile de Radio Moscú.” Recuerdo que en una oportunidad estaba sobre mi cama escuchando el programa con noticias de la resistencia, yo dormitaba cuando de pronto, abrí los ojos y la cabaña estaba llena de compañeros con la oreja parada escuchando el programa, lo cual me puso muy nervioso. Si los soldados se daban cuenta me podrían quitar la radio y yo lo pasaría muy mal, ya que recibiría el tratamiento “golpiza” pero nunca fui amonestado por ello y mi radio paso a ser uno de los bienes más preciados en los 5 años que estuve prisionero

El campo de concentración era un lugar muy aislado, pero representaba un problema logístico para la armada de Chile. Había que abastecerlo, pero los caminos se hacen intransitables en invierno. No tenía agua, electricidad, ni teléfono por lo que tomaron la decisión de su traslado a la localidad de “Puchuncavi” cerca de la costa, ocupando una instalación que el gobierno de la unidad popular había construido para recreación de nuestro pueblo. Allí con trabajo forzado se construyeron los cercos y las torres de vigilancia y en forma pausada fuimos trasladados todos los prisioneros al “Campo de Concentración Puchuncaví”.

En el campo de concentración observé, aprendí, me eduqué, me compenetré con mi pueblo, con el Chile prisionero. Aprendí de política, de filosofía, de historia de Chile, del movimiento sindical, todo ello enseñado por socialistas, comunistas, miristas y a su vez del gran amor hacia nuestro pueblo, a compartir hasta las miguitas de pan con mis camaradas. Vi la crueldad de oficiales de la armada de Chile que a pesar de vestirse de blanco por dentro están podridos, actuar contra gente indefensa y más débiles. Pero por otra parte vi la grandeza y tenacidad de mis camaradas que, aunque prisioneros, demostraron la gran fortaleza de nuestro pueblo.

Hoy después de más de 47 años de las vivencias aquí relatadas, y con más de 5 años de prisión salí al exilio y en otras tierras construí mi mundo rescatando la memoria de todos los compañeros con los que compartí esta dramática experiencia, aportando desde California en la lucha contra la dictadura y acrecentando la amistad y fraternidad entre los ex prisioneros políticos, los cuales nos reunimos anualmente en el parque cultural de la ex cárcel de Valparaíso.  Hoy, mis mejores amigos son ellos con los cuales mantenemos comunicación y coordinamos acciones comunes. Un abrazo a la memoria de todos en especial a los que ya partieron rumbo a la eternidad. 

por Jaime Salazar,

Marinero primero acusado de sedición o motín frustrado, causa #3926-73 de la fiscalía naval de Valparaíso. prisionero 5 años, desde el 6 de agosto de 1973 hasta el 20 de abril de 1978 obtuve mi libertad a raíz de la amnistía.


Concurso busca seleccionar obras de arte para instalarlas en sitios de prisión política y tortura de Valparaíso

Fuente :parquecultural.cl, 13 de Febrero 2017

Categoría : Otra Información

“Ruta de la Memoria: memoriales para la región de Valparaíso”

El certamen es una iniciativa que busca el fortalecimiento de la memoria mediante la conmemoración, difusión y respeto a los Derechos Humanos.

Hasta el día 28 de abril a las 17:00 horas se extendió el plazo de la convocatoria para el Concurso de Arte, Memoria y Derechos Humanos “Ruta de la Memoria: Memoriales para la región de Valparaíso” instancia organizada en conjunto por la Mesa de Memoria, Derechos Humanos y Cultura de la Región de Valparaíso, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Universidad de Playa Ancha y Parque Cultural de Valparaíso y que busca obras de arte para instalarlas en los sitios de prisión política y tortura de la región de Valparaíso.

Para la Directora Regional del Consejo de la Cultura, Nélida Pozo “Este proyecto nace al alero de la Mesa de Cultura, Memoria y Derechos Humanos que creó el Consejo de la Cultura en el año 2014, ya que queríamos visibilizar estos espacios que hay en la región con obras de arte que indiquen que por ahí pasaron personas que fueron víctimas de la violación a los derechos humanos durante la dictadura militar”.

En una primera etapa, se busca instalar obras de arte en tres de los casi 100 sitios de tortura y prisión política, partiendo con el campo de concentración Isla Riesco en Colliguay; Las Coimas en San Felipe y el Liceo Nº 2 de Niñas de Valparaíso, debido a que estos 3 lugares, en relación al resto, han sido invisibilizados a lo largo de los años como centros donde se atropellaron los derechos humanos en dictadura.

El concurso es una invitación abierta a participar en la creación de una obra de arte bidimensional que se transformará en el símbolo representativo de la Ruta de la Memoria de Valparaíso. Este símbolo debe contener en su propuesta creativa las ideas de “Verdad y Justicia” en el contexto de la violación de los derechos humanos del período 1973-1990.

El Tricel del concurso está compuesto por un delegado de las Agrupaciones de Derechos Humanos de la Región de Valparaíso, un representante del Consejo Regional de la Cultura y las Artes de Valparaíso y un delegado del Parque Cultural, ex cárcel pública de Valparaíso.

El director del Parque Cultural de Valparaíso, Jorge Coulon, se refirió a lo importancia que la comunidad y sus instituciones pongan en valor el tema, dado que es fundamental para el desarrollo de la sociedad “Reunir 4 organizaciones de influencia para los derechos humanos, habla de una región que se preocupa por la resignificación de los espacios y sitios que fueron utilizados como centros de detención y tortura durante la dictadura. Si a eso le sumamos la visión de los artistas, tenemos un todo que se resume en el compromiso por mantener viva la memoria”.

Todas las piezas en concurso deberán ser entregadas en la Unidad de Memoria y Derechos Humanos del Parque Cultural, Calle Cárcel 471, Cerro Cárcel, Valparaíso.

Emplazamientos de la obra memorial

Isla Riesco, Colliguay

Conocido también como el Valle de Colliguay, fundo de propiedad de la familia Matte, ubicada en la comuna de Quilpué, fue uno de los centros de prisión política y tortura más conocidos de la Quinta Región.

Construido en 1973 con el trabajo forzado de más de 600 presos derivados desde el Buque Lebu, de la Academia Naval y el Cuartel Silva Palma, bajo el control del Servicio de Inteligencia Naval, fue desmantelado en 1974, producto de lo complejo de su acceso y por la difícil geografía del lugar.

Las Coimas, San Felipe

El día 11 de octubre de 1973, en el Sector de Las Coimas, provincia de San Felipe, se produjo el cruel asesinato de 6 militantes comunistas entre los que se encuentran: Mario Alvarado, Faruc Aguad, Wilfredo Sánchez, Artemio Pizarro, Pedro Araya y José Fierro, todos ellos provenientes de la comuna de Cabildo, provincia de Petorca.

La versión oficial estaba dirigida a la culpabilidad de las víctimas, ya que fueron acusadas de portar armamento y explosivos, también de agredir y huir de oficiales del ejército de la provincia de San Felipe, pero la falta de pruebas con respecto a los allanamientos de armas y explosivos decretó que fue uno de los asesinatos políticos más crueles y públicos de parte de la dictadura militar.

Liceo Nº 2 de Niñas, Valparaíso

Ubicado en una de las principales calles de Valparaíso, Avenida Brasil Nº 1901, esquina Calle Las Heras, el Liceo N° 2 de Niñas, hoy conocido como Liceo Matilde Brandau de Ross, fue uno de los tantos centros de detención e interrogatorio utilizados por el Servicio de Inteligencia Naval (SIN).

Desde el año 1973, el Liceo N° 2 de Niñas fue un espacio donde el SIN privó de libertad, interrogó, y derivó a prisioneros, muchos de ellos menores de edad, incluso algunas de ellas estudiantes del mismo establecimiento, a diferentes centros de tortura de la región.


Desde Estocolmo el testimonio de lucha del poeta Galvarino Orellana A 40 Años del Golpe Militar en Chile

Fuente :http://letras-uruguay.espaciolatino.com, Septiembre 2015

Categoría : Testimonio

Cuando se cumplen 40 años del Golpe Militar, y a pesar de todos los intentos de la Iglesia católica, de la ex concertación y la derecha por cerrar esta página negra de nuestra historia, la herida sigue abierta esperando justicia.

No podemos olvidar que la jerarquía eclesiástica de la iglesia católica propuso el año 2010 en su documento “Una mesa para todos en el Bicentenario”  indultar a los violadores y asesinos. Allí, en ese momento fui claro y categórico en mi respuesta, porque  nadie que se respete a sí mismo y al ser humano puede avalar las atrocidades y excesos que la dictadura cometió. No es posible dar vuelta la página mientras no se termine de escribir lo que realmente sucedió y menos suponer que con una mesa para todos o con un decreto lograr la Reconciliación Nacional, cuando aún no se sabe dónde están los desaparecidos, cuando lo pasado y vivido por los presos políticos y exiliados está inserto en el cerebro y alma de cada uno de ellos y por ende de su familia.

Tampoco podemos olvidar que Ricardo Lagos, ex Presidente y el mayor caradura que ha tenido y tiene la centro izquierda en su historia, estuvo de acuerdo e invitó a la justicia y al gobierno de turno a actuar con clemencia en cada caso, como lo pidiera la jerarquía de la iglesia  católica. Con esta petición nos demostró que  no le interesaba en lo más mínimo el dolor de los familiares de los desaparecidos, ejecutados y ex presos políticos. Cómo podemos olvidar que encerró con un candado de 50 años el secreto de nuestros relatos sin preguntarle a nadie para tomar esta solapada decisión.

Tengo claro que existen dos motivos de porqué lo hizo:

1.-Simplemente porque quiso lavarse las manos como Poncio Pilatos con las fuerzas armadas protegiendo los nombres de los asesinos, torturadores y centros de tortura que siguen siendo un secreto para nuestro pueblo y siguen funcionando como lo hacían antes del golpe.

2.- Que se conociera en nuestro país que connotados dirigentes como él nunca fueron torturados de la manera bestial que fuimos los que éramos dirigentes de los trabajadores, dirigentes poblacionales estudiantiles y los militantes y simpatizantes de la Unidad Popular que apoyamos al compañero Salvador Allende y las 40 medidas.

Hoy, nuevamente le recuerdo a la Jerarquía de la Iglesia Católica, a Ricardo Lagos, a la Nueva Mayoría y a la derecha que en el Derecho Internacional no procede la amnistía, la proscripción ni menos el indulto para los crímenes de lesa humanidad. Las heridas se cerrarán cuando el Estado y la Justicia hagan su trabajo y se conozca el paradero de los desaparecidos, se conozcan nuestros relatos y y condene a todos los culpables  para que nunca más vuelva a suceder.

Como ex preso político, soy consecuente con mis principios. Ni la tortura ni el exilio han logrado doblegar mis ansias de justicia y luchar por un mundo mejor donde se respeten los pueblos originarios, los pueblos que luchan por su liberación,  los derechos humanos y el medio ambiente, a pesar que día a día debo vivir con los recuerdos de mi paso por los centros de tortura, donde fuimos vejados y flagelado durante días, semanas y meses por los sicarios del dictador.

No es posible que la historia se vuelva a repetir  porque nuestro pueblo tiene que esperar cerca de 42 años para conocer lo que realmente sucedió en nuestro paso por los centros de tortura y campo de concentración. Creo que ha llegado el momento que el nuevo gobierno, sea cual sea, le de la libertad a nuestros relatos para que de Arica a Magallanes, el pueblo se ponga de pie para evitar un nuevo golpe de Estado en el futuro.

No es fácil para nosotros los torturados dar a conocer lo que vivimos en los centros de tortura y campo de concentración, pero la memoria secuestrada ha comenzado a abrirse paso con los primeros relatos de mis compañeros  de cautiverio.

Hoy, desde este lejano país llamada Suecia, me corresponde apoyar a mis compañeros en Chile, con este grano de arena que lleva todo el dolor escondido durante cerca de 40 años y con el sólo fin que se conozca la verdadera historia que se ocultó y para que la justicia asuma el rol que le corresponde.

Durante el gobierno de la Unidad Popular fui dirigente estudiantil de la Juventud Comunista y dirigente de la Federación de Estudiantes Secundarios de Valparaíso. El día del golpe era empleado del Ministerio de la Vivienda, dirigente de la Segunda comuna Playa Ancha que abarcaba desde el puerto hasta Laguna Verde, y miembro del Comité Regional de las juventudes comunista por lo cual ese mismo día comenzó mi trabajo clandestino.

Un día,  cerca de la medianoche, una patrulla con uniforme de combate allanaron mi casa, me subieron a un bus, me colocaron esposas y me cubrieron con una frazada. Recuerdo que me llevaron a un barco, me di cuenta de ello por su vaivén, luego me enteraría que era el Lebu, me colocaron una venda y una capucha, Pasaron varias horas y luego me sacaron llevándome a otro sitio. La capucha no me permitía ver el lugar ni saber donde estaba, pero de pronto escucho unos alaridos y un ruido estridente, un frío escalofriante y el miedo se coló por mis poros. Allí me di cuenta lo que me esperaba y me preparé para enfrentar lo que viniera,  sentí abrirse una puerta y una voz fuerte  me dijo:

-¡Levántate, tienes que ir a cantar! Allí comenzó el interrogatorio, comenzaron a golpearme con golpes de puño y patadas, de inmediato vinieron las preguntas por mis compañeros, si conocía a Juan, Pedro o Diego y sus direcciones… sin lograr respuesta alguna. Quién me interrogaba me hace desnudarme, escucho el ruido de una radio… sentí como anillaban  cables en los dedos de las manos, luego vino nuevamente el interrogatorio ya más fuerte, sentí una descarga eléctrica que me elevó de dolor. Un grito escapó de mi garganta. Nuevamente una y otra vez  la misma pregunta. La maquina funcionaba sin parar acompañada de golpes y amenazas. Así pasaron los minutos, horas, parecía un cuento de nunca acabar. Luego me llevaron a otro lugar dejándome tirado en el suelo, molido y adolorido como un membrillo. El tiempo pasó y nuevamente fui llevado  a interrogatorio, me sentaron en una silla. La misma voz me dijo:

-!Espero que ahora no me hagas perder el tiempo  concha de tu m….!! ¡Desnúdate rápido! Luego me amarraron a la silla y sentí como me anillaban un cable en el pene, y me volvió a preguntar por las mismas personas y sus direcciones. Nuevamente respondí que no los conocía. De pronto un dolor traspasó todo mí ser, un grito inhumano escapó de mi garganta y caí de golpe con la silla, luego de unos segundos nuevamente el golpe de corriente me recorrió como si me estuvieran cortando con un cuchillo. Los golpes de corriente iban y venían al son de la música estridente mientras una sed tremenda me invadía.

Así pasaron los días. Los interrogatorios eran de día y de noche donde se me aplicaba, todo tipo de tortura cada vez con mayor intensidad, me pegaban  en la planta de los pies con un laque de goma que llevaba a nuestro cerebro al abismo del dolor,  amarrado de pies y manos me aplicaban la corriente en el pene y ano hasta que venía el desmayo, ya estaba convertido en una piltrafa humana … ya no sentía dolor, la tortura era bestial ..!!

Un día, después de un interrogatorio me tiraron como un fardo en una sala, aquí habían hombres y mujeres, recién allí me enteré que estaba en la Academia de Guerra de Playa Ancha, porque me lo dijo la compañera de la jota A. M. J., y otra del FER, las cuales sabían por los rumores que corrían que había un detenido que estaba siendo torturado bestialmente. Allí se dieron cuenta que era yo.

Nuevamente fui sacado a interrogatorio, la tortura era la misma de siempre, pero ahora me preguntaban por mi hermana, por armas, por explosivos,  de lo cual no tenía las remota idea y si lo hubiera sabido tampoco lo hubiera confesado. Incluso negué tener contacto con mi hermana  Luego me enteraría que también estaba detenida en el mismo lugar.

La tortura cada vez crecía. Un día  me sacaron y me llevaron junto a otros compañeros a un lugar en el cerro y nos dijeron que nos fuéramos, pero no lo hicimos  porque nos  querían matar para aplicarnos la ley de fuga. Fuimos llevado nuevamente al mismo lugar para continuar con la tortura, hasta que un día, después del interrogatorio un compañero del MIR me dice: “compañero, lo está vendiendo una de las compañeras con quien Ud. habla”. Recién me di cuenta que era cierto, a ella la sacaban  siempre antes que a mí a los interrogatorio, no le dije nada.., pero agradeciendo  a ese compañero que en esos momentos me había salvado la vida.

Después de varias semanas de interrogatorio, me trasladaron al Silva Palma, que es la cárcel que tienen los marinos en la Academia de Guerra. Allí en la celda me encontré con más compañero, Lo primero que me dijeron era que me bañara porque apestaba. Cuando me saqué la ropa, todos dieron vuelta la cara porque tenía todo el cuerpo morado y con sangre pegada, parecía bofe, alimento que se daba a los gatos.

Allí la cosa no varió. La puerta de la celda se abría día y noche sacando a interrogatorio, lo cual no permitía dormir y menos con el sonido de esa música y alaridos por lo cual bautizamos la Academia de Guerra como el “Palacio de la Risa”,  porque  cada uno cuando nos llamaban a interrogatorio decía – “me toca ir a bailar y movía su cuerpo”, causando la risa en el resto. Éramos personajes locos para los nuevos que recién llegaban, pero ello nos ayudó a mantener la moral en alto para soportar  todas las aberraciones que cometían con nuestros cuerpos.
Seguí siendo interrogado y la tortura crecía en intensidad hasta que un día me metieron en una tina o algo parecido con agua y le aplicaron la corriente perdiendo el conocimiento y causándome parálisis en la mitad del cuerpo. Fui llevado al Hospital Naval, que quedaba a unas cuadras de allí, pero a pesar de lo mal que estaba no me dejaron, como lo sugirió el médico a otro personaje que llamó doctor, era uno de los torturadores.

Habían pasado cerca de dos meses, y un día antes del Año Nuevo, nos dijeron que todos los que nombraran recogieran sus cosas porque nos íbamos a casa. Los nombrados saltamos de alegría, pero cuando salimos al patio nos amarraron las manos con sogas y nos metieron en camiones cerrados, sentados con las piernas abiertas,  unos detrás del otro, como animales que van al matadero, la fatiga y el encierro provocaba vomito que bañaban nuestros cuerpos. Después de varias horas de camino nos bajaron en un verdadero Campo de Concentración con sus correspondientes torres y campo minado, fuera estaban las cabañas donde vivía la guardia y  en el cerro unas ametralladoras que apuntaban al campo. Luego me enteraría que estaba ubicado al interior de Colliguay, entre las montañas, era  Isla Riesco a cargo del SIM (Servicio Inteligencia Marina)

No vimos a nadie, pero luego por un megáfono llamaron a salir  a todos los presos de sus cabañas. Eran cerca de cuatrocientos los que salieron, allí me encontré con muchos compañeros conocidos, y los marinos detenidos antes del golpe.

El tiempo fue pasando, las vejaciones y el trato brutal eran el pan de cada día, pero  por lo menos se podía descansar la mente.

Un día llegó la Cruz Roja Internacional, fui elegido como representante de la cabaña (vivíamos doce en cada cabaña donde cabían 6 literas) para conversar con los representantes que habían llegado. No aceptamos reunirnos en los comedores, sino en el patio sin guardias. Luego de contarles todo sobre nuestro paso por los centros de tortura, nuestro cautiverio y darles nuestros nombres y direcciones de la familia, estos se retiraron. Por primera vez, ese día fuimos atendidos con cazuela de pollo, un manjar para nuestro estómago.

Cuando nos formaron para pasar la lista y encerrarnos, todos los delegados fuimos dejados fuera, nos hicieron quitar la ropa, al tiempo que el sargento infante de marina mientras hacía chasquear un látigo, nos hacía correr desnudos, tirarnos al piso y arrastrarnos por la tierra mientras nos decía que aulláramos como los animales y nos hundía la cabeza con la bota en las aguas servidas.

Un día me llamaron para llevarme de vuelta, todos se despidieron, “quizás”- me dijeron- te vas libre, más son poco los que han vuelto.

Fui llevado a otro lugar, que hasta hoy no reconozco porque llegue encapuchado. Fui encerrado en un cuarto o algo por el estilo donde  de pronto sentí ratones que subían por mi cuerpo, con repulsión y terror los lancé lejos de mi cuerpo para luego cobijarme en una esquina y allí pude a patadas mantenerlos alejados.. No sé cuantas horas pasaron cuando sentí abrirse la puerta y llevado a interrogatorio  donde sin preguntar nada comenzaron a golpearme y  conectarme los cables en mis sienes y orejas donde sentí como mi cabeza era triturada por el dolor y mis alaridos estallaban en mi cerebro. No se cuantos minutos pasaron, pero luego sentí una voz que dijo:

-Hijo de la gran puta, ahora si que vas a cantar. Sabemos todo sobre ti, que estuviste en el barco cubano, los hijos de puta huyeron muertos de miedo, los cobardes. Así que empieza a contarnos todo.

Me di cuenta que se habían enterado que había estado en el barco, así que respondí la verdad -que habíamos sido invitados a conocer el barco donde nos atendieron  y la pasamos cantando.

“Mentira, respondió. Sabemos que fueron a retirar armas, explosivos y radios  trasmisoras, además debes darnos los nombres de todos los que te acompañaron y sus direcciones”.

De pronto sentí algo duro que se apoyó en mi cabeza, allí comenzó el juego de la ruleta rusa, pero mi respuesta fue siempre la misma que nada de ello era verdad además que en esos momentos mi vida valía un comino. Pasaron un par de días con el mismo tratamiento, además de la corriente y golpes que perdí la noción del tiempo. Una noche  comenzaron con las mismas preguntas, me acostaron y me amarraron  a una cama de fierro donde me lanzaron agua, luego sentí un dolor infernal por la corriente que traspasó mi cuerpo,  no sé cuánto tiempo pasó porque  perdí el conocimiento. Cuando desperté, estaba amarrado a una silla donde me esperaba el golpe de gracia que llevo grabado con fuego en mi mente porque fue irracional. Escuché la misma voz que dijo: “mira huevón, si no hablas una compañera tuya sufrirá las consecuencias,  quizás pedirá que la maten, todo depende de ti. Comienza a contarnos todo lo que sabes, de lo contrario, te levantaremos la capucha  a ti y a ella,  allí ambos verán lo que les espera con el capitán…”. Respondí lo mismo nuevamente. De pronto me levantaron la capucha, frente a mi estaba una compañera desnuda amarrada a los pies de un camastro y arriba de ella estaba el capitán (un perro policial), al lado, un uniformado con un pasamontaña que solo mostraba los ojos- habla dijo o lo suelto. Respondí lo mismo con un grito, ella me miró, “el capitán,”  fue soltado, suplique…y un alarido inhumano escapó de mi garganta, un dolor inmenso estallo en mi cerebro y pecho, perdiendo la noción de todo.

Desperté cuando sentí un pinchazo en el muslo y un calor en mi cuerpo, no sé cuánto tiempo había pasado. Después me subieron a un vehiculo que luego de poco tiempo me dejó nuevamente en el Silva Palma. Allí, cansado de tanta tortura, pinchazos  en mis muslos determine lanzarme al vacío, pero mis compañeros  J.M. y el chico Ini…me dijeron:
“Freddy ¡has aguantado tanto ya es imposible que hables!  A lo mejor sales en libertad”.

No pasaron unos días, cuando me llamaron para decirme que me iba a casa. Conversé con mis compañeros, me despedí de todos ellos con un abrazo fuerte y fraterno y no pude contener unas lágrimas que hacía mucho tiempo pugnaban por salir. Cuánta alegría sentí cuando me vendaron los ojos quizás por última vez, en esos momentos no me importaba  que tuviera que firmar todos los fines de semana, durante un año en la Primera Comisaría del sector de Playa Ancha donde vivía, pero era inmenso mi dolor porque mis compañeros quedaban allí.

Fui conducido al portón del Silva Palma, junto a otro compañero, nos sacaron la venda de los  ojos, él partió hacia el centro y yo comencé a caminar cerro arriba sin importar mi cojera y mi aspecto desaliñado. Me dirigí de inmediato a una casa de seguridad donde entregué toda la información de los compañeros que estaban  detenidos y luego caminé rumbo a mi casa.

Cuando hice el relato para la Comisión Valech fue incompleto, porque me entregó de regalo un infarto, recién mi compañera e hijos se vinieron a enterar debido a que mi hija mayor trascribió lo que había escrito y lo entregaron con dos semanas de retraso a la Embajada. Nunca quise endosarles lo que cada día vivía al ver una noticia, una secuencia de una película que me llevaba y lleva al pasado y al abismo de la locura, de la cual me ha sido difícil escapar, pero he despertado en el momento preciso cuando he estado a punto de ser encerrado en un psiquiátrico como ocurrió en Valparaíso. Tampoco puedo olvidar mi paso en Estocolmo por el Hospital Serafen y la Cruz Roja Internacional,  ni los cuatro infartos que me ha regalado el recuerdo de lo vivido en los centros de tortura.

Las secuelas han  causado daño y mucho dolor en mi familia, producto de  actos que a veces no he podido controlar, pero a pesar de todo, ellos han estado conmigo desde el primer día, cuidándome y apoyándome. Por todo ello, les pido perdón a mi compañera e hijos y les agradezco desde el fondo de mi alma el amor que me han entregado.

Freddy Cancino Sepúlveda (Galvarino Orellana)
poeta/escritor. Estocolmo


La Enredadera de la Memoria se instala en el cuartel de detención y tortura de la Armada en Valparaíso

Fuente :resumen.cl, 1 de Julio 2018

Categoría : Prensa

La "Ruta de la Memoria" comenzó a estructurarse en al año 2014, participando en esta iniciativa el entonces Consejo de la Cultura y de las Artes, la Mesa de Cultura, Memoria y Derechos Humanos de la V Región, la Universidad de Playa Ancha y el Parque Cultural de Valparaíso ( Ex Cárcel). Posteriormente, el año 2016, se realizó un concurso público para materializar en una placa un símbolo que se replicara en cada uno de los Sitios de Memoria que se fueran señalando, lo que se tradujo en la imagen de la "Enredadera de la Memoria", del Profesor de Artes Plásticas Leandro Silva, Académico de la Universidad de Playa Ancha. Desde esa fecha en adelante la "Enredadera" ha sido instalada en cinco Sitios de Memoria, en el largo camino destinado a señalizar los numerosos lugares de detención, prisión política y tortura que se establecieron a lo largo y ancho de nuestra región desde el golpe de estado de 1973.

Hoy sábado 30 de junio se instaló la sexta placa de la Enredadera de la Memoria en el emblemático Cuartel Silva Palma de la Armada de Chile, lugar en donde estuvieron detenidos y sufrieron aberrantes torturas cientos de mujeres y hombres, muchachas y jóvenes, niñas y niños, al amparo del Terrorismo de Estado de la dictadura cívico militar instalada a partir del 11 de septiembre de 1973. Pero también en este cuartel estuvieron detenidos y fueron torturados en agosto de 1973 los Marinos Antigolpistas que denunciaron las maniobras sediciosas del alto mando de la Armada de Chile y trataron de oponer resistencia al movimiento sedicioso que se fraguaba en contra del Presidente Salvador Allende.

Más de doscientas personas se congregaron en las afueras del Cuartel Silva Palma, en calle Villaseca, para asistir a un acto artístico cultural que fue conducido por el Periodista de la UPLA Danilo Ahumada quien al iniciar el acto expresó que: "Hoy nos convoca la Mesa de Memoria, Cultura y Derechos Humanos, quien a través de un convenio de colaboración y transferencia financiado por la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la Región de Valparaíso, ha impulsado la Ruta de la Memoria, inaugurando en distintos territorios de la Región de Valparaíso la escultura "Enredadera de la Memoria", del artista local Leandro Silva. Esta acción de visualización comenzó el año pasado cuando se instaló esta misma obra en el frontis del ex Liceo N°2 de Avenida Brasil, hoy Matilde Brandau de Ross; continuó con el reconocimiento en Isla Riesco en Colliguay; Las Coimas en San Felipe; Parque Cultural de Valparaíso y recientemente en la playa La Ballena, comuna de La Ligua, donde recordamos la memoria de la compañera Marta Ugarte…"

En seguida, se ofreció la palabra a Ricardo Tobar, el cual, en representación de la Mesa Regional de Cultura, Memoria y Derechos Humanos, leyó un extenso texto, en parte del cual expresó:
"( …) Las organizaciones que defienden los DDHH se han reunido en este trabajo de ir reconociendo los lugares que la dictadura usó como centros de secuestro, detención ilegal y tortura que realizó por largos 17 años. A nombre de esta Mesa tengo a bien dirigirme a ustedes, de forma solemne y de enorme significación para los miles de porteñas y porteños que pasamos por este lugar de detención, tortura y desaparición forzada, denominado "Cuartel Silva Palma", hoy en posesión de la Armada Nacional. El objetivo es entregar una clara señal a nivel nacional e internacional, respecto de la necesidad de preservar la memoria y los espacios físicos utilizados para deleznables atropellos a los Derechos Humanos (…) Parte de esa reparación consiste en que aquellos lugares como el ex "Silva Palma", se conserve como un sitio de memoria, lo que implica que su comodato sea legalmente transferido por el Ministerio de Bienes Nacionales. Se encuentra en manos de la Armada con su estructura interior casi toda destruida. La finalidad no ha sido otra que borrar las huellas de sus crímenes y atrocidades cometidas. Nuestra exigencia y anhelo es que pase a manos de una Institución como es la Ilustre Municipalidad de Valparaíso. Nuestra intención es darle un destino cultural, de memoria y respeto, como un homenaje en vida a los luchadores sociales, mujeres y hombres, que solo pretendieron avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa para su pueblo y sacarlos del anonimato (…)"

La ceremonia continuó sin pausas y ante los micrófonos dieron sus testimonios dos integrantes de la Agrupación de Ex Menores, Morelia Fernández y Yeri Prado, que tenían 17 y 15 años respectivamente a la fecha de su detención.

Morelia Fernández Montenegro relató:
"Como la mayoría de los aquí presentes, yo y muchos de nuestros compañeros y compañeras participantes de la Agrupación de Ex Menores estuvimos detenidas en este lugar siendo niñas, niños y jóvenes que, como muchos de ustedes, sufrimos las atrocidades ocurridas en este lugar. Los compañeros y compañeras de la organización somos personas que experimentamos un hecho de violencia en nuestra infancia o juventud por parte de las fuerzas de represión del Estado Dictatorial y como consecuencia de esto se vio interrumpida nuestra vida en todos sus niveles: familiar, educacional y laboral. Esto ha significado en muchos casos un daño permanente y enfermedades crónicas que se agudizan con el paso del tiempo. Hoy en día hemos trabajado en conjunto en diversas actividades enmarcadas en el reconocimiento, reparación, memoria y justicia para todos y todas los niños, niñas y jóvenes del ayer que fuimos víctimas de prisión política y tortura en dictadura, lo que ha sido el objetivo principal de nuestra organización."

En seguida fue el turno de Yeri Prado Ojeda quien visiblemente emocionado entregó su impactante testimonio, relatando que con tan solo 15 años de edad llegó hasta el Cuartel Silva Palma para preguntar si se encontraba allí su padre que había sido detenido, los guardias lo hicieron subir las escalinatas y pasar al interior del recinto donde fue recibido por un "oficial con la cara pintada y uniforme azul" el cual le preguntó quién era su padre, dónde trabajaba y qué hacía, y al contestarle que era un trabajador de la Unión Lechera Aconcagua (ULA), el uniformado reaccionó violentamente diciéndole que entonces era sindicalista y comunista al igual que toda su familia y ordenó que lo vendaran y lo dejaran detenido. Estuvo 5 días en este recinto donde fue brutalmente torturado.

Este es su testimonio:
"Mi nombre es Yeri Prado y también a los 15 años estuve privado de libertad en este lugar, no por mi participación política, sino porque buscaba a mi padre y llegué a este lugar preguntando por él. Me vendaron los ojos y me llevaron detenido. Me tuvieron cinco días detenido, me torturaron, me colocaron electricidad. Es por esto que se hace tan importante y significativo este memorial ya que representa a todos los hombres, mujeres, niños, niñas y jóvenes del ayer que aquí estuvimos y sobrevivimos a los actos atroces e inhumanos realizados por otros seres humanos en posiciones de poder. Este memorial será la representación de la historia escrita por el sufrimiento y dolor de tantas compañeras y compañeros que son detenidos desaparecidos, ejecutados y sobrevivientes de este siniestro lugar. Este memorial perpetuará el recuerdo de una época obscura de nuestra historia de país. Y sobre todo será el fundamento principal para reprochar cualquier acto de cobardía realizado en contra de los derechos humanos de las personas. Que la memoria prevalezca a través de este trozo de cemento para que nunca más en Chile vuelvan a ocurrir violaciones a los derechos humanos y que sea un recordatorio constante de resistencia y lucha para vivir mejor."

La parte final de esta emotiva y concurrida actividad de memoria estuvo a cargo del cantautor Mauricio Redolés, quien además de estar prisionero en el Cuartel Silva Palma pasó por la Cárcel Pública y los campos de concentración de Melinka e Isla Riesco. Redolés leyó unos poemas y, acompañado por el músico Taku Tricot, interpretó las canciones "Triste Funcionario Policial", con una cruda e irónica letra relativa a su torturador, y "Volverá el futuro", canción en homenaje a Ernesto Zúñiga, combatiente del MIR muerto en enero de 1982, con el cual Mauricio Redolés compartió la prisión en la Cárcel de Valparaíso.

Inmediatamente después de finalizada la participación artística de Mauricio Redolés y Taku Tricot, se procedió a realizar la ceremonia de descubrimiento e inauguración de la Sexta Enredadera de la Memoria, señalando con ella este nuevo Sitio de Memoria que corresponde en esta oportunidad al Cuartel Silva Palma, recinto de detención y tortura de la Armada de Chile.